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INFORMACION y DEBATE

A. Jorge Barreiro, La ley, los jueces y el «caso Naseiro».


R. Bergalli, Cuestión droga: los límites de un manifiesto.
J. E. Soriano, Expropiaciones en Extremadura. J. López
Barja de Quiroga, Proceso penal y lucha de clases. J. A.
Estévez Araujo, Jurisdicción: definición y criterios de legi-
timidad. M. Carmona Ruano, Infracción administrativa y
presunción de inocencia. M. Atienza, Argumentación jurídi-
ca y huelga de hambre. M. J. Agra, Huelga de hambre en
prisión. J. A. Gimbernat, Etica y huelga de hambre. J. Ji-
ménez Villarejo, Una anómala legitimación. F. Zubiri de
Salinas, Un supuesto de abuso de posición procesal. S. Se-
nese, Justicia internacional, cooperación y derecho de los
pueblos. R. W. Sweet, Política antidroga en USA: un punto
de vista crítico.

9 ABRIU1990
En este número: María José Agra, profesora titular de Etica, Universidad de Santiago de Compostela.
Manuel Atienza, catedrático de Filosofía del Derecho, Universidad de Alicante.
Roberto Bergalli, profesor titular de Derecho Penal, Universidad de Barcelona.
Miguel Carmona Ruano, magistrado de lo Contencioso-Administrativo, Sevilla.
José A. Estévez Araujo, profesor titular de Filosofía del Derecho, Universidad de
Barcelona.
José A. Gimbernat, miembro del Instituto de Filosofía del CSIe. Madrid.
José Jiménez Villarejo, presidente de la Sala Quinta del Tribunal Supremo.
Alberto Jorge Barreiro, magistrado. Audiencia Provincial de Madrid.
Jacobo López Barja de Quiroga, magistrado del Gabinete Técnico de la Presidencia del
Tribunal Supremo.
Salvatore Senese, magistrado de la Corte de Casación. Italia.
José Eugenio Soriano, catedrático de Derecho Administrativo. Universidad de Ex-
tremadura.
Robert W. Sweet, juez federal. Nueva York.
Fernando Zubiri de Salinas, presidente de la Audiencia Provincial de Zaragoza.

Jueces para la Democracia. Información y Debate


publicación cuatrimestral de Jueces para la Democracia.

Redacción: Perfecto ANDRES IBAÑEZ (Coordinador), Juán Alberto BELLOCH JULVE, Manuela CARMENA CAS-
TRILLO, Jesús FERNADEZ ENTRALGO, Alberto JORGE BARREIRO, Javier MARTINEZ LAZARO, Jesús PE-
CES MORATE, Margarita ROBLES FERNANDEZ.

Correspondencia: Jueces para la Democracia, calle Núñez Morgado, 4, apartamento 307. 28036 MADRID.
Suscripciones EDISA, apartado 549 F. D. 28080 MADRID.

Precio de este número: 600 ptas. (IVA incluido).

Suscripción anual: 1.500 ptas (3 números).


Depósito legal: M-15960-1987. Unigraf, S.A. Móstoles Madrid.
INDICE

Págs.

Debate 3
La Ley, los jueces y el "caso Naseiro", Alberto Jorge Barreiro.
Cuestión droga: los límites de un manifiesto y la necesaria profundización del debate, Roberto
Bergalli.
Expropiaciones en Extremadura, José Eugenio Soriano.
El proceso penal y la lucha de clases, Jacobo López Barja de Quiroga.

Estudios 15
- La jurisdicción: definición y criterios de legitimidad, José A. Estévez Araujo.
- Prueba de la infracción administrativa y derecho fundamental a la presunción de inocencia, Mi-
guel Carmona Ruano.

Dossier: Huelga de hambre de los ccgrapo», derecho y ética 31


- La argumentación jurídica en un caso difícil: la huelga de hambre de los «grapo " , Manuel
Atienza.
Sobre la huelga de hambre en prisión, María José Agra.
- Consideraciones éticas en torno a la huelga de hambre de los «grapo", José Antonio Gimbernat.

Teoría/práctica de la jurisdicción 43
- Una anómala legitimación (artículo 111 de la L. o. 11/1987), José Jiménez Villarejo.
- La audiencia al demandado rebelde y el recibimiento a prueba en segunda instancia: un su-
puesto de abuso de posición procesal, Fernando Zubiri de Salinas.

Internacional 50
Justicia internacional, cooperación y derecho de los pueblos, Salvatore Senese.
Política antidroga en USA: un punto de vista crítico, Robert W. Sweet.
Uruguay: «Scaltritti Celso contra el Estado" (La tortura ante los tribunales de justicia).

Apuntes 70
Pontevedra: fiscal acusica.
El Consejo se divierte .
... y se equivoca.
Fiscal general del Estado: los buenos van al cielo.
La supercuenta del BBV.
Placeres los de la carne.
- Jeroglífico.
DEBATE

La Ley, los jueces y el «caso Naseiro»


Alberto JORGE BARREIRO

Si bien el artículo 14 de la Constitución establece sitorial. Y es que quizá la única piedra de toque ade-
que todos los españoles son iguales ante la Ley, cuada para comprobar la naturaleza inquisitorial de
todo da a entender que unos son más iguales que una ley sea un imputado perteneciente a un grupo
otros, o al menos pretenden serio. Tal es la conclu- político, dada la debilidad que sentían los colegas de
sión que se extrae de las actitudes, reacciones y co- Torquemada por los delitos de opinión.
mentarios vertidos por algunos grupos políticos, cor- También se ha insistido de manera reiterada en
poraciones profesionales y medios de prensa con la inadecuación de la medida por excesiva, esgri-
motivo de la investigación judicial de un presunto de- miéndose que se investigaba un delito de escasa en-
lito de cohecho, el conocido como «caso Naseiro». tidad y que acordar la incomunicación era despro-
Con el fin de intentar aclarar el confuso panorama, porcionado. Es posible que a los compañeros de los
parece conveniente realizar algunas breves aposti- denunciados les parezca de poca enjundia el hecho
llas a los aspectos jurídicos más cuestionados de la de que unas personas que dirigen y administran los
actuación judicial y a la motivación y problemática intereses de los ciudadanos a nivel estatal y muni-
de fondo que late en las críticas difundidas. cipal hablen de percibir lucrativamente cientos de
Los reproches del principal partido de la oposición millones de pesetas de empresas particulares por
se han centrado en cuatro puntos fundamentales: la adjudicar contratas de obras y licencias, así como
incomunicación de los detenidos, la imposición de de financiar la vida política y los peculios propios con
abogados de oficio, las escuchas telefónicas y la po- esos procedimientos, corrompiendo todo un sistema
sible incompetencia del juez que instruyó la causa. democrático. Lo que hay que preguntarse es si el
Pues bien, iniciando nuestro análisis con el tema elector piensa lo mismo. Claro que los que defien-
de la incomunicación, resulta muy significativo que den aquella postura son los que suelen argumentar
los preceptos que la regulan -artículos 506 y si- que la sustracción de un radiocassette crea insegu-
guientes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal- se ridad ciudadana, mientras que la venta de licencias
remonten al año 1882, sin que hayan sido, pues, mo- y contratas sería una travesura de colegial rebelde.
dificados en más de un siglo de vigencia. La finali- A la hora de acordar una incomunicación el juez
dad esencial de este estado transitorio dentro de la ha de ponderar la complejidad de la investigación,
privación de la libertad siempre ha sido garantizar el la facilidad de los denunciados para ocultar pruebas
éxito de la instrucción sumarial, evitando que el pre- y el poder que detentan para bloquear la marcha de
sunto culpable se concierte con terceras personas las pesquisas y su resultado. Y parece de elemental
para destruir posibles pruebas o alterar el resultado sentido común que, ante unos denunciados con re-
de la investigación. levante poder político y fáctico, y con indicios de una
Esta medida restrictiva del detenido no ha sido ni trama complejamente organizada, pudieran prepa-
siquiera cuestionada en cuanto tal en los debates rarse connivencias obstaculizadoras de la investiga-
parlamentarios acerca de la modificación del artícu- ción y hacer desaparecer elementos de prueba. De
lo 527 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal -Ley ahí que no se muestre excesiva ni extralimitada una
Orgánica 14/1983-. Ni los diputados del hoy Parti- cautela como la incomunicación.
do Popular ni los de ningún otro grupo político pro- En cuanto a la legalidad y corrección de la medi-
blematizaron en el debate de Comisión ni en el Ple- da de asignar obligatoriamente abogado de oficio y
no sobre la facultad judicial de acordar la incomuni- excluir al letrado particular, el artículo 527 a) de la
cación. Sin embargo, lo que parecía correcto y ade- Ley de Enjuiciamiento Criminal es claro. Como tam-
cuado desde hacía más de un siglo para la investi- bién lo es la sentencia del Tribunal Constitucional
gación delictiva ha sido conceptuado de repente 196/1987, de 11 de diciembre, que declaró la cons-
como un procedimiento aberrante y medieval. Ha titucionalidad del precepto, resolviéndose así las du-
bastado para ello que fueran detenidos varios inte- das que desde su promulgación concurrían al res-
grantes del partido mayoritario de la oposición y que pecto.
sufrieran sobre sus carnes una incomunicación para Sobre este extremo llama mucho la atención la
que se tildara a nuestra vieja Ley de desecho inqui- pintoresca interpretación que el presidente del Con-

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sejo General de la Abogacía ha dado de la senten- mar en consideración, a nuestro juicio, otro dato
cia del Tribunal Constitucional. Para ello, y con el fin también muy significativo y es la finalidad última de
de no caerse al vacío en su ejercicio funambulesco, esta ley. La finalidad última de esta leyes garanti-
se ha intentado agarrar a la barandilla del Tribunal zar al ciudadano una determinada asistencia que
Europeo de Derechos Humanos, con lo cual la caí- está perfectamente reconocida en el artículo de la
da ha sido desde mucho más alto y la bofetada, ob- ley. Pero conviene no olvidar que es un principio,
viamente, mayor. Pretendía el señor Pedrol Rius que debemos todos admitir, el de no entorpecer, en
-quizá mal ilustrado por interesados asesores- ningún caso ni en ningún supuesto, la acción de la
convencernos de que a los denunciados del «caso justicia.»
Naseiro» no les era aplicable el artículo 17 de la La postura no fue otra en los debates del Pleno,
Constitución, sino el 24, por lo que tampoco cabía donde solamente los diputados del Grupo Naciona-
la aplicación del artículo 527 de la Ley Procesal Pe- lista Vasco y del Grupo Mixto mantuvieron sus en-
nal ni, consiguientemente, la doctrina sentada por el miendas al artículo 527 de la Ley de Enjuiciamiento
Tribunal Constitucional. Para ello argumentaba que Criminal, oponiéndose a la imposición obligatoria del
los denunciados en el momento de prestar declara- abogado de oficio para los detenidos incomuni-
ción en el Juzgado ya no eran meros implicados, cados.
sino que detentaban prácticamente el status de acu- Se ha criticado también la intervención telefónica
sados, a los que procedía aplicar el artículo 24 de la a través de la que se descubrieron las conversacio-
Constitución, que conlleva la elección de abogado nes que implicaban a los denunciados en un presun-
particular. to delito de cohecho. Los representantes del Partido
El señor Pedrol rompe así con el trinomio denun- Popular entienden que la intervención se otorgó para
ciado-procesada-acusado, tradicional ya en la Ley investigar un presunto delito de tráfico de drogas,
de Enjuiciamiento Criminal, si bien hoy reducido en desviándose después la investigación irregularmen-
el procedimiento abreviado al binomio denunciado- te hacia aquel otro delito. Con ello parecen dar a en-
acusado, e intenta catequizamos con la idea de que tender que no es factible legalmente comprobar ni
una persona recién detenida y presentada ante un averiguar una posible conducta delictiva conocida en
Juzgado de Instrucción comparece como acusado y el curso de una investigación de hechos diferentes.
no como denunciado. A tal efecto, esgrime la pro- Lo cuerdo y lo legal, sin embargo, es todo lo con-
babilidad de que el juez acabará dictando auto de trario. Cuando aparece un nuevo hecho delictivo, el
procesamiento. Olvida el señor Pedrol que cuando juez debe ampliar la investigación a la nueva con-
una persona es presentada como detenido en un ducta ilícita, y si no actuara así incurriría en respon-
Juzgado de Instrucción -y a no ser que nos halle- sabilidad por omisión. Por ello, la actitud jurisdiccio-
mos ante una detención ilegal-, suelen concurrir in- nal correcta del juez instructor es prorrogar la inter-
dicios racionales de culpabilidad con respecto a un vención y extenderla en lo necesario, una vez que
determinado delito. Ello no quiere decir que estemos se le pone al tanto de los nuevos hechos. El entrar
ante un acusado. Simplemente se trata de un de- en elucubraciones acerca de si la Policía tardó unos
nunciado detenido sobre el que, una vez comproba- días en comunicar la presunta nueva infracción al
dos judicialmente los indicios policiales, pesará una juez competente, no sería más que extender una
inculpación formal del juez instructor o un escrito de cortina de humo que oculte la verdad de fondo.
acusación del Ministerio Fiscal. Al hilo de este último aspecto, los dirigentes del
Es posible que el presidente del Consejo General Partido Popular afirman que se infringió el derecho
de la Abogacía, sabedor del mal funcionamiento del al juez ordinario predeterminado por la ley, infrac-
turno de abogados de oficio, intentara limitar en lo ción que apoyan en una posible predeterminación
posible la restricción del nombramiento particular de policial a la hora de elegir un juez de guardia con-
letrado. Pero probablemente hubiera sido más prác- creto para presentar el nuevo atestado, y también
tico que, en vez de gastar fuerzas inútiles en juegos en una supuesta aplicación incorrecta por el juez de
malabares de hermenéutica, comprobara el número las normas de reparto.
de letrados de oficio que entran en Sala sin haber O sea, que los políticos populares que llevan años
/ hablado siquiera con sus defendidos; las inasisten- blandiendo el estandarte de la independencia judi-
cias de letrados a juicios; la indefensión que produ- cial y exigiendo -de boca para afuera, al menos-
ce el cambio de abogado de oficio de una instancia el máximo respeto a las decisiones judiciales, pare-
a otra; y, en fin, la auténtica desprotección de oficio ce ser que ahora distinguen entre varias clases de
que padecen los enjuiciados insolventes y los moti- jueces y vienen a insinuar la posibilidad de que con
vos del desprestigio de ese turno de defensa. otro juez instructor diferente era posible que la cosa
También resulta muy ilustrativa y esclarecedora la no llegara a tanto, como si cifraran la inexistencia
contradicción que se aprecia entre la actitud adop- del delito en la actuación de un juez que se enco-
tada por el partido mayoritario de la oposición en el giera de hombros ante unas conversaciones telefó-
debate parlamentario del artículo 527 de la Ley Pro- nicas que causan rubor ajeno.
cesal Penal y la defendida cuando tuvo el problema Los representantes del grupo mayoritario de la
en casa. oposición y cierta prensa afín han expuesto en pú-
En tal sentido vamos a recoger (sic) algunas de blico sus cavilaciones y sospechas acerca de la ac-
las palabras pronunciadas por el diputado José Ma- tuación policial, y han barruntado -no sin cierta ló-
ría Ruiz Gallardón en la Comisión Constitucional del gica de fondo- acerca de una posible «mano ne-
Congreso: «Abundando en las opiniones que se han gra» que les haya pillado «in fraganti» comiendo el
dado, y que hago mías en lo sustancial, por parte queso dentro de la ratonera. Parece, pues, que cier-
del representante del grupo socialista, hay que to- tos sectores conservadores comienzan a percatar-

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se por experiencia propia de la importancia de la procesal más amplios para que la próxima vez no
fase preprocesal del juicio penal. Y es que no es lo nos cojan».
mismo ser sujeto activo que pasivo del aparato po- Unos parlamentarios que cuando se discutió toda
licial, pues todos sabemos quiénes seleccionan los la problemática del artículo 527 de la Ley Procesal
sujetos pasivos del proceso penal y qué clase de de- Penal en el Congreso asintieron con manga ancha
litos se persiguen y cuáles no. a todo el tema de la incomunicación y de la imposi-
Con todo, lo más preocupante del «caso Nasei- ción de letrado de oficio, se preocupan ahora, siete
ro» es el enfoque de fondo que le han dado los di- años más tarde, de la dureza de esas leyes, a pe-
rigentes del Partido Popular a la incoación de un pro- sar de que ya en su momento se habló que se tra-
cedimiento contra miembros relevantes de su gru- taba de imponer medidas excepcionales en la legis-
po. Por un lado, se viene a aceptar implícitamente, lación común. Probablemente pensaron en aquel
y ante la evidencia de las conversaciones telefóni- instante que los nuevos preceptos de la incomuni-
cas, la existencia de un sector descontrolado que cación se les iban a aplicar nada más que a los mar-
hace y deshace sin conocimiento de los jerarcas del ginados de siempre, a los que como ya están inco-
partido. De ello se derivan disensiones y rencillas in- municados socialmente no pueden ser ya sensibles
ternas. No obstante, a la hora de encarar la grave- a una nueva incomunicación judicial.
dad del problema ante el ciudadano, adoptan la ac- Es indudable que una nueva reforma procesal que
titud de rebelarse contra el proceso abierto, la apli- regulara los supuestos de incomunicación, excluye-
cación de las leyes y el juez que instruye, designan- ra la imposición de letrado de oficio, paliara con una
do el caso -farisaicamente- con el nombre del normativa específica la práctica orfandad legislativa
instructor. en que se hallan las intervenciones telefónicas, y
Desde luego no parece una postura muy ética la ampliara el control judicial de la actuación de la Po-
tomada por parte de unos representantes del pue- licía en la fase prepocesal supondría un avance de-
blo español. Al fin y al cabo nos hallamos ante unos mocrático en el ámbito del proceso penal. Ahora
hechos de notoria gravedad, pues no puede califi- bien, lo que debe tener claro el ciudadano es que
carse de otra forma la patrimonialización de parte esas pretendidas reformas no se van a llevar a cabo
del Estado que, presuntamente, pretendían llevar a pensando en él, sino que sus representantes políti-
cabo los denunciados. El ciudadano se queda per- cos las han planteado cuando se vieron cohibidos y
plejo ante unos representantes que hablan de adop- limitados por las propias normas que habían apro-
tar trascendentes acuerdos para la comunidad en bado. Ni cuando discutieron la reforma del año 1983,
base al criterio de pasar o no por el aro de la entre- ni cuando hablaban por teléfono acerca de supues-
ga de sustanciosas sumas de dinero destinadas a tos cobros de licencias y contratas, ni ahora, cuan-
los intereses particulares de un partido y de sus do proponen avanzadas reformas procesales, ha es-
miembros. Las licencias y las contratas de obras de tado presente el interés de la ciudadanía, y mucho
miles de millones de pesetas no se concederían de menos de los sectores más necesitados.
acuerdo con los intereses de la sociedad, sino con y es que una cosa es la ley formal y otra muy di-
los del patrimonio de unos cuantos. Que ello corrom- ferente los intereses de la voluntad general que de-
pe todo un sistema democrático y afecta también al bieran plasmarse en ella. Como distinto es también
bienestar diario del ciudadano, resulta incontestable. el mínimo democrático que aparece cumplimentado
Por ello, la preocupación de un representante del po- con la unción electoral formalizada cada cuatro años
der legislativo debería centrarse en meditar si tales y la democracia real o sustancial del día a día.
conductas se hallan suficientemente penadas en el Mucha tinta se ha vertido sobre el interrogante de
código español. Si un delito de cohecho, con las pe- quién juzga a los jueces. Después del «caso Nasei-
nas que conlleva y con las notorias lagunas y defi- ro» habrá que preguntarse acerca de quién se atre-
ciencias que ostenta en su regulación -véase como ve a investigar y encausar a un representante polí-
ejemplo el artículo 392 del texto punitivo--, tutela de- tico, máxime con lo poco generosos que se mues-
bidamente los bienes jurídicos vulnerados por he- tran a conceder suplicatorios (ver sentencia del TC
chos como los denunciados. de 22-VII-1985).
Pero no, los representantes legislativos no enfo- Las elucubraciones que hemos ido haciendo nos
can la problemática desde ese ángulo, sino que ob- conducen a desvelar cuál ha sido el auténtico error
vian la entidad de las conductas investigadas, y en del juez que instruyó el «caso Naseiro»: entender
lugar de tratar el tema de su posible sanción a efec- -pecando quizá de ingenuidad- que en la aplica-
tos de evitar nuevos supuestos similares se rebelan ción de la ley penal ya no existía la distinción entre
contra el procedimiento encaminado a su persecu- los hombres de gran guisa, los franqueados y los
ción. Su razonamiento consiste en que «como esta siervos, olvido que le llevó a aplicar a los primeros
vez nos han pillado, hagamos los agujeros del filtro unas leyes procesales aprobadas para los últimos.

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Cuestión droga:
los límites de un manifiesto y la necesaria profundización del
debate
Roberto BERGALLI

Algunos meses después de su firma, he sido des- Universidad y que ha pasado a ser un rasgo carac-
tinatario de un Manifiesto por una nueva política so- terístico de la cultura jurídica de nuestro ámbito. Se
bre la droga. Este documento fue subscripto por 35 me podrá alegar contra esto que si el derecho está
juristas reunidos en un «Encuentro sobre alternati- constituido por normas, es natural que quienes se
vas a la actual política criminal en materia de tráfico preparan para tratar con ellas no pueden menos que
de drogas», celebrado en la Facultad de Derecho de ser formados en el conocimiento de sus estructuras
la Universidad de Málaga, el día 2 de diciembre de y de su interrelación con otras semejantes. Pero,
1989. Con el envío de tal Manifiesto y en el caso más allá de la perogrullada que esta alegación en-
que compartiera su contenido, se me solicitaba una cierra, también ella indudablemente encubre la ano-
adhesión por escrito y una toma de contacto con la malía cultural que supone el seguir formando a los
Comisión coordinadora del mismo. juristas del siglo XXI sin que éstos sepan indagar so-
Puesto que básicamente estuve de acuerdo con bre los procesos de creación y aplicación del dere-
el contenido, envié mi adhesión a quien fuera el re- cho, en los cuales influyen con peso decisivo unas
mitente del documento. No obstante, al propio tiem- variables que provienen de la estructura económica,
po, me permití manifestar algunas reflexiones que de la política y de la cultura de una sociedad y que
entonces me había provocado el llamado Manifies- sólo pueden ser abordadas con categorías e instru-
to, formulando, en consecuencia, unas sugerencias mentos que suministra un entramado disciplinario
y solicitando respuesta a éstas. El documento ha compuesto por la antropología y la psicología social,
sido, mientras tanto, publicado (véase Anuario de la economía política, la sociología jurídica, la teoría
Derecho Penal, t. XLII, fasc. 111; sept.-dic. del Estado, etcétera.
MCMLXXXIX, pp. 1187-1191) Y mis reflexiones-pro- Como se sabe, las perspectivas o abordajes que
puestas no han tenido, por ahora, repercusión algu- todas esas disciplinas pueden proporcionar para el
na; quizá la puedan tenerle mas, mientras tanto, de- conocimiento de la realidad que facilita la produc-
searía difundirlas no sólo para que sean sencilla- ción y empleo de normas jurídics, están ausentes en
mente conocidas, sino con el pretendido fin de pro- la formación de nuestros juristas (también en el de
vocar la profundización del debate que proponía en nuestros científicos sociales) y, pese a los reclamos
mi respuesta-adhesión al Manifiesto ya público. que se formulan para incluir en los planes de estu-
1.) El citado encuentro de Málaga fue, por lo vis- dio de nuestras Facultades de Derecho (ídem en las
to, una reunión específica de juristas y presumible- de Ciencias Sociales y Políticas), un tipo de ense-
mente cerrada a una asistencia de profesores de ñanza semejante, ellos siguen sin ser satisfechos.
Derecho Penal y jueces o magistrados especializa- Por tales motivos, los colegas y magistrados ami-
dos en la jurisdicción punitiva y en la ejecutivo-pe- gos que han revelado una peculiar sensibilidad para
nal (o de vigilancia penitenciaria, en lenguaje legis- proponer una nueva política criminal sobre las dro-
lativo). De hecho, el Manifiesto está firmado por 21 gas, deberían hacer esfuerzos semejantes para lo-
de los primeros y por 14 de los segundos, algunos grar que nuestros futuros juristas reciban una forma-
exponentes conspicuos de la asociación Jueces ción mucho más plural y abierta de forma tal que, a
para la Democracia. Por lo demás, el título de la la hora que lleguen a tener una participación de peso
convocatoria a tal encuentro estaba desde ya plan- en la creación y aplicación de normas, no reflejen
teando un tratamiento de la «política criminal en ma- las tendencias represivas manifestadas, por ejem-
teria de tráfico de drogas». plo, en la reforma española de 1988 al Código Pe-
De tales datos, por tanto, era difícil esperar que nal que el Manifiesto en cuestión se encarga de cri-
de la reunión surgiese algo más que un cuestiona- ticar muy acertadamente. Hay que tener en cuenta,
miento a dicha política criminal. No obstante, de la en sostén de lo que digo, que la gran mayoría de
lectura del Manifiesto puede extraerse la idea que los firmantes de ese documento -por lo menos de
sus subscriptores han pretendido ir más lejos, con los casos que yo conozco (y creo que éstos consti-
lo cual, ciertamente, se advierte una particular sen- tuyen una buena parte de los subscriptores)- son
sibilidad -tradicionalmente ausente en los medios estudiosos y profesionales que han abrevado sus
académicos y judiciales- por aspectos que se eva- conocimientos no normativos fuera de la Universi-
den del rígido tratamiento normativista de los temas dad española y que han acrecentado la sensibilidad
encarados en el encuentro, propio al tipo de forma- que destaco en el contacto con otros medios cultu-
ción que reciben los estudiosos del derecho en la rales distintos al de nuestras academias.

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Estas primeras reflexiones que me fueron provo- centrada en un porcentaje mínimo de consumidores
cadas por la lectura del Manifiesto no hacen posi- -los más deteriorados- e impide la asunción de
blemente parte del fondo de los asuntos que este do- objetivos que tiendan a mejorar sus condiciones so-
cumento a mí por lo menos me propuso. No obstan- ciales y privilegia la confusión entre asistencia y con-
te, no las creo extemporáneas sobre todo cuando el trol con claros efectos perniciosos.
propio Manifiesto pretende abordar ciertos aspectos 2.1) Ahora bien, al repetir la exposición de todos
que intrínsecamente no son de naturaleza jurídico- estos argumentos empleados por el Manifisto para
penal en tema de una «nueva política sobre la dro- descalificar la política represiva seguida en España
ga», aun cuando para concretar esa pretensión úni- e internacionalmente sobre la droga (así se expresa
camente se rozan o más bien se soslayan los terre- el documento), he tenido por objeto destacar los lí-
nos de la economía, de la política y de la cultura de mites dentro de los cuales ese escrito ha sido for-
la sociedad española. Me explicaré. mulado. En un primer momento, no podría discutir-
2.) Es verdad que el Manifiesto dirige toda su se el hecho de que tales límites venían impuestos
atención a subrayar el fracaso que en España -y por el carácter y el marco del encuentro en que se
en todo el mundo- ha obtenido la acentuación de firmó ese escrito y por la condición o profesión de
una política represiva producida en los últimos años. sus subscriptores, aunque éstos, como he querido
Para ello, recurre a señalar que con esa política no resaltarlo, han pretendido sobrepasarlos. Pero -y
se han alcanzado las metas supuestamente perse- aquí retomo las reflexiones emitidas antes (v. 1.)-
guidas, cuales eran erradicar o disminuir sensible- a poco que se ahonde en los diferentes aspectos
mente el tráfico y consumo de drogas; que la droga que configuran lo que con propiedad se denomina
se ha convertido en un producto muy caro, originan- contemporáneamente como cuestión droga, no pue-
do la aparición de poderosas organizaciones de tra- de evitarse de aceptar que ella está constituida por
ficantes con un poder económico sin parangón y otros elementos tanto o más centrales que aquellos
causando o agravando la marginación social; que, exclusivamente jurídicos o, si se quiere, político-cri-
como consecuencia, los recursos del sistema judi- minales e incluso que de los que, por extensión, los
cial penal se ven desbordados por la criminalidad subscriptores del Manifiesto habrían deseado abar-
vinculada al tráfico de drogas, mientras los reclusos car.
provenientes de la misma empeoran las condiciones En efecto, nadie ignora que cualquier impulso le-
de habitabilidad en las prisiones; que la población gislativo tendente a exacerbar instrumentos penales
en general sufre directamente, tanto el aumento de respecto de las toxicodependencias contribuye en
la delincuencia dirigida a procurarse dinero para ad- esencia a afirmar una particular cultura de la exclu-
quirir droga, cuanto las medidas indiscriminadas de sión y de la punición de todos quienes viven en una
control de esa delincuencia; que el Estado de dere- condición de malestar social y/o de marginalidad. En
cho se ve conmovido ante todo porque la acentua- el fondo, aunque por lo menos para algunos, con
ción de la vía represiva no se detiene ante los prin- marcada evidencia, el prohibicionismo latente en
cipios garantistas del derecho penal y, además, por- todo tipo de impulso semejante está revelando una
que el poderío económico de los traficantes les per- orientación ideológica acorde con unas políticas ge-
mite corromper instituciones esenciales de la demo- nerales y, particularmente, con una política social
cracia, que, asimismo y en otro sentido, la protec- negativa propia al modelo de dominación que se
ción de la salud a la que se aspira con tal política está expandiendo universalmente.
represiva resulta notoriamente distorsionada no sólo Después del Diktat del zar William Bennet -alto
porque no se respeta el principio de que la salud comisario USA para la War on Drugs- decretando
sólo puede ser protegida con el consentimiento de la caza de brujas contra todo consumidor de cual-
la persona afectada, sino también por cuanto es pre- quier tipo de drogas y luego de la espectacular alo-
cisamente la prohibición la que, al imposibilitar el cución televisiva del presidente Bush, en septiem-
control estatal sobre la producción y venta, convier- bre de 1989 (similar a aquella de Ronald Reagan, el
te a la droga en un producto de escasa calidad, lo 2 de octubre de 1982), mostrando la papelina de
cual genera daños tanto más importantes a la salud crack hallada frente a la Casa Blanca, quedó claro
(sobredosis y muertes consecuentes, SIDA, hepati- que la «guerra santa» iba a tener una orientación di-
tis B, etc.); que igualmente en el nivel internacional recta a la persecución de los clientes-adictos prove-
son del mismo modo negativo los efectos de la pro- nientes de sectores privados de todo tipo de asis-
hibición, pues a través de la cuestionable distinción tencia o intervención social que pudiera paliar los
entre drogas duras y blandas se obliga a reprimir el efectos de sus condiciones marginales. Esta nueva
tráfico y consumo de drogas connaturales a ciertas estrategia respecto de los toxicodependientes -de
culturas ajenas a la occidental, mientras se fomenta todos modos ya diseñada en los tiempos de la crisis
el consumo de las drogas propias de esta última; energética de 1973, con la implantación del modelo
que, de la misma manera, se producen nefastos Reagan- Thatcher de políticas restrictivas, el cual se
efectos sobre los esfuerzos dirigidos a la prevención basa sobre una injusta distribución del rédito y se re-
pues, por una parte, fomenta la integración del con- produce junto a dinámicas individualistas o de todas
sumo de drogas entre las pautas propias de la con- maneras antisociales- tuvo una rápida difusión tan-
ducta rebelde, con la consiguiente atracción sobre to en la periferia como en el centro. Efectivamente
la juventud y, por la otra, permite eludir la respon- ha sido así, pues, por una parte, en América Latina
sabilidad de la propia sociedad sobre el citado fenó- se ha presenciado la expansión de operaciones an-
meno, dejándolo todo en manos de los órganos re- tidrogas de carácter bélico, proyectadas desde la
presivos; que, finalmente, esa política represiva se Drug Enforcement Agency (DEA), pero firmemente
limita a la adopción de una intervención-asistencia apoyadas en Washington, con la colaboración de al-

7
gunos Gobiernos locales, para encubrir el verdade- plica (que no se justifica) la hegemonización del mis-
ro negocio que supone el mercado interno nortea- mo por el discurso jurídico-penal.
mericano y no intervenir en el reciclaje del narco-di- 2.2) Mas el debate en torno a la cuestión droga
nero que realiza la Banca privada. De esta forma se es fundamentalmente de carácter cultural y no pue-
ha llegado a situaciones como la de Bolivia, cuando de retringirse a alguno(s) de sus aspectos. Ese de-
a mitad de los años ochenta las mayores minas de bate ha sido muy vivo en la sociedad italiana, con
estaño fueron cerradas por el Gobierno de confor- motivo de la discusión del proyecto recién converti-
midad con las disposiciones de los bancos interna- do en ley a pesar de la polémica que desató dentro
cionales y así 30.000 mineros quedaron en paro. X fuera. del Parlamento, involucrando no sólo a polí-
Faltando el trabajo en industrias alternativas, la gran tiCOS,SinO a todo preocupado por la cuestión social.
masa de mineros invirtió sus indemnizaciones en la Sin embargo, no veo que un debate semejante se
tierra y en la producción de coca; de tal modo que, abra ~n. España, pe~e a los anuncios, por ejemplo,
del ministro de Sanidad para penalizar ciertas for-
mientras la política antidroga de Bush declaraba la
mas del con~umo públiCO de drogas (cfr. El País y
guerra a la producción de coca, la deuda externa y
La VanguardIa de 11-V-90), lo que viene siendo apo-
la política de austeridad generaron nuevos cultiva-
ya~o por Ayuntamientos como el de Madrid (v. El
dores de coca (cfr. J. Petras, Debito, austerita e nar-
Pals, 14-VI-90) y por algún partido político como el
~otrafico en: <elI Passaggio», rivista di dibattito poli-
Partido Popular en Barcelona (v. El País, 16-VI-90)
tlco-culturale, numero doppio, anno 11, nro. 6,
o después de la conferencia mundial, celebrada en
nov./dic. 1989 - Anno 111, nro. 1, gen./feb. 1990,
Londres en el mes de abril pasado y que concluyó
Roma, 65-69, esp. 65). Pero también se llegó a ex-
con ~~a amplia y ~mbiciosa declaración (subscripta
tremos de verdadera intervención, si se consideran
tamblen por Espana), en la cual si bien se enfrenta-
las operaciones de «asistencia» que elementos de
ron las distin~as estrategias para afrontar el proble-
la DEA han cumplido en Perú y Colombia o si se
ma, se acabo descartando cualquier tipo de legali-
analiza .en profundidad la. invasión de Panamá por
zación del consumo (v. El País, 12 y 13-IV-90, pág.
25.000 Infantes de la Manna de los Estados Unidos
7). Es verdad que en la segunda mitad de 1989 tuvo
a «sangre y fuego», en diciembre del año pasado,
una cierta repercusión en la prensa el contraste de
como una operación antidroga antes que como una
posiciones entre unas más permisivas -sustenta-
ayuda para ~<restaurar» la democracia y desalojar al
d~s inclus? por la mayor organización sindical (Sin-
dlcta~or No.nega (tal como así lo reconoció el propio
dicato Unificado de la Policía, SUP, v. El País,
Melvln Levltsky, subsecretario de Estado para el
18-XIl-9~) y de las cuales el encuentro de Málaga
tema de las drogas, cfr. El País del 8-V-90, pág. 11).
fue un ejemplo (v. El País, 4-XII-90) y otras radical-
Mientras tanto, en el resto del mundo occidental ~ente prohibicionistas (cfr., por ejemplo, las conclu-
se produjo la transformación de la imagen del adic- siones de las XVII Jornadas Nacionales Socidrogal-
to ~omo enfermo-dependiente para tratar y curar, en cohol, El País, 10-XII-90, aunque una ponente en
d.ellncuente .que se identifica a partir de una pose- ell~s llegó a sostener «que el debate actual se ha po-
sión de dOSIS. El proceso de construcción social de lanzado en dos posturas contrarias que no condu-
semejante imagen tuvo una rápida recepción en Eu- cen a ningún lado», o las más anteriores del propio
ropa. En España, ella ya se adelantó con claridad ~ele~~do para el Plan Nacional de Drogas, v. Lega-
mediante la Ley Orgánica 1/1988, de 24 de marzo. I1zaclon, una propuesta que choca frontalmente con-
Pero internacionalmente se afirmó con el texto de la tra la realidad, en El País, 29-XII-88, que acaba de
Convención de las Naciones Unidas contra el Nar- r.~tificar recient~mente aunque haya definido a la po-
cotráfico, aprobado el 18 de diciembre de 1989, sig- IItlca estadounidense para combatir el narcotráfico
nado también por España. Ahora, este proceso ha como «política de pistola basada en la represión a
quedado sellado con la ley que acaba de aprobar el ultranza, que no resulta», v. El País, 9-VI-90). Pero
Pa.rla~ento italiano, mediante la cual todo tipo de en todo caso, esa atención periodística fue simple-
adlcclon (y, en consecuencia, de posesión) se con- ~ente un reflejo del debate que se estaba produ-
vierte en delito (art. 12), con lo cual claramente se Ciendo fuera de las fronteras españolas, dentro de
acepta el modelo represivo impuesto desde los Es- las cuales semejante debate (como se acaba de se-
tados Unidos y manifiestamente diseñado sobre po- ñalar ~on las citas anteriores) siguió discurriendo por
líticas sociales restrictivas, las cuales a su vez re- penalizar o no el consumo, es decir, que se mantu-
flejan desarrollos de un modelo econ6mico que' su- vo de modo reduccionista en los límites de una dis-
pone una gran polarización de la riqueza como de cusión político-criminal.
la miseria. A mí me parece imprescindible, si de verdad quie-
Ahora bien, si el concepto de bienestar común ya r~ debatirse en torno a la cuestión droga, el profun-
n~ depen~e entonces de determinadas políticas so- dizar en el choque entre dos concepciones cultura-
ciales y SI, por tanto, la idea de realización del Wel- les que se expresan sobre ella, pero también sobre
fare State se encuentra en crisis permanente, es co- otros ámbitos de la vida individual y social de los ciu-
herente que la cuestión droga se encare desde me- dadanos, ant~s que manifestarse -aunque se haga
ros enfoques prohibicionistas, lo cual, por cierto, no con toda. ~ened~d .y preocupación- simplemente
sólo traduce una visión reduccionista de ella, sino sobre polltlcas cnmlnales. La primera de esas con-
que sobre todo impide abordarla en todos sus as- cepciones es la que se dirige a afirmar el instrumen-
pectos, generando así únicamente análisis desde to de la punición como disuasión para toda conduc-
perspectivas unidisciplinarias. De esta manera la ta q~e inf~inja los juicios morales que controlan la
dialéctica prohibición-legalización pasa a ocu'par convlv~ncla y el orden social; la otra, es la que apa-
todo el espacio del planeta droga con lo cual se ex- rece onentada por el principio de la autonomía de la

8
voluntad y de una educación individual, tales como cian, y la puesta en marcha, con sentido autoritario,
para no propiciar en las personas libres el requeri- de sentimientos colectivos que suponen el consen-
miento, antes bien el rechazo, de cualquier sugeren- so a todo trance bajo la forma exclusiva y penetran-
cia represiva o punitiva. No hay que olvidar que el te de las campañas de ley y orden; de la galvaniza-
punto central de un debate como el propuesto es ción moderada de estratos, ambientes y categorías
que ese choque cultural no se produce ciertamente sociales, y de una forma de actividad conservadora
en un contexto teóricamente neutral del conflicto po- que, a menudo, tiene como interlocutora a una
lítico y social que hoy se encuentra abierto en Es- «mentalidad de izquierda» (esp. pág. XIII).
paña, sino que representará en los hechos -más Todo esto, más la ineptitud de la estrategia con-
allá de las intenciones de algunos legisladores- un creta y de los órganos dispuestos para ejercer el
viático extraordinario para cuantos políticos han ve- control, están exasperando la opinión pública hasta
nido propiciando, desde hace tiempo (en concordan- el límite de demandar medidas e intervenciones de
cia con las directivas europeas, de las que las reu- tipo excepcional (aunque quizá temporalmente se la
niones de los ministros de Interior y Justicia en el de- pueda calmar con macro-operativos policiales y ju-
nominado grupo TREVI son sus fuentes), unas mo- diciales como el desatado en estos días en que es-
dificaciones radicales en tema de extranjería y terro- cribo estas líneas, desplegado en Galicia bajo los
rismo. La sinonimia u homogeneidad en el trata- esotéricos nombre de «Operación Mago», «Opera-
miento europeo de estos últimos temas con la cues- ción Rodríguez» o «Nécora»). Debo también citar
tión droga, más allá de la necesaria relación de in- aquí, como muestra del despliegue de una cultura
tervención policial como expresiones de la crimina- de la emergencia en España para la cuestión dro-
lidad internacional organizada (lo cual ha convertido ga, el empleo de categorías o procedimientos inu-
a España de tierra hospital en frontera exterior de suales para la investigación policial o judicial, tales
Europa, teniendo que transigir así con las particula- como la introducción de la figura del arrepentido-co-
res relaciones que la vinculan al Magreb y a Hispa- laborador (como se acaba de verificar en el origen
noamérica), excede el enfrentamiento de aspectos del macro-operativo al que acabo de aludir, el cual
como el narcotráfico y/o el blanqueo de los capita- se construye con los datos suministrados por un ele-
les producidos por este negocio e incide en el cam- mento vinculado a la red de narcotraficantes que de-
po de las grandes batallas por el derecho a una edu- cidió «colaborar», cfr. «Interior crea una nueva iden-
cación laica, libre de toda injerencia autoritaria, au- tidad al arrepentido de la operación Galicia», en La
torreflexiva y plenamente respetuosa de la autono- Vanguardia, 15-VI-90, o como la ha empleado la ju-
mía de la voluntad individual. risdicción para rebajar condenas a traficantes cola-
2.3) Por último, como se sabe, el decantamien- boradores, cfr. «Rebajada la condena a un trafican-
to de la cuestión droga hacia el plano punitivo y la te que colaboró con la Policía», en El País, 15-VI-90,
polémica entre legalización o prohibición, la llevan a pág. 21), o bien la creación de un servicio de espio-
convertirse en otra «emergencia» con lo cual, otra naje específico contra el narcotráfico, como el que
vez, se destaca como un problema cultural, tal como acaba de proponer el Servicio Central de Estupefa-
ha ocurrido con emergencias similares como la del cientes de la Policía Nacional (cfr. El País, 1-VI-90).
terrorismo en la cual la excepcionalidad penal sólo Me parece, en consecuencia, que cuanto se está
ha sido cuestionada en España por sus aspectos an- produciendo en España en este plano de la cues-
tigarantistas. Pero, como ya me he permitido decirlo tión droga es la constatación de cuanto me adelan-
hace algún tiempo (cfr. R. Bergalli, Emergencia: una té a decir (en op. cit.) como producción de una cul-
cultura específica; «Presentación» a J. R. Serrano- tura de la emergencia.
Piedecasas, «Emergencia y crisis del Estado social- 3.) Las reflexiones que acabo de vertir, y que no
Análisis de la excepcionalidad penal y motivos de su son más que una ampliación de las que me permití
perpetuación», colec. Sociedad-Estado, número 3, participar cuando expresé mi adhesión al Manifiesto
PPU. Barcelona, 1989, I-XVII), una cultura de la por una nueva política sobre las drogas, tienen por
emergencia, como cultura específica, se verifica con objeto una profundización de los aspectos que ape-
la intrusión de elementos de origen externo a las nas rozó o más bien soslayó o que ni siquiera abor-
condiciones de coherencia y orientación de una cul- dó ese documento. Repito que el necesario debate
tura que rápidamente alteran la organización de las que debe abrirse en España en torno a la cuestión
experiencias y la dirección de los comportamientos droga debe sobrepasar los límites de un único cues-
de unos individuos insertos en la estructura de una tionamiento a la política criminal, pues, de quedarse
sociedad históricamente determinada (esp. pág. VI). encerrado dentro de tales límites -como parece
Por eso, es seguramente en el campo del fenóme- preverlo la realización futura de otros encuentros en-
no toxicodependiente (como uno de los aspectos sa- tre penalistas que se están proyectandcr-, sin el
lientes de toda la cuestión droga) donde más se han aporte de otros estudiosos de la sociedad y de los
revelado en España los dos elementos centrales de fenómenos culturales que en ella se producen, se
una forma de control (o de gobierno) por vía de la continuará consciente o inconscientemente colabo-
«emergencia», cuales son: las decisiones del lIama- rando en la construcción social de la cuestión droga
do Plan Nacional de la Droga o las reformas legis- como un problema del que no se desentrañan sus
lativas de urgencia (cuando no de excepción), como aspectos esenciales y sobre el cual sólo se mani-
la citada Ley Orgánica 1/1989, Y las que se anun- fiestan discursos autoalimentadores.

