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FLORENCIA ABBATE

BIBLIOTECA
FEMINISTA
Vidas, luchas y obras desde 1789 hasta hoy

S Ptaneta
t

CAPíTULO 1

Las revolucionarias
y Ia lucha por la ciudadanía

E1 1'1 dejulio de 1789 quedó signado como ra fecha de inicio de la d

R.e'rlucién fiancesa y de la reconfisuración política de occiden-


-r. pero lo cierto es que el período
duró años, que sufrió severos
'-,it-ettes y que contenzó
mucho tiempo antes. Cualquier rnanual
,'.rede dar cuenta de esto, pero lo que rara vez sc menciona en los
-1ra,,ales es el papel crucial que tuvie'on las rnujeres e, aquellos
;rios en que la fbrma de entende'el prcler cambió para sienrpre.
Desde aq,el 14 de-iulio ,o pasaría un día sin que esta revolu-
i,ir) en movimient, registrara nor,eclades. pero pocos ac.nteci-
:Lientos fueron tan determinantes como los ocurridos entre el b
tr cie octubre, cua,d. [u'o luliar la Marcha
hacia \¡ersalles, tarn-
;,É, conocida como la Marcha de las Mujeres. Fue a partir cie esta
r()testa que se loe'ró destruir el aura de inr,encible que tenía la
-i r]¿uqlría y marcar, así, el cornienzc¡ del fin cle la resistencia clel
. .\ corltra la corriente reformista y revolucionariiL.
Este aconteci-
-iento fundante de Ia revolución estuvo or.g¿rrriz¿rdo l.prt¡tagoni-
rci. p,r mujeres de las clases popula.es, a tai punto que el fám,-
' lristoriadorJules Michelet, en su libro Mtrjeres tle l,a Reartlut:ión
:f7), diio: "Aí como la rer,'olución clel 14 cle.iulio perrerece ¿1

r ht.irnbres, la revcliución del 6 de octubre, natural, leeítima, ne_


r. iariA, r,erdaderamente popular, pertenece
exclusir.¿rrnente a I¿ls
.Lrjeres". Y esclibió una frase dignir cle quedar en la histori. cle
-,e\rras luchas:
"Los hornbres tornar-on la Bastilla v las nnrjer es to-
..rron el poder real".
22 BIBLIOTECA FEMINiSTA

Francia atravesaba una profunda crisis económica y cultural.


A lo largo de ese año, la parte del presupuesto que representaba
para una fámilia del pueblo acceder al pan llegó a alcanzar el BB
por ciento, de modo que soio les quedaba el 12 por ciento de los ::
ingresos para los demás gastos. Por otra parte. la mentalidad de la
población había comenzado a transfr¡rmarse vertiginosamente al
calor de nllevas ideas: la Ilustración no fue solo un movimiento cul-
tural, también se vivió de manera inconsciente, era la expresión de
una crisis de autoridad y fue parte de un discurso político nruchcr
más amplio. Las ideas cleJeanJacques Rousseau y el enciclopedis-
mo, entre otras manifestaciones político-culturales, habían dejado
de pertenecer exclusivamente a los filósofos; antes de 1789, Ias no-
ciones de igualdad, ciudadanía, nación, contrato social y voluntad
general va circulaban por la sociedad fiancesa, qne comenzaba a
cuestionar los poderes fündamentados en principios arbitrarios.
Unos meses antes de la Marcha haciaVersalles, el 14 dejulio, el
escenario político v social dio un r,uelco determinante: una multi- : :::-: : -1,:
tud tomó la prisión cle la Bastilla y este acontecimiento inició la ola
de levantamientos que hoy se recuerda como el comienzo de la re-
volución. La primavera y el \¡erano de 1789 fueron testigos de insu-
rrecciones municipales que representaban un desmoronamiento
sin precedentes de siglos de gobierno de la realeza. El golpe había
sido dado y todo comenzaba para no volver atrás: la noche del 4 de
agosto, la Asamblea Nacional abolió el feudalismo en el plano ju-
rídico. En paralelo, hacia el mes de septiembre, la situación de cri-
sis económica y alimentaria no se revertía, sino que empeoraba: el
pueblo de París tenía hambre y ni siquiera se corrseguía pan.
El 1" de octubre, muchas mujeres de ias clases populares, que
habían llegado al punto de no pocler alimentar a sus familias, se in-
dignaronalconocerlanoticiadequelaGuardiadeCorps
tropa de la casa real- había ofrecido un sran banquete a los regi-
mientos de Flandes, justamente a los militares que había llamado
el rey para reforzar la defensa de la ciudad de Versalles, donde él y
la reina I'ivían y en cuvas inmediaciones sesionaba la Asamblea Na-
cional. Se decía que, durante el brindis, los oficiales de arnbos re-
gimientos, saltando sobre sus sillas, habían aclamado al rey y a la
t:

:S REVOLUCIONARIAS Y LA LUCHA POR LA CIUDADANÍA


23

reina y habían pisoteado la escarapela revolucionaria. Ese mismo


clía, un testigo escuchó a Lrnas mujeres afirmar que aquellos guar-
dias se arrepentirían del banquete que habían organizado.
Apenas tres días más tarde, un grllpo de mujeres se reunió en
la zona del Louvre y decidió que, al día siguienre, harían una pro_
Ie sta por el hambre y los precios altos y saldrían camino a versalles
en busca del rey Luis X\rI para llevarlo a parís; no era poca cosa:
1a residencia del rey en versalles era la manifestación física del po-
der más imponente en la Francia del siglo xvrrr. En la madrugada
ciel 5 de octubre, una gran cantidad de mujeres se congregaron
err la plaza frente al Ayrntamiento de parís, invadieron el edificio
i se apoderaron de pólvora y cañones. Eran mqjeres del pueblo,
1a mayoría comerciantes y trabajadoras, vendedoras del mercado
parisino de Les Halles y obreras de los arrabales cle saint-Antoine. é

con cuchillos de cocina, picos y otras armas improvisadas, salie-


ron a protestar por la crisis económica y terminaron provocando
una irreversible crisis política.
Mientras ellas se ponían en marcha, durante la mañana del lu-
nes 5 de octubre, en la sesión de la Asamblea Nacional se discutió
sobre si el rey aceptaría o no la Declaración de los Derechos del
Hombre y del ciudadano, que había votaclo la Asamblea clespués
de un arduo trabajo y que constituía el punto principal de la agen_
da revolucionaria, la antesala de la primera constitución para una
repúrblica. El día anterior, el rey había advertido que no estaba con-
de firmar esa declaración. Ngunos diputados proponían ir
'encido
a ver personalmente al rey para pedirle que la aceptara. otros te-
mían que el rey, envalentonado por la creciente presencia d.e tropas
reales, pudiera incluso tomar la decisión de disolver la Asamblea.
En medio de las largas discusiones de los diputados, en esa
Asamblea exclusivamente por varones-, se conoció la
-integrada
noticia de que siete mil mujeres avanzaban hacia versalles con dos
cañones que se habían robado. Nadie podía creerlo, pero mien-
tras ellos permanecían con sus debates, las mujeres de parís re-
corrían, bajo una lluvia torrencial, aquella distancia de poco más
rie veinte kilómetros. Horas después, el recinto cle la Asamblea,
donde no se permitía el ingreso de mqjeres, quedó rebalsado por
24 B BL OTECA FEN,lIN]STA

