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-Tp-alx »o bE los U¿*shttnos D¿ ntsitDur)


-T'aaóT . aaP zl'
Trastornos de ansiedad
en niños y adolescentes
YI s
John S. March,.M.D., IVl.p.H, Stein & Hollander.
Anne lVlarie Albano' Ph'D'
T. de Ansiedad niños & adoiescenres.

Tratado de los T de Ansiedad


Ed :R€É r{¡u¿ntomo IV.Cap 31

Dellido, sin duda, a su relaciór.r con el sufri- seny I(earney, 1995; Francis y Beidel, 199.5;
y alteración importantes del desarrollo Hibbs v -lensen, 1996; Silvernran y I(urtines,
."r¿ '- .o normales y de la vida
al 1, 1996), tempi:r f:rmiliar (Barrett ,v cols., 1996;
, los trastornos caracterizados por un \\¡ells, 1 995), tl'¿rurnienro farmacológico (rU len
exagerado se cuentan entre las causas y cols., i995; I(utcher ), cols., 1995: Popper,
contules de remisión r los especialistls er.r 1993) o tratanriento combinado (llernstein v
mental infantil (March, 199.5). ¡\íur n.rtis cols., 1996) pueden acuciir a revisiorrcs ntrís ile-
te, hasta el 3-5 o/o de todos los nilios talladas de estos y de otros temas (Merch, I 995).
¡dolescentes padece trastornos de ¿nsiet'lad Los lectores ilrteresados por antpli_ar los d¡tos
cables en clínica,v no Íu icalnentc el rel¡d|os al di¡gnóstico v tftit¡nrientr¡ dcl tras-
obsesivo-cornpulsilo, que afect¡ ¿ torno clc esüés postraurnático ('lEP'l) v del
0,5-1,0 % de los niños (Costello y Angold, trastorno ol¡sesir.o-compulsivo pueden consul-
i),Más de la mitad de los jóvenes afectados ta¡ los ¡rtículos de March (1999a) ¡. Il¡rcl.r v
ili:i irent¿ un episodio depresivo tnayoI como cols. (1997r, 1998) así corno de I,I¿rrch v I-eo-
de su síndlome de ansiedacl (Costello y nerd lloaór,.\4rlch y Mulie t1998; y M,rrch v
. 1995b), con el incremento cor.rsiguien- cols. (1 995), respectivamente.
a morbilidad y quizá de la mortalidad
rllurphy, 1995).
hciéndonos eco de muchos hallazgos ex-
tratado sobre trastornos de
en este an- Descripción de la ansiedad
del adulto, en este capítulo se revisan los
en niños y adolescentes
s de ansiedad que comienzan, concre-
e, en la infancia o adolescencia: trastorno

msiedad generalizada, trasrorno de ansiedad Cor¡o la mayoría de los n-riedos que ocurrcn
seplLación, fobia social y fobia específica. durante la inllnci¿r resultan apropiados para el
hctores intere§ados por la etiopatogénesis desarrollo, la ansiedad, a diferenci¡r de l:r pre-
yNesse, 1994), evaluación (March y AI- ocupación, suele denotar un rniedo inadecu¿rdo
1996, 1998), epideraiología (Costello y para la fase de desarrollo o un miedo pertinente
1995b), tratarrientos psicosociales (Ei- para esa etapa que, sin embargo, genera unr'l

tmbajo ha sido financiado en parte con las ay,udas 1 R10 MH5512 t -02 y 1 K02 MHO 155 7-02 (l.S.l.{.) del N¡¡io-
of Mental Healtb y con la cont¡ibución generosa de la Gor¡ell F¡rnih Foundarion y de la.lohn rnd I{ellr,
[oundation. Algunos fragmentos de este capítulo se adrrptaron de Ma¡cl¡, 1999b, y de Kratochvil 1,cols.. 1999.

497
498 Parte lX TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN POBLACIONES ESPECIALES

rnolestiir o ¿ltelación excesiva (Silvernan, 1987). tes sobr-eviviclon aL ¡rroceso cle cre;rción dc l¡
Las fobias son temores vincul¿dos con objetos esc,rh. p.,r'lo qrrc lrr .\4,ASC puedc corrsidcrarse
específicos que suelen deterrninar una conduc- representativa de l¿r estmctura factorial de la an-
ta cle evitación, como el n'riedo a las serpientes siedad en la población infantojuve:ri1. Como se
o a las alturas. La ansiedad habituaimente tie- resulrle en la tabla i 1-1, Ia escala contienc cuil-
ne un carácter más difuso que el miedo norna- tro tactores principales, tres de ellos divididos
tivo o las fobias específicas, de tal suerte que se en sul¡factores. En --r'lr.r medida, la estrLrcrrlr¡
encuenü'a ligada a siruaciones y episodir,s rruy i¿rctolirl de la i4A.SC. cierivrcle por vÍa empíricri.
distintos. Por lo tanto, ul1 rasgo distintivo de se corresponde con los qmpos rliagnósticos de
la ansiedad como la del r¿storno de ansie- fbbia social, trastorno de ar.rsiedad por separa-
dad por sepalación o generalizada que la dife- cióu, trirstomo de anquscia r., conro prorncdio de
rencia de las fobias es la natulaleza mucho rn¿ís los cuatro frrctores, tr astorno de ¿rrsiecLrd gencr'¡-
cilcunscrita de estas últimas. No ol¡stante, esta lizada del DSM-IV-TR (Ar.rericar.r Psvchi¿tric
distinción resulta, hasta cierto punto, acadénri- t\ssociauon, 2000). Adern:'is, la diusión hipotétrca
ca. Así, la fobia social se puede definir de mane- de la eütación del daño en el pertéccionismo v el
ra general (miedo al rechazo en ula serie de si- ¿fi'ontamiento ansioso t¿mbién ha recibido res-
tuaciones sociales) o más rigurosa (ansiedad a paldo empírico, Io cual l'acilita una cuantific¿rción
hablar en público). Por razones análogas, las fo- empírica del sufi-imiento y de la afectación gene-
l¡ias traumáticas y específicas encajan dentro del ral, de acuerdo con las nomas para cada sexo v
TEPI por cuanto 1a ansiedad es difusa y la fo- edad, que resulta esencial para establecer la grave-
bia tiende a generalizarse hacia un círculo cada dad clínica y, en consecuencia, los diaglósticos.
vez más amplio de circunstancias vitales. En contraposición con este enfoque a través
Los trastornos de ansiedad en los jóvenes de escalas, el DSM-III-R (A,mericar.r Psychiatric
constan de una selie de miec{os clínicamánte re- Association, 1987) decidió ir.rtroducir una sutr-
levantes que componen un grupo selecto entre categoría de trastornos de ansiedad en la infan-
los miedos habiruales. pero normarivos. que se cia y adolescencia; en el DSM-IV (funericar
encuentran presentes en un momento u otros Psychiatric Associrtion. 10941 se lnatiz¿rorr e.,
en muchos, si no la mayoría, de los niños y ado- tos constructos y se estabieció un mayor grado
lescentes. Desde una perspectiva diagnóstrca, de continuidad el desarrollo 1, 1165o15*i
dichos miedos y preocupaciones Lienen un ca- -en
cá- con los trastornos de ansiedad del adulto.
rácter ubicuo, de modo que los clínicos y los in- Ll rrtrononriir del DSM refleja. err csenci,r..'l
vestigadores interesados por los trastornos de consenso de los expertos sol¡re el erupo sinto-
ansiedad en la edad pediátrica afiontan la tarea máuco ¡eal de la ansiedad en las rluestras pediá-
ímprobtr de sepalar la ansiedad patológica de los
niedos que forman parte del proceso normai de
desarrollo (Costello y Angold, 1995b). Tabla 31-1 Factores de la Escala
Multidimensiona I de Ansiedad
Un modo de solucion¡r este probléma ta-
para Niños úVlASCl
xonómico ha consistido en elaborar escalas de
evaluación que enumeren los miedds comunes
Síntomas físicos
de los niños y adolescentes (March y Albano, Tensión
1996). La Escala Multidimensional de Ansiedad Somáticos
para Niños (Multidiruensional Anxiety Scale for
Children, MASC; March, 1998; March y cols., Ev¡tación del daño
Perfecc¡on¡smo
1997c) ilustra perfectamente el método gene-
Afrontamiento ansioso
ral. Esta escala se creó para extraer los sínto-
n-ras fundamentales de ansiedad del universo Ansiedad soc¡al
de síntomas de ansiedad de 1os que se han ocu- Temores de humillación i
pado 1os ciínicos e investigadores que trabajan Temores de actuación en público

con niños y adolescentes ansiosos. Sólo 1os sín- Ansiedad de separación/angustia


tomas y los grupos sintomáticos más importan-
Capítulo 3.1 Trastornos de ansiedad en niños y adolescentes 499

tncas (Shaffer -v cols., 1989), pero el iespaldo te de la fobia social específica (a hablar en públi-
empi'ico resulta, en algunos casos, dudoso (Bei- co) o generalizada, propia cle la edad, qr.re clepen-
dál, 1991). En concreto, varios trastornos de an- de del grado de inhibición de otras áreas socitrles;
sndad en edad pediátrica del DSM-III-R (en en generill, los niños pequeños no habl'an (.run-
prucular, los trastornos de ansiedad excesiva y que tenqall un desarrollo nonral del lenqlajc)
de nitación) se agludnaron en el DSI'Í-ñ- den- más que ir los arnigos /'a los adultos que se consi-
ro de ias categorías de los adultos (trastornos deran ..,egr-:ros- (Biáck y Llhde. lQ()5: Leorr¡rd v
deansiedadgeneralizada y fobia social, respecti- Dol\' Iqoi r. El rl'¡siorno de ansiedrrd l,or scPrlril-
vmente). Sin embargo, los mismos criterios del ción se caracteriza por un miedo intenso rlue las
'r
DSM-IV no reflejan de una menerá genérica la figuras rnás queridas suñ'an daño. Aunqnc estc
perspectiva del desarrollo (Angold v Costello, ü:¿storno se ha considerir<lo h¡bitualmente un¡
1995;Cantn'ell v Baker, 1988), por lo que el clí- anornalía de relacion. pnrebrrs recie:rtes srrqicrcn
r¡ debe traduci¡ los criterios del DSll-ñ- en que puede represenur u¡a lbnna de presentaciriu
.---¡niros relevantes para la edad, el sexo r. el del trastorno de angustia propia de los niños pe-
rrntefto cultural del niño. queños (Black, 1995). Como ocLrrrc con el üilstor-
Cuando se analiza cuál es el medio lnás idóneo no dc angusti:r, el tr¡storno de ¡nsierhrl por sep¡-
ur¿ enumerar los síntomas de ausiedad, hay que ri¡ción suele il.riciarse con manifestacioncs sonrád-
msiderar primero la gravedad y la prevalencia cas o vegeudvas; luego, Ios síntonras progres¿rl
órlos miedos. Algunas fobias específicas, como hasta llegar a la angustia completa y, corno es lógi-
himiedos noctu¡nos, por ejemplo, dependen de co, la activación de importantes mecanismos dc
i:edd, pues afectan muchas más veces a los pre- enlace afectivo como medio de afrontanriento de
rmlaresy a los niños de educación infantil (King la algrtia. Así pues, el miedo a no poder escapar
r roh,, 1992). Sin embargo, la presencia de este hacia ur-r lugar segrrro, propio del trastorno de an-
::. ¡. iemores entre niños mayores se puede gustia, no se diferencia de Ia necesidad de tener en
w¡deru indicadora de ansiedad patológica, todo momento la proximidad de uno de los padres
mnun grado de fiabilidad mayor. Por razones en el trastomo de ansiedad por lepaiación; en an-
urálogas, los niños más pequeños maniñest¿n bos casos, la búsqueda de una cercanía inrnediat¡
muor ¿nsiedad ante la separación, como corres- supone un medio para reducir la activación y el
pnde a esa etapa de desarrollo; esta ansiedad va miedo @laci<, 1995; Ollendickycols., 1994).
'_-:-j

i:lndo de resultar pertinente según el niio va Por último, la comorbilidad entre los diversos
-,-,:l-. i'llega a la adolescencia (Black. 1991). tipos de trastornos de ansiedad y entre los trastor-
'i:s;:nás mledos, como el miedo relacionado nos de ansiedad y otros b:astornos internalizado-
::: rlDecto y el comportamienólde uno mis- res y extemalizadores, complica el diagnóstico y
c:;:.:. :onsecuencia, la fobia social, son más el tratamiento (Albano y cols., 1995; Ctrry y
frmenes según los nirios maduran hacia Ia ado- M*plry, 1995). Multirud de fobias específicas di-
hmcia (Costello v furgold, 1995a). ferentes acompañan, por lo común, a los trastor-
Conrneglo a 1¡ taxonomía del DSM, los ni- nos de ansiedad, cor¡ro el miedo a la oscuridad, los
lcon üastorno de alrsiedad generalizada se 1'llonstl'uosJ los seclresu adores, los bicl-ros, peque-
ü:tctenzan en general, por su <<preocupación ños anirnrles, las ¡lruras y recintos abiertos o ce-
,
odsta>> v la necesidad constante de afir- rrados. Los miedos nocturnos, la redcenci¿ pará
c.ion rSiiverman l Ginsburg, 1995). Los niños ircostarse, l,r dificultad para conciliar el sueño solo
social manifiestan una inquietud exage- o ¡rara dormir solo tod¿ la noche v las pcsadillas
nil por su propia acruación. Tienen miedo sobre la separación no son raros. Estos síntomas
mmttnte a decir o a actuar de forma esrupida o fóbicos especílicos desenc¿denan a rnenutlo lrr a¡r-
r.,i:zosa, son sumarnente sensib'es al ráchazo g'ustia o la ansieclad por separación y justitican
rrhhumillación y, a menudo, se sienten escu- much¡s de las conduct¡s de evitación y tle los ri-
por los demás, razón por la cual suelen tu?lles que per:sigren reducir la ansiedad (Black,
lasrelaciones sociales, sobr.e todo hablar en 1995). Los niños ansiosos tilnrl¡ién exhiben tasas
(Beidel y.\lorris, 1995). El murisrno se- elev¿rdas cle clepresión cornórbicl¡ (Currt' r'
se puede conceptualizar como una .iarian- Mu¡ph¡,, 1995). El ü'astonlo de ansiedad por sc-
500 TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN POBLACIONES ESPECIALES

paración de los niños pequeños precede a Ia de- 1987). Los demás temores, como los obseruados
presión aproximadamente en u¡ 66 % de los ca- en el t¿rstorno obsesivo-compulsivo, no son ade- I
sos y, si no se procede a su tratamiento, puede cuados para el desarrollo en muchas si no en tod¡s
constituir la base para una enfermedad afectira las circunstancias (I-eonard v cols., 1990).
recurente y un trastorno de angrrstia (Korzcs v Si se desea más información sobre la evalua-
cols., 1984). Los niños y los adolescentes que pa- ción de los E ástornos pediátricos de ansiedad
decen ansiedad y depresión tienen u¡ pronóstico pueden consultarse estos artículos: Albano, 1991;
significativarrente menos favorable a largo plazo l
Con¡ers cols., 1995; Hooper y I'farch, 1995;
@ine y cols., 1998) y un riesgo de suicidio mar-or Kearne.v l Silvermaa, 1990; March y Albano,
del esperado (Lewinsohn y cols., 1995). 199ó; McNally, 1991; Rutter y cols., 1988; Silver-
rnan, 1991, 1994; Sullings v Mareh, 1995; Thyer,
1991 ; Weiss y cols., I 991; \\blff v \\blff, i99 l.

