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MAESTRO DE LENGUA CASTELLANA EN EDUCACIÓN MEDIA

“UN MAESTRO POR EXCELENCIA”

ESTUDIANTE:
ESTEFANNY GUERRERO MUÑOZ

DOCENTE:
ADRIANA HOYOS

PRACTICA DE OBSERVACIÓN III


INSTITUTO DE EDUCACIÓN A DISTANCIA (IDEAD)
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
2022
MAESTRO POR EXCELENCIA

Admirable e inspirador es aquel hombre que Siembra sin mirar la tierra donde cae el grano,
No juzga ni reprende, es oidor de desventuras y héroe en muchos relatos, aquel que lucha y
se muestra fuerte al mundo sin dejar de ser un formidable y extraordinario sembrador de fe.

Un maestro que desde su valor cristiano me permitió ser yo misma, sin prejuicios ni
estereotipos, me incitó a actuar de marera consciente sin dejar de disfrutar lo que era
importante para mí, con un carácter afable y divertido logro conquistar mi alma, enseñarme
el valor de la vida y deleitarme al conocer el mundo entero entre páginas y esbozos de
diversos autores. Él, capaz de transformar mundos y crear sueños sencillamente no pasó
desapercibido, marco mi adolescencia y me guio a ser lo que soy hoy, me dio seguridad y
amor propio.

Su compromiso ha sido siempre dar luz al deseo del conocimiento, impartir de sabiduría y
formar desde lo humano para dar desde la reflexión y curiosidad a lo desconocido, un
criterio, una perspectiva, un horizonte a través del cual navegar.

En el aula de clase es artífice de la excelencia y revolucionario de la palabra, cuando


expresa un ideal contextualiza la naturaleza de su oficio, ilustrar personas autónomas, libres
y solidarias en el contexto critico de la realidad social. Él posee un poder discursivo
realmente extraordinario cuando habla el mundo entero se detiene y nos inunda de gran
emoción. Su apuesta lúdica integra lo experiencial, emocional, intelectual y cognitivo pues
al expresarse, sus movimientos, su entonación todo asemeja perfección y desde un punto de
partida para desarrollar nuestro propio lenguaje.

Mientras que algunos maestros trabajan diariamente para enseñar lo que el currículo plantea
bajo las metodologías que allí se implantan, él educa desde su pedagogía para enfrentar las
adversidades del mundo moderno dotándonos de las herramientas necesarias para aprender
de la vida y guiándonos a la maduración de una fe previamente suscitada por su testimonio
de vida.

Apoya nuestros sueños, nuestras habilidades, la creatividad y el desarrollo de nuestra


personalidad, nos enseña a amar el aprendizaje, verlo como una oportunidad intelectual
única donde podemos crear nuestras propias realidades y explorarlas en el margen de lo
crítico e investigativo.

Él es Herson Cifuentes, un licenciado de legua Castellana que me enseño el valor de la