la irrupció'de .nas q.inie,tas manifestantes, empapaclas, ham-


brientas v exha,stas, q.e oc.paron sin pedir permiso alg,nas c1e
las bancas, se sentarorl al lado cre los diputaclos exigiero,
,v que se
tomaran medidas lrrs-entes pala resolr,er la fálta cle pan.
Tras'arias horas de igetreo, Ia Asambrea pro,.rrgó, finalmen-
te. url decreto con el fin de f¿rcilitar la circulación cle granos v ha-
rina. \h se estaba haciendo cle noche cua,do una m,jer se acercó
a un diputado _r,, mostrándole u, cuchillo, le preguntri si
los depar_
tameutos reales estaban tan bien vigilados como se decía.
Lejos de retornar a París, las mujeres perma,ecieron, conven_ tr

cidas y organizadas, en las inmecliaciones de la Asamblea y el pala_


cio a la espera de nna respuesta concreta a su reciamo. EI rev, que
aquel día había salido a cazat, fue advertido cle la delicada situa-
ción. Por,na c.estión de honor fie,te a la presencia de las ma-
niféstantes, no poclía escapar. pero tampoco orclenar disparar co'r-
tra una m.chechimbre conforurada pri,ciparmente por mqieres.
Entcinces, dio la orden de cerca, con barricaclas el paracio de ver-
salles, pero pidió que no se empleasen las armas.
r}rrante la tarcle, en las avenidas r. las plazas cle \¡ersalles se ha-
bía irlo coneregando mucha e.e,te; pero, hacia la noche, se había
dispersado o se había refirgiaclo e, las tabernas del pueblo para
entral' en calor. Hacia las ocho de la noche llegó una orden del
rev rlonde, sin decir nacla de ia Deciaración, prrmetía vagame,te
la libre circ,lación de granos. por su parte, los guarclias cle corps
se mantenían en s,s puestos, ubicados en un extremo del
palacio
con la misió, de nantener el orden. Tocio parecía tranquilo en
esa zona hasta que, entre las cinco y ras seis de la mañana d.el
mar-
tes 6 de octubre, ias n'ranifestantes lograron introclucirse en la re-
sidencia leal a rrar,és de los pasajes inreriores del.jardín.
un soldaclo cle la Guardia Nacional declaró días rnás tarde que
su escuadr'ón se había dirigiclo a 1as cinco de la mañana hacia la
Piaza de Armas y que había'isto ilegar a una murtitud cre mujeres
que. al a ellos. llabían ciicho: .;Aqrrí esr¿in Ios sinverguen-
'erlos
zasI", los habían rodeado'obligado a disparar contra los euardias
de corps mientras otras mujeres forzaban las rejas del palaci.. Algu-
nas in'aclieron las cocinas y las antecárnaras, otras se precipitaron
1

--
_AS REVOTUCIONAR]AS Y LA TUCHA POR LA CIUDADANÍA

hacia l,s departamentos reales v empezaron a gorpear ia p,erta cre


l.r ll;rLritación de Ia |eirra Nlar ía A¡tonicra. qrr('apcnas rtrr-o riernpo
cle abandona' el l,gar v correr desesperacla al il,rmitor.io clel re1,,
que estabzr emplazado en el cuerpo centr¿rl del edificio.
La situació, ya era abs,lutanrente crítica. En ese contexto de
caos, ellas aprovecharon para irnponerse y exigieron que el re\,,
su
tamilia v sll corte, así como la asamblea Nacional, se trasladar¿rn
¿ París l'residiera, desde e,tonces junto al p.ebio. La reina,
aho-
gacla en sollozos, llegó a decir: .euieren imponer qrre el rey
v _vo
','ir\.¿1116t a París con las cabezas de nuestros guarclias al frente cla-
r adas en los picos".
Hacia el mediodía, el rey va se había rendiclo y la inmensa r,.l-
titud ac.mpañó a Ia familia real y a .n grupo cie .ien cliputaclos
rle regreso a París con los solclados cle ra Gua'clia Nacional al fi-en-
¡e. Se dice que estas rnr-1ieres, vesticlas con ropas har:rpientas, iban
nrc.¡ntadas en los cañones v riéndclse alegremente; aleunas, aclor-
r radas de Ia cabeza a ios pies co, las
escarapelas tricolores cle la re-
iolucirin. Para ese rnomento, la rnasa rebelde llabía crecid, y ya
ie contaba con decenas cle miies en aquel r.iaje cle vuelta
que duró
i-erca de nlle\re hr¡ras. una inédita se,sación de r,ictoria sobre
el
-\ntiguo Régirnen inundaba al pueblo.
Frente a esta inrnensa derrota política cle la monarquía, el re_v
rLo solo prometió abastecer-de pan a parís, si,o también
aceptar
f .is clecisiones de la A,amblea Nacionar y firmar ia Deciaració,
de I

ios Derech.s del Hombre,v der ciudadano, que f.e el primer


paso
¡rara lograr la co'stitución. Ahora, la Asamblea Nacio,al'eía ea.
t'¿rntizada su existencia y su éxito, un logro, a toclas luces, alcanza-
c1, gr¿rcias a la valiente intervención cle las nrr!eres. pero,
en lusar
c1e agradecerles, los dip,tados cle la Asamblea orclenaron
una in-
r estigación acerca de los cometiclos
"delitos, del 5 al 6 de octubre.
\Iás allá cie esta injusticia de esta traición, por la cual mu-
-incluso
ehas ma,ifestantes debieron enfie,,ur car{ros curnplir penas-.
1
la Ma'cha hacia \¡ersalles lire Lin punto de inflexiórl para las mrgc-
fe s, porque dernostraron que no eran irreler,antes en la
Yicla poií-
iicn, como se pensaba, sino que estaban a la r,,arguarclia en aucla-
cia v eran capaces de hacer co,tribuciones clecisi'as a la causa cle
-&r-

BIBLIOTECA FEI\4INISTA

la revolución, que también era su causa. .Ial


después de la marcha, apareció un
es así que, pocos días j ,rniversalidad
documento dtulado
urr uuLurrtcrrLU petición de
LlLLllaflo retlcl
las Damas a la Asamblea
urud 1\dLr(rtrar.
Nacional. [ste
Este texto, dtrtgido
dirigido a los políti_
I
cos reformistas v rel'orucionarios, constituye
una muestra dee que Y*"
las mujeres de la época tenían una clara
conciencia de que debían
acceder a los mismos derechos que los hombres:

ustedes decretaron generosamente la igualdad


de der.echos
para todos los indi'id,os; hicieron caminar
al humilde habi-
tante de las chozas en igualdad con los príncipes
y dioses de
la tierra [. . . ] . Los talentos, liberados de las
( tristes trabas de un
nacimiento innoble, podrán desarrollarse ahora
con confian_ . ll
zav el que los posea ya no estará forzado a mendigar
conba_
jezalaaprobación cle un imbécil protecto¡
a adular a un igno_
rante o a tratar de monseñor a un fatuo
[...]. y la tierra verá
estupefacta nacer en su seno esta Edad de
Oro, este tieurpo
afortunaclo que hasta ahora solo había existido 1.. I -.

ciones cle fábrrla de los poetas.


en las descrip_ ' --
¡Ah, ilustres señoresl, lnoso_ i
:,
.:-- 1-
tras seremos las únicas para las que siempre -1 -
existirá la Edad ---:_
_ .f i
de Hierro, esta edacl desdichada que surgió -
con el origen del
mundo y que, siglo tras siglo, llegó sin interrupción
.:
hasta no_
sotras? ['..] ustedes han clestruido el fantasma
del despotis-
rno, ustedes han pronunciado ese hermoso
axioma digno de
ser inscrito en todas las frentes y en toclos
ros corazones: los
franceses son un pueblo libre... toclos los
¡v días siguen permi_
tiendo que trece millones de esclavas lle,en u..go.rroru_.rrr.
Ias cadenas de trece millones de déspotasl

