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IMÁGENES PASTORALES EN LA BIBLIA (CESAR CARAHUACHIM)

El presente trabajo aborda el tema de imágenes pastorales en la Biblia. Diversas imágenes


de Dios han sido hechas en cada cultura, así como también en la Biblia, ya que ésta fue
escrita en el contexto del Antiguo Próximo Oriente y Grecia. Este trabajo identifica las
imágenes pastorales en Sumeria, Asiria, Babilonia, Egipto y Grecia, destacando
similitudes y diferencias en sus usos entre estas naciones e Israel, y entre el Antiguo y
Nuevo Testamento. En este análisis, se distingue el uso del término ―pastor como
ocupación de otros usos del término transferidos a la divinidad, a los reyes y gobernantes,
así como también se distingue del uso Mesías-Pastor de las funciones pastorales del
liderazgo cristiano primitivo. El trabajo invita a imaginar a Dios con otras imágenes más
relevantes para la vida y cultura latinoamericana, tales como: Dios-Acompañante, Dios-
Multiculturalizador/a, Dios-Pacificador/a y Dios-Madre.
el trabajo se divide en tres partes. Primero, un análisis de las imágenes pastorales en el
contexto socio-religioso, cultural y político del Antiguo Próximo Oriente (APO) y Grecia.
Segundo, un análisis de las imágenes de Dios en la Biblia en el Antiguo Testamento (AT) y
el Nuevo Testamento (NT). Tercero, una invitación a imaginar a Dios con otras imágenes
desde América Latina.
Concepto de imagen: una figura, una representación mental de una persona o cosa. algo
imaginable, el acto de imaginar, entendiéndola en el sentido de Sartre (1967) un tipo de
conciencia, un acto o conciencia de algo.
Pastor: Roeh y Poimen, Los propósitos de las imágenes divinas incluyeron ser la residencia
de dios, ser objeto de adoración y el estimular la veneración del pueblo creyente.
En el APO el término se emplea en tres sentidos.
Primero, para designar a una persona que pastorea un rebaño.
Segundo, se emplea el término para referirse a la divinidad, es decir, el concepto de pastor
de rebaño se trasfiere a la divinidad, siendo usado como un título de honra.
En tercer lugar, se emplea el término como un título para el gobernante o para referirse a
un funcionario suyo en Egipto, transfiriéndose así el concepto de pastor de un rebaño a los
gobernantes.
Cabe destacar que se emplea la imagen pastoral para legitimar una monarquía centralizada.
Se usa el cayado del pastor como señal de poder y eminencia del gobernador. Platón
compara a los gobernantes de las ciudades estado con los pastores que cuidan el rebaño.
El título de pastor para un rey fue uno de honra, pero también de carga moral, pues
reflejaba expectativas sobre el trato justo a su pueblo, ya que aparece en contextos donde la
justicia es demandada. Así, pastorear estriba en un sinónimo de gobernar. El pueblo es visto
como el rebaño y el rey como su pastor.
Imágenes pastorales en el antiguo testamento
En el AT se emplea el término pastor con cuatro sentidos, de manera similar al APO
aunque con diferencias importantes.
Primero, para referirse a la ocupación, el oficio de ser pastor de animales.
Segundo, se usa el término pastor en el AT como título para Dios y para representar la
relación con su pueblo. Así pues, se transfiere el concepto de pastor a Dios, donde el
cuidado del pastor por el rebaño es conceptualizado como la relación de Dios con su
pueblo. La imagen de Dios-Pastor es empleada con frecuencia en el AT. Poéticamente, los
Salmos retratan el cuidado de Dios a Israel con la imaginería pastoral (Sal. 23,1-4; 28,9;
68,11) y los profetas tardíos (exílicos y postexílicos) destacan el carácter ético y la función
sociopolítica del pastor divino (Is. 49,9-10; Jr. 23,3; Mi. 2; 12s; 4,6-7; 7,14). Así, la imagen
pastoril es empleada en el culto para representar la relación de Dios con Israel (Sal. 79,13;
95,7; 100,3; 119,176; 121,4).
Tercero, se usa el término pastor para referirse a los reyes y jefes nacionales, ya que,
como se ha visto, en el contexto socio-político y religioso del APO, pastorear es un
sinónimo de gobernar.
los profetas tardíos llaman pastores a los líderes nacionales, puesto que se producen en un
contexto histórico en que pastorear equivale a gobernar. En este sentido, los profetas tardíos
denuncian y condenan a los líderes nacionales como pastores infieles, que abusan del
rebaño a su cuidado.
cuarto, se usa el término pastor como un título para aquel que ha de venir, al enviado. Es
decir, el concepto de pastor es trasferido al Mesías.
Imágenes pastorales en el judaísmo tardío
El judaísmo tardío continuó usando el término pastor en los cuatro sentidos que en el AT.
Primero, para el oficio de pastor, pero con un tinte negativo. Los rabinos tenían una lista
de ocupaciones de gente tramposa y ladrona en la cual estaba el pastor.
Segundo, se usa la imagen del pastor para Dios (1 Enoc 89,22.28) quien llevó a su
rebaño en el éxodo fuera de Egipto y por el desierto (Corriente & Piñero, 1984), y como
título para Dios,
Tercero, se usa el término pastor para referir a los jefes y maestros de Israel que son
esenciales para la preservación de la ley, 4 Esd. 5,18 y 2 Ba. 77,13, respectivamente
(Metzger, 1983 y Klijn, 1983).
cuarto, se usa el término para referir al Mesías que ha de venir. En 4 Esd. 2,34 Dios
llama a las naciones a esperar a su mesías quien les dará descanso.
Imágenes pastorales en el nuevo testamento.
Primero, al igual que en el APO y el AT, se usa el término para referirse al oficio de
pastor de animales, una ocupación independiente de mucha responsabilidad.
Segundo, se emplea la imagen del pastor para comparar la alegría de Dios en Mt. 18,12-
14 y Lc. 15,3-7. Éