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Sábado 19

VICTORIA SOBRE LA CRISIS DE LA INFIDELIDAD

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad,


porque Dios ama al dador alegre”
2 Corintios 9:7

I – INTRODUCCIÓN

Texto: II Cor 9:5


Un misionero escribió una carta a la Asociación General. La carta decía:

“´Estimado hermano… Cuando éramos jóvenes Dios nos llamó, a mi y a mi


esposa, para África. Nosotros Lo servimos allá alegremente por muchos años,
hasta que nuestra salud fue abalada y tuvimos que volver a nuestra patria.
Ahora tengo 85 años. Mi querida compañera ya está descansando, y en breve
la seguiré. Las necesidades son aún tan grandes y el tiempo para terminar la
obra, más corto que cuando nos fuimos a África por primera vez, hace muchos
años.

Ayer fui a una casa funeraria para saber cuánto cuesta un servicio funeral
simple. Me dijeron que el más barata cuesta $200. Deposité esta cantidad en
una cuenta especial en el banco, con las debidas instrucciones.

El restante de nuestras economías de vida, que no es mucho, envié a la


Asociación General para el trabajo en África.
Úsenlo para divulgar el triple mensaje angélico. Es muy tarde.
Yo puedo vivir con la pequeña suma que recibo mensualmente, teniendo en
cuenta que ya no necesito mucho los bienes de esta vida. ¡Que Dios bendiga el
trabajo en África y mi Jesús venga pronto! ´
Después que escribió estas palabras e hizo su donación voluntaria, este santo
hombre de Dios descansó en Jesús. ¡Sus obras verdaderamente le siguen!”
(Vida total, pág. 90 y 93)

II – UNA OFRENDA PLANEADA

Sumando las palabras del misionero con nuestra experiencia decimos: Las
necesidades aún son muy grandes y el tiempo para terminar la Obra es más
corto del que había cuando aceptamos la bendita fe que de una vez por todas
fue entregada a los santos. Delante de esta realidad Dios espera, de parte de
Su pueblo fiel, una entrega total hacia Él, para la conclusión de la magna tarea
confiada a esa Iglesia.

Cuando entregamos nuestra vida a Dios, se requiere que hagamos decisiones


definidas. Muchos caminan por la vida con la intención segura de entregarse a
Dios algún día. Pero el tiempo va pasando. Los días se vuelven semanas,
semanas en meses, meses en años. Y para muchos, el momento de “esperad”
de una entrega total a Dios y a Su causa, no llega jamás.

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Idéntica situación se aplica a los tesoreros. A cuantos, de nosotros, al estar en
la iglesia en el solemne momento de los diezmos y ofrendas, nos gustaría tener
una ofrenda liberal para depositar en el tesoro del Señor; sin embargo, no
estamos prevenidos, ya que no nos planeamos debidamente para este sagrado
momento.
El apóstol Pablo nos recomienda tener un planeamiento para nuestras ofrendas
voluntarias: “Así que me pareció necesario rogar a estos hermanos que se
adelantaran a visitarlos y completaran los preparativos para esa generosa
colecta que ustedes habían prometido. Entonces estará lista como una ofrenda
generosa, y no como una tacañería.” 2 Cor 9:5. NVI

Para aquellos que sinceramente desean hacer una ofrenda generosa al Señor
para beneficio de Su causa, la recomendación del apóstol es preparar con
anticipación esa donación “como expresión de generosidad”. Si la donación
que deseamos ofrendar al Señor, no es debidamente planeada, usualmente, se
convierte en una contribución mezquina que viene de un corazón egoísta.

Muchas personas hacen poco por la causa de Dios mientras viven; sin
embargo, alimentan la idea de hacer algo por esta causa, después de la
muerte.

Elena de White hablando sobre el tema, dice: “Muchos retienen egoístamente


sus recursos y tranquilizan su conciencia con la idea de hacer algo grande para
la causa de Dios después de su muerte… ¿En qué se han negado a sí mismos
por este acto? Por el contrario, han manifestado la misma esencia del
egoísmo… El pedido de recursos para fomentar la causa de la verdad no será
nunca más urgente que ahora. Nuestro dinero no hará nunca mayor cantidad
de bien que actualmente.” (Testimonios selectos T3 pág. 247)

“Si deseáis que vuestros recursos sean dedicados a la causa, entregadlos, o


por lo menos todo lo que realmente no os hace falta para vuestra mantención,
mientras vivís… La caridad que se manifiesta en el lecho de muerte no puede
sustituir a la benevolencia que se ejerce mientras se está lleno de vida.”
(Testimonios para la Iglesia T5 pág. 146)

III – OFRENDAR DE MANERA REGULAR Y SISTEMÁTICA

La palabra sistemática denota regularidad y continuidad. Ofrendar de manera


regular y sistemática es dar regularmente a Dios, durante toda la vida. Es poner
a disposición de nuestro buen Padre Celestial: el cuerpo, como templo del
Espíritu Santo, los talentos, el tiempo y los tesoros. Todo por Dios y por Su
causa.

