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263-297
*
El texto que se presenta es el producto de una reflexión en común de los autores. En
particular, Emanuela Fronza redactó los puntos 1, 3, 4, 6 y 7, mientras que Pablo Eiroa,
los puntos 2, 5, 8, 9 y 10.
1. Introducción
El 8 de julio de 2019 la Corte de Assise de Apelaciones de Roma con-
denó a prisión perpetua a veinticuatro acusados por delitos cometidos en
el marco del “Plan Cóndor” 1. Esa decisión fue confirmada recientemente
1
Cfr. Corte de Assise de Apelaciones de Roma, sentencia del 8 de julio de
2019 (publicada el 27 de dicembre de 2019), reg. 32: http://www.24marzo.it/index.
php?module=pagemaster&PAGE_user_op=view_page&PAGE_id=578&MMN_posi-
tion=200:200. La sentencia de primera instancia (Corte de Assise de Roma, del 17 de
enero de 2017 [publicada el 10 de abril de 2017], reg. 310799, está disponible en: http://
www.24marzo.it/index.php?module=pagemaster&PAGE_user_op=view_page&PAGE_
id=573&MMN_position=196:196 (consultados el 12/5/21). La jurisdicción llamada de
Assise tiene competencia penal para juzgar los delitos de mayor gravedad (cf. art. 5 del
código procesal penal italiano), y está compuesta por órganos colegiados de integración
mixta, en particular, dos jueces profesionales (uno que se desempeña como presidente y
otro a latere) y seis jueces populares (cf. ley n° 287 del 5 de abril de 1951).
2
Sección I Penal, audiencias del 8 y 9 de julio de 2021. Para un comentario en la
doctrina italiana: A. Gamberini, “Quando il male non è banale: l'Operazione Condor”, en
Questione Giustizia, 31/01/22 ( https://www.questionegiustizia.it/articolo/quando-il-male-
non-e-banale-l-operazione-condor).
3
Cámara Federal de Casación Penal, Sala IV, CFP 13445/1999/TO1/CFC7, “Videla, Jor-
ge Rafael y otros s/recursos de casación y de casación e inconstitucionalidad”, reg. 449/18
(una copia simple de esa decisión está publicada en: https://www.cij.gov.ar).
4
Sobre la especificidad de los crímenes internacionales, cf. M. Costi y E. Fronza, Il
diritto penale internazionale. Nascita ed evoluzione, en E. Amati, M. Costi, E. Fronza, P.
Lobba, E. Maculan, A. Vallini, Introduzione al diritto penale internazionale, Giappichelli,
Turín, 2020, pp. 1 y ss. Sobre el concepto de macrocriminalidad y los desafíos que le pre-
senta al derecho penal, cf. A. Aponte Cardona, Agresiones sexuales en conflicto armado.
Criterios de interpretación y fórmulas de imputación, Grupo Editorial Ibáñez/Universidad
de La Sabana, Bogotá, 2019, caps. I y II.
Cf., por todos, F. Mantovani, Diritto penale, Cedam, Padua, 2019, pp. 505-506.
5
Preliminares III de la Corte Penal Internacional (CPI) fue inicialmente acusado como
coautor, de acuerdo con lo previsto en el artículo 25 (3) (a) del Estatuto de la CPI (ECPI),
pero luego, a requerimiento de la misma sala de cuestiones preliminares, el fiscal también
lo acusó, alternativamente, como responsable por omisión en los términos del artículo
28 del mismo Estatuto. Finalmente, en la decisión de confirmación de cargos se optó
por esta última calificación (cf. Sala de Cuestiones Preliminares II, caso ICC-01/05-01/08,
“The Prosecutor v. Jean Pierre Bemba Gombo” (situación de la República Central Africa-
na), Decision Pursuant to Article 61(7)(a) and (b) of the Rome Statute on the Charges of the
Prosecutor Against Jean-Pierre Bemba Gombo del 15/06/2009). Es importante señalar que
aún no es claro si la forma de intervención punible prevista en el citado artículo 28 debe
considerarse como autoría o participación. Cf., al respecto, P. Eiroa, “La responsabilidad
del superior por omisión en el artículo 28 del Estatuto de Roma”, en Derecho Penal Inter-
nacional – II, número extraordinario de la Revista de Derecho Penal, N. Barbero (coord.),
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2018, pp. 63-100. Otro ejemplo de variación de la calificación
del aporte del imputado, en el que resulta aún más evidente la afectación de la posibili-
dad de defensa eficiente, es el caso “Katanga”. En efecto, el imputado fue acusado como
coautor mediato, de acuerdo con el artículo 25 (3) (a) del ECPI, pero, tras el comienzo
del debate, la Sala de Juicio II modificó esa calificación y terminó condenando a Katanga
como partícipe en la comisión de crímenes de competencia de la CPI por un grupo de
personas con una finalidad común, según el artículo 25 (3) (d) del mismo Estatuto. Cf.
