A la hora de introducirnos en los fenómenos virtuales, se
hace necesario desarrollar un concepto que ha impactado en los procesos de cambio en las organizaciones. Esta noción es la de globalización, definida por Sigmar Malvezzi como “un proceso complejo y multifacético potenciado por el rápido y generalizado reemplazo de la tecnología electromecánica por la tecnología de la teleinformación [que] da cuenta de una nueva sociedad que emerge de la sociedad moderna” (Malvezzi, 1999).
En la actualidad vivimos en una era en la que las
informaciones, los capitales y las mercaderías atraviesan las fronteras, y los bienes de consumo, la tecnología y los flujos financieros no están separados de una sociedad particular. La globalización presenta características que impactan en la categorías de lo público y lo privado, los vínculos y, por supuesto, en las organizaciones en las que el capital humano es protagonista. De esta manera, pueden señalarse algunas particularidades propias de este proceso. En principio, cabe destacar que las categorías de tiempo y espacio se han visto modificadas. El espacio cambia en cuanto distancia; este hecho es comprobable a partir de la participación de las personas en reuniones virtuales mensuales y hasta semanales con actores que se encuentran del otro lado del planeta. Por otro lado, el espacio también cambia en cuanto a lugar, ya que volúmenes importantes de información pueden ser contenidos en una pequeña memoria extraíble, o bien en una red que viaja simultáneamente de manera no corpórea por todos los lugares del mundo en donde se la requiera. La globalización genera un fenómeno de mutación en las organizaciones que venían funcionando como esquemas cerrados, mirándose a sí mismas, donde el alrededor no era más que un mundo estable, estático y manejable. Sin embargo, en la sociedad actual, el exterior y los súbitos cambios que se producen a cada instante hacen del contexto de la organización un espacio impredecible, de incertidumbre. Al respecto, el autor citado anteriormente describe lo siguiente: “Si la regla es la imprevisibilidad de los eventos y el cambio de las variables del juego durante el propio juego a través de aspectos como la incorporación de capital financiero y conocimiento a los negocios, la burocracia pierde su fuerza, porque es una metodología para el trabajo en un entorno estable que presupone y valoriza el funcionamiento regularizado de los procesos”. (Malvezzi, 1999). El autor sostiene que, bajo las actuales condiciones de incertidumbre y ambigüedad en las que se ve inserta la empresa, su eficacia dependerá del capital humano y social con el que cuente, que valore la reflexión, la flexibilidad, la adaptación a los cambios fugaces y el valor agregado que pueda brindar el capital humano por sobre la mecanización de tareas. En el contexto anteriormente descrito surge un nuevo fenómeno llamado organizaciones virtuales. Estas, compuestas por equipos relacionados entre sí virtualmente, muestran que el trabajo no consiste en el lugar físico -la oficina tradicional, sino en la coordinación de lo que se hace más allá del edificio concreto en donde se lleve a cabo la tarea. Un trabajo que ya no es full time, sino que comienza y finaliza en tanto se abra el correo electrónico o se planifique una teleconferencia. Sin dejar de lado que los cambios mencionados requieren una redefinición de los vínculos entre las personas, además del manejo de la información.
¿Qué es un equipo virtual?
