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¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”?

Titulo
Quijano, Aníbal - Autor/a; Autor(es)
Cuestiones y horizontes : de la dependencia histórico-estructural a la En:
colonialidad/descolonialidad del poder
Buenos Aires Lugar
CLACSO Editorial/Editor
2014 Fecha
Colección Antologías Colección
Democracia social; Organizaciones económicas populares; Comunidades; Economía Temas
alternativa; Estructura económica; Economía; Institucionalidad; Marginalidad; América
Latina;
Capítulo de Libro Tipo de documento
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¿Del “polo marginal”
a la “economía alternativa”?*

C on la cuestión de la “marginalidad” se de-


batía, sobre todo, lo que ocurría con el
trabajo y los trabajadores dentro de las nuevas
constituir un complejo entero de actividades
económicas, de formas de organización, de uso
y nivel de recursos y de tecnología y de pro-
tendencias del capital. La cuestión central de ductividad.
aquella problemática era la relación capital- Ese complejo, constituido dentro del po-
fuerza de trabajo. Para un sector de los investi- der capitalista (ciertamente era su “polo mar-
gadores, el empleo asalariado era el problema ginal”), tenía sin embargo una característica
principal y desde ese punto de vista, el lugar peculiar: el personaje central no era el capital,
de los trabajadores sin empleo respecto del ca- sino el trabajo. Esto es, organizado sin capita-
pital. Ese era, sobre todo, el sentido de la pro- listas, y sin empresas. Eso dejaba abiertas cier-
puesta de Nun sobre la “masa marginal”. Pero tas cuestiones mayores: ante todo, el tipo de re-
ese era también su límite y su dificultad. laciones sociales que se constituían, o tendían
La propuesta alternativa de “polo marginal” a ello, en el “polo marginal” y en general en el
del capital, significaba ya un primer momento “mundo de la marginalidad”; y luego, las rela-
de rebasar los límites de dicha problemática, ciones entre tal “polo marginal” y el conjunto
de no quedarse en los límites del problema del del poder capitalista.
empleo, al introducir la idea de que las activi- Aunque, como lo hiciera notar Larissa Lom-
dades de los des y sub empleados, tendían a nitz1, la reciprocidad fue ya entonces sugeri-

* Publicado en Quijano, Aníbal 1998 La economía po- 1 “Larissa Lomnitz 1978 “Mechanisms of articulation
pular y sus caminos en América Latina (Lima: Mosca between shantytown settlers and the urban system” en
Azul Editores / CEIS-CECOSAM) pp. 109-192. Urban Anthropology, 7 (2) pp. 185-206. Se refería, ob-
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da como parte integrante del “polo marginal” adecuadamente sus recursos, sus productos,
y como indispensable en toda la explicación sus relaciones en el mercado y con los otros
de la capacidad de producción, intercambio y sectores de la economía y de la sociedad.
reproducción (esto es, de la capacidad de so- Eso no niega la presencia del “polo margi-
brevivencia y de reproducción de los “margina- nal”, ni de la “pequeña producción mercantil”,
lizados”) en una franja la economía donde los ni de la “microempresa” establecida por traba-
recursos eran de una precariedad tan extrema. jadores que tratan de convertirse en capitalis-
La cuestión no fue entonces realmente estudia- tas, ni de capitalistas que organizan empresas
da y discutida. “informales” o usan para una parte de sus inte-
Un par de décadas más tarde, una documen- reses “formales” el espacio “informal”. Estable-
tación extensa produce una imagen distinta: los cer las dimensiones, las características propias
esfuerzos de los trabajadores “marginalizados” y las relaciones entre todos estos campos de
por resolver sus problemas de sobrevivencia, actividad económica, es una tarea que aún falta
y en consecuencia por motivaciones de efica- proseguir.
cia práctica, se han ido orientando en muchos
casos, y su número parece ir en aumento, a for-
talecer y a expandir las relaciones económicas Las “organizaciones económicas
de reciprocidad o intercambio de fuerza de tra- populares” (oep)
bajo y/o de trabajo sin pasar por el mercado;
a organizarse colectivamente de modo “comu- Las “organizaciones económicas populares”
nal”, en lugar de empresarial, para gestionar son un conjunto heterogéneo de organizacio-
nes formadas entre “pobladores”2, especial-

viamente, a “La constitución del ‘mundo’ de la margi-


nalidad urbana”. El texto, escrito en abril de 1969, fue 2 El término de “pobladores” fue acuñado en Améri-
originalmente difundido en EURE, revista de Universi- ca Latina, después de la Segunda Guerra Mundial, para
dad Católica de Chile, en ese mismo año, y en Espaces nominar a los que levantaban viviendas precarias en los
et Societés, N° 1, 1971. Está incluido en Quijano, Aníbal “márgenes” de las ciudades, en tierras que “invadían”
1977 Imperialismo y Marginalidad en America Lati- para “poblar”. La mayoría de dichos “pobladores” eran
na (Lima: Mosca Azul Ediciones) pp. 192-227. y son migrantes, pero la proporción de los no-migrantes
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mente, pero que comparten un rasgo: son or- Los “talleres laborales” son “pequeñas uni-
ganizaciones de tipo comunitario. La denomi- dades económicas cuya actividad central es la
nación de “organizaciones económicas popula- producción y comercialización de bienes y de
res” (oep, en adelante) ha sido propuesta por servicios”, cuyos miembros varían entre 3 y 15
grupo de investigadores chilenos agrupados en personas. Trabajan en “condiciones igualita-
un proyecto denominado Programa de Econo- rias”, con cuerpos directivos elegidos y contro-
mía del Trabajo (PET). lados directamente, con asignación individual
El grupo formado por Luís Razeto y sus aso- de responsabilidades y de tareas. Usan recur-
ciados propone la siguiente tipología de dichas sos limitados, tienen calificaciones simples, y
organizaciones3: la división de trabajo es simple. Producen a pe-
dido y/o por cuenta propia, pero en todo caso
1. Los talleres laborales. para el mercado4.
2. Las organizaciones de cesantes. Las “organizaciones de cesantes” se organi-
3. Las organizaciones para el consumo básico. zan en su condición de “desocupados” para tra-
4. Las organizaciones para problemas habita- tar de obtener empleo. Pueden funcionar even-
cionales. tualmente como coordinadoras de ese esfuerzo
5. Las organizaciones poblacionales de servicios. y como agencias de empleo. Las indicaciones
acerca de su organización son escasas, pero se
trataría, de todos modos, de formas comunita-
ha ido creciendo. Como resultado existen ahora “pobla- rias de asociación y de autoridad.
ciones” de ese tipo, con diferentes nombres: barriadas,
Las “organizaciones para el consumo bási-
asentamientos humanos, urbanizaciones populares, fa-
velas, villas-miseria, poblaciones clandestinas o escon- co” se dedican a la obtención de alimentos y
didas, etc. El término “poblador” se emplea como toda de recursos de uso y de consumo indispensa-
una categoría social en los estudios sobre los sectores bles. Funcionan, con diversos nombres, como
pobres que habitan en esas áreas de ciudades latinoa-
mericanas. Chile es, seguramente, el país donde esa
palabra tiene mayor circulación en esa literatura. 4 Véase de Hardy, Clarisa 1986 Talleres artesanales
3 Razeto, Luis et al. 1990 Las organizaciones econó- de ConchalÍ (Santiago de Chile: PET). Y de Egaña, Ro-
micas populares, 1973-1990 (Santiago de Chile: Ed. drigo 1986 De Taller a Empresa de Trabajadores (San-
Programa de Economía del Trabajo) pp. 53-70. tiago de Chile: PET).
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colectivos de preparación y servicio de alimen- de género y/o de edad, como los jóvenes, los
tos, “ollas comunes”5, “comedores populares”; pensionados, las mujeres7.
de provisión de recursos, “comités de abaste- Razeto y sus asociados insisten que estas ex-
cimiento”; colectivos de compra, para abara- periencias son marcadas por una conciencia de
tar el precio de las subsistencias, “comprando solidaridad; que no se agotan en las necesida-
juntos”, “bodegas populares”; “huertos familia-
res”, “mini granjas”, “grupos de autoayuda”.
7 Una clasificación paralela es propuesta por otra de
Las “organizaciones para problemas habita- las investigadoras del PET, Hardy, Clarisa 1987 Orga-
cionales”, que son “comités de sin casa”, que nizarse para vivir. pobreza urbana y organización
buscan tierra para poblar; “grupos pre coopera- popular (Santiago de Chile: PET). Pero, como se ve, no
tivos”, que buscan comprar juntos y abaratar el modifica en lo sustancial la clasificación original de Ra-
precio de terrenos o “sitios” para habitar; y, co- zeto y sus asociados.
mités para obtener agua, luz y otros servicios6. 1. Organizaciones laboral-productivas
Finalmente, las “organizaciones poblacio- a. talleres solidarios
nales de servicios”, se agrupan para atender b. talleres de sindicatos territoriales
colectivamente problemas de salud, de educa- c. talleres por rama
ción, de recreación, etc., a veces por categorías d. “amasanderías” (panaderías)
2. Organizaciones para el consumo
a. huertos familiares
5 Véase de Hardy, Clarisa 1986 Hambre, dignidad,
b. comedores populares
ollas comunes (Santiago de Chile: PET), Para una
minuciosa presentación de las características y c. ollas comunes
actividades de esas organizaciones en Chile. También, 3. Organizaciones de servicios sociales
de Gallardo, Bernarda 1987 “El redescubrimiento del a. de vivienda y deudas
carácter social del hambre: las “ollas comunes” en
b. de salud
Espacio y Poder. Los Pobladores (Santiago de Chile:
FLACSO) pp. 171-201. 4. Organizaciones laboral-reivindicativas
6 Ver Sánchez, Daniela 1987 “Instituciones y Acción a. sindicatos territoriales de trabaja-
Poblacional. Surgimiento de su acción en el período dores independientes
1973-1981” en Espacio y Poder. Los Pobladores b. sindicatos por rama, de trabajado-
(Santiago de Chile: FLACSO) pp. 123-169. res independientes.
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des económicas, sino que se dirigen a enfrentar en percibir las tensiones entre prácticas comu-
las necesidades integrales de la existencia de nitarias y un individualismo muy acentuado.
sus miembros. Y proponen admitir esas organi- De un lado, las organizaciones comunitarias
zaciones como señal de la emergencia de toda se forman entre pobladores territorialmente
una “economía alternativa” a la del capital, pre- vecinos. Esto es, son organizaciones vecinales.
cisamente en base a esos rasgos de solidaridad Se desarrollaron en Chile principalmente des-
consciente; de comunalidad de las formas de de 1983, en un momento de crisis muy grave,
asociación y la orientación hacia la solución de para tratar de solucionar necesidades vitales.
las necesidades integrales8. Pero una vez constituidas, actúan como una
Otros estudiosos, de las mismas organizacio- base o como un principio de identificación.
nes, reconocen su importancia y su amplitud Esa idea de que la acción comunitaria ac-
entre los “pobladores”; pero son más cautos en túa como un “principio de identificación” es
sus propuestas9. Sobre todo, ellos convergen compartida por virtualmente todos los que
estudian esas organizaciones. Según eso, el
grupo se ve o tiende a verse como algo más
8 Además del texto citado, véase también de Ra- que un instrumento de solución de problemas
zeto, Luis 1986 Economía Popular de Solidaridad
(Santiago de Chile: Área Pastoral de la Conferencia prácticos y materiales, inmediatos. La acción
Episcopal de Chile). comunitaria pasaría a ser percibida como una
9 Entre los principales, Campero, Guillermo 1987 En- conquista, como un motivo de realización, es-
tre la sobrevivencia y la acción política (Santiago de Chi- tímulo de acciones e iniciativas. Saball y Valen-
le: ILET); Hardy, Clarisa 1989 La ciudad escindida (San- zuela señalan que en esas instituciones actúa
tiago de Chile: PET); Tironi, Eduardo 1986 “La revuelta los una “lógica comunitaria”10.
pobladores” en Nueva Sociedad (Caracas) N° 83; Baño,
Sin embargo, no todas las organizaciones de
Rodrigo 1985 Lo social y lo político (Santiago de Chile:
FLACSO); Espinoza, Vicente 1986 Tendencias del movi- ese tipo tienen igualmente intensa esa “lógica
miento poblacional (Santiago de Chile: SUR); Espinoza, comunitaria”. Solamente las que permanecen
Vicente et al. s/f “Poder local, pobladores y democracia” por la exigencia misma de las necesidades.
en Proposiciones (Santiago de Chile: SUR) N° 12; Oxhorn,
Philip 1986 “Democracia y Participación Popular. Organi-
zaciones populares en la futura democracia chilena” Con- 10 Saball, P. y Valenzuela, E. 1985 La acción comuni-
tribuciones (Santiago de Chile: FLACSO) N° 44. taria (Santiago de Chile: SUR).
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Como Tironi y Campero señalan, no se trata banos para poblar y en la presión para conse-
de que una ética comunitaria sea la que mueve guir servicios urbanos. La DC, en el gobierno
a los “pobladores” a ese tipo de asociaciones; desde 1964, había establecido en esa época la
son más bien las necesidades prácticas urgen- política de la “promoción popular” y de la “par-
tes, que no pueden ser resueltas o enfrentadas ticipación popular”, y las “juntas de vecinos”,
inmediatamente de otro modo. Pero en la me- “clubes de madres” y “asociaciones de pobla-
dida en que esas necesidades materiales no dores” se formaron como parte de esa política,
se resuelven del todo, la asociación misma se en buena parte de las poblaciones urbanas lla-
convierte en un modo simbólico, imaginario, de madas “marginales”.
compensarlas. Eso hace decir a Campero que Aquellas organizaciones, a diferencia de los
ese tipo de organizaciones son más bien “ins- sindicatos, no reivindicaban salario y condi-
tituciones compensatorias”11. Aunque, por otro ciones de empleo sino, principalmente, tierra
lado, Tironi admite que la organización comu- para poblar y servicios urbanos. Había, pues,
nal es, quizás, una manera de protegerse contra una vasta y prolongada experiencia de organi-
la desintegración social y podría ser también in- zación entre ese sector de la población urbana.
terpretada como un modo de rechazo a un tipo Desde 1973, fecha del golpe de Pinochet, pero
de modernización por el mercado que la dicta- sobre todo desde 1983, cuando se inicia la mo-
dura militar impulsaba12. vilización callejera contra la dictadura, en el
Esa clase de organizaciones de tipo comu- momento de una muy grave crisis económica,
nal no son estrictamente nuevas en Chile. Te- esa experiencia organizativa se volcó hacia los
nían una presencia extendida desde la década problemas del empleo, del ingreso, del hambre
de los sesenta, por acción de la Democracia y de vivienda.
Cristiana y de la Unidad Popular, sobre todo, Con todo, lo que sin duda es significativo es
en los problemas de ocupación de terrenos ur- el hecho de que superada la fase mayor de la
crisis en Chile, las organizaciones comunales
no se hayan disuelto, sino que hayan continua-
11 Campero (1987) p. 69, op.cit. do extendiéndose. Según el PET, para fin de la
pasada década, sumaban cerca de 2 mil organi-
12 Tironi, H. E. 1986 “La revuelta de los pobladores” en
Nueva Sociedad (Caracas) N° 83. zaciones solamente en el Gran Santiago, con 50
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mil miembros activos y otras 200 mil personas productivos”, las “asociaciones de microem-
vinculadas a ellas. Esto es, un 15% de una po- presarios”, y las “pequeñas empresas autoges-
blación calculada en 1.317.238 personas13. Aho- tionarias”, las que no tienen carácter comunal,
ra, para presionar por la solución de problemas ni se fundan en la reciprocidad, sino de modo
más permanentes: servicios sociales (salud, muy parcial. El calificativo de “autogestiona-
educación, vivienda) que fueron severamente rias” para ese tipo de organizaciones, deriva
reducidos bajo la dictadura. Y se han mantenido aparentemente del hecho que sus miembros
las que ya existían, especialmente, los “talleres son, generalmente, ex trabajadores asalaria-
laborales” las “juntas de vecinos”, los “centros dos, despedidos o renunciantes de empresas,
de madres”, los sindicatos de facto, y se han muchos de los cuales han invertido sus “indem-
establecido organismos de coordinación, por nizaciones” (dinero recibido como compensa-
tipos de organización y por áreas territoriales14. ción por tiempo de servicio, al término del em-
Ese tipo de organizaciones existe también en pleo), para iniciarse como pequeños empresa-
otros países. El Perú es, probablemente, uno de rios, individualmente o en grupo. Algunos au-
sus escenarios más ilustrativos. Allí, donde la tores han comenzado a usar la misma fórmula
tradición de la reciprocidad y la comunidad es acuñada por el PET15, para denominar, también
más prolongada y, sin duda más viva, ese tipo en el Perú, ambos tipos de organizaciones. La
de organizaciones forma una red extendida en terminología se ha hecho más equívoca.
todo el país. Sus principales denominaciones Las “ollas comunes” son en todas partes una
locales son, principalmente, los “comedores práctica de los trabajadores, de cocinar y de
populares”, los “comités del vaso de leche”, las comer en grupo. Generalmente se formaban
“ollas comunes”, las cuales son caracterizadas cuando una huelga se hacía prolongada y no
por la reciprocidad y la comunidad. parecía tener visos inmediatos de solución,
Hay, sin embargo, también las “asociaciones lo que acarreaba dificultades alimenticias en-
de vendedores ambulantes”, los “microtalleres

