Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cuántos desiertos has atravesado, quizás hoy estés en medio de uno, atrapado,
sin salida y sin saber qué hacer.
Un desierto puede entenderse como una etapa o un proceso. Para algunos puede
ser un proceso de carácter, para otros de confianza, para otros de paciencia
resistencia y aguante. Sea para lo que sea, un desierto en términos figurados se
convierte en una transición necesaria, ya que hay cosas que no se aprenden de
otro modo si no viviéndolas.
Atravesar por un desierto deja ver a través de lo que vivimos lo que aún no
conocemos de nosotros mismos; así mismo, se convierte en el mejor lugar con las
condiciones necesarias para ver a Dios obrar.
En medio del desierto, debe morir todo deseo de volver atrás, rendirse y
abandonar para abrazar una decisión de seguir adelante no importando lo duro de
la adversidad.
Un desierto parece interminable, pero sirve para sacarnos del lugar donde
estamos cómodos y confiados y donde pensamos que no hay nada más. En
medio del desierto Dios se manifiesta para hacernos saber que Él tiene mejores
cosas para nosotros.
Muchos también se preguntarán ¿qué desea Dios que yo haga mientras estoy
atravesando este desierto?
PRIMERO. Dios no quiere que todo sea lamento, Él quiere que hagamos fiesta en
el desierto y que nos gocemos en él mientras lo atravesamos.
Debido a que muchos se preguntan acerca de cuál es el papel de Dios o qué hace
por nosotros mientras atravesamos por el desierto, lo siguiente, son 3 cosas que
Dios quiere que sepamos si estamos atravesando por un desierto en nuestras
vidas
LO PRIMERO que Dios quiere que sepamos, es que Él ha de estar con nosotros
en el proceso.
LO SEGUNDO que Dios quiere que sepamos, es que Él nos hablará en medio del
desierto para que tengamos claridad hacia donde Él quiere llevarnos.
Si Dios nos permite una situación, Él no nos dejará morir en ella, Él buscará la
manera de hablarnos para darnos consuelo, descanso y claridad en el proceso.
LO TERCERO que Dios quiere que sepamos, es que en medio del desierto Él nos
guía.
Dios dio a su pueblo una columna de nube y de fuego para que supieran día y
noche que estaba con ellos guiándolos siempre.
La Palabra de Dios y el Espíritu Santo, son el medio por el cual Dios nos guía, nos
consuela, nos anima, nos dirige, nos corrige y nos habla con certeza de lo que nos
espera después de atravesar cada desierto.
Por medio de la Palabra de Dios y su Santo Espíritu, nuestro Padre celestial nos
alumbra el camino, nos preserva de nuestros enemigos, nos proporciona
seguridad, controla nuestras avanzadas y nos guía constantemente.
Cuando seguimos la dirección de Dios sabemos que estamos donde Dios quiere
que estemos. Por esta razón, en vez de orar: Dios, ¿ahora qué quieres que haga?
Pregúntale: Dios, ¿qué es lo que quieres que haga mientras estoy aquí en este
lugar?
Se que has notado que la nube sólo se detiene de desierto en desierto y esto hace
que aparezca la queja y la murmuración; pero escúchame bien: no debemos
porque temer; no importa el lugar hacia donde Dios nos dirija, si Él está con
nosotros todo estará bien.
Si no hay pan, Él hará llover maná del cielo. Si no hay agua, Él sacará agua de la
roca y si hay un mar frente a nosotros Él lo abrirá para que lo atravesemos.