Universidad de Buenos Aires

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo

Historia 2
Cátedra Calabrese

Trabajo Práctico

Integrantes:
Carla Lorenzatto
Cristian Bustamante
Lucía Abbiati
Nadia Danderfler
Santiago Pereyra

Primer Cuatrimestre 2022

Imágenes de la Sociedad Burguesa

Intérieur Rue de Vaugirard 1910 - Eugène Atget French

(https://www.metmuseum.org/art/collection/search/266231?sortBy=Date&deptids=19&when=A.D.+1900-
present&where=Europe&ft=*&offset=240&rpp=40&pos=267)
La imagen elegida muestra una escena particular, el interior de una residencia de
vanguardia francesa en el año 1910, lo que nos contextualiza en el primer periodo
analizado por Lowe, donde comienza el proceso de transformación perceptual de la
sociedad burguesa a la sociedad burocrática de consumo controlado. Podemos
hablar también de un cambio de paradigma; de la linealidad a la multiperspectividad.
Y lo vemos en la imagen elegida, ya que al investigar un poco sobre su autor y su
trabajo, donde hay una supremacía visual, razón objetiva y una cultura tipográfica
instalada. Esta linealidad, nos muestra la realidad tal cual es, tal cual es percibida.
Es una fotografía documental reproducida mediante impresión de plata albúmina de
negativo de vidrio. El artista fotografiaba su entorno y realidad del momento como registro
de la vida cotidiana. Vendía puerta a puerta las fotografías con la intención de crear
documentos para artistas, grabadores, escultores y dibujantes: puntapiés iniciales para el
arte. En la venta callejera las fotografías compiten entre ellas para ser elegidas por el
comprador y también con el entorno tecnológico concreto en el que estaban inmersas.
El autor reniega de los avances tecnológicos y sistemáticamente elige una cámara de cajón
que junto con su trípode pesaban más de 20 kg. A pesar de que ya existían las cámaras
Leica automáticas.
A medida que crecía su popularidad, algunos museos se convirtieron en sus clientes y ello
determinó el valor de sus fotografías. Pero además su relación con los artistas surrealistas lo
convirtieron involuntariamente en uno de los pioneros de dicha corriente, modificando el
valor simbólico de sus fotografías.
La composición de la imagen, es simple, de carácter documental pero no por ello imparcial.
Particularmente en esta fotografía podemos contemplar la saturación de elementos en el
plano, que va aún más allá al ver también más objetos reflejados en el espejo. Hasta el mas
pequeño espacio alberga un objeto.
Dichos objetos hablan de una época, de un status social, del sentido de pertenencia a una
clase social parisina del momento. Aunque las personas no aparecen en el plano (dado que
su presencia requería mucho tiempo y quietud del retratado debido al método técnico del
que se sirve el autor) podemos inferir que no es un espacio de personas humildes.
La presencia de una biblioteca de grandes volúmenes, reproducciones de obras de arte,
acumulación de retratos, ilustraciones de estilo y paisajes en convivencia con una incontable
cantidad de objetos decorativos nos hablan de una nueva relación con los objetos.
Estos objetos determinan al ciudadano como alguien próspero, con el disfrute de la vida y
con sus necesidades básicas cubiertas y se adapta a él a medida que es objeto de
consumo.
Con respecto a los cinco principios del Kitsch analizados por Moles podemos afirmar que en
la imagen encontramos un claro sentido de la acumulación, del reemplazo de lo “puro” de la
obra de arte por lo impuro de su reproducción masiva, de la saturación sensorial
combinando alfombras, textiles, mármol, materiales en las paredes, objetos metálicos y
cerámicos, plantas y objetos de doble función decorativo-funcionales (como la escultura-reloj
sobre el hogar). En el detalle del sillón bloqueado por el mueble de cajones que tiene
pegado podemos marcar el principio de inadecuación, por estar totalmente alejado de su
función que sería la del reposo. Además se comprueba el principio del confort y el de
mediocridad. No hay ruptura con la época sino adaptación a ella, sin elementos disruptivos,
violentos. Todo el surtido de objetos es bello y cede a la presión Kitsch con una tasa de
originalidad pobre.
Sociedad Burocrática de Consumo Controlado
Anuncio de cigarrillos Lucky Strike de fines del año 1951. Estados Unidos.

Esta imagen entra en circulación cuando los productos de la sociedad necesitan ser
diferenciados uno entre miles. El cambio de paradigma de uno centrado en la producción a
uno que pone el foco en la manipulación de la imagen para distinguir simbólicamente a
dicho producto ahora es el reinante.
La imagen aquí analizada se encontraba en el interior de la revista Life, de tirada semanal
hasta 1970. Esta revista dedicada al fotoperiodismo dominó el mercado durante más de cuarenta
años. La revista vendía más de 13,5 millones de ejemplares por semana.

Este medio masivo influye directamente en el comportamiento de las personas mostrando una
“buena imagen” para definir la voluntad del consumidor a favor de ellas. En esta época se había
comenzado a cuestionar desde diferentes organismos de salud la nocividad del cigarrillo y fue
necesaria una inversión de las empresas tabacaleras para volver a ganar a dicho público al
consumo de sus productos. Y así lo hicieron utilizando un instrumento de proliferación de la
imagen del paradigma consumista.

Dentro de las páginas de la revista este tipo de publicidades se relacionaba con una cantidad
enorme de fotografías y noticias. Para diferenciarse de ellas trae consigo la manipulación de la
imagen para dar un mayor impacto pero sobre todo para mostrarnos varias perspectivas sobre el
tabaco. La mirada de la bella modelo atlética como figura principal, rozagante. La reina Irlandesa
de San Patricio y el pueblerino americano descalzo. Todas estas perspectivas tienden a conectar
con un público específico pero en la totalidad de la imagen estos signos de pertenencia
concluyen en otorgarle a los cigarrillos Lucky Strike el poder de hacernos felices sin ninguna
consecuencia. El producto tiene una nueva imagen de efecto inmediato y superficial que tiene
como modo principal el placer que va a obtener quien los consuma. La imagen le proporciona al
producto nuevas y renovadas características.

Al formar parte de la cotidianeidad y la misma realidad, la publicidad se remite a sí misma como

un valor. Ya no es el objeto real definido sino que opera en el campo del deseo, la angustia y la
evasión del dolor. La función significante supera la función funcional. Y el placer y el juego es el
fin en sí mismo del consumo.

Estas imágenes manipuladas se asientan sobre una nueva fórmula comercial que consiste en
estudiar los deseos del público y el esfuerzo consciente a largo plazo para adaptar la conciencia
del momento a nuevos estándares de consumo. Y opera insertando un poco de novedad al
producto existente. Así, nuevos “beneficios” son otorgados al producto y nos dan herramientas
para racionalizar la decisión de consumirlo. Pero hay que hacerlo en un tiempo determinado! El
carácter perecedero del producto nos sumerge nuevamente en la angustia e infelicidad, nos
saca de la pertenencia a un grupo más grande que al costo de una caja de cigarrillos construye
una nueva relación con el avance social, con la superación de lo viejo y la construcción de una
moderna sociedad.

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