Está en la página 1de 28

Pág.

: 1

Botánica forestal y clasificación de las especies

Para identificar una especie, que es el paso fundamental en las operaciones selvícolas
o agroambientales, debemos poseer unos  conocimientos básicos de botánica y
clasificación de especies. De forma genérica, las especies se clasifican
a través de las siguientes partes: hojas, ramificación, porte, flores y
frutos.

Formas y morfología de las hojas

Es fundamental conocer las diferentes partes en que se dividen


las hojas, las más básicas, para poder identificar correctamente
una especie (Fig. VIII. 32).

haz
ápice
vaina
envés

limbo o
lámina
borde
peciolo nervio
principal nerviaciones
base secundarias
punto de
inserción estípula
Pág.: 2

Fig. VIII. 32

Ápice

Es el extremo de la hoja. Puede ser picudo o no, e incluso


no diferenciarse el ápice en hojas de carácter romo.

Limbo

También se le denomina lámina y es la superficie de la hoja.

 Inserción de la hoja

Es el punto dónde la hoja se une al tallo o rama.

Peciolo

También se le denomina pedúnculo y es el “rabito” que une


al limbo con el punto de inserción. Las hojas que no poseen
peciolo se denominan sentadas, y las que apenas lo tienen
subsentadas.

Base

Es el punto de unión del peciolo con el limbo.

Borde

Es la parte exterior de la hoja, que rodea el limbo.


Pág.: 3

Nerviaciones

Si la hoja posee un nervio principal, los que salen de él son


secundarios, aunque puede ocurrir que la nerviación no siga
este patrón.

Haz

Es la cara superior de la hoja, que por norma general suele


ser de color más vivo que el envés.

Envés

Es la cara inferior o que mira al suelo de la lámina, que suele ser de color más
claro que el haz.

Atendiendo a las partes de las que consta

Tenemos hojas simples, como la de la Fig. VIII. 32, y hojas


compuestas (Fig. VIII. 33).
Pág.: 4

Fig. VIII. 33. Dos tipos de hojas compuestas

Las hojas compuestas poseen láminas o limbos


independientes, que se denominan foliolos. Se diferencian
en que la yema u órgano vegetativo de crecimiento está en
el punto de inserción de cada hoja, y no de cada foliolo.

Por la forma del limbo

Esta clasificación atiende a la forma que adopta la superficie efectiva de la


hoja.
Pág.: 5

 Por la forma del limbo tenemos hojas aciculares o acículas,


lineares, redondeadas, oblongas, elípticas, aovadas,
acorazonadas, romboidales, espatuladas, deltoideas,
lanceoladas, falciformes, reniformes y asimétricas (Fig. VIII.
34). Incluso se podrían señalar otras clasificaciones
atendiendo a las partes superior (ápice) e inferior (base) de
la hoja.
Pág.: 6

REDONDEADA ELÍPTICA AOVADA OBLONGA LANCEOLADA

ESPATULADA DELTOIDEA ROMBOIDAL LINEAR ACÍCULARES


Pág.: 7

ACORAZONADA ASIMÉTRICA FALCIFORME RENIFORME

Fig. VIII. 34

Por el borde del limbo

Referido a la forma del borde. En las hojas simples puede


ser entero, ondulado, aserrado, dentado, denticulado,
festoneado, lobulado, espinoso, palmeado o palmeado-
hendido (Fig. VIII. 35).

En las hojas compuestas, los limbos pueden ser


palmatisectos, imparipinnados, paripinnados, digitada o
trifoliada (Fig. VIII.?).
Pág.: 8

ENTERO ONDULADO DENTADO DENTICULADO FESTONEADO ASERRADO

LOBULADO ESPINOSO PALMEADO PALMEADO-HENDIDO

Fig. VIII. 35
Pág.: 9

Atendiendo a su disposición en el tallo o rama

Clasifica a las hojas en función de su colocación e inserción


en las ramas.

Sin entrar en demasiadas clasificaciones, identificamos las


más comunes como las hojas verticiladas, opuestas y
alternas (Fig. VIII. 36).

