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SACERDOCIO AARONICO
Estudio Bíblico para ministros de danza.
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
EL TABERNÁCULO
EL ATRIO
• El Altar de Bronce
• La Fuente de Bronce o el Lavacro
EL LUGAR SANTO
• La Mesa de los Panes
• El Candelabro
• El Altar del Incienso
EL LUGAR SANTÍSIMO
• El Arca del Pacto
• El Propiciatario
EL SUMO SACERDOTE
• La Vestiduras del Sumo Sacerdote
LOS SACERDOTES
LOS LEVITAS
EL ACEITE DE LA UNCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
EL TABERNACULO DE MOISES
Y
EL SACERDOCIO AARONICO.
Amado danzor/a:
EL TABERNÁCULO
Éxodo 25-30
En aquellos tiempos el Tabernáculo de Moisés, fue dado a los Israelitas, para que
Dios habitara en medio de su pueblo.
Éxodo 31:1-6 “Hablo Jehová a Moisés, diciendo; Mira, Yo he llamado por nombre
a Bazaleel hijo de Uri hijo de Hur, de la tribu de Judá; Y lo he llenado del Espíritu
de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar
diseños para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para
engastar los y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor. Y he
aquí que yo he puesto con el a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y He
puesto sabiduría en el animo de todo sabio de corazón para que hagan todo lo
que te he mandado.”
Así que tenían, que hacer el Tabernáculo con todos sus utensilios. Éxodo 25:1-9
Materiales, necesario para el Tabernáculo, tenía que ser recogidos. Dios pedía
una ofrenda de todos los que primeramente fueron conmovidos en sus corazón
versículo 2.
Esto nos enseña del Amor de Dios que nos debe conmover a dar a favor de una
Habitación en el Ciclo.
Éxodo 25:10-22.
“Y habló el SEÑOR a Moisés diciendo: Y que hagan un santuario para mí, para
que yo habite entre ellos.”
El Tabernáculo
6. El consejo con el Rey celestial dentro del santuario, donde Dios expedía su
misericordia y su sabiduría real.
EL ATRIO
Éxodo 27:9-19
“Asimismo harás el atrio del tabernáculo. Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio
cortinas de lino torcido, de cien codos de longitud para un lado. Sus veinte
columnas y sus veinte basas serán de bronce; los capiteles de las columnas y
sus molduras, de plata. De la misma manera al lado del norte habrá a lo largo
cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas
de bronce; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata. El ancho del
atrio, del lado occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez,
con sus diez basas. Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este, habrá
cincuenta codos. Las cortinas a un lado de la entrada serán de quince codos; sus
columnas tres, con sus tres basas. Y al otro lado, quince codos de cortinas; sus
columnas tres, con sus tres basas. Y para la puerta del atrio habrá una cortina de
veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador;
sus columnas cuatro, con sus cuatro basas. Todas las columnas alrededor del
atrio estarán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de bronce. La
longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y
cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino torcido, y sus
basas de bronce. Todos los utensilios del tabernáculo en todo su servicio, y todas
sus estacas, y todas las estacas del atrio, serán de bronce.”
El atrio era, pues, la parte más externa y por así decirlo la antesala de la morada.
Esto ya de por sí es significativo, porque indica que antes de pasar a la presencia
de Dios hay unos prolegómenos preparatorios. Pero aunque sea la parte más
exterior y no la morada misma, eso no quiere decir que su valor es secundario,
porque si tenemos en cuenta lo que el salmista dice veremos cuán importante es
el valor que tiene: 'Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios del
Señor.' (Salmo 84:2). Ese pasaje describe de manera vehemente y enardecida lo
que el atrio representaba para un verdadero israelita, hasta el punto de que habla
del mismo en términos muy pasionales, totalmente alejados de la tibieza o la
rutina. Y un poco más adelante (84:10), compara la existencia de un solo día en
el atrio con la existencia de mil fuera del mismo, o la preferencia de estar a la
entrada de la casa de Dios antes que estar en el interior de casas de maldad. Por
supuesto, este profundo deseo no es por el lugar en sí mismo, como si el sitio
fuera una especie de talismán o fetiche, sino porque el atrio es referencia a la
presencia de Dios, una presencia que el escritor añora y anhela con todas sus
fuerzas. Otro texto que nos invita a ver en el atrio un lugar que nos da acceso a la
presencia de Dios es el Salmo 100:4, cuando dice: 'Entrad por sus puertas con
acción de gracias, por sus atrios con alabanza.' Y aquí lo interesante es que esta
invitación va dirigida a todos los pueblos de la tierra, tal como se dice al comienzo
de ese salmo. La delimitación del atrio venía definida por una empalizada o valla
realizada con cortinas hechas de lino, sostenidas por 60 columnas y fijadas al
suelo mediante estacas y cuerdas. La traducción 'lino torcido' nos puede inducir a
pensar que aquí estamos ante una clase de lino de inferior categoría al lino fino.
Sin embargo, nada más lejos de la verdad. La misma palabra que se empleará en
todo el libro del Éxodo para describir estas cortinas, es la que se usa en Génesis
41:42 cuando se describen las ropas de José como de 'lino finísimo'. Tal vez la
alusión a ese lino como 'torcido', indique una manera especial de entretejerlo para
reforzar su resistencia, pero desde luego la naturaleza de este lino en nada
desmerece a la del más excelente. Con el texto de Génesis que se refiere a José
y el texto de Proverbios 31:22, que se refiere a la mujer virtuosa de la que se
dice: '...de lino fino y púrpura es su vestidura.', podemos sacar en conclusión que
el lino fino era un material de categoría, de alto nivel, para significar a alguien
cuya posición y valor eran elevados. Esto, aplicado al atrio, ya nos comienza a
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EL TABERNÁCULO DE MOISÉS Y EL SACERDOCIO AARONICO
Las cortinas de lino fino estaban sostenidas por 60 columnas de bronce que
estaban rematadas con molduras y capiteles de plata, de manera que el conjunto
estaba sólidamente establecido sobre el suelo gracias al peso de esas columnas.
Aunque el lino fino transmite la idea de ligereza y volatilidad, sin embargo ello es
balanceado por la estabilidad de las columnas de bronce. Dicha estabilidad
estaba reforzada por las estacas, que aseguraban al suelo las cortinas mediante
cuerdas. Con el atrio no estamos, pues, ante algo que pueda fácilmente venirse
abajo sino ante un conjunto que, sin escatimar en delicadeza y belleza, tiene toda
la firmeza que el bronce le da. Bronce y plata eran los dos materiales de los que
estaban hechos las columnas. El bronce representa el juicio de Dios sobre el
pecado. Esto no es una afirmación gratuita sino que está respaldada por la
Escritura misma, en una pasaje esclarecedor como es Números 21:9, donde Dios
manda a Moisés que haga una serpiente de bronce como remedio para el
pecado. Esa serpiente, que lleva sobre sí la culpa y el castigo (es decir, el juicio
sobre el pecado) que los israelitas desobedientes merecen, representa el método
de sustitución que Dios va a emplear para salvar a su pueblo de sus pecados.