Evaluación
o Medidas de autoevaluación

Como ya se ha señalado antes en este capírulo, AJgunos síntomas de ansiedad, como el rech¡-
es riormal que 1os niños y adolescentes sufian zo a asistir a la escuela del paciente con trastorno
lnultimd de miedos y preocupaciones; Ia ansie- de anglstia v agoratbbia, resultan muy fáciles de
dad patológica, aunque meDos frecuente, no re- observar; otros sólo alcanzan Ia introspección del
sulta rara (Costello y Angold, 1995b; Ollendicky niño y, por tanto, es él qüen los puede reve)ar.
cols., 1985). Con todo, ia prevalencia poblacional Por este y pol otros notivos, las medidas para Ia
de los miedos que cornienzan en Ia infancia r,, aÍrn ¡utoevirlu¿ción de la ansiedad, que brindan al
más, 1a estrucrura factorial de los síntornas de an- nirio la oprrlnrnid¡.1 J. descul¡rrr su expericncia
siedad en las nruestlas cornunjt¿rias apenr5 se intemtr u ..ocult¿¡rr, se han difundido mucho en l¡
han investigado hasra la fecha, en partc porque clínicrr v en la invesogación (Nlarch r, .\lbano,
no se disponía de utensilios adecuados de medi 199ó). De nanerr c¿r'¡cterístic¡, las rnerlidas de
ción (March y Aibano, 1996); tarnpoco se conoce irr.rtoe|iriu¿ción se sin'en de una escala npo Likert:
bien la irlportancia rel¡tiva de las dimensior.res se pide ,rl nirlo t¡ue crrlifique la fuecuenci¡, el m¡-
específicas de la ansiedad denro de cada sexo, lest¡r/suf ilniento o l¡ courbir.t¡ción de alrbos con
razal etttzt o grupos culrurales a lo largo del riem- un v¡lor ordinal. Por e;emplo, se puede indicLlr ¡l
po (Costello y Angold, 1995b; Lastycols., 1992). nirio que califique <<me encuenÍo tenso>> sobre
Para abordar estas cuesriones se requieren insm:- une dimensión de h-ecuencia de cuáúo puntos
mentos que evalúen específicamente la ansiedad que oscile desde ..c¿si nunca', hasta ..a menudo,,.
en los niños y adolescentes. Las razones son va- Las rnedidas de ¡utoevaluación son fáciles de apli-
rias. En primer luga¡ los niños manifiestan, al cal exigen del clínico una inversión mínima de
parecet urla progresión de los síntomas de ansie- dempo y recogen de manera económica multinld
dad sancionada por el desarrollo (I(eller y cois., de dimensiones irnportantes cle la ansiedad según
1992; Lasr y cols., 1987). En seg.rndo lugaq sus la visión del nino. En conjunto, estos rasgos iusti-
entornos cotidianos difieren de los entornos ha- fican por qué las medidas de autoevaluación resul-
bituales del adulto, por lo que las nanifestaciones tan ideales pam la recogida de los datos pretios r
clínicas de la ansiedad también varían, como en la la prirnera ev¿luación, pues est:i informaciti¡r in-
* lobia escolar-. En tercer lugar, se reqüeren rror- crementa la eficienci¿ del clirico, tl facilitarle una
mas para distinguir el estado normal de la a¡sie- evaluación exacta de la probabilidad apriorísdca
dad patológica según el sexo, la raza ola emia y la de que ul niño concleto presente, o no, síntot't':rts
edad. Por último, algunos temores infantiles se de ru-r don.rir.rio sintomádco específico.
pueden considerar adaptativos o protectores (Sil- Las escalas de evaluación publicadas hast,t gl
verrnan y cols., 1995); sólo cuando la ansiedad re- lnomento suelen representar r¡na traslación de
sulta excesiva o eI contexto no es apropiado para Ias medidas de los adultos con los ajustes trece-
el desarrollo, adquiere relevancia clínica (Mark, sarios según la edad (N{arch y A.lbano, 1996). La
Capítulo 31 Trastornos de ans¡edad en niños y adolescentes 501

!,ncuesta Estructurada del Miedo en Niños Re- nlrturalEza de los ítelns seleccionados para el
iiwh(Fear Sun,q Schedule for Chihen-Rnised, STAIC (Finch y cols., 1 976; Perrin y Last, I 992);
{SSC-R) (Ollendiclq 1983) pone el énfasis firn- en seneral, los clínicos v los investigadores (r'., p.
il¡ineftal ej., Jenscr.r y cols., 1993; Ilarch y Albano, 199ó)
en los síntomas fóbicos, incluido el
üjdo ¿l hacaso y a la crítica, a Io desconocido, rl coincil.],:n en que se lcquiurcn rrucvos illsü ulllcn-
iero r a los pequeRos animales, al peliero r a l,r tos, conro l¡ IIASC (ya descritr) r, e] Crib¿clo de
lrn*ne. r los miedos médicos. Ot¡ esc¿l¿ nrur' los Ti-astomos Enrocion¿les Rel¡cionrrdos cr¡n l¡
. ..-..:. i.r f-scala de¡\nsicdr¡l \l :'.::-- . ::. \ - Ansiedad Intrrrrtil (Srlccrf r Cbild,l¡¡¡itn' Rclttd
. Rr.isr'h (R¡r'r¡r,1 r .'.. .. Emotion.al Disordars, SCARED; Birrnrhel l cols.,
S,¿/¿, RCNTAS: Rtr-- -.- ,-:.-.: '. .-'' :
i997) para que e1 c'rmpo de los nastornos de rrn-
:::!ii[:OIeS:./ :]r : -:.: - :-,: ::jl(,.l]lrljrl: ;. . siedad pedirítricos puedir proeresrr científi crrrncn-
;lsl.iil.1.1 : :- --: i-: : . --.:'.:scnsil¡ilid¡.] '. te. Las diferenci:rs entre l¡ tr'LA.SC y las denriís es-
:,: . ,.:--:,.:: -::. S::r cli:i:,¡rgO, ia preSei:c:.r calas se resumen en la tabla I 1 -l.
::.:': r.:..stiriio de ánimo. atención, impuisi-
;d¿d r relación con los compañeros en l¡
RCIL{S confi:nde claramente otros diag¡nósticos . Entrev¡stas d iag nósticas
mmo elüastorno por déficit de atención con hi-

¡eractividad y la depresión mayor (Perlin y Last, Las medidas dimensionales, como la I'{AS(1,
1992).Otra herramienta muy común, el lnventa- pueden orientar al clirico hacia los sí ro, r.i.s nriís
io de Ansiedad Estado-Rasgo en Nirios (Srare- relevantes: debido precisamente tl su dimensio-
Ini kaietl lnuentory for Childrzn, STAI-C; nalidad, permiten calibrar n-re;'or h ir-rtensidad
\reherger y cols., 1976) consta de dos cuestio- silrtomátic¿, Por el contrario, para establecer un
unos independientes de 20 ítems que evalúan diagnóstico del DSM-W-TR se requiere, por Io
i¡ [i:¡tomas de ansiedad de una serie de domi- general, una entreüsta. Por lo tanto, no debe
ijc Fro que, en modo alguno, cubren erhausti- sorprender que los investigadoles reclamen des-
umente ias constelaciones sintomáuces repre- de hace deilpo un uso cada vez r.n:ryor cle proce-
¡entrdas en el DSM-IV-TR. La escala de estado dimientos diagnósticos váiidos v normalizados
tdiie supuesmmente la ansiedad relacionada con para con'rpar¿r los datos recogidos en distint¡s
*udoyla situación presentes; la escala del ras- circunstancias (p. ej., Albano 1, cols., 1995). Lrr
girhrda la ansiedad estable a lo largo del tiem- entrevista clínica se ha convertido en uno clc los
pr dt diferentes situaciones. Muchos autores r.nétodos para normalizar la recogida de datos,
hÍes[onado la validez de ]a distinción entre minimizando al mismo dempo los factores que
uior raseo (Kendall y cols., 1976), así como la confunden la fiabilid¡d v validez del proceso

a3l-2 Escalas de evaluación de la ansiedad

I)omirio comparado MASC SCARED RCMAS FSSC-R STAI-C

ón amplia Si Sí Sí No Sí
especificas Sí SÍ Parcial Fobias No
de \/a idez Sí No sí No No
encia con DSM-lV SÍ Sí No No No
laevitación de,daño SÍ No No No No
Sí No SÍ SÍ SÍ
iad Sí Sí SÍ Escala de rasgo

convergente Sí sí Sí Sí Sí
I
divergente Si sf No No No
I
ASC, Escala l\¡ult d imensio na I de Ansiedad para Niños (Multidinensional Anx¡ety Scate far ChitdrcnJ; SCARED, Cr¡bado de tos Trastor-
I
lnocionales Relacionados con la Ansiedad lnfantil (screen for ch¡td Anx¡ery Related Emotanal Disorde¡s): RCMAS, Escala de Ansiedad
S I en Niños Revisada (Reyilred Chitdren! Manifest Anxiety Sca/e); FSSC-R. Encuesta Estructurada det Miedo en N¡ños Revisada (Fear

t9 Wk lq üildren-Revised-): STAI-C. Inventario de Ans¡edad Estado-Rasgo en N¡ños (S¿a¡e-I¡a¿ Aniety lnventory fot Ch¡tdten)

