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Efraín Ríos Montt Bibliografía

Nació en Huehuetenango, Guatemala, el 16 de junio de 1926, en el seno de una

familia católica. Contrajo matrimonio con María Teresa Sosa Ávila, con quien

procreó tres hijos: Homero, Enrique y Zury. En 1978 renunció al catolicismo y se

convirtió en un ministro ordenado en la Iglesia Pentecostal de la Palabra.

El 10 de mayo de 2013 fue condenado por un tribunal de Guatemala a 50 años de

prisión por delitos de genocidio y 30 años por delito de lesa humanidad

perpetrados contra la población ixil. (80 años)17 Asimismo, esta sentencia fue

anulada por la Corte de Constitucionalidad.

Efraín Ríos Montt ha sido a sus 91 años el expresidente más longevo en la historia

de Guatemala.

José Efraín Ríos Montt (Huehuetenango, 16 de junio de 1926-Ciudad de

Guatemala, 1 de abril de 2018) fue un político y general retirado guatemalteco

que encabezó la dictadura existente en ese país entre 1982 y 1983 como

presidente de facto, posición a la que llegó a través de un golpe de Estado; es

considerado uno de los representantes más duros de los gobiernos militares de

Centroamérica fue juzgado y fue encontrado culpable en Guatemala por

genocidio, sin embargo la sentencia fue anulada por fallos durante el

procedimiento del juicio; mismo que no pudo ser concluido debido a su muerte.

Fue director de la Escuela Politécnica, era general cuando presentó su

candidatura en las elecciones presidenciales de 1974 y fue derrotado, también

fundó el partido Frente Republicano Guatemalteco (FRG) que en el 2000 llevó a la


Presidencia a Alfonso Portillo. Fue candidato a la Presidencia de Guatemala por el

FRG en las elecciones generales 2003, habiendo quedado en tercer lugar. El 10

de mayo de 2013 fue condenado a 80 años por genocidio y crímenes contra la

humanidad, pero esta sentencia fue anulada el 20 de mayo de 2013 por la Corte

de Constitucionalidad de Guatemala, debido a que la jueza Jazmín Barrios

presidenta del Tribunal Primero de Mayor Riesgo A, no acató los fallos emitidos

por dicha corte, siendo una autoridad jurídica de mayor jerarquía por tal razón ha

cometido desobediencia y desacato.

Candidatura presidencial

Al poco tiempo de conseguir la máxima promoción militar, que encumbraba su

carrera, Ríos Montt optó por renunciar a sus posiciones de mando en la milicia

para presentarse a las elecciones presidenciales del 3 de marzo de 1974, de las

que había de salir el sucesor del general Carlos Manuel Arana Osorio.

Desde 1960 se prohibió la existencia del Partido Comunista y se inició con la

persecución de los líderes marxistas y de izquierda democrática. Se cerró la

política electoral a todos los grupos que se identificaran con la izquierda. Ello

motivó el surgimiento de la guerrilla, porque los insurgentes decidieron asaltar el

poder por la fuerza, ante la negativa de participación política que el país les daba.

Líderes de izquierda democrática, entre ellos Alberto Fuentes Mohr, Manuel

Colom Argueta, Vinicio Cerezo, decidieron en 1973, que, si no tenían ellos

opciones reales de acceder al poder en las urnas, pues no les reconocerían la

victoria, podrían proponerle la candidatura presidencial al miembro del Ejército

más progresista, por medio del partido Democracia Cristiana Guatemalteca. Y así
surgió la candidatura y triunfo electoral del binomio Efraín Ríos Montt y Alberto

Fuentes Mohr: ganaron las elecciones, pero tampoco se les reconoció la victoria.

Posteriormente (y bajo acusaciones de fraude) obtendría la victoria el general Kjell

Eugenio Laugerud García. Reincorporado al ejército, Ríos Montt fue nombrado

embajador ante España entre 1974 y 1977.20 La violencia se incrementó y fueron

asesinados Colom Argueta y Fuentes Mohr.

