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Psicopatología de la
MEMORIA
I. Eguíluz Uruchurtu, N. Ojeda del Pozo,
P. Sánchez Gómez y L. Inchausti López de Larrucea

Tienes que empezar a perder la memoria, aun cuando sólo fueran pequeños fragmentos,
para darte cuenta de qué es lo que la memoria hace en nuestras vidas.
La vida sin memoria no es vida... Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón,
nuestros sentimientos, incluso nuestra acción. Sin memoria, no somos nada...
L. BUÑUEL

ASPECTOS CONCEPTUALES DE LA MEMORIA


Concepto de memoria
No es tarea sencilla aportar una definición que pueda abarcar todos los fenómenos que
en la actualidad enmarcamos con el epígrafe de «memoria». No obstante, puede adelan-
tarse una definición provisional: memoria es la capacidad de actualizar algo sucedido en el
pasado.
Según Cabaleiro Goas (1), la memoria es la actividad psíquica que hace posible que
desde el presente nos relacionemos con el pasado, y ambos puedan trascender al futuro. La
ausencia de dicha actividad haría que el hombre no pudiera aprender y, por tanto, adquirir nue-
vas experiencias y conocimientos, enfrentándose cada momento con algo nuevo y descono-
cido. Todo ello llevaría implícita la imposibilidad de transmitir todas las adquisiciones que ha
ido desarrollando a lo largo de su historia y, en consecuencia, la pérdida de dos logros huma-
nos: la cultura y la ciencia.
En psicología cognitiva y en neurociencias, la memoria es un concepto intrínsecamente
relacionado con el aprendizaje. El aprendizaje se define como «el proceso de adquisición de
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información nueva o de patrones nuevos de conducta», y la memoria sería «la persistencia


de ese aprendizaje de forma que pueda ser utilizado posteriormente» (2). Por tanto, la me-
moria es producto del aprendizaje, y el aprendizaje no puede permanecer en el tiempo sin
memoria.
De este supuesto se deduce lo imprescindible que resulta la memoria, pues su ausencia
impediría la supervivencia del hombre. La falta de toda experiencia y conocimiento que le
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permitan tomar decisiones ante diferentes circunstancias vitales, basadas en los resultados
que obtuvo en otras similares, implicaría que la conducta del hombre carecería de normas o
de guías que éste va adquiriendo y desarrollando con el aprendizaje.
A través de la función mnésica nuestras posibilidades psíquicas adquieren un nivel de
libertad que, con anterioridad, con la percepción, no poseían. En la percepción, la función
mental está comprometida por la presencia del estímulo, de tal forma que si éste cesara, tam-
bién cesaría la percepción si no fuera por la memoria. Gracias a ésta, podemos desprender-
nos de la necesidad de «presencia», con lo que se puede seguir manteniendo la relación con
el pasado.
En los últimos años ha aumentado de forma considerable el interés por el estudio de la
memoria y su patología, debido, en gran parte, a la creciente preocupación por las enfer-
medades de las personas ancianas, y en especial por las demencias, que afectan con ele-
vada prevalencia a los países desarrollados, debido al aumento progresivo de la edad de la
población.
Sin embargo, a pesar del atractivo que la memoria ha despertado entre filósofos, pensa-
dores y escritores a lo largo de la historia, el fenómeno del «olvido» sólo empezó a estu-
diarse experimentalmente con los primeros trabajos de Ebbinghaus (3), casi en los albores del
siglo XX (1885). Desde entonces, se han realizado numerosos estudios desde todas las pers-
pectivas científicas.
Clásicamente, los investigadores se han centrado en el estudio de los mecanismos de la
memoria (estructuras y procesos), pero no han considerado las funciones que cumplen esos
mecanismos en términos adaptativos. Durante los últimos años han surgido algunos autores
(4) que abordan el problema de la evolución de la memoria estudiando su función desde la
perspectiva de la teoría darwinista de la evolución. En este sentido, cabe destacar el hecho
demostrado de que la evolución ha dotado al reino animal de una amplia gama de capacida-
des de memoria, aunque sólo unas pocas especies animales, filogenéticamente muy avanza-
das, disponen de procesos de aprendizaje que permiten la configuración de sistemas de
memoria especialmente adaptativos.
Desde esta perspectiva, la función primaria de la memoria humana es dotar a los indivi-
duos del conocimiento necesario para guiar una conducta adaptativa, con independencia de
la situación. Rozin y Schull (5) argumentan que el aprendizaje y la memoria son especializa-
ciones adaptativas conformadas por la selección natural para solucionar los problemas
específicos que genera el ambiente del animal. Como conclusión, Ruiz Vargas destaca que la
memoria es una adaptación biológica que aparece y evoluciona para responder a las deman-
das de los problemas particulares del ambiente, y que a pesar de ello muy pocas de las fun-
ciones actuales de la memoria humana pueden considerarse adaptaciones genuinas. Por otra
parte, aunque diferentes autores y escuelas han postulado la semejanza entre memoria y
aprendizaje, ambos términos no se refieren a un mismo concepto.
En la actualidad, el enfoque neuropsicológico contribuye al avance multidisciplinar del
estudio de la memoria. Se entiende ésta como un sistema funcional complejo, organizado en
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diferentes niveles jerárquicos interrelacionados y con sus correspondientes sustratos neuro-


anatómicos y fisiológicos. Se considera la memoria como un proceso cognitivo complejo, que
supera las perspectivas localizacionistas clásicas que atribuían a una única región cerebral la
potestad de albergar el fundamento biológico de dicha capacidad. La memoria es un proceso
psicológico superior, un sistema funcional, y se beneficia de la interrelación estructural y fun-
cional de las redes cerebrales.
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La memoria como proceso


La memoria es un fenómeno biológico (que depende, entre otros, del sistema nervioso
central [SNC]), psíquico y social. Se trata de un fenómeno complejo en el que participan varios
procesos cognitivos (como la atención), diferentes estructuras cerebrales, y aspectos psíqui-
cos y sociales (como la motivación), lo cual ha llevado a pensar que no existe un único tipo
de memoria, sino numerosos tipos.

• Descodificación. El primer paso del proceso de la memoria es la descodificación,


que se refiere a los mecanismos que procesan inicialmente la información que va a ser
aprendida o «memorizada». En función de las características sensoriales o semánticas
de la información proporcionada por los sentidos, ésta será procesada siguiendo una
serie de leyes: es el paso previo e imprescindible para cualquier intento de memoriza-
ción o de aprendizaje.
• Almacenamiento. El segundo paso es el almacenamiento. Las leyes que han tratado
de explicar los mecanismos del almacenamiento de la información y de su proceso
inverso, el olvido, son complejas. El lector interesado encontrará una buena cantidad
de información sobre esta materia en diversos textos especializados (6).
• Recuperación. El paso siguiente es la recuperación. Tan importante como el almace-
namiento de la información es la capacidad de acceso a los almacenes donde ésta
queda depositada. Un fallo en dichos mecanismos afectará globalmente a la capacidad
de recordar.

El estudio de los diferentes problemas de la memoria en los pacientes debe tener en


cuenta cada uno de los subprocesos de la función mnésica. Un fallo en cualquiera de
ellos afectará al resultado final de la capacidad de recordar, sin que ello signifique que
toda la facultad esté afectada globalmente, como pudiera sugerir una visión simplista del
problema.
Como punto de partida, la memoria presupone una capacidad atencional por parte del
sujeto. No se recuerda algo a lo que no se presta atención. Posteriormente, es necesaria
una fase de adquisición de la información a través de las vías sensoriales. El siguiente paso en
el proceso es la codificación de la información. Muchas veces se habla de este estadio
en referencia al tránsito de la información por diferentes «almacenes». Este aspecto se abor-
dará más adelante. El paso final siempre es la recuperación o acceso a la información alma-
cenada, para hacerla consciente y, en caso necesario, utilizarla. Este modo de entender la
memoria como proceso facilita al profesional la identificación del momento exacto de
la secuencia (con independencia del tipo de memoria al que se haga referencia) en el que se
produce la dificultad, en el caso de que aparezca un trastorno. Y así se marca también el
punto de inicio o la fase en la que deberán centrarse los esfuerzos rehabilitadores.
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CLASIFICACIONES DE LA MEMORIA
Hoy día se acepta que la memoria no es una entidad unitaria, sino que puede ser estruc-
turada en distintas entidades de acuerdo con diferentes criterios. Una de las divisiones clási-
cas es la que hace referencia a la duración del recuerdo de los datos.
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Formas de clasificar la memoria


Basándose en una clasificación inicialmente publicada por Broadbent (1958), Atkinson y
Shiffrin (1971) propusieron una clasificación de los subtipos de memoria en función del pro-
cesamiento y tiempo de almacenamiento de su contenido (fig. 1). Es una forma de entender
la memoria, ya universalmente conocida, y que se mantiene hoy día. Plantea la idea de la
memoria como almacenes (modelo de almacenamiento múltiple) a través de los cuales va
pasando la información. Según estos autores, se hablará de memoria icónica, sensorial y a
corto, a medio o a largo plazo, en función del tiempo que la información se mantiene en
cada uno de estos almacenes.

