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EL VALLE DE LOS HUESOS: Por el Pastor Jose R. Hernández.

Hermanos estamos viviendo en unos tiempos bastante difíciles. En


estos tiempos se están viendo cosas que no solo son alarmantes sino
también peligrosas.

Con cada día que pasa el mundo se convierte más a la maldad y más se rebela en contra de Dios.
Estoy seguro que todos aquí estamos de acuerdo cuando digo que este mundo necesita mucho de
Dios. Estoy seguro que todos estamos de acuerdo que el cuerpo de Cristo necesita un
avivamiento. Necesitamos que el Espíritu Santo se derrame sobre la iglesia para que podamos
obtener un cambio. Pero un cambio en este mundo no es una cosa que podremos obtener
fácilmente. No es algo que podremos obtener fácilmente porque existen muchas personas que se
encuentran completamente muertos en el espíritu. Esto es la verdad de todo aquel que vive en el
mundo, pero desdichadamente, también se aplica a un gran numero de personas en el cuerpo de
Cristo. En el día de hoy quiero que examinemos una pequeña parte de las escrituras que describe
con mucho detalle la condición en la cual se encuentra este mundo, y una descripción de muchos
que habitan en el cuerpo de Cristo. Busquemos ahora en la Palabra de Dios.

Ezequiel 37:1-10 - La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y
me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. 2 Y me hizo pasar cerca de ellos
por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto
secos en gran manera. 3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor
Jehová, tú lo sabes. 4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos
secos, oíd palabra de Jehová. 5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo
hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. 6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré
subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y
sabréis que yo soy Jehová. 7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido
mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su
hueso. 8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima
de ellos; pero no había en ellos espíritu. 9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de
hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y
sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10 Y profeticé como me había mandado, y entró
espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.

Quiero que examinemos bien de cerca la descripción que Ezequiel utiliza aquí. Cuando se habla
de un hueso, lo primero que nos viene a la mente es algo que ha muerto. Pero aquí Ezequiel no
solamente dice que había huesos, sino que los describe como “secos en gran manera.”
Pensemos en esto por unos minutos, pensemos en el significado que esto tiene en nuestras vidas.
Todo lo que tenemos que hacer es mirar a nuestro alrededor y nos daremos cuenta que el mundo
esta completamente lleno de huesos secos. Todo lo que tenemos que hacer es mirar a nuestro
alrededor y descubriremos que día a día todos aquí caminamos y atravesamos por este valle lleno
de huesos secos. Esto es la verdad acerca de todo aquel que vive en el mundo. Esto es la verdad
de todos aquellos que aun no conocen la verdad. Esto es la verdad de todos aquellos que se
encuentran perdidos en un mundo de sufrimientos, en un mundo de esclavitud al pecado, en un
mundo lleno de maldad. Pero desdichadamente, también es la verdad acerca de muchos que
componen el cuerpo de Cristo.

La pregunta que nos debemos hacer es ¿por qué esta sucediendo esto en el cuerpo de Cristo? La
mayor razón por la cual podemos encontrar a personas muertas en el espíritu en el cuerpo de
Cristo es porque no están escuchando la Palabra de Dios. No han tomado el tiempo de tratar de
conocerle íntimamente, no han tomado el tiempo de escuchar Sus advertencias y consejos. Este
fue el caso en el tiempo de Ezequiel; aquí encontramos una descripción de como se encontraba
este pueblo, de como se encontraba el pueblo de Dios en ese entonces. Ellos se habían rebelado
en contra de Dios, ellos habían dejado atrás todas las cosas que Moisés le había enseñado, se
habían olvidado de todo lo que Dios había hecho por ellos.

Les digo que no existe mucha diferencia entre este pueblo y muchos de nosotros hoy en día. En
muchas ocasiones nosotros somos de muy mala memoria, en muchas ocasiones se nos olvida lo
que Dios ha hecho por nosotros. Se nos olvida que solo Él nos pudo dar la paz que hoy tenemos,
que solo Él pudo calmar esas tormentas en nuestras vidas que nos azotaban de un lado al otro.
Que solo Él nos pudo liberar del yugo del enemigo. Que solo él nos pudo liberar de la esclavitud al
pecado.