Golpe de Estado del 23 de marzo de 1982

El 23 de marzo de 1982, Fernando Romeo Lucas-García fue depuesto por un

golpe de estado liderado por oficiales medios del Ejército de Guatemala. En las

primeras comunicaciones,21 se indicó que el golpe de Estado militar fue dirigido

por un grupo de «oficiales jóvenes» del Ejército de Guatemala, cuyo objetivo sería

«acabar con la corrupción. Los sublevados tomaron el control de la Ciudad de

Guatemala y lograron que el general Fernando Romeo Lucas-García se rindiera a

los militares que horas antes habían rodeado el Palacio Nacional.

Seis guarniciones militares, cinco de ellas de la capital guatemalteca, apoyadas

por la fuerza aérea, estuvieron en el origen de la sublevación, una de cuyas

cabezas visibles es el general de aviación Hernán Ovidio Morales. Las

guarniciones sublevadas pidieron a la policía que entregase sus armas y que se

uniera a ellos. No se produjeron enfrentamientos armados en la capital, aunque en

el interior del país sí hubo algunos choques de menor importancia.21 El

Aeropuerto Internacional La Aurora permaneció cerrado durante varias horas, y

numerosos vuelos internacionales fueron cancelados o retenidos; efectivos de la

fuerza aérea controlaban la terminal, y aviones y helicópteros de combate


sobrevolaban la capital en una exhibición de fuerza de los militares sublevados.

Los sublevados ocuparon también el edificio del Congreso, que disolvió

inmediatamente su sesión; la empresa nacional de comunicaciones, Guatel, y

todos los edificios oficiales importantes de la capital guatemalteca. Dos

helicópteros han sido estacionados en la plaza principal de la capital, junto al

palacio de gobierno, para sacar de él al presidente y a sus acompañantes. El

secretario personal del general Romeo Lucas, Jorge García Granados, secretario

general del Partido Revolucionario, oficial, entró esposado en el palacio de

gobierno.

Tras rendirse, Fernando Romeo Lucas-García fue conducido bajo escolta militar al

aeropuerto, para ser expulsado del país; apenas media hora antes se había

terminado el plazo dado por los sublevados para que el presidente Lucas se

entregara pacíficamente, y las tropas habían tomado posiciones para un posible

asalto al palacio, situado en el centro de la ciudad.21b Mientras tanto, las calles de

Ciudad de Guatemala estuvieron tomadas por carros blindados, vehículos con

ametralladoras y un gran despliegue de soldados en uniforme de campaña. Las

calles de Guatemala quedaron ayer desiertas, y tanto tiendas como

establecimientos cerraron sus puertas. En la capital reinaba una gran tensión,

luego de que los canales de televisión privada de Guatemala interrumpieron su

programación regular cuando recibieron «el consejo» por parte de los militares

rebeldes de unirse a la cadena nacional. A través de la cadena de radio y

televisión estatal se pidió constantemente a los guatemaltecos que permanecieran


tranquilos, dentro de sus casas y que obedeciesen únicamente las órdenes que

emanasen de la Junta representativa de Gobierno.

El ganador de las elecciones que se habían efectuado solamente unas semanas

antes, el candidato oficialista y exministro de la Defensa, general Aníbal Guevara,

estaba de vacaciones en Miami el día del golpe de Estado. La oposición

centroderechista, a la que se unió un partido de ultraderecha, denunció un fraude

en los comicios. El presidente electo debía tomar posesión en los primeros días

del próximo mes de julio, en que el general Romeo Lucas abandonaría el poder.21

Tras la salida de Fernando Romeo Lucas-García, los jefes de los sublevados

pidieron la comparecencia en el palacio del general Ríos Montt y del candidato a la

vicepresidencia por el partido fascista Movimiento de Liberación Nacionalen las

pasadas elecciones, Lionel Sisniega Otero.