15 Ortiz, Humberto 1990 “Las organizaciones econó-


micas populares” en Creación popular de la sociedad.
13 Razeto et al. (1990) op. cit. Y Hardy (1989) op. cit. Autogestión y autogobierno en el Perú (Lima: Demo-
14 Hardy (1989) op.cit. cracia y Socialismo) pp. 43-51.
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tre las familias de los huelguistas, obligando a pleados, trabajadores con muy bajos ingresos,
cocinas y comedores colectivos, con frecuen- e inclusive estudiantes.
cia en lugares públicos. Y eso era también una Bajo la crisis de comienzos de los años se-
manera de hacer visible la situación para el tenta, los “comedores populares” comenzaron
público, como un recurso de presión sobre a formarse en las “barriadas”, bajo la adminis-
los patrones y/o el Estado. Al hacerse graves tración directa de sus usuarios, si no siempre
y estables el desempleo y la carencia de ingre- por su iniciativa. Al profundizarse la crisis en la
sos, esas prácticas se han hecho más comunes década siguiente, se han convertido en institu-
y más frecuentes entre los habitantes de los ciones estables, con núcleos de personas orga-
barrios pobres. No son, sin embargo, institu- nizadas, con cierta división de roles, en donde
ciones estables, no dan lugar a relaciones que la reciprocidad y la gestión comunal tienen un
se reproducen y a roles definidos. Tienen un lugar central. Actualmente, se estima que fun-
carácter más bien coyuntural. cionan alrededor de mil “comedores popula-
Los “comedores populares” y los “comités res” en el país, cada uno de los cuales produce
del vaso de leche” son más regulares. En el y sirve un promedio de 150 a 200 raciones dia-
caso peruano, su origen se remonta a la crisis rias, generalmente a la hora de la comida del
de los años treinta, época durante la cual el mediodía (almuerzo, en el lenguaje peruano).
Estado, las parroquias u otras instituciones de Una parte de esos núcleos se coordinan entre
beneficencia pública, organizaron comedores sí, en cada barriada y a escala de toda la ciudad.
colectivos llamados “comedores populares”, Los “comités del vaso de leche” son más re-
para los desocupados urbanos y proveyeron cientes. Se formaron bajo el gobierno munici-
de desayuno en algunas escuelas de niños po- pal de la Izquierda Unida, en Lima, entre 1983
bres, con el nombre de “gotas de leche”. Esas y 1987. Funcionaron masivamente durante ese
prácticas, sin embargo, estaban entonces bajo período y se convirtieron en una red institucio-
la administración y el control de aquellas ins- nal que agrupaba a unas 100 mil personas en
tituciones públicas, fuera de la iniciativa y del Lima Metropolitana, todas mujeres, con apoyo
control de los usuarios y consumidores. Persis- financiero internacional y con el aprovisiona-
tieron durante los años siguientes a la Segunda miento y la asesoría del Municipio de Lima bajo
Guerra Mundial, en Lima, sirviendo a desem- gestión de la IU, que formó para ese propósito
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la institución llamada FOVIDA (Fomento de cantil”, formadas por familias y/o con pocos
la vida) y con el apoyo de las organizaciones asalariados. No existe documentación acerca
políticas de ese frente político. Desde entonces de núcleos que se fundan exclusiva o princi-
operan más restrictamente, haciendo frente a palmente en la reciprocidad y la comunidad
la hostilidad de las nuevas autoridades munici- más allá de las familias17. Parecería así, curio-
pales, pero todavía con apoyo financiero inter- samente, que la reciprocidad y la comunidad
nacional relativamente importante16. son más frecuentes entre los “pobladores” de
Los “microtalleres” son agrupaciones de Chile. Pero esa es una cuestión que requiere
producción mercantil en pequeña escala, cu- estudios más precisos.
yos propietarios actúan también como admi- Las llamadas “empresas autogestionarias”
nistradores y trabajadores, y que se dirigen y “empresas administradas por trabajadores”
explícitamente a producir para el mercado
y, si es posible, acumular capital. Muchos de
17 En una reciente investigación en Villa El Salvador
esos talleres son efectivamente pequeñas em- (VES), la más importante y famosa de las experiencias
presas, con asalariados, aunque los propieta- peruanas de autogobierno y de autogestión comunal de
rios-administradores suelen también trabajar ciertas actividades económicas del período anterior, no
ellos mismos y con sus familiares, a los que se ha encontrado información eficaz acerca de la actual
no pagan salario. La combinación entre esas presencia de núcleos de reciprocidad y de comunalidad
en la producción o en el comercio, más allá de los lími-
varias formas de trabajo en una sola unidad o tes de las familias, pero sí de la extensión de los núcleos
taller, parece ser muy frecuente, pero no existe que agrupan a miembros de la misma familia. El Parque
documentación eficaz acerca de eso. Es más Industrial, que fue antes organizado para la Producción
frecuente en la información disponible, encon- industrial en VES, bajo la gestión comunal del Consejo
Comunal de la Comunidad Urbana Autogestionaria de
trar unidades de “pequeña producción mer-
Villa El Salvador (CUAVES), ha sido deliberadamente
reorganizado por el actual gobierno nacional y local en
una asociación de pequeños y medianos empresarios.
16 Una sistemática discusión de las experiencias de Sobre estas organizaciones en Lima, también de Pait
los “comedores populares” y de los “vasos de leche” se Volstein, Sara 1990 “Micro y pequeños talleres produc-
encuentra en: Galler, Nora y Núñez, Pilar (comp.) 1989 tivos” en Creación popular de la sociedad. Autogestión
Mujer y Comedores Populares (Lima: SEPADE). Tam- y autogobierno en el Perú (Lima: Democracia y Socia-
bién puede verse Ortiz (1990) op. cit. lismo) pp. 37-43
224 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

aparecieron bajo el gobierno militar del perío- otras, afiliadas a la Central de Empresas Admi-
do 1968-1980, sobre todo bajo el régimen del nistradas por Trabajadores (CEAT), cuando han
general Velasco Alvarado. Hay una literatura logrado sobrevivir, lo hacen en malas condicio-
más o menos amplia sobre sus experiencias. nes, para defender el empleo real. Pero en esos
Se construyeron por la iniciativa del Estado, casos “la calidad de la democracia al interior de
en algunos casos por las motivaciones ideoló- esas empresas ha sido variable y pocas de ellas
gicas de algunos de los organismos políticos del han logrado desarrollarse empresarialmente”.
régimen, que pretendían replicar en el Perú la La experiencia de esas “empresas autoges-
experiencia de la autogestión en Yugoeslavia. tionarias” o “administradas por sus trabajado-
Sobrevivieron algunas, con variadas medidas res” no ha sido, sin embargo, desprovista de in-
de éxito, a la retirada del gobierno militar en terés para el futuro. En Chile se iniciaron bajo
1980. Las que lograron organizarse como em- el gobierno de Eduardo Frei, con el apoyo cre-
presas reales, con recursos financieros y tecno- diticio del Estado y el apoyo técnico del Servi-
logía útil, han sido muy pocas y, en todos los cio de Cooperación Técnica, organismo estatal,
casos, no tienen nada que ver con el discurso y se extendieron bajo el gobierno de Salvador
de la autogestión. Así lo reconoce, algo melan- Allende, cuando varias empresas fueron esta-
cólicamente, uno de sus ideólogos y estudiosos: tizadas y otras pasaron a poder de sus traba-
“Hay algunas cuantas empresas que han tenido jadores. Bajo el golpe militar de 1973, algunas
un relativo éxito económico-financiero, aunque de las empresas estatizadas fueron adquiridas
frecuentemente a costa de su calidad autoges-
tionaria y sin llegar a ser éxitos rotundos”18. Las
las experiencias equivalentes en los diversos países
latinoamericanos, especialmente en Bolivia, Chile y
18 Scurrah, Martin “Las posibilidades de autogobierno Perú, se encuentran en la compilación de Iturraspe,
en la industria nacional” en Creación popular de la Francisco 1986 “Participación, cogestión, autogestión
sociedad. Autogestión y autogobierno en el Perú en América Latina” en Nueva Sociedad (Caracas) 2
(Lima: Democracia y Socialismo) pp. 21-29. Del mismo Vols. También en Roca, Santiago (comp.) 1981 La
autor, véase también: “The experience of worker self- autogestión en América Latina y en el Caribe (Lima:
management in Peru and Chile” en Annis, Sheldon y CLA e IICA). También puede verse de Quijano, Aníbal
Hakim, Peter (comps.) 1988 Direct to the Poor (Boulder: 1991 “Poder y crisis en América Latina” en Páginas, N°
Lynne Rienner) pp. 132-453. Estudios detallados sobre 109: 40-60, junio.
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 225

por los trabajadores con el apoyo crediticio de cenes comunales” es una de las más ilustrativas.
la Iglesia y de los restos del Servicio de Coo- Algunos de ellos se formaron de modo espon-
peración Técnica, que se había formado desde táneo y operan independientemente desde los
los años sesenta. Pero, poco después las difi- setenta. Pero son casos excepcionales. La gene-
cultades financieras, de mercado y de adminis- ralidad se formó por iniciativa de la Iglesia Cató-
tración fueron excesivas para esas empresas. lica, junto con las organizaciones sindicales del
Su dependencia del apoyo externo, crediticio campesinado. Especialmente en los valles del
y técnico, que fue su marca de nacimiento, fue Cauca y del Magdalena. Se constituyeron redes
también el elemento central de su desintegra- de distribución comercial patrocinadas por la
ción. Lo mismo ocurrió en el Perú después del Iglesia (Grupo Asociativo Versalles y CEMECAV,
reemplazo del régimen velasquista19. en el Cauca; FUNDER, en el Magdalena; FUN-
La documentación acerca de otros países DACOMUN, Acción Comunal y COINCA, en
parecería indicar que las “empresas autoges- Risaralda), especialmente a través del Instituto
tionarias” no son una experiencia frecuente, Campesino Avanzado, dirigido por los jesuitas.
lo mismo que las organizaciones fundadas Los estudios señalan que los propósitos
en la reciprocidad y la comunidad entre los sociales y los económicos, empresariales, no
trabajadores de las ciudades. En cambio, las resultaron compatibles. Pero, sobre todo, que
organizaciones cooperativas y comunales en sin el apoyo, la asesoría y aún el control de
los medios rurales son una experiencia relati- las instituciones de la Iglesia, esos “almacenes
vamente frecuente. comunales” no sobreviven o se convierten en
En el caso de Colombia, por ejemplo, la ex- empresas privadas de algunos de los miembros
periencia de las “bodegas comunales” o “alma- originales20.
De otro lado, las organizaciones de tipo
cooperativo y de tipo comunitario organizadas
19 Una de esas experiencias es recontada en Scurrah,
Martín y Podestá, Bruno 1988 “The experience of
worker self-management in Perú and Chile” en Annis y 20 Butler Flora, Cornelia et al. 1988 “Community
Hakim (1988) pp. 132-154, op. cit. Para una evaluación Stores in Rural Colombia. Organizing the means of
del significado político de esas experiencias, ver mi consumption” en Annis y Hakim (1988) pp. 117-131,
texto “Poder y Crisis en América” ya citado. op. cit.
226 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

para la producción en el Campo colombiano, de antigua historia, con prolongado ejercicio


que durante un momento parecieron generali- de la capacidad de decidir autónomamente, y
zarse como una experiencia estable, han tenido con la disciplina social para el cumplimiento
en general los mismos resultados. Un estudio de las decisiones, han demostrado ser, en el
específico llevado a cabo sobre el conjunto de campo latinoamericano, no solamente capaces
ellas, a escala nacional, da cuenta de eso21. de perdurar, sino inclusive de formar empresas
En su periodo de auge, hasta 1974, llegaron comunales exitosas. Uno de los casos mayor
a sumar unas 1.300 organizaciones con unas documentados es la empresa comunal de Ta-
15 mil familias y 320 hectáreas de tierra. Hacia quile, para gestionar y controlar la actividad
1985, sólo quedaban 629 organizaciones, las fa- del turismo en beneficio de la comunidad.
milias habían disminuido en casi 76% y la tierra Taquile es una pequeña comunidad isleña en
en cerca de 66%. Las asociaciones sobrevivien- el Lago Titicaca, en el lado peruano, de difícil
tes, no parecen tener vitalidad para perdurar: acceso, distante de los centros urbanos de la
“la renta generada por 30 hectáreas de tierra zona. Sus habitantes forman una comunidad
no supera como término medio un salario mí- de larga historia. Han formado organismos exi-
nimo”, informa el estudio. tosos para atraer, alojar y transportar turistas;
Solamente las organizaciones comunales grupos de producción artesanal para ese mer-
cado; ferias y almacenes de venta de artesanía.
La comunidad comienza a ser próspera, sus
21 Gonzáles, Manuel Guillermo 1987 Origen y servicios lentamente comienzan a modernizar-
evolución de las formas asociativas campesinas de se y sus productos comienzan a ser adecuados
producción y de trabajo en Colombia (Santiago de a las tendencias de su mercado. Pero, también,
Chile: CEPAL) mimeo. Contra los resultados de su
esa prosperidad impulsa las tendencias a la ac-
propia investigación, el autor sigue fiel al discurso sobre
la “incorporación de los marginados a la sociedad”, a tividad comercial privada entre los miembros
través de tales “formas asociativas”. Véase también de de la comunidad. Un cambio fundamental está
Angulo, Alejandro 1991 “Un experimento en desarrollo ingresando en ella22.
participativo” en CINEP, febrero; donde se da cuenta
de una empresa comunitaria agrícola que tuvo éxito
sólo cuando dejó de ser comunitaria y se convirtió en 22 Healey, Kevin y Zorn, Elaine 1988 “Lake Titicaca’s
una empresa privada común. campesino controlled tourism” en Annis y Hakim, op.
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 227