Jesús mismo hace alusión a la serpiente de bronce, cuando afirma que él es
aquel a quien Dios va a exhibir como medio de salvación para todos los que
creen en él (Juan 3:14-15). Naturalmente es en la cruz donde Jesús nos será
presentado como ese instrumento de expiación, al haber sido hecho pecado (2
Corintios 5:21) a favor nuestro.
El bronce, pues, indica que lejos de tratar al pecado como un mal menor o algo
sin demasiada importancia, Dios lo trata con todo el rigor del juicio que merece.
No hace la vista gorda, no lo pasa definitivamente por alto. De hacerlo así, estaría
en contradicción con su justicia, la cual está bien reflejada en el lino fino de las
cortinas. Tiene que haber una concordancia entre justicia y juicio (lino y bronce),
porque justicia sin juicio es mera teoría y juicio sin justicia es pura extorsión y
abuso. Pero justicia y juicio a la par es lo que se expresa en el Salmo 89:14,
donde dice: 'Justicia y juicio son el cimiento de tu trono. 'La plata con la que
estaban rematadas las columnas representa la redención; de hecho las molduras
y capiteles procedieron de la plata fundida que provino del pecio de rescate que
los israelitas pagaron para poder ser contados en el censo. En Éxodo 30:11-16;
38:25,28 se nos especifica ese dato.
Era necesaria. Sin ella no se podía ser contado en el censo, lo cual nos
enseña que sin redención por medio nadie puede pretender ser parte del
pueblo de Dios.
Era idéntica para todos. Cada uno debía pagar la misma cantidad por su
rescate: medio siclo de plata. O lo que es lo mismo, todas las personas
tienen el mismo valor ante Dios.
Es igual para todos, porque todos somos deudores por la misma razón: el
pecado (Romanos 3:23).
Si el lino fino nos hablaba dela justicia de Dios y el bronce de su juicio, la plata
nos enseña sobre el amor de Dios, al haber preparado una manera por la que
podemos ser rescatados de nuestros pecados. Justicia, juicio y amor ¡qué tres
grandes atributos de Dios y qué admirable armonía hay entre ellos en el atrio!
Éxodo 27:1-8)
otro altar que estaba en el lugar santo y cuya denominación era el altar del
incienso. Sus dimensiones eran de 2,5 x 2,5 x 1,5 metros. Debía estar colocado
sobre el suelo sin gradas (Éxodo 20:26), lo cual puede ser una referencia a las
insinuaciones obscenas que en los templos y sacrificios paganos eran corrientes
debido a las gradas de sus altares. Fuego continuo (Levítico 6:13) debía estar
ardiendo para lo cual era la función de los sacerdotes avivarlo con leña y no
permitir que se extinguiera.
Esa ubicación tan prominente es una lección permanente de que antes que
cualquier otra cosa, hay que solventar el obstáculo del pecado. Ignorarlo, pasarlo
por alto, negarlo, justificarlo o cualquier otra salida que pretendamos encontrar,
solo será una manera de perpetuarlo. El altar de bronce nos recuerda de que en
nuestra entrada a Dios lo primero es el reconocimiento y expiación de nuestro
pecado.
Sellado del pacto (Mateo 26:28). Por el cual las promesas contenidas en el
mismo son algo más que palabras, al haber habido muerte por medio para
que fueran posibles.
De todo ello deducimos que el altar verdadero no es otro sino la cruz de Cristo,
en la cual él ha efectuado, de una vez por todas, la reparación de nuestros
pecados. Es decir, cualquier persona que busque a Dios necesita venir a Cristo y
por medio de su muerte recibir el perdón de pecados. Esto es así,
independientemente del concepto que de sí misma pueda tener una persona, lo
cual implica que toda justicia propia, todo mérito humano o toda pretensión de
inocencia quedan completamente descartados. Si esto es así, significa que el
altar es profundamente ofensivo a nuestro enraizado concepto de bondad o no
culpabilidad, ya que su mensaje va en la dirección opuesta: cada uno de nosotros
somos culpables ante Dios y por lo tanto merecedores de su juicio.
Los sacrificios eran efectivos para los que estaban dentro del pacto, es
decir, para Israel.
Los sacrificios estaban destinados a reparar los pecados hechos por yerro o
ignorancia, no los hechos con soberbia (Números 15:22-31).
Los sacrificios eran continuamente repetidos; eran ejemplos, no la
verdadera expiación.
En el Atrio
Holocausto matutino
Holocausto vespertino
El holocausto continúo
ininterrumpido, de modo que nuestras vidas puedan ser el 'sacrifico vivo, santo y
agradable a Dios', de Romanos 12:1. El hecho de que el culto cese y el fuego se
apague en la casa de Dios es indicador, en Daniel, de que el hombre de pecado
ejerce su potestad en la tierra (Daniel 9:27). Como el holocausto es la ofrenda de
consagración completa y sin reservas a Dios, el holocausto continuo nos señala
la meta a la que debemos aspirar: que nuestra vida sea una consagración total y
continua a Dios. Si se detiene, es porque algo se ha introducido que ha roto esa
cadencia y ese algo no puede ser otra cosa más que el pecado. El holocausto
continuo es también figura de lo que Cristo fue en su vida terrenal, cuando de
forma perfecta y continua estuvo rendido a la voluntad de su Padre. El fuego
continuamente ardiendo en el altar representa la consagración fervorosa y
ardiente, no tibia o mustia, con la que debemos entregarnos a Dios. Otra vez es
aquí Cristo nuestro ejemplo supremo. El fuego es también símbolo del Espíritu
Santo, pues para que el fervor no degenere en pasión carnal o humana ha de ser
avivado por él. El hecho de que el holocausto continuo fuera acompañado de una
libación de vino superior (Números 28:7-8), muestra que lejos de ser un acto
gravoso debía serlo gozoso, tal como lo que el holocausto significa: una
consagración gozosa.
LA FUENTE DE BRONCE
EL LAVACRO
Éxodo 30:17-21
'Habló más el Señor a Moisés, diciendo: Harás también una fuente de bronce,
con su base de bronce, para lavar; y la colocarás entre el tabernáculo de reunión
y el altar, y pondrás en ella agua. Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos las
manos y los pies. Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se lavarán con
agua, para que no mueran; y cuando se acerquen al altar para ministrar, para
quemar la ofrenda encendida para el Señor, se lavarán las manos y los pies, para
que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su descendencia por sus
generaciones.'