Este fragmento, precioso y elocuente,


confirma que la opresión,
en todos sus aspectos, había dejaclo de entenderse
como urr «fla¿c¡
natural" o una'oh.rntad dir,ina, eso había dado
,v paso a Ia idea de
que todo podía cambiarse _v mejorarse. Es por
esto que la Revolu_
ción francesa seneró también una potente ecrosión
de recramos
que hoy llamamos feministas: las mujeres se
expresaron como su_
jeto político colectivo y rucharon por ser
reconocidas como libres
e iguales en la nueva sociedad que estaba
en construcción.
LAs REVoLUCToNARTAS y LA LUCHA ÉoR rn cruonolnía -

1¡ universalidad, ¿restringida?
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano es
r1 documento fundacional de la Revolución francesa y uno de los
inás importantes de la historia occidental, ya que sienta los prin-
cipios de la democracia liberal y, entre otras cosas, se tomó como
nrodelo para la Declaración Universal de los Derechos Humanos
¡n 1948. La declaración fue elaborada a 1o largo de siete días por
,rr-r pequeño grupo de destacados portavoces cle la filosofía de la
Ilustración radical, quienes discutieron arduamente hasta llegar a
..r i-ersión final del texto. En una semana, Condorcet, Mirabeau,
>ier'és. Volney y Brissot, entre otros pensadores y políticos, se pu-
)1eron de acuerdo en cuáles eran las bases sobre las cuales cons- {
luir el "verdadero sistema del mundo social". Era el conjunto de
-,rs principios cardinales para un nllevo orden con el que se con-
.urraba la destrucción en toda regla del Antiguo Régimen. Y algo
.nlportante, que pocas veces ocurre, es qlre estos constituventes re-
-iactaron la declaración para su país, peru eran conscientes de la
,nfiuencia que tendría en todo el mundo; en ella se insiste en el
-rLrácter universal de los derechos proclamados, por su fundamen-
:,., racional cuya validez se considera absoluta.
Curiosamente, el filósofo Nicolas de Condorcet había sido uno
ic 1os más tempranos defensores de la idea de que las mujeres tam-
¡ién debían tener derecho a convertirse en ciudadanas de la nue-
'.
r nación, y en i 790 teorizó sobre ello de manera rotunda y clara,
-.iirnrando que «o ningún miembro delaraza humana tiene dere-
-l-Los naturales o todos tienen los mismos". Sin embargo, este tras-
-endente documento que fue la Declaración era ambiguo respecto
1e sr las mujeres podrían acceder a la ciudadanía: ¿la palabra hom-
: izs, utilizada como universal, iba a incluir a todas las personas o sim-

:rlenrente a los varones? Esa duda se despejó totalmente al promul-


: ¿rse la Constitución de 1 79 I . a Ia que la Declaración se incorporó
-,--,mo preámbulo: la primera Constitución de Francia instituvó so-
--,rnente una ciudadanía masculina y restringida a los propietarios,
.i qile solo fueron reconocidos plenamente ciudadanos ("6i11¿u¿u-
]r¡s activos") los varones que pagaban impuestos. Los \¡arones que
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no pasaban irnpuestos fuelon considerados cle todas maneras ciu-


dad¿rnos ("ciuclaclanos pasir,os,), aunqlre no poclían ejercer ciertos
derechos, como'otar. Pero. en el caso de las mqieres, directamen_
te, fuimos exchdd¿rs de Ia definición de la ciurladanía.
De esta manera, el primer racionalismo il.strado e ideario li-
beral respecto de una potencial .¡¡iysrraliclad, de los principios
sobre los que se iba a construir la nlleva socieclacl f.e severamen-
te limitado, .v derir,ó hacia la idea de q.e las rnujeres, por- «¡1tili_
clad pública", debían mantenerse en el, ámbitr¡ clomé.stico:, ser repre_
sentadas en la esfera pública por un r,arón. Esta consicleración de
las mujeres corno seres tratados como menores de edad co, «res-
I ponsables" \¡arones a cargo no solo se instituyó, sino que se tomó
como modelo a nir,el mundial v fue el criterio utilizado en las le-
sislaciones de muchos países.
Frente a aquelia alev.sa traición a las mqjeres, el 14 cle septien-r-
bre cle 1791, olvrnpe cle G,uges, quien había i*ter-venido con f.er-
za en política en los años prer,ios l'estaba intensamente compro-
rneticla tanto con la causa de Ia revolución cono con la lucha por
los derechos cle las mujeres, presentó,n clocurnento que se titura-
ba Declaración de los Derechos de la Mujer y cle la ciucladana.
El texto empieza con un breve y desafiante prefacio en el que
Oly,mpe interpela a los r,,arones: .Hombre,
¿eres capazde serj,sto?
LIna m,jer te hace esta preg,nta,. ydenu,cia el despotismo machis-
ta de los re'olucionarios: -Extraño, ciego, hinchado con la ciencia
y clegenerado un sislo de il.stración v sabicluría- en la is,o-
-en
rancia más crasa, el hombre quiere ordenar como un cléspota a u,
sexo que está en la plena posesión de sus facultades intelectualesr.
A menudo se dice que esta obra cre De Gouses es Lrn «calco» de
la Declaración cle los Derechos del Hombre, pero inclu_ve,clo a las
muje'es. La afir,ración es basta,te i,justa con la autora, ya q,e no
se trata de un calco sino de una reescritura. si se comparan ambos
documentosl se ye que, en algu,os artículos, ella se limita a asre-
gar a las rnujeres como s.jetos de los derechos
ya clef iclos, pero en
otros cre¿I nuevos derechos que les hacían falta a las mujeres. El pri-
mer y seguncl0 artículo sorl casos en los qlre simplemente incorpo-
ra a las muieres. Por ejemplo, el artículo ri establece:
"La finalidacl
t

:S REVOLUC]ONARIAS Y LA LUCHA POR LA CIUDADANIA 29

tl- cle tocla asociación política es la conservación c1e los derechos rratu-
OS raies e imprescriptibles del hombre. Táles derechos son la libertad,
:fl- la propiedad, la seguridad v la resistencia a la opresi«in"' Olympe
1o reescribe así: .La finalidad de toda asociación política es la con-
li- servación cle los derechos naturales e imprescriptibles de la mujrrv
OS e1 hombre. Estos clerechos son la libertad. la propiedad, la seuuri-
itI- dacl ,v, sobrc torlo,la resistencia a la opresión" (el destacado es mío) '
ili- El impulso creativo de la atttora se observa, por ejernplo, en la
re- leescritura del tercer artículo, doncle arnplía la definición del con-
de cepto de nación. El original ¡li6g; "EI principio cle toda soberanía
es- reside esencialmente en la nación"; ella añade que «reside esen-
nó cialmente en Ia nación, que no es sino la reunión de la mujer,v el
le- hornbre,. Al artículo n¡ lo transfbrma por completo' Según el ori-
ginal: .La libertad consiste etr poder hacer todo aquello que no
m- oerjudique a otro: por eso, el e-iercicio de los derechos naturales
er- rle cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a
ro- Ios clemás miembros de la sociedacl el goce de estos mismos clere-
|or chos,. olympe denuncia aquí la usurpación padecida por las mu-
la- jeres: .El eiercicio de los derechos naturales de la mqjer no tiene
la. ntás límites que la perpetua tiranía a la qr"re el hornbre la sornete".
üe Fuerte y sarcástico, sll texto aborda cada uno de los diecisie-
to? te artículos del preámbulo cle la Constitución,v pone en evidencia
1¿t omisión flagrante de las ciudadanas. En el artículo \rI, que
ús" esta-

cia blece que todos los hombres son iguales ante la le,v, Olyrnpe agre-
10- {a a las mujeres como iguales atrte la le¡ pero además añade que
un cieben ser "igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos
,S». '' etnpleos pírLrlicos,, abogando así por el derecho de las mujeres
de e trabajar. También rransfbrma y amplía el artículo x. Allí donde
las clecía: "Nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso reli-
el orden pírblico
fto liosas, siempre q¡e s¿ manifestación no perturbe
)os establecido por la lsy,, ella suma una frase de su coleto: "La mu-
1er tiene derecho a subir al cadalso; clebe tener ig¡alnente
el cle-
fe-
en lecho de subir a la tribuna», reclamando el derecho cle las mr{e-
)ri- res a participar en el debate político.
po- El artículo xr es el mayor ejemplo cle la invención de utr dere-
tad clto que atnñe a las muieres: el derechcl al reclamo p<-lr paterlridad.
30 BIBTIOTECA FEI'IINISTA

