Está en la página 1de 3

Chile: Conversión de la Propiedad Pública en Propiedad Privada Capitalista1

Marcelo D. Cornejo Vilches

El tipo de cambio es una variable a considerar dentro de los movimientos de la IED, en particular en su expresión de fusiones
y adquisiciones. En Chile las IED se han centrado en las exportaciones. Entre las condiciones de origen para el desarrollo del
sector exportador esta la devaluación del peso y el aumento del tipo de cambio real, medidas que caracterizaron los primeros
dos años de régimen militar.

Se puede constatar que, en condiciones de deterioro de los términos de intercambio, la disminución del tipo de cambio real y
la revalorización del peso, o la fijación del tipo de cambio, las empresas exportadoras entran en crisis. Tal fue el caso de la
quiebra de la Compañía Frutera Sudamericana y la quiebra de la Compañía Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV),
ambas ocurridas en 1981. Se inscriben en esta crisis las pérdidas cuantiosas que sufrió la “papelera” o Compañía
Manufacturera de Papeles y Cartones.

La crisis económica de 1982 abrió las puertas a la entrada de grandes grupos transnacionales a la economía chilena. Estos
grupos desplazaron a algunos grupos chilenos sobre endeudados.

La inversión extranjera se concentro en la minera, en particular en el cobre. Se estima que entre 1974 y 1983 la IED en este
sector alcanzo a 5.300 millones de dólares, es decir el 71% de la IED autorizada en ese período.

El principal obstáculo para los grupos económicos nacionales durante la crisis de 1982 fue la fijación del tipo de cambio y la
sobrevaluación del peso. La razón de este perjuicio radica en que dichos grupos centraron su estrategia de crecimiento en la
exportación de recursos naturales.

Antes de 1986, una de las características de los grupos transnacionales que invertían en el mercado interno chileno era su
orientación a satisfacer la demanda de sectores sociales de ingresos medios y altos.

La devaluación del peso en 1982 se puede leer como una política económica deliberada para terminar con los grupos
económicos nacionales sobre endeudados como fue el caso del grupo BHC (Banco Hipotecario de Crédito) y el grupo Cruzat
Larraín. Esta medida tenia por objeto incentivar la IED y de este modo sanear el sistema financiero chileno fuertemente
afectado por el sobreendeudamiento de los grupos nacionales. Sin embargo la devaluación del peso era considerada un
accesorio más dentro del arsenal de políticas intervencionista no neoliberales implementadas por la tiranía. Uno de los ejes
centrales de esta política era la estatización de la banca. Se constituyeron Comisiones Liquidadoras que compraron las
carteras vencidas de los bancos con fondos del Banco Central. Luego estas carteras fueron vendidas al mejor postor. En esas
liquidaciones de cartera nacieron nuevos grupos nacionales y extranjeros que configuraron el poder económico tras la crisis
de 1982. En esta reconfiguración del poder económico, la devaluación vino a señalar el término de la hegemonía alcanzada
por los sectores especulativo-financieros nacidos entre 1974 y 1981 (como los grupos BHC y Cruzat-Larraín). Los nuevos
grupos de poder cimentaron sus pilares en los sectores exportadores de la agricultura, la minería, la silvicultura y la pesca.

El control de la banca fue clave en la constitución de los nuevos grupos económicos. Si analizamos la historia económica del
periodo 1973-1990, observamos a lo menos dos olas privatizadoras. La primera se verifico entre 1974 a 1981 y la segunda
comienza en 1985 y termina en 1990. Durante la primera ola privatizadora el fácil acceso al crédito internacional por parte de
grupos financieros locales permitió la adjudicación de algunas empresas que habían sido estatizadas durante el gobierno de la
Unidad Popular. Sin embargo este sobreendeudamiento y exceso de liquidez actuaron como principal antecedente para la
hecatombe vivida por los grupos financieros durante la crisis de 1982.

Cuando estallo la crisis de la deuda, los bancos, a saber los principales ejes aglutinadores en torno al cual se habían
constituido los grupos locales, fueron objeto del salvataje estatal. De este modo entre 1981 a 1983 el Banco Central intervino
o redefinió la propiedad de a lo menos 28 entidades bancarias y financieras locales, desarticulando de esta manera a los
grupos económicos nacionales apiñados junto a ellos. Sin embargo, es necesario destacar que, pese a que los bancos
intervenidos por el Estado luego eran liquidados al mejor postor, sólo se vendían las carteras saneadas de los bancos, pues la
“cartera mala” constituida por colocaciones vencidas y altamente riesgosas quedó en manos del Estado.