Lo anteriormente expuesto nos lleva a delimitar el objetivo
de este artículo: nos proponemos abordar una definición contemporánea de equipos de trabajo, con el fin de dar pie a una conceptualización de equipo virtual. Para esto, citamos en primer lugar la definición de Katzenbach y Smith (Kat- zenbach J. y Smith D, 1993): “Un equipo de trabajo es un número reducido de personas con competencias complementarias que se comprometen con un propósito común, objetivos de ejecución y un enfoque de trabajo del cual todos se hacen mutuamente responsables”. Al describir la curva de desempeño de un equipo que se inicia como “grupo de trabajo” y, después de transitar sucesivas etapas, llega a ser un “equipo de alto rendimiento”, los nombrados autores definen: “Un equipo de alto rendimiento es un equipo de trabajo en el que todos los miembros están profundamente comprometidos con el crecimiento y el éxito de todos”. En esta línea, podemos afirmar que un equipo virtual es un grupo de personas que trabaja de manera interdependiente, con un objetivo común y procesos compartidos más allá las fronteras del espacio, el tiempo y los límites organizacionales, utilizando las tecnologías de la información y la comunicación para comunicarse en un espacio virtual. Es importante destacar que lo enunciado alude a un equipo virtual, y por eso se hace necesario marcar la diferencia entre los conceptos de equipo y grupo. Este último es un conjunto de personas ligadas entre sí por una constante de tiempo y espacio articulados por su mutua representación interna, que se propone en forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad. Estas personas interactúan a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles. El grupo constituye la infraestructura del equipo, por lo cual no habría equipo sin grupo. Pero cabe destacar que el equipo contiene un elemento extra que es la organización, el marco de funcionamiento del mismo. No se puede olvidar que, en este caso, dicha organización tendrá rasgos peculiares por estar enmarcada dentro de la virtualidad. Características de las organizaciones virtuales
Los equipos virtuales, por su parte, poseen algunas
características semejantes a las de los equipos cuya interacción es cara a cara, y otras que los diferencian de ellos: -Visión, valores y estrategia como eje articulados -Personas relacionadas a lo largo del tiempo y espacio con un propósito común. -Sustitución del peso de las jerarquías por el de las redes de relaciones. -En un equipo virtual, el poder reside en la información, el conocimiento y la experiencia. -La interacción no es cara a cara. -High tech, high touch: lazos y vínculos. -Tiempos sincrónicos y asincrónicos en un espacio virtual. -Confianza y mutualidad (estar mutuamente disponibles). -Capacidad para afrontar la frialdad del medio (tecnología de la información y comunicación). -Disciplina tanto en la planificación y seguimiento de los proyectos, como en la capacidad de gestionar los documentos de manera ordenada y en el compromiso para informar a los demás. Una característica que puede encontrarse en las organizaciones o modalidades de trabajo virtual es la multiculturalidad. Este fenómeno encuadra subjetividades distintas que pueden funcionar como factor limitante o exponencial. Ciertas cuestiones -como modelos mentales, modismos, formas culturales, entre otras- pueden generar fallas comunicacionales. Pero si se aprende a optimizar las diferencias para potenciar el trabajo y generar distintos estilos de pensamiento sostenidos sobre las subjetividades culturales, estas diferencias pueden funcionar como exponenciales y amplificadoras. ¿Es posible hablar de la gestión de equipos virtuales como un rol del psicólogo laboral?
Desde el estado del arte podemos hacer el siguiente
recorrido. Existe una tendencia a sostener que los equipos virtuales enfrentan problemas similares a los de los equipos tradicionales. Es cierto que la mediación de la tecnología adiciona variables y modifica algunos aspectos del trabajo. Por esta razón, John Gundry señala tres ejes sobre los que debe trabajar el coordinador de un equipo virtual (Gundry, 2001): a) Tareas: Con especial atención al diseño y comunicación clara de planes e hitos en la labor, ya que los malentendidos son más difíciles de remontar a distancia. b) Tecnología: Para gestionar un equipo virtual es necesario conocer las disponibles, y saber cuál es la más adecuada para cada caso y situación. c) Personas: El énfasis en la construcción y mantenimiento de relaciones cobra suma importancia. Jarvenpaa y Leidner concluyen su investigación con recomendaciones para el coordinador del equipo virtual y para sus miembros. Al primero, le sugieren: -Definir claramente las responsabilidades de cada integrante del equipo. -Proveer guías sobre la frecuencia de comunicación sugerida y la necesidad de ser predecibles en las conductas. —Asegurarse de que cada uno de los miembros tenga objetivos personales complementarios y comparta el objetivo principal del equipo virtual global. -Captar las incomodidades y descontentos lo más tempranamente posible. -Tratar los problemas de algunos participantes individuales en una comunicación uno a uno, evitando copiar esos mensajes al resto del equipo. —Tener muy en cuenta los perfiles de los individuos al seleccionar los miembros de un equipo virtual global. A los miembros del equipo, por su parte, les sugieren:
-Suplir la falta de contacto cara a cara con un intercambio de
mensajes lo más explícito y completo posible al inicio del proceso. —Dar claves y detalles sobre el trabajo que cada uno realiza al resto de los participantes. —Ser conscientes de que lo más importante no es la cantidad de mensajes sino su calidad y previsibilidad.