,)
502 Parte lX I rnnsroRltos DEANSTEDAD EN poBLAC¡oNES ESeECTALEs
t
diagnóstico @isen y Kearne¡ 1995). Las enue- han colocado saltos esratégicos en caso de que no
vistas estruc¡rradas y semiestrucnrradas cuantifi- se cumplan los criterios lirninares. En el apartado
can los datos clínicos, reducen el posible sesgo sobre interferenci¿rs se evalú¡n Ios informes sr.rbje-
del entrer.istador y aurrrentan la fiabilidad diag- tivos del niño y de sus padres en cuanto al grrdo
nóstica (Silverman, 1987). Prácticarnente todas de rralestar y atter¡ción resultantc dc c¡da di.rg-
1as enüevistas aplicadas a los niños con ansiedad nósdco. Si el clfuico sólo está interesado en co-
clínica cubren el mismo espectro generai de nocer el estado diagnóstico, basta con estos dos
edad 1de los 7 a los 17 años) ¡ proporcionan una lparrrdos para asiprrrr rrn diagnóstico del DS\l-
evaluación de niños y adolescentes. En clínica, [\'-TR. Las deln:ís pregxntas miclen con miís rlc-
las entreüstas semiestrucruradas ofiecen una trlie l¿ fenome:rología de los traston-ros y el q'r'.rdo
ventaja sobre las estructur¿das, porque los crite- de rliteración de ríre¿s relacionales concretas l er-
rios diagnósticos r- las preguntas clínicas relacio- ploran temas importantes de invcstigación rela-
nadas se presentan de forma estandarizada y, titos a estos trastol'nos infantoiu,e;riles. Adenrás,
dentro de un lnargen limitado, el clínico puede l.r ADIS prcporciona un rnec.rnisnr() eficier,te pa-
procedel a la elaboración y al sondeo. Así pues, f ir rilsü'ear los progresos terapéuticos gelenlcs y
el clirico puede adaptar el texto de un¡ deterrni- los patrones tle rernisión de los sín¡onr;rs dlLr¡nte
nada pregunta al plano cognitivo del niño. el segrrimiento. En concreto, el'clínico puede .:rc-
' A pesar de la invesdgación de ent¡evistas r¡ni- ceder a inform¡ción acerca de las creencias e in-
ficadas (p. ej., a los padres y a los niffos juntos) terpretaciones del niño en relación con el proble-
S. March, comunicación personal, junio de 2001), ma; calificar l¿ reactiüdad fisiológica del niño y
la mayoría de las entreüstas diagnósticas obliga a evaluar los síntom¿rs cle angustia, y entencler los
fo¡mular 1as preguntas a los padres y a los hijos mecanismos conducruales implicados en la huida,
con versiones complementarias de la herramienta la eütación u otros métodos de afrontamiento de
que dificultan su aplicación en la práctica clínica. la ansiedad, todo lo cual a1,uda mucho a la planifi-
Por el conrrario. el uso de entreüstas conjr-rntas a cación y aplicación del tratamiento.
padres e hijos permite a los evaluadores asignar
los diagnósticos del DSM-IV-TR desde varias
perspectivas. Así, la Entrevista Estructrrada para . Aplicación clínica
tastornos de Ansiedad del DSM-II \,'ersiones
para Niños y Padres (Armiety Disorders húettir¿ -famás se insisúrá lo suficiente en que la base
Sched.ule for DSNI-IV lN)ISl, ChiA and Paratt para el tratamiento farmacológico y psicosocial
Wrsions) (Sllverman y Albano, 1996), que se con- de Ios uastornos de ansiedad pediátricos es uir
cibió específrcamente para facilitar la investiga- análisis ñrncion¡l cuid¿doso de ias cotrductas
ción clínica en niños v adolescentes almiosos, pero problemáticas; es frindamental una evaluación
que también se encuentra muv difundida ahora en diegnóstica cuid¡dos'¡ para proceder al trata-
clínica, es una entre\ista clínica semiesu:ucturada nriento. En lo qr.re respecta al r.nodelo de estrate-
que mide el lango de üastornos de ansiedad, ras- gia diagnóstico-terapéutica, la psiquiauía moder-
tornos de1 estado de ánimo y alteraciones relacio- nrr éüge rua especificación clar¿r del síndroue
nadas de Ia conducta de niños y adolescentes. La conducrual o emocional (p. ej., depresión), de 1os
ADIS es adecuada para los niños de 7 a 17 años; problernirs que surgen de este sírrdrome (p. ej.,
contiene textos v descriptores apropi:rdos a la eta- conducta negrtivista) y de los síntorr¿rs (p. ei., re-
pa del desarrollo. En general, suele ¿rdminisrrarla chr¡zo a ac<¡starse) derivados de estos problentas
rur evaluador y, pol lo común, exige en total 3 ho- que precisrn intervención. Así pr.res, para elabo-
rás, corlro nlucho. Se enrevista a los pac.r'es sepa- r¡r un plirr de tel';rpil cogr]itir,o-con(luctrL¡l sc re-
rados cle los hijos; la nolna general establece que quiere una evalurción diagrósticr cuidadosa que
los d¿tos exraídos de una fuente no se urilicen ni ilbarque tanto u¡r¡ entrevist¿ clínica como u,r¡ a

se dir.ulguen a la oua. En el apartado inicial de er,¡lu¿ción ¡ trrrr,és de múldples mcdios, inlbnnr-


pregultas sobre cada diagnósnco se incluyen al- dores 1, dor.ninios (cscala de cvaluación) (l larch y
gunas que sondean la presencia de criterios diag- cols., 1995b). El objetivo gener'al de Ia er,¡luaciórr
nósticos específicos de cada Íastorno concreto; se es pasar del motivo de consulta inicial, a $avés de
I

Capítulo 3l Trastornos de ansiedad en niños y adolescentes 503

un diagnósnco según el DSM-IV-TR basado en cumentales (..evidencia',), constiruye la modali-