• Memoria icónica o sensorial. Resulta de muy difícil cuantificación, pero se tiende a


establecer que dura unos milisegundos (250 ms) en el caso del procesamiento visual,
y hasta varios segundos en el caso de la información auditiva (llamada memoria
ecoica). Representa la información que procesamos básicamente en el momento de la
fijación ocular. En la mayoría de ocasiones no somos conscientes de este procesa-
miento; sin embargo, se utiliza de forma habitual en publicidad y en técnicas de per-
cepción subliminal.
• Memoria a corto plazo. Mantiene la información escasos segundos (10-15 s), y entre
sus características está la de tener una capacidad muy limitada. Un adulto normal
es capaz de mantener en la memoria a corto plazo una media de 5 ítems/estímu-

Input del ambiente

Registros sensoriales:
Visuales
Auditivos
Hápticos

Almacén de corto plazo


Memoria de trabajo temporal

Procesos de control:
– Ensayo Output de respuesta
– Codificación
– Decisión
– Estrategias
de recuperación
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Figura 1
Almacén de largo plazo Estructura de la memoria
Almacén de memoria propuesta por Atkinson
permanente
y Shiffrin.
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los y hasta un máximo de 7-8. Está estrechamente relacionada con la capacidad


atencional del sujeto y con el concepto de memoria de trabajo. Desde el punto de
vista de las posibles alteraciones, las dificultades suelen diferenciarse por la modali-
dad sensorial afectada (principalmente, verbal o visual).
• Memoria a largo plazo. Cuando una información se mantiene cognitivamente más de
varios segundos, pasa a lo que se denomina «almacén de largo plazo». Aquí entran en
juego otras características de la memoria y otras subclasificaciones más complejas,
que se definirán a continuación.

De acuerdo con este modelo, la información sensorial pasa una serie de registros sen-
soriales y, posteriormente, se guarda en el almacén de corto plazo. Este sistema desem-
peña el papel fundamental de filtrar lo que se fijará finalmente en el almacén de largo plazo. La
probabilidad de que algo quede retenido en este último almacén dependerá del tiempo que
permanezca la información en el de corto plazo.
En función de los subtipos sensoriales de la información que se está procesando, también
se puede distinguir entre:

• Memoria verbal. De palabras, textos, historias, de lo que hemos leído, etc.


• Memoria visual. Distribución de objetos en un espacio, de caras, de fotos.
• Memoria espacial o topográfica. De un recorrido o distancia.
• Memoria emocional. De asociación entre situaciones y estados emocionales.

Memoria de trabajo
Dentro de los procesos que intervienen en la retención de los datos en el almacén de
corto plazo, y que determinan su paso o no al almacén de largo plazo, está la denominada
memoria de trabajo. Erróneamente, se tiende a identificar la memoria de trabajo con la memo-
ria a corto plazo. Esta última es un concepto funcional: hace referencia al conjunto de proce-
sos funcionales implicados en la retención de datos durante cortos períodos de tiempo. Por
el contrario, la memoria de trabajo es un concepto introducido desde la neuropsicología cog-
nitiva y vinculado a la figura de Baddeley (6). Para este autor, la memoria de trabajo es la
capacidad necesaria para mantener mentalmente un objetivo y la información relacionada con
el mismo el tiempo suficiente para la resolución del problema o tarea presentado. Está estre-
chamente relacionada con la capacidad atencional y la velocidad de procesamiento de la infor-
mación de cada persona.
De acuerdo con Baddeley (7, 8), la memoria de trabajo incluye por lo menos tres subsis-
temas. Uno de ellos es un controlador atencional denominado «ejecutivo central», y los otros
dos son «subsistemas esclavos». El ejecutivo central se ocupa de la selección y ejecución de
estrategias, y de mantener y cambiar la atención allá donde surjan las necesidades, para
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seleccionar lo fundamental de lo accesorio en cada momento. Los subsistemas esclavos son,


por un lado, un bucle fonológico o articulatorio, y por otro, una pizarra visuoespacial, que se
especializarán en mantener la información verbal y visuoespacial, respectivamente. En resu-
men: el ejecutivo central selecciona los datos relevantes en función de las necesidades del
momento, y los subsistemas esclavos los mantienen reverberando hasta su eliminación o
fijación en otro almacén mnésico, tarea en la que también interviene el ejecutivo central.
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Memoria a largo plazo


La memoria a largo plazo tampoco es un concepto homogéneo, y puede clasificarse en
diferentes tipos en función de varios criterios (fig. 2). Durante la última década han surgido dis-
tintas clasificaciones de esta memoria, y todas distinguen entre procesos implícitos y explíci-
tos (9). Esta distinción puede considerarse equivalente a la distinción declarativa/no declara-
tiva desarrollada por Squire (2).
Desde el punto de vista del modo en que se procesa la información que voluntariamente
queremos recordar se diferencian dos efectos, que demuestran que el modo en que recor-
damos se ve influenciado por el orden de presentación de la información. Son los denomina-
dos «efecto de primacía» y «efecto de reciencia». Ambos han sido demostrados experimen-
talmente, y se presentan tanto en personas normales como en las que padecen alteraciones
mnésicas:

• Efecto de primacía. Predice que la persona recordará mejor la información que es pre-
sentada en primer lugar.
• Efecto de reciencia. Predice que la persona recordará mejor la información presen-
tada al final de la exposición.

Estos efectos no son excluyentes; de hecho, es más habitual que se den conjuntamente,
y demuestran que todas las personas tenemos mayor dificultad para recordar el material
presentado en fases intermedias de una exposición, de la lectura de un tema, etc.

 Memoria explícita o declarativa


La memoria explícita o declarativa se refiere a la información procesada de modo cons-
ciente. Supone un control y voluntad por parte de la persona que procesa la información, y
ésta puede ser de cualquier naturaleza o modalidad. La memoria explícita es todo aquello que
puede ser recordado con palabras, por lo que también se denomina memoria declarativa.
En los procesos de la memoria a medio y largo plazo se pueden diferenciar funcional y
neuroanatómicamente otros tipos de funciones mnésicas, como la memoria semántica y la
memoria episódica (10). Esta clasificación está basada en el papel que desempeña la influen-
cia cultural en la adquisición y retención de la información en el individuo.

Memoria

Declarativa (explícita) No declarativa (implícita)


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Hechos Sucesos Habilidades Condicionamiento Aprendizaje


Primacía
(semántica) (episódica) y hábitos clásico simple no asociativo

Figura 2 Clasificación de la memoria a largo plazo (Squire, 1992).


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MEMORIA SEMÁNTICA
La memoria semántica es el conocimiento que la persona tiene del mundo, los conceptos
que se ha formado de las cosas. Contiene la información organizada como hechos, concep-
tos, vocabulario, y a diferencia de la memoria episódica, carece de referencias espaciales o
temporales. Está muy vinculada al proceso educacional y formativo, y se desarrolla y refuerza
a lo largo de toda la vida. Por ello, algunos autores la consideran como una habilidad «crista-
lizada», que es más resistente a cualquier alteración ante la presencia de un trastorno o
lesión. Algunos ejemplos de memoria semántica son el conocer que Roma es la capital de Ita-
lia, o que «beber» significa ingerir un líquido.