9
Expropiaciones en Extremadura
José Eugenio SORIANO

Estos últimos días Extremadura ha saltado a los recho, libera a la Administración de la ley injusta o
medios de comunicación, a consecuencia de un gra- desfasada y vincula, por tanto, al juez contencioso,
ve conflicto entre la Judicatura y la Junta de Extre- o por el contrario se trata de sujetar más aún si cabe
madura, apoyada esta última por manifestaciones a la Administración? ¿Han de cumplirse en todo
sociales descalificatorias para con los jueces ex- caso las resoluciones judiciales pese a una genera-
tremeños. lizada actitud de rechazo social? ¿Puede modificar-
El tema de fondo lo constituye la política expro- se por voluntad popular el contenido de una senten-
piatoria emprendida por la Comunidad Autónoma. Y cia? La interpretación de las leyes y reglamentos
la chispa que encendió la mecha de tales conflictos ¿ha de ser igual en todas las partes del país o ca-
han sido dos resoluciones de la Sala de lo Conten- ben interpretaciones distintas de la misma ley según
cioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justi- las circunstancias y características de cada región?
cia, un auto y sentencia, que en opinión de la Junta ¿Puede, con dinero público, producirse una mera
de Extremadura, frenan su política de reforma agra- transferencia de la titularidad dominical de un pro-
ria y abortan cualquier intento de justicia social en pietario a otro, permitiendo el acceso de los arren-
esa región. datarios a la propiedad del antiguo dueño? ¿Basta-
Los problemas reales son bien conocidos: una es- ría en tal caso que se entendiera por los poderes pú-
tructura de la propiedad que parece arcaica, acom- blicos que hay un problema social para entender
pañada de un evidente absentismo por parte de los cumplimentado el principio de igualdad, de manera
titulares dominicales de tales fincas. que otros posibles arrendatarios de otras fincas no
Al mismo tiempo, conviene recordar la configura- se consideraran agraviados?
ción de la tierra de Extremadura, donde el cultivo tra- Como se ve, las preguntas no son pocas ni de pe-
dicional está fundado en la dehesa, que supone una queña importancia. Y no es éste el lugar más ade-
cierta extensión de terreno, además de la existencia cuado para resolverlas, porque exigiría un trabajo
evidente de fincas no aptas para otra labor que cier- monográfico de notable envergadura.
to pastoreo y actividades cinegéticas, por carecer de De otro lado, entiendo que esta modesta aporta-
las más mínimas condiciones de cultivo. ción tiene como finalidad principal ofrecer informa-
y como telón de fondo, junto con una actitud re- ción a un sector cualificado de la Magistratura.
dentorista pero muy sentida en esta región por quie- De ahí que me voy a limitar a exponer descripti-
nes ven en el acceso a la propiedad una conquista vamente los hechos de estas resoluciones para que
secular y justa, una legislación expropiatoria común sirvan como elementos de un debate entre los pro-
a todo el territorio del país, que hace abstracción de pios jueces, y que sean éstos los que saquen las
las condiciones peculiares de esta Comunidad Au- conclusiones oportunas.
tónoma en la que la tierra continúa siendo, a dife- Comencemos por el auto de 30 de marzo de 1990.
rencia de otras regiones industrial izadas, el factor En dicho auto se acuerda la suspensión del De-
principal de la economía, además, insistimos, de te- creto 13/1990, de 6 de febrero, por el que se ••de-
ner una connotación ideológica y psicológica funda- clara de interés social la dehesa "Cabra Alta" del tér-
mental en ampliar capas de la población extremeña. mino municipal de Villanueva del Fresno (Badajoz)>>.
y en medio de todo ello, están los jueces. El Gobierno autónomo extremeño pretendía eje-
Las preguntas son, por tanto: ¿pueden los jueces cutar inmediatamente la expropiación, al amparo de
hacer valoraciones que conecten directa e inmedia- lo dispuesto en la Ley de Reforma y Desarrollo Agra-
tamente con las tendencias sociales o han de man- rio (de 12 de enero de 1973), y del interés social que
tenerse dentro del sistema jurídico? ¿Son intérpre- fue declarado mediante el citado decreto expropia-
tes autorizados del sentir de la población, introdu- torio de la Junta.
ciendo en sus resoluciones valoraciones que con- Impugnado por la parte afectada (la casa de Alba),
duzcan a un ••derecho justo» o han de remitirse al por entender que no concurría el requisito del inte-
legislador para que sea éste el que realice las trans- rés social, se plantea en primer lugar la petición de
formaciones sociales a través de normas que, éstas suspensión de la ejecutividad del acto impugnado, y
sí, sean tenidas en cuenta después por el juez en la Sala estima esta petición, sin pronunciarse sobre
sus sentencias? ¿Cuáles son los límites de la inter- el juicio de fondo, sino limitándose a otorgar la me-
pretación judicial, apoyándose en ••la realidad social dida cautelar en tanto se instrumenta el pleito.
del tiempo en que han de ser interpretadas las nor- Las razones invocadas por la Sala son tres:
mas», como quiere el Título Preliminar del Código a) El propio carácter cautelar de la medida (exi-
Civil (art. 3)? ¿Cuando el artículo 103 de la Consti- giéndose en el fallo una garantía bancaria por im-
tución somete a la Administración a la ley y al De- porte de cinco millones de pesetas para salvaguar-

10
dar las eventuales responsabilidades por daños y sos de nulidad radical, que aquí no se daban; b) que
perjuicios en caso de ser desestimado el recurso de el interés social estaba plenamente justificado en
la parte actora); b) la doctrina del Tribunal Supremo este caso, al existir un grave problema social no co-
sobre suspensiones de actos administrativos yuntural, al que la expropiación pondría fin. Concre-
(art. 122 de la Ley Jurisdiccional, que supera los es- tamente, señalaba que el interés social viene dado
trictos cauces del daño de imposible reparación «por la transformación que los actuales propietarios
como único elemento a tener en cuenta por el juez, quieren hacer de la finca convirtiéndola en un coto
y c) el hecho de que la finca ya estaba ocupada por de caza, obligando a los cabreros a sacar sus ga-
los propios arrendatarios, que eran los beneficiarios nados e instalando la ruina en un buen número de
del «interés social», por lo que a tenor del auto, se familias de esta pequeña localidad de poco más de
«excusa modificar la situación». Y añade que «de 600 habitantes»; c) que el acto es legal y que existe
otro lado, llegado el caso de un desahucio, no ins- presunción en principio de la licitud de los actos
tado, consumiría -de lIegar- poco más o menos administrativos.
tiempo que la tramitación de este recurso, en aten- La sentencia de la Sala hace hincapié en la rele-
ción a lo cual, la Sala estima menos perjudicial la vancia que reviste el «interés social», como causa
suspensión, pues una ejecución inmediata no aña- justificadora del instituto expropiatorio, y que ha de
diría ningún beneficio, ni al interés general ni al so- permanecer a lo largo de todo el proceso, so pena
cial de este grupo de colonos». de provocar la reversión.
En su resolución, pues, lo que en este supuesto y a continuación examina si existe tal interés so-
hace la Sala es otorgar la medida cautelar, con ga- cial en este caso.
rantía bancaria, en espera del resultado de fondo del Señala, en estos términos, la Sala:
pleito.
«Unos meses antes de la expropiación, la socie-
No se hace, por tanto, una ponderación completa dad actualmente dueña de la finca la puso a dispo-
del «interés social», que será el caballo de batalla sición de la Junta en cumplimiento del artículo 17 de
final del juicio definitivo. Se limita, pues, la Sala a co- la Ley de Patrimonio Forestal del Estado, de 10 de
locar en stand by el pleito, y esperar acontecimien- mayo de 1941, sin obtener respuesta expresa, aun-
tos, bien entendido que en el ínterin los arrendata- que implícitamente su silencio era interpretable
rios permanecerán ocupando en este título la finca, como de no interesarle, criterio apoyado con los ac-
sin que la propiedad haya instado, al menos hasta tos expresos de conceder el 26 de septiembre de
ahora, el desahucio. (Lo que originaría otro con- 1988 el coto de caza sobre la total superficie, previo
tencioso-administrativo. ) informe favorable de 15 de julio de 1988, lo que ma-
Veamos a continuación la segunda resolución de lamente se compagina con que entre septiembre y
la misma Sala, que fue dictada en la misma fecha. diciembre -fecha de la expropiación- surgiera el
Se refiere esta sentencia a la declaración del in- problema social a resolver con la expropiación de lo
terés social, por la Junta de Extremadura, a efectos que tres meses antes se había ofrecido; el brusco
de expropiación forzosa y urgente ocupación, de la cambio del impulso político, pues poco antes, en el
finca Valle de Ibor y Trassierra, situada en el térmi- I Congreso Internacional de Caza celebrado en la
no de Navalvillar de Ibor (Cáceres). Comunidad, sus gestores, donde participó la Junta,
En concreto el recurso contencioso-administrativo propiciaron la potenciación de la caza como fuente
fue promovido por una sociedad anónima, titular de de riqueza por explotar; que ante la política de la
la finca, contra la resolución del Consejo de Gobier- Junta, captadora de inversiones, se produjo la com-
no de la Junta de Extremadura por la que desesti- pra con su secuela de obras y proyectos empeza-
ma el recurso de reposición interpuesto contra el De- dos a realizar y que la expropiación abortó, pasan-
creto 102/88 que declaró, a los efectos señalados, do del pueblo de Navalvillar a tener de 50 parados
el interés social sobre dicha propiedad. en 1988 a 76 en 1989, según certifica eIINEM; que
Los argumentos de la parte actora eran: a) que según informa el señor alcalde, los vecinos que di-
había realizado fuertes inversiones atendiendo a rei- rectamente se ocupan del pastoreo son 15, y en
teradas invitaciones del Gobierno extremeño; b) que cuanto al acomodo de las cabras, en 1986-87, nin-
adquirió la finca libre de arrendamientos, salvo los guna pastó en la finca controvertida, siendo 602 en
mínimos de aprovechamientos de ganado cabrío; 1987-88, y 424 en 1988-89; que la superficie de ella
c) que antes de intentar la compra, fue ofrecida a la bastante para pastar un millar de cabras, 16 asnos
propia Junta de Extramadura (en aplicación del de- y de 19 caballos ---carga ganadera de la finca, esti-
recho de retracto otorgado por la legislación fores- mada por la Junta como suficiente, sobreseyendo el
tal), y que la Junta de Extremadura no contestó al expediente abierto conforme a la Ley de la Dehesa
requerimiento ofreciendo la finca; d) que una vez es- de la Comunidad- es sobre 415 hectáreas, prefe-
criturada la finca, solicitó de la Junta, y obtuvo, per- riblemente cerca del pueblo; extensión y ubicación
miso para acotarla con malla cinegética; e) que rea- ofrecida por la actora para evitar problemas, y por
lizó obras de acomodación, que de no haberse pro- último, según los dictámenes técnicos, la finca sólo
ducido el acto expropiatorio, habrían continuado con es aprovechable de un modo residual, con cabras,
plantas cárnicas, hoteles, etc.; f) que la Junta, en de- pero su mayor rentabilidad reside en el aprovecha-
finitiva, cambió de criterio frente a su postura inicial, miento del corcho y de la caza, especialmente ma-
favorable a los intereses de la propiedad. yor, los cuales se perjudican con el pastoreo de
Por su parte, el Gabinete Jurídico de la Junta de aquéllas.»
Extremadura contestó a tales recursos, señalando: La Sala, a continuación, pondera si en consecuen-
a) Que el recurso era inadmisible, fuera de los ca- cia está justificado el interés social, frente a la ina-

11
pelable realidad de que los cabreros, de no otorgár- ración de todos los elementos que estima pertinen-
seles el continuar en su pastoreo tradicional, sufri- tes, para proceder a continuación a controlar el in-
rán evidentemente las consecuencias. terés social como elemento justificador de la ex-
y señala el Tribunal extremeño: propiación.
«La expropiación no soluciona el problema, como Aquí es donde puede surgir la discrepancia, toda
demuestra el aumento del paro y que el apoyo a esta vez que en el balance de argumentos es donde pue-
explotación residual es contraria a la óptima renta- de acabar entendiéndose que podría llevarse el pun-
bilidad de la finca, aparte de contradecir -externa- to de equilibrio a un extremo o a otro.
mente--- el Reglamento 3013/89, de 25 de 3 sep- No obstante, insistimos, no es nuestro objetivo
tiembre, del Consejo de la Comunidad Económica analizar esta sentencia, sino ofrecer los elementos
Europea que recomienda no fomentar la producción para que los lectores lo hagan.
de caprino; pero es que la solución expropiatoria, El debate sobre las resoluciones judiciales debe
por su carácter de especificidad, no puede alcanzar propiciarse, desde luego, por la propia Magistratura.
a los demás rendimientos no contemplados en la Una vez que la sentencia ha salido de las manos
"causa expropiandi", como son, en este caso preci- del juez, inevitablemente entra en el proceso políti-
samente los más importantes, no siendo lícito dejar co, en la maquinaria política.
la indeterminación a futuras decisiones, como el No hay que tener ningún temor a estas actitudes,
consejero de Agricultura tiene manifestado que "ya que además son las propias de una sociedad de-
verá qué se hace con la caza", indeterminación in- mocrática.
compatible con la técnica expropiatoria, y mucho El tema está en la forma, el cómo de la crítica, y
más, cuando no se contemplan en la "causa ex- sobre todo en el objeto criticado.
propiadi." Que nunca puede ser el juez (al menos en térmi-
Como puede observarse, el juez hace una ponde- nos personales). Sino su sentencia.

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tonte. Trad M. RIco y M. Fernández Gallano 900,- o TEORIA DE LA ARGUMENTACION JURIDICA.
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o DISCURSO PRELIMINAR A LA CONSTITUCION DE 1812
(relmpreslón).
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A. de Argúelles. EstudiO preliminar L Sánchez Agesta 500,- CENTRAL L1BRERIA
S. A. DI.tt1butlon". Edltorl.,,,.
o SAAVEDRA FAJARDO y LA POLlTICA DEL BARROCO Y EXPOSICION
(relmpresión). LOPEZ DE HOYOS. 141

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¿POR QUE DEMOCRACIA? Alt Ross Trad de R. J. Vernengo
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MINISTERIO DE RELACIONES CON LAS CORTES Y DE LA SECRETARIA DEL GOBIERNO

12
El proceso penal y la lucha de clases
Jacobo LOPEZ BARJA DE QUIROGA

El concepto de clase 1 no es del todo pacífico. Ini- pia de la misma, es decir, que la posición de un in-
cialmente se formó el concepto tomando como re- dividuo en las relaciones de producción genera una
ferencia a la comunidad de rentas, si bien pronto se ideología particular y diferente de la de quienes se
la agrega el punto de vista de la comunidad de in- hallen en posiciones distintas? Como principio filo-
tereses. No existe solamente comunidad de la fuen- sófico básico la conciencia sigue al ser, no a la in-
te de renta, sino también comunidad de intereses, versa (Marx se refirió varias veces a que toda su ar-
afirmará Kautsky. Así Poulantzas2, al definir el po- gumentación iba encaminada en lo esencial a «co-
der como «la capacidad de una clase social para ger a Hegel y darle la vuelta»), o en otras palabras,
realizar sus intereses objetivos específicos», intro- lo real condiciona la idea, pero no la idea lo real. Sin
duce el concepto de intereses3. Indica Marx que «la embargo, en un conocido pasaje8, Marx afirma: «Las
existencia de las clases se basa en condiciones eco- ideas de la clase dominante son las ideas dominan-
nómicas independientes de su voluntad y, en razón tes en cada época; o dicho en otros términos, la cla-
de estas condiciones, se hallan entre sí en relacio- se que ejerce el poder material dominante en la so-
nes de claro antagonismo». Este interés de clase, ciedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual do-
explica Stucka4, no es «la mera suma de los intere- minante ... lo que hace que se le sometan al propio
ses individuales; este interés es más bien un ele- tiempo, por término medio, las ideas de quienes ca-
mento que impone su sello a la totalidad de la lucha recen de los medios necesarios para producir espi-
de una clase dada», y añade que «este interés exis- ritualmente». Una interpretación excesivamente lite-
te objetivamente, independientemente de la volun- ral de este texto condujo a algunos autores a soste-
tad de los propios miembros de la clase, y el grado ner que no existe una ideología de las clases subor-
de conciencia que una clase tiene de su interés es dinadas, puesto que todas las clases están integra-
un fenómeno puramente histórico». En este sentido, das dentro del mismo universo intelectual, que es el
Marx5 señala que «sobre las diversas formas de pro- de la clase dominante, ya que su ideología penetra
piedad, sobre las condiciones sociales de existen- en la clase dominada haciéndola a ésta copartícipe
cia, se levanta toda una superestructura de senti- y defensora de dicha ideología, aunque sea contra-
mientos, ilusiones, modos de pensar y concepcio- ria a sus intereses de clase.
nes de la vida diversos y plasmados de un modo pe- No obstante, la tesis de la ideología dominante,
culiar. La clase entera los crea y los plasma sobre defendida por autores como Marcuse, Poulantzas,
la base de sus condiciones materiales y de las rela- Habermas, etc., es actualmente objeto de un duro
ciones sociales correspondientes». Por ello en otro ataque desde presupuestos marxistas por parte de
lugar6 afirmará que la dominación personal del indi- Bottomore, Abercrombie, Hill, Turner, etc.9, en razón
viduo «tiene necesariamente que constituirse, al a que una rigurosa lectura del conjunto de la obra
mismo tiempo, como una dominación media. Su po- de Marx demuestra que en ningún momento preten-
der personal descansa sobre condiciones de vida dió Marx apartarse de su posición teórica básica, se-
que se desarrollan como comunes a muchos y cuya gún la cual no es posible admitir que una clase so-
continuidad ha de afirmarlos como dominadores cial muestre una ideología que le ha sido prestada
frente a otros y, al mismo tiempo, como vigentes por otra, que por ello es por completo ajena cuando
para todos. La expresión de esta voluntad condicio- no claramente hostil a sus intereses como clase.
nada por sus intereses comunes es la ley». Todos estos conceptos pueden encontrar aplica-
En esta misma línea sostenía Marx en consonan- ción sin duda en cualquier aspecto de las relaciones
cia con lo hasta ahora expuesto que los intereses sociales, y con mayor razón en el lugar más idóneo
de clase determinan cuál va a ser la ideología pro- para llevar a cabo en clave «civilizada» la defensa

1 Sobre si el concepto marxista de y Harnecker: Los conceptos elementales del materialismo histó-
clase social mantiene su validez tras los cambios sufridos por el rico, [con presentación de Althusserj, 1979, p. 179.
capitalismo después de Marx, véase la respuesta afirmativa que 4 Stucka: La función revolucionaria del derecho y del estado,
desarrolla Bottomore: Classes in Modern Society, 1966, passim 1969, p. 71.
5 Marx: El 18 Brumario de Luis Bonaparte, 1968, p. 51.
y esp. el último cap.
2 Poulantzas: Poder político y clases sociales en el estado ca- 6 Marx-Engels: La ideología alemana, 1968, 111, pp. 311 Y ss.
7 Marx: Contribución a la crítica de la economía política, Intro-
pitalista, 1972, p. 124.
3 Sobre este importante concepto de intereses de clase en la ducción (de 1857), 1978, pp. 227 Y ss.
8 Marx-Engels: La ideología alemana, ob. cit., p. 52.
doctrina marxista, puede verse Poulantzas, ob. cit. pp. 131 Y ss.
9 Abercrombie, Hill, Turner: La tesis de la ideología dominan-
te, 1987, caps. 1 y 6.

13
de los intereses de clase, es decir, el proceso necesidad de la defensa de la sociedad, de su sis-
penal1O• tema, de su estructura estratificada, de su organiza-
El proceso aparece, entonces, como el instrumen- ción, etc., son importantes argumentos que, cons-
to más adecuado para la realización política de la lu- ciente o inconscientemente, influyen a la hora de to-
cha de clases. La confrontación entre las clases se mar decisiones; defensa social que, por otra parte,
presenta en forma clara y patente en el entorno ju- no aparece de una forma tan acuciante en el proce-
rídico procesal donde se canaliza, desde el punto de so civil. Parece, pues, que en el procedimiento pe-
vista del Estado omnipotente, la tarea, en clave «ci- nal hasta el más nimio detalle, hasta la más insigni-
vilizada», de solventar las relaciones dominante-do- ficante cuestión, amenaza el sistema social. La cla-
minado. En esta línea, interesa resaltar las diferen- se más necesitada ha atacado, y ataca constante-
cias existentes entre el proceso civil y el proceso pe- mente, incluso con su mera potencial posibilidad, los
nal en orden a la prueba, y en relación con el status valores más preciados que determinadas capas so-
social de los participantes y el tipo de relaciones ju- ciales elevan a la categoría de bienes jurídicos ne-
rídicas que normalmente se debaten en cada uno de cesitados de protección, por lo que consecuente-
ellos. En el proceso civil las relaciones son de ma- mente se hace necesaria su salvaguardia mediante
yor paridad de clase, se utiliza una normativa jurídi- la coacción penal y el uso del llamado «ius punien-
ca que a cualquier individuo de dicha clase puede di». La materialización concreta de dicha protección
en mayor o menor medida serie de aplicación, o que se lleva a cabo constantemente en clave «civiliza-
cualquiera puede necesitar, por lo que la prueba es da», mediante el proceso penal, apareciendo enton-
disciplinada rigurosísimamente: la seguridad jurídica ces éste como la expresión más patente de la lucha
ante todo. El sistema puede ser un juego peligroso de clases. Si a esto le añadimos que es válida una
y es necesario que se encuentre perfectamente condena, con una absoluta flexibilidad en la apre-
ajustado. ciación de la prueba, e incluso -en una errónea in-
terpretación de la libre apreciación en conciencia de
Por el contrario, en el proceso penal se discuten, las pruebas- con una absoluta falta de pruebas, po-
por regla general, cuestiones que afectan a indivi- dremos afirmar que la no exigibilidad de una prueba
duos de distinta clase, de una clase que no es la do- absolutamente concluyente, al estilo del proceso ci-
minante. Aquí, donde normalmente la parte acusa- vil, es un elemento básico del sistema.
da pertenece a la clase menos favorecida, es don- Frente a otros mecanismos utilizados por la clase
de la prueba tiene ya menos importancia; que el he- hegemónica en otras épocas, en el mundo actual el
cho resulte «absolutamente probado» es más sen- equilibrio entre las clases necesita el empleo del pro-
cillo que en el proceso civil. Un informe pericial apor- ceso en la forma indicada. Existen intereses de cla-
tado por una de las partes sin ratificar a presencia se contrapuestos y el proceso es el sistema «civili-
judicial y sin la debida contradicción, no tendría nin- zado» actual. La defensa a ultranza de las garan-
gún valor en un proceso civil, pero no podríamos de- tías procesales en toda su extensión impediría este
cir lo mismo si se tratara de un proceso penal. La uso desviado.

10 Stucka (ob. cit., p. 226) mantuvo que los jueces en el sis- dad, según los intereses de su clase se crea una superestructura
tema burgués por su origen social pertenecen a la clase de los determinada por las relaciones económico-sociales.
opresores y entienden la verdad y la justicia, la libertad y la igual-

14
ESTUDIOS

La jurisdicción: definición y criterios de legitimidad


José A. ESTEVEZ ARAUJO

Las páginas que siguen constituyen un conjunto está buscando. No se ofrece, sin embargo, ninguna
de reflexiones motivadas por un reciente libro del razón que fundamente esta presuposición. Es fre-
profesor Requejo Pagés acerca de la jurisdicción 1. cuente, por el contrario, que el lenguaje legal no se
En este libro, el profesor Requejo se plantea el pro- acomode a los conceptos de la teoría general. Pa-
blema de la definición material de «jurisdicción) yal- rece, por consiguiente, que el carácter de «banco de
gunas cuestiones especialmente relevantes por lo pruebas» de la Constitución sólo se justificaría si es-
que respecta a la legitimidad de la actuación juris- tuviésemos indagando acerca del concepto consti-
diccional. Aun cuando en lo que sigue se ponen de tucional de jurisdicción. Pero en ese caso, estaría-
manifiesto profundas discrepancias con las conclu- mos efectuando una investigación en el ámbito del
siones del profesor Requejo, buena parte de las derecho positivo, no de la teoría general. Desde el
ideas que se desarrollan aquí no habrían podido ser punto de vista de esta última, que el concepto de ju-
perfiladas sin el estímulo que la lectura de este libro risdicción sea congruente con los preceptos de la
ha supuesto. Esa lectura ha dejado en mí una sen- Constitución española es irrelevante.
sación ambivalente: la que provoca todo trabajo bue-
no y riguroso con el que uno no está de acuerdo.
b) Jurisdicción e irrevocabilidad

1. DEFINICION DE «JURISDICCION» El profesor Requejo encuentra la característica di-


ferencial de la jurisdicción en la irrevocabilidad. Más
concretamente, la actitud jurisdiccional consistiría en
a) ¿Teoría general o derecho positivo? el dictado de las normas con el mayor grado de irre-
vocabilidad permitido por un ordenamiento dado.
El profesor Requejo se fija el objetivo de ofrecer La irrevocabilidad es un concepto que pretende
un concepto material de jurisdicción desde el punto expresar de modo más preciso lo que habitualmen-
de vista de la teoría general del derecho. Es decir, te se entiende por «fuerza de cosa juzgada». La
busca una definición que no dependa de las deter- fuerza de cosa juzgada tiene dos vertientes, formal
minaciones jurídico-positivas, sino que sea válida una y material la otra. Que una decisión tenga fuer-
para cualquier ordenamiento. Pero el tipo de argu- za de cosa juzgada significa, por un lado, que no
mentación que utiliza no es congruente, en ocasio- puede ser objeto de recurso. Pero significa también
nes, con esta intención teórica. En particular, en pa- que no puede ser atacada indirectamente por la vía
sos como el siguiente: de iniciar un nuevo proceso para decidir la misma
«Y la prueba de que es éste un concepto cuestión (p. 69).
equivocado [la jurisdicción como solución de Sin embargo, la irrevocabilidad de las decisiones
conflictos] nos la ofrece la misma Constitución con fuerza de cosa juzgada no es absoluta en el ám-
[la española de 1978], a la cual debe siempre bito jurídico-positivo. Las sentencias con fuerza de
acudirse como banco de pruebas de toda de- cosa juzgada pueden ser revocadas en principio por
finición» (p. 53, curso mía) .. leyes posteriores. Del mismo modo que cualquier
Es éste un argumento utilizado en repetidas oca- norma puede ser revocada, en principio, por una
siones para descartar otros tantos conceptos de ju- norma de rango superior. Asimismo, las sentencias
risdicción. Este argumento presupone que el con- resultan irrevocables por normas de rango inferior.
cepto de jurisdicción contenido en la Constitución Eso ocurre también con el resto de las normas
(especialmente en el arto 117,3) coincide o es con- (p. 76). La peculiaridad de las decisiones con fuerza
gruente con el concepto de teoría general que se de cosa juzgada parece referirse a que no pueden

1 Requejo Pagés, Juan Luis: Jurisdicción e independencia ju- dicial, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1989.

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ser revocadas por normas de igual rango. Así como sentencias del juez sean efectivamente irrevo-
una ley puede ser derogada por otra ley, una sen- cables, sino que la irrevocabilidad sea el efec-
tencia firme no puede ser derogada por otra senten- to que se sigue de la no interposición de los
cia posterior (p. 76). posibles recursos. En otras palabras, las sen-
Tampoco esta afirmación puede hacerse, sin em- tencias son en todo caso potencialmente irre-
bargo, en términos absolutos. Pues en el ordena- vocables, aun cuando sean recurribles»
miento español, por ejemplo, se admite en circuns- (p. 140, n.O24, curso suya).
tancias excepcionales un recurso, el de revisión, Esta matización supone introducir una modifica-
frente a sentencias que tengan fuerza de cosa juz- ción importante del criterio original. Ya la idea de
gada (p. 77). Esta serie de consideraciones llevan a máxima irrevocabilidad permitida adolecía de bas-
Requejo a concluir que la irrevocabilidad es una ca- tante vaguedad. Pues ¿cuál es el criterio para me-
racterística que todas las normas tienen en mayor o dir el grado de irrevocabilidad? ¿Son más irrevoca-
menor grado. La irrevocabilidad no tendría, pues, ca- bles las sentencias firmes o las modificaciones in-
rácter absoluto, sino relativo (p. 78). Y dentro de esa troducidas en la Constitución? A la vaguedad inhe-
relatividad, la actividad jurisdiccional produciría las rente a la graduación de la irrevocabilidad se aña-
normas con el más alto grado de irrevocabilidad ad- de, ahora, la de su carácter potencial.
mitido por el ordenamiento: En cualquier caso, esta retirada a una segunda lí-
«La jurisdicción podría entonces definirse nea de defensa no soluciona el problema. Permite
como aquella forma de aplicación del Derecho considerar como jurisdicción el dictado de senten-
que se distingue de las otras modalidades po- cias en primera instancia que no sean recurridas y
sibles por representar el máximo grado de irre- revocadas. Pero si una sentencia ha sido recurrida
vocabilidad admitido en cada ordenamiento y revocada no puede decirse que sea potencialmen-
positivo; no una irrevocabilidad absoluta, esto te irrevocable, pues ha sido efectivamente revoca-
es, idéntica a la que es propia en el ámbito de da. Por consiguiente, la actividad del juez consisten-
lo lógico-jurídico, sino la irrevocabilidad máxi- te en dictar una sentencia que después haya sido re-
ma -y por ello relativa- que un ordenamien- currida y revocada no puede ser considerada juris-
to positivo permite» (pO. 90, curso suya). dicción de acuerdo con este criterio. No sólo queda
anulada su decisión, sino que su propia actividad
pierde la consideración de jurisdicción. El carácter
jurisdiccional o no de la actividad de los jueces que
c) Irrevocabilidad, sentencias dictadas en
deciden en primera instancia depende, así, no de las
primera instancia y decisiones
características de lo que hacen, sino de lo que
administrativas
ocurra en el futuro con sus sentencias.
El criterio del potencial grado máximo de irrevo-
La caracterización de la jurisdicción defendida por cabilidad excluye, pues, actividades que son consi-
el profesor Requejo Pagés resulta, sin embargo, dis- deradas como jurisdicción en el lenguaje jurídico ha-
cutible. No satisface ni desde el punto de vista de la bitual. También incluye otras decisiones que normal-
teoría general ni desde el punto de vista del dere- mente no son consideradas como jurisdicción. Así,
cho positivo español. Excluye actividades que debe- las decisiones administrativas que reconocen dere-
ría incluir e incluye decisiones que debería excluir. chos a los particulares cumplen el requisito de ser
Tampoco resiste el «banco de prueba» de la Cons- potencialmente irrevocables. Como todas las deci-
titución. siones administrativas sólo son susceptibles de ser
De acuerdo con la definición propuesta, sólo pue- recurridas durante un cierto plazo. Después, adquie-
de considerarse jurisdicción aquella actividad de ren el carácter de decisiones firmes y, por consi-
aplicación del derecho que dé como resultado nor- guiente, fuerza de cosa juzgada en sentido formal.
mas dotadas del máximo grado de irrevocabilidad Pero, además, las decisiones administrativas que re-
admitido por el ordenamiento. Las sentencias dicta- conocen derechos a los particulares no son suscep-
das en primera instancia no gozan de ese grado de tibles de ser revocadas por motivos de oportunidad.
irrevocabilidad. Luego no cabría considerar como ju- No pueden ser atacadas indirectamente a través de
risdicción el dictado de sentencias en primera ins- un nuevo procedimiento que decida sobre la misma
tancia de acuerdo con este criterio. cuestión. Tienen, por consiguiente, fuerza también
Para evitar esta dificultad, el profesor Requejo mo- material de cosa juzgada. En este sentido, señala
dula su definición original en una nota a pie de pá- García de Enterría:
gina situada en otro contexto. El originario carácter «Un acto que declare derechos en favor de
irrevocable es sustituido por el carácter «potencial- un administrado y que no presente vicios en
mente» irrevocable: su constitución no puede ser revocado de ofi-
«Del mismo modo que la posibilidad de re- cio por la propia administración so pretexto de
currir una sentencia que no ha ganado firme- que el acto se ha convertido en inconveniente
za no significa que el órgano que la emite no o inoportuno en un determinado momento.»2
ejerza jurisdicción. Lo esencial no es que las (p. 612).

2 García de Enterría, E. y Fernández, Tomás Ramón: Curso resulta demasiado rígido y aboga por el reconocimiento de la po-
de Derecho Administrativo. /, Madrid, Civitas, 4." ed., 1988, sibilidad de revocación por motivos de oportunidad, condicionán-
p.612. dola al pago de una indemnización. No obstante, reconoce tam-
García de Enterría considera, sin embargo, que este principio bién que esta revocación tendría carácter expropiatorio:

16
El criterio del potencial grado máximo de irrevo- de dictado de normas tienen a la vez el carácter de
cabilidad no resulta, pues, convincente, desde el creación y de aplicación del derecho. La legislación
punto de vista de la teoría general. Excluye de la ju- es aplicación del derecho desde el punto de vista de
risdicción las sentencias que hayan sido revocadas la Constitución y creación de derecho desde el pun-
e incluye buena parte de las decisiones administra- to de vista de los jueces o ciudadanos. La sentencia
tivas. Tampoco resulta útil para interpretar el senti- judicial es aplicación del derecho desde el punto de
do del artículo 117,3 de la Constitución que atribuye vista de la ley, y creación del derecho desde el pun-
a juzgados y tribunales con carácter exclusivo el to de vista de las autoridades obligadas a ejecutar-
ejercicio de la función jurisdiccional. la. Considerar el dictado de una norma como crea-
ción o como aplicación del derecho depende, pues,
de la perspectiva que se adopte. Desde el punto de
d) La imposibilidad de una caracterización vista de «escalón» superior del ordenamiento será
material de la jurisdicción en el marco de la un acto de aplicación, desde la perspectiva del «es-
teoría general calón» inferior, un acto de creación.
Sobre esta base, el profesor Requejo parece con-
siderar que en los actos más próximos a la cúspide
Desde mi punto de vista, una caracterización ma- de la cadena normativa predomina el aspecto de
terial de la jurisdicción es algo que, de existir, debe creación, mientras que en los actos más próximos
buscarse en cada ordenamiento jurídico-positivo a la pura ejecución predomina más el aspecto de
particular. Pero desde la teoría general no es posi- aplicación (p. 102). Esta característica resulta espe-
ble formular una definición material de jurisdicción. cialmente relevante en el tratamiento que este autor
La teoría general cuenta con un conjunto muy limi- hace del problema de la legitimidad de esos actos
tado de conceptos y no son muchas las precisiones de creación-aplicación del derecho. En un Estado
que se pueden hacer con ellos. En particular, en la democrático y de derecho, los mecanismos legitima-
teoría general no se puede establecer una distinción dores serían la participación y la juridicidad5. La par-
nítida entre la jurisdicción y la administración desde ticipación tendría un papel preponderante en aque-
el punto de vista material. El propio Kelsen parece llos actos jurídicos en los que predomina el carácter
reconocerlo así cuando señala que buena parte de de creación del derecho (legislación especialmente).
las actividades que constituyen la administración La juridicidad sería el criterio primordial de legitimi-
son del mismo tipo que la actividad judicial: dad de los actos predominantemente de aplicación
«Haciendo abstracción de la independencia (entre los que se encuentra la jurisdicción) (p. 99).
de los órganos judiciales, no hay ninguna di- La juridicidad actuaría de correa de transmisión de
ferencia entre la función de un tribunal que en la legitimidad democrática de que gozan los actos
caso de hurto impone una pena de privación eminentemente de creación (p. 114).
de libertad, o en caso de injuria al honor im- No parece, sin embargo, muy claro que desde el
pone una multa, y la función del órgano admi- punto de vista de la teoría general pueda distinguir-
nistrativo que en caso de violación de prescrip- se entre actos predominantemente de creación y ac-
ciones fiscales, sanitarias o de tráfico ordena tos predominantemente de aplicación del derecho.
la ejecución de sanciones análogas»3 (p. 270). Todos los actos revisten igualmente ese doble ca-
rácter (con las excepciones ya señaladas). En cual-
quier caso, lo que sí resulta equivocado es que el
2. LEGITIMIDAD DE LA JURISDICCION principio de juridicidad pueda servir de correa de
transmisión de la legitimidad democrática.
El principio de juridicidad es, como señala Reque-
jo, un rasgo estructural de todo sistema jurídico.
a) El principio de juridicidad como correa de Merkl realizó un análisis de este principio en el ám-
transmisión de la legitimidad democrática bito del Derecho Administrativo, que hoyes punto
de referencia obligado. El «principio de juridicidad»
El profesor Requejo sigue la doctrina de Kelsen, de la Administración consiste, para Merkl, en una re-
en virtud de la cual no existe una distinción absoluta lación necesaria entre Administración y derech06.
entre actos de creación y actos de aplicación del de- Según Merkl, no puede existir Administración sin de-
recho. Con excepción del extremo superior (norma recho, porque sin derecho no podía atribuirse al Es-
fundamental) y del extremo inferior (actos de simple tado la actuación de la Administración? Pero este
ejecución) de la cadena normativa, todos los actos principio de juridicidad no prejuzga, sin embargo, la

«En rigor, la revocación de actos declarativos de derechos por ma (sentencia o decisión administrativa) no por otra norma de
razones de oportunidad es una operación materialmente expro- igual rango, sino superior (ley).
piatoria, incluida, en principio, en la fórmula legal del artículo 1 de 3 Kelsen, H.: Reine Rechtslehre, 2.· ed., 1960 (trad. casI. de
la LEF (oo.)>> (ibidem). Roberto J. Vernengo: Teoría pura del Derecho, México, UNAM,
1979, por donde se cita), p. 270.
La posibilidad de expropiación no establece diferencia alguna
4 Cfr. Kelsen, H.: Teoría pura del Derecho, p. 244, Y Requejo
entre la sentencia firme y la decisión administrativa. También un paJlés, Juan Luis: Jurisdicción e independencia judicial, .p. 46.
derecho reconocido por una sentencia firme es susceptible de ser Dejo aquí de lado la complicación que supone el calificatiVO
expropiado posteriormente. El que a alguien se le haya recono- de «social» en el caso del Estado español.
cido el derecho de propiedad sobre un solar por sentencia firme 6 Merkl, Adolf: Teoría general del Derecho Administrativo, Ma-
tras un litigio civil no le inmuniza frente a la eventualidad de ser drid, Ed. Derecho Privado, 1935 [no consta traductor], p. 212.
expropiado. Ello es posible porque la expropiación exige una ha- 7 Merkl, Adolf: Teoría general del Derecho Administrativo,
bilitación legal. Se trataria, pues, de una revocación de una nor- pp. 211 Y 213.

17
clase y medida de la vinculación jurídico-administra- principio de legalidad en sentido estricto, que
tiva8. Se trata de una idea central de la doctrina de determina la posición en el ordenamiento de
Merkl -que comparte con la teoría de Kelsen9-, a las normas que revisten la forma de ley. (...)
la que no se suele conceder la debida atención: se- nosotros entendemos el principio de juridicidad
gún Merkl, sería sufiente la existencia de una sola en el primero de los sentidos expuestos (... »>
norma que autorizase administrar en función del in- (pp. 99-100, n.O5, curso suya).
terés general para satisfacer el principio de ju-
ridicidad 10.
Ese es el precio de configurar el principio de juri- b) La supuesta imposibilidad de legitimación
dicidad como rasgo estructural de todo Estado en democrática de la jurisdicción
general o de toda administración o jurisdicción en
particular. El principio de juridicidad, así entendido,
En otro contexto de su trabajo, el profesor Reque-
no significa si no que es necesario que exista una
jo intenta demostrar que el incremento de la deter-
norma que impute al Estado la actuación de un de-
minación de los actos jurídicos a medida que se des-
terminado órgano, para poder considerar esa actua-
ciende por la cadena normativa es un rasgo estruc-
ción como actividad del Estado 11. Pero esa norma
tural de todo sistema jurídico. Para ello, siguiendo a
puede no predeterminar en absoluto la actuación de
Luhmann, presenta el derecho como un sistema ca-
este órgano. Una autorización genérica para actuar
paz de metabolizar información del exterior (valores
«según lo aconsejen las circunstancias» bastaría
morales, intereses económicos, necesidades socia-
como base de imputación de las actuaciones del ór-
les, etc.). Esta incorporación de información extra-
gano al Estado y, por consiguiente, bastaría para
sistémica sería mayor en los actos predominante-
cumplir el principio de la juridicidad.
mente creadores de derecho. Y se iría reduciendo
El principio de la juridicidad puede cumplirse por hasta desaparecer en los actos predominantemente
medio de normas genéricas que no especifiquen el de aplicación del derecho. En la fase de aplicación,
alcance ni las circunstancias de ejercicio de las com- tendría lugar una «cerrazón» del sistema a influjos
petencias que atribuyen. Por consiguiente, el princi- intrasistémicos. Los mecanismos de participación
pio de juridicidad no sirve por sí mismo de correa de democrática son una de las vías de que puede ser-
transmisión de la legitimidad democrática. Si el Par- virse el sistema jurídico para incorporar información
lamento aprobara una ley que autorizase siempre a extrasistémica. Es por ello adecuada su presencia
la Policía a actuar según exijan las circunstancias en las fases predominantemente creadoras, pero no
cuando considere en peligro el orden y la seguridad en las fases de aplicación. En éstas deben utilizar-
públicos, el principio de juridicidad se habría cumpli- se únicamente criterios intrasistémicos:
do. La actuación de la Policía podría ser imputada «Así, al tiempo que los márgenes creativos
al Estado. Sin embargo, probablemente no cabría existentes en los estadios más próximos a la
considerarla como legítima desde un punto de vista fase final del sistema se van constriñendo de-
democrático. El principio de legalidad, sin embargo, bido a que el nivel de concreción de la norma
sí exige un grado de determinación de la actuación es cada vez mayor, las posibilidades de col-
de los órganos estatales por las normas jurídicas mar dichos márgenes se limitan a las ofreci-
aprobadas por órganos representativos. Afirmar la das por el propio sistema, haciéndose imposi-
legalidad de la actuación administrativa o judicial ble acudir a soluciones extrasistémicas: la in-
presupone una determinación de esa actuación por certidumbre suscitada en cada fase tiene que
la ley. Que esa determinación exista y en qué grado ser absorbida por el propio sistema. Todo esto
es algo que debe ser probado. No puede darse sim- hace que mientras que en las fases en las que
plemente por presupuesto. predomina el aspecto creativo sobre el aplica-
La falacia que Requejo comete en este punto es tivo -por ser en ellas donde se verifica en ma-
muy común. Consiste en asimilar el principio de le- yor grado la absorción de datos del entorno-
galidad (que es una característica que se predica de puede perfectamente imperar el principio de la
un tipo de Estado, el Estado de Derecho) con el prin- participación democrática, en aquéllas donde
cipio de juridicidad que, desde el punto de vista de -por ir gradualmente espesándose los filtros
la doctrina kelseniana, es un rasgo estructural de del sistema frente al entorno- se destaca el
todo Estado: lado aplicativo, lo que debe predominar no es
«Bajo la expresión principio de legalidad ya el principio democrático, sino el de legali-
pueden encubrirse dos postulados: el principio dad, en la medida en que con éste se preten-
de juridicidad, entendido como principio es- de asegurar la absorción intrasistémica de
tructural de todo ordenamiento y según el cual toda incertidumbre (...»> (p. 111, curso mía,
las normas inferiores deben respetar a las su- J.A.E., V. t. p. 109).
periores, pues sólo así resultan válidas, y el No es un rasgo estructural de todo sistema jurídi-

8 Merkl, Adolf: Teoría general del Derecho Administrativo, 10 Merkl, Adolf: Teoria general del Derecho Administrativo,
p.213. p.214.
9 Kelsen, H.: Allgemeine Staatslehre (1925), trad. casI. de Luis " «Solamente un precepto jurídico que hace posible u obliga-
Legaz Lacambra: Teoría general del Estado, México, Editora Na- toria una determinada actuación del Estado nos permite poner en
cional, 1979, por donde se cita, cfr., p. ej., p. 318, donde Kelsen relación, referir al Estado determinados actos de la actividad hu-
señala que el grado de determinación de las normas «inferiores" mana, realizados con la intención de cumplir aquel precepto jurí-
por parte de las «superiores" puede ser mayor o menor, pero dico." (Merkl, Adolf: Teoría general del Derecho Administrativo,
nunca completo. p.211.)

18
co que «el nivel de concreción de la norma» sea nas. En virtud de esta norma, todo lo que no está
cada vez mayor. Es posible pensar en un sistema ju- prohibido o es obligatorio, está permitido. Si un su-
rídico cuya constitución en sentido material conten- puesto de hecho no está contemplado por ninguna
ga una única disposición: «la palabra del Reyes la norma del sistema, caerá, pues, automáticamente
ley». Podría ser, por ejemplo, el caso de una monar- en el campo de aplicación de la norma de cierre. En
quía absoluta. En un sistema así no existiría ningún realidad, la doctrina de las lagunas se utiliza, según
proceso de concreción progresiva de las normas. El Kelsen, en aquellos casos en los que resulta incon-
Rey podría dictar normas generales o decisiones veniente (por razones políticas o morales) la aplica-
particulares a su exclusivo arbitrio. También podría ción de una norma general a un caso concreto. No
pensarse en un sistema en el que un Soberano de- es que el supuesto no esté contemplado por la nor-
legase en una serie de comisarios la competencia ma, sino que no parece conveniente aplicar la nor-
de actuar de acuerdo con las circunstancias, en or- ma a ese supuesto. Según este autor, la doctrina de
den a la consecución del fin genérico del manteni- las lagunas genera una ficción que encubre lo que
miento del orden público. Sería el caso del sistema realmente ocurre. Lo que en realidad es una autori-
comisarial impuesto en Francia por los revoluciona- zación para dejar de aplicar una norma general por
rios del 89 para acabar con las estructuras del An- razones de oportunidad se presenta como un su-
tiguo Régimen. En este supuesto no podría hablar- puesto de ausencia de norma aplicable 13.
se de progresiva concreción ni de cerrazón a influen- También las normas que contienen conceptos ju-
cias extrasistémicas en la fase aplicativa. rídicos indeterminados son una vía de incorporación
Más en general, la «imposibilidad de apertura a de elementos extrasistémicos en la fase de aplica-
elementos extrasistémicos» queda puesta en entre- ción. Desde el punto de vista del problema general
dicho por la previsión de mecanismos de «heteroin- del grado de determinación no hay diferencia entre
tegración» en los propios sistemas jurídicos. Estos una norma que autorice a decidir de acuerdo con el
mecanismos operan especialmente en la fase de criterio del aplicador o una norma que establezca
aplicación judicial del derecho. Están presentes en como criterio un concepto indeterminado. Por poner
todos los ordenamientos contemporáneos en los el ejemplo de una norma ya derogada:
que rige la prohibición de non fiquet, es decir, en Artículo 1, punto 9, de la Orden de febrero
aquellos que prohíben al juez abstenerse de decidir de 1975: «Se admitirá el desnudo siempre que
so pretexto de ausencia u obscuridad de la ley. Los esté exigido por la unidad total del film, recha-
mecanismos de heterointegración son el remedio zándose cuando se presente con la intención
que los sistemas jurídicos ponen a su incompletud. de despertar pasiones en el espectador nor-
Permiten en definitiva que el juez cree una nueva ma/ o incida en la pornografía».
norma para resolver el caso que no encontraba so- Esta norma contiene expresiones notablemente
lución en las normas ya existentes. Así, en la formu- imprecisas. En particular, la expresión «espectador
lación del Código Civil Suizo, se ¡ermite al juez ac- normal» cae perfectamente dentro de la categoría
tuar como si fuera el legislador 1 . Obviamente, por de los conceptos jurídicos indeterminados. A la in-
esa vía se incorporan «elementos extrasistémicos», determinación de este concepto se suma la vague-
tales como las convicciones personales del propio dad de expresiones como «despertar pasiones» o
juez, o los valores dominantes en una sociedad en «exigido por la unidad total del film». Por lo que res-
un momento dado, etc. pecta al grado de determinación de la decisión que
El carácter «extrasistémico» o «heterointegrador" se adopte en base a ella, puede asimilarse, pues, a
puede ser puesto de manifiesto más o menos explí- una norma que atribuyese al órgano aplicador de la
citamente. La autorización al juez para actuar como misma la facultad de decidir según su criterio la ad-
si fuera el legislador constituye una formulación es- misión o el rechazo del desnudo en las películas.
pecialmente explícita. La autorización al juez para El profesor Requejo no tiene en cuenta los pro-
decidir de acuerdo con los «principios generales del blemas que platean las «lagunas» o los conceptos
derecho» (como ocurre en nuestro ordenamiento) da jurídicos indeterminados. No obstante, en alguno de
lugar, por el contrario, a una ficción. La ficción con- los pasos de su libro se ve obligado a reconocer in-
siste en aparentar que los criterios de decisión si- cidentalmente que el juez dispone de un considera-
guen siendo intrasistémicos. Que se trata de una fic- ble margen de maniobra. Eso, sin embargo, no con-
ción lo pone de manifiesto que no existe una rela- fiere carácter político a la actividad jurisdiccional se-
ción taxativa de tales «principios generales» y que gún este autor. La base de esta argumentación se
los principios reconocidos son en ocasiones incom- encuentra en un supuesto criterio de distinción en-
patibles entre sí. No obstante, esta ficción obliga al tre argumentaciones políticas y jurídicas:
juez a argumentar sus decisiones «como si» efecti- «En todo caso, la imposibilidad de controlar
vamente estuviera utilizando criterios de decisión ya políticamente las actuaciones jurisdiccionales
presentes en el ordenamiento. no representa en puridad ninguna contradic-
El mismo Kelsen, que niega la existencia de lagu- ción con el principio democrático, pues en las
nas jurídicas, admite la incorporación de elementos actuaciones de esta naturaleza el componen-
extrasistémicos en la fase de aplicación judicial. Se- te político es prácticamente inexistente, razón
gún Kelsen, la existencia de una norma general de por la cual todo control de este tipo se encon-
cierre elimina la posibilidad de existencia de lagu- traría fuera de lugar. Efectivamente, aun cuan-

12 V. Capella, J. R.: Sobre el discurso jurídico. 1: la teoría ge- IiCOriado, pp. 58-59.
neral de las normas, Barcelona, Facultad de Derecho, texto po- 1 Kelsen, H.: Teoría pura del Derecho, pp. 254-257.