¿Existe hoy una “economía desigualmente ubicados en ese intercambio,


alternativa”? bajo el control y en beneficio de los que con-
trolan los recursos de producción.
La documentación acerca de las “organizacio- 2. La participación de las relaciones familia-
nes económicas populares” en América Lati- res, en general de las relaciones primarias
na, no arroja un resultado definido acerca de (compadrazgo, clientelismo, procedencia
esa cuestión. geográfica y/o “étnica” común), en las unida-
Si lo que esa denominación señala es un re- des organizativas de la actividad económica;
lativamente numeroso, diverso y heterogéneo y el hogar o vivienda y la calle como sedes
conjunto de modalidades de producir, consu- de dicha actividad, son los rasgos comunes
mir y reproducir bienes materiales y servicios, de aquellas modalidades.
más o menos diferenciable de la organización 3. La fuerza de trabajo se intercambia sólo par-
empresarial predominante en el capitalismo cialmente en el mercado, a través del sala-
contemporáneo, eso es, sin duda, cierto. En rio; y el salario se combina con trabajo no
efecto, es demostrable que: pagado, en proporciones variables según las
modalidades.
1. Existe un sector más o menos amplio, no su- 4. La organización del control y de la adminis-
ficientemente medido en la investigación, de tración del trabajo y de los recursos en esas
unidades de actividad económica que no son unidades, admite predominantemente las
plenamente de tipo empresarial, es decir, no normas de la organización familiar y, even-
están basadas exclusiva o predominantemen- tualmente, comunal.
te en el salario y en general en el mercado; ni
se organizan siempre entre grupos sociales Desde ese específico ángulo de evaluación, en
la economía urbana actual en América Latina,
podría ser diferenciado un sector donde no ac-
cit., pp. 45-58. El primer estudio antropológico de esa túan plenamente las normas y las instituciones
comunidad fue hecho a comienzos de los cincuenta, predominantes de la empresa capitalista.
por: Matos, José y Avalos, Rosalía 1969 La comunidad
¿Confirma eso la hipótesis de una “econo-
de Taquile (Lima: s/d). La distancia entre una etapa y
otra de la comunidad es realmente notable. mía alternativa”, en el sentido específico de
228 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

una economía alternativa al capital, y concre- no ser, y de hecho no lo son en muchos casos,
tamente en América Latina? No del todo. Como muy grandes; pero son reales y potencialmen-
toda la información muestra, la amplia mayoría te ampliables.
de tales unidades y actores de aquel sector se Se trata, sin embargo, de una franja económi-
organizan incluyendo, en mayor o menor me- co-social donde la reciprocidad es un elemento
dida, el trabajo asalariado; entre grupos des- presente de modo generalizado, aunque no ne-
igualmente ubicados acerca del control de los cesariamente predominante. El rasgo central
recursos productivos y en consecuencia de la de esta franja es su ambigua ubicación entre
producción y/o de los beneficios; se orientan a las relaciones de reciprocidad-comunidad, de
la obtención de beneficios y a la acumulación, un lado, y, de otro lado, el capital. En su con-
si les es posible y operan, de ese modo, con la junto, sin embargo, hace parte de la estructura
lógica del capital, en todo o en parte. En mu- global de poder del capital.
chos casos se trata, seguramente, de un capi- Podría admitirse, según todo aquello, que
talismo de los pobres. Pero donde, de todos existe algo como una “economía popular”23, es
modos, es la lógica del capital la que preside, decir, aquella que protagonizan los que no con-
no obstante todas las limitaciones específicas trolan los recursos principales de producción,
que encuentra en ese nivel, el comportamiento ni los resortes del poder estatal, o los del mer-
de tales unidades y actores.
En esa franja económica, muchos de los
que controlan las unidades y sus relaciones 23 Véase, por ejemplo, la propuesta de José Luis
con el resto de la economía, son simultánea- Coraggio concepto de “economía popular”: “conjunto de
mente trabajadores y empresarios si emplean recursos, prácticas y relaciones económicas propias de
los agentes económicos populares de una sociedad”. La
ajena fuerza de trabajo asalariado. Pero tam-
categoría “popular” aquí como: “unidades elementales
bién hay asalariados que no tienen acceso de producción, reproducción (familia, cooperativas,
alguno al control de recursos productivos; y comunidades, etc.) que dependen fundamentalmente
otros que en la misma condición ni siquiera re- del ejercicio continuado de la capacidad de trabajo de
ciben salario. Las distancias sociales inmedia- sus miembros para resolver las condiciones materiales
de su reproducción”. Ver: “Política económica,
tas, concretas, entre esos estratos –sobre todo
comunicación y economía popular” en Debate, marzo
vistas desde la cima del poder global– pueden de 1989, pp. 57-94.
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 229

cado. Que se caracteriza por la variable com- realizado (bienes y servicios); b) entre sujetos
binación entre los patrones del capital y los de socialmente iguales.
la reciprocidad, aunque probablemente con el El concepto de comunidad, se refiere a un
predominio tendencial de los primeros. Esa es modo de organización y gestión colectiva don-
una especificidad, sin duda, pero difícilmente de todos los miembros individualmente se con-
sería suficiente para admitir que se trata ya de sideran socialmente iguales, intervienen direc-
una “economía alternativa” a la del capital. tamente en las decisiones, a través de los deba-
Empero, eso no agota el vasto universo de tes y de un sistema de autoridades elegidas y
las relaciones económicas entre los despoja- controladas de modo inmediato y directo, esto
dos del control del poder y de los recursos de es, donde la representación de autoridad no es
producción. indirecta. Se trata claramente, de una específi-
ca estructura de autoridad.
Cuando ambos elementos se asocian en la
Reciprocidad y comunidades: formación de una unidad económica, no lo
¿nuevas relaciones? hacen por separado del mercado sino en re-
lación contradictoria con él. Obtienen sus re-
La investigación registra también, como ha cursos iniciales en el mercado y usan los que
quedado establecido, que en la economía urba- producen para el mercado de todo aquello que
na actual de América Latina está presente un requieren y que no producen. Tienen, sin em-
sector de unidades de actividad económica que bargo un rasgo propio: esas unidades de acti-
no se organizan en torno de la lógica del ca- vidad económica no se proponen la obtención
pital, sino exclusivamente sobre la base de la de beneficios desigualmente distribuibles entre
reciprocidad y de la comunidad. los miembros.
El concepto de reciprocidad que aquí se La información disponible no permite medir
utiliza, se refiere a relaciones de producción la proporción de esas unidades de reciprocidad
/ distribución que se establecen con dos ras- y de comunidad dentro de la economía urbana
gos específicos: a) como intercambio directo, latinoamericana. Probablemente es un sector
esto es que no pasa por el mercado, de fuerza relativamente reducido, si se lo compara con el
de trabajo (capacidad de trabajar) y de trabajo anterior, cuasi o semi o para-empresarial.
230 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

La información tampoco permite ir muy le- resto de la “economía popular”, se abren algu-
jos en la discriminación de la actividad de esas nas cuestiones necesarias: ¿se trata solamente
unidades dentro de la estructura productiva. de un fenómeno coyuntural, de una “estrategia
Sin embargo, principalmente la documentación de sobrevivencia”, imputable a la crisis del
acerca de Chile y Perú, permite sugerir que se capitalismo subdesarrollado y dependiente, y
concentran abrumadoramente en el sector de destinado a desaparecer con ella?
la producción y distribución de alimentos: las La reciprocidad como relación social básica
“ollas comunes”, los “comedores populares”, y la comunidad como forma de organización
los “comités del vaso de leche”, son sus ejem- y de gestión del trabajo y de los recursos, así
plos demostrativos. Secundariamente, parece como de marco de una existencia social global,
ser también que la producción de productos fueron los elementos centrales de la vida social
alimenticios cobijaría una parte de esas unida- en el territorio que ocupa hoy América Latina,
des, si se piensa en los “huertos familiares” chi- antes del período colonial. Y no han dejado de
lenos. En los “talleres” y “microempresas”, de serlo hasta hoy para una parte importante de la
ambos países, la reciprocidad existe en combi- población campesina de origen indígena. Pero
nación con el salario. Pero la información no es habían venido retrocediendo frente a la expan-
suficientemente eficaz sobre eso. sión de las relaciones sociales impuestas por
Se trata, demostrablemente, de un sector re- los colonizadores, la servidumbre y la esclavi-
lativamente reducido de unidades de actividad tud, primero, y después, sobre todo, el capital,
económica, y, sobre todo, no ubicado en nin- hasta el punto de que parecían instituciones
guna de las áreas principales de la estructura supérstites, en algunas zonas campesinas del
productiva urbana. mundo andino o de México-Mesoamérica.
Con todo, la presencia de un sector de uni- La novedad de la reciprocidad y de la comu-
dades de actividad económica, exclusivamen- nidad en América Latina, no es, pues, cronoló-
te fundadas en la reciprocidad y organizadas gica. Es sociológica. En primer término, porque
como comunidad, importa una novedad socio- en sus actuales modalidades aquellas relacio-
lógica en el escenario latinoamericano. Y si se nes sociales no son simplemente una extensión
considera la presencia importante, generaliza- del patrón histórico original. En segundo tér-
da si no predominante, de la reciprocidad en el mino, porque ahora son más características del
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 231

mundo urbano del capitalismo. Son, por todo Eso es aún más notable, si se tiene en cuenta
eso, un producto de las actuales condiciones que en Chile y en una ciudad como Santiago,
en que opera el capital en estos países. los patrones comunales y de reciprocidad no
La reciprocidad y la comunidad eran antes tenían, desde hace tiempo, la misma vigencia y
los rasgos fundantes de colectividades cerra- la misma fuerza que en el Perú o en Lima. No es,
das, donde la jerarquía social y la tradición según eso, solamente la vinculación inmediata
eran la fuente de las normas y de los valores con la historia andina, ni la mera expansión
cotidianos, y donde, por otra parte, el espacio de presuntas o reales identidades “étnicas” de
de la identidad y de la libertad individuales, de origen indígena en las ciudades –como sería el
la creatividad individualizable, no era, no po- caso de Perú, Ecuador o Bolivia– lo que expli-
día ser, muy amplio. Pero en el mundo urbano caría la nueva presencia de esas relaciones de
actual de Santiago o de Lima, no es más la je- reciprocidad y de comunidad. ¿Qué entonces?
rarquía social originaria, sino la igualdad social La explicación no es, quizás, tan difícil. Pero
entre sus miembros, lo que caracteriza a las ins- aún es de todos modos indecisa. Bajo las con-
tituciones comunitarias. No es más la tradición, diciones del capital en sociedades como las de
sino el debate y la decisión colectivos el ámbito esos países, y otros en el “tercer mundo”, una
de donde surgen las normas, las instituciones, proporción creciente de la población no puede
los valores. Y por lo mismo, son la identidad y la vivir, ni siquiera sobrevivir, exclusivamente –o
creatividad de los individuos lo que alimenta la inclusive principalmente– sobre las base de las
comunidad, sin que eso implique simplemente reglas del mercado capitalista. Tiene que apelar
que ello se ejerza sobre un vacuum histórico, a otros modos, si existen, o inventarlos, si no.
ni que la tradición sea inexistente. Excepto que Y no hay una opción única para eso. Las for-
la tradición es, cada vez más, la del cambio, no mas de explotación / dominación consideradas
sólo, ni tanto, de la continuidad24. “arcaicas” parecen estar de regreso en muchos
lados: trabajo coercitivo esclavista y para-es-
clavista; servidumbre personal, sin pago en sa-
24 Una convincente documentación ha sido establecida lario; combinación del salario con esas formas;
y discutida en nuestra reciente investigación en Villa
combinación de todas ellas o de cada una, con
El Salvador (VES). Véase: Villa El Salvador. Poder y
comunidad (Lima, CEIS-CECOSAM, 1996). la reciprocidad y la comunidad; diferenciación
232 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

de éstas últimas separadamente, bajo determi- del salario, se inició, como se sabe, en algún
nadas condiciones25. momento entre los siglos XII-XIII en algún lu-
Se trata, en consecuencia, de un producto de gar del Mediterráneo, en las penínsulas itálica
las tendencias de las relaciones entre el capital o ibérica, quizás en ambas, verosímilmente en
y todas las demás modalidades de relaciones la Península Ibérica antes de la “reconquista”
sociales, o, en otros términos, con las otras for- castellano-aragonesa. Ese proceso de mercan-
mas de trabajo no-asalariado. Donde hay que ir tilización de la fuerza de trabajo parecería es-
a buscar los factores específicos que empujan a tar empezando a agotarse, si se toma en cuenta
una parte de la población hacia la reciprocidad que: a) en algunas unidades de producción del
y la comunidad, no es tanto en la “tradición an- universo capitalista, la acción valorizante de la
dina” precolonial o colonial latinoamericana, fuerza de trabajo individual no está presente o
sino en las tendencias de comportamiento ac- no de modo significativo y ha dejado, en conse-
tual del capital. cuencia, de ser allí indispensable; b) que en los
Este no es, desde luego, el lugar, ni la oca- niveles más altos de la estructura global de acu-
sión, para esa indagación. Con todo, es perti- mulación es reconocida la tendencia de predo-
nente sugerir una pista de trabajo. La mercan- minio del trabajo muerto o acumulado, sobre el
tilización de la fuerza de trabajo, la formación trabajo vivo; c) que la compra y venta de fuerza
de trabajo continúa aún expandiéndose en los
más bajos niveles del universo capitalista, pero
25 En 1991, la Asamblea General de las Naciones Uni- en condiciones de sobre-explotación.
das decidió la formación de una comisión de investiga- Al mismo tiempo, una contradicción ha co-
ción sobre la esclavitud en el mundo actual. Sus con- menzado a protuberarse. De un lado, está aún
clusiones recientes indican que unas 200 millones de
activo el proceso de descomposición de las re-
personas estarían actualmente en situación de esclavi-
tud. Antes, la OIT, en su Informe de 1993, reconocía la laciones no capitalistas de producción / distri-
existencia de unas 6 millones de personas esclavas. Y bución y se produce una cantidad creciente de
la expansión de esa forma de explotación-dominación fuerza de trabajo disponible para ingresar en el
estaría ocurriendo en regiones de la ex Unión Soviética, mercado de fuerza de trabajo. Sin embargo, da-
en China, y quizás en Estados Unidos. Véase la “Entre-
das las tendencias anteriores, una proporción
vista a José de Souza Martins” en Estudos Avançados
(San Pablo: USP) N° 31, 1997. creciente de esa fuerza de trabajo no podrá ser
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 233