MEMORIA EPISÓDICA
La memoria episódica hace referencia a todos los sucesos vitales que cada persona es
capaz de recordar, es por lo que también se denomina memoria biográfica. Por su parte, la
memoria semántica se ocupa de todo lo que se adquiere con la educación del individuo, y se
relaciona con nuestro conocimiento del mundo físico que nos rodea, incluyendo aspectos del
lenguaje, nuestro conocimiento de la sociedad y toda la información detallada que adquirimos
como parte de nuestras relaciones interpersonales o profesionales. Por poner un ejemplo sim-
ple: la memoria episódica se ocupa de aquella ocasión en que vimos un barco por primera
vez, mientras que la memoria semántica se ocupa de qué es y para qué sirve un barco.
La memoria episódica representa el conocimiento de los acontecimientos pasados de una
persona, sucesos que han ocurrido y que han sido procesados en unas coordenadas espacio-
temporales. Está muy relacionada con el concepto de memoria autobiográfica. Es un tipo de
memoria que se ve muy alterada ante un síndrome amnésico. Ejemplos de memoria episó-
dica son el recordar lo que hicimos el pasado domingo, o lo que cenamos la noche anterior.

 Memoria implícita o no declarativa


La memoria implícita o no declarativa alude a la información que ha sido aprendida sin
realizar un esfuerzo cognitivo o consciente, y suele relacionarse con la adquisición de una
habilidad o hábito. Esta información se adquiere simplemente por el hecho de haber estado
expuesto a ella.
La memoria no declarativa se refiere, pues, al conjunto de conocimientos que no pueden
ser expresados por medio de palabras. Tampoco es una función unitaria, y comprende distin-
tos subsistemas diferenciados que comparten la característica común de ser independien-
tes de la memoria episódica; es decir, son capaces de acumular información, pero no de ais-
lar e identificar episodios concretos de la misma. La memoria no declarativa (o implícita)
abarca, en definitiva, un conjunto heterogéneo de capacidades de aprendizaje y memoria
(habilidades motoras y perceptuales, priming perceptual y semántico, condicionamiento clá-
sico simple, y formas de aprendizaje no asociativo) cuya ejecución cambia con la experiencia,
pero sin permitir el acceso a la experiencia o experiencias que produjeron tal cambio (2, 11).
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Memoria declarativa y procedimental


Otra distinción frecuente, que popularizaron Squire y Cohen, es la que se refiere a la dife-
renciación entre memoria declarativa y memoria procedimental.
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La memoria declarativa es aquella que facilita el acceso al recuerdo consciente de suce-


sos, contenidos, relaciones y rutas; de todo aquel conocimiento adquirido y que puede ser
declarado y transmitido a otras personas. Por ello, incluye a la vez la memoria semántica y
la episódica. Según Squire, la memoria declarativa es «saber qué».
La memoria procedimental es la que permite poner en práctica una habilidad o destreza,
ya que el individuo conoce cómo funciona algo. Sólo se accede a ella a través de la acción.
Según Squire, la memoria procedimental es «saber cómo» (p. ej., cómo funciona el vídeo).
Como se ha dicho, la memoria no es un concepto unitario sino que engloba un conjunto
heterogéneo de funciones mentales. Esto es importante para entender los trastornos de la
memoria, pues tampoco se afecta unitariamente: un sistema mnésico puede estar gravemente
afectado mientras queda preservado de forma aceptable el resto de los sistemas mnésicos.
Entendida la memoria como un proceso, es igualmente posible que una fase de dicho pro-
ceso se encuentre alterada, mientras que el resto del sistema funciona con normalidad. Sin
embargo, el resultado final, nuestra memoria, depende de que todo el sistema funcione de
forma coordinada e integrada. Es suficiente que una de esas fases esté alterada para que
todo el proceso se vea alterado.

El olvido
Antes de abordar otros aspectos de la memoria, aludiremos muy brevemente al fenó-
meno del olvido. Ribot, en 1881, señaló que una condición de la memoria es el olvido. Salvo
en ciertos casos, el olvido no puede considerarse una alteración de la memoria, sino una con-
dición de salud y de vida, con un poder liberador y necesario, ya que impide que nuestra vida
pasada nos encierre estrechamente y nos obligue a revivirla. Autores como Luria (12), Sten-
ning (13) y Bjork y Bjork (14) comparten el valor adaptativo atribuido por Ribot al olvido. Por
otra parte, el olvido intencionado, que desempeñó un importante papel en el desarrollo del
concepto de «represión» de Freud (1900), ha sido objeto de abundantes trabajos experimen-
tales. En este sentido, es de vital importancia destacar la relación de las emociones y los esta-
dos de ánimo respecto a la memoria. El interés por las relaciones entre ambos conceptos ha
vuelto a despertar en la actualidad, como en su momento ocurrió con las emociones y las
cogniciones.
Adicionalmente, nuestra capacidad mnésica es limitada, por lo que necesitamos olvidar o
no almacenar gran parte de la información a la que tenemos acceso. En un proceso normal,
este olvido viene caracterizado por factores como la motivación, intereses personales, la fre-
cuencia con la que la persona ha estado expuesta a la información, etc. Sin embargo, en los
procesos patológicos el olvido es involuntario; es decir, la selección de lo que se olvida no la
realiza la propia persona (cierto grado de olvido involuntario puede ser considerado normal en
todos los individuos). Otro aspecto que convierte los olvidos una alteración mnésica clasifica-
ble o medible es la frecuencia con la que se producen.
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BASES ANATOMOFISIOLÓGICAS DE LA MEMORIA


Una tarea difícil, aún no resuelta pese a los numerosos esfuerzos en este sentido, ha sido
la de vincular anatómicamente las diferentes localizaciones y estructuras implicadas en cada
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uno de los distintos tipos de memoria (o mejor dicho, en cada uno de los niveles de procesa-
miento de la misma). Como ya se ha mencionado, las investigaciones e hipótesis actuales han
revolucionado las teorías más clásicas. Sin embargo, creemos que el interés de estas últimas
sigue vigente, por lo que también se tratarán. Estas investigaciones se han basado principal-
mente en el estudio de casos, y en estudios de neuroimagen estructural y funcional.

Estructuras cerebrales implicadas en la memoria


 Memoria inmediata
Algunas de las regiones que guardan una relación directa con la capacidad de retención
inmediata implican estructuras corticales (superiores) y subcorticales (inferiores). Benson y
Blumer (1982) consideran que la memoria inmediata requiere una red intacta y activa de
conexiones nerviosas que puedan reverberar la información entre áreas corticales durante
un período relativamente breve de tiempo. Dado que la atención es esencial durante este
procesamiento, las estructuras que la regulan (sobre todo el sistema reticular activador
ascendente, los lóbulos frontales y el hipocampo) son fundamentales en esta fase.

 Sistema de consolidación
La memoria reciente es una de las más estudiadas y conocidas. La base anatómica de
los mecanismos de consolidación se localiza en torno al hipocampo, región que parece fun-
damental para la consolidación de casi todas las formas de memoria y para el aprendizaje
de conceptos cognitivos e ideas, con la excepción de las habilidades motoras y, posible-
mente, de ciertos aprendizajes perceptivos básicos.
Benson y Blumer señalan la importancia de otras estructuras en este tipo de memoria,
entre ellas el fórnix, los cuerpos mamilares y el núcleo dorsal del hipotálamo. Estos autores
subrayan la interesante observación de que en este mecanismo no intervienen la corteza, los
ganglios basales ni el tallo del encéfalo.

 Sistema de almacenamiento
Es el registro casi permanente de la información ya consolidada. Los estudios sobre la
base anatómica de este sistema son menos concluyentes. Russell sugiere que la memoria
episódica se produce en el lóbulo temporal, mientras que la semántica posee una represen-
tación cerebral más difusa. El lóbulo temporal parece estar asociado a la memoria a largo
plazo.

 Sistema de rememoración o recuperación


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La rememoración o recuperación consiste en la búsqueda, localización y extracción del


material almacenado. Se supone que este mecanismo subyace en una red corticosubcortical,
pero es difícil de estudiar, ya que los trastornos de rememoración rara vez aparecen aislados.
Una situación clínica en la que se evidencia un trastorno de los mecanismos de recuperación
es la amnesia retrógrada. Es el caso del paciente afectado por un traumatismo craneal, que
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no es capaz de recordar lo que le ocurrió momentos e incluso días antes del accidente. Es
evidente que posee la información, ya que a menudo el trastorno es reversible y el paciente
vuelve a ser capaz de recordarla, lo cual demuestra que el problema está en la rememora-
ción. Es interesante la observación de que la amnesia retrógrada en estos pacientes se va ali-
viando paralelamente a la amnesia anterógrada o trastorno de la memoria reciente (casi cons-
tante en estos casos) que, como ya se ha visto, va ligada a estructuras límbicas. Pero, dado
que el individuo al mismo tiempo suele mantener intacta la recuperación de recuerdos anti-
guos, la presumible participación límbica no es suficiente para explicar por completo los
mecanismos de recuperación, y por consiguiente, es muy probable que intervengan estruc-
turas corticales además de subcorticales.

Formación hipocámpica
Dado que la formación hipocámpica ha sido particularmente estudiada en el campo de
la memoria, se tratará aquí con más detalle. La formación hipocámpica incluye la corteza
entorrinal, la circunvolución dentada, el subículo y el hipocampo propiamente dicho. Estas
estructuras forman un circuito trisináptico.
¿Cuál es el papel funcional de este circuito hipocámpico? Muchas áreas del neocór-
tex, como el cíngulo, la circunvolución temporal superior, la corteza orbitofrontal, la ínsula
y el bulbo olfatorio, proyectan directamente sobre la corteza entorrinal. Además, ésta
también recibe proyecciones de las áreas corticales adyacentes, como la corteza prerrinal
y la circunvolución parahipocámpica, que están localizadas rostral y caudalmente con res-
pecto a la misma. Todas estas proyecciones tienen, a su vez, proyecciones recíprocas
desde la corteza entorrinal. Las regiones neocorticales que proyectan en la corteza ento-
rrinal se consideran corteza de asociación polisensorial, lo cual indica que la corteza
entorrinal recibe información multimodal, altamente procesada. En este sentido, Olton
y Shapiro (15) manifiestan que la memoria no es un proceso funcionalmente homogéneo, y
basándose en análisis electrofisiológicos, neuroquímicos, conductuales y computacionales,
llegan a la conclusión de que el papel principal del hipocampo es la reducción de la inter-
ferencia. El área septal medial puede modular la función hipocámpica e intensificar los
procesos que reducen la interferencia, o bien puede reducir directamente la interferencia
alternando los patrones de plasticidad sináptica subyacentes a la recuperación y codifica-
ción hipocámpica.
El hipocampo, situado en el lóbulo temporal, tiene la función de codificar la información
para su posterior almacenamiento a corto plazo. También participa en la fase posterior de
recuperación de la información. En el hipocampo, como en otras estructuras corticales, existe
una asimetría funcional cerebral por la que el hipocampo izquierdo parece tener un papel
más relevante en el procesamiento y codificación de la información verbal, mientras que el
derecho participa principalmente en la codificación de la información visual.
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Por su parte, la amígdala se ha relacionado principalmente con el mantenimiento y


recuperación de la información emocional, una información que es resistente al paso del
tiempo y a las lesiones. De hecho, algunos pacientes con enfermedad de Alzheimer y afec-
tación de las regiones temporolímbicas son capaces de reaccionar ante una música que
les trae recuerdos afectivos, o ante un objeto al que han tenido un apego especial por
algún motivo.
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Mecanismos celulares de la memoria


En las células, en un primer momento se producen cambios electroquímicos involucrados
principalmente en la memoria inmediata. Luego se producen cambios celulares morfológicos
y de síntesis de proteínas que están involucrados en la memoria a más largo plazo. Se puede
considerar que la memoria es un caso especial de plasticidad neural, fenómeno este muy
estudiado en los últimos años. Las investigaciones en el campo de la neurobiología y la memo-
ria han proporcionado fuertes evidencias que soportan dos conclusiones fundamentales. La
primera, que son diferentes los fenómenos celulares y sinápticos implicados en la plasticidad
sináptica de corta duración (la cual persiste segundos o minutos) y los que lo están en la de
larga evolución (que puede persistir días, semanas o más tiempo). La segunda evidencia es
que la memoria de larga duración reside en el crecimiento físico de los procesos neuronales
y en el aumento del número de conexiones sinápticas.
Un mecanismo celular fundamental para la memoria es el fenómeno de la potenciación
de largo plazo, una forma de plasticidad neural gracias a la cual la fortaleza de res-
puesta de una neurona postsináptica está persistentemente incrementada, siguiendo una
breve descarga de estimulación de alta frecuencia. La potenciación de largo plazo tiene
una serie de propiedades que la convierten en un prometedor mecanismo de memoria:
a) alcanza la estabilidad rápidamente y la prolonga durante un largo período de tiem-
po; b) es asociativa, es decir, depende de la concurrencia de despolarización postsináptica
y actividad presináptica; c) es específica de sinapsis, es decir, se produce sólo en las
sinapsis potenciadas, no en todas las sinapsis que terminan en la célula diana, y d) se
produce principalmente en el hipocampo, una estructura del lóbulo temporal medial que
está involucrada de modo significativo en la memoria (como se ha visto con anterioridad).
La inducción de la potenciación de largo plazo se sabe que está mediada postsináptica-
mente, e involucra al receptor N-metil-d-aspartato (NMDA) que, cuando se activa, permite
el flujo de calcio dentro de la célula. Todavía se desconoce el mecanismo por el cual se
mantiene y se expresa la potenciación de largo plazo. Se han presentado evidencias a
favor de un cambio presináptico con aumento de la liberación de transmisor, pero tam-
bién a favor de un papel postsináptico con un aumento de la sensibilidad o número de
receptores postsinápticos.

Mecanismos neuroquímicos de la memoria


Las líneas de investigación más importantes incluyen como mecanismos la neuro-
transmisión colinérgica (Drachman), probablemente la más estudiada, y más reciente-
mente la hormona adrenocorticotropa (ACTH), la hormona melanocitoestimulante (MSH),
las endorfinas, la vasopresina, la oxitocina, los opiáceos y la sustancia P. Por otra parte,
casi todos los psicofármacos pueden causar algún problema sobre la memoria, y tam-
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bién se han relacionado en este sentido los digitálicos, diuréticos, antiinflamatorios, anti-
bióticos y la metildopa.
Sin embargo, todavía no está determinada la frecuencia con que se producen las altera-
ciones y los mecanismos de éstas. Un factor muy importante que es preciso tener en cuenta
es que los fármacos que afectan a la hiperactivación (arousal), al producir cambios en la
atención, también producirán modificaciones en la memoria. Pero, posiblemente, son de
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54 Introducción a la PSICOPATOLOGÍA

mayor interés por su especificidad los trastornos que se presentan sin afectación del nivel
de conciencia, o aquellos circunscritos a algún sector de la memoria.
Otro fenómeno que se presenta con gran frecuencia es el del blackout alcohólico. Son
bien conocidos los efectos deletéreos que la ingesta de alcohol produce sobre la memoria.
También se acepta que las intoxicaciones agudas que afectan al nivel de conciencia cursan
con amnesia debida a esta afectación de la vigilia. Pero el blackout alcohólico es un fenómeno
diferente. Se trata de una amnesia respecto a un período de tiempo en el que el sujeto estaba
bebiendo sin mostrar aún síntomas de intoxicación, y su conducta podría parecer normal e
incluso elaborada.

