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Yo soy Bernardo O’ higgins hijo natural de doña Isabel Riquelme , una bellísima joven

criolla y de Ambrosio O'Higgins, un militar irlandés que llegó a ser nombrado


gobernador de Chile y virrey del Perú. Él era demasiado importante para casarse con
una criolla, por eso pasé a ser un problema que debía ocultarse. Nací el 20 de agosto
de 1778, en Chillán Viejo, pero por prejuicios sociales de mi época, fui traído muy
cerca de acá. Si , a mi querida Talca, donde me crié al cuidado de don Juan Albano
Pereira y de su esposa, doña Bartolina de la Cruz…Mis respetos para ellos.
Para todos yo era el “huacho Riquelme” , me nombraban con desprecio, me apartaban
de los grupos y me hacían sentir que mi vida era un error.
Cuando cumplí once años regresé a mi ciudad natal para seguir con mis estudios en el
colegio de los religiosos franciscanos, pero no permanecí mucho tiempo en Chillán,
pues mi padre, que había sido nombrado gobernador de Chile el año anterior, decidió
que completara mi educación en un centro más selecto, como era el Convictorio de
San Carlos, en Lima; donde recibí formación hasta los diecisiete años.
A esa edad, y siguiendo las instrucciones de mi padre, me dirigí a Inglaterra, para
estudiar en una academia inglesa; además de cursar materias científicas como
geografía, botánica o matemáticas, aprendí francés, música, pintura y esgrima. Con el
paso del tiempo crecía mi interés por la política. En este sentido fue clave para mi la
relación con el prócer venezolano Francisco de Miranda, uno de los primeros y más
influyentes ideólogos e impulsores de la emancipación de las colonias americanas,
que le introdujo en la senda independentista.

Luego de la muerte de mi padre en 1801, regresé a Chile a tomar posesión de mis


herencias.
Tiempo después, a mis 32 años, me convertí en diputado de la recién formada Junta
de Gobierno y nombrado coronel de ejército en 1811.
Durante el período de la Reconquista, junto a José de San Martín, organizamos el
Ejército Libertador de Los Andes. Con el cual derrotamos a las fuerzas realistas,
desde ese momento asumí el cargo de Director Supremo, una especie de lo que hoy
conocemos como Presidente de la República, lo que me permitió firmar, el 12 de
febrero de 1818, la Proclamación de la Independencia de Chile.
Entre las obras realizadas durante mi gobierno, tuvo especial relevancia la
construcción de escuelas primarias, la reapertura del Instituto Nacional y la Biblioteca
Nacional, además de la creación de la Escuela Militar.
Por el valor de mis acciones las personas me consideran el padre de la patria. Mi
presencia, como militar y gobernante, fue crucial en todo el proceso de emancipación
chilena.

¡Niño, adolescente, adulto!…tomen las riendas de su vida, que la sociedad no


catapulte su ideales, que la discriminación y la ignorancia no sepulte tus sueños.
¡Vivir con honor, o morir con Gloria! ¡El que sea valiente, que me siga

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