Sala de Juicio II, caso ICC 1/04-01/07, “The Prosecutor vs. Germain Katanga” (situación
de la República Democrática del Congo), Judgment pursuant to article 74 of the Statute,
7/3/2014, párrs. 1422-1691.
7
M. Costi, “Autoria e forme di partecipazione criminosa”, en E. Amati, M. Costi, E. Fron-
za, P. Lobba, E. Maculan, A. Vallini, Introduzione al diritto penale internazionale, cit., p. 86.
8
M. Costi, ibídem. Para una crítica acerca de lo que se considera una extensión de
la categoría de autor en la jurisprudencia de la CPI, cf. A. Gil Gil y E. Maculan, “Current
Trends in the Definition of ‘Perpetrator’ by the International Criminal Court: From the
Decision on the Confirmation of Charges in the Lubanga case to the Katanga Judgment”,
en Leiden Journal of International Law, vol. 28, n° 2, 2015, esp. pp. 351-362.
9
Cf. A. Gil Gil y E. Maculan, ob. cit., pp. 362-363. La razón de tal expansión, según
las mismas autoras, no puede ser la imposición de una pena más grave a los imputados,
dado que el ECPI no prevé penas diferentes para autores y partícipes, aunque la regla 145,
inc. 1º, letra “c”, de las Reglas de Procedimiento y Prueba, establece que las salas de la
CPI deben tener en cuenta el “grado de participación del condenado” en la determinación
de la pena. Al respecto, cabe señalar también que en la sentencia dictada en el caso “Ka-
tanga” se sostuvo que no siempre el perpetrador es visto como alguien más reprensible
que el cómplice, en tanto si bien el ECPI distingue ambos roles, ello no implica una cierta
“jerarquía” en relación con la culpabilidad. Cf. la sentencia dictada en el caso “Katanga”,
citada supra, nota 6, párrs. 1386-1387. En suma, parece que si bien el ECPI se basa en un
modelo de imputación diferenciador al distinguir diversos grados de intervención puni-
ble, al establecer las penas exhibiría un modelo unitario.
10
J. Stewart, “The End of ‘Modes of Liability’ for International Crimes”, en Leiden
Journal of International Law, vol. 25, n° 1, 2012, pp. 165-219.
11
M. Jackson, “The Attribution of Responsibility and Modes of Liability in Internatio-
nal Criminal Law”, en Leiden Journal of International Law, vol. 29, n° 3, 2016, pp. 879-895.
12
En realidad, depende, pues puede haber un modelo diferenciador que no realice
distinciones en el plano de las penas, como en el ECPI.
confirmada por la Corte de Casación italiana. Sin embargo, nos referiremos solo a las
sentencias italianas de primera y segunda instancia, ya que, a la fecha de culminación de
este trabajo, todavía no se habían publicado los fundamentos de la sentencia de casación.
14
Cf. Corte de Assise de Roma, sentencia citada, p. 1 y passim; Corte de Assise de Ape-
laciones de Roma, sentencia citada, p. 40 y passim; Tribunal Oral en lo Criminal Federal
n° 1 (TOF n° 1) de la Ciudad de Buenos Aires, caso CFP 13445/1999/TO1, sentencia del
9 de agosto de 2016, punto III.3. Sobre el Plan Cóndor, desde una perspectiva histórica y
política, cf., entre muchos otros, P. McSherry, “Operation Cóndor. Clandestine Inter-Ame-
rican System”, en Social Justice, vol. 26, n° 4, 1999, pp. 144–174; “Tracking the Origins of
a State Terror Network. Operation Cóndor”, en Latin American Perspectives, vol. 29, n° 1,
enero de 2002; y “Operation Condor and Transnational State Violence against Exiles”, en
Journal of Global South Studies, vol. 36, n° 2, 2019, pp. 368-398; S. Calloni, Los años del
lobo. Operación Cóndor, Peña Lillo-Ediciones Continente, Buenos Aires, 1999; B. Garzón
(dir.), S. Calloni (coord.), Operación Cóndor. 40 años después, Centro Internacional para la
Promoción de los Derechos Humanos, UNESCO, Buenos Aires, 2016.
