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El Terror Rojo

Con el anunció de la muerte de Fidel Castro, muchos fueron los que salieron con sus
banderas rojinegras por los medios que tenían al alcance, para izarla a media asta y gritar
una vez más las glorias del comunismo y del socialismo, cosa que se puede comparar con
todos aquellos que por portar una playera con la silueta del rostro del Che Guevara piensan
que hacen la revolución.

El ideal comunista desde sus orígenes hasta la actualidad ha sido el sistema humanista más
sanguinario de todos, y precisamente ha sido condenado como intrínsecamente perverso por
atentar contra el derecho natural y el divino, apelando a la inexistencia de Dios y de la
propiedad privada.

Históricamente podemos comprobar que quienes han promovido el capitalismo opresor en


los pueblos de occidente son los mismos que procuraron la instauración del sistema
socialista y comunista durante todo el Siglo XX, pues no se trata de fuerzas contradictorias,
sino de dos brazos que buscan oprimir la humanidad por vías distintas, y que ahora se han
fusionado en una pareja globalizadora.

Para muestra de lo anterior basta recordar el apoyo brindado por los Estados Unidos a la
URSS durante la segunda guerra mundial, apoyo económico, en insumos y en armamento,
lo mismo con la instauración del poder rojo en Rusia en la segunda década del siglo XX. Si
bien es cierto que la riqueza, en el sistema capitalista, está en las manos de unos cuantos; en
el socialismo esa riqueza está en las manos de uno sólo, las del estado, y no sólo la riqueza,
sino los medios de producción, la educación, la prensa… dejando para el pueblo el salario
del perro: lo suficiente para su comida, su correa y un bozal por si ladra mucho.

Sabemos además que la crueldad de esos sistemas dirigidos por Lenin, Stalin, Mao, Castro
y otros más, bajo la filosofía de Marx, no se limitó al sometimiento económico ni ideología,
sino que para subyugar las conciencias decidieron subyugar los cuerpos: más de 20
millones de muertos en Rusia, más de 40 millones en China, un millón en Vietnam, dos
millones en Corea, y otro tanto en Camboya, Hungría, España, Europa Oriental, África,
Afganistán y en América Latina 150, 000. De los cuales 20, 000 tumbas yacen en Cuba
como testimonio de la cruel toma del poder por parte de Castro.

Más de 100 millones de muertos alrededor de todo el mundo por parte de los
revolucionarios no han bastado para hacer entrar en razón a aquellos defensores de este
sistema genocida, el peor de la humanidad, tan sólo superado por los crímenes del aborto.
Sabemos además que aquellos que prefieren y defienden el estado comunista, son los que
no viven en un estado comunista.

Este mismo sistema marxista sigue causando destrozos en la actualidad, aunque no todos
sangrientos, pero con peores consecuencias: como las escuelas filosóficas e históricas que
fundamentan el marxismo cultural que pudre la cultura desde dentro, como bien lo planeo
Gramsci, o la teología de la liberación, promovida por infiltrados en el clero y masones
para la destrucción de la Iglesia desde dentro, como en México tuvimos a Méndez Arceo y
a Samuel Ruiz, defensores de heterodoxos y guerrilleros.

Sírvanos pues, la muerte de Castro, para reflexionar y censurar una vez más con todas
nuestras fuerzas este sistema inhumano, del cual la historia nos sigue mostrando su
crueldad y su fracaso.

Esteban Malaquias Chávez

El Che Guevara, Raúl y Fidel Castro a punto de fusilar a un cubano.

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