19
do en ningún caso la norma jurídica a aplicar por el generar una ficción que obligará a todos los opera-
juez se encuentra perfectamente determinada, sien- dores normativos (funcionario, particular afectado,
do posible que en la configuración final de su con- juez contencioso) a argumentar como si tal solución
tenido el juez disponga casi siempre de un conside- única efectivamente existiera y fuera posible encon-
rable margen de maniobra, es lo cierto que la exis- trarla. Así pues, el hecho de que se argumente ex-
tencia de tal determinación irresoluble por el elabo- plícitamente de un modo u otro no es absolutamen-
rador primario de la norma no convierte a las actua- te concluyente a la hora de determinar en base a
qué criterios se está realmente decidiendo.
ciones jurisdiccionales en actuaciones políticas, ya
que no es la mayor o menor discrecionalidad a la Por otro lado, el criterio de distinción entre deci-
hora de delimitar el contenido final de una norma lo sión política y jurídica que defiende el profesor Re-
quejo no resulta tampoco convincente. Parece un
que califica a esta delimitación como jurídica o polí-
criterio derivado de la «ética de la responsabilidad»
tica, sino que es únicamente el criterio argumenta-
de que hablaba Max Weber después de la Primera
tivo utilizado el que permite realizar tal calificación.
Guerra Mundial. Según Weber, para el político re-
Así, estaremos ante una actuación o decisión políti- sulta adecuada sólo esa ética de la responsabilidad
ca siempre que la misma tome como referencia un que es la que tiene en cuenta fundamentalmente las
criterio de futuro, es decir, se fundamente ex post a consecuencias de los actos. No resulta adecuada,
partir de sus resultados. Por el contrario deberá cla- sin embargo, la ética de la convicción, que mantie-
sificarse como jurídica aquella decisión realizada so- ne unos principios de actuación sean cuales sean
bre la base de criterios previamente establecidos y las consecuencias. Este es el tipo de ética que man-
sin consideración a los resultados finales de la mis- tuvieron los pacifistas alemanes durante la guerra y
ma, los cuales en ningún caso pueden suministrar de ellos fue la culpa, según Weber, que Alemania
justificación a lo actuado; en definitiva, en las deci- fuese finalmente derrotada 15.
siones de naturaleza jurídica su fundamentalización Esta concepción «maquiavélica» de la política re-
se efectúa siempre ex ante» (pp. 212-213). sulta, sin embargo, excesivamente estrecha. Máxi-
me hoy en día en que nos enfrentamos a cuestio-
El criterio de distinción entre lo político y lo jurídi-
nes como la problemática ecológica o la emancipa-
co que se utiliza aquí no resulta convincente. El he-
ción de la mujer en las que se hace necesario man-
cho de que el juez tenga una facultad de decisión tener firmemente posiciones de principio.
no predeterminada por las normas generales ya le
Tampoco resulta claro que el argumento ex post
permite introducir elementos «extrasistémicos» de
resulte estar completamente excluido del ámbito de
decisión Ouicios morales, políticos, convicciones per- lo jurídico. Uno de los objetivos de la interpretación
sonales, etc.). Las «lagunas» y las normas que con- es descubrir la ratio o finalidad de las mismas 16. La
tienen conceptos imprecisos son las «aberturas» por interpretación es una de las operaciones que el juez
las que más frecuentemente se introducen criterios tiene que realizar en el proceso de aplicación. Yel
externos al derecho en la fase aplicativa. Esta «ca- descubrimiento de la ratio o finalidad de la norma im-
pacidad de maniobra» por sí misma permite hablar plica razonar en términos de las consecuencias que
de un componente político en la actividad del juez. se persiguen y que es previsible que se produzcan
Que el juez se vea obligado a razonar de un cier- si la norma es aplicada.
to modo no es un argumento concluyente. El razo- Esta serie de consideraciones ponen en entredi-
namiento jurídico tiene una importante componente cho la «inexistencia de componente político» en la
retórica. Es muy propenso a generar ficciones, es actuación del juez, así como el criterio de distinción
decir, situaciones en las que los actores se ven obli- entre lo político y lo jurídico que le sirve de base.
gados a argumentar «como si» la situación fuera di- Por consiguiente, la afirmación de que resulta «im-
posible» controlar políticamente las actuaciones ju-
ferente de la que realmente es. Kelsen ponía el
risdiccionales carece de fundamento. No hay razón
ejemplo de la teoría de las lagunas. La teoría de los
alguna, desde el punto de vista de la teoría general
conceptos jurídicos indeterminados en el ámbito del
del derecho, que impida pensar en la posibilidad de
derecho administrativo sería otro buen ejemplo. Se
implantar mecanismos democráticos de control de la
admite, por un lado, la existencia de conceptos jurí- actividad de los jueces. Otra cuestión es el proble-
dicos indeterminados (funcionario medio, buenas ma político de si ello resultaría conveniente, en qué
costumbres, diligencia propia de un buen padre de casos y de qué modo. Pero lo que no es cierto es
familia). Y, por otro, se afirma que las normas que que el derecho tenga rasgos estructurales que im-
contienen uno de estos conceptos sólo permiten una posibiliten el control democrático de la actividad ju-
única «solución justa» al ser aplicadas al caso con- dicial, como quiere hacemos creer el profesor Re-
cret014. En realidad lo que se hace obrando así es quejo.

14 v., p. ej., García de Enterría, E. y Fernández, Tomás Ra- vacsis Meszaros: «La política como profesión», en Weber, M.: El
món: Curso de Derecho Administrativo. 1, pp. 433-439. trabajo intelectual como profesión, Barcelona, Bruguera, 1983,
15 La distinción entre «ética de la responsabilidad» y «ética de pp. 61-156, v. esp., pp. 139-156.
la convicción» y la tesis de la culpa de los pacifistas las desarro- 16 Así, el artículo 3.1 del Código Civil español dispone que «las
lló Weber en una conocida conferencia pronunciada en Munich normas se interpretarán (...) atendiendo fundamentalmente al es-
ante una organización estudiantil liberal el 28 de enero de 1919, píritu y finalidad de aquéllas».
que llevaba por título Politik als Beruf(hay trad. cast. de Adan Ko-

20
3. ¿SEGURIDAD O DECISION? ninguna garantía de permanencia y, sin embargo,
desde un punto de vista positivista, son jurídicas.
A lo largo de todo el trabajo del profesor Requejo Lo que es inherente al derecho en su concepción
se pone de manifiesto insistentemente una idea. positivista no es proporcionar soluciones permanen-
Esta idea está en la base de buena parte de las dis- tes, sino proporcionar una instancia que decida en
crepancias que aquí se mantienen con el mismo. Se último extremo. Lo que no puede permitirse un sis-
trata de la tesis de que es inherente al derecho el tema jurídico es que una decisión adoptada por esa
producir decisiones irrevocables o, cuando menos, última instancia permanezca como cuestión abierta
con la garantía de un cierto grado de permanencia: para los ciudadanos ni para los órganos inferiores.
La validez de una decisión adoptada por una auto-
«Lo decisivo es que el progresivo proceso
ridad no puede ser revocada por una argumentación
de concreción de las normas desemboque en
que muestre su invalidez, sino sólo por la decisión
algún momento en actuaciones que den paso
de otra autoridad igual o superior según los casos.
al ejercicio de la coacción previamente conte-
Eso es así, en parte, porque la validez de una deci-
nida y que tales actuaciones con las que el sis-
sión no puede ser demostrada como se demuestra
tema concluye disfruten de un mínimo de es-
un teorema, ni probada mediante un experimento de
tabilidad en el tiempo. (...) No diciendo nunca
laboratorio1l. Es una cuestión que en muchas oca-
la última palabra, sino pudiendo "desdecirse"
siones no tiene una respuesta clara. Pero ello es así
a cada instante, el sistema jurídico no sería también porque el derecho es producto y expresión
realmente tal, sino una sucesión indefinida de
de una relación de autoridad. Por tanto, en caso de
actuaciones que se remiten a las que les si-
duda, siempre será la autoridad quien se reserve la
guen sin existir un término para tales remisio- última palabra acerca de si una decisión es o no ju-
nes» (p. 200, curso mía, J.A.E.). rídicamente correcta. Es el Tribunal Constitucional y
No está nada claro que la producción de decisio- no el «pueblo» quien tiene la última palabra acerca
nes permanentes o irrevocables sea una condición de la interpretación de la Constitución. Pero eso no
necesaria para poder hablar de sistema jurídico. La significa que el Tribunal Constitucional no pueda
exigencia estructural de todo sistema jurídico es la desdecirse mañana de la doctrina mantenida hoy.
de ser capaz de proporcionar una decisión en últi- El carácter autoritario y jerárquico con el consi-
mo extremo respecto de un conflicto que se plantea guiente componente decisionista sí es, desde mi
en un momento dado. Decir la última palabra no sig- punto de vista, un rasgo inherente a los sistemas ju-
nifica, sin embargo, que quien la dice no pueda des- rídicos. La permanencia de las soluciones parece
decirse. El Rey absoluto, cuya voluntad es la ley, po- más bien relacionada con la exigencia de los ciuda-
día decidir hoy una cosa y la contraria mañana. Una danos de saber con la mayor precisión posible a qué
de las consecuencias del poder soberano era, para atenerse respecto al Estado. Pero ésa es una exi-
Bodin, el ser legibus solutus: no quedar vinculado gencia de seguridad jurídica que está en la base sólo
por las propias leyes ni por las propias decisiones. del Estado de Derecho, no de todo sistema jurídico
Las resoluciones del Monarca absoluto no tienen por el hecho de serio.

17 El profesor Requejo parece sustentar más bien la idea de cionalidad no le resulta clara: «Lo que debe hacer es remitirlo al
que la determinación de la validez de las normas jurídicas -en laboratorio de análisis químicos, es decir, al Tribunal Constitucio-
particular las leyes- se realiza por procedimientos análogos a nal (...) Quien clora las aguas no es el juez que abre la llave. sino
los que permiten determinar la composición química de un líqui- el legislador que deCide la composición del líquido contenido en
do. Así, cuando el juez se encuentra con una ley cuya constitu- el depósito», p. 154.

21
Prueba de la infracción administrativa y derecho fundamental
a la presunción de inocencia
Miguel CARMONA RUANO

1. INTRODUCCION campo (de ellas quizá la más sobresaliente es su in-


cidencia sobre la ejecutividad del acto administrati-
vo sancionador sujeto a recurso). El objeto de estas
1. La aplicación «con matices» de los notas se va a centrar, pues, en la segunda vertien-
principios penales al derecho te: en definitiva, en la prueba de la infracción.
administrativo sancionador

El Tribunal Constitucional, desde una de sus pri- 11. La prueba del hecho punible en la doctrina
meras resoluciones, la sentencia 18/81, de 8 de ju- del tribunal constitucional
nio, ha venido reiterando que «los principios inspi-
radores del orden penal son de aplicación, con cier-
tos matices, al derecho administrativo sancionador, El Tribunal Constitucional tiene ya formado un
dado que ambos son manifestaciones del ordena- abundante cuerpo doctrinal, referido al proceso pe-
miento punitivo del Estado». nal, sobre la prueba del hecho punible.
Tal tesis es hoy pacífica, tanto en la doctrina como Un buen resumen de la misma puede encontrar-
en la jurisprudencia, hasta el punto de que el párra- se en la reciente sentencia 182/89, de 3 de noviem-
fo transcrito ha llegado a ser casi un tópico, repeti- bre, fundo juro 2.°, según la cual se asienta sobre las
damente citado. siguientes notas:
No resulta, sin embargo, fácil la concreción de es- a) La carga material de la prueba corresponde
tos «matices» que, pese a la esencial unidad de am- exclusivamente a la acusación y no a la defensa, de
bos órdenes punitivos, diferencian, no obstante, la tal manera que, en el proceso penal, recae la carga
represión penal de la administrativa, de acuerdo con de la prueba sobre las partes acusadoras, quienes
la tantas veces repetida y rara vez explicada fórmu- han de probar en el juicio los hechos constitutivos
la del Tribunal Constitucional. de la pretensión penal, sin que se pueda constitu-
Las notas que siguen tratan precisamente de cionalmente exigir a la defensa una «probatio dia-
adentrarse en tales "matices», referidos a uno de bólica» de los hechos negativos;
los principios que rigen el derecho punitivo y que hoy
ha adquirido rango de derecho fundamental, tras su
b) por prueba en el proceso penal, como regla
general, tan sólo cabe entender la practicada bajo
reconocimiento en el artículo 24.2 de la Constitución:
la presunción de inocencia. la inmediación del órgano jurisdiccional decisor y la
vigencia de los principios constitucionales de contra-
dicción y publicidad, esto es, las pruebas a las que
se refiere el artículo 741 de la LECrim son las prue-
2. El Derecho fundamental a la presunción de bas practicadas en el juicio;
inocencia
e) de la anterior regla general tan sólo cabe ex-
ceptuar los supuestos de prueba preconstituida y an-
Sabido es que tal derecho tiene, en la doctrina del
ticipada, que no alcanzan a cualquier acto de inves-
Tribunal Constitucional una doble virtualidad, que ya
tigación sumarial, sino tan sólo a aquéllos respecto
había sido enunciada en los célebres «axiomas» de
a los cuales se prevé su imposibilidad de reproduc-
Pastoret:
ción en el juicio oral y siempre que se garantice el
a) Referida al tratamiento del imputado: éste ha
ejercicio del derecho de defensa o la posibilidad de
de ser considerado inocente hasta tanto no haya
contradicción;
quedado establecida, por sentencia firme (o por re-
solución administrativa firme), su culpabilidad (lo que d) por consiguiente, no constituyen, en sí mis-
no es incompatible con la adopción de medidas cau- mos, actos de prueba los atestados de la Policía Ju-
telares); y dicial, que procesal mente gozan del valor de denun-
b) referida al momento de la sentencia o resolu- cias (art. 297 de la LECrim), por lo que no constitu-
ción: para que se produzca la condena es preciso yen un medio sino, en su caso, un objeto de prueba;
que ésta se funde en una prueba de cargo válida- e) por la misma razón, tampoco son medios de
mente practicada, de la que se derive la culpabili- prueba las declaraciones de la Policía, vertidas en
dad del imputado. el atestado, sino que se hace necesario, de confor-
No voy a detenerme en la primera vertiente, la midad con lo establecido en los artículos 297.2 Y 727
cual tiene muy interesantes proyecciones en este de la LECrim, que tales funcionarios presten decla-

22
ración en el juicio oral, debiendo, en su caso, ser 111. LAS PECULIARIDADES DE LA SANCION
apreciadas sus manifestaciones como declaracio- ADMINISTRATIVA
nes testificales, en cuanto se refieran a hechos de
conocimiento propio, y
~ observadas las anteriores prevenciones, así 1. El contenido esencial del derecho
como la obligación de razonamiento de la prueba, fundamental
el órgano jurisdiccional de instancia es soberano en
su libre apreciación. Tanto el TEDH como el Tribunal Constitucional
nos ofrecen pautas valiosas para esta indagación.
En cuanto a la prueba en sí, ha de ser tal «que
Uno y otro fundaron la extensión de principios pe-
de algún modo pueda entenderse de cargo», produ-
nales a las sanciones administrativas no tanto (aun-
cida con las debidas garantías personales y de la que también) en un presupuesto teórico de identi-
que pueda deducirse razonada y razonablemente la dad de naturaleza (la «materia penal» en la termi-
culpabilidad del acusado (n). (Ver en este sentido nología del TEDH), cuanto en la necesidad de que
SSTCo 31/81, 105/85, 80/86, 82/88, 254/88, 44/89 la imposición de sanciones, cualquiera que sea el ór-
Y 3/90.) gano que las imponga, respete las garantías proce-
De modo muy esquemático, puede resumirse, por sales del artículo 6.° del TEDH y artículo 24 de la CE,
tanto, tal doctrina en los siguientes principios bá- los cuales, en su dicción literal, están previstos para
sicos: el proceso penal.
En palabras del primero (caso Engel y otros, Sen-
- Necesidad de existencia de prueba.
tencia 8-6-76, parg. 81 y 82) «el Convenio permite
- La carga corresponde a las partes acusadoras. sin duda a los Estados ... mantener o establecer una
- El momento de su práctica es el juicio oral. distinción entre el derecho penal y el disciplinario,
- Ha de tratarse de prueba de cargo. así como fijar sus límites». Pero advierte que «si los
Estados contratantes pudieran discrecionalmente
- Tiene que producirse con respeto a las nor-
calificar una infracción de disciplinaria en lugar de
mas procesales y garantías constitucionales. criminal. .. el juego de las cláusulas fundamentales
- Una vez practicada tal prueba, su valoración de los artículos 6.° y 7.° se encontraría subordinado
por el Tribunal es libre, aunque ha de ser razonada. a su voluntad soberana». Sobre esta base, se remi-
En cuanto al objeto de la prueba ha de compren- te para definir la «materia penal" (ámbito de aplica-
der tanto los hechos como la participación en ellos ción de los preceptos del Convenio cuya aplicación
y culpabilidad del acusado (n) (SSTCo 105/86, se reclamaba) a cómo se define en la técnica jurídi-
169/86,44/87, 177/87 Y 150/89) o, en palabras del ca del Estado demandado, si bien inmediatamente
afirma que «se trata simplemente de un punto de
Tribunal Supremo (S." Sala 2.", de 6 de febrero de
partida», que «no tiene más que un valor formal y
1989, arto 1.475), «tanto los componentes objetivos
limitado», ya que «el control del Tribunal sería me-
como los subjetivos de la infracción». ramente ilusorio si no tomara igualmente en consi-
Finalmente, respeto de los medios de prueba, no deración el grado de severidad de la sanción que
se excluye la prueba indiciaria, pero es necesario puede sufrir el interesado». Con esta argumenta-
que «los indicios estén plenamente probados, no pu- ción, se estima legitimado para considerar si, en la
diendo tratarse de meras sospechas y que el órga- imposición de las sanciones disciplinarias militares
no judicial haga explícito el razonamiento en virtud a que se refería el caso, se respetaron los derechos
del cual haya llegado a la conclusión de que el acu- reconocidos por el Convenio a los «acusados en ma-
sado realizó la conducta delictiva (SSTCo 174/85, teria penal», para terminar apreciando efectivamen-
te determinadas violaciones de dichos derechos.
175/85, 229/88 Y 107/89), razonamiento que ha de
El TEDH, por consiguiente, a la hora de determi-
reflejar un nexo lógico con la necesaria racionalidad
nar la aplicabilidad de las garantías del acusado al
y coherencia (SSTCo 169/86, 150/87 Y 256/88).
campo disciplinario, lo hace expresamente para que
A impulso de esta doctrina constitucional, el Tri- éste no pueda convertirse en un «terreno exento»
bunal Supremo ha ido formando igualmente una ju- de dichas garantías.
risprudencia cada vez más precisa sobre condicio- Más claramente aún se manifiesta en este senti-
nes de validez de la prueba para que ésta resulte do en el caso OztOrk (STEDH, 21 de febrero de
apta para destruir la presunción de inocencia. De 1984, parg. 52 y 53). El Gobierno alemán, en apoyo
este modo, aunque no sin contradicciones, conta- de la tesis de inaplicabilidad del artículo 6.° del Con-
mos hoy con pautas para enfrentar el valor proba- venio, había alegado la naturaleza «completamente
torio de las diligencias sumariales, de las pericias lle- distinta» de las sanciones administrativas respecto
vadas a cabo en fase instructora (pruebas de alco- de las penales, con el argumento de que «la socie-
holemia, huellas dactilares), de las declaraciones del dad, por medio del Derecho penal, protege sus pro-
pios fundamentos y los derechos e intereses bási-
imputado y de los testigos de cargo en el sumario,
cos para la colectividad», mientras que «el Derecho
de las imputaciones de los coimputados, etc.
de las "Ordnungswidrigkeiten" pretende, sobre todo,
De lo que se trata, en definitiva, es de reflexionar mantener el orden». De ello derivaba que las «con-
sobre hasta qué punto esta doctrina constitucional y travenciones administrativas» no ponen de manifies-
jurisprudencial es trasladable al ámbito administrati- to una conducta indigna que merezca a su autor el
vo sancionador. juicio desfavorable de la pena, por lo que existe en-

23
tre ambas una diferencia que se manifiesta «tanto das, sino con el alcance que requiere la finalidad que
en el procedimiento como en las sanciones y en las justifica la previsión constitucional».
demás consecuencias jurídicas» (distinto procedi- También el Tribunal Supremo ha seguido esta lí-
miento, discrecionalidad en la persecución, limitacio- nea. En sentencia de la antigua Sala 5.·, de 16 de
nes en la restricción de la libertad personal, no apli- febrero de 1989, tras abundar en que «unos mismos
cabilidad de la sustitución de multa por prisión y au- principios básicos han de presidir la potestad puni-
sencia de anotación en el Registro de Antecedentes tiva del Estado», afirma que ello «no implica de por
Penales). sí que todas y cada una de las técnicas jurídico-pe-
El Tribunal, que «no desestima el valor de dicha nales hayan de trasladarse sin más al campo de las
tesis», así como que la despenalización «no supone sanciones administrativas», sino que «las garantías
un mero cambio de nombre», concluye, no obstan- básicas ... hay que considerarlas comunes ... en lo
te, afirmando la naturaleza penal de la infracción a que constituye su núcleo fundamental, pero ello no
que se refiere el litigio (que era una infracción de cir- excluye que después pueda acudirse a fórmulas di-
culación). Se basa para ello en que la norma jurídi- ferenciadas en cuanto a la técnica de calificación y
ca «no se dirige a un grupo determinado que posea castigo de los hechos, por cierto que con un sentido
más flexible y abierto en el campo del derecho
un estatuto especial... sino a todos los ciudadanos
administrativo» .
como usuarios de la carretera; les impone determi-
El punto de partida del análisis ha de venir deter-
nada conducta y acompaña esta exigencia con una
minado, siguiendo este esquema, por la delimitación
sanción punitiva».
de cuál sea esa «finalidad que justifica la previsión
Pero, sobre todo, afirma que «se opondría al ob-
constitucional». 0, lo que es lo mismo, por la inda-
jetivo y propósito del artículo 6.°, que garantiza a los
gación del «contenido esencial» del derecho funda-
«acusados» el derecho a ser juzgados por un tribu- mental, al cual se ha de ajustar, en todo caso, su de-
nal y en un procedimiento justo, que se permitiere sarrollo legislativo, en palabras del artículo 53.1 de
al Estado dejar fuera de la aplicación de dicho texto la CEo
a toda una clase de infracciones por el mero hecho El contenido esencial del derecho fundamental a
de calificarlas como leves». Con mayor razón aún, la presunción de inocencia implica, en el aspecto
podemos añadir por nuestra cuenta, sería aplicable que es objeto de este análisis (y volvemos a los
esta doctrina cuando, como ocurre en nuestro dere- «axiomas» de Pastoret), que no pueda imputarse al
cho, el ámbito punitivo de la Administración no se re- acusado «la carga de probar su inocencia, pues, en
duce a la imposición de sanciones leves, sino que, efecto, ésta es la que inicialmente se presume como
en multitud de ocasiones, se ventilan en ellas mul- cierta hasta que se demuestre lo contrario» (STCo.
tas que, por su cuenta, rebasan amplísimamente el 124/83, f.j.1), y que, por ello, «la carga probatoria
límite mínimo de las penas graves, o privaciones de corresponde a los acusadores y que toda acusación
derechos de trascendencia para el infractor superior debe ir acompañada de probanzas de los hechos en
a la de determinadas penas. que consiste (STCo. 77/83, f.j.2, relativa precisa-
Retornando el razonamiento, esta misma línea es mente a una sanción administrativa).
la que sigue el Tribunal Constitucional Español. En Por tanto, hay que partir de una premisa básica:
la ya citada sentencia 18/81, de 8 de junio, se en- la formulación estricta del derecho a la presunción
frentaba a una multa impuesta de plano por un go- de inocencia, según la cual para que exista conde-
bernador civil, en aplicación de la Ley de Orden PÚ- na, ésta ha de fundarse necesariamente en una
blico, como consecuencia de una alteración en el prueba plena de la culpabilidad, cuya aportación
servicio de correos. También en esta ocasión, tanto corresponde a quien formula la acusación, es apli-
el abogado del Estado como el Ministerio Fiscal es- cable, sin restricción alguna, a la potestad san-
timaban que el artículo 24 de la Constitución no era cionadora.
aplicable a las relaciones Administración-ciudadano, Dicho de otro modo: la carga de la prueba del he-
sino que comprende exclusivamente una serie de cho objeto de sanción corresponde a la Administra-
garantías propias del proceso penal. ción, no al administrado. No cabe en este punto nin-
En respuesta a estas alegaciones, el Tribunal, que guna clase de «matiz». No es posible la imposición
reconoce que el artículo 24 de la CE no alude de for- de sanción alguna con el fundamento de meras sos-
ma expresa al ejercicio de la potestad sancionadora pechas, y tampoco sobre la base de que el imputa-
de la Administración, estima, no obstante, que «la do no ha demostrado su inocencia.
Constitución incorpora un sistema de valores cuya Hay que hacer notar que el principio, en cuanto a
observancia requiere una interpretación finalista de su proclamación formal, había sido ya aceptado por
la norma fundamental». Por ello, y tras la ya citada la jurisprudencia preconstitucional (SSTS 22-5-57,
afirmación de la unidad esencial del ordenamiento 8-6-57 Y 22-12-59, citadas por Bosch y Salo m (n), y
ha seguido siendo nominalmente proclamado sin
punitivo del Estado, termina el fundo juro 2.° de la sen-
contradicción por la posconstitucional.
tencia señalando que dicha «interpretación finalis-
ta ... nos lleva a la idea de que los principios esen-
ciales reflejados en el artículo 24 de la Constitución
en materia de procedimiento han de ser aplicables 2. Los «matices» del derecho administrativo
a la actividad sancionadora de la Administración, en sancionador
la medida necesaria para preservar los valores
esenciales que se encuentra en la base del precep- La duda no surge, por tanto, respecto de la posi-
to, y la seguridad jurídica que garantiza el artículo 9.° ción de principio. Surge a la hora de descender a
de la CE». De modo que «no se trata, por tanto de sus consecuencias. Más concretamente, se trata de
una aplicación literal, dadas las diferencias apunta- determinar qué prueba ha de estimarse apta para

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desvirtuar la presunción de inocencia, dónde y cómo punitivo, cuyo alcance, no obstante, resulta más que
ha de practicarse, y el valor que haya de darse a las problemático.
frecuentes «presunciones de certeza» asignadas Desde el punto de partida de estas premisas, apli-
por normas de diverso rango a determinadas activi- cación «sin matices» del contenido esencial del de-
dades administrativas de comprobación del hecho recho y peculiaridades de la actividad probatoria en
sancionable. el expediente administrativo sancionador, es como
Ya en la citada sentencia 18/81, el Tribunal Cons- se va a tratar de analizar, sin ánimo alguno de ex-
titucional funda los «matices», entre otras circuns- haustividad, alguno de los problemas más sobresa-
tancias, en el procedimiento sancionador y natura- lientes que pueden presentarse.
leza del órgano ante el que se produce.
Pues bien, yo creo que éste es el dato principal
que hay que tener en cuenta a la hora de las dife- 3. Comprobación del hecho
rencias que, en este punto, se pueden producir en-
tre uno y otro orden sancionador, y que derivan de El momento previo al inicio formal de un expedien-
dos notas básicas: te sancionador lo constituye la actividad administra-
a) No cabe hablar de «juicio oral» como marco tiva de comprobación del hecho sancionable.
natural de práctica de la prueba, dado que no existe Hay que hacer notar que una de las razones ge-
tal en el procedimiento administrativo. La prueba se neralmente esgrimidas para justificar la inevitabili-
practicará, por tanto, en el seno del expediente, bien dad de una potestad sancionadora en manos de la
en la «instrucción», bien en lo que podríamos llamar Administración es la incapacidad del Poder Judicial
«fase contradictoria», tras la comunicación al intere- (de «crisis del sistema judicial penal» hablaba el pro-
sado del pliego de cargos, o documento que haga fesor Parada en su ya clásico trabajo de la RAP de
sus funciones. 1972) para dar una respuesta ágil y rápida a infrac-
b) No son iguales los poderes y facultades de la ciones en masa, respuesta que precisaba de unos
Administración y del Tribunal Penal a la hora de re- principios distintos de los propios del proceso penal,
cabar y practicar pruebas. Mientras los jueces y tri- al que se supone lento y esclerotizado, «pensado y
bunales cuentan con la obligatoriedad general de co- diseñado, según parece, para corregir cualquier in-
laboración establecida en el artículo 118 de la CE, fracción, menos las infracciones a la legislación ad-
la Administración no cuenta con una habilitación ministrativa» (Parada). Claro está que la respuesta
constitucional semejante para recabar la colabora- también hubiera podido pasar por poner remedio a
ción del ciudadano en su actividad punitiva. Tan sólo esas deficiencias, pero no se trata ahora de corregir
se contempla la obligación de «facilitar informes, ins- la historia (aun sin renunciar al futuro), sino que de
pecciones y otros actos de investigación» en el ar- lo que procede en este momento es partir del dato
tículo 22 de la LPA, si bien «sólo en la forma y ca- de hecho de la existencia, constitucionalmente con-
sos previstos por la Ley», y sin que, por otra parte, sagrada, de la potestad administrativa sanciona-
exista la previsión, con carácter general, de cuáles dora.
puedan ser las consecuencias del incumplimiento de Pero sí habría que considerar, aunque sea míni-
tal deber. (Sí existe en algún campo sectorial, como, mamente, que en este campo, la Historia nos ha co-
por ejemplo, el tributario, artículo 78.1 en relación gido a contrapié, de modo que, cuando en España
con el 111 de la LGT. La inocuidad de tal incumpli- se daban las condiciones para haber intentado
miento se puso de manifiesto en la STCo. 219/88.) corregir, al menos, la desmesurada extensión cuan-
Más en concreto, la Administración carece de ins- titativa y cualitativa de tal potestad sancionatoria, se
trumentos legales aptos para disponer de testigos y estaba produciendo en Europa un amplio movimien-
peritos. El tipo penal de la denegación de auxilio, del to doctrinal y legislativo en pro de la descriminaliza-
párrafo 2.° del artículo 372 del CP, sólo es aplicable ción y de la transferencia de competencias punitivas
a los que dejaren voluntariamente de comparecer a la Administración el cual contaba también, entre
ante un tribunal a prestar sus declaraciones. Tam- otros fundamentos teóricos más de fondo (evitar la
poco existiría frente a la falsedad de sus testimonios estigmatización propia del sistema penal) con la ne-
o informes la protección específica de los tipos pe- cesidad práctica de evitar el colapso, por meras ra-
nales del falso testimonio (aunque sí, y también «con zones cuantitativas, del sistema judicial penal y de
matices», la genérica de las falsedades en docu- facilitar una respuesta represiva ágil y rápida ante in-
mento público). No existe en nuestro derecho regu- fracciones en masa (caso típico de las infracciones
lación general que faculte a la Administración para en materia de circulación), y también ante las nue-
el secuestro de lo que podríamos llamar «cuerpo de vas formas infractoras, especialmente las relaciona-
la infracción», por analogía con el «cuerpo del deli- das con el orden socioeconómico, cuyo carácter di-
to» de la LECrim, o para la incautación de vestigios námico y cambiante se avenía mal con la rigidez del
materiales (aunque sí hay normas sectoriales que la sistema penal.
prevén). Finalmente, la Administración carece, tanto En este camino «de vuelta», las legislaciones eu-
directa como indirectamente, de los medios extraor- ropeas que, de una u otra manera, han plasmado el
dinarios de aportación de material probatorio dispo- movimiento despenalizador, se han detenido en re-
nibles en el proceso penal, tales como entrada y re- gular la comprobación del hecho. Y lo han hecho,
gistro, apertura de correspondencia, intervención de en general, en un doble sentido. En primer lugar, y
comunicaciones, etc. como premisa, se parte de afirmar la aplicabilidad,
Estas limitaciones probatorias llevan necesaria- subsidiaria o por analogía, de las normas correspon-
mente a un distinto tratamiento de uno y otro orden dientes del proceso penal. En este sentido se pro-

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nuncia el artículo 46.1 de la OwG alemana (Ley del cual, "resulta preciso, mediante la mecánica de
1989/1975), y el artículo 13 de la Ley 698/81, de 24 una ratificación y de las declaraciones complemen-
de noviembre, italiana. Pero, al mismo tiempo, tam- tarias necesarias, comprobar la veracidad inicial de
bién se prevé una simplificación de la investigación, su contenido».
generalmente en el sentido de revestirla de meno- No resulta, por el contrario, ni mucho menos claro
res requisitos que los que serían exigibles en un pro- el tratamiento de la denuncia formulada por agentes
ceso penal y, a la par, de incrementar las facultades administrativos.
de los agentes de la Administración encargados de El Tribunal Supremo, en sentencia dictada con
ella y, en ocasiones, el valor probatorio del resulta- ocasión del proceso especial de la Ley 62/78, de
do de su actividad. (En este sentido se pronuncia, Protección Jurisdiccional de los Derechos Funda-
por ejemplo en el arto 537 del CPP francés respecto mentales, la de 20 de enero de 1986, en que se ale-
de los "procés verbaux» de constatación de infrac- gaba vulneración del derecho a la presunción de ino-
ciones de simple policía, y también se encuentra en cencia, confirmó la dictada por la Sala de Zaragoza,
normas sectoriales en materia de aduanas, infrac- que había estimado el recurso y anulado sanción del
ciones autonómicas y policía demanial). Gobierno Civil de Huesca por infracción de la LO
Pero, en todo caso, esta flexibilidad viene acom- 9/83. El fundamento de la anulación era que se ha-
pañada por una precisa regulación de las posibilida- bía vulnerado el derecho «por cuanto ninguna prue-
des de intervención y contradicción por parte del im- ba existe en las actuaciones administrativas acredi-
putado ya desde este momento, y, sobre todo, por tativas de la realidad de que aquéllos (los recurren-
una más inmediata intervención judicial (general- tes) hubieran tenido una participación activa y des-
mente del juez penal) en caso de disconformidad del tacada en la manifestación ilegal ..., salvo el atesta-
imputado, con facultades muy superiores a la mera do de la Guardia Civil, atestado que según tiene de-
revisión del acto administrativo. clarado el Tribunal Constitucional a partir de su sen-
En nuestro derecho, sin embargo, no existe regu- tencia de 28 de julio de 1981 sólo tiene el valor de
lación alguna de carácter general, si prescindimos una simple denuncia, sin que sea suficiente para
de la escueta referencia a la "comunicación o de- desvirtuar la mencionada presunción de inocencia».
nuncia» en el artículo 134.2 de la LPA, a la posible En otras sentencias posteriores, como, por ejem-
instrucción de una "información reservada» antes plo, la ya citada de 31 de julio de 1989, se dice que,
de proceder a la incoación formal del expediente cuando se trata de un «denunciante obligatorio»,
prevista en el mismo precepto, y al contenido del ar- "cabe aceptar, de entrada, que la denuncia presen-
tículo 136.1, según el cual "el instructor ordenará la ta una apariencia inicial de veracidad, a modo de
práctica de cuantas pruebas y actuaciones conduz- premisa apriorística a partir de la cual la Administra-
can al esclarecimiento de los hechos y a determinar ción comienza a recoger los datos que le permitan
las responsabilidades susceptibles de sanción», completar el silogismo razonado de su decisión san-
pero sin regular medio concreto alguno de investi- cionadora»; sin embargo, «tal apariencia ha de co-
gación y, sobre todo, sin prever la intervención del honestarse con la presunción de inocencia ... de tal
investigado, la cual sólo se produce tras la notifica- manera que la denuncia sólo podrá desembocar en
ción del pliego de cargos. la sanción que en ella se preconiza ... mediante la
La primera cuestión a plantearse sería cuál es el práctica de las pruebas que proponga en su descar-
valor probatorio que habría que conceder a tal "co- go el denunciado, o que de oficio repute necesarias
municación o denuncia», a las "informaciones pre- o relevantes la propia Administración», de modo que
vias» e incluso, abierto formalmente el expediente, "se pueda llegar, objetivamente, a la convicción con-
a estas "pruebas y actuaciones» a las que se refie- c1usiva de que la infracción denunciada ha sido cier-
re el artículo 136 de la LPA y que, no olvidemos, se ta y racionalmente consumada».
han practicado sin conocimiento formal ni interven- Pero la doctrina jurisprudencial no es, ni mucho
ción del interesado. menos, tan unívoca como podría deducirse de estas
En principio, el tratamiento habría de ser el mis- declaraciones.
mo que el previsto para las denuncias, las investi- En otras resoluciones, y precisamente en una de
gaciones policiales y las actuaciones sumariales en la misma fecha y Sección (art. 6.192), se afirma que
el proceso penal. no es aplicable la alegada presunción de inocencia,
Como ya se ha hecho con anterioridad somera re- ya que, al resultar el hecho de «la comprobación del
ferencia a la doctrina del Tribunal Constitucional so- policía municipal», existen «elementos suficientes
bre las diligencias sumariales (sin perjuicio de las ci- para estimar concurren las pruebas de cargo nece-
tas que más adelante se analizarán al hilo de pro- sarias para destruir tal presunción».
blemas concretos), vamos a centrarnos en el trata-
miento jurisprudencial referido al procedimiento ad-
ministrativo sancionador.
Por de pronto, el tratamiento de la denuncia de un 4. Las presunciones de certeza
particular es claro: la mera denuncia no es apta para
destruir la presunción de inocencia (S." Sala 3.", Seco Pero, sobre todo, donde parece quebrar por com-
1.", 28-6-89, arto 4.919). En igual sentido la senten- pleto esta línea es en lo referente a la presunción
cia de la misma Sección, de 31 de julio de 1989 de certeza de denuncias o actas inspectoras levan-
(art. 6.194), en la que se distingue, con base en el tadas por funcionarios administrativos.
artículo 280 del Código de la Circulación, entre el A modo de ejemplo, en la misma materia de cir-
"denunciante obligatorio» (Guardia Civil u otro agen- culación, la sentencia de la antigua Sala 5.", de 4 de
te de Tráfico) y el "voluntario» (particular), respecto febrero de 1989 (art. 789), parte de la afirmación de

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la «presunción de certeza de los hechos consigna- los datos de naturaleza objetiva y especialmente en
dos en las denuncias», que «no puede entenderse los referentes a la detención de los inculpados cuan-
desvirtuada por las manifestaciones de otras perso- do de delitos flagrantes o cuasiflagrantes se trata,
nas aportadas a los expedientes administrativos»; así como la ocupación «in situ» de armas, drogas u
en otra de 7 de junio pasado (art. 4.620) se recoge otros efectos del delito, son diligencias perfectamen-
la «presunción de veracidad» de la denuncia de un te valorables, y que, en ocasiones, exentan (sic) de
guarda fluvial. Y son numerosísimas, y por ello de la obligación de practicar otros acreditamientos de
cita innecesaria, las sentencias que fundan la con- cargo». Similar doctrina se contiene en sentencia de
firmación de la sanción impuesta en la presunción 7 de abril de 1989, relativa a prueba dactiloscópica,
de certeza de las actas de la Inspección de Trabajo. en la que se afirma que «no se trata de un atesta-
No obstante, la divergencia es más aparente que do, que tiene valor de denuncia», sino de una prue-
real. En primer lugar, hay que hacer notar que, den- ba pericial que «con toda evidencia constituye, si no
tro del propio proceso penal, se han producido tam- se destruye, una prueba que, en este caso, es de
bién importantes «matizaciones», tanto por el Tribu- signo acusatorio y suficiente para legitimar la con-
nal Supremo como por el Constitucional, respecto dena».
del valor inicial de mera denuncia, no apta para des- Nótese, no obstante, que también existen resolu-
virtuar la presunción de inocencia, que al atestado ciones contradictorias con las que se acaban de ci-
policial asignaba la ya citada STCo 31/81, de 28 de tar. En este sentido, el Tribunal Constitucional, en re-
julio, con base en lo dispuesto en el artículo 297 ciente sentencia 3/90, de 15 de enero, continúa con-
LECrim. siderando respecto de la prueba de alcoholemia que
El matiz, por otra parte, ya estaba implícito en este «no es suficiente la mera lectura o reproducción en
mismo precepto cuando, junto al valor de denuncia el juicio oral del atestado en que consta el resultado
que confiere a los atestados el párrafo 1.°, afirma en de la prueba ..., pues es preciso que ... sea ratificada
el párrafo 2.° que «las demás declaraciones que en el acto del juicio por los agentes que la practica-
prestaren (los funcionarios de policía) deberán ser ron a fin de ser sometida a contradicción». Y tam-
firmadas, y tendrán el valor de declaraciones testifi- bién la Sala 2." del Tribunal Supremo, en sentencia
cales en cuanto se refieren a hechos de conocimien- de 6 de febrero de 1989 (frontal mente contradictoria
to propio». con la ya citada de 7 de abril), casó la condena ba-
Sobre la base de esta distinción, el Tribunal Cons- sada en prueba dactiloscópica, ya que para que pue-
titucional ha afirmado, por ejemplo en sentencia da considerarse prueba pericial es necesario que
201/89, de 30 de noviembre, que la doctrina conso- «todos o algunos de los peritos ratifiquen su dicta-
lidada desde la ya citada sentencia 31/81 «no com- men a presencia judicial y comparezcan en el acto
porta en modo alguno que, en orden a la formación del juicio oral, donde puedan ser interrogados por
de la convicción a la que se orienta la actividad pro- las partes».
batoria, haya de negarse toda eficacia a las diligen- En definitiva, a pesar de los claroscuros inevita-
cias policiales». La tienen, por una parte, cuando bles, e incluso de la muy preocupante tendencia a
«sean producidas en el acto de la vista en condicio- relativizar la exigencia de que la prueba se practi-
nes que permitan a los acusados someterlas a con- que, en todo caso, en el juicio oral (recuérdese que
tradicción» (nótese que, conforme a las también rei- el ya citado párrafo 2.° del arto 297 de la LECrim ha-
teradas sentencias, como la 80/86, 82/88 ó 137/88, bla de «valor de declaraciones testificales»), pode-
ello no es estrictamente equivalente a la ratificación mos retener el dato de un distinto tratamiento pro-
en el acto del juicio oral por testimonio de los poli- batorio del atestado en sí y de las investigaciones
cías intervinientes). Pero también cuando «son de policiales que en él se reflejan, respecto de los «he-
imposible o muy difícil reproducción, en cuyo caso chos de conocimiento propio» de los funcionarios
constituyen prueba apta para formar la convicción policiales que en él intervienen.
con tal de que se solicite su lectura en el juicio oral, Pues bien, no muy distinta llega a ser la solución
en los términos del artículo 730 LECrim (doctrina que viene adoptando la mejor jurisprudencia respec-
afirmada desde la sentencia 62/85), pues «es preci- to de la tan llevada y traída presunción de certeza
so asegurar que no se pierdan datos o elementos de determinadas comprobaciones administrativas
de convicción, utilizando en estos casos la docu- del hecho, con la importante diferencia, ya señala-
mentación oportuna del acto de investigación, lleva- da, respecto del proceso penal, de que en el proce-
do a cabo, en todo caso, con observancia de las ga- dimiento administrativo sancionador no existe juicio
rantías necesarias para la defensa». oral y, por tanto, no cabe hablar de necesidad de
De esta forma, se viene afirmando de modo uni- que el resultado de la comprobación efectuada se
forme el valor probatorio de elementos obrantes en reproduzca en él.
los atestados, tales como los croquis confecciona- El Tribunal Supremo mantiene, sin vacilaciones,
dos por la Guardia Civil de Tráfico «respecto dellu- la validez de lo dispuesto en el artículo 38 del De-
gar del accidente y forma en que quedaron los ve- creto 1860/75, de 10 de julio (la Ley 8/88, de 7 de
hículGls siniestrados» (SSTCo 107/83 y la ya citada abril, de Infracciones y Sanciones en el Orden So-
201/89). cial (LISOS), aún no ha «entrado en vigor» en la ju-
El Tribunal Supremo va mucho más allá, como risprudencia), según el cual «las actas de la Inspec-
ocurre en sentencias de la Sala 2.", de 4 y 17 de ción de Trabajo, que se extiendan con arreglo a los
abril y 24 de mayo de 1989, en las que se dice que requisitos que para cada clase se establecen ... go-
los atestados «tan sólo tienen el valor de simple de- zarán de valor y fuerza probatoria, salvo prueba en
nuncia, careciendo en lo subjetivo de valor probato- contrario». Incluso se afirma que este texto contie-
rio de posible apreciación por el juzgador, pero en ne una «inversión de la carga de la prueba» (SS.

