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Actividad N° 5 – 4to de Sec.

EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS


PROPÓSITO: En esta sesión reflexionaremos en el Sacramento de la Penitencia, bálsamo para
las heridas del pecado en el caminar del cristiano.
El sacramento de la unción de los enfermos es un sacramento de curación, el cual es un regalo
de Dios que ayuda a sanar y purificar el espíritu de quien lo recibe. A través de él, se pide al
Señor, la salud del cuerpo, del alma y del espíritu del cristiano que pasa por una grave
enfermedad o vejez avanzada. Asimismo, al recibir la unción bien dispuesto y en gracia, si es la
voluntad de Dios, puede obtenerse, incluso, la curación o la salud que necesita el enfermo.
La Iglesia lo define así: “La gracia primera de este sacramento es una gracia de consuelo, de
paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave o de la
fragilidad de la vejez. […] Esta asistencia del Señor, por la fuerza de su Espíritu, quiere
conducir al enfermo a la curación del alma, pero también a la del cuerpo, si tal es la voluntad
de Dios” (CEC 1520).
Este sacramento sólo puede ser administrado por el obispo o el sacerdote, quien ungirá con
aceite consagrado en la frente y en las palmas de las manos, pronunciando a su vez las
palabras: “Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la
gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte
en tu enfermedad” (CIC, can. 847, §1).
Ahora bien, no se debe pensar que este signo sacramental está reservado solamente para quienes
estén cerca de la muerte, sino que también pueden recibirlo aquellos que sean conscientes y que,
por voluntad propia, consideren necesario recibirlo en caso de grave enfermedad. De tal modo
que, si un fiel está en peligro de muerte, está sufriendo una grave enfermedad, pasa por avanzad
edad o recibirá una operación delicada, puede solicitar que se le administre dicho sacramento.
No hay un límite de veces para poder recibir este sacramento, sino que puede recibirse las veces
que sean necesarias, siempre y cuando se encuentre en peligro de muerte, pase por momentos de
debilidad en la salud, o bien, las personas con edad avanzada.  
Así que resulta conveniente no esperar hasta el último momento para poder recibir este
sacramento, ya que su fin no es alcanzar milagros, sino preparar espiritualmente a quien lo
recibe. Además, es importante decir que este sacramento, como todo otro sacramento, es de
vivos; es decir, que debe recibirse en estado de gracia. Aunque la Iglesia establece que, si el
enfermo no pudo recibir el sacramento de la penitencia y, por alguna razón se encuentra
inconsciente, se le podrá dar la absolución de sus pecados bajo condición y, luego, se le puede
administración el sacramento de la unción, también bajo condición.
Si un enfermo de gravedad falleció sin recibir este sacramento, la Iglesia recomienda, aun así,
administrarlo durante las primeras horas en que ha fallecido. Así lo establece el Código de
Derecho Canónico: “En la duda sobre si el enfermo ha alcanzado el uso de razón, sufre una
enfermedad grave o ha fallecido ya, adminístresele este sacramento” (1005 CIC).
Es importante que, como creyentes en Cristo, procuremos prepararnos para el momento de
nuestra muerte, ya que no sabemos cuándo llegará. Por lo tanto, es recomendable que con
frecuencia acudamos a los sacramentos que alimentan y fortalecen nuestro espíritu como son la
comunión y la penitencia.
Efectos de este Sacramento
 Un don particular del Espíritu Santo. La primera gracia es de consuelo, paz y ánimo
para vencer las dificultades propias de la enfermedad o la fragilidad de l vejez. Es un

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Actividad N° 5 – 4to de Sec.

don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las
tentaciones del maligno, como el desaliento y la desesperación.
 El perdón de los pecados. Pues se requiere además el arrepentimiento y confesión de la
persona que recibe el sacramento.
 La unión a la Pasión de Cristo. Se recibe la fuerza y el don para unirse con Cristo en su
Pasión y alcanzar los frutos redentores del Salvador.
 Una gracia eclesial. Los enfermos que reciben este sacramento, uniéndose libremente a
la Pasión y Muerte de Jesús, contribuyen al bien del Pueblo de Dios y a su santificación.
Una preparación para el paso a la vida eterna. Este sacramento acaba por conformarnos con la
muerte y resurrección de Cristo como el bautismo había comenzado a hacerlo. La Unción del
Bautismo sella en nosotros la vida nueva, la de la Confirmación nos fortalece para el combate
de la vida. Esta última unción, ofrece un escudo para defenderse de los últimos combates y
entrar en la Casa del Padre. Se ofrece a los que están próximos a morir, junto con la Eucaristía
como un "viático" para el último viaje del hombre.
Signo: Materia y Forma
La unción de los enfermos se administra ungiendo al enfermo con óleo y diciendo las palabras
prescritas por la Liturgia. (Cfr. CIC. c. 998).
La Constitución apostólica de Paulo VI, “Sacram unctionem infirmorum” del 30 de noviembre
de 1972, conforme al Concilio Vaticano II, estableció el rito que en adelante se debería de
seguir. 
La materia remota es el aceite de oliva bendecido por el Obispo el Jueves Santo.
La materia próxima es la unción con el óleo, la cual debe ser en la frente y las manos para que
este sacramento sea lícito, pero si las circunstancias no lo permiten, solamente es necesaria una
sola unción en la frente o en otra parte del cuerpo para que sea válido.
La forma son las palabras que pronuncia el ministro: “Por esta Santa Unción, y por su
bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus
pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”.
Las palabras, unidas a la materia hacen que se realice el signo sacramental y se confiera la
gracia
¿Cuántas veces puede recibir el sacramento un cristiano?
Las veces que sea necesaria, siempre que sea en estado grave. Puede recibirlo incluso cuando el
estado grave se produce como recaída de un estado anterior por el que ya había recibido el
sacramento.

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