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Coordinación:
Nasazzi, Nora

Diseño y compaginación: Julio Mendez Autores:


© Editorial CCC Educando MacCormack, Walter
Av. Warnes 2361/5 (1417)
Capital Federal Marquínez, Ana
Con una tirada 500 ejemplares Nasazzi, Nora
Impreso en Argentina
Peralta, Valeria
Queda hecho el deposito que previene
la ley 11.723

ISBN:978-950-807-035-7

Nasazzi, Nora
Biología celular 8 : la comunidad de la vida : ciclo celular, ADN y herencia / Nora
Nasazzi. - 1a edición especial. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : C.C.C Editorial
Educando, 2017.
92 p. ; 22 x 17 cm.

ISBN 978-950-807-035-7

1. Biología Celular. I. Título.


CDD 571.6

No se permite la reproduccion total o parcial


de este libro, ni su almacenamiento en un
sistema informatico, ni su transmision en
cualquier forma
Índice o por cualquier medio,
electronico, mecanico, fotocopia, u otros
metodos, sin el permiso previo del editor.
Presentación

La presente colección de “Introducción a la Biología celular y molecular” ha sido elaborada


por cada uno de los profesores coordinadores del Departamento de Ciencias Biológicas, con sus
respectivos equipos docentes.
Sobre la base de un grupo de trabajo interdisciplinario, con amplia experiencia en la enseñanza,
en la investigación científica y educativa y, en la particular intersección entre la Escuela Secundaria
y la Universidad, se genera la necesidad de brindar un material de lectura adaptado al perfil de los
estudiantes que ingresan al CBC, con una mirada puesta en los conocimientos y habilidades inte-
lectuales, necesarios para afrontar la demanda de las futuras carreras, en cada una de las facultades.
La Biología celular y molecular contemporánea se caracteriza por atravesar un período de enor-
me crecimiento tanto en los métodos, como en las técnicas y resultados que requieren de una ac-
tualización adecuada, que permita ese tránsito entre la formación recibida en la escuela secundaria
y los primeros tramos del ciclo profesional.
Por ello, presentamos esta segunda edición que recoge la experiencia obtenida con la edición
anterior, las sugerencias de alumnos y colegas, y que ofrece la posibilidad de despertar en el alumno
el interés por saber y de impulsarlo a esforzarse para lograr un aprendizaje profundo.
En esta oportunidad, contamos con la invalorable colaboración de la Lic. Adriana Schnek que
con mucha habilidad y profesionalismo asumió el rol de revisora y editora. También nuestro agra-
decimiento a Adriana García que coordinó las ilustraciones efectuadas por Eduardo de Navarrete
y David Gonzalez Márquez, que tanto ayudan a la comprensión de los distintos temas.
Índice

Parte I - CICLO CELULAR

Introducción 9
1. El ciclo celular eucarionte 9
1.1 El ciclo celular presenta fases bien diferenciadas 9
1.2 La síntesis de macromoléculas y la producción de organelas varían durante
el ciclo celular 11
1.3 El ciclo celular puede diferir en los distintos tipos celulares 12
2. El control del ciclo celular 15
2.1 El ciclo celular está sometido a un estricto control 15
2.2 Factores solubles median las principales transiciones del ciclo celular 15
2.3 Los factores promotores son proteínas diméricas formadas por una ciclina
y una quinasa 16
2.4 La acción del FPS desencadena la replicación del ADN 18
2.5 La acción del FPM es responsable del inicio y la progresión de la mitosis 19
2.6 Las transiciones a través del ciclo celular poseen varios niveles adicionales
de regulación 20
2.7 En el ciclo celular existen numerosos puntos de control o “checkpoints” 22
2.8 El punto de control del ADN dañado bloquea el ciclo celular hasta que el
daño haya sido reparado 22
2.9 El cáncer pone en evidencia la relevancia de los mecanismos de control del
ciclo celular y lo dramático de su desregulación 24

Parte II - REPLICACIÓN DEL ADN

Introducción 25
3. Termodinámica de la replicación 25
4. Coordinación con el ciclo celular 26
5. Propiedades universales de la replicación 27
5.1 La replicación del ADN es semiconservativa 27
5.2 Replicación del ADN comienza a partir de un sitio de origen y ocurre en for-
ma bidireccional 29
5.3 La síntesis del ADN se produce siempre en sentido 5’→3’ determinando
que una de las cadenas se sintetice en forma discontinua 30
6. Etapas del proceso de duplicación del ADN y enzimas intervinientes 31
6.1 La iniciación involucra varias proteínas que preparan los sitios de origen
para la replicación 31
6.2 Durante la elongación las ADNpol sintetizan ADN con la presencia de un
cebador 32
6.3 Al encontrarse las dos horquillas se produce la terminación de la replica-
ción 36
6.4 El proceso de replicación en eucariontes posee varias diferencias en com-
paración con el que ocurre en procariontes 37
7. Fidelidad del mecanismo de replicación 42
7.1 La corrección de pruebas mejora la fidelidad de la replicación 42
7.2 Numerosos mecanismos de reparación evitan la alteración de la secuencia
de nucleótidos del ADN 43
8. Recombinación del ADN 44
8.1 La recombinasa media la recombinación específica de sitio 44
8.2 La recombinación homóloga es una importante fuente de variabilidad gené-
tica 45

Parte III - DIVISIÓN CELULAR


9. Mitosis 48
9.1 Con la profase se inician los eventos de la cariocinesis 49
9.2 Durante la metafase los cromosomas se ubican en la placa ecuatorial de la
célula 51
9.3 Durante la anafase las cromátides hermanas se separan 52
9.4 La telofase marca el final de la cariocinesis 54
10. Citocinesis 54
10.1 En las células animales la citocinesis está mediada por un anillo contrác-
til 54
10.2 La citocinesis de una célula vegetal esta mediada la unión de vesículas
derivadas del complejo de Golgi 55
11. Función de la mitosis 56
12. Puntos clave del proceso mitótico 57
13. División celular en organismos procariontes 57
14. Meiosis y reproducción sexual 58
14.1 La meiosis contrarresta los efectos aditivos de la fecundación 58
14.2 Existen diferentes tipos de ciclos de vida de acuerdo al momento en que se
produce la meiosis 60
15. Etapas de la meiosis 61
15.1 Durante la profase I ocurren eventos característicos y distintivos de enor-
me importancia para el proceso global 62
15.2 Durante la metafase I los bivalentes se alinean sobre el plano ecuatorial de
la célula 63
15.3 En la anafase I se segregan los cromosomas homólogos 63
15.4 Con la telofase I culmina la primera división meiótica 63
15.5 La profase II da inicio a la segunda división meiótica 63
15.6 En la metafase II los cromosomas se ubican en el plano ecuatorial de la
célula 64
15.7 La anafase II marca el inicio de la migración de las cromátides hermanas 64
15.8 La telofase II marca el final de la segunda división meiótica 64
16. Gametogénesis 64
16.1 La ovogénesis permite la generación de gametas femeninas u óvulos 65
16.2 Las espermatogénesis produce espermatozoides 65
17. Consecuencias de la reproducción sexual: variabilidad genética 66

Parte - IV ALTERACIONES CROMOSÓMICAS ESTRUCTURALES Y


NUMÉRICAS

18. Alteraciones cromosómicas estructurales 68


18.1 Las inversiones impiden el correcto apareamiento de los cromosomas ho-
mólogos 68
18.2 Las translocaciones producen la inclusión de un fragmento de un cromo-
soma en otro no homólogo 69
18.3 Las supresiones implican la pérdida de un fragmento cromosómico 70
18.4 Las duplicaciones implican la repetición de un fragmento cromosómico 70
19. Alteraciones cromosómicas numéricas 70

Parte V -LOS MECANISMOS DE LA HERENCIA

20. Primera ley de Mendel: principio de segregación 72


20.1 Las observaciones de Mendel pueden relacionarse con nuestro conoci-
miento actual para el análisis de los cruzamientos 73
20.2 Cuando existe dominancia incompleta el individuo heterocigota exhibe un
fenotipo intermedio 75
20.3 En la codominancia ambos alelos se expresan conjuntamente 75
20.4 La herencia ligada al cromosoma X es un caso particular de herencia mende-
liana 76
21. segunda ley de Mendel: transmisión independiente 77
22. Herencia no mendeliana 78
23. Consideraciones básicas sobre probabilidad 78

Parte - VI DIFERENCIACIÓN CELULAR

24. Determinación, diferenciación y morfogénesis 80


25. Regulación de la expresión génica en la diferenciación 84
25.1 La diferenciación y la división celular son procesos mutuamente exclu-
yentes 84
25.2 Los genes selectores determinan regiones anatómicas en el embrión 86
25.3 La segregación de determinantes citoplasmáticos ayuda a comprender por
qué determinadas células expresan un determinado gen selector 86
25.4 La inducción se relaciona con las interacciones de la célula con su entorno 89
26. La desdiferenciación y diferenciación en tejidos adultos 90
26.1 La desdiferenciación puede ser inducida por humanos 91
26.2 Células madres embrionarias y células diferenciadas pueden reprogramar-
se hacia células pluripotentes 92
BIBLIOGRAFÍA 94
Biología Celular

I - CICLO CELULAR

Introducción

Como se vio en el Fascículo 1, la reproducción, o sea la capacidad de generar nuevos individuos muy
similares a los progenitores, es una de las características distintivas de todos los seres vivos. Dado que la
célula es la unidad estructural y funcional de todos los seres vivos, la reproducción depende, finalmente, de
la capacidad de las células para dividirse, generando nuevas células. De esta manera, todas las nuevas células
derivan de otras células por medio de mecanismos de división celular. Cada célula en etapa de división recibe
el nombre de célula madre y sus descendientes, llamadas células hijas, generalmente heredarán la misma
información genética que poseía su progenitora. Al llegar a la madurez estas células generarán nuevas célu-
las hijas, a las cuales les transmitirán los mismos genes que ellas habían heredado. Por lo tanto, la división
celular constituye el enlace entre un progenitor y su descendencia, entre especies vivientes y sus ancestros
ya extinguidos.
Sin embargo, la enorme diversidad biológica que aún hoy se encuentra sobre el planeta hace que el ciclo
celular y su relación con la reproducción difieran sustancialmente en diferentes grupos de organismos.
La primera diferenciación debe hacerse entre organismos procariontes y eucariontes. En primer lugar,
al ser eminentemente unicelulares, cada ciclo de división en una célula procarionte representa un evento de
reproducción, donde un individuo progenitor genera dos individuos hijos. Por otro lado, las células proca-
riontes, si las condiciones ambientales son favorables, crecen rápida y continuamente, aumentando su masa
hasta que se dividen mediante un proceso denominado fisión binaria el cual se describirá someramente más
adelante. Durante este “ciclo celular procarionte” la célula duplica todos sus estructuras, de manera que cada
una de las células hijas recibe una copia del cromosoma circular y suficientes copias de todas las macromolé-
culas, monómeros e iones inorgánicos lo cual le permite iniciar una vida independiente.
Dentro de los organismos eucariontes, es importante diferenciar aquellos que solo alcanzan el nivel celu-
lar de organización de aquellos que están compuestos por muchas células. Los primeros (que lejos de lo que
podría pensarse, representan una enorme fracción del total de los organismos eucariontes) comparten con los
procariontes el hecho de que cada división celular representa un evento de reproducción. En los organismos
eucariontes pluricelulares, la división de una célula no implica en forma directa la reproducción del orga-
nismo. De esta manera, la división celular en eucariontes cumple la vital función de reemplazar las células
muertas del organismo, así como la de permitir el crecimiento y el desarrollo del mismo. Obviamente, tanto
si entre las estrategias de reproducción de dichos organismos se encuentra algún tipo de mecanismo asexual,
como si solo se reproduce sexualmente, la división celular estará involucrada de diferentes maneras en el
desarrollo de dichos mecanismos.

1. El ciclo celular eucarionte


1.1 El ciclo celular presenta fases bien diferenciadas

El ciclo de una célula eucarionte se divide en dos fases principales fácilmente visibles con el microscopio
óptico: la fase M (M= mitótica) y la interfase (Figura 1). El proceso de la división celular (fase M) consiste
en dos procesos secuenciales: la división nuclear (cariocinesis) y la división citoplasmática (citocinesis).

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Ciclo Celular

Fig. 1. Esquema del ciclo celular, con fases, etapas y tiempos relativos. Se considera arbitrariamente un ciclo
celular de 24 hs, aunque debe tenerse en cuenta que la duración del mismo puede apartarse mucho de este
periodo según el tipo celular considerado.

Pero antes de que una célula típica pueda dividirse, debe duplicar su masa y todos los elementos que con-
tiene. Solo de esta forma es posible que ambas células hijas contengan todos los componentes que necesitan
para iniciar su propio ciclo de crecimiento celular. La mayor parte del trabajo necesario para la preparación de
la división celular se produce durante la fase de crecimiento del ciclo celular que recibe el nombre de inter-
fase (que suele producir confusión). La mayoría de los componentes celulares se forman a lo largo de todo el
período interfásico comprendido entre dos divisiones celulares consecutivas. Por ello resulta difícil establecer
claramente etapas durante la progresión de la célula en crecimiento a través de la interfase. Una excepción
importante la constituye la síntesis de ADN, ya que el ADN del núcleo celular únicamente se replica durante
un período limitado de tiempo dentro de la interfase. Este período recibe el nombre de fase S (S= síntesis) del
ciclo celular. El período comprendido entre la finalización de la fase M y el comienzo de la síntesis de ADN
recibe el nombre de fase G1 (G= gap, en inglés brecha, espacio vacío). Durante este período, en la célula
ocurren procesos por los cuales aumenta su volumen.
El período comprendido entre el final de la fase S y la fase M siguiente, recibe el nombre de fase G2.
Durante este período la célula posee su conjunto cromosómico por duplicado y realizará la síntesis de los
elementos requeridos para el desarrollo de la mitosis.

10
Biología Celular

1.2 La síntesis de macromoléculas y la producción de organelas varían durante el ciclo celular

Entre dos mitosis sucesivas, una célula duplica todos sus componentes. De esta manera, ambas células
hijas poseerán el material necesario para iniciar su propio ciclo de vida. Durante la fase G1, la célula princi-
palmente duplica su masa; Además de la síntesis activa de proteínas y ARN se duplican todas sus organelas
citoplasmáticas. Como se mencionó en fascículos anteriores, las mitocondrias y los cloroplastos (estos últi-
mos presentes solo en células vegetales), son organelas originadas evolutivamente por endosimbiosis y ambas
poseen aún la capacidad de dividirse, generando “organelas hijas”. De esta manera al dividirse, cada una de
las células hijas recibe una fracción aproximadamente igual de estas organelas. Por su parte, los componentes
del sistema vacuolar citoplasmático, retículo endoplásmico y complejo de Golgi se fragmentan en pequeñas
vesículas que, al igual que los lisosomas y otras estructuras vesiculares, serán repartidas entre los dos produc-
tos de la división mitótica. Lo mismo ocurrirá con las subunidades ribosomales, ya que una sola célula posee
varios miles de ellas distribuidas por todo su citoplasma. Para todas estas actividades de síntesis, la célula ne-
cesitará enormes cantidades de energía que obtendrá de un activo metabolismo. El estado alcanzado luego de
estas actividades metabólicas posibilitará que la célula esté en condiciones de iniciar la duplicación del ADN.
De esta manera queda claro que la interfase, lejos de ser un periodo de “reposo”, representa un periodo de
enorme actividad metabólica. Si centramos nuestra atención en la actividad de síntesis de proteínas, ADN y
ARN veremos que muestran patrones diferentes (Figura 2). Por un lado, la síntesis de ADN se produce solo
durante el periodo S (la cantidad de ADN se duplica), y no hay producción de ADN ni en G1 ni en G2. Por
el contrario, la trascripción y la traducción ocurren de forma activa y a una tasa aproximadamente constante
durante las 3 etapas de la interfase.

Fig. 2. Actividad de síntesis de ADN, ARN y proteínas durante las diferentes etapas de la interfase del ciclo
celular. Mientras que la traducción y la trascripción prosiguen a un ritmo aproximadamente constante du-
rante toda la interfase, la replicación solo se realiza durante un periodo discreto (S).

11
Ciclo Celular

Durante la mitosis, por el contrario, además de no haber replicación del ADN, cesa completamente la tras-
cripción mientras que la actividad de síntesis de proteínas muestra una marcada disminución. Estos cambios
se relacionan con el grado de condensación de la cromatina. Como se mencionó, la replicación del material
genético es el principal evento de la fase S. Para que esto ocurra, la cromatina debe estar en forma laxa.
Este estado descondensado de la cromatina se mantiene durante todas las etapas interfásicas, por lo cual la
trascripción (que requiere un estado descondensado de la región de ADN a transcribir) puede ocurrir en cual-
quiera de sus etapas. De la misma manera, al haber producción de ARNm durante toda la interfase, también
habrá síntesis de proteínas. Un ejemplo de esto lo representan las histonas. Como se estudió anteriormente,
estas proteínas se asocian al ADN de eucariontes y forman la cromatina. Precisamente por este motivo, en
el momento en que se generan las nuevas cadenas de ADN, se requerirán más moléculas de estas proteínas
para unirse a la nueva cromatina. La síntesis de las histonas ocurre exclusivamente durante la fase S y por
consiguiente también se requerirá la síntesis de los ARNm específicos de dichas proteínas. Una vez concluida
la duplicación, estos mensajeros son degradados. Así, la fase S dista mucho de abarcar exclusivamente la
producción de material genético como único evento metabólico. Por otro lado, cuando se inhibe la síntesis
proteica en células que se encuentran en la fase G2, se impide su entrada en M. Esta observación indica que
existe síntesis de proteínas también en esta etapa y que las mismas son esenciales para la división celular.
Como se verá más adelante, en el citoplasma de la célula que se encuentra en el final de la fase G2 aparecen
factores proteicos solubles que no están presentes en las dos fases anteriores y que son esenciales para la
división celular. Además, algunos elementos cruciales de la complicada “maquinaria” del huso acromático
o mitótico (necesario para la partición del material genético en la mitosis) también se sintetizan hacia el final
de la fase G2.
Uno de los eventos más notables de la etapa M, es la condensación progresiva de toda la cromatina lo
cual forma estructuras concretas y claramente distinguibles denominadas cromosomas. Como se vio anterior-
mente, cada cromosoma está constituido, según la etapa de la fase M, por una o dos moléculas de ADN en
su máximo estado de condensación. En ese estado, es imposible que los complejos procesos del inicio de la
transcripción tengan lugar, ya que no se puede acceder a los promotores de los genes para transcribirlos en
secuencias de ARN. Es por ello que la transcripción cesa por completo durante la fase M. Al no haber nuevos
ARNm, y dado que la vida media de los mismos es corta, la actividad de síntesis de proteínas disminuye drás-
ticamente, restringiéndose a la traducción de aquellos ARNm que, por sus características, posean una mayor
vida media y persistan, en mayor o menor medida, durante la fase M. La Figura 3 ilustra los cambios en la
masa celular y en el estado de condensación de la cromatina durante las diferentes etapas del ciclo celular.

1.3 El ciclo celular puede diferir en los distintos tipos celulares

En organismos unicelulares, tales como bacterias y protozoos, la célula crece y se divide rápidamente. La
velocidad de división celular suele estar limitada tan solo por la disponibilidad de los nutrientes necesarios
para producir los componentes celulares. En los animales pluricelulares, la situación es bastante distinta. Los
diferentes tipos celulares han perdido, en diversos grados, la capacidad de dividirse rápida y continuamente.
De esta manera, el número de células se puede mantener al nivel que resulte óptimo para el funcionamiento
del organismo en conjunto: lo principal es la supervivencia del organismo y no la supervivencia de cualquiera
de sus células individuales. A consecuencia de ello, por ejemplo las 1014 células del cuerpo humano no se
dividen todas con la misma frecuencia. Por el contrario, existe una enorme variabilidad en la duración de los
ciclos celulares, tanto cuando se examinan células en diferentes etapas del desarrollo como cuando se compa-
ran diferentes tipos celulares de un individuo, en un momento cualquiera de su ciclo de vida. Así, los ciclos
pueden repetirse cada menos de 30 minutos (en células de muy rápida división del embrión en crecimiento),
o pueden durar varios meses en los tejidos de crecimiento lento (como el hígado de mamífero).

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Biología Celular

Fig. 3. Variaciones en la cantidad de ADN y en la masa celular durante el ciclo celular. Por crecimiento
continuo la masa celular se incrementa (hasta duplicarse) durante la toda interfase. En cambio, el ADN que
constituye la cromatina durante la interfase y los cromosomas durante la fase M, se duplica solo durante el
periodo S.

Pero antes de ver los casos extremos, veamos cómo sería un ciclo celular estándar de una célula animal.
El ciclo de las células somáticas animales se repite aproximadamente cada 18-24 horas. El tiempo requerido
para la duplicación de todo el genoma, cuya longitud será igual dentro de los distintos tipos celulares de una
especie en particular, es bastante constante y requiere aproximadamente 8 hs. De la misma manera, la fase G2,
que es la más corta de la interfase, dura unas 4 hs y la mitosis, de menor duración aún, es un breve período en
el ciclo celular y requiere 1 hora o aún menos. Como puede verse, las células pasan la mayor parte de su ciclo
en G1 y es precisamente su duración la que es ajustada en respuesta a las condiciones del entorno celular. Una
vez finalizada esta fase, se completará la fase S, se continuará con G2 y la célula se dividirá. No existe retorno
una vez comenzada la duplicación en S.
Sin embargo, algunos tipos celulares se apartan notoriamente de este ciclo estándar arriba descrito (Figura
4). Existen por lo menos tres categorías de células con ciclo celulares “atípicos”.

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Ciclo Celular

Fig. 4. Las células pueden poseer ciclos celulares de muy diferente duración. Células como las neuronas (a)
una vez diferenciadas, no vuelven a dividirse nunca más, permaneciendo indefinidamente en G0. Otros tipos
celulares, como los hepatocitos (b), normalmente no se dividen, pero pueden dejar G0 y reiniciar el ciclo
celular bajo los estímulos adecuados. Finalmente otros tipos celulares, como las células meristemáticas de
los vegetales (c) o las células de la médula ósea de los animales superiores (d), poseen una gran actividad
mitótica, y se dividen prácticamente en forma continua.

1- Algunos tipos celulares con especialización estructural extrema, como las células nerviosas y las de
los músculos estriados normalmente no se dividen. Una vez diferenciadas permanecen en ese estado hasta
su muerte. Se considera que estas células se apartan del ciclo celular en una etapa dentro del periodo G1 en
donde pueden permanecer sin dividirse durante el resto de sus vidas, sin volver a entrar en la fase S. Este
estado se llama G0.
2- Ciertos tipos celulares pueden ser estimulados a abandonar G0 y reingresar al ciclo. Es decir normal-
mente no se dividen, pero pueden iniciar la síntesis de ADN cuando reciben un estímulo apropiado. En este
grupo se encuentran las células hepáticas (las que pueden proliferar, por ejemplo, cuando se extirpa quirúr-
gicamente una parte del hígado) y los linfocitos (células sanguíneas pertenecientes al grupo de los glóbulos
blancos), que proliferan cuando interactúan con el antígeno apropiado.
3- Existe una tercera categoría a la que pertenecen células con un nivel relativamente alto de actividad
mitótica. Ciertos tejidos del cuerpo están sujetos a renovación continua y deben formarse permanentemente
nuevas células mediante división celular. En esta categoría se incluyen las células germinales (que dan lugar
a las gametas), las estirpes celulares generadoras de leucocitos y eritrocitos y las células epiteliales que revis-
ten las cavidades y la superficie del cuerpo. Las células no especializadas del sistema meristemático apical,

14
Biología Celular

localizadas en los extremos de las raíces y de los tallos de las plantas, también muestran división celular
rápida y continua.
No todas las células se dividen por mitosis. En organismos de reproducción sexual podemos diferenciar
dos grandes tipos de células: las células somáticas y las células germinales. Las primeras forman parte de
todos los tejidos y poseen el grado de ploidía (o sea el número de juegos completos de cromosomas) corre-
spondiente a esa especie (por ejemplo: diploide, tetraploide, etc.). Estas células aseguran la conservación del
número cromosómico dividiéndose por mitosis.
Las células germinales dan origen a las gametas de ambos sexos que son las células encargadas de par-
ticipar en la formación de los nuevos individuos de la especie, para lo cual deberán fusionarse dos de ellas,
una proveniente de cada progenitor. Estas células poseen la mitad del número cromosómico de la especie
(son haploides) de modo que luego de la fecundación se regenera el número cromosómico característico.
Las células con un número de cromosomas reducido se producen a partir de las células germinales por medio
de una división celular diferente llamada meiosis y se estudiará más adelante. Sin embargo, es importante
indicar aquí que una célula que ha sufrido meiosis no puede volver a dividirse por este mecanismo, ya que no
puede reducir más su número cromosómico. Por ello, cuando se habla de la existencia de un ciclo celular, en
el que cada célula hija vuelve a dividirse, convirtiéndose en célula madre y así sucesivamente, generación tras
generación celular, la división celular involucrada es la mitosis.

2. El control del ciclo celular

2.1 El ciclo celular está sometido a un estricto control

Como vimos, el ciclo celular eucarionte puede considerarse compuesto por dos eventos principales: la
replicación del ADN (etapa S) y la mitosis (fase M), separados por dos períodos denominados G1 y G2.
Existen mecanismos de regulación que aseguran que estos eventos ocurran en el orden correcto. Además,
estos eventos discontinuos son coordinados con procesos continuos, como el crecimiento celular, con lo cual
se mantiene un tamaño celular normal. Si bien aún hay mucho que aprender sobre los múltiples y complejos
caminos que afectan el progreso de una célula a través del ciclo celular, se tratará acá de realizar un breve
resumen de los principales eventos moleculares involucrados en este control.
La progresión de una célula eucarionte a través del ciclo celular requiere de la integración de un largo
número de señales intra y extracelulares. Si las señales apropiadas no están presentes, la célula fallará en la
transición de una fase del ciclo celular a la siguiente. Esta transición depende de una serie ordenada de eventos
moleculares, durante la cual el inicio de uno de ellos depende de la finalización exitosa del evento anterior.
Por ejemplo, sería perjudicial para la célula comenzar la replicación del ADN antes de haber completado la
segregación de los cromosomas durante la mitosis anterior. Los mecanismos de control se enfocan princi-
palmente sobre los eventos mencionados al inicio de este apartado: la duplicación del ADN y el inicio de la
mitosis que ocurre en la transición entre G2 y M.

2.2 Factores solubles median las principales transiciones del ciclo celular

Ya desde hace muchos años, se comprobó experimentalmente que el progreso de una célula a través del
ciclo celular dependía, entre otras cosas, de factores solubles que, cuando presentes, inducían a dicha célula
a entrar en las diferentes etapas del ciclo. Estos estudios clásicos implicaron la fusión de dos células que se
encontraban en diferentes estadios del ciclo celular. Estas células producto de la fusión de otras dos se denom-
inan heterocariontes, ya que en su interior poseen dos núcleos diferentes, aportados por las dos células que
intervinieron en la fusión. De esta manera pudo observarse, por ejemplo, que al fusionar una célula en fase S
con una célula en G1, ambos núcleos del heterocarionte duplicaban su ADN. Resultó evidente entonces que
algún tipo de señal química difusible que se encontraba en la célula en fase S inducía la replicación del núcleo

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Ciclo Celular

de la célula que estaba en G1. Este factor se conoce como Factor Promotor de la fase S (FPS). Por otro lado,
cuando una célula mitótica se fusionaba con otra célula en cualquier estadio de la interfase, se observaba que
el núcleo interfásico comenzaba una “seudo-mitosis”, caracterizada por la prematura condensación de los cro-
mosomas (Figura 5). Esto sugirió que en las células en división estaba presente otro factor difusible, llamado
entonces Factor Promotor de la Mitosis (FPM). Ambos factores, FPS y FPM, parecían tener vidas medias
cortas, ya que en la fusión de células en G1 con células en G2 no se observaba inducción de la replicación ni
de la mitosis en ninguno de los núcleos del heterocarionte.