Dios, cuando conoceremos con total claridad. No deja de ser hermoso pensar
que aquellas mujeres piadosas se desprendieron de un objeto muy cercano a su
feminidad para dedicarlo a la obra de Dios.
Esta fuente contenía agua, siendo por tanto una provisión para lavarse. Es decir,
tenemos aquí un gran espejo, hecho de multitud de ellos más pequeños, lleno de
agua, lo que aumenta su capacidad de reflexión. De manera que la fuente tiene
dos grandes propósitos: reflejar la imagen y proporcionar limpieza. En ese
sentido, esta fuente nos recuerda lo que la Palabra de Dios es y hace: es un
espejo fiel que nos muestra nuestra verdadera condición y, al mismo tiempo, es el
remedio para limpiarnos de las suciedades adquiridas.
Notemos la sabiduría de Dios al poner esta fuente para los sacerdotes, porque
pudiera darse el caso de que se concentraran tanto en el ministerio hacia los
demás, que se olvidaran de sí mismos. Pero con esta fuente Dios les obliga a
examinarse a sí mismos, antes de examinar a otros. Es lo que le recuerda el
apóstol Pablo a Timoteo: 'Ten cuidado de ti mismo...' (1 Timoteo 4:16). Y es que
es fácil estar pendientes de los demás, de sus necesidades y problemas y
olvidarse de las propias. Si eso llega a acontecer, el ministro de Dios ya no podrá
ser de ayuda para otros, al estar él mismo necesitado de ella. ¡Cuidado con el
exceso ministerial hacia otros, no sea que terminemos descalificados por no estar
atentos hacia nosotros mismos! Hay muchas almas que cuidar, pero una por
encima de todas: la nuestra.
EL LUGAR SANTO
En este recinto tenía lugar buena parte del ministerio diario de los sacerdotes,
quienes todos los días al amanecer y al atardecer quemaban incienso en el altar
y se ocupaban de la iluminación y mantenimiento del candelabro. El sábado,
además, se añadía la renovación de los panes de la proposición tras haber
consumido los anteriores.
Éxodo 25:23-30
'Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud será de dos codos,
y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de oro puro, y
le harás una cornisa de oro alrededor. Le harás también una moldura alrededor,
de un palmo menor de anchura, y harás a la moldura una cornisa de oro
alrededor. Y le harás cuatro anillos de oro, los cuales pondrás en las cuatro
esquinas que corresponden a sus cuatro patas. Los anillos estarán debajo de la
moldura, para lugares de las varas para llevar la mesa. Harás las varas de
madera de acacia, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa. Harás
también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se libará;
de oro fino los harás. Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante
de mí continuamente.'
ESTUDIO BIBLICO PARA MINISTROS DE DANZA
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EL TABERNÁCULO DE MOISÉS Y EL SACERDOCIO AARONICO
Levítico 24:5-9
“Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos
décimas de efa. Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa
limpia delante del Señor. Pondrás también sobre cada hilera incienso puro, y será
para el pan como perfume, ofrenda encendida al Señor. Cada día de reposo lo
pondrá continuamente en orden delante del Señor, en nombre de los hijos de
Israel, como pacto perpetuo. Y será de Aarón y de sus hijos, los cuales lo
comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas
encendidas al Señor, por derecho perpetuo.”
Es toda una lección de lo que Dios espera de nosotros como pueblo suyo. Que
seamos íntegros, sin que la mezcla de lo leudado aparezca en nuestra vida, de
modo que seamos grato olor para él (2 Corintios 2:15). También que vivir en su
presencia sea algo permanente y no ocasional en nuestras vidas. La alusión a la
libación significa que el vino formaba parte de la consumición de estos panes, con
la componente de alegría que acompaña a toda libación. De manera que hay una
nota gozosa en ese estar en su presencia.
porque cada sábado eran consumidos por los sacerdotes, siendo puestos otros
frescos en su lugar.
EL CANDELABRO
Éxodo 25:31-40
Números 8:1-4
'Habló el Señor a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las
lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero. Y Aarón lo
hizo así; encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como el
Señor lo mandó a Moisés. Y esta era la hechura del candelero, de oro labrado a
martillo; desde su pie hasta sus flores era labrado a martillo; conforme al modelo
que Jehová mostró a Moisés, así hizo el candelero.'
Estaba hecho de oro puro y pesaba unos 30 kilogramos. El oro, metal precioso
por excelencia, nos habla de lo que es imperecedero, aquello que no se devalúa,
que no se corrompe. El oro ha sido empleado desde tiempos inmemoriales como
expresión de los más altos valores y prueba de ello es que en la ceremonia de
casamiento se emplea un anillo de oro, denominado comúnmente alianza, para
denotar la permanencia y trascendencia de las promesas que ese hombre y esa
mujer están haciéndose. Así como el oro resiste las agresiones de agentes
externos y hasta el mismo paso del tiempo, también el matrimonio quiere aspirar
a perdurar a través de todas las pruebas y vicisitudes, siendo ese anillo la
expresión de tal clase de amor.
Es muy apropiado, pues, que este objeto que representa a Cristo fuera de oro
puro, porque así es él: 'el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.' (Hebreos 13:8), sin
que nada afecte ni dañe a su inmutable naturaleza. Estaba labrado a martillo, lo
que significa que era una pieza original y única, no sacada de un molde del cual
otras réplicas o copias exactamente iguales podrían ser sacadas. Una de las
técnicas que desde siempre ha habido para forjar piezas y objetos de metal ha
sido la fabricación de un molde, normalmente en piedra, donde el metal fundido
se vertía y adquiría la forma del hueco hecho en el molde. Nada de esto se hizo
con el candelabro.
Otra vez vemos aquí la correspondencia entre ese objeto y Cristo, quien es el
Unigénito del Padre (Juan 1:18), es decir, alguien sin parangón y de categoría
única, sin posibilidad de tener duplicados o copias imitadoras. Esa singularidad
excluye cualquier intento de introducir sucedáneos o réplicas, porque Cristo es
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EL TABERNÁCULO DE MOISÉS Y EL SACERDOCIO AARONICO
incomparable. El candelabro, como figura de Cristo, nos enseña que él, como luz,
es toda la luz que necesitamos, ya que el número siete indica lo completo y
perfecto. No necesitamos luces añadidas para nuestro caminar y testimonio.
Fue labrado a martillo, lo cual se corresponde bien con la manera en la que Cristo
fue tratado por el Padre a fin de prepararlo para su obra salvadora. Las pruebas,
los sufrimientos y tentaciones por las que hubo de pasar, fueron el método
escogido por Dios para perfeccionar a su Hijo. El lenguaje de Hebreos es bien
elocuente al respecto, cuando dice que perfeccionó 'por aflicciones al autor de la
salvación de ellos.' (Hebreos 2:10).