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21-3-89, A. 2.117 Y 19-5-89, A. 3.798), lo cual no de- CEo Tal reserva queda cumplida, en los ámbitos en
riva, al menos literalmente, de tal texto. Como tam- que es más frecuentemente invocada, tanto por la
poco la extensión de la presunción a las comunica- LISOS como por la Ley 18/89, de 25 de julio, de Ba-
ciones de los controladores de empleo que a ella se ses sobre Tráfico y Circulación de Vehículos a Mo-
incorporan (SS. 6-3-89, A 1.941 Y 23-4-89, tor y Seguridad Vial (Base 8.".2). También puede
A. 2.869), e incluso al informe del propio inspector afirmarse que la cumplía el ya citado artículo 38 del
tras el escrito de descargo del imputado (S." 1-6-89, Decreto 1860/75, en cuanto, en definitiva, no hacía
A.4.320). sino reproducir lo que ya disponía el artícu-
Pero, al mismo tiempo, se introducen importantes lo 13.1.2.°, c) de la Ley 39/62, de 21 de julio, de Or-
restricciones al alcance objetivo de la presunción. denación de la Inspección de Trabajo. No podría de-
En primer lugar, se afirma que la misma «sólo al- cirse lo mismo, por el contrario, respecto del artículo
canza a las situaciones fácticas, no pudiendo exten- 283.11del Código de la Circulación (aunque aquí nos
derse a los juicios de valor» (S." 2-6-89, A. 4.306), encontraríamos con el problema de la norma pre-
o a las calificaciones jurídicas. constitucional) .
A continuación, resulta ya clásica la doctrina se- 2.° En ningún caso puede interpretarse como in-
gún la cual «tal presunción de veracidad alcanza o versión de la carga de la prueba. La llamada «pre-
beneficia a los hechos consignados en el acta por sunción de certeza» no se opone al reconocimiento
percepción directa del inspector actuante, de forma constitucional del derecho a la presunción de ino-
que al desempeñar su función los advierte y reco- cencia si se entiende como que el reflejo en el acta,
ge» (S." TS 27-6-86) o bien «por alguno de los me- o en el documento que haga sus veces, de los he-
dios por los cuales la Inspección ... puede desempe- chos directamente percibidos o comprobados por el
ñar su función fiscalizadora, regulados en el artículo inspector o por el funcionario público que tenga asig-
6 del decreto». (SS. 29-3-89, A. 2.146,28-4-89, Ad. nadas funciones de vigilancia o comprobación de in-
3.146 Y 17-5-89, A. 3.758), aunque en este caso re- fracciones en general es apta para constituir una
sulta exigible incorporar al acta las fuentes de cono- prueba de cargo, valorable como tal, junto a las de-
cimiento (S." 21-3-89 citada). más pruebas, a la hora de la imposición o revisión
Este criterio es el que hoy recoge el artículo 52.2 jurisdiccional de la sanción.
de la ya citada LISOS, que la circunscribe a los «he- En este sentido resultaba mucho más correcta la
chos reflejados en la misma, que hayan sido cons- dicción de la Ley 39/62 ya citada cuando afirmaba
tatados por el inspector actuante». que «las actas tienen valor probatorio, salvo prueba
Tras este examen de la jurisprudencia más recien- en contrario», que las actuales leyes de Infraccio-
te, que me temo haya resultado demasiado prolijo, nes y Sanciones y de Seguridad Vial, que hablan,
se puede ya avanzar la tesis que se sostiene sobre respectivamente, de «presunción de certeza» (ex-
la validez constitucional de tales presunciones de presión no utilizada anteriormente a nivel legislativo)
certeza.
o de que «harán fe», expresiones ambas que, como
En mi opinión, si se entendiera tal presunción en ya se ha dicho, tomadas al pie de la letra, y sobre
unos términos literales, como los que reflejan las fre- todo si se relacionan con la ya mencionada falta de
cuentes alusiones jurisprudenciales a «inversión de intervención del imputado en la actividad investiga-
la carga de la prueba», de modo que sean suficien- dora inicial tanto en uno como en otro caso, resul-
tes para fundar la sanción los hechos afirmados por tarían frontal mente inconstitucionales.
un funcionario público que tenga encomendadas
3.° Tal valor probatorio de cargo sólo alcanza a
funciones investigadoras, y frente a ellos sea el ad-
los hechos directamente comprobados por el funcio-
ministrado quien sufra la carga de demostrar que ta-
nario investigador, de modo que, para que opere, re-
les hechos no son ciertos para evitarla, se estaría
sulta necesaria una descripción de hechos, no de
vulnerando de modo abierto el contenido esencial,
conclusiones jurídicas o valorativas que de ellos
mínimo y no susceptible de «matiz» alguno del de-
pueda obtener el inspector, y, en su caso, la unión
recho fundamental a la presunción de inocencia que,
como ya se ha visto, consiste justamente en lo con- al acta o documento similar de los documentos, tes-
timonios y demás elementos probatorios obtenidos
trario, en que no es posible imponer sanción alguna
en la actividad investigadora, de modo que, tanto la
sin una prueba plena de los hechos objeto de acu-
autoridad administrativa sancionadora como el Tri-
sación y que la carga de dicha prueba ha de recaer
sobre quien sostiene tal imputación. bunal a la hora de su revisión, pueda valorar tam-
bién el conjunto probatorio tenido en cuenta por el
No obstante, también estimo que resulta posible
inspector y, en caso de prueba indiciaria, el nexo ló-
una interpretación conforme a la Constitución de los
gico que ha llevado de los indicios probados a los
preceptos legales en que se contiene tal presunción,
hechos de que ellos se obtienen.
como el ya citado artículo 52.2 de la LISOS. Inter-
pretación que siempre ha de buscar por el intérpre- 4.° En este contexto de la prueba de cargo, la
te, con carácter preferente al juicio negativo de cons- fuerza probatoria, si se quiere incluso relativamente
titucionalidad de la norma, tal como enseña el artí- privilegiada, de dichas actas vendrá justificada por
culo 5.°.3 de la LOPJ. la especialización técnica, objetividad e imparciali-
Tal adecuación a la Constitución pasaría por las dad que, ahora sí sin inconveniente alguno, hay que
siguientes premisas: presumir preside la actuación de estos funcionarios,
1.° En cuanto supone regulación de un instituto en los términos del artículo 103 de la CEo
procesal en sentido amplio, que afecta además a un De igual modo, y ya sin más privilegio que el que
derecho fundamental, está sometida a reserva ab- se derive de su propia credibilidad interna, también
soluta de ley, en los términos del artículo 53.1 de la serán valorables como prueba de cargo las demás

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comprobaciones administrativas de carácter objeti- sin embargo, absolutamente intercambiable con
vo de hechos tipificados como sar.cionables. ésta.
Tanto en uno como en otro caso sería menester Ciertamente, corresponde al legislador, dentro de
distinguir, no obstante, entre la comprobación direc- su amplia libertad de configuración normativa, deci-
ta, flagrante podríamos decir, del hecho por el agen- dir qué técnica estima más adecuada para la pro-
te administrativo, respecto de la cual no serían ne- tección de un bien jurídico determinado, si la penal
cesarios mayores resquisitos que su plasmación es- o la administrativa. Pero esta libertad encuentra su
crita con el suficiente detalle (que, repito, ha de re- límite en la racionalidad del sistema y, sobre todo,
ferirse a los hechos, no a las conclusiones que de en la adecuación de una u otra a los principios que
ellos obtiene el agente), y la comprobación efectua- le son propios.
da mediante una investigación más o menos com- En este marco no cabe olvidar, como ya ha dicho
pleja. el Tribunal Constitucional (S." 77/83), la relativa ex-
En este último caso, estimo que sería exigible, por cepcionalidad de la actuación sancionadora de la
aplicación analógica del artículo 118 LECrim, la co- Administración.
municación «inmediata" al implicado de la apertura La sanción administrativa, con sus correspondien-
de la investigación, aun cuando no se haya abierto tes «matices» respecto de la penal, es constitucio-
formalmente expediente sancionador, de modo tal nalmente admisible referida a ilícitos de menor gra-
que se posibilite su participación contradictoria ya en vedad, a los cuales, por un elemental principio de
fase de investigación. proporcionalidad, ha de corresponder una sanción
Además de ello, como ya se ha apuntado, es exi- igualmente de gravedad menor. Este ha sido en
gible, y ahora ya por la propia naturaleza del acto, otros países europeos el fundamento del movimien-
que al acta o comunicación en el sentido del artícu- to descriminalizador.
lo 136.2 de la LPA que va a determinar la apertura Lo que ya no resulta admisible es una atenuación
del expediente, se acompañen los documentos, de- de los principios penales, referidos a la legalidad,
claraciones u otros medios de toma de datos de he- culpabilidad y prueba, respecto de la imposición de
cho que funden la apreciación del inspector, de sanciones que en ocasiones alcanzan una gravedad
modo que ésta no se convierta en un acto de fe cu- cuantitativa muy superior a la penal correspondien-
yas fuentes de conocimiento quedan en su fuero in- te (p. ej., multas millonarias y privaciones de de-
terno, sino que sea en todo momento susceptible de rechos).
contradicción real (y no ya sólo meramente formal) Pero no son sólo razones garantistas las que exi-
por parte del imputado, y de valoración por parte del gen tal redistribución de potestades sancionadoras.
órgano sancionador y de la jurisdicción revisora. También viene exigida por elementales razones de
política criminal, que exigen que, en modo alguno,
el infractor pueda encontrar rentable la comisión de
CONCLUSIONES un delito, lo que ocurriría si en la práctica la sanción
que pueda imponérsele por éste va a ser inferior a
Permítanme, como resumen y a modo de conclu- la que le correspondería si el hecho quedase en un
siones, establecer las siguientes: más leve ilícito administrativo.
a) En el derecho administrativo sancionador re- En definitiva, tanto unas como otras razones exi-
sulta plenamente aplicable el derecho fundamental gen que se afronte en nuestro país de un modo de-
a la presunción de inocencia en su contenido esen- cidido los límites entre uno y otro ordenamiento pu-
cial de que la carga de la prueba del hecho y de la nitivo, de modo que la represión de ilícitos de mayor
participación en él del imputado corresponde a la gravedad y la imposición de sanciones igualmente
Administración. En este contexto, la «presunción de más graves quede reservada a la jurisdicción penal,
certeza» que algunas leyes asignan a determinadas y la potestad punitiva en manos de la Administra-
actuaciones administrativas sólo pueden interpretar- ción limitada a la represión de ilícitos menores, san-
se como que tales actuaciones, con las restriccio- cionados principalmente con multa.
nes señaladas, pueden ser valoradas como prueba d) Llevada a cabo esta redistribución de órdenes
de cargo apta para fundar, junto con el resto del ma- punitivos, es preciso adecuar el procedimiento de
terial probatorio, la convicción del órgano adminis- imposición de sanciones administrativas y, sobre
trativo con competencia sancionadora y del órgano todo, de su revisión jurisdiccional, a la entidad de la
jurisdiccional encargado de su revisión. Nunca como infracción y de la sanción.
inversiones de la carga de la prueba, de modo que En este contexto «normalizado» no se sostiene
corresponda al administrado demostrar su inocencia que las penas más altas se impongan por un siste-
frente a lo afirmado por la Administración. ma de instancia única, mientras que la revisión de
b) Resulta cada vez más urgente que el legisla- una resolución administrativa sancionatoria sea sus-
dor aborde la elaboración de unas normas genera- ceptible de un previo recurso administrativo y, pos-
les sobre la potestad sancionadora de la Admi- teriormente, de dos instancias judiciales o, en su
nistración. caso, de una instancia judicial única a ventilar pre-
e) Igualmente resulta apremiante una redistribu- cisamente ante los Tribunales Superiores de Justi-
ción de atribuciones entre la Administración y la Ju- cia, Audiencia Nacional o incluso Tribunal Supremo.
risdicción Penal. Si la sanción administrativa puede Se revela una vez más en este punto la irracionali-
ser un instrumento válido y, en algunos supuestos, dad de que la atribución de competencias en el or-
quizá, más eficaz que la pena (mayor flexibilidad, in- den contencioso· ::1dministrativo no venga determina-
mediación, ausencia de estigmatización, etc.), no es, da por la naturaleza o incluso cuantía de la relación

29
jurídica, sino por la «categoría» del órgano adminis- Garcia Blasco. Juan: Infracciones y sanciones en materia la-
trativo que dictó la resolución. boral. Un comentario a la Ley 8/88. de 7 de abril, Cuadernos Cí-
Más racional sería, desde luego, atribuir la com- vitas, Madrid, 1989.
petencia para la revisión jurisdiccional de las san- Guerra San Martín, José: Belloch Julve. Juan Alberto, y Torres
y López de la Calle, Enrique: ..El derecho a la presunción de ino-
ciones, cualquiera que sea el órgano que las impu-
cencia, en La Ley, núm. 4/1982, pp. 1183 a 1206.
so, a los futuros Juzgados de lo Contencioso-Admi-
López-Nieto y Mallo. Francisco: Las sanciones municipales. Ed.
nistrativo, a través de un proceso sin más trámites El Consultor de los Ayuntamientos y de los Juzgados. Madrid.
que un juicio oral, al que se accediese por la mera 1984.
disconformidad del administrado con la sanción im- Martín-Retortillo y Baquer, Lorenzo: Voz ••Multas administrati-
puesta, alegada ante la propia Administración, con vas» en Nueva Enciclopedia Juridica Seix. tomo XVI, Ed. Seix,
remisión directa del expediente y práctica concen- Barcelona, 19.
trada de alegaciones y pruebas, con intervención del Martínez Pérez: ..La inflación del derecho penal y del derecho
agente administrativo que efectuó la comprobación administrativo», en AA.vV. Estudios penales y criminológicos VI.
del hecho. Univ. Santiago de Compostela, 1983.
e) Igualmente «de lege ferenda», sería necesa- Mendizábal Allende, Rafael de: ••La presunción de inocencia
ria la urgente regulación en nuestro derecho del pro- en el ámbito de la potestad sancionadora de la Hacienda Públi-
ca», en Tapia, oct .. 1989, págs. 13 Y 14.
cedimiento de comprobación administrativa del he-
Mattes. Heinz: ..Problemas de Derecho Penal Administrativo»,
cho sancionable. No me refiero en este punto a las
tomo Historia y Derecho comparado, Edersa, Madrid, 1979.
garantías de lo que pudiéramos llamar «contradicto- Montoya Melgar. Alfredo: ••Procedimiento de imposición de
rio», esto es, la actividad probatoria tras la comuni- sanciones por infracción de la legislación laboral ••. en DC.
cación al interesado del pliego de cargos y de la pro- núm. 129.
puesta de resolución (por cierto, no prevista expre- Muñoz Machado. Santiago: ..La carga de la prueba en el con-
samente en los artículos 136.3 y 137.1 de la LPA, tencioso-administrativo. Su problemática en materia de sancio-
que sólo se refieren literalmente al derecho del in- nes administrativas». en REDA, núm. 11. 1976.
teresado a «contestar» el primero y a «formular ale- Parada Vázquez. José Ramón: ••El poder sancionatorio de la
gaciones» respecto de la segunda). Me refiero al Administración y la crisis del sistema judicial penal». en RAP.
momento anterior: a la actividad administrativa pre- núm. 67, 1972.
via al pliego de cargos. Más concretamente, a las Parada Vázquez. José Ramón: ••Infracciones administrativas.
Evolución en el derecho español», en PJ, núm. 4,1982. págs. 19
garantías de que ha de revestirse la actividad inves-
Y ss.
tigadora de la Administración, recogida de vestigios
Peris Riera, Jaime Miguel: El proceso despenalizador. Instituto
materiales, informaciones testificales, etc., toda la de Criminologia y Departamento de Derecho Penal de la Univer-
cual se lleva a cabo hoy sin comunicación ni inter- sidadde Valencia. Col. Estudio. 1983·
vención alguna del imputado, cuya primera interven- Prieto Sanchís, L.: ..La jurisprudencia constitucional y el pro-
ción formal en el expediente sancionador viene de- blema de las sanciones administrativas en el Estado de Dere-
terminada precisamente por la notificación del plie- cho», en REDC, 4.1982, págs. 9 Y ss.
go de cargos prevista en el ya citado artículo 136.3 Puig Galindo: ••Notas sobre la potestad sancionadora de la Ad-
de la LPA. ministración», en BIMJ. núm. 1.477, 1987, págs. 4108 Y ss.
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30
DOSSIER: HUELGA DE HAMBRE DE LOS
«GRAPO», DERECHO Y ETICA

La argumentación jurídica en un caso difícil: la huelga de


hambre de los presos del GRAPO
Manuel ATIENZA

1. Como es bien sabido, a finales de 1989 va- 24-1-90) y, sobre todo, por tres autos --coinciden-
rios presos de los Grupos Antifascistas Primero de tes en cuanto al fondo y en buena parte también en
Octubre (GRAPa) se declararon en huelga de ham- cuanto a la forma- de la Sala Primera de la Au-
bre como medida para conseguir determinadas me- diencia Provincial de Zaragoza (de 14-2-90,16-2-90
joras en su situación carcelaria; básicamente, con Y 16-2-90). La base de la argumentación, en todos
ello trataban de presionar en favor de la reunifica- los casos, es --cabría decir- el carácter sagrado
ción en un mismo centro penitenciario de los miem- de la vida que lleva a considerarla como un bien del
bros del grupo, lo que significaba modificar la políti- que no cabe disponer libremente y que está en una
ca del Gobierno de dispersión de los presos por de- situación de preeminencia frente a cualquier otro: el
litos de terrorismo. Diversos jueces de vigilancia pe- derecho a la vida debe prevalecer siempre frente a
nitenciaria y varias Audiencias Provinciales han te- cualquier otro derecho con el que entre en conflicto.
nido que pronunciarse en los últimos meses acerca En el caso del juzgado de Cádiz, esto se justifica so-
de si cabe o no autorizar la alimentación forzada de bre la base de que el derecho a la vida implica tam-
dichos reclusos cuando su salud se ve amenazada bién «la obligación de hacer lo posible por conser-
precisamente como consecuencia de la prolonga- varia, pues en rigor nadie es dueño absoluto de su
ción de la huelga de hambre. El problema, como era propia vida, ya que no la crea, sino que la recibe».
lógico, trascendió a la opinión pública, en cuyos me- En el caso de los autos de la Audiencia Provincial
dios de expresión ha sido profusamente discutido. de Zaragoza, dos de ellos (15/90 de 14-2 y 17/90
Aquí me propongo examinar la argumentación utili- de 16-2) contienen un mismo fundamento de dere-
zada para defender las diversas posturas adoptadas cho (el segundo) redactado en términos casi idénti-
al respecto, prestando una especial atención a los cos y en el que se hace referencia a que «la vida
argumentos contenidos en los autos de los juzga- es la base y fundamento del ejercicio de todos los
dos y audiencias indicados. derechos individuales; es algo más que un derecho.
2. Las soluciones propuestas parecen haber Es un estado de la persona humana inmanente a la
sido las dos siguientes: 2.1) considerar que la Ad- misma. Ontológicamente es el primero y fundamen-
ministración está autorizada a (lo que significa tam- tal derecho humano, propiamente dicho, que prima
bién, tiene la obligación de) alimentar a los presos sobre todos los demás, que no existen sin aquél, ya
forzadamente, aun cuando éstos se encuentren en que es el origen, emanación y fin, en definitiva, de
estado de plena consciencia y manifiesten, en con- todos ellos». Esta «declaración de principios» se
secuencia, su negativa al respecto; y 2.2) conside- completa en ambos casos con una misma apelación
rar que la Administración sólo está autorizada a to- al Derecho natural: «Ante la laguna de derecho po-
mar este tipo de medidas cuando el preso ha perdi- sitivo para resolver el tema con normas de derecho
do la consciencia. Hay una tercera solución posible, material, no cabe otra solución que aplicar los supe-
2.3) que no ha sido mantenido en ninguna de las de- riores criterios del Derecho natural» (fundamento ju-
cisiones judiciales analizadas y que consiste en en- rídico séptimo y noveno, respectivamente). El terce-
tender que la Administración no está autorizada a to- ro de los autos (16/90 de 16-2) está redactado en
mar tales medidas, ni siquiera en este último su- términos ideológicamente más comedidos y en él no
puesto. aparece ya ninguna referencia al Derecho natural.
2.1. En la defensa de la primera de estas tres so- Su fundamento de Derecho segundo establece que
luciones cabe todavía distinguir tres líneas de ar- «la vida es la base y fundamento de ejercicio de to-
gumentación. dos los derechos individuales, y el derecho a la vida
2.1.1. La primera línea es la seguida por un auto es, ontológicamente, el fundamental, pues sin éste
del juez de vigilancia penitenciaria de Cádiz (de no pueden ejercerse los demás. De ello se deduce

31
la preeminencia de este derecho sobre cualquier no nos hallamos ante el ejercicio del derecho de
otro, y así resulta del texto constitucional, que ante- huelga o ante una concreción del derecho a la liber-
pone en su artículo 15 del derecho a la vida a todos tad ideológica y/o de expresión.
los demás, y del artículo 3.° de la Declaración Uni- b) El derecho a la vida es un «auténtico derecho
versal de Derechos Humanos». subjetivo» cuyo contenido es el de vivir o dejar de
2.1.2. La segunda línea de argumentación se vivir, de manera semejante a como ocurre con los
basa, como la primera, en reconocer una prioridad otros derechos fundamentales (por ejemplo, sindi-
al derecho a la vida frente a los otros derechos que carse o no sindicarse, etc.). El Estado no puede in-
puedan entrar en colisión con él, pero la justificación tervenir en dicho contenido: «la afirmación de que
de dicha prioridad aparece ahora en términos me- el Gobierno tiene la obligación de preservar la vida
nos metafísicos y más jurídico-positivos. Este es el de los presos es, en este sentido, una mayúscula
sentido del auto de la Sala Segunda de la Audien- tontería».
cia Provincial de Madrid (de 15-2-90) que estima el c) Hay que distinguir entre el contenido y el ejer-
recurso de apelación interpuesto por el Ministerio cicio de los derechos, pues aunque el Estado no
Fiscal contra una resolución del Juzgado de Vigilan- pueda intervenir por lo que se refiere a su conteni-
cia número 2 de Madrid, en la que se defendía la do, todo derecho está limitado en cuanto a su ejer-
postura que veremos en 2.2. Esencialmente, la ar- cicio a que «se desenvuelva mediante una actividad
gumentación es la siguiente: lícita y conforme a unos fines tolerados por el orde-
a) Cualquier recluso tiene derecho a la huelga namiento constitucional».
de hambre, pero ello no quiere decir que no pueda d) La huelga de hambre no es lícita: «sería cons-
actuarse sobre el huelguista en ningún momento ni titucionalmente lícita si lo que se pretende es morir,
de ninguna forma. no si lo que se intenta es presionar, y se convierte
b) Cuando la vida del huelguista corre peligro, la en este sentido en uno de los supuestos más claros
Administración puede y debe intervenir para evitar de abuso de los derechos fundamentales»; y el fin
la muerte, pues en otro caso cometería un delito de perseguido de presionar sobre la política penitencia-
omisión del deber de socorro del artículo 489 bis del ria del Gobierno «choca con el propio esquema de
Código Penal (y quizá también uno de auxilio al sui- los bienes constitucionalmente protegidos».
cidio en comisión por omisión del arto 409). e) En conclusión, «el ejercicio del derecho a la
c) La razón de esto último es que el bien jurídi- vida y el libre desarrollo a la personalidad de los
co protegido en el artículo 489 bis es la solidaridad huelguistas en hambre se halla especialmente limi-
humana, que es irrenunciable. Ello significa que el tado, hasta hacerlo compatible con los bienes cons-
bien se lesiona también si el sujeto en peligro trata titucionalmente protegidos. Lo cual implica, ni más
de poner fin voluntariamente a la vida. ni menos, que constitucionalmente es legítimo impo-
d) La obligación de actuar que tiene la Adminis- ner, mediante sistemas que no vulneren frontalmen-
tración y los derechos constitucionales del huelguis- te la dignidad del recluso (...), su alimentación
ta (derecho al libre desarrollo de la personalidad del obligatoria» .
arto 10 de la CE, derecho a la vida del arto 15 de la 2.2. La segunda postura ha sido mantenida en
CE y derecho a la libertad ideológica del arto 16 de los autos de 9-1-90, 25-1-90 Y 25-1-90 de los jue-
la CE) son conciliables de la siguiente forma: «res- ces de vigilancia penitenciaria de Valladolid, Zara-
peto absoluto a la manifestación del sujeto de no ali- goza y número 1 de Madrid, respectivamente, en
mentarse cuando de forma libre y consciente así lo el auto de la Audiencia Provincial de Zamora de
haya asumido y mientras se mantenga en ese esta- 10-3-90 y, aunque no en forma del todo clara, en el
do de libre determinación y conciencia, con lo cual voto particular formulado por la magistrada Pedraz
conseguirá los fines de la manifestación que se pro- Calvo a la resolución de la Audiencia de Madrid ya
pone, mas cuando esa situación por continuidad en señalada. Este punto de vista parece encontrar tam-
el tiempo llegue al grado de poner en peligro su vida, bién un considerable apoyo en la doctrina penal es-
surgirá la obligación de la administración penitencia- pañola (cfr. J. L. Díez RipOllés, La huelga de ham-
ria (...) de asistirle médicamente conforme a crite- bre en el ámbito penitenciario, en «El País», de
rios de la ciencia médica, que en modo alguno pue- 30-1-90); del mismo autor, La huelga de hambre en
den consistir en la obligación de hacer ingerir ali- el ámbito penitenciario, en «Cuadernos de Política
mentos por vía bucal, con lo que el sujeto en "huel- Criminal», n.O30, 1986, pp. 603-659; M. Bajo y C.
ga" prolongará en el tiempo su postura reivindicati- Suárez González, Huelga de hambre y respeto a la
va, tesis que cobra mayor virtualidad cuando en libertad, en «El País», 20-1-90). Sintetizaré a conti-
modo alguno se puede inferir que el huelguista pre- nuación la argumentación contenida en el primero
tende su muerte» (fundamento jurídico segundo). de los autos mencionados (dictado por el juez Sán-
2.1.3. Una forma muy distinta a las dos anterio- chez Yllescas) y luego añadiré algunos otros argu-
res de llegar a esta misma solución la ofrece un ar- mentos que se encuentran en las otras resoluciones
tículo de Miguel A. Aparicio (en «El País», 7-3-90) y trabajos indicados (y en la medida en que no son
que se basa en considerar que la huelga de hambre una mera repetición de los primeros):
constituye un supuesto de abuso de un derecho fun- a) El artículo 2.4 de la Ley Orgánica General Pe-
damental. Las líneas esenciales de su argumenta- nitenciaria establece el deber de la Administración
ción podrían sintetizarse así: de velar por la vida, salud e integridad de los inter-
a) El problema que aquí se plantea concierne al nos. Dicha obligación asistencial se deriva de la es-
ejercicio del derecho a la vida (art. 15 de la CE) ca- pecial situación en que se encuentra el recluso «que
nalizado a través del principio-derecho al libre de- por su privación de libertad no puede por sus pro-
sarrollo de la personalidad (art. 10 de la CE), pero pios medios atender al cuidado de su salud acudien-

32
do a los mecanismos asistenciales ordinarios de Díez Ripollés, ibíd.; M. Bajo y C. Suárez González,
todo ciudadano» (fundamento segundo). Huelga de hambre y respeto a la libertad, cit.).
b) Dicha obligación debe verse «desde una 1) «Obligar a unos reclusos a recibir alimentación
perspectiva garantista [aquí el juez sigue la opinión por vía parenteral, se reduce a violentar su voluntad
de Díez Ripollés] e implica el deber de ofrecer pres- para garantizar no su vida, sino la desaparición del
taciones sanitarias o alimenticias, pero en absoluto riesgo de muerte. Esta situación de riesgo no es en
autoriza a imponerlas contra la voluntad del re- sí misma bastante para justificar la limitación, hasta
cluso». el extremo de anularla, de la libertad de los reclusos
c) El internado en centro penitenciario goza de en huelga de hambre; entender lo contrario equival-
los mismos derechos fundamentales que el ciuda- dría a legitimar la prohibición a toreros, trapecistas,
dano libre, en la medida en que éstos sean compa- corredores de motos y otras actividades humanas
tibles con el cumplimiento de la pena, como ocurre que en sí mismas entrañan un grave riesgo para la
en este caso. Legalmente, es imposible actuar mé- vida» (voto particular de Pedraz Calvo al auto de la
dica o asistencialmente contra la voluntad expresa Audiencia Provincial de Madrid ya indicado).
de un ciudadano consciente. 3. Antes de pasar a considerar la tercera de las
d) El deber asistencial de la Administración debe soluciones antes apuntada, indicaré qué argumen-
ceder ante el derecho del interno a que se respete tos cabe esgrimir, en mi opinión, contra las dos an-
su decisión libre y voluntaria. La alimentación forza- teriores soluciones, en sus diversas variantes.
da iría contra el artículo 10 de la CE (dignidad de la 3.1.1. La forma más expeditiva de defender que
persona), podría constituir un trato degradante (pro- la Administración está autorizada a alimentar a los
hibido por el arto 15 de la CE), está tipificado como presos por la fuerza, sin que importe el que éstos
delito de coacciones, e incluso podría verse como se encuentren o no en estado de consciencia, sino
un delito de torturas (del art.204 bis del Código simplemente el que su vida corra peligro, es, en
Penal). efecto, apelar al Derecho natural. El que esta invo-
e) El deber de velar por la integridad y salud de cación no pueda, sin embargo, tener éxito, se debe
los internos reaparece, sin embargo, en el caso de a las siguientes razones: 1) Es más bien dudoso que
pérdida de la consciencia por parte del huelguista, el Derecho natural cuente entre el elenco de las
aun cuando el recluso hubiese previsto esta situa- fuentes de nuestro ordenamiento, aunque haya
ción y hubiese manifestado que tampoco entonces quien interprete la referencia a los principios gene-
deseaba que se le alimentase. La razón para ello es rales del Derecho como una referencia a los princi-
que «nunca podremos afirmar ni conocer cuál hu- pios del Derecho natural. 2) Tal invocación es, por
biera sido la voluntad del interno en ese momento y otro lado, inútil, pues para ~nseguir los propósitos
en esa circunstancia. La pérdida de consciencia le buscados bastaría con remontarse a los principios
priva de la posibilidad de modificar su criterio, y es- positivizados en la Constitución y quizá en otros tex-
tamos entonces ante una voluntad presunta que, tos legales. 3) Habría que demostrar que existe un
ahora sí, cede ante el deber asistencial» (fundamen- principio del Derecho natural que establece que el
to quinto). derecho a la vida: a) tiene un carácter de preemi-
A estos argumentos que se contienen en el auto nencia frente a cualquier otro derecho, y b) su ejer-
del juez Sánchez Yllescas cabe añadir todavía los cicio es además obligatorio, en el sentido de que el
siguientes: titular del derecho no es libre de optar entre vivir y
~ El ordenamiento jurídico otorga especial rele- morir. No es cosa de entrar aquí a discutir de qué
vancia a la vida humana, «pero la protección penal forma se ha planteado este problema en la tradición
se confiere siempre que los ataques a la vida pro- iusnaturalista, pero quizá no sea inoportuno recor-
vienen de interferencias de terceros, no cuando es dar dos datos obvios. El primero es que entre los au-
la propia persona la que dispone de su vida (...), la tores iusnaturalistas no ha habido precisamente
persona tiene, pues, capacidad de disposición so- unanimidad al respecto. Y el segundo es que sos-
bre su vida (fundamento quinto del auto de 25-1-90 tener lo afirmado en a) casa bastante mal con de-
del juez de vigilancia penitenciaria de Zaragoza, Vi- fender la pena de muerte o -digamos- el tiranici-
lar Badía). dio, lo que no ha sido precisamente anecdótico en
g) La alimentación cuando el recluso pierde la esta tradición de pensamiento. Por lo demás, la ape-
consciencia «permite un auténtico respeto de la lación al Derecho natural expresa -aunque de ma-
huelga de hambre reivindicativa como ejercicio de nera, como hemos visto, inadecuada- una intuición
los derechos fundamentales del recluso: su capaci- correcta: la de que la argumentación jurídica, al me-
dad de presión sólo se mantiene si, por un lado, la nos en los casos difíciles, tiene también un impor-
Administración no puede tolerar la muerte del huel- tante componente moral.
guista y, por otro, se le impide alimentarle en la fase Como la defensa de a) y b) caracteriza también la
de consciencia y se le obliga en la fase de incons- postura de las otras decisiones judiciales indicadas
ciencia a sanarle» (J. L. Díez Ripollés, La huelga de en 2.1.1 y que no hacen una referencia expresa al
hambre en el ámbito penitenciario, cit.). Derecho natural, mostraré ahora por qué, en mi opi-
h) La exigencia de actuar tras la pérdida de nión, no se puede sostener ninguno de estos dos
consciencia evita que se abran paso razones de Es- puntos con los argumentos contenidos allí; ello, por
tado encaminadas a desembarazarse por esa vía de otro lado, debe llevar a rechazar en su conjunto esta
reclusos considerados como indeseables, como su- línea de argumentación.
cedió con la actitud del Gobierno de Thatcher con El razonamiento contenido en 2.1.1 para defender
ocho huelguistas deliRA en 1980 o con la del Go- a) es, según creo, falaz. Es cierto que si no se está
bierno alemán con la banda Baader-Meinhof (J. L. vivo no se puede ejercer ningún derecho, pero de

33
ahí no se deduce en absoluto que el derecho a la ción-, y que el Estado debe no sólo no impedir
vida goce de preeminencia frente a cualquier otro nuestros cursos de acción en este sentido, sino que
derecho. El que X sea condición necesaria para V debe también poner los medios para facilitárnoslos.
no implica que, por ello, X (trátese de un acto, una Es seguramente discutible cuál de estos dos mo-
situación, etc.) sea superior en un sentido axiológi- delos es el que sigue nuestra Constitución y es in-
co o normativo con respecto a V. Por ejemplo, ali- cluso probable que el modelo constitucional no sea
mentarse es obviamente una condición necesaria el mismo que alienta en otros textos legales (por
para producir una obra artística, pero ello no quiere ejemplo, en el Código Penal); esto último, por otro
decir que lo primero implique un mayor valor que lo lado, tampoco tiene mayores consecuencias, dada
segundo. V el acto de engendrar a Einstein fue des- la obligación de interpretar todo el ordenamiento ju-
de luego condición necesaria para que éste formu- rídico de acuerdo con la Constitución. Cuando digo
lase la teoría de la relatividad, pero apreciamos ccdiscutible» quiero decir que es una cuestión de in-
como más meritorio lo segundo que lo primero. terpretación y que no puede resolverse simplemen-
Tampoco me parece que tengan excesiva solidez te apelando al texto constitucional. En mi opinión, la
los argumentos esgrimidos en favor de b). Por un forma más coherente de interpretar la Constitución
lado, aun cuando pudiera sostenerse a) (lo que no en este punto consiste en aceptar el segundo de los
es el caso), de ahí no cabe pasar a b) sin dar un sal- modelos. En su favor cabe aducir estos dos ar-
to en el vacío: es posible pensar que el derecho a gumentos.
la vida goza de preeminencia frente a los otros de- El primero es, en realidad, un contraargumento en
rechos y, sin embargo, configurarlo como un dere- relación con lo sostenido en 2.1.2 e). Allí se afirma-
cho de ejercicio libre y cuyo contenido sea precisa- ba que existe un deber positivo de evitar la muerte
mente el de vivir o morir. Por otro lado, la suposi- de otra persona, incluso cuando ésta trata de poner
ción de que no podemos disponer de la vida porque fin voluntariamente a su vida, derivado del deber de
nosotros no la hemos creado, sino que la hemos re- solidaridad humana que es irrenunciable. Pero ello
cibido se basa, de nuevo, en una falacia: todos -o implica, me parece, una idea equivocada de lo que
muchos- estamos acostumbrados a sentimos due- razonablemente debe entenderse por solidaridad.
ños y a disponer de bienes que no hemos contribui- Ser solidario con otro -por ejemplo, en relación con
do en absoluto a producir; no parece que seamos el bien vida- significa, en efecto, estar dispuesto no
menos dueños de un objeto que hayamos recibido sólo a no hacer lo que pudiera poner en peligro su
en herencia que de uno que hayamos construido con vida, sino también a hacer aquello que pudiera sal-
nuestras manos. V, además, ¿cuáles serían los de- varia si estuviese en peligro; pero, ciertamente,
rechos que nosotros hemos creado y no recibido? siempre y cuando el otro considere que la vida es
V, si no los hubiera, ¿querría ello decir que no po- para él un bien que desea conservar. Sería en ver-
demos disponer de ningún derecho? dad bastante paradójico sostener que se es solida-
3.1.2. La línea argumentativa sostenida en 2.1.2 rio con otro ser humano -al menos en ciertas oca-
requiere también aceptar los puntos a) y b) señala- siones- cuando le impedimos realizar sus deseos
dos en el anterior apartado, aunque ahora se haga (pensemos, por ejemplo, en alguien que agoniza en-
con argumentos distintos y ciertamente más difíciles tre terribles sufrimientos y que pide desesperada-
de rebatir. En realidad, la postura recogida en 2.2 mente que le facilitemos la muerte).
puede entenderse como una refutación de 2.1.2 (y, El segundo de los argumentos puede presentarse
ccafortiori», también de 2.1.1), en el sentido de que como una reducción al absurdo y, esquemáticamen-
allí se sostenía; frente a a), que el derecho a la vida te, consistiría en lo siguiente: si aceptamos que el
no puede prevalecer frente al derecho a la libre ex- derecho a la vida recogido en la Constitución debe
presión de la personalidad; y frente a b), que la per- interpretarse en el sentido del primer modelo indica-
sona tiene derecho a disponer sobre su propia vida. do, entonces tendremos que aceptar también que la
En definitiva, la discrepancia podría reducirse a dos Constitución prohíbe toda forma de eutanasia (tanto
maneras distintas de entender el derecho a la vida. la no voluntaria como la voluntaria, tanto la activa
En el primer caso -el de las posturas partidarias de como la pasiva), en cuanto que la eutanasia presu-
la alimentación forzada tal y como aparecen defen- pone, en efecto, que un individuo tiene derecho a
didas en 2.1.1 y 2.1.2- el derecho a la vida se en- morir. Naturalmente, no cabe entrar a discutir aquí
tiende -cabría decir- en un sentido análogo a lo un problema tan complejo como el de la eutanasia,
que supone el derecho a la educación del artículo 27 pero creo que sí puede decirse sin temor a equivo-
de la Constitución: el titular del derecho -el niño- carse que hayal menos una forma de eutanasia (la
tiene derecho a ser educado, pero no a no serio (él eutanasia pasiva y voluntaria) que moralistas, juris-
-o sus padres- no pueden elegir entre ir o no ir tas y médicos consideran en general como lícita. V
al colegio) y el Estado debe no sólo abstenerse de si esto es así, ello quiere decir que, por razones de
impedir que los niños se eduquen, sino que también, coherencia, hay que descartar la interpretación
y fundamentalmente, debe poner los medios para constitucional del derecho a la vida en que se apo-
que esto sea posible. En el segundo caso -el de ya 2.1.2.
quienes están en contra de la alimentación forza- 3.1.3. La argumentación recogida en 2.1.3 diri-
da- el derecho a la vida se entiende -podríamos gida a sostener la licitud de la alimentación forzada
decir- de manera análoga a como se configura el de los presos en huelga de hambre no se basa ya
derecho al libre acceso a la cultura del artículo 44.1 en la aceptación de los dos extremos a) y b) en que
de la Constitución: que tengamos este derecho su- descansaban las dos anteriores líneas argumentati-
pone que somos libres de acceder o no a la cultura vas, sino en las premisas indicadas como 2.1.3 a),
-en esto se diferencia del derecho a la educa- 2.1.3 b), 2.1.3 e) y 2.1.3 d). Se trata de un plantea-

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miento indudablemente original que, sin embargo, ría de su derecho a la libertad de expresión el preso
no me parece del todo sólido. del GRAPa que criticara las medidas de dispersión
En primer lugar, porque parte de una concepción tomadas por el Gobierno- no pueda hacerse otro
que juzgo equivocada del derecho subjetivo en ge- tanto con el derecho a la vida.
neral y del derecho a la vida en particular. Lo prime- 3.2. La fundamentación ofrecida en 2.2 contiene
ro, porque hay derechos subjetivos -por ejemplo, en realidad dos tesis, una de las cuales me parece
el derecho a la educación o a no ser torturado- acertada, y la otra no. La primera tesis consiste en
cuyo contenido no es una acción que sea facultati- negar que se pueda alimentar forzadamente a pre-
va para el titular del mismo: tenemos derecho a sin- sos que libre y conscientemente no desean ser ali-
dicarnos o a no sindicarnos, pero los niños no tie- mentados; la segunda afirma que se les puede ali-
nen derecho a educarse o a no educarse, ni tene- mentar forzadamente una vez que han perdido la
mos tampoco un derecho a dejarnos o no torturar. consciencia.
Lo segundo, porque parece sugerir un modelo de in- A su vez, la primera tesis puede justificarse -de
terpretación del derecho a la vida -sería un tercer acuerdo con el esquema de argumentación ofrecido
modelo que no coincide con ninguno de los dos an- anteriormente-- de dos maneras. Una de ellas es la
teriores- que no me parece aceptable. Ahora, el de- que se contiene en los puntos 2.2 a), 2.2 b), 2.2 e)
recho a la vida no sería ya análogo a la cultura, sino y 2.2 d) y, en mi opinión, es substancialmente
al derecho a la libertad de expresión (o al derecho correcta. La otra es la que se expresa en el punto
a la libre sindicación): tener este derecho significa 2.2 1) Y la juzgo equivocada. En el caso que nos ocu-
que somos libres de expresarnos en un sentido o en pa, me parece obvio que no se está simplemente
otro y que los demás -en particular, el Estado- no frente a un supuesto de «riesgo de muerte», sino de
puede impedirnos ejercer esta libertad, aunque tam- «muerte segura»: se sabe de toreros, trapecistas o
poco tengan por qué hacer nada para facilitárnosla; corredores de motos que han sobrevivido incluso a
de la misma manera, podemos vivir o dejar de vivir todas sus actuaciones profesionales, pero de nadie
y el Estado, naturalmente, no puede matarnos, pero que haya podido sobrevivir después de un determi-
tampoco tiene ningún deber positivo de preservar nado número de días sin alimentarse. Antes he in-
nuestra vida -o la de los presos-o Pero el Estado dicado que la huelga de hambre se distingue del sui-
sí que tiene un deber positivo de velar por la salud cidio porque el huelguista acepta la muerte (como
y la vida de los presos -y de los ciudadanos en ge- una consecuencia de su acción) pero no la desea
neral-; lo que ocurre es que no puede tomar me- (como un resultado de la misma). Ahora cabe aña-
didas encaminadas a este objetivo que vayan en dir que el huelguista de hambre -que lleva hasta el
contra de la voluntad de los afectados (los argumen- extremo su actitud- se diferencia de quien acepta
tos recogidos en 2.2 a), 2.2 b), 2.2 e) y 2.2 ~ me pa- -profesional mente o no- efectuar una actividad
recen, en este sentido, irreprochables). que supone un grave riesgo para su vida, porque el
En segundo lugar, la idea de que la huelga de primero sabe con seguridad que se va a morir, pero
hambre «sería constitucionalmente lícita si lo que se no así el segundo; en el primer caso, hay una co-
pretende es morir, no si lo que se intenta es presio- nexión de necesidad entre la actividad y la conse-
nar» se basa, pienso, en un error ocasionado, qui- cuencia, que falta en el segundo (en el que la pro-
zá, por no haber distinguido entre el resultado (que- babilidad puede ser más o menos alta).
rido) de una acción y sus consecuencias (no queri- La tesis que juzgo equivocada -la segunda te-
das). La huelga de hambre se distingue del suicidio sis- es, como he dicho, la de que se pueda alimen-
precisamente porque la muerte para el suicida es un tar forzadamente a los presos una vez que éstos han
resultado y para el huelguista de hambre tan sólo perdido la consciencia. Los argumentos aducidos
una consecuencia. Decir que la huelga de hambre para sostenerla (2.2 ee), 2.2 g) Y 2.2 h)) me parecen
sólo es lícita si lo que se pretende es morir, equiva- francamente débiles.
le a decir que nunca es lícita (pues el huelguista no En relación con 2.2 e) cabría hacer, entre otras,
quiere morir, sino que está dispuesto a morir para lo- las tres siguientes consideraciones críticas. La pri-
grar un determinado resultado -en este caso, pre- mera es que si se acepta lo sostenido ahí, parece
sionar al Gobierno-); esto, por otro lado, está en que también habría que aceptar que a un huelguista
contradicción con una afirmación del propio Aparicio de hambre -pero no recluido en una prisión- ha-
en el sentido de que «no cabe hablar de la ilicitud bría que alimentarle por la fuerza una vez que ha
genérica de la huelga de hambre». perdido la consciencia; pues el hecho de que uno
En tercer lugar, la idea de abuso de un derecho esté cumpliendo pena y el otro no (de acuerdo con
fundamental es seguramente una idea autocontra- lo sostenido en 2.2 a) y 2.2 e)) no es razón que jus-
dictoria, por lo menos si se acepta una concepción tifique una diferencia de trato a este respecto. Aho-
de los derechos como la que ha popularizado en los ra bien, yo no veo de qué manera se puede justifi-
últimos años R. Dworkin. Para este autor, tener un car moralmente una medida de este tipo (pensemos,
derecho -un derecho individual- significa tener un por ejemplo, en un Gandhi en huelga de hambre
triunfo frente a la mayoría; significa que ninguna di- para reivindicar que los países ricos eviten la muer-
rectriz política ni objetivo social colectivo puede pre- te por hambre en el Tercer Mundo).
valecer frente a él (cfr. R. Dworkin, Los derechos en La segunda consideración es que lo afirmado en
serio, Ed. Ariel, Barcelona, 1984, sobre todo el 2.2 e) llevaría a una consecuencia -si se desea ser
cap. 7). Y, en todo caso, no se ve por qué si el de- coherente-- que me parece inaceptable. Pues si se
recho a la libertad de expresión puede ejercerse niega que un individuo pueda tomar -libre y vol un-
para presionar sobre la política penitenciaria del Go- tariamente-- decisiones para los casos de pérdida
bierno -no creo que Aparicio pensara que abusa- de consciencia, habría que rechazar también institu-

