Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El suicidio en nuestra sociedad es una realidad incómoda, algo tabú de lo que uno se avergüenza. En nuestra profesión
de psicólogos, el suicidio es una realidad a la que nos vamos a tener que enfrentar tarde o temprano y no nos
podemos permitir el lujo de no tener las habilidades y los conocimientos apropiados llegado el momento.
En este artículo, mi intención es ofrecerte datos realistas sobre el suicidio y exponer las habilidades más útiles e
interesantes para poder hacer frente a esta problemática a un nivel profesional.
Si nos atenemos a los datos más recientes, en España se suicidan, cada año, unas 4000 personas (siempre
aproximado, teniendo en cuenta la dificultad de la recogida de datos sobre ésta temática), cifra que se sitúa por encima
de las muertes en accidentes de tráfico. Estos datos ya son de por sí alarmantes, pero los casos que nosotros vamos a
ver en terapia no son “suicidas”, si no “Gente que se quiere suicidar”, que es algo más difícil de estimar, aunque los
datos indican que son 10 o 20 veces más que aquellos que se consiguen suicidar.
Para empezar a diferenciar, el “suicida” es aquella persona que ya ha puesto fin a su vida, mientras que “aquellos que
tienen intención suicida” no lo han hecho, pero están empezando a elaborar planes e ideas para llevarlo a cabo.
Esta diferenciación es importante a nivel terapéutico ya que la carga emocional negativa de la palabra “suicida” es
tremenda como para que una persona la tenga que soportar (como he mencionado al principio, es incluso vergonzosa).
Por una cuestión de comodidad gramatical, en este artículo voy a llamarlos “suicidas” a pesar de que dejaré al margen
de las estadísticas de tratamientos de terapia, por razones bastante obvias, al grupo que ya ha puesto fin a su vida.
1. Suicidio altruista
El sujeto se suicida en pro de la sociedad, por ejemplo, creer que es una carga para los demás o que ya ha cumplido su
misión en la sociedad.
2. Suicidio Egoísta
El sujeto se suicida por sentirse poco integrado en la sociedad o como castigo hacia ella. Hay víctimas de acoso que se
suicidan como castigo hacia sus agresores y a su entorno.
3. Suicidio Anómico
El sujeto se suicida debido a déficits que tiene la estructura social para proveer a ciertos individuos. Aquí el ejemplo lo
tenemos en aquellas personas que, durante la crisis, se han suicidado por ver hundidos sus negocios o embargados sus
hogares.
4. Suicidio Fatalista
El suicidio se comete porque la sociedad posee unas normas demasiado estrictas. Tirando de ejemplo literario,
“Romeo y Julieta” encajaría perfectamente en esta definición.
1 | Riesgo Bajo
La persona ha tenido algunos pensamientos suicidas del estilo de “no quiero seguir adelante”, “desearía estar muerto”,
“estarán mejor sin mí” pero no hay ningún plan para llevarlos a cabo.
2 | Riesgo Medio
La persona tiene pensamiento suicidas y planes para llevar a cabo un suicidio, pero no es inmediato.
3 | Riesgo Alto
La persona tiene un plan definido, medios para llevarlo a cabo y planea hacerlo inmediatamente. Lo que ha de primar
para clasificarlo de “alto riesgo” es la elaboración del plan.
Derivación Urgente
Presencia de tentativas previas
Presencia de enfermedad mental grave
Conducta suicida grave reciente
Expresión de intencionalidad de suicidio
Situación sociofamiliar de riesgo o falta de soporte
En casos en los que se dude sobre la gravedad de la ideación o riesgo de intento inmediato
Derivación Preferente
Alivio tras la entrevista
Expresión de intención de control de impulsos suicidas
Aceptación del tratamiento y medidas de contención pactadas
Ausencia de factores clínicos de riesgo
Apoyo sociofamiliar efectivo
Primeras medidas en terapia
Como terapeutas es fundamental saber cómo reaccionar ante un caso de intento de suicidio en terapia, no sólo a un
nivel técnico sino también a un nivel empático y actitudinal.
Demandado de una manera explícita por el paciente o por el profesional que te lo haya derivado.
Descubrimiento a medida que van avanzando las sesiones y el/la paciente te lo confiese.
Comienza hablando en terapia sobre el suicidio, tocando temas como las estadísticas reales o los mitos sobre suicidio,
preguntándole directamente si ha tenido pensamientos suicidas o sobre hacerse daño. Al comenzar a hablar sobre estas
cosas su nivel de ansiedad bajará (entre otras cosas porque derribarás sus tabúes, hablarás tú primero, le mostrarás que
no le juzgas…) sin aumentar el riesgo de conducta suicida. Aun así, hay que tener en cuenta que la reducción de
ansiedad no va a hacer que desaparezcan las intenciones suicidas.
Cuando aparezca el tema del suicidio en terapia lo primero que has de hacer es priorizar este tema por encima de
cualquier otro y evaluarlo para poder saber el grado de elaboración del plan de suicidio que tiene la persona.
Es una de las pocas situaciones en las que puedes saltarte algunas de las “normas del psicólogo”, ya que
debes:
Alargar la sesión si es necesario
Dar tu número personal
Retrasar y cancelar sesiones con poca antelación (las posteriores a la del suicida)
Para indagar sobre el posible método: ¿Tienes pastillas, insecticidas, armas o algo similar?
Para obtener información sobre si la persona se ha fijado alguna meta: ¿Has decidido cuándo vas a llevar a cabo el
plan? ¿Cuándo lo vas a hacer?
Cómo preguntar
¿Te sientes infeliz o desvalido?
¿Te sientes desesperado?
¿Te sientes incapaz de afrontar cada día?
¿Sientes la vida como una carga?
¿Sientes que la vida no merece vivirse?
¿Sientes deseos de suicidarte?
Cuando preguntar
Después de que se haya establecido la empatía y la persona se sienta comprendida.
cuando el paciente se sienta cómodo expresando sus sentimientos.
Cuando el paciente está en el proceso de expresar sentimientos negativos de soledad, impotencia.
Fuente: Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida.
La muerte de un paciente siempre nos va a afectar porque, por muy profesionales que seamos, la vinculación está
ahí. Lo que no debemos permitir es que ello nos afecte más de lo apropiado: no podemos dejar que afecte a
nuestras vidas o a las demás terapias que llevemos.
¿Cómo puedes conseguir esto? Ciertamente es algo difícil, porque requiere de fortaleza y entrenamiento por tu
parte, pero te puedes aplicar el cuento de tus propias terapias y darte autoinstrucciones a ti mismo/a, además de
trabajar con el concepto de la “aceptación de lo ocurrido”.
“No habría podido hacer más por ella”, “Es solo un caso entre decenas que he atendido y el resto ha salido bien”,
“Esto no quiere decir que sea mal/a profesional”, “Para bien o para mal, todo pasa” … Éstas son sólo algunas de las
muchas frases que podemos incluir, pero claro, debemos incluir aquellas que nos sirvan a nosotros.
No obstante, es bueno incidir en la idea de que hemos de tener muy claro que la posibilidad de que se suicide
siempre va a estar ahí, y va a ser algo que tendremos que aceptar , pero después nuestra vida va a seguir y
tendremos que tratar a más gente que se merecerá que estemos con ellos al 100%.
Será por eso por lo que el trabajo hacia uno mismo con actitudes de aceptación sobre lo que ha ocurrido, nos va a
resultar fundamental para tratar con pacientes de este tipo, ya que, como se menciona anteriormente, son casos que
dejan devastado emocionalmente al profesional que los atiende.
Guía suicidio terapia – paciente
Prevención del suicidio
Debes saber que:
No estás sólo.
Busca un amigo, un familiar, un médico, un psicólogo, un psiquiatra, una enfermera, o un trabajador social u
otro profesional de tu confianza y trasládale tus inquietudes. No mantengas en secreto tus pensamientos sobre
el suicidio.
Busca la compañía de alguien que te aprecie y con quien te sientes a gusto.
Los pensamientos suicidas normalmente están asociados con problemas que sí pueden resolverse.
El suicidio puede presentarse como una solución permanente ante un intenso dolor. Pero, aunque no lo
parezca, la desesperanza, el dolor y el vacío son estados temporales, no permanentes.
