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‫פקודי‬

⬤ ‫⬤ פרשת השבוע פקודי‬


⬤ PARASHAT HASHAVÚA “PEKUDÉ - RECUENTO” ⬤
Shemot / Éxodo 38:21 – 40:38

“Y esta es la organización (cuenta) para el tabernáculo del pacto, conforme se le había ordenado a Moshé:
que el servicio propio de los levitas, a caro de Itamar, hijo del sacerdote Aharon”
(Shemot/Éxodo 27:20-21)

Temas tratados:
✓ Recuento de lo utilizado en la construcción del Santuario
✓ Bigdei Kehuná
✓ Levantamiento del Santuario y su ordenamiento

Resumen:

Moshe hace un recuento del oro, plata y cobre donado por el pueblo para la construcción del
Mishkán – Tabernáculo. Betzalel, Ahaliav y sus asistentes confeccionan las Ocho Vestimentas Sacerdotales –
la túnica larga de lino, los pantalones de lino, el turbante de lino, el cinturón, el delantal de lana, la placa del
pecho, la túnica de lana y la placa de oro para la frente, de acuerdo a las especificaciones dadas a Moshe en
la parashá Tetzavé.

El Mishkán es completado junto a todos sus componentes y traído frente a Moshe, quien lo erige y unge con
Aceite de Unción e inicia a Aarón junto a sus cuatro hijos en el sacerdocio. Una nube aparece sobre el Mishkán,
significando que la Presencia Divina vino a morar dentro de él.

“Y esta es la organización (cuenta) para el tabernáculo del pacto, conforme se le había ordenado a Moshé: que el
servicio propio de los levitas, a caro de Itamar, hijo del sacerdote Aharon”
(Shemot/Éxodo 27:20-21)

La porción de esta semana es una de las más cortas en cuanto texto, pero también podemos
encontrar que Pekudei es la parashá de los detalles. Esta breve parashá y aparentemente
redundante, ya que hace poco más que resumir la información presentada ya dos veces en los
capítulos anteriores. En Terumah y Tetzaveh, Moshé recibe de Dios las instrucciones para construir
el Mishkán, incluidos sus utensilios y las vestiduras sacerdotales. Vayakhel describe la construcción
efectiva de estos elementos. Mientras que Pekudei comienza con un recuento de todo el material
que se incluyó en el proyecto, y concluye con un recuento adicional de las partes del Mishkán a
medida que Moshe las erige en una sola estructura. Teniendo en cuenta lo increíblemente sobria
que es la Torá con las palabras, parece extraño que esta parashá dedique tanto tiempo simplemente
a resumir lo que se dijo antes. ¿Por qué no fue suficiente que la Torá dijera simplemente: “Y el
pueblo hizo todo lo que Moshé ordenó, y Moshé levantó el Mishkán”? Quizás la respuesta esté en
la naturaleza y el propósito del Mishkán y su relación con la creación.

Según el Rambán, el Mishkán fue la continuación de la revelación en el monte Sinaí en la historia.


Así como Dios le habló a Moshé desde la cima de la montaña, Él continuó dirigiéndose a él desde
fuera del Mishkán. El Mishkan – y el Templo después de él – era un Monte Sinaí “portátil”. Era un
lugar de revelación continua, donde la presencia de Di-s podía sentirse y experimentarse
vívidamente.

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Según el Midrash, había otro aspecto del Mishkán. Los Sabios lo describen como un microcosmos
del universo, con cada uno de sus recipientes correspondiente a otra parte de la creación: la tienda
del Mishkán paralela al firmamento, la menorá paralela al sol y la luna, el lavacro es un paralelo a
los océanos, y así sucesivamente a través de los días de la creación.

Al describir el Mishkán como tal, el Midrash sugiere que la estructura era un modelo de una creación
redimida. Cumplió la intención original de Dios para con el mundo, como escenario para la
revelación. Esta era la naturaleza del Jardín del Edén, y será la naturaleza del mundo futuro, cuando
“el conocimiento de Dios llenará la tierra como las aguas cubren el mar”. Mientras tanto, el Mishkán
y el Templo sirvieron como lugares de la revelación de Dios en el mundo, ya que era necesario para
que Dios pudiese hablar con el hombre.