Fig. 5. Micrografía mostrando el aspecto de los cromosomas observados luego de fusionar una célula en
fase M (izquierda) con una célula en G1 (derecha). Un factor soluble proveniente de la célula mitótica ha
inducido la condensación parcial de los cromosomas de la célula en interfase.

2.3 Los factores promotores son proteínas diméricas formadas por una ciclina y una quinasa

Luego de la detección de los FPS y FPM, numerosos estudios bioquímicos, genéticos y de biología mole-
cular realizados en diferentes modelos experimentales, entre los que sobresalen los ovocitos de anfibios (Xe-
nopus laevis), nematodos, levaduras y células de mamífero en cultivo, llevaron a la identificación molecular
de dichos factores, a la comprensión de su forma de acción y al conocimiento de algunos de los mecanismos
que regulan su actividad. A continuación se realiza solamente una muy breve reseña de los conocimientos
surgidos de esos trabajos, con el objetivo de comprender de qué manera las células eucariontes progresan a
través del ciclo celular de una manera ordenada y controlada.
Los componentes centrales del sistema de control del ciclo celular son un grupo reducido de proteínas
diméricas llamadas quinasas dependientes de ciclinas o CDKs (del inglés, Cyclin-Dependent Kinases).
Recordemos que las quinasas son enzimas que catalizan la unión covalente de un grupo fosfato derivado
del ATP. Cuando sus sustratos específicos son proteínas, la fosforilación puede activar o desactivar la proteína
modificada, según el caso. Estas quinasas (las CDKs) están siempre presentes en la célula pero en un estado
inactivo, excepto cuando se encuentran unidas a una subunidad reguladora, otra proteína denominada cicli-
na. El término ciclinas se acuñó para indicar que la concentración de estas proteínas reguladoras se eleva y
desciende siguiendo un patrón predecible conforme avanza el ciclo de la célula. Las ciclinas juegan un rol
esencial en la regulación de la actividad quinasa de las CDKs. Cuando la concentración de ciclina es baja, la

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Biología Celular

quinasa carece de la subunidad ciclina y como resultado es inactiva. Cuando la concentración de ciclina alcan-
za un nivel suficiente, forma el dímero con la CDK, la cual se activa y fosforila “moléculas blanco”, las cuales
a su vez median diferentes eventos que en conjunto determinan la progresión de la célula en el ciclo celular.
La cerrada dependencia que la actividad quinasa de las CDKs tiene de la presencia de ciclinas representa el
primer nivel de regulación de la actividad quinasa de las CDKs. Las CDKs poseen controles adicionales de
su actividad que se mencionarán muy brevemente más adelante.
A partir de los numerosos estudios antes mencionados, se han identificado varias ciclinas, las cuales
difieren levemente y reciben diferentes nombres según los organismos en los que se las ha estudiado. La
descripción detallada de estas ciclinas en los diferentes organismos excede el objetivo de este fascículo. Sin
embargo, es importante mencionar que todas las ciclinas eucariontes presentan un alto grado de similitud, esto
es, sus secuencias de aminoácidos son muy parecidas. También la estructura tridimensional de la mayoría de
sus dominios es parecida, si bien pueden unirse a diferentes CDKs. Esta alta similitud se debe al hecho de
que las ciclinas de todos los organismos son homólogas entre sí y han evolucionado a partir de una secuencia
antecesora común que seguramente existió hace más de mil millones de años.
¿Cuáles son las principales transiciones del ciclo celular donde intervienen los complejos CDKs-Ciclinas?
La Figura 6 ejemplifica, de una manera simplificada, las tres principales clases de complejos CDK-ciclinas
que controlan el pasaje de la célula eucarionte a través del ciclo celular. La primera clase de complejos actúan
en la fase G1 y se denominan complejos CDK-ciclina de G11. Estos complejos se forman cuando la célula
recibe estímulos que la inducen a dividirse (la naturaleza y origen de los múltiples estímulos mitogénicos es
un complejo tema en sí mismo que se mencionará brevemente más adelante y muchos de cuyos detalles aún
se ignoran). Cuando las ciclinas de G1 alcanzan una concentración suficiente para unirse en forma efectiva a
sus correspondientes quinasas (en la mitad y al final de G1) y forman los complejos CDK-ciclina de G1, estos
fosforilan blancos claves de los cuales es importante mencionar: I) proteínas que al ser fosforiladas se activan
y actúan como factores de trascripción que promueven la expresión de los genes de las diferentes enzimas
que intervienen en la replicación del ADN; y II) proteínas que al ser fosforiladas se activan y actúan como
factores de trascripción que promueven la expresión de los genes que codifican las ciclinas y las CDKs de la
fase S, las responsables de formar la segunda clase de complejo CDK-ciclina, el Complejo CDK-ciclina de
S2, que se correspondería funcionalmente con el anteriormente mencionado FPS. Si bien el FPS se encuentra
inicialmente inactivo por unión a una proteína inhibidora, hacia el final del período G1, el mismo complejo
CDK-ciclina de G1 que promovió su aparición induce la degradación del inhibidor y activa el factor.

Fig. 6. Cambios en el nivel de las diferentes ciclinas durante las distintas etapas del ciclo celular. Se indica
también el momento del ciclo en que se forman los correspondientes complejos ciclinas/Cdk.
1
Comprende a los complejos ciclina D con cdk4 y cdk6 y el de la ciclina E con cdk2 en células de mamíferos.
2
Se corresponde con el complejo ciclina A con cdk2.

17
Ciclo Celular

2.4 La acción del FPS desencadena la replicación del ADN

Una vez activado, el FPS (o sea el complejo CDK-ciclina de S) fosforila proteínas clave del inicio de
la replicación, que se encuentran unidas al ADN. Se ha visto que las moléculas de ADN eucarionte poseen
secuencias cortas que actúan como señales para el inicio del proceso de replicación. Tomando como ejemplo
el genoma de la levadura de panadería (Saccharomyces cerevisiae), esta función la cumple una serie de se-
cuencias cortas, de 11 pares de bases (origen de replicación o secuencias ori). Estas secuencias se encuen-
tran, durante todas las etapas del ciclo celular, unidas a una proteína hexamérica denominada complejo de
reconocimiento del origen de replicación (CRO).
Cuando una célula está terminando la mitosis y durante las etapas tempanas de G1 el CRO interacciona
con dos grupos de proteínas: A y B. Primero se unen dos proteínas de la familia A que son las encargadas de
permitir que 6 proteínas de la familia B se acoplen al CRO. Todo este complejo proteico montado sobre los
sitios de origen de replicación del ADN recibe el nombre de complejo Pre-replicativo. La formación de los
complejos pre-replicativos define un estadio bien diferenciado del cromosoma ya que el mismo se encuentra
en condiciones de iniciar la replicación del ADN. En relación con esto, el hexámero formado por las proteínas
B tiene actividad helicasa, o sea es capaz de romper los puentes de hidrógeno que mantiene unidas a ambas
cadenas del ADN. Sin embargo, se mantendrá inactivo hasta el inicio de la etapa S. En este momento, al ser
activado el FPS, entre otros procesos, fosforila las proteínas B del complejo pre-replicativo permitiendo su
actividad helicasa e iniciando el proceso de replicación.

Fig. 7. Esquema simplificado que muestra el estado de los sitios de iniciación de la replicación a lo largo de
las diferentes etapas del ciclo celular. Las secuencias de ADN de estos sitios se encuentran, durante todas
las etapas del ciclo celular, unidas a una proteína hexamérica denominada complejo de reconocimiento del
origen de replicación (CRO). Durante el final de la mitosis y durante G1, los bajos niveles de Cdk permiten
que las proteínas A y B formen el denominado complejo pre-replicativo (PreCR). Este complejo solo se activa
en fase S, cuando hay altos niveles de Cdks de G1/S y de S. Al ocurrir la replicación, el PreCR se desorga-
niza, llevando al cromosoma a un estado post-replicativo, el cual impide un nuevo inicio de la replicación y
posibilita la transición hacia la fase M. Solo luego de la anafase, cuando el APC media la destrucción de las
Cdk presentes en M, puede reiniciarse el armado de los PreCR.

18
Biología Celular

Al ocurrir la replicación, los componentes del complejo pre-replicativo se desorganizan, llevando al cro-
mosoma a un estadio post-replicativo, el cual impide un nuevo inicio de la replicación y posibilita la tran-
sición hacia la fase M. La imposibilidad de reiniciar la formación de un nuevo complejo pre-replicativo se
mantendrá hasta el final de la fase M, ya que la presencia de altos niveles de CDKs (tanto de las de fase S
como los de fase M) impiden la reorganización de sus componentes. Los eventos acá descritos se ilustran, de
manera simplificada, en la Figura 7.

2.5 La acción del FPM es responsable del inicio y la progresión de la mitosis

La tercera clase de complejos CDK-ciclinas está representada por lo que podemos llamar Complejos
CDK-ciclina de M3 y que equivalen al FPM descrito originalmente en células de levadura. La activación
de estos complejos inicia una cascada de fosforilaciones que lleva a la disolución de la membrana nuclear a
través de la fosforilación de proteínas de la lámina nuclear, a la condensación de los cromosomas mediante la
fosforilación de la histona H1, a la fragmentación del complejo de Golgi y el RE. También son responsables
de la formación del huso mitótico y la alineación de los cromosomas en la placa metafásica. Aunque no se
mencionarán los detalles, la separación de las cromátides hermanas que caracteriza la anafase se produce por
la acción de un complejo multiproteico denominado complejo promotor de la anafase o APC (de su nom-
bre en inglés). Este complejo agrega moléculas de ubiquitina a ciertas moléculas del centrómero, las cuales
estaban manteniendo a las cromátides hermanas juntas. La ubiquitina es una especie de “etiqueta” molecular,
y cuando varias moléculas de la misma son unidas a una proteína, la misma está destinada a ser degradada
por un gran complejo proteolítico cilíndrico llamado proteosoma. Al ser degradadas por el proteosoma, las
cromátides hermanas se separan.
La salida de la célula del proceso mitótico requiere de la destrucción de las ciclinas mitóticas y la conse-
cuente desaparición de los complejos CDK-ciclinas de M. Esta destrucción también ocurre durante la anafase,
pero solo luego de que las cromátides hermanas se han separado y han sido traccionadas por los microtúbu-
los del huso hacia polos opuestos de la célula. ¿Quién es el responsable de la destrucción de los complejos
CDK-ciclinas de M? Se ha visto que las ciclinas mitóticas poseen una secuencia cercana a su extremo amino
terminal denominada “caja de destrucción” o “secuencia de destrucción”. Esta secuencia actúa como señal
para el sistema de ubiquitinización celular. El complejo específico que agrega ubiquitinas a las ciclinas mi-
tóticas es ni más ni menos que el mismo APC. La razón por la cual el APC puede realizar estos trabajos tan
diferentes es porque se une secuencialmente a diferentes proteínas reguladoras de su actividad, las cuales son
sintetizadas y activadas en un orden temporal exacto de modo que la célula puede primero realizar la sepa-
ración de las cromátides y solo luego hidrolizar las ciclinas mitóticas que hacen decrecer la concentración
del FPM y marcan la entrada en la telofase. La desaparición del FPM permite la acción de las fosfatasas, las
cuales eliminarán los grupos fosfatos (que habían sido agregados por el FPM) de las proteínas de la lámina
(permitiendo la reorganización de la misma), de las proteínas que condensan el ADN y de las nucleoporinas
entre otras. Esto permite a la célula transitar por la telofase. Dado que el FPM también inhibe la interacción
entre cadenas de miosina, su desaparición también permite la formación del anillo contráctil que mediará la
citocinesis.

3
Comprende los complejos de la cdk1 con las ciclinas A y B en células de mamíferos.

19
Ciclo Celular

2.6 Las transiciones a través del ciclo celular poseen varios niveles adicionales de regulación

Como puede verse, las CDKs cumplen un papel fundamental en las transiciones del ciclo celular. Su
compleja función y acción coordinada no solamente es regulada por unión a las ciclinas sino que requieren
niveles adicionales de regulación. Entre estos niveles podemos mencionar:

1) Fosforilación y desfosforilación de la subunidad catalítica de las CDKs


Por ejemplo, cuando una de las ciclinas mitóticas se une a su correspondiente quinasa generando el FPM,
el mismo es inactivo (Figura 8). La quinasa es fosforilada en dos sitios regulatorios diferentes en forma se-
cuencial (en los aminoácidos 15 y 161). Este complejo fosforilado aún es inactivo, pero se activa cuando una
fosfatasa elimina el grupo fosfato unido al aminoácido 15.

Fig. 8. Ejemplo de cómo los eventos de fosforilación representan un nivel de regulación de la actividad de los
complejos CDKs-ciclinas. Y15 (tirosina) y T161 (treonina) son los aminoácidos involucrados en las
fosfori-laciones (y sus respectivas posiciones en la proteína) que terminan activando al FPM. Los círculos
que contienen una letra P representan los grupos fosfato.

Este proceso muestra de qué manera los eventos de fosforilación y defosforilación controlan también la
actividad de los complejos CDK-ciclinas.

20
Biología Celular

2) Presencia de proteínas inhibitorias capaces de interactuar con las CDKs


Un ejemplo de este tipo de regulación lo representa la actividad del complejo CDK-ciclina de fase S. Este
complejo se comienza a acumular en G1, pero es inactivo porque se encuentra unido a una proteína inhibi-
dora. Esta inhibición impide que se inicie la replicación antes de que la célula esté totalmente preparada para
entrar en S. En una etapa tardía de G1, se produce la fosforilación de la proteína inhibidora, lo que lleva a su
ubiquitinización y posterior degradación vía el proteasoma, dejando activo al complejo CDK-ciclina de la
fase S. La Figura 9 ejemplifica este mecanismo de regulación.

Fig. 9. Ejemplo de cómo la presencia de proteínas inhibidoras representan un nivel de regulación de la ac-
tividad de los complejos CDKs-ciclinas. En este caso Sic1 es la proteína que inhibe al FPS. La fosforilación
de Sic1 (por el complejo ciclina de G1/Cdk) desencadena la ubiquitinización de Sic1 y su degradación por
el proteasoma.

3) Proteólisis controlada de las ciclinas


Como se mencionó anteriormente, la terminación de la anafase y la entrada en la telofase está mediada por
la destrucción de las ciclinas mitóticas de los complejos CDks-ciclinas que conforman el FPM. La proteólisis
de estas ciclinas disminuye rápidamente la actividad quinasa del FPM permitiendo el inicio de los eventos de
la telofase (Figura 10)

Fig. 10. Ejemplo del mecanismo de regulación de las ciclinas por proteólisis mediada por proteasoma. En
este caso se observa la degradación de la ciclina de M, la cual al ser degradada permite a la célula terminar
la anafase y entrar en telofase.

21
Ciclo Celular

2.7 En el ciclo celular existen numerosos puntos de control o “checkpoints”

Si una célula avanzara en el ciclo celular sin haber completado los procesos anteriores del ciclo, se enfren-
taría a situaciones catastróficas. Por ello, las células permiten la progresión a la fase siguiente del ciclo celular
solo luego de haber finalizado todos los eventos asociados con la fase previa. Las células tienen mecanismos
“de vigilancia” que controlan eventos claves del ciclo celular y permiten la transición solo si estos han sido
completados. Por ejemplo, si la anafase comenzara antes de que los cinetocoros de las dos cromátides her-
manas de cada cromosoma estuviesen correctamente unidos a los microtúbulos polares del huso acromático,
las células resultantes tendrían cromosomas de más o de menos ya que la migración hacia polos opuestos no
se realizaría de forma correcta. Sin embargo, el progreso a través del ciclo celular tiene una serie de puntos
denominados checkpoints o puntos de control. Los puntos de control son vías inhibitorias que aseguran la
dependencia de un proceso respecto de otro que no está relacionado con él. A continuación se mencionarán
brevemente los principales.
Se ha observado que si una célula no ha podido replicar completamente sus cromosomas, no entra en mi-
tosis. Esto es consecuencia de la existencia de un punto de control del ADN no replicado. Esta inhibición de
la entrada en mitosis está mediada por proteínas. Se piensa que una de estas proteínas reconoce la presencia de
horquillas de replicación y se une a ellas activando, de alguna manera no conocida aún, su actividad quinasa.
La activación de esta quinasa lleva a una cadena de eventos de activación/inhibición de proteínas que tiene
como consecuencia final el hecho de que el complejo CDK-ciclina que inicia los eventos mitóticos permanece
unido a su inhibidor, careciendo de actividad.
Otro punto de control chequea que los cinetocoros de todas las cromátides se hayan unido correctamente
a los microtúbulos del huso. Este punto de control del ensamblado del huso evita el inicio de la anafase si
alguna cromátide ha fallado en este proceso. Actualmente se cree que una proteína reconoce los cinetocoros
“libres” y como consecuencia de esto, se activa e inhibe a la proteína responsable de activar al APC. Al no
estar activado el APC, el mismo no puede ubiquitinizar las proteínas que mantienen unido el cinetocoro al
huso y, por lo tanto, las cromátides permanecerán unidas al huso, postergando el inicio de la anafase hasta que
no haya ningún cinetocoro libre.
Si durante la anafase las cromátides hermanas no segregan adecuadamente, la célula no entra en telofase
y no termina la mitosis. Esto se debe a la existencia de un punto de control de la segregación de los cro-
mosomas. Este complejo sistema de control, que involucra numerosas proteínas y cascadas de activación de
proteínas quinasas, comprueba la correcta segregación a polos opuestos del huso de los cromosomas hijos.
De haber segregado correctamente, el proceso lleva finalmente a la destrucción mediada por el proteosoma
del FPS que, como se mencionó más arriba, es mediada por el APC.

2.8 El punto de control del ADN dañado bloquea el ciclo celular hasta que el daño haya sido
reparado

El último punto de control del ciclo celular que se mencionará está constituido por el punto de control
del ADN dañado. Este sistema de control bloquea la progresión a través del ciclo de toda célula que pre-
sente daños en las moléculas de ADN hasta que los mecanismos de reparación específicos los reparen. Este
mecanismo de control es muy importante, ya que cuando algún agente químico (hidrocarburos aromáticos
policíclicos, fenoles, etc.) o radiaciones (UV, γ, etc.) causan un daño a la molécula de ADN, la detención del
ciclo celular en G1 o en el inicio de S, evita la copia de la secuencia de nucleótidos dañada, lo que fijaría la
mutación en el genoma. Por otro lado, la detención en G2 de células que presentan rotura de ambas hebras del
ADN, permite la reparación de ese daño antes de la entrada en mitosis, evitando así la mala segregación o la
pérdida de porciones dístales del cromosoma. Básicamente, este mecanismo de control permite que, detectado
el daño en el ADN, se genere una señal que detiene las células en la fase G1, demore la fase S y/o bloquee la
finalización de G2. Todas ellas son manifestaciones alternativas del mismo proceso genético fundamental: la

22
Biología Celular

activación del punto de control del ADN dañado (Figura 11).


Si bien los detalles de los procesos que se desencadenan al ser detectado el daño en el ADN son complejos
y exceden el objetivo de este fascículo, podemos mencionar que, de alguna forma, el daño en el ADN causa
la activación de una proteína quinasa. Esta quinasa dispara dos diferentes vías de respuesta. Una de ellas se
relaciona con la capacidad de la quinasa de activar fosfatasas. Entre otras cosas, estas fosfatasas mantienen
inhibidos (como se mencionó anteriormente) los complejos CDKs responsables del progreso del ciclo celular,
deteniendo la célula en G1, S o G2, según el momento en que se gatilla este mecanismo. La otra vía de res-
puesta disparada por la quinasa se relaciona con la presencia de estrés genotóxico (o sea aquel que es capaz
de causar daño en el material genético) e involucra a un actor crucial de la respuesta celular a los factores que
causan este tipo de estrés: la proteína p53. Esta proteína (producto de la expresión de uno de los denomina-
dos genes supresores de tumores) se une a secuencias específicas del ADN actuando como un activador de la
transcripción de numerosos genes.
El aumento de p53 en respuesta al estrés genotóxico es la resultante de mecanismos post-traduccionales
que vuelven estable a la proteína, la cual en condiciones normales sería rápidamente degradada. Es decir que
aumenta el nivel de la proteína alterando su vida media (por fosforilación) y no por un aumento de la veloci-
dad de trascripción del gen o de la traducción de su ARNm. El aumento en la concentración p53 es transitorio
y se correlaciona con la presencia del daño en el ADN. Si no se produce la reparación del daño, los niveles
elevados de p53 persisten por largos períodos de tiempo.

Fig. 11. Efecto del daño al ADN sobre los eventos de control del ciclo celular. Puede observarse el rol central
de la proteína p53, ya sea provocando la detención del ciclo hasta que el daño sea reparado o, en caso de
no poder repararse, induciendo la muerte celular (apoptosis) de las células cuyo material genético ha sido
dañado.

23
Ciclo Celular

La inducción de p53 inhibiría la progresión del ciclo celular por activación de un gen que codifica la pro-
teína p21, una inhibidora de quinasas que actuaría básicamente por dos mecanismos distintos:
1) uniéndose e inhibiendo todos los complejos CDKs de células de mamíferos deteniéndolas en las dife-
rentes etapas de la interfase.
2) interactuando e inhibiendo proteínas esenciales para la replicación del ADN tales como algunos com-
ponentes de la ADN pol δ de eucariontes, una de las principales responsables de la replicación del ADN en
estos organismos.

Adicionalmente, se ha observado que cuando el daño en el ADN es muy extenso, la p53 activa la expre-
sión de genes involucrados en el proceso de apoptosis. Este mecanismo de muerte celular programada, se
pondría en marcha evitando la acumulación de múltiples alteraciones en el genoma de las células de los orga-
nismos multicelulares, lo cual incrementaría enormemente la probabilidad de que algunas de ellas sufrieran
el proceso de transformación que las llevaría de células normales a células cancerosas. El importante rol que
posee la proteína p53 tanto en la detención del ciclo celular como en la inducción de la apoptosis puede ex-
plicar la observación de que prácticamente todas las células cancerosas presentan mutaciones en ambos alelos
del gen que codifica p53 o bien en algunos de los genes que intervienen en las vías metabólicas que inducen
y mantienen elevados niveles de p53 en respuesta al daño en el ADN.

2.9 El cáncer pone en evidencia la relevancia de los mecanismos de control del ciclo celular y
lo dramático de su desregulación

Desafortunadamente, todos conocemos los devastadores efectos que un cáncer tiene sobre la salud de un
organismo multicelular. Como se mencionó, el cáncer es una enfermedad producida por alteraciones genéti-
cas vinculadas con los mecanismos de control del ciclo celular, resultando en la formación de tumores invasi-
vos que pueden propagarse a distancia por la liberación de células (metástasis). El cáncer no es consecuencia
de un solo evento mutacional, sino de la acumulación de varias alteraciones genéticas en una misma célula
(lo cual se denomina origen monoclonal del cáncer).
Las células normales pueden convertirse en cancerosas a través de la acción de diversas sustancias quími-
cas, radiaciones ionizantes y algunos virus (virus oncogénicos). Estas células cancerosas muestran una serie
de características particulares entre las que se encuentran: anomalías cromosómicas numéricas y estructura-
les, capacidad de dividirse indefinidamente (inmortalidad celular) y desorganización del citoesqueleto.
Las mutaciones que causan carcinogénesis pueden agruparse en dos grandes tipos: las que afectan ge-
nes supresores de tumores y las que afectan proto-oncogenes. Los genes supresores de tumores actúan
normalmente poniendo frenos a la proliferación celular y pierden su capacidad protectora cuando se alteran
ambas copias del gen, lo cual indica que las mutaciones en esos genes actúan de una manera recesiva. Por el
contrario, los proto-oncogenes codifican proteínas cuya función normal es promover (por diferentes meca-
nismos) la proliferación celular. Al producirse una mutación en un proto-oncogen (es suficiente la alteración
de solo una de las copias del gen para expresar un fenotipo alterado, esto es, actúan de manera dominante),
se transforman en oncogenes, cuya expresión puede causar la pérdida del control del crecimiento celular, ya
sea por la transcripción desmesurada del gen que codifica un factor de crecimiento, que lleve a la presencia
de niveles excesivos de sus productos normales, o bien por la aparición de productos con estructuras alte-
radas. Es importante señalar que algunos virus portan oncogenes capaces de inducir ciertos tipos de cáncer.
Estos oncogenes no están vinculados a ninguna función de la partícula viral sino que ingresaron al genoma
del virus en infecciones previas de células eucariontes, durante las cuales incorporaron proto-oncogenes que,
posteriormente, se modificaron por mutación, en oncogenes. Un ejemplo de este tipo de virus es el VSR el
cual produce el Sarcoma de Rous en los pollos.
El primer gen supresor de tumores identificado fue el RB, causante de un infrecuente tumor en la retina
denominado retinoblastoma. Este tipo de tumor aparece con alta frecuencia en ciertas familias en las que

24
Biología Celular

algunos individuos heredan una de las copias del gen alterado, aumentando enormemente la probabilidad de
padecer el tumor por mutación posterior del único alelo normal. El gen supresor de tumores que aparece con
mayor frecuencia vinculado con el cáncer humano es el de la proteína p53 cuyo importante papel en el control
del ciclo celular se ha comentado anteriormente. En este sentido, se ha visto que ratones homocigotas para una
deleción del gen de p53 (por lo que son incapaces de sintetizar proteína normal) desarrollan tumores con alta
frecuencia. Esta observación pone en evidencia la importante actividad de p53 como supresor de tumores. Se
ha determinado que el 80% de los carcinomas de colon contienen alelos mutados de p53 y se estima que el
50% de todos los cánceres humanos posee mutaciones en dicha proteína.
Otros genes supresores de tumores son PAC, vinculado con el cáncer de colon, y BRCA 1 y 2 vinculados
con el desarrollo de cáncer de mama.
En cuanto a los oncogenes, no han sido vinculados con formas hereditarias de cáncer. Como se mencionó
anteriormente, prácticamente todos los oncogenes derivan de genes celulares normales (proto-oncogenes) que
promueven la proliferación celular. Algunos oncogenes codifican proteinquinasas citoplasmáticas, como el
gen ras. La proteína Ras interviene en numerosos mecanismos de transducción de señales. La forma activa de
Ras está unida a GTP y se inactiva al hidrolizarlo a GDP + Pi. Las formas mutantes hidrolizan el GTP mucho
más lentamente, por lo cual se produce una acumulación de proteína Ras activa, que envía señales de prolife-
ración celular al núcleo (al activar factores de transcripción) aún en ausencia de los mediadores químicos que
normalmente se requieren para que la señal se genere. Otros oncogenes codifican factores de crecimiento (sis)
o sus receptores (erbB). Algunos otros codifican proteínas que actúan como factores de transcripción (myc).

II. REPLICACIÓN DEL ADN

Introducción
La autoduplicación es la capacidad que presenta el material genético de actuar como plantilla de copiado
de sí mismo, en la fase S previa a la división celular. Este proceso permite la continuidad de la vida al garan-
tizar un mecanismo que traspase la información genética entre generaciones.
El proceso de replicación se basa en la separación de las cadenas de la molécula parental de ADN, me-
diante la ruptura de los puentes de hidrógeno que mantienen juntas a las bases complementarias, seguida del
copiado de ambas cadenas. Las cadenas parentales actúan como moldes ya que la complementariedad de
bases dicta la secuencia nucleotídica de las cadenas a sintetizar.
Hoy sabemos que el ADN tiene las funciones de:
- almacenar la información genética necesaria para que los seres vivos, desde la célula más simple hasta
los organismos pluricelulares, mantengan todos sus procesos metabólicos;
- autoduplicarse previo al proceso de división celular, y transmitir esa información a sus descendientes
garantizándoles así su metabolismo y reproducción de modo que estos a su vez, se perpetúen en el tiempo.

