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Dentistas de España
Basta con dedicar unos minutos a ver la televisión en cualquier franja horaria para comprobar
que no se están haciendo las cosas bien en relación a la salud bucodental. Hace apenas unos
años, los principales anunciantes en horarios prime time eran grandes compañías de telefonía,
vehículos, productos de consumo diario o centros comerciales. Sin embargo, el panorama ha
cambiado radicalmente, y ahora la batalla de la publicidad la copan en su mayoría las
franquicias o cadenas marquistas dentales, incluso con la presencia de personajes famosos en
sus anuncios. Qué disparate.
En muchos países, la publicidad sanitaria está prohibida o seriamente limitada, porque sus
gobiernos, como por ejemplo el de Francia, entienden que es inadmisible permitir la
mercantilización de la salud. Que entrar en una guerra de precios, del “más barato todavía”, de
las ofertas con asteriscos y promocionar tratamientos cuando ni siquiera hay un diagnóstico va
en contra de todos los criterios médicos y puede perjudicar directamente a los pacientes, que
en muchas ocasiones pueden sentirse engañados.
Todos lo podemos comprobar con nuestros propios ojos. Si hace años prácticamente en cada
esquina había una inmobiliaria, ahora hay una clínica dental. Cada vez más clínicas, cada vez
más cadenas marquistas, con cada vez más ofertas de tratamientos. Y cada vez menos
dentistas como responsables de la gestión de estos centros, porque en España cualquier
persona puede invertir en abrir una clínica dental y posteriormente contratar al personal –
muchas veces en pésimas condiciones laborales- para que desarrolle el trabajo y cumpla con
los objetivos económicos marcados.
Para más inri, España se ha convertido también en la fábrica de dentistas de Europa merced a
la proliferación de universidades privadas de Odontología que no tienen numerus clausus, lo
que ha agravado sensiblemente el problema. Las cifras así lo corroboran, actualmente hay en
España, según el Instituto Nacional de Estadística, 34.641 dentistas colegiados, prácticamente
el doble de profesionales que en el año 2000 (17.538).
Estos datos suponen un panorama desolador para los nuevos graduados en Odontología, que
en muchas ocasiones se ven abocados a emigrar o a aceptar condiciones laborales nada
favorables con tal de encontrar un puesto de trabajo.
Todas estas cuestiones han ido sumando poco a poco, gota a gota, hasta llenar el vaso. O inflar
la burbuja.
Y no será porque no lo hemos avisado desde hace años, puesto que siempre hemos tenido
meridianamente claro que el Consejo General de Dentistas de España apuesta sin ambages por
una práctica odontológica ética y de calidad, en la que lo más importante es la salud de los
pacientes. Y así se lo hemos hecho saber a todas las autoridades políticas y grupos
parlamentarios, que han entendido perfectamente nuestras argumentaciones.
Por todos estos motivos, y sobre todo por los ciudadanos, esperamos que el próximo Gobierno
de España sea capaz de articular las medidas necesarias para evitar que haya más escándalos y
más personas afectadas. Nuestros dirigentes se tienen que implicar, la sanidad pública debería
incluir dentro de su cartera de servicios muchas más prestaciones relativas a la salud oral, y la
legislación tiene que cambiar para frenar la mercantilización que padece nuestro sector. No es
una cuestión de intereses. Es una cuestión de salud pública.