1
En este punto es fundamental la lectura de: “1988: el mapa de la extrema riqueza 10 años después”. Por Patricio Rosas y Gustavo Marin, CESOC /
PRIES, Santiago 1989. Así como de: María Olivia Monckeberg, en su obra: “El Saqueo de los grupos económicos al Estado de Chile”, Ediciones B,
Santiago 2001.
Los grupos locales que lograron sobrevivir exitosamente fueron aquellos que se asociaron con grupos extranjeros de
nacionalidades neozelandesas, holandesas, españoles y canadienses. Esto debido a que, “la debilidad estructural de la
burguesía chilena - más interesada en consumir que en producir y más proclive a fugar capitales al exterior que a
invertir productivamente – representaba un límite objetivo para dar curso a la privatización de las grandes empresas que
permanecían en control del Estado.”2

Gracias a esta posición vino la segunda ola de privatizaciones ocurrida a partir de 1985. Las privatizaciones de esta segunda
ola, a diferencia con la primera, se caracterizaron por la subdivisión de la propiedad de las empresas estatales entregadas a los
privados. Durante la primera ola de privatizaciones la propiedad de las empresas estatales pasaba íntegramente al dominio de
los grupos locales. Esta vez se procedía al desmembramiento de las empresas públicas. Este hecho está representado por el
asenso al gobierno de un campeón de este tipo de operaciones: Hernán Buchi convertido en Ministro de Hacienda en 1985,
principal responsable de la instrucción de vender entre el 30 y el 50 por ciento de las empresas estatales dependientes de
CORFO. En esta orgía de privatizaciones, cayeron en manos privadas total o parcialmente importantes empresas públicas
tales como CAP (Compañía de Aceros del Pacífico) , ENAP (Empresa Nacional del Petróleo) , ENDESA (Empresa Nacional
de Electricidad Seguridad Anónima) , CHILECTRA, ENTEL (Empresa Nacional de Telecomunicaciones), TELEX CHILE,
ECOM , SOQUIMICH (Sociedad Química Minera de Chile) ; ENAEX (Empresa Nacional de Explosivos), EMELAT
(Empresa Eléctrica de Atacama), EMEL (Empresa Eléctrica de Melipilla), EMEC (Empresa Eléctrica de Coquimbo),
SCHWAGER, CTC (Compañía de Teléfonos de Chile), COMPLEJO FORESTAL MADERERO PANGUIPULLI,
EMPRESA HIDROELECTRICA PILMAIQUEN, CENTRAL HIDROLELECTRICA PULLINQUE, IANSA (Industria
Azucarera Nacional), LABCH (Laboratorios Chile), METRO S.A, ISE (Instituto de Seguros del Estado), LAN CHIL” (Línea
Aérea Nacional), entre otras.

Pero, ¿quiénes participaron en la operación de saqueo del Estado de Chile?. Los siguientes personeros son los protagonistas
de la orgía de privatizaciones ocurridas en Chile durante la tiranía pinochetista:

 Pablo Barahona, Ministro de Economía (1976-1978; 1988-1989), Ministro de Minería (1989). Posteriormente fue
rector de la UNIVERSIDAD FINIS TÉRREA
 Hernán Buchi, Subsecretario de Economía (1979-1981), subsecretario de Salud (1981-1983); Director de ODEPLAN
(1983-1984), Superintendente de Bancos (1984-1985); Ministro de Hacienda (1985-1989), posteriormente
vicepresidente de SOQUIMICH y PILMAIQUEN, Presidente de LUCHETTI, Director de COPESA,
FALLABELLA, MADECO, y CECINAS SAN JORGE. Profesor, socio y consejero de la UNIVERSIDAD DEL
DESARROLLO.
 Carlos Cáceres: Presidente del Banco Central (1982-1983), Ministro de Hacienda (1983-1984), Ministro del Interior
(1988-1990). Posteriormente presidente de la COMPAÑÍA CHILENA DE TABACOS, director de ALMACENES
PARIS y CAROZZI. Presidente del INSTITUTO LIBERTAD Y DESARROLLO.
 Sergio de Castro: Ministro de economía (1975-1976), Ministro de Hacienda (1976-1982); posteriormente Miembro
del consejo de la UNIVERSIDAD FINIS TERRAE
 Jorge Cauas Lama: Ministro de Hacienda (1974-1976). Posteriormente Director del Banco de Crédito e Inversiones
BCI, y presidente de AXA seguros.
 Juan Hurtado Asesor de Buche y director de diversas empresas públicas. Posteriormente presidente de ENTEL, socio
de CONSORCIO FINANANCIERO, Director de PUCOBRE, SOQUIMICH, y COPEC, inversor en actividades de
tipo especulativo en el área inmobiliaria.
 Bruno Philippi: Secretario de la Comisión Nacional de Energía (1975-1980), asesor de Hernán Buchi socio y director
de PAIMAIQUEN; posteriormente presidente de CHILGENER, Miembro UNIVERSIDAD ANDRES BELLO,
Director de PAIMAIQUEN, Consejero SFF.
 José Piñera Echenique: Ministro del Trabajo (1979-1980), Ministro de Minería (1981-1983). Posteriormente lobbista
global del sistema de AFPs.
 Julio Ponce Lerou: Yerno de A. Pinochet, directivo de CORFO; posteriormente Presidente de SOQUIMICH
 Álvaro SAYCE Bendeck: Decano Facultad de Economía Universidad de Chile, Director de ENAEZ Y
CHILGENER; Posteriormente cabeza del grupo CORBANCA y COPESA, Asesor de PROVIDA, accionista de
BVA, co-dueño de la UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLOS.
 Ernesto Silva Bafalluy: Subdirector de ODEPLAN, Vicepresidente de CHILCOBRE, gerente general de ENAP
(1982-1983); posteriormente rector de la UNIVERSIDAD DEL DESARROLLO, Director de ENERSIS, Presidente
de SEGUROS ISE - LAS AMERICA.