Dar de manera regular y sistemática es el plan establecido por Dios para el


crecimiento espiritual del hombre, así como para desarrollo de su carácter.
La ofenda, planeada y practicada de forma regular y sistemática, será siempre
hecha con disposición alegre de parte del donante.

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En la segunda carta a los Corintios el apóstol Pablo deja en claro que la
donación aceptable por Dios es aquella que es hecha por un ofendante que
siente la verdadera alegría en poder contribuir: “Cada uno dé como propuso en
su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”
2 Corintios 9:7

No es suficiente reconocer que Dios es el dueño de todo lo que poseemos. El


corazón debe abrirse regularmente en gratitud por lo mucho que recibimos,
diariamente de nuestro Padre Celestial. “…El corazón, abierto por un donativo,
no debe tener tiempo de enfriarse egoístamente y cerrarse antes que se
otorgue el próximo. La corriente ha de fluir continuamente, manteniéndose
abierto el conducto por medio de actos de generosidad.” (Testimonios para la
Iglesia T3 pág. 433)

“La benevolencia sistemática está destinada por Dios a arrebatar los tesoros
de los codiciosos a medida que los adquieren, para consagrarlos al Señor, a
quien pertenecen...” (El Hogar Adventista pág. 336)

El dar constantemente nos ayudará a vencer y, al final, eliminar la codicia y el


egoísmo.

IV – DANDO CONTINUAMENTE

Nuestras ofendas al Señor deben ser constante, ya que recibemos


constantemente de Él. “Así como recibimos continuamente las bendiciones de
Dios, así también debemos dar constantemente.” (Consejos sobre mayordomía
pág. 20)
Solo existe una buena excusa para que dejemos de dar nuestras ofrendas
voluntarias al Señor y a favor de Su causa en la tierra. ¿Qué excusa será?
¿Cuánto desean saber?

El Espíritu de Profecía tiene la respuesta: “Cuando el Benefactor celestial deje


de darnos, sólo entonces se nos podrá disculpar, porque no tendremos nada
para compartir.” (Consejos sobre mayordomía pág. 20)

V – CONCLUSIÓN

En su número del 21 de noviembre del 1942 el Saturday Evening Post publicó


un “poster” en el que se veía a un ciudadano norte americano, parado en la
banca de su iglesia, demostrando su reacción a los trágicos sucesos en el
Pacifico, en los primeros días de la II Guerra Mundial.

Para recapitular, rápidas pero eficaces, las victorias norte americanas en


guerras anteriores, expresaba los sacrificios que la América estaba dispuesta a
hacer… y desafiaba el gobierno…
“Si necesitamos azúcar para ganar esta guerra, tómalo;
Si necesitamos caucho para ganar esta guerra, tómalo;
Si necesitamos dinero para ganar esta guerra, ¡tome nuestro dinero!

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Todo lo que tengamos, si es necesario, para ganar esta guerra, ¡y buena
suerte!
Porque hay una cosa que nadie quitará ni de ustedes ni de mí, si Dios quiere:
¡La América!
Viviremos de pan y agua, si fuere necesario, y aún diremos: ¡Que rico!”

¿Qué desafíos contienen esas palabras, cuando aplicadas a la Iglesia de Dios


hoy, delante de la magna tarea a ser concluida?:
 Si Dios necesita nuestras manos para terminar esta obra, tómelas;
 Si Dios necesita nuestros pies para terminar esta obra, tómelos;
 Si Dios necesita nuestros labios para terminar esta obra, tómelos;
 Si Dios necesita nuestra capacidad para terminar esta obra, tómela;
 Si Dios necesita nuestro tiempo para terminar esta obra, tómelo;
 Si Dios necesita dinero para terminar esta obra, ¡tome nuestro dinero!
 Viviremos de pan y gua si fuere necesario, y aun diremos: ¡Que rico!

“Pero, hay una cosa que nadie nos quitará a nosotros: La esperanza de la vida
eterna con Cristo, en Su reino.”
AMÉM!

Pr. Scilas Barbosa

#MayordomíaUPS

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