los ejes !
I a hacia r:n plan ajustado de tratamienro dad psicoterapéutica de elección para muchos o
basado en u¡ra descripción ideográfica de los pro- quizá par:r todos los trastornos pediátricos dc rru-
blemas que afectan al niño o al adolescente. La siedad (v., p. ej., March v cols., 1997b).
nrluación podría iniciarse con r:¡ a¡álisis de los
irrcedentes demográficos y del desarrollo, los an-
tcedentes de Eatamiento y los antecedentes psi- . Terap¡a cognitivo-conductual
q:rámcos o médicos; la revisión de los datoo obte-
nidos en las escal¿s normalizadas <ie emluación, el Históricarnente, la terapia conductist¿ h¿ evo-
histo¡ial escolar y 1os historiales preüos de uata- lucionado dentro del marco teórico del condicio-
mrento por problemx de salud mental; r¡na entre- namiento clásico y operante, mienüas que las ir.r-
üsr dínica del niño y de sus padres que cubra los tervenciones cognitivas har ido adquiriendo cacla
mla\:del DS-}I-W-Tft una exploración psico- vez más importancia al reconocerse que las inter-
roiogica formal y, en algunos casos, una evalua- acciones entre la persona y el entomo están pode-
' ¿¡ rieuropsicológrca especializada. Lo ideal sería rosalnente medi¿d;rs por procesos cogrritivos (Van
ri. como parte de toda evaluación diagnóstica, se Hasselt y Hersen, 1993). Contemplado desde el
i¿iz¿¡a una entreüsta estructurada, como la conterto de los procesos situacionales v cogriti-
.\DlS para niños (Silverman v -\lbano, 199ó). vos, la telapia de conducta se denominil it \:cccs //0
1
ntetlintiuml (stirayando la influencia directir de las
a
sinraciones sobre la conducta) y la terapia cogniti-
v¡t, trcdimiotttl lsr.rbriryrt:rdo Ios pe:tsrrrnicnlos v
Tratamiento sentinientos tlne subyacen a la condrrctr). Los ¡tsi-
cotel'irpeutrls condr.r.ctistas procr-rran t}rc )os prr
t
t Desdfipción general
cientes cambicn su comporurriento y reduz-can,
trsí, los pe:rs:rrnicntos t, scntimientos nlolestos. l-os
tempeutits cognitiros $:rtrrn, ¡rri:ncro, dc nrorlifl-
' Lon la áparición de bibliografia abundanre car los pcnsamientos r,sentinrien¡os prrrrr. clcspués,
,obre Ia picopatologra, que cubre los dorninios mejorar cl conrportrmiento. A pesar de l¿rs clif'e-
::, :mpoi'tahtes de la sintomatología'de los ni- renciirs ilpi.rrentes. c¡si tod¡s las inten'encioltes
I
: . r J. los. adolescentes, la psiquiatrirr r ll psi- cognirivo-contlucruales (inchridas las que sc rrpli-
:..:r oediá,tricas se han aleiado de las inter- can a los comportamientos pefturbadores r, rr la
-c-:,:,: inefpecíficas para acercarse a los rata- depresión) comparten cuatro cualidades: a) énlasis
ni¡r¡. o¡ientados a los problemas y basados en h psicoeducación, á) análisis condr:cmtrl por-
r diagnósticos específicos del DSM-I\--TR menoriz¡do del problenra v de los factores que lo
fl'udin. 1997; Kendall y Panichelli-Mindel, ) .sostienen o extinguen, y' interv'enciones terapéuo-
.:i:r. En concreto, en los últimos 40 años han cas específicas para el probleu.ra, concebidas parr
s¡Jo dirersas terapias cognitivó-conducnrales mejorar los síntomas que inqüetan al prcientc, r-
mmplejas, con soporte eurpírico, para una gam¡ r/) enrenrrmieuto en la generalización t' preven-
ft restomos mentales infantiles
ftIibbs y Jcn- ción de receídas al final del tratamiento. r\sí pues.
m 1996). A pesar del consider¿ble respaldo la TCC encaja 'l la perfbcciór.r en el entonro rrc¡rrrrl
rÍico (ii casi sin düda, de cierta utilidad) de la de la prácnca médica que valora, como corrcspol'l-
:,. :rr'rDia psicodirrámic¿ (Keith, 1995) aplicada de,los tratar.nientos breves orient;rdos rri problenra
! ::'-:nienro de la airsiedad infi¿ntrl, el únrco tra- que gozan de apoyo empírico. Las técnicas princi-
r.,::rio que ha r:ecibido, hasta la fecl.ra, un apo- pales de TCC aplicadas ir los úasrc¡¡nos de ansic-
to empírico sólido es
rla
terapia cognitivo-con- dad en la inf¿ncia se resurren en la t¿bl¡ I 1-i.
dunualffC C) individual (p. ej., Kendall, 1994) Históricamente, Ia terapia de conducta dcl
9'., Barrett y cols.,' 1996). En cor-r-
o hmiliar (p miedo y de la ansiedad inf¡ntiles se remonra al
kcuencla, m UCI'I os consl
{eran hoy que la TCC, tlabajo clísico de.Jones (192,1a, l92.lb) r rr la eli-
nistrada confotme á un modelo de tr,rta- uinación del nriedo a los conejos de un pequc-
ento de la enfermedad basado en pruebas do-
ño llarnado ..Perer". La ter.apia consisrió en l¡
504 TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN POBLACIONES ESPECIALES

Tabla 3I-3 Técnicas de terapia cogn¡tivo-conductual ut¡lizadas en los trastornos pediátr¡cos de ansiedad

Ténnino Def¡n¡ción Ejen¡plos

Reestructurac¡ón Modificación act¡va de los patrones ideatorjos Percepc¡ón aberrante y problemática del
cogn¡t¡va desadaptativos; sustitución de estos pensa- riesgo por parte del paciente con trastor-
mientos negativos p \r cogniciones y creen- no de angustia o indeíensión clel paciente
cias más constructivas para Ia adaptación con depres¡ón

Expos¡c¡ón artif¡cial Exposición mediante la cual el pac¡ente bus- Voiver intencionadamente al colegio si e
I
ca y se enfrenta a las situaciones o estí- niño sufre ansiedad de separación ,
mulos generadores de ans¡edad

Refuerzo d¡ferencial Prestar atención y premiar Ia conducta apro- Premiar 0ncluso pagar) al niño con fobia so-
de la conducta p¡ada, sobre todo si es incompalible con cial por contestar el teléfono del despa-
aprop¡ada la conducta inadecuada cho o del domicilio en ausencia de un
adulto responsable

Exposición Contacto prolDngado con el estÍmulo fóbico, Un pac¡ente con miedo a las alturas sube
en ausencia de una amenaza real, para una escalera: la primera vez se muestra
reducir lá ansiedad: puede ser anificial temeroso; a la décima. resulta aburrido
(búsqueda del contacto con el estímulo
temido) o no art¡ficial (contacto inevitable
con el estímu¡o temidoJ

Extinción Se define, por convención, como la elimlna- Dejar de tranqullizar al paciente ansioso; ne-
ción de las conductas problemáticas a gativa de la nadre, tras el berrinche y la
través de la retirada del refueeo positivo oposic¡ón del n¡ño a¡rs¡oso, a retirar una
de Ios padres;técnicarnente, se deflne o rden
como la elim¡nac¡ón del efecto de refuer-
zo negativo de lA conducta problemátlca,
para que desaparezca

Entrenamiento en la Desplazamiento de los métodos y del éxito Exposición y prevención de la respuesta du-
generalizac¡ón de las intervenciones centradas en pro- rante la ,nraginacidn de miedos apropra-
blemas hacia objetivos no abordados es- dos a la fase de desarrollo, aunque no re-
pecíficamente en el tratamiento sulten panicularmente molestos o no sean
abordados específicamente por la lerap.¿

Refuerzo ¡regativo Autorrefuerzo de la eliminación intenclona- nUn padre tranquiliza y, con ello, alivia de for-
da de un estímulo avers¡vo: en otras pala- ma pasajera la ansiedad del hilo. Uno de
bras. interrupción de un estímulo avers¡vo los objetivos esenciales del tratamiento
que, una vez deten¡do, incrementa o deja es eliminar esta conducta tranquilizadora
un sello en la conducta eliminadora del y al mismo tiempo bloquear el refuerzo
estímulo avers¡vo negativo que supone la respuesta de los
padres cuando el hi.io se queja; de esta
manera, dism¡nuye esta conducta proble-
mática

Refuerzo positivo lmposición de un estímulo placenlero para Premiar al pequeño con mutismo select¡vo
incrementar una conducta deseable que habla con el profesor

Aviso, guía Óroenes y sugerenc¡as externas que orien- Al¡ento gradual y ayuda al pequeño con fo-
y modelación tan cada vez más al niño hacia una con- bia soc¡al para que hable en c¡ase y con
ducta más adaptada que luego se refuer- los demás niños
za; en general, ¡os procedimientos de
modelación dan paso enseguida al entre-
namiento en la generalización
Cont¡núa
Capítulo 31 Trastornos de ansiedad en niños y adolescentes 505

Tabla 31-3 Técn¡cas de terapia cognitivo-conductual utilizadas en los trastornos pediátricos de ansiedad
! [cont.J

férmino Def¡nición Eiemplos

,,::r lmponer un estímulo aversivo para reducir la «Expulsión» por conducta inaceptable o
l conducta indeseable corrección exagerada lp. ej., trabajos
extra para reparar la conducta agresiva);
el castigo, en geneial, empeora los
trastornos de ansiedad
Prevención de ¡ntervenciones diseñadas para antic¡par lo§ Exposición imag¡nar¡a a un nuevo posrble
recaídas estímulos que hacen resurgir los temo-. seguida del uso de la terapra
síntomas; ejercicios por adelantado de cognitiva y de la prevención de la
habilidades de afrontamiento eficaces respuesta para resistir, con éxito, la
incursión de los refuerzos operativos
impulsados por la ansiedad
l§e de la respuesta Eliminación del refuerzo posit¡vo como Pérdlda de puntos en una economÍa de flchas
consecuenc¡a de una conducta no deseada

ftw¿nción La exposición adecuada sólo es posible en Se aplica, de forma característica, al


de rcspuesta ausencia de rituales o compulsiones trastorno obsesivo-compulsivo, en el que
la prevención de respLresta significa la
abstención de rituales: este principio
también rige para otras situaciones,
como la eiiminación de una conducta de
evitación o de huida de un paciente con
ansiedad social o agorafobia
ii!sltucturar Cambios de: ;ibieote o de los estímulos ¡nterven¡r para proteger a¡ niño con
elambiente que reducen las conductas problemáticas ans¡edad del castigo del profesor o de
o facil¡tan una conducta adaptada las burlas de los compañeros
-::, ? de los Lista de estímulos fóbicos ordenada de Lista singular de objetivos de exposición
:, - lS menor a mayof, ¡unto con punLuaciones clasificada según la puntuación del
de la calificación del termómetro del termómetro del m¡edo: un mismo paciente
m¡edo puede tener una o varas-erarqu'as. segi.l
la complejidad de los sintomas (p. ej., un
paciente concreto puede mostrar
jerarquías diferentes para los mledos
sociales y para la ansiedad de separación)