De nuevo en Hebreos 5:8-9 se dice: 'Y aunque era Hijo, por lo que padeció
aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen.' indicándose el sufrimiento como el
yunque en el que Cristo fue forjado como Salvador y en el que alcanzó
aprobación, al haber superado con éxito el examen. De no haber sido su
obediencia sometida a prueba, nunca se habría sabido si realmente era completa;
el hecho de que obedeciera en medio del dolor demuestra que era absoluta. No
hay duda, pues, de que estamos ante el que puede salvarnos. Por lo tanto, Cristo
en su humanidad va a ser formado de la misma forma que cualquier ser humano;
la paciencia, la integridad, el dominio propio y todo aquello que forma carácter, se
nutre y desarrolla a través de la adversidad. Así se forjó su carácter perfecto.
Estaba formado por siete brazos que culminaban en siete lámparas que debían
arder desde la tarde hasta la mañana (Éxodo 27:21), siendo tarea diaria del
sacerdote su encendido, su suministro, realizado con aceite puro de olivas
machacadas (Éxodo 27:20) y su limpieza (Levítico 24:4). Como a la iglesia local
se le describe en Apocalipsis 1:20 como a un candelabro que alumbra, la
aplicación del encendido, del suministro y de la limpieza es muy apropiada. En
efecto, la iglesia local está puesta para alumbrar en el medio donde está puesta,
pero para ello necesita el combustible para seguir ardiendo, que no es otro que el
aceite del Espíritu Santo, un aceite puro, además de precisar continuamente de
purificación y limpieza de toda suciedad que pueda apagar o debilitar la llama.
Esta idea del pueblo de Dios como candelabro siendo alimentado por el Espíritu
Santo, ya aparece en Zacarías 4:2,6.
En el Nuevo Testamento se alude a los cristianos como luz del mundo (Mateo
5:14), cuyas lámparas han de estar siempre encendidas (Lucas 12:35). Y de la
misma manera que el ministro del santuario era el encargado de encender las
lámparas del candelabro, así es tarea de los ministros del evangelio encender la
luz de la palabra, al exponerla y aplicarla rectamente. Las lámparas alumbraban
hacia delante (Números 8:2), a fin de iluminar los otros objetos del tabernáculo;
no era, pues, su propósito que su luz quedara restringida para sí, sino para
alumbrar a otros (Mateo 5:15; Juan 8:12).
Éxodo 30:1-10
Éxodo 30:34-38
cosa sagrada para el Señor. Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo,
será cortado de entre su pueblo.'
Este altar no debe ser confundido con el altar de bronce que estaba colocado
nada más cruzar la puerta del atrio. Son diferentes por su tamaño, construcción,
y, sobre todo, por su función. El altar del incienso tenía unas dimensiones
modestas de 45 cm. x 45 cm. x 90 cm., siendo su propósito el de quemar incienso
al amanecer y al atardecer sobre él, lo cual era una de las tareas diarias del
sacerdote.
Se le cataloga como cosa santísima (Éxodo 30:36). Era aromático y por lo tanto
agradable a Dios.
Era oficio sacerdotal quemar incienso en este altar, lo cual implica que cada vez
que nos acercamos a Dios mediante la oración estamos ejerciendo nuestro oficio
sacerdotal. El aroma del incienso es el aroma de la oración, cuya fragancia llega
hasta la presencia de Dios. Era un ministerio cotidiano, 'cada mañana' y 'al
anochecer', no cuando el sacerdote estimara necesario u oportuno, sino diario.
Algo que a nosotros se nos recuerda que hagamos diligentemente (2 Timoteo
2:15). Quemar el incienso era un ministerio que se hacía simultáneamente con el
oficio llevado a cabo con el candelabro; por la mañana, a la vez que se alistaban
las lámparas se quemaba el incienso y por la tarde, a la vez que se encendían las
lámparas se quemaba el incienso. Un recordatorio de que la oración y la Palabra
deben ir juntas en nuestra vida devocional.
La frase 'rito perpetuo' (Éxodo 30:8) es bien significativa, porque indica que
estamos ante algo que no es para tal o cual época sino para siempre. Es decir, la
oración no es sustituible ni prescindible, sino el medio que Dios ha escogido para
que nos acerquemos a él, siendo ese medio vigente ayer, hoy y siempre. La frase
'por vuestras generaciones' que aparece en ese mismo versículo, alude a que
con la oración estamos ante un principio inmutable. Esa frase 'por vuestras
generaciones' aparece relacionada con otras instituciones y oficios realizados en
el tabernáculo, tales como el holocausto continuo (Éxodo 29:42), el aceite de la
unción (Éxodo 30:31) o el día de reposo (Éxodo 31:13).
Las ideas y fines humanos sobre la oración quedan descartados, al afirmarse que
el incienso es para Dios, no para nosotros mismos. Cualquiera que use la oración
en otra manera distinta de la estipulada, queda condenado (Mateo 6:5; Lucas
18:11). El incienso a ser quemado era el resultado de la mezcla de cuatro
ingredientes en igual peso. Por lo tanto, estaba hecho de una composición
multiforme, en la que cada sustancia le comunicaba su peculiar aroma.
En el altar había brasas procedentes del fuego del altar de bronce, las cuales en
contacto con el incienso producían la nube y el intenso aroma. Aunque el incienso
estaba molido en polvo fino, de tal manera que cada partícula era insignificante,
lo que potenciaba su aroma no era su tamaño sino su propia naturaleza
perfumada y el contacto con las brasas. De igual manera, aunque nuestra oración
está hecha en debilidad, lo que la hace eficaz y poderosa es que no está hecha
en nuestro propio nombre sino en el de Jesús (Juan 14:13) y no en el poder
nuestro sino en el del Espíritu Santo (Romanos 8:26).
Como en todos los demás objetos del tabernáculo tenemos aquí una alusión a
Cristo, quien como sacerdote está continuamente orando por los suyos
(Romanos 8:34). Esa intercesión es la que, una vez rescatados, nos mantiene
para que no caigamos de forma permanente, tal como Jesús le dice a Pedro en
Lucas 22:32. De no ser por ese ministerio suyo a nuestro favor, a causa de
nuestra debilidad, bien pronto seríamos presa fácil del enemigo y nuestra caída
sería definitiva. La suya fue una vida de oración: en la cotidianeidad (Marcos
1:35), antes de tomar decisiones importantes (Lucas 6:12), en la prueba (Mateo
26:39) y desde la misma cruz (Lucas 23:34). No sólo enseñó a los demás sobre
la oración; la practicó. Y si su ministerio actual a la diestra del Padre consiste en
la intercesión a favor de los suyos, también hizo lo mismo mientras estuvo aquí
en la tierra, como vemos en esa oración que se ha llamado la oración sacerdotal,
contenida en Juan 17.
