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Practicas

Democráticas
PROYECTO CIVICA

Thais Francis Lee


12-1
INDICE
No a la exclusion .......................................... pag 1

No al autoritarismo ni a la imposición ...... pag 2

No al rasismo y xenofobia .......................... pag 3

No al sexismo ............................................... pag 4

Respeto a la libertad ajena ......................... pag 5


No a la exclusion
La exclusión social es una situación en la que no todas las

personas tienen el mismo acceso a las oportunidades y

servicios que les permiten llevar una vida digna y feliz: desde

no poder participar y que se escuche su voz sobre las normas


de la sociedad en la que viven, a no acceder a servicios e

infraestructuras básicas como la electricidad y el agua

corriente, la educación pública, la sanidad o el sistema de

bienestar social.
Es evidente que la exclusión social puede tener un gran

impacto en la vida de las personas. Hemos analizado varias

ejemplos que lo demuestran. Y el hecho de que la exclusión de

un área de la vida pueda estar relacionada con la exclusión de

otra área de la vida subraya el impacto de esta en la vida de

una persona. Si no puedes enviar a tus hijos a una buena

escuela, o siquiera a la escuela, es posible que no puedan

conseguir un buen trabajo. Si no puedes acceder a una buena

atención sanitaria, puedes ser que enfermes y tengas que

dejar tu empleo, sumiéndote en la pobreza económica.


No al autoritarismo ni a la

imposición
La palabra autoridad hace referencia a un poder que es

considerado como legítimo y positivo por parte de los

individuos o grupos que están en la misma relación de

poder y que por ello mantienen una actitud de

obediencia a los mandatos que éste produce. Ese poder

será legítimo en la medida que haya un acuerdo sobre:

quién lo debe otorgar, para qué se ejerce, el modo con

que se imparte, y por cuánto tiempo.


Por el contrario, el autoritarismo es una degeneración

de la autoridad en la que la obediencia de los

subordinados se logra sin un consenso, mediante la

imposición y la restricción de la libertad.


Este fenómeno ha sido estudiado en tres niveles: los

sistemas políticos, las ideologías y las actitudes

psicológicas. A continuación analizaremos cada uno de

ellos.

No al racismo y

xenofobia
El racismo, la xenofobia y la intolerancia son

problemas frecuentes en todas las sociedades.


Pero todos y cada uno de nosotros jugamos a

diario un papel ya sea contribuyendo o

rompiendo los prejuicios raciales y las actitudes

intolerantes. Conviértete en un defensor de los

derechos humanos, lucha contra el racismo y

defiende los derechos humanos.


La lucha contra el racismo es la piedra angular de

nuestro trabajo. Derechos Humanos de las

Naciones Unidas proporciona un amplio apoyo a

todos los mecanismos que participan en la lucha

de Naciones Unidas contra el racismo, y trabaja

con ellos para hacer de la Declaración y Programa

de Acción de Durban una realidad.


Coordinamos el Programa de Actividades para el

Decenio Internacional de los Afrodescendientes.

En 2020 recibimos el mandato de crear un equipo

específico con el fin de trabajar por la

implementación efectiva de la resolución 43/1 del

Consejo de Derechos Humanos para un cambio

transformador en pro de la justicia e igualdad


raciales.

No al sexismo
El sexismo es cualquier expresión (un acto, una palabra,

una imagen, un gesto) basada en la idea de que algunas

personas, casi siempre mujeres, son inferiores por

razón de su sexo.El sexismo es nocivo. Crea un

sentimiento de inutilidad,
autocensura, la adopción de estrategias de

autoprotección,
cambios de comportamiento,
y deterioro de la salud de la persona.
El sexismo tiene suorigen en la desigualdad de género.
Afecta a las mujeres y a las niñas de manera

desproporcionada.Los actos sexistas a nivel individual

pueden
parecer inofensivos, pero crean un clima
de intimidación, miedo e inseguridad.
Todo esto contribuye a la aceptación
de la violencia, especialmente
contra las mujeres y las niñas.

Respeto a la

libertad ajena
Una parte considerable del malestar que

experimentamos en nuestras relaciones con los

demás proviene de no respetar una sencilla máxima:

cada ser humano tiene derecho a vivir su vida de la

forma que le parezca más adecuada; y el buen

gobierno debe poner los medios para que todas las

personas puedan disfrutar de la libertad y del

progreso.
Se habla mucho de respeto, de respetar la libertad de

los demás, de no juzgar sus ideas, opiniones, actos u

omisiones porque sean diferentes a las nuestras.

Pero las personas que más hablan de respeto son

precisamente las que más critican a las que no

piensan como ellas, las que juzgan los

comportamientos de los otros y cierran puertas -y

oídos- cuando adivinan el desacuerdo

Aprendizaje:
Una educación democrática significa educar en unos valores

democráticos, no sólo es una cuestión organizativa, técnica o de

procedimiento. Por lo tanto, una escuela democrática es o

debería ser un proyecto educativo con recursos, que cree

conciencia social, que fundamente una sociedad socialmente

justa, equitativa, inclusora, participativa, corresponsable,

respetuosa, dialogante, etc. Por eso, la capacidad adquisitiva de

las familias no debería ser un impedimento para recibir una

educación democrática de calidad, entonces no sería

socialmente justa, ni para todos. Dentro de la necesidad de una

educación pública, de calidad, democrática y gratuita para todos.


En la generación de esta confianza tiene una papel fundamental

la educación. Una educación democrática en que la democracia

sea una práctica real en los centros educativos y, posteriormente,

a lo largo de toda la vida una formación que aporte criterios y

facilite la actualización permanente de los ciudadanos. Esto

debería ser un derecho gratuito, posibilitado por el sistema

público como una necesidad de los ciudadanos para poder

participar en los cambios de la sociedad. Unos cambios en los

que no han tenido poder de decisión pero que tampoco pueden

obviar con el riesgo de aumentar más la brecha tecnológica y

cultural. Es decir, una educación y formación a lo largo de toda la

vida que aporte competencias personales, sociales y axiológicas.

Que haga ciudadanos críticos, que las aporte conciencia social y

que después se impliquen y tomen un compromiso y

responsabilidad social, es decir, una participación política en la

vida comunitaria.

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