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Bernardo O'Higgins nació en 1778 en Chile como hijo ilegítimo de un militar irlandés y una mujer criolla. Fue criado por una familia en Talca debido al estigma social de su nacimiento. Recibió una educación en Lima y luego en Inglaterra, donde se interesó por la política y las ideas independentistas. A sus 32 años se convirtió en coronel y diputado, y lideró junto a San Martín el Ejército de Los Andes que derrotó a los realistas. Más tarde se desempeñó como Director
Bernardo O'Higgins nació en 1778 en Chile como hijo ilegítimo de un militar irlandés y una mujer criolla. Fue criado por una familia en Talca debido al estigma social de su nacimiento. Recibió una educación en Lima y luego en Inglaterra, donde se interesó por la política y las ideas independentistas. A sus 32 años se convirtió en coronel y diputado, y lideró junto a San Martín el Ejército de Los Andes que derrotó a los realistas. Más tarde se desempeñó como Director
Bernardo O'Higgins nació en 1778 en Chile como hijo ilegítimo de un militar irlandés y una mujer criolla. Fue criado por una familia en Talca debido al estigma social de su nacimiento. Recibió una educación en Lima y luego en Inglaterra, donde se interesó por la política y las ideas independentistas. A sus 32 años se convirtió en coronel y diputado, y lideró junto a San Martín el Ejército de Los Andes que derrotó a los realistas. Más tarde se desempeñó como Director
Yo soy Bernardo O’ higgins hijo natural de doña Isabel Riquelme , una bellísima joven
criolla y de Ambrosio O'Higgins, un militar irlandés que llegó a ser nombrado
gobernador de Chile y virrey del Perú. Él era demasiado importante para casarse con una criolla, por eso pasé a ser un problema que debía ocultarse. Nací el 20 de agosto de 1778, en Chillán Viejo, pero por prejuicios sociales de mi época, fui traído muy cerca de acá. Si , a mi querida Talca, donde me crié al cuidado de don Juan Albano Pereira y de su esposa, doña Bartolina de la Cruz…Mis respetos para ellos. Para todos yo era el “huacho Riquelme” , me nombraban con desprecio, me apartaban de los grupos y me hacían sentir que mi vida era un error. Cuando cumplí once años regresé a mi ciudad natal para seguir con mis estudios en el colegio de los religiosos franciscanos, pero no permanecí mucho tiempo en Chillán, pues mi padre, que había sido nombrado gobernador de Chile el año anterior, decidió que completara mi educación en un centro más selecto, como era el Convictorio de San Carlos, en Lima; donde recibí formación hasta los diecisiete años. A esa edad, y siguiendo las instrucciones de mi padre, me dirigí a Inglaterra, para estudiar en una academia inglesa; además de cursar materias científicas como geografía, botánica o matemáticas, aprendí francés, música, pintura y esgrima. Con el paso del tiempo crecía mi interés por la política. En este sentido fue clave para mi la relación con el prócer venezolano Francisco de Miranda, uno de los primeros y más influyentes ideólogos e impulsores de la emancipación de las colonias americanas, que le introdujo en la senda independentista.
Luego de la muerte de mi padre en 1801, regresé a Chile a tomar posesión de mis
herencias. Tiempo después, a mis 32 años, me convertí en diputado de la recién formada Junta de Gobierno y nombrado coronel de ejército en 1811. Durante el período de la Reconquista, junto a José de San Martín, organizamos el Ejército Libertador de Los Andes. Con el cual derrotamos a las fuerzas realistas, desde ese momento asumí el cargo de Director Supremo, una especie de lo que hoy conocemos como Presidente de la República, lo que me permitió firmar, el 12 de febrero de 1818, la Proclamación de la Independencia de Chile. Entre las obras realizadas durante mi gobierno, tuvo especial relevancia la construcción de escuelas primarias, la reapertura del Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional, además de la creación de la Escuela Militar. Por el valor de mis acciones las personas me consideran el padre de la patria. Mi presencia, como militar y gobernante, fue crucial en todo el proceso de emancipación chilena.
¡Niño, adolescente, adulto!…tomen las riendas de su vida, que la sociedad no
catapulte su ideales, que la discriminación y la ignorancia no sepulte tus sueños. ¡Vivir con honor, o morir con Gloria! ¡El que sea valiente, que me siga
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