2
Mapa de la Extrema Riqueza”, Rosas / Marin, op.cit. Pág. 61
 José Yurazeck Troncoso: Subdirector de ODEPLAN, Presidente de PETROX, Presidente de CHILMETRO;
posteriormente participe negocios inmobiliarios, actividades mineras y director de CIC.

Un hecho muy importante en este proceso lo constituyo la llamada “área rara de la economía” y el eufemísticamente
denominado “capitalismo popular”. El área rara de la economía hunde sus raíces tras el golpe de Estado, en donde alrededor
de 540 empresas que estaban en manos del Estado, fueron devueltas a sus dueños o licitadas al mejor postor. En esta tarea el
gobierno ofreció cuantiosos préstamos a baja tasa a los grupos económicos a fin de que estos compraran o recuperaran
empresas a cambio de que sus dueños no iniciasen acciones legales contra el Estado.

En este contexto la posesión de bancos por parte de los grupos fue estratégico, pues sin ellos literalmente quedaban fuera del
sistema crediticio y financiero. Sin este agente los grupos no hubiesen podido llevar a efecto sus planes de concentración y
centralización de capitales.

Sin embargo al iniciarse la crisis de 1982 el sector financiero, siendo uno de los más afectados, fue expropiado por el
gobierno. Al hacerlo desarticulo a los grupos económicos locales. Pero también creo una paradoja: si durante el gobierno de
la Unidad Popular el Estado había comprado directamente acciones de los grupos y estatizado la banca para crear el área de
propiedad social, durante la dictadura estas empresas y bancos fueron reprivatizadas. No obstante, durante la crisis, el
gobierno al comprar la cartera de la banca y al liquidar, intervenir y en definitiva estatizar la banca lo que provoco fue hacerse
nuevamente cargo de las empresas que recién habían sido restituidas a los grupos económicos. Fue una contradicción que se
resolvió mediante la licitación de empresas y bancos a manos de alianzas de grandes capitales extranjeros y grupos
económicos con bajo coeficiente de deuda y con probada liquidez. Tal fue el origen de los más exitosos: los grupos Matte,
Angelina y Lucksic.

Sin embargo cabe destacar que el asenso de dichos grupos no hubiese sido posible de no mediar una condición clave cual es
que, cual más cual menos, relanzaron y reconstruyeron sus grupos económicos sobre la base del secuestro y captura de
empresas otrora pertenecientes al Estado.

En cuanto al capitalismo popular, los campeones de esta “formula”, señalan que es la forma en que cada trabajador
comprando acciones puede democratizar la propiedad de las empresas del Estado. De este modo el Banco Chile y Santiago se
vendieron como parte del capitalismo popular. Pero había un pequeño detalle, algo a penas advertido por las angelicales e
inocentes mentes promotoras de este sistema: eran los mismos altos funcionarios del régimen o de las empresas los que, en
una posición privilegiada de acceso al crédito y a la información, pudieron comprar directamente las acciones en licitación o
indirectamente las acciones al resto de los trabajadores. En este plan participaron los futuros nuevos ricos como Ponce Lerou
con el grupo Soquimich, Roberto De Andraca con el Holding CAP y otros como José Yuraszeck, que dieron origen al grupo
Endesa España con Chilectra, Enersis y Pehuenche, los grupos de Hurtado Vicuña y Fernández León o el grupo Penta de
Carlos Alberto Délano.

En todos los casos se trata de ex funcionarios de gobierno, asesores, altos ex ejecutivos de empresas estatales, que
aprovechándose del uso privilegiado de información, redes de créditos, abiertas ilegalidades amparadas por los jerarcas del
régimen, pudieron ir construyendo entre gallos y medianoche una riqueza que exuda sospecha, olor a robo, violencia y saqueo
al trabajo industrializador y de desarrollo económico impulsados en Chile durante 60 años.

También podría gustarte