El orieinal dice: "La libre comunicación de pensamientos y de opi-


niones es uno de los derechos más preciados del hombre,. La au-
tora propone: «La libre comunicación de pensamientos y opinio-
nes es uno de los derechos más preciados de la mujer, puesto que
esta libertad garantiza la legitimidad de los padres con respecro a
los hljos. Toda ciudadana puede decir libremente: 'yo sov madre
de un hijo que os pertenece", sin que un prejuicio bárbaro la obli-
gue a disimular la verdad". En este caso, Olympe conüerte lo per-
sonal en político, dado que al parecer ella misma no había sid.o re-
conocida por su progenitor y conocía muy bien los problemas que
debían enfrentar las muchas personas que habían nacido en una
situación similar a la suva, así como las madres que no podían re-
clamarles nada a los padres biológicos de sus criaturas.
Por último, en el artículo xvr, que habla de la necesidad de
una Constitución, Olympe afrrma audazmente: «La Constitución
es nula si la mayoría de los indil.iduos que componen la nación no
ha cooperado en su redacción». Este es un punto notable, porque
está invalidando la Constitución que acababa de promulgarse por
el hecho de que los hombres no les habían permiticlo a las mujeres
participar de la discusión sobre aquellas trascendentes definiciones.
El epílogo merece una mención aparte. Si en la introducción in-
terpelaba a los hombres, aquí les habla directamente a las mujeres:

¡Mqjer, clespiertal; las campanas de la razón se escuchan en


todo el universo; reconoce tus derechos. t...] El hombre es-
clavo ha multiplicado su fuerza y ha necesitado recurrir a Ia
tuya para romper sus cadenas. Pero, una vez en libertad, se
ha wrelto injusto con su compañera. ¡Oh, mqjeres, mujeresl,
¿cuándo dejarán de estar ciegas?, ¿qué ventajas obtuüeron de
Ia revolución?: un mavor desprecio, un desdén más marcado.
t...1 ¿Qué te queda entonces? La conúcción de las injusricias
cometidas por los hombres. El reclamo de tu patrimonio, fun-
dado en los sabios decretos de la naturaleza, ¡por qué habrías
de temer por una empresa tan hermosa? Sean cuales fueren

t las barreras a las que tengas que enfrentarte, está en tu po-


der superarlas: solo tienes que deseailo. [E1 destacado es mío.]

[l
I,IISTA rs REVCLUCIONARTAS y LA LUCHA poR Ln cluoaonxíe
31
\

oÉi- Este mensaje, que convoca a animarse a superar las


l[
barreras y
.au- 1¡lchar por «¡¡¿ empresa tan hermosa» como el feminismo,
afirma
nio- ciue solo basta con desearlo. En estas líneas, Oly.mpe
de Gouges nos
!lue ha dejado el legado del deseo corno motor de cambio. y
si bien,
loa corno era esperable, su declaración no fue tenida cuenta
por los
dre políticos de la época, con el tiempo llegó a convertirse en ,n
tex-
,bli- to fundacional de la historia del feminismo, porque supo
denun_
¡er- ciar la farsa de una supuesta «u¡iy..ralidad, que e"clría
a la mi_
re- rad de la población.
Iue
rrra
re- La vida de Olympe

c1e olvmpe de Gouges nació en una modesta familia de Montauban


,ttl cl 7 de mayo de 1748. Su nombre de origen era Marie Gouze,
y el
lt) de casada, Marie Aubry. Su padre, pierre Gouze, era
carnicero, y su
t.1e Anne-olympe Mouisset, hlia de un comerciante de teras. se-
'radre,
r )1' fírn ella, su padre biológico no era pierre Gouze sino un persona-
-es ,e de la nobleza,JeanJacques
Lefranc. el marqués de pompignan.
como muchas mujeres, Marie fue obrig'ada a casarse, a los i6 años,
I lt- con un hombre mucho mayor, Louis Arbrv. poco después,
tuvo un
hijo, pero el matrimonio duró poco, dado que pronto quedó
üuda.
Cnando su esposo murió, elra se negó a la convención sociar
de ser
ilarnacia üuda Aubry y se tomó la libertad de in'entarse
un rruevo
nombre: Olynpe de Gouees. En |TTO se mucló con su hijo parís,
a
jlrró no a casarse v comenzó una r.ida completamente distinta.
'olver
Aun cuando no había podido acceder a la eclucación formar y
cscribía con muchísimos errores ortográficos, ella decidió ranzar-
!e a una carrera literaria. Entonces comenzó a frecuentar
los salo-
.es literarios parisinos y conoció así a las élites intelectuales
y polí-
ricas del momento. se mantuvo firme en su creseo
de nunca volver
l casarse v se convirtió en amante de varios hombres de alto ran-
¡o social. En el terreno de la literatura, se dedicó a escribir obras
¡eatrales. si bien había una docena de dramaturgas cuyas
obras se
habían presentado en la comédie-Franqaise, se había, publicado
cle forma anónima o con seuclónimos masc,linos,
y si ras autoras
BIBL OTECA FEMIN]Si-

tenían el éxito s,ficiente para,sar s.s propios nombres,


debía'
limitarse a te,as qre se consideraran a.ec.ados
para su género.
olympe rompió con esa rraciición, publicó bajo su propio
ncrmbre
obras con temas poiémicos, que la crítica siempre
menospreció r
has¡a riclic.lizó. Tal era el sarcasmo y la hostilidarl
misógina de los
críticos que uno cle elos acuñó esta frase: *para
escribir una b,e_
na obra, se necesita tener barba,.
La c-¡bra teatrar rnás conocida de oll,rnpe se titula
La e.scraait,tr
tle kts rtegro.s o elfeliz rutufirtgiolt aborda un
tema que era objeto de in_
tensos debates. Tán polémica era que en la comédie-Franqaise
la tu-
archivada drrra,te cuatro ¿rños. se trata de,na obra
( 'iero, q,e pre-
senta l¿r perspectir'a e, pri,re,a persuna cle un
esclavo. cuanáo regó
por fi, a escena, no pasó rie ra tercera firnción, clebido a sabotaje-:
organizados por c,lonos franceses, profu,damente
dependientes
de la trata de escla'os, que estaban enfurecidos
-v contrataron mato-
nes para carsar estragos en el te¿ltro. A raíz
de esto, ne Gouges so_
licitó, e, uno de sus panfretos, que se creara un seguncro
teatro na-
cional, dedicad, exclusi'amente a las procluccio,es
de ras mtlieres.
Lo de la obra no fue also aislaclo: Olympe füe una
tenaz mili_
tante de la causa por ra aborición cle la esclar,,itud,
al igual q,e fe-
ministas posteri.res, corno ras s.fragistas estadounidenses
cle me-
cliados del siglo xrx. En 17BB publicó el ensayo .Reflexiones
sr¡bre
los hombres ner¡ros» y fue invitacla a ser integrante
del Club de los
Ar",igos de los Negr,s. Los principales dirigentes
del mor.imiento
abolicio,ista, corno er abate Grégoire y el dip.tado
sirondino Bris-
sot, la respetabal] por su compromiso con esta
causa.
En sus panfletcis, orvmpe ploponía políticas públicas
de van-
guarclia para entonces, tales como talleres de
oficios para gelt-
te sin empleo, para personas a,cianas v asistencia sociar
''gares
par-a'iudas, madres sorteras niñxs huérfanxs. La mavoría de s,s
reclamos tu'ieron que \.er cou '
sLl compromiso fé,rinista. Les exi-
gió a los políticos más oporrunidacles de empreo
para ras mujeres.
una mejor educació, para las ,iñas, la resulació,
cre la p.ostit.u
ción, la incorporació, cre ras ,rujeres al ejército
de la Guar-clia Na-
cio,al, que las personas Lrsara, er apellido del padre y
cle la madre.
que se suprimierar el sistema de la clote por supuesto,
),, también
:S REVOLUCIONARIAS Y LA LUCHA POR LA CIUDADANiA 33