lectura, la escritura, y la fotografía como arte transformadora, me alentó a creer en mí, en
mis capacidades, ver el potencial que llevo dentro para crear mundos adversos y superar las
problemáticas que me rodean, pues antes de ello solo se trataba de una tarea más dentro del
contexto educativo, una obligación para ser alguien y hoy es lo que me llena el alma de
regocijo al saber que los errores me hacen fuerte y que el éxito es el premio al esfuerzo, la
dedicación y la disciplina que he tenido en mi formación personal.
Él siempre repetía que el ser maestro era más que inculcar respuestas e imponer
repeticiones, conceptuales de fórmulas y datos. ¡la labor de ser maestro en contexto de
educar es más bien orientarlos a ustedes como ejes de la sociedad futura en la creación, la
investigación y el descubrimiento que surgen tras cuestionar constantemente la realidad, las
problemáticas que inundan nuestro día a día! Respondiendo así cuando le preguntábamos
por qué no era como el demás docente de la planta educativa. Para mi maestro de lenguaje
ser maestro en cualquier área de la institución era formar individuos críticos, autoritarios,
innovadores, trabajadores y de sentimientos nobles sin dejar de lado claro está, el
aprendizaje necesario por cada nivel formativo, es decir cumpliendo siempre con el
currículo, pero desde su metodología.
En su clase la falta más grande era no cometer un solo error, pues de cada equivocación el
hallaba la forma cómica de generar reflexión, aprendíamos de nuestros propios fallos y
gozábamos de gran libertad de expresión, no existía el temor ni la vergüenza, el precisaba
que el ser maestro no era cuestión de encontrar las fallas y juzgar sobre ellas, calificar o
reprender, si no saber que la vida es un chiste mal contado y que de las dificultades se
obtienen grandes resultados.
Él era mi asesor de grupo, mi maestro de lenguaje, un amigo, un muy buen compañero. Ya
hace 6 años fue la primera vez que lo vi y es un recuerdo muy grato. En aquel entonces
tenía 14 años de edad y eran tiempos difíciles, muchas situaciones invadían mi mente, me
frustraban y horrorizaban, existía mucha presión en mi interior, mis padres no se entendían
muy bien, mi hermano aún era muy pequeño y me exigían gran responsabilidad sobre él,
eso complicaba mucho mi situación, pues yo anhelaba ser como los demás chicos de mi
edad, salir, vivir nuevas experiencias, conocer otros lugares otras personas, pero nunca
había lugar para ello, mis padres nunca estaban presentes y tenía que cumplir con las
responsabilidades del hogar y estar al tanto de mi hermano para que no le faltase nada. No
me sentía preparada para cambios tan drásticos, me sentía sola y por intentar encajar
muchas veces cometía errores que adolecían aun más a mi madre estando lejos. En otros
instantes me culpabilizaba de todo lo malo que sucedía, pero era en ese momento cuando
llegaba mi maestro, el único que se intuía que algo no andaba muy bien, me escuchaba,
orientaba y me contextualizaba en otro momento, otro lugar y con otras personas para alejar
de mis esos oscuros ratos.
Algo que me hacía realmente feliz era asistir a clases y conseguir los mejores resultados,
estar allí y sentir la satisfacción de lograr lo que me proponía desde el inicio me regocijaba,
despejaba mi mente de todo lo que pasaba alrededor y me fortalecía intelectualmente que
era lo más relevante. En clase solíamos trabajar en grupo y sustentar individual, no existía
lo que común mente llámanos evaluación escrita o Quiz, si había valoraciones,
calificaciones y observaciones, pero el enfoque principal lo teníamos en el desarrollo de
actividades dinámicas como Foros, charlas, juegos, lecturas, cine, talleres que eran lo mas
cercano a una clase normal, de las que teníamos con los demás maestros para ser precisa.
Yo estaba en el grado noveno y en pocas palabras no sabia leer o por decirlo de una forma
menos complicada, no le daba el valor que merecía el arte de leer y escribir, no leía con
sentido ni reflexión, no infería, no interpretaba en absoluto, me resultaba algo tedioso
leerme un libro completo, me daba o sueño, malestar o me dolía la cabeza de solo ver tantas
letras juntas y bueno, ¡se supone que a este nivel es una de las habilidades más trabajadas!
algo que el alumno debe dominar en su totalidad por ser una de las bases fundamentales de
las demás áreas del conocimiento, pero pues a mí no me había ido muy bien con el ejercicio
de lectura en años anteriores. Donde si leía, lo hacia de manera muy literal y perdía
muchísima información.
Lo más curioso fue que bastó con unas cuantas clases donde contextualizamos algo de
historia sobre cambiados el lenguaje hasta nuestros días y algunas de sus repercusiones
para nivelar mis capacidades lectoras, hicimos lectura comprensiva, platicamos sobre las
eventualidades más sobresalientes en la historia, realizamos un debate donde soportábamos
lo leído y además realizamos algunos ejercicios de escritura donde quedé realmente
impresionada por que nunca me imaginé que lo fuera a disfrutar tanto como aquella vez
tras haber obtenido mis primeras bases para realizar diferentes tipos de escritos, entre ellos
los ensayos y las crónicas, mis favoritos.
Con el tiempo, casi a mitad del ciclo escolar, llego la hora de evidenciar nuestro potencial
de lectura, después de largas actividades y didácticas planteadas. Se trataba de la lectura de
un libro cuya trama corría desde nuestras propias vivencias, su nombre es Buscando Alaska
una novela de la autoría de John Green un escritor estadounidense de literatura juvenil,
Autor también del muy reconocido libro Bajo la misma estrella y Ciudades de papel, libros
que hoy por hoy cuentan ya con su representación en el cine.
Son novelas cortas pero muy trascendentales, dicientes si las lees en el momento y el lugar
más apropiado, lo que me sucedió a mi en esos días, con tantas cosas en la mente halle un
personaje cuya vida se limitaba a la satisfacción de otros y no vivía, pero que con el tiempo
liberado de todas esas ataduras empezó a vivir todo lo que yo en mi vida anhelaba, pero no
mera posible, yo vivía la vida que soñaba desde los relatos de aquella gran obra que marco
mi inicio a lo que hoy soy, estudiante de literatura y lengua castellana. Todo gracias al
maestro que por excelencia se convirtió en el transformador de mis horizontes.

¡Maestro por excelencia por que siempre llevaba consigo un chaleco con la designa “POR
QUE SOY UN MAESTRO EXCELENTE”!

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