r,:sición progresiva de Peter al conejo mien- dicionar a t¡avés del en:parejamiento ¡sociativo
:.:: ]:xp¿ba de una respuesra placentera (ali- con estírnulos \¡ lespuest.rs it.rcompirtibles con l:r
'...-:r inconpatible con ei miedo.
Tias Ia ansiedad. Durante la desensibilización sistem¿i-
-:l iemor de Peter hacia el conejo se disi- tica se er.nparejan de mi¡nel'zr sistemática y gra-
": 1 .. il : :.:l:ll-1,, . .t; lil,tt-eS h:rCi¡ clual (con la inirginación o in t it o) estínruios án-
s1h¿bía generalizado el miedo. A partrr siógenos con estímulos courpeddvos, ¿lúnento,
I :leritrabajos
pioneros deJones. \\¡olpe (1958) p[emios, imágenes o señales generadas por l¿
.r1 técnica de ..descon d icion a m icnro t'elajación r.l.ruscular. L¿ desensibilización sistc-
que denominó /es ensibiliztcirh sistenti- mádca de los nii'ros se compone dc tres etaptts
Labase es que la ansiedad consdnrl,e, segt-'rn básicas: a) enuenalniento para la lelajación
ioría clísica, un coniunto de respuestas coll- nluscular progresiva; á) ordenamiento jerárqui-
que se puede desaprender o descon- co de las situirciolles ter¡idas de menol a rnavort
t,

506 Pañe §X I rnnsroni.tos DE ANSTEDAD EN poBLACTONES ESPECTALES

y y' presentación jerárquica, a través de la imagi- «lqué pasaría si...?») y conducttr cle evitación, el
nación, de estímulos relacionados con el miedo tr¡t¿miento se cenúa en brindar experiencias
cuando el niño se encuentra relaiado (Eisen ,v educativas al niño para que construya una nueltr
Kearney, 1995). La desensibilización sistemática "plantilla" de afrontamieúto. Los terapeutas
surte, aparentemente, buenos resultados en los amdan al niño a reconceprualizar las si¡¡aciones
niños may'ores y los adolescentes. Sin embargo, provocadoras de ansiedad, ya sean problemas que
los niños más pequeños tienen dificultades fre- debe resolver o sinraciones que debe afrontar.
cuentes para obtener imágenes vívidas v para lo- Para facilitar al terapeuta y al niño la construc-
grar una relajación muscula¡ anugónica. Otras ción de esta plandlla de afrontamiento se dispone
estrategias, como el uso de imágenes apropiadas de diversos componentes cognitivo-conductua-
a la fase de desarrollo o de cuadernos suplemen- Ies: entrenamiento en relajación, imaginería, co-
tarios, pueden incrementar la eficacia de estos rrección de las tareas que suponen una mala
procedimienros enre los niños pequeños. adaptación, habilidades para resolver los proble-
En general. los nirlos -v los adolescentes ansio- mas v gestión de los elementos de refuerzo. Para
sos no permanecen el tiempo suficiente delante facilitar los progresos terapéuticos, los tempeutas
de los estírnulos ansiógenos para extinguirlos en utilizan l¡ lnodelación para el afi'ontanrieuto. re-
su entorno narural. Siguiendo la bibliografia so- pedciones del juego de rol, exposición in ti¡a .t'
bre el tratamiento de adultos (Barlow y Craske, una rel¿rción terapéuuc.r esn ech¿ con el nirfu.
1989), se han ideado inten enciones basadas en Los padres deben inlolucralse ilcdvarnenle en
la exposición para úatar una serie de uastornos todas las facetas del L atamiento y colaborar en el
de ansiedad en la infancia (March, i995). Como ploceso dc c¿lnbio. trliís rún, este pro(ram,r de
las conductas de huida y de evitación se refuer- traurniento, que se ha nlosü'ado eficaz (Kendall l
zan negativamente cuando cesa la ansiedad, los Sor"rthan.r-Gerow, 1996; I(endall v cols., 1997),
procedimientos basados en la exposición deben incorporrr un componente innor',tdor parl h pre-.
ofrecer ei estímulo relacionado con el miedo du- vcnción de l¿s recxídrs, durantc el cr:ril el niño
rante el tiempe suficiente y evita¡ a la vez, Ias ilsrime el papel de un experto Y procluce uu r'ídco
conductas de huida o de eütacfon pará que se eri- o ur.rrr cint.l de ¡utlio .dc tipo cornelci¡I,, p¡r,r
tinga h respuesta condicionada. A diferencia de c,rr:rbrrtil h.rnsierlrrd r cl nricdo.
la desensibilización sistemática, la presentaciór.r Descle el punto de .ist:r clúrico, cuanrlo ,rlq-ún
del esrímulo no se acompaña de una relajación ser querido qued¡.áuapado en los síntomas <1e ¡n-
muscular progresiva. Pára atenuar la ansiedad siedad del peqüeño, es frindarnental arud¡r ¡l
frente a los esdmulos fóbicos se recurre más bien nirlo a que aliente ¿ sus padres, por ejemplo. ri
a la exposición paulatina, imaginaria o directa, abandonar su p¿rdcipación en las esúateqias o ri-
de los estímulos ¡elacionados con el niiedo, pre- ru¿les de er.itación. Para verificar la hipótesis de
sentados en orden jerárqüco. En general, se que Ia incorporación de un componente de trilt¡-
considera que la exposición gradual, con el con- miento de la ansiedad familiar (TAF) refirerza la
sentimiento del niño, genera menos estrés al pa- eficacia terapéutica, Barrett y cols. (1996) crearon
ciente (v al terapeuta) y es p¡eferible; en princi- un programa fanriliar paralelo al *Cophry Cnt, ("el
pio, a las técnicas de carácte¡ más prescriptivo, gáto que se las lrregla 5616.) de I(endall, bastin-
sobre todo a la ir.ru¡dación. dose en est¿teqi¿s conductistas de intervención
Las inten.enciones cognitivas, cornbinadas farniliar que habían resultado eficaces en el tr¿t,l-
caii siempre con la exposición, también resultan miento de los ffastornos infaltojuverules extemt-
decisivas en la TCC en los niños y adolescen- lizadores. Una tez que el niño ha completado la
tes ansiosos. Kendall y cols. (1992) concibieron sesión respecdva con el terapeuta, aquél v sus pa-
un protocolo cognitivo-conductual eKenso para dres participan elr una sesión de T-\F con el tera-
muchachos ansiosos, que se centraba en úansmi- peuta. E! rasgo sobresaliente de este progrillrl es
tir capacidades de afiontamiento a los niños. A tlue tulenta el poc{er de los padres 1, de los niflos.
partir de la premisa según la cual los, niños ansio- cre¿ndo ul ..equipo de erpertos>> para superrrr \l
sos contemplan el mundo mediante una ..planti- dorninar la ansied¡d. Se entrena ¡ los padres en las
lla,, de amenaza, interrogación automática (p. ej., esurtegiirs de refuerzo, poniendo espect¡l hinca-
I
Capítulo 3i I Trastornos de ansiedad en niños y adolescentes 507