(clamó por el derecho al divorcio, indispensable para no quedar


.lirapaclas por la institución del matrimonio, a la que definió como
,, .tumba de la conlianzay el amor».
Su obra teatral [,u necesidad del tliaoroio (1790) i]ustra la impo-
-1lcia de las mujeres dentro del matrimonio v la escribió en for-
r-.r simultánea a un debate sobre el tema en la Asamblea Nacio-
.Ll, Francia sería el primer país occident-al en legalizar er divorcio
., i años después, una importante conquista en beneficio de las
,ir jeres. Otra de sus obras, El conaento o los aotos obl)tado.s, pone en
-'.'Lclencia la desesperación de las mujeres que, en ürtud de una
,mplicidad de la Iglesia con el derecho tutelar ejercido por los pa-
.rntes masculinos, se veían fbrzadas a entrar en conventos y con- I

:rtirse en monjas contra su voluntad. Olympe estaba convencicla {i

r- QLie la revoiución debía dar también a las mqjeres el don cle la

'rcrtad: "Mientras los hombres no posean la amplitud mental s.-


,-ieilte para ocuparse de la gloria de las mujeres, el Estado jamás
.'rrsperará>,, eScribió.
De Couges había sido afín al partido de los girondinos y fue
. ..:r'emadamente crítica de la violencia que implementaron los ja-
irir-ros apartir de 1792. Esto determinó su suerte, ya que había
:' .rdo jugando con fuego, distribuyendo folletos por todo parís
-,lcluso en los pasillos de Ia Asamblea Nacional- en los que de-
.raba a Marat, a Robespierre y a partidarios; luego, incluso
sr-rs
.', o e1 impactante arrojo de manifestarse completamente en con-

., c1e que los-jacobinos ejecuraran al rey. El Z1 de enero de 1793,


,
-tacobinos ejecutaron al rey y en junio arrestaron a Olympe. De
,1ncl'a temeraria o quizá porque sabía que su mllerte ya era ine-
. -ib1e, desde la prisión se dedicó a denunciar con obsrinación a
,: jlerseeuidores, pero no tuvo eco, a pesar de haber escrito dos
,rtletos con amplia difusión:
"Olympe de Gouges en el Tribunal
: , riucionario" y "Una patriota perseguida".
Ba-1o el cargo de traición a la parria, Olympe de Gouses fue eje-
,rcla en la guillotina de la plaza de Concordia el 3 de noúem-
. c1e 1793, a los 45 años. La noticia sobre su muerte en el diario
'¡'loniteur uniuer.sel,
decía: -Ella quiso convertirse en figurir pú-
¡ r la le1, la castigó como corresponde a una conspiradora qlre
,[

BIEL OTECA

olr.idó las virtudes que conr-ienelt a su sexo».


En su .Testatnenro
político", la propia Ollurpe escribió; *Le de.jo mi
corazón a la pa-
tria; rrri hr-,nr:stir1acl a ios hombres. l¿r necesi[an,
y mi alma a las mlr-
jeres, no les lurgo un regalo cle incliférenciA...,

Una amazona en ias Tullerías

Pocas veces se dice que el asalto al palacio


cle las Tuilerías, la úil_
tima sran i'surrección pop.rar en el cami,o hacia
ra pr:oclarna-
ció, de la primera república cremocrática en el
I sris líderes a una
muncro, tr'o
mujer: Théroisne de N4éricourt. Et 10 cle asostrr
de 1792, duranre aquella ir*,asión popular a la
enrre

nr-reva vi'ienda clei


rey pocos años a.tes había siclo arrancado de versalres-.
L,is-quie,
X\{ tuvo que huir 1, buscai refusio y protección e, la Asam_
blea, pero ni así pucro salvarse: er p.eblo
presionó a ros legislaclo-
res para que destittr_veran al rev y se llamara
a elecciones por sufr.a_
gio universal, Io que significó el fin de la monarq,ía
constitucioral
v el comienzo de la democracia. pero
el sufraeio .universal, nr_,
fue reaimente universal, va qLre, si bien el derecho
se amplió para
que votaran todos los varones _no solo aquellos
que eran pr.opic-
tarios-. nuevamente se excluvó a las mujeres.
c'uanclo suceclió el asaito a las Tulerías, Théroiu,e
tenía ya Lur.1
Iarga cxpt'riencia en Ia a.ena porírica. Hahía
pasado rarios añt,.
sieuiendo las disc,sio,es de la Asambrea y había
estado presenre \
acornpaiiado a ras muje.es que habían copado
la ciud¿rd cle versa-
lles eI 6 ocrubre de 1789. A1 iguar q.e ol,npe,
Théroigne había so-
portado ,uchas carencias en su infancia. Nacida
en netgi.a er 13 cle
agosto de 1762. ñrneJoséphe Teri'agne
era su ,ombre origr-
nal- se crio sin su maclre, quien murió tras -tar
el parto del tercer hijo.
cuandc
'\nne tení¿r 5 años. Inrnediatamente, el padre ra mandci a
vi'ir con nna tía. e, Lieja, cloncle fue pupila .r, ,r, colegio
religio-
so. Cuando la tía dejó cle pagar ei convento,
a slls 12 años, inter.rtó
regresar con su paclre. que había r,rrelto a
casarse, pero Ia reiacií¡'
no prosperó. I os primeros trabajos a los que
pudo acceder fuero.
conlo pzlstora, ctridando vacasl v como costurera.
,¡{+