Es decir, estamos ante alguien que tiene la máxima cercanía a Dios y que está al
mismo nivel que Dios; en otras palabras, este hombre, que es nuestro sacerdote
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EL TABERNÁCULO DE MOISÉS Y EL SACERDOCIO AARONICO
Pero aunque el altar de bronce y el del incienso son diferentes hay una relación
estrecha entre ambos, ya que el segundo tenía que ser expiado mediante la
sangre expiatoria vertida en el primero. Cuando el sacerdote había pecado y traía
su ofrenda al altar, era imprescindible que rociara con esa sangre los cuernos del
altar del incienso (Levítico 4:18), pues de otra manera su ministerio de oración
quedaría invalidado. Es decir, el ministerio del sacerdote se fundamenta en la
expiación que a su favor ha realizado una víctima vicaria. Se trata de una
permanente lección para nosotros, que necesitamos la sangre expiatoria de
Cristo como base y sostenimiento para que nuestra oración sea agradable a Dios
(1 Pedro 2:5).
EL LUGAR SANTISIMO
Éxodo 26:31-34
También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de
obra primorosa, con querubines; y lo pondrás sobre cuatro columnas de madera
de acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro, sobre basas de plata. Y pondrás
el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del
testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo.
Pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo.'
Todo lo dicho sobre la idea de santidad en la sección del lugar santo es aplicable
aquí, pero con mayor motivo, pues no en vano estamos en el 'santo de los
santos', según la hipérbole hebrea que designa lo más santo.
Este cambio ha sido posible gracias a la sustitución que Dios mismo ha provisto,
al disponer y aceptar que una víctima inocente cargue con la culpa y el castigo
del pecador. La idea de sustitución está presente en Isaías 53, donde el Siervo
lleva sobre sí los sufrimientos del pueblo (4), sus rebeliones, pecados y castigo
(5). La expresión 'llevar' aparece dos veces en conexión con las iniquidades (11)
y el pecado (12). La inocencia de este Siervo que le capacita para ser sustituto
queda expresada también (9).
extraño que a Esaú se le califique como profano (Hebreos 12:16), porque tomó
algo sagrado, como era la primogenitura, como si fuera una cosa corriente, hasta
el punto de intercambiarla por un plato de comida.
Para ello vamos a detenernos a estudiar ese concepto que se denomina pecado,
y al hacerlo, veremos la extraordinaria multiformidad y profundidad de su
naturaleza.
Jata'. Este término y sus derivados aparecen casi mil veces en el Antiguo
Testamento. Su traducción al español más común es pecado, pero el
significado esencial de la raíz gramatical es errar la norma. Eso se puede
aplicar a las relaciones humanas, pero también se puede aplicar a la
relación con Dios, como cuando se cataloga de esa manera el pecado de
Jeroboam y el de los reyes que siguieron sus pisadas (1 Reyes 14:26). En
la catarata de improperios que Isaías lanza contra Israel, nada más
comenzar su libro, el primero que aparece es precisamente el que estamos
considerando (Isaías 1:4).
Avon. La raíz gramatical de esta palabra procede de torcer, de ahí que este
término signifique torcer o retorcer la norma, es decir, pervertir lo que es
recto. Es un aspecto del pecado muy corriente, en el que para auto-
justificarme manipulo la ley para que ésta diga lo que yo quiero que diga. Es
el pecado del que Dios acusa a los amorreos en Génesis 15:6, quienes
cuatro generaciones después de Abraham llevarán su maldad al colmo,
cuando Israel entre en Canaán y se encuentre con todo tipo de
abominaciones en las que las normas morales más elementales de equidad
y justicia han sido pervertidas por los cananeos.
Peti. Kesil. Evil. Nabal. Hay una serie de términos que aparecen
especialmente en el libro de Proverbios y que son lo opuesto a la sensatez,
sabiduría, prudencia, etc. Significan insensatez, necedad, locura, etc.
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EL TABERNÁCULO DE MOISÉS Y EL SACERDOCIO AARONICO
Denotan esa cualidad del pecado por la que éste mismo se pone en
evidencia, al quedar patente la estupidez que le es congénita.
Éxodo 25:10-16
'Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y
medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de
oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor.
Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos
anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado. Harás unas varas de madera
de acacia, las cuales cubrirás de oro. Y meterás las varas por los anillos a los
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lados del arca, para llevar el arca con ellas. Las varas quedarán en los anillos del
arca; no se quitarán de ella. Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré.'
Arca del pacto (Números 10:33) y arca del testimonio (Éxodo 25:22) son dos
nombres con las que se le designa. La ley de Dios es su testimonio porque es su
propia afirmación sobre su ser y propósito. También esa ley es su pacto, porque
ella contiene los términos del mismo. Como la ley, reflejada en los diez
mandamientos, estaba guardada en el arca es lógico que a ésta se le designe por
los mismos nombres que a aquella.
Debía ser transportada por los levitas (Deuteronomio 10:8), pronunciándose una
invocación al comenzar la marcha y al detenerse (Números 10:35-36), aunque en
el paso del Jordán (Josué 3:6) y en la toma de Jericó (Josué 6:6) son los
sacerdotes quienes la llevan.
Pero sin duda el principal objeto eran las tablas de la ley que hacen referencia a
la voluntad santa y perfecta de Dios, contenida en los diez mandamientos. Lejos
de ser una normativa vigente para un lapso de tiempo, se trata de unos principios
atemporales en los que Dios determina lo que es bueno y lo que es malos, tanto
en nuestra relación con él como con nuestro prójimo. El quebrantamiento de esa
ley acarrea maldición (Deuteronomio 27:26) así como su obediencia bendición
(Deuteronomio 28:1).
Nuestro problema reside precisamente en que hemos transgredido esa ley y por
lo tanto estamos bajo maldición, con todas las consecuencias que la misma
conlleva: culpa, extrañamiento y condenación. La ira de Dios pende sobre
nosotros con justicia a causa de nuestros pecados. Y por supuesto Dios no va a
pasar por alto su ley, porque eso sería tanto como negarse a sí mismo. No es
extraño que el lugar santísimo sea inaccesible para el pecador. Y en realidad es
mejor que así sea, porque su entrada a ese lugar significaría su muerte segura.
Cristo ha guardado perfectamente esa ley, no de manera externa o legalista sino
interna y perfectamente. Su vida de obediencia perfecta al Padre le constituye a
él como la verdadera arca del pacto. Por lo tanto aquellos que pierden el tiempo,
y lo hacen perder a otros, en búsquedas inútiles, harían bien en buscar a Cristo,
porque al hacerlo estarán bien dirigidos en la búsqueda y al encontrarlo habrán
hallado el arca auténtica, de la cual la antigua no fue más que una sombra.
EL PROPICIATARIO
Éxodo 25:17-22
'Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y
su anchura de codo y medio. Harás también dos querubines de oro; labrados a
martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. Harás, pues, un querubín
en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio
harás los querubines en sus dos extremos. Y los querubines extenderán por
encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno
enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines. Y pondrás
el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.
Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los
dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare
para los hijos de Israel.'
El propiciatorio era el objeto que estaba colocado encima del arca y la cubría,
estando hecho de oro puro y labrado a martillo, lo que le convertía en una pieza
única, sin duplicados ni réplicas. Consistía de una plancha en cuyos extremos
estaban las figuras de dos querubines de frente. Ya en la morada había dos
alusiones a los querubines: una en la cubierta interior y otra en el velo que
separaba el lugar santo del lugar santísimo, de manera que todo en la morada
queda marcado por el significado de esas figuras, que nos hablan de la
trascendencia y grandeza de Dios, hasta el punto de que el propiciatorio se
constituye en el trono donde Dios se sienta.
Que ese lugar es el corazón mismo de todo el tabernáculo queda bien declarado
por las expresiones que Dios usa para referirse al mismo:
Una vez al año (el día de la expiación) el sumo sacerdote entraba en el lugar
Santísimo y esparcía la sangre del macho cabrío sacrificado sobre el propiciatorio
(Levítico 16:15).
Como la Ley (materializada en las tablas que estaban en el arca, debajo del
propiciatorio) reclamaba muerte por el pecado, era necesario que la sangre (señal
de muerte) satisficiera las demandas de tal Ley. Entonces, una vez satisfecha la
justicia de Dios, éste podía ser propicio hacia los pecadores.
De la misma manera que el propiciatorio del tabernáculo era una pieza única y no
tenía réplica, así Cristo es el auténtico y único propiciatorio a través del cual Dios
Este cambio ha sido posible gracias a la sustitución que Dios mismo ha provisto,
al disponer y aceptar que una víctima inocente cargue con la culpa y el castigo
del pecador. La idea de sustitución está presente en Isaías 53, donde el Siervo
lleva sobre sí los sufrimientos del pueblo (4), sus rebeliones, pecados y castigo
(5). La expresión 'llevar' aparece dos veces en conexión con las iniquidades (11)
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EL TABERNÁCULO DE MOISÉS Y EL SACERDOCIO AARONICO
y el pecado (12). La inocencia de este Siervo que le capacita para ser sustituto
queda expresada también (9).
El cuadro inferior muestra los contrastes que hay entre el sistema de sacrificios
del Antiguo Testamento y el sacrificio del Nuevo Testamento. La razón última de
la ineficacia de aquellos sacrificios reside en lo inadecuado de las víctimas.
Aunque eran animales sin tacha, eran simplemente eso, animales. No tenían libre
albedrío para escoger la muerte y por tanto su muerte era algo impuesto, lo que
implicaba que no era una muerte voluntariamente elegida. Ahora bien, esta
característica de la voluntariedad es imprescindible para que un acto tenga valor.
Pensemos, por ejemplo, en algunos actos humanos que si se demuestra que
están hechos bajo imposición o coacción automáticamente pierden su valor legal.
Así es con el testamento, el cual ha de ser realizado por el testador en plenitud de
sus facultades y con total libertad por su parte; pensemos en el matrimonio, en el
cual las dos partes han de hacer voluntariamente las promesas, porque la falta de
voluntad por una o ambas partes lo hace nulo. La obediencia perfecta es la que
nace de una decisión libre, pero para que haya decisión libre es precisa la
voluntad. De ahí que la sangre de los animales no refleje esa clase de
obediencia.
Por otro lado, la víctima es vicaria, estos es, sustituye al pecador. Pero un animal
nunca puede ser sustituto de un ser humano. Son dos categorías de seres
cualitativamente diferentes. Sólo un ser humano puede sustituir apropiadamente
a otro ser humano. De todo esto se deduce lo que el autor de Hebreos argumenta
en 10:4-10, al comparar a los animales con aquel que ya en el Antiguo
Testamento es anunciado viniendo voluntariamente y obedeciendo a Dios. En
esa voluntad de Dios que Jesucristo ha cumplido perfectamente por su vida y por
su muerte es por la que somos santificados, cosa imposible mediante animales.
Tipo de sacrificio
Sangre de animales
Éxodo 12:5
Sangre de Cristo
Levítico 1-7
Suficiente
Hebreos 9:12,26
Cantidad de sacrificio
Muchos
Levítico 1-7
Uno
Hebreos 9:25,26
Eficacia
Por un día o por un año
Éxodo 29-30
Hebreos 10:1-4
Para siempre
Hebreos 7:26,27
Hebreos 9:12-15
Lugar
Tabernáculo terrenal
Hebreos 8:5
Tabernáculo celestial
Hebreos 9:11,24
Resultado
Temporal
Éxodo 30:10
Hebreos 9:25
Definitivo
Mateo 27:50-53
Hebreos 9:25-28
“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí,
el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas
se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían
dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección
de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.” (Mateo 27:50-53).
pecado ha sido removido, en lo que a Dios respecta. Que el velo fuera rasgado
de arriba hacia abajo muestra que es obra de Dios, no del hombre. Otra prueba
añadida es que a consecuencia de la muerte de Cristo resucitan muertos. es
decir, estamos ante una muerte que genera vida. El autor de Hebreos va a echar
mano de la gramática para señalar que la muerte de Cristo es única e irrepetible y
ello porque ha sido eficaz en su propósito.
Para ello usa los términos hapax y ephapax que significan 'una vez' o 'una vez
por todas'. Dichas palabras aparecen en conexión con la muerte de Cristo en
Hebreos 7:27; 9:12, 26,28; 10:10 y están en abierto contraste con los
'continuamente' (9:6), 'cada año' (10:1) y 'día tras día' (10:11) evocadores de la
siempre activa y nunca acabada obra sacerdotal antigua. Otro argumento
gramatical que esgrime es el cambio en la conjugación verbal cuando habla del
ministerio de los sacerdotes del Antiguo Testamento y el ministerio de Cristo. En
el primer caso usa el presente, en el segundo el aoristo. Esto es muy significativo,
porque el presente indica actividad continuada y por lo tanto inacabada, mientras
que el aoristo indica un suceso acontecido y terminado. Esta distinción gramatical
se aprecia en 9:6 donde vemos el presente, 'entran', para el ministerio de los
sacerdotes y 9:12 donde vemos el aoristo, 'entró', para el ministerio de Cristo; o
en 9:25 de nuevo el presente 'ofrecerse' para el sumo sacerdote y el aoristo 'fue
ofrecido' en 9:28 para Cristo. Otra vez vemos el contraste en 10:11 en los
presentes 'ministrando y ofreciendo' de los sacerdotes y el aoristo 'habiendo
ofrecido' de Cristo.