15
Entre 1974 y 1978, Jorge Néstor Fernández Troccoli fue funcionario del Servicio de
Inteligencia de la Marina Militar uruguaya, el FUS.NA (Fusileros Navales), del que fue la
máxima autoridad por un cierto período. También fue miembro del Órgano Coordinador
de Operaciones Antisubersivas (OCOA). En el FUS.NA, hacia 1976, habría creado, junto a
Juan Carlos Aguirregaray Larcebeau, la Computadora, un grupo de agentes que recababan
información útil para las operaciones del Cóndor. El grupo se valía de amenazas, torturas
y/o promesas de un trato más favorable respecto de quienes estaban detenidos en la sede
en la que tenía su base.
16
Sin embargo, Italia es parte del ECPI, y también ha suscripto la Convención Inter-
nacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas.
17
Muchas víctimas del Plan Cóndor permanecen todavía desaparecidas, sin que se
sepa nada sobre su destino, por lo que es difícil determinar el momento de interrupción
de la consumación del delito de secuestro, que tiene carácter permanente. En relación con
uno de los casos juzgados, en la sentencia italiana se afirma al respecto: “al tener el secues-
tro extorsivo naturaleza permanente, los términos de la prescripción comienzan a correr
desde el día en el que cesa la permanencia, lo cual, en el caso bajo examen, coincide al me-
nos con la fecha de la orden ‘formal’ de liberación n° 52 firmada por el mayor Soto”; y por
ello sostiene el tribunal que “la extinción del delito se ha cumplido ampliamente” (Corte
de Assise de Roma, sentencia citada, pp. 131-132). Por el contrario, el delito de homicidio
agravado está sancionado en Italia con la pena de prisión perpetua, por lo que resulta im-
prescriptible, de acuerdo con el artículo 157, último párrafo, del código penal de ese país.
18
Corte de Assise de Roma, sentencia citada, pp. 11-12.
19
Ídem, p. 12.
20
Ibídem.
21
Ibídem.
22
Ibídem.
23
La revocación de una absolución y la condena de los acusados fue aceptada por
la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos, que admitió la conclusión
alcanzada por la casación italiana, con la condición de que se hubiera escuchado nueva-
mente a los testigos. A ese respecto, véase la sentencia de la Corte de Apelaciones, pp. 24-
28, en la que se cita la jurisprudencia de la corte europea (en part., p. 26).
24
Ídem, p. 28.
25
En la sentencia de segunda instancia se recepta tal categoría (la organización mili-
tar y las cadenas de mando), aun cuando en el plano jurídico implique considerar que los
imputados, como se verá, brindaron un aporte facilitador.
26
Corte de Assise de Apelaciones de Roma, sentencia citada, p. 26.
27
Sobre la posibilidad de considerar como aparato de poder dirigido a la comisión
de crímenes de masa a una parte desviada de estructuras estatales preexistentes, estable-
cidas para alcanzar fines conformes al derecho nacional e internacional, cf. K. Ambos,
Trasfondos políticos y jurídicos de la sentencia contra el ex presidente peruano Alberto Fuji-
mori, en K. Ambos e I. Meini (editores), La autoría mediata: El caso Fujimori, ARA, Lima,
2010, pp. 45 y ss.
28
Corte de Assise de Apelaciones de Roma, sentencia citada, p. 100.
los jueces de apelación, según el cual “la lectura del testimonio completo
induce a [afirmar] que la decisión de eliminar a todos los detenidos del
centro clandestino de detención (los que habían sido alojados allí para
ello) podía ser modificada excepcionalmente y solo ante la orden del jefe
del SID uruguayo…” 29.
Los llamados “cuadros intermedios” tenían poder discrecional sobre
la suerte de las víctimas, y eran conscientes de contribuir a alcanzar el
objetivo perseguido por sus superiores, al dar un aporte relevante para su
consecución. Sabían que, tras la identificación y el traslado de los dete-
nidos, se produciría su muerte. Según la Corte de Assise de Apelaciones,
los ideólogos del Plan Cóndor confiaron en personas que compartían sus
objetivos y que podían realizar el plan ideado. Y dado que éste implicaba
una ejecución a larga escala, los “cuadros intermedios” debían tener, ne-
cesariamente, la ya mencionada autonomía en cuanto a las modalidades
mediante las cuales realizarían la política represiva (elección de los tiem-
pos, de los lugares de intervención y de las personas a atacar, y capacidad
de enfrentar imprevistos para asegurar el éxito de la operación). Un buen
resultado del procedimiento represivo, caracterizado por la celeridad y el
efecto sorpresa sobre las víctimas, requería que los rangos inferiores no
necesitaran órdenes particulares para eliminar a cada una de ellas.