Un valor a construir: la confianza, una tarea del psicólogo
En principio, cabe destacar que la confianza funciona como
un aspecto emocional vinculante básico que fortalece el compromiso recíproco. Los tres dominios relacionados con ella son la sinceridad, la competencia y la responsabilidad. -Sinceridad: Decimos que una persona es sincera cuando verificamos que su conversación privada es consistente con su conversación pública sobre el tema que nos compete. -Competencia: Se refiere a la habilidad de la persona (la técnica, la intelectual, la relativa a su aptitud, etc.) para efectuar las acciones necesarias y cumplir con lo que declara que realizará. -Responsabilidad: Es un juicio que considera el cumplimiento de las promesas efectuadas en el pasado o la realización de las acciones declaradas. Evalúa la competencia general de la persona para cumplir sus promesas/declaraciones. A partir de estos enunciados, puede decirse que los equipos de trabajo virtuales requieren la construcción de tres tipos de confianza: -La confianza contractual se erige a partir de la explicitación de expectativas, el establecimiento de límites claros, las delegaciones apropiadas y el respeto por los acuerdos. Para sostener este tipo de confianza, lo más importante parece ser la consistencia entre mensajes y conductas en los intercambios. -La confianza comunicacional se refiere a la honestidad y la discreción. Esto es, dar feedback sinceros, admitir errores y dificultades y, al mismo tiempo, mantener la confidencialidad cuando sea necesario (por ejemplo, no copiar todos los e-mails a todos los miembros del equipo cuando se trata el problema de uno en particular). La confianza en las competencias técnico-profesionales se relaciona con la posibilidad de dar crédito a las habilidades y conocimientos de los otros miembros del equipo.
Palabras finales
La virtualidad no es un fenómeno del futuro sino de un
presente incipiente, que trae aparejados cambios en múltiples aspectos de la sociedad. Por ejemplo, no sólo se redefinirán los lazos entre las personas, sino también la arquitectura de las ciudades. Los altísimos rascacielos serán innecesarios bajo los parámetros descriptos. Los medios de transporte públicos no se colmaran de trabajadores. El trabajo podrá ser trasladado a distintos espacios sin necesidad de moverse de la casa. Por otro lado, los sectores de crecimiento serán la educación -en todas sus variedades-, los viajes, el tiempo libre, la salud y las artes. Esta virtualidad ya está entre nosotros, encabezada por pequeños grupos de personas unidas por una confianza mutua. Cabe tener en cuenta que para desarrollar el talento de un individuo, en principio es preciso detectarlo y orientarlo. Como se intentó expresar en el presente ensayo, aprovechar el beneficio de la tecnología requiere de mentes flexibles que la adopten como una herramienta, generando una reingeniería del contrato laboral sostenido desde la virtualidad que pueda así desarrollarse no por ella sino con ella y el capital humano de la organización. El tema abordado interpela el rol del psicólogo laboral bajo este nuevo contexto como innovador de campos alternativos, e intenta ampliar la aplicación de sus intervenciones, alineadas con la nueva demanda del mercado y de la sociedad.
Bibliografía
Gundry, J. “Managing Through The Internet”. Knowledge
Ability Ltd, (Malmesbury, UK, Publicado en: www.knowab.co.uk/wbwinanage, June 2001.) Handy, Ch. “La organización virtual”. Revista gestión, N° 4. (Buenos Aires,1999.) Katzenbach J., Smith D. The wisdom of teams. (USA: Harvard Business School Press, McKinsey & Co. Inc., 1993.) Malvezzi, S. “El agente económico reflexivo”. Revista de la Asociación Argentina de Capacitación y Desarrollo, N° 49, (Buenos Aires: ADCA, marzo-abril 1999.)