Está en la página 1de 5

Cuentos Araucanos.

La Gente de la Tierra

Autor: Alicia Morel

1. La Gente de la tierra (Leyenda sobre el origen de la raza mapuche).

Las abuelas cuentas que la fuerza y la astucia la sacaron de los pumas y los zorros. La leyenda dice
que un indio llevó a sus hijos (niña y niño) a buscar piñones a la montaña. Los niños celebraban
cada estallido de piñones que caían como lluvia. EL padre les dijo que eran regalo de los espíritus
protectores. De pronto cae una tormenta y se lleva al papá y a los animales arrastrados por el
agua, porque no alcanzaron a subir a una roca. Llevaban muchos días y noches de diluvio hasta
que una noche choca con la roca un gran árbol. Se suben a éste y ven que iban animales en él. Ven
una zorra (chilla se llama por su forma de aullar) y un puma que entre ellas deciden subir de
categoría y adoptar a los niños. Les dan de su leche. Construyeron una ruca en el árbol con la
puerta al oriente y salida por el poniente, porque respetan los puntos cardinales y tienen el 4
como número sagrado. El hacedor de lluvias se cansó y paró. El árbol se enterró en el barro y el
puma y el zorro le pusieron Manque (cóndor) al niño y Melipal (cruz del sur) a la niña. Ellos los
alimentaron hasta la primavera. Aprendieron a cazar, a pelear y defenderse, Chilla le enseñó a
sonreír siempre frente al enemigo, pero si hay que atacar debe brillar la furia en los ojos y en el
cuerpo. El puma le enseñó tácticas de guerra. Chilla la astucia de la diplomacia. En primavera
dejaron de tomar leche y comieron hierbas y raíces, peces y aves, huevos y animales y mañas para
cazarlos. Una vez bien entrenados los niños preguntan si pueden tener amigos. Les dicen que sí, es
importante tener aliados. EL puma les dijo que hay que oler bien a los recién conocidos antes de
llamarlos amigos. Chilla dijo que conviene más oír que hablar. Los amigos son como hermanos
nadie superior al otro. Ahí se dieron cuenta que debían dejar a los niños. Salieron al despuntar el
alba y les dicen: Ahora en adelante son la “gente de la tierra”, en la sangre llevan la fuerza y
valentía del puma, será un pacto entre mapuches y pumas. La astucia del zorro en la sangre y
mirarán con simpatía a zorros, porque la leche de una zorra los alimentó y fue su madre. Se
abrazaron y despidieron. Caminaron mucho hasta valles fértiles encontrando más niños
rescatados, unos por delfines. Así formaron tribus y fueron los más valientes y astutos y nadie los
pudo vencer, contando esta historia a sus hijos y convirtiéndose en leyenda.

2. Leyenda de las Lamparitas

En una caverna cerca del cráter de un volcán vivía el Gran Brujo, atormentado por malo. Era el que
sembraba la mala suerte, aunque él no fuera. Le daban chicha (mudai)

De noche bajaba y prendía miles de lamparitas rojas con el fuego del volcán para no perder el
camino de vuelta. Bebía y veía chicha mientras caminaba para olvidar sus maldades. Borracho no
hacía daño, haciendo reír hasta a los niños cuando despertaban, lo que alegraba al brujo. Pensaba
porque nació malo, su madre serpiente y su padre diablo, no podía si no ser brujo. Y decía, pero
nací bueno y lloraba y volvía a casa. Las luces al estar borracho, quedaban encendidas hasta que
en invierno la lluvia las apagaba y dormía en el volcán al no tener guía. Con el tiempo se puso
tonto y malo. Tonto malo y poderoso. Un año el invierno se alargó y no pudo encender lámparas y
se acababa su vino, furioso. Su amigo gigante Cheruve, lanzaba lava y agua hirviendo y secuestraba
niñas pequeñas para comérselas. Por fin llegó el buen tiempo y había muchas lamparitas, pero