¿Que sucede cuando nos olvidamos de estas cosas? Lo mismo que encontramos aquí. Lo que
sucede es que nuestra relación con Dios comienza a sufrir, y morimos. Si nos ponemos a hacer un
recuento de todas las personas que conocemos, creo que todos podremos ver que por causa de la
mala memoria existen numerosas personas que se han alejado de los caminos de Dios. Estoy
seguro que si nos ponemos a meditar en esto, todos aquí conocemos por lo menos a una persona
que se ha alejado de Dios. Estoy seguro que todos aquí conocemos por lo menos a una persona
que por una razón u otra se encuentra completamente muerta, se encuentra como uno de esos
huesos secos en el valle. Pero Dios tiene un mensaje muy poderoso para todos nosotros que
hemos hecho un compromiso con Él. En estos versículos encontramos cinco puntos clave que Él
quiere que nosotros conozcamos y hagamos.

Primero. La Palabra nos dice: “La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de
Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.” Lo primero que vemos
que Dios quiere que hagamos es que seamos obedientes. Dios quiere que nos dejemos guiar.
Dios aquí guió a Ezequiel hasta ese valle, un valle que no debe haber sido nada bonito.
Imaginémoslo, un valle completamente lleno de huesos humanos, huesos secos regados por todas
partes. Estoy seguro que todos aquí diríamos que no puede haber sido nada bonito, pero Ezequiel
se dejo guiar. Ezequiel no dudo, el no se negó, él obedeció y se dejo guiar. Dios quiere lo mismo
de nosotros hoy en día. Dios quiere que seamos obedientes a Su Palabra, Dios quiere que nos
dejemos guiar. El problema esta en que muchos de nosotros no se lo permitimos. No permitimos
ser guiados por el Espíritu Santo que ahora mora en nosotros. No nos sometemos a Su voluntad.
En muchas ocasiones a causa del orgullo, a causa de nuestro carácter y a causa de los celos no
prestamos atención al mensaje que Dios nos envía. No permitimos que nuestro Señor nos tome de
la mano y nos guié hacia donde él quiere que estemos porque nos encontramos en algún tipo de
rebeldía. En el caso de Ezequiel Jehová le guió asta este valle lleno de huesos, algo que
aparentaba ser desagradable, pero lo hizo con un propósito. Aunque a nosotros en algunas
ocasiones no alcancemos ver el propósito de Dios, aunque en algunas ocasiones no podremos
entender él por que, tenemos que mantenernos obedientes. Tenemos que dejarnos ser guiados
por Dios en todo momento. Dios es quien nos guía hacia donde tenemos que ir, nos guía hacia
donde debemos estar, pero no es el hecho solo de ser guiados sino que Él quiere que hagamos
algo una vez que lleguemos. Esto me conduce al segundo punto.

Segundo. La Palabra nos dice: “Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he
aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.” ¿Qué
nos esta diciendo Ezequiel aquí? Prestemos mucha atención porque esto es de suma importancia.
Fíjense bien que aquí él no esta diciendo que él vio este valle de lejos, él no esta diciendo que
estuvo a una distancia de los huesos, él nos dice que tuvo que pasar cerca de todo en derredor. En
otras palabras, Dios le había guiado hacia donde el tenia que estar, pero ahora quería que Ezequiel
observara cuidadosamente donde se encontraba. Hermanos, Dios hace lo mismo con nosotros.
Cuando nosotros hacemos un compromiso genuino con Dios, Él nos guía. Como dije al comienzo
estoy seguro que muchos de nosotros conocemos a personas que se han alejado de Dios.
Personas que se encuentran en ese valle completamente muertos. La pregunta que nos debemos
hacer es: ¿por qué le conocemos? ¿Por qué Dios nos ha guiado hacia ellos? Les puedo decir que
no fue por coincidencia, no es para que las ignoremos. Dios ha permitido que conozcamos a estas
personas y nos a guiado hacia ellos con un propósito en mente. Dios nos pide que tal como
Ezequiel nos acerquemos a esos huesos secos, que les observemos bien de cerca. Dios nos pide
que miremos a nuestro alrededor en busca de todos aquellos que se han alejado de Él. Dios
quiere utilizarnos para rescatar a todas esas personas que se encuentran ahora mismo en las
garras del enemigo. A todas esas personas que no tienen, ni nunca tendrán, la más mínima
esperanza de encontrar la paz, el amor, la misericordia, el perdón y la salvación que Jesús nos
ofrece. Esto me conduce al tercer punto.