comprada, ni vendida; esto es, no podrá ser dad pueden ser el único posible recurso para la
convertida en mercancía. De otro lado, en con- sobrevivencia.
secuencia, formas de trabajo no-salariales tien- La reciprocidad y la comunidad, productos
den a ser reproducidas, de otro modo que en el de la historia actual del capital global, no son
pasado, ahora bajo las condiciones del capital en esas poblaciones el resultado de comporta-
y en articulación con éste. mientos y decisiones ideológicas, ni de visio-
En las condiciones tendenciales del capital, nes intelectuales, ni de una previa y separada
y de la distribución geosocial de sus beneficios “ética de solidaridad”. No son un intento políti-
y de sus desventajas, la mano de obra disponi- co-ideológico de “construir” sociedades utópi-
ble, sobre todo en el “tercer mundo”, está en cas26. Y sus protagonistas pueden no solamente
una peculiar situación: no puede sobrevivir so- no ser conscientes de estas cuestiones, sino,
lamente según las normas del capital; ni puede inclusive, como ocurre ahora en las elecciones
todavía separarse y aislarse de ellas. Requiere nacionales de varios de esos países, apoyar a y
aprender en una práctica no siempre ni necesa- votar por las opciones políticas de “derecha”.
riamente consciente, cómo servirse de ambas, No se trata, por lo tanto, de artefactos políti-
en las proporciones que las situaciones y posi-
bilidades concretas permitan o exijan.
Es dentro de esa tendencia que la parte más 26 El más importante movimiento de ese carácter en
este siglo fue el de los kibutz en la fundación de la nue-
inmediata y directamente ligada a la sobrevi- va sociedad de Israel. El kibutz fue un intento de llevar
vencia inmediata, la alimentación específica- a la práctica en Palestina la utopía de los socialistas del
mente, en varios países se organiza o tiende movimiento judío: construir una asociación de gentes
a ser organizada entre los desposeídos de re- libres, conscientes e iguales que organizan su existen-
cia social en torno de la reciprocidad, de decisiones
cursos de producción e impedidos de vender
colectivas debatidas y consentidas, y de la autoridad
su fuerza de trabajo de manera casi exclusiva- comunal. Durante una primera etapa recorrió esa tra-
mente fundada en la reciprocidad y en la co- yectoria. Pero después fue subordinado a los intereses
munidad, porque ellos no tendrían, si no, otro sociales que dominaron el Estado de Israel. Véase de
modo de sobrevivir. Para segmentos amplios Schapiro, Melford E. 1956 Kibbutz: Venture in Utopía
(Cambridge: Harvard University Press); de Schwartz,
de la población latinoamericana de hoy, en al-
Richard D. 1957 “Democracy and Collectivism in the
gunos momentos, la solidaridad y la reciproci- Kibbutz” en Social Problems, Vol. V, pp.137-147.
234 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

cos, sino de soluciones necesarias. De allí parte cipal de esos elementos en las actividades de
un conjunto de cuestiones cruciales para el de- uso y de consumo inmediato, la alimentación,
bate contemporáneo, las relaciones entre capi- los servicios familiares, ante todo. Y sólo muy
tal y trabajo no-asalariado; las relaciones entre secundariamente, en actividades productivas
reciprocidad y mercado; las relaciones entre la de otra clase de bienes. Muy poco, demasiado
racionalidad del capital y las de la comunidad, poco, para fundar un modo de existencia social
para mencionar algunas de las más inmediatas. estable y diferenciada, una “economía alterna-
Pero ellas no serán discutidas aquí. tiva” al capital.
Dicho todo eso, sin embargo, es igualmente Segundo, la extrema dependencia de las uni-
necesario hacer notar que esas tendencias ha- dades de reciprocidad-comunidad, del apoyo
cia la formación de una franja diferenciada de financiero e institucional exterior. Virtualmen-
economía de reciprocidad y de comunidad, y la te sin excepciones, todos los estudios registran
presencia de esos elementos en combinación esa dependencia. Si bien no todas las unida-
con el capital, no tienen o no parecen tener aún des se originan de ese modo, todas en cambio
la densidad y la definición que podrían permi- perduran solamente de ese modo, lo mismo
tirles una vitalidad perdurable, capacidad de en Chile que en el Perú o en Brasil. O, como
reproducción y expansión, y de sostenerse en en el caso colombiano y boliviano, inclusive
articulación y en conflicto con el capital27. las “cooperativas” y “comunidades” rurales.
Ciertos hechos tienen que ser observados La Iglesia, la “solidaridad internacional”, las
en esa cuestión. Uno, la concentración prin- “organizaciones no gubernamentales (ONG)”
locales, las organizaciones políticas y hasta
organismos del Estado, conforman esa red de
27 Otros autores, por ejemplo Gustavo Esteva, tienen
apoyo a esas comunidades. Y más aún, ese apo-
otra opinión: “Quiénes viven en los márgenes parecen
haber encontrado en la crisis una oportunidad excep- yo exterior es una de las típicas demandas de
cional para llevar adelante sus proyectos y para rege- movilizaciones callejeras o institucionales de
nerar sus modos de vida” y agrega poco después “Ellos ese tipo de comunidades.
son el nuevo fantasma que recorre el mundo”. Véase su Tercero, la concentración, en algunos ca-
ensayo: “El proyecto político de los márgenes”. Docu-
sos virtualmente exclusiva, de personas del
mento del XVI Congreso Interamericano de Planifica-
ción. San Juan, Puerto Rico, 1988. género femenino en esas organizaciones; con
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 235

una presencia escasa y a veces nula de varo- va inversión de capital, producción masiva de
nes. Así, en Chile, las mujeres son el 65% de empleo, de salarios y bienes y servicios. Y esta
los miembros del conjunto del sector de las es, sin duda, la decisiva cuestión abierta para el
“organizaciones económicas populares”, lo futuro de esas tendencias. Es en las tendencias
que incluye las unidades que combinan sa- de desenvolvimiento del capital, de las rela-
lario, mercado y reciprocidad28. Y en el caso ciones entre capital y trabajo en el proceso de
peruano, los “comedores populares” agrupan reestructuración mundial del poder, donde se
a 100 mil personas, todas ellas mujeres29. Eso resolverá el destino posterior de las experien-
parecería apuntar a que, en un sentido, esas cias que, para algunos, probablemente parecen
instituciones inician un proceso de socializa- ser muy locales.
ción de las actividades familiares privadas, y
se mantiene aún, por eso, el conjunto de roles
asignados a la mujer en las sociedades pa- La comunidad en las instituciones
triarcales, por ejemplo la preparación y servi- de autogobierno local
cio de alimentación.
No cuesta imaginar, por eso, que si una súbi- Las formas comunales o comunitarias de or-
ta inversión masiva de capital, de producción ganización y de gestión, en América Latina
de empleo y salarios significativos; de provi- no se presentan solamente en la dimensión
sión de bienes y de servicios, etc., ocurriera en económica de la existencia social, ni sola-
esos países, probablemente no quedaría sino mente en vinculación con la reciprocidad.
alguna huella aislada y pálida de esa experien- Inclusive, podría decirse que actualmente
cia de comunidad y de reciprocidad. parecen tener su más amplio escenario en
Lo que cuesta imaginar, por el contrario, es las instituciones políticas, en las formas de
exactamente esa posibilidad de que en un fu- autogobierno local.
turo previsible llegue a estos países tal masi- Esas instituciones de autogobierno local
han sido uno de los más frecuentes asuntos
de la extensa literatura que, durante la pa-
28 Hardy (1989) op. cit. sada década de los ochenta, se produjo en
29 Ortiz (1990) op. cit. América Latina bajo el rubro de los “nuevos
236 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

movimientos sociales”30. No será necesario re- paralelamente, su revitalización e innovación


contar aquí su historia. Lo que importa dejar en las zonas rurales, especialmente en el área
señalado es su gradual expansión en virtual- andino-amazónica.
mente todas las ciudades latinoamericanas, En la ciudad, los casos más definidos de
en los barrios “populares” que se han formado toda América Latina y por eso también más es-
después de la Segunda Guerra Mundial31. Y, tudiados son los de Villa El Salvador, principal-
mente, y Huaycán, formado tiempo después,
en Lima (véase la nota anterior). El punto de
30 Una discusión extensa acerca de la cuestión de los partida en cada uno de esos casos, sin duda,
“nuevos movimientos sociales” en América Latina, y una fue la percepción de un vecindario urbano no
revisión de lo principal de su literatura, se encuentra en como una población de gentes dispersas, sino
Quijano, Aníbal 1991 “Poder y crisis en América Latina”
en Páginas (Lima) N° 109: 40-60, junio.
como una comunidad y, en consecuencia, la de-
cisión de sus pobladores de organizarse desde
31 Los casos más estudiados son, probablemente, los
de Lima, Río de Janeiro, México, Santiago. La literatura
la partida en términos comunales, al margen de
de investigación y de debate es extensa. Véase, sobre las regulaciones legales vigentes sobre las mu-
todo, de Pease, Henry y Ballón, Eduardo (eds.) 1982 nicipalidades; esto es, como una organización
Movimiento popular, participación y democracia de autogobierno.
(Lima: s/d); de Gómez, Rafael 1990 “Autogobierno local: La organización comunal de autogobierno lo-
la experiencia de Huaycan” en Creación popular de la
sociedad (Lima) pp.29-37; de Kovarich, Lucio 1988 Lu- cal, a diferencia de las municipalidades, implica
tas sociais e cidade (San Pablo: s/d); de Singer, Paulo una estructura organizativa que vincula a toda
“Neighborhood in San Pablo” en Safa, Helen (ed.) 1982 la población en una red de instituciones comu-
Toward a political economy of urbanization in the
Third World Country,(Delhi: Oxford University Press);
de Mainwaring, Scott 1989 “Grassroots, popular mo-
vements and the struggle for democracy” en Stephan, Latin American Research Review (LARR) Vol. IV; de
Alfred (ed.) Democratizing Brazil (Oxford University Stokes, Susan 1991 “Politics and Latin-American urban
Press) pp. 168-204; y, del mismo autor: “Urban Popu- poor. Reflections from a Lima Shantytown” en Latin
lar Movements, Identity and Democratization in Brazil” American Research Review (LARR) Vol. XXVI, N° 2; de
en Comparative Political Studies, N° 20: 131-143, ju- Powell, Sandra 1969 “Political Participation in Barria-
lio de 1987; de Lommnitz, Larissa 1974 “The Social and das: a Case Study” en Comparative Political Studies,
Economic Organizations of a Mexican Shantytown” en Vol.2, N° 2: 195-215.
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 237

nales, en todos los ámbitos de la vida colectiva: suficientemente diferenciada y diferenciable,


unidades de producción, mercado, escuela, ser- capaz de cobijar dentro de su propio marco
vicios de salud, de distribución de ámbitos de una población social y culturalmente heterogé-
recreación, etc. Eso, a su vez, lleva a una planea- nea; relaciones de producción y formas de tra-
ción urbana que contenga tales nexos de articu- bajo heterogéneas; y una compleja pluralidad
lación y de comunicación32. En una población de instituciones sociales. Y capaz también de
como Villa El Salvador, se trata de una vasta red producir formas de identidad y de lealtad.
organizacional para aproximadamente 300 mil No se sigue de allí que todas las actividades
habitantes. Huaycán tiene cerca de la mitad. La sean comunales. La vida privada, individual,
población involucrada es socialmente hetero- familiar, empresarial, política, etc., etc., no es
génea, inclusive diferenciada en clases sociales incompatible con el autogobierno comunal lo-
y/o en etnicidades. Y su existencia social está, cal, hasta tanto cada ámbito privado no vaya
en su mayor y fundamental parte, articulada al en contra del autogobierno local. Pero no se
conjunto de la sociedad “nacional”, a las estruc- trata de relaciones armoniosas, sino de ten-
turas formales, estatales, de autoridad, al mun- sión y eventualmente de conflicto. Sobre todo,
do del capital. a partir del momento en que sobre esas orga-
El autogobierno comunal es, en consecuen- nizaciones se superpone el régimen municipal
cia, una estructura de autoridad vinculada, di- oficial. Villa El Salvador es un claro ejemplo
recta o indirectamente, en relaciones de com- actual de ese conflicto, no obstante el hecho
plementariedad y de conflicto, con el Estado y de que sus autoridades municipales provienen
sus instituciones de autoridad. Pero también de la “izquierda”.
En el ámbito rural / urbano (esto es, no exclu-
sivamente rural, ni exclusivamente urbano) dos
32 Véase sobre eso los resultados de nuestra investi-
gación en Villa El Salvador: Coronado, Jaime en Villa son los casos seguramente más importantes:
El Salvador: poder y comunidad, op. cit. También, de
Ballón, Eduardo 1990 “La planificación participativa y 1) El reciente movimiento de reorganización
la organización comunitaria como vía de desarrollo. El de las poblaciones de la cuenca del Amazonas
caso de Villa El Salvador” en Políticas y estrategias de
(grupos lingüísticos o “etnias”), en entidades
planificación (Río Piedras: SIAP). Sobre Huaycán, véa-
se Ortiz (1990) op. cit. de autogobierno local de estructura comunal,
238 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

que se articulan entre sí en cada país forman- dor del Lago Titicaca, en una estructura de
do una red organizacional de segundo nivel y autogobierno regional, formada por la aso-
luego a escala amazónica, en una red de tercer ciación de las comunidades de cada circuns-
nivel, denominada Coordinadora de Organi- cripción administrativa, en una estructura
zaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica llamada “multicomunal”, y luego la articula-
(COICA). Se estima que la COICA representa ción de tales “multicomunales” en la llamada
algunos cientos de miles de personas. Unión Nacional de las Comunidades Aymaras
Las organizaciones integrantes de la COI- (UNCA). El propósito declarado es velar por
CA tienen, además, organización nacional los intereses de la población aymara en un
en cada país y están comenzando un período momento en que la crisis es muy grave, hay
de conflictos crecientes con los Estados cen- muy poco o nada que esperar del Estado cen-
trales que, en América Latina, no obstante la tral y en consecuencia, se requiere una orga-
colonialidad inherente a las relaciones entre nización global, que permita debatir, decidir,
los grupos “étnicos” y culturas, se consideran planificar, globalmente.
“Estados-nación”. Los conflictos más fuertes En cada caso se trata de un proceso de revi-
se han producido en Ecuador, particularmente talización de la institución comunal y de la reci-
con la organización de los schuar, y han pro- procidad; pero al mismo tiempo de una profun-
ducido numerosas víctimas entre éstos. No son da innovación en la estructura de organización,
menores en los casos de Brasil, Perú y Bolivia, de gestión y de autoridad. La organización im-
agravados por los problemas derivados de la plica asambleas y debates donde participan
producción de coca y el tráfico de cocaína en todas las personas mayores de 18 años (en al-
las regiones amazónicas de esos países. En Ve- gunos lugares, mayores de 14), cualquiera sea
nezuela, el gobierno actual dio un paso notable: su condición y género. La elección de las au-
entregó al grupo de los yanomanis un territorio toridades, por votación en cada comunidad; la
autónomo, más extenso que Bélgica. Ese es, representación directa, bajo control directo en
aún, un caso singular. cada comunidad; la organización de institucio-
nes ad hoc para cada ámbito de actividad (en
2) La reciente organización de las comunida- la UNCA, por ejemplo, para la pesca, la agricul-
des aymaras, en el Altiplano peruano alrede- tura, la ganadería, la artesanía, la educación, la
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 239