3. Termodinámica de la replicación
La polimerización de nucleótidos de ADN es un proceso endergónico y por lo tanto es una reacción cuya
variación de energía libre es positiva (ΔG > 0).
En primera instancia, podría pensarse que la energía obtenida de la hidrólisis del enlace fosfato del
nucleótido entrante (monómero) es suficiente para impulsar la reacción en el sentido de la polimerización.
La realidad es un poco más compleja. La formación de cada enlace fosfodiéster entre dos nucleótidos a partir
de la hidrólisis del grupo fosfato de un desoxirribonucleótido trifosfatado (dNTP) (reacción 1), es levemente
desfavorable desde el punto de vista termodinámico (ΔG = 2Kj/mol). Si todo el proceso dependiera de esta

25
Replicación del ADN

reacción, entonces la enzima ADN polimerasa (ADNpol) que cataliza dicha reacción actuaría en el sentido de
la despolimerización.
¿De dónde proviene la energía faltante para impulsar la reacción en el sentido de la polimerización?
(ΔG < 0). La principal responsable es la reacción de hidrólisis del pirofosfato (PPi) catalizada por la pirofos-
fatasa (ΔG = -19 Kj/mol) (reacción 2).

(dNMP)n + dNTP -------------------→ (dNMP)n+1 + PPi (1)


ADN ADN alargado en 1 nucleótido
PPi -------------------→ 2 Pi (2)

Este grupo de dos moléculas de fosfato inorgánico proviene de cada dNTP que participa de la reac-
ción de elongación de la cadena de ADN. Además, existe una importante contribución por parte de la energía
liberada por las interacciones débiles (puentes de Hidrógeno) generadas entre la base del nucleótido entrante
con la base complementaria de la cadena molde y la base adyacente (de la misma cadena). En conjunto, estos
eventos imposibilitan la reversibilidad de la reacción, por lo que la ADN polimerasa no puede catalizar el
proceso inverso es decir, la despolimerización.

4. Coordinación con el ciclo celular


Por cada ciclo celular se produce solo un evento replicativo y, una vez ocurrido el mismo, el ciclo celular
inevitablemente continúa hasta la división de la célula. La célula posee por lo tanto, mecanismos de control
que verifiquen que este proceso se lleve a cabo una sola vez, previo a la división celular de modo que cada
célula hija cuente con una copia idéntica del material genético que tenía la célula madre.
En un individuo procarionte esto se limita, generalmente, a la replicación completa del único cromosoma
circular (sin histonas asociadas), que permita la obtención de dos copias del ADN. Dichas copias deberán
ser desenredadas antes de que la célula pueda proceder a dividirse en dos células hijas, mediante el proceso
de fisión binaria. En este caso, la división celular determinará el aumento en el número de individuos de la
población.
En organismos eucariontes, que poseen un número variable de cromosomas lineales y asociados a his-
tonas, el proceso es más complejo y el ciclo celular está altamente controlado. Como vimos anteriormente,
la entrada en la etapa S, en la cual se lleva a cabo la replicación, está mediada por la interacción de ciclinas
específicas y sus correspondientes CDKs. Como resultado de dicha interacción se fosforilan entre otras, pro-
teínas que se encuentran asociadas a las ya mencionadas secuencias del ADN denominadas ori. Su función
es marcar los sitios en los que debe dar comienzo el proceso replicativo. Al ser estas proteínas reconocidas y
fosforiladas, ocurre la transición entre la fase G1 y la fase S, dando así comienzo a la replicación. El resultado
de este proceso es la obtención de una copia fiel de todo el material genético presente en la célula.
En una célula eucarionte el número de cromosomas presentes depende de la especie. Al inicio de la etapa
S, cada cromosoma está formado por ADN asociado a histonas (cromatina), y como tal será replicado. La
célula coordina, durante dicha etapa, la transcripción de los genes que codifican las histonas, la traducción
de sus mensajeros en el citoplasma, así como el reingreso al núcleo de estas proteínas y su ensamblaje en los
nucleosomas. Recordemos también que para que el ADN pueda ser accesible tiene que estar laxo. Dado que
la fase S es una etapa de la interfase, la cromatina no estará compactada, ni será visible con la forma de un
cromosoma tal como lo reconocemos durante las etapas de la división celular.
Tanto durante el proceso de replicación como a lo largo del resto del ciclo celular, el ADN estará sometido
a múltiples mecanismos destinados a reconocer y reparar las lesiones que puedan producirse. Ya vimos que
la célula presenta varios puntos de control (checkpoints) que frenan el avance del ciclo celular hasta tanto se
verifique dicha reparación. Si esto no es posible, en organismos pluricelulares, la célula ingresa al ya mencio-
nado proceso de muerte celular programada o apoptosis.

26
Biología Celular

En resumen:

• La replicación del ADN ocurre una sola vez por ciclo celular, lo cual está bajo estricto control molecular.
• El resultado del proceso de duplicación será que cada molécula de ADN dé origen a dos moléculas hijas
idénticas entre sí, e idénticas a la molécula parental o molde.
• Cada una de estas dos moléculas hijas es denominada en eucariontes cromátide hermana y se manten-
drán juntas hasta ser separadas durante la división celular (como veremos más adelante).
• Las dos cromátides hermanas constituyen un cromosoma duplicado que solo podrá visualizarse durante
la división celular.
• En eucariontes, la replicación demanda la producción de histonas.

5. Propiedades universales de la replicación


5.1 La replicación del ADN es semiconservativa

En el año 1953, el biólogo estadounidense James Watson y el físico británico Francis Crick (1916-2004)
propusieron que la duplicación del ADN debía ser semiconservativa, es decir que cada cromátide hermana
(que contiene una molécula de ADN bicatenaria), estaría compuesta por una cadena “vieja” (la que actuó de
molde para el proceso de duplicación y que pertenecía a la célula madre) y una cadena hija recién sintetizada,
complementaria a esa cadena molde.
Años más tarde, en 1957, los científicos estadounidenses Matthew Meselson y Franklin Stahl confirmaron
esa hipótesis mediante un ingenioso experimento utilizando cultivos de la bacteria E. coli. Hasta ese entonces,
se proponían tres posibles mecanismos de replicación (Figura 12):
I) Conservativo. En el cual el producto de la replicación sería una molécula hija de ADN formada por dos
cadenas completamente nuevas, y otra que conservaba las dos cadenas originales (parentales).
II) Semiconservativo. En el cual se producirían dos moléculas hijas, cada una de ellas formada por una
cadena original y otra nueva.
III) Dispersivo. Según el cual ambas cadenas de las dos moléculas producidas estarían compuestas por
fragmentos nuevos y fragmentos originales.

Fig. 12. Los tres modelos propuestos para explicar la replicación del ADN. El conservativo (izquierda) pro-
duciría una molécula enteramente nueva y se conservaría la “vieja”. El semiconservativo (centro) produ-
ciría dos moléculas híbridas, ambas formadas por una cadena nueva y una vieja. El dispersivo (derecha)
produciría también moléculas híbridas, pero en este caso, ambas cadenas serían una mezcla de segmentos
nuevos y viejos.

27
Replicación del ADN

Para comprender la ingeniosa experiencia de Meselson y Stahl debemos tener presente un par de puntos
claves de su diseño:
1- Se cultivaron células de la bacteria E. coli durante varias generaciones en un medio en el que la única
fuente de nitrógeno (NH4Cl) contenía 15N (isótopo “pesado”) en vez de 14N (isótopo “liviano”, que es el que
mayoritariamente forma parte de las moléculas biológicas). Las bacterias utilizaron el nitrógeno presente en
el medio de cultivo y con él sintetizaron sus bases nitrogenadas, incorporándolas posteriormente en sus nu-
cleótidos. Estos nucleótidos fueron a su vez polimerizados durante el proceso de replicación, incorporándose
así la marcación (15N) en las moléculas de ADN, que a consecuencia de dicha composición presentaban una
densidad algo mayor que aquellas moléculas de ADN formadas con nucleótidos con 14N. Este hecho permitía
diferenciar el ADN “pesado” del ADN “liviano” al separarlos mediante un proceso especial de centrifugación.
2- Centrifugación en un gradiente de densidad de Cloruro de Cesio (CsCl, sal de un metal pesado). En
este procedimiento, las moléculas de ADN que serán analizadas se mezclan junto con la solución de CsCl,
se coloca dicha mezcla en un tubo, y se centrifuga a alta velocidad (más de 1000.000 rpm) durante largos
períodos de tiempo (24-48 hs). En estas condiciones, la solución de CsCl forma un gradiente continuo de
densidad, que va aumentando desde la parte superior del tubo hacia el fondo. La fuerza centrífuga (cientos de
miles de veces mayor que la fuerza de la gravedad) provoca que las moléculas de ADN migren a lo largo del
tubo, hasta que se ubican en bandas estrechas, en la zona del gradiente que corresponde a su propia densidad.
Es importante señalar que la molécula de ADN no rompe sus enlaces puente de hidrógeno durante el proceso
de centrifugación, por lo tanto, lo que está migrando dentro del tubo son millones de fragmentos de moléculas
bicatenarias de ADN.
Con estos dos conceptos en mente, Meselson y Stahl cultivaron células de E. coli en un medio con 15N
hasta garantizar su incorporación en ambas cadenas del ADN, obteniendo la generación parental. La misma
fue transferida a un medio fresco con 14N como única fuente de nitrógeno, dejándola en el mismo exactamente
el tiempo necesario hasta duplicar la población celular, es decir, durante una generación: primera generación.
Los nucleótidos sintetizados por las bacterias durante este período e incorporados a las moléculas de ADN
durante el proceso de replicación, contendrán solo 14N en sus bases nitrogenadas. El ADN aislado de esta
primera generación celular formó, en el gradiente de CsCl, una sola banda ubicada en una posición interme-
dia a las correspondientes al ADN [14N] y ADN [15N]. Este resultado permitió descartar la posibilidad de un
mecanismo conservativo (Figura 12, izquierda).
En una segunda etapa del experimento, se dejó que las bacterias de la primera generación se reprodujeran
en el mismo medio, obteniéndose la segunda generación. El ADN obtenido de estos cultivos presentó dos
bandas en el gradiente de CsCl: una en la posición intermedia antes mencionada y otra en la posición co-
rrespondiente al ADN liviano [14N]. Esta observación permitió descartar definitivamente la posibilidad de un
mecanismo dispersivo de replicación (Figura 12, derecha) aceptándose el modelo semiconservativo (Figura
12, centro).

28
Biología Celular

Fig. 13. El experimento de Meselson y Stahl. (a). Las células bacterianas fueron cultivadas en un medio que
contenía solo nitrógeno pesado (15N), de manera que todo el nitrógeno en su ADN era 15N. Por ello se observó
solo una banda al centrifugar el ADN en el gradiente de CsCl. (b) Luego de que las células se transfirieron
a un medio que contenía solo nitrógeno liviano (14N), el ADN obtenido luego de una generación se ubicó en
el gradiente de CsCl en una posición más alejada del fondo, evidenciando una menor densidad. (c) luego de
una segunda generación en 14N, el ADN obtenido del cultivo generó dos bandas, una de ADN híbrido y otra
menos densa aún, confirmando el modelo semiconservativo para la replicación del ADN.

¿Qué resultados se hubiesen obtenido del proceso de centrifugación en ClCs al cabo de la primera gene-
ración, para los otros dos mecanismos postulados? ¿Y al cabo de una segunda generación?

5.2 Replicación del ADN comienza a partir de un sitio de origen y ocurre en forma bidireccional

Como se mencionó anteriormente, todos los cromosomas poseen por lo menos un origen de replicación o
sitio de origen. En el mismo se inicia la separación de las cadenas de ADN mediante la ruptura de los puentes
de hidrógeno que mantienen unidos a los pares de bases complementarios, formándose una estructura deno-
minada burbuja u ojo de replicación. Esto permite la acción de ciertas enzimas, dando comienzo al proceso
de síntesis de las cadenas hijas. Estas enzimas utilizan como molde para la síntesis las cadenas parentales. La
estructura con la que generalmente se representa el proceso de replicación corresponde a la mitad de la bur-
buja y se denomina horquilla de replicación que se representa con forma en Y (Figura 14). Como el proceso
comienza entonces en el origen de replicación y avanza en direcciones opuestas, alejándose de él a medida
que se va desenrollando la doble hélice, y copiando ambas cadenas molde simultáneamente, se dice que el
proceso es bidireccional.

29
Replicación del ADN

Fig. 14. Apertura de la doble hélice y bidireccionalidad del proceso de replicación. A partir de un único
origen la copia de las dos cadenas parentales transcurre en ambos sentidos, por lo cual se originan dos
horquillas de replicación. La existencia de una cadena adelantada y otra retrasada se relaciona con las
características de la enzima responsable de la replicación.

5.3 La síntesis del ADN se produce siempre en sentido 5’→3’ determinando que una de las ca-
denas se sintetice en forma discontinua

La replicación del ADN está a cargo de una familia de enzimas denominadas en conjunto ADN polime-
rasas (ADN Pol). Una característica general de todas ellas es poseer un único sentido de síntesis: 5’→3’.
En la reacción de polimerización, la cadena hija siempre crece en sentido 5’→3’ ya que el fosfato unido al
carbono 5 de la pentosa (5’–P) del nucleótido que se incorpora a la cadena, es el que se une al OH del carbono
3 de la pentosa correspondiente al último nucleótido incorporado (extremo 3’-OH), permitiendo la elongación
desde su extremo 3’.
Dado que la molécula de ADN está formada por dos cadenas antiparalelas, cuando ambas cadenas son
separadas al inicio de la replicación, solo una de ellas queda expuesta en la orientación correcta (3’ → 5’) para
permitir la síntesis continua de la cadena hija complementaria, acompañando así el avance de la horquilla de
replicación; esta cadena se denomina cadena adelantada o cadena líder. Sin embargo la otra cadena molde
queda expuesta en la orientación 5’ → 3’ (Figura 14). Su hebra hija debe necesariamente ser sintetizada en
forma discontinua, ya que la dirección de síntesis (5´ → 3´) es opuesta a la dirección en que avanza la horqui-
lla. Por ello, esta cadena hija se denomina cadena rezagada o discontinua. Se generan así, pequeñas cadenas
polinucleotídicas de aproximadamente unos mil nucleótidos, denominados fragmentos de Okazaki en honor
al investigador que los describió por vez primera. Entonces, a medida que la horquilla sigue abriéndose, la
única manera en que puede replicarse cada nueva región que va quedando al descubierto, es por medio de la
síntesis de un nuevo fragmento de ADN, por detrás del que ya fue fabricado. Esto se repetirá una y otra vez,
a medida que se sigue abriendo la horquilla de replicación. Estos fragmentos son finalmente unidos entre sí
formando una cadena complementaria continua.
En síntesis, cada una de las dos horquillas de replicación que se forman a partir de un sitio de origen están
constituidas por una hebra adelantada, que crece en el mismo sentido que la horquilla, y una hebra rezagada
cuyos fragmentos de Okazaki crecen en sentido contrario al del desplazamiento de dicha horquilla (Figura 14).

30
Biología Celular

En síntesis

• El ADN se replica en forma semiconservativa


• Cuando las cadenas parentales se separan, cada una sirve como molde para la síntesis
de una nueva cadena complementaria siguiendo las reglas de apareamiento de bases A-T, C-G
• Debe existir al menos un origen de replicación
• El proceso es bidireccional
• El sentido de síntesis de las polimerasas es 5’ → 3’
• La cadena líder es sintetizada en forma continua
• La cadena retrasada está formada por fragmentos de Okazaki (proceso discontinuo)

6. Etapas del proceso de duplicación del ADN y enzimas intervinientes


La replicación es un evento complejo que involucra numerosas enzimas, proteínas e incluso requiere de
la síntesis de pequeños segmentos de ARN. Tanto en eucariontes como en procariontes son necesarias varias
ADN polimerasas. En procariontes se las denomina con números romanos, según el orden cronológico en
que fueron encontradas; en particular, la ADN polimerasa III (ADNpol III) es la principal responsable del
proceso de replicación.
A continuación, se analizará el proceso en la bacteria E.coli, que es quizás el organismo en el cual el pro-
ceso está más estudiado y donde mejor se conoce. Cabe destacar que el proceso en sí, la secuencia de eventos
y el tipo de moléculas involucradas son básicamente semejantes en procariontes y eucariontes.

6.1 La iniciación involucra varias proteínas que preparan los sitios de origen para la replicación

Recordemos que en procariontes la información genética está almacenada en una molécula de ADN cir-
cular, que por lo tanto no presenta extremos libres y además no está asociado a histonas. El cromosoma de
E. coli presenta un único origen de replicación (ori C) donde se producirá la unión de las “proteínas de ini-
ciación”. Comienza así la formación de la burbuja de replicación, como resultado de la desestabilización de
aproximadamente una decena de pares de bases por ruptura de los puentes de hidrógeno. En este sitio ingresan
las helicasas uniéndose cada una de estas enzimas a una de las cadenas simples de ADN. Su función será,
con gasto de ATP, la de ir deslizándose sobre las cadenas rompiendo los puentes de hidrógeno. A medida que
avanzan, en sentidos opuestos, estas enzimas van generando las dos horquillas de replicación que conforman
una burbuja, permitiendo así la síntesis bidireccional (Figura 14).
Las proteínas de unión a ADN monocatenario (SSBP) se van uniendo a las cadenas simples de ADN
a medida que la doble hélice se va desenrollando, lo cual impide la renaturalización de la molécula de ADN,
es decir que ambas cadenas vuelvan a cerrarse debido a la atracción que ejercen las bases complementarias.
Este proceso también evita que la cadena desapareada pueda formar estructuras secundarias (consecuencia
de la complementariedad de bases intracatenaria) y además la protege de la acción de nucleasas (enzimas
cuya función es degradar ADN). Al iniciarse el proceso, la ADN girasa irá por delante de las horquillas de
replicación, aliviando las torsiones producidas por el desenrrollamiento de las cadenas parentales. Para ello
las girasas efectúan el corte de ambas cadenas (topoisomerasas de tipo II), resellándolas luego de permitir
una serie de giros de la molécula, lo cual alivia la torsión originalmente producida.
La Figura 15 esquematiza los eventos de la iniciación de la replicación en el origen de la replicación
(oriC) de E. coli. Como puede apreciarse, varias moléculas de la proteína de iniciación (llamada DnaA), cada
una de ellas unidas a una molécula de ATP, se unen al origen de la replicación ocasionando la formación de
una estructura helicoidal. Como consecuencia de la tensión que esto genera, una región rica en pares AT (de-

31
Replicación del ADN

nominada DUE) se desnaturaliza. En esta región se incorporan las helicasas (DnaB) las cuales continuarán
desenrollando la doble hélice mientras se desplazan en sentidos opuestos a partir del origen. La unión de las
helicasas al ADN requiere de la participación de otra proteína, denominada DnaC.

Fig. 15. Modelo de la iniciación de la replicación en el Origen de replicación de E. coli. Primero las proteí-
nas de iniciación (DnaA) reconocen y se unen al origen de iniciación. Esta reacción requiere ATP y causa la
desnaturalización de un segmento de la doble hélice en la región denominada DUE. Luego, en otra reacción
que requiere ATP y que está mediada por la proteína DnaC, se unen a la zona desnaturalizada dos moléculas
de helicasa (DnaB), las cuales se ubican en las horquillas de replicación y se desplazarán en sentidos opues-
tos, rompiendo los puentes de H y abriendo el camino a los complejos de replicación.

6.2 Durante la elongación las ADNpol sintetizan ADN con la presencia de un cebador

Durante la elongación, las enzimas helicasa y girasa continuarán su avance abriendo las horquillas de
replicación. El proceso de polimerización de los nucleótidos será llevado a cabo por ADN polimerasas que,
como ya mencionamos, solo sintetizan en el sentido 5’ → 3’. Estas enzimas requieren de una cadena molde
de ADN pero no pueden iniciar la síntesis de la nueva cadena. Esto se debe a que la incorporación de un
nucleótido solo se produce si se une a uno preexistente. Por lo tanto, ya que solo pueden elongar una cadena
pero no iniciarla, estas polimerasas no reconocen como sustrato a la hebra simple de ADN, requiriendo de
un grupo 3’OH con el cual reaccionar. Consecuencia de ello es que la replicación del ADN comienza con la
acción de la enzima ARN primasa4 que no tiene este requisito. Esta enzima reconoce al ADN monocatenario
4
La cadena que provee del extremo 3’OH a las ADN polimerasas se denomina cebador o primer. Este es un corto segmento
de ribonucleótidos que es sintetizado por la ARN primasa, un tipo especial de ARN polimerasa. Esto significa que durante
la replicación, no solamente será necesaria una provisión constante de dNTPs sino también de los NTPs utilizados como
sustrato por esta enzima (con ribosa como pentosa y Uracilo en lugar de Timina).

32
Biología Celular

como sustrato, incorporando un ribonucleótido trifosfatado complementario que será el primero de un corto
fragmento de ARN denominado primer o cebador (de 10 a 12 nucleótidos de longitud). El cebador actuará
como sustrato para la ADN pol III que, como se mencionó anteriormente, es la enzima encargada de la síntesis
de las cadenas hijas durante la replicación del ADN en células procariontes (Figura 16).

a)

b)

c)

Fig. 16. Síntesis del primer o cebador por la ARN primasa. La enzima ARN primasa reconoce al ADN simple
cadena como sustrato y puede sintetizar un corto fragmento de ARN utilizando al ADN como molde (a). Una
vez finalizado el primer, la ARN primasa se suelta del molde y su lugar es ocupado por la ADNpol III (b) la
cual comienza a unir dNTPs al extremo 3´OH del primer, elongando la cadena en sentido 5´ → 3´. De esta
manera, se logra sintetizar una cadena nueva de ADN que es complementaria del molde y que, por ahora,
posee un corto fragmento de ARN en el extremo 5´ que deberá ser reemplazado (c).

Si bien podría pensarse que a partir de estos cebadores la replicación transcurre bidireccionalmente en
forma continua, recordemos que las ADN polimerasas solo son capaces de polimerizar desoxirribonucleóti-
dos en la dirección 5’ → 3’. Como vimos anteriormente, esto determina que en cada horquilla de replicación
exista una cadena “continua” (aquella en la que la síntesis 5’→ 3’ avanza en la misma dirección que la de la
horquilla de replicación) y una cadena “discontinua” (aquella en la cual la dirección de síntesis es opuesta a la
dirección de avance de la horquilla de replicación). En la cadena continua, la ARN primasa sintetiza el primer
y es desplazada por la ADN pol III (Figura 16, b), que avanza junto con la horquilla catalizando la unión de
los dNTPs requeridos para la síntesis de la cadena nueva y al avanzar va desplazando las SSBP. De allí en
más, esta cadena se elongará por acción de la misma enzima, a medida que se exponen nuevas porciones de
la cadena molde como consecuencia de la acción de la helicasa. Sin embargo, la cadena discontinua requiere
de un proceso de síntesis algo más complejo. A partir de un cebador, la ADN Pol III sintetiza un fragmento de
Okazaki que se elonga en dirección opuesta a la apertura de la horquilla de replicación. Por lo tanto, a medida
que esta se va abriendo por acción de la helicasa, se exponen las nuevas porciones de la cadena molde a ser
replicadas. (Figura 17) Inevitablemente, este proceso se reinicia muchas veces, por lo que se requiere nueva-
mente de la acción de la primasa para que sintetice un nuevo primer, y esto explica que en la cadena rezagada
se observe la síntesis de sucesivos cebadores. Cada uno de estos ofrece un extremo 3’OH a la ADN pol III

33
Replicación del ADN

para la síntesis en la dirección 5’ → 3’ de un pequeño fragmento de ADN.


A medida que avanza, la ADN pol III se irá acercando al fragmento previamente sintetizado, hasta
toparse con el extremo 5’ del primer del fragmento anterior. Cuando esto ocurre, la ADN Pol III se
desprende de la cadena molde, siendo reemplazada por la ADN pol I. Esta enzima tendrá como función
remover uno por uno los ribonucleótidos del primer y reemplazarlos por desoxirribonucleótidos, lo cual es
posible debido a que además de ser polimerasa en el sentido 5´→ 3´ esta enzima tiene actividad exonucleasa
en el sentido 3’ → 5’5. Un esquema de este complejo proceso puede apreciarse en la Figura 17.
Una vez removido el último ribonucleótido del primer solo resta la unión covalente entre el último
desoxirribonucleótido incorporado por la ADN Pol I y el primer nucleótido del fragmento de Okasaki ante-
rior. La ADN ligasa es la enzima capaz de hacerlo, catalizando la unión de los fragmentos de ADN, formando
así una cadena continua6 (Figura 18).
Como se puede observar en la Figura 14, a partir del sitio de origen se generan dos horquillas de repli-
cación, cada una de las cuales presenta una cadena “continua” y una “discontinua”. También es importante
observar que si sobre una cadena parental, a partir del sitio de origen se sintetiza, por ejemplo, a la derecha
una cadena continua y a la izquierda una discontinua, sobre la otra cadena parental la situación es exactamente
opuesta. La causa de este hecho es el antiparalelismo de las cadenas de la doble hélice.

Fig. 17. Aspecto de una horquilla de replicación. Puede apreciarse que las dos ADNpol III se encuentran
asociadas, a pesar de que sintetizan en sentido opuesto. Mientras una elonga en forma continua la cadena
adelantada, la otra forma un fragmento de Okazaki y luego “se suelta” del ADN molde volviendo a unirse
cerca de la base de la horquilla, donde la ADN primasa ya sintetizó un nuevo primer. Mientras tanto, una
molécula de ADN helicasa avanza por delante del complejo de síntesis, abriendo la doble hélice. Aun por
delante de la helicasa, la ADN topoisomerasa alivia la tensión de torsión y el superenrollamiento que se
genera al abrir la doble hélice.
5
Exonucleasas: enzimas que presentan la capacidad de degradar cadenas polinucleotídicas desde sus extremos.
6
En eucariontes este proceso está acoplado a la hidrólisis de ATP mientras que en procariontes se utiliza NAD+.

34
Biología Celular

(a)

(b)

(c)

(d)

(e)

Fig. 18. Acción de la ADN polimerasa I. Luego de que la ADNpol III concluye un fragmento de Okazaki y
se desprende del ADN, queda una separación o corte entre ese fragmento y el sintetizado anteriormente (a).
Ese corte es reconocido por la ADNpol I, la cual posiciona sendos sitios activos sobre ambos extremos (b).
El sitio activo que contacta al cebador del fragmento anterior tiene actividad nucleasa 5´→ 3´degradando el
mencionado cebador. El otro sitio presenta actividad polimerasa en sentido 5´ → 3´ y elonga el extremo del
último primer utilizando dNTPs trifosfatados como sustrato (c). La ADN ligasa une los dos fragmentos de
Okazaki (d). Finalmente, la doble cadena de ADN queda completa (e).

35
Replicación del ADN

6.3 Al encontrarse las dos horquillas se produce la terminación de la replicación

La terminación comprende el encuentro de ambas horquillas de replicación en un punto (denominado ter)


que, ubicándose en una región opuesta al sitio de origen del cromosoma bacteriano, señaliza la terminación
de la replicación. Esta región contiene secuencias de ADN donde se une una proteína (tus) cuya función es la
de detener el avance de la horquilla de replicación, inhibiendo la actividad de la helicasa. Esto garantiza que
ambas horquillas se encontrarán en el sitio de terminación, aun cuando una de las horquillas llegase a ese pun-
to mucho antes que la otra (por ejemplo si una de las horquillas retrasó su avance como consecuencia de un
proceso de reparación). De esta manera, se obtienen dos moléculas de ADN circular que todavía permanecen
entrelazadas y serán separadas mediante la acción de una topoisomerasa, lo que permite que cada copia pueda
ser destinada a una célula hija durante el proceso de fisión binaria (Figura 19).

Fig. 19. Replicación de la molécula circular que constituye el cromosoma bacteriano. El proceso termina en
un sitio concreto del mismo, el cual se ubica en la región opuesta al sitio de origen. Allí se inhibe la actividad
helicasa, lo que asegura que ambas horquillas se encuentren en ese sitio, independientemente de la velocidad
a la cual cada horquilla se desplazó por el cromosoma.

El proceso de replicación (tanto en procariontes como en eucariontes) requiere de otros factores así como
de mecanismos adicionales. Además, algunos organismos presentan variaciones con respecto a los mecanis-
mos aquí descritos; variaciones que hemos omitido para simplificar su explicación. Algunos procesos permi-
ten coordinar las actividades enzimáticas sobre ambas cadenas, de modo que la replicación ocurre en forma
simultánea y las enzimas permanecen unidas a la molécula de ADN por más tiempo, generando segmentos de
ADN de mayor tamaño (aumentan la procesividad de las polimerasas), disminuyendo por lo tanto el tiempo
necesario para completar la duplicación.