VERTICILADAS OPUESTAS ALTERNAS

Fig. VIII. 36

Las hojas compuestas pueden adoptar cualquiera de las


anteriores situaciones y, además, pueden ser ser
bipinnadas, tripinnadas, etc.
Por su nerviación

Según estén dispuestos los nervios de las hojas, también se puede


establecer una clasificación. Las nerviaciones más comunes son la
uninervia, oblícua, transversal, convergente, pinnada y palmatinervia
(Fig. VIII. 37).
Pág.: 10

OBLÍCUA TRANSVERSAL CONVERGENTE


Pág.: 11

PINNADA PALMATINERVIA UNINERVIA

Fig. VIII. 37

Caracteres culturales de las especies

Los caracteres culturales de las especies son las características


que cada especie tiene y que la identifican en relación con su
ecosistema. Es importante conocer los caracteres culturales de
cada especie para saber como manejarla y dónde instalarla, que
se encuentre cómoda y podamos sacar de ella el
aprovechamiento necesario, ocupando su nicho ecológico en el
agroecosistema.

Los caracteres culturales son la habitación, la estación, el


temperamento, el porte, el enraizamiento, el crecimiento y la
longevidad.

Habitación
Pág.: 12

Es el área o espacio geográfico que ocupa una especie de


forma natural.

Con respecto a su habitación, las especies pueden ser


jordanianas o linneanas. Jordanianas son las especies que
ocupan de forma natural poca extensión geográfica (Abies
pinsapo) y linneanas son las que tienen un área de
dispersión grande, o una gran habitación (Pinus sylvestris).

Con respecto a su habitación, podemos indicar que una


especie es jordaniana de forma natural y linneana
artificialmente, como es el caso del eucalipto (Eucaliptus
sp.).

Estación

Hace referencia al conjunto de factores que constituyen el


medio natural de vida de una especie, concretándolo más.
Para definir la estación es preciso estudiar varios factores
como el clima, el suelo, la altitud y la exposición.

La exposición hace referencia a la situación de la superficie


del bosque con respecto al sol. Las exposiciones sur son
más soleadas y las exposiciones norte son más frías y
umbrófilas (Fig. VIII. 38).
Pág.: 13

UMBRÍA

O E

SOLANA
S

Fig. VIII. 38

Las exposiciones sin pendiente, es decir, superficies llanas,


se consideran solana.

Temperamento o tolerancia

Es la propiedad o el factor limitante de las especies para


desarrollarse a la sombra de otras. Con respecto a este
carácter cultural las especies se pueden clasificar en
especies de luz, de media luz, de sombra o de media
sombra.

Especies de luz
Pág.: 14

Se denominan intolerantes o de temperamento


robusto. Necesitan mucha luz para poder vivir y
mueren a la sombra de otras.

Son especies que forman masas claras, copas anchas,


poca ramificación y poda natural muy activa.
Especies de media luz

Soportan algo de sombra, aunque son muy


intolerantes.

 
Especies de media sombra

Soportan medianamente la luz, aunque su orientación


es más umbrófila.

Especies de sombra

También denominadas tolerantes o de temperamento


delicado. Necesitan desarrollarse a la sombra de otras
especies y no soportan la luz directa.

Tienen características contrapuestas a las especies de


luz, como son las copas espesas, grandes
ramificaciones y con poca o nula poda natural. Estas
especies forman masas espesas.

Porte

Ya explicado anteriormente.

Enraizamiento

Ya explicado anteriormente.
Pág.: 15

Crecimiento

Los árboles posen tres tipos de crecimiento, entendido como


la velocidad de desarrollo del árbol. En altura, en diámetro y
en volumen.

Selvícolamente, para los crecimientos en altura se


diferencian siete grupos de crecimiento.

 Grupo 1º

Especies de crecimiento muy rápido como el eucalipto,


Pinus radiata, acacias, chopos, etc.

Grupo 2º

Especies de crecimiento relativamente rápido como los


sauces, etc.

Grupo 3º

Especies de crecimiento normal-rápido. Ejemplos


como el piñonero, el castaño, los fresnos, etc.

Grupo 4º

Especies de velocidad de crecimiento medio, entre las


que podemos destacar el Pinus sylvestris, el
alcornoque, etc.

Grupo 5º

Especies de crecimiento medio-lento como los robles,


etc.
Pág.: 16

Grupo 6º

Especies de crecimiento lento, entre las que podemos


señalar propia de nuestro país al haya.

Grupo 7º

Especies de crecimiento muy lento, como el tejo.