1
poca bebida y se vengó metiendo los dedos en las siembras de papas pudriéndolas. Se reunieron
para ver qué hacer. Los jóvenes querían dejarle mudai en matorrales y pegarle, pero les daba
miedo las represalias. El de mediana edad dijo dejarle algo amargo, pero tenían miedo que
vengase y robara animales o niños. El anciano dijo que se juntaran todos incluso animales y
espíritus buenos de la selva. Y entre todos echarlo. Todos estuvieron de acuerdo. Hablaron con el
guanaco, el puma, el delfín y águila blanca. Los de la selva con los espíritus del bosque. El espíritu
del canelo aconsejó lo más sabio, dejarlo sin sus lamparitas. Pensaron en emborracharlo y
apagarle las lámparas, hicieron mucho mudai. El brujo con el olor a mudai pensó en bajar y le pidió
una tea al cheruve a cambio de una indiecita, porque necesitaba mucha luz por la borrachera. Bajó
a las rucas y bebió y bebió y mientras iba por el bosque y se olvidó de la indiecita para cheruve, los
espíritus y animales e indios le escondían las luces. Volvió al volcán a duras penas, ni pudiendo
bajar más, cheruve nunca más le prestó una tea por no llevarle una indiecita. Todos los años esas
luces vuelven a iluminar, son los copihues que cuelgan de las ramas.

3. Las dos serpientes de la tierra del sur.

Cuando Chile solo era mapuche, vivían dos serpientes una mala Cai Cai que dormía en el fondo del
mar en una caverna. La buena se llamaba Tren Tren y habitaba las montañas más altas de la
cordillera. Cada año hacían ofrenda a Cai Cai de las mejores cosechas y animales. Un día lanzaron
un venadito regalón, su pudú del indiecito Maitú. Este lloraba y lloraba haciendo enojar a todos,
porque podía enojarse Cai Cai. El niño calmó sus lágrimas y vio que el pudú nadaba mejor que los
delfines. Maitú esperó que todos se fueran y rescató a su pudú. De repente despierta Cai Cai con
un hambre feroz, con ganas de comer pudú (eso creyó Maitú), todos huyeron de los rugidos y
agua hacia las montañas pidiendo ayuda a Tren Tren. Cai Cai se iba adentrando sobre las olas
entre los cerros, a cada hombre que tocaba con la lengua se convertía en piedra y a los animales
en peces. Llegaron hasta Tren Tren pero dormía porque tenía el estómago lleno de guanacos, no
despertaba con nada. Cai Cai quería matar a Tren Tren, Maitú tiritaba de susto y el pudú sentía el
tiritón y todos los demás temblablan. De repente una niña de nombre Rayén, aburrida de sentir
miedo se pone frente a un ojo de Tren Tren y se ríe de sus morisquetas despertándola y
haciéndola reír también. De furia Cai Cai cae por las montañas. Enojada vuelve Cai Cai más furiosa,
rompiendo la tierra en islas. Tre Tren se levanta cayendo todos, entre ellos Rayén y Maitú que
quedaron separados por el pudú, y se hicieron amigos. Cai Cai arrastraba agua y Tren Tren
empujaba el techo de la caverna cada vez hasta casi llegar al sol, al pasar esto Cai Cai cayó con sus
servidores pillanes y quedaron aturdidos por miles de años. Tren Tren satisfecha se echa a dormir.
Demoró muchas lunas que bajara el agua, sembraban y esperaban hasta que bajarons a sus
llanuras. Desde entonces ambas duermes, una en las montañas, la otra en el fondo del mar,
cuando tiene pesadillas se forma una isla i se estremece la tierra. Esta leyenda representa los
cataclismos y formación de las montañas.

2
4. El pequeño Zorro Hambriento.

Había un zorro que vivía cerca de un lago, pero le costaba pillar a los animales que habitaban en el,
incluso caía al agua por la astucia de ellas, enojándose porque creía que se reían. Por lo mismo
decidió salir a cazar caminando por varias noches. Algunos días solo comía cucarachos. Un día
cerca de la laguna escuchó un ruido. El zorro preguntó quién era, el respondió lo mismo, le dijo
que se fueron todos los animales con el ruido. El zorro le dio vergüenza contarle que comía
cucarachos, él le pregunta si come sapos, el zorro dijo que no, y salió de su escondite un feo sapo.
EL sapo dijo que tenía esa tremenda voz en compensación por su aspecto feo y gelatinoso.
Decidieron ser amigos, el sapo de le decía que el zorro come patos y los patos se lo comen a él. El
sapo le dijo que al espantar a los patos él está a salvo. Al zorro se le ocurrió pedirle la voz al sapo y
así comer animales y salvarlos durante días del acecho de ellos, el sapo quedó en pensarlo. En la
noche el zorro no encontraba el sapo pensando en lo peor, hasta que lo encuentra, el sapo le dijo
que si, ya que había pasado mucho peligro. El sapo le hizo abrir el hocico dándole su voz. El zorro
de dio un gran banquete y el sapo descansó tranquilo. A la noche siguiente el sapo le pide su voz
de vuelta y el zorro le dice que quedan muchos patos aun, que le deje la voz una noche más. Y así
pasaron las noches sin devolverle su voz al sapo. El zorro inventaba que no sabía cómo hacerlo,
hasta que una noche no vio al sapo ni las siguientes noches tampoco. El zorro estaba gordo y de
piel brillante. Al no verlo más pensó si por error se lo había comido, entonces el zorro cazaba y
cazaba con más ganas en venganza, sintiendo el zorro ser el dueño ya de la voz fuerte del sapo. Sin
embargo, dicen que lo sapos guardan rencor a los zorros por robarles la voz para engañar a sus
víctimas.

5. Cuando el sol y la luna olvidaron la tierra.

La luna y el sol estaban tan felices que olvidaron iluminar a los mapuches. Habiendo solo
oscuridad, nubes y lluvias. Llovió tanto que todo se llenó de agua quedando solo las puntas de las
montañas donde indios y animales se refugiaban. Los jefes iban corriendo la voz para que subieran
a las cimas con sus animales. Hasta que el toqui Pangal que era fuerte como un puma, reunió a sus
guerreros y familias y les dijo que debían hacer una gran fogata para que alumbre y el sol y la luna
se den cuenta. Todos empezaron a recoger ramas y troncos. La encendieron y les pareció ver el
sol, haciendo danzas y fiestas. Las demás tribus imitaron la idea y parecían estrellas. Aprendieron a
hacerse señas y canoas ahuecando los coihues, y se visitaron Pangal, fuerte cómo un león y Antú
que se llamaba como el sol y conversaron por mucho. Viendo que nada resultaba y no podían
sembrar ni animales cazar. Mientras tanto sol y luna jugaban en su palacio. Pangal tenía un hijo
Yeumen que significa Valiente y Antú una hija Licán que significa piedra y se hicieron muy amigos.
Yeumen tenía un pudú y Licán una vizcacha. Un día se le escapó el pudú montaña arriba, después
pasó lo mismo con la vizcacha y la indiecita recordó el sendero que llega hasta la luna, pensaron
en decirle que les alumbre a encontrar sus animalitos que le dan abrigo del frío y partieron.
Subieron tanto que vieron nubes y estrellas. El pudú había saltado hacia la luna en busca de
refugio, vio la luna que dos niñitos la llamaban, ella creyendo que eran ciervos, les dice que si
quieren saltar en sus llanura. Ellos serios le dicen que son niños. Los niños le contaron que viven a
oscuras con lluvias, y le piden ayuda para que alumbre. La luna dice que debe pedirle permiso a su

3
esposo el sol porque él le da la luz. Ellos le cuentan las calamidades. Los niños le ofrecieron el
pudú y la vizcacha a cambio de luz, la luna decidió bajar compadecida. Pero la lluvia enfrió a la luna
desde ese entonces. Pangal y Antú cuidaron a la luna y pensaron que el sol la iba a perdonar por
perder la luz y enfriarse. Los niños le contaron todo lo que sucedió. Los asteroides rojo y azul
fueron a despertar al sol para contarle, este preocupado y furioso decide bajar a buscarla,
mientras el asteroide rojo limpiaba el palacio del sol, el azul el de la luna. Los mapuches le dejaban
ofrendas a la luna en agradecimiento y ella pedía que si veían al sol lo saludaran de su parte. Antú
y Pangal decidieron plantar maíz. EL sol llegó y al ver a la luna fría quiso vengarse, pero la luna le
dijo que ella vino porque quiso y mirara lo hermoso de la tierra, como florecen las flores con su
luz, desde ese entonces e sol ilumina el día y la luna con su fría luz cobija un pudú y una vizcacha
que juegan.

6. El espíritu del lago.

Todos los lagos, aguas y ríos tienen dueños. El espíritu del lago, de nombre Millacol (agua de oro)
se enamora de Imahue (cañaveral), la hija del cacique Lemunao. Lemunao iba al lago a epscar, en
ofrenda vertía mudai y luego de la abundante pesca le dejaba una flor. Les prohibía a las mujeres ir
al lago para que no la secuestrara el genio del lago. La hija Imahue, le cantaba canciones a su
padre de hazañas de sus ancestros que eran estrellas que iluminaban el cielo. Además, ella tocaba
las flautas de caña. Millacol al oir esos cantos quiso tenerla de esclava e hizo tempestades para
agitar las aguas, hasta que la machi hizo una rogativa. Y lemunao, pese a advertencias volvió a
pescar. Una vez llenas varias cestas, se le aparece Millacol y le dice que quiere a su hija a cambio
de siempre tener peces en su mesa, lemunao le dice que ella no es digna de él, pero Millacol le
dice que la quiere por la voz. Él le dice que le de tres días para pensarlo. Se junta con la machi y los
lugareños y la machi se da cuenta que deben huir a las montañas, cuando huían, el lago extendió
sus aguas y convirtieron en cañaveral a Imahue y en frondosos arbustos al resto. Millacol al oir los
sonidos de las plantas decidió sumergirse de nuevo. Convirtiéndose en un hermoso campo los
mapuches.

7. Piñoncito

En una quebrada vivían una pareja que ayudaba en lo que podían a los demás, él se dedicaba al
ganado y ella vendía tortillas. Siempre se lamentaban porque querían tener hijos. La mujer
alimentaba a la cabra de nombre Blanquita, ve aun viejo caminando y decide llamarlo a pasar al
rancho. Ella compadecida, porque había caminado mucho y apenas comidos piñones, le da comida
y le regala dos tortillas calientitas para el camino. El agradecido y sin dinero, le regala un piñón
diciéndole que será el padrino de su hijo, ella le cuenta a su marido. Ella con el tiempo queda
embarazada y tiene un hijo pequeñito que llamaban Piñoncito. Piñoncito no crecía preocupando a
sus padres, pero era muy inteligente. Un día la mamá salió y le dijo que no saliera, pero no hizo
caso, iba por peñazos hasta que caer una lluvia, él decide esconderse debajo de un hongo. De
pronto unos arrieros iban pasando y cogen la callampa, llegan a una cueva y ponen a asar carne y
la callampa, Piñoncito con el fuego grita que se quema, los arrieros escucharon y uno de ellos la
cogió y se la trató de comer, mordiendo piñoncito sus labios. El arriero enojado lanza la callampa

4
donde las mulas y una se la come con él, cayendo a la barriga de ésta. Los arrieros emprendieron
de nueva la caminata y la mula que se tragó a Piñoncito, le dio casquillas el vientre y expulsó a
piñoncito por las fecas, luego un pájaro agarra a piñoncito y queda en el nido, él se alimentaba de
li que traía el pájaro, hasta que nacieron los polluelos. Un día iba una culebra al nido y Piñoncito
preocupado de sus nuevos hermanos. De sus ropas sacó una aguja y cuando se acercó la culebra y
sacó la lengua para agarrar un pichón, Piñoncito le atravesó la lengua con la aguja, cayendo la
culebra por los peñascos. La madre pájaro vio todo y en agradecimiento lo llevó de vuelta a su
aldea y le regaló un hueso de gigantes para que se lo frotara. En su casa se lo frota creciendo.
Piñoncito le cuenta sus aventuras a su mamá y luego de generación en generación.

8. El zorro y el cangrejo.

Había una vez un zorro muy viejo y diablo, bueno para las apuestas. Una tarde para vanagloriarse
decide buscar a alguien para hacerle una apuesta y ganarle. Encontró a un cucaracho, pero no le
dio bola. Luego un sapo que sabía de las tretas del zorro, tampoco quiso apostar con él. Caminó
hasta la orilla del mar y vio a un cangrejo que caminaba hacia atrás, al verlo le causó gracia Le
apostó quien llegaba primero a la cima de un cerro, apostaron y el zorro rápido iba subiendo y se
creía ganador, incluso comió unos huevos de un nido, comiendo frutas, pensando que jamás lo
alcanzará. Siguió trepando y decidió esperar a que llegue el cangrejo presumido. Se quedó
dormitando hasta que el cangrejo lo despierta y le dice al zorro que se aburrió de esperarlo. El
zorro le dice que no vale la apuesta porque él tenía hambre y sed. Lo que no vio, fue que el
cangrejo tenía pelos de la cola del zorro y deciden apostar quien baja primero, pero el cangrejo le
dice que quiere descansar primero, el zorro espera. Parte la carrera y no se da cuenta el zorro que
de nuevo el cangrejo se agarra de su cola. Llega al mar el zorro en una roca, y salta el cangrejo y le
dice que hace rato llegó que está viejo. EL zorro furioso muestra sus poco dientes y el cangrejo lo
pincha con sus tenazas y el zorro cae el agua y el cangrejo feliz de ser más astuto que el zorro.

También podría gustarte