36
Biología Celular

En síntesis

La replicación en procariontes requiere de los siguientes compuestos:

• ADN molde
• Proteínas iniciadoras que se anclan sobre el origen de replicación
• Helicasas que separan las cadenas en las horquillas
• Girasas (Topoisomerasas) que alivian las tensiones producto del desenrollamiento
• SSBP que evitan la unión de las cadenas moldes y las mantienen separadas durante su replicación
• ARN primasa y sus sustratos (ATP, CTP, GTP y UTP) que participan en síntesis de los primers
• Pirofosfatasa que desdobla el pirofosfato (difosfato) que se libera durante la
adición de cada dNTP a la cadena
• ADN pol III que elonga las cadenas hijas
• ADN pol I que remueve los cebadores o primers
• dATP; dCTP, dGTP y dTTP, los sustratos de la elongación

6.4 El proceso de replicación en eucariontes posee varias diferencias en comparación con el que
ocurre en procariontes

En eucariontes los cromosomas son muy largos, lineales, contienen gran cantidad de ADN y están aso-
ciados a histonas formando nucleosomas. Esta mayor complejidad estructural determina que la velocidad de
movimiento de la horquilla de replicación en eucariontes sea aproximadamente 20 veces más lenta que la
observada en E. coli (donde progresa a unos 1.000 nucleótidos por segundo). Esta característica, sumada al
hecho de que la cantidad de ADN a duplicar es miles de veces mayor, implicaría insumir mucho tiempo en
este proceso. Esto se compensa en eucariontes mediante la utilización de múltiples orígenes de replicación,
creando unidades de replicación denominados replicones. A partir de cada uno de ellos la replicación ocurre
en forma bidireccional.
El proceso de replicación en eucariontes está perfectamente coordinado con el sistema de control del
ciclo celular. Esto permite no solo que este evento ocurra una sola vez por cada ciclo, sino también que la
replicación se haya completado antes de permitir que se separen las cromátides hermanas del cromosoma
duplicado. Como vimos previamente, sobre los orígenes de replicación se encuentra asociado un complejo de
proteínas denominado complejo de reconocimiento del origen de replicación (CRO). Los preparativos para el
proceso de replicación comienzan hacia el final de la mitosis y en G1 temprano, cuando un enorme complejo
de proteínas iniciadoras, el complejo pre-replicativo (PRE-RC) se ensambla sobre CRO. La etapa S comienza
cuando las CDKs correspondientes fosforilan y activan el complejo de proteínas iniciadoras. Esto permite
que en ese lugar se abra localmente la doble cadena y comience la duplicación. El complejo pre-replicativo se
desensambla y sus componentes se degradan o son inhibidos. Esto permite que queden diferenciados aquellos
sitios de origen que ya han sido utilizados, e impide que sean reiniciados más de una vez por ciclo celular.
Si por alguna razón el proceso de replicación falla y las horquillas avanzan a menor velocidad, esto es
detectado por la célula activándose múltiples mecanismos destinados a su reparación. Dichos mecanismos
son esencialmente similares en procariontes y eucariontes, pero en estos últimos su efecto inmediato será el
de producir el bloqueo de la activación de nuevos orígenes de replicación, lo que evita que la célula realice la
mitosis (ver sistema de respuesta al daño al ADN). Esto permite que actúen los mecanismos de reparación que
evitan que se produzcan cambios en la información que porta el ADN y que esos cambios sean transmitidos
a las células hijas. Los orígenes de replicación eucariontes son activados ordenadamente. Aquellas zonas del
ADN que contengan genes transcripcionalmente activos serán de las primeras en ser duplicadas. Se genera
así un delicado juego de mecanismos moleculares, en los que la replicación y la transcripción serán cuidado-

37
Replicación del ADN

samente controladas.
Al igual que en bacterias existen diferentes tipos de ADN polimerasas. En eucariontes se han descrito al
presente 13 ADNpol, a las cuales se las nombra con letras griegas en vez de números romanos. Actualmente
se cree que la replicación de los cromosomas nucleares requiere de la acción coordinada de las polimerasas α,
δ y ε. La ADN polimerasa α (alfa) estaría íntimamente asociada con la primasa y juntas sintetizan los primers
para ambas cadenas. La ADN polimerasa ε (épsilon) es la encargada de elongar la cadena líder, mientras que
la ADN polimerasa δ (delta) es la encargada de elongar la cadena rezagada (Cuadro 1).

ADN polimerasa Función probable

α (alfa) Síntesis de “primer” ARN / ADN

δ (delta) Elongación de la cadena rezagada

ε (épsilon) Elongación de la cadena adelantada

β (beta) Reparación del ADN

γ (gamma) Replicación del ADN mitocondrial

Cuadro 1. Rol de algunas ADN polimerasas eucariontes.

Los extremos de los cromosomas lineales eucariontes son denominados telómeros y están constituidos
por secuencias cortas de nucleótidos repetidas en tándem. Sobre ellos se ensamblan complejos nucleoprotei-
cos cuya función principal es la de protegerlos de la degradación. La replicación de estos extremos lineales
presenta un problema: la cadena líder avanza en sentido 5’→ 3’ conforme se abre la doble hélice, y por lo tan-
to podrá llegar hasta el extremo mismo de la cadena molde y completar la síntesis de la hebra complementaria.
Sin embargo, cuando la cadena retrasada llega al final de la cadena molde y el último cebador es eliminado
mediante la acción de una exonucleasa, ese “hueco” no puede ser rellenado, porque no hay un extremo 3’- OH
disponible para ser elongado. Esto conduciría a un acortamiento progresivo de los extremos cromosómicos, a
través de las generaciones celulares (Figura 20).

38
Biología Celular

Fig. 20. El problema de la replicación de los extremos. En las moléculas lineales de ADN, como las de los
cromosomas eucariontes, la maquinaria de la replicación es incapaz de replicar los extremos. Como resulta-
do de ello las moléculas de ADN se acortan con cada ciclo de replicación, con consecuencias potencialmente
graves.

En organismos pluricelulares, incluido el ser humano, se ha observado que los telómeros de las células
somáticas se acortan conforme envejece el individuo. Sin embargo, en las células germinales y en algunas
células que proliferan activamente esto no ocurre, ya que en ellas está activo un mecanismo que permite
elongar el extremo 3’ de la cadena parental de ADN y así compensar el acortamiento gradual que ocurre en
cada evento replicativo. La doble cadena se presenta desapareada, debido a que el extremo de la cadena 3’
rica en guaninas, se extiende y sobresale de su complementaria, rica en citosinas (Figura 21). Esta secuencia
no codificante varía según los grupos de organismos. En la especie humana, por ejemplo, es [5’ TTAGGG
3’] y se repite entre 100 y 1.500 veces. Sobre este extremo monocatenario se pegan una serie de proteínas
cuya función será, no solo prevenir que el extremo sea confundido por los mecanismos de reparación con un
fragmento dañado, sino que además permite la asociación de la enzima telomerasa, una ribonucleoproteína
que posee como parte de su sitio activo un corto segmento de ARN. Este segmento es usado como molde para

39
Replicación del ADN

poder elongar la cadena parental de ADN por su extremo 3’, actuando por lo tanto, como una transcriptasa
inversa7. (Figura 21). En cada ciclo de elongación, los últimos nucleótidos situados sobre el extremo 3’de la
cadena de ADN se aparean con los ribonucleótidos complementarios situados en el sitio activo de la telome-
rasa. Una vez que la cadena ha sido elongada, la telomerasa se trasloca, y se repite el proceso. Esta elongación
de la cadena parental permite ahora que su complementaria sea sintetizada por la maquinaria replicativa
celular, mediante la síntesis de un fragmento de Okazaki (Figura 22).

Fig. 21. Elongación de los telómeros por la telomerasa. La telomerasa reconoce el extremo 3’ de la molécula
de ADN y utilizando su propio ARN como molde agrega una corta secuencia de desoxirribonucleótidos,
actuando como una transcriptasa inversa. En el ejemplo mostrado, la secuencia telomérica agregada es
5’GGTTAG3’. Una vez agregada una secuencia telomérica, la telomerasa se trasloca sobre la simple cadena
y adiciona otra secuencia. Este proceso se repite numerosas veces.
7
Recordemos que transcriptasa inversa o retrotranscritptasa es una enzima que sintetiza ADN a partir de un molde de ARN.

40
Biología Celular

El acortamiento progresivo del telómero, que ocurre en las células diferenciadas, es una forma de medir
cuantas veces se ha replicado una célula. Cuando el segmento es demasiado corto como para permitir la
asociación de las proteínas destinadas a proteger sus extremos, estos quedan desnudos, lo que a su vez es la
señal que desencadena el proceso de apoptosis. Es interesante agregar que en muchas de las líneas de células
tumorales se conserva la actividad telomerasa, lo cual podría explicar la ausencia de envejecimiento y por lo
tanto su capacidad de seguir dividiéndose indefinidamente.

Fig. 22. Síntesis de la cadena complementaria en el telómero. Por el mecanismo habitual de síntesis de la
cadena retrasada, la primasa ubica un cebador (primer) complementario del extremo 3´ de la cadena elon-
gada por la telomerasa. Luego la ADNpol agrega los desoxirribonucleótidos hasta que completa el hueco
y se desprende para dejar su lugar a la ligasa que cataliza el último enlace fosfodiéster que sella el corte.

41
Replicación del ADN

7. Fidelidad del mecanismo de replicación


7.1 La corrección de pruebas mejora la fidelidad de la replicación

Una característica compartida por prácticamente todas las ADNPol es su actividad exonucleasa 3´→ 5´.
Esta actividad les permite, en caso de comprobar que el nucleótido recién adicionado es erróneo y que existe
un apareamiento de bases incorrecto, eliminar dicho nucleótido y reemplazarlo por el correcto antes de con-
tinuar la polimerización en sentido 5´→ 3´. Este mecanismo de corrección de pruebas se desarrolla durante
el proceso mismo de replicación y se ha observado que mejora entre cien y mil veces la precisión de las ADN
Pol (Figura 23).
La corrección de pruebas es solo uno de entre varios mecanismos de reparación del ADN. A diferencia de
lo que ocurre con las moléculas de proteínas y de ARN, la cuales pueden ser reemplazadas rápidamente, el
ADN genómico y la información que contiene son irremplazables.

Fig. 23. Mecanismo de corrección de pruebas. Prácticamente todas las ADNpol poseen, además del sitio ac-
tivo con actividad polimerasa 5´→ 3´, un sitio activo con actividad nucleasa en el sentido 3´ → 5´. Cuando
se ubica un nucleótido incorrecto, la enzima “vuelve sobre sus pasos” y ubica el nucleótido mal apareado en
su sitio activo con actividad nucleasa, removiéndolo. Luego, puede reiniciar su actividad polimerasa normal.
Este mecanismo mejora de cien a mil veces la tasa de error de estas enzimas.

42
Biología Celular

El ADN puede sufrir daños debido a distintos motivos, y si estas lesiones no son reparadas pueden llevar
a la aparición de mutaciones, o sea cambios en la secuencia de bases apareadas. Estas mutaciones pueden
consistir en:

• Inserción de nucleótidos
• Deleción de nucleótidos
• Sustitución de bases: ya sea por transición (cambio de una base por otra de la misma familia)
o transversión (cambio de una base púrica por una pirimidínica o viceversa)

Cualquiera sea la mutación el resultado será, con alta probabilidad, la eliminación o la alteración de la
función del producto génico codificado por la secuencia mutada. Además del propio mecanismo de replica-
ción (el cual es extraordinariamente preciso pero no está libre de errores), hay una gran diversidad de facto-
res físicos y químicos que pueden afectar al ADN. Estos factores pueden provenir tanto de la propia célula
(por ejemplo errores producidos durante la replicación, producción de metabolitos altamente reactivos, etc.)
como del exterior de la misma (radiaciones, compuestos químicos mutagénicos, etc.). Las lesiones producidas
pueden bloquear el proceso replicativo o el de transcripción y por lo tanto no sorprende que existan muchos
mecanismos diferentes con un mismo objetivo: mantener la integridad estructural del ADN. Algunos de
los sistemas de reparación parecen apartarse de la premisa general de toda célula con relación a la economía
celular y al cuidadoso control de cada unidad de energía gastada en el metabolismo. Cuando lo que está en
juego es la integridad del genoma, la célula no se fija en gastos y algunos de los procesos de reparación son
enormemente costosos, ya que cientos de nucleótidos pueden ser reemplazados con el fin de asegurar la re-
paración de uno solo de ellos. Además, en muchos casos, los mecanismos de reparación se superponen en su
acción, y un mismo tipo de alteración puede ser reconocido y reparado por varios de ellos. No podemos dejar
de mencionar que, muy ocasionalmente, algunas de estas mutaciones resultan beneficiosas, ya que no causan
un perjuicio al organismo que las sufre y se establecen como una variante de la secuencia de ADN original.
De esta manera, estas mutaciones contribuyen a aumentar la variabilidad genética, sin la cual no podría ser
posible la evolución biológica. Cabe aclarar que en los organismos pluricelulares las consecuencias de las
mutaciones son diferentes según el tipo celular en el se produzcan. Para que las mutaciones sean efectiva-
mente heredadas por los descendientes, deberán ocurrir en las células germinales. En células somáticas, las
mutaciones pueden interferir con los procesos de replicación y de transcripción, llevar a la formación de
células malignas o acelerar procesos de envejecimiento celular, pero solo afectarán a la progenie de ese tipo
celular del individuo.

7.2 Numerosos mecanismos de reparación evitan la alteración de la secuencia de nucleótidos


del ADN

Si bien las células cuentan con enzimas que en vez de actuar eliminando nucleótidos o bases, proce-
den a la reparación directa del cambio químico producido, en la mayoría de los casos el proceso de reparación
requiere que la sección dañada sea:

• Identificada por el mecanismo de reparación adecuado al tipo de lesión.


• Removida selectivamente (mediante la eliminación de la base dañada, del nucleótido alterado, o
de todo un fragmento que contiene la sección dañada), utilizando las enzimas específicas para
cada mecanismo de reparación.
• Reemplazada por la secuencia correcta (ADN polimerasas)
• Unida al resto de la cadena de ADN (ADN ligasa)

43
Replicación del ADN

La propia estructura del ADN es la que hace posible la eficacia de muchos de estos mecanismos de re-
paración. La existencia de dos cadenas complementarias permite que, ante la eliminación de un fragmento
incorrecto, su posterior reemplazo por una secuencia correcta se realice simplemente siguiendo las “instruc-
ciones” de la hebra complementaria no dañada, que actúa como molde.
Si la lesión consiste en la ruptura de ambas cadenas en forma simultánea, esto dará como resultado dos
fragmentos separados y el problema que enfrenta el sistema de reparación es el de identificar los extremos
correctos, para volver a unirlos. La célula dispone de un mecanismo que determina la unión de extremos no
homólogos, mediante la unión de proteínas a estos extremos libres encargándose de fusionarlos. Sin embargo,
este mecanismo tiende a producir errores ya que no puede asegurar que los extremos pegados sean realmente
los correctos, ni tiene forma de evitar la pérdida de nucleótidos de los extremos rotos.
Si la célula ya ha duplicado su ADN, entonces cuenta con dos copias idénticas de la molécula de ADN,
pudiendo por lo tanto utilizar como molde a la otra copia, intacta, recompensando la lesión y de esta manera
recuperando de manera exacta el sector dañado. Este mecanismo de reparación denominado recombinación
homóloga, que utilizan tanto los eucariontes como los procariontes, es semejante al que las células eucarion-
tes utilizan durante la división meiótica y que se describirá en detalle más adelante.
Los mecanismos de reparación corrigen con alta fidelidad las pequeñas y relativamente frecuentes alte-
raciones que sufre el ADN casi a diario. Estas alteraciones son generalmente reparadas antes de que llegue al
lugar una horquilla de replicación y, de hecho, no detienen el proceso. Sin embargo, cuando por alguna razón
(altas dosis de radiación, agentes químicos altamente mutagénicos, etc.) se producen alteraciones severas o
muy numerosas en el ADN, la replicación se detiene. Este evento o la presencia de grandes segmentos de
ADN simple cadena, pone en marcha un mecanismo de respuesta totalmente diferente que implica la inter-
vención de diversas proteínas que, a diferencia de los mecanismos anteriores, tiende a producir mutaciones.
Este sistema, en bacterias, se denomina sistema SOS.
El desarrollo de un complejo sistema de reparación de posibles mutaciones representa un gran costo ener-
gético. De las numerosas proteínas inducidas cuando se pone en marcha este mecanismo, algunas actúan en la
reparación del ADN. Sin embargo, muchas otras forman parte de un sistema de replicación especializado que
es capaz de pasar por encima de las regiones lesionadas (que bloquean completamente el sistema normal de
replicación de la ADNpol III) y seguir replicando más allá de las mismas. Como muchas veces estas lesiones
hacen imposible un correcto apareamiento de bases complementarias, la tasa de error es notablemente alta y
se dice que tiene “tendencia al error”. De todas maneras, esto no se contradice con la regla general de tratar
de conservar la fidelidad de la información: muchas de las células mueren producto de las mutaciones esta-
blecidas durante el proceso de replicación de las zonas lesionadas, pero algunos de los mutantes producidos
sobreviven y se perpetúan.

8. Recombinación del ADN


Los fenómenos de recombinación implican el reordenamiento de la información genética dentro y entre
moléculas de ADN. En conjunto, estos procesos permiten la aparición de nuevas combinaciones genéticas
incluso en ausencia de mutación. Podemos diferenciar dos grandes tipos de procesos de recombinación. Por
un lado está la denominada recombinación específica de sitio y por otro la recombinación homóloga. A conti-
nuación se hará solamente una breve descripción de las características generales de cada tipo.

8.1 La recombinasa media la recombinación específica de sitio

La recombinación específica de sitio está mediada por una enzima denominada recombinasa que reconoce
secuencias específicas cortas de nucleótidos en dos moléculas de ADN o en dos regiones de la misma molé-
cula. El proceso no implica necesariamente un apareamiento íntimo entre los fragmentos involucrados. Este
proceso, ampliamente difundido en todos los tipos celulares, interviene en la regulación de la expresión de

44
Biología Celular

ciertos genes, en el reordenamiento programado del ADN que tiene lugar durante el desarrollo y la diferencia-
ción de muchos organismos, como así también en el reordenamiento del ADN asociado al ciclo de replicación
de algunos ADN virales y plasmídicos. Los mecanismos de recombinación específica de sitio permiten la
existencia del fenómeno de transposición, alterando las posiciones relativas de las secuencias nucleotídicas
en el cromosoma. Este mecanismo permite que determinados elementos genéticos sean capaces de despla-
zarse de un lugar a otro del genoma, o bien del genoma de una célula a otra. Los virus, los plásmidos y los
transposones son tres de estos elementos genéticos que difieren en el grado de independencia que poseen en
relación con la célula hospedadora. Los transposones o genes saltarines normalmente se replican como una
parte integrante del cromosoma.

8.2 La recombinación homóloga es una importante fuente de variabilidad genética

A diferencia de la recombinación específica de sitio, la recombinación homóloga consiste en el intercam-


bio génico entre secuencias de ADN homólogas. Este entrecruzamiento (crossing-over) ocurre entre cromo-
somas homólogos. Para entender mejor las consecuencias del proceso de recombinación homóloga vamos a
focalizarnos en el comportamiento de un locus (en plural loci), es decir el lugar físico del cromosoma que
contiene la secuencia de bases que determina una característica particular, o sea un gen. Las diferentes ver-
siones que puede presentar esa característica se denominan alelos. Supongamos una característica cualquiera
y asumamos que está determinada por un único gen. Por ejemplo, la característica color de la semilla, que
presenta dos versiones o alelos: Amarillo, al que le asignamos la letra A y verde, al que le asignamos la letra a.
Asumamos también que la característica borde de la hoja, presenta también dos alelos: Dentado (D) y liso (d).
En un organismo diploide, los dos alelos del mismo gen estarán ubicados exactamente en la misma posición
(locus) de los cromosomas homólogos. Muchas veces, la diferencia entre las secuencias de bases que determi-
nan estos alelos es mínima, quizás de solo un nucleótido entre miles. Por lo tanto, los cromosomas presentarán
homología de secuencia, es decir, sus secuencias nucleotídicas serán muy similares, aunque no necesariamen-
te idénticas. Cuando estos cromosomas homólogos se aparean íntimamente durante la profase I meiótica se
produce la recombinación o crossing-over, el cual está mediado por un complejo proceso enzimático que re-
sulta en el intercambio físico de segmentos entre los cromosomas homólogos. Dado que este proceso requiere
de la interacción de grandes secciones homólogas de ADN, si bien traslada fragmentos entre cromosomas,
normalmente no altera el orden de los genes en el cromosoma. Sin embargo, permite la reasociación de los
alelos presentes en los cromosomas homólogos, lo cual genera nuevas combinaciones alélicas que no podrían
haber existido en esas células de no mediar este proceso de intercambio de secuencias homólogas. La Figura
24 ilustra el proceso de intercambio de secuencias homólogas y la generación de cromátides recombinantes
que poseen las combinaciones alélicas aD y Ad que no existían antes del entrecruzamiento.

45
División celular

Fig. 24. Proceso de recombinación homóloga. El apareamiento de los cromosomas homólogos en profase I
permite el intercambio de fragmentos entre las cromátides de ambos cromosomas. El resultado es la genera-
ción de cromátides recombinantes que poseen material genético de ambos cromosomas homólogos.

III. DIVISIÓN CELULAR


Como vimos anteriormente, la célula solo comienza su proceso de división cuando ha completado todas
las etapas de la interfase. Recordemos también que en la naturaleza hay muchos organismos eucariontes
que solo presentan un único ejemplar de cada tipo de cromosoma y se denominan haploides (n), siendo n el
número de distintos tipos de cromosomas que pueden identificarse en su núcleo. En otros eucariontes, los
cromosomas pueden estar presentes en pares cuyos integrantes tienen tamaño y forma semejantes. Los dos
miembros de cada uno de estos pares de cromosomas homólogos, si bien llevan información del mismo tipo,
ésta no es necesariamente idéntica, ya que generalmente provienen de progenitores diferentes. A este tipo
de individuos se los denomina diploides. Su complemento cromosómico, entonces, se denomina 2n ya que
llevan 2 ejemplares de cada tipo de cromosoma.
Independientemente de que el individuo sea haploide o diploide, en el momento de comenzar la división
celular cada cromosoma que posee está duplicado, como resultado del proceso de replicación del ADN com-

46
Biología Celular

pletado durante la fase S. Estas copias idénticas que denominamos cromátides hermanas, se mantienen unidas
mediante un grupo de proteínas denominadas cohesinas (Figura 25).

Fig. 25. Función de las cohesinas. Las cohesinas son un conjunto de proteínas que, entre otras funciones,
forman anillos alrededor de las dos cromátides hermanas de un cromosoma duplicado contribuyendo a
mantenerlas unidas.

El inicio de la división celular está bajo estricto control. Como vimos anteriormente, dicho control es
ejercido mediante la interacción de las ciclinas y sus correspondientes CDK’s. La transición entre la etapa G2
y la mitosis comienza con una serie de eventos que se desencadenan cuando el factor promotor de la mitosis
(FPM) comienza a fosforilar sus sustratos. Esto promueve, entre otros procesos, cambios en las moléculas de
histona 1, lo que dará comienzo a la condensación de la cromatina. De esta manera, como consecuencia de
la acción del FPM, el material genético que durante la interfase se presenta como filamentos laxos (perma-
neciendo accesibles para la maquinaria proteica de la transcripción y la duplicación), comienza la transición
hacia la forma compactada, característica de los cromosomas que se observan durante las etapas de la división
celular.
La obtención de dos células hijas con idéntico complemento genético es el resultado de una compleja
serie de eventos citoplasmáticos y nucleares. El mecanismo de la replicación del ADN que estudiamos en un
apartado anterior, es el paso fundamental para la fiel transmisión de la información genética de una generación
a la siguiente. Sin embargo, no es suficiente ya que además de duplicar la información, debe ocurrir una distri-
bución igualitaria entre las células hijas. En esta sección veremos cómo se segregan estas copias (cromátides
hermanas) y completan los eventos que comprende la división celular, es decir, el proceso que permitirá el
surgimiento de la siguiente generación celular.

¿Siempre se obtienen células hijas idénticas entre sí como resultado de una división celular?
¿Toda división celular está precedida por una duplicación del ADN?
¿Toda división celular mantiene constante el número de cromosomas?

47
División celular

9. Mitosis
El proceso de división celular permite que cada célula hija herede en forma equitativa todos los compo-
nentes (nucleares y citosólicos) que pertenecían a la célula progenitora. Esto se produce debido a que la célula
madre atraviesa un intrincado proceso que involucra la condensación de los cromosomas, la desintegración de
la envoltura nuclear y la reorganización del citoesqueleto, lo que genera el huso mitótico. Todos estos even-
tos, necesarios para la segregación de los cromosomas, se producen durante la mitosis. Mediante este tipo
de división celular, a partir de una célula madre se obtienen dos células hijas idénticas entre sí, que heredan
exactamente la misma cantidad y tipo de cromosomas. Por ello se la clasifica como una división ecuacional,
ya que el complemento cromosómico de la célula madre es mantenido a lo largo de las sucesivas generacio-
nes. Para ello, si denominamos 2C a la cantidad de ADN presente en la célula en G1, al momento de ingresar
en la mitosis esta deberá contener 4C.
Aunque muchos de los detalles de la mitosis varían entre los diferentes organismos, los procesos básicos
que permiten la segregación ordenada de los cromosomas se conservan en todos los eucariontes. La mitosis
se subdivide en dos etapas:

• La cariocinesis, que abarca la división del material nuclear, por lo cual se forman los núcleos hijos.
• La citocinesis, que involucra la separación del citoplasma original, por lo cual se forman las
células hijas.
Si bien la cariocinesis es un proceso continuo, se definen etapas asociadas a acontecimientos clave, lo
cual facilita su estudio. Estas etapas se denominan profase, metafase, anafase y telofase8. A continuación se
describirán las diferentes etapas de la mitosis, las cuales se encuentran resumidas en la Figura 26.

Fig. 26. Etapas de la mitosis. (a) Interfase; (b) Profase; (c) Metafase; (d) Anafase; (e) Telofase.
8
En la bibliografía encontraremos una etapa intermedia entre profase y metafase, denominada prometafase (profase tardía).
La misma se caracteriza por la formación de los cinetocoros y su unión a las fibras del huso. Para simplificar el proceso,
hemos incluido dichos eventos en la profase.

48
Biología Celular

9.1 Con la profase se inician los eventos de la cariocinesis

La profase abarca una serie de modificaciones nucleares y citoplasmáticas que se desencadenan en res-
puesta a señales muy precisas, que generalmente involucran la fosforilación de distintas proteínas.
Esta fase comienza cuando los cromosomas inician el proceso de condensación. Recordemos que cada
uno de ellos está constituido por las dos moléculas de ADN hijas que permanecieron asociadas desde su
síntesis en la fase S. Estas cromátides hermanas se mantienen unidas por una secuencia de ADN específica
denominada centrómero, necesaria para la segregación cromosómica. Sobre ellos (uno por cada cromátide)
se asocian proteínas formando un complejo discoide denominado cinetocoro (ver Figura 25), que es el sitio
de anclaje de las fibras del huso (Figura 26 (b)). La condensación de la cromatina también trae como conse-
cuencia la desaparición del nucléolo. Esta estructura que, como se vio anteriormente está constituida por la
acumulación de proteínas ribosomales, ARN ribosomal y subunidades ribosomales en diferentes estadios de
su ensamblaje, desaparece cuando la condensación del ADN hace imposible la continuidad del proceso de
trascripción. Al no poder transcribirse los ARNr a partir del organizador nuclear, dejan de ensamblarse subu-
nidades ribosomales y el nucléolo deja de observarse.
Por despolimerización de los microtúbulos citosólicos y redistribución de la tubulina, se forma el huso
mitótico. Recordemos que durante la etapa S, el centrosoma (ubicado fuera del núcleo) se divide formándose
dos centrosomas hijos, que permanecen juntos hasta el comienzo de la profase (Figura 26 (a)). En la mayoría
de las células cada centrosoma contiene en su interior un par de centríolos formados por microtúbulos. Nu-
merosas fibras de microtúbulos con proteínas asociadas emanan de los centrosomas, los cuales comienzan
a separarse. A medida que migran en direcciones opuestas sobre la periferia del núcleo, se van organizando
fibras de microtúbulos entre ellos, formándose el huso.
Debido a la fosforilación de
proteínas de la lámina nuclear,
evento que también está media-
do por el FPM, la membrana nu-
clear se fragmenta en pequeñas
vesículas, desdibujándose lenta-
mente el límite entre el citoplas-
ma y el núcleo, lo cual permite
que las fibras del huso ingresen
a lo que hasta este momento era
el interior del núcleo. Los haces
de microtúbulos se van elongan-
do, acompañando la separación
de los centrosomas, que ahora
se dirigen hacia polos opuestos
de la célula. Simultáneamente,
los microtúbulos pertenecientes
Fig. 27. Detalle de la unión de los microtúbulos al cinetocoro y la posición a centrosomas opuestos pueden
de éste con relación a la heterocromatina. El cinetocoro está compuesto unirse por su extremo +9 a los
por 2 placas. La externa interacciona con los microtúbulos cinetocóricos, cinetocoros de un cromosoma
mientras que la interna se une a la heterocromatina centromérica. (Figura 27).

