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¿Qué quiere decir 

 “El mismo tomó nuestras enfermedades y


llevó nuestras dolencias”? ¿Quiere decir acaso, que si aceptamos a
Cristo seremos liberados de todas nuestras enfermedades aquí en la
tierra?

Obviamente no, porque eso significaría que no hay un solo cristiano


enfermo en el mundo y sabemos que eso no es verdad. O significaría
que si estamos enfermos, es porque no hemos sido salvos. ¡Todavía
peor! Además, seríamos un grupo de personas sobrenaturalmente
saludables, inmunes a las enfermedades y Dios, al tratarnos de forma
especial, dejaría de ser imparcial.

Lo que estas palabras significan, es que Jesús hizo lo que se supone


que haría: sanar y transformar a la gente de su tiempo como una
muestra de lo que finalmente hará por nosotros: liberarnos del pecado,
del dolor y de la muerte, por medio de su sacrificio en la cruz.

¿Que como lo sé? Las palabras hebreas para “enfermedades” y


“dolencias” en Mateo, así como las palabras griegas en Isaías,
significan no solo enfermedad física, sino también espiritual. Por lo
cual, al sanar a la gente de Israel, Jesús dio cumplimiento a la
profecía de Isaías, demostrando que él es el Cristo enviado por Dios,
pero no nos prometió con eso que si lo seguimos nos dará salud
perfecta.

“El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” no


es una promesa de salud a toda prueba, sino más bien la prueba
contundente de que Aquel en quien hemos confiado es el verdadero
Dios. 

Amado Dios, vengo ante ti para darte gracias por mi vida, por la dicha
de haber despertado esta mañana y de poder elevar una oración por
la salud, con la plena certeza de que mis súplicas serán escuchadas y
vendrá la  respuesta de tu parte. Te doy gracias por la bendición y por 
todos los beneficios recibidos por medio de la obra de tu Hijo amado
en la cruz.
 No solo Jesús nos ofrece perdón de nuestros pecados, sino que
tenemos sanidad divina,  “Se llevó nuestras enfermedades y quitó
nuestras dolencias». ¡Estamos sanados por sus heridas!. Más allá del
perdón, también el Señor nos ofrece sanidad de toda dolencia y
enfermedad que nos aflige.

Amado Dios, me presento, cansado, agobiado, pero aún en medio de


mi dolor, me arrodillo delante de ti, creyendo que para ti no hay
imposibles, para pedir por mi salud y por la salud de todas aquellas
personas que están pasando por alguna enfermedad. Por favor
cúbrenos con tu manto de sanación, cura cada una de las células
enfermas de quienes te clamamos. Te pido que rompas las cadenas
de todo malestar y también de quienes estén soportando problemas
de salud, te ruego que los hagas libres, les devuelvas su bienestar, su
vitalidad, renueves sus fuerzas y los levantes,  todo en tu maravilloso y
poderoso nombre, Señor. Te pido también, que seas tú caminando al
lado de quienes han decidido recorrer el camino de la transformación
de sus pensamientos, da fuerza y valor a quienes  soportan
tratamientos médicos y permitirles mantener su fe intacta, pues a
través de la fe es que ocurren los grandes milagros.

Amado Dios, ¿qué hay imposible para ti? No existe, ni existirá


enfermedad o dolencia que no puedas derrotar, porque tú señor, le
diste visión al ciego, al paralítico lo hiciste caminar, venciste a la
muerte para liberarnos del pecado y de las  muchas aflicciones. Por
eso elevo mi clamor para pedirte que me bendigas a las familias, aleja
de CADA hogar toda enfermedad y te suplico que habites con
nosotros, llenando nuestras vidas de bienestar, de fortaleza, de
ánimos renovados, de salud, entendimiento y prosperidad.

Declaro que la salud será conmigo y con los míos y  los que están
enfermos muy pronto serán salvos y sanos, te doy infinitas gracias
Señor y oro porque tanto en el cielo y en la tierra se haga todo
conforme sea tu buena, agradable y perfecta voluntad en Cristo Jesús .

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