35
ciones como el testamento vital; y ello, a su vez, lle- un determinado propósito como consecuencia de
va, por lo menos, a complicar innecesariamente los haber ejercido su derecho. Obviamente, debemos
problemas que plantea la eutanasia no voluntaria (es respetar el derecho de libertad de expresión y, en
decir, no los supuestos en los que la persona a la ese sentido, no cabe prohibir que alguien escriba un
que se da muerte es capaz de consentir pero no lo artículo, por ejemplo, en defensa de la actual regu-
hace -eutanasia involuntaria-, sino aquéllos en lación del tráfico de drogas en el Código Penal; pero,
que la persona no es capaz de elegir entre la vida desde luego, no hay por qué procurar que la perso-
y la muerte). na en cuestión logre su propósito de convencer a la
La tercera consideración es que 2.2 e) supone to- opinión pública o a los legisladores de sus tesis y,
mar una medida paternalista que me parece injusti- desde mi punto de vista, haríamos incluso bien si tra-
ficada. Por ccmedida paternalista» entiendo una me- táramos de contrarrestar esa influencia escribiendo
dida que se establece con el fin de obtener un bien un artículo refutando aquellas tesis. De manera aná-
para una persona o grupo de personas y sin contar loga, no veo ninguna razón que nos deba mover a
con su aceptación. Yo no dudo de que hay casos interpretar las normas, o a tomar decisiones, en or-
en que puede estar justificado actuar paternalista- den a favorecer que los presos del GRAPO puedan
mente. Concretamente, pienso que lo está si se dan mantener su cccapacidad de presión», que no es más
estas tres condiciones (cfr. M. Atienza, Discutamos que un objetivo perseguido en el ejercicio de un de-
sobre paternalismo, en ccDoxa», n.O5, pp. 203-214): recho fundamental, pero que no forma parte del con-
1) la medida está realmente encaminada hacia la tenido de dicho derecho.
consecución del bien objetivo de una persona o una Finalmente, el argumento de evitar que se abran
colectividad; 2) los individuos o la colectividad a que paso ccrazones de Estado», indicado en 2.2 h), no
se destina la medida no pueden prestar su consen- me parece tampoco convincente, por dos razones.
timiento por poseer algún tipo de incapacidad bási- Una es que el argumento es en sí mismo débil, pues
ca -transitoria o n~, y 3) se puede presumir ra- no pretende decir que si se toma la medida contra-
cionalmente que éstos prestarían su consentimiento ria a la que se quiere defender -es decir, si no se
si no estuvieran en la situación de incapacidad indi- les alimenta en la fase de inconsciencia- se pro-
cada en 2) y, por tanto, conocieran cuál es realmen- duzca con ello un mal, sino simplemente que existe
te su bien. Puede aceptarse que en este caso se da el riesgo de que con ocasión de ello se cause un
la condición 1) Y también -en la medida en que es- mal. En el fondo se trata del mismo argumento de
tán inconscientes- 2), pero, desde luego, no pue- la ccpendiente resbaladiza» que suelen esgrimir quie-
de decirse lo mismo en relación con 3), siempre y nes están en contra de cualquier forma de eutana-
cuando se suponga (como se hace en todas las de- sia (se empieza justificando algunos tipos muy limi-
cisiones judiciales y opiniones recogidas) que el in- tados de eutanasia y se termina en el genocidio nazi)
dividuo (el preso del GRAPO) tomó su decisión de y cuya fuerza me parece limitada. La otra razón es
prolongar la huelga de hambre hasta la muerte con que el argumento está mal dirigido, en el sentido de
pleno conocimiento de causa y de manera libre y que el destinatario del mismo lo sería en todo caso
voluntaria. el Gobierno, pero no los jueces. La posición del Go-
El argumento contenido en 2.2 g) también sugeri- bierno es aquí esencialmente distinta de la de los
do en 2.1.2 d), en el sentido de que sólo de esta for- jueces, en cuanto que aquél puede tomar decisio-
ma -alimentando al preso cuando está en estado nes que eviten ese riesgo -por ejemplo, modificar
de inconsciencia- se respeta la huelga de hambre su política penitenciaria, negociar con los presos,
reivindicativa como ejercicio de un derecho funda- etc.- que están fuera de la competencia de los jue-
mental, me parece vulnerable desde dos puntos de ces. Por eso mismo, el que la postura que voy a de-
vista. Por un lado, parece verdaderamente discuti- fender a continuación coincida aparentemente con
ble que la medida en cuestión pueda tener los efec- la propugnada por Thatcher no me parece que sea
tos que pretenden sus partidarios: si se espera a lle- un motivo de mayores preocupaciones.
gar al estado de inconsciencia -e incluso antes- 4. Mi punto de vista al respecto es, en efecto,
la situación puede ser ya irreversible, de manera que que los jueces deberían haber fallado en el sentido
realmente no se logra salvar la vida del huelguista de no autorizar a alimentar por la fuerza a los pre-
(cfr. el fundamento sexto del auto 16/90, de 16-2, de sos del GRAPO, tampoco cuando éstos han perdi-
la Sala Primera de la Audiencia Provincial de Zara- do la consciencia, y siempre sobre la base de que
goza); e incluso si se lograr salvarla, no parece que su decisión de prolongar la huelga de hambre hasta
sea ésta una medida que pueda prolongarse indefi- el final la han tomado con pleno conocimiento de
nidamente. Por otro lado, el argumento en cuestión causa y de manera libre y voluntaria. Los argumen-
presupone una concepción por lo menos discutible tos en que me baso para ello son substancialmente
de los derechos fundamentales. Si alguien tiene un los que configuran lo que he denominado la primera
derecho fundamental -por ejemplo, a vivir o a mo- tesis contenida en 2.2. A esos argumentos añadiré
rir-, ello significa que contra su derecho no pueden aquí sólo tres consideraciones que me permitirán
prevalecer -al menos en principi~ consideracio- precisar mi postura al respecto.
nes a partir del interés general o de conveniencias La primera consideración es que lo que se sostIe-
públicas. Pero, naturalmente, una cosa es que de- ne en 2.3 -lo que pretendo sostener aquí- es que
bamos respetar ~ que el Estado debe respetar- el estado de inconsciencia no justifica que se pueda
este derecho del individuo aun cuando ello resulte alimentar por la fuerza a un preso -o, en general,
en perjuicio de otros, de la política del Gobierno, etc., a una persona- que haya manifestado claramente
y otra cosa es que se deba hacer lo posible para per- su voluntad en sentido contrario. Pero con ello no
mitir que el titular de un derecho fundamental logre quiero decir que nunca sea iícito hacerlo, es decir,

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que en ningún caso se pueda alimentar por la fuer- ción sostenida en 2.2, no es la concepción del de-
za a un preso en huelga de hambre. Podría hacer- recho a la vida ni la idea de que existe algún caso
se, por ejemplo, en un supuesto en que concurrie- en que se pueda alimentar por la fuerza a un preso,
ran las circunstancias antes indicadas para configu- sino la línea de demarcación que separe los casos
rar un caso de paternalismo justificado. Concreta- en que sería lícito hacerla de los otros, habría de su-
mente, estaría justificado hacerla si hubiera razones gerir aquí otro criterio alternativo al de la conscien-
sólidas para pensar que los huelguistas no han to- cia-incosciencia de los presos.
mado su decisión de manera libre, sino presionados Para ello me parece interesante volver de nuevo
por su organización, lo que quizá no sea del todo a Dworkin y, concretamente, a una distinción que él
descartable en relación, al menos, con algunos de traza en diversos escritos (cfr., por ejemplo, A mat-
ellos. ter of PrincipIe, Clarendon Press, Oxford, 1986,
caps. 18 y 19) entre argumentos de principio y ar-
La segunda consideración concierne a la configu-
gumentos consecuencialistas (arguments of policy).
ración del derecho a la vida que, obviamente, está
Los primeros son argumentos dirigidos a establecer
en la base de todos los argumentos esgrimidos en
~ justificar un derecho individual; los segundos se di-
uno u otro sentido. Anteriormente he distinguido tres
rigen a establecer o justificar un fin o interés gene-
formas distintas de conceptualizar dicho derecho y
ral; en caso de contradicción (y salvo supuestos ex-
me he decantado en favor del segundo modelo: el
tremos) los argumentos de principio deben prevale-
derecho a la vida implica que se tiene derecho a vi-
cer sobre los argumentos consecuencialistas. Pues
vir o a morir y que los demás -y, en su caso, el Es-
bien, si configuramos el derecho a la vida como un
tado- tienen no sólo deberes negativos, sino tam-
derecho fundamental según el modelo antes indica-
bién deberes positivos en orden a garantizarnos la
do, entonces ello quiere decir que frente a él no pue-
vida. Ahora debo añadir que, aunque el derecho a
den prevalecer consideraciones consecuencialistas
la vida implique que se pueda tomar también la op-
como, por ejemplo, el hecho de que el ejercicio de
ción de no vivir, de morir, ello no quiere decir que
este derecho podría hacer fracasar una determina-
sea un derecho de libre disposición, en el sentido da política del Gobierno o de que ocasionaría deter-
fuerte de esta expresión. El derecho a la vida se dis- minados problemas al funcionamiento de las institu-
tingue en este aspecto del derecho a la propiedad y ciones penitenciarias. El derecho a la vida (y, por
se asemeja al derecho de voto o al derecho de ele- tanto, a la muerte) de los presos del GRAPO sólo po-
gir una determinada religión. Uno puede disponer li- dría limitarse si su ejercicio afectase a derechos fun-
bremente de su propiedad y transmitir en conse- damentales de otros o supusiera consecuencias ver-
cuencia a otro sus derechos sobre un determinado dad~rament~ extremas (poner en peligro el funcio-
objeto; pero no puede vender su voto o hacer un namiento mismo de las instituciones penitenciarias,
contrato renunciando en el futuro a adherirse a un entrañar un riesgo para el sistema democrático oca-
determinado credo religioso aunque, naturalmente, sionar gastos económicos de extraordinaria entidad,
pueda votar o no votar y adherirse a una religión o etc.). Como me parece que no estamos frente a nin-
a otra. guno de estos supuestos, entiendo que los jueces
y la tercera consideración es que, puesto que no deberían haber autorizado la alimentación por la
-como ya he dicho- lo que falla es la argumenta- fuerza de estos presos.

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Sobre la huelga de hambre en prisión
María José AGRA

La reflexión sobre la violencia ha sido y es una A todo esto hay que añadir que estos presos per-
constante en el pensamiento filosófico político. Di- tenecen a una organización terrorista, lo cual nos en-
cha reflexión apunta a diversos problemas vincula- frenta ante un problema a todas luces delicado en
dos, en general, a las relaciones constitutivas de la el que juega de una manera más o menos incons-
sociedad y, en particular, a la sociedad política. La ciente, incluso en cierta medida insinuado, el fantas-
violencia bien se justifica como origen de la política, ma de la venganza, de la ley del talión, que en nada
como acto creador, bien se considera como no-po- beneficia a la reflexión pausada, al debate y la lógi-
Iitica o, mejor, como anti-política. En primera instan- ca democrática, acercándonos, por una parte, al
cia el trasfondo de la reflexión nos lleva a la guerra miedo más propio del estado de naturaleza o, de
y a la revolución o a la barbarie, en última instancia, otra, a la lógica del monstruo Leviatán.
diríamos, nos encontramos con el problema de la El conflicto ante el que nos hallamos es un con-
vida y la muerte, con el poder de vida y muerte, con flicto político que se plantea, sin embargo, como un
el hacer morir o el dejar vivir. conflicto entre libertad y vida a un doble nivel: el del
Quizá, en el contexto que aquí nos interesa, no huelguista y el de la institución penitenciaria. Con re-
esté de más recordar con H. Arendt que «Sófocles, lación al primero, el preso, en ejercicio de su liber-
en Edipo en Colona, la obra de su vejez, escribió es- tad utiliza como protesta la huelga de hambre, po-
tos famosos y espantosos versos: "No haber naci- niendo en riesgo aquello de lo que aún puede dis-
do es la mejor de las venturas, y una vez nacido, lo poner libremente: su vida. No se trata de una acti-
menos malo es volverse cuanto antes allá de donde tud suicida. Es obvio que si su intención fuese la de
es uno venido".» También nos hace saber, por boca suicidarse podría emplear otros medios más rápidos
de Teseo, el fundador legendario de Atenas y su pro- y efectivos para lograr dicho fin. Su protesta es po-
tector, lo que haría posible que los hombres corrien- lítica. La huelga de hambre como medio de lucha po-
tes, jóvenes y viejos, pudiesen soportar la carga de lítica, de resistencia pasiva es de todos conocida.
la vida: «era la polis, el espacio donde se manifies- La privación de libertad que conlleva el estar pre-
tan los actos libres y las palabras del hombre, la que so condiciona, obviamente, la vida y la libertad del
podría dar esplendor a la vida: TÓV I3lov AOI.m6óv individuo pero en ningún momento hasta el punto de
nOlE:TOSOl» . perder su dignidad como persona. Merece esto es-
En este texto se expresa claramente la idea de pecial atención puesto que el internamiento en ins-
que la vida no es un valor absoluto sino más bien tituciones penitenciarias es por sí mismo lo suficien-
relativo. Es preciso la libertad y la palabra para po- temente "penoso» para que esto se agrave con
der realmente vivir y esto sólo es posible en el es- unas condiciones de vida en las cárceles (hacina-
pacio de la política. Las relaciones políticas son miento, enfermedades, aislamiento ...) que nada tie-
constitutivas y necesarias; la mediación política en- nen que ver con los derechos humanos más elemen-
tre la vida y la libertad es lo que da sentido a am- tales ni con la reinserción social que, se dice, es la
bas. No obstante, han surgido y surgen conflictos misión básica de tales instituciones.
entre la libertad y la vida que se presentan en no po- Puede objetarse que ésta es una consideración
cas ocasiones como valores antinómicos. La moder- exagerada y que la situación de las cárceles espa-
nidad está llena de conflictos entre ambos valores, ñolas no es tal. Sin embargo, la decisión de disper-
justamente en la medida en que la libertad individual sar a estos presos es debida a que mantenerlos jun-
aparece tematizada en el pensamiento filosófico tos significa fomentar una escuela de terroristas,
político. ante esto sólo cabe preguntarse ¿cuáles son, pues,
En los últimos meses venimos asistiendo a un las condiciones y las funciones de las prisiones para
conflicto -la huelga de hambre de los presos del que esto no ocurra? También escuchamos que son
GRAPo- que nos enfrenta ante lo que parece una escuelas de delincuentes, de drogadictos, etc. Si
variante de la antinomia libertad-vida. Ahora bien, esto es así, más bien habrá que plantear un amplio
hay que tener en cuenta algunos aspectos importan- debate, por otra parte ya suscitado por algunos, so-
tes: en primer lugar, que en este conflicto la libertad bre la abolición o reforma de las mismas.
y la vida están limitadas a la prisión; en segundo lu- Desde el punto de vista de la institución, el con-
gar, que el origen de la protesta surge de una deci- flicto no se plantea como político sino únicamente
sión político-administrativa, a saber, la dispersión de como un conflicto sobre la vida en donde su obliga-
los presos por los diversos centros penitenciarios; ción de velar por la vida, salud e integridad de los
en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, internos se extiende hasta la alimentación forzosa,
en el conflicto intervienen auxiliarmente jueces y contra la voluntad expresa del huelguista. Tradu-
médicos. ciendo así el problema a una cuestión judicial: los

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jueces deben dar la autorización necesaria para que así más problemas de los que verdaderamente
se proceda a la alimentación forzosa; y a una cues- resuelve.
tión médica: los médicos serán los encargados de Más aún, la cuestión radica en el hecho de la vul-
llevar a cabo la alimentación y preservación de la neración y degradación de la persona que lleva con-
vida. sigo la alimentación forzosa, pero cabe plantearse
Los derroteros por los que discurre ahora el pro- si tal medida va encaminada a poco más que man-
blema, por tanto, es por la vía auxiliar que represen- tener una vida funcionando, aunque el riesgo de
tan los jueces y los médicos. Nos encontramos con muerte no desaparece totalmente, y si es, por tanto,
una variante de lo que puede llamarse la falacia del una medida efectiva. Siguiendo la línea argumenta-
procedimiento. La institución penitenciaria, median- tiva iniciada más arriba, está claro que esta medida
te este procedimiento, no sólo desvía el campo de no resuelve nada. Nos hallamos ante un conflicto po-
atención, sino que además convierte el deber asis- lítico y en un contexto tal que los valores de la vida
tencial de velar por la vida, salud e integridad que y la libertad sólo se pueden preservar a través de la
acompaña al derecho a la vida en el deber de la vida mediación política. Es decir, el conflicto no nos plan-
contra la voluntad del interno. Dicho de otro modo, tea un problema de medios para garantizar la vida,
la utilización del procedimiento de la alimentación la salud y la integridad, sino un problema de condi-
forzosa supone el paso de la obligación de garanti- ciones, aquellas que, aun en situación de reclusión,
zar a la de imponer, configurándose como una va- deben garantizar la vida y la libertad.
riante más característica del modelo de salud públi- Evidentemente no se trata de que en aras de su
ca del Estado clínico, como lo denomina F. Savater, libertad puedan llegar a morir, ni solamente de ac-
y que aplicado al caso que aquí nos ocupa acaba tuar cuando ya no hay consciencia, sino de buscar
contribuyendo igualmente a la desvirtuación del con- soluciones que no engendren una espiral de violen-
cepto moral y político de libertad y vida. Generando cia, que alejen el fantasma de la barbarie.

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Consideraciones éticas en torno a la huelga de hambre de los
«grapo»
José Antonio GIMBERNAT

La huelga de hambre, con carácter colectivo de en esos Estados. Además la huelga de hambre, en
un importante número de presos del GRAPa, tuvo general, ha sido un procedimiento que los presos de
su primera incidencia polémica en la discrepancia ju- connotación política o de convicción han utilizado
rídica, después que las autoridades del Ministerio de con frecuencia en el intento de lograr mejoras en la
Justicia ordenaran la alimentación de aquellos huel- situación carcelaria, o con el fin de hacer rectificar
guistas que habían alcanzado un punto crítico en su decisiones que pretendían empeorar sus condicio-
estado de salud. Los argumentos legales esgrimidos nes penitenciarias. Este ha sido el tono de huelgas
en pro y en contra son ya conocidos. Mis reflexio- de hambre en las últimas décadas, llevadas a cabo
nes de ahora no tratan de dirimir la cuestión estric- por presos deliRA en Irlanda, de la RFA en Alema-
tamente jurídica, para la que carezco de competen- nia Occidental o de los encarcelados, durante la dic-
cia, y pretendo situarlas en el espacio de la reflexión tadura de Franco, por actividades políticas y sin-
moral. dicales.
Nuestro siglo ha conocido controversias, con im- Esta tradición de la huelga de hambre ha llevado
portante repercursión en la opinión pública, a propó- a la convicción generalizada -dejando al margen la
sito de la legitimidad de las huelgas de hambre. En cuestión teológica- de que la huelga de hambre es
el año 1920, conmocionó a la opinión internacional, un método legítimo, casi con carácter de último re-
la huelga de hambre llevada a cabo por el alcalde curso, que permite dar cauce al derecho a la resis-
de la ciudad irlandesa de Cork, Terence Mac Swi- tencia, en circunstancias subjetivamente estimadas
ney. Había sido detenido y encarcelado por partici- como injustas. Desde una perspectiva individual o
par en el movimiento independentista irlandés, colectiva a los huelguistas les parece factible, me-
opuesto a las pretensiones de dominio de Gran Bre- diante su acción, transformar las situaciones socia-
taña. Se negó a comer, si no se le otorgaba la liber- les y nacionales, y -dado el caso- las propias con-
tad. Después de sesenta y tres días murió en pri- diciones existenciales. La huelga de hambre ha me-
sión. Mac Swiney es hoy un héroe nacional de la in- recido el respeto general por tratarse de un método
dependencia de Irlanda. El carácter de católico, tan- de acción de carácter no violento. El principal daña-
to suyo como del movimiento nacionalista en el que do es quien la emprende, pues pone en peligro la
estaba integrado, abrió un sonado debate teológico propia salud y arriesga su vida. La dinámica interna
sobre la licitud moral de su actuación, en cuyos de- del proceso huelguista está provista de una gran cre-
talles no voy a extenderme. Los moralistas de las dibilidad en lo que respecta al compromiso con sus
Iglesias debatieron sobre si su decisión debería ser convicciones del que la realiza, pues para mostrarlo
considerada como un suicidio, lo que en la teologías está dispuesto a soportar tan graves daños perso-
confesionales supondría una reprobación por inmo- nales. Este procedimiento de protesta posee un va-
ral. La distinción escolástica entre suicidio "directo» lor de testimonio, que le capacita para extender es-
o "indirecto», permitió ordenarla en la segunda ca- tados de conmoción y apoyo, pues cambia las es-
tegoría, que según los cánones al uso hacía posible trategias agresivas al uso por otras de consecuen-
estimarla como moralmente lícita. La mayoría del cias autoinmolatorias. Los movimientos pacifistas
clero irlandés, junto con el pueblo, reconocido el va- modernos han incorporado la huelga de hambre
lor moral de la entrega de su vida, pasó a ensalzar- como una forma propia de actuación, dentro del arco
lo como héroe nacional y religioso; mártir de la liber- de su metodología de actuación. En conclusión, pue-
tad de su país. de decirse que es una forma legítima de resistencia,
En otra área cultural y religiosa, en las décadas que debe ser respetada en su práctica, se esté o no
de los años treinta y cuarenta, la atención mundial de acuerdo con las demandas o ideología de quie-
estuvo pendiente de los métodos no violentos de nes consideran que deben explicitar de este modo
Mahatma Gandhi que incluía la huelga de hambre su disconformidad y protesta. Este reconocimiento
como instrumento para intentar cambiar las leyes y de este tipo de huelga de hambre como un derecho,
la política de dominación en la India de la potencia en coherencia exige no impedir que sus autores,
colonial, el imperio británico. El impacto y reconoci- mientras tengan capacidad decisoria, puedan lIevar-
miento universal de la figura de Gandhi no necesita la hasta el extremo elegido por ellos. La interrupción
ahora especial detalle. forzada desde fuera de ella, en algún punto de su
Más recientemente, disidentes de países del área secuencia, equivale de hecho a no aceptar conse-
soviética, con Sajarov como figura preminente, han cuentemente la legitimidad de su ejercicio. El poder
utilizado la huelga de hambre como recurso para suasivo de la huelga, en algunos casos, reside en
orientar o acelerar los procesos de democratización la voluntad de lIevarla hasta el límite, pues sólo así

40
-se piensa- el oponente es capaz de recapacitar de derechos de un preso, derivada de las senten-
sobre sus actitudes y acciones. Impedir ese extre- cias de la justicia, se incluye también la de llevar a
mo significa de hecho recortar el derecho a ponerla cabo este tipo de huelgas, que en otro contexto le
en práctica. es reconocido. Quien así razona tendrá que arras-
En la controversia jurídico moral acerca de la huel- trar las consecuencias de su principio, que conse-
ga de hambre de los «grapos» resaltan dos posicio- cuentemente implica que en su caso personalidades
nes opuestas: la de quienes la estiman como un como Gandhi o Sajarov deberían haber sido ligados
caso particular, al que hay que aplicar las conside- a sus lechos y alimentados coactivamente, llegado
raciones más generales realizadas hasta aquí, y la un estado crítico de salud en su decisión de llevar
de aquellos que piensan que es un caso que no jus- adelante sus huelgas. Negar esta consecuencia en
tifica estas estimaciones y, por tanto, debe ser tra- estos ejemplos, desvelaría que la argumentación uti-
tada de forma especial. Según esta opinión, su ex- lizaba elementos meramente estratégicos y oportu-
cepcionalidad radica en que se trata de una huelga nistas. Hay que tener en cuenta, además, que este
emprendida por miembros de una banda terrorista, derecho de huelga de una persona en prisión, si
carente de toda justificación. De esta premisa infie- cabe, debe poseer más protección que fuera de ella,
ren que los objetivos de la huelga quedan afectados pues esa circunstancia limita de por sí otros proce-
por el sello de esta organización. Por tanto, es legí- dimientos posibles de protesta, de los que se dispo-
timo no respetar su decisión de llevar su huelga has- ne en la situación normal del disfrute no coartado de
ta el extremo, impidiendo que con ello favorezcan a la libertad.
su asociación y a sus fines. El último argumento moral para recortar el dere-
La debilidad de esta línea de argumentación, que- cho de huelga del ciudadano en prisión, consiste en
da de manifiesto, en la hipótesis, de que algunos de subrayar la obligación de las autoridades que lo cus-
sus miembros, cumplida su condena, hubiera em- todian de proteger de sí misma a la persona que con
prendido o proseguido tal tipo de huelga, fuera del sus formas de protesta está a punto de quitarse la
recinto de la prisión; por ejemplo, en una vivienda vida. Según ello, habría una colisión de un derecho
particular. Difícilmente alguien podría justificar mo- (el del huelguista) y un deber (el de las autoridades),
ralmente la ación de alguna autoridad, que por tal que habría que decidir en favor de este último.
procedimiento de protesta, limitara la libertad de sus Nuestras reflexiones han tratado de mostrar el
autores y los internara bajo vigilancia para obligar- respeto que merece el empeño de las personas que,
les a ser alimentados. Parece, pues, que la concien- para enfrentarse a situaciones o condiciones consi-
cia subjetiva del huelguista es suficiente para respe- deradas subjetivamente injustas, emprenden la
tar que lleve a cabo su propósito, sean acertadas o huelga de hambre. De tal manera que se puede ha-
blar de un derecho (en sentido moral) para lIevarla
equivocadas sus ideas acerca de las relaciones so-
al límite elegido. Además al comienzo de este tra-
ciales vigentes. Desde esta óptica, en lo que se re-
bajo se aludió a que incluso las teologías morales
fiere a los supuestos o razones para interrumpir
dentro de sus supuestos confesionales dejan espa-
coactivamente estas huelgas, no resulta adecuado
cio para estimar como lícitas y a veces relevantes
diferenciar entre huelgas buenas y malas. Ello en-
este tipo de prácticas. Todo ello hace muy proble-
cubre la estimación implícita de que las huelgas de
mático estimar que el deber de asistencia anule el
las causas justas son respetables, las de las cau- derecho a fijar libremente la finalización de una huel-
sas injustas, no lo son. Además de la dificultad de ga de hambre. Teniendo además en cuenta que
discernir sin perspectiva histórica muchas de las quienes inician la decisión de finalizarla coactiva-
causas, que después del transcurso del tiempo se mente son, al menos en parte, aquellos contra quie-
confirmarán como mejores, la difícil cuestión de nes va dirigida la protesta del huelguista, y que ló-
quien dirime su rectitud, que además suele ser a la gicamente son los más interesados en que ésta
vez juez y parte, hace prácticamente imposibles va- cese, en cuanto factor crítico de sus propias de-
loraciones que sean participadas por todos. En este cisiones.
marco hay también que tener en cuenta la verdad in- A ello hay que añadir que los procedimientos há-
cuestionable de que no toda reclamación sobre sus biles para coaccionar la alimentación tienen siempre
condiciones penitenciarias hechas por un grupo un componente de degradación de la dignidad de la
terrorista debe ser siempre a priori rechazable e in- persona que los sufre.
justificada, ni tampoco que el trato a que se les so- En conclusión: el derecho de resistir mediante la
mete sea siempre el más justo. Dicho sea de paso, huelga de hambre, el respeto a la libertad de la per-
en el caso que ahora nos ocupa, la petición de rea- sona que elige este método -desde una conside-
grupamiento de los presos, sea o no considerada ración moral-, parece que debe prevalecer sobre
conveniente, no es en sí legítima. De hecho ésa era los propósitos de proteger su vida, o por las restric-
la situación decretada anteriormente por las autori- ciones que impone la condición legal de estar priva-
dades correspondientes y su revocación fue la que do de libertad. La preocupación por la vida de estas
originó la actual respuesta. personas debe saber elegir otras alternativas más
Si mis razones hasta aquí han sido lo suficiente- humanas -menos primitivas- que la presión física
mente persuasivas, sólo queda por dirimir el argu- para obligar a la alimentación. Deben de ir por la vía
mento de quienes -en una perspectiva moral- del diálogo, el reconocimiento de lo que haya de jus-
consideran que las razones para interrumpir coacti- to en sus demandas, el aprecio explicitado de su dig-
vamente la huelga de hambre de los «grapos» es nidad como persona, proponiendo fórmulas de com-
consecuencia de la condición de presos en la que promiso con el fin de intentar disuadirle de una ac-
se hallan los huelguistas. No les resultará fácil adu- titud tan desesperada como es la huelga de hambre
cir razones morales que prueben que en la pérdida hasta el fin.

41
.:. La refonna del proceso penal .:. Los delitos relativos a
Perfecto A. Andrés Ibáñez y otros drogas tóxicas, estupefadentes
.:. La objeción de condenda al y sustandas psicotrópicas
servido militar y la prestadón José Luis Díez Ripollés
social sustitutoria .:. El contrato de factoring
Antonio Millán Garrido José Antonio García-Cruces
.:. El derecho a la tutela .:. El Autocontrato
judidal María Díaz de Entre-Sotos
Ángela Figueruelo Burrieza
.:. La imprudenda punible
.:. Pasado y presente de los en la actividad
Derechos Humanos médico-quirúrgica
Oestreich, G. Agustín Jorge Barreiro
y Sornrnermann, Karl Peter
.:. La representadón de los
.:. Los Derechos Humanos,· sindicatos en el modelo laboral
desde la escuela de Budapest español
Joaquín Herrera Flores Ricardo Escudero Rodríguez
.:. Sistema Jurídico y Economía .:. El trabajo de los extranjeros
Santos Pastor Prieto en España
.:. Terrorismo y derecho Margarita Ramos Quintana
Juan Terradíllos Basoco .:. La conmutación de la
.:. La aplicadón del convenio legítima
europeo de Derechos Humanos Carmen López Beltrán de Heredía
en España .:. Constitución y Democrada
Carlos Femández de Casadevante Manuel Aragón Reyes
.:. Régimen legal de las .:. Justicia/Conflicto
inversiones comunitarias Perfecto A. Andrés Ibáñez
en España y de las españolas
en países comunitarios .:. La ordenación
Federico Gamu Sobrino constitucional de la defensa
Roberto Blanco Valdés
.:. La prevaricación judidal
Mercedes García Arán

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TEORIAlPRACTICA DE LA JURISDICCION

Una anómala legitimación (art. 111 de la LO 11/1987)


José JIMENEZ VILLAREJO

El artículo 117.5 de la CE, tras proclamar en su pri- excluyente de la potestad jurisdiccional, estaban
mer inciso que «el principio de unidad jurisdiccional sustancial mente ausentes en la estructura de la jus-
es la base de la organización y funcionamiento de ticia militar que configuraba el CJM de 1945, man-
los Tribunales», añade: «La ley regulará el ejercicio tenedor, por lo demás, de las líneas tradicionales
de la jurisdicción militar en el ámbito estrictamente marcadas por los textos legales que ordenaron la
castrense y en los supuesto de estado de sitio, de materia en el siglo XIX.
acuerdo con los principios de la Constitución». Este Estaba, pues, fuera de toda duda razonable que
segundo inciso contiene tres previsiones fácilmente únicamente tras un cambio orgánico radical, en el
diferenciables: a) se mantendrá la jurisdicción mili- sentido de los principios y preceptos de la CE, sería
tar no obstante la vigencia del principio de unidad ju- posible que el ejercicio de la jurisdicción militar se
risdiccional; b) se reducirá su campo de actuación al realizase de acuerdo con la misma. A satisfacer esta
ámbito estrictamente castrense en tiempos de nor- necesidad ha tendido la LOCOJM 4/1987, de 15 de
malidad constitucional, quedando a salvo la posibi- julio. Un comentario detenido y extenso de esta ley
lidad de que sea ampliada su competencia cuando excedería, con mucho, las posibilidades impuestas
por los límites naturales de este artículo. Parece jus-
se declare el estado de sitio, y e) el ejercicio de la
to, no obstante, dejar constancia, al menos, de que
jurisdicción militar tendrá que ser regulado de acuer-
se trata de un esfuerzo ambicioso y serio por mo-
do con los principios de la CEo Este último mandato
dernizar la jurisdicción militar española y convertirla
es el que nos ha de servir, en esta breve reflexión,
en una pieza coherente -y no disonante- con el
como punto de partida.
resto de las instituciones que conforman el Estado
Aunque en el precepto constitucional que hemos de Derecho. Más aún, en cierto sentido, puede de-
recordado sólo se prevé, expresamente, una regu- cirse que la LOCOJM ha tenido la virtualidad de con-
lación legal que ajuste a los principios de la CE «el vertir en jurisdicción -Iegitimándolo como tal- un
ejercicio» de la jurisdicción militar, desde el primer sistema de aplicación de Derecho Penal Militar que,
momento se vio con toda claridad que el mandato aun habiendo ostentado pacíficamente dicha deno-
no podía llevarse a efecto con una mera reforma de minación durante largo tiempo, era ya más que dis-
los procedimientos militares, con ser la misma ab- cutible pudiese seguir llamándose así si al término
solutamente necesaria. La jurisdicción militar no se jurisdicción le damos un sentido rigurosamente ju-
podía ejercitar de forma constitucionalmente correc- dicial.
ta si no se transformaba profundamente su organi- Para comprender el alcance de la reforma, será
zación anterior, esto es, la que tuvo hasta que se suficiente enunciar, por vía de ejemplo, algunas de
produjo la mutación política trascendental que supu- las innovaciones más importantes: se integra a la ju-
so la entrada en vigor de la Norma Fundamental de risdicción militar en el Poder Judicial del Estado y se
1978. La afirmación anterior apenas necesita el apo- materializa dicha integración con la atribución a la
yo de razones explícitas. Basta ponderar, entre otras Sala Quinta del Tribunal Supremo de los recursos
circunstancias, que un derecho fundamental como de casación y revisión contra las resoluciones de los
es el que todos tienen al juez ordinario predetermi- Tribunales Militares -con lo que la jurisdicción mi-
nado por la ley, un presupuesto básico para la ac- litar se convierte en «orden jurisdiccional» a su más
tuación jurisdiccional en un Estado de Derecho alto nivel- y con el reconocimiento de importantes
como es la independencia de los jueces y un rasgo funciones gubernativas, con respecto a los órganos
característico de todo régimen asentado en la divi- de dicha jurisdicción, al Consejo General del Poder
sión de poderes como es la naturaleza exclusiva y Judicial; se residencia la potestad jurisdiccional mi-

Abreviaturas utilizadas: CE: Constitución Española. CJM: Có- litar, de 1987. LOON: Ley Orgánica de Criterios Básicos de la De-
digo de Justicia Militar, de 1945. CPM: Código Penal Militar, de fensa Nacional y Organización Militar, modificada por la Ley Or-
1985. LECr: Ley de Enjuiciamiento Criminal. LOCOJM: Ley Or- gánica 1/1984, de 5 de enero. LPM: Ley Procesal Militar, de 1989.
gánica de la Competencia y Organización de la Jurisdicción Mi-

43
Iitar, de forma exclusiva, en los órganos judiciales por el medio más rápido posible, las sentencias o au-
militares establecidos por la LOCOJM; se proclama tos de sobreseimiento definitivo que dictaren a los
la independencia, inamovilidad, responsabilidad y mandos militares superiores expresados en el ar-
sometimiento único al imperio de la ley, de los jue- tículo 111.
ces militares, encomendándose la garantía de su in- Como es lógico, esta legitimación para recurrir en
dependencia al Consejo General del Poder Judicial; casación, concedida a Autoridades que no han sido
y los antiguos Consejos de Guerra, discrecionalmen- -ni pudieron serio- partes en la instancia, plantea
te formados para cada ocasión, quedan sustituidos problemas de varia índole, de los que no son los más
por tribunales permanentes presididos y mayorita- graves, aun revistiendo considerable envergadura,
riamente integrados por miembros del Cuerpo Jurí- los estrictamente procesales.
dico de la Defensa -aunque con la presencia de vo- Cabría suponer, para empezar, que el único re-
cales militares que el preámbulo de la ley identifica, curso de casación que pOdría ser interpuesto por los
con notoria impropiedad, con la institución del esca- Mandos Militares Superiores habría de ser el auto-
binado-, reforma esta última que, al tiempo que tec- rizado por el número 1.° del artículo 849 de la LECr.
nifica y profesional iza la jurisdicción militar, satisfa- Teniendo en cuenta que el deber de comunicación
ce aceptablemente, en este ámbito, el derecho al impuesto a los Tribunales Militares en el artículo 114
juez predeterminado por la ley. de la LOCOJM está referido únicamente a la reso-
Ahora bien, por numerosas y sensibles que sean lución dictada y a los votos particulares si los hubie-
las modificaciones operadas por la LOCOJM, no re, no parece lógico se permita impugnar la resolu-
debe perderse de vista que nos encontramos ante ción, por disentir de su relato fáctico o para la de-
una reforma, no ante una ruptura, y que el deseo ex- nuncia de reales o supuestos vicios procedimenta-
preso del legislador -declarado en el preámbulo- les, a quienes, no habiendo estado presentes en el
ha sido elaborar un nuevo marco organizativo que proceso, ni conocen la actividad probatoria que en
respondiese simultáneamente cealas corrientes doc- el mismo se hubiese practicado, ni tienen constan-
trinales del derecho comparado, a las exigencias de cia de los defectos de forma en que el Tribunal hu-
la sociedad actual y a los valores tradicionales de la biese pOdido incurrir antes de pronunciar sentencia,
institución militar». Este anunciado eclecticismo, cla- con independencia de que, en relación con esta úl-
ramente perceptible a lo largo del artículado de la tima posibilidad, no se alcanza fácilmente cómo se
ley, genera a veces preceptos que, por una parte, puede combatir una resolución por motivos pura-
pueden ser difícilmente comprensibles para el que mente procesales si se actúa en el ejercicio de una
los lea haciendo abstracción de la legalidad prece- legitimación conferida, de modo claramente excep-
dente y, por otra, parecen destinados a entrar en co- cional, para defender celadisciplina y otros intereses
lisión con los principios inspiradores de la reforma, esenciales de la institución militar». No obstante,
amenazando incluso con desnaturalizarla en la me- como el artículo 327 de la LPM, de 13 de abril de
dida que suponen -los citados preceptos- la per- 1989, al decir que cetambién estarán legitimados
manencia de elementos tan arcaicos como disfun- para interponer el recurso de casación los mandos
cionales. Uno de ellos es el artículo 111 de la LO- militares superiores» a que se refieren los artículos
COJM que, con los tres que inmediatamente le si- de la LOCOJM que comentamos, no distingue entre
guen, da contenido al Título VI cuyo epígrafe dice recurso de casación por infracción de ley y por que-
así: ceDela legitimación especial que en el recurso brantamiento de forma, antes al contrario, prevé ex-
de casación corresponde a los mandos militares presamente que se pueda interponer el segundo,
superiores» . puesto que dispone que, en tales casos, no puede
Según el artículo 111: ceEndefensa de la discipli- ser motivo de inadmisión o desestimación ceelno ha-
na y otros intereses esenciales de la Institución Mi- ber reclamado la subsanación de la falta mediante
litar, los mandos militares superiores que se desig- los recursos procedentes o la oportuna protesta», ha
nen por Real Decreto estarán legitimados para in- de concluirse que la voluntad legislativa ha sido
terponer recurso de casación contra las sentencias abrir, con injustificada generosidad, todas las vías
y autos de sobreseimiento definitivo o libre que re- casacionales. Ello obligará a los Tribunales de ins-
caigan en procedimientos por delitos de que conoz- tancia, dicho sea de paso, para que el derecho al re-
can el Tribunal Militar Central, los Tribunales Milita- curso legalmente reconocido no devenga ilusorio, a
res Territoriales y, en su caso, los Jueces Togados interrumpir el plazo establecido para recurrir -lo
Militares, si el inculpado les está jerárquicamente su- que ciertamente no está previsto por la ley- a fin
bordinado o el hecho se ha cometido dentro del terri- de que los mandos legitimados puedan instruirse de
torio de su mando y el inculpado pertenece al mis- las actuaciones que procedieron a la sentencia o
mo Ejército». Para que la norma transcrita pueda te- auto y llegar a tener el conocimiento imprescindible
ner efectividad: a) en el artículo 112 se prevé que para fundamentar su impugnación, si estiman que lo
cesien el procedimiento estuvieren inculpadas per- exigen los intereses cuya defensa les encomienda
sonas de distinto Ejército o existiere pluralidad de lu- la ley.
gares en que se haya cometido el delito, estarán le- Mayor calado tienen, sin duda, los problemas que
gitimados para interponer el recurso de casación to- surgen al hilo de una reflexión sobre la propia exis-
dos los mandos militares superiores en que se den tencia y justificación de la legitimación que exami-
las condiciones del artículo anterior» b) en el 113 namos y sobre su difícil articulación con aspectos
se dispone asignar a los mandos mencionados un realmente decisivos de la reforma en que aquélla ha
asesor jurídico que será el encargado de preparar, sido insertada. Lo primero que es preciso resaltar es
interponer y defender el recurso, y e) en el 114 se que tanto la disciplina como los otros intereses esen-
ordena a los órganos judiciales militares comunicar, ciales de los Ejércitos, cuya eventual defensa se pre-

44
senta como razón de ser de esta legitimación, son diente, a quienes se haya atribuido expresamente ju-
sencillamente intereses públicos tutelados por la ley risdicción; 2.° los Capitanes y Comandantes Gene-
penal, concretamente por el CPM promulgado por la rales de Departamento, o Comandantes Generales
Ley Orgánica 13/1985. A la vista de esta obvia ca- de Escuadra y el Almirante Jefe de la Jurisdicción
racterización, y habida cuenta de que defender el in- Central de Marina; 3.° los Generales Jefes de las Re-
terés público tutelado por la ley, promoviendo la ac- giones y Zonas Aéreas». Y que a estas Autoridades
ción de la justicia, es misión propia del Ministerio Fis- incumbía, entre otras funciones, aprobar las senten-
cal según el artículo 124.1 de la CE y, en el ámbito cias dictadas por los Consejos de Guerra o disentir
específico de la jurisdicción militar, de la Fiscalía Ju- de ellas, en cuyo caso elevaban las actuaciones al
rídico Militar de acuerdo con el artículo 88 de la LO- Consejo Supremo de Justicia Militar -artículo 52 del
COJM, es legítimo preguntarse: ¿qué sentido tiene CJM- para que éste resolviera lo que fuera proce-
atribuir la misma función a los Mandos Militares Su- dente. A la vista de estos antecedentes, no parece
periores, autorizándoles a recurrir en casación las descaminado interpretar la legitimación para recurrir
resoluciones judiciales en que entiendan que los ci- establecida en el artículo 111 de la LOCOJM como
tados intereses no han recibido adecuada protec- una nueva versión, debidamente actualizada, del
ción? ArgOir que la singularidad del mundo castren- viejo disentimiento que condicionaba la ejecutorie-
se convierte a sus jefes en privilegiados intérpretes dad de las sentencias dictadas en los procedimien-
de los valores que en el mismo tienen vigencia cho- tos judiciales militares al beneplácito del mando mi-
caría seguramente con el universalismo que informa litar correspondiente. A confirmar esta interpreta-
toda sociedad moderna y democrática, pero, aun- ción, por otra parte, contribuyó decisivamente el
que así fuese, ¿es necesaria, en virtud de dicha sin- Real Decreto 421/1988, de 29 de abril, en que se de-
gularidad, una doble acusación pública en el contex- terminó quiénes son los mandos militares superio-
to de una jurisdicción militar especial, en la que los res, a los fines que nos ocupan, en los términos que
tribunales están integrados por oficiales del Cuerpo siguen: ,,1.Oe El Jefe del Estado Mayor de la Defen-
Jurídico de Defensa -Vocales togados- y por pro- sa; 2.°. en el Ejército de Tierra: a) el Jefe del Estado
fesionales de las armas -Vocales militares- cuyo Mayor del Ejército de Tierra; b) los Capitanes Gene-
papel, expresamente definido en el preámbulo de la rales de Región Militar y de la Zona Militar de Ca-
LOCOJM, es llevar al tribunal la voz y el parecer «del narias; e) el Comandante General de Baleares;
ambiente en que se ha producido el hecho»? Des- 3.° En la Armada: a) el Jefe del Estado Mayor de la
de otro punto de vista, es inevitable pensar en la Armada; b) los Capitanes Generales y Comandan-
eventualidad, ya realizada más de una vez, de que, tes Generales de Zona Marítima; e) El Almirante de
sorprendentemente, no coincidan las tesis manteni- la flota; el) El almirante Jefe de la Jurisdicción Cen-
das en la casación por las representaciones del Mi- tral; 4.° En el Ejército del Aire: a) El Jefe de Estado
nisterio Fiscal y de los mandos militares superiores. Mayor del Ejército del Aire; b) Los Capitanes Gene-
Estando la Fiscalía Jurídico Militar, a través del Fis- rales de la Región Aérea; e) El General Jefe de Zona
cal Togado y según el artículo 91 de la LOCOJM, Aérea de Canarias». Como se ve, los Mandos Mili-
vinculada jerárquicamente al ministro de Defensa tares Superiores de hoy coinciden básicamente con
del que puede recibir "órdenes e instrucciones» -a las Autoridades Judiciales de ayer, con la incorpo-
diferencia de lo que ocurre con el Ministerio Fiscal ración, no desprovista de relevancia y plenamente
actualmente en la jurisdicción ordinaria- y estando congruente con los criterios que presiden la nueva
sometidos a la misma autoridad, a tenor del artícu- organización de la estructura militar, del Jefe del Es-
lo 10 de la LODN, los Mandos Militares Superiores, tado Mayor de la Defensa y de los Jefes de Estado
¿no habrá que reputar grave incoherencia que se Mayor de los tres Ejércitos.
entable un duelo procesal entre partes que, en nom- Acaso sea aventurado calificar de «transaccio-
bre de un mismo interés, postulan resoluciones nal», como hemos hecho en otra ocasión, la norma
contradictorias? que ha servido de tema a este comentario. En cual-
Para las anteriores preguntas, sólo puede encon- quier caso, es innegable que el legislador, en trance
trarse respuesta con la clave de la regulación legal de privar a determinadas Autoridades Militares de la
precedente. En ella, como es sabido, el ejercicio de potestad jurisdiccional que poseían, para otorgárse-
la jurisdicción militar estaba compartido -artículo 46 la exclusivamente a los nuevos órganos judiciales
del antiguo CJM- por el Consejo Supremo de Jus- militares, no se atrevió a extraer las últimas -e in-
ticia Militar, las Autoridades Judiciales Militares, los soslayables- consecuencias del sistema que aspi-
Consejos de Guerra y los Jueces Togados Militares raba a instaurar y mantuvo, cambiando su naturale-
de Instrucción, si bien algunos comentaristas se in- za pero no sus efectos en el proceso, una institución
clinaban por la tesis de que, en realidad, dicha ju- propia de la época en que la función jurisdiccional,
risdicción era ejercida en cada asunto, de forma con- en el ámbito castrense, se confundía con la de man-
junta, por el Consejo de Guerra, el Auditor y la Au- do y, en buena medida, le estaba subordinada. En
toridad Judicial Militar, sin perjuicio de la competen- el preámbulo de la LOCOJM se dice que se legitima
cia revisora del Consejo Supremo de Justicia Mili- especialmente a los Mandos Militares Superiores en
tar. Conviene recordar que las Autoridades'JlJdicia- el recurso de casación para que aquéllos «puedan
les Militares, que detentaban seguramente la 'cuota velar, en el seno de la jurisdicción, por la disciplina
más importante de fa jurisdicciór:,1, eran, según el ar- y otros intereses esenciales de los Ejércitos». No es
tículo 49 del CJM, «1.° los Capítanes Generales de razón suficiente. Ante los Tribunales, no es del todo
las Regiones, los Generales en Jefe de Ejército y apropiado atribuir a la Administración -civil o mili-
los Generales Jefes de Tropa, con mando indepen- tar- el solícito cuidado de determinados bienes o in-
'{

45
tereses que implica, figurativamente, el verbo «ve- ellos en favor de ciertos valores, parece responder
lar», A la Administración incumbe, sencillamente a una inicial desconfianza en la aptitud de los pri-
«promover» la acción de la justicia en defensa de meros para desempeñar su función prioritaria y a la
los bienes o intereses que la ley tutela y, como re- consiguiente convicción de que es preciso «vigilar»,
cordábamos más arriba, ése es precisamente el pa- desde otro poder, la forma como dicha función se
pel del Ministerio Fiscal. Otra forma de incitar la ac- realiza. Y no cabría mayor contradicción que una ju-
tuación de los Tribunales, como la sugerida cuando risdicción vigilada por la Administración.
se dice que ciertas autoridades deben «velar» ante