9
Recordemos que los microtúbulos se despolimerizan y polimerizan por ambos extremos, pero con diferentes velocidades,
por lo que a uno de ellos se lo denomina (+) y al otro (-). El extremo por donde comienza a formarse (localizado en el cen-
trosoma para los microtúbulos polares), es el denominado extremo -, mientras que el extremo + es por dónde se produce el
agregado de mayor cantidad de subunidades de tubulina y por lo tanto su elongación.

49
División celular

Estos haces de microtúbulos cinetocóricos se extienden entonces desde los cinetocoros de las cromátides
hermanas hacia los polos opuestos de la célula, determinando que cada cromosoma quede orientado en for-
ma perpendicular al huso (Figura 28). Este proceso es fundamental para la posterior segregación de dichas
cromátidas de cada cromosoma hacia cada núcleo hijo. Por otro lado, algunas fibras del huso no se unen a
cinetocoros, sino a otras fibras provenientes del polo opuesto, por ello se los denomina microtúbulos polares.
En torno a los centrosomas se observan además microtúbulos adicionales que irradian en todas direcciones
constituyendo estructuras denominadas ásteres, por su forma estrellada.
Durante la profase tardía los cromosomas se desplazan hacia el ecuador del huso. Los cambios que atra-
viesa una célula en esta fase no solo ocurren en el núcleo. Por ejemplo, por fosforilación de ciertas proteínas,
se desorganizan el retículo endoplasmático y el complejo de Golgi, fragmentándose en vesículas pequeñas
que permanecerán asociadas a las fibras del huso, organizando su distribución entre las células hijas. Por otro
lado, recordemos que las mitocondrias y los cloroplastos no son organelas que puedan obtenerse por la simple
reorganización de sus componentes, sino por fisión de organelas preexistentes. Por lo tanto, en el momento de
ingresar al proceso de división la célula cuenta con suficiente cantidad de ellas como para que se distribuyan
equitativamente entre las dos células hijas.

Fig. 28. Aspecto del huso mitótico de una célula en metafase. Puede observarse la ubicación de los extremos
(+) y (-) de los microtúbulos y los microtúbulos polares, cinetocóricos y astrales.

Antes de pasar a la siguiente fase de la mitosis, es importante mencionar algunos detalles relacionados con
la profase. Uno de ellos se relaciona con las células vegetales, las cuales carecen de centríolos y de ásteres;
por ello las mitosis en estas células se denominan anastrales. Igualmente se produce la polimerización de los
microtúbulos, organizándose el huso acromático. Esta es una de las diferencias existentes entre la mitosis en
células animales y vegetales (además del proceso de citocinesis, como veremos más adelante).
Otro detalle se relaciona con la integridad de la membrana nuclear. Si bien en eucariontes superiores la
desintegración de la envoltura nuclear marca el final de la profase, no es esta una característica general de la
mitosis. Muchos eucariontes unicelulares, como las levaduras por ejemplo, realizan una mitosis “cerrada” en
la que la membrana nuclear queda intacta. En ellos, los centrosomas están incluidos en el núcleo, el cual se
divide en dos tras la migración de las cromátides a los polos opuestos del huso.

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Biología Celular

Preguntas de revisión
¿Cómo están constituidos los cromosomas?
¿Qué son las cromátides hermanas?
¿Existe relación entre heterocromatina constitutiva y centrómero?
¿Cómo están formados los centrosomas y qué función cumplen?
¿Cómo está formado el huso mitótico, cuál es su función?

9.2 Durante la metafase los cromosomas se ubican en la placa ecuatorial de la célula

En la metafase, los cromosomas han alcanzado su máximo estado de condensación y, como se mencionó
anteriormente, sus cinetocoros se encuentran unidos a las fibras del huso.10 Las cromátides hermanas todavía
permanecen unidas por algunos complejos de cohesinas ubicados a nivel de los centrómeros (Figura 29).

a) b) c)

Fig. 29. Dinámica de las cohesinas y su relación con las cromátides hermanas. En profase las cohesinas
mantienen juntas las cromátides (a). Al entrar en metafase, la mayoría de los complejos de cohesinas son
eliminados, pero las cromátides hermanas permanecen unidas por algunos complejos remanentes en la zona
centromérica (b). Posteriormente, en anafase, la enzima separasa elimina todos los complejos de cohesina y
las cromátides hermanas se separan (c).

10
La metafase es el momento del ciclo celular en que los cromosomas se hallan en su máximo estado de condensación.
Por ello, cuando se necesita construir un cariotipo (por ejemplo, para identificar anomalías numéricas y estructurales), las
imágenes por microscopía óptica de los cromosomas se obtienen en este estadio del ciclo celular. La colchicina, droga que
interfiere en el ensamblaje de los microtúbulos, es utilizada habitualmente para detener cultivos celulares en el estadio de
metafase y así obtener una mejor visualización de los cromosomas.

51
División celular

El resultado neto de las fuerzas ejercidas por las fibras del huso sobre los cromosomas es el desplaza-
miento de estos hacia el plano ecuatorial. Es así como la típica imagen de una célula en esta fase es la de
sus cromosomas alineados en el plano medio (ver Figura 26 (c)). Pero lejos de ser una estructura estática, se
verifica el desplazamiento de subunidades de tubulina desde el extremo que contacta con el cinetocoro hacia
el extremo en contacto con el polo. Solo cuando todos los cromosomas se ubicaron en el plano ecuatorial
ocurre la siguiente fase mitótica.

9.3 Durante la anafase las cromátides hermanas se separan

Los sucesos que ocurren en la anafase permiten que cada célula hija reciba una copia completa de la infor-
mación genética que poseía la célula madre: se produce la separación de las cromátides hermanas, surgiendo
así los cromosomas hijos de cada descendiente. Esta segregación es posible ya que las cohesinas son degrada-
das mediante una proteasa (separasa), lo cual desencadena la separación de las cromátides hermanas (Figura
29 (c)). Por otro lado, los microtúbulos cinetocóricos se acortan como consecuencia de la despolimerización
de sus extremos (+). Sin embargo, cada cromátide hermana permanece unida por su cinetocoro a su corres-
pondiente fibra debido a la presencia de diferentes proteínas (entre ellas la kinesina) que estabilizan la unión al
extremo de la fibra que se va acortando. Este acortamiento de la fibra será el responsable de traccionar el cen-
trómero hacia el polo, con gasto de ATP. Durante su desplazamiento, el centrómero siempre precede al resto
de la cromátide, por lo que las cromátides adoptan una estructura de letra “V” al desplazarse hacia los polos.
A este proceso se suma la separación creciente entre los polos como consecuencia de una serie de even-
tos, como por ejemplo, la elongación de los extremos de los microtúbulos polares. También intervienen los
microtúbulos astrales ya que ellos interactúan con dineínas citosólicas que permanecen asociadas a una capa
de fibras de actina que recubre la superficie interna de la membrana plasmática. La dineína sería entonces
responsable de traccionar cada polo en direcciones opuestas, apartándolos entre sí (Figura 30).

Preguntas de revisión

¿Cuál es la consecuencia directa del acortamiento de las fibras cinetocóricas?


¿Cuál es la consecuencia directa de la polimerización de las fibras polares?
¿Cuál es el destino de las cromátides hermanas desde esta fase en adelante?

52
Biología Celular

Fig. 30. Modificaciones del huso durante la anafase. La despolimerización de los extremos + de los micro-
túbulos polares desencadena el desplazamiento de los cromosomas hacia los polos. Las kinesinas unidas a
los microtúbulos en la zona de superposición, se desplazan hacia los extremos +. Por otro lado, la dineína
unida a la membrana plasmática se desplaza por los microtúbulos astrales hacia sus extremos -. En conjunto
se alarga el huso mitótico y las cromátides hermanas se separan.

53
División celular

9.4 La telofase marca el final de la cariocinesis

Luego de que los cromosomas han migrado a polos opuestos, alrededor de cada grupo se organizan las
envolturas nucleares. Recordemos que en la profase la acción de las quinasas desencadena la fragmentación
de la envoltura nuclear en pequeñas vesículas. En la reorganización de la envoltura nuclear, que se produce en
la telofase, es la acción de las fosfatasas la que provoca la desfosforilación de aquellas proteínas modificadas
en la primera fase mitótica. Aparentemente pequeñas proyecciones de la membrana del retículo endoplas-
mático interactúan con la cromatina en proceso de descondensación. Al fusionarse entre ellas, se forma la
característica estructura de doble membrana (ver figura 26 (e)). Durante este proceso los poros nucleares se
vuelven a ensamblar y las lamininas desfosforiladas se reasocian formando de nuevo la lámina nuclear. La
laminina B, una de las proteínas de la lámina, permanece unida durante toda la mitosis a los fragmentos de
la membrana nuclear y podría actuar como el centro organizador de la formación de la nueva lámina nuclear.
Simultáneamente los microtúbulos cinetocóricos terminan su despolimerización y los microtúbulos polares
se alargan aún más, aumentando la distancia entre los polos (Figura 30).
Recordemos que la célula ingresa a la mitosis con sus cromosomas duplicados y por lo tanto constituidos
por dos cromátides hermanas (4C en términos de cantidad de ADN). Las cromátides hermanas segregan en
anafase. Por este motivo, en telofase cada una de dichas cromátides constituye un cromosoma simple (cromo-
soma hijo) de cada célula hija en formación. Con esta etapa culmina la cariocinesis, obteniéndose una célula
con dos núcleos con idéntica información genética. El material nuclear ya se ha dividido, pero aún falta la
división del citoplasma, lo que dará lugar a la formación de las células hijas.

10. Citocinesis
Este proceso permite la partición equitativa y separación del citoplasma entre las dos células hijas, lo cual
completa el proceso de división celular.

10.1 En las células animales la citocinesis está mediada por un anillo contráctil

En las células eucariontes animales, la citocinesis ocurre por estrangulamiento del citoplasma, debido a
la acción de un anillo contráctil en el plano medio de la célula que se va a dividir (Figura 31a). Este anillo,
constituido por filamentos de actina y miosina, está unido a la cara citoplasmática de la membrana plasmática
mediante proteínas de anclaje y provee la fuerza necesaria para la constricción del citoplasma. Dicho proceso
aparentemente estaría mediado por el deslizamiento de los filamentos de actina y miosina, de manera similar a
lo que sucede en el músculo esquelético durante su contracción. El anillo se ensambla generalmente en anafa-
se tardía o al comienzo de la telofase, provocando que la célula comience a estrecharse en el plano ecuatorial.
Inicialmente se visualiza un surco superficial alrededor de la célula que se va profundizando, produciendo la
invaginación progresiva de la membrana plasmática, lo que generará las dos células hijas. Este anillo reduce
su volumen por la pérdida continua de filamentos, eliminándose por completo al culminar la segmentación.
La membrana plasmática del surco se estrecha, formándose un puente entre las dos células hijas denominado
cuerpo medio, que contiene en su interior restos de microtúbulos polares.
Algunas células permanecen unidas por estos delgados puentes citoplasmáticos mientras que en otras, la
citocinesis termina con la separación total de ambas células. Por otro lado, en algunos casos no se produce la
citocinesis, originándose así células binucleadas. También pueden producirse células polinucleadas luego de
varias cariocinesis sucesivas en las que no se ha producido citocinesis alguna.

54
Biología Celular

Fig. 31a. La citocinesis en las células animales. Un anillo contráctil de actina y miosina estrangula la célula
por su zona media.

10.2 La citocinesis de una célula vegetal esta mediada la unión de vesículas derivadas del com-
plejo de Golgi

La mitosis de las células vegetales es en general similar a la de las animales. Sin embargo, la formación
del huso y la citocinesis presentan características distintivas. Las células interfásicas tienen haces de micro-
túbulos corticales que regulan la manera en la que la celulosa es depositada en la pared. Estos microtúbulos
se reorganizan durante la profase sin la ayuda de un centrosoma, no obstante ello, el aparato mitótico en
metafase es el mismo en ambos tipos celulares. La citocinesis en los vegetales superiores se inicia en anafase
o telofase temprana, cuando un grupo de pequeñas vesículas derivadas del complejo de Golgi se alinean en el
plano ecuatorial del huso. Estas vesículas que contienen polisacáridos y glicoproteínas necesarias para formar
la pared celular, son guiadas hacia su ubicación por el fragmoplasto, una estructura de microtúbulos derivada
de los microtúbulos polares. La fusión de dichas vesículas da por resultado una estructura plana rodeada de
membrana llamada placa celular precoz (Figura 31b).
A medida que se van incorporando nuevas vesículas, la placa crece desde el centro celular hacia los bor-
des, hasta fusionarse con la membrana plasmática de la célula progenitora, completándose la separación de
las dos células hijas. Por lo tanto, las membranas de las vesículas fusionadas formarán las membranas plasmá-
ticas de las células hijas, y su contenido (como por ejemplo polisacáridos precursores de pectina y celulosa)
formará la nueva pared celular entre ambas.

55
División celular

Fig. 31b. Mitosis en una célula vegetal. Estas células carecen de centrosomas, pero los microtúbulos corti-
cales interfásicos (izquierda) se reorganizan para formar un huso en todo similar al de las células animales
(metafase). La citocinesis está mediada por vesículas derivadas del complejo de Golgi que se organizan en
la zona ecuatorial de la célula formando el fragmoplasto y la placa celular.

11. Función de la mitosis


En los organismos eucariontes unicelulares la mitosis constituye un mecanismo de reproducción asexual.
De esta forma se transmite la información genética exacta de padres a hijos. Por su parte las plantas pueden
producir por mitosis rizomas o estolones, de los que se originan descendientes de una manera también asexual.
Todos los organismos pluricelulares que se originan a partir de una única célula huevo o cigota, crecen en
tamaño (y en número de células) y se desarrollan hasta alcanzar el estado adulto mediante sucesivas mitosis.
Una vez alcanzado este estadio, la entrada o no en mitosis está altamente controlada, ya que si cada célula
continuara dividiéndose sin control simplemente porque tiene acceso a los nutrientes adecuados, y no en res-
puesta a las necesidades globales del individuo, el organismo pluricelular sería rápidamente destruido. Como
se vio anteriormente, el cáncer es justamente un claro ejemplo de lo que puede ocurrir cuando se pierden los
mecanismos de control de la división celular.

56
Biología Celular

La mitosis también es indispensable para la cicatrización de los tejidos dañados cuando se produce una
herida. Las células circundantes proliferan por mitosis hasta cubrirla, respondiendo a señales proteicas ex-
tracelulares denominadas factores de crecimiento celular, que regulan la tasa de proliferación celular. La
mayoría de ellos son mitógenos, lo que significa que estimulan a la célula a sobrepasar el punto de restricción
del ciclo celular y en consecuencia, las habilita a dividirse.

12. Puntos clave del proceso mitótico


Comienzo de la mitosis: la entrada en mitosis es desencadenada por un complejo Ciclina-CDK (FPM)
que mediante la fosforilación de proteínas promueve la ruptura de la membrana nuclear, la condensación de
la cromatina y la formación del huso mitótico.
Profase: en esta etapa los cromosomas replicados en la etapa S comienzan a condensarse, permaneciendo
las cromátides hermanas unidas por cohesinas. En esta fase se inicia la formación del huso mitótico a partir de
los centrosomas y al desintegrarse la envoltura nuclear, las fibras del huso se unen a los cinetocoros formados
en los centrómeros de cada cromátide.
Metafase: cada cromosoma (compuesto por dos cromátides hermanas) migra hacia la placa ecuatorial.
Anafase: las proteínas que mantenían unidas a las cromátides hermanas son degradadas y cada una migra
hacia polos opuestos de la célula. Puede iniciarse la citocinesis.
Telofase: los cromosomas se descondensan, se reorganiza la membrana nuclear formando los dos núcleos
hijos, y la célula completa la división del citoplasma.

13. División celular en organismos procariontes


Las células procariontes, que carecen de núcleo, se dividen por un procedimiento simple denominado
fisión binaria, en el cual la célula se divide en dos partes aproximadamente iguales. Las señales que determi-
nan el inicio de la división celular son en este caso factores externos, tales como las condiciones ambientales
y la disponibilidad de nutrientes. Las células procariontes poseen una molécula de ADN circular, que está
asociada a la cara citoplasmática de la membrana plasmática, en una zona denominada nucleoide. En este
caso, a diferencia de lo que ocurre en eucariontes, la replicación y la separación de los cromosomas hijos son
procesos íntimamente asociados. Una vez que la célula ha completado la replicación de su ADN, posee dos
cromosomas hijos que estarán ubicados lado a lado. La célula comienza a duplicar su tamaño, generando más
componentes de membrana y, por fuera de ella, más componentes de la pared celular. Dichos componentes
se van adicionando entre los dos puntos de anclaje de los cromosomas hijos, que se irán separando gradual-
mente, acompañando el proceso de crecimiento celular. Actualmente se postula que existen mecanismos
adicionales que ayudan al desplazamiento de cada copia hacia extremos opuestos de la célula. Cuando esto
ocurre, la membrana comienza a invaginarse, hasta que eventualmente separa a la célula en dos, cada cual con
una copia del cromosoma original (Figura 32).

57
División celular

Fig. 32. La fisión binaria de las células procariontes. Luego de la replicación del cromosoma circular, las
dos copias se separan. El continuo crecimeinto de las células va separando los sitios de la membrana a los
cuales los cromosomas están unidos. Finalmente, las dos células se separan al completarse la membrana y
la pared celular.

14. Meiosis y reproducción sexual


14.1 La meiosis contrarresta los efectos aditivos de la fecundación

La reproducción es el mecanismo que permite generar individuos de la misma especie, preservando el


número cromosómico a través de las sucesivas generaciones, garantizando su perdurabilidad e identidad. En
la reproducción asexual, el número cromosómico se mantiene estable ya que la división celular implicada
(mitosis), es conservativa en este aspecto. En cambio, en la reproducción sexual, el nuevo individuo surge
como consecuencia de la unión de dos gametas, por el proceso de fecundación, originando la célula huevo o
cigota. La meiosis es el proceso de división celular que permite a cada progenitor, por medio de un proceso de
división celular que reduce el número cromosómico, obtener dichas células haploides (gametas) que intervie-
nen en la reproducción sexual. Considerando que cada progenitor aporta solo una copia de sus cromosomas,
el descendiente conserva el número cromosómico característico de la especie.
En el caso de los humanos, cuyo genoma está compuesto por 46 cromosomas, cada gameta aporta un
juego completo de 23 cromosomas, llamado complemento haploide o n (n = 23). La cigota resultante de la fe-
cundación porta dos juegos completos de cromosomas llamados complemento diploide o 2n (2n = 46), donde
los cromosomas se presentan de a pares denominados pares de homólogos. Los integrantes de cada par son
idénticos en forma y en tamaño, y llevan los mismos genes, aunque no necesariamente las mismas alternativas
(alelos) para cada uno de ellos, ya que cada uno de estos cromosomas proviene de un progenitor distinto, o

58
Biología Celular

sea de individuos con diferentes historias ge-


néticas. Es fundamental que en algún momen-
to del ciclo vital exista un mecanismo reductor
del número de cromosomas que compense el
efecto aditivo de la fecundación. La meiosis es
un tipo de división celular que ocurre por única
vez en células especializadas (2n) originando
cuatro células hijas haploides o gametas con
nuevas combinaciones genéticas.
En el caso del ser humano, luego de la eta-
pa S, una célula germinal posee 46 cromoso-
mas duplicados, es decir que contiene un total
de 92 moléculas de ADN en su núcleo. En la
formación de una gameta se produce una di-
visión celular que da como resultado células
con 23 cromosomas en total. Definitivamente,
esto implica un proceso que separa cada uno
de los cromosomas de su homólogo. Si bien
estas células ya tendrían la mitad de cromoso-
mas (23 en el caso que estamos analizando),
estos están duplicados (46 moléculas de ADN
en total en cada célula) por lo que resta aún la
separación de las cromátidas hermanas. Es por
ello que la meiosis consiste en dos divisiones
nucleares sucesivas, conocidas como meiosis
I y meiosis II, precedidas por una única dupli-
cación del ADN. La meiosis I es reduccional
ya que separa los miembros de cada par de ho-
mólogos entre sí, y la meiosis II es ecuacional
ya que separa las cromátides hermanas de cada
cromosoma pero mantiene la ploidía de la cé-
lula (Figura 33).

Fig. 33. Estructura de los cromosomas a largo del proceso


meiótico. (a) Representación de un par de cromosomas ho-
mólogos simples. (b) Luego de la fase S, ambos cromosomas
se han duplicado, obteniéndose un total de 4 moléculas de
ADN. (c) Formación de la tétrada o bivalente por aparea-
miento y sinapsis del par de homólogos. En este momento
puede ocurrir la recombinación homóloga. (d) Segregación
de los homólogos en Meiosis I. (e) Segregación de cromáti-
des hermanas en Meiosis II.

59
División celular

14.2 Existen diferentes tipos de ciclos de vida de acuerdo al momento en que se produce la
meiosis
(a) (b) (c)
Como se ha
mencionado en el
apartado anterior,
el proceso de re-
producción sexual
presenta algunas
características bá-
sicas comunes:
Cada uno de
los progenitores
provee de cromo-
somas a la descen-
dencia a través de
una gameta produ-
cida por meiosis.
Cada gameta
Fig. 34. Diferentes ciclos de vida. (a) Ciclo de vida haplonte, donde el único estadio es haploide es de-
diplonte es la cigota. (b) Ciclo de vida haplodiplonte, donde se produce una alternancia cir, posee un solo
de generaciones diploides y haploides. (c) Ciclo de vida diplonte, donde el único estadio juego de cromoso-
haploide es la gameta. mas.

Ambas gametas (provenientes de ambos sexos) se fusionan (fecundación) originando una única célula
denominada cigota, la cual contiene dos juegos de cromosomas. por lo cual es diploide.
Sin embargo, el momento de la vida en el que se produce la meiosis y los procesos que ocurren luego de
la formación de la cigota varía, permitiendo observar diferentes tipos de ciclo de vida sexuales.

1) Ciclo de vida haplonte


En la mayoría de los protistas y en ciertos hongos, la única célula diploide es la cigota. Por meiosis, la
cigota produce células haploides denominadas esporas, las cuales al germinar y dividirse por mitosis forman
al descendiente. El individuo haploide maduro produce gametas por mitosis, que se fusionan y forman la
cigota diploide. En este caso, el proceso se denomina meiosis cigótica o inicial, y el ciclo de vida, es haplonte
(Figura 34 a).
2) Ciclo de vida haplodiplonte
Los helechos y la mayoría de las plantas presentan alternancia de generaciones. En ellos la meiosis no
produce gametas, sino esporas haploides. Las mismas se dividen por mitosis formando un estado adulto
haploide, el gametofito. Este individuo produce gametas que se fusionan y forman la cigota diploide, la cual
comienza a dividirse por mitosis y genera un individuo adulto diploide, denominado esporofito, el cual puede
o no ser morfológicamente semejante al gametofito. En este caso se dice que la meiosis es espórica o interme-
dia, y este ciclo de vida se denomina haplodiplonte (Figura 34 b).
3) Ciclo de vida diplonte
En algunas plantas y en los animales, solo las gametas son haploides y todas las demás células del indivi-
duo maduro son diploides. Las gametas se producen por meiosis y al fusionarse se genera la cigota diploide,
la cual por mitosis formará al individuo progenitor. En este caso se dice que la meiosis es gamética o terminal,
y este ciclo de vida se denomina diplonte (Figura 34 c).

60
Biología Celular

15. Etapas de la meiosis


Por convención, las dos divisiones nucleares sucesivas se designan meiosis I y meiosis II, las que a su vez
se subdividen en Profase, Metafase, Anafase y Telofase I ó II según corresponda (Figura 35).
Durante la Interfase previa a la división, el ADN se duplica en la etapa S, de modo que al comienzo de
la meiosis I cada cromosoma consiste en dos cromátides idénticas unidas entre sí a nivel del centrómero. Es
decir que si denominamos 2C a la cantidad de ADN de una célula en G1, luego de la duplicación del ADN en
la fase S, la misma tendrá 4C que es la cantidad con la que ingresa a meiosis I.

Fig. 35. Etapas del proceso meió-


tico. La meiosis comprende dos
divisiones celulares consecutivas
(meiosis I y meiosis II) precedidas
de una sola duplicación del ADN.
Cada una de las divisiones com-
prende cuatro etapas, denomina-
das profase, metafase, anafase y
telofase. Mientras que la primera
división meiótica es reduccional,
la segunda es ecuacional.

61
División celular

15.1 Durante la profase I ocurren eventos característicos y distintivos de enorme importancia


para el proceso global

La profase de la primera división meiótica es notablemente más larga que la profase mitótica. Si bien
ambas comparten la mayoría de los procesos descritos anteriormente para la profase mitótica (condensación
de la cromatina, desaparición del nucléolo, formación del huso acromático y desorganización de la envoltura
nuclear), la profase I contiene eventos característicos y distintivos: el apareamiento de los cromosomas homó-
logos, la formación del complejo sinaptonémico y el entrecruzamiento o crossing over.
El apareamiento de los cromosomas homólogos implica la interacción física entre ambos a lo largo de
toda su longitud, proceso llamado sinapsis. Esto origina una nueva estructura denominada bivalente o tétrada.
Esta unión está mediada por el reconocimiento de secuencias de ADN homólogas.

Fig. 36. El complejo sinaptonémico. Esquema de una sección del complejo mostrando sus componentes
proteicos básicos.

El complejo sinaptonémico (CS) es una estructura proteica compleja que estabiliza el apareamiento de
los cromosomas homólogos y facilita la recombinación genética. Este complejo es una estructura compuesta
de tres barras paralelas (dos componentes laterales y un componente central) y muchas fibras transversales
que conectan la barra central con las barras laterales (Figura 36). La cromatina de cada homólogo está íntima-
mente relacionada con una de las barras laterales del CS. En este momento en el que los cromosomas homó-
logos están perfectamente alineados a expensas del armazón provisto por el CS, tiene lugar el mecanismo de
recombinación homóloga entre ambos. Si bien el CS finalmente se desorganiza, los cromosomas continúan
apareados y unidos por puntos específicos que representan los sitios en donde ocurrió la recombinación: los
quiasmas. Los mismos comienzan a desplazarse hacia los extremos de los bivalentes por la repulsión entre
los homólogos. A diferencia de lo que ocurre en mitosis, ambas cromátides hermanas se asocian con micro-
túbulos provenientes del mismo polo, proceso que es mediado por proteínas específicas de meiosis. Como
consecuencia de ello, en la profase meiótica I, son los bivalentes unidos a las fibras del huso los que comien-
zan a desplazarse por el mismo.
El proceso de entrecruzamiento o crossing over fue descrito anteriormente en el apartado sobre recom-
binación homóloga (ver también Figura 24). Al menos un entrecruzamiento ocurre entre las cromátides
homólogas durante su apareamiento. Cada fenómeno de entrecruzamiento está mediado por un nódulo de
recombinación, corpúsculo denso que marcaría la localización de una “maquinaria multienzimática de re-

62
Biología Celular

combinación”, que permite la unión de regiones de ADN de las cromátides de cada uno de los progenitores.
Para que esto se lleve a cabo, se producen rupturas transversales en las cromátides, seguidas por intercambio y
fusión de esos elementos por la acción de enzimas específicas. Tanto este entrecruzamiento, como la presencia
en zonas distales al mismo de uniones cruzadas con la proteína cohesina (específica de meiosis), serían los
responsables de la sinapsis que se mantiene durante toda la profase I y la metafase I.

