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SANTISIMA TRINIDAD

Por:
Carlos Díaz
Espejel

“… en el nombre del Padre y del Hijo y


del Espíritu Santo” (Mt 28:19).
Hay una canción antigua que dice en su entrada:
“Tres cosas hay en la vida”.
Y para el católico existen:
Tres Divinas Personas.

“El Padre es Dios,


el Hijo es Dios y
el Espíritu Santo es Dios,

y sin embargo no hay tres


dioses, sino un solo
Dios”.
El misterio de la
Santísima Trinidad, es
el misterio central de
nuestra fe, pues es el
misterio de Dios en Sí
mismo.

En esta Trinidad, las Personas tienen la misma


naturaleza, la misma divinidad, la misma eternidad,
el mismo poder, la misma perfección. Cada una
está totalmente contenida en las otras dos, pues
hay una comunión perfecta entre ellas.
Sin embargo, las personas de la Santísima Trinidad
son distintas entre sí, dada la diversidad de su misión:
➢Dios Hijo -por quien son todas las cosas- es
enviado por Dios Padre, es: nuestro Salvador.

➢Dios Espíritu Santo -en


quien son todas las cosas-
es el enviado por el Padre y
por el Hijo, es:
nuestro Santificador
Podríamos preguntarnos:

❖ ¿Si no existieran, nos afectaría en algo?

❖¿Cambiaría, en algo, nuestra vida de fe?


¡Desde luego que sí!

Veamos por qué.


En la Biblia dice:
“Dijo Dios: Hagamos al
hombre a nuestra imagen
y semejanza”. Gen.1, 26.

La palabra “Hagamos”,
nos está indicando que
hay más de una persona,
ya en el principio existían
las Tres Divinas Personas
en un solo Dios.
Todo el Antiguo Testamento nos hace mención de
Dios Padre en muchas formas y manifestaciones.
Jesús, en el nuevo Testamento, nos habla del Amor
del Padre, que se lo manifiesta a los Apóstoles.
En el Evangelio de Mateo 3:16-17.
nos menciona la presencia de las
Tres Personas de la divinidad:
16.Una vez bautizado, Jesús salió
del agua. En ese momento se
abrieron los Cielos y vio al Espíritu
de Dios que bajaba como una
paloma y se posaba sobre Él.
17.Al mismo tiempo se oyó una voz
del cielo que decía: «Este es mi
Hijo, el Amado; éste es mi Elegido.»
Esto se resume en EL CREDO, que dice:

• Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso;


• Creo en Jesucristo, su único Hijo;
• Creo en el Espíritu Santo.

Los Apóstoles ya hacían mención de las Tres


Divinas Personas, por eso la iglesia lo toma como
un Dogma.
Si sólo existiera Aquél al que llamamos Dios
Padre, quizá lo llamaríamos así por habernos
dado la existencia, pero no nos atreveríamos a
llamarlo “Abba”, papi, papito, como nos lo enseño
Jesús en el Padrenuestro.

No sentiríamos la confianza y cercanía que le


tenemos, y más bien nos sucedería como a Su
pueblo en el Antiguo Testamento, que aunque le
llamaban Padre, le temían porque no veían el Él
al papá amoroso, sino a un Dios Todopoderoso,
castigador y justiciero, que podía aniquilar a su
pueblo con el soplo de su aliento.
Alguien a quien no se podía ver y del que no se
podía pronunciar su nombre. Dios se describe a Sí
mismo como “compasivo”, “misericordioso”, pero
si nunca se hubiera encarnado, no hubiéramos
experimentado Su compasión y su misericordia,
podemos creer que nos contempla compasivo desde
el cielo, como quien ve llover y no se moja y no
hubiéramos comprobado que de verdad padeció con
y por nosotros.
Su encarnación nos da la certeza de que Dios
sabe lo que se siente
someterse al tiempo, al espacio;
pasar frio, hambre, sed;
tener sueño, cansancio, llorar;
ser traicionado, abandonado, etc.

Por otra parte, si no hubiera existido el Hijo, jamás


hubiéramos conocido la

“COMPACIÓN y MISERICORDIA AMOROSA


DE DIOS”.
DINÁMICA
“Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su
único Hijo, para que todo el crea en Él no
perezca sino que tenga vida” San Juan (3, 16-18).