Por entonces, Ríos Montt era dirigente de la iglesia evangélica «El Verbo»; no se

encontraba de alta, pero gozaba de prestigio entre los oficiales medios que lo

recordaban en su etapa como director de la Escuela Politécnica, considerándolo

honesto y no comprometido con las situaciones que se deseaba corregir.23

Aunque no participó en la planificación del golpe de Estado que se había dado ni

se le había consultado si aceptaría asumir el gobierno, lo llamaron porque

estimaron que era la persona adecuada para sacar al país de la encrucijada en

que se encontraba y combatir la corrupción. Los golpistas desconocían,

aparentemente, su nueva filiación religiosa y su entrega a dicha actividad.23

Una vez montada la junta de gobierno, conformado por el general Ríos Montt, el

coronel Horacio Maldonado Schaad y el coronel Francisco Luis Gordillo,e esta


anunció que convocaría nuevas elecciones, pero no precisó la fecha. La Junta,

anunció, elaborará un «plan de trabajo que será presentado al pueblo lo antes

posible».22 La Junta de Gobierno disolvió el Congreso y abolió la Constitución tras

el triunfo del golpe. En un llamamiento difundido a través de la radio y la televisión,

los golpistas pidieron «comprensión internacional», y afirmaron que los militares

que gobernaban a Guatemala hasta el 23 de marzo de 1982 habían propiciado

una imagen del país en el extranjero que no correspondía a las verdaderas

características del pueblo. Aseguraron también que eran democráticos y que

respetaban «los derechos humanos de todos los guatemaltecos».

Después del golpe de estado, la casa de habitación del exministro de

Gobernación, Donaldo Álvarez Ruiz, fue saqueada por una turba enardecida.

Suspensión de la pena de muerte durante su gobierno

En abril de 1982, en cadena nacional de televisión, Ríos Montt declaró una

amnistía para que la izquierda subversiva dejara las armas. Tras la escasa

respuesta a su petición, el 9 de junio de 1982, Ríos Montt se autoproclamó jefe de

Estado y «anuló del poder» a los coroneles Héctor Maldonado Schaad y Francisco

Luis Martínez Gordillo, mientras que concentró a todos los elementos del ejército

en los cuarteles cercanos a la capital, en donde descansaron durante un mes.

El 30 de junio de 1982, Ríos Montt, en un discurso titulado «Estamos

dispuestos a que reine la honestidad y la justicia», dijo que el gobierno se daba

cuenta de que había guatemaltecos que por temor a ser asesinados no habían

hecho uso de la amnistía, porque los «camaradas comunistas» se habían


declarado enemigos de estas poblaciones y que por esta razón el gobierno iba a

combatir a la subversión por los medios que quieran, pero que lo iban a a hacer

con juicios abiertos, completamente justos, a la vez que con energía y con rigor.

Informó que para tal efecto había establecido «tribunales de fuero especial» que

cumplirían con este propósito y declaró que a partir de ese momento había pena

de muerte por fusilamiento, para los que secuestraran, provocaran incendios, y

atacaran y dañaran instalaciones de defensa. Finalmente, anunció que a partir del

1 de julio de 1982 quedaba establecido en todo el país el estado de sitio, y que iba

a movilizar tropas para combatir a la subversión, para iniciar ya la «batalla final».

El estado de sitio duró ocho meses y tres semanas continuos y la movilización de

tropas del ejército fue del 60 % para concentrarlas en la zona noroccidental del

país. También se realizó un reclutamiento forzoso para servicio militar de hombres

comprendidos entre 18 y 60 años de edad.

Los tribunales de fuero especial, dirigidos por funcionarios desconocidos, civiles o

militares, nombrados por el presidente, y que juzgaron y condenaron, de manera

drástica y rápida, de modo paralelo al Organismo Judicial a más de quinientas

personas culpadas de pretender violentar las instituciones jurídicas, políticas,

económicas y sociales del país eran un órgano judicial sujeto al Poder

Ejecutivo.57 En total, 15 personas murieron fusiladas sin que hubiera manera de

probar su culpabilidad, pues en menos de un mes desde su captura, los tribunales

con jueces anónimos ―sin rostro y sin registro― los sentenciaron a muerte y

nunca fueron públicos los argumentos en que se basaba su fallo. Se juzgaron,

además, a otras 582 personas que no fueron condenadas a muerte.


