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Segundo módulo

La jerarquía
Es imposible amar genuinamente sin antes recibir… para aprender a
amar es importante aprender a recibir y de las primeras personas que se
recibe es de nuestros padres. La mayoría de los seres humanos poseen
cierta resistencia a la palabra “Jerarquía”, curiosamente su significado
etimológico es “orden sagrado”, “orden divino”, la jerarquía entre
padres e hijos va… del padre que es el grande… a los hijos que son los
pequeños.
El universo existe en un orden determinado de jerarquías, cada
constelación del cielo tiene un conjunto de estrellas que la forman y
que mantienen cierto ritmo y distancia entre ellas… de la misma
manera la vinculación con los padres posee un orden superior y
sagrado que hace que la vida fluya en dirección del amor y cuando
no se respeta ese orden, la vida se queda estancada produciendo
caos, dolor y sufrimiento. Impidiendo el disfrute del amor, porque se
tiene pleno desconocimiento de él.
Es importante tomar el amor de los padres, recibir todo lo que nos dan,
porque ellos nos otorgan la vida; por lo tanto nuestro mayor vínculo es
con ellos. Es imposible tener un amor en igualdad con nuestros padres,
porque se rompería el equilibrio que existe naturalmente entre dar y
recibir… por el contrario de ellos sólo se recibe, es por esta razón que
las sociedades en donde este vínculo es inverso (los hijos dan y los
padres reciben) se convierten en sociedades donde reina la violencia y la
insatisfacción.
La prioridad de los anteriores
Todos estamos más tranquilos si asumimos “nuestro
lugar”. Lo que ayuda es que cada quien esté en el lugar
que corresponde, tan simple como que los padres estén
en el lugar de los padres, y los hijos en el lugar de los
hijos.
A veces se mira a un hijo como si fuera el padre.
Desde el enfoque fenomenológico de Bert Hellinger, el ser se
rige por el tiempo, y los anteriores tienen prioridad sobre los
posteriores. Esta ley puede parecer “jerárquica” pero
constituye un modelo de igualdad, ya que la “prioridad” está
dada porque cada miembro, en el transcurso de su vida, tiene
las mismas posibilidades de desarrollarse.
Este principio está relacionado con el tiempo, el peso
y la función que cada persona ocupa en la familia.
> Tiempo: la prioridad pasa de arriba hacia abajo, siguiendo los conceptos de
anterioridad y posterioridad.
> Peso: la relación entre el padre y la madre es lo más importante en una familia,
luego viene la relación de los padres con los hijos y luego las relaciones con los
demás miembros de la red familiar.
> Función: entre los padres hay una jerarquía particular, ya que dado que éstos
siempre se encuentran al mismo nivel, su jerarquía resulta de su función, por
ejemplo, de quien es el responsable de la seguridad en la familia.
Orden y la Jerarquía en nuestro Sistema Familiar.
Todo en el universo está pensado en un perfecto orden y espacio. Gracias a la existencia del
tiempo, la vida humana tiene un inicio: el nacimiento y un final: la muerte.
¿Alguna vez te ha pasado que te has vuelto amiga de tu madre y te cuenta sus cosas
como si fueras una persona de confianza en vez de ser la hija?
¿Alguna vez te has sentido responsable de tu núcleo familiar de origen, como si tú
fueras el padre o la madre de tus padres, en vez de ocupar tu lugar de hij@?
O incluso con los abuelos, ¿Te has sentido mayor que ellos, como si ellos estuvieran en
una actitud de niños y tú de adulto adquiriendo responsabilidades que no te
corresponden?
g
Dice Brigitte Champettier de Ribes:
“El orden es lo primero. El respeto al que estaba antes nos lleva a la conexión con lo que
siempre estuvo, con ese algo más grande que lo piensa y lo mueve todo tal como es, con el
mismo amor hacia cada uno.
El orden crea la conexión. El crecimiento personal, o espiritual, sólo puede darse en la
persona que está ordenada, que está en su lugar. Mientras no esté en su sitio, la persona no
conecta con la realidad ni conecta con el espíritu y se crea un mundo espiritual que no es
más que la sustitución de los padres que no ha tomado.”
Ejercicio

Una vez has hecho esta observación respecto a la madre, puedes


dirigir tu mirada hacia tu padre y repetir el ejercicio de la misma
manera.
Cuando conseguimos estar en nuestro lugar de hijos es cuando
más fuerza tenemos para estar en la vida, con la mirada adulta que
nos corresponde, con el asentimiento a todo y a tod@s.
Lo mejor de todo es, que cuando nosotros nos
colocamos en nuestro lugar, automáticamente el
resto de la familia se coloca en su lugar.
Los padres son los grandes y los hijos son los pequeños, los padres son los
primeros y es un orden universal y aunque los hijos amen con todo su ser a sus
progenitores… jamás el amor tiene la misma fuerza que la de los
grandes… ellos con su unión nos dieron lo más grande que poseemos LA
VIDA y jamás se la podremos devolver, son nuestras raíces. Sólo se puede
experimentar la fuerza de dicho amor, pasando la vida a los hijos para que la
fuente de amor siga fluyendo infinitamente sin estancarse… ocurriendo ahora el
milagro de ser el grande ante los descendientes.
Recibe de tus padres Todo y agradece lo que te dan y lo que
te dieron, se lo que sea…hónrales con todo tu ser… esa es
la única manera de que tu vida siga su curso natural al amor
y puedas dar a tus hijos, a tu pareja y a todos con verdadera
entrega… porque sólo el que siente que ha RECIBIDO
tiene sus manos llenas para DAR.
Cuando dirigimos esta misma observación a otros
sistemas a los que pertenecemos, como sería en las
empresas, esto también ocurre. Siempre los últimos
en llegar han de ponerse al servicio de los anteriores
para que se genere un ambiente de paz y harmonía.
Un ejemplo que se me ocurre, es en una empresa donde de repente llega la
nueva incorporación de un director, este director consecuentemente será una
nueva energía para la empresa.
Ahora bien,
¿De qué dependerá que fluya la paz y la harmonía entre el grupo?
Dependerá que el nuevo director respete que es el último en llegar y que por
consiguiente los anteriores tienen más antigüedad que él.
Si esta persona respeta la jerarquía por antigüedad y se dispone a estar al
servicio de los anteriores, los trabajadores le respetarán y harán todo lo
posible para que la empresa vaya hacia adelante, con gratitud. Si por el
contrario, el nuevo director pretende no atender las necesidades de los
empleados, despreciando el conocimiento que tienen sobre su puesto de
trabajo y de la empresa, lo más probable es que reine una energía de discordia
y una ambiente muy difícil para desarrollar el trabajo.

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