Jamás hubiéramos
sabido que Dios
nos ama a tal
grado que fue
capaz de enviar a
Jesús para
rescatarnos del
pecado y de la
muerte.
La existencia de Dios Hijo nos ha permitido
experimentar la grandeza del amor divino y
conseguir algo, que por nosotros mismos, jamás
hubiéramos alcanzado: la salvación, saldar con
Dios la deuda de nuestros pecados.

Resulta claro por qué necesitamos a


Dios Padre y a Dios Hijo.
Si solo existieran dos Personas Divinas,
¿Nos bastarían solamente las dos?
No, porque nos hubiéramos sentido al margen
contemplando Su mutuo amor; un amor del que no
hubiéramos creído que pudiéramos participar
plenamente.
Y cuando Jesús volvió al cielo, luego de Su breve
paso por este mundo, nos hubiéramos sentido
desamparados, vacíos, sucios, con una fe
incompleta.
Y no fue así.
Gracias al Espíritu Santo, que
nos comunica su Amor Divino,
amor completo y total. Único.
Por el Espíritu Santo
podemos integrarnos a la gran
familia del Padre y del Hijo.
El Espíritu Santo, nos da la vida, nos ilumina, nos
guía, nos acompaña e intercede por nosotros, nos
permite entrar en la dinámica del AMOR DIVINO,
para recibirlo y a la vez comunicarlo, lo cual nos hace
plenos, completos. En He.2,1-4, nos habla San
Lucas del día de Pentecostés con la llegada del
Espíritu Santo.
Por el Bautismo estamos
unidos a la SANTISIMA
TRINIDAD.
“Yo te Bautizo en Nombre
del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo”. (Mt 28, 19).
NO dice [en los nombres de
estos], queda claro que no hay
más que un solo Dios:
el Padre todopoderoso,
su Hijo único y
el Espíritu Santo:
LA SANTISIMA TRINIDAD.
Toda la historia de la salvación no es otra cosa que
la historia del camino y los medios por los cuales el
Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu
Santo; se revela, reconcilia a los hombres,
apartados del pecado, y se une a ellos.
Cada año, después de haber celebrado la
Pascua, la Ascensión del Señor y
Pentecostés, llega la Solemnidad de
Santísima Trinidad, que como el gran final
de una obra magistral que mueve a los
espectadores a ponerse de pie para
reconocer con el mayor aplauso la
excelencia de los actores principales, nos
mueve a agradecer y alabar la existencia de
las Tres Divinas Personas y su intervención
en nuestras vidas.
Gran oportunidad que nos da la iglesia para
revalorar el bien incomparable de poder contar
siempre y tanto como lo dice San Pablo en su carta
a los Corintios (13, 13) “Con la gracia de Nuestro
Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la
comunión del Espíritu Santo”.
Jesucristo en la Institución de la Eucaristía hace
presente a las Tres Divinas Personas; cuando dice:

; “ESTE ES MI
CUERPO”. Presencia de
DIOS PADRE. “ESTA
ES MI SANGRE”.
Presencia de DIOS
HIJO. “HAGAN ESTO
EN MEMORIA MIA”.
Presencia de DIOS
ESPÍRITU SANTO.
Para entender este gran Misterio, a
nuestra razón:
La Santísima Trinidad es
simbolizada como un triángulo. Cada
uno de los vértices es parte del mismo
triángulo y sin embargo cada uno es
distinto
Podemos simbolizar como una vela
encendida:
La vela en sí misma simboliza al
Padre, la cera que escurre es el Hijo,
que procede del Padre y la llama
encendida es el Espíritu Santo. Los
tres son "vela", pero son distintos
entre sí.
¿Que hacemos al persignarnos?
"En el nombre del Padre
y del Hijo y
del Espíritu Santo“

Cada vez que


hacemos la Señal
de la Cruz sobre
nuestro cuerpo,
recordamos el
misterio de la
Santísima Trinidad.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de
Dios y la comunión del Espíritu Santo sean
con todos vosotros» (2 Co 13:13).

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