Cuando se publicó el decreto-ley de los tribunales de fuero especial, un día

después de la celebración del Día del Ejército, el 1 de julio de 1982, el gobierno de

Ríos Montt no esperaba que se dieran impugnaciones, apelaciones y menos

amparos; el decreto-ley 46-82 decía: «Contra las resoluciones de los Tribunales

de Fuero Especial que se dicte en esta clase de procesos, no cabe recurso

alguno», por lo que de la defensa se esperaba casi nada o muy poco. Conrado

Alonso, quien fue abogado defensor de uno de los acusados, escribió en 1986 un

libro minucioso al que llamó Quince fusilados al alba. En el libro aparecen fotos de

los sentenciados, de los tribunales sin jueces, y de policías con los fusiles en la

mano en las afueras del cementerio. Defensores que contra reloj redactaban

recursos de amparo antes de la medianoche, y magistrados que los recibían, que

iban y venían, con la notificación de suspensión, buscando desde las tres de la

mañana, la sede inexistente de los Tribunales de Fuero Especial, ya fuera en el

Palacio Nacional o en el Segundo Cuerpo de la Policía Nacional, a un costado de

la iglesia de la Merced; gracias a las diligencias de los magistrados quedó en

evidencia la inexistencia de la sede para los tribunales de fuero especial, a pesar

de que ya tenían más de seis meses de estar operando, y de que para el 18 de

septiembre de 1982 ya habían sido fusiladas cuatro personas. Los tribunales

funcionaban bajo jurisdicción del Ministerio de la Defensa, entonces a cargo del

general Óscar Humberto Mejía Víctores.

Tras la visita de la CIDH (Corte Interamericana de Derechos Humanos) a finales

de 1982, Ríos Montt decidió suspender todas las ejecuciones a pena de muerte

existentes, sin que se diera a conocer el nombre de los condenados, tomando en


cuenta algunas sugerencias del organismo internacional de derechos humanos.

Después de recibir el informe de la CIDH, la ley sufriría modificaciones; entre ellas,

que la defensa podía tener al menos una participación discreta y la creación de

una segunda instancia para los procesos sometidos a estos tribunales. El 14 de

diciembre de 1982, los cambios se publicaron en el Diario de Centro América,

diario oficial, Decreto Ley 111-82.57 La defensa pudo al menos activar un

mecanismo dentro del Sistema de Justicia Oficial, que aunque no logró evitar los

fusilamientos, por lo menos los pospuso por unos días.

Pidiendo justicia: un hombre levanta un cartel pidiendo justicia por genocidio. En el

cartel se encuentran las fotografías de Germán Chupina, Benedicto Lucas-García,

Efraín Ríos Montt, Óscar Humberto Mejía Victores, Romeo Lucas-García, Ángel

Aníbal Guevara, Pedro García Arredondo y Donaldo Álvarez Ruiz.

De acuerdo a la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, los Tribunales de

Fuero Especial fueron el elemento de represión urbano que se implementó dentro

del proyecto contrainsurgente del ejército; esto fue necesario porque desde 1976,

los partidos políticos de izquierda que estaban proscritos ―como el Partido

Guatemalteco del Trabajo― se habían infiltrado en sindicatos, organizaciones

populares e incluso en las asociaciones estudiantiles y las autoridad de

la Universidad de San Carlos. Durante el gobierno de Fernando Romeo Lucas-

García demostraron su poder de convocatoria y organización con masivas

protestas en julio y agosto de 1978 que pusieron en jaque al gobierno, y en 1981

cuando el gobierno ―con la ayuda de equipo de cómputo recomendado por

la dictadura cívico-militar de Argentina (1976-1983) y por técnicos israelíes―


encontró y desmanteló 35 reductos guerrilleros en la ciudad de Guatemala. El

gobierno de Fernando Lucas-García incrementó la represión por medio de una ola

de terror en la ciudad al punto que para 1982 la izquierda subversiva estaba

desmantelada. En el caso de los Tribunales de Fuero Especial, estos fueron una

continuidad del plan militar desde el gobierno, con un cambio de cúpula nada más.