Organización de la memoria mediante redes neuronales


Las investigaciones más recientes en este campo, descritas por Fuster (16), han puesto
de manifiesto en estudios realizados en primates que la memoria se almacena en gran parte
en el neocórtex, y que los distintos tipos de memoria asientan en redes neuronales distribui-
das por el neocórtex e interconectadas entre sí.
En esta nueva visión de la organización de la memoria se evidencia un sistema jerár-
quico de estructuras neuronales que se extiende en sentido ascendente hasta constituir el
sustrato cortical de la memoria. En cada nivel habría dos componentes fundamentales y, a
su vez, cada uno de ellos tendría como función sentir o actuar. En el nivel cortical la función
sensorial dependería de la corteza posterior, y la función motora, de la corteza frontal.
La memoria se adquiriría mediante la modulación de la sinapsis, de modo que se forma-
ría gracias a la facilitación de las uniones sinápticas entre grupos neuronales que, a su vez,
representan aspectos singulares del entorno o del interior del propio organismo. Todas las
memorias son, pues, esencialmente asociativas: la información que contienen viene definida
por relaciones neuronales, no por moléculas, ni siquiera por neuronas individuales.
La experiencia actual se incorpora, a través de nuevas conexiones, a la red preestable-
cida o a redes que ésta misma activa. Cada nueva experiencia ocurre sobre un sustrato de
memoria antigua asociada con ella y por ella evocada, en virtud de su semejanza o concu-
rrencia previa, de suerte que lo nuevo evoca lo antiguo y, por asociación y consolidación, se
convierte en parte de ello mismo. La convergencia sincrónica es, en todo caso, el principio
clave para que se forme la nueva red, mediante la coincidencia temporal de la información
nueva con la de la red antigua reactivada.
Las pruebas disponibles indican que en los seres humanos y en los primates la memo-
ria se almacena en redes de neuronas corticales que se superponen y se hallan interconec-
tadas a lo largo y ancho de una amplia distribución. Puesto que la conectividad cortical
puede formar un número casi infinito de asociaciones, las redes potenciales son, asimismo,
casi infinitas.
Las redes de la memoria se forman y se expanden mediante la activación simultánea de
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conjuntos neuronales que representan informaciones y acontecimientos externos e internos,


incluidas las informaciones almacenadas en las regiones reactivadas de la memoria a largo
plazo. Estas redes permanecen abiertas durante toda la vida, sujetas a expansión y recombi-
nación por las nuevas experiencias. Al mismo tiempo, sus uniones conectivas y elementos
neuronales son vulnerables al envejecimiento.
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Psicopatología de la MEMORIA 55

TRASTORNOS CUANTITATIVOS DE LA MEMORIA


Se incluyen en este apartado las alteraciones de la memoria por exceso o por defecto de
la misma.

Hipermnesias
En el siglo XIX se describieron con frecuencia casos de incremento de la memoria bajo los
efectos de la hipnosis, así como en diversos estados patológicos. Se citaban casos de
pacientes «delirantes» capaces de expresarse con fluidez en un idioma extranjero larga-
mente no utilizado y que, aparentemente, habían olvidado. Se afirmó, por aquel entonces y de
forma categórica, que cualquiera bajo el influjo de la hipnosis sería capaz de rememorar los
acontecimientos con mayor éxito que en estado de vigilia. Si bien es cierto que algunas
experiencias inaccesibles a la rememoración voluntaria pueden ser recordadas en estado hip-
nótico (probablemente tras relajarse la inhibición emocional defensiva) hoy día se acepta que
el material previamente memorizado, por ejemplo una poesía, es igualmente rememorado en
estado hipnótico que en vigilia.
Por todos es sabido que las personas tienen una capacidad muy variable para memorizar
recuerdos dentro de unos límites de normalidad. Sólo cuando esa capacidad es extraordina-
ria y sirve para recordar un número muy elevado de datos (incluso altamente complejos), se
puede afirmar que estamos ante un caso de hipermnesia. Por tanto, puede definirse la hiperm-
nesia como el incremento anormal, total o parcial, de la capacidad de memorizar. Se han des-
crito memorias prodigiosas en personas con un coeficiente intelectual anormalmente bajo, los
idiots savants, y en otras con una particular facilidad para los cálculos mentales matemáticos,
aunque en este último caso es difícil distinguirlo de una capacidad intelectual elevada para
conceptos abstractos.
La hipermnesia suele referirse a la fase evocativa del proceso mnésico, aunque autores
como Pérez Villamil diferencian la hipermnesia aprensiva, la de fijación y la de conservación.
Son ejemplos de esta modalidad de hipermnesia evocativa los episodios fugaces con gran
riqueza de recuerdos, descritos en estados de excitación maníaca, en la taquipsiquia, en el
delirio febril y, ocasionalmente, en algunos casos de intoxicaciones exógenas y estados de
hiperactividad de la conciencia.
En general, el individuo hipermnésico activa con mayor facilidad y agudeza los recuer-
dos más antiguos, como aquellos ocurridos en la infancia, a la vez que presenta un déficit
aprensivo y de fijación.
En las llamadas hipermnesias parciales se incluyen las hipermnesias ideativas, en las
que la capacidad evocativa se encuentra selectivamente centrada en un hecho o idea, como
son los fenómenos obsesivoides e incluso las propias ideas delirantes y las afectivas. Así, en
la depresión se recuerdan más fácilmente las experiencias tristes, y en la manía, por el con-
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trario, las vivencias alegres.


También se incluye en este apartado lo que se conoce como memoria panorámica, des-
crita por Ribot. Se trata de una hipermnesia evocativa observada en personas que, por diver-
sas circunstancias, se encuentran en situaciones angustiosas y rememoran sus aconteci-
mientos vitales más sobresalientes con gran viveza, fenómeno este también descrito en las
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56 Introducción a la PSICOPATOLOGÍA

crisis uncinadas, en estados crepusculares epilépticos y en pacientes con tumores temporo-


esfenoidales.

 Memorias prodigiosas
Hay que mencionar aquí el caso «S» (S.V. Shereshevski), un periodista ruso que fue estu-
diado a lo largo de 30 años por el psicólogo soviético Luria (12), por poseer una extraordina-
ria memoria visual, eidética, así como una inusual capacidad sinestésica (se entiende por
«sinestesia» aquella situación en la que la estimulación de un órgano sensorial particular des-
pierta sensaciones en otro sentido), que contrastaba con una limitada capacidad de pensa-
miento abstracto.
Ocasionalmente, se observan memorias excepcionales entre matemáticos. Es famoso
el caso de un profesor de matemáticas en Edimburgo capaz de recordar una serie de veinti-
cinco palabras sin ninguna relación entre ellas, y tras un pequeño esfuerzo de memorización
recordar más de mil decimales del número .

 Hipomnesias
Se entiende por hipomnesia la disminución de la actividad mnésica, sin llegar a la pér-
dida total de la misma, consecutiva a la alteración de cualquiera de las fases del engranaje de
la memoria. A este trastorno contribuye decisivamente la disminución de la capacidad aten-
cional, como ocurre en ciertos trastornos psiquiátricos, como el obsesivo-compulsivo o la
enfermedad depresiva, en donde la atención, más que disminuida, se encuentra centrada en
las vivencias morbosas del individuo. Una notable hipomnesia de fijación se objetiva mediante
diversos tests en las fases incipientes de los procesos demenciales, en los trastornos del
estado de ánimo, en las oligofrenias y en todas aquellas situaciones de agitación-excitación en
las que se vean alterados los procesos implicados en la adquisición, procesamiento y/o
recuperación de la información.

Amnesias
Se entiende por «amnesia» la incapacidad de aprender nueva información con un nivel
de atención normal, o de rememorar información previamente aprendida, y no tiene lugar este
trastorno de forma exclusiva en el curso de un delirium o de demencia.
Existen diversos tipos de amnesia que se pueden clasificar según factores temporales,
de extensión, contenido, evolución y causalidad.

 Clasificación de las amnesias en relación con el tiempo


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Dentro del grupo de amnesias clasificadas en relación con el tiempo al que pertenecen
los recuerdos afectados, se pueden citar la amnesia anterógrada y la retrógrada.
La amnesia anterógrada o de fijación se caracteriza por la incapacidad para la aprehen-
sión-fijación de nueva información a partir del momento en que se instaura dicha amnesia.
Esta incapacidad para recordar una información ocurrida después de un momento temporal
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Psicopatología de la MEMORIA 57

concreto (p. ej., una lesión cerebral), se relaciona con la dificultad para aprender y adquirir
nuevos conocimientos.
La amnesia retrógrada o de evocación es la incapacidad para recordar información ocu-
rrida antes de un suceso, para recuperar información pasada, ya aprendida. En la amnesia
lacunar completa el individuo no recuerda nada de lo sucedido en un lapso de tiempo. Es un
tipo de amnesia presente tras períodos de trastornos del nivel de conciencia, como la obnu-
bilación, los estados confusionales o los estados de coma.