46
La audiencia al demandado rebelde y el recibimiento
a prueba en segunda instancia:
un supuesto de abuso
de posición procesal

Fernando ZUBIRI DE SALINAS

1. INTRODUCCION 11. EXPOSICION DE LA NORMATIVA


REGULADORA
La posición procesal del demandado que, por no
personarse en autos en forma adecuada, pasa a si- El artículo 862 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
tuación de rebeldía, resulta compleja y de difícil sis- fija los supuestos en los que cabe el recibimiento a
tematización, y es regulada por la Ley de Enjuicia- prueba en segunda instancia, y lo hace en forma res-
miento Civil de forma fragmentaria y no siempre ade- trictiva, al afirmar inicialmente que sólo podrá otor-
cuada. El legislador ha tratado de evitar la posible garse el recibimiento a prueba en los casos expre-
indefensión de la persona demandada, máxime samente establecidos en el indicado precepto, y li-
cuando hay constancia de que en ocasiones el em- mitando además los medios de prueba en la forma
plazamiento no se produce de forma que sea cog- que establece el último párrafo del artículo. Ello se
noscible por aquélla, y puede verse condenada sin debe a que la concepción procesal de la apelación
ser oída. Especialmente, desde la promulgación de significa, en principio, una revisión de la resolución
la Constitución Española de 1978 resulta indispen- judicial recaída en primera instancia, tanto en el ám-
sable cuidar la posición procesal de los demanda- bito de la valoración de la prueba, cuanto en lo re-
dos, para dar estricto cumplimiento al derecho a la lativo a la aplicación correcta de los hechos de la
tutela efectiva reconocido en el artículo 24.1 del tex- norma jurídica. Sólo en los supuestos excepciona-
to constitucional, sin que en ningún caso pueda pro- les contemplados en el artículo referido es posible
ducirse indefensión. practicar en segunda instancia nuevas pruebas, con
lo que el sentido de la resolución que el tribunal de
En el proceso civil se regula de modo especial el apelación haya de dictar queda modificado, al tener
llamado «juicio en rebeldía» en el Título IV del libro 11 que revisar los términos de la resolución apelada y,
de la Ley de Enjuiciamiento Civil, con especialida- además, examinar y valorar en derecho la prueba
des tendentes, de una parte, a asegurar los dere- practicada en segunda instancia.
chos del demandante y, de otra, a propiciar la posi- De entre los diversos supuestos en los que, con-
bilidad de defensa del demandado rebelde. En cuan- forme al citado artículo 862, puede otorgarse el re-
to a éste, el artículo 766 de la expresada ley esta- cibimiento a prueba en segunda instancia, interesa
blece que cualquiera que sea el estado del pleito en aquí especialmente el número 5, que lo permite
que el litigante rebelde comparezca será admitido cuando el demandado declarado en rebeldía se hu-
como parte, y se entenderá con él la sustanciación, biere personado en los autos en cualquiera de las
sin que ésta pueda retroceder en ningún caso, tam- dos instancias, después del término concedido para
bién se permite la audiencia al condenado en rebel- proponer la prueba en la primera. Este precepto es
día contra la sentencia firme que haya puesto térmi- coherente con los artículos 776 y 767 de la Ley de
no al pleito, en los supuestos a que se refieren los Enjuiciamiento Civil, ya que el primero permite com-
artículos 773 y siguientes de la indicada ley. parecer al demandado rebelde, pero sin que pueda
retroceder al estado procesal de las actuaciones, y
Para evitar esta posible audiencia frente a una el segundo autoriza el recibimiento a prueba, si lo pi-
sentencia firme, es práctica habitual instar la notifi- diere y fueren de hecho las cuestiones que se dis-
cación personal de la sentencia, lo que produce los cuten en el pleito.
efectos expresados en los artículos 771 y 772 de la La especialidad de la norma establecida en el in-
ley procesal citada. En estos casos, el demandado dicado número 5 del artículo 862 radica en que, con-
a quien se ha notificado en su persona la sentencia, forme al último párrafo del precepto, en este caso
si ésta resulta contraria a sus intereses, puede in- se admitirá toda la prueba pertinente que propongan
terponer el recurso de apelación dentro del término las partes. No se limita aquí el recibimiento a prue-
legal, y en este caso tiene la posibilidad de recibi- ba a practicar diligencias incorrectamente desesti-
miento a prueba en segunda instancia, en el térmi- madas en primera instancia, o a aquellas que no pu-
no prevenido en el número 5 del artículo 862 de la dieron practicarse en la primera fase del pleito por
Ley de Enjuiciamiento Civil. cualquiera de los motivos expresados en los núme-

47
ros 2, 3 Y 4 del referido artículo, sino que cabe le- nos procesos y, en todos ellos, ha de producirse la
galmente un total replanteamiento del período pro- resolución judicial de la controversia que, como se
batorio del proceso, admitiéndose y practicándose ha expuesto, ha de ser congruente con las deman-
toda la prueba que propongan las partes, siempre das y las demás pretensiones deducidas oportuna-
que el Tribunal la estime pertinente. Por ello, según mente en el pleito, tal como establece el artículo 359
se ha expuesto precedentemente, la segunda ins- de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
tancia puede llegar a significar la celebración de un Resulta evidente que articular prueba tendente a
nuevo proceso, en que se aporten toda clase de justificar hechos no invocados significa una distor-
pruebas tendentes a acreditar los hechos alegados, sión en la marcha normal del proceso, y puede in-
de forma que la sentencia que recaiga tendrá, de he- cluso determinar la indefensión de la parte contra-
cho, el sentido de una resolución judicial dilucidado- ria, que se ve privada de la posibilidad de intentar
ra de las pretensiones ejercitadas de las partes, más la contraprueba, al no tener conocimiento -al me-
que el de una revisión de la sentencia precedente. nos formal- de la finalidad con la que la parte con-
traria propone la suya. La distorsión aludida puede
ser un sacrificio necesario, respecto al desarrollo
111. LAS SITUACIONES ABUSIVAS normal del procedimiento, en los supuestos de im-
posibilidad del demandado para comparecer con an-
terioridad, habiendo estado en situación de rebeldía,
Al amparo de la indicada normativa se producen,
y en este caso podrá evitarse la indefensión del ac-
con reiteración, situaciones de auténtico abuso de
tor, facilitando el recibimiento a prueba también a su
derecho por parte de algunos demandados que, em-
instancia y permitiendo que se lleve a cabo toda la
plazados en forma tal que tienen conocimiento ca-
que proponga también dicha parte, pues así lo au-
bal de los términos de la demanda deducida contra
toriza el último párrafo del artículo 862 de la Ley de
ellos, dejan transcurrir el plazo para comparecer en
Enjuiciamiento Civil. Fuera de estos supuestos no
primera instancia, en espera de que recaiga senten-
parece necesario ni procedente llevar a cabo esta
cia en la misma, amparándose en la prevención es-
actuación, y debería, por tanto, ser rechazada la pre-
tablecida en el artículo 1.214 del Código Civil, que
tensión que así lo solicita.
hace recaer la carga de la prueba de los hechos en
Para verificar cuándo se está en presencia de las
que se basa la pretensión del demandante sobre di-
que llamamos «situaciones abusivas» hay que tener
cha parte, de forma que sólo pOdrá prosperar la de-
en cuenta la forma en que se ha realizado el empla-
manda si ésta parte procesal logra acreditar cumpli-
zamiento del demandado. La Ley de Enjuiciamiento
damente en el proceso los hechos en que funda-
Civil permite que el emplazamiento se lleve a cabo
menta su solicitud de amparo judicial. Si no es así,
por medio de cédula que se entregará a parientes,
el demandado rebelde ha evitado todo gasto y mo-
u otras personas, conforme a los artículos 267,268,
lestia, y su situación personal no se ve afectada en
270 Y 271. También autoriza a realizarlo por edic-
modo alguno por la demanda que contra el mismo
tos, cuando no conste el domicilio de la persona del
se dedujo.
demandado. Estas posibilidades legales, que signi-
En caso contrario, una vez le es notificada la re- fican una quiebra del principio general de comuni-
solución judicial adversa, al demandado hasta en-
cación personal de las pretensiones deducidas en
tonces rebelde comparece en autos para interponer contra de cualquier persona, han sido declaradas
recurso de apelación contra la misma -artículo 771 conformes a la Constitución por reiteradas senten-
de la Ley de Enjuiciamiento Civil-, acude a la Au- cias del Tribunal Constitucional, entre otras las de
diencia para sostener el recurso y solicita en segun- 31 de marzo de 1981 y 20 de octubre de 1982, si
da instancia el recibimiento a prueba que, conforme
bien el referido Tribunal ha cuidado de expresar la
al precepto repetidamente examinado, habrá de prevención con que ha de acordarse esta forma de
concederse, admitiendo toda la prueba pertinente emplazamientos, para evitar la indefensión de los
que proponga.
demandados. En concreto, la sentencia citada en
Nótese que esta actuación pugna con el sentido segundo lugar declaró inconstitucional el emplaza-
general de la tramitación de un proceso judicial; en miento llevado a cabo por medio de edictos publica-
el mismo la demanda da principio a la tramitación dos en el Boletín Oficial del Estado, cuando era po-
(art. 524 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), ella y la sible hacerlo de otro modo, que hubiera permitido el
contestación (arts. 540 y 542 de la citada ley) fijan efectivo conocimiento por parte del demandado de
los términos respecto de los cuales ha de dilucidar- la pretensión suscitada contra él, y la defensa res-
se el proceso, y en relación a los cuales ha de dar pecto de la misma.
el juzgador oportuna y congruente respuesta Pues bien, en los casos en los que el emplaza-
(art. 359 de la ley procesal), siendo el período pro- miento al demandado se produce por medio de edic-
batorio el adecuado para justificar o acreditar los he- tos, y en aquéllos en los que la cédula se entrega a
chos en los que se fundamentan las pretensiones una persona distinta del mismo, es posible entender
deducidas por ambas partes, incluyendo entre las que la comparecencia en autos después de recaída
mismas las excepciones planteadas por la parte de- sentencia condenatoria en primera instancia, y a los
mandada. Igualmente, es posible articular prueba fines de mantener recurso de apelación contra aqué-
para negar la realidad de los hechos invocados de lla, es una actuación amparada por el derecho y pue-
contrario -la llamada contraprueba-, y todo ello de producir las consecuencias jurídicas que el orde-
exige conocer los pedimentos formulados por la par- namiento tiene previstas para estos supuestos. En
te contraria. Tras el período probatorio se produce concreto, cabe la solicitud de recibimiento a prueba
un término de conclusiones de las partes en algu- del pleito en segunda instancia, con los amplios

48

efectos establecidos en el número 5 y párrafo últi- mera instancia no pudieron ser practicadas y esta
mo del artículo 862 repetidamente citado. imposibilidad de la práctica de la prueba no sea im-
Por el contrario, si el demandado ha sido empla- putable a quien la pretende después (fundamento ju-
zado en su persona y ha tenido conocimiento desde rídico segundo).
el inicio de la pretensión suscitada en su contra y Dicha sentencia estima, según se ha expuesto,
del desarrollo del proceso, puede entenderse que se conforme al ordenamiento constitucional el régimen
está en presencia de una situación de abuso de de- de limitación de pruebas en segunda instancia, pero
recho cuando se pretende, en segunda instancia, re- establece además, y esto es importante para diluci-
plantear toda la cuestión fáctica mediante el recibi- dar el tema aquí debatido, que el momento proba-
miento a prueba en toda su amplitud. Es, como se torio pertenece a la primera fase del proceso, de for-
ha manifestado, un supuesto en el que la incompa- ma que es excepcional la posibilidad de recibimien-
recencia del demandado en el proceso se debe, ex- to a prueba en la citada segunda instancia.
clusivamente a su voluntad, y por ello debe afrontar A su vez, la sentencia del Tribunal Constitucional
las consecuencias derivadas de su propio actuar. de fecha 1 de diciembre de 1987, dictada en recur-
so de amparo 968/1986, estimó que se produce in-
defensión para que una de las partes cuando la sen-
IV. LA RESPUESTA JUDICIAL tencia recaída en el proceso se funda en «hechos
nuevos» introducidos de oficio por el órgano deci-
sor, lo que no respeta el principio de congruencia,
Ante una situación que puede considerarse de
alterando el objeto del proceso, sin dar a las partes
normalidad, en la que el demandado ha sido empla-
oportunidad de defenderse sobre los nuevos térmi-
zado en autos por medio de edictos, o por cédula en-
nos en que el Tribunal coloca el asunto (fundamen-
tregada a otra persona, y posteriormente deviene en
to jurídico segundo).
situación de rebeldía, si comparece en el proceso en
Pues bien, algo similar al supuesto de hecho a
segunda instancia y solicita entonces el recibimien-
que se refiere esta última sentencia constitucional
to a prueba, el Tribunal de apelación habrá de dar
puede producirse en los casos a que nos venimos
cumplida respuesta a su petición, con arreglo a lo
refiriendo, si el Tribunal examina y valora las prue-
establecido en los artículos 767 y 862.5 Y último
bas que se practican en segunda instancia, y dicta
párrafo de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en los am-
una nueva resolución aplicando el ordenamiento ju-
plios términos allí establecidos. Igualmente, podrá
rídico a unos hechos acreditados por dichas proban-
adoptarse esta decisión en los casos de emplaza-
zas, que son distintos a los invocados por la parte
miento personal, en los que conste la imposibilidad
actora en su escrito de demanda, y sin que la parte
del demandado de comparecer con anterioridad al
demandada haya introducido otros elementos fácti-
momento en que lo realiza, ya que no se está aquí
cos en el proceso, al haber estado en rebeldía du-
en presencia de ningún abuso de derecho, sino de
rante el período de alegaciones. En tal caso se po-
ejercicio legítimo y normal de derechos propios.
dría producir una situación de indefensión para que
En los otros supuestos, antes descritos como «si-
el actor, apelado en la segunda instancia, por cuan-
tuaciones abusivas», la respuesta judicial puede y
to éste no tendría posibilidad de contraargumentar
debe ser distinta, precisamente para evitar el abuso
respecto de unas alegaciones implícitas del deman-
de derecho y la indefensión que puede causarse a
dado recurrente, antes rebelde, alegaciones que no
la parte contraria.
son expuestas en ningún momento del proceso,
Es interesante constatar al respecto la doctrina
pero que son deducibles de los términos en los que
sentada por la sentencia número 149/1987, de 30
se articula la prueba en la segunda instancia.
de septiembre, dictada por la Sala Primera del Tri-
Por todo ello, debería en estos supuestos recha-
bunal Constitucional en recurso de amparo núme-
zarse judicialmente la petición de recibimiento a
ro 758/1986, que en orden al recibimiento a prueba
prueba que formule el demandado recurrente, que
en segunda instancia establece los siguientes crite-
estuvo en situación de rebeldía por causas a él mis-
rios, que pueden resumirse así: 1.° el régimen de
mo imputables, en los términos a que se refiere el
prueba en los procesos civiles es básicamente un ré-
número 5 del artículo 862 de la Ley de Enjuiciamien-
gimen legal, que se rige por el principio dispositivo,
to Civil. Obviamente podrá otorgarse el recibimiento
siendo acomodado a las exigencias constitucionales
a prueba a instancia de dicha parte, cuando con-
el modelo que articula un determinado período den-
curra alguno de los supuestos expresados en los nú-
tro del proceso, con el fin de que la práctica de las
meros 1 a 4 del citado precepto, y con la limitación
pruebas se realice dentro de él y sólo dentro de él;
2.° es también ajustado a la Constitución el carácter expuesta en el último párrafo del mismo. Esta reso-
excepcional y limitado de las pruebas que se pre- lución puede fundarse, además de en los principios
tenden practicar durante la sustanciación de los re- constitucionales antes expresados, en lo dispuesto
cursos de apelación, pues el momento estrictamen- en el artículo 11, puntos 1 y 2 de la Ley Orgánica
te probatorio pertenece a la primera fase del proce- 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, según el
so y el recibimiento a prueba en la segunda instan- cual en todo tipo de procedimiento se respetarán las
cia sólo cobra sentido cuando se trata de pruebas reglas de la buena fe, y los Juzgados y Tribunales
sobre hechos acaecidos después de la sentencia, rechazarán fundadamente las peticiones que se for-
que tengan relevancia para el enjuiciamiento del mulen con manifiesto abuso de derecho o entrañen
asunto, o cuando las pruebas propuestas en la pri- fraude de ley o procesal.

49

INTERNACIONAL

Justicia internacional, cooperación y derecho de los pueblos·


Salvatore SENESE

1. EL ARTICULO 11 DE LA CONSTITUCION DE vinculan la fórmula constitucional a la elaboración


LA REPUBLICA ITALIANA que, durante decenios, se ha venido desarrollando
en el debate internacional sobre el tema.
Es una afirmación recurrente en el discurso oficial A este respecto, la norma constitucional cobra re-
que la política exterior italiana está orientada a la lieve sobre todo en la segunda de sus proposicio-
consecución de la justicia y de la cooperación inter- nes, la que -afirmando la legitimidad de las limita-
nacional y a la defensa del derecho de los pueblos. ciones de la soberanía popular, en condiciones de
Cualquiera que sea la medida en que tal afirma- igualdad con los demás Estados, cuando las mis-
ción se corresponda con la realidad, es en todo caso mas sean «necesarias en un ordenamiento que ase-
cierto que los objetivos señalados traducen precisas gure la paz y la justicia entre las naciones»- fija las
finalidades últimas de la política exterior de nuestro
indicaciones constitucionales en materia de política
país; finalidades en vista de las cuales la tercera y
exterior que, en cuanto tales, vinculan a los gober-
última proposición del mismo artículo 11 atribuyen a
nantes. La dificultad y problematicidad de los meca-
los gobernantes la tarea de promover y favorecer las
nismos activables para hacer valer su eficacia jurí-
organizaciones internacionales que se orientan a la
dica no constituye en efecto argumento suficiente
obtención de las mismas.
para excluir la naturaleza jurídica de los preceptos
contenidos en el artículo 11 de la Constitución 1. Las líneas generales que derivan de las dos pro-
pOSiciones recordadas se compendian en la apertu-
De tales preceptos, por lo demás, la doctrina ha
ra de nuestro país a la comunidad internacional; y,
examinado, sobre todo, el contenido en la primera
por consiguiente, en el rechazo de toda visión au-
proposición (<<Italia repudia la guerra como instru-
tárquica de la vida y del desarrollo nacional; en la
mento de ofensa a la libertad de los demás pueblos tendencial aceptación de un foro más amplio de la
y como medio de resolución de las controversias in- sola escena nacional para la formulación de los pa-
ternacionales»), mientras que se ha dedicado esca- rámetros de juicio y de legitimidad sobre las gran-
sa atención2 a las siguientes proposiciones que ci- des opciones de política internacional, en el debate
fran en la paz y en la «justicia entre las naciones» que tiene lugar en ese foro, para contribuir a la trans-
el objetivo de la acción del Estado en la comunidad formación de la comunidad internacional en sentido
internacional. democrático e igualitari03.
Un análisis de los significados que actualmente Una apertura a la comunidad internacional, por
encierra la fórmula «justicia internacional» no pue- consiguiente, cualificada y caracterizada por la pro-
de, sin embargo, prescindir del artículo 11 de la puesta de un fin: la instauración de la paz y de la jus-
Constitución y de la indagación sobre los nexos que ticia entre las naciones.

• Aparecido en Questione Giustizia, 2/1989. su Constituzione e nuove armi», ivi, pp. 103 Y ss.; todas las cua-
1 La opinión de que el artículo 11 contiene una mera indica- les se han pronunciado en favor de la tesis del carácter precep-
ción carente de valor jurídico, sostenida por G. Balladore Pallieri, tivo del artículo 11 de la Constitución. Esta tesis, por otra parte,
Diritto Constituzionale, Milano, 1965, p. 465, había sido ya con- no es más que una aplicación de los resultados a los que han lle-
testada por M. Son Valsassina, 11ripudio della querra nella Conso gado la mejor doctrina constitucionalista y la misma jurispruden-
tituzione italiana, Padova, 1955. Con posterioridad, el carácter
cia de la Corte Constitucional, en orden a la eficacia normativa
preceptivo del artículo 11 ha sido sostenido por A. Cassese,
de todas las disposiciones constitucionales, comprendidas las do-
«Commento all'art. 11 », en Commentario Constituzione, edición
tadas de contenido prevalentemente programatico, cfr. A. Pizzo-
de G. Branca, Bologna, 1975, pp. 565 Y ss. Recientemente, el
russo, Lezioni di diritto constituzionale, Roma, 1984, p. 512 (hay
problema ha dado lugar a numerosas intervenciones doctrinales
traducción castellana en edición del Centro de Estudios Cons-
en relación con la decisión del Gobierno italiano relativa a la ins-
titucionales) .
talación de los llamados euromisiles sobre el territorio nacional,
cfr. A. Barbera, «Gli accordi internazionali: tra governo, parlamen- 2 Deben recordarse, sin embargo, las consideraciones al res-
to e corpo elettorale», en Quaderni costituzionali, 1984, pp. 439 pecto de A. Cassese, op. cit., p. 472; Y de U. Allegretti, op. cit.,
Y ss.; S. Grassi, «Le garanzie giuridiche in tema di pace», en De- pp. 103 Y ss.
mocrazia e diritto, 1986, pp. 79 Y ss.; U. Allegretti, «Una ricerca 3 Cfr. A. Cassese, op. cit., pp. 462 Y ss.

50
2. LA JUSTICIA INTERNACIONAL EN LA to, marcaba fuertemente el clima de la época y la
ASAMBLEA CONSTITUYENTE construcción de las nuevas democracias. El cuadro
institucional afirmado por la Carta, efectivamente, no
Ya se ha señalad04 cómo todas las fuerzas pre- se orientaba únicamente al mantenimiento de la paz
sentes en la Constituyente, convergieron en esta y de un cierto orden mundial, sino que al mismo
apertura orientada a la comunidad internacional y en tiempo proponía un proyecto ideológico que debía
la individualización de sus fines. fundar los parámetros de la legitimidad política. Esta
Pero ¿cómo entendían estas fuerzas «la justicia última se apoya en igual medida sobre la tutela de
entre las naciones», que es lo que hoy nosotros in- los derechos humanos y sobre la promoción del pro-
dicamos como «justicia internacional»? greso económico, social y cultural de los pueblos. El
Recorriendo los trabajos de la Asamblea Consti- orden internacional que la Carta de las Naciones
tuyente o atendiendo al debate político-cultural de Unidas propugna debe ser conforme a «justicia», y
aquellos años, se advierte que esta finalidad era, por ésta a su vez no desciende de un orden predado,
cierto, fuertemente sentida; pero, al mismo tiempo, que habría que defender y conservar, sino que re-
que lo era en términos muy generales o incluso presenta un resultado a alcanzar mediante transfor-
genéricos. maciones y cambios capaces de incidir sobre la es-
Justicia entre las naciones era, sobre todo, el re- tabilidad de los ordenamientos, que a su vez es un
6
chazo de tratados inicuos. presupuesto natural de la garantía de los derechos .
Inducía también a una orientación de este género Es innegable que esta dialéctica, integrada en la
el trabajo de paz que se estaba preparando para Ita- filosofía de la Carta de las Naciones Unidas, incidió
lia y la no aceptación de condiciones punitivas que en el proyecto de nuestros constituyentes y, de ma-
en definitiva habrían hecho pagar al nuevo Estado, nera específica, en el diseño de los grandes fines de
nacido precisamente de la resistencia y de la lucha la política exterior de la nueva república, vinculán-
contra el fascismo, las culpas de este últim05. Más dolos estrechamente a los ideales expresados en el
allá de este tipo de razones contingentes, se daba documento destinado a sentar las bases del nuevo
también quizá un rechazo más general de los trata- orden internacional.
dos que pudieran suponer condiciones demasiado El acuerdo de los constituyentes sobre la formu-
gravosas para los vencidos, casi el único eco de la lación y el contenido del artículo 11 era, por tanto,
conciencia de las desastrosas consecuencias del también convergencia sobre los ideales contenidos
tratado de Versalles. en la Carta de la ONU y las perspectivas delinea-
Contaba también indudablemente el rechazo de la das en ese texto.
opresión colonial, inequívocamente deducible del
valor atribuido (en la proposición de apertura del
arto 11) a la «libertad de los demás pueblos» y de la 3. LA JUSTICIA INTERNACIONAL EN LA
implícita representación de la humanidad como CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS
agregado de diversos pueblos, todos dotados de
igual dignidad. Posiciones, éstas, y en particular la Ello quiere decir que, aún con las limitaciones y
apuntada en último lugar, susceptibles de interesan- las ambigOedades propias de un documento de ese
tes desarrollos; pero escasamente profundizadas. género, es al que hay que referirse para profundizar
Del mismo modo como, por lo demás, tampoco el contenido normativo de la disposición consti-
había sido objeto de particular atención la endiadis tucional.
que en el texto del artículo 11 expresa los fines que Semejante reenvío, por lo demás, tiene un carác-
deben ser perseguidos en el ámbito de la comuni- ter abierto, en el sentido de que los contenidos de
dad internacional: paz y justicia. la Carta recogidos por nuestro artículo 11 no son, de
Se trata de una endiadis clásica que puede impli- una vez por todas, los que se querían afirmar en
car una tensión entre los dos términos de que cons- 1945, sino sobre todo los que la evolución de la his-
ta, tanto cuando la paz se presenta como consoli- toria y de la conciencia de la comunidad internacio-
dación de un orden injusto como cuando la justicia nal ha ido extrayendo día a día. Parafraseando la ter-
necesita de rupturas y desgarros para instaurarse.
minología de los juristas, podríamos definir ese reen-
En el momento político-cultural de nuestra Constitu-
vío como formal y no recepticio o material.
yente, esa tensión no ocupaba el primer plano, al
Esto es tanto como decir que, aún cuando la dis-
presentarse la aspiración a la paz como tendencial-
posición constitucional de reenvío no contiene nin-
mente incondicionada; sin embargo, no estaba au-
sente, sino por el contrario se hacía explícita en el gún reclamo explícito a la Carta de la ONU o al or-
artículo 3.° con referencia al par igualdad formal-i- denamiento internacional, la precisión de los con-
gualdad sustancial y, por tanto, a la tensión dialéc- ceptos que la misma expresa -como, por ejemplo,
tica entre exigencia de estabilidad del ordenamiento el de «justicia entre las naciones»- debe llevarse
jurídico y exigencia de transformación del orden ju- a cabo a la luz del significado que tales conceptos
rídico económico y social. asumen, progresivamente, en la Carta de la ONU y
Se trata de una tensión que ya estaba presente en el ordenamiento internacional.
en la Carta de las Naciones Unidas y que, por cier- Son de necesaria referencia al respecto sobre

4 M. Bon Valsassina, op. cit.; A. Cassesi, op. cit., pp. 462, SS., 6 Clr. P. De Senarclens, «Les Nalions Unies el le droil des peu-

565, SS. pies», en Cahiers n. VII de la Fondation international Lelio Basso


5 A. Cassesse, op. cit., p. 473. pour le droit et la Iiberation des peuples, Roma, pp. 34 Y ss.

51
todo el preámbulo y el artículo 55 de la Carta. cia internacional» que se caracteriza como posibili-
El primero -que se abre con las famosas pala- dad concreta para todos los pueblos de obtener me-
bras «Nosotros, pueblos de las Naciones Unidas, jores condiciones de vida, pleno empleo, instrucción
etc.»- traza la inspiración fundamental de las Na- y acceso generalizado a la cultura, posibilidad de
ciones Unidas, resumiendo los principios, los fines y una asistencia sanitaria satisfactoria9.
los medios, en una suerte de mensaje inspirado, a Justicia es, por consiguiente, posibilidad para to-
veces mesiánico, ciertamente tributario de la ideolo- dos los pueblos de superar la pobreza, de acceder
gía y de las utopías roosveltianas7. A parte la sub- a un relativo bienestar y a una perspectiva de «We/-
jetivación de los pueblos en un documento interna- fare 8tate». Estamos de lleno dentro de la ideología
cional, desde luego sorprendente y fuertemente sig- roosveltiana y el horizonte del «New Deal».
nificativa aunque retórica, el texto se caracteriza por Las articulaciones concretas de este horizonte no
la estigmatización de la guerra como «flagelo» del aparecen indicadas, pero -en consonancia con los
género humano (y no, por tanto, instrumento de au- caracteres optimistas de la ideología roosveltiana-
totutela de los Estados, forma legítima de violencia, quedan en alguna medida confiadas a una especie
medio de solución de conflictos internacionales, de bienveillance de la Historia: como si el «progre-
etc.); por la afirmación de la igualdad entre mujeres so» representase una suerte de carácter genético
y hombres, naciones pequeñas y grandes; por la de la historia humana y se tratase, eliminando las
conciencia de la necesidad de crear las condiciones guerras y favoreciendo la instauración de relaciones
exigidas por el mantenimiento de la justicia y el res- de amistad entre los pueblos, de posibilitar las con-
peto a los tratados; por la indicación del progreso so- diciones de realización de ese destino.
cial y de la instauración de mejores condiciones de Sería, ciertamente, un error afirmar que, en la Car-
vida en una cada vez mayor libertad como objetivo ta de las Naciones Unidas, el progreso económico
a perseguir por la comunidad internacional. y social de la humanidad resulta confiado únicamen-
La tolerancia recíproca, el rechazo del uso de la te a los mecanismos espontáneos del mercado: la
fuerza, el recurso a instituciones internacionales ideología subyacente es en efecto una ideología de
para favorecer el progreso económico y social de to- intervención en la economía más que puramente li-
dos los pueblos, son las vías a recorrer para la rea- 10
beraI ; pero el intervencionismo que la misma pos-
lización de aquel fin. tula es más bien de corrección y de apoyo del mer-
A su vez, el artículo 558 apunta -de forma más cado y no dirigido a hacer quebrar la lógica del
precisa- a la creación de condiciones de estabili- mismo.
dad y bienestar como el objetivo a perseguir para No es éste el único punto crítico de la concepción
asegurar, entre las naciones, relaciones pacíficas y de la justicia internacional contenida en la Carta. En
amigables fundadas sobre el respeto del principio de esta concepción se hace también evidente la tras-
autodeterminación y de la igualdad de derechos de polación a escala planetaria de vicisitudes y mode-
los pueblos. A tal fin, compromete a las Naciones los propios de las sociedades avanzadas del occi-
Unidas: a) a favorecer la elevación de los niveles de dente liberal-democrático. Pero, sobre todo, aquella
vida, el pleno empleo y, más en general, condicio- concepción -que implicaba de manera inequívoca
nes de progreso y desarrollo del orden económico la igual dignidad de todos los pueblos y la desapa-
y social; b) a trabajar por la solución de los proble- rición del colonialismo, por tanto- entraba en con-
mas internacionales en los sectores económicos, so- tradicción insalvable con el mantenimiento de los im-
ciales, de la salud pública y de otras materias co- perios coloniales que habían sobrevivido al conflicto
nexas y por la instauración de la cooperación inter- mundial. Es sabido que el desmantelamiento de ta-
nacional en los sectores de la cultura y de la edu- les imperios, reclamado por la Unión Soviética y
cación; e) en fin, a promover el respeto efectivo y apoyado por los EEUU, encontraba la firmísima opo-
universal de los derechos humanos y de las liberta- sición de Inglaterra y Francia, y que, al fin, el com-
des fundamentales para todos. promiso entre las tesis opuestas se encontró en la
Se trazan así las coordenadas esenciales en cuyo proclamación del principio de autodeterminación de
interior cobra cuerpo el concepto de «justicia inter- los pueblos no como contenido de una obligación de
nacional» tal y como se le había entendido entre los ius coqens de los Estados, sino como una meta a
vencedores del segundo conflicto mundial y como alcanzar, un objetivo de la comunidad internacional,
había sido recibido por nuestros constituyentes. de modo que la Carta de las Naciones Unidas pudo
Las connotaciones fundamentales de ese concep- entrar en vigor sin un previo desmantelamiento de
to giran en torno a la paridad de derechos de todos los imperios coloniales aunque en la perspectiva de
los pueblos y al progreso económico de los mismos. su superación 11.
Este término «progreso», que vuelve a ser reite- Y sin embargo, más allá de las contradicciones y
rado con insistencia, conjugándose con la igualdad de las debilidades que lo minaban, el concepto de
de derechos, parece definir la esencia de la «justi- «justicia internacional» introducido en la Carta de las

7 Sobre el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, cfr. L'universalité est-elle ménacée, organizado por la Oficina de las
J. P. Cot y A. Pellet, en varios autores, La Charte des Nations Naciones Unidas en Ginebra, en esta ciudad durante los días 16
Unies (ed. de J. P. Cot y A. Pellet), París-Bruselas, 1985, pp. 1 Y y 17 de diciembre de 1985 (Doc.OdG/85/15 GE-8S-03620).
ss. 10 Cfr. J. P. Cot y A. Pellet, op. cit., en la nota 7, p. 16; P. De
B Sobre el artículo 55 de la Carta, cfr. A. Pellet, op. cit., pp. 841 Senarclens, op. ult. cit., p. 3.
Y ss.; J. B. Marie y N. Questiaux, ivi, pp. 863 Y ss. 11 Cfr. A. Cassese, .<11 diritto dei popoli all'autodeterminaz ione
9 Cfr. P. De Senarclens, "Proces et developpement dans I'i- politica dallo statuto dell'ONU alla Dichiarazione di Algeri», en va-
deologie des Nations Unies», ponencia presentada al coloquio rios autores, Omaggio a Le/io Basso, Milano, 1978, pp. 733 Y ss.

52
Naciones Unidas recibido por varios ordenamientos mos. Comienza entonces a abrirse camino la con-
internos, entre ellos el italiano, presenta un relevan- ciencia del carácter insostenible de una situación
te factor de novedad y de vigencia, consistente en mundial en la que un restringido número de países
que extiende a nivel internacional los ideales de jus- ricos se encuentra rodeado de una creciente masa
ticia que hasta la fecha se habían propuesto única- de pueblos hambrientos. La pobreza comienza a ser
mente como referencia a la sola comunidad nacio- vista como una amenaza para el orden económico
nal. Por esa vía se afirma para todos los habitantes y político de Occidente.
de la Tierra el mismo vínculo de solidaridad fatigo- Se afianza entonces la idea de la creación-defini-
samente construido por los pertenecientes a un mis- ción de mecanismos para una cooperación interna-
mo grupo, a un mismo pueblo, o a un mismo país, cional al desarrollo de los países del Sur del mundo.
poniendo fin a aquella división entre los hombres La cooperación al desarrollo como parte integrante
hasta entonces representada por las barreras nacio- de las relaciones Norte-Sur llega a ser la tesis do-
nales. Este salto en la concepción política de la con- minante en los países del mundo industrializado.
vivencia humana parece destinado a poner definiti- Pero ¿en qué consistía exactamente esta coope-
vamente en crisis -aunque a través de un proceso ración? ¿Cuál era su filosofía de fondo?
de larga duración todavía abiertcr- las bases sobre A decir verdad, la idea de cooperación internacio-
las que se habían construido los grandes desequili- nal había entrado en las relaciones internacionales
brios económico-sociales que caracterizan al pla- inmediatamente después del fin del conflicto, con el
neta. Plan Marshall, mediante el cual los EEUU habían in-
En lo sucesivo podrán cambiar los parámetros de tervenido para proporcionar una poderosa ayuda a
justicia, pero es lo cierto que resultará cada vez me- la reconstrucción de los países industrializados del
nos sostenible la adopción de un criterio de justicia occidente europeo. Desde 1948 a 1952, en efecto,
para los asuntos internos de un país y otro diverso los EEUU dispusieron de cerca del 2 por 100 del pro-
a escala mundial en las relaciones con otros pue- ducto nacional bruto de la época bajo la forma de
blos. subvenciones y préstamos destinados a la adquisi-
ción de equipamientos y mercancías necesarios
para volver a poner en funcionamiento el aparato
productivo de los países beneficiarios 12.
4. LA COOPERACION INTERNACIONAL
Se trataba de poner de nuevo en marcha un me-
canismo, no sólo preexistente, sino que precisamen-
La contradicción entre principio de autodetermina- te había hecho hace siglos su aparición en esa par-
ción y supervivencia de los imperios coloniales no te del mundo, forjando por sí mismo las formaciones
duró mucho. Aunque a costa de conflictos duros y económico-sociales que ahora recibían aquella ayu-
sangrientos (baste recordar Argelia), la descoloniza-
da.
ción intervino con una rapidez imprevista trastornan-
Los beneficiarios eran portadores de una cultura
do en el espacio de quince años la escena del mun-
industrial común con los dispensadores de la ayu-
do, a la cual fueron empujados pueblos y naciones
da, compartían los mismos valores, eran deposita-
antes oprimidos. En 1960 la resolución núme-
rios del saber técnico-científico necesario, participa-
ro 1.514 de la Asamblea General de las Naciones
ban del mismo sistema económico. El acuerdo se
Unidas hizo del principio de autodeterminación una
presentaba, por tanto, como cooperación entre paí-
regla de la ius cogens del derecho internacional.
ses culturalmente homogéneos, que se reconocían
Desde aquel momento la descolonización será no
en los principios de la economía de mercado. Esto
sólo un objetivo de la comunidad internacional, sino
permitió entre otras cosas que el plan funcionase
una obligación precisa y vinculante: el proceso ex-
para promover la cooperación europea a nivel regio-
perimentó entonces una aceleración y una legitima-
nal, a través de la promoción de un programa coor-
ción reforzadas que facilitaron su rápida culmina-
dinado de reconstrucción y de la creación de una or-
ción, aunque sólo en el plano político.
ganización para la cooperación económica en Eu-
En efecto, los pueblos salidos de la colonización
ropa.
llevan consigo los signos del dominio y de la explo-
En estas premisas de fondo reside la razón del es-
tación a que han estado sometidos, mientras la eco-
pectacular éxito del Plan Marshall, pero también las
nomía-mundo los relega rápidamente a una posición
condiciones imprescindibles para que pudiera tener
subalterna. Lejos de participar en un proceso gene-
ral de desarrollo, estos nuevos países ven agudizar- éxito una operación de este tipo; los límites propios
se rápidamente las diferencias que les separan de -intrínsecos, por decirlo de algún modcr- del gé-
los países industrializados, mientras en América nero de cooperación que la misma representaba.
central y meridional y en Asia tiene lugar un proce- y sin embargo, esta especificidad no fue efectiva-
so análogo respecto de otros países, formalmente mente captada cuando se trató de plantear la coo-
independientes sí, pero excluidos de la industria- peración para el desarrollo, que se inscribió plena-
lización. mente en el marco de las coordenadas generales
Al fin ya de los años cincuenta, el mundo se pre- que habían presidido la cooperación entre países in-
sentaba dividido entre un pequeño grupo de países dustrializados. Es evidente que tal género de coo-
industrial izados y una masa de países de los llama- peración no podía haber funcionado para los países
dos en vías de desarrollo, algunos de ellos pobrísi- del Sur del mundo, portadores de culturas, tradicio-

12 Cfr. al respecto Leeland De Silva, Development Aid, Aquide liaison service, Ginebra, 1984.
to faits an issues, edición a cargo de Third World Forum Un-Ngo

53
nes, saberes, muy diferentes de los propios de las terno sujeto a algunas leyes cognoscibles y posibi-
sociedades industrializadas. Aplicada a los países litadoras de transformaciones colectivas sistemáti-
del Sur, la cooperación así entendida se convirtió en cas» 14. Así, la pobreza sería atribuible a la ausencia
un ulterior mecanismo de expropiación, cuyos efec- de esta racionalidad, que debiera alumbrar Oc-
tos son hoy bien conocidos. cidente.
El espantoso impacto de la colonización en el Ter-
cer Mundo, los mecanismos de expoliación-rapiña
5. LA COOPERACION COLONIZADA inducidos por ella, están totalmente ausentes de se-
mejante análisis, autoabsolutorio y autoapologético
a un tiempo, Pero esta actitud no se refiere sola-
Las ideas de cooperación y desarrollo implícitas
mente al pasado, sino que se proyecta también so-
en el tipo de intervenciones producidas con referen-
bre el futuro. El objetivo --de acuerdo con esta teo-
cia al Sur del mundo a partir de los años cincuenta,
ría- es para todos la sociedad de consumo, y, por
a las que se ha hecho mención, presentan un sin-
consiguiente, sus valores, su cultura totalizadora e
gular carácter ptolemaico, que hace de la historia,
individualista, sus horizontes ideales. Más allá de la
de la experiencia, de la cultura de los países indus-
imposibilidad práctica de un objetivo semejante
trializados el alfa y omega de la historia del mundo.
--denunciado por los economistas más avisados en
En efecto, en los EE UU se afirma -y después
consideración al despilfarro característico de la so-
se irradia progresivamente en Occidente- la teoría
ciedad de consumo y a la limitación de los recursos
del desarrollo lineal, sistematizada por Rostow13. El
de la tierra, que impide que toda la humanidad pue-
crecimiento económico es visto como un proceso
da abandonarse al dispendio de riquezas propio de
uniforme, universal, a través del cual todas las so-
un restringido grupo de países industrial izados 15_
ciedades deberían pasar: del estadio tradicional al
hay que denunciar aquí la pretensión uniformadora
caracterizado por las condiciones preliminares al
de imponer a todo el planeta el estilo de vida propio
despegue, de éste a la madurez, para llegar, en fin,
de un pequeño grupo de naciones.
a la era de los consumos en masa. Un esquema se-
y sin embargo, es esta filosofía de la cooperación
mejante -estrapolado, y no importa si de forma más
internacional la que se impuso al comienzo de los
o menos correcta, de la historia de algunos países
años sesenta y proyecta su extensa sombra hasta
industrial izados- deviene el modelo de la evolución
nuestros días. Todavía en septiembre de 1982 la Co-
universal. Resultaría referible a todos los países. Las
munidad Económica Europea dispone un préstamo
diferencias serían sólo el efecto de la colocación de
de 600 millones de dólares a una compañía guber-
los más pobres de ellos en un estadio inferior al al-
nativa brasileña para la explotación de las minas de
canzado por los países industrial izados. La pObreza
hierro de Carajas, en la Amazonia oriental. El pro-
-ésta es la conclusión- se combate entonces me-
yecto prevé la deforestación de una parte de la sel-
diante una aportación de capital a los países más po-
va amazónica, de una superficie equivalente a casi
bres, como ayuda a la transición hacia el estadio su-
dos veces la de Italia, con objeto de beneficiarse de
perior e impulso para el despegue industrial. ¿No
la extensísima cuenca minera y del cultivo extensi-
fue, por lo demás, una aportación de capitales lo que
vo de tierras. Estas alteraciones supondrán la expul-
había permitido a la economía de los países destrui-
sión de cerca de 20.000 poseiros que cultivan para
dos por la guerra volver a funcionar accediendo rá-
sus propias necesidades pequeñas parcelas de
pidamente a la sociedad de consumo? La sugestión
tierra en aquella región, y de cerca de 4.000 indios.
de los éxitos del Plan Marshall encuentra así campo
Las consecuencias inmediatas para Brasil serán la
abonado en un planteamiento que, rechazando cual-
pérdida de poder decisional sobre una parte impor-
quier relativización, impide captar en cada caso las
tante de su territorio, una transferencia de beneficios
razones específicas de lo sucedido.
a favor del capital multinacional, una explotación-ra-
La cooperación se afirma, por esa vía, como ins-
piña de sus recursos naturales, el desarraigo de los
trumento de reconducción de las diversas realida-
habitantes de la región. El objetivo final será la ex-
des del mundo al interior del cuadro de la dinámica
portación de materias primas en un mercado inter-
capitalista: como negación de la especificidad de las
nacional que penaliza a los suministradores de esta
situaciones particulares, culturas, formas de vida; riqueza; mientras, en el plano interno, la realización
como afirmación de la superioridad del hombre oc- del proyecto determinará un masivo desplazamien-
cidental y de su cultura. El subdesarrollo se presen- to de poblaciones, con objeto de aportar mano de
ta como retraso de determinadas sociedades, debi- obra para las nuevas actividades, cuyas consecuen-
do a sus estructuras, a sus mentalidades, a su re- cias no se han planificado en lo más mínimo 16.
clusión en actitudes prenewtonianas. La racionali- El préstamo de la CEE fue concedido con la firme
dad de Newton, a la que no habrían accedido los paí- oposición del comisario para el desarrollo de la pro-
ses subdesarrollados, se ofrece como «el símbolo pia CEE, el francés Edgar Pisani.
de la vertiente histórica, a partir de la cual se difun- El proyecto Carajas ilustra bien las características
dió entre los hombres el concepto de un mundo ex- de fondo de la política de cooperación que se ha

13 Cfr. W. Rostow, GIi stadi dello sviluppo economico, trad. ita- Gonidec y Tran van Minh en Politique comparée du Tiers monde,
liana Torino, 1962, que sistematiza las tesis desarrolladas por el París, 1980, pp. 210 Y ss.
autor en una serie de escritos, lecciones y conferencias en el cur- 16 Para los datos y las valoraciones recogidas en el texto, cfr.
so de los años cincuenta. ••Centro de recherche et d'information pour le developpement»
14 W. Rostow, op. cit., p. 33. (editor), Bresil, le projet Grand Carajas, París, 1983.
15 Cfr. los análisis económicos a que hacen referencia P. F.