EL SACERDOCIO AARONICO
Aparte del llamamiento, el sacerdote ha de estar cualificado por una vida que
destaca sobre la de aquellos a quienes va a representar. Por eso Levítico 21
especifica las cualidades que deben adornar a los sacerdotes. Aunque muchas
de las prescripciones tienen un sentido ceremonial, es evidente que su propósito
último es moral. Cuestiones que le son permitidas al resto del pueblo, no le están
permitidas al sacerdote, en razón de la función que desempeña. Esa alta
representatividad que desempeña es la causa de que los que tengan defectos
físicos que puedan desmerecer o desprestigiar a Aquel a quien representan, les
incapacitan para el ejercicio sacerdotal pleno.
Uno de los argumentos que podían esgrimirse en contra de los cristianos por
parte judía era la carencia de un sacerdocio legítimo, toda vez que Jesús no era
descendiente de Aarón y por tanto estaba incapacitado para ser sacerdote. El
argumento parecía contundente y si fuera cierto significaría la descalificación de
lo que creían los cristianos. Porque si Jesús no es sacerdote, quiere decir que
dependemos del sacerdocio aarónico, al ser la clase de sacerdocio que Dios ha
instituido para que nos acerquemos a él. Y si dependemos del sacerdocio
aarónico, ¿para qué introducir novedades que son ajenas a Dios? ¿No querrá
decir eso que después de todo el cristianismo es una herejía del judaísmo y
Jesús un impostor que se hace pasar por lo que no es? Parecía que el judaísmo,
con la cuestión del sacerdocio, había acorralado al cristianismo, no solamente por
dicha cuestión sino por todo lo que implicaba: pacto, sacrificios, templo...
Dios. Hasta tres veces va a usar ese pasaje en su carta (Hebreos 5:6; 7:17, 21).
El cuadro inferior muestra de forma esquemática los contrastes y diferencias
entre un tipo de sacerdocio y el otro.
De ahí la importancia del cuidado que sobre ellos ejercía el sumo sacerdote. ¡Qué
bueno es saber que todos estos elementos están bien asegurados porque
nuestro sumo sacerdote, Cristo Jesús, es el responsable último de su custodia!
LAS VESTIDURAS
DEL
SUMO SACERDOTE
Éxodo 28
'Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los
hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e
Itamar hijos de Aarón. Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para
honra y hermosura. Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he
llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para
consagrarle para que sea mi sacerdote. Las vestiduras que harán son estas: el
pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón. Hagan, pues,
las vestiduras sagradas para Aarón tu hermano, y para sus hijos, para que sean
mis sacerdotes. Tomarán oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, y harán el
efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra primorosa. Tendrá dos
hombreras que se junten a sus dos extremos, y así se juntará. Y su cinto de obra
primorosa que estará sobre él, será de la misma obra, parte del mismo; de oro,
azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás
en ellas los nombres de los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y
los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de nacimiento de
ellos. De obra de grabador en piedra, como grabaduras de sello, harás grabar las
dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes
de oro. Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras
memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante del
Señor sobre sus dos hombros por memorial. Harás, pues, los engastes de oro, y
dos cordones de oro fino, los cuales harás en forma de trenza; y fijarás los
cordones de forma de trenza en los engastes. Harás asimismo el pectoral del
juicio de obra primorosa, lo harás conforme a la obra del efod, de oro, azul,
púrpura, carmesí y lino torcido. Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un
palmo de ancho; y lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera
de una piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; la segunda hilera, una
esmeralda, un zafiro y un diamante; la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una
amatista; la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas
en engastes de oro. Y las piedras serán según los nombres de los hijos de Israel,
doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una con su nombre,
serán según las doce tribus. Harás también en el pectorales cordones de hechura
de trenzas de oro fino. Y harás en el pectoral dos anillos de oro, los cuales
pondrás a los dos extremos del pectoral. Y fijarás los dos cordones de oro en los
dos anillos a los dos extremos del pectoral; y pondrás los dos extremos de los
dos cordones sobre los dos engastes, y los fijarás a las hombreras del efod en su
parte delantera. Harás también dos anillos de oro, los cuales pondrás a los dos
extremos del pectoral, en su orilla que está al lado del efod hacia adentro. Harás
asimismo los dos anillos de oro, los cuales fijarás en la parte delantera de las dos
hombreras del efod, hacia abajo, delante de su juntura sobre el cinto del efod. Y
juntarán el pectoral por sus anillos a los dos anillos del efod con un cordón de
azul, para que esté sobre el cinto del efod, y no se separe el pectoral del efod. Y
llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su
corazón, cuando entre en el santuario, por memorial delante del Señor
continuamente. Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén
sobre el corazón de Aarón cuando entre delante del Señor; y llevará siempre
Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante del Señor. Harás el
manto del efod todo de azul; y en medio de él por arriba habrá una abertura, la
cual tendrá un borde alrededor de obra tejida, como el cuello de un coselete, para
que no se rompa. Y en sus orlas harás granadas de azul, púrpura y carmesí
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El efod estaba hecho de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, teniendo
sobre las hombreras del mismo dos piedras de ónice, en las que estaban
grabados los nombres de las doce tribus de Israel. Por lo tanto, el sumo
sacerdote llevaba sobre sus hombros a todo Israel, cargando sobre sí la
responsabilidad de ser su representante ante Dios.
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EL TABERNÁCULO DE MOISÉS Y EL SACERDOCIO AARONICO
El cinto, que era de los mismos tejidos que el efod, es como tantas veces
en la Escritura la disposición para el servicio o la acción. En este caso para
el ministerio sacerdotal.
La mitra tenía una lámina de oro con la inscripción santidad al Señor, que
estaba sobre la frente del sumo sacerdote. Su propósito era que el sumo
sacerdote se hacía responsable de llevar las maldades de los hijos de Israel
que iban implícitas con los dones que ellos presentaban a Dios. Aquí hay
una constatación de que incluso nuestras ofrendas no relacionadas con el
pecado, están de alguna forma asociadas a él. Si no fuera por esa santidad
que el sumo sacerdote portaba, aun nuestros mejores dones estarían
contaminados. Esto significa que no hay lugar para hablar de obras
supererogatorias o de valor extraordinario ante los ojos de Dios, pues como
dice el profeta 'todas nuestras justicias son como trapo de inmundicia.'
(Isaías 64:6). Es gracias a la santidad del sumo sacerdote que somos
aceptos ante Dios y también lo son los dones y el servicio que le
presentamos y hacemos.
La ropa más interior, la túnica y los calzoncillos eran de lino fino, símbolo de
justicia perfecta. Una justicia no tanto externa sino interna, del corazón. El
día de la expiación el sumo sacerdote no llevaba puestas las vestiduras
arriba descritas sino que iba vestido totalmente de lino: túnica, calzoncillos,
cinto y mitra (Levítico 16:4).