 
Los principales factores que influyen en el crecimiento en
altura son la edad, la estación del año, la fertilidad del suelo,
la espesura y las heladas.

La edad

Dependiendo de la especie los árboles crecen de


forma diferente a lo largo de su vida, aunque por
norma general entre los tres y los seis años crecen
poco en altura. Con la edad, todas las especies dejan
de crecer en altura.

La estación del año

Lógicamente, los árboles crecen más en los períodos


de savia o vegetativos que en las épocas de parón
vegetativo. Estas épocas son la primavera y el otoño, y
comprenden de cuatro a cinco meses al año.

La fertilidad del suelo

En un suelo fértil y profundo, el árbol se desarrolla más


rápidamente, ya que tiene a su disposición más
nutrientes y agua.

Como vemos siempre, la agricultura ecológica


proclama un suelo muy fértil, como el que encontramos
Pág.: 17

en los ecosistemas no alterados. Al igual que si


hablásemos de hortalizas, un suelo forestal debe estar
bien abonado si es posible. Si no disponemos del
tiempo o el abono necesario, le procuraremos menos
cuidados, y esto influirá en el desarrollo más o menos
rápido del árbol.

La espesura
 
La espesura del bosque influye en gran medida en el
crecimiento en altura del árbol, ya que a mayor
espesura, mayor crecimiento en altura, y a menor
espesura, mayor achaparramiento del árbol.

Las heladas

En zonas dónde abundan los días de heladas,


debemos tener en cuenta que éstas paralizan los
crecimientos. Cuanto más tiempo duren, mayor es el
parón de los árboles y, dependiendo de la adaptación
de la especie a la zona (por eso insistimos en que las
especies deben ser las propias de la zona), las
especies no adaptadas pueden llegar a morir en las
primeras etapas de su vida.

Con respecto al crecimiento en diámetro, podemos señalar


que las especies arbóreas crecen primero en altura y,
posteriormente, empiezan a engrosar en diámetro.
Generalmente estos crecimientos en diámetro, al igual que
en altura, alcanzan un tope. Este tope suele acercarse a los
35 años en especies de crecimiento rápido y a los 60 años
en especies de crecimiento más lento, aunque como
podemos comprender existen numerosas excepciones.

Los factores que influyen en el crecimiento en diámetro son


similares a los del crecimiento en altura, aunque con la
diferenciación de que a mayor espesura, menor diámetro
(pues el árbol se estira para atrapar más luz).
Pág.: 18

El crecimiento en volumen es la combinación de los dos


anteriores crecimientos, el altura y en diámetro, y influyen de
la siguiente forma en las especies: las especies de luz tiene
una mayor volumen individual, aunque las masas de
especies de sombra tienen en conjunto más volumen que
las masas de especies de luz (ya que forman masas muy
claras).

Alteraciones del crecimiento provocadas por el hombre

Son las que el hombre produce por su intervención


sobre el bosque. Las principales que influyen en los
crecimientos de los árboles son la modificación de la
espesura (por aclareos y cortas, principalmente), la
fertilización con abonos (que en la selvicultura
ecológica no tendrá incidencia) y el oxigenamiento del
suelo a través de los posibles laboreos de aireación.

Longevidad

Se denomina longevidad a la edad media que, con los


factores ecológicos normales de su hábitat, alcanzan los
individuos de una especie en perfectas condiciones de
vitalidad.

La longevidad varía con la espesura, de tal forma que un


especimen aislado vivirá más, por norma general, que un
árbol en espesura. Si la espesura es la normal del
ecosistema del árbol, no le afectará en su longevidad, sólo le
afectará cuando la espesura es excesiva (casi siempre por
repoblaciones del hombre).

La longevidad también nos marca el turno biológico de las


especies, es decir, la edad a la que deberíamos cortarlos.
Este concepto es muy importante en selvicultura ecológica
ya que no todos los ejemplares hay que cortarlos en su turno
Pág.: 19

biológico, sino que dejaremos algunos en el ecosistema,


mientras que aprovecharemos otros que aún no llegaron al
turno (para aclarar el bosque, etc.). No es demasiado
conveniente, si manipulamos el bosque, conservar
demasiados árboles muy viejos y pocos jóvenes, ya que el
bosque no se regeneraría y los ejemplares más  añejos
serán un cúmulo de plagas y enfermedades. Siempre
imitaremos el proceso natural y lógico de comportamiento
del bosque.