 Clasificación de las amnesias en función de su extensión


La amnesia sistemática afecta a recuerdos entre los que no existe ninguna asociación
de tipo temporal, y que no se hallan ligados por un contenido o componente afectivo común.
Las amnesias cualitativas parciales son aquellas que se dan sobre los recuerdos ligados
a una determinada función sensorial (vista, oído, olfato, etc.); son producidas casi siempre por
lesiones orgánicas, aunque también pueden ser de naturaleza psicógena.
Las denominadas amnesias selectivas se caracterizan por la imposibilidad de evocar
voluntariamente determinados recuerdos, que no se han destruido, puesto que son evocados
involuntariamente bajo los efectos de la hipnosis.

 Clasificación de las amnesias en función de su evolución


Cabe distinguir las amnesias reversibles de las irreversibles y, por tanto, permanentes, es
decir, aquellas que una vez instauradas persisten definitivamente. Una tercera modalidad en
relación con la evolución es la amnesia progresiva, que se observa sobre todo en los proce-
sos demenciales, y evoluciona en extensión abarcando progresivamente los recuerdos más
antiguos siguiendo la denominada ley de Ribot, esto es, los primeramente afectados son los
más recientes e inmediatos.
Las denominadas amnesias periódicas son amnesias disociativas que suelen aparecer en
los trastornos de personalidad múltiples o alternantes, ampliamente estudiados por Morton,
Prince y Janet, y que se caracterizan porque determinados recuerdos no sobreviven a la cri-
sis y, sin embargo, pueden ser recordados en una crisis análoga.

 Clasificación de las amnesias en función de su etiología


• Orgánicas. En el grupo de las amnesias en relación con su causa se distingue un pri-
mer grupo de amnesias debidas a trastornos o enfermedades orgánicas en contrapo-
sición a las amnesias afectivas. Dentro del primer grupo, Barbizet (1970) diferencia
dos grupos:

– Amnesias axiales. Abarcan los trastornos asociados a lesiones de estructuras impli-


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cadas en la memorización y recuperación de la memoria, esto es, el sistema reticu-


lar activador ascendente y el sistema límbico.
– Amnesias corticales. Incluyen los trastornos asociados a lesiones de las áreas
implicadas en el almacenamiento de la información, esto es, la corteza cerebral de
los hemisferios izquierdo y derecho.
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58 Introducción a la PSICOPATOLOGÍA

• Afectivas. Los factores emocionales desempeñan un papel determinante. Entre ellas


se encuentra la amnesia por ansiedad, que se da en situaciones de extrema ansiedad
o pánico.

 Formas clínicas específicas de las amnesias


AMNESIA POSTRAUMÁTICA
La amnesia postraumática es una de las formas más frecuentes de amnesia, y como su
nombre indica obedece a un traumatismo craneoencefálico. La amnesia sería el resultado de
varios factores entre los que se incluyen la pérdida de conciencia derivada del traumatismo, la
amnesia retrógrada, que puede abarcar desde unos pocos minutos a varias años previos al
trauma, y la amnesia anterógrada, de duración igualmente variable (Levin y cols., 1982). Se
define como el período de latencia, sin recuerdos, que transcurre desde el despertar del coma
hasta el momento en que la persona es capaz de reconocer a sus familiares, el entorno en que
se encuentra, a sí mismo, etc. Está muy matizado por el período confusional, habitual en el
caso de un traumatismo craneoencefálico o un accidente cerebrovascular.

AMNESIAS SECUNDARIAS A ACCIDENTES CEREBROVASCULARES


Se han descrito en lesiones que afectan al área del fórnix o del hipocampo. También la
afectación de las arterias cerebrales posteriores (y, por tanto, de las regiones temporales
mediales subsidiarias de dichas arterias) comúnmente provoca amnesia. Un accidente cere-
brovascular en el hemisferio dominante para el lenguaje también puede producir amnesia
(Benson y cols., 1974). La oclusión de la arteria cerebral posterior con frecuencia produce
algún grado de pérdida del campo visual, y originar el denominado síndrome de Anton, en el
que el paciente niega su estado de ceguera (Benson y Mcdaniel, 1991). Se ha constatado la
existencia de amnesias secundarias a la rotura de aneurismas en el territorio de la comuni-
cante anterior (Alexander y Freedman, 1984), y tras infartos talámicos mediales bilaterales
(Graff Radford, 1990).

SÍNDROMES DE AMNESIA TRANSITORIA


Las convulsiones epilépticas son causa frecuente de amnesia en la práctica clínica, y son
un hallazgo constante a nivel postictal. Los estados epilépticos temporales pueden producir
períodos prolongados de amnesia (Benson y McDaniel, 1991; Mayeux, 1979). La terapia elec-
troconvulsiva produce un período de confusión tras la convulsión, con la consiguiente amnesia
anterógrada y retrógrada, que tiende a resolverse tras el cese del tratamiento (Sackeim, 1986;
Weiner, 1986). Se han descrito pérdidas permanentes de la memoria de ciertos aconteci-
mientos ocurridos antes, durante o después del tratamiento electroconvulsivo. Sin embargo,
no hay estudios objetivos que demuestren la alteración de la capacidad de recordar o de adqui-
rir nueva información con este tratamiento (2). Factores como la administración bilateral, exce-
siva intensidad de corriente, sesiones muy próximas en el tiempo y altas dosis de anestésico
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barbitúrico parecen incrementar la intensidad de este tipo de efectos secundarios.

AMNESIA GLOBAL TRANSITORIA


Se caracteriza por la instauración aguda de una amnesia anterógrada de horas (media de
4,2 h) de duración en ausencia de focalidad neurológica o sintomatología epiléptica, con recupe-
ración posterior total a excepción de la persistencia de una amnesia lacunar del episodio (el
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Psicopatología de la MEMORIA 59

paciente no es capaz de recordar lo ocurrido durante el episodio) y un breve período de amne-


sia retrógrada permanente en la mayoría de los casos. A menudo se trata de un único episodio
(un 8 % tiene otro episodio, Hodges y Warlow, 1990). Se da preferentemente en varones de
mediana y avanzada edad (con frecuencia entre los 50 y 80 años), y su etiología es desconocida,
si bien desde su descripción por Fisher y Adams en 1958 se han implicado diversas causas,
como enfermedad cerebrovascular, epilepsia, migrañas, tumores cerebrales, hemorragia cere-
bral y sobredosis de drogas (Hodges y Warlow, 1990). Las tomografías cerebrales practicadas a
estos pacientes son normales, aunque estudios de flujo cerebral revelan una disminución de
flujo sanguíneo en regiones hemisféricas posteriores y temporoinferiores (Crowel, 1984).

AMNESIA PSICÓGENA
Consiste en la súbita incapacidad de recordar información personal importante, por lo
general de naturaleza traumática y de extensión demasiado grande como para que se pueda
atribuir a un «olvido», en ausencia de un trastorno orgánico cerebral. La disociación y la repre-
sión son los mecanismos tradicionalmente implicados en la génesis de estos trastornos. Se
desconoce la prevalencia de esta amnesia, también denominada «disociativa». En general, los
episodios de esta naturaleza se describen tras acontecimientos amenazantes para la vida o
situaciones psicológicamente inaceptables para el sujeto (desastres naturales, guerras, aban-
dono del cónyuge, etc.).
Clásicamente, estos episodios van acompañados de perplejidad, confusión y desorienta-
ción, junto con la aparente incapacidad de recordar por parte del paciente cierta información
e incluso su propia identidad. Al mismo tiempo, se observa una conservación total del inte-
lecto y una capacidad también conservada de retener nueva información. Este tipo de amne-
sia se instaura bruscamente, y tiene una duración de minutos a días, e incluso puede ser, en
ocasiones, más duradera.