En suma, se los consideró culpables por los homicidios a título do-
loso. Se entendió que sus conductas no se agotaron en la represión indi-
vidual, sino que se insertaron en un contexto, en la represión más pene-
trante y sistemática de los identificados como “enemigos”. Al respecto,
cabe señalar que la información muy detallada que poseían respecto
de cada damnificado tenía un peso específico para el aporte facilitador
en la fase ideológico-preparatoria de los secuestros, las torturas y los
homicidios.
La estructura dividida en compartimentos —considerada también
por los jueces de primera instancia— no es suficiente para desmentir la
consciencia efectiva sobre el plan criminal de los cuadros intermedios.
En el caso en particular, compartimentación no significaba más que au-
tonomía para decidir 30. Las estructuras sabían que podían contar con las
demás, incluso con base en la conexión informativa, aunque faltara un
acuerdo ideológico. Con apoyo en tales rasgos, los jueces optaron por
29
Ibídem.
30
Por ejemplo, el Servicio de Información de Defensa (SID) argentino y el ya men-
cionado OCOA intercambiaban información, pero cada una de esas unidades operativas
actuaba como grupo cerrado. Precisamente en virtud de esta autonomía y de haber ejecu-
tado órdenes manifiestamente ilícitas, el tribunal italiano ha sostenido que no era aplica-
ble a los cuadros intermedios la causa de justificación prevista en el artículo 51 del código
penal (cumplimiento de un deber). Además, ha desconocido eficacia excusante al artícu-
lo 54 (estado de necesidad) porque, desde su punto de vista, si los cuadros intermedios
hubieran desobedecido las órdenes, habrían incurrido en una responsabilidad de índole
disciplinaria sin consecuencias para su vida.
31
De acuerdo con el artículo 81, segundo párrafo, del código penal italiano, será san-
cionado con la pena prevista para el delito más grave, aumentada hasta el triple, quien,
mediante varias acciones u omisiones ejecutivas de un mismo plan criminal, cometiere,
incluso en momentos diferentes, varias violaciones de la misma o distintas normas pena-
les. En el sentido de esa norma debe entenderse el concepto de concurso de personas en
un delito continuado o de intervención en un delito continuado, cada vez que se utilice en
este texto en relación con la experiencia italiana.
32
Cf. la sentencia del TOF n° 1, cit. Una síntesis puede verse en la página de Internet
del Ministerio Público Fiscal (https://www.mpf.gob.ar/plan-condor/el-juicio/; consultado
el 12/5/21).
33
Cf. la sentencia del TOF n° 1, cit., pp. 556-570 y 620-643. Argentina incorporó los
delitos de lesa humanidad a su legislación recién en el año 2001, mediante la promulga-
ción de la ley de aprobación del ECPI (ley 25.390). Para un amplio análisis crítico de tal
subsunción legal de los hechos ilícitos cometidos durante las dictaduras militares latinoa-
mericanas de los años setenta del siglo pasado, cf. E. Maculan, Los crímenes internaciona-
les en la jurisprudencia latinoamericana, Marcial Pons, Madrid, 2019, cap. II.
42
Cf. ídem, pp. 5098-5100.
43
Cf. ídem, pp. 4233-5075.
44
Cf. decisión citada supra, nota 3, esp. pp. 20-24, 28, 32, 38, 43, 47-48 y 59-60.
45
Cf. ídem, pp. 147-156.
46
Cf. ídem, pp. 983-984. Sobre tal cuestión particular, cf. en la doctrina, entre otros,
M.A. Sancinetti y M. Ferrante, El derecho penal en la protección de los derechos humanos.
La protección de los derechos humanos mediante el derecho penal en las transiciones demo-
cráticas. Argentina, Hammurabi, Buenos Aires, 1999, pp. 247-248; y P. Ziffer, El delito de
asociación ilícita, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2005, pp. 81-82.
47
Un sintético repaso de la aplicación de la teoría de Roxin en la jurisprudencia ar-
gentina sobre crímenes contra la humanidad puede verse en D.E. Adler, Autoría y delitos
contra la humanidad, EUDEM, Mar del Plata, 2018, pp. 40-42 y 116-120. Malarino ha se-
ñalado que, en rigor, la teoría en cuestión no ganó en la doctrina argentina la aceptación
que sí tiene en la jurisprudencia. Cf. E. Malarino, “Imputación de crímenes de los subor-
dinados al dirigente. Breve exposición del caso argentino”, en Id., Derechos humanos y
derecho penal, Grupo Editorial Ibáñez, Bogotá, 2012, pp. 142-144. Para una de las críticas
más recientes a la teoría de Roxin en la doctrina argentina, cf. A. Falcone, Fundamentos
de intervención delictiva, Thomson Reuters-La Ley, Buenos Aires, 2020, pp. 475 y ss.