Creación del Tribunal Supremo Electoral.

Varios meses después, Ríos Montt disolvió la junta militar que gobernaba el país y

se proclamó presidente de Guatemala.

A partir del 23 de marzo de 1982, cuando Ríos Montt llegó al poder, suprimió los

escuadrones de la muerte. El Consejo de Estado inició el debate político y, con la

participación del 30 por ciento de consejeros mayas, entre ellos un ixil, propuso

una total apertura política. El antiguo Consejo Electoral, en el que los partidos

políticos eran juez y parte, se transformó en el Tribunal Supremo Electoral,

juramentado por Ríos Montt en 1983. Se abrió el esquema electoral a la

participación de la izquierda. Se enviaron delegaciones al extranjero para que los

exiliados volvieran. Se iniciaron los primeros contactos informales con la guerrilla.

Procesos penales

Procesos En España

En 1999, la guatemalteca Rigoberta Menchú ―premio Nobel de la Paz― presentó

cargos de tortura, genocidio, detención ilegal y terrorismo de Estado contra Ríos

Montt y otros cuatro generales guatemaltecos retirados, dos de ellos


expresidentes (Óscar Humberto Mejía Victores y Fernando Romeo Lucas-García).

Otros tres civiles fueron también acusados. Fueron codenunciantes la Asociación

Pro Derechos Humanos de España y el Center for Justice and Accountability

(Centro por la Justicia y la Responsabilidad).

En septiembre de 2005, el Tribunal Constitucional de España dictó que un tribunal

español puede juzgar a aquellos acusados de crímenes contra la humanidad

incluso si las víctimas no fueran españolas. En junio de 2006, el juez Santiago

Pedraz viajó a Guatemala para interrogar a Ríos Montt y a otros acusados. Sin

embargo, al menos 15 apelaciones llevadas a cabo por la defensa impidieron a

Pedraz interrogar a los acusados.

El 7 de julio de 2005, Pedraz dictó una orden de captura internacional contra

Efraín Ríos Montt, los expresidentes Óscar Humberto Mejía Victores y Fernando

Romeo Lucas-García (quien presuntamente había muerto en Venezuela en mayo

de 2006), los generales retirados Fernando Lucas-García y Aníbal Guevara y tres

civiles: Donaldo Álvarez Ruiz (exministro del Interior), Germán Chupina Barahona

(exdirector de la Policía) y Pedro García Arredondo.

En una rueda de prensa, Ríos Montt admitió que durante su mandato el ejército

había cometido «excesos», de los cuales él ―como comandante en jefe del

ejército― no habría tenido ninguna responsabilidad.

Juicio en Guatemala

María Soto y otras mujeres ixil celebran después de que el exdictador

guatemalteco Efraín Ríos Montt fue encontrado culpable de genocidio contra el


pueblo ixil en los años ochenta. Los compañeros de la agencia católica Trócaire

lucharon durante 30 años para obtener justicia para la etnia ixil.

El 17 de enero de 2007, Ríos Montt dio a conocer que se presentaría al Congreso

en las elecciones de ese mismo año. Como miembro del Congreso, gozaría de

inmunidad parlamentaria y no podría ser enjuiciado a menos que un tribunal lo

destituyera. Obtuvo su puesto parlamentario el 9 de septiembre de 2007 y lideró a

los 15 diputados del FRG (Frente Republicano Guatemalteco) en el Congreso.

Su inmunidad terminó el 14 de enero de 2012, cuando cesó su puesto en el

Congreso. El 26 de enero de 2012 Ríos Montt compareció ante un tribunal de

Guatemala y fue formalmente acusado de genocidio y crímenes contra la

humanidad junto con otros tres antiguos generales. Durante la comparecencia él

se negó a testificar. El tribunal lo puso bajo arresto domiciliario en espera de su

juicio. El 1 de marzo de 2012, un juez guatemalteco rechazó la apelación de la

defensa y declaró que la Ley de Amnistía de Guatemala no se puede aplicar en

cargos de genocidio.