15.2 Durante la metafase I los bivalentes se alinean sobre el plano ecuatorial de la célula

Los pares de homólogos, aún unidos por los quiasmas terminales, se alinean sobre el plano ecuatorial de
la célula, de manera tal que las dos cromátides de un cromosoma se enfrentan al mismo polo. Hacia el final
de esta fase pueden observarse las tétradas o bivalentes ubicadas en el plano medio de la célula en división.

15.3 En la anafase I se segregan los cromosomas homólogos

El evento central de la anafase I es la segregación del material genético. En él se producirán modificacio-


nes en las fibras cinetocóricas y polares que permitirán la tracción de los cromosomas homólogos en sentidos
opuestos. Esto es posible debido a la proteólisis selectiva de las proteínas que mantienen unidos entre sí a los
cromosomas homólogos. Sin embargo, por la presencia de proteínas específicas que unen los centrómeros de
las cromátides hermanas, estas permanecerán unidas hasta la próxima cariocinesis.
Es importante remarcar que no existe relación en el comportamiento de cada una de las tétradas, de ma-
nera que el desplazamiento de los cromosomas de los progenitores hacia un determinado polo se realiza de
manera totalmente aleatoria. Este fenómeno permite la generación de numerosos tipos diferentes de gametas,
las cuales diferirán en la combinación de cromosomas de los progenitores presentes en cada una de ellas. El
número posible de gametas diferentes debido a este proceso depende del número de cromosomas presentes
en cada especie. Para el ser humano, por ejemplo, esta “mezcla” de cromosomas de los progenitores puede
generar el sorprendente número de 223 combinaciones, o sea más de 8 millones de gametas diferentes.

15.4 Con la telofase I culmina la primera división meiótica

La telofase I es la etapa de reconstrucción nuclear que se inicia una vez que los cromosomas llegan a los
polos. Los eventos de la telofase I meiótica son menos “espectaculares” que los comentados para la telofase
mitótica, ya que en general los cromosomas no retornan a un estado verdaderamente interfásico. Además, la
envoltura nuclear no siempre se regenera.
Cada núcleo hijo difiere del original porque contiene la mitad de la cantidad de cromosomas y además,
porque pueden contener distinta información genética debido al entrecruzamiento. Según la especie, puede o
no ocurrir citocinesis. Luego existe un corto período de interfase llamado intercinesis durante el cual no hay
duplicación del ADN.
Si tomásemos nuevamente a los seres humanos como ejemplo, al finalizar la Meiosis I obtendríamos
dos núcleos haploides, habiéndose reducido la cantidad de ADN al valor 2C (las células tenían una cantidad
4C luego del periodo S). Cada uno de estos núcleos portaría 23 cromosomas (en anafase I se separaron los
homólogos entre sí) pero aún estarían duplicados (cada uno de ellos continúa compuesto por dos cromátides).

15.5 La profase II da inicio a la segunda división meiótica

Nuevamente se producen los eventos característicos de toda profase (condensación de la cromatina, des-
aparición del nucléolo, formación del huso acromático y desorganización de la envoltura nuclear). En este
caso, a diferencia de la profase I, no hay apareamiento de homólogos posible, ya que las células ya son “n”.

63
División celular

15.6 En la metafase II los cromosomas se ubican en el plano ecuatorial de la célula

En metafase II, los cromosomas, formados por dos cromátides hermanas, se ubican en el plano ecuato-
rial. En este caso, a diferencia de la metafase I, los cinetocoros de cromátides hermanas se enfrentan a polos
opuestos.

15.7 La anafase II marca el inicio de la migración de las cromátides hermanas

Las cromátides hermanas se separan y migran, traccionadas por las fibras del huso, hacia polos opuestos.

15.8 La telofase II marca el final de la segunda división meiótica

Durante esta etapa los husos desaparecen, se


forma la envoltura nuclear en torno de cada jue-
go de cromosomas. Simultáneamente ocurre la
citocinesis, dando como resultado cuatro células
haploides.
Volviendo a los humanos, al finalizar la Meio-
sis II se obtendrían cuatro núcleos. Cada uno de
ellos presentaría 23 cromosomas (los homólogos
se separaron en anafase I); además, estos cromoso-
mas son simples, ya que en anafase II se separaron
las cromátides hermanas, presentando por lo tanto
un valor C de ADN. Se obtienen así las gametas
listas para cumplir su función: la reproducción. En
la Figura 37 se muestra como varía la cantidad C
de ADN en las diferentes etapas de la mitosis y de
la meiosis.

16. Gametogénesis
Fig. 37. Variación de la cantidad de ADN. La cantidad La gametogénesis es el proceso de formación
“C” cambia a lo largo de las diferentes etapas de la de las gametas en los individuos diploides. En
división celular mitótica (gráfico superior) y de la di- animales, se desarrolla en las gónadas u órganos
visión celular meiótica (gráfico inferior). sexuales de hembras y machos que se denominan
ovarios y testículos, respectivamente.
Por divisiones tempranas en el embrión se producen células germinales, que permanecerán diferenciadas
del resto de las células del individuo (células somáticas).
En las gónadas en desarrollo, las células germinales proliferarán por mitosis produciendo según el sexo
del individuo ovogonias o espermatogonias. Estas células diploides se multiplicarán por mitosis y se diferen-
ciarán en ovocitos primarios, que generarán óvulos por el proceso denominado ovogénesis (Figura 38), o bien
en espermatocitos primarios, que por espermatogénesis permiten la formación de espermatozoides.
En la especie humana, como en el resto de los mamíferos, el desarrollo de los órganos reproductivos
comienza en el útero materno y continúa durante la pubertad, momento en que se alcanza la madurez sexual
y la capacidad reproductiva. La gametogénesis que ocurre en esos órganos sexuales adquiere características
diferentes según se trate de una hembra o un macho.

64
Biología Celular

16.1 La ovogénesis permite la generación de gametas femeninas u óvulos

Durante la vida intrauterina de las hembras de mamífero, las ovogonias proliferan por mitosis y se recu-
bren de células especializadas que constituyen una estructura denominada folículo cuya función será la de
proteger y nutrir las células en desarrollo. Todas las ovogonias duplican su ADN y se diferencian en ovocitos
I o primarios (2n, con cromosomas duplicados), ingresando rápidamente en Profase I. En muchas especies,
incluyendo humanos, dichos ovocitos experimentan una detención del desarrollo, permaneciendo en esta fase
hasta la madurez sexual de la hembra. Durante esta larga Profase I, los ovocitos primarios incrementan su
tamaño a través de la producción de organelas, acumulación de ribosomas, glucógeno, lípidos y el ARN men-
sajero que posteriormente dirigirá la síntesis de proteínas necesarias para el crecimiento embrionario inicial y
la puesta en marcha del desarrollo del descendiente.
A partir de la pubertad y bajo influencia hormonal, cíclicamente algunos ovocitos I completarán la meio-
sis I. Una citocinesis diferencial es la responsable de la obtención, a partir de cada uno de ellos, de un ovocito
secundario y un corpúsculo polar I (ambos con cromosomas duplicados pero n, siendo cada uno de ellos
portador de un cromosoma sexual X). Prácticamente todo el citoplasma del ovocito I queda en el ovocito II,
mientras que el corpúsculo polar es un núcleo rodeado de membrana plasmática, casi carente de citoplasma.
Esta separación no equitativa del citoplasma permite que el ovocito II reciba prácticamente todo el contenido
de organelas, componentes energéticos y metabólicos y, por lo tanto, el potencial de desarrollo. En la mayoría
de los mamíferos, se produce una segunda pausa en la maduración, deteniéndose el ovocito II en metafase II.
Por estímulo hormonal adecuado se produce la ovulación, es decir la salida del ovocito II del ovario. Solo ante
la presencia del estímulo de la fecundación se completará la meiosis II. Como consecuencia de la misma y de
una segunda citocinesis diferencial, se producen un segundo corpúsculo polar y un óvulo, que es la verdadera
gameta femenina (ambos son células haploides con cromosomas simples). De esta manera, el 100% de los
óvulos producidos en la hembra llevarán el cromosoma sexual X.
En el caso particular de la especie humana, alrededor del tercer mes de desarrollo fetal, todas las ovo-
gonias duplican su ADN y se diferencian originando ovocitos primarios. Al quinto mes de vida intrauterina,
estos comienzan la meiosis I quedando detenida en la Profase I hacia el octavo mes. La meiosis no proseguirá
hasta el momento de la menarca y se mantendrá cíclicamente hasta la menopausia. Esto quiere decir que
desde el comienzo de la meiosis hasta su finalización, los ovocitos I pueden permanecer detenidos hasta alre-
dedor de 50 años! Recordemos que el complemento cromosómico de la hembra humana es 2n=46, constituido
por 22 pares de autosomas, más el par sexual XX.

16.2 Las espermatogénesis produce espermatozoides

En los mamíferos machos, la formación de gametas comienza durante la pubertad y bajo influencia hor-
monal de los andrógenos (hormonas esteroides). Este proceso se mantendrá activo hasta el fin de la vida
reproductiva del individuo. Las espermatogonias duplican su ADN y se diferencian en espermatocitos I o
primarios (células 2n con cromosomas duplicados). Estos, por meiosis I, originan dos espermatocitos se-
cundarios (n, pero con cromosomas duplicados). Los mismos producen las espermátidas (células n con cro-
mosomas simples) como resultado de la meiosis II. Por un proceso de maduración y diferenciación llamado
espermiogénesis durante el cual, entre otros procesos, se realiza la citocinesis y la formación del flagelo, las
espermátidas se transforman en espermatozoides.
En el caso particular de los hombres, las células en desarrollo no completan la citocinesis, de modo que
todas las células hijas permanecen conectadas por puentes citoplasmáticos que persisten hasta el final de la di-
ferenciación de los espermatozoides. Recordemos que, en este caso, el complemento cromosómico es 2n=46,
constituido por 22 pares de autosomas, más el par sexual XY. Es decir que 50% de los espermatozoides pro-
ducidos llevarán el cromosoma sexual X y el otro 50% serán portadores del cromosoma Y.

65
División celular

Fig. 38. Espermatogénesis y ovogénesis. El proceso de meiosis en las células germinales de los mamíferos
macho origina cuatro espermatozoides haploides, todos funcionales. Por el contrario, la meiosis de las cé-
lulas germinales de los mamíferos hembra origina un óvulo haploide funcional y tres cuerpos polares. Sin
embargo, la meiosis II solo termina luego de que un espermatozoide logre fecundarr al ovocito II que se
encontraba detenido en metafase II.

17. Consecuencias de la reproducción sexual: variabilidad genética


La reproducción sexual, comparada con la asexual, es costosa energéticamente ya que se requiere del
encuentro de dos células para generar al nuevo organismo. Sin embargo, está ampliamente distribuida en el
mundo multicelular. Dado que la reproducción sexual combina la información genética de dos individuos pa-
rentales, cada descendiente está compuesto por células que contienen dos copias de cada tipo de cromosomas,
uno heredado de la hembra y el otro del macho. Por ello la ventaja de este tipo de reproducción radicaría en las
variaciones genéticas de la progenie, ya que por meiosis y fecundación los genomas se mezclan y recombinan
al azar, produciendo individuos con nuevas combinaciones genéticas. Estas nuevas combinaciones aumenta-
rían la probabilidad de supervivencia de la especie en un ambiente que sufre cambios que son imprevisibles.
Durante la meiosis se producen dos tipos de redistribuciones génicas:
Una de ellas es consecuencia de la distribución al azar de los distintos cromosomas homólogos de los
progenitores durante la anafase I, o las distintas cromátides en anafase II. Como consecuencia de ello, cada
gameta recibe una dotación diferente de cromosomas ya que la segregación independiente permite entremez-
clar los cromosomas de ambos progenitores (Figura 39). Por medio de este fenómeno cualquier individuo
puede producir 2n gametas genéticamente distintas, siendo n el número haploide de la especie en estudio.

66
Biología Celular

La otra fuente de variabilidad se debe al entrecruzamiento o crossing-over, que ocurre en la Profase I,


durante el apareamiento de los cromosomas homólogos. Como vimos, esta recombinación genética homóloga
permite intercambiar y combinar en una misma cromátida alelos maternos y paternos. Es un proceso de nota-
ble precisión, que se realiza sin adición ni pérdida de un solo par de bases y que ocurre entre sitios equivalen-
tes de moléculas de ADN homólogas. La precisión de la recombinación está garantizada por la participación
de enzimas específicas de recombinación y reparación de ADN, capaces de llenar las brechas que se forman
durante el proceso de intercambio. Entre cada par de homólogos se producen, por término medio, entre dos
y tres entrecruzamientos intercambiándose el contenido genético de cada uno de los cromosomas. La Figura
40 ilustra cómo contribuye el entrecruzamiento a la variabilidad, comparando los productos meióticos en
presencia o ausencia del proceso.
Debemos considerar además una tercera fuente de variabilidad la constituye la fecundación, ya que este
proceso reúne genes provenientes de dos núcleos gaméticos provenientes de individuos diferentes.
Tanto los individuos de reproducción sexual como los de reproducción asexual comparten la fuente fun-
damental de variabilidad que son las mutaciones. Estas variaciones hereditarias que posibilitan la evolución
son, de hecho, las causantes de la existencia de diferentes versiones génicas que luego podrán ser redistribui-
das y mezcladas por los mecanismos mencionados anteriormente.

Fig. 39. Distribución al azar de los cromosomas durante la meiosis. Durante la meiosis, se produce una se-
gregación independiente de los diferentes pares de cromosomas. De esta manera, los cromosomas maternos
y paternos se distribuyen al azar en los productos meióticos (las gametas). La figura muestra las 2 posibles
combinaciones luego de la anafase I de una célula que posee los genes M y R en el mismo par de cromosomas
y ambos genes poseen dos variantes (alelos) diferentes heredados de sus progenitores. Así, al término de la
meiosis I pueden haberse formado células haploides portando la combinación Mr y Rm (caso de la izquierda)
pero también, con la misma probabilidad podrían haberse formado las células con las combinaciones MR y
mr (caso de la derecha).

67
Alteraciones cromosómicas estructurales y numéricas

Fig. 40. Aumento de la variabilidad genética por efecto del entrecruzamiento. Una planta posee dos alelos
diferentes del gen A que codifica el color de las flores (A: flores rojas y a: flores blancas) y dos alelos di-
ferentes del gen D que codifica el largo de las semillas (D: semillas largas y d: semillas cortas). Si no hay
entrecruzameinto entre los genes A y L esa planta solo producirá gametas con dos tipos de combinaciones de
los alelos de esos genes (AD y ad). Sin embargo, en las células en las que sí ocurre entrecruzamiento entre
esos genes, se producirán cuatro tipos diferentes de gametas (AD, Ad, aD y ad).

IV. ALTERACIONES CROMOSÓMICAS ESTRUCTURALES Y NUMÉRICAS

18. Alteraciones cromosómicas estructurales

Las moléculas de ADN se pueden romper y reunir, alterando de manera muy profunda la secuencia
génica. Estas mutaciones pueden ser consecuencia, por ejemplo, de la exposición a ciertos químicos o bien
a radiaciones. Existen cuatro tipos de estas alteraciones cromosómicas estructurales las cuales determinan,
luego de la meiosis, productos gaméticos desbalanceados.

18.1 Las inversiones impiden el correcto apareamiento de los cromosomas homólogos

Cuando ocurre una inversión, el cromosoma se rompe en dos sitios y el segmento situado entre ellos se
vuelve a fijar dentro del cromosoma en orden inverso. Si bien la gran mayoría de las inversiones no presen-
tan daños en el individuo portador, pueden ocasionar anormalidades en su descendencia. Esto se debe a que
durante la meiosis el cromosoma aberrante no podrá aparearse apropiadamente con su homólogo normal (sin
inversión) debido a las diferencias en el orden de sus genes. En estos casos suele formarse un asa en la cual,
de ocurrir entrecruzamiento, producirá gametas con una copia adicional de ciertos genes (duplicación) o que
carecerán de algunos de ellos (supresión) (Figura 41). Por otro lado, puede suceder que alguno de los cortes
ocurra dentro de un gen vital, por lo cual su función se verá seriamente comprometida produciendo conse-

68
Biología Celular

cuencias en el individuo. Por ejemplo, la hemofilia tipo A es ocasionada por una inversión en el cromosoma
X que produce la inactivación del gen del factor VIII, cuyo producto interviene en la coagulación. En otros
casos, la inversión reposiciona genes de manera tal que altera su nivel normal de expresión.

Fig. 41. Efecto de una inversión sobre el apareamiento de los cromosomas homólogos. Cuando un cromoso-
ma que porta una inversión interacciona con su homólogo normal (sin inversión) se produce un problema en
el apareamiento que lleva a duplicaciones y deleciones en los cromosomas luego de la meiosis I.

18.2 Las translocaciones producen la inclusión de un fragmento de un cromosoma en otro no


homólogo

Una translocación se produce cuando un fragmento de un cromosoma se fija a otro cromosoma. El ejem-
plo más conocido es el cromosoma Filadelfia (denominado así por la ciudad en la que se lo descubrió en 1960)
que se observa en los glóbulos blancos de la mayoría de los individuos humanos con ciertos tipos de leucemia
(como por ejemplo la leucemia mieloide crónica). En este caso, la translocación resulta en una versión acor-
tada del cromosoma 22 cuyo segmento perdido se transloca al cromosoma 9. En este hay un gen que codifica
una proteinquinasa que participa en la proliferación celular. Como consecuencia de la translocación, resulta
una proteína que retiene la actividad catalítica de la original pero que no está sometida a los mecanismos
reguladores de la célula normal. Las translocaciones también causan alteraciones durante la meiosis, dando
gametas con copias extra de genes o con ausencia de los mismos. Estas alteraciones estructurales generan
cambios a gran escala y pueden constituir el punto de inicio de líneas evolutivas separadas que se ramifican a
partir de un ancestro común. Por ejemplo, si los dos únicos cromosomas del chimpancé que no tienen contra-
parte en humanos se “fusionan”, coinciden con el cromosoma 2 humano, banda por banda.

69
Alteraciones cromosómicas estructurales y numéricas

18.3 Las supresiones implican la pérdida de un fragmento cromosómico

Las supresiones ocurren cuando un cromosoma se rompe en uno o más lugares y se pierde un fragmento
del mismo. También pueden originarse como consecuencia de eventos anormales durante la recombinación,
ya que en raras ocasiones el crossing over puede ocurrir entre zonas mal alineadas de los homólogos (re-
combinación homóloga no alélica) (Figura 41). El producto de dicho evento será un cromosoma con una
duplicación y otro con una supresión. Las consecuencias físicas dependen del tamaño de la deleción y de si
incluye genes, o porciones de genes, vitales para el desarrollo del organismo. Un ejemplo de esta alteración
estructural en humanos es el síndrome de Lejeune o cri-du-chat, consecuencia de la deleción de un segmento
del brazo corto del cromosoma 5. Los individuos que portan un cromosoma normal y otro aberrante muestran
una serie de características que incluyen discapacidad intelectual, anomalías faciales características y, durante
la infancia, un llanto similar al maullido de un gato, lo que origina el nombre en francés del síndrome.

18.4 Las duplicaciones implican la repetición de un fragmento cromosómico

Una duplicación se da cuando se repite un fragmento del cromosoma (Figura 41). Suele ser el producto
de eventos anormales durante la recombinación homóloga no alélica y por lo general, las consecuencias de
esta aberración se relacionan con el tamaño de la zona duplicada. Un ejemplo en humanos es una pequeña
duplicación del brazo corto del cromosoma 17, que ocasiona la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, que
ocasiona neuropatía periférica caracterizada por insensibilidad en manos y pies.

19. Alteraciones cromosómicas numéricas

Existen alteraciones que afectan al número de cromosomas y son consecuencia de una “no disyunción
meiótica”, es decir la no separación del par de cromosomas homólogos o bien de las cromátides hermanas,
durante las anafases I y II, respectivamente. En cada una de estas situaciones se forman gametas que contie-
nen un número anormal de cromosomas: n+1 o n-1, denominadas aneuploides (Figura 42). Si una de estas
gametas participa de la fecundación, sobrevienen graves consecuencias. En general, la cigota con alteración
en el número de cromosomas da lugar al desarrollo de un embrión anormal que muere en alguna etapa entre
la concepción y el nacimiento. Sin embargo, en unos pocos casos la cigota se desarrolla dando lugar a un
individuo aneuploide para algún par cromosómico.
Tomando como ejemplo a los seres humanos, según se altere el número de cromosomas sexuales o el
de los autosómicos, se observarán consecuencias muy diferentes. De la unión de una gameta normal y una
n-1, se obtendrá un individuo monosómico (2n – 1). En humanos la ausencia de un cromosoma autosómico
siempre es mortal, sin embargo la ausencia de uno de los cromosomas X origina individuos viables. Este es el
caso del Síndrome de Turner (XO) que origina mujeres de baja estatura y de desarrollo sexual anormal entre
otras alteraciones.
De la unión de una gameta normal y una n+1, se obtendrá un individuo trisómico (2n + 1, Cuadro 2). En
los seres humanos la más frecuente de las trisomías autosómicas es la del par 21, causante del Síndrome de
Down. También llegan a término algunas otras trisomías autosómicas como las del cromosoma 13 (Síndrome
de Patau, profundas deficiencias físicas y discapacidad intelectual profunda) o del 18 (Síndrome de Edwards,
graves deficiencias físicas y también mentales en aquellos escasos individuos que superan el año de vida).
Las trisomías humanas del par sexual presentan por lo general mayor frecuencia y pueden mencionarse
tres diferentes. Una es el denominado Síndrome de Klinefelter (XXY), que tiene una incidencia de 1/1.000
individuos nacidos vivos. La presencia de un cromosoma Y determina el fenotipo varón, sin embargo, se
acompaña de glándulas mamarias grandes. Además, el individuo presenta por lo general genitales poco de-
sarrollados, azoospermia (incapacidad de producir espermatozoides), alta estatura y, con frecuencia, dificul-
tades de aprendizaje.

70
Biología Celular

Otra trisomía sexual posible es el Síndrome de Jacobs (XYY), que da lugar al desarrollo de un individuo
varón con apariencia normal y talla más elevada que el promedio.
Finalmente, el Síndrome de la Triple X (XXX), produce mujeres de aspecto normal, más altas que la me-
dia, delgadas que presentan irregularidades menstruales. Un tercio de estos individuos presentan algún grado
de discapacidad intelectual.

Fig. 42. Consecuencias de la no disyunción. La no disyunción en meiosis I (a) produce cuatro productos
meióticos alterados, dos n+1 y dos n-1. La no disyunción en meiosis II (b) produce dos productos normales
(n) y dos anormales (n+1).

Tipo de alteración Nombre del síndrome Principales características


TRISOMÍAS AUTOSÓMICAS
Deficiencias físicas y mentales, anomalías en
Trisomía 13 Patau diferentes órganos, muerte temprana
Deficiencias físicas y mentales, anomalías faciales,
Trisomía 18 Edwards muerte temprana
Deficiencias mentales, corta estatura, ojos achi-
Trisomía 21 Down nados
TRISOMÍAS SEXUALES
XXY Klinefelter Hombres con inmadurez sexual
XYY Jacobs Hombres altos y delgados
Mujeres altas, delgadas y con irregularidades
XXX Triple X menstruales
MONOSOMÍA SEXUAL XO Turner Mujeres de corta estatura, inmadurez sexual
Cuadro 2. Principales alteraciones cromosómicas numéricas.

71
Los mecanismos de la herencia

V. LOS MECANISMOS DE LA HERENCIA


En 1856, Gregor Johann Mendel (1822-1884) inició los históricos estudios que le valieron ser recordado
como el padre de la genética. Durante años realizó cruzamientos controlados en guisantes de jardín, regis-
trando y analizando cuantitativamente los resultados obtenidos. Interesado en las plantas ornamentales y en
la obtención de nuevas variantes, Mendel estaba intrigado por la persistencia de ciertos caracteres, ya que en
muchos casos, la descendencia mostraba solo variantes presentes en alguno de los progenitores. Consideró
que esa regularidad debería tener sus orígenes en leyes naturales que podrían expresarse matemáticamente.
Para develar esas leyes debía llevar a cabo un estudio cuantitativo, con alto número de individuos descendien-
tes que manifestasen determinadas características, las que deberían ser cuidadosamente observadas y anali-
zadas. Para realizar sus experimentos, eligió al guisante de jardín, planta que ofrecía una serie de ventajas:
crecimiento rápido, descendencia numerosa, autofecundación, características contrastantes que se perpetúan
generación tras generación y estructuras sexuales de la flor encerradas de manera tal que se podían realizar
polinizaciones controladas evitando la fecundación accidental de fuentes no deseadas que hubiesen interfe-
rido en los resultados.
Mendel trabajó con 7 variantes morfológicas diferentes a las que denominó caracteres, los cuales a su vez
presentaban un par de variantes o alternativas (por ejemplo: carácter color de la flor, con las variantes púrpura
o blanca, ver Cuadro 3).
Durante dos años estudió estos caracteres hasta asegurarse que eran “puros”, es decir que luego de su-
cesivas generaciones, éstos se mantenían. Por ejemplo, si una planta presentaba semillas amarillas todos los
descendientes obtenidos por autofecundación mantenían la característica, produciendo por lo tanto, semillas
amarillas. Cuando confirmaba esta particularidad, denominaba a dichas plantas “líneas puras” para ese ca-
rácter.
¡Ignorado por 30 años! Si bien Mendel presentó sus resultados en conferencia pública en las reuniones de
la Sociedad de Historia Natural de Brünn, y los publicó en 1866 en las actas de la Sociedad como “Experi-
mentos sobre hibridación de plantas”, los mismos fueron ignorados hasta 16 años después de su fallecimiento.
En 1900, tres científicos interesados en las plantas encontraron en forma independiente sus estudios: Hugo de
Vries (holandés), Carl Correns (alemán) y Erich von Tschermak (austríaco). Recién a partir de ese momento
se comprendió la importancia de los resultados de Mendel. Este desconocimiento de los aportes de Mendel
tuvo profundas consecuencias en la teoría de la evolución presentada por Darwin, como se estudiará más
adelante en este curso.

20. Primera ley de Mendel: principio de segregación


Mendel comenzó sus experiencias cruzando líneas puras que diferían en un solo carácter (cruzamiento
monohíbrido). Estas plantas constituyen la generación parental o P y su descendencia la Filial 1 o F1. In-
dependientemente del carácter analizado, observó que todos los individuos de la generación F1 heredaban
la variante que presentaba uno de los progenitores, como puede observarse en el Cuadro 3. Al permitir la
autofecundación de la F1, Mendel obtuvo la Filial 2 o F2, compuesta por individuos que presentaban las dos
variantes de la generación parental. Esto marcaba la reaparición de la variante “ausente” en la F1, aunque
siempre se encontraba en menor proporción (Cuadro 3).
El análisis cuantitativo de estos resultados permitió a Mendel proponer las siguientes ideas:
Dada la persistencia de una de las variantes en la F1 y la ausencia de características intermedias, una
variante de cada carácter domina sobre la otra. La que permanece enmascarada hasta la autofecundación de
la F1, por lo tanto, se comporta recesivamente. Por ejemplo, para el carácter color de flor la variante púrpura
es dominante y la blanca es recesiva.
La reaparición de la variante recesiva en la F2 se debe a que las variantes son heredadas como “unidades

72
Biología Celular

discretas”. Las mismas permanecen invariables al pasar de los parentales a los descendientes. Estos factores
unitarios de Mendel son lo que hoy en día denominamos genes11.
Mendel encontró un patrón recurrente en la proporción de las variantes en estudio en la F2. Para cada
carácter estudiado, siempre observó la relación 3:1 entre la variante dominante y la recesiva respectivamente.
Esto le permitió proponer que los genes segregan unos de otros al formar las gametas.

