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Doce Principios Bíblicos en la Educación de los Hijos

1. COMENZAR TEMPRANO
«Enseña al niño el camino en que debe andar, y cuando sea viejo no se apartará de él»
(Proverbios 22:6). En el hebreo significa desde la infancia hasta la adolescencia,
mientras que la formación lleva la connotación de estrechamiento o protección.
Instruir a un niño significa enseñanza apropiada de acuerdo a su edad, y esta
comienza en la infancia.

2. PRESENTAR UN FRENTE UNIDO


«Porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz» (1 Corintios 14:33). Los padres
deben estar de acuerdo en los métodos y prácticas que utilizan para educar a los hijos.

3. AMA A TU HIJO
«Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios» (1 Juan 3:1). Así como Dios nos ama con nuestro menos que perfecto estado
humano, así debe ser nuestro amor a los hijos, no basado de acuerdo a un
comportamiento perfecto.

4. DISCIPLINA A TU HIJO
«Porque el Señor al que ama, disciplina» (Hebreos 12:6). La disciplina es el refuerzo
de la instrucción y se aplica con amor.

5. TEN TUS EMOCIONES BAJO CONTROL CUANDO INSTRUYAS A TU HIJO


«Mejor es el lento para la ira que el poderoso» (Proverbios 16:32). La manera en que
respondemos a nuestros hijos les enseña a tratar con las situaciones en su propia vida.

6. SE CONSISTENTE
«Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8). La consistencia
permite al niño desarrollar confianza y seguridad en ti y tus instrucciones.

7. NUNCA SUBESTIMES LA IMPORTANCIA DE LA ACTITUD


«Pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero
el SEÑOR mira el corazón» (1 Samuel 16:7). La obediencia forzada no produce más
cualidades en el carácter que lo que hace la permisividad. El carácter es lo que somos
por dentro—el corazon.

8. DALE A TU HIJO EL DON DE LA MADUREZ EMOCIONAL


«Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda»
(Proverbios 25:28). Las situaciones en la vida se manejan mejor con una mente clara
que con reacciones emocionales.

9. NO PERMITA QUE SU HOGAR GIRE ALREDEDOR DE SU HIJO


«Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza
de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo» (1 Corintios 11:3). Los hijos deben caber
dentro de la estructura familiar y aprender a contribuir con esta.

10. SE LO QUE QUIERES QUE TU HIJO LLEGUE A SER


«Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras» (Mateo 5:16). El ejemplo de los padres habla más que las palabras.

11. ESTABLECE NORMAS MORALES ELEVADAS


«Alégrate, joven, en tu juventud. . . pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará
Dios» (Eclesiastés 11:9). No tengas miedo de subir la marca del comportamiento
aceptable y estimular a tu hijo a alcanzarla. ¡Estos pueden saltar más alto de lo que los
padres esperan!

12. ENTIENDA QUE EL VERDADERO CARÁCTER ES FORMADO POR LA


MORAL PIADOSA
«Y estas palabras que yo temando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tu
hijos» (Deuteronomio 6:6,7). La moral relativa produce un carácter relativo.

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