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NUESTRA SEÑORA DEL TOTUMO

Hacia el año de 1650 llegó a San Cristóbal de Cumanagoto un rico


comerciante que traía una bella imagen de la Virgen del Socorro, pero
cuando fue a enseñárselas a sus familiares, no la encontró; extrañado
comentó:

-¡No puede ser! Yo mismo la guardé en la maleta.

Ese mismo día al caer la tarde, tres pescadores que regresaban a sus
casas encontraron cerca del río Neverí, sobre un frondoso totumo, una
preciosa imagen. Los pescadores contemplaron admirados a la Virgen del
Socorro que parecía mirarlos dulcemente, Adolfo, el más decidido, la tomó
con cuidado mientras decía: Se la llevaremos al párroco.

Los tres pescadores llegaron a la


Casa Parroquial y le entregaron al
Padre Juan Cano la pequeña imagen
que él recibió con júbilo. Éste la colocó
en un altar de la Iglesia. A la mañana
siguiente, cuando fue a celebrar la
Santa Misa, no encontró la imagen de la
Virgen; llamó al sacristán y le preguntó:
Andrés, ¿Dónde colocaste la Virgen del
Socorro?

-Yo no la he tocado. Esta mañana


cuando llegué ya no estaba.

-Es extraño, ¿Qué pudo haber


pasado? Ve a la casa de los pescadores
y pregunta si ellos la tienen.

Al recibir los pescadores la noticia


de la desaparición de Nuestra Señora del Socorro, se dirigieron hacia el
totumo y…, efectivamente, allí estaba; en el mismo lugar donde la
encontraron la tarde anterior. Esta vez fue José quien con gran respeto la
tomó y se la llevó al Padre Juan Cano.

Al amanecer del día siguiente las campanas de la Iglesia Parroquial


repicaban alegremente llamando a los feligreses; pero, cuando el Padre
Juan llegó a la Iglesia el sacristán muy compungido le dijo: La imagen de la
Virgen ha desaparecido de nuevo.
En la tarde, guiados por los pescadores, el sacerdote y algunos
vecinos fueron hasta el totumo. Allí estaba, en el mismo lugar de los días
anteriores. Todos se arrodillaron y rezaron con devoción el Santo Rosario;
luego, el Padre Cano tomó en sus manos a la Virgen del Socorro y
cantando himnos marianos llegaron a la Iglesia.

Al día siguiente la imagen había desaparecido nuevamente, el Padre


Cano desconcertado no sabía qué hacer, pues intuía que era un mensaje
divino. Convocó a los fieles y en procesión, llevando al Santísimo
Sacramento, se dirigieron hacia el totumo.

Las ramas del totumo lucían más verdes y brillantes y bajo la misma
rama de los días anteriores estaba la Virgen del Socorro. Con gran alegría
el Sacerdote tomó la milagrosa imagen y así, entre cánticos y rezos llegaron
a la Iglesia donde el párroco los convocó para el siguiente día. Celebrarían
una gran fiesta en honor a la Virgen del Socorro o del Totumo, como ya se
llamaba.

La Iglesia se llenó de feligreses; todos querían venerar a la Santísima


Virgen. Después de la Santa Misa el sacerdote dijo:

-Hermanos estamos aquí para celebrar con alegría la venida de esta


sagrada imagen; los acontecimientos que hemos presenciado son una clara
demostración de la protección de la Santísima Virgen del Socorro para este
pueblo. Todos gritaron ¡Viva Nuestra Señora del Socorro!

La Santísima Virgen complacida con estas demostraciones de fe y de


cariño se quedó en la Iglesia Parroquial de San Cristóbal hasta el año 1671
cuando se unieron las Villas de San Cristóbal con Santa Eulalia para formar
la de Barcelona; poco después la imagen fue trasladada a la nueva
Parroquia de Barcelona y colocada en un altar especial. Allí siguió obrando
portentos y su culto se fue extendiendo a otros lugares vecinos. Son
muchos los favores atribuidos a Nuestra Señora del Socorro. La Virgen del
Socorro o del Totumo se venera en la Catedral de Barcelona.

FESTIVIDAD MARIANA: 27 DE JUNIO

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