20.1 Las observaciones de Mendel pueden relacionarse con nuestro conocimiento actual para
el análisis de los cruzamientos

Los “caracteres” estudiados por Mendel (color de flor, por ejemplo), constituyen la mínima porción
de ADN que codifica una unidad de herencia, es decir los genes. Las “variantes” mendelianas (flor púrpura
o blanca) son las posibles alternativas de expresión de esos genes: los alelos. Cada uno de ellos está ubicado
en el mismo lugar o locus, de cada uno de los cromosomas homólogos de un determinado par (en organismos
diploides). Estos alelos de un gen segregan o se separan durante la meiosis, reflejando la separación de los
cromosomas homólogos en la anafase I.
Los individuos diploides presentan pares de cromosomas homólogos por lo que tienen un par de alelos
para cada gen. Cuando los alelos de un gen son idénticos, se dice que el organismo es homocigota para esa ca-
racterística en particular, este sería el caso de las “líneas puras” de Mendel. Si los alelos son diferentes, se dice
que es heterocigota. La conformación genética del individuo se denomina genotipo, y en él cada alelo existe
independientemente como una unidad discreta aunque no se manifieste. El genotipo se designa con letras,
asignándose la mayúscula para el alelo dominante y la minúscula para el recesivo. Por otro lado, la expresión
de los genes y la interacción con el ambiente determinan el fenotipo. Para los genes estudiados por Mendel,
el individuo heterocigota presenta un alelo de cada tipo, pero manifiesta en el fenotipo solo el dominante.
Siempre que se cumpla esta premisa, estaremos ante un caso de dominancia completa12.
Reginald Punnett propuso una sencilla manera de visualizar los resultados de los cruzamientos. Cono-
ciendo los genotipos de los parentales se construye una tabla (Tablero de Punnett) con los alelos que aportan
las gametas (haploides) de cada progenitor. En el cruce de cada fila y columna queda determinado el genotipo
(diploide) del descendiente, obtenido por la fecundación de las mismas.

11
Cabe aclarar que el concepto de gen fue acuñado por el botánico danés Wilhelm Johannsen en 1909. Un gen es definido
como una unidad de herencia.

12
Las experiencias de Mendel parecían sugerir que cada gen afecta a una sola característica en relación uno a uno. Sin
embargo posteriormente se encontró que muchas veces un solo rasgo es afectado por muchos genes; esto se conoce como
herencia poligénica, dando a los individuos variaciones continuas o una gradación de diferencias pequeñas. También se
descubrió que hay genes que pueden afectar a más de una característica, fenómeno que se conoce como pleiotropía.

73
Los mecanismos de la herencia

Aplicando todos estos conceptos al cruzamiento de dos líneas puras para el color de flor tendremos:

Gen: Color de flor. Alelos: Púrpura (R) dominante; Blanco (r) recesivo.

Línea Parental (P)

Fenotipos: Flor Púrpura x Flor Blanca


Genotipos RR ↓ rr
Gametas 100% R ↓ 100% r

↓ Cruzamiento
Filial 1 (F1)

Fenotipo 100 % Flor Púrpura


Genotipo 100 % Rr
Gametas 50 % R; 50% r

↓ Autofecundación

Filial 2 (F2)

Fenotipo 3 Flor Púrpura : 1 Flor Blanca


Genotipo 2/3 Rr; 1/3 RR; 1/3 rr

Pro-
Parental Filial 1 Filial 2
porción
Tallo Alto x Enano 100 % Alto 787 Alto; 277 Enano 2,84 : 1
Flores Púrpuras x Blancas 100 % Púrpuras 705 Púrpuras; 224 Blancas 3,15 : 1
Flores Axiales x Terminales 100 % Axiales 651 Axiales; 207 Terminales 3,14 : 1
Semillas Amarillas x Verdes 100 % Amarillas 6022 Amarillas; 2001 verdes 3,01 : 1
Semillas Lisas x Rugosas 100 % Lisas 5474 Lisas; 1850 Rugosas 2,96 : 1
Vaina Verde x Amarilla 100 % Verdes 428 Verdes; 152 Amarillas 2,82 : 1
Vaina Regular x Oprimida 100 % Regular 882 Regular; 299 Oprimida 2,95 : 1
Total Todos dominantes 14,949 dominantes; 5010 recesivos 2,98 : 1

Cuadro 3. Cruzamientos y resultados obtenidos por Mendel trabajando con guisantes.

Es importante notar que cuando se estudian genes con dominancia completa, los individuos homocigotas
dominantes y los heterocigotas presentan idéntico fenotipo, es decir, se ven absolutamente iguales para ese
carácter. Por este motivo si observamos una flor del guisante de jardín de color púrpura surgirá la duda de
cuál es la información genética que esta porta. Para averiguar el genotipo, puede realizarse un cruzamiento
con un individuo homocigota recesivo. Este procedimiento, que se denomina retrocruza o cruzamiento prue-
ba consiste entonces, en cruzar al individuo de genotipo incógnita (porque en su fenotipo expresa el alelo

74
Biología Celular

dominante) con uno que exprese el alelo recesivo. En el caso que estamos analizando, seleccionaríamos una
planta de flores blancas que, por lo tanto será de genotipo homocigota recesivo. Analizando las proporciones
fenotípicas de la descendencia podrá inferirse el genotipo del individuo incógnita (la planta de flores púrpuras
en nuestro ejemplo). Si luego de obtener un número significativo de descendientes el 100% expresa el carác-
ter dominante, puede asegurarse que el individuo incógnita era homocigota dominante (ver Tablero 3). Si en
cambio se obtienen descendientes de fenotipo recesivo, podrá inferirse que el individuo era heterocigota para
ese gen (ver Tablero 4).

¿En qué casos el cruzamiento de prueba puede no dar una respuesta definitiva? ¿Por qué?

Aunque para muchos alelos se cumple la relación de dominancia-recesividad, no siempre es así. En cier-
tos casos el individuo heterocigota presenta un fenotipo propio, diferente del homocigota como ocurre en los
casos de dominancia incompleta y de codominancia.

20.2 Cuando existe dominancia incompleta el individuo heterocigota exhibe un fenotipo inter-
medio

En la dominancia incompleta, el heterocigota presenta un fenotipo intermedio. En muchas plantas puede


observarse que el cruzamiento de una línea pura de flores rojas con otra de flores blancas, genera una descen-
dencia de plantas con flores rosadas. La autofecundación de estas plantas permitiría obtener una filial con las
proporciones genotípicas esperadas, ya que se cumple la ley de segregación de Mendel. Sin embargo, las pro-
porciones fenotípicas serán diferentes, obteniéndose 1/4 de flores rojas (correspondientes a RR), 1/2 rosadas
(Rr) y 1/4 de flores blancas (rr). Es decir, en este caso coinciden las proporciones genotípicas y fenotípicas
esperadas 1:2:1

20.3 En la codominancia ambos alelos se expresan conjuntamente

En ciertos casos, los dos alelos pueden expresarse conjuntamente (codominancia), lo cual también produ-
cirá que los individuos heterocigotas presenten un fenotipo propio. Ejemplo de ello es el del sistema de grupos
sanguíneos AB0, el cual es además un caso de alelos múltiples. Cada uno de los tres antígenos de superficie
posibles A, B ó 0 está codificado por un alelo diferente IA, IB e I0, respectivamente. Cada uno de estos alelos
determina las pequeñas diferencias en los oligosacáridos de los glicolípidos presentes en las membranas de
los eritrocitos humanos. Los alelos IA e IB son dominantes sobre 0, pero codominantes entre sí, por lo que los

75
Los mecanismos de la herencia

seis posibles genotipos determinan los cuatro grupos sanguíneos que conocemos (Cuadro 4).
Fenotipo
Genotipos
(Grupo sanguíneo)
IAIA y IAI0 A
B
IBIB y IBI0

IAIB AB
I0I0 0
Cuadro 4. Genotipos y fenotipos del sistema de grupos sanguíneos ABO.

20.4 La herencia ligada al cromosoma X es un caso particular de herencia mendeliana

En los mamíferos, el sexo está determinado por la presencia de un par de cromosomas sexuales: XX en
las hembras y XY en el macho. Aquellos genes cuyos loci se encuentran en el cromosoma X presentan un
caso particular de herencia mendeliana. Si bien las funciones controladas por los genes del cromosoma X son
necesarias en ambos sexos, los pocos genes que contiene el cromosoma Y son principalmente responsables
de la las características de varón. Las características ligadas al cromosoma X se conocen como características
ligadas al sexo, no porque controlen funciones relacionadas a la función sexual sino porque siguen el patrón
de transmisión del cromosoma X.
A diferencia de la hembra, que recibe un cromosoma X de cada progenitor, el varón recibe solo un cromo-
soma X (proveniente de la madre) además del cromosoma Y del padre. Es por este motivo que en los mamífe-
ros, el macho tiene solo un alelo para cada uno de los genes presentes en el cromosoma X, siendo por lo tanto
hemicigota para estas características. Como consecuencia de esta particularidad, el varón presenta solo dos
genotipos posibles ya que, o porta el alelo dominante o bien el recesivo. En cambio en la mujer (como posee
2 cromosomas X), se puede presentar cualquiera de los tres genotipos posibles. Es interesante notar que si una
mujer recibe un alelo mutado de un gen presente en el cromosoma X y este alelo es recesivo, la mujer de ge-
notipo heterocigota presentará fenotipo normal. Sin embargo, en el varón el alelo anormal se expresará, dado
que es la única versión de ese gen presente en ese individuo. Por otro lado, la mujer heterocigota, si bien no
expresará en su fenotipo el alelo anormal, lo porta, por lo cual su descendencia puede recibir esta información.
Un ejemplo de herencia ligada al cromosoma X es un tipo de daltonismo en el cual, la visión normal del
color (XN) es dominante sobre el alelo que determina una visión anómala del mismo (Xn). Una mujer hetero-
cigota XNXn presentará fenotipo normal pero podrá transmitir el alelo del daltonismo a su descendencia; por
eso se la denomina mujer portadora. Las hijas de esta mujer podrán ser daltónicas (Xn Xn) solo si el padre de
ellas es daltónico (Tablero 5). Sin embargo, independientemente de cómo sea el padre, la mitad de los hijos
varones de dicha mujer podrán ser daltónicos ya que el único cromosoma X que poseen proviene de su madre
que es portadora (Tablero 5 y 6).

76
Biología Celular

21. segunda ley de Mendel: transmisión independiente


En otra serie de experiencias, Mendel realizó cruzamientos en los que investigó dentro del mismo grupo
de individuos, el patrón de la herencia de dos caracteres diferentes en forma simultánea (cruzamiento dihíbri-
do). Como ejemplo, analicemos el caso de los caracteres (genes) textura de semilla y color de semilla. El alelo
que codifica la textura lisa (L) es dominante sobre la textura rugosa (l), y el color amarillo (A) es dominante
sobre verde (a). Para el cruzamiento de dos líneas puras:

Gen: Color semilla. Alelos: Amarilla (A) dominante; Verde (a) recesivo
Gen: Textura de semilla. Alelos: Lisa (L) dominante; Rugosa (l) recesivo

En el tablero de Punnett 8, pueden observarse las 16 combinaciones esperadas a partir de los cuatro tipos
de gametas posibles producidas por cada uno de los individuos de la F1. Se obtienen individuos con cuatro
fenotipos diferentes (en proporciones: 9:3:3:1) apareciendo combinaciones “nuevas” (semillas amarillas ru-
gosas y semillas verdes lisas), ausentes tanto en los parentales como en los individuos de la F1. La aparición
de estas combinaciones permitió a Mendel proponer lo que se conoce como Segunda ley de Mendel o Princi-
pio de transmisión independiente.
Estos resultados son los esperados para el cruzamiento de dos individuos heterocigotas para dos genes
ubicados en diferentes pares de cromosomas homólogos. Son la consecuencia directa de los eventos que
ocurren durante la meiosis dado que los cuatro diferentes tipos de gametas se originan como consecuencia
de la disposición al azar (y en forma independiente de la de los demás pares) y posterior segregación de los
miembros de cada par de cromosomas homólogos (ver genes M y R de la Figura 39).
¿Qué ocurrirá con la segregación de los alelos, si ambos genes se ubican en el mismo par de cromosomas
homólogos? ¿Se cumplirá la segunda ley de Mendel en este caso? (ver genes A y D de la figura 40).

77
Los mecanismos de la herencia

22. Herencia no mendeliana


En el caso que los dos genes en estudio se ubiquen en el mismo par de cromosomas homólogos, no se
cumple la Ley de la segregación independiente. Analicemos el caso del individuo heterocigota AaDd de la por
Figura 40. Al estar ambos genes codificados en la misma molécula de ADN, no pueden independizarse uno
del otro y ambos formarán parte de la misma gameta. Por lo tanto, solo es posible obtener dos tipos diferentes
de gametas: AD y ad. En este caso, estamos ante la presencia de “genes ligados” es decir, cuando por formar
parte del mismo cromosoma los genes no segregan independientemente el uno del otro.
Se hace evidente en este caso el aumento de la variabilidad genética que introduce el entrecruzamiento.
Observando la misma figura, podemos ver cómo se obtendrán cuatro gametas diferentes al ocurrir un entre-
cruzamiento entre dichos genes ligados.

23. Consideraciones básicas sobre probabilidad


Cabe recalcar que las proporciones fenotípicas descritas para cada filial, tanto para la primera como para
la segunda Ley de Mendel, son las esperadas según la probabilidad asignada a cada tipo de gameta. Esto quie-
re decir que, analizando por ejemplo solo el color de semilla, cada gameta de las indicadas en el cruzamiento
descrito en el tablero 8 tenía una probabilidad del 50% de portar el aleo A o el a. Esto es lo mismo que sucede
al arrojar una moneda al aire, la probabilidad de obtener cara o ceca es de un 50% para cada evento. El valor
de la probabilidad de dichos eventos suele expresarse por medio de fracciones, dado que es una forma de
calcular la probabilidad según:

Casos favorables / Casos Posibles

Para el caso del color de la semilla, entonces, un individuo de genotipo Aa tendrá igual probabilidad (p)
de generar gametas A (p = ½) que de generar gametas a (p = ½).
El tablero de Punnett nos permite calcular la probabilidad asociada a la aparición de cada genotipo y fe-
notipo, porque en él estamos aplicando la regla probabilística que nos permite multiplicar las probabilidades
de sucesos independientes, que es exactamente de lo que tratan las Leyes de Mendel:
Es decir: La probabilidad de

AA = ½ x ½ = ¼
Aa =½ x ½ = ¼
Aa=½ x ½ = ¼
aa = ½ x ½ = ¼

La suma de todas estas probabilidades será 1 (el 100% de la filial). De aquí se desprende entonces que
la probabilidad de obtener descendientes de color amarillo equivale a la suma de 1/4 AA + 2/4 Aa = 3/4 (el
75% de la filial manifiesta el carácter amarillo):
Probabilidad de manifestar color amarillo =3/4
Probabilidad de manifestar el color verde = 1/4

De la misma manera, del cruzamiento de dos individuos heterocigotas para el carácter textura de la semi-
lla Ll, obtendremos en la filial:
Probabilidad de manifestar Liso =3/4
Probabilidad de manifestar rugoso =1/4

Como justamente la segunda ley de Mendel solamente se cumplirá cuando ambos caracteres estén asocia-

78
Biología Celular

dos a pares no homólogos, es decir, cuando se comporten de forma independiente, podemos calcular los re-
sultados fenotípicos esperados del cruzamiento de dos individuos heterocigotas para dos características según
el cálculo de la probabilidad conjunta de sucesos independientes, es decir, multiplicando sus probabilidades:

La probabilidad de que en la filial se manifiesten juntas las características será:


Amarillo y liso = 3/4 (amarillo) x 3/4 (liso) = 9/16
Amarillo y rugoso = 3/4 (amarillo) x 1/4 rugoso =3/16
Verde y liso = 1/4 (verde) x 3/4 liso = 3/16
Verde y rugoso = 1/4 (verde) x 1/4 (rugoso) = 1/16

Problemas de genética

1) Al someter a una célula huevo de ratón a radiaciones mutagénicas se produjo una alteración
en uno de los dos alelos del gen que codifica para la enzima primasa, conservándose el otro alelo de
ese gen sin alteraciones. Esta célula fue capaz de originar un individuo adulto completo y fenotípi-
camente normal. Cuando este ratón se cruzó con otro, también de fenotipo normal, se obtuvieron 20
crías, todas fenotípicamente normales. ¿Cuáles serán los genotipos de ambos ratones?:
- Ambos homocigotas recesivos
- Ambos heterocigotas
- Uno de ellos heterocigota y el otro homocigota para el gen normal
- Con estos datos no es posible asegurar los genotipos
2) ¿Cuál será proporción fenotípica esperada en la descendencia de los ratones del problema
1?
- 100% heterocigotos
- 50% heterocigotos, 25% homocigotas recesivos y 25% homocigotos dominantes
- 50% heterocigotos, 50% homocigotas recesivos
- Con estos datos no es posible asegurar los fenotipos
3) Asuma que el ratón se cruza con otro genotípicamente igual a él para el gen de la primasa, y
que en ese apareamiento hubiesen resultado fecundados 28 óvulos. ¿Cuántos de esos cigotos espera
Ud. que puedan desarrollar y llegar a adultos?
- El 100% es decir los 28 cigotos
- El 50 % es decir 14 cigotos
- El 0% es decir ninguno de los 28 cigotos
- El 75% es decir 21 cigotos
4) El padre de María era del grupo sanguíneo AB y su madre era grupo 0. Si María tiene un hijo
del grupo A con Juan, quien pertenece al grupo 0, indique el genotipo de María
- A0
- AB
- 00
- B0
5) Si el fenotipo de María fuese B, solo podría tener un hijo del grupo A con Juan si él es geno-
típicamente:
- 00
- AA o A0
- B0
- AA
6) En las levaduras, la capacidad de producir una proteína de exportación es un carácter domi-
nante (P) sobre la incapacidad de producirla (p). Indique en cuál de los siguientes cruzamientos de
dos parentales productores se puede obtener un descendiente no productor:

79
Diferenciación celular

- Pp x pp
- Pp x Pp
- PP x Pp
- PP x pp
7) Si los genes A y B se encuentran sobre el mismo cromosoma ¿Cuántos tipos diferentes de célu-
las haploides podrá producir un individuo heterocigota para ambos genes?
- Cuatro tipos de gametas diferentes, portando cada una de ellas uno de los alelos posibles (A;
a; B; b)
- Cuatro tipos de gametas diferentes, portando cada una de ellas uno de los alelos posibles (A; a;
B; b), solo si hubo entrecruzamiento entre ambos genes
- Dos tipos de gametas diferentes, portando cada una de ellas un alelo de cada gen
- Cuatro tipos de gametas diferentes, portando cada una de ellas uno de los alelos posibles (A; a;
B; b), independientemente de la ocurrencia de un crossing over
8) Una mujer con visión normal para los colores, cuyo padre era daltónico y cuya madre era nor-
mal, está embarazada y quiere saber cuál es la probabilidad de que su descendencia sea daltónica,
ya que su marido también lo es. ¿Cuál de las siguientes opciones sería la respuesta correcta para
esta mujer?
- La descendencia de esta pareja tiene una probabilidad del 50% de ser daltónica, dentro de la
cual habrá igual probabilidad entre niños y niñas
- La descendencia masculina de esta pareja tiene una probabilidad del 100% de ser daltónica
- La descendencia femenina de esta pareja tiene una probabilidad del 0% de ser daltónica
- La descendencia de esta pareja tiene una probabilidad del 0% de ser daltónica, independien-
temente del sexo

VI. DIFERENCIACIÓN CELULAR

24. Determinación, diferenciación y morfogénesis


Una célula muscular posee en su citoesqueleto fibras de actina y miosina, cuyo funcionamiento organiza-
do con otras proteínas estructurales es responsable de la contracción muscular. Estas proteínas no se encuen-
tran, por ejemplo, en las células beta del páncreas, que constituyen un tipo celular diferente y especializado
en sintetizar la hormona proteica insulina, responsable de regular la entrada de glucosa a la célula desde el
torrente sanguíneo. Estos dos tipos celulares con tan distintas características morfológicas y funcionales son
el resultado del proceso de diferenciación celular.
Antes de comenzar a describir los procesos que conducen a la diferenciación celular preguntémonos si
estos dos tipos celulares de un individuo tienen la misma información genética. Las experiencias de clonación
en anfibios (1975) y mamíferos (iniciadas en 1996 con la oveja Dolly) prueban que el núcleo una célula com-
pletamente diferenciada (por ejemplo de la ubre en la oveja Dolly) colocado en un nuevo entorno celular (por
ejemplo el óvulo de otra oveja al que previamente se le ha extraído su núcleo) y mantenido bajo condiciones
controladas adecuadas, es capaz de dar origen a un nuevo individuo, el cual se corresponde con el genoma
de la célula diferenciada original (Figura 43). Este proceso se llama transferencia nuclear y al presente se ha
realizado con gatos, perros conejos, caballos etc.

80
Biología Celular

Fig. 43. Procedimiento de obtención del primer mamífero clonado, la oveja Dolly. Cuando el núcleo de una
célula diferenciada se introduce en una célula receptora adecuada carente de núcleo, la célula híbrida resul-
tante puede generar, bajo condiciones estrictamente controladas, un individuo genéticamente igual a aquel
del cual se había obtenido el núcleo celular.

Se concluye entonces que los genes no se pierden durante la diferenciación, por lo tanto, deben estar
regulados en su expresión. Los cambios en la expresión del genoma son la clave para conseguir y mantener
el estado diferenciado. Estas experiencias, además de responder a nuestra pregunta inicial, nos aportan una
información de vital importancia: en algunos casos la diferenciación puede revertirse; las células bajo ciertas
condiciones pueden sufrir un proceso de desdiferenciación. Abordaremos este tema más adelante.
Retomando la diferenciación, sabemos que un organismo multicelular proviene de una innumerable se-
cuencia de divisiones mitóticas a partir de la cigota, formada por la fusión de las gametas de ambos progeni-
tores materna y paterna. A medida que se multiplican, las células que provienen de la cigota se ubican espa-
cialmente de acuerdo a un plan o “patrón”. Además, se diferencian, formando tejidos, órganos y sistemas de
órganos que resulten en un organismo funcional y viable. Denominamos entonces desarrollo al proceso por el
cual se llega desde la cigota a los numerosos tipos celulares diferentes que constituyen los tejidos y órganos;
células que son netamente diferentes en su morfología, funciones y ubicación espacial. Este proceso responde
a un plan corporal de la especie, o morfogénesis (del griego, “origen de la forma”). Así, las mariposas tiene
dos pares de alas, los humanos 2 piernas y dos brazos y las lagartijas tienen cola. Este complejo proceso de
desarrollo puede conducir a una sola célula (la cigota) a producir las 1014 células que forman un ser humano,
con aproximadamente 200 tipos celulares diferenciados distintos. En las plantas solo se observan aproxima-
damente 20 tipos celulares (Figura 44).

81
Diferenciación celular

Fig. 44. De la cigota al adulto. Se muestran los estadios del desarrollo en animales y plantas. La blástula es
una esfera hueca; la gástrula tardía tiene tres capas embrionarias (endodermo, mesodermo y ectodermo).

Las primeras etapas del proceso de desarrollo se denominan embriogénesis, o sea formación del embrión.
La Figura 45 ejemplifica este proceso utilizando como ejemplo al anfioxo, un pequeño animal marino que es
considerado un organismo de transición entre los invertebrados y los vertebrados y que ha sido utilizado como
modelo de estudio en numerosos estudios sobre el desarrollo.

Fig. 45. Embriogénesis, esta-


dios tempranos del desarrollo a
partir de la cigota, mediante el
clivaje (división celular sin cre-
cimiento) se forma la mórula y
la blástula hueca (espacio lleno
de fluido: blastocele) a partir
de la cigota. La gastrulación se
inicia con la invaginación, que
origina la gástrula temprana
de dos capas: el ectodermo y
el endodermo, que tapiza el ar-
quenterón o intestino primitivo.
La abertura que lo conecta con
el exterior es el blastoporo. Allí
se empieza a formar la tercera
capa, el mesodermo. La gástru-
la tardía está formada por tres
capas

82
Biología Celular

Por lo descrito anteriormente, la cigota es una célula totipotente, dado que es capaz de dar origen a todos
los tipos celulares y contiene las instrucciones para dar origen a las estructuras y funciones del organismo
adulto. Luego de unas pocas divisiones (tres divisiones en mamíferos), las células provenientes de la cigota
todavía son totipotentes) y cada una puede dar origen al individuo completo (de ahí la existencia de los geme-
los univitelinos). Poco después, por procesos que se describirán más adelante, aun conservando su morfología
indiferenciada y lejos de mostrar rasgos que anticipen su destino final, las células pierden la totipotencialidad,
pues pasan a un estado “determinado”: su destino está establecido. Es importante remarcar entonces que la
determinación es un fenómeno que precede a la diferenciación. A medida que avanza la determinación y la
diferenciación, la “potencialidad” de la célula disminuye, es decir que de ser totipotente (cigota y el embrión
muy temprano, hasta 8 células en mamíferos) pasa a ser pluripotente. Las células pluripotentes descienden de
las células embrionarias totipotenciales pero ya no pueden formar un individuo completo. Están presentes en
el estadio de blastocisto (en humanos 32 células) y puede originar todos los tipos celulares descendientes de
las tres capas germinales (ver Figura 45). Estas células devienen luego en multipotentes (originan solo tipos
celulares relacionados) y al finalizar la diferenciación y cumplida la morfogénesis son unipotentes (es decir,
si la célula se divide, la descendencia pertenecerá al mismo tipo celular).

Fig. 46. Formación del blastocisto en mamíferos. En mamíferos el clivaje es muy particular; el primer plano
es perpendicular al polo animal-vegetal (A-V); el segundo está formado por 2 planos, ambos perpendiculares
al primero pero girados 90° entre sí.