Por lo tanto, el significado del relato preciso de la Torá sobre la construcción del Mishkán puede no
residir en los versos específicos en sí mismos, sino en su efecto general. La Torá nos dice que los
detalles, por pequeños que sean, son de suma importancia. Tendemos a pensar en la revelación
divina como un gran evento siempre: la división del mar, el trueno del Sinaí; sin embargo, los versos
que detallan la construcción del Mishkán sugieren que una revelación de Dios también puede surgir
de la atención a los detalles más pequeños. Esta es la implicación de los versos finales de Parashat
Pekudei:

“Y habló Di-s a Moshé, diciendo: En el primer día del primer mes levantarás el tabernáculo de la Tienda de
Reunión. Y pondrás en ella el Arca del Testimonio, y colgarás el velo delante del Arca. Y traerás la mesa, y
ordenarás las cosas sobre ella; y traerás el candelero, y encenderás sus lámparas. Y pondrás el altar de oro
para el incienso delante del Arca del Testimonio, y pondrás la cortina a la puerta del tabernáculo. Y
pondrás el altar del holocausto delante de la puerta del tabernáculo de la tienda de reunión… Así hizo
Moshe, conforme a todo lo que el Eterno le mandó, así lo hizo... Entonces una nube cubrió la Tienda de
Reunión, y la Gloria de Di-s llenó el tabernáculo. Y Moshé no pudo entrar en la Tienda de Reunión, porque
la nube se posó sobre ella, y la Gloria de Di-s llenó el Mishkán.”

Estos pasajes nos dicen que, a través de la alineación precisa de los detalles, se puede revelar algo
infinitamente más grande que las partes. Las cosas fueron confeccionadas y después situadas de tal
manera, que esta configuración detonó en que Hashem llenó el tabernáculo con su gloria,
generando una revelación en estado puro de su presencia, con el solo hecho de haber levantado
este makom/lugar, sagrado y especifico… La Torá nos dice que a través del arreglo cuidadoso de los
detalles de la vida, algo mucho más grande, una revelación de la Divinidad a nivel personal, puede
tener lugar. El rabino Adin Steinsaltz lo resume de la siguiente manera:

El sistema de las mitzvot constituye el diseño para una armonía coherente, sus componentes separados son
como los instrumentos de una orquesta. Tan vasta es la armonía que creará esta orquesta que incluye al
mundo entero y promete el perfeccionamiento del mundo. Al ver las mitzvot bajo esta luz, uno puede
comprender, por un lado, la necesidad de una cantidad tan grande de detalles y, por el otro, la negación de
cualquier énfasis exclusivo en cualquier detalle o aspecto de la vida. Las mitzvot como sistema incluyen toda
la vida, desde el momento en que uno abre los ojos por la mañana hasta que se va a dormir, desde el día del
nacimiento hasta el último aliento. (La rosa de trece pétalos (Northvale, NJ, Aronson 1992))

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El Midrash anterior compara el Mishkán con el trabajo de la creación. Este paralelismo se puede
aplicar en ambas direcciones. Así como el Mishkán se convirtió en una morada para la Presencia de
Dios a través de la atención adecuada a su miríada de detalles, la creación misma puede ser redimida
y transformada en un escenario para la revelación a través del cuidado y orquestación adecuados
de todos sus elementos. Además, hay una profunda forma ecológica de pensar inherente a estos
pasajes. Hoy en día, incluso las personas con poca conciencia ambiental se dan cuenta de los
cambios que amenazan la vida que se están produciendo a nivel mundial; sin embargo, pocos de
nosotros, como individuos, sentimos que estamos en posición de efectuar los cambios a gran escala
necesarios para evitar tales catástrofes. Nos queda hacer donaciones a organizaciones "verdes" y
apoyar a los políticos apropiados. ¿qué más podemos hacer?

Hace unos veinte años, se publicó un pequeño libro que rápidamente se convirtió en un éxito de
ventas en EEUU, “50 cosas simples que puedes hacer para salvar la Tierra”. Posteriormente, se
escribieron numerosos libros similares. Todos ellos llevan el mismo mensaje: que nuestras acciones
más pequeñas pueden tener repercusiones universales, y que, al volvernos sensibles incluso a los
detalles más pequeños de nuestras vidas, podemos, como un todo, ayudar a rectificar el mundo.