pié ur el refuerzo diferencial y en el rechazo siste- Acadenlr ol Child anc{ Adolescent Psychi,rt¡,,
rir¿tico de las queias o conductr alrsiost excesitrrs. 1997; Popper, 1993). Fuera clei trastolno obsc-
I¡s esoategras de uat¿miento de las condngen- sivo-compulsivo (L\'lrrrch v cols., 19954), se h;tn
ci¡s consti¡ur,en los métodos principales para re- rerlizrrdo muv pocos csrudios em¡rú'icos so[rrc lrr
r,:cir los conflictos y ¿nulentar la .:olabor¡ción v eticaci¿ v n'mcho nrenos solllc l:r inocuicl:rd clc
,:;orunicación entre la farnilia. Ader:.riís. se cn- frínr'¡cos concretos (l{lcin l Slomkorlski, I991);
::m a los padres en las capacidades de comu¡ric¿- el uso cie nulnerosos fárm¿rcos por 1r poblacirin
:ón v de resolución de los problerras. con objeto pedirítricrr sc ¡poy¡ iuricame¡rte en sLr populrrri-
ieque el equipo pued¡ solucionar mejor los tum- d¿d clínicrr (l(rrtcher y cols., 1995). L.n corrcrcto,
ms obstáculos. Los resultados preliminares indi- la urayoría dc lrrs investigaciones publicaclas hrr
(mque el tratamiento combinado surte más efec- consistido en ensayos ¿biertos o se li¡ realiz¡do
'o l reduce más las
tasas <ie recaídas que el rata- con poblacione: de prcientes poco clractelizrr-
:::;o individual das flenselr v cols., 199,1; IGzdin, 1997), por Io
Denuo de esta misma línea, algunos invesu- que resulta difícil s¿ber si esos fárn'r¡cos serían
¡do¡es han confirmado las bondades de Ia par- eficaces para las poblaciones clínic¿s h¡bituales
:liprrción familiar, bien ajustada, en el üattr- (Conr.rers y cols., 1994; March v Nbrno, 1998).
¡uuuo del üastouro obsesivo-compulsivo en Er-r lugar cle una revisión pormenorizldr clc
los y adolescentes (Knox y cols., 199ó;
niños los psicofárrnacos uúlizados para los trirstomos
\hrch y Mulle, 1998; Piacentini y cols., 1994). de ansiedad pediátricos, que tr¿rsciende el alcarr-
!n este caso, March (1998) propuso que las es- ce de este capínrlo (v las revisiones de Alle¡ v
:::¡qi¿s de extinciólr unilateral comportan in- cols., 1995; Iú'atochvil y cols., 1999; I(utcher v
onrenientes grares, como sucede cuando un cols., 1995), cr-r I;r tabla i 1-¿l se resumc el enfb-
riño con fobia escola¡ es der,-uelto, a la fuerza, al que general prra la prescripciór.r cle fiirmacos a
:r,tqio por uno de los padres: a) a menudo, los los lriños l adolescentes con rrnsiedad, ), en l¡ t¡-
::Jres no disponen de ninguna estrategia útil bla 3 1-5 se enLrmerln los fí::macos m¿ís utiliz-tr-
:r;ir controlar el malesur de su lijo; lt) la rela- dos plra estc fllr. D¿d¡ la auscnci¿r dc (lirtos enl-
.ión terapéutica se estopea; r) los síntomas que píricos sólidos que glíen la ordenación de los
hs pidres y los profesores no \-en tat.¡rpoco se tratlnrientos, )r mryoría dc los clínicc.rs qrrc
:r:ieen, y r/) aún peor, estas medidas no al,udan arienden ¡ uiiros y adolescentes con ¡r.rsieclrrd
i::; :l niño jnteriorice una estrategia raás pro- empezarií (o. al menos, debieran empez'.rr) con l';r
,=:.:¡.: par¿ irfronta[ ]os síntomas ¿rcnr¿tles \' TCC, qrLc h,r lccibiJr' nlucho lr,i* r¡:olo erl¡ri-
.,.:¡:c:Jl;enr(j run-rros de anSiedad. rico (Albano v Chorpit:r, 199i), \¡ contilru¡rrii colr
la interención farmacológica sólo cuando el ¡ra-
ciente no responda ensegxida a la TC(). Los ele-
. Farmacoterapia mentos que filvorecen la inten'ención ternprana
con fármacos comprentlen ll falta de disponibili-
Los reconocimiento de la ansie-
avancés en el dad de TCC, la preferencia del paciente y h pte-
üd en los niños y adolescentes (March y AIba- sencia de trastornos ¡soci¡dos graves v múl¡i-
:,. l996) han arrastrado. al mismo tiempo, una ples, o la ideación o conducta suicicla. I-rr coml¡i-
malor aplicación de los tratamientos farmaco- nación de TCC y medicación para nruchos pa-
..icos. en parte prestados de las esrategias que cientes con síntomas moderados o grar,es, posi-
se emplean frente a los trastornos parecidos de blemente induzca una remisión durirdera de los
hpoblación adulta (AJlen y cols., 1995).Alain- síntonas, ¿unque apenas ha1' pruebas empíricas
".ersil. si bien las intervenciones con psicofár- a favor de este aserto (March y cols., 1997b).
nacos son admitidas cada vez más como parte El uso de psicot¡opos en pediatría abre oüos
sencial del arsenal terapéutico para los niños y problemas que no se dan con la mayoría de los
rdolescentes ansiosos (Bernstein y cols., 1996), adultos. Por ejemplo, los niños no suelen acudir
:¡d¡vía no está claro el lugar exacto que ocupa por iniciativa propia a solicitar tratamiento. A ve-
I
hctrategia farmacológica aislada o combinada ces, los padres son ..obligados,, a buscar t¡at¡-
i
con las intervenciones psicosociales (A,rnerican miento parir sus hijos por la presión de la escuel¿ o

)
508 Parre 9X I rnnsronNos DEANSTEDAD EN poBLAC|ONES ESPECTALES

Tabla 3l-4 Método para la prescripción de los junto con la fin.na del consentimiento infbmrado,
fármacos psicotropos l¿ esociación de h r ncdrcrción con ierapiirs psico-
.oci¡1e., diligid¡s y urrr sLrper-\ isidñ currcicuzutll
Efectuar una evaluación basal amplia, que ¡ncluya escalas
son los factores que más veces conribu\:en a una
de evaluación y, sl procede, mediciones de laboratorio
er.olución favorable. L¿ comu¡icación arnistos¿ r'
Considerar cuidadosamente el tema del tratamiento dife-
coleqial con Ios pedi:ruas. rnédicos de flrr:lili,r ,
rencial para identificar posibles objetivos del tratamien
to farmacológlco distintos, si es posible, de los de la te- otros ¡rrofésionales que atienden al pequeño tam-
rapia psicosocial bién n-rejora el curlplir.niento. De maner,r análo-
Establecer la relación entre riesgo y benefic¡o de cada tra- sa. los pacientes y sus fan.riiias deben sab'er que no
tamiento y solicitar el consentimiento informado iodos los fárr¡acos está¡ indicados en todos los
Comenzar, en principio. por las estrategias farmacológicas casos, y que Ll \¡eces se requiere ur.r penodo empi-
menos cornplrcadas y arriesgadas rico c1c ¡trrreba pa::rt conocer el rtgcnte más valioso.
Defil os inoicadores de cdda domi'lio importante para Cuando los síntomas dei paciente no responden
rastrear mejor los posibles beneficios y efectos secun- o 1o hacen de forma parcial a I¿ f:anracoterapir ini-
darios ci,rl, el clinico debe leüs¡r si se Ir¡r iderufir'rdo
En la medida de lo posible, utilizar sólo un fármaco cada
correctarnente los objetivos del tratamiento v si
vez, a fin de minimizar la confusión durante el segui-
éste se ha aplicado apropiadamente. Por el contrti-
miento de la respuesta
rio, a veces hay que potenciar el tratamiento, por
Cuando se ajuste la medicación, evaluar tanto la relación
entre la dosis y la respuesta [intensidad] como entre el
ejempio, añadiendo terapia de conducta t'anilia¡
tiempo y la respuesta [relación temporalJ de ]a medica- incrementando la dosis o carnbiando de medica-
ción escogida para combatir el trastorno ps¡quiátrico ción (March y cols., 1997b). En casos raros, los pa-
del paciente cientes mejoran con una pauta farmacolóeica
Seguir un modelo de etapas terapéuticas, basado en combinada §Vilens y cols., 1995) (p. ej., un inhibi-
pruebas documentales («evidencia»), y definir el mo- dor de 1a recaptación de serotonina más ul antip-
mento para decidir si se ha producido el efecto benefi- sicótico, como risperidona) cuurdo el paciente con
cioso esperado y si el paciente necesita o precisa trata- un diagnóstico primario de trastorno obsesivo-
miento adicional compulsivo sufre, adenás, un trastorno esqüzotí-
pico de la personalidad o un o:astolno de dcs
(Nlarcl'r y cols., 1995a). Muchas r-eces sólo cábe es-
de los serwicios sociales. Los niños suelen temer perar una mejora parcial; una parte esencial de la
que se 1es etiquete como <<pacientes mentales,, terapéuüca v del proceso psicoeducatiyo radica en
por sus compañeros o por el resto de la familia, de separar 1a nrejolr¡ de la afectación residual dentro
modo que es muy importante averiguar el signifi- del conte\to de l¿ evolución naturál del tr'ástonlo.
cádo que tiene la medicación para el r-riño. Sin Los datos recogidos hasta l¿ fechr indicrrn que
embargo, la prescripción de fármacos denrro de Ias benzodiazepinas de alta potenciil puedelt colls-
un contexto rnédico, es decir, dentro de una er- tituil ur.r üatirniento inmedi¿to adecuado para
felmedad que produzca malestar al niño, de la una alnpiia q¿ma de síntomas de allsigdad anticl-
que éste desee librarse, mejora el cumplin-riento patoúa t¡ situacional. Pese r que los datos empíri-
terapéutico. La forma y el sabor del fármaco. así cos se.rn m¿ís Iimitados ftlera del trastorno obsesi-
' .no la vía de administración influyen en ei cum- vo-compulsivo, donde se dispone de infonl¡cióu
plimiento, sobre rodo de los niños pequeños. Si el sólid¿, Ios inhibidores selectivos de h rec..rpr,r-
coste del fármaco es prohibitrvo o si no se clispone ción de serotonin,r probablen.rente represenrrrn
de él en la localidad, quizá se interrumpa la farn'ra- 1os fiínlrcos de elección cnando se prer-é un
coterapia. Pese a la mukitud de métodos conoci- tr';ltonriento prolor)gado. Lr Lrrspiron.r consdnr-
dos prrra medir el cumplimiento, como 1a supelwi- ve un fárnrrco potenciallnente írtil plla cl tlas-
sión directa, los cuesdonarios, el recuento de Ios torro cle ansieried gener¡lizad¡. Sus efectos se-
comprimidos y el análisis de su concenrración en c,,¡ldarios rel¡tiv¿tmente beniqnos y la baja ca-
los líquidos corporales, ninguno es completamen- pacidad de adicción hacen de ella una modald¿d
te fiable. IJna buena alianza terapéutica, la expli- atractiva, sobre todo para la población ¡doles-
cación cuidadosa de los beneficios y de los riesgos cente con riesgo de abuso de sustarcias. El uso

