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Juan Pablo II

Señor, 
Tu conoces mi vida y sabes mi dolor,
Haz visto mis ojos llorar,
Mi rostro entristecerse,
Mi cuerpo lleno de dolencias 
Y mi alma traspasada por la angustia.
Lo mismo que te pasó a ti
Cuando, camino de la cruz,
Todos te abandonaron
Hazme comprender tus sufrimientos
Y con ellos el Amor que Tu nos tienes.
Y que yo también aprenda 
Que uniendo mis dolores a Tus Dolores
Tienen un valor redentor 
por mis hermanos.
Ayúdame a sufrir con Amor, 
Hasta con alegría.
Sí no es ¨posible que pase de mi este cáliz¨.
Te pido por todos los que sufren:
Por los enfermos como yo
Por los pobres, los abandonados, 
los desvalidos, los que no tienen
cariño ni comprensión y se sienten solos.
Señor:
Sé que también el dolor lo permites Tu
Para mayor bien de los que te amamos.
Haz que estas dolencias que me aquejan,
Me purifiquen, me hagan más humano,
Me transformen y me acerque mas a Ti.
Amén.

Oración a María Santísima por la salud de los enfermos

Oh Virgen María, Salud de los enfermos, que has acompañado a Jesús en el


camino del Calvario

y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo, participando


íntimamente de sus dolores, acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él,
para que las semillas esparcidas durante el Jubileo sigan produciendo frutos
abundantes en los años venideros.
Madre misericordiosa, con fe nos volvemos hacia Ti.

Alcánzanos de tu Hijo el que podamos volver pronto, plenamente restablecidos, a


nuestras ocupaciones, para hacernos útiles al prójimo con nuestro trabajo.

Mientras tanto, quédate junto a nosotros en el momento de la prueba y ayúdanos


a repetir cada día contigo nuestro "sí", seguros de que Dios sabe sacar de todo
mal un bien más grande.

Virgen Inmaculada, haz que los frutos del Año Jubilar sean para nosotros y para
nuestros seres queridos, prenda de un renovado empuje en la vida cristiana, para
que en la contemplación del Rostro de Cristo Resucitado encontremos la
abundancia de la misericordia de Dios y la alegría sin fin del Cielo.

Amén!

Oración por un enfermo

Señor Jesús, Tú lo puedes todo; te pido humildemente que le devuelvas la salud.


Pero, sin son otros tus designios, te pido le concedas la gracia de sobrellevar
cristianamente su enfermedad.

En los caminos de Palestina tratabas a los enfermos con tal delicadeza que todos
venía a ti, dame esa misma dulzura, ese tacto que es tan difícil de tener cuando se
esta sano.

Que yo sepa dominar mi nerviosismo para no agobiarle, que sepa sacrificar una
parte de mis ocupaciones para acompañarles, si es su deseo.
Yo estoy lleno de vida, Señor, y te doy gracias por ello. Pero haz que el
sufrimiento de los demás me santifique, formándome en la abnegación y en la
caridad. Amén

Médico de cuerpos y de almas

Señor mío y Dios mío, por tu amor y por tu misericordia sánanos, que somos tus
hijos de todas las enfermedades, especialmente de aquellas que la ciencia
humana no alcanza a curar.

Haz que con tu ayuda conservemos siempre pura nuestra alma de todo pecado.
¡Oh Cristo, médico de cuerpos y de las almas!, vela sobre nuestros hermanos
enfermos y sufrientes, y como el (Lucas 10:25-37) Buen Samaritano derrama
sobre sus heridas el aceite de la consolación y el vino de la esperanza.

Con gracia sanante de tu espíritu, ilumina la difícil experiencia de la enfermedad y


del dolor, para que sobrellevando en el cuerpo y en el alma este mal, se una a
todos nosotros en la gracia del Padre de la Misericordia.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén.

En el sufrimiento

María, madre del Salvador y madre nuestra, tu Santidad Inmaculada no te ha


sustraído la espada del dolor, más al pie de la cruz permaneces firme en la fe, has
creído al amor del Padre viendo a Tu hijo crucificado.

¡Oh Virgen Dolorosa! a ti te presento confiadamente mis penas,la nefermedad de


todos los enfermos.. te pido humildemente consolarme a la cruz de Jesús, para
que se transforme este sufrimiento en un instrumento de salvación para mi alma y
para toda la humanidad.

Madre del amor que vences el dolor, ora por mí. Amén.

Oración por los Enfermos

Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana, mira con piedad a todos estos hermanitos
(Covid 19)., que están enfermos y necesita ser curado en el cuerpo y en el
espíritu.

Reconfórtalo con tu poder para que levante su ánimo y pueda superar todos sus
males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíe en la
eficacia del dolor para la salvación del mundo.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Bendición de las medicinas

Señor mío,Tú que has dado la inteligencia al hombre para que pueda penetrar los
secretos de la naturaleza, bendice te ruego estas medicinas que debo tomar para
mi salud, te pido que estas medicinas sirvan para mi bien y que no dejen ninguna
consecuencia negativa en mi cuerpo.
Te lo pido a ti Señor mío y Dios mío, al cual pertenece el Reino y la Gloria, por los
siglos de los siglos, Amén.

Señor, ayúdame aceptar con paz la enfermedad

Ayúdame, Señor, a obtener el fruto espiritual que Tú pretendes con esta


enfermedad que me has enviado.

Haz que comprenda que las enfermedades del cuerpo me ayudan a conseguir un
conocimiento más perfecto del mismo, a desprenderme de todo lo creado y me
invitan mediante la espontánea reflexión que trae consigo, sobre la brevedad de la
vida, a trabajar con más empeño y seriedad en preparar mi alma para la vida
futura donde no existe ni enfermedad ni pena, sino el eterno gozo de tu compañía.
Amen
ORACIÓN DE VERSÍCULOS BÍBLICOS

 Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de


ustedes toda enfermedad. Éxodo 23:25

 Restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas. Salmos 147:3

 Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos.
Proverbios 17:22

 Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero


justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes
ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor,
que les devuelve la salud. Éxodo 15:26

Marcos 5, 21-43

Hemorroisa
Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba
sana del mal
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad». 

San Mateo 8:8


El centurión le respondió: «Señor, yo no soy digno de que entres a mi casa. Pero
una sola palabra tuya bastará para que mi criado sane.

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