_-S REVOLUC]ONARIAS Y LA LUCHA POR LA C]UDADANIA

Ito Su r'ida cambió cuando la contrataron corno d.ama de compañía


pa- 'Ie u,a cortesana inslesa, que la introdujo en el rnundo de la cultu- ,l

r a r- el arte. Fue entonces crranclo se le


I t1- rlespertó la ambició. de ser
'-¿rltante. \¡arios años estuvo üajando, tratando en vano de forjarse
t
-Ll1a carrera en el canto y de autosustentarse econí»nicamente, nlicn-
r.is mantenía diversas relaciones con hombres aristocráticos. Du-
: -rilte estos periplos, clio a luz a una hiia que
m,rjó prelnatlr.ramen-
c
'qlre *unca fire reconocida por su progenitor, un oficiai i,glés.
Li l- Hacia 1789, Théroisne estaba en parís y quecló deslumbrada por la
f.i- - r\ olución' principio ente,dí poco de las deliberaciones, percr
l
"Al
i:-e .r.:iclLralmente llegr-ré a verla luz y al final comprenclí que allí estaba
\ta) -l Pueblo enfre'taclo cara a cara con er privilegio». escribió. Tam-
-ir1 're'r dijo que se sumó a la lucha «porelre siempre he sicl, extrema- 4
:lrrente humillada por la serr,idumbre y los prejuicios r¡ajo los cua-
r it- .. el org,llo de los hc¡mbres ha rnantenido
,prirnido a mi sexo».
.i,l- -\unque a las mujeres no se les permití:r participar de la Asam-
ica ,\acional, Théroigne comenzó a circular por los pasillos y a se-
r .11 . -ri. lr¡s debates. Asistía a todos los actos políticos y socializabir con
1[) -rir.tados v periodistas. l.a cercanía a Ia cosa púrblica y sus intere-
1l'li '--\ artísricos c<¡nfluveron r:n una escena antolóeica Y perforrnática;
,, (:. , 17 cie julio de 1789, con 27 años, emocionacla por ra toma cle Ia
,,-,.rilla, Thér,ig,e paseó por las calles de ra ciudad m.nt¿rda sobre
. 1.1 . caballo blanco, r,estid¿r con traje cle amazona y,n sombr.ero em-
. l\ -,rnado, conlo si una nue\¡a época hubiese ernpezaclo para ellas.
E, p.co tiempo llegó a ser una fiqura de la cuar se rrablaba en
:-- : ]rrenS¿l 1'el ambie,te político. pero s, conclició, cle mujer libe-
>1 )- ..:Lr' s.* enérgicas intervenciones d.espertaban rn.chas críticas.
i¡ - r p1'eilsa consen'adora se ensañó especialmente col-l eila,
1. en
.:, , cle esr¡s cliarios se ve Lrna historieta en la que se representa a
---r'oigne par-iendo sobre la mesa del presidente de Ia Asamblea
'-rcional; el .iño que nace tierre u, rasg, de cada.no de l,s di-
-- . -.¡.clos cle la Asamblea, 1, dice: .Todos vosorros os disputáis el ho_
- -L
, : cle haberme engendrado, y todos habéis co,tribuido. L, juro
r Las virtudes cír,icas de mi maclre,. Er-a entonces una constall-
ir-1e, para clescalifica'su lucha política, la trataran de prosdtii-
iLn Iecurso que, patéticamente, a menudo se r.rtiiiza tociar,ía lior..
T

BIBLICTECA FEf,,4IN]S--

En enero de I790, Théroigne de Méricourt


_v Charles_Gilbe.
Romme fundaron un club ar senicio
rlel puebro: ra sociedad de
Amigos de la Lel', Lrr pl'ograma pionero
de educación porítica po,
pular cuya misión era informar a las personas
der pueblo sobre s,s
derechos y manrenerlas al ranto de rás
debates d" io, ciip,tados re_
publicanos y las decisiones cle ra Asamblea. Dtrrtonrhor¡el
Er fervier," ..r,,p.o-
miso de Théroigne con la revolución también )Gumfr.f)ir¡rmd
se manif"estó en s.
iniciativa de irrumpir en er club de ros
corcleleros v proponerres -,cnelquesn
f .lc¡Eilr.Omr-dC
a sus miembros que edificaran un templo
de la Libeitaá, en ho_
nor a la República, sobre las ruinas de ra rgehsmqicresp
prisión de ra Bastilra. -\

I los revolucionarios presentes les pareció


r hasta le dedicaron un aplauso e'usivo. per.o.
les pidió que le permitieran afiliarse
sensacional ra propuesta
ctran.,, tner,rig,.,.
rrtrlnui¡! ¡Armá
ar crub, a.nque fuera como
asesora, Con un tímido «\¡oto consultivo,, lqanosmciú
ellos se negaron. Esto
era recurrente entre los revolucionarios
de Ia época _y ,o soi.,
matodaErrrq
de aquella, como veremos en este libro_: rale¡luredelasi
felicitaban a ias muje_
res por sus aportes, pero no las clejaban
incorporarse a las esfbras
bú¡lrdmTantiu
de decisión v poder. i¡a¡n&*ralra.
Mientras tanto, cada vez más seguido, la tLilpodequelan
prensa publicaba ca_
lumnias sobre Théroigne; los perioJistas m.cr¡adaduranrc
conselvadores se dedica-
ban arduamente a def'enestra.la. Decían rfunonenciaylalqi
que soro iba a la Asa,rblea
Nacional para seducir a ios hombres
1'que tenía secr de sangre; ir-i-
cluso llegó un punto en que lograron
imponel el rumor de que
ella había sido la orsanizadora de la
Marcha cre Mujeres hacia ver-
salles, cosa que no era cierta. Pero
por este modvo las autoridacies
comenz¿r'ron a invest'igarla, y los espías
poriciales vigilaban constan-
temente sus movimientos por la ciuclad. preo.upaJa
por esta situa-
ción, Théroigne decidió dejar parís
l,vorver a su Béigica natar. Ig-
noraba que la leyenda de sanguina.lu
qr" t. t ubim trl.i" r, n"Or,
trascendido las fronreras. Apenas lregó
a Béleica, ru ,".,rár..u.o,,
unos fanáticos de la monarquía, aseeurando
que llegaba de parís
tras haber tramado rrn complot para
asesinar a la reina de Francla.
MaríaAntonieta, que era la tía del emperaclor
de Austria. Ento,ce:
la lleraron a Austria, clonde fue arrestada
por ras autoriclacres; bajc
la acusación de que tenía er plan de
intentar subre'ar a la pobració.
local contra el emperadoq la mantuüeron
casi un año encerrada el.r
tEr liffi

I
.,
SIA _]S REVOLUC]ONARIAS Y LA LUCHA
PoR LA CIUDADANÍA
37

bert t1 ,alacio cle Krrfstein, en el ri'or, en condicio.es cleprorables,


1de has-
i'i qLle dete rrninaron que Ias ac,saciones
eran falsas y la liberaron.
]lo- (luando volr,iri a parís,
en 17g2, ros re,oruci,,rru¡o, ,,,¿, raaicales
] SLIS
on corno si fuese una ireroína, y descle
- r rer':ibie¡r
s Ie- entonces, Théroigne
¡rr tof'ó
más combatii'a. Aq,el airo clio su
cliscurso,rás fanrosc¡ _-pu-
c

lro- 'iicadr¡ corno -Discurso dirigiclo a ra sociedad Fraternar


I ae ros Mí_
SLI i,'r¡¡s"-, e' er que se radicariza como r.evor,cionar.ia y
l'1es exhorta
, ti¡r,rar esr:uadrones de amazonas y a tomar
ho- lr. cle_
,rOstrar que las mujeres poclían ";;;para
ser tan heroicas como lo, uu.orr"r,
I,A
:\ta
;{)iuriadanasr ¡No olr,.idemos qtie debemos entregar
{]te lr,estra
r-icia a lapatrial ;Arrnémonosl [...] Demosfetros
a los hom_
T
iIo brcs que ,o sclmos inferiores a ellos e, r,alentía'bra'ura;
.sto cle_
trostremos a rorla Europa que las
mqjeres francesas coltocen v
r¡io están a la altura cie las icleas cle su
siglo, despreciando los pre_
L-le- jr'ricios al¡s,rd,s y a,ti,aturares. Lo repito .rtra v"r, ,r...s-
[ ...]
1-as
ira misión debe ser alta. Rompamos
las cadenas que nos atan;
'a es dempo de qtre la rnr!er salsa del ambiente .l q,r"
tlrvo encerrarla durante tanto tiempo, "r., "r_
esclar.izado po, o.gr_
,. J-
Iio. la isnorancia y la injusticia cle los
hombr.es.
"l
.!.1

