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Siempre quise poder entrevistar a Ali. Pero claro era casi una utopía. Sin
embargo hoy una vez dadas ciertas condiciones además de las herramientas
disponibles y la actitud conveniente me propuse hacer una visita rumbo al
inframundo. Y qué lugar! Me hacía recordar al mismísimo Dante. La
referencia era que a mi entrevistado podía hallarlo hacia la parte norte, el
sector más cercano a la luz infinita donde reposan los justicieros.
…Una vez allí pude distinguir entre niebla una figura alta de silueta esbelta.
Se volvió un poco mirando hacia mí al tiempo que sin palabras hacia señal
para que me acercara. Caminé un poco y ya frente a él a luz tenue pude ver
su rostro. Mi impresión fue la de un hombre aproximado a los 35 años,
terso, de tez morena y facciones de carácter sobrio pero afable.
Me invito a sentarme todavía en silencio, aunque tampoco yo había
pronunciado palabra. Finalmente pasados unos segundos eternos prorrumpió
para inquirir a voz pausada, ─¿Cómo fue que te atreviste a venir a este
lugar? ¿Qué pudo motivarte a tanto?─. Entonces note con extrañeza que
podía entender su ingles a pesar de no conocer su idioma; pero también él
podía entenderme. Qué maravilla pensé, …esta dimensión no tiene límites!
─No tengo miedo, quería hacer esto, conozco los misterios del inframundo,
Además tengo un salvoconducto, estoy autorizado─, respondí a sabiendas de
ciertos misterios. Tal vez la misma expectativa y el buen deseo de este
logro me habían predispuesto. Me sentía seguro de mí mismo.
─Y hacia dónde quieres llevar esta entrevista, porque debes tener claro
esto─, advertía. Pero sí que estaba claro en propósito. Por eso respondí
reconociendo su nivel de gloria y relevancia en el bello mundo.
─Todos allá arriba saben que eres un héroe, hombre de carne y huesos pero
héroe, vencedor de mil batallas para imponer derechos y quebrantar
soslayos. Todos te veneran, saben que nada pudo doblegarte y que fuiste
ejemplo vivo. Quién como Ud. Sr. Ali para sentar precedentes de integridad
y espíritu de conquista con la cual puedan motivarse estas nuevas
generaciones que le sucederían…
"¡Soy el más grande!, soy el más grande!", fue la frase con que el futuro
Muhammad Alí oficializaría ese triunfo sobre el "Oso Feo", como llamaba
burlonamente a su contrincante. Y la frase con que el deportista negro,
elegido como uno de los más grandes del siglo XX, entró definitivamente en
la historia de la cultura occidental.
─¿Pero es de suponer que algún otro elemento debió influir para darte la
inspiración determinante en la conquista de tu propio sueño, o no?─.
─Oh, sí por supuesto. En mi caso fue determinante el color de mi piel, debí
sobreponerme a una terrible persecución, externa e interna. Pero siempre
pude ver mi casta enhiesta. Pude seleccionar modelos que definitivamente
delimitaron mi estrategia para perfilar al hombre que quise ser, tanto en el
box como en mi vida civil, así como en lo espiritual siempre hice la elección
más conveniente a mi juicio, claro está. Lo cual también pudo haberme hecho
errar en algunas otras situaciones...
─La noche en la que Ali batió por tercera y última vez a Joe Frazier, en
Manila, me tocó jugar mi mejor carta al pedirle a Alí que, por lo menos, se
pusiera de pie, cuando estaba por empezar el último round.
─Claro, felicidades a todos. Esta es mi fórmula para cada asalto de paso por
la vida, por favor no la pierdan de vista:
1. Creo en Dios, por tanto también en mí mismo como hijo del Todopoderoso
2. Mi diálogo interior siempre será positivo
3. Cada día me esforzaré y aun estaré dispuesto a romper mis límites
4. Nunca me rendiré. Nunca
5. En momentos difíciles jamás seré mi enemigo
6. No puedo decidir sobre lo que pasa a mí alrededor, pero sí puedo decidir
cómo respondo y lo que haré
7. Utilizaré las advertencias como oportunidades para aprender
8. Me concentraré en mis puntos fuertes y dominaré mis puntos débiles
9. Cultivaré la inmortalidad en la conquista de los corazones
10. Jamás diré yo y nadie más, sino yo, en la fuerza de todos y en el favor
del Todopoderoso.