salud, los asuntos de la mujer, de los jóvenes), tiempo, de sus dificultades frente a las fuerzas
por los mismos mecanismos33. del capital y de su estado, es seguramente la
experiencia de la Comunidad Urbana Autoges-
tionaria de Villa El Salvador (CUAVES).
La experiencia de Villa Villa El Salvador es ahora lo que en Lima
El Salvador34 suele ser llamado un “distrito popular”35, donde
habitan 254.641 personas, según el último cen-
Una ilustración eficiente de las relaciones nue- so nacional de población (1993). Pero nació
vas que van surgiendo en torno de la estruc- como la CUAVES, en 1973, con una población
tura comunal de autoridad, como forma de censada entonces en 109.165 personas, agrupa-
representación y de autogobierno local en las da desde una invasión de tierras en 197136.
nuevas poblaciones urbanas formadas princi- La CUAVES fue producto de un compromiso
palmente por trabajadores, así como, al mismo entre el Estado y una población que buscaba
tierra para poblar e invadió una zona arenosa
en los linderos de una de las más exclusivas zo-
33 La información sobre COICA proviene de recientes nas “residenciales”37 del sur de la ciudad. Este
indagaciones personales con sus dirigentes nacionales y
algunos regionales. Sobre la Unión Nacional de Comuni-
dades Aymaras (UNCA), la información proviene de un
reciente recorrido personal durante más de 2 meses en 35 No sólo y no tanto por el nivel de ingresos y los es-
las comunidades aymaras agrupadas en UNCA, de ex- tándares de vida, sino porque allí no habitan la burgue-
tensas conversaciones con sus dirigentes nacionales y sía y las capas medias que, faute de mieux, pueden ser
locales, y de asistencia a algunas de sus asambleas. llamadas “europeizadas”, tanto porque su cultura tiene
ese sello, como porque procuran diferenciarse de las
34 La información específica acerca de VES proviene gentes de procedencia “andina” (término que se hace
de una revisión de los documentos de la CUAVES, de equivalente de “indio” o “cholo”) “ablancando”, i. e. “eu-
la bibliografía acerca de VES y de una encuesta hecha ropeizando” su autoimagen e identidad.
sobre una muestra del 10% de viviendas de VES, como
parte del proyecto de investigaciones que llevan a cabo 36 Véase: “Villa El Salvador: Resultados del II Censo
el Centro Comunitario de Salud Mental (CECOSAM) y el CUAVES 84” (Lima: VES, 1984) pp. 53 ss.
Centro de Investigaciones Sociales (CEIS). La muestra 37 En Lima son denominadas así las zonas de vivienda
fue diseñada en 1996 por el Instituto de Estadística e de la burguesía y de las capas medias asociadas a ella
Informática (INEI) a pedido de CEIS-CECOSAM. en términos de ingresos y de estilos de vida. No recon-
240 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

compromiso fue posible por las características Concejo Municipal Distrital, para incorporar
de lo que se autodenominaba el “Gobierno Re- esa población, finalmente, a su propia y verti-
volucionario de la Fuerza Armada” y fue mejor cal estructura de autoridad. Y luego, cubierto
conocido como el régimen “velasquista”. Pero por las tendencias de fragmentación social y de
fue por decisión de los pobladores y contrarian- reclasificación de la población que las actuales
do las presiones estatales, que se organizó de tendencias del capital producen y que una ver-
esa manera, esto es, como una estructura co- sión extrema del “neoliberalismo” logró impo-
munal representación y de autogobierno local. ner abruptamente en el país, desde 1990.
CUAVES se constituyó como un proyecto Respecto de las cuestiones aquí debatidas,
de autonomía política, pero no de separación son muchas las implicaciones de esa excepcio-
de un sector de la población frente al Estado. nal experiencia que merecen ser consignadas.
En tal carácter fue, sin duda, una experiencia En primer término, debe ser señalada la gravi-
excepcional en el nuevo mundo urbano latino- tación de la CUAVES en la generación y crista-
americano que se formó en la segunda mitad lización de una identidad colectiva. Tiene que
del siglo XX. No podía, en consecuencia, desa- haber sido tan intensa que, aún hoy, cuando la
rrollar sino relaciones contradictorias con el autoridad comunal es, como institución real,
Estado. Y es, en verdad, sorprendente el que y para los jóvenes incluso como memoria ya
haya podido, en esas condiciones, establecer- apenas una virtualidad, sus huellas son clara-
se y perdurar por más de una década, hasta su mente perceptibles en la actitud de la pobla-
virtual eclipse desde la segunda mitad de los ción sobre sí misma dentro de la ciudad. No
años ochenta, primero sometido por el Esta- se trata de una identidad diferenciadora, de un
do, que lo convirtió en un Distrito y le creó un nosotros frente a los demás. Se trata de una
suerte de autoestima colectiva, que gravita so-
bre el promedio de los individuos, incluso en
taré aquí la historia de Villa El Salvador (VES), sobre la gentes para las cuales CUAVES no es más una
que hay una extensa literatura. Una revisión sistemáti- esperanza, o no logró ser una memoria. Y para
ca de ella fue tarea de nuestra investigación. Véase el muchos aún es una apelación, cuando y cada
respectivo informe de: Pajuelo, Ramón “Villa El Salva-
vez que se requiere enfrentar una frustración o
dor en su Bibliografía” en Villa El Salvador. Poder y
Comunidad, op. cit. un descontento.
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 241

Esa poderosa huella de la experiencia de la ción, unidad económico-financiera, unidad de


CUAVES en la subjetividad social de la pobla- administración, comité de asesoramiento) y a
ción, proviene probablemente de la experien- los Comités Especiales. Cada teniente de un
cia colectiva de autorganización de la pobla- cargo, de cualquier nivel, provenía pues de la
ción, de planeamiento colectivo del poblamien- asamblea de una de las manzanas, su conducta
to, de enfrentamiento colectivo a la autoridad y sus acciones en el cargo eran evaluadas allí y
estatal en demanda de recursos, de servicios en el conjunto de la comunidad, y podía ser re-
urbanos y sociales, y frente a represiones poli- movido por acuerdo de su asamblea de origen.
ciales. Pero se formó y se sostiene en algo que Esta fue, claramente, una democracia directa,
no se ha desintegrado del mismo modo que la donde los representantes, las autoridades y
instancia central de la autoridad comunal: una sus actos y decisiones en el ejercicio de esas
textura social cuya formación, consistencia y responsabilidades, quedaban sujetos al control
reproducción remiten a la estructura de auto- directo de los miembros de la comunidad.
gobierno comunal. Semejante estructura reclamaba y estimula-
Dicha estructura partía de la organización ba la participación de todos los pobladores en
de los habitantes de cada bloque de viviendas o los debates y en las acciones acordadas en las
“manzana”. Ellos se organizaban en una Asam- asambleas. Pero también permitía a las gentes
blea y elegían a los miembros del Comité de establecer entre sí relaciones directas, desde
Manzana y sus delegados o representantes. Los las comunales, de grupos, hasta las plenamen-
delegados de todas las “manzanas” formaban te individuales. En un sentido, de una parte se
la Asamblea del Grupo Residencial y elegían estableció una urdimbre entre la vida comunal
un Comité del Grupo Residencial. Y finalmen- y la familiar e individual. Pero eran gentes de
te todos los representantes de esos sectores se heterogéneas procedencias e identidades, que
organizaban en la Asamblea Comunal que ele- se relacionaban entre sí como individualida-
gía a los miembros del Concejo Ejecutivo Co- des. Pudieron confluir, por lo tanto, múltiples
munal, al Concejo de Vigilancia, a los Concejos y heterogéneas identidades y subjetividades.
de Línea (seis en total: producción, servicios, Articularse y diferenciarse intereses diversos.
comercialización, educación, salud y previsión Consentir y disentir ideas y orientaciones. No
social); a los Organismos de Apoyo (planifica- era la memoria de los mayores o la tradición y
242 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

las jerarquías tradicionales lo que regia la vida el cual fueron manejados los problemas de los
de la comunidad, sino el debate, la decisión, la pobladores de VES, durante la vigencia de la
elección. La solidaridad no era, por lo mismo, CUAVES39.
una voluntariosa decisión, o un discurso, sino Para partir, debe quedar establecido que vir-
el tejido mismo de la vida diaria entre las gen- tualmente todo lo fundamental que VES tiene
tes de la comunidad. Y algo extremadamente hoy en materia de planeamiento del poblado,
importante de ser tenido en cuenta para esta de organización del espacio, de distribución
discusión: toda acción era no sólo producto de de las viviendas, de provisión de recursos, de
debates y decisiones colectivas, sino que era redes viales y servicios urbanos, de servicios
ella misma colectiva, tenía siempre y necesa- de salud, de educación, fueron hechos por la
riamente el carácter de una movilización colec- CUAVES o fueron resultado de largas y con
tiva de una parte o del conjunto de la pobla- frecuencia conflictivas negociaciones con el
ción, en cada caso. Estado central, con la presión de miles de po-
Esas formas de organización, de debate, de bladores movilizados en las calles adyacentes a
decisiones y acciones colectivas y la seguridad la respectivas oficinas públicas. Es notable que
personal y colectiva conquistada en esa forma todo eso pudiera ser logrado por una entidad
de existencia social, no tienen hoy la misma que nunca fue legalmente reconocida, aunque
presencia afirmada e institucionalizada en cada en el contexto político de ese período pudie-
parte de la población, pero en muchas de ellas ra ser un interlocutor de facto para el Estado.
no se han extinguido. La organización y la ac- Desde que se creó la Municipalidad Distrital,
tividad de Grupos y de Sectores se mantienen esos recursos y servicios se han ampliado40.
en algunos casos y en otros aún, una latencia38. El planeamiento y habilitación del espacio
Es solamente contra el trasfondo de esa ex- y del terreno, donde la CUAVES fue estable-
periencia que puede entenderse el modo según
39 Para una discusión completa y pormenorizada de
38 Véanse los documentos y testimonios mencionados las CUAVES, tales como resultan de la documentación
en Coronado “La Estructura de Autoridad y obtenida en nuestra investigación, véase, op. cit.
Representación en una Comunidad Urbana” en Villa El 40 VES no tiene aún servicios completos de agua
Salvador. Poder y Comunidad, op. cit. potable, de desagüe, ni de asfaltado de sus calles.
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 243

cida, fueron hechos como resultado de una cumplido en sus diez años de existencia. No
negociación entre el Concejo Comunal y el se logró una instalación de servicios de agua
Estado, conjuntamente por técnicos amigos y desagüe, que permitiera irrigar áreas vegeta-
de los pobladores y los miembros de la nueva das. Pero el desierto pudo no sólo ser habitado
comunidad. La CUAVES, ya estructura comu- de gentes, sino también de dispersos árboles
nal de autoridad, llegó al acuerdo de ir hacia la irrigados con el agua ahorrada en el consumo
organización comunal de la economía y de la doméstico, lo que ha llevado a algunos econo-
sociedad. Con esa perspectiva, presionaba por mistas-ecologistas como Juan Martínez Allier,
un planeamiento integral del espacio, sobre la a señalar VES como el ejemplo de un planea-
base de que el Estado admitiera que se trata- miento urbano con sentido ecológico.
ba del espacio de una comunidad y que esta- CUAVES no logró en cambio que el Estado
ría bajo el control de ésta. El planeamiento fue admitiera que ella fuera la dueña del territorio
proyectado así, en efecto, aunque no se realizó de la comunidad y que la población decidiera
sino en sus primeras etapas. La distribución de en asambleas dónde, a quiénes y por qué razo-
las aéreas y edificaciones públicas, así como la nes se adjudicarían las viviendas. Especialmen-
distribución de las áreas de viviendas, siguió te, que el precio de los terrenos para viviendas
ese planeamiento. no fuera pagado o, en todo caso, no al Estado,
No es probable que haya muchos ejemplos sino a la propia CUAVES. Y en consecuencia,
de esta forma de poblamiento, después de la que la producción de las viviendas fuera una
Segunda Guerra Mundial, en el mundo urbano tarea y una responsabilidad comunal con sus
de América Latina. Y para todo observador de miembros. La dirección inicial del Concejo Co-
VES, no cabe duda de que esa forma comunal munal fue derrotada en esa pugna y reemplaza-
de planeamiento moderó, de modo notable, da por otra más pragmática en sus relaciones
la hostilidad del seco y desértico arenal, aso- con el Estado. En adelante, la construcción de
ciado al de la pobreza, sobre sus pobladores. las viviendas, si bien hecha como autocons-
CUAVES decidió la forestación de su territorio trucción por cada familia, en muchos casos
y diseñó áreas de bosques futuros, irrigados apoyada en la ayuda mutua procedente de la
con lagunas de oxidación, plantíos de árboles experiencia comunal de los indígenas perua-
en las calles, jardines. Poco de eso pudo ser nos, fue un asunto privado.
244 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Entre 1974 y 1975, CUAVES negoció también con el Estado entraron en una fase más agu-
con el Estado la creación de una estructura bá- da. Pero los planes no se licuaron. Fueron de-
sica de financiamiento de las actividades de batidos una y otra vez, entre 1974 y 1975. Los
producción, incluida la vivienda, de sus pobla- proyectos incluían una Granja Agrícola, Talle-
dores. El 18 de agosto de 1974 fue establecida res de Panificación, de Carpintería, de Vidrio
la primera Caja Comunal, con fondos iniciales Soplado, la creación de una Empresa Comunal
del Banco Popular del Perú (expropiado y pa- de Trasporte, otra de Construcción Civil; la
sado a la propiedad estatal). El propósito de habilitación de una Zona Industrial. Entonces
la Caja Comunal era establecer un sistema de se inició la formación del Parque Industrial de
ahorros y de créditos de los pobladores, para VES, con pequeños talleres formados bajo el
las necesidades individuales y colectivas. Para patrocinio de la comunidad.
los gastos familiares en salud, educación, vi- Las Comisiones de Educación, de Salud, de
vienda, ante todo. Y en segundo lugar, para la Trasporte, de Comunicaciones, desplegaron un
organización de “empresas autogestionarias” incesante esfuerzo para conseguir que el Esta-
pensadas para producir, en adelante, de mane- do estableciera en VES centros educativos, de
ra comunal sus bienes y servicios. salud, servicios de trasporte colectivo. A esas
La Caja Comunal tuvo vida activa durante presiones se debe la presencia actual de varios
una primera etapa. Recibió ahorros y otorgó centros educativos, de un hospital y de centros
créditos. Con éstos se inició la formación de de salud. Y vale la pena registrar los enfoques
pequeños talleres artesanales y la organización que orientaban los esfuerzos. En la II Conven-
de un servicio comunal de expendio de kero- ción de la CUAVES, en agosto de 1974, fueron
sene, que era entonces y aún es hoy, el recurso debatidos todos los proyectos de desarrollo, en
energético doméstico de las cocinas de la ma- cada una de las áreas. Sobre la educación se
yor parte de los pobres de Lima. afirma que: “es un engranaje fundamental para
CUAVES formó una comisión de proyectos la auténtica liberación de nuestra sociedad, del
públicos, a la que encargó estudiar y proyectar sistema de explotación y de dependencia” y
la factibilidad de unas 20 empresas autogestio- sobre la salud, que “el concepto de salud es la
narias en VES. Los proyectos no prosperaron, expresión más visible de la capacidad de reali-
entre otras cosas debido a que los conflictos zarse como ser humano y social” y que por eso
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 245