-\q,el épico 10 cle agosto cle l7g2, qlre terminó con


'-1c Ia destitu_
' 'r del rev f'uis X\{I, Théroie,e de Méricourt hizo
su aparició,
: is reco.dada en er terreno
de la acción. La columna que llegó
:
ar
''lacio de Ias Tr.rllerías iba encabezada por
: ll- ras combatientes crel
es-
r¿drón f'emenino cle Théroig,r"
y po. ella misma, r,estida con su
'.le ]'ojo de rnontar y su sombr-ero con prumas
T- ricolores. se sabe
'ie \Iéricor-rrt estuvo presente cuando er
rey ordenó a Ia G,arclia
' rlza que cesase el fuego y entonces la multitud, ebria de
';. ir.a po_
'rlar'' irrumpió e, el paracio corno una
llamarada. Fue er gorpe de
. '\ - -rci:r a la monarquía, su írltima derrota. o
..:
c'cmo Théroiune había estado a ra
vanguar.ia cler golpe finar,
.1t.ñando un sable, fue condecorada
: por slr actuación en la lu_
¡L' La imagen cre la a'razona
cun er sabre quecró rl0cume,ta-
.
, rll h iconografía cle la época
y en varias obras cle arte. Eugéne
tl .,rluix se inspiró en ella para la imagen
a. ru fr_.,ro".lo.r,,
t

B BTIOTECA FEN¡IN S_

La Lil¡ertatl guiando ctl pueblo (1830), l,Charles Baudelaire, uno dt:


los más grandes escritores del siglo xrx, la retrató de este modo elt
el poema "Sisina" de sn magnífico libro [.as flores del m,al (1840 r

¿Has aisto a T'héroigne, aruante de la mata,nza,


'incitctndo a, la insurrección a un
ltueblo descalzo,
con sus mejillas y ojos en lla,mas, actuand,o el person,aje,
y subiendo, sable en la mano, kts escaleras clel lto,lacio?

Pero luego de la hazaña, a fines de ese año, Théroigne comen-


( zó a sentirse desencantada por el curso de la revolución y sobre
todo por las disputas internas entre los revolucionarios, que a slr
juicio descuidaban lo más importante: el avance del enemiso er-
terno. Las monarquías europeas amenazaban con invadir Franci¿
para ponerle un freno a la revolución, y esto ya era un hecho. Por-
esci, Méricourt consideraba que no era momento de luchas políti-
cas internas entre girondinos, jacobinos y otras facciones minori-
tarias, y veía en todo esto un peligro de suerra civil que ponía ert
riesgo la democracia. Entonces llamó a los partidos a olvidar su>
clisputas en pos de la unidad \,, con su espíritu feminista, propu-\(
fbrmar comités barriales de mujeres que elieieran entre ellas sei.
representantes para superr.isar el comportamiento de los políticci.
y garantizar la paz en cada sección: .F,s necesario elegir en cad¡.
sección a las seis ciudadanas más virtuosas v serias para afianzar 1:.
paz y recordar a los demás el peligro que amenazaala patria. E:-
tas ciudadanas usarán un chal con la inscripción "pAZ yAN,{ISTA| '
l,cuidarán el orclen en las relrniones».
Su propuesta no fue bien recibida. Por su espíritu conciliador-.
los jacobinos la acusaron de querer colaborar con los girondino. 4E¡r,adoptóu
y eso le valió el repudio de toda el ala de izqr-rierda. f)esde ese rt(p
-couuirtióenI
mento quedó marsinada para siempre; tu\ro una grave depresión. EffE-Araízd
1,fue internada en un asilo y después en un hospital psiquiátric, bfumGou
doncle murió en 1817. compktamente olüdada. mlmq*xpohr
A partir de 1793, cuando los jacobinos finalmente se impr-rsir-
ron, las figuras cercanas al partido girondino, como Oly,mpe cl. drcsfrmceq,
Gouses v Théroisne de Méricourt, tendieron a ser expulsaclas de 1-. úúEo,lo qre d
-: ::'/OLUCIONARIAS Y tA LUCHA POR LA CIUDADANiA 39

::cna política. Para entonces, la antorcha feminista había sido to-


.,c1a por un núcleo político nuevo y más extremista, confonnado

i' nrujeres de las clases populares que militaban por un cambio


,- rai I adical y que no estaban dispuestas
a conformarse con las mi-
-. r¡s de los burgueses.

La reacción contra las mujeres

=-, ¡ia 1793, los clubes femeninos va se habían multiplicado por


lo el país. No existía una sola ciudad, por pequeña o grande que
..ie, que no tur¡iera su propio círculo femenino y; en muchos lu-
- r'rs. tarnbié, las habitantes de las aldeas participaban de asocia- 4
res de mujeres. Las había de todas las tendencias políticas: rles-
. l.rs liberales clel club de Amisas de la Libertacl, cle la gran Etta
-:ri daba discursos sobre la necesidad de terminar con
-quien
csclavitud de la mqjer», \¡íctima de yiolencia cloméstica y ¿e la
rriclad patriarcal de padres )r esposos-, hasta las revoluciona-
. . r'adicales de las clases populzrres, q.e se n.cle:rban en la Srcic-
: de las Republicanzrs Revolucionarias, un club femenino fun-
.ir por Claire Lacombe y Pauline Léon.
t-:e club sería la más grande, la más activa v la más extremista
-,rniz¿rción de mqjeres por aquellos ¿rños. Claire Lacombe había
-irio en una familia muy pobre, en Pamiers, al sur de I'rancia, el
-r: iieosto de 1765. Había querido ser actriz y había fi'¿rcasado en
. -1-rras teatrales. Llegó a París en 1792,.justo autes de cumplir 27
- ., Tourír una habitación en un hotel barato, asistió
a las sesiones
: -.1 -\amblea ),se involucró en la lucira revolucionaria. Al igual
- Théroigne, adoptó un papel centrai en el asalro al palacio de las
.-rr-ías, se conr.irtió en heroína,v, como a ella, se la condecoró con
, colronil cír.ica. Araíz de este reconocimiento, claire tur,o ia clpor-

. rLad cie dar un cliscurso ante la Asambiea, en el que se presen-


1no una mujer pobre pero dispuesta a todo por la revolución:

,-esisladores: francesa, artista y sin trabajo, he aquí 1o que sov.