48
Cf. decisión citada supra, nota 3, pp. 976-979 y 1012-1013.
49
G. Vassalli, Ultimi scritti, Giuffré, Milán, 2007, p. 97; M. Donini, “La partecipazione
al reato tra responsabilità per fatto proprio e responsabilità per fatto altrui”, en Rivista
italiana di diritto e procedura penale, 1984, pp. 178 y ss.; acerca del carácter indeterminado
de la normativa italiana, S. Seminara, Tecniche normative e concorso di persone nel reato,
Giuffré, Milán, 1987, pp. 263 y ss.; y G. Insolera, “Nozione di responsabilità individuale e
collettiva”, en Indice penale, n° 2, 1996, pp. 259 y ss.
50
Corte de Assise de Roma, sentencia citada, p. 10.
51
Corte de Assise de Apelaciones de Roma, sentencia citada, p. 105.
52
En efecto, el código Zanardelli de 1889 distinguía entre las diferentes intervencio-
nes de los concurrentes.
53
G. Insolera, Problemi di struttura del concorso di persone nel reato, Giuffré, Milano,
1986, pp. 21-43; y, del mismo autor, “Profili di tipicità del concorso: casualità, colpevolez-
za e qualifiche soggettive nella condotta di partecipazione”, en Rivista italiana di diritto e
procedura penale, 1998, pp. 440 y ss.
54
G. Insolera, Problemi di struttura del concorso di persone nel reato, cit. Autor y partí-
cipe, instigador y ejecutor, no son figuras previstas en un tipo autónomo con su respectiva
pena, a diferencia de la mayoría de los sistemas penales del mundo, y tal como se estable-
cía en la tradición histórica moderna, antes de la Unidad de Italia e incluso en el código
Zanardelli. Cf. M. Donini, “Il concorso esterno ‘alla vita dell’associazione’ e il principio di
tipicità penale”, en Diritto Penale Contemporaneo, 2017 (https://archiviodpc.dirittopena-
leuomo.org/d/5166-il-concorso-esterno-alla-vita-dellassociazione-e-il-principio-di-tipicita-
penale; consultado el 12/5/21).
55
Corte de Assise de Apelaciones, sentencia citada, pp. 104-105.
56
En apoyo de dicha postura, se menciona una sentencia de la corte de casación se-
gún la cual: “El hecho del delito concursal, dada la estructura unitaria de ese delito, debe
considerarse el efecto de la conducta combinada de todos los concurrentes, incluso de
aquellos que realizaron una parte carente de los requisitos de la tipicidad” (Corte de Ca-
sación, Sección 5, sentencia n° 40449 del 10/07/2009), citada por la Corte de Assise de
Apelaciones de Roma, p. 105.
57
Respecto de esa norma del código penal italiano, cf. supra, nota 31.
58
Cf. G. Insolera, Problemi di struttura del concorso di persone nel reato, cit., pp. 48
y ss.; y, del mismo autor, “Profili di tipicità del concorso. Causalità, colpevolezza e qua-
lifiche soggettive nella condotta di partecipazione”, cit., pp. 440 y ss.; S.Canestrari, F.M.
Iacoviello y G. Insolera, “Opinioni a confronto. Il concorso esterno in associazione ma-
fiosa”, en Criminalia, 2008, Edizioni ETS, Pisa, 2009, pp. 288 y ss.; G. Insolera, “Causalità
e reati plurisoggettivi”, en Rivista italiana di diritto e procedura penale, 2007, pp. 565 y ss.;
del mismo autor, (voz) “Concorso di persone nel reato”, en Digesto Discipline Penalistiche,
primera actualización, Turín, 2000, pp. 66 y ss.
59
Cf., entre otros, E.R. Zaffaroni, A. Alagia y A. Slokar, Derecho penal. Parte general,
2° ed., Ediar, Buenos Aires, 2002, pp. 861-865; y E. Righi, Derecho Penal. Parte General, 1°
ed., 2° reimp., Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2010, pp. 446-447.
60
Cf., a ese respecto, C. Roxin, Derecho Penal. Parte General. Tomo 1: Fundamentos.
La estructura de la teoría del delito, trad. de D.M. Luzón Peña y otros, Civitas, Madrid,
1997, §§ 11 y 12, punto I. En la jurisprudencia argentina, cf. Cámara Federal de Casación
Penal, Sala III, causa n° 14.321, “Amelong, Juan Daniel y otros /recurso de casación e
inconstitucionalidad”, sentencia del 5/12/13, pp. 133-135 de la copia publicada en Inter-
net: https://www.cij.gov.ar/nota-12659-Lesa-humanidad--Casaci-n-confirm--condenas-por-
cr-menes-en-Santa-Fe.html (consultado el 12/5/21). La misma posición fue sostenida por
la Procuración General de la Nación en el dictamen emitido el 12/08/19 en el caso FSA
7308430811975/TOl111111RH1, “Ríos Ereñú, Héctor Luis y otros s/incidente de recurso
extraordinario” (https://www.mpf.gob.ar/dictamenes/2019/ECasal/agosto/R_E_Hector_
FSA_73084308_1975_TO1111RH1.pdf; consultado el 12/5/21).
61
Si bien el marco punitivo es el mismo para el autor, el cómplice necesario y el insti-
gador (artículo 45 del código penal), en la doctrina se sostiene —aunque la posición no es
unánime— que “resulta adecuado mantener el criterio general de que el dominio del he-
cho establece un mayor contenido de ilicitud que, cuando no modifica el marco punitivo,
debe tener incidencia en el ámbito de la individualización de la pena, de forma que siem-
pre la autoría resulte más punible que cualquier modalidad de participación criminal”. Cf.
E. Righi, ob. cit., p. 537. En sentido análogo, P.S. Ziffer, Lineamientos de la determinación
de la pena, Ad-Hoc/Konrad-Adenauer-Stiftung/CIEDLA, Buenos Aires, 1996, p. 132.
62
Cf. supra, puntos 3, 4 y 5.
63
Cf. pp. 5131-5140 de la copia de la sentencia del TOF n° 1, ya citada.
64
Abogado Luca Milani, Dichiarazione di Appello e Motivi Contestuali a favore di Juan
Carlos Blanco, Francisco Morales Bermudez Cerrutti, Pedro Richter Prada e German Ruiz Fi-
gueroa, 30/05/2017, p. 12 (http://www.24marzo.it/index.php?module=pagemaster&PAGE_
user_op=view_page&PAGE_id=574&MMN_position=198:198, consultado el 12/5/21). Si
la pretensión defensiva hubiera sido acogida, los jueces habrían tenido que demostrar
un aporte causal directo de cada uno de los concurrentes a los delitos ejecutivos del plan.
Como veremos, mientras que en el concurso de personas en un delito continuado no se
requiere un aporte de esas características para la atribución de los delitos cometidos en
ejecución del plan común, la figura italiana de la asociación ilícita es autónoma respecto
de los delitos cometidos por el grupo, tal como en Argentina, de modo tal que para la im-
putación de estos delitos se requiere la prueba de aquel aporte.
únicamente por los hechos para cuya realización han brindado un apor-
te material efectivo, voluntario y consciente. Por lo tanto, no es posible
sostener que la mera circunstancia de ser miembro de la asociación re-
sulte suficiente para atribuir responsabilidad al imputado por los delitos
cometidos por esa asociación de acuerdo con su programa criminal 65.
Por el contrario, como veremos, en el caso del concurso de personas en el
delito continuado, según la Corte de Assise de Apelaciones, no se requiere
la prueba de un aporte causal directo a cada hecho en particular, sino
que basta con demostrar que el imputado realizó un aporte efectivo para
alcanzar el objetivo criminal común.
Por otro lado, el planteamiento no tenía relevancia desde el punto
de vista de la determinación de la pena, ya que la acción por el delito de
asociación ilícita estaba prescripta. En rigor, habría tenido incidencia,
además de lo dicho en el párrafo anterior, en la descripción del fenómeno
criminal analizado, en particular, en el significado que debía atribuirse
a las campañas de represión institucionalizada que se realizaron en el
continente suramericano.
El fundamento en el que se apoyó tal planteamiento consistió en la
invocada naturaleza permanente de la asociación criminal que se esta-
bleció mediante el Plan Cóndor. Sin embargo, la Corte de Assise de Ape-
laciones desestimó el argumento, no solo porque el delito de asociación
ilícita no integró la acusación, sino también —según afirmó— “porque el
Plan Cóndor constituyó solo un acuerdo de colaboración para la realiza-
ción de un proyecto específico de eliminación de una categoría limitada
de víctimas, aunque no estuvieran identificadas nominativa y personal-
mente, sin que se hubiera creado una asociación estable” 66.
Los jueces se refirieron a los elementos que determinan la diferencia
entre asociación ilícita y concurso de personas, con base en una doctrina
consolidada de la jurisprudencia italiana. En particular, según dicha ju-
risprudencia, en la asociación ilícita el vínculo no es ocasional y resultan
indeterminados los delitos a cometer y sus víctimas, lo que la diferencia
del concurso de personas.
En efecto, la corte de casación italiana entiende, desde hace varios
años, que la asociación ilícita se caracteriza por (a) el vínculo asociativo
tendencialmente permanente o, en cualquier caso, estable, destinado a
durar más allá de la comisión de los delitos programados en concreto;
(b) la tendencial indeterminación del programa criminal; (c) la existen-
cia de una estructura organizativa, aunque sea mínima, pero idónea y,
65
Cf. Documento de interposición del recurso de apelación elaborado por el abogado
Luca Milani, citado en la nota anterior, pp. 12-23.
66
Cf. Corte de Assise de Apelaciones de Roma, sentencia citada, p. 106.
67
Corte de Casación, sección penal III, sentencia del 17/04/2018, n° 17126. En sentido
conforme, cf. Corte de Casación, Sección penal I, sentencia del 10/01/2014, n° 9284.
68
Ibídem.
69
Corte de Casación, Sección penal I, sentencia del 30/01/2018, n° 10237.
70
Corte de Assise de Apelaciones de Roma, sentencia citada, p. 106. Según la Corte de
Casación, sentencia n° 48590 del 23/10/2017, “configura una hipótesis de concurso moral
en el delito de homicidio el llamado ‘mandato en blanco’, es decir, la orden impartida por
el agente de matar personas aludidas de acuerdo con su pertenencia a un cierto grupo,
siempre que esas personas, aun cuando no fueran señaladas individualmente, puedan
determinarse con base en características selectivas que respondan al objetivo perseguido
por el agente”.
71
Corte de Casación, sección penal I, sentencia del 17/10/2017, n° 48.590.
72
En un caso de mafia, la corte de casación aclaró, mediante la sentencia n° 47.739
del 12/11/2003, que el mandato genérico de eliminar a todos los miembros de un clan rival
implica el concurso del mandante en todos los homicidios. El margen de indeterminación
debido a la generalidad de la orden no sería incompatible, según la posición sostenida,
con el principio de culpabilidad, porque tal orden se habría referido a un ámbito definido
de víctimas posibles. Por lo tanto, no debe confundirse con el programa criminal genéri-
co, típico de la asociación ilícita. En la sentencia citada en la decisión de segunda instan-
cia sobre el Plan Cóndor (n° 48.590/2017), la corte de casación se pronunció sobre el caso
en el cual el imputado Schiavone, del Clan de los Casaleses, “había ordenado matar a los
extracomunitarios que comercializaban droga en el territorio del clan”. En suma, no eran
víctimas que habían sido señaladas individualmente, pero la corte de casación consideró,
de acuerdo con la opinión del tribunal que emitió la sentencia recurrida, que había un
proyecto criminal preciso dirigido contra un conjunto de traficantes, identificados con
base en su grupo de pertenencia. El mandato en blanco se concreta también cuando el
programa criminal, aunque resulte impreciso e indeterminado, sea de todas formas “de-
terminable con base en características selectivas que respondan a la finalidad perseguida”.
73
Ello muestra la conciencia de los jueces de la corte de apelaciones acerca de los
riesgos de no aplicar el artículo 416 del código penal italiano, que prevé el tipo de asocia-
ción ilícita.
74
Cf. G. Canzio, “Orientamenti giurisprudenziali in tema di responsabilità dei parteci-
pi nei reati-fine. La responsabilità dei capi di “Cosa nostra” per gli ‘omicidi eccellenti’”, en
Il Foro Italiano, 1996, p. II, columna 587.
78
Cf. P.S. Ziffer, El delito de asociación ilícita, cit., p. 81.
79
Cf. ídem, pp. 80-81.
80
Cf. Corte de Assise de Apelaciones de Roma, sentencia citada, p. 107.
81
S. Manacorda y C. Meloni, “Indirect Perpetration versus Joint Criminal Enterprise.
Concurring Approaches in the Practice of International Criminal Law?, en Journal of In-
ternational Criminal Justice, vol. 9, n° 1, 2011, p. 171.
82
Cf. la sentencia dictada en el caso “Katanga”, citada supra, nota 6, esp. párr. 1398-
1416. Como se ha dicho, la jurisprudencia argentina, indudablemente mayoritaria, tam-
bién recurre a la teoría de Roxin en el marco de los procesos por delitos internacionales
cometidos durante la última dictadura para calificar como autoría la intervención de los
mandos altos e intermedios, tal como lo demuestra la sentencia del Plan Cóndor.