Como resumen de lo visto hasta acá, podemos resaltar que el desarrollo consta de 3 procesos, que van acom-
pañados por el crecimiento (división celular y expansión en masa y volumen) desde la cigota al adulto:
Determinación: establece el “destino de la célula”, qué tipo celular será, de qué tejido y órgano formará
parte, cuál será su ubicación espacial en el organismo adulto. Precede en el tiempo a la diferenciación. No
cambia la apariencia de la célula.
Diferenciación: el proceso por el cual se obtienen distintos tipos celulares especializados en estructura y
función, previamente determinados.
Morfogénesis: es el proceso de organización y distribución espacial de las células diferenciadas en los
tejidos y órganos del cuerpo.
Los 3 procesos involucran la expresión diferencial del genoma (qué genes se expresan y cuáles no) mien-
tras que en la morfogénesis también juega un rol importante el intercambio de señales entre las células. Estos
procesos organizados y coordinados culminan normalmente en un organismo normal correspondiente al ge-
noma de la cigota que le dio origen. Resulta curioso, aunque es muy común que en la investigación biológica
suceda, que gran parte de lo que sabemos, por ejemplo sobre el desarrollo, haya comenzado con la observa-

83
Diferenciación celular

ción de “errores”. Por ejemplo mutaciones de determinados genes, cuya expresión produce fenotipos diferen-
tes al salvaje. Así, muchos estudios se han basado en individuos de la mosca de la fruta Drosophila que tenían
patas en el lugar correspondiente a las antenas. También pueden producirse “errores” en algunos procesos
vinculados a la diferenciación que ocasionan, por ejemplo, que una cigota del sapo africano Xenopus, en lugar
de desarrollar un embrión normal, produzca una pelota de células indiferenciadas. Estos eventos, relacionados
con la distribución de determinantes citoplasmáticos, serán mencionados más adelante en esta sección.
¿Son los tres procesos arriba mencionados estrictamente secuenciales? Podemos decir que la determi-
nación precede a la diferenciación pero también a la morfogénesis. Esto significa que una célula todavía
totipotencial de la mórula temprana deberá responder a “instrucciones” que la lleven por un lado a ubicarse
en el espacio (se empieza a construir la forma o morfogénesis) de modo que terminará perteneciendo a alguna
de las tres capas germinales. Supongamos que es el ectodermo (ver Figura 45). Esa “ubicación” ya determina
que el destino de esa célula sea epitelial o nerviosa, según sea su ubicación espacial dentro del ectodermo
(ambos tipos celulares derivan de esa lámina celular). Diferenciarse en uno u otro tipo celular dependerá de
las “instrucciones” que reciba, las cuales están íntimamente relacionadas con la posición de la célula en la
capa germinal del embrión. Se puede apreciar que la morfogénesis y la diferenciación son procesos interrela-
cionados estrechamente en el transcurso del desarrollo.
¿Qué significan las “instrucciones” mencionadas en el párrafo anterior? Ampliando el concepto de dife-
renciación podemos definirla como el proceso que culmina en el establecimiento de distintos tipos celulares,
cada uno de los cuales expresa en forma diferencial el mismo genoma proveniente de la cigota, a través de:
1. La activación o “encendido” de algunos genes específicos de ese tipo celular (p. ej. los genes que codifican
las proteínas actina y miosina en las células musculares, o la insulina en algunas células del páncreas); 2. La
activación de un conjunto de genes común a todos los tipos celulares (p. ej. enzimas de la glucólisis); 3. El si-
lenciamiento o represión de otro gran conjunto de genes (que podrán estar activados en otros tipos celulares);
4. La represión de los genes responsables de mantener la célula en un estado indiferenciado y proliferativo o
de auto-renovación (vinculado con las células madre o stem cells que veremos más adelante en esta sección).
Se puede generalizar diciendo que el balance final de todo este complejo conjunto de eventos es de repre-
sión, porque el número de genes que se expresan en una célula terminalmente diferenciada suele ser mucho
menor que en la célula que le dio origen. Durante la diferenciación celular, se silencian los genes encargados
de mantener la célula indiferenciada y en un estado proliferativo o de autorrenovación, mientras que se van
induciendo los genes que codifican las proteínas específicas del tejido correspondiente que dictan el tipo
celular maduro.

25. Regulación de la expresión génica en la diferenciación


25.1 La diferenciación y la división celular son procesos mutuamente excluyentes

En el fascículo 7, se han explicado los mecanismos de regulación de la expresión génica que actúan a ni-
vel transcripcional, traduccional y postraduccional (factores de transcripción, remodelación de la cromatina,
metilación, splicing, estabilidad del ARNm, etc.).
Si se toma como ejemplo la diferenciación de las células musculares a partir de células del mesodermo
embrionario, no hay duda de que en estas células diferenciadas deben estar “encendidos” los genes que codifi-
can actina y miosina. Ahora bien, ¿qué estructura o molécula tiene como función dar la “orden” de encendido?
Adelantando el final de la historia, el mecanismo se asemeja una carrera de postas, donde cada participante
corre un tramo y le entrega “la posta” a otro corredor. Para ganar el juego hay que cumplir con todas las
entregas de posta hasta la meta. De manera similar, esta es una cadena de “instrucciones” ordenadas jerár-
quicamente, donde hay genes específicamente dedicados a una función (fabricar actina o miosina) y otros, de
mayor jerarquía, que los comandan. A su vez, estos genes son regulados por otros y así sucesivamente has-
ta…? Actualmente no es posible dar una respuesta acerca de dónde se inicia cada cascada de “instrucciones”

84
Biología Celular

de la diferenciación y la morfogénesis, pero trataremos de mencionar en este texto algunos eventos que han
podido conocerse.
Volvamos a las células musculares. Su diferenciación comienza con la activación, en células multipoten-
tes del mesodermo del embrión del gen myoD (myoblast-determining gene o gen determinante del mioblasto)
que codifica el factor de transcripción MyoD. Este factor de transcripción actúa sobre el promotor del gen
p21 (ver control del ciclo celular) que da la “orden inicial” para esta vía de diferenciación celular, y se lo
denomina regulador maestro. El gen que lo codifica se denomina gen maestro. La proteína p21 es un inhibidor
de quinasas dependientes de ciclinas y detiene el ciclo celular en G1. A esta detención del ciclo le sigue la
participación de otros factores de transcripción que actúan sobre otros genes de los mioblastos, induciendo su
diferenciación final (Figura 47).

Fig. 47. Activación del factor de transcripción MyoD en la diferenciación de las células musculares. La ac-
tivación de la trascripción del gen p21 mediada por el factor de trascripción MyoD es el paso clave para la
diferenciación de las células mesodérmicas en células musculares.

85
Diferenciación celular

Un evento importante que representa un paso clave en esta vía de diferenciación lo constituye el bloqueo
del ciclo celular. Esto refuerza lo indicado en el punto 4 de la definición de diferenciación celular en donde se
expresaba que la misma depende, entro otras cosas “de la represión de los genes responsables de mantener la
célula en un estado indiferenciado y proliferativo o de auto-renovación”.
Hemos visto que las células mesodérmicas –en las cuales el gen maestro myoD está encendido–, se
diferenciarán en células musculares. El mesodermo también origina otros tipos celulares diferenciados, por
ejemplo células del tejido conectivo. ¿Existe en ellas el gen maestro myoD? La respuesta es sí, pero no está
activado. De hecho, si se activa en el laboratorio el encendido del gen myoD en una línea celular que no hu-
biera conducido a células musculares, estas se diferenciarán como tales.

25.2 Los genes selectores determinan regiones anatómicas en el embrión

Queda aún por responder qué molécula enciende al gen maestro. O dicho de otro modo, ¿cómo se origi-
nan poblaciones celulares distintas, que expresen o no un gen maestro? Para tratar de responder esta pregunta
debemos hablar sobre selectores.
Hasta aquí hemos visto que los genes maestros controlan una cascada de genes subordinados (por ejemplo
el gen maestro myoD es responsable de la diferenciación de un tipo celular a partir de una célula multipo-
tente mesodérmica, indiferenciada y proliferativa). También hay genes maestros, llamados selectores, cuya
función no es diferenciar tipos celulares sino determinar regiones anatómicas en el embrión en desarrollo.
Así, un grupo de células que expresan un mismo selector constituyen un compartimiento. Como ejemplos de
selectores pueden mencionarse:
Selectores homeóticos. En la mosca Drosophila, por ejemplo, son genes que se expresan en bloques de
células y dirigen el desarrollo de un segmento del cuerpo a través de sus factores de transcripción (reguladores
maestros) que regulan muchos genes subalternos. Por ejemplo, el gen homeótico Abdominal-B es responsa-
ble del desarrollo de las estructuras abdominales. Todas las células del embrión tienen este gen pero solo se
expresa en las células abdominales que conducen a su morfogénesis completa. La prueba de esto es que si se
activa artificialmente en laboratorio este gen en todas las células de un embrión temprano, el resultado es una
larva sin cabeza, sin tórax, patas y antenas, solo formada por estructuras abdominales.
Selectores no homeóticos. Estos genes, principalmente estudiados en vertebrados y Drosophila, son
selectores que no determinan segmentos del cuerpo sino órganos específicos. Por ejemplo el gen eyeless,
gobierna el desarrollo de todas las estructuras del ojo, tanto en la mosca como en un ratón. Si este gen se ex-
presa (activado artificialmente) en las células que deberían formar una antena, el resultado será que la mosca
desarrollará un ojo en la antena.

25.3 La segregación de determinantes citoplasmáticos ayuda a comprender por qué determina-


das células expresan un determinado gen selector

Nuevamente podemos preguntarnos: ¿cuál es la causa de que en el embrión, a medida que se desarrolla,
haya grupos celulares determinados (compartimientos) que expresen un selector u otro? El estudio de dos
mecanismos de división asimétrica puede darnos respuesta. Uno de ellos es la segregación de determinantes
citoplasmáticos.
Si una célula (precursora o cigota) tiene en su citoplasma una distribución asimétrica del ARNm trans-
cripto de un gen maestro o de una proteína reguladora maestra –llamados determinantes citoplasmáticos– al
producirse la división, las células resultantes serán diferentes en cuanto a su polaridad. La polaridad es la
primera señal que indica qué es arriba y abajo o adelante y atrás en el embrión (Figura 48).
¿Cómo se produce esa distribución desigual? En este proceso está involucrada la acción de los micro-
filamentos y microtúbulos. Estos componentes del citoesqueleto contribuyen al movimiento de otros com-
ponentes celulares debido a dos características. Por un lado tienen polaridad, creciendo por el agregado de

86
Biología Celular

subunidades y, por otro lado, pueden unirse a proteínas utilizadas en el transporte de ARNm. Por ejemplo,
una proteína se une al extremo (+) del microfilamento y a un ARNm (que codifica un determinante citoplas-
mático). Cuando el filamento crece hacia un extremo de la célula (y no al otro) acarrea el ARNm con él hacia
ese extremo. La distribución asimétrica del ARNm se traduce en la distribución desigual de la proteína que
codifica. Si la célula en cuestión es un óvulo, este (se piensa que en la mayoría de las especies) tendrá una
distribución heterogénea de moléculas de ARNm transcriptos de los genes maternos llamados determinantes
maternos. En Drosophila, por ejemplo, se comprobó que estos genes (sus productos) están vinculados a esta-
blecer los ejes de simetría del embrión. Esta desigual distribución estaría en el origen de la división asimétrica
que muy temprano hace diferentes a las células descendientes de la cigota.

Fig. 48. Segregación de determinantes citoplasmáticos. La distribución asimétrica de los determinantes ma-
ternos es el comienzo de la polaridad.

Por ejemplo los productos de los genes maternos Bicoid y Nanos se denominan morfógenos, porque actúa
en función de su concentración y están desigualmente distribuidos en el citoplasma del huevo. Este gradiente
de morfógenos provee información posicional a las células con las que están en contacto, determinando un
eje de simetría. Existe alta concentración del morfógeno Bicoid en lo que resultará el extremo cefálico y del
morfógeno Nanos en la zona que será el extremo caudal. En el centro hay muy poca concentración de ambos
morfógenos, generando un gradiente de concentración. Así, antes de la cigota, ya se sientan las bases acerca
de cuáles serán las células, según estén expuestas a los reguladores génicos Bicoid o Nanos, que formarán
estructuras cefálicas, torácicas o abdominales por acción de los genes maestros siguientes en la cadena de
instrucciones. El regulador Bicoid es un factor de transcripción que estimula la expresión de genes específi-
cos, mientras que Nanos es un regulador de la traducción que permite que se traduzcan solo algunos ARNm.
El gradiente de concentración de Bicoid y Nanos actúa sobre los genes gap (gap en inglés significa brecha,
intervalo); reciben este nombre dado que una mutación en alguno de ellos lleva a la pérdida de un segmento

87
Diferenciación celular

completo del cuerpo. Son genes maestros y están vinculados al establecimiento de “compartimientos”, y res-
ponden al gradiente de concentración de Bicoid y Nanos de manera distinta. Por ejemplo, el gen gap llamado
Krüppe no puede transcribirse cuando hay alta concentración de Bicoid mientras que altas concentraciones de
Nanos impiden la traducción de su ARNm. En consecuencia, solo se expresa Krüppel en la zona media donde
la concentración de ambos morfógenos es intermedia.
Los productos de los genes gap son factores de transcripción que regulan otra serie de genes maestros
llamados pair-rule. Digamos brevemente que la expresión de estos genes se vincula con el establecimiento de
compartimientos más pequeños (bandas) que los definidos por los genes gap. Existen 10 genes pair-rule y se
expresan en 7 bandas a lo largo del eje céfalo-caudal del embrión. En cada banda pueden expresarse distintas
combinaciones de los genes pair-rule.
Queda evidenciado que cuando la cigota se divida, las células hijas tendrán una determinada combinación
de morfógeno y factores de transcripción (proteínas reguladoras, productos de la expresión de los genes gap
y pair-rule) según sea su posición a lo largo del eje anteroposterior del embrión.
Los genes de polaridad de segmento son los siguientes en entrar en acción. Se expresan en respuesta a la
acción de los reguladores codificados por los genes pair-rule. En una determinada célula, cada gen de polari-
dad se expresará o no de acuerdo a la combinación de proteínas reguladoras de los genes pair-rule a que estén
expuestos. El resultado es la expresión de los genes de polaridad de segmento en 14 bandas. A esta altura son
degradadas las proteínas regulatorias de gap y pair-rule y el desarrollo del embrión queda bajo el comando de
los genes de polaridad de segmento. Estos genes quedarán activados durante toda la vida de la mosca.
Nos queda por incluir en esta cadena de eventos la activación de los selectores homeóticos de los que
hemos hablado antes. Estos son activados también por la combinación de morfógenos maternos, reguladores
de gap y reguladores de pair-rule.
Los genes de polaridad de segmento y los genes homeóticos actuarán conjuntamente para el estableci-
miento del patrón segmentario cada vez más definido y refinado que conforma la mosca adulta y obviamente
la activación de los genes específicos que codifican las proteínas características de los tipos celulares comple-
tamente diferenciados y ubicados espacialmente según el plan corporal de la especie.
Concluimos entonces que el desarrollo de Drosophila conlleva una cascada de instrucciones, destacando
que existe una sucesión jerárquica de eventos, iniciada en un gradiente de morfógenos (Bicoid y Nanos) en
el óvulo que define la polaridad del eje anteroposterior y seguida por la sucesiva activación de los genes gap,
pair-rule, de polaridad de segmento y selectores homeóticos que interpretarán y expandirán esta diferencia
inicial.
Los estudios con anfibios (Xenopus) también han comprobado que el desarrollo comienza a ser “determi-
nado” desde antes de la fecundación. La distribución asimétrica de sustancias en el óvulo genera una mitad de
color más oscuro y otra mitad más clara. Luego de la fecundación, en la zona de unión de los dos colores, se
forma la “medialuna gris”, una franja que define una zona incolora o polo animal que dará lugar al ectodermo
y el mesodermo y otra zona oscura, el polo vegetal, que origina el endodermo. Las células de la “medialuna
gris” no se asocian al desarrollo de ninguna estructura en especial pero su presencia es indispensable para
el correcto desarrollo del embrión. Si la división excluyera la medialuna, esa célula hija formará una masa
informe. Más aún, el material de la medialuna gris es necesario porque es capaz de inducir el desarrollo de las
estructuras anatómicas aunque no forme parte de ellas.

88
Biología Celular

Fig. 49. Fenómeno de determinación: la medialuna gris en anfibios. (a) La cigota tiene ejes dorsal/ventral y
anterior/posterior de acuerdo a la posición de la medialuna gris. (b) La primera división divide la medialuna
gris por la mitad y cada célula hija es capaz de desarrollar un embrión completo. (c) Si solo una célula hija
recibe la medialuna gris, la otra origina una masa informe.

La capacidad de la medialuna gris de inducir el desarrollo nos da pie para la descripción del otro meca-
nismo de división asimétrica: la inducción.

25.4 La inducción se relaciona con las interacciones de la célula con su entorno

La división asimétrica durante el desarrollo no solo está influida por los determinantes maternos sino por
la interacción de las células con su entorno. Dos células inicialmente iguales pueden seguir distintos caminos
de diferenciación por expresión de selectores distintos a causa de señales provenientes de células vecinas. La
expresión génica puede entonces ser regulada por inducción o transmisión de señales externas. Las proteínas
ancladas en la membrana actúan como receptores de señales externas provenientes de células vecinas. De esa
interacción puede resultar la activación o inhibición de un gen maestro con las consecuencias correspondien-
tes sobre los genes subordinados. Si la señal está unida a la célula que envía el mensaje, la comunicación solo
se realizará entre células contiguas, que mantienen contacto físico entre sus superficies. Las señales pueden

89
Diferenciación celular

ser moléculas que difundan a través de los espacios intercelulares, pudiendo alcanzar a células distantes.
Volviendo a los estudios en embriones de Xenopus que usamos para ejemplificar la distribución desigual
de determinantes citoplasmáticos en el huevo, se demostró que en la medialuna gris comienza la gastrulación
(ver Figura 45) y se llamó a esa zona organizador primario por su capacidad de organizar las células vecinas
en un embrión completo. Si se trasplanta ese organizador a otro lugar del embrión, se producen embriones
siameses, o sea dos en lugar de uno, tal es su capacidad de influir sobre las células vecinas para dar otro em-
brión completo. Este fenómeno se llamó inducción.
Veremos que el desarrollo del sapo se realiza en base a inducciones sucesivas. En el comienzo, las células
del organizador emiten señales que inducen diferentes resultados según sean las células receptoras. Por ejem-
plo, las células del ectodermo que rodean al organizador son inducidas a organizarse formando un tubo (tubo
neural) que luego será la médula espinal del sistema nervioso adulto. La diferenciación de una estructura
longitudinal ya nos indica que la acción del organizador está determinando un eje de simetría: antero-poste-
rior o bien cabeza-cola. También queda definido qué queda “arriba” (dorsal) y qué queda “debajo” (ventral)
del tubo neural estableciendo el eje de simetría dorso-ventral. Además, el organizador inducirá la formación
de la notocorda (dará lugar a la columna vertebral del adulto), tubo macizo de células que tiene dirección
antero-posterior y se ubica debajo del tubo neural. La notocorda a su vez emite señales que inducen cambios
en la parte ventral del tubo neural y esta induce cambios en la parte dorsal del tubo neural (no es intención
de este texto abundar en más detalles) conduciendo esta cascada de inducciones a establecer conjuntos de
células que definen una serie de compartimientos, en cada uno de los cuales, por su posición, se expresarán
distintos genes maestros.
Otro ejemplo clásico de inducción es el desarrollo de la lente (cristalino) del ojo en vertebrados. En el
cerebro frontal del embrión se desarrollan dos protuberancias laterales: las vesículas ópticas. Estas vesículas
se expanden hasta tocar las células superficiales de la cabeza en desarrollo. Las células de las vesículas ópticas
inducen a las células superficiales a desarrollar la lente. La prueba de ello es que si se extraen las vesículas
ópticas o se coloca una barrera impermeable entre ellas y las células superficiales no se forma la lente del ojo.

26. La desdiferenciación y diferenciación en tejidos adultos


Concluido el proceso de desarrollo podemos preguntarnos si todas las células del organismo adulto están
completamente diferenciadas y son unipotentes. Como se ha visto en la sección “Control del ciclo celular”,
ciertos tipos celulares pueden ser estimulados a abandonar G0 y reingresar al ciclo. Es decir, normalmente
no se dividen pero pueden iniciar la síntesis de ADN cuando reciben un estímulo apropiado. En este grupo se
encuentran las células hepáticas, las que pueden proliferar, por ejemplo, cuando se extirpa quirúrgicamente
una parte del hígado (ver Figura 4 (b)) y los linfocitos, células sanguíneas pertenecientes al grupo de los gló-
bulos blancos, que proliferan cuando interactúan con el antígeno apropiado. De algún modo, ciertas células
pueden sufrir un proceso de desdiferenciación, es decir, que recuperan su capacidad proliferativa, bajo ciertos
estímulos.
Otro tipo de células del estado adulto tienen posibilidad de autorrenovación. Por ejemplo, en plantas (en
las puntas de raíces y tallos, los meristemas) y en mamíferos (en médula ósea, intestino, piel) hay células
indiferenciadas, las denominadas células madre o stem cells, cuyas características son: ser multipotentes y
poder autorrenovarse (mantener a lo largo de muchos ciclos de división el estado indiferenciado). Estas son
células madre somáticas. De las células madre germinales se ha hablado previamente en este fascículo, ya que
son las que dan origen a las gametas.
La renovación de un tejido ocurre sus células madre, o células precursoras que aún no están terminalmen-
te diferenciadas, se dividen y dan lugar a otra célula precursora y una célula más diferenciada o comprometida
hacia la diferenciación. Aunque esto está controlado genéticamente, poco se sabe de los mecanismos que
controlan esta división asimétrica. Una vez que la célula está comprometida a ser diferenciada, es decir que
ya no es una célula madre, entran en acción factores de transcripción que dirigen la diferenciación hacia un

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Biología Celular

tipo celular determinado. Por lo tanto, en relación a la diferenciación celular se pueden distinguir dos tipos de
factores: los que mantienen la pluripotencia y los que determinan la diferenciación.
Cuando se dividen las células madre originan células hijas que reemplazan las células muertas del tejido.
Una de las formas de auto-renovación es por división asimétrica: una célula hija se diferencia y la otra perma-
nece igual a célula madre original (ver segregación de determinantes citoplasmáticos más adelante).
Un caso particular lo constituye la médula ósea, cuya función es producir los diferentes linajes de células
sanguíneas (glóbulos rojos, glóbulos blancos en sus distintos tipos, plaquetas). Hay allí dos tipos de células
madre: el tipo hemopoyético relacionado con la repoblación normal de las células mencionadas y el tipo
mesenquimático que puede diferenciarse en células musculares dependiendo del ambiente en el que se las
ubique.
Es claro el valor como estrategia terapéutica de obtener células madre de la médula ósea de un individuo
con cáncer que deberá se sometido a un tratamiento con radiaciones. La radioterapia eliminará las células
con mayor poder proliferativo primero (células tumorales) pero indefectiblemente matará también las células
madre de la médula, que ya mencionamos son indiferenciadas y activamente proliferantes. Las células madre
extraídas son mantenidas en el laboratorio e inducidas a replicarse por medio de factores de crecimiento.
Cuando la radioterapia concluye, con la consiguiente depleción de la médula ósea del paciente, son transplan-
tadas (trasplante autólogo, de la propia médula ósea del paciente), ya que han conservado su potencialidad de
diferenciarse en el ambiente de médula ósea y repoblarán la médula.
Las células madre mesenquimáticas de la médula ósea, capaces de diferenciarse en células musculares,
han sido usadas en experiencias con animales y en personas que sufrieron infarto de miocardio, con el objeti-
vo de paliar el daño al músculo cardíaco ligado a infarto.
Finalmente, nos referiremos brevemente a la oncogénesis (la desdiferenciación asociada a la recupera-
ción de la capacidad reproductiva descontrolada), ya mencionada en la sección “Control del ciclo celular”.
La oncogénesis es el resultado de la acumulación de mutaciones en una célula, y es su clon el que formará el
tumor. Dado que las radiaciones ionizantes son mutagénicas, mucho de lo que sabemos hoy sobre el cáncer
proviene del estudio de los sobrevivientes de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki y sus descendientes
(cohortes). Se ha determinando el número y tipo de cánceres aparecidos en ellos y sus hijos, estimándose
que son necesarias entre 2 y 10 mutaciones para que una célula se “transforme” y pueda formar un tumor. El
menor número corresponde a la leucemia y el mayor número a los tumores sólidos.
La pérdida de control del ciclo conduce a la inmortalización de esa estirpe monoclonal, la cual puede
dividirse indefinidamente dado que tiene la telomerasa activa.

26.1 La desdiferenciación puede ser inducida por humanos

Comenzamos esta sección del fascículo describiendo las experiencias de clonación animal. Estas expe-
riencias demostraron que factores de transcripción de los ovocitos pueden reprogramar el núcleo de una célula
diferenciada adulta originando una célula totipotente capaz de generar un nuevo animal. En las plantas, hay
algunas diferencias, pero se llega a las mismas conclusiones. Ya en 1958, se demostró que aislando una célula
de la raíz de una planta de zanahoria (muchos tipos celulares de otras plantas muestran en el laboratorio el
mismo resultado) e incubándola en adecuadas condiciones de nutrientes, puede producirse la pérdida del esta-
do diferenciado y la formación de una masa de células llamada callo (callus). Cultivando el callo en un medio
de cultivo adecuado y adicionado con hormonas, esas células devienen en un embrión y planta adulta idéntica
a la que le dio origen, o sea un clon. La experiencia demuestra que la célula diferenciada conserva latente la
totipotencialidad y la información genética completa. Si bien esta manipulación no es posible en animales, las
conclusiones a las que se arriba son las mismas. Es posible obtener un clon a partir de una célula diferenciada.

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Diferenciación celular

26.2 Células madres embrionarias y células diferenciadas pueden reprogramarse hacia células
pluripotentes

En ratones y humanos, el estadio embrionario previo al comienzo de la diferenciación – cuando deja


de ser totipotente– es el blastocisto (ver Figura 45). Estas células no pueden generar un nuevo organismo
completo pero son capaces de dar origen a todas las estirpes celulares: como ya se explicó, son pluripotentes.
Estas células se denominan células madre embrionarias (CMEs). En ratones (murinos), las CMEs extraídas
de un blastocisto pueden cultivarse indefinidamente en el laboratorio. Si estas CMEs cultivadas se implantan
en otro blastocisto murino estas células se mezclan y son capaces de diferenciarse en todos los tipos celulares
del ratón. En el laboratorio es posible inducir a las CMEs en un tipo celular determinado si se aplican los es-
tímulos apropiados, por ejemplo, si se las trata con un derivado de la vitamina A, se diferencian en neuronas;
con otros factores de crecimiento se diferencian en células sanguíneas. Esto comprueba lo antes dicho sobre
el “potencial” que conservan estas células y el rol de las “señales del ambiente” en la diferenciación.
Estos hallazgos permiten pensar en el uso de cultivos de CMEs diferenciadas para reparar tejidos espe-
cíficos dañados (el páncreas a causa de la diabetes, el cerebro a causa de la enfermedad de Parkinson, etc.).
Sin embargo, dos problemas surgen para su uso en humanos: I) Debe disponerse de embriones humanos, lo
cual es un tema de actual y profunda controversia II). Estas CMEs cultivadas y trasplantadas en un paciente
pueden provocar una respuesta inmune de rechazo en el receptor.
Los estudios del investigador japonés Shinya Yamanaka ofrecen luz sobre la posibilidad de resolver
estos problemas. Sus trabajos fueron reconocidos con el premio Nobel de Medicina 2012 por “el descubri-
miento de que las células maduras pueden ser reprogramadas para ser pluripotentes” en palabras del comité
Nobel. Las células reprogramadas recibieron el nombre de células madre pluripotentes inducidas (iPS). Bre-
vemente, este hallazgo implicó los siguientes pasos: 1) Comparación de los genes expresados en las CMEs
con los expresados en células diferenciadas (la comparación se hizo a nivel del ARNm y de los factores de
transcripción). Se encontraron varios genes que solo se expresaban y en altos niveles en las CMEs. Se conclu-
yó que esos genes eran esenciales para mantener o lograr el estado indiferenciado y la función de las células
madre. Para la mayoría de estos factores ya se había descrito una mayor expresión en células madre de varios
tejidos, y muchos de sus genes estaban relacionados con funciones de autorrenovación y con la represión de
genes de diferenciación. Por lo tanto, parecían buenos candidatos para ser factores de transcripción capaces
de, no solo mantener sino también inducir el estado pluripotente. 2) Aislamiento de esos genes, inserción de
distintas combinaciones en fibroblastos y análisis sistemático de los resultados. Se observó que ahora estas
células expresaban altos niveles de los genes insertados. 3) Confirmación de que las iPS eran pluripotentes
y podían ser inducidas a diferenciarse en distintos tipos celulares (obviamente según el medio en el cual se
diferenciaran). Cuando se comparan los transcriptomas de estas células iPS humanas con el de los fibroblastos
de partida, se encuentran diferencias significativas en la expresión de más de 5.000 genes, lo que da idea de
la profunda reprogramación genética conseguida.
Dado que las células iPS pueden reprogramarse a partir de células de piel del mismo individuo que va a
beneficiarse de ellas, la respuesta inmune adversa puede ser descartada. Ya se han usado estas células iPS para
terapia en animales que presentan enfermedades similares a la diabetes, Parkinson y anemia falciforme. La
Figura 50 ilustra el proceso de reprogramación genética de una célula diferenciada adulta.

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Biología Celular

Fig. 50. Método de reprogramación genética de una célula diferenciada adulta. El método permite reprogra-
mar un fibroblasto (célula diferenciada) para dar una célula pluripotente inducida (iPS), capaz de diferen-
ciarse en una célula de cualquiera de las tres hojas embrionarias. A la izquierda se indican en los recuadros
las diversas mezclas de factores de transcripción que se han usado para reprogramar.

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Diferenciación celular

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