la política de salud de la comunidad debe ser elecciones al Concejo Comunal e intenta des-
“encarado en sus aspectos culturales, sanita- mantelar todas las entidades de producción,
rio, económico y social”. de distribución y de financiamiento de la CUA-
El manejo del servicio de distribución del VES. Duró un año. La amplia mayoría de la po-
kerosene, es quizás uno de los más ilustrativos blación levantó de nuevo el proyecto comunal.
ejemplos de lo que significaba la organización Eligió esta vez a una dirección para la cual era
y la autoridad comunal en la vida diaria de la explícito un proyecto comunal de autogobier-
población de VES. CUAVES se había hecho no y de autoproducción de la economía, de la
cargo de esa responsabilidad desde 1973, y en sociedad, de la cultura.
1975 se organiza una red de centros de distri- Recomenzó entonces, con toda su fuerza, la
bución del producto. El propósito declarado movilización organizada de la comunidad exi-
era abaratar el costo de uno de los más indis- giendo al Estado la dotación de servicios fal-
pensables elementos de la vida diaria de la po- tantes, de luz, de asfalto de trasportes, de agua
blación, eliminando el tramo de la intermedia- y desagüe, de limpieza pública, de centros de
ción privada. CUAVES logró que PETROPERU educación, de salud. Y se inició la reorganiza-
suscribiera un Contrato de Préstamo de Equi- ción de las empresas comunales, que la admi-
po (un surtidor, un tanque de 4 mil galones), a nistración anterior había logrado desmantelar
cambio de ser el único vendedor del producto casi totalmente: la Caja Comunal, la Farmacia
en esa población. Y, durante unos años, esa Comunal, la Ferretería Comunal, los Grifos
fue una de las más valiosas ayudas diarias de de Kerosene, el Parque Industrial. Muchos de
la autoridad comunal a su población, aunque esos pedidos fueron atendidos, no por el Esta-
fue también una de sus más complicadas y tra- do, pero sí por agencias internacionales, como
bajosas tareas. UNICEF, UNESCO, en las áreas de educación y
Las relaciones con el Estado no podían ser de salud. Por un tiempo, también las empresas
sino contradictorias, y los conflictos en el Es- comunales se reactivaron.
tado atravesaban a toda la población de VES. La economía peruana, sin embargo, ya había
Tras el golpe de Estado de 1975 y el cambio del ingresado en la crisis mundial desde 1974. El
carácter del régimen militar, una de las tenden- Estado gobernado por un régimen menos am-
cias políticas dentro de la comunidad gana las bivalente frente a las demandas populares, te-
246 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

nía menos disposición a ceder a las demandas (CARE), para la conservación de sus áreas fo-
y a las movilizaciones de VES. restadas, y para dar empleo y salarios a pobla-
La segunda mitad de la década fue ocupada dores de VES en esas actividades.
por grandes confrontaciones sociales y políti- Entre 1980 y 1983 en la CUAVES crecen,
cas entre el gobierno militar y los trabajadores, como en la izquierda de todo el país, las ten-
sobre todo, pero también entre el gobierno dencias políticas adversas a las ideas de auto-
y sectores de la burguesía. El régimen mili- gobierno y de autoproducción de la sociedad.
tar asume un carácter dictatorial más abierto Casi todas ellas van también dejando atrás sus
frente a los trabajadores, logra contener y dis- propias ideas favorables al “socialismo real-
persar las fuerzas organizadas más radicales, mente existente” y van adoptando el discurso
derrotando el Paro Nacional de 1977, y sobre social-liberal, los más, y socialdemócrata los
esa base reabre desde 1978 una nueva institu- menos. El “barrantismo” (por Alfonso Barran-
cionalidad liberal, que se ha mantenido hasta el tes) fue la ajustada expresión política de esas
“fujimorismo”41. tendencias, juntas conquistan una amplia he-
CUAVES se constituyó en esos años, espe- gemonía en el Concejo Comunal de CUAVES,
cialmente entre 1975 y 1978, en uno de los bas- presionan por la conversión de VES en un dis-
tiones organizados de la resistencia popular trito y la elección de un Concejo Municipal. El
contra la dictadura. Aún en esas circunstan- Estado decreta en 1983 la creación del Distrito
cias, manejando las contradicciones internas de Villa El Salvador y, en las elecciones mu-
del régimen militar, CUAVES logra acuerdos nicipales de ese mismo año, las fuerzas hege-
con entidades estatales (Oficina Nacional de mónicas en CUAVES obtienen también una
Apoyo Alimentario, Instituto Nacional Fores- amplia victoria.
tal), y con organismos de ayuda internacional Durante un período más bien corto, las re-
laciones entre el Concejo Municipal y el Con-
cejo Comunal fueron ambivalentes. Inclusive,
41 Sobre mi debate acerca del “fujimorismo”, ver formalmente el primero admitió la primacía
mis textos reunidos en: El Fujimorismo en el Perú de la autoridad comunal. Eso no duró mucho.
(Lima: SEADE, 1995); y “Populismo y Fujimorismo”
Los conflictos no tardaron. Se hicieron áspe-
en AA. VV. Populismo en los Andes (Caracas: Nueva
Sociedad, 1998). ros sobre todo en relación con los impuestos
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 247

municipales. La población tenía que pagar en celebrado. No obstante las huellas de la expe-
adelante, tributos, a los que apropiadamente riencia comunal en la intersubjetividad de una
se conoce como impuestos, por los servicios parte de los pobladores, la estructura social
que había arrancado con sus movilizaciones al de la población es muy distinta que durante
Estado o había logrado establecer con su pro- la existencia de la CUAVES. No solamente no
pio trabajo. Pero CUAVES estaba ya demasia- existe más la urdimbre organizativa comunal,
do debilitada, dispersos los grupos que impul- como trama de las relaciones de la vida diaria
saban la organización y la existencia comunal, de las gentes. La diferenciación y la estratifi-
y estaba bajo la hegemonía de los partidarios cación social se han hecho notablemente pro-
del Estado central. El Municipio se impuso en nunciadas. La concentración del control de
toda la banda. recursos, de ingresos, sigue las mismas pau-
CUAVES no ha dejado de existir formalmen- tas que en el resto de la sociedad peruana. Es
te. Pero desde mediados de los ochenta fue de- decir, ha crecido bruscamente el número de
jando de ser la excepcional red organizativa, la pobres y la magnitud de su pobreza. Notable-
fuerza movilizadora y la intersubjetividad y la mente, en una muestra del 10% de hogares de
forma de existencia diaria, que eran su especifi- VES, en 1996, no se encontró ningún ingreso
cidad y su promesa. Hoy, inclusive su local está personal que llegara a mil soles mensuales (en
alquilado a una de las organizaciones religiosas el otro extremo, casi el 10% de la muestra no
llamadas protestantes. alcanzaba el Ingreso Mínimo Legal, 230 soles
Las empresas comunales (la Caja Comunal, en la fecha de la muestra).
la Farmacia Comunal, la Ferretería Comunal, Pero esta vez, los pobres de VES no están
la distribución comunal del kerosene, los ta- organizados, la mayoría de ellos no tienen re-
lleres comunales) han sido desmanteladas. El laciones estables fuera de la familia inmedia-
Parque Industrial de VES ha sido convertido, ta, porque la lucha por la sobrevivencia es un
por deliberado esfuerzo del Estado y del Mu- asunto individual y familiar. De allí, probable-
nicipio, en una colección de pequeñas empre- mente, como luego veremos, la insistencia de
sas privadas. los incluidos en esa muestra sobre el carácter
En las ceremonias por el 25° Aniversario de individual del trabajo.
Villa El Salvador, en 1996, sólo el Distrito fue
248 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Las implicaciones de la 1. La fragmentación estructural


reclasificación social
Los posmodernistas insisten en que la frag-
Lo que ha ocurrido con la CUAVES no fue, sin mentación estructural –o social, como ellos
embargo, sino en primera instancia, el resulta- la llaman– es un fenómeno específico de la si-
do de los cambios en las correlaciones de fuer- tuación actual de la sociedad y que es uno de
zas políticas e ideológicas entre la población. los signos de la posmodernización42. Es más
Mucho más poderosa ha sido la actuación probable, no obstante, que se trate de algo que
de las tendencias del capital que se conocen ocurre en todos los momentos de transición
hoy como “globalización” (la reconcentración entre un tipo de sociedad y otro, como ocurrió
mundial del control de recursos, de ingresos y entre la sociedad feudal y la capitalista en Eu-
del Estado), y cuya aplicación comenzó inse- ropa Occidental (“all that is solid melts into
guramente en el Perú bajo la “segunda fase” air”, observaron ya los autores del Manifies-
del régimen militar, entre 1975-1980, prosiguió to); o entre un modo y otro de un mismo, pero
irregularmente bajo Belaunde, entre 1980 y estructural e históricamente heterogéneo pa-
1985, y tras un corto y fallido intento de resis- trón de poder, como es nuestra experiencia
tencia entre 1985 y 1987, ha sido finalmente im- en América desde 1492. De todos modos de
puesto en sus máximos extremos desde 1990, lo que estamos tratando aquí no es tanto de
por el fujimorismo. la desintegración de las instituciones y organi-
Dos de esas tendencias requieren aquí una zaciones formales y públicas, sino de las más
discusión específica. Una, la fragmentación es- profundas y permanentes mallas de relacio-
tructural del mundo del trabajo y la reclasifi- nes sociales que llegaron a existir de manera
cación social de la respectiva población. Otra estructurada, es decir que se reprodujeron, se
es la crisis de identidades y de perspectivas
sociales. Ambos procesos tienen lugar en toda
la sociedad peruana, sin duda, pero no en toda 42 En América Latina, sobre todo Lanz, Rigoberto
1996 La deriva posmoderna del sujeto (Caracas: s/d).
ella actuó una experiencia como la CUAVES.
También en: “Lo que el fin de la política quiere decir”
Por eso tiene especial interés explorar más de en RELEA. Revista Latinoamericana de Estudios
cerca esos mismos fenómenos en VES. Avanzados (Caracas: UCV) N° 1: 7-17, julio de 1996.
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 249

procesaron, por un tiempo largo, tanto en sus En el caso de VES, dichos efectos son noto-
dimensiones material como intersubjetiva, in- rios. En 1996, en una muestra del 10% de hoga-
cluyendo, en consecuencia, identidades, pers- res del distrito, entre personas mayores de 18
pectivas y discursos. años, cuya mayoría está entre 28 y 37 años de
Para no ir demasiado lejos, en esta ocasión, edad, sólo encontramos 5,75% de asalariados
el proceso que algunos comienzan a denominar, activos, ningún obrero industrial y un 20,31%
inadecuadamente, como el “fin del trabajo”43, de desempleados totales. Los demás trabajado-
es uno de los decisivos procesos de fragmen- res ocupados eran los llamados dependientes
tación estructural: las relaciones sociales de no-asalariados, 3,13%; artesanos y vendedores
producción-distribución fundadas en el salario de calle 43,75%. Y trabajadores en relaciones
y los agrupamientos sociales correspondientes eventuales de múltiples tipos, 7,81%.
han entrado en ese proceso. Todos los trabajadores asalariados de esa
Para lo que aquí está en cuestión, es perti- muestra tienen empleos en lugares diferentes.
nente hacer notar que el proceso de clasifica- Lo mismo ocurre con todos los demás encues-
ción fundado en esas relaciones sociales espe- tados. Esto es, están involucrados de modo
cíficas ha entrado mundialmente en fragmen- estrictamente individual en sus ocupaciones.
tación. La “globalización” implica, desde este Y no se conocen entre sí. El máximo ingreso
punto de vista, al mismo tiempo una re-concen- mensual encontrado en la muestra es menor de
tración del poder y una fragmentación de am- mil soles, equivalente a 377 dólares, y el más
plias áreas de relaciones sociales. Para hacer bajo es de 230 soles, unos 86 dólares (al cambio
visible el fenómeno, bastaría con observar las de la fecha de la encuesta).
consecuencias de la “desindustrialización” ma- El cambio es importante. Cuando la CUA-
siva de países antes “industriales”, con el masi- VES se organizó, 25 años atrás, era una pobla-
vo desempleo y con la reproducción necesaria ción pobre, sin duda, cuyos recursos no alcan-
de formas de trabajo no-salariales. Los efectos zaban para procurarse cada uno vivienda en el
son aún más drásticos en países como el Perú. mercado, cuya mayoría no tenía empleo y sa-
lario estable. Pero con una minoría importan-
te de asalariados estables, obreros en grandes
43 Rifkin, Jeremy 1994 The End of the Work (Nueva
York: Jeremy P. Tarcher Inc.). y medianas industrias, o empleados del más
250 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

bajo escalón en dependencias del Estado. La mente empleados” (con salario mayor que el
estratificación no era muy pronunciada, ni la mínimo legal) son 37,8%; los “subempleados”
concentración de ingresos. La heterogeneidad (con salario menor al mínimo legal) son 45,8%;
social de la población no incluía diferencias de y los “desempleados” son el 16,4%44.
clase. Eran, en su generalidad, trabajadores de Tales informaciones apuntarían a que una
procedencias diversas, migrantes, en el mismo parte significativa, aunque minoritaria, de la
proceso de agrupamiento clasista que los de- población que se organiza originalmente en la
más trabajadores del país. El trabajo era parte Comunidad es asalariada, la mayoría de ella
de una malla de relaciones sociales. formada por obreros industriales. Los demás
No se dispone de cifras precisas sobre la son trabajadores independientes que están,
composición laboral de la población fundado- sobre todo, en el comercio callejero de bienes
ra de la CUAVES, en 1973. Las de los Censos y de servicios de todo tipo. Los asalariados
Nacionales de esos años incluyen a VES dentro industriales trabajan en fábricas, se conocen
del Distrito de San Juan de Miraflores. Y el lla- entre sí, están organizados en sindicatos y mu-
mado Autocenso de 1973 (hecho por los pobla- chos de ellos son dirigentes sindicales y miem-
dores de VES), no discrimina entre asalariados bros de organizaciones políticas, por lo general
y no-asalariados (otras son sus categorías: arte- de izquierda.
sanos y obreros, 37%; comerciantes, 33%; alba- De hecho, el primero de los Secretarios Ge-
ñiles, 20%; servicios, 7%; agropecuario, 3%). La nerales del Concejo Comunal de la CUAVES,
misma fuente señala que el 70% de los trabaja- Apolinario Rojas Obispo, era obrero textil, di-
dores se empleaba fuera de VES. Diez años des- rigente del sindicato de la fábrica Hilos Cadena
pués, en 1984, CUAVES hace otro Autocenso. y de un Comité de Lucha Textil, y llegaría más
Pero no se produce información directa sobre tarde a ser uno de los dirigentes y uno de los
el trabajo. Las cifras son estimaciones hechas redactores del Manifiesto del famoso Comando
a partir del Censo Nacional de 1981 acerca del
Distrito de Villa María del Triunfo al cual VES
aún pertenecía. Como en 1973, una de cada 44 Véase los datos del Autocenso de CUAVES en
1973, en: Zapata, Antonio 1996 Sociedad y Poder Local
cuatro personas tiene empleo estable. Sobre
(Lima: DESCO) p. 101. Véase también: CUAVES 1984
una PEA de 45.717 personas, los “adecuada- Un pueblo, una realidad (Lima: VES).
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 251