Para clasificar la longevidad de las especies forestales,


existe una clasificación por grupos de longevidad:

Grupo 1º

Lo forman árboles muy longevos, que viven más de


700 años, pudiendo sobrepasar el millar. Ejemplos de
estas especies son el tejo, el drago, etc.

Grupo 2º

Árboles que viven entre 500 y 700 años, como el roble,


la encina, el olmo, etc.

Grupo 3º

Entre 300 y 500 años. El alcornoque, el haya y el abeto


blanco son ejemplos de este grupo.

Grupo 4º

Las especies de este grupo de longevidad viven entre


150 y 300 años, como el pinaster, el arce, el piñonero,
etc.
Pág.: 20

Grupo 5º

 Entre 100 y 150 años. Son árboles poco longevos y


algunas de las especies de este grupo son el abedul, el
fresno, el chopo blanco, etc.

Grupo 6º

Está formado por los árboles que menos tiempo viven,


menos de 100 años. Los sauces, el chopo negro, etc.
son especies de este grupo.

Clasificación de las especies

Por norma general, la mayor parte de las especies forestales se


identifican y clasifican a través del conocimiento botánico. Con lo
antes expuesto en cuanto a características morfológicas de los
árboles, se pueden clasificar las especies arbóreas y arbustivas
que pueblan nuestras latitudes.

Generalmente, las guías de plantas nos dan las características de


cada especie (en este módulo describiremos los árboles de mayor
interés para el aprovechamiento agroecológico) y a través del
estudio de sus partes y su porte, llegaremos a la identificación de
la especie. Esto es válido para especies comunes y fáciles de
identificar, pues generalmente, las especies vegetales, sobre todo
las herbáceas, son difíciles de identificar de esta forma, por lo que
hay que recurrir al estudio detallado de sus órganos sexuales,
tejidos, etc.

Según las directrices que damos en este módulo en cuanto a


características culturales de las especies, podemos auxiliarnos de
Pág.: 21

claves sencillas de identificación de especies para este fin. Estas


claves suelen ser dicotómicas, es decir, que tienen dos pistas de
salida hacia otra pista. Al final de las claves encontraremos la
especie que queremos identificar.

A continuación adjuntamos una clave muy sencilla y práctica para


identificar los pinos españoles. Esta clave es muy sencilla, pues
sólo tiene dos caminos para llegar a la solución.

CLAVE PRÁCTICA DE LOS PINOS ESPAÑOLES

I.- Con dos acículas:

A) Acículas cortas, de 2 a 6 cm.

1) Follaje verde glauco. Tronco superior asalmonado. Corteza que se desprende en


placas transparentes, papiráceas y membranosas. Píña pequeña de 4 a 5 cm.,de
color pardo-grisáceo mate. Apófisis (ombligo) algo revuelta sin formar gancho. Se
encuentra en el Pirineo, Cordillera Ibérica y Central. Prefiere suelos silíceos y
sueltos. AItitud entre 1000 y 2000 m.

P. sylvestris

2) Follaje denso, de color verde oscuro. Tronco pardo-negruzco. Piña algo mayor,
parduzca y lustrosa. Apó fisis revuelta formando gancho. Se encuentra en el Pirineo
Central y Oriental y en las sierras de Teruel y Soria. Altitud entre 1500 y 2500 m.
Vive en suelos silíceos y calizos.

P. uncinata

B) Acículas largas, de 6 a 30 cm.

1) Piñas aovado-globosas. Copa aparasolada. Piñón grueso, casi sin ala.


Maduración trienal. Vive en Andalucía occidental, Castilla La Mancha, Cordillera
Central y Cataluña. Altitud de 0 a 1000 m. Prefiere suelos sueltos, arenosos y
silíceos.
Pág.: 22

P. pinea
2) Piñas aovado~cónicas. Copa no aparasolada. Piñón alado. Maduración bienal.

A) Piñas revueltas y pedunculadas. Apófisis casi plana. Acículas de unos 10


cm., flexibles y delgadas. Se encuentra en las provincias peninsulares
costeras del Mediterraneo y Baleares. Altitud de 0 a 1000 m.. Habita en
suelos calizos.

P. halepensis

B) Piñas sentadas o subsentadas. Hojas recias. Apófisis convexa.