54
analizado: corre el riesgo de convertirse en la ver- 6. COOPERACION INTERNACIONAL y
sión moderna de la explotación colonial del Tercero AYUDAS ALlMENTARIAS
y Cuarto Mundo por parte de los países industriali-
zados. La ideología ptolemaica del desarrollo lineal No se sustrae a tales caracteres perversos ni si-
se revela funcional a un tipo de relaciones interna-
quiera aquel tipo de cooperación que se produce
cionales que aseguran la sociedad de consumo en
bajo el nombre de «ayudas alimentarias» y que con-
los países industrial izados a expensas del Sur del
siste en el envío ---casi siempre a precios inferiores
mundo.
a los de mercado, y en ocasiones también a título
Esta filosofía de la cooperación internacional, con-
gratuito- de productos alimenticios destinados al
jugada con la mundialización de la forma-Estado,
mantenimiento de las poblaciones beneficiarias.
determina consecuencias también en orden al modo
de ser del poder estatal en muchos países del Sur. Bajo el barniz de generosidad que las reviste, es-
Porque ese poder, extraño en su forma a las tradi- tas operaciones constituyen un medio a través del
ciones locales y marcado siempre, por tanto, por una cual los países ricos eliminan los propios exceden-
acentuada separación de la sociedad, tiende con fre- tes sin repercusiones negativas sobre el precio de
cuencia a transformarse en máquina represiva al los correspondientes productos. Además, preparan
servicio de los intereses de los grandes grupos in- bastante a menudo la penetración de la industria ali-
dustriales extranjeros configurando esa moderna y mentaria del Norte en los países destinatarios, alte-
atroz forma de Estado neocolonial que los politólo- rando los hábitos alimentarios locales.
gos definen «Estado alienado»; es decir, un Estado Es instructivo al respecto el ejemplo de la leche
que, aunque dotado de los atributos esenciales de en polvo introducida por Holanda, hace algunos
la soberanía, funciona como máquina institucional años, en el circuito de las ayudas alimentarias: se-
para someter al pueblo a los intereses del gran ca- gún S. Abadie y B. De L'Homme2o, esta introducción
pital internacional. -que ha servido para liberar a Holanda de los gran-
Ayudas como la de referencia ofrecen a menudo des excedentes de ese producto que había acumu-
a esas dictaduras una apariencia de legitimación. lado- ha provocado, sin embargo, graves daños en
Valga como ejemplo elocuente al respecto la docu- la alimentación de la infancia de los países destina-
mentación recogida por el Tribunal permanente de tarios, a causa de la carencia de vitamina A en esa
los pueblos en el curso de la sesión sobre Zaire (Rot- leche y de la progresiva disuasión de la lactancia
terdam, 18-20 de septiembre de 1982) y expuesta materna inducida por el consumo de ese producto.
en la correspondiente sentencia, donde se docu-
'Estos problemas están hoy bien presentes entre
menta también el papel de apoyo al régimen dicta-
cuantos se ocupan de cooperación internacional,
torial de Zaire desempeñado -?or las instituciones fi-
tanto que en el número de agosto de 1987 de Vo-
nancieras internacionales 1 . Tales instituciones
luntariato internazionale (Boletín del MLAL) se ha
-que constituyen un núcleo esencial de la coope-
publicado una carta de dos enfermeras que contes-
ración- actúan realmente en función de los intere-
taban la iniciativa «50.000 biberones para Nicara-
ses político-económico-estratégicos de los países in-
dustrializados. Lo que no debe sorprender, si se con- gua» (promovida en el marco de la campaña «Nica-
sidera que esta institución, de las que también son ragua debe vivir» en la que nosotros mismos había-
miembros los países en vías de desarrollo, han sido mos participado), remitiéndose a los estudios de
concebidas -según la expresión del profesor Ri- UNICEF sobre las consecuencias devastadoras
gaux- «en función de necesidades que no son las que, para la población infantil de los países en vías
de tales países», estando modeladas más bien con- de desarrollo, ha tenido la introducción de leche ar-
forme al esquema de las sociedades por acciones tificial extraída del contexto socioeconómico (higie-
(con los países ricos como grandes accionistas) que ne generalizada, cultura de base, producción farma-
no según el modelo de una estructura de dis- céutica, disponibilidad de agua corriente y de ener-
tribución 18. gía) en el que esa forma de alimentación infantil ha
El grave problema de la deuda externa de los paí- podido desarrollarse positivamente.
ses en vías de desarrollo, que ahora explota con
todo su dramátismo, y los costes insoportables im-
puestos a las poblaciones de los países deudores 7. DESCOLONIZAR LA COOPERACION
por las recetas elaboradas al respecto por parte de INTERNACIONAL
las instituciones financieras internacionales, consti-
tuyen una ilustración elocuente de las consecuen-
cias de una «cooperación internacional» entendida El fracaso del tipo de cooperación internacional
y practicada en el sentido antes indicado y, al mis- antes analizado ha sido ya reconocido por los pro-
mo tiempo, una confirmación de cuáles son los in- pios expertos occidentales.
tereses realmente tutelados por tales instituciones 19. Un informe de 1981, redactado por Edmund Berg

17 La sentencia puede consultarse en varios autores, Un tribu- 19 Cfr. al respecto la sentencia del Tribunal permanente de los
nalfour les peuples, París, 1983, pp. 258 Y ss. pueblos sobre la política del FMI y de la Banca mundial, pronun-
1 Cfr. F. Rigaux, L'etude des questions juridiques particulie- ciada al final de la sesión que tuvo lugar en Berlín Oeste durante
res en rapport avec le nouvel ordre international. Ponencia íntro- los días 24 al 29 de septiembre de 1988, en curso de publicación.
ductoria a la conferencia plurídisciplinar sobre la transición hacía 20 S. Abadie e B. de I'Homme, «Cee la marée blanche ••, en
un orden internacional democrático. Ciudad de México, 2-6 de La lettre de Solegrand, n .. 22, enero de 1984, pp. 7 Y ss.
septiembre de 1981, p. 24.

55
por cuenta de la Banca mundial, documenta irrefu- persona -sancionado en el artículo 2 de la Consti-
tablemente este fracaso para toda la región africana tución- significa también valorización de todo lo
del sur del Sáhara. En esta zona, la situación se ha que concurre a formar al ser humano, y por consi-
agravado considerablemente, para todos los países guiente también su historia y su identidad cultural.
examinados, con respecto a hace veinte años, cuan- La directiva del artículo 3.2 significa también la exi-
do dio comienzo la cooperación. Mientras entonces gencia de ir a la raíz de las desigualdades, sin limi-
la autosuficiencia alimentaria estaba casi asegura- tarse a tratar de atenuar las consecuencias.
da, hoy todos dependen de la ayuda alimenticia ex- Aplicando estas orientaciones a la cooperación in-
terna y están expuestos no sólo a la subalimenta- ternacional es posible poner las premisas de su
ción, sino incluso al hambre, tan pronto como las descolonización.
condiciones climáticas dejan de ser excepcional-
mente favorables. También la situación sanitaria se
ha deteriorado: reaparecen las grandes enfermeda-
8. EL DERECHO DE LOS PUEBLOS
des endémicas, como la enfermedad del sueño, que
parecían haber sido vencidas. Las condiciones de
vida se degradan en las megápolis, engrosadas por Los valores constitucionales ahora invocados es-
el éxodo rural de una demografía incontrolada. El ni- tán, por otra parte, en la base del derecho de los
vel cultural desciende, la vida colectiva se disgrega. pueblos, que representa hoy la articulación más con-
Estamos en presencia, documenta Berg, de un ver- creta y persuasiva del concepto de justicia inter-
dadero y propio proceso de disgregación del tejido nacional.
colectivo y humano que se ha verificado en veinte El derecho de los pueblos no es un sistema jurí-
años de política de ayudas que habrían debido sos- dico o un orden dotado de efectividad. Es sobre todo
tener el desarrollo de comunidades, hasta entonces un sistema de valores y de criterios de orientación
arcaicas y tradicionales pero autosuficientes y con de las relaciones internacionales, un proyecto ético-
una identidad y una cultura propias21. político crecido sobre la base de la gran conmoción
Esta toma de conciencia, por otra parte, se había que la humanidad ha conocido en los últimos dece-
producido ya en los países emergentes, cuyos re- nios a partir de la entrada de nuevos pueblos, nue-
presentantes -desde la mitad de los años sesenta, vas culturas, nuevas necesidades en la escena
y después cada día de modo más enérgico- han mundial.
desplazado la atención sobre las causas estructura- Esta conmoción ha puesto en crisis concepciones
les del desarrollo, poniendo en discusión una seFie y categorías ptolemaicas y etnocéntricas, como
de reglas y constantes que rigen el orden económi- aquellas a las que antes he hecho referencia; ha he-
co internacional: desde los mecanismos del inter- cho madurar la conciencia de que el mundo es de-
cambio desigual y del comercio internacional a la di- masiado complejo para poder ser dirigido y gober-
visión internacional del trabajo y hasta las formas de nado por una sola cultura y que esta humanidad, tan
flujo de capitales y tecnologías desde los países in- rica y ahora ya irremediablemente intercomunican-
dustrializados a los del Sur del mundo. te, debe llegar a elaborar categorías de convivencia
Se hace necesario, por consiguiente, un replan- fundadas sobre la interdependencia, sobre el mutuo
teamiento, capaz de liberar a la cooperación inter- respeto, sobre la recíproca valoración de las diver-
nacional de los caracteres coloniales que la misma sidades. Cada día cobra más crédito la idea de que
ha ido asumiendo. la gran chance, la gran perspectiva de la humanidad
Este replanteamiento puede encontrar impulso y reside precisamente en las diferencias que la con-
alimento en aquel factor de novedad que señalaba trastan y que su riqueza está precisamente en esto:
en el concepto de "justicia internacional» expresa- en que está hecha no de uniformes, no de clones o
do en la Carta de las Naciones Unidas, es decir, en de asimilables, sino de diversos y todos dotados de
la proposición a nivel internacional de los mismos idéntica dignidad.
parámetros de justicia considerados válidos a nivel Sobre estas premisas ha venido desarrollándose
interno. Esto significa para nosotros los italianos el sistema de valores que integran el derecho de los
--conforme se ha puesto de manifiesto por Casse- pueblos.
se22_ que la justicia internacional, de la que hoy Los "bienes» esenciales que este nuevo sistema
hay expresión en el artículo 11 de la Constitución, de reglas, dotado de fuerte vocación de efectividad,
se nutre de los mismos valores de participación y de- quiere proteger, son: la posibilidad para todo pueblo
mocracia que están en la base de nuestro pacto de ver reconocida y respetada su propia identidad
nacional. nacional y cultural; la posibilidad, por tanto, para
También en nuestro país existen desequilibrios y cada pueblo de existir no sólo como entidad políti-
desigualdades; pero hoy parece ser adquisición de- ca, sino como comunidad que se remite libremente
finitivamente común (aunque no vaya acompañada a los recursos de que dispone y entra en relación
de una praxis coherente) la conciencia de que tales con los demás pueblos según mecanismos que no
desequilibrios no se superan a través del asistencia- sancionan la subalternidad de alguno en provecho
lismo, la reducción a la pasividad, la negación de au- de otros; y aún, la posibilidad de organizarse como
tonomía y de identidad cultural de las poblaciones y unidad de hombres libres, que respete la subjetivi-
regiones interesadas. El valor de la dignidad de la dad de los individuos no menos que de las minorías

21 Cfr. J. P. Cot, A /'épreuve du pouvoir. Le tiersmondisme pour 22 Cfr. A. Cassese, Commento aq/i arts. 10 e 11 Cost., cit.,
quoi faire?, París, 1984, pp. 48 Y ss. pp. 469 yss.

56
que la componen, en una dimensión en la que la va- Por tal vía, aquél -que nace en un plano diverso
riedad de la condición humana y las diversidades en al del derecho positivo- se conecta a este último a
que la misma se manifiesta sean protegidas como través de las aperturas que todo orden jurídico man-
elemento de enriquecimiento de toda la humanidad tiene (y, después del segundo conflicto mundial, no
y la misma relación de los hombres con la naturale- puede dejar de hacerlo, so pena de la propia invali-
za con vistas al bienestar común no se produzca en dez) hacia el mundo de los valores.
formas negadoras del derecho de cada uno y de to- Esta conexión del derecho de los pueblos con el
dos a la preservación del ambiente y del patrimonio derecho positivo (interno e internacional) y la capa-
histórico-cultural que han acumulado los hombres. cidad «heurística» del primero para la definición de
Se trata, como es fácil ver, de «bienes» cuya pro- preceptos imperativos y de conceptos-clave del se-
tección exige no sólo la fundación de obligaciones gundo (como el concepto de «justicia internacio-
de abstención, de no injerencia, a cargo de los Go- nal»), resultan particularmente subrayadas por dos
biernos y de los Estados, sino también la institución observaciones.
de obligaciones positivas -de cooperación, preci- La primera hace referencia a la aparición, en el
samente- dirigidas a promover las condiciones úni- marco del derecho internacional, de nociones como
cas en presencia de las cuales, en la actual situa- la de «patrimonio común de la humanidad»24, que
ción del mundo, las posibilidades antes evocadas representan nudos esenciales de la filosofía del de-
pueden llegar a hacerse concretas. recho de los pueblos. Es en tal sistema, en efecto,
Este sistema de valores y su organización en de- donde encuentra sistematización plausible y cohe-
recho de los pueblos encontró en Lelio Basso un rente la idea de que la humanidad puede constituir
fuerte impulso a la explicitación y a la sistematiza- un sujeto de derecho y que hay «bienes» necesa-
ción, culminada en la Declaración Universal de los rios para la existencia y el desarrollo de todos los
Derechos de los Pueblos, que una conferencia in- pueblos de la tierra y no apropiables por ninguno de
ternacional de juristas, politólogos, exponentes de ellos, no repartibles, y ni siquera gestionables como
movimientos de liberación de distintas áreas del cosa común, porque son necesarios (y por ello per-
mundo, proclamó en Argel el 4 de julio de 197623. tenecientes) no solamente a los seres humanos
En la Declaración Universal de los Derechos de existentes en un determinado momento histórico,
los Pueblos, una serie de principios, ya escritos en sino también a aquellos que le seguirán a lo largo
la experiencia de las luchas de liberación de todo el de las generaciones futuras; esto es, en definitiva,
mundo, ya en parte y aun cuando contradictoriamen- a la especie, es decir, a la humanidad.
te en circulación dentro del derecho internacional,
Esta idea, tan profundamente disonante con un
han encontrado organización y sistematización en
sistema de derecho internacional caracterizada por
proposiciones normativas relativamente coherentes,
idóneas para expresar los puntos cardinales del nue- la soberanía de los Estados, ha sido (y en parte con-
vo código que la humanidad necesita. En la base de tinúa siendo) fuertemente hostigada en el ámbito de
éste se encuentra la constatación de que la huma- las relaciones internacionales; pero ahora ya, a jui-
nidad ha alcanzado un umbral que impone concebir cio de muchos juristas, ha entrado a formar parte
un diverso modo de ser, distinto de los hasta aquí (aunque con carencias y limitaciones) del derecho
experimentados, en las relaciones entre los hom- internacional vigente, en especial a partir de la firma
bres, entre los pueblos, entre los Estados. En esta de la Convención sobre el Derecho del Mar de 1982,
conexión con necesidades reales está la tensión a cuyo artículo 136 establece que el fondo y el sub-
la efectividad de semejante sistema de valores. suelo marino, situados más allá de los límites de la
Pero un sistema de valores que aspira a la efec- «jurisdicción nacional», y los correspondientes re-
tividad debe ensayarse también a través de su ca- cursos, son «patrimonio común de la humanidad».
pacidad de alumbrar la comprensión de los nuevos La segunda observación hace referencia a la crí-
problemas que presenta la realidad; a través ~abe tica que de la cooperación internacional, entendida
decir- de su capacidad de concurrir a una nueva en el sentido etnocéntrico ya ilustrado, ha venido de-
epistemología. sarrollándose en el interior de las Naciones Unidas
y en el debate internacional. Esta crítica no solamen-
te -según lo que hemos recordado- ha fundado
9. DERECHO DE LOS PUEBLOS Y JUSTICIA la exigencia de una reconsideración sobre los térmi-
INTERNACIONAL nos de la cooperación, sino que se ha traducido en
propuestas sumamente relevantes, que han culmi-
El derecho de los pueblos presenta esta capaci- nado en importantes resoluciones de la Asamblea
dad de concurrir a una nueva epistemología, ya que General de las Naciones Unidas como las relativas
permite, entre otras cosas, asignar un significado no al Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) y
genérico ni retórico a una fórmula como la de «jus- al correspondiente programa de acción (respectiva-
ticia entre las naciones» empleada en el artículo 11 mente, del 9 y 16 de mayo de 1974), ambas apro-
de nuestra Constitución y en el preámbulo de la Car- badas per consensus, y la que aprobó la Carta de
ta de las Naciones Unidas. los Derechos y Deberes Económicos de los Estados

23 Sobre la Declaración de Argel, cfr. varios autores, Pour un 24 Sobre el concepto puede consultarse con provecho: A. Cas-
droit des peuples (edición de E. Jouve y A. Cassese), incluye el sese, 11diritto internazionale nel mondo contemporaneo, 8010g-
texto de la Declaración, París, 1978; E. Jouve, Le droit des peu- na, 1984, pp. 434 Y ss.
pies (collection Que sais-je?), París, 1986, pp. 19 Y ss. Y passim;
F. Rigaux, La Carta di Algeri, Firenze, 1988.

57
(12 de diciembre de 1974), por lo demás con el voto dadanos de un país democrático pueden valorar y
en contra de los EE UU, Gran Bretaña, República juzgar el tipo de cooperación internacional o de ayu-
Federal de Alemania y otros y con la abstención de das al desarrollo practicadas por el propio Gobier-
otros diez países, entre ellos Italia. no, pesando sobre las opciones de este último y con-
Los principios de tales resoluciones deberían fun- curriendo a orientarlas.
dar precisamente un nuevo orden en las relaciones Esta presión, por otro lado, puede y debe nutrirse
económicas internacionales, subvirtiendo las reglas de la consciencia de que el derecho de los pueblos
del hiperliberalismo imperante e introduciendo una no es solamente justo, sino también necesario para
serie de intervenciones de apoyo a las economías la armoniosa supervivencia de la especie humana.
débiles mediante el control de las sociedades mul- Una consciencia, esta última, que ya comienza a en-
tinacionales, la libertad de nacionalización o expro- trar también en las conciencias occidentales: basta
piación de bienes extranjeros en condiciones de fa- pensar en una consigna como la de la austeridad
vor para el país que expropia, la instauración de con- que hace ya cerca de dos lustros fue lanzada en ita-
diciones comerciales que eliminen el cambio desi- lia. Otra consigna, a menudo disfrazada y malenten-
gual entre productos manufacturados y materias pri- dida, que no sólo expresa una gran tensión moral,
mas, la extensión de preferencias arancelarias ge- sino que subraya además la exigencia, ya inaplaza-
neralizadas no recíprocas y no discriminatorias para ble, de una relación más discreta del hombre con la
los países en vías de desarrollo, la transferencia a naturaleza, con los recursos, poniendo en cuestión
esos países de tecnologías adecuadas, el reconoci- el mito del desarrollo cuantitativo y del productivis-
miento y la tutela del derecho de los mismos a cons- mo como un fin en sí.
tituir asociaciones de productores de materias pri- La necesidad de un Gobierno de la razón sobre
mas, y así sucesivamente25. la producción (por consiguiente de una subordina-
Estas directivas no constituyen directamente ius ción de ésta al reino de los fines) y de un self res-
cogens: demasiado genéricas las contenidas en las traint en la agresión del hombre a la naturaleza, es
primeras resoluciones, carentes de la fuerza que las hoy un tema central en todos los debates sobre el
habría pOdido conferir una aprobación per consen- ecosistema terrestre; pero es también uno de los pi-
sus, las más rigurosas de la Carta, representan lares del derecho de los pueblos, una de las vías por
-según muchos internacionalistas- sólo una ex- las que pasa la justicia internacional.
presión de intenciones contradicha por la efectividad
de las relaciones internacionales que continúan de-
sarrollándose conforme a las viejas reglas. Esta con-
10. LA RELA TIVIZACION DE LA IDEA DE
clusión pesimista, por otra parte, no tiene en cuenta
DESARROLLO
la susceptibilidad de utilización de aquellas resolu-
ciones (y de la crítica en ellas implícita) a los fines
de definición de la "justicia internacional» y por con- Estamos, como puede verse, en el punto de inter-
siguiente de la susceptibilidad de recuperación de sección de grandes cuestiones relativas al destino
ésta para el orden jurídico positivo, a través de esa de la humanidad. Se trata de cuestiones a las que
no es posible sustraerse cuando se afrontan los pro-
vía, en todos aquellos sectores en los que se trate
blemas de la justicia entre las naciones, de la coo-
de aplicar preceptos imperativos cuya estructura
peración internacional, del derecho de los pueblos.
contenga referencias a la noción de justicia in-
Estos problemas no han sido nunca problemas sec-
ternacional.
toriales o especializados; pero ahora esto se hace
De este modo, aquellas resoluciones, que han ins-
evidente a quien se aproxime a ellos con seriedad.
pirado claramente el derecho de los pueblos y cuya
Al especialista puede pedírsele la articulación técni-
filosofía ha encontrado en el marco de éste un co- ca de una propuesta, no la filosofía general de la in-
herente desarrollo, valen también para introducir en tervención. Y, por otra parte, hoy se advierte que el
el derecho positivo el mismo derecho de los pueblos fracaso de tantos proyectos ha sido consecuencia
como expresión cumplida de la racionalidad ínsita de vicios que minaban la filosofía general y no de es-
en aquellos textos, indirecta pero legítimamente re- pecíficas insuficiencias técnicas.
cuperados para la dimensión jurídica positiva. La crítica de la ideología del desarrollo y de la coo-
Es cierto que todavía queda en pie la mayor ob- peración tradicional continúa siendo radical, pero ha
jeción que cabe hacer al NOEI y es que presupone superado la fase de las contra-formulaciones peren-
un mundo diverso, una superación y transformación torias. También hoy han entrado en crisis fórmulas
de la actual constitución material del mundo. Pero que tuvieron fortuna durante un tiempo, con la del
esta objeción es mucho menos decisiva de lo que "desarrollo autocentrado», que eminentes persona-
parece, porque la constitución material que se opo- lidades del Tercer Mundo, como Samir Amín, habían
ne al nuevo orden se presenta como "un obstáculo preconizado a partir de una crítica radical del mode-
de hecho», tan poderoso como se quiera pero con- lo de desarrollo desviado, para defender la tesis de
trario a la "justicia entre las naciones" y, por consi- unas rupturas de las economías débiles con el mer-
guiente, ilegítimo, objeto, por tanto, de superación y cado mundial y, por tanto, de una suerte de desarro-
no fuente de parálisis para la acción. Por el contra- llo autárquico de los países pobres, caracterizado,
rio, los contenidos de los derechos de los pueblos, sin embargo, por una transferencia progresiva de la
y del NOEI que forma parte del mismo, constituyen pOblación activa hacia los más fuertes, según un im-
otros tantos parámetros en base a los cuales los ciu- perativo de industrialización26.

25 Cfr. A. Cassese, op. u/t. cit., pp. 417 Y ss. 26 Cfr. S. Amin, L'accumu/ation a /'échelle mondia/e. Paris,

58
Hoy son muchos los que rechazan que el objetivo tiene que ser diferente según las particularidades de
de la industrialización pueda constituir el imperativo cada área, específico, capaz por consiguiente de re-
único y prioritario del desarroll027. Se rechaza inclu- cuperar y valorizar las peculiaridades socioeconómi-
so la practicabilidad de un efectivo desarrollo en el cas y también culturales de cada comunidad, par-
marco de un circuito cerrado a toda participación en tiendo de éstas en un esfuerzo de gradual liberación
el sistema económico y comercial mundial; los inter- del hombre de las necesidades primordiales y de go-
cambios culturales, pero también económicos fun- bierno progresivo de la naturaleza sin violencias
dados en el reconocimiento de las necesidades y destructivas y rupturas disgregadoras.
exigencias ajenas, son indispensables para el desa-
ro1l02B• Del mismo modo si la industrialización no
puede convertirse en el imperativo totalizador del de- 11. UNA SALUDABLE NUEVA PUESTA EN
sarrollo, esto todavía resulta menos concebible en CUESTION DE LA CENTRALlDAD DEL
una suerte de retorno de la sociedad del Tercero y PENSAMIENTO OCCIDENTAL
Cuarto Mundo a una mítica edad de oro del estado
de naturaleza, alcanzable a través del repliegue so- Esta idea diversa del desarrollo y de la emancipa-
bre sí mismos y la clausura frente al mundo exter- ción humana, de la superación de la pobreza, no es
no. Aún más, los procesos de transformación, y a -por lo demás- una adquisición de estos últimos
menudo de disgregación, producidos en aquellas so- años. En estos años, la misma ha empezado a con-
ciedades, hacen tal perspectiva ya a simple vista vertirse en adquisición también nuestra, de los oc-
impracticable. cidentales, quiero decir. Pero, ya en la época en que
La clausura autárquica, tanto si se la quiere orien- nacían las Naciones Unidas, esta idea diversa esta-
tada al despeque industrial como si funcional izada ba presente en algunas grandes figuras que han
a la recuperación de «una pureza primigenia», se re- constituido faros de civilidad de nuestro siglo.
vela como una perspectiva en declive; aunque sólo Pienso, por ejemplo, en Gandhi. Se insiste mucho
sea porque, en cualquier caso, conlleva el riesgo de cuando se habla de él en su predicación pacifista,
una exaltación del Estado, que debería guiar ese pero se subraya menos su mensaje sobre el haz de
proceso autárquico, con la consiguiente mortifica- problemas de que hemos hablado aquí.
ción de la sociedad civil en su conjunto y la com- ¿Nos hemos preguntado por qué Gandhi solía de-
prensión de los derechos fundamentales. jarse ver con el huso en la mano, vistiendo paños
A la fórmula del «desarrollo autocentrado» se con- que el mismo, hilando, había contribuido a fabricar?
trapone, así, la del «desarrollo independiente», en la Había un mensaje encerrado en aquel huso.
que el acento se coloca sobre la recuperación del Gandhi, en efecto, insistió mucho en su programa,
control de las opciones y de los instrumentos del pro- sobre la importancia del khaddar, el hilado y el teji-
pio desarrollo por parte de las poblaciones inte- do manual del algodón30. V no solamente porque el
resadas. mismo representaba un instrumento para la sensibi-
Esta exigencia de valorización de los procesos de lización de las masas de campesinos indios, una for-
autonomización de las poblaciones interesadas se ma de resistencia a la industria textil inglesa, una po-
encuentra hoy ampliamente reconocida entre cuan- sibilidad de empleo de la gran cantidad de mano de
tos sostienen la necesidad de un nuevo modelo de obra disponible en India (todos motivos de gran ac-
desarrollo, porque -más allá de las fórmulas- la tualidad para los países en vía de desarrollo), sino
única adquisición que parece segura es que la coo- también porque la exaltación del trabajo manual per-
peración no debe ser nunca una cooperación des- mitía subrayar la totalidad que hay en el hombre; to-
cendente que ofrezca recetas y modelos prefabrica- talidad material y espiritual en la que un aspecto no
dos o de cualquier forma extraños a la 'Cultura y a debe prevalecer sobre el otro o ser amputado, de-
las exigencias de los destinatarios. biendo ambos constituir una preocupación de todos
La exigencia que parece obtener hoy más con- para evitar una inmutable división de tareas que pue-
senso es que las ayudas no deben ser un factor de de generar desigualdad, discriminación, opresión en
expropiación para las comunidades a que se re- la sociedad.
fieren. En este sentido hay en el khaddar la fuerte recu-
Hay un hermoso libro de Edgar Pisani, La mano peración de algunos momentos que nuestra cult~ra
y el instrumento29, que ilustra bien esa exigencia, in- y nuestra civilización han considerado como propios
sistiendo sobre la necesidad de ofrecer instrumen- del mundo femenino.
tos que puedan controlar la mano del hombre, de V, en efecto, en nuestra tradición occidental, hilar
manera que la ayuda se resuelva en un crecimiento constituye actividad típica de la mujer, relegada fue-
de las capacidades de intervención de las comuni- ra de la historia.
dades destinatarias y no en su reducción a la pasi- Gandhi -al predicar nuevas formas de .conviven-
vidad. Esto supone una relativización de la idea mis- cia humana y un nuevo modo de ser de las relacio-
ma de desarrollo; la confutación de la tesis de que nes públicas entre los seres humanos- asumió
pueda existir un modelo de este único y universal; también, como momento indefectible de esa nueva
la aceptación de la perspectiva de que el desarrollo perspectiva, este acudir a las necesidades materia-

1970, t. 1, pp. 50 Y ss. E. Pisani, La main et f'outil, París, 1984.


29

27 Clr. J. P. Cot, op. cit., p. 55.


Sobre la importancia del Khaddar para Gandhi clr. G. Pon-
30

28 Clr. M. Beaud, "Pour le codéveloppemenl», en Le Monde tara, introducción a Joahn Galtung, Gandhi, oggi, Torino, 1987.
Diplomatique, enero 1985.

59
les por parte de cada uno y el rechazo a hacer de y durante más de trescientos años -escribe Todo-
actividades tan necesarias tarea de figuras subalter- rov- Europa occidental se ha esforzado por asimi-
nas o marginales. Esta contestación de la cristaliza- lar al otro, por hacer desaparecer su alteridad, su
ción de la división del trabajo y de su traducción en ser extremo; y en gran medida ha llegado a conse-
relaciones de dominio, tiene gran actualidad también guirlo. Su modo de vida, sus valores, se han difun-
para la construcción de unas relaciones más iguali- dido por todo el mundo. Y este extraordinario éxito
tarias entre los pueblos y los países. se ha debido, entre otras razones, a un rasgo espe-
Se hace así evidente que la instauración de la jus- cífico de la civilización occidental, que durante mu-
ticia entre las naciones requiere no sólo una trans- cho tiempo había sido considerado como un rasgo
formación de las relaciones materiales, sino también del hombre en sí y que es, sin embargo, una carac-
e incluso antes una renovación copernicana en las terística particular de los occidentales; es la capaci-
categorías seculares con las que los occidentales dad de entender a los demás, es decir, de entender
estamos habituados a contemplar el mundo. No creo su modo de pensar, de poder colocarse en la situa-
que esto deba hacernos más pesimistas, si estamos ción de los otros; pero no para respetarles en cuan-
persuadidos de que, en interés de todos y no sólo to otros, sino sobre todo para servirse de esta com-
de los dominados, ha llegado el momento de aban- prensión con objeto de asimilarlos o destruirlos.»31
donar la lógica del dominio como lógica de unifica- Hoy se trata de modificar esta actitud; de com-
ción del mundo. Abandonar esta lógica significa tam- prender las diferencias para vivirlas en la igualdad,
bién hacer cuentas con las específicas actitudes cul- que se realiza no nivelando a todos, sino recono-
turales que se han construido sobre la misma y que ciendo a cada uno -en la irrepetibilidad que le dis-
han contribuido a alimentarla; en una palabra, hacer tingue- la misma dignidad.
cuentas con nuestra historia.
••Desde el momento de la conquista de América (Traducción: Perfecto ANDRES IBAÑEZ)

31 T. Todorov, La conquéte de l'Amerique, París, 1982, p. 251.

60
Política antidroga en USA: un punto de vista crítico*
Robert W. SWEET

Señoras y caballeros: alguien que pudiera proporcionarle heroína. El lo


hizo así, pero la persona con quien entró en contac-
Después de esta amable presentación, quisiera to no quiso hacer directamente la venta, sino que
explicarles, ante todo, cómo me vi conducido a com- ofreció a Radman una cantidad por mediar en la ne-
batir con el demonio de la lucha contra la droga; des- gociación. Radman vendió dos onzas de heroína por
pués, en segundo lugar, hacerles partícipes de mi 16.000 dólares, y recibió 1.000 por su participación
valoración de la respuesta de nuestra sociedad fren- en la transacción.
te al uso de drogas; en tercer término, examinar que Las cifras se dispararon. El cliente pidio un kilo-
el dinero, o su falta, es lo que está dirigiendo este gramo, y el proveedor apareció con nueve onzas. La
comportamiento abusivo, y les diré desde ahora mis- transacción parecía haberse consumado, pero, para
mo que ya lo mueve todo en demasía en nuestra so- desgracia de Radman, con un confidente, y Radman
ciedad; en cuarto lugar, proponer la abolición de la fue detenido. La condena por este delito es de cin-
prohibición; y, en fin, evaluar la posibilidad real de co años de privación de libertad. No tenía antece-
llevar a cabo semejante propuesta. dentes. Explicó que lo había hecho porque necesi-
Primeramente, les diré cuál es la razón de que me taba el dinero para evitar la pérdida de su tienda y
atreva a suscitar estos temas ante ustedes. Es el de su vivienda.
descubrimiento, a lo largo de los pasados once años El 16 de septiembre de 1987, Antonio fue deteni-
y medio como juez federal, de la inutilidad de con- do en una redada callejera, en lo que se llama, en
denar a delincuentes que han sido declarados cul- la jerga de la práctica legal, una «compra y deten-
pables de violar las normas sobre drogas; y la sen- ción». Un agente de policía de paisano, que actua-
sación de frustración que produce ver nuestro siste- ba entre la calle 47 y la Novena Avenida, bajaba la
ma judicial dominado por un fenómeno social. No lle- calle y oyó que alguien le ofrecía caballo. Respon-
gué a esta experiencia totalmente falto de prepara- dió que quería dos y fue conducido ante Antonio,
ción. Fui AUSA en los primeros años cincuenta, y quien por treinta dólares, le vendió dos papelinas
trabajé con Deputy Mayor, durante los años sesen- que contenían 1,3 gramos de heroína. Detenido, An-
ta, y participé en los esfuerzos de John Lindsay por tonio declaró que vendía heroína y crack por dinero,
promover alternativas a la adicción: la administra- para financiar su propia adicción. Antonio tiene vein-
ción de metadona, y también programas experimen- ticinco años.
tales de tratamiento, tales como el Day Top y la Su padre y su madre no estaban casados, y su pa-
Phoenix House. V, aún más terrible, era padre du- dre se marchó de casa poco después de su naci-
rante los sesenta y los setenta, y por suerte lo sigo miento. En 1982, Antonio, junto con otros trece, fue
siendo. declarado culpable de robo. Tras cuatro años de
Para explicarles parte de la razón por la que aho- control, superó con éxito la probation. En 1987, fue
ra les estoy hablando, déjenme describirles la ma- detenido cuando trataba de retirar la placa de ma-
ñana del 13 de octubre, de este mismo año, y los trícula de un automóvil, trabajo por el que se le iban
tres casos que tuve que conocer, y que, puedo ase- a pagar veinte dólares. El coche, no hay que decir-
gurárselo, son plenamente típicos. lo, era robado. Desde 1983, era adicto a la cocaína
Radman se había declarado culpable de vulnerar y a la heroína, lo que suponía un costo de f!1anteni-
las normas sobre las drogas, y quedó visto para sen- miento diario de doscientos dólares. Pasó siete me-
tencia. Es un hombre de cuarenta años, y llegó a Es- ses bajo un programa de tratamiento en régimen de
tados Unidos, procedente de Siria, en 1977, huyen- internamiento. No tiene estudios secundarios, ni es-
do de la violencia de Damasco. Se dedicó a hacer pecialización profesional. Fue condenado por prime-
chapuzas, como vendedor ambulante y en la cons- ra vez el 7 de mayo de 1988, y reincidió el 13 de oc-
trucción. El y su esposa abrieron un bar, en la calle tubre, por quebrantamiento de su libertad condicio-
McDougal, vendiendo especialidades del Oriente nal, tras cumplir una condena de prisión por faltar a
Medio, trabajando al límite de la rentabilidad. Tiene la comparecencia de control del probation officer, y
dos hijos, de siete y dos años. por consumir cocaína y heroína. Por este quebran-
Alguien del barrio, preguntó a Radman si sabía de tamiento de la probation fue condenado a otro año.

* El País publicaba el día 18 del pasado diciembre un suelto lizar al juez Sweet, jurista de sesenta y siete años, ex primer te-
titulado: Bancarrota de la política antidroga en EE.UU. Por prime- niente de alcalde de Nueva York y, efectivamente, ahora juez fe-
ra vez un juez federal en activo propone la legalización de los deral, que en seguida nos remitió el texto de su intervención en
estupefacientes. el Club Cosmopolitan de Nueva York, que publicamos. (N. de
Los datos que el corresponsal del diario en Washington apor- la R.)
taba en su crónica nos permitieron, también con su ayuda, loca-

61
Beno nació en Manhattan, en 1967. Su madre era 50 por 100 de los cuales eran casos de droga en
incapaz de ocuparse de él, y su padre lo maltrata- nuestro tribunal.
ba; y cuando tenía tres años, lo arrojó a la acera, Lo mismo Ed Koch que Jesse Jackson se han ser-
abriéndole al cabeza. Permaneció en coma durante vido de la misma cifra para evaluar las dimensiones
un mes, y hospitalizado durante seis, y se le diag- del mercado de drogas en Estados Unidos: 150.000
nosticó hipercinético, con graves dificultades de millones de dólares. Otros estudiosos del problema
aprendizaje. Luego fue adoptado. Cumplidos los die- han estimado que oscila entre 10.000 Y 15.000 mi-
cinueve años, se marchó de casa, para irse a vivir llones. Por la misma naturaleza del mercado, no es
con sus hermanos naturales. Se fue luego dellnsti- posible aquilatar las estadísticas, pero es indiscuti-
tuto para enrolarse en los Savage Ghosts, porque ble que las cifras son elevadas, muy elevadas.
-según sus propias palabras- «me hacían sentir Los beneficios son inmensos. El caso de la Pizza
importante». Desde 1986 a 1989, trabajó en chapu- Connection, que mi compañero Laval tardó veinti-
zas. Antes del verano de 1989, fue detenido dos ve- trés meses en juzgar, contenía testimonios relativos
ces, una, por venta de marihuana, y, otra, por parti- a compartimentos llenos de dinero en efectivo en de-
cipación en una transacción de heroína. pósitos en Suiza. The Economist evalúa que el in-
El 23 de mayo de este año, un agente policial ca- cremento de precio, a propósito de la heroína y de
muflado se puso en contacto con el coimputado con la cocaína, es de un 5.000 por 100 sobre el coste
Beno, el cual se había comprometido a proporcionar de los materiales desde el vendedor inicial al con-
al agente nueve onzas de heroína por 52.000 dóla- sumidor.
res. Beno llegó con un aviso para ir a un restauran- Un reciente estudio federal, describe el Times, el
te donde se haría entrega del alijo. Ya en el restau- 5 de diciembre, calculaba que el consumo de dro-
rante, Beno dio un segundo mensaje: «Joey estaba gas cuesta a nuestra economía anualmente 60.000
a punto de llegar». Beno fue detenido. Declaró que millones de dólares. El coste del tratamiento, calcu-
se había topado con un amigo, quien le preguntó si lado por el senador Bentsen, asciende a 2.500 mi-
quería ganarse algo de dinero. Cuando le respondió llones de dólares. La Reserva Federal ha estimado
que sí, le dijo que tenía que decir a unos tipos dón- que se escapan de nuestra economía 125.000 mi-
de tenían que reunirse con él. Una vez concluida la llones de dólares, en su mayoría atribuibles a ven-
transacción, recibiría quinientos dólares. El sabía tas de droga. Es una economía sumergida, ni sujeta
que se trataba de narcóticos, pero desconocía has- a impuestos ni regulada, que en algunos países an-
ta qué punto. Tras la detención, ha vuelto con sus dinos es equivalente al conjunto de bienes exporta-
padres adoptivos, y ahora trabaja regularmente dos legalmente. La cabecera del Times era: «El es-
como carpintero. La condena mínimna fijada por el tudio deja constancia de que el narcotráfico es una
Congreso para Beno, basada en el volumen de la de las más importantes industrias de América». Se
transacción, es de cinco años. ha calculado que, entre 35 y 40 millones de ameri-
Luego está María, quien fue llevada a mi presen- canos han consumido ilegalmente droga durante el
cia la semana siguiente. Era una acusada adicta, período abarcado por la investigación del National
embarazada, segunda generación de una familia de Institute of Drug Abuse Household. Por esta organi-
adictos, y que llevaba consigo la tercera generación, zación se estima que la cifra de estas personas se-
ya enferma de lo mismo, que había de ser simple- riamente dependientes ronda los seis millones y me-
mente otra más de la cadena. La cuestión es que im- dio. Otros expertos la sitúan en dos o tres millones.
poner una condena en estos casos me obliga a en- Tom Wicker nos refiere que hay 875.000 adictos en
carar el tema de las drogas en la sociedad, de la ma- Nueva York.
nera más directa y dolorosa. El público americano no ha sido remiso en hacer-
A estos casos, por supuesto, se pueden añadir jui- se cargo de esta realidad. Una encuesta de la
cios como los de la Pizza Connection, o la acusa- CBS/New York Times en Estados Unidos, en sep-
ción -acompañada del éxito- formulada por el Go- tiembre de 1989, dejaba claro que un 54 por 100 de
bierno contra unos veinticinco ganeses que impor- los americanos creían que las drogas eran el pro-
taron heroína desde Africa, y supusieron equivoca- blema más importante al que había que hacer fren-
damente que su conversación telefónica en su dia- te en el país. En 1985, la misma encuesta detectó
lecto nativo -el twi- era segura. Pero, claro, cuan- que sólo un 1 por 100 creía que las drogas eran
do los ganeses son condenados, los dominicanos to- nuestro problema más serio.
man su lugar, como se suceden los blancos móviles El mensaje no cayó en saco roto entre nuestros
en una caseta de tiro en la feria. políticos, quienes también leen estos sondeos. Este
Muy correctamente, estos casos, como todos los otoño, antes de las vacaciones navideñas, el Con-
penales, están sometidos a las exigencias de un jui- greso aumentó el envite del presidente, el 14 de no-
cio rápido, lo que significa, hablando en términos ge- viembre, y agregó 3.200 millones de dólares a su pe-
nerales, su instrucción dentro de las diez semanas tición de fondos para acumular a la guerra contra la
después del indictment. Consiguientemente, la acu- droga, en lo que el senador Glenn llamó «frenesí de-
sación de asuntos de droga trastorna el resto de los vorador». Este año, el gasto total alcanzará los
señalamientos del juez. No hay motivo para consi- 8.800 millones de dólares, de los que mil irán a pa-
derar que mi calendario es atípico. Todos llevamos rar a prisiones federales. Tenemos casi a un millón
nuestros asuntos del mismo modo, por lotes. Desde de personas en la cárcel, y el último año se llevaron
el Día del Trabajo, he juzgado ocho casos, todos, a cabo unas 750.000 detenciones, tres cuartas par-
salvo dos, penales, y, de éstos, todos, salvo uno, de tes de los cuales fueron por posesión, típicamente
drogas. En septiembre, se me dijo, no había jurados de marihuana. En la ciudad de Nueva York, el 40
disponibles más que para casos penales, más del por 100 de todos los indictments por delito fueron

62
por violaciones de las leyes sobre drogas. La cons- de conducta para los adolescentes del barrio. Pero
trucción de prisiones es, ahora, una industria flore- Rauch ha declarado. «Ellos se dan cuenta de que,
ciente en nuestro país, que ya tiene la tasa más ele- para que les vaya mejor, necesitan dinero, y, para
vada de cárceles que cualquier otro, a excepción de ellos, dinero a montones significa drogas. Ven a un
Africa del Sur, en parte, como resultado de los pla- tipo como yo sacándose 250 dólares semanales, y
zos mínimos acordados por el Congreso, de veinte, a un traficante, con cadenas de oro y un coche nue-
diez y cinco años para ciertas violaciones de las le- vo, sacándose 2.000 a la semana. ¿Como quién
yes sobre drogas. creen que quieren ser ...?» (Morgan, Bronx Play-
Más dinero, más prisiones, más adictos. Estas ci- ground: Focus of Area Under Siege, N. Y. Times, 15
fras me demuestran, claramente y sin discusión se- de agosto de 1987).
ria, que la presente política represiva ha fallado. La causa y el éxito de la distribución de las dro-
La guerra de la droga ha fracasado a la hora de gas está, obvia e indiscutiblemente, en el dinero que
detener el tráfico o de cambiar las pautas sociales puede sacarse. La analogía con la prohibición -el
que producen el fenómeno. Es cara y encubridora, noble experimento- sienta como un guante a este
y ha estado a punto de dar lugar a incursiones y sub- propósito.
versiones en el extranjero, y nos ha conducido a re- Pero ¿qué hay del consumidor? Desde Dionisos
plantearnos sí, como nación, deseamos, o no, em- o las vides de Noé en adelante, la perturbación de
plear el magnicidio como expresión de una política. la mente por el alcohol ha sido parte de la cultura
No sólo se ha tensado nuestro tejido social interno, occidental. No así la marihuana, la cocaína, la he-
sino que nuestras relaciones exteriores han empeo- roína y el crack. No obstante, estas substancias, con
rado y se han distorsionado. Los economistas del mayor o menor alcance, y en grados variables, al-
Tercer Mundo ponen en duda nuestra buena fe, al teran nuestra consciencia, nuestra perspectiva del
ver que tratamos de impedir su participación en un mundo. Si es cierto que el alcohol embota nuestro
cultivo que la sociedad está reclamando. Sugieren autocontrol y excita nuestro propio punto de vista:
que la guerra de la droga está en quiebra. que la cocaína proporciona una sensación de eufo-
De pasada, una anotación terminológica. Esta ria; que la heroína da bienestar y calor; y la mari-
prohibición, por nuestros ciudadanos, del uso de huana una sensación de comodidad y de relajación,
substancias perturbadoras de la mente ha recibido ¿qué hay de malo en todo ello ...?
la sonora etiqueta de «guerra de las drogas». Des- Por cierto, en cuanto a la marihuana, y especial-
de luego, no es una guerra; no hay amenaza extran- mente hoy día, la respuesta es negativa. Se ha in-
jera alguna a nuestra seguridad; no hay enemigo ex- formado que es nuestro cuarto cultivo más impor-
terior. Según la clásica definición de Pogo, «hemos tante. En 1972, la comisión organizada por el presi-
encontrado al enemigo; somos nosotros». Este fe- dente Nixon sobre derecho de drogas recomendó la
nómeno no es una guerra. Es una úlcera, una en- regulación y sujeción a impuesto de la marihuana;
fermedad debilitante, una grieta dentro de nosotros recomendación repetida en 1982 por la Academia
mismos y de nuestra sociedad. Nacional de Ciencias. Se diga lo que se diga sobre
De estar en lo cierto, el problema no estaría fue- la heroína, la cocaína y las drogas sintéticas, veinti-
ra, sino dentro; a saber -mi tercer punto- qué ha siete años son sobradamente suficientes para
creado, en nuestro mundo, esta frustrante, debilita- aprender que la prohibición de la marihuana debe-
dora y destructiva condición. A riesgo de simplificar ría ser abolida.
excesivamente, sugiero que es una única cosa: el di- La prohibición produce dos resultados negativos
nero, o -otra cara de la moneda- la falta de dine- que están en abierta contradicción con el objetivo de
ro. Aunque sea a título de anécdota, permítanme la prohibición. Crean un incentivo económico para
darles cuenta de una conversación que me refirió un que los traficantes de drogas hagan crecer el uso de
oficial de probatíon, el cual se había tomado un par- las que acabo de mencionar. Y tienen, sobre otros
ticular interés por uno de sus pupilos, un brillante jo- productos químicos, el aliciente de su mística cuali-
ven de dieciocho años, al que había controlado en dad de estar prohibidos por la sociedad. El uso de
una ocasión. Cuando se enteró de que su cliente es- drogas prohibidas satisface la necesidad individual
taba otra vez en la cárcel, por violación de las leyes de autoafirmación frente a la sociedad. Holanda
de drogas, fue a verlo y le preguntó por qué, tenien- aprendió bien la leción, según el Wall Street Journa/:
do en cuenta su capacidad, había decidido adoptar «La marihuana ha dejado de ser un tema princi-
una forma de conducta que le resultaba tan arries- pal en Holanda. El chocolate (pot) se ha vendido li-
gada. La respuesta fue: «Usted quiere que yo haga bremente en cafés y centros juveniles desde 1978,
un trabajo de salario mínimo, cuando puedo hacer- cuando el Gobierno llegó a la conclusión de que esa
me con doscientos dólares al día en la calle». Es substancia era "relativamente inocua", y dejó sin
una salida -desde luego, arriesgada- y funciona. efecto todas las medidas penales por su uso.»
Resulta comprensible su postura. Cincuenta, 100 ó (5 de diciembre de 1984, página 1, columna 1).
300 dólares por un disparo a la carrera, o por hacer Por lo que se refiere a la cocaína y a la heroína,
de conductor o de vigilante, es dinero inmediato y lo que provoca el interés y la identificación de sus
contante y sonante. El riesgo determina la recom- usuarios es la fuerza de su capaCidad adictiva y de
pensa; el dinero permite reclutar a los que han de alteración de la mente.
reemplazar a los apartados de la operación sea por Aunque existe documentación sobre el uso de
la fuerza de la ley o por otra razón. narcóticos por blancos con ingresos medios o altos,
Leonard Rauch, un vecino de treinta y dos años, la mayoría de los consumidores son negros instala-
del Sur del Bronx, que trabaja en su propio vecinda- dos en la pobreza o en sus aledaños. No es infre-
rio, en tareas de seguridad, intenta ser un modelo cuente que lleguen a mi presencia miembros de la