)
Capítulo 3I I
Trastornos de ansiedad en niños y adolescentes 509

infrrr r o, Tabla 31-5 Medicación de uso común


apia.I r o-
r1 da
:l,t i Grupo lndicac¡ones
terapéutico Medicamento terapéuticas Comentarios
)t]. i lr te
rr ,,1 :i lllh b dor Citalopram Los IRS pueden ser útiles en todos Los IRS son fármacos de primera línea,
r,- t,I .¡ selectivo de Escitalopram* los trastornos de ansiedad, salvo con un amplio espectro de actividad
la recaptación Fluoxetina en la fob¡a específica sobre muchos trastornos del estado de
t; de serotonina Fluvoxamina ánimo y de ansiedad y con una acti-
i;-I TISRS] Paroxetina vidad slngular en elT0C; buena tole-
Seftralina rancia en comparación con los antide-
presivos tricíclicos

Antldepresivos lm ip ram in a Todos los trastornos de ansiedad, Fármacos de segunda línea, detrás
,I tricíclicos Nortriptilina salvo el TOC y la fobia específica de los ISRS; exigen vigilancia del ECG
Desipra m in a y pruebas de laboratorio; prollablemen-
li le no resulten ef,c¿ces en la depresión
Clomipramina Unico antidepresivo tricíclico utili- Uso después de dos o tres ensayos falli-
zado en el TOC dos con ISRS
.I -.
Brnzodiazepinas Alprazolam Ansiedad situacional y anticipatoria Preferiblemente para uso breve mientras
: Clonazepam de todos los trastornos de se aguarda el «efecto» del ISRS. La des-
( Lorazepam ansiedad rnl-,bicior \ d dependencia fr'iologica
a pueden resultar prolllemáticas
\ -rl
Oros fármacos B usp iroha Trastorno de ansiedad generalizada La lluspirona es un ansiolÍtico de amplio
Propranolol Fobla social especifica espectro: no resulta eficaz en el tras
Lorno de rrguslr¿ cor ago-. ou:¡ r

en e T0C; puede ser útil en sustitu-


ción de una llenzodiazepina, cuando
hay [iesgo de abuso de sL]stancias. El
l,' .ti proprano o y otros p-bloqueantes se
( \.-],: Lrtiiizan sobre todo para la ansiedad
la ante ia actuaclón inmediata en público
tl
I
i0C, lrastoino obsesivo compulsivo; ECG, electrocardiograma.
d r¡omento de la pubiicación no habÍa sido aprobado por la FDA en
'E$1efármaco ño está incluido en la edición original porque en el
i-i flrdos Unidos y, por tanto, no se había considerado su inclusión.

ll ' I t,rl
lc.d, ,rl.
CL . I. stlectrvo del propranoiol también a)¡uda a úatar Conclusión
lal. lli Inrsiedad ante Ia acruación de lot pacientes con
rtOS lobir social no generalizada. Los antidepresivos A pesrr de las linitaciones de la bibliografÍr
,1110 r. dchlicos y los antipsicóticos se evitarán en 1á de investigación sobre los resultados a hrgo plazo
,rfoi ,r ó' r,edida de lo posible, porqre no han demostrado de los pacientes tratádos en comparación con los
l:l lc2 tficacra v pueden causar efectos secundarios gra- no tratados, sobre la con-rbinación óptirl]a cle las
'q. Los demás fdrmacos rier're)'r unr inrportrrrcir terapiás coglritivo-conductuales 1. flrrlacoiógi-
nenor o nula; la combinación de diversos fár- cas, sobre la eficaci¿ en los distintos grupos cul-
t:l i :i ¿¡6. podría estrr justrficada anre pacienre. re- flrrales, etarios y raciales/émicos, y sobr:e los
sistentes ai tratamiento. En cadá caso se presta- procedimientos óptilnos de ev¡iuación, existe
Liiun¿ atención cuidadosa a la relación entre una ir.npresión generrl positiva acerca de los be-
dosrs y respuesta (dimensión de intensidad) y a neficios de la psicoterapia cognitivo-conducnral
,'ld los efectos del tiempo (dimensión ter-nporal) cor.r breve y, en mucho nenol n.redida, de los de la
ii-l: -
ú;eto r1e optimar el beneficro y minimizar los farmacoterapia en los tr¿stornos dc ansied¿rcl elr
rlso efectos secundarios. los niños y adolescentes. No obst?lnte, estos
510 Pa¡reix I rnnsronruosoEANS|EDAD EN P0BLACTONES ESPECTALES
5'12

ef-ectos beneficiosos inmediatos del üirtamiento (llrilcl¡c¡r ¡nd Adolesccnrs. Iirlited hv I¡rch -1. Nu" Marc
no necesarialnerrte se traducen en trra rlejor-:r York, Guilford, 1995, pp ltll-21| I

duladera en to(los los donljnios. Por eso, err este llernstein G¡\, Brirch¡rrlt Ctr,I, Pcrrvicn AR: ¡\nricn cljsorrlcrs l
momento, parece probable que Lr combinrción in chiltlron ¡ncl¡clolcscents: d rcvic§ ofthc p¡st l0 vr¡¡s. Marc
J A.m,\cad Chikl Adolcsc Psvchi¡tn -tj:I I IO II19, 199ó
de terapias psicosociales dirigidas, bien conro ta-
Birmrher B, Kletarp.rl S, Ilrent D, ct ¡l,Thc Screen for Ohikl
les o asociadas tr rnedicación psicotlopa y rrplica- Anxiety Rclrrcd linrotion¡l Disordcrs (SCARED): scrlc
I

das con pericia en el tiempo, repl'esente h base constructiorl irrT rl psvchonretric ch¡rec¡cristics. -J .\rrr
I

Marc
mtís plnsible para que los niños r' ¡dolescentes Ac¡d Chiid .\dolcsc l)¡,chiatry 36:5.15-5 5 i. I 997 I
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510 TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN POBLACIONES ESPECIALES
512

ef-ectos benefi ciosos inurediatos del tr¿rtzrmiento Chilrlrcn and Adolescents. liditcrl bv I'l¡rch.l. \err .\'t¡ TC
no necesariAmentc se traducen e:r n:rt rrrejor:r York, Guilfo¡rl, 1995, pp l8l-? I I
duradera en todos los dominios. Por eso, eu este Ilerns¡eiu (lr\, Bolchr¡rdt CNI, Pcrrvicn:\R: ¡\nxictv disordcn
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