B.1) Piñas pequeñas de 5 a 8 cm. Ritidoma de color gris plata.


Ombligo deprimido. Hojas cortas de 10 a 12 cm. Vive en el Pirineo,
Serrania de Cuenca y en las sierras de Segura y Cazorla. Altitud entre
800 y 1800 m. Suelos calizos.

P. nigra

B.2) Piñas grandes de 8 a 20 cm. Ritidoma resquebrajado de color


pardo-negruzco. Hojas lagas. Ombligo punzante. Vive en el Noroeste
peninsular, Cordillera Ibérica, Meseta de Castilla y sierras de Segura y
Cazorla. Altitud entre O y 1500 m. Suelos silíceosy sueltos.

P. pinaster

II.- Con 3 acículas :

1) Acículas muy largas, finas y flexibles. Piñas aovado-cónicas de 10 a 12 cm. Vive


en las Islas Canarias. AItitud óptima entre 800 y 2000 m. Suelos volcánicos,
prefiendo silíceos.

P. canariensis

2) Acículas más cortas y más recias. Piña globosa y asimétrica de 7 a 15 cm. Muy
empleado en repoblaciones en el norte de España. Altitud 0 a 800 m. Bien adaptado
a suelos calizos.
Pág.: 23

P. Insignis o radiata
Según su comportamiento ecológico
 
Según su comportamiento ecológico (con las demás
especies y su entorno) y su momento de aparición en la
evolución, se clasifican en edificadoras, conservadoras,
consolidadoras, neutras y destructoras. Dependiendo de la
vegetación autóctona de un lugar o espacio se establece
cuales son estas especies, puesto que en un sitio como
Siberia entrarían en diferente clase los líquenes que en el
Ecuador. Asimismo, lo más lógico es que en un bosque
climácico coexistan todas las clases, o la mayor parte de
ellas.

Edificadoras

Son las que inician la colonización. A un nivel inferior al


de los vegetales primigenios podemos señalar a los
líquenes y más tarde al matorral, pinos, etc..

Conservadoras

Son las de fácil reproducción y multiplicación que


aparecen luego de las edificadoras. En esta clase
podemos señalar desde las herbáceas hasta los
matorrales.

El nombre de conservadoras viene dado por su


abundancia, ya que con sus aparatos radiculares
sujetan el suelo y promocionan la pedogénesis.

Consolidadoras

Son las que, además de ser conservadoras,


enriquecen el suelo con aporte de abundante materia
orgánica.
Pág.: 24

 Neutras

Son los individuos que viven diseminados y son


escasos. Por este motivo no afectan en demasía al
ecosistema bosque.

Destructoras

Son las que excluyen a las demás de su hábitat, como


las colonizadoras, o que perjudican al bosque.
Ejemplos de estas especies pueden ser especies
autóctonas y, en mayor grado, alóctonas. Señalamos a
los brezos, acacias, eucaliptos, etc.

Según su origen

Dependiendo de su lugar de origen y con respecto a dónde


se encuentran, las especies se clasifican en autóctonas y
alóctonas. Las autóctonas son aquellas que viven en un
lugar de dónde son originarias y las alóctonas las que
habitan sitios de los cuales no son propias. Existe un tercer
término, naturalizadas o asilvestradas, que define a especies
que, siendo alóctonas, llevan mucho tiempo introducidas y
están adaptadas a los ecosistemas, sin producirles
perjuicios. Un ejemplo de especie naturalizada en los
ecosistemas atlánticos es el castaño (Castanea sativa).

En selvicultura ecológica, como podemos comprender,


utilizaremos siempre especies autóctonas, para no alterar ni
producir desequilibrios en el agroecosistema. Dependiendo
de la explotación, quizás es necesario o conveniente tener
especies foráneas, por varios motivos como los económicos
(por diversificación de producciones), estéticos, etc. En estos
casos hemos de vigilar que las especies que introduzcamos
no alteren el ecosistema base, y mucho menos
introduciremos especies alóctonas colonizadoras,  como las
acacias o los eucaliptos, ya que nos invadirían el
Pág.: 25

agroecosistema y expulsarían a las especies objeto de la


explotación y propias de la zona.