Unitario de Lucha (CUL), que organizó y acau- trabajadores, no implica solamente desempleo
dilló el Paro Nacional de junio de 1977, en la y subempleo permanentes o “desocupación
práctica el primer paro nacional del país des- estructural”. Los obliga a reproducir, de modo
pués de 1919, con el cual culmina el ciclo de creciente, relaciones de trabajo no-salariales,
movimientos populares desde 1945. a combinar flexible y pragmáticamente varias
La población de trabajadores de Villa El Sal- de ellas para poder sobrevivir. Están, en conse-
vador es hoy, sin duda, más numerosa y más cuencia, sometidos a un proceso de reclasifica-
pobre que en 1973. Sin duda también está atada ción social, o, en otros términos, a la salida de
como antes a las relaciones de explotación del las previas relaciones de clases y a la reconfi-
capital, sea de manera directa en la produc- guración de otras distintas, que no tienen aún,
ción, o por medio del despojo en el mercado en ningún lugar del mundo, estructuras claras,
de ingresos y de bienes y servicios. Pero lo está cristalizadas y reconocibles por sus implicados.
de manera diferente que antes: de modo indi-
vidual, disperso, sin condiciones sociales de 2. Los problemas de identidad
agrupamiento en función de esas relaciones. y de perspectivas sociales
En otros términos sus relaciones sociales den-
tro del capital son fragmentarias. Las actas y los documentos de las Conven-
Las informaciones oficiales sobre la situa- ciones de la CUAVES, en particular de la II y de
ción de los trabajadores del país, dan cuenta la III45, muestran el despliegue de una perspec-
de que más del 85% de la PEA es subempleada,
aunque el desempleo oficial aparece sólo alre-
dedor del 10% de esa población. Una mirada 45 “Los pobladores de Villa El Salvador rechazamos
y repudiamos toda organización social, económica,
más atenta a la información del último Censo,
política y cultural basada en el sistema capitalista e in-
indica que la masa mayor de los trabajadores, corporamos a nuestra conducta social, a nuestra orga-
incluidos los que tienen empleo, están en la nización vecinal y a nuestras creaciones económicas,
misma situación: con relaciones fragmentarias políticas y culturales, los principios socialistas de so-
dentro del capital. lidaridad y fraternidad entre los pobladores”, dice en
parte la Declaración Política de la I Convención de la
La carencia de relaciones de trabajo estables,
CUAVES, de 28 al 29 de julio de 1973. Véanse los docu-
articuladas en agrupamientos amplios, para los mentos y los debates en los Archivos Apolinario Rojas
252 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

tiva social en la cual los conflictos entre el capi- es proclamada como la trayectoria específica
tal y el trabajo, de un parte, y las cuestiones de de socialismo que la CUAVES asume. El “cua-
la liberación social de los trabajadores perua- vismo” es el nombre de esa particular concep-
nos, de la explotación y de la discriminación, ción de socialismo. Mientras esa trayectoria
son los ejes centrales. Y no se trata solamente se desarrolla, CUAVES reafirma la decisión de
de un debate abstracto. La perspectiva orienta, mantener con el Estado central relaciones de
modula, todos los proyectos y las propuestas autonomía y de negociación sobre los recursos
concretas sobre la organización de la educa- que necesita del Estado.
ción, de la salud, de la producción, de la dis- La idea de trabajo en esos debates está aso-
tribución, de la comunicación, de la población ciada explícitamente a las cuestiones de ex-
organizada en la CUAVES. plotación y de liberación de la explotación, al
La Comisión de Asuntos Políticos de la II mismo tiempo, porque la experiencia de trabajo
Convención sostiene que el capitalismo priva- está articulada en estructuras sociales percep-
do, lo mismo que el capitalismo de Estado, son tibles, que colectivizan la experiencia, generan
por igual formas de explotación del trabajo. La relaciones, identidades y perspectivas de gru-
Comisión de Educación insiste en la necesidad po, permiten diferenciar, organizar y movilizar
del desarrollo de las facultades individuales intereses sociales. Y no fueron pocos los que
y la conciencia social. La Comisión de Salud, tomaron parte en esas Convenciones. A la III
propone que la salud es una expresión de las asistieron cerca de 1.200 delegados elegidos en
relaciones sociales y no solamente de la biolo- todos los grupos y sectores de la comunidad y
gía. Los documentos de la III Convención son varios cientos más en calidad de participantes
todavía más explícitos y enfáticos. La democra- con voz, pero sin derecho a voto, ya que no eran
tización de las relaciones sociales cotidianas y delegados elegidos en sus respectivas asam-
del control de recursos y de los mecanismos de bleas de grupo y de sector. Las deliberaciones y
decisión colectiva, no la estatización del con- las votaciones fueron seguidas, en consecuen-
trol de los recursos y de la vida de las gentes, cia, por el conjunto de la población. La perspec-
tiva y el discurso sobre las relaciones entre el
trabajo y la explotación no eran patrimonio de
y L. Rubio, V. Nicho. Véase también el estudio de Jaime
Coronado, op. cit. una minoría, sino la corriente central del pensa-
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 253

miento social de los pobladores de VES en ese Era muy sorprendente, antes de hacer esas
momento. De otro modo, no sería explicable verificaciones, encontrar que cerca del 2% de
que con ocasión del Paro Nacional de 1977 y del la muestra asumía la identidad de empresa-
Paro del magisterio en 1978, fuera el conjunto rios. Pero la idea de empresa resultó ser no di-
de la población la que tomara parte activa, en su ferente de la idea de trabajo. Un empresario no
promoción, en su defensa y en el cumplimiento es, en esa imagen, el funcionario del capital,
de los acuerdos de sus asambleas. que ejerce el control de la relación social, del
Por esas razones, la perspectiva encontrada trabajo y de la apropiación final del producto.
en la población encuestada aparece como un Se trata de una persona emprendedora, con
violento contraste. Todos ellos son trabajado- iniciativa y con capacidad de trabajo organiza-
res y sus ingresos no superan en ningún caso do y persistente.
la parca cifra de 374 dólares. No obstante, vir- El trabajo y la empresa son, en consecuen-
tualmente para todos, la idea de trabajo evoca, cia, elementos de una ética social que hace del
exclusivamente, las ideas de esfuerzo, de em- esfuerzo y de la iniciativa los ejes del destino
peño y de sacrificio, individuales o, a lo sumo, de los individuos, de los grupos sociales, de la
familiares. En ningún caso, la idea de trabajo sociedad. Y eso está en clara vinculación con
evoca relaciones sociales estructuradas, mu- las parejas de imágenes que forman, de un lado
cho menos la explotación o la dominación. trabajo-esfuerzo e individuo-familia, del otro.
Cuando, por lo tanto, se encuentra que la Y eso aparece más acusado aún, cuando en
mayoría abrumadora se identifican como tra- el último escalón descendente de la estratifi-
bajadores, se encuentra también que no se trata cación social se coloca a los “vagos” y a los
de una indicación de un lugar en determinadas “desocupados”.
relaciones sociales, mención de agentes anta- Finalmente, es pertinente aquí discutir bre-
gonistas o de intereses socialmente diferentes, vemente algunas de las implicaciones de los
sino que se trata de una alusión a ser gentes datos sobre la percepción social de los encues-
esforzadas, activas, con capacidad de hacer lo tados acerca del conjunto de la sociedad, sobre
necesario para sostenerse y, con más esfuerzo todo respecto de las diferencias de las gentes
y algo de buena suerte, mejorar su situación en en el poder y también respecto de sus expecta-
la sociedad. tivas sobre futuro.
254 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

En el discurso social característico de los De otro lado, la abrumadora mayoría señala


pobladores de la CUAVES, la idea de la división el control de riquezas y el ejercicio de la auto-
de la sociedad en clases sociales y de esa divi- ridad política pública, como las fuentes y las
sión como el eje de la estructura del poder, pa- expresiones de esa desigualdad. Pero se trata
rece ser la corriente virtualmente consensual, de la imagen de una sociedad estratificada se-
por lo menos entre los grupos dirigentes. Pero gún el acceso al control de riquezas y de poder
si se tiene en cuenta que los asistentes en las político. Según eso, hay gente muy rica y/o con
asambleas y convenciones eran cientos y en las poder político, gente que tiene esos recursos
movilizaciones colectivas varios miles, y que en medida mediana, gente que tiene muy poca
parecían participar de la misma perspectiva riqueza y nada de poder político y todavía algu-
social, no es arbitrario inferir que ese discurso nas gentes que no tienen nada.
no era patrimonio solamente de una reducida No sería pertinente inferir de esa diferen-
minoría de dirigentes, o de una “vanguardia” ciación entre las gentes, la idea de que hay
iluminada. Los archivos que fueron organiza- algo diferente que una estratificación social.
dos en este estudio, produjeron una respetable Esto es, que en la estructura de la sociedad
masa documental acerca de eso46. hay una ruptura entre intereses sociales y no
Lo que la encuesta mostró, sin embargo, solamente diferencias de medida en un con-
no pareciera ser la continuidad de esa pers- tinuum al que pertenecen todas las gentes.
pectiva social. Las gentes de la muestra, todas Sólo el 6% de la muestra señala, por ejemplo,
ellas, no tienen dificultad alguna en distinguir que hay una cuestión de explotación en las
las diferencias de poder entre las gentes de la relaciones de trabajo y que eso es lo que hace
sociedad. La admisión de que la sociedad está que unos se enriquezcan y lleguen a un lugar
hecha de gentes desigualmente ubicadas en el en el control del poder. La mayoría (41,18%),
poder no tiene una sola excepción entre los propone el “trabajo” (i. e. el esfuerzo, la ini-
encuestados. ciativa) como el factor de enriquecimiento de
la gente y de su participación en el control del
poder. Y, por supuesto, en el Perú, la “corrup-
46 Sobre todo, véanse los Archivos: Apolinario Rojas
ción” pública y privada (45%) y el “narcotráfi-
y L. Rubio, V. Nicho. Véase también el estudio de Jaime
Coronado op.cit. co” (15,63%).
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 255

Eso no impide, sin embargo, que un 59,38% de actividad económica generadas dentro de
opine que la desigualdad social no es “natural”, ese marco, y presiona sobre las perspectivas
mientras que el 26,56% opina que sí. Ni que vir- de una parte de la población acerca de la so-
tualmente todos (90,2%) opinen que no debería ciedad, del poder, del futuro.
existir desigualdad social entre las gentes. Y to- Ese trasfondo, dramatiza el significado de
dos, menos dos personas, se identifiquen como la desintegración de la organización y de la
trabajadores. Y notablemente, el 42,19% de la autoridad comunal y de la perspectiva de au-
muestra se ubica en la “clase inferior”, la “clase togobierno y de autoproducción de la socie-
C” de las encuestas de opinión pública, contra dad. No sólo han debilitado la capacidad de
un 46,88% en la “intermedia” o “clase B” de esas defensa de la mayoría de la población de VES
encuestas, y un 3,13% en la “clase alta” o “clase frente a las exacerbadas tendencias “margina-
A” de las mismas. lizantes” del capital de hoy día, inclusive su
La muestra fue pequeña, de hogares, no de capacidad de sobrevivencia como parte de
población, y el estudio fue concebido como una sociedad organizada. Y en la misma medi-
una manera de levantar, aprender, las cues- da, parece haber agudizado también la crisis
tiones significativas que pueden ser registra- de identidad social y de las perspectivas so-
das en la sociedad peruana hoy y en particu- ciales de los trabajadores.
lar entre los trabajadores. No hay, en conse- La re-clasificación social, sin embargo,
cuencia, nada concluyente en esas primeras implica, implicará de todos modos entre los
inferencias, sobre ninguna de las cuestiones trabajadores, procesos de re-identificación
planteadas. Sin embargo, no hay modo de evi- social, el redescubrimiento de las relaciones
tar la impresión de que el desempleo, la desa- sociales que se traman en torno del trabajo,
gregación de los agrupamientos sociales liga- la percepción de intereses sociales diferen-
dos a las relaciones de trabajo, junto con la ciados en esas relaciones, la organización
re-estratificación de la población de VES, pre- institucional de tales intereses. Esos proce-
sionan hacia una re-clasificación de esa pobla- sos están ya activos en el mundo global del
ción en sus relaciones con el poder capitalis- capital.
ta. Y que todo eso se asocia a la declinación de
la organización comunitaria, de las unidades
256 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