.rn embargo, lo que debería ser objeto de mi desesperación
rill[

BI BLIOTECA

extiende en mi alma la alesría más pura. Al no poder


acudir
al sclcorro de nri patria, que ustedes han declarado
e, peliuro.
con sacrificios pecu,iarios, r.engo a hacerle el hornenaje
de mi
persona. Nacida con el coraje de ,na rornana y el
ocli. cle los
tiranos. me corrsicleraría feriz cre contrib,ir a su destrucción.
;Que perezca hasra ei irltimo cléspotal

La sociedad de las Republicanas Re'olucionarias estaba


corr-
puest¿t en slr mal,oría por mujeres pobres. Desde
la tribuna c1.
este club, esas mujeres consiguieron que por
primera vez se escri-
charan sus'eclamos. A diferencia cle otros crubes femeninos
I tentes, esta organización,o estaba s.perr,isacra por
exi:-
hombres v sr1!
militantes se volcaban a las calres, ejerciendo la cremocracia
crire c-
ta para llera. a cabo srrs acciones poríticas. crrvos objetiros
s,,cr.,-
les iban rnucho más a[á cle ros cle Robespierre. por
sr-rpuesto, f.c-
ron agra'iadas hasta el absurdo, al pr-rnto que Francois
Buzot. e.
sus memorias, las describe como mujeres nsaliclas
del arroyo, henr-
bra-s monstruosas con toda la c.rerdacr cle los
clébiles y ros vici,s clr
su sexo». Entre muchas otras cosas, ellas reclamaban
que la n,er..,
Constitución, promulgacla en 17g3, les otors¿rra también
a las mu_
jeres el derecho a votar. pero esto no suceclió.
Por el contr-ario, er año 1793 representó el final de
las posibih
dades qlre se habían abierto en la Francia revolucionaria
en cuan_
to a la igualdad de derechos para las mujeres. Errtre
r7B9 v r 7g:l
las mqieres había, participado con mucho entusiasmo
clel procr-
so re\ olrrcionario. ti rrrna.on ,los crrrbcs repuh,licanos
lemenino.
presentaron las primeras declaraciones políticas con
peticiones c1¿r-
rarnente f-emi,istas. A pesar de las clerrotas
important.e fue no haber accedido a ra ciudadanía -de las cuales la ,.1¿i.
con la co,_str-
tución de 179i ni con ra sig,iente-, fueron años en
que las m.-
ieres tuvieron una'ida pública mucho más intensa q.r" tu que Itl_
bían conocido hasta el motnento,v, en 1791 v 1792,
se p.odr¡".o,_
conquistas políticas significativas: er matrimonio
como actá ci,,-,
laico, la administración compartida de ros bienes
comunes
tes administraba únicamente el esp.so- y
el derecho al di'o¡cir
-ar,- ,

ya sea de común ac,erdo o por inc,rnpatibiliclad


cre caracteres: tr_
:./] NISTA -: ia'/OLUCIONAR AS Y LA LUCHA pOn rn CIUOnOnNÍn 41

rclir .trecho de las mujeres a contraer libremente obligaciones v a tes- -a


ifo, ical en actos civiles cual les permitía, entre otras cosas, iui-
-lo
,ir en las cortes demandas por paternidad-; la equiparación de
:lri
' los .-rjos natr.rrales» con "hUos legítimos" en el derecho a la herencia
iriu. ..i abolición de Ia. progenitura, que implicó que las hljas también
leclaran, aleo que hasta entonces era exclusivo de ios varones.
Por desgracia, aqnellas conquistas se mantendrían tan solo por
)a com- . bieve período. Bajo la itrílrtencia del pensamiento de Rousseatt,
,"
llna de rc avudó a l,olver a legitimar el orden patriarcal ya estableci-
SC CSCU- . los revolucionarios consideraron qLre la participación de las
tos exis- Lleres en la vida política las distraería de los deberes domésti-
es y sus : .r 1os que estaban destinadas por «naturaleza". Pierre-Gaspard
a direc- ..iumette, un líder revolucionario jacobino, lo lbrmuló «:lara-
)s socia- .-nte' <<;Descle cuánclo les está permitido a las nrujeres abjr-rrar
lto, fue- \Lr sexo -v conrrertirse en hc¡mbres? ¿Desde cuándo es decen-
-izot, en "
cl a mujeres abanclonar los cuidaclos devotos de su fámilia, la
o, hem- .rL.r c1e sus hijos, para venir a la plaza púrblica, a la tribuna de las

icios de ,-'nB*?s, a realizar deberes que la naturaleza ha irupuesto a los

a nueva rbrcs solame'ttei...


L 1as mu- Es probable que los hombres estul,iesen bastante alarmados
..' ia proliferación de clubes f'emeninos -v el modo cacla vez más
posibili- ..ble err que las mujeres cle las clases populares se volcaban a las
tn cuan- ,r: para hacer política. De hccho, la Socieclad de las Republica-
I v 1793, ' Rer-olucionarias podía representar un desafío para el poder es-
:1 proce- ,¡c'icio. No en \rano, a frnes de octubre de 1793, para callar a esas
eninos y -.ii,, que resultaban inccimodas por sus reclamos radicales, las
,r iciactes decidieron clausurar la Sociedad de las Republicanas
ones cla-
:sla más ,lucionarias 1,, al pclco tiempo, se prohibieron tocios los clubes v
r Consti- .cclades f'emeninas de cualquier clase. El nrisrno año en que fue
: las mu- .:Lu'¿rdo ei club cle Ciaire Lacombc v Pauline Léon, ejecut:rron
,--. nrpe de Gouges, como si toclo fLera parte cle un escarmiento
i que ha-
rdujeron - i,rnador contra la participación política de ias mujeres.
r, ¡lesar de elio, las rer,olucionarias de tod:rs formas participa-
rcto civil
Ies :n lu irrsurrección de mavo de 1795, en ia que ias mas¿rs hanr-
-an-
clivorcio, r, .iis Lie los sr¡burlrios parisinos intentaron por Írltirna vez clete -

cteres; el , iloceso políticarnente leaccionario que se había clesataclo.


[_

BIBLIOTECA FEM N

Luego de esta intervención, ra Asamblea


tomó la decisión defiri-
tiva de dictar una. orden que obligaba
a las mujeres a permanecei
en sus casas' Desde ese año, se res
prohibió reJnirs" pu.u actirid¡r-
des políticas e incluso_ se prohibía
que más cle cinco mqjeres es-
tur,,iesen.iuntas en Ia r,ía púrblica,
un i".ho por el ..rul páíur, ,",
arrestadas' Tamhiél se Ies prohibió
Poder Legislativo. Es cleci¡ ," 1...
portar armas y habrar ante e- Mary
prohibió todo t,, qr" habían e._
tado haciendo desde I789.
El Código Civil promulgado por Napoleón
en 1B04les quit,
a las mujeres francesas los crerechos
que habían conquistaclo ci.-
rante el período revolucionario
y se impusieron unas leyes segíi.
las cuales er hogar era el ámbito
excrusivo de ros roles femeninos
Bajo esta legisración, ras mqieres
quedaron sometidas a la autori-
dad de un responsabre varón,
ge'r".ulme,te er padre o el maricrci
se establecieron cros deritos que
,oto podían cometer las mrg.eresr
el adulterio v er aborto. Támbién
se piohibieron los reclarn,s
por.
paternidad y se les retiraron a lxs
hijxs no reconoci,os los clere_
chos que habían obtenicro. se Ies
oto-rgo a los padres ra patria pc,
tesrad exclusiva y el derecho ,
.rrtigui-a sus hiixs físicamente. L,,_
tendencia a la igualdad en el ,rur.i-rro
pteto: la mujer áru¿u no renía
a....t o'lou::#'rr,H:JrT::::
ni a eleeir su domicilio, ni a firmar
documentos, ni a prestar testi_
monio' ni a hacerjuicios, ni a heredar
les q.itó er clerecho ¿
testificar en actos civiles_. Naclie -se
podía emplear a una mqier ca-
sada sin el consentimiento del
rnariclo, quien en caso d. uJ.p,r.
10' recibía el salario cle ra m.uer.
Aclemás, se eliminó el clivorci,
de común acuerdo
u,r o de 0 s m avore, :
1
::#::il::: h:f *,f :ffi r::: ffi ; l,
en modelo para muchas otras legislaciones
a ni'er mundiar. si, ir
más leios, el primer cócligo cir
il arge,tiro, redactado por Dalm¿.-
cio.vélez sársfield y que se puso
en vige,cia e, 1g71, se hizo a
rnejanza del Código Napoleónico. sr-

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