Según su aprovechamiento

En la selvicultura convencional, las especies se clasifican,


atendiendo a su aprovechamiento, en principales,
secundarias y accesorias. En esta clasificación simplista, las
especies principales son las que dan la principal producción
del bosque, las secundarias (en el caso de que existan)
darían producciones secundarias y las accesorias son las
que no tienen aprovechamiento.

En selvicultura ecológica los aprovechamientos del bosque


van más allá, hay que buscar la complementariedad y el
aprovechamiento de la mayor parte de las especies del
ecosistema, aprovechando más las de fácil regeneración y
menos las de difícil recuperación. Encontrando este
equilibrio, y gracias a la biodiversidad que debe reinar en el
agroecosistema, tendremos aprovechamientos variados y
continuos, que nos servirán de base energética de las
producciones hortícolas y pecuarias, además de los
aprovechamientos directos del bosque.

La clasificación que hacemos desde la selvicultura ecológica


con respecto del aprovechamiento de las especies es más
amplia, pudiendo diferenciar la madera, las leñas, cortezas,
plantas aromáticas y medicinales, alimentos para el ganado,
frutos y bayas silvestres, hongos comestibles, ganadería
extensiva, materias para el compost, materiales para el
acolchado y un sinfín de materias de las que seguro
encontraremos utilidad en la explotación. Todas las
anteriores unidas al propio beneficio que produce en la
biosfera el permitir que se desarrolle el bosque.

 
La madera
Pág.: 26

Denominamos madera a los fustes buenos de uso


principalmente para aserrado. Es útil para la
construcción de las infraestructuras de la explotación,
para quemar e incluso para trabajos de carpintería, si
se es diestro en la materia.

Las leñas

Las leñas son subproductos forestales, como las


ramas, tocones e incluso fustes deformes o pequeños.
Sirven principalmente para quemar, para mangos de
aperos, para cierres y para el compost y las camas
calientes.

Cortezas

La de mayor utilidad es la del alcornoque (Quercus


suber) por la obtención del corcho. Otras cortezas son
medicinales (como la del Frangula alnus) y tienen usos
como material de compostaje, acolchado, cama del
ganado, etc.

Plantas aromáticas y medicinales

Tienen los usos de todos sabidos en medicina y


veterinaria, además sirven para aumentar las
cualidades del humus en el compost, elaborar
preparados biodinámicos, combatir plagas y
enfermedades, atraer a insectos auxiliares, etc.

Alimentos para el ganado

 Del bosque se pueden extraer cantidad de elementos


con que alimentar a nuestros animales, como las
castañas, bellotas, hongos, herbáceas, etc. Podemos
recolectarlos y llevarlos a dónde estén los animales o,
Pág.: 27

aún mejor, llevar a los animales al bosque, acotando


zonas según vayan alimentándose y según la
velocidad de agotamiento de los alimentos.

Frutos y bayas silvestres

Sirven para nuestra alimentación y la animal. Se


pueden comercializar o conservar en forma de
mermeladas, licores, etc.

En la actualidad existe una gran demanda de estos


productos en Europa, siendo una de las salidas, a
corto y medio plazo, que más apoyan la teoría de la
conservación de los bosques.

Hongos comestibles

Son de gran interés para el autoconsumo o la


comercialización.

Ganadería extensiva

Ya señalado con anterioridad, se trata de la cría de


animales en el bosque o monte.

Estos animales no dan apenas trabajo, y elegiremos


razas autóctonas y adaptadas al ecosistema. Hay que
poner especial cuidado en la carga ganadera de
agroecosistema no sobrecargándolo, ya que de esta
forma destruiríamos el bosque.

Materias para el compost


Pág.: 28

Además de los aprovechamientos de las leñas como


energía calorífica, podemos hacer con ellas camas
calientes y, desde luego, compost.

Complementan muy bien los materiales ricos en


nitrógeno por su aporte de carbono y deben ser
picadas para que se degraden debidamente.

Otras materias que podemos extraer para el compost


son la hojarasca, matorrales, herbáceas, etc.

Materiales para el acolchado

Principalmente la hojarasca y las herbáceas. No es


buena práctica recoger toda la cobertura del suelo del
bosque, pues lo dejaríamos sin protección, como
tampoco es aconsejable extraer el mantillo o humus
del suelo.

Estas extracciones han de ser acordes con la


regeneración y la gestión de los nutrientes equilibrada
del ecosistema.

También podría gustarte