Por ejemplo:
• En los Estados Unidos se gastan aproximadamente 100 mil millones de bolsas de plástico
para compras al año. Estos terminan en basureros y nunca se biodegradan. Si solo el 25%
de los hogares estadounidenses usaran 10 bolsas de plástico menos al año, el país ahorraría
más de 2.500 millones de bolsas al año.
• Hay siete millones de fotocopiadoras en los Estados Unidos hoy en día, que producen
aproximadamente 400 mil millones de fotocopias al año. Si cada una de estas máquinas
imprimiera cinco copias menos al día, salvaría el equivalente a 1,4 millones de árboles y
mantendría más de 26 millones de pies cúbicos de papel fuera de los vertederos.
• En un hogar promedio, el inodoro representa entre el 30 y el 40 % del consumo de agua. Al
colocar incluso una botella pequeña en el tanque de agua, se pueden ahorrar miles de
galones al año.

Hay innumerables ejemplos similares.

Si buscamos perfeccionar el mundo, el lugar para comenzar es el Mishkan de nuestras propias vidas:
nuestros hogares y lugares de trabajo. En sus inicios, el movimiento ambiental acuñó el término:
“Piensa globalmente, actúa localmente”. Es decir, mientras que nuestros ojos y corazones deben
estar siempre en el panorama general, la reparación del mundo comienza en los lugares más
cercanos a nosotros, con los detalles más pequeños de nuestras vidas. Esta es la forma de pensar
que reconoce la importancia de los detalles en la redención del mundo. Y es una consecuencia
natural de un estilo de vida de Torá que uno aprenda a pensar en ambos niveles simultáneamente.

¿Por qué Hashem ideó estos lugares para poder hablar con sus hijos? Porque cada uno de ellos es
una redención para el anterior, ya que desde un comienzo el deseaba que el mundo en su totalidad
fuera un lugar donde pudiese morar su presencia y poder mostrar su presencia, pero su situación
pasada y actual no los permite, a diferencia de como será en el futuro, donde la Torá nos enseña
que toda la tierra le adorará y alabará como uno ya que será redimida.

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Viajemos en el tiempo y remontémonos a la época y relato de Noaj, ¿Qué provocó que Dios llevara
a cabo la catástrofe ambiental más grave de la historia humana y eliminara prácticamente todas las
criaturas terrestres? Los sabios del Talmud enseñan que el juicio fue sellado por el pecado de robo
(jamas). El rabino Samson Rafael Hirch enseña que “Jamas/mala conducta, irregularidades” es un
mal que es demasiado insignificante para ser detectado por la justicia humana, pero si se comete
continuamente puede arruinar gradualmente a su prójimo. Aparentemente, la gente de la
generación de Noaj fue al mercado y robó un maní aquí, una pasa allá. Sin que nadie sea juzgado
por robar cantidades minúsculas, los dueños de las tiendas sufren pérdidas significativas y es posible
que tengan que cerrar. Nadie desea ni pretende para causar tal resultado. Ocurre debido a la mala
conducta a pequeña escala de muchos individuos juntos. En respuesta a esta maldad humana,
Hashem destruyó intencionalmente casi toda la vida terrestre al inundar la tierra.

Es así como podemos entender este detalle, entre comillas innecesario de Moshé donde da un
detalle de todo lo ocupado en la construcción del santuario, de esta manera erradicando cualquier
tipo de irregularidad que se pudiese gestar en su dirección durante la construcción.
¿Cuántas irregularidades/malas conductas vemos o hacemos a diario y consideramos
insignificantes? Sin duda alguna son muchas, pero nuestra vista aun no es lo suficientemente fina
para poder notarlos y evitarlos en su totalidad.
Es por eso que Hashem cada mañana y noche nos da la oportunidad de poner al día estas
irregularidades, pedir perdón si es necesario y enmendar…. De lo contrario, solo aumentamos los
niveles de sedimento en esta creación, convirtiéndola cada día en un lugar menos apto para que
Hashem pueda habitar.

A diferencia de las demás personas de su generación, Noaj asumió la responsabilidad de construir


el arca, llevar a los animales y cuidarlos durante el diluvio. Según el Midrash, durante ese tiempo
Noaj y sus hijos no durmieron, porque tenían que dar de comer a los animales, bestias y pájaros
(Midrash Tanhuma 58:9). El Midrash también señala cómo Noé trajo una vid de uva y recortes de
higo al arca para volver a plantarlos después del diluvio (Génesis Rabba 36: 3). Estas enseñanzas
implican que Noaj se comprometió a restaurar la vida en un planeta devastado. La tradición enseña
que antes de crear este mundo, Dios creó siete mundos y los destruyó. En muchas ocasiones el
Creador destruyó el mundo que creó. Pero no así este mundo. Al emular a Noaj, podemos asumir la
responsabilidad de nuestras acciones y de toda la creación, trabajando en esas irregularidades
“pequeñas” a diario, aunque sea algo difícil de ver… Tal como señaló Rabí Rafael Samson Hirsch:
"Un componente esencial de la sabiduría es saber que la incapacidad del hombre de entender la
verdad no la hace menos verdadera". Tan nos indica que un pueblo santo significa "que domina
moralmente sobre todas sus energías y tendencias naturales", siendo el producto de ese dominio
la santidad misma.