63
tercera generación de consumidores. El Departa- La sola presentación de la propuesta hace surgir
mento Municipal de Sanidad calcula que un 5 por un cúmulo de problemas: sobre la experiencia ingle-
100 de los vecinos de nuestra ciudad nacerá ya sa, sobre la juventud, sobre el crack, sobre el creci-
adicto. do consumo de narcóticos, sobre Charlie RangeL..
La seña de identidad del consumidor es la nece- En cuanto a la experiencia inglesa, durante los
sidad de evasión, la pérdida de la esperanza, la fal- años sesenta, Gran Bretaña creó centros de trata-
ta de un lugar en la sociedad. Uno de cada cuatro miento para los adictos a la heroína. Al principio les
jóvenes de nuestro país experimentará la pobreza facilitó mediante receta, luego, a través de unas cua-
en la década siguiente, frente a uno de cada nueve renta clínicas. La estrategia no ha tenido éxito; las
en la anterior. Harold Howe, profesor de Harvard, clínicas resultan inadecuadas y más que apartar de
pero, por otra parte, respetable, como presidente de la droga, algunas condujeron únicamente a largo
un comité para identificar los problemas de la mitad plazo a un mantenimiento con metadona. La adic-
olvidada de nuestra juventud, de ese margen de 20 ción de los consumidores no ha sido eliminada, y, a
millones sin estudios universitarios, algunos de los la vez, los males de la prohibición actual no han sido
cuales consumen drogas, han dejado la escuela, y todavía documentados.
cometen delitos, identifica, firme y precisamente, la Por lo que se refiere a la juventud, es difícil hacer
causa de esta conducta antisocial: la pobreza. En distinción entre la alteración mental resultante del al-
1986, un 33 por 100 de familias encabezadas por cohol y la que deriva de las drogas. La sociedad no
personas de menos de veinticinco años estaba por tolera -ni quiere ni debe tolerar- su uso antes de
debajo de los límites de la pobreza, porcentaje do- la mayoría de edad. La distribución a menores debe
ble que el de 1967, y triple que el del 11 por 100 de continuar prohibida. A la vista de la realidad del mun-
todas las familias americanas en 1986. Es también do actual, hay que hacer especialmente accesibles
la raíz primera del consumo abusivo de drogas, a los jóvenes no sólo la educación, sino una moti-
como cabe sospechar lo ha sido en cuantas socie- vación, quizá incluso subvenciones sustanciales
dades se ha dado el problema en el pasado. para primar posibles logros atléticos, educativos o
Las drogas se han convertido en una evasión para profesionales, y un programa de convocatorias con
aquellos que carecen de un lugar en la sociedad, y niveles y salidas para todos.
cuyo sentido de sí mismo está tan debilitado que pre- Por lo que respecta al crack, su fuerza es temi-
fieren conscientemente arriesgarse a la destrucción ble, y todavía dejar el crack fuera del área de con-
y a la adicción a falta de una motivación alternativa. trol significa lógicamente dar por tierra con la premi-
He aquí nuestro verdadero problema. sa subyacente de la abolición. El crack no es, por su-
Sugiero que es hora de abolir la prohibición, de puesto, sino la última expresión de la cultura de la
dejar de tratar como un delito sentir placer en la al- droga, que viene a suceder a la heroína, al polvo de
teración de la mente. El primer resultado de este ángel y a la cocaína. Por supuesto, hay indicios de
cambio de rumbo será la eliminación de la motiva- que el hielo, una droga sintética, va a suceder
ción económica, las bandas, los traficantes de dro- --como droga de moda- al crack, como el crack lo
gas. El segundo sería la identificación de los consu- hizo con la cocaína, y la cocaína con la heroína. Es-
midores, los que buscan la droga a cualquier pre- tablecer distinciones sobre la base del grado de
cio, los que están en peligro en la sociedad. Final- adicción puede no ser posible empíricamente, ni
mente, por supuesto, habría que dedicar algunos in- atrae a la lógica ni a la simetría.
gresos para reforzar programas de investigación, Pero la lógica de esta posición -que me atrae-
educación y tratamiento, y casi 9.000 millones de dó- difícilmente podrá remontar la emoción que crea la
lares pOdrían ser reencauzados y destinados a la referencia de la «epidemia del crack». No vale para
prevención y a la rehabilitación. Obviamente el mo- nada hacer ver que la capacidad adictiva del crack
delo es la abrogación de la prohibición, y el final de todavía no ha sido establecida, sino anecdóticamen-
Al Capone y de Dutch Schultz. te, y que la investigación puede descubrir algún an-
El método mediante el cual pOdría esto llevarse a tídoto. La dirección de la Legal Aid Society ha ob-
término pudiera ser la derogación legislativa de la servado que aumentan en un 500 por 100 los pro-
prohibición federal, el establecimiento de pautas cedimientos ante los Juzgados de Familia que im-
para la dispensación de drogas, y su sujeción a im- plican el abandono y los malos tratos de hijos y que
puesto, la posibilidad de financiar a los Gobiernos aquélla achaca mayormente al crack. Uno de mis
estatales y municipales que asumieran la responsa- distinguidos compañeros, Bob Patterson, ha anota-
bilidad de identificar a los consumidores, quizá por do, al condenar a un traficante, que la presencia de
la huella de DNA, desarrollar alternativas de bloqueo drogas en los detenidos había ascendido desde un
para los adictos e incrementar los centros de trata- 42 por 100 en 1984, a un 68 por 100 en 1986.
miento terapéutico. Acaso, haciendo accesible la No obstante, la misma experiencia del abandono
metadona a los 200.000 heroinómanos que ahora la de la paternidad responsable demuestra el fracaso
buscan, en vez de los 30.000 a los que se les da ac- de nuestra prohibición actual. En su lugar, debería-
tualmente la oportunidad. Tal vez, haciendo posible mos identificar a los que están en situación de ries-
el tratamiento residencial a quienes se hallan en un go, y esforzamos por proporcionarles asistencia y, fi-
concreto umbral de adicción, y permitiendo a los que nalmente, un poco de esperanza. Actualmente no
están más allá de él, obtener drogas únicamente con hay prueba de que la prohibición haya quebrantado
intervención médica. La reventa y la distribución fue- o vaya a quebrantar el círculo vicioso entre depen-
ra de estos controles seguiría siendo delito federal. dencia y abandono.
El castigo sería más rápido, seguro e igualitario e in- En cuanto al consumo creciente, hay que contar
cluso más severo que hoy día. con él, dada la historia de la derogación de la pro-

64
hibición, aunque el panorama no sea en modo algu- Ciudad de Nueva York, y es un líder muy respetado
no tan claro como pudiera suponerse en principio. en nuestra comunidad, y presidente del House Se-
Ante todo, la realidad es que hoy quien quiera com- leet Commitee on Nareoties Abuse and Control. Ran-
prar drogas, tiene poca dificultad en encontrar ellu- gel ha retado a los promotores del cambio, a través
gar de mercado y adquirir el producto. Apuesto a de su sección en el New York Times, y a través del
que podríamos ir ahora mismo a la Sexta Avenida y boletín del Comité, del 16 de junio del año pasado,
a la calle 43, bajando desde el Century, y comprar a contestar una serie de preguntas de grueso cala-
lo que queramos sólo por gusto. La historia del con- do. Dice así:
sumo del alcohol es indicativa: 2,6 galones por per- «Presionen a los promotores del cambio sobre al-
sona y año, antes de ella; durante ella, 0,73 galo- gunos de los temas y de los problemas que rodean
nes; diez años después de la derogación, 1,5 galo- la propuesta de legalización, y nunca parecen dar
nes; y sólo ahora, de nuevo 2,6 galones. La jugada respuetas. Esos que pregonan la legalización me re-
maestra consistiría en dirigirse a los factores subya- cuerdan a los hinchas que se sientan en las locali-
centes; suministrando narcóticos gratis y tratando a dades baratas del estadio. Quizá sepan jugar, quizá
los consumidores, al final daría como resultado una lo sepan todo sobre las reglas del juego, pero des-
América más sana. Si no se hace así es porque de donde están sentados no ven lo que ocurre. Va-
nuestros ciudadanos han perdido la capacidad de mos a poner el tema de la legalización en el lugar
actuar afirmativamente y de controlar sus adicciones que le corresponde: entre la cháchara ociosa, mien-
personales. El clima actual me parece optimista: se tras los vasos de cóctel se entrechocan en los acon-
enfatiza la salud, la dieta, lo que uno toma. Si nues- tecimientos sociales.»
tra sociedad puede aprender a dejar de consumir Bueno, pues yo no me considero un pregonero de
mantequilla, debería estar en condiciones de hacer- nada, ni mi asiento es de los baratos, y no tengo mie-
la con la cocaína. Si no, ninguna prohibición puede do a juzgar la actuación en este estadio particular.
ser eficaz. Pero creo que incluso aunque las duras preguntas
Como parte del fantasma del incremento del con- de Rangel carecen de fuerza para desvirtuar las pro-
sumo, se habla a gritos de genocidio, de que la abo- puestas de cambio, hacen surgir temas a los que
lición de la prohibición destruirá a los menos capa- hay que hacer frente.
ces de sobrevivir en sociedad. Este reto es real, y ¿Qué drogas se verían afectadas? Todas las
es dinamita política. A menos que sea cuidadosa- substancias que modifican la mente.
mente analizado, uno como yo podría ser acusado ¿Quién administraría la dosificación? ¿El Estado
de insensibilidad, de racismo y aun de cosas peores. o los particulares?
Si éste es el efecto esperado, hay que confesar El Estado fijaría cantidades y precios, y se nega-
que los desheredados, los golpeados por la pobre- ría a los particulares una frecuencia mortal de ad-
za son la fuente del problema; y, sí, este grupo es quisiciones, sin prescripción médica. De otro modo,
mayormente no-blanco. Entonces, hagamos frente a las adquisiciones serían discrecionales.
esto honradamente, y reconozcamos que debemos ¿Establecería, el Gobierno, privilegios fiscales
actuar sobre nuestra sociedad, para eliminar, o, para vender drogas ...? Aunque la cuestión es de ca-
cuando menos, reducir substancial mente, la pobre- lado, la respuesta es «sí», y el beneficio se deduci-
za, y aquellas condiciones de las que se deriva el ría del impuesto sobre la venta.
consumo de drogas. Supondrá dinero, reorganiza- ¿Conseguiríamos el suministro de los mismos paí-
ción de estructuras y, lo peor de todo, un aumento ses extranjeros que ahora sostienen nuestro hábito,
de los impuestos. Dentro de las 23 naciones indus- o crearíamos nuestras propias fuentes internas de
trializadas, aunque nuestra tasa de mortalidad infan- abastecimiento, e industrias de narcóticos, pagando
til está entre las cuatro superiores, el porcentaje de a gente el salario mínimo para producir en masa
recursos tributarios, con relación al producto interior montones de cocaína y balas de marihuana?
bruto, está entre los tres de cola (con Turquía y Ja- Pasando por alto lo del salario mínimo, el sumi-
pón), y somos los segundos en gastos militares (con nistro se haría por compañías farmacéuticas que ya
Grecia). Sean nuestras preocupaciones el empleo, están fabricando drogas de las mismas caracte-
la educación, la sanidad y la vivienda. Si no quere- rísticas.
mos ser los guardadores de nuestros hermanos, nos ¿Habría algún límite de edad? Sí, el mismo que
convertiremos en sus carceleros, y ésa no es una al- para el alcohol.
ternativa aceptable para un pueblo que proclama su ¿Cuál sería el precio de mercado, y quién lo fija-
aprecio por la libertad personal. ría? ¿Qué intervención se daría en ello a la industria
A lo mejor, entonces, el tema crucial es el de la privada? Véase el alcohol.
responsabilidad: la del individuo por su propia vida, ¿Cuánta gente se pronostica que se convertirá en
y la de la sociedad por proporcionar el marco y los adicta?
conocimientos precisos para que la decisión perso- Quizá no más que hoy, dada la realidad de la ac-
nal pueda tomarse adecuadamente. A lo mejor lo tual accesibilidad a la droga. Pero incluso si aumen-
que debemos preguntarnos no es qué debemos ha- tase el número de adictos, cosa que parecería ser
cer para eliminar las drogas, sino qué debemos ha- un resultado de sentido común, tenemos que enca-
cer para eliminar, o, al menos reducir el nivel de rar esa cuestión moral.
pobreza. Como ha dicho Lester Grispoon, de la Harvard
Una de las voces más fuertes que cuestionan el Medical School The New York Times, 15 de mayo
cambio de nuestro actual programa prohibitivo es la de 1988):
del congresista Rangel. Está a punto de ser el de- «Debemos tener fe en que, a largo plazo, la gen-
cano de nuestra delegación en el Congreso para la te responderá, de forma racional, a la accesibilidad

65
de substancias con capacidad destructiva: Siempre fasis en las propuestas presentadas, en las últimas
habrá bajas con el alcohol. Siempre habrá muertes». semanas, al gobernador Cuomo: más énfasis en el
Volvamos a las preguntas del congresista Rangel: tratamiento que en la aplicación de la ley. Si el re-
Dado que la marihuana permanece semanas en chazo de la prohibición puede servir de modelo, los
el organismo de una persona, ¿qué podría pasar con investigadores, las organizaciones ciudadanas y los
los pilotos, los maquinistas, los cirujanos, los camio- ciudadanos afectados cuestionarán cada vez más el
neros, los camioneros de largo recorrido, y los em- destino de los recursos y la colocación de un pro-
pleados en instalaciones nucleares que quieran con- blema social en el sistema de justicia penal. Lo que
sumirla fuera de sus horas de trabajo? hoy parece una causa perdida -un muro de Berlín,
V ¿cuál sería el efecto sobre las empresas de ase- si así lo quieren- mañana puede conseguir la masa
guramiento sanitario? de críticas necesaria para motivar a los que aspiran
La corta respuesta, creo yo, es: «véase el al- a descubrir y representar la voluntad popular.
cohol». Uno de los observadores más perspicaces del de-
En fin, el congresista se refiere al problema como lito y de la pena en la actualidad es Norval Morris,
«esta amenaza de origen extranjero a la seguridad un encantador australiano, antiguo decano de la Fa-
nacional». Como ya he indicado, es una cuestión do- cultad de Derecho de la Universidad de Chicago. El
méstica de dimensiones morales, educativas y eco- se ha referido así a la aplicación de la ley como ins-
nómicas, que no tiene que ser resuelta por las ar- trumento del cambio social:
mas y los tanques y toda la parafernalia de la guerra, El sistema de justicia penal es necesario, pero li-
sino más bien con fe, con argumentos morales, con mitado. Muy pocas veces hemos podido demostrar
compromisos familiares y con responsabilidad per- que se hayan producido cambios en las tasas de cri-
sonal. minalidad como consecuencia de cambios margina-
Termino con el convencimiento de que es la hora les y aun relativamente sustanciales de las prácti-
del cambio. Kennedy dijo en el muro de Berlín: «el cas policial o correccional.
cambio es la ley de la vida». Si nos hemos equivo- En la actual situación familiar en América, el 20
cado, tengamos el valor y el aguante necesarios por 100 de todos los hijos nacieron de madres sol-
para pensar otra cosa, para cambiar, y, en este teras. Las madres solteras alcanzan el 15 por 100
caso, para abolir la prohibición. En los términos del de todos los nacimientos de la población blanca, y
último programa de Bill Moyer, es la hora de reco- el 60 por 100 de la negra.
nocer la verdad, como hicimos en otra ocasión con No estoy haciendo afirmaciones moralistas, estoy
el Vietnam, y poner fin a la mentira de que estamos hablando de problemas en que la gente está atra-
siguiendo una política afortunada. pada, incapaz de huir de una clase baja intraurba-
En fin, pues, algo de esto ¿es real? He aquí mi naoTodo lo que he hecho fue destacar una situación
quinto y merecidamente último punto. Se ha dicho, atroz y terrible que va hacia peor.
por un periodista de ASC, quien participó en un pro- Había escrito una conclusión -decía- pero un
grama de Ted Koeppel sobre esta cuestión que nin- par de críticos cuyas ideas comparto, me dicen que
gún político se adheriría a tan radical postura «blan- no debería hacerla, porque podría resultar ofensiva
da» en materia de drogas. Pero los tenemos. El al- para algunos, así que he decidido no hacerla públi-
caide de Baltimore, Schmoke, el de Minneapolis, ca. Sin embargo, sólo para su información, la con-
Fraser, algunos congresistas, George Schultz, un clusión rechazada era ésta: el movimiento «ley yor-
juez, BiI! Buckley y Pete Hamill, un fiscal accidental, den» sobre el que tanto hemos oído hablar, es, en
el Law Reform Committee de la New York County la práctica, aunque no intencional mente, anti-negro
Lawyers Association, abogados como Alan Dersho- y anti-clases bajas; no planificadamente, no volun-
witz, y algunos de los expertos en el tema, como el tariamente, no deliberadamente, pero lo es en la
profesor Nadelman, de Princeton. práctica.
También se me ha dicho, por los estudiosos de la Esto dice algo, creo yo, de la indeseabilidad de
derogación de la prohibición, que entonces se da- abandonar el problema del consumo de droga a la
ban las mismas condiciones. Los que viven de la opi- prohibición y a su consiguiente puesta en práctica a
nión pública, no darán un paso hasta que detecten través del sistema legal.
una crítica masiva. La solución más simple -prisión Para terminar, cito las palabras del presidente de
para los traficantes- es el eco de otras soluciones Vale, cuando se dirigía a la promoción de 1989, so-
simplistas del pasado, y sigue interesando a mu- bre las condiciones en que tendrían que hacer fren-
chos. Pero qué decir del costo de un número cre- te en su graduación:
ciente de prisiones, si supone a la sociedad casi tan- «Son condiciones de deterioro físico, más propias
to mantener en la cárcel a un delincuente como en- de un escenario bélico que del corazón de las gran-
viarlo a Harvard. V esa peculiar equivalencia me des ciudades de la nación más pOderosa y llena de
afecta a mí, como antiguo alumno de Vale. principios de la historia del mundo. Son condiciones
Si se ha de producir un cambio, será porque, en de deterioro espiritual que han producido la ruptura
algún extremo, si no estoy equivocado, la retórica de la familia, el fracaso de la educación, la satura-
demostrará algún punto débil, y quedará de mani- ción de drogas peligrosas, y niveles de ilegalidad
fiesto que la guerra contra la droga, y sus actuales violenta que se acercan a la anarquía. Son condi-
frentes, no puede ser ganada; que nuestros recur- ciones de desempleo y de pobreza que alimentan
sos se han despilfarrado en la represión, y, lo que un ciclo de desesperanza. Son condiciones de de-
es más significativo, improductivamente. Quiero ha- sarraigo físico y mental que constituyen un escán-
cer notar el cambio de tono y dónde se pone el én- dalo en una democracia moderna y progresista. Vie-

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nen a ser un cáncer en el mismo corazón de nues- Mi mensaje es, pues, que debemos abandonar la
tra democracia.» retórica y las soluciones simplistas, y tener ganas de
¿Qué hay que hacer? La primera cosa que es pre- pensar de una forma nueva, de redistribuir nuestros
ciso hacer es reconocer que hay que hacer algo, recursos y de sacrificarnos para que lo que trastor-
algo en gran escala, en la medida en que la natura- ne la mente de nuestros jóvenes sea la dignidad y
leza del problema también lo es. la capacidad, en lugar del crack, el hielo y la heroí-
No nos podemos permitir jugar con nuestra super- na. En pocas palabras, abolir la prohibición.
vivencia como nación libre y poderosa. El precio de Les quedo muy agradecido por su generosa aten-
no dar la cara a estos problemas es inmensamente ción.
superior al de afrontarlos. Decir que nos falta volun-
tad de encarar estos problemas es como decir que
nos falta voluntad de justicia y hasta de sobre- (Traducción: Jaime ALONSO GALLO/
vivencia. Jesús FERNANDEZ ENTRALGO).

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Uruguay: «Scaltritti Celso contra el Estado» (La tortura ante
los tribunales de justicia)*

Celso Félix Scaltritti, con fecha 11 de mayo de continua y permanente tortura», ya que durante ese
1987, promovió demanda de indemnización de da- tiempo -dice--- «siempre pensé que podía ser nue-
ños y perjuicios contra el Estado (Poder Ejecutivo- vamente detenido».
Ministerio de Defensa Nacional). Unica vía posible, La oposición del Ministerio de Defensa a la recla-
una vez clausurado el acceso a la vía penal por la mación se fundó básicamente en lo dispuesto por el
"ley de caducidad». artículo 39 de la Ley 11.925 del 25 de marzo de
Lo hacía con base en las siguientes afirmaciones 1953, que dice que «todos los créditos y reclama-
de hecho: ciones contra el Estado, de cualquier naturaleza y
1. El 9 de enero de 1976 fue detenido por per- origen, caducarán a los cuatro años, contados des-
sonal del Ministerio de Defensa Nacional y traslada- de la fecha en que pudieran ser exigibles».
do "encapuchado» a un determinado lugar que sus El Tribunal entendió en este punto que en el caso
aprehensores llamaban "El Galón». no se ejercitaba «crédito alguno, sino concretamen-
2. Allí fue sometido a "las más brutales torturas, te una reclamación por responsabilidad, basada
tales como "submarinos», "colgadas», «ganchos», -fundamentalmente--- en el artículo 24 de la Car-
gol piza con cachiporras, sin que mediare la más mí- ta». Y, más adelante continúa: "pretender que la
nima explicación, salvo preguntarle «dónde esta el persona de Celso Félix Scaltritti Salazar hubiera re-
pinta». clamado al Estado lo que reclama (y fundamental-
3. Esta situación se prolongó hasta el mes de mente por los motivos o causas que reclama) en el
marzo de 1976. período que va del 24 de mayo de 1977 al 24 de
4. En ningún momento fue sometido a decisión mayo de 1981 no deja de ser una ingeniosa "bou-
jurisdiccional alguna, ni siquiera militar. Incluso, de tade" jurídca, a todas luces ilusoria».
acuerdo a como se desarrollaban las sesiones de El juez consideró «probado en autos que el actor
tortura "no existía cargo alguno en su contra. Sim- estuvo privado de su libertad entre el 9 de enero de
plemente me torturaban, afirma el actor». 1976 y el 23 de mayo de 1977. Con relación al pun-
5. El demandante en aquella época era electri- to corresponde establecer que el propio Ministerio
cista y toda su actuación pública se limitaba a ser de Defensa Nacional a través de sus oficinas depen-
"militante gremial». dientes admite la reclusión del actor en unidades del
6. Como consecuencia de los malos tratos reci- Ejército Nacional entre el 5 de marzo de 1976 y el
bidos hubo de ser trasladado al Hospital Central de 23 de mayo de 1977. Que con relación al período
las FF AA, para ser después de nuevo devuelto a que va del 9 de enero de 1976 (fecha denunciada
su lugar de encierro. por el actor como la de su detención) al 5 de marzo
7. En octubre del mismo año otra paliza hace ne- del mismo año (fecha admitida por las oficinas de-
cesario un nuevo ingreso hospitalario. pendientes del Ministerio de Defensa Nacional) el
8. Al fin, como secuela, quedó lisiado e inhabili- mismo, en opinión del Juzgado aparece probado a
tado para desempeñar todo tipo de tareas y debió través de las declaraciones de quienes compartie-
permanecer otra vez en el hospital cincuenta y cua- ron la reclusión con el actor. (...) Asimismo aparece
tro días. acreditado «que no fue sometido a autoridad juris-
9. El 24 de mayo de 1977 fue liberado sin que diccional» (...) y que «fue sometido a apremios cor-
se le diera ninguna explicación. porales y morales, cuya intensidad, caracteres, al-
10. Desde entonces, hasta el 17 de octubre de cances y formas han sido descritos en autos con inu-
1984, se vio sometido a libertad vigilada. sitado realismo por testigos altamente calificados y
11. La prolongada detención provocó la jubila- cuyo testimonio no fue desvirtuado ...».
ción del empleo. Consta asimismo que "fue alojado en el Hospital
12. El 21 de junio de 1979 obtuvo la jubilación Militar Central de las FF AA, unidad militar donde se
por incapacidad física. le prestó asistencia médica, asistencia que -por lo
13. En total la privación de libertad, sin que me- menos- puede ser catalogada de técnicamente in-
diara decisión jurisdiccional alguna, se prolongó du- suficiente y deontológicamente criticable». También
rante un año y cinco meses. se acreditó que «la referida internación se debió a
14. A ese período debe añadirse el que pasó en las lesiones, traumatismos y padecimientos sufridos
situación de libertad vigilada: "siete años de una por el actor en ocasión de los apremios a que fue

• Con este texto se trata de dar cuenta, aunque sea de forma Relaciones con Latinoamérica, estando ya en prensa este núme-
sintética, de un importante fallo en primera instancia de la justicia ro. La copia no permite precisar el órgano de Montevideo autor
civil uruguaya. Emitido el 30 de diciembre de 1988, se ha recibi- de la resolución, aunque sí que su titular fue el juez Carlos María
do de un compañero de aquel país, a través de la Comisión de Belangier.

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sometido en los lugares de reclusión en donde per- Finalmente se condena al Estado al abono de los
maneció alojado». daños y perjuicios.
Se reconoce también que el actor, sin perjuicio de La sentencia ha sido confirmada por el Tribunal
las irreversibles secuelas psíquicas que le produjo de Apelaciones, con una modificación en la cuantía
la reclusión, tuvo como consecuencia del trato du- de la indemnización.
rante la misma una incapacidad laboral del 100 por
100, que dio lugar a su jubilación.

69
APUNTES*
• Pontevedra: fiscal acusica al Ministerio Fiscal como institución, sino que for-
mando parte ... de la motivación de la sentencia ha-
La Fiscalía de Pontevedra parece hallarse empe- cen referencia a la actuación concreta de un miem-
ñada en una peculiar cruzada contra el ahora ma- bro del Ministerio Fiscal en un proceso determina-
gistrado de la Audiencia y antes juez de Instrucción do, bien para criticar la falta de consistencia de la
de esa ciudad, Luciano Varela. prueba propuesta o bien para aludir a otras que no
Así, a finales del año pasado, por conducto del fis- se han aportado para defender la tesis acusatoria y
cal del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, se todo ello a los efectos de fundamentar el fallo de la
hacía llegar al presidente del mismo un escrito en el Sala ...».
que, con laboriosidad digna de mejor causa, se con- Concluía el acuerdo aludiendo a las expresiones
feccionaba una especie de mezquino memorial de que los fiscales de Pontevedra habían empleado en
agravios, por el desafortunado procedimiento de po- escritos relativos a resoluciones de Luciano Varela
ner, una detrás de otra -todas fuera de contexto- siendo este titular del Juzgado número 3 de aquell~
una serie de expresiones al parecer constitutivas en ciudad, y que aquél razonablemente no había toma-
cada supuesto de «grave menosprecio del fiscal ac- do nunca como desconsideración.
tuante que trasciende a la institución del Ministerio El fiscal, al que también molesta ser designado
Fiscal». como «funcionario denunciante», ahora funcionario-
Veamos algunas de las perlas: «el anacrónico denunciante-recalcitrante, recurrió al Consejo.
celo de buscadores de conculcaciones reglamenta- El Consejo tuvo inicialmente sobre la mesa una
ri~s»; «~fán r~presivo que choca con amplios espa- propuesta de sanción como sacada de los archivos
CIOSde Impunidad para conductas ciertamente más de la vieja Inspección de Tribunales. «Es evidente
reprendidas en el sentir social»; «sorprendente iner- -se decía allí- que todas ellas (las expresiones),
cia burocrática»; «componente dilatorio absoluta- por su reiteración, sobrepasan los límites normales
mente incompatible con la más elemental sensibili- del lé~i~o forense y ponen de relieve un propósito
dad en relación con aquellos valores constituciona- d~sca.liflcador que menoscaba la función y la profe-
les ...»; «una dilación cuyo único fruto sería la como- slonalidad del representante del Ministerio Público
didad de obviar un trámite como el de calificación»; en cada caso, siendo, por tanto, constitutivas de una
«poco esfuerzo es necesario para comprender la in- falta de desconsideración con los miembros del Mi-
t~ascendencia de ese rudimentario bagaje probato- nisterio Fiscal, prevista en el número 2 del artícu-
riO»; «la falta de seriedad de la acusación»; «serias lo 419 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, al no
fallas de calidad jurídica»; «tesis ligeramente utiliza- ser imprescindibles para la argumentación de las
da por la acusación»; «pero tampoco interesó al Mi- sentencias que las contienen». Como se habrá vis-
nisterio Fiscal» ... to, un texto muy propio, aunque en justicia, hay que
Luciano Varela -redactor de las sentencias, reconocer que le faltó un detalle: la referencia a la
morigeración y el decoro.
como juez unipersonal en unos casos y como po-
El Consejo dice que no aceptó la propuesta por
nente, en otros-, en el trámite de audiencia que le
puras razones de carácter formal. Pero no es cierto
fue concedido, hacía un pormenorizado recorrido por
porque ha .s~ncionado y. de forma antijurídica por in~
todas y cada una de las imputaciones, situándolas
formal y atlplca. DesestImó el recurso y dio satisfac-
en su propio marco. Bien ilustrativo, por cierto (di-
ción al fiscal con un párrafo -uno y bien compacto,
cho sea con el solo ánimo de defensa, por si hiciera
con hechura de considerando, que es continente
falta).
que corresponde a este tipo de contenidos- y que
El entonces presidente del Tribunal Superior de no tiene desperdicio. Helo aquí:
Justicia de Galicia, en el acuerdo dictado en el ex- «Sin embargo, no se puede obviar que tales ex-
pediente, decía entre otras cosas: que las expresio- presione~ ~or su reiteración y significado sObrepa-
nes er:npl~adas por el magistrado «forman parte de san los limites normales del usual léxico forense,
la motivaCión de las respectivas sentencias en cuan- conformando una crítica gratuita de la actuación pro-
to .so.n referidas siempre al análisis de la prueba». fesional del Ministerio Fiscal como parte acusadora
ASimismo «que no cabe en la pretendida vía disci- que, aunque se produzca en el curso de un proce-
plinaria cercenar la libertad de argumentación de la so, merece por parte de este Pleno su firme recha-
Sala como elemento previo a la parte dispositiva de zo, ya que las frases anteriormente mencionadas no
la sentencia». También «que tales expresiones no coadyuvan al mejor funcionamiento de la Adminis-
son en ningún caso aisladas, fuera de un contexto tración de Justicia, sobre todo teniendo en cuenta
constructivo para demostrar una desconsideración que es el juez el mayor garante de la objetividad y

• Sección a cargo de la Redacción.

70
del respeto a las partes del procedimiento, debien- califica de «intrascendente» por «rudimentario» a un
do evitar, por ello, juicios de valor e imputaciones determinado «bagaje probatorio». O el que denun-
ajenas al núcleo de la decisión jurisdiccional.» cia como «ligera» la utilización de una cierta tesis
Límites normales, usual léxico forense, crítica gra- por cierta acusación; o una postura como «insensa-
tuita, juicios de valor e imputaciones ajenas al nú- ta u obstinada».
cleo de la decisión jurisdiccional son las categorías El pecado está sobre todo en nombrar lo que exis-
en que el Consejo funda su decisión. Vamos, todo te. Y después en hacer uso de una forma que se ha
un modelo de lo que no debe ser un discurso san- evitado indagar si acaso era precisamente la ajus-
cionador. Que por cierto y para más inri dice ser con- tada a las exigencias del fondo. Porque, a la postre,
firmatorio de la resolución recurrida. y para los tibios no hay nada que sea más compro-
¿Será posible? ¿Dónde está en este caso la ra- metedor que la verdad.
cionalidad del discurso y la sensibilidad para lo ju- Cierto que en las expresiones -en las expresio-
risdiccional del ahora ex presidente del Tribunal Su- nes cruzadas entre el denunciante y el denuncia-
perior de Justicia de Galicia? do--- se hace patente cierta carga polémica. ¿Que
El Consejo, al parecer, ni se cuestiona la posibili- no le gusta al fiscal de Pontevedra? Bien. ¿Que no
dad constitucional y legal de entrar a lomo del ele- le gusta al Consejo? Ni siquiera esto sería lo malo.
fante disciplinario en la delicada cacharrería del con- Lo malo es que ha dado un paso más al convertir
tenido del acto jurisdiccional por excelencia. Lo que su particular y misterioso criterio en anómalo bien ju-
ya es todo un síntoma. rídico que se autoprotege. Y sancionar como pura y
Pero vale la pena hacer abstracción de este as- simplemente desobediente a quien hace otro uso del
pecto, por lo demás generalmente tan claro en cual- castellano. Tratándole como agresor, incluso, por-
quier otro ámbito, para seguir al Consejo en su que el «funcionario denunciante» parece habérsele
exposición. reconocido -in pectore- un privilegio de legítima
En ella acoge las expresiones que con fervor de defensa.
coleccionista recogió el Fiscal -diríase que con «el De todas formas, la actuación del Consejo en este
anacrónico celo del buscador de conculcaciones re- caso no deja de revestir cierta penosa originalidad:
glamentarias»-, para, sin rigor, sin asomo de aná- tiene algo de incursión disciplinaria por el diccio-
lisis, acoplarlas como quien suelda, el párrafo que nario.
se ha reproducido. Un párrafo vacío de todo otro Post scriptum. Los vocales José Luis Calvo y Emi-
contenido que no sea la autoafirmación apodíctica lio Berlanga han formulado un convincente voto par-
de un principio de autoridad que se manifiesta inca- ticular al acuerdo del Pleno, objeto del anterior co-
paz de razonar sus razones. mentario. En él discrepan de la cuestión de fondo
Porque si hay alguna crítica gratuita es precisa- en la valoración de las expresiones objeto de inqui-
mente la que por las buenas y sin referencia al con- sición. Además, advierten al Consejo algo tan razo-
texto estigmatiza de gratuidad a otra. nable como que la desestimación del recurso excluía
y ¿qué decir del atributo de bondad que implíci- formalmente cualquier posibilidad admonitoria, su-
tamente se otorga al usual léxico forense, que haría brepticia y vergonzantemente sancionadora, como
anormal al de quien se sitúe fuera de sus límites? la de que hizo uso. Es motivo de satisfacción leer co-
y ¿qué frases son las que coadyuvan al mejor fun- sas razonables en medio de tanto despropósito.
cionamiento de la Administración de Justicia? De
existir y hallarse el Consejo en el secreto, no debe- • El Consejo se divierte
ría privamos de su conocimiento. Quizá incluso ten-
dría que editar un prontuario.
El Consejo General del Poder Judicial que, como
Y, sobre todo, ¿cómo ha sabido el Consejo que
se sabe, ha estado aquejado de una grave ataraxia,
los juicios de valor e imputaciones que colecciona
con episodios de electroencefalograma casi plano,
el fiscal de Pontevedra son «ajenos al núcleo de la
parece haber salido hace poco de su profunda
decisión jurisdiccional?» Porque, primero, ¿tiene ha-
bilitación constitucional y/o legal el Consejo para dis- postración.
cernir -y en qué instancia- eventuales núcleos y Lo más sorprendente es que desde el reciente
periferias en lo jurisdiccional? Y, segundo, aunque abandono de la UVI el Consejo presenta un cuadro
preocupante de agitación psicomotriz con evidentes
la tuviera, ¿a través de qué secreto proceso discur-
sivo, de qué ejercicio de la «sana crítica», que en síntomas de hallarse afectado de un intenso frenesí lú-
ningún caso explícita, ha llegado a esa convicción dico-jurídico, que se está traduciendo en una serie de
sugestivos desplazamientos por la geografía del país.
irrazonable?
Como en tantos ejercicios vergonzantes de la au- La selección de los lugares de destino (últimamen-
toridad por la autoridad, el poder por el poder, resul- te Tenerife, Extremadura, La Rioja) está francamen-
ta empeño vano buscar una lógica de otro tipo. te a tono con la situación de convalecencia del pa-
El pecado no está en los hechos. En que, por ciente. Y pone de manifiesto la clara conciencia de
ejemplo, pudieran ser veraces, a tenor de las corres- que, del mismo modo que «los duelos con pan son
pondientes situaciones, asertos como el que atribu- menos», la patética ausencia de una política de for-
ye determinadas actuaciones a «una sorprendente mación de jueces puede resultar más llevadera para
inercia burocrática». O el que denuncia dilaciones sus responsables si se le pone un poco de playa,
«cuyo único fruto sería la comodidad de obviar un un touche de «torta de El Casar», o ¿por qué no?,
trámite como el de calificación». O el que afirma que un fondo de «pimientos del piquillo».
en un determinado procedimiento la presencia del Como fruto de esta experiencia, los servicios téc-
fiscal se reduce «a leer y recibir papeles». O el que nicos del Consejo trabajan intensamente en la el a-

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boración de una propuesta de reforma del artícu- Es un tipo de recurso del que, por ejemplo, se ha
lo 122 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que hecho uso frecuente con fines estupefacientes en
comportaría la inclusión de una nueva comisión en tema de legislación excepcional, ya desde el Decre-
la estructura del órgano de gobierno de los jueces: to-Ley 10/1975, de 26 de agosto, sobre prevención
la de Turismo judicial y frivolidades periféricas. del terrorismo.
La idea responde a la finalidad de consolidar y dar Como en tales ocasiones, tampoco parece que
una dimensión institucional más consistente a tan ahora el argumento contribuya a sedar al personal.
importante área de actividad. Esta aportación sería Lo que sorprende es que el que lo usa pueda que-
como el testamento político de quienes deberán darse tan tranquilo, tan ancho.
abandonar la sede del Paseo de La Habana dentro
de unos meses .
• La supercuenta del BBV

•... y se equivoca Cuando proliferan las supercuentas maravillosas


que ofrecen todo tipo de ventajas al ciudadano: cré-
La Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Jus- ditos, coches, viajes ..., el Ministerio de Justicia opta
ticia de Madrid ha tenido que rechazar incluso la sim- por la cuenta única del BBV. Es cierto que, hasta
ple posibilidad de entrar en el conocimiento de un donde la memoria histórica alcanza, a un juez de
tema sometido a su consideración por el Consejo. mediana edad le vienen al recuerdo situaciones gro-
La Comisión Disciplinaria abrió diligencias al juez tescas: un juez de pueblo recibiendo a una intermi-
de Instrucción de Madrid, José González Olleros, al nable hilera de directores de Banco, perfectamente
mismo tiempo que remitía al fiscal general del Esta- ataviados, ofreciendo condiciones ventajosas por
do testimonio de las actuaciones por si los hechos aperturas de cuentas oficiales -como fotocopiado-
pudieran ser constitutivos de delito. ras, lapiceros, máquinas de escribir, y como gran no-
El asunto: una. determinada resolución en tema de vedad, ordenadores-o Ofrecimientos generalmente
habeas corpus, básicamente consistente en recha- aceptados, las más de las veces como mecanismo
zar la solicitud promovida por ese procedimiento en para paliar la ancestral carencia de medios que pesa
favor de una persona que ya se encontraba a dis- sobre la Administración de Justicia, y que, sin duda,
posición del juez competente. dejaban abierta la vía a corruptelas personales.
Es decir, imateria jurisdiccional y resolución juris- El Ministerio de Justicia, ante tales irregularida-
diccionalmente correcta! des, implanta su sistema de "cuenta única» como
¿Se habrá infiltrado en la Comisión Disciplinaria fin de obtener la máxima transparencia. Bien pen-
del Consejo general del Poder Judicial algún juez sado, los honrados administradores de la justicia re-
lampiño de esos de medio programa y de penalty. ciben con agrado tan drástica solución (por lo me-
¡Señor, señor! nos la incertidumbre de un abanico de inmejorables
ofertas a relacionar, cesará), se pondrán fin a las
corruptelas que el dinero lleva consigo. Por fin de-
• Fiscal General del Estado: los buenos van al saparece el dinero de la mesa de los Juzgados .
cielo Las exorbitadas cifras que alcanzan los saldos de
las cuentas judiciales, y el carácter público de tales
Leopoldo Torres, como se recordará, entró en la fondos, parecen reclamar que la encargada de su
Fiscalía General del Estado como una moto. Y des- gestión sea la Banca pública, pero no es así. El Mi-
de entonces no ha parado. nisterio opta por el sistema de oferta pública, en be-
Con la intuitiva seguridad del vidente y como por neficio de aquel que ofrezca mejores condiciones:
vía de percepción extrasensorial y diríase que tam- ganador el BBV. Es notoria la habilidad de los ban-
bién extrajurídica, vio materia de querella criminal queros para hacer florecer el dinero, ¿cuán cuantio-
donde y cuando nadie la veía. Ahora, sin embargo, sos no serán los beneficios que piensa obtener una
dice que no ve nada de nada ... en Valencia. entidad privada de crédito con los fondos públicos,
Pero no queda ahí la cosa. El fiscal general del Es- pese a abonar exorbitadas cifras en conceptos de in-
tado, advirtiendo la intranquilidad que la sospecha tereses?, ¿no sería mejor que tales beneficios revir-
de la generalización de las escuchas telefónicas tieran en la Banca pública, quien además, como en
está suscitando en la ciudadanía, nos tranquiliza: el caso de la Caja Postal, garantiza sucursales has-
aquellos que gocen de una conciencia limpia no tie- ta en las más pequeñas localidades? Debe ser que
nen nada que temer de la violación del secreto de no cuando "expertos» así lo han decidido, y todo
sus comunicaciones; o, lo que es lo mismo, los bue- cede en beneficio del justiciable.
nos siempre van al cielo y si son un poco inocentes Quizá la denominación más acertada de la Ley
incluso al limbo. Procesal es la de "perjudicado» atribuida a la vícti-
La receta no es nueva en la farmacopea de una ma de un delito. A los ya conocidos escollos que
peculiar terapia psicopolítica reaccionaria. Por el aquél viene obligado a salvar para obtener repara-
contrario, expresa una vieja filosofía, una idea re- ción, se le ha sumado uno más: el BBV. La práctica
currente, siempre objetivamente orientada a preve- cotidiana en un Juzgado de Madrid revela, por ejem-
nir eventuales alarmas sociales en presencia de al- plo, el retraso del Banco en comunicar los ingresos
gún riesgo para ciertos derechos básicos. El miedo efectuados, retraso que oscila entre varios días y va-
es sólo cosa de los que tienen algo que temer, nun- rios meses. Comunicado el ingreso, el Juzgado, con
ca de la gente de orden. su consiguiente retraso, acuerda la entrega de la in-

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demnización: «líbrese mandamiento de pago al per- Lo que participo a usted para su conocimiento, el
judicado». Comienza un nuevo calvario, pues hay de los interesados y efectos oportunos.
que cobrarlo. La hazaña no es difícil si lo intentas Dios guarde a usted muchos años.»
en la localidad donde el mismo se ha expedido. Sin El interés del texto es bien patente, sobre todo si
embargo, si los malos hadas quieren que no sea así, se considera que ofrece información de indudable
es decir, que el mandamiento de pago se dé vía ex- autenticidad sobre extremos por lo general tan ar-
horto, porque algún juzgado hay reacio a confiar en canos como la relación de algún sector de la magis-
la práctica interbancaria como mecanismo de entre- tratura con la carne y la comprensión de cierta je-
ga y constancia, en tal caso de todo puede ocurrir. rarquía eclesiástica para con los pecados de esa
Negativas del Banco porque no reconocen las fir- índole.
mas, remisión a las centrales y, lo que es más alar- De todas formas la pastoral misiva incita a tras-
mante: «Abra usted una cuenta en el BBV y se lo cender la pura literalidad en su lectura porque, en
ingresamos». No cabe duda, es más cómodo. Pero, contra de lo que pudiera parecer a simple vista, el
¿qué pasa con esas cuentas si se continúan utili- placer en este caso estaba en la transgresión no en
zando por su titular? ¿Quién sale beneficiado en el la comida. Así debe inferirse de una opción por el so-
caso de que permanezcan paralizadas? ¿No gene- lomillo en tierra donde el mar, ya se sabe, ofrece a
ra intereses negativos? ¿Es ésa la transparencia los hijos de Dios tan copiosos y buenos frutos.
deseada? Claro que en este caso y como corresponde a co-
En consecuencia, ¿a quién beneficia el nuevo mensales togados la natural morigeración contuvo
sistema? el exceso en los límites de la que cabría llamar sua-
ve transgresión, es decir, transgresión con bula .

• Placeres los de la carne


• Jeroglífico

El arzobispo de Santiago de Compostela, en co- .


«Requerir a la Sala de Gobierno del Tribunal Su-
municación del pasado 12 de marzo, se dirigía al
perior de Justicia del País Vasco, en relación con su
presidente de la comisión organizadora del home-
acuerdo de 20 de diciembre de 1989, sobre práctica
naje al recién jubilado presidente del Tribunal Supe-
del informe a que se refiere el artículo 136 de la
rior de Justicia de esa comunidad, en los siguientes LOPJ, para que cumpla en sus propios términos el
términos: acuerdo del Pleno de este Consejo de 20 de diciem-
«Por coincidir el homenaje que se le va a tributar bre de 1989, por cuanto de la rendición del alarde,
al excelentísimo señor don José Cara Rodríguez en debidamente realizado, puede apreciarse, ponde-
un viernes de Cuaresma (día de abstinencia para los rando todas las circunstancias de medios persona-
católicos) y ante la petición formulada por uno de los les, materiales y carga de trabajo, del Organo Judi-
asistentes, don Manuel Otero Peón, en la que soli- cial del que dimana el mismo informe si la actuación
cita "se otorgue una dispensa a conmutación de la de su titular ha sido o no normal, en cuyo informe y
abstinencia de carne y que así se le comunique al con ocasión del examen y valoración del expresado
presidente de la comisión organizadora del referido alarde, pueden tenerse en cuenta otros datos obje-
homenaje, con el ruego de que haga pública esa dis- tivables y cualquier otro medio de información que
pensa del modo que sea más conveniente para que se considera pertinente en cuanto a la actuación pro-
se enteren los asistentes al acto antes de comenzar fesional de un juez o magistrado trasladado.»
la cena". (De un Acuerdo del Consejo General del Poder
El señor arzobispo ha tenido a bien conceder la Judicial.)
dispensa solicitada. La solución en el próximo Pleno.

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