El día lunes 28 de enero de 2013, Miguel Ángel Gálvez (juez primero B de mayor

riesgo) dio apertura de juicio contra José Efraín Ríos Montt y José Mauricio

Rodríguez Sánchez, por los delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad.71

En marzo de 2013 consigue un amparo provisional del juicio.72 El martes 19 de

marzo de 2013, una juez abrió formalmente juicio contra el octogenario exdictador,

acusándolo de genocidio contra indígenas durante su régimen (1982-1983), delito

por el cual podría haber sido condenado a medio siglo de reclusión. El viernes 10

de mayo de 2013 Ríos Montt fue declarado culpable por la jueza Yassmin Barrios
quien dictó una sentencia de cincuenta años de prisión inconmutable por

genocidio y treinta años más por crímenes de lesa humanidad, convirtiendo a Ríos

Montt en el primer líder latinoamericano en ser condenado por estos crímenes.

Para esta conclusión fue fundamental el análisis especializado de los planes

operativos generados durante el régimen de Ríos Montt ―Plan Victoria 82, planes

Firmexza 82 y 83 y Plan Operativo Sofía―. Según el perito Rodolfo Robles

Espinosa, que analizo los documentos militares, el alto mando, entre este Ríos

Montt, tuvo «el dominio del hecho y podía detener los ataques a la población civil

de sus subordinados. El estado avalo la existencia del enemigo interno, existiendo

operaciones de combate planificación y control. Demostró la responsabilidad del

jefe de la organización». Por lo tanto, concluyeron los juzgadores «el acusado tuvo

conocimiento de todo lo que estaba ocurriendo y no lo detuvo, a pesar de tener el

poder de evitar tal perpetración».


UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ

SOCIOLOGÍA

SEDE CHINAUTLA

Investigación

José Efraín Ríos Montt

Lucero Aracely Ronquillo Palma

5850-18-26188
Objetivos Generales

Investigar a José Efraín Ríos Montt y su relación en la política de Guatemala.

Objetivos Específicos

Investigar

 Bibliografía

 Candidatura presidencial de 1973.

 Golpe de Estado de 1982.

 La suspensión de la pena de muerte durante su gobierno

 La creación del Tribunal Supremo Electoral.

 Proceso penal por los que estuvo procesado


Introducción

Ríos Montt es uno de los personajes de trascendencia en la historia del Gobierno

Guatemalteco ya que en su gobierno el Conflicto Armado Interno alcanzó sus

máximas cotas de violencia. Para que los guerrilleros pudieran tener una libre

participación política, Ríos Montt dio amnistías a través de la televisión nacional.

Estas acogieron más de 15 mil guatemaltecos. Todo esto vino a abrir un cauce

político a la izquierda, denegado desde 1954.Pero tras la escasa respuesta a su

petición, el 9 de junio de 1982, Ríos Montt se autoproclamó jefe de Estado. Anuló

del poder a los coroneles Héctor Maldonado Schaad y Francisco Luis Martínez

Gordillo, mientras que concentró a todos los elementos del ejército en los

cuarteles cercanos a la capital, en donde descansaron durante un mes.

El 30 de junio de 1982 Ríos Montt dio un discurso titulado Estamos dispuestos a

que reine la honestidad y la justicia. Mencionó que el gobierno se daba cuenta de

que había guatemaltecos que por temor a ser asesinados no habían hecho uso de

la amnistía. Porque los “camaradas comunistas” se habían declarado enemigos de

estas poblaciones. Por esta razón el gobierno iba a combatir a la subversión por

los medios que quisieran. Pero que lo iban a hacer con juicios abiertos,

completamente justos, a la vez que con energía y con rigor.

Además, se crearon las Patrullas de Autodefensa Civil —PAC—. En 1985 llegó a

tener aproximadamente 500 mil patrulleros en todo el país. El objetivo era tener

grupos de hombres civiles organizados por la institución armada como fuerza

paramilitar complementaria. Estos pretendían aislar al movimiento guerrillero y

controlar a sus comunidades.

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