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La palabra semiótica viene del griego “SEMEION”, que significa “signo”, y del
sufijo “tikoc”, que quiere decir “relativo a”, por lo que etimológicamente podría
traducirse como “relativo a los signos”.
Las antiguas civilizaciones griegas, con Platón y Aristóteles a la cabeza, fueron
las primeras en reflexionar sobre los orígenes del lenguaje y analizar la relación
entre los signos y el mundo en el que vivían, estos estudios continuaron
durante la edad media con San Agustín y siguieron a lo largo de los siglos con
trabajos de Guillermo de Occan, John Poinsot y John Locke, entre otros
académicos.
Finalmente, a mediados del siglo XIX, el filosofo estadounidense Charles
Sanders Peirce propuso una nueva teoría de los signos, clasificándolos en
iconos, símbolos e índices. Poco tiempo después a principios del siglo XX, el
suizo Ferdinand Saussure analizo el complejo procedimiento mediante el cual
se le atribuye un significado determinante a un significante, termino con el
denominaba a la parte física o material de un signo.
Con sus estudios Peirce y Saussure sembraron las bases de lo que hoy en día
es conocido como semiótica.
La semiótica es una ciencia que estudia el proceso mediante el cual los signos
se generan y se desenvuelven, hasta adquirir un determinado sentido. Esto
también incluye la forma en que los mismos se transmiten, se reciben y se
interpretan.
Desde las antiguas pinturas rupestres hasta nuestros días, los signos nos han
acompañado prácticamente en todo momento, algunos ejemplos reconocidos
son los jeroglíficos egipcios, las piedras talladas en la isla de Pascua y las
inscripciones precolombinas, incluyendo todos sus ritos y ceremonias.
Refiriéndonos a nuestros días, todos entendemos que un cartel con
determinadas figuras implica que esta prohibido fumar, que no se aceptan
mascotas, que no se puede estacionar, que debemos ajustarnos los cinturones
o que estamos en presencia de una escuela o de una sustancia toxica.
Del mismo modo, todos sabemos que una paloma blanca con una rama de
olivo en la boca representa a la paz, una cruz al cristianismo y la estrella de
David al judaísmo, mientras que el uso de ciertos tipos de ropas está asociado
con trabajos y profesiones concretas, como los guarda polvos a los médicos y
maestros, y los uniformes a los policías y militares. Y así podríamos seguir
recogiendo signos e interpretaciones, porque la semiótica está presente
prácticamente en todo lo que hacemos.
En definitiva, la semiótica permite entender en gran medida el mundo en el que
vivimos y la forma en la que los seres humanos actuamos y nos comunicamos,
facilitando la interpretación de los fenómenos culturales, psicológicos y
sociales.