La institucionalidad comunal: la sociedad latinoamericana (y seguramente la


¿la democracia social como de todo el “Tercer Mundo”) ha entrado en un
condición de la ciudadanía? periodo de reestructuración. Una parte de ella
ocurre por el cambio de las relaciones entre
Tanto en los casos de Villa El Salvador, como los dominantes y los dominados, y en la dis-
en Huaycán, en sus orígenes debe considerar- puta sobre el Estado, todo lo cual se establece
se la influencia relativamente importante de ante todo como una crisis de representatividad
la orientación ideológica de los dirigentes de política. La otra parte ocurre por la reorgani-
los pobladores cuando se constituían esas po- zación de los modos de existencia social de
blaciones. Pero, la amplitud y la densidad de los dominados, primero para enfrentar en lo
las poblaciones respectivas (varios cientos de inmediato los problemas de la sobrevivencia
miles), indican también que esa influencia fue o reproducción de la existencia social mate-
sólo uno de los factores. Podría quizás pensar- rial; luego para enfrentar el largo plazo de sus
se, con alguna justificación, que la experiencia problemas globales de organización social y
de la comunidad andina, mostrada en la revita- política, y para reconstituir, redefiniéndola, su
lización comunal entre los campesinos ayma- identidad en crisis. Está, según parece, en cur-
ras y amazónicos, actúa también en la ciudades so de constitución una nueva institucionalidad
de esos países. Pero el hecho de que estén pre- de la sociedad latinoamericana. Una parte del
sentes también en Santiago de Chile (las “jun- debate sobre la explicación apela a la “rebelión
tas vecinales”, las “comunas industriales”) o en étnica” contra la continuidad de la colonialidad
Río de Janeiro (las Asociaciones de Favelados del poder en estos países. Pero, probablemen-
y su Federación de Asociaciones de Favelados te, en la conjunción entre la reproducción de
del Estado de Guanabara), formas que embrio- la reciprocidad-comunidad en la producción y
nan organización y autogobierno local, cierto reproducción material de la existencia y social,
es que en menor escala, implica también que y la expansión de la comunidad en la organiza-
esa continuidad de la experiencia histórica es, ción global de la existencia social, hay signos
de nuevo, sólo uno de los factores. más complejos.
De algún modo, en las condiciones de la cri- No parece arbitrario, en esas condiciones,
sis económica, la propia institucionalidad de señalar una cuestión necesaria, que reclama
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 257

una investigación posterior: de una parte, con del poder fundado en el capital consiste, entre
sólo las reglas del mercado capitalista, las po- otras cosas, en una drástica redefinición de las
blaciones pobres de América Latina no podrían relaciones capital-trabajo y en una no menos
en modo alguno reproducir su existencia mate- drástica re-clasificación social de la población
rial, no podrían sobrevivir; por eso requieren y mundial. Ambos fenómenos parecerían llevar,
organizan la reciprocidad, en medida crecien- de un lado, hacia la reproducción de formas
te. De otra parte, con solamente los núcleos de no-salariales de explotación y de trabajo en ge-
Estado-nación47 que se han formado en las con- neral. De otro lado, hacia la crisis de las insti-
diciones de la colonialidad del poder, tampoco tuciones de autoridad del “Estado-nación” y, de
parece suficiente como marco y modo de orga- ese modo, a la producción y o reproducción de
nización de la existencia social global, para una otras formas y estructuras de autoridad.
parte creciente de las poblaciones “populares”, Esas son, sin embargo, cuestiones abiertas
urbanas y rurales, de América Latina. Requie- que demandan investigaciones específicas, que
ren la comunidad como forma de autogobierno aún tardarán. Para América Latina, son, no obs-
local y regional. tante, ya decisivas en el corto plazo. Por dos
¿Hay una relación necesaria entre esas di- condicionantes:
mensiones de la actual realidad latinoamerica-
na? Aún es temprano para pensar en respuestas 1. En América Latina no llegó a ser plenamen-
definidas. No son pocos, sin embargo, los sig- te universal el trabajo asalariado. Esto es,
nos que parecieran indicar que la globalización no fueron erradicadas del todo las formas
previas o meramente distintas. Debido a
eso, la des-mercantilización de la fuerza de
47 Sobre las limitaciones y dificultades del Estado-
trabajo, a nivel global, aquí parece implicar,
nación, donde la colonialidad no pudo ser sobrepasada,
inclusive en la más larga guerra revolucionaria, véase el ante todo, la más rápida extensión de las
excelente estudio de: Eckstein, Susan 1977 The Poverty formas no salariales del trabajo, incluida la
of Revolution. The State and the Urban Poor in Mexico reciprocidad. Así se constituye una nueva
(Princeton: Princeton University Press). También, de clasificación social de la población, y una
la misma autora: Power and Popular Protest: Latin
nueva heterogeneidad histórico-estructural
American Social Movements (Berkeley: University of
California Press, 1989). de la sociedad.
258 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

2. Del mismo modo, la colonialidad del poder, cuentran sus modelos en las instituciones pro-
que consiste en que la diferencia entre lo ducidas por el capital en estos países, como los
europeo y lo no europeo funda la desigual- sindicatos, las asociaciones gremiales y corpo-
dad de ambos en el poder, en la sociedad y rativas. Las nuevas estructuras de autoridad
en el Estado, no fue erradicada en América que comienzan a brotar o a embrionarse, ten-
Latina. En otros términos, la sociedad no derán, probablemente, a combinar todos esos
fue descolonizada, democratizada o “nacio- elementos y a producir mutaciones y produc-
nalizada” plenamente, y en algunos casos tos muy diferentes. La comunidad actual, urba-
quizás ni siquiera básicamente; ni represen- na o urbano-rural, es uno de esos productos.
tada tampoco, plenamente, en un “Estado-
nación”. La mistificación eurocéntrica de
esta categoría fue aún más acusada en estos ¿Qué hacer frente a la nueva
países. Por ello nunca han dejado de haber, institucionalidad social en
virtualmente en todos los países latinoame- América Latina?
ricanos, estructuras de autoridad diferentes
de las estatales, en relaciones de comple- Lisa Peattie48 realizó un prolijo estudio an-
mentariedad y/o de conflicto. tropológico entre las pequeñas unidades de
producción de calzado en Colombia, procuran-
Nada hay que sorprenda, en consecuencia, que do encontrar respuesta a esa pregunta genera-
al ingresar el “Estado-nación” en un período de lizada en el actual debate internacional: ¿qué
crisis, la nueva heterogeneidad histórico-es- hacer con el “sector informal”? Por supuesto,
tructural de la sociedad latinoamericana tienda encontró que inclusive un segmento muy deli-
a producir, en todos los ámbitos posibles, otras
estructuras de autoridad. Algunas de éstas en-
cuentran sus patrones formales en la memoria, 48 Peattie, Lisa R. 1982 “What is to be done with the
y aún, en las prácticas aún vigentes, como en informal sector? A case study of shoe manufacturers
las poblaciones de origen indígena, aunque no in Colombia” en Safa, Helen (ed.) Towards a
Political Economy of Urbanization in Third World
son, no pueden ser, simplemente una prolon-
Countries (New Delhi: Oxford University Press) pp.
gación del pasado o de sus modelos. Otras, en- 208-232, op. cit.
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 259

mitado es suficientemente heterogéneo como algo de ese nivel extremo y están, además,
para mostrar que ni siquiera allí era posible una diversificando la institucionalidad económica,
sola respuesta. La complejidad del problema es social, cultural y política en una dirección que
más notoria, si se piensa no solamente en tér- lleva a la democratización de la vida cotidiana
minos de la economía, sino de la entera nueva de la sociedad.
institucionalidad social que va emergiendo en La propuesta más afín con la corriente ideo-
América Latina. Pero la profesora Peattie seña- lógica predominante insiste en considerar a
ló también lo que no siempre es explícito para todos los sujetos, de lo que aquí se denomina
todos: “economic policies are at the bottom “polo marginal”, como empresarios. Si así se
grounded in political choice”. Y eso añade decide, sería necesario ayudarlos a desarro-
complejidad al problema, porque los intereses llarse en esa dirección. Requerirán crédito,
entre los que hay que escoger no van todos en asistencia técnica para la gestión, la adminis-
la misma dirección. tración, el mercadeo, y mercado. De hecho esa
Este trabajo permite señalar que hay tres política ha sido practicada en alguna medida en
segmentos de la población latinoamericana de cada país. En el Perú, bajo el gobierno de Alan
hoy que requieren más ayuda que los demás: García, se creó el Instituto de Economía del
Sector Informal (IDESI), para esas finalidades.
1. Los que son prisioneros del “polo marginal” Obviamente, los recursos disponibles eran tan
del capital. magros que no produjo resultados eficaces. La
2. Los que se han constituido en las “organiza- Cooperación Técnica alemana tiene una red de
ciones económicas populares”, incluidas las servicios en esa dirección, en diversos países.
unidades exclusivamente fundadas en la re- Pero, naturalmente, sólo puede operar sobre
ciprocidad y la comunidad. una proporción realmente insignificante de esa
3. Las organizaciones comunales de autogo- población. Y algunas ONG han logrado estable-
bierno local. cer con los bancos redes de crédito a trabajado-
res urbano-rurales, procurando convertirlos en
Los primeros están presos en un incesante y pequeños empresarios. El problema de fondo
no siempre exitoso esfuerzo de pura sobrevi- consiste, sin duda, en que hay una mistificación
vencia. Los otros dos, parecen haber salido evidente de la realidad, si se considera a todos
260 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

ellos empresarios, reales o potenciales. Y ocu- ría un camino inconducente. En consecuencia,


rrirá, de todos modos, que aunque unos pocos hay que organizar la ayuda de tal modo que se
de ellos lograran convertirse o ser convertidos encuentren medios eficaces para esa combina-
en empresarios, por ese camino la generalidad ción, de modo flexible, para resolver proble-
de ellos nunca dejará su desesperada situación mas concretos, de producción, de distribución,
actual. ¿Es para eso, quizás, que ese discurso de innovación tecnológica, de fortalecimiento
ideológico está diseñado? de las organizaciones mismas, a través de su
La alternativa más promisoria, en conse- asociación en amplias redes zonales, regiona-
cuencia, sería ayudarlos a seguir el mismo ca- les, nacionales y transnacionales.
mino que las “organizaciones económicas po- Esas organizaciones requieren crédito, en-
pulares”, cuyos sujetos no han logrado salir de trenamiento técnico, mercado, profundización
la pobreza, pero sí de la extrema situación de la de la democracia interna y de su capacidad de
pura sobrevivencia, solamente en la medida en presencia pública. El crédito no provendrá del
que se han asociado, se han enseñado a combi- sistema financiero convencional, ni puede es-
nar la reciprocidad con el mercado; pero, sobre perarse que continúe la dependencia absoluta
todo, a no dejar que ninguno de sus miembros respecto de la red de “solidaridad internacio-
se las arregle como pueda y... no pueda. nal”. Y cada “oep”, aislada o asociada sólo en
Esta segunda franja de población, como vi- un vecindario, no podría resolver todos esos
mos, se ordena en una ambigua situación entre problemas. En ese sentido, las experiencias
el capital y la reciprocidad. Dadas las tenden- de los pueblos urbanos como Villa El Salvador
cias actuales de las relaciones capital-trabajo, y o Huaycán, o de los pueblos urbano-rurales
la concentración de recursos de todo el mundo como los aymaras de Puno, Perú, que intentan
bajo el control de unos pocos centros de acu- organizaciones globales, son caminos que re-
mulación, ayudar a las “oep” a convertirse en quieren ser mejor estudiados y desarrollados.
empresas capitalistas exitosas, es seguramente La experiencia de las aldeas africanas49, donde
un callejón sin salida. Pero dada también la in-
cipiencia de los recursos y de la capacidad de
49 Ghai, Dharam 1990 “Participatory Development:
reproducción de las unidades exclusivamente
some Perspectives from Grassroot Experiences”. Do-
de reciprocidad-comunidad, este también se- cumento de la Conferencia Internacional sobre la Par-
¿Del “polo marginal” a la “economía alternativa”? 261

existen redes de crédito, asistencia recíproca, Es, acaso, probable que en las sociedades
generalización de innovaciones y mercado, po- no mercantiles, en particular en el área andi-
drían tener en América Latina una densidad y na, la comunidad y la reciprocidad tuvieran
una eficacia, probablemente, mucho mayores. en algunos casos una relación que las hacia
Es en ese nivel, sin duda, en donde encuen- virtualmente equivalentes, porque la única re-
tran toda su importancia histórica las organi- lación social dentro de una dada comunidad
zaciones comunales de autogobierno local o fuera la reciprocidad. Esa no es, para nada, el
regional. Aquí no están, por razones obvias, caso de la comunidad en América Latina desde
el lugar, ni la ocasión, para ir más lejos o más el siglo XVI. Desde entonces, y cada vez más,
a fondo en la discusión de la cuestión de las en una comunidad existen numerosas y diver-
estructuras de autoridad en la escena latinoa- sas relaciones sociales, reciprocidad, pequeña
mericana actual. Dicha cuestión es, por su- producción independiente, pequeño o mediano
puesto, una de las más importantes, decisiva capital, mercado.
quizás, para el debate sobre la re-estructura- Es necesario, por lo tanto, distinguir la co-
ción del poder, en particular de las institucio- munidad y las relaciones sociales de produc-
nes políticas y de las relaciones entre lo po- ción y de intercambio. La primera existe, en
lítico y lo social, o más restrictamente, entre todo lo fundamental, como una estructura de
Estado y sociedad. Pero su discusión requiere autoridad que enmarca e involucra una plura-
otro espacio. lidad de relaciones sociales, de instituciones
Lo que importa despejar aquí es, ante todo, sociales, culturales e inclusive políticas.
la confusión existente en mucha de la literatu- Lo que las hace importantes, en verdad
ra actual, entre la reciprocidad como relación decisivas, para nuestro debate aquí, es su
social de producción / distribución y la comuni- demostrada capacidad de fortalecer la capa-
dad. De hecho, virtualmente la totalidad de los cidad de las organizaciones económicas que
textos que tratan estos asuntos, incluyen esa combinan variablemente, pero de algún modo
confusión, sobre todo los estudios de la “oep”. en torno de la reciprocidad, diversas formas
de trabajo, de producción y de intercambio,
para sostenerse y ampliarse, para insertarse
ticipación Popular en la Recuperación y Desarrollo de
África, realizada en Arusha, Zimbabwe. en la economía dominante con posibilidad de
262 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

defender una cuota importante de sus recur- proviene de las ideologías políticas convencio-
sos y de sus beneficios. nales, sino de las presiones estructural-históri-
En su experiencia actual, la comunidad es cas de la realidad actual.
un fenómeno nuevo, sobre todo en la sociedad Si se logra establecer mecanismos eficaces,
urbana, pero no menos en la economía rural como existen ya en algunos casos, para articu-
fundada en el capital. No se trata de una mera lar las “oep” a esas comunidades de autogobier-
prolongación de la comunidad antigua, ni de no local o regional, su capacidad de presencia
las instituciones rurales en la ciudad. Especial- y de presión por recursos, espacio, autoridad,
mente cuando se trata de comunidades, o de en la sociedad podrá ser robustecida. En todo
articulaciones de comunidades, que agrupan, caso, las amplias masas prisioneras del “polo
como en los casos de Villa El Salvador o de la marginal” de la economía podrán encontrar es-
UNCA, a cientos de miles de personas. pacio para otro desarrollo, no sólo para la so-
Más allá de la retórica de la “participación brevivencia. Sin ello, aquellas “oep” quizás no
popular” y de las propuestas de autocontem- se irán, ya no se morirán; pero pueden tardar
plación admirativa que le proponen las capas mucho en ser eficaces alternativas.
medias profesionales, como lo denuncia Shel- Nada de eso puede ocurrir sin conflictos, sin
don Annis50, son sin duda una realidad que no organización y sin una clara conciencia de las
situaciones y de las tendencias de la realidad.
Pero eso es, precisamente, el fondo de la cues-
50 Annis y Hakim (1988) p. 209, op. cit. tión: la necesidad de optar.

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