Tercero. La Palabra de Dios nos dice: “Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y
dije: Señor Jehová, tú lo sabes.” ¿Qué estaba sucedió aquí? Lo más evidente aquí es que Dios
estaba probando la fe de Ezequiel. Dios probo su fe y Ezequiel no dudo, no titubeó. Esto aquí es
algo muy importante en nuestra vidas Cristianas. En el caso de Ezequiel él estaba en un lugar
donde la situación no aparentaba nada buena. En realidad podemos decir que el estar en un valle
lleno de huesos no es nada positivo, él solo podía ver lo que ya había muerto, lo que ya en su
mente no tenia solución. Pero no obstante lo que él estaba viendo, su fe no fallo. Hermanos la fe
es la parte más importante en nuestro vivir Cristiano. Estamos llamados a tener fe, estamos
llamados a confiar completamente en Dios. Puede ser que en nuestros ojos las cosas aparenten
no tener una solución, puede ser que las cosas no aparenten ser muy bonitas, pero nuestra fe no
nos puede fallar. Tenemos que siempre recordar que para Dios nada es imposible. Nuestra fe no
puede flaquear en ningún momento porque si nos falla la fe, pues entonces no tenemos nada.
Recordemos que fue a través de la fe de una persona que Dios permitió que el mensaje de
salvación llegara a nuestros oídos, y penetrara en nuestros corazones. Esto me conduce al cuarto
punto.

Cuarto. Dios quiere prediquemos Su Palabra. La Palabra de Dios nos dice: “Profetiza sobre
estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.” Dios le dijo a Ezequiel que le
hablara a esos huesos, no como se habla normalmente, sino que le hablara con la autoridad que
Dios le estaba dando. Dios nos dice a nosotros lo mismo en el día de hoy. Dios quiere que
llevemos el mensaje de Salvación a todas las personas en este mundo. Dios quiere que
prediquemos Su palabra con la autoridad que Él nos ha dado. Hermanos como el pueblo de Dios
que somos es nuestra responsabilidad de acercarnos a esos hermanos y hermanas que han caído.
A esas personas que se han alejado por causa de las cosas de este mundo. A las personas que
todavía no conocen la verdad. Estamos llamados a llevar la Palabra de Dios, a llevar el mensaje
de Salvación, estamos llamados ha acercarnos a esos huesos y llevarles palabra de Jehová. ¿Qué
sucederá cuando hagamos esto? Esto me conduce al quinto punto.

Quinto. Algo grandioso sucederá: “Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido
mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su
hueso. 8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima
de ellos; pero no había en ellos espíritu. 9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de
hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y
sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10 Y profeticé como me había mandado, y entró
espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.”

Cuando predicamos la Palabra de Dios con la autoridad que Él nos ha dado, sucederá tal como
podemos encontrar aquí. Sucederá de esta manera porque la Palabra de Dios es viva, la Palabra
de Dios es vida. La Palabra de Dios es la única arma que puede ser utilizada para pelear en esta
guerra que nos encontramos. No existe otra cosa que podamos usar, no existe nada mas que
pueda combatir eficazmente las fuerzas del enemigo. Solo con la Palabra de Dios podemos
vencer, solo con la Palabra de Dios podemos obtener la victoria sobre toda situación. No sé
cuantos aquí han visto esto en acción, pero les digo que es algo fabuloso. Cuando vemos la
Palabra de Dios en acción vemos un cambio completo en las cosas. La Palabra de Dios es capaz
de sanar, restaurar, perdonar y amar. La palabra de Dios en acción no puede ser detenida por
nada ni nadie. Cuando vemos la Palabra de Dios en acción vemos a hermanos y hermanas
dispuestos a hacer lo que sea necesario por Dios. Cuando vemos la Palabra de Dios en acción
vemos: “un ejército grande en extremo.”

Para concluir. Si queremos obtener la victoria aun cuando las cosas no aparenten ser buenas. Si
queremos obtener la victoria cuando las cosas no puedan aparentar peor, entonces sigamos el
ejemplo de Ezequiel. Tenemos que estar dispuestos a ser guiados, tenemos que mirar hacia
nuestro alrededor buscando la voluntad de Dios, nuestra fe no nos puede fallar, y tenemos que
hablar la Palabra de Dios con la autoridad que Él nos ha dado. Nunca nos descorazonemos, nunca
té apartes de Él, no le permitamos al enemigo que nos mate espiritualmente y tire nuestros huesos
en el valle del olvido. Seamos valientes y victoriosos. Ezequiel nos dijo: “La mano de Jehová
vino sobre mí.” Ezequiel no pudo hacer nada por el mismo, sino por el poder de Dios. Jesús nos
dice a nosotros en el día de hoy: “Si me amáis, guardad mis mandamientos; Y yo rogaré al Padre, y
os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: Al Espíritu de verdad, al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: mas vosotros le conocéis; porque está con
vosotros, y será en vosotros.” (Juan 14:15-17). Nunca dudemos de Él, descendamos a ese valle,
prediquemos la Palabra de Dios y Él levantara a Su ejercito.

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