El objetivo de Dios es compartir su luz con nosotros y por medio de las Mitzvot nosotros acercarnos
a él. Tener una relación. Las relaciones que florecen están basadas en los detalles, en los actos
“insignificantes” por un instante ante los ojos del mundo pero que para cualquiera de los
participantes de la relación lo es todo. Porque te amo te lo demuestro con cada detalle/oportunidad
que tengo. Lo mismo es con Dios, él nos ama tanto que nos ha puesto en éste mundo para que
queramos tener una relación con él sirviéndolo hasta en los pequeños detalles. Sensibilizándonos al
igual con el mundo al tener presente que TODO tiene un impacto, cada movimiento modifica el
mundo.

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La Torá de Hashem es la Ketuvah (contrato matrimonial) con Am Israel, sus cuidados hacia nosotros
nos los enlista aquí, el manual perfecto para una vida plena. Hashem es el novio y nosotros la novia,
ansiosos de cada oportunidad por hacerlo a él feliz y al intentarlo recibir todas las bendiciones
posibles. A través de cada detalle, pensamiento, voluntad y acción nos vamos transformando con el
objetivo de ser mejores seres humanos, llegando a conectar a la fuente de la vida, a Hashem.
Y al ser conocedores de la verdad somos representantes de Dios en el mundo y comenzamos a
buscar las soluciones a problemas de gran magnitud sin que Dios nos encomiende esta tarea ya que
por medio de los detalles nos vamos refinando intelectual, emocional, espiritual y psicológicamente
para poder trastocar y cambiar la realidad del mundo que nos rodea.

Si un capataz inteligente nos colocara en una construcción con una bolsa de herramientas, todo lo
que tendríamos que hacer es mirar a nuestro alrededor para ver qué es lo que están construyendo
y qué herramientas nos entregaron, e inmediatamente sabremos qué es lo que debemos hacer.
Obviamente, se nos entregaron exactamente las herramientas que necesitamos para el trabajo; la
vida no es una broma – debemos cumplir una tarea y por cierto hemos recibido todo lo que
necesitamos para cumplirla. Una cuidadosa evaluación de nuestro lugar en el mundo y de nuestras
herramientas personales de carácter nos darán una clara imagen de quienes somos y qué debemos
hacer.

Quien siente una atracción especial hacia un área específica de buenos actos, ya sea respecto al
estudio de la Torá, la plegaria, o los actos de bondad hacia los demás, debe pensar que esa es su
conexión con el Árbol de la Vida (la Torá) y mediante ésta está arraigado en la santidad. Es mediante
este punto que puede construirse y elevarse en todas las áreas, siempre y cuando se esfuerce
constantemente, sin abandonarlo

Rab Iehuda Najaman dijo: “La manera apropiada de buscar nuestro camino en el servicio Divino no
es a través de experimentar y pensar mucho. Más bien, recuerda la regla siguiente: mientras más
tiempo uno dedica a la Torá, a servir a Dios y a cumplir las obligaciones consciente y alegremente –
más claro podrá ver su camino en la vida… Cuando la persona se sumerge en las cuatro áreas que
nuestros Sabios nos ordenaron reforzarnos -el estudio de la Torá, la plegaria, los buenos actos y la
propia vocación – Dios ilumina su camino y la ayuda a encontrar la mejor manera de Servirlo.”

Es así como podemos entender este detalle de Moshé respecto al recuento leído en la porción de
esta semana, donde de manera Natural hizo lo correcto, hasta el punto de que Hashem pudiese
morar en lo que sus manos ayudaron a construir.

Que Hashem nos ayude a poder lograr esta capacidad de hacer las cosas bien y correctas desde los
detalles mas mínimos, y entender que cada una de estas acciones genera un gran impacto en los
mundos superiores, hasta el punto de lograr crear un lugar de morada para el creador…. Tikun
Haolam.

SHALOM!

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