TRASTORNOS CUALITATIVOS DE LA MEMORIA


Existe cierta discrepancia de abordaje de los trastornos cualitativos de la memoria por
parte de los distintos autores. Mientras que para la mayoría estos trastornos se limitan a las
alteraciones del recuerdo y del reconocimiento, otros como Cabaleiro Goas (1) los denominan
«seudorrecuerdos» o «falsas memorias», por su analogía con los trastornos perceptivos.
La alteración de estos trastornos cualitativos va a residir en el momento o fase de reco-
nocimiento del proceso mnésico en que ocurren, por lo que será necesario diferenciar los
casos en que la evocación y el reconocimiento se producen ante el mismo objeto que generó
la primera sensopercepción, de aquellos otros en que dichos momentos del proceso mnésico
tienen lugar sin la presencia del objeto que originó el recuerdo.
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Clasificación de las alteraciones cualitativas de la memoria


 Alomnesia o ilusión del recuerdo
En este trastorno se falsea el recuerdo provocando una rememoración errónea. El
paciente altera el contenido del recuerdo, rememorando las situaciones de una forma «equi-
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60 Introducción a la PSICOPATOLOGÍA

vocada». Lógicamente, la persona afectada no tiene conciencia de la alteración y se muestra


convencida de la veracidad de su recuerdo.
El trastorno posee una gran semejanza con el caso de la ilusión perceptiva. Aquí tam-
bién existe un objeto real, que es el recuerdo, pero éste es recordado «de otra manera».
Schneider (17) relaciona las alomnesias con las hipomnesias selectivas, en las que se
produce una distorsión cualitativa de los recuerdos, frecuentemente por causas emocionales.
Se sabe que la evocación normal puede alterarse de manera considerable en poco tiempo por
situaciones afectivas intensas.
Las alomnesias suelen presentarse en estados confusionales, en estados crepuscula-
res, en trastornos afectivos, tanto en estados maniformes como en pacientes depresivos
melancólicos y, ocasionalmente, en esquizofrenias paranoides, como expresión de su estado
delirante.

 Paramnesia o alucinación del recuerdo


Este fenómeno consiste en tomar por recuerdos auténticos fantasías de la imaginación.
Como afirma Schneider (17), «las fantasías adquieren el carácter de recuerdos». A esta alte-
ración, algunos autores la denominan «delirio de la memoria», pues el enfermo cree que lo
que le ocurre es el recuerdo de algo que ha sucedido realmente. Weitbrecht las denomina
«recuerdos delirantes», mientras que para Schneider son «seudomnesias».
Las paramnesias han sido descritas por la escuela francesa con el nombre de «fabula-
ciones», y por la escuela alemana (Pick) con el de «confabulaciones», constituyendo el tras-
torno de mayor entidad dentro del apartado que nos ocupa. Mientras que para autores como
Porot, ambas denominaciones serían la forma de designar al mismo fenómeno en cada una
de las escuelas mencionadas, otros como Delay y Pichot distinguen ambos conceptos: las
fabulaciones serían las producciones imaginarias que son tomadas como recuerdos, y la
confabulación, una variedad especial de la fabulación que producen los pacientes amnési-
cos. En cualquier caso, estos enfermos tratan de rellenar una laguna mnésica, pero de
manera inconsciente. En ningún caso tratan de falsear voluntariamente la realidad, lo que
sería el caso de la mentira.
Existe otra denominación que hace referencia al mismo fenómeno que la confabulación,
la «seudología fantástica». En ambos se produce una fabricación de recuerdos, y ambos
muestran el carácter reconstructivo y selectivo que tiene nuestra memoria cuando se trata de
evocar algún acontecimiento. Sin embargo, existen claras diferencias entre ellos: en el caso
de la seudología fantástica, la alteración consiste en referirse a hechos o narraciones com-
pletamente inventadas o fantaseadas a causa, principalmente, de una necesidad afectiva,
mientras que la confabulación, como ya se ha comentado, consiste en seudorrecuerdos que
surgen en el psicosíndrome amnésico (18). La seudología fantástica suele ser experimen-
tada en su mayor parte por pacientes histéricos o narcisistas que fabrican sus propios rela-
tos. Generalmente, estas «mentiras» suelen ser fácilmente detectables, pues son improbables
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y refutables. En cualquier caso, el mentiroso sabe que miente, que lo que dice «no es verdad»,
mientras que el fabulador «no dice la verdad pero no miente».
Las alucinaciones del recuerdo o paramnesias en la forma de fabulaciones o confabula-
ciones son observadas en la práctica clínica en los síndromes confusionales y, concreta-
mente, en el síndrome de Korsakoff. Con frecuencia el comienzo de este síndrome es la con-
tinuación de un episodio agudo de la enfermedad de Wernicke, aunque en ocasiones se
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Psicopatología de la MEMORIA 61

encuentra con la denominación síndrome de Wernicke-Korsakoff, caracterizado por ataxia,


oftalmoplejía, nistagmo y estado confusional en su inicio, para presentar posteriormente
amnesia anterógrada, confabulaciones y polineuropatía. La confabulación no es una caracte-
rística que esté presente siempre y en todos los casos, pero aunque su presencia no es un
requisito para el diagnóstico, con frecuencia concurre en este síndrome. También pueden apa-
recer las paramnesias en procesos demenciales inespecíficos.

 Criptomnesia o alteración en el reconocimiento


Se trata de una ilusión del recuerdo en la que la percepción de un objeto, que es percibido
por primera vez, provoca en el individuo la vivencia de que ya ha sido anteriormente perci-
bido por él mismo; o por el contrario, un objeto repetidamente percibido, es experimentado
por éste como nunca percibido.
Para Perpiñá y cols. (1987) la criptomnesia hace referencia a aquella experiencia en la
que un recuerdo no es experimentado como tal sino que, por el contrario, se cree que es
una producción original, vivida por primera vez; es decir, se ha producido un fallo en el reco-
nocimiento y la sensación de familiaridad está ausente.
Estos fenómenos se denominan como: «lo ya visto» (déjà vu) y «lo nunca visto» (jamais
vu). Relacionados con ellos, se encuentran el déjà entendu, en el que un comentario, que no
se había oído nunca antes, se considera de forma incorrecta como una repetición de una con-
versación previa, y el déjà pensé, en el que un pensamiento que nunca antes se había tenido,
se considera erróneamente como la repetición de un pensamiento anterior.
Otro tipo de criptomnesia es la denominada síndrome de Capgras o ilusión de Sosías,
consistente en un reconocimiento incompleto y dudoso, por ser una mezcla del sentimiento
de lo «ya visto» y de lo «nunca visto». También se ha denominado síndrome del impostor o
ilusión del doble. Se caracteriza por la creencia de que alguna persona es realmente el
«doble» de quien dice ser. El nombre está tomado de un personaje de la mitología griega, en
donde Mercurio adopta la apariencia de Sosías, sirviente de Anfitrión, para conquistar a la
mujer de éste. Esta alteración es poco frecuente, se desarrolla casi siempre en el marco de
una psicosis paranoide e implica sólo a personas que son relevantes para el paciente.
Tanto el déjà vu como el jamais vu pueden presentarse en personas normales, sobre todo
en la juventud o bajo condiciones de fatiga. Sin embargo, parece más común el primero, y
aunque en términos fenomenológicos son semejantes, el jamais vu es menos comprensible.
Aunque el individuo conoce una determinada situación, no experimenta ninguna sensación de
familiaridad (reconocimiento) respecto a la misma. Las criptomnesias suelen darse con carác-
ter paroxístico en algunos epilépticos, en el aura de las crisis temporales. Aunque no son fre-
cuentes, pueden estar presentes en el inicio de algunas crisis de angustia. Excepcionalmente,
se han descrito algunos fenómenos de jamais vu en pacientes esquizofrénicos.

 Ecmnesia
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Esta denominación ha sido atribuida a Pitres, al observar que pacientes histéricos e indi-
viduos en estado de hipnosis provocada parecían perder la noción de su personalidad pre-
sente, continuando con la que tenían en el mismo momento de interrumpirse su memoria. Su
conducta y su conversación respondían como si, en realidad, estuvieran viviendo en otra
etapa anterior en la vida.
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62 Introducción a la PSICOPATOLOGÍA

Para Cabaleiro, la ecmnesia constituye un fenómeno híbrido entre las paramnesias y las
criptomnesias. En cualquier caso, es un hecho muy poco frecuente, que se puede observar
en algunos estados de histeria, en estados confusionales oníricos y en determinadas intoxi-
caciones.