Toda esta ropa adquiere su plena dimensión en Cristo, el gran sumo sacerdote,
quien lleva sobre sus hombros, figura de poder, a su pueblo y también sobre su
corazón, de manera que estamos cerca de sus entrañas y somos objeto de sus
íntimos afectos. Poder y misericordia caracterizan a nuestro sumo sacerdote
(Hebreos 4:14-15). Allí, en el corazón de Cristo, somos precisos a los ojos de
Dios; en él y con él nos presentamos ante su presencia y por medio de él
tenemos la revelación perfecta del Padre. Nuestro juicio ante Dios es un dictamen
de justificación, no de condenación, porque estamos en su pectoral del juicio.
Justificados
(Romanos 3:24).
Asegurados
(Romanos 8:39)
Santificados
(1 Corintios 1:2).
Vencedores
(2 Corintios 2:14)
Renacidos
(2 Corintios 5:17)
Adoptados
(Gálatas 3:26)
Unidos
(Gálatas 3:28)
Bendecidos
(Efesios 1:3)
Resucitados
(1 Tesalonicenses 4:16)
Nuestro ministerio depende del suyo y nuestra gloria es reflejo de la suya original.
Los sacerdotes debían ir con estas vestiduras siempre que ministraran, ya fuera
dentro de la morada o en el altar de bronce.
LOS SACERDOTES
Los sacerdotes estaban al cargo de las cosas más santas del tabernáculo, siendo
los encargados directos de recogerlas en el momento en que el tabernáculo fuera
desmontado.
Lavamiento (29:4).
Investidura (29:8).
es que el pecado sigue en pie. Por lo tanto, se hace imposible la relación con
Dios. Su ministerio de sacrificar y de interceder es esencial para que haya
reparación del pecado y reconciliación con Dios. Todo esto se cumple de manera
plena en Cristo, pues a diferencia de aquellos sacerdotes él es sacrificador y
sacrificio al mismo tiempo. Un sacrificador perfecto y un sacrificio perfecto.
LOS LEVITAS
Números 3:12
'He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos
los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos
los levitas.'
Hay una razón por la que los levitas son apartados para el servicio de Dios en el
tabernáculo: sustituyen a los primogénitos de Israel, sobre quienes Dios tiene
derechos como Redentor, desde el momento en que los primogénitos de Israel
fueron rescatados de la muerte en Egipto por el sacrificio del cordero de la
Pascua. Por lo tanto, los primogénitos le pertenecen de una manera especial, no
solo por razón de generación sino por razón de redención (Números 3:13). Esa
pertenencia se debe expresar mediante la consagración, ya que su existencia se
la deben a Dios. Esa consagración la llevarán a cabo los primogénitos en las
personas de los levitas. Esta noción es esencial, porque nos enseña que somos
redimidos no para que a partir de entonces vivamos como queramos, sino para
que vivamos para Dios.
Todo lo anterior puede inducir a pensar que los levitas son puestos en esa
posición, aparte de su voluntad o en contra de su voluntad. Pero hay un incidente
en el que vemos su celo por Dios (Éxodo 32:26-29), a raíz del cual quedan
consagrados para el servicio, al anteponer a Dios por delante de sus seres
queridos. Ese incidente marca un principio fundamental: aquellos que van a servir
a Dios han de tener celo santo por sus cosas, hasta el punto de no anteponer
nada ni nadie a él, de lo contrario están incapacitados para dicho servicio. Algo
que posteriormente Jesús volverá a recalcar (Lucas 14:26).
EL ACEITE DE LA UNCION
Éxodo 30:22-33
No hay que confundir este aceite con el otro aceite, hecho exclusivamente de
olivas machacadas, que servía para alimentar el candelabro. El aceite de la
unción era un compuesto de cinco ingredientes: mirra, canela, cálamo, casia y
aceite en distintas proporciones.
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Se usaba para ungir todo lo que estuviera consagrado a Dios, tanto objetos
(Éxodo 40:9-11) como personas, estando terminantemente prohibido su uso con
otro fin diferente. Estaba bajo el cuidado directo del sumo sacerdote (Números
4:16). En la ceremonia de consagración de Aarón y sus hijos el aceite fue
derramado sobre la cabeza de Aarón (Levítico 8:12), aunque no sobre las de sus
hijos, que fueron rociados junto con su padre con ese aceite y sangre del altar
(Levítico 8:30). Aquí hay una diferencia observable entre la plena unción del
sumo sacerdote y la unción parcial de los otros sacerdotes. De hecho, la Escritura
se refiere al sumo sacerdote como aquel 'sobre cuya cabeza fue derramado el
aceite de la unción' (Levítico 21:10). También hay una alusión al orden de esa
unción en Éxodo 40:13,15, donde se especifica que primero es ungido Aarón y en
segundo lugar sus hijos. Aquí hay una lección sobre la diferencia de la unción que
hay entre Jesús y nosotros. Él es el Ungido (Mesías, Cristo) por antonomasia
(Lucas 4:18) y nosotros participamos de su unción (Juan 1:16). La diferencia es
que aquel aceite físico estaba reservado a los sacerdotes, que solamente eran
una pequeña fracción del pueblo de Dios. Por lo tanto ellos eran los ungidos,
quedando el resto del pueblo al margen. En el nuevo pacto, en cambio, la unción
reposa sobre cada miembro del pueblo de Dios, siendo esta realidad algo que ya
el Antiguo Testamento anunciaba (Joel 2:28) y que en el día de Pentecostés
comenzó a cumplirse. Aquí de nuevo tenemos confirmada la idea de que bajo el
nuevo pacto cada creyente es un sacerdote, al haber sido ungido personalmente,
no con el símbolo sino con la realidad misma. Una de las cualidades que el aceite
tiene es que hidrata y por lo tanto regenera y rejuvenece. Una vez llegados a
cierta edad nos damos cuenta de que nuestro cuerpo necesita hidratación,
porque la piel se torna seca y áspera debido al proceso de envejecimiento. Hay
objetos que con el paso del tiempo pierden lubricación y llegan a ser inútiles,
siendo el aceite quien los recupera de nuevo para su uso. Pues bien, la misma
necesidad de hidratación y lubricación ocurre en lo espiritual, si queremos estar
en plenitud de vigor y vida; por eso hay un paralelismo entre fuerza y aceite en el
Salmo 92:10. De ahí su asociación con la curación y la salud, como vemos en
Santiago 5:14. El aceite que nos unge y nos renueva es el Espíritu Santo, con el
cual somos capacitados por Dios para ministrar (2 Corintios 1:21). Por ello se
hace imprescindible ser continuamente renovados con su frescura y poder.
Fuentes Consultada
El Tabernáculo-Iglesia Evangélica Pueblo Nuevo
Consultas:
enzo_emil@hotmail.com
danzandoparaelreydegloria@gmail.com
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