83
Cf. M. Osiel, Perpetration by Hierarchical Organization, Guest Lecture Series of the
Office of the Prosecutor, La Haya, 22 de abril de 2009, esp. pp. 14 y 25 (https://www.icc-
cpi.int/NR/rdonlyres/9FCE9732-65A3-4997-B74E– A4B3ABE144CF/280586/Presentation-
MOsiel.pdf; consultado el 12/5/21).
84
Cf. Sala de Cuestiones Preliminares I, caso ICC-01/04-01/07, “The Prosecutor vs.
Germain Katanga and Mathieu Ngudjolo Chui” (situación de la República Democrática
del Congo), Decision on the confirmation of charges, 30/09/08, esp. párr. 492-493. Para
un amplio análisis del concepto de coautoría mediata en la jurisprudencia de la CPI, cf.
H. Olásolo, Tratado de autoría y participación en derecho penal internacional, tiran lo
blanch, Valencia, 2013, pp. 551-618. En la doctrina se ha destacado la falta de fundamen-
tación teórica de la calificación como autor del dirigente que no tuviera el control sobre
los ejecutores de los hechos, y se ha propuesto como tal la atribución del carácter de
persona colectiva al grupo responsable del plan criminal. A este respecto, cf. J.D. Ohlin,
“Second-Order Linking Principles: Combining Vertical and Horizontal Modes of Liabili-
ty”, en Leiden Journal of International Law, vol. 25, n° 3, 2012, pp. 771-797.
85
G. Werle y B. Burghardt, “La co-autoría mediata: ¿desarrollo de la dogmática jurí-
dico-penal alemana en el Derecho Penal Internacional?”, trad. del alemán de J. Couso, en
Revista Penal México, n° 2, julio-diciembre 2011, pp. 134-135.
86
Por ejemplo, Ambos sostuvo, contrariamente a lo afirmado por Werle y Burghardt,
que lo decisivo para la imputación en tales casos, en su opinión, no es la ejecución con-
junta, sino la elaboración en común del plan de ejecución. Cf. K. Ambos, Treatise on In-
ternational Criminal Law, vol. 1: Foundations and General Part, Oxford University Press,
Oxford, 2013, pp. 157-158.
87
Cf. G. Werle y B. Burghardt, ob. cit., pp. 134-135.
88
Cf. supra, punto 7.1.
10. Conclusión
Según el análisis realizado, la aplicación del modelo unitario en Ita-
lia y del diferenciador en Argentina no se habría basado en presupuestos
incompatibles para la imputación de los hechos en el caso del Plan Cón-
dor, salvo en lo referido al comentado instituto italiano del concurso en
un delito continuado. Aun así, la teoría unitaria adoptada en el sistema
italiano está prevista en una norma (el citado artículo 110 del código
penal) que presenta límites dúctiles, genéticamente indeterminados, su-
mamente eficaces para garantizar la represión penal en tanto adecuados
para reflejar las particularidades de los hechos, pero que pueden entrar
en tensión con el principio fundamental de legalidad 89.
Sin embargo, el modelo diferenciador, adoptado tanto por el ordena-
miento argentino como por el ECPI, permitiría modificar continuamente
la calificación de la conducta típica, con repercusiones sobre el derecho
de defensa, requeriría una búsqueda individualizada de la prueba, con
el riesgo de provocar una fragmentación del proceso, y estimularía la
expansión de la categoría de actor para satisfacer exigencias de política
criminal. A estos problemas generados en torno a la aplicación de aquel
modelo, en comparación con la más simple imputación legitimada por
el modelo unitario, no parecería corresponderles necesariamente un au-
mento de la taxatividad.
Por otro lado, aun partiendo de presupuestos teóricos distinguibles
en abstracto, la aplicación jurisprudencial de un modelo unitario o di-
ferenciador llegaría a conclusiones análogas cuando se trata de deter-
minar las responsabilidades individuales por crímenes internacionales,
tal como parecen demostrarlo los procesos en Italia y Argentina sobre el
Plan Cóndor y la posición prevaleciente, hasta ahora, en la CPI acerca de
la interpretación de los institutos de la intervención punible.
89
Se acerca a la flexibilidad del modelo unitario previsto en el artículo 110 del código
penal italiano, la disposición residual prevista en el artículo 25 (3) (d) del ECPI. En efecto,
en el ámbito de una regulación sobre el concurso de personas que adopta el paradigma
diferenciador, en tal estatuto se ha introducido una norma de apertura que extiende la
punibilidad a quien “in any other way contributes to the commission or attempted the com-
mission” de un delito. Para que se verifique esta hipótesis es necesario que los agentes
conformen un grupo de personas no necesariamente estructurado, pero que tenga un pro-
pósito común y que el individuo haya aportado una “significant contribution”.