Que no se te ocurra ninguna solución, no significa que no haya soluciones, sino que ahora no eres capaz de
verlas. Los tratamientos psicoterapéuticos y médicos te ayudarán a encontrar y valorar las opciones
adecuadas.
Es normal que te sientas ambivalente. La mayoría de las personas que piensan en el suicidio realmente no desean
morir, sino librarse de las circunstancias intolerables de la vida. Déjate ayudar y busca apoyo.
Las ideas de suicidio suelen ser pasajeras. Aunque ahora sientas que tu abatimiento no va a terminar, es
importante recordar que las crisis no son permanentes.
Recuerda que no es bueno actuar de forma impulsiva. Puedes demorar cualquier decisión acerca del
suicidio. Con el tiempo, las ideas de suicidio desaparecerán y te sentirás más capaz de enfrentarte a los
problemas.
Aunque el problema que tienes ahora pueda ser muy grave, con el tiempo y la ayuda de profesionales,
familiares y amigos, podrás verlo de una manera diferente, sin tanta intensidad y de forma más controlada.
Las razones para vivir ayudan a superar mementos difíciles. Recuérdalas.
Piensa en las cosas que te han sostenido en tus momentos difíciles: tu familia, tus amigos, tus aficiones, tus
mascotas o tus proyectos.
Ten en cuenta las veces que supiste salir de otros problemas, si otras veces lo conseguiste, esta
vez: ¿por qué no vas a poder?
Diseña tu “cortafuegos”
Para diseñar tu tarjeta “cortafuegos” rellena la ficha que aparece en el Anexo I y sigue los siguientes pasos:
PASO 4: ¡Contacta!
Contacta con “tus apoyos”. Acude a ellos antes de que la angustia te bloquee y no seas capaz de autocontrolarte.
Escucha los consejos y acepta la ayuda que puedan darte. Para que su respuesta sea lo más afectiva posible es muy
importante que seas muy sincero con ellos.
En caso de que tu Plan falle y exista un riesgo inminente: LLAMA AL 112 o al Teléfono de la Esperanza o
acude a urgencias de tu hospital más cercano.
Una vez hayas confeccionado tu tarjeta ponla en un sitio accesible, llévala siempre encima, o en momentos de mayor
riesgo cuélgala en un sitio muy visible como por ejemplo en la nevera.
MIS PAUTAS DE PROTECCIÓN.
1. Aprende a buscar soluciones no suicidas ante los problemas que se te plantean. Haz. Un listado de diversas
alternativas o formas de enfrentarte saludablemente a tus sufrimientos. Ten un listado de 5 cosas que puedes
hacer si vuelves a tener ideas suicidas.
2. Desecha todos los objetos que puedan resultar peligrosos para ti. Tu persona de confianza puede colaborar
en esto y ser quien guarde estos objetos. Por ejemplo, si estás tomando medicamentos, quédate con los
necesarios para unos días y que sea ella quien guarde el resto.
3. Construye un sistema de apoyo. Acude y participa en grupos de ayuda mutua de alguna asociación.
4. Ten a mano el listado que aparece en el Anexo II, con las 10 cosas que nunca debes olvidar, ponlo en un
lugar visible y léelo cada vez que lo necesites.
ANEXO I: TARJETA CORTA FUEGOS
Yo, (escribe tu nombre) _______________en el momento en que observe mis propias “señales de alarma” que me
dicen que estoy empezando con la ideación de suicidio:
1. _______________________________________
2. _______________________________________
3. _______________________________________
A mis apoyos les contaré cómo me siento y qué es lo que estoy pensando. Seré sincero/a con ellos. Intentaré no
encontrarme sólo/a en este momento y que alguno de mis apoyos esté conmigo.
En caso de que me siga encontrando mal puedo llamar a los siguientes recursos de ayuda:
1. _______________________________________
2. _______________________________________
3. _______________________________________
En caso de que mi PLAN falle y exista un riesgo inminente: LLAMARÉ AL 112 O Al Teléfono De La Esperanza
O Acudiré A Urgencias Del Hospital Más Cercano.
Bibliografía:
https://consaludmental.org/publicaciones/Guiaprevencionsuicidio.pdf
http://www.cop.es/pdf/Guia-digital.pdf
Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida.