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El ojo humano es capaz de distinguir una enorme variedad de colores, por medio de la visión
cromática, simplificándose en un sistema de tres colores primarios: rojo, verde y azul. Este sistema
se forma a través de los tres tipos de células (conos) presentes en la retina central; en la retina
periférica se encuentran los bastones, capaces de la visión en blanco y negro.
Los conos son los responsables de discernir una enorme gama de colores, aproximadamente 7
millones de colores diferentes. La mayor parte de estos conos, entre 6 y 7 millones, se encuentran
en la macula (porción de la retina de 6 milímetros de diámetro y un ángulo visual de 15 a 18
grados), dentro de esta área existe una zona llamada fóvea o fóvea centralis (1 a 1.5 milímetros de
diámetro) donde se concentra la mayor parte de los conos y es la zona que nos provee la mayor
nitidez.
Cada célula fotorreceptora, tanto conos como bastones, contienen un pigmento característico que
le permite absorber luz en distintas proporciones dentro del espectro lumínico, pudiéndose
caracterizar su absorción por medio de una curva. Según la zona del espectro donde estas células
son más eficientes, se las puede clasificar en conos de onda corta (con mayor eficiencia hacia
430nm), media (con mayor eficiencia hacia los 530nm) y larga (con mayor eficiencia hacia los
560nm).
Los bastones, propios de la retina periférica, no aportan a la visión de los colores y cuya función
está más relacionada a la visión en condiciones de baja intensidad luminosa, tienen su mayor
eficiencia hacia los 510nm.
Figura 1: Valenzuela Gutiérrez, M.
2008. “Anomalías en la visión del color”. Ittakus. España
Cuando la luz llega a la retina, se produce la excitación de las células fotorreceptoras, las cuales
convierten estos estímulos luminosos en impulsos eléctricos que se transmiten al cerebro a través
de la vía óptica. Así, el color que percibimos, se debe a un proceso que involucra a los distintos
fotoreceptores, la absorción de luz visible de cada uno de ellos, la transmisión de la señal al
cerebro y la interpretación cerebral de estos estímulos.
Dentro de las alteraciones en la visión de los colores, se diferencian las alteraciones congénitas y
las alteraciones adquiridas por patologías asociadas como cataratas, degeneración macular,
retinopatía diabética, neuritis óptica, retinosis pigmentaria y glaucoma; también existen las
adquiridas por toxicidad como el consumo de fármacos o sustancias tóxicas.
En las alteraciones congénitas, la anomalía se encuentra presente en los conos de la retina. Las
personas que presenten diferencias en los conos funcionales tanto de onda corta media o larga,
manifestarán dificultades para percibir ciertos colores.
Monocromatopsia: presenta un solo tipo de cono funcional, por tanto no tienen capacidad para
percibir colores, solo ven en escala de grises. Se diferencian dos tipos:
Monocromatimo de conos: presentan ceguera completa a los colores y en algunos casos
baja agudeza visual.
Protanopia: confunden el rojo y el verde entre si, y el rojo y verde azulado con el gris.
Deuteranopia: confunden el rojo y el verde entre si, y el rojo púrpura y el verde con el gris.
Tricromatas anómalos: presentan tres tipos de conos funcionales pero se caracterizan por
utilizar cantidades desproporcionadas de uno de ellos. Dentro de esta anomalía podemos
diferenciar tres tipos:
Existen filtros oftálmicos con control espectrofotométrico que ayudan a las personas que
presentan este tipo de alteraciones, sea congénitas o adquiridas, permitiendo mejorar el contraste
cromático y así poder discriminar los colores; muchas personas incluso presentan fotofobia y
deslumbramiento por la luz, lo cual el uso de filtros ayuda a mejorar el confort.
Los filtros oftálmicos con control espectrofotométrico tienen una absorción selectiva de la longitud
de onda, despreciando y filtrando las longitudes de onda indeseadas y dañinas, y transmitiendo las
longitudes de onda deseadas especificas para cada patología ocular.
Hay una gran variedad de filtros dependiendo no solo de la patología que presenta el paciente,
sino también del contexto en el cual se utilizará dicho filtro. Se diferencian filtros para uso en baja
intensidad luminosa o alta intensidad luminosa, pudiendo ser incluso fotocromáticos y/o
polarizados.
Es importante que el paciente pruebe los distintos filtros con la luz adecuada y en el ambiente
donde lo utilizará, ya que cada persona presenta una sensibilidad diferente a la luz.
Así, si bien estos lentes no van a lograr que un paciente con visión cromática alterada logre ver
como un tricrómata normal, sí van a permitir, en un alto porcentaje de casos, mejorar la
percepción de ciertos colores y contrastes.
Figura 2: Enchroma
– http://enchroma.com/
Existen diferentes test que permiten identificar y cuantificar el tipo de alteración cromática, como
el Test de Ishihara, Test de Farnsworth-Munsell 100 Hue y Test de Farnsworth- Lantern. Estos test
se basan fundamentalmente en la sensibilidad al contraste para discriminar los diferentes colores
presentes. Si bien estos test permiten conocer cuáles son los colores que el paciente tiende a
confundir, no todos los filtros son aptos para aprobar dichos test.