EXPLORACIÓN DE LA MEMORIA
La evaluación objetiva de la capacidad mnésica puede realizarse siguiendo diferentes pro-
cesos y niveles de concreción, según el cuadro que se quiere evaluar y de las necesidades del
profesional.
El enfoque neuropsicológico tradicional fue el de realizar a la persona una batería están-
dar prediseñada (p. ej., baterías neuropsicológicas de Luria-Nebraska, y de Halstead-Reitan)
que ofrecía el perfil de rendimiento a lo largo de las diferentes áreas cognitivas. Sin embargo,
la mayoría de estas baterías clásicas ofrecen pocos o ningún subtest específico para la
evaluación de la memoria en cualquiera de sus modalidades. Por ello, se han editado y
comercializado con posterioridad baterías específicas para medir exclusivamente esta habi-
lidad. A pesar de ello, la tendencia de la neuropsicología actual es la de diseñar una batería
de tests o subtests adaptada a las características concretas del paciente y de su situación
clínica, así como del tiempo disponible para la evaluación. A continuación se exponen las
diversas posibilidades de evaluación y las características de las pruebas disponibles en la
actualidad.

 Aspectos preliminares
Como en cualquier evaluación psicológica, es necesario tener en cuenta que durante la
exploración son necesarias unas condiciones ambientales propicias (ambiente sin ruidos ni
interrupciones, temperatura adecuada). En la selección de las pruebas, es imprescindible
tener en cuenta la edad del paciente, su nivel formativo premórbido, y posibles condicionan-
tes físicos (p. ej., visión limitada, falta de movilidad en la mano dominante, tics motores, nivel
de estabilidad dentro de la patología psiquiátrica). Finalmente, tanto el grado de motivación
y/o apatía del paciente como la pericia y experiencia del examinador pueden condicionar y
alterar significativamente los resultados de rendimiento obtenidos en las pruebas realizadas.
No en vano, uno de los esfuerzos actuales por parte de la neuropsicología es el diseño de
pruebas objetivas para identificar simuladores o personas que pueden estar exagerando su
trastorno mnésico.

 Pruebas de cribado
En la práctica clínica habitual se dispone de la posibilidad de realizar una exploración muy
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somera del estado mnésico del paciente. Aunque posteriormente se deba recurrir a explora-
ciones más sofisticadas, una primera evaluación puede avanzar datos de gran interés clínico
sobre el nivel de memoria que está afectado y el impacto de éste sobre la vida del paciente.
Para ello, puede recurrirse al clásico método de realizar una buena entrevista clínica, pero
cabe también la posibilidad de realizar pruebas de cribado, que exigen un relativamente limi-
tado conocimiento o experiencia previa.
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Psicopatología de la MEMORIA 63

Algunos ejemplos de exploración informal de algunas cualidades de la memoria son los


siguientes (19):

• Memoria anterógrada verbal. Recuerdo de un nombre y dirección transcurridos 5 s.


Recordar una conversación previa mantenida con el clínico.
• Memoria anterógrada no verbal. Aprender un recorrido por el pasillo. Memoria de
caras.
• Memoria retrógrada. Recordar acontecimientos históricos: elecciones, guerras en el
país, cantantes famosos.

En el caso de la exploración de una posible demencia, el profesional suele recurrir a las


pruebas de cribado disponibles:

• Mini Mental Status Examination (MMSE). Requiere un máximo de 15 min de adminis-


tración y 5 de corrección. Incluye ítems de valoración del estado cognitivo general de
la persona, y únicamente dos ítems que evalúan la memoria de fijación. Sin embargo,
ofrece información preliminar valiosa para planificar una valoración posterior más deta-
llada.
• Cambridge Mental Cognoscitive (CAMCOG). Forma parte de un protocolo estándar
de valoración psiquiátrica (Cambridge Mental Disorders for the Elderly Examination,
CAMDEX) que fue específicamente diseñado para la evaluación en personas ancianas
con posible diagnóstico de demencia. Es igualmente una prueba de exploración del
estado cognitivo general del paciente. Incluye ítems específicos de evaluación de
memoria verbal de fijación a corto y a largo plazo, memoria semántica, memoria epi-
sódica y memoria de trabajo, entre ellos, los recogidos por el MMSE. El tiempo de rea-
lización aproximado es de 40 min.

 Valoración neuropsicológica
Una adecuada estimación de los niveles de memoria afectados y su cuantificación requie-
ren una exploración neuropsicológica más exhaustiva. A continuación se exponen algunos de
los tests existentes que han sido validados y comercializados en castellano:

• Entrevista de Memoria Autobiográfica. Diseñada originalmente por Wilson y Badde-


ley, ha sido traducida al castellano y es una herramienta válida para guiar al profesio-
nal en la exploración y recopilación de datos autobiográficos del paciente de una forma
estructurada.
• Weschler Adults Intelligence Scale (WAIS-III). La nueva escala revisada en el año
2000 permite la obtención de un índice de memoria de trabajo con la aplicación de
tres de sus subtests (dígitos, letras y números, y aritmética), sin necesidad de reali-
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zar la batería completa. Está indicada para personas mayores de 16 años.


• Test Barcelona de exploración neuropsicológica. Esta batería incluye algunos subtests
específicos para la valoración de la capacidad mnésica del paciente, incluyendo prue-
bas tipo de memoria de textos con buena normalización por subgrupos en función de
la edad y también del nivel formativo previo. Para personas a partir de los 20 años.
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64 Introducción a la PSICOPATOLOGÍA

• Batería neuropsicológica de Luria-Nebraska. Esta batería permite la estimación de un


Índice de Memoria con la administración parcial de algunos de sus subtests. Consti-
tuye una alternativa para la exploración de aspectos como el control mnésico que no
recogen otras escalas, y ofrece al profesional formatos alternativos y equivalentes
entre sí que facilitan la reevaluación del paciente, si fuese necesario.
• Test de Aprendizaje y Memoria Verbal (TAVEC). Es un test de aprendizaje y memoria
verbal de una lista de palabras que guardan entre ellas una relación semántica. Ofrece
al profesional estimaciones de memoria verbal de fijación, aprendizaje con repetición,
memoria a corto y a largo plazo, el efecto de interferencia en la memoria, y formatos
de reconocimiento y categorización, para estimar si éstos benefician al paciente en la
recuperación de la información aprendida. Se administra únicamente a adultos, pero
recientemente se ha publicado también la versión equivalente para niños y adolescen-
tes (TAVECI).
• Test de la figura compleja de Rey-Osterreith. Evalúa la capacidad de la persona para
reproducir, cualitativa y cuantitativamente, una figura geométrica compleja que copió
3 min antes. Existen varios sistemas de corrección e interpretación de la prueba, que
ofrecen información adicional muy útil al profesional, pero que no han sido publicados
en castellano.
• Batería de memoria TOMAL. Permite la evaluación de la memoria en todas sus moda-
lidades sensoriales y temporales en niños y adolescentes de edades comprendidas
entre 5 y 19 años. Consta de 14 subtests verbales y no verbales, y el profesional nece-
sita 45 min para la realización.
• Weschler Memory Scale (WMS-III). La comercialización de la versión adaptada y nor-
malizada en español se ha iniciado en el año 2004. Ofrece 11 subtests para la explo-
ración de la memoria en sus diferentes modalidades, para adultos de edades com-
prendidas entre 16 y 90 años. Si bien la administración de toda la escala es costosa
en términos de tiempo (administración de hora y media), permite la posibilidad de
seleccionar algunos subtests para obtener índices concretos de aspectos parciales
de la memoria.
• Test de memoria conductual de Rivermead. Es una batería originalmente creada para
la exploración de la memoria en pacientes que han sufrido un traumatismo craneal.
Presenta la gran ventaja de incluir tareas cognitivas directamente relacionadas con la
vida cotidiana del paciente, y permite evaluar el impacto funcional de los déficit de
memoria. Sin embargo, a pesar de su comercialización en nuestro país, algunos de los
materiales no han sido traducidos y adaptados-normalizados a los criterios de la pobla-
ción española.
• Cuestionario de quejas de olvidos cotidianos. Facilita una estimación estructurada
del impacto funcional de los problemas de memoria en la vida cotidiana del paciente.
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Así, resulta de gran utilidad en la planificación de la posible intervención posterior.


Incluye un cuestionario para ser completado por el propio paciente, y una versión equi-
valente para ser completada por un familiar o cuidador. De este modo, el profesional
puede obtener información de la conciencia del paciente sobre su capacidad o afec-
tación (insight), y establecer el nivel de discrepancia al compararlo con la estimación
de esta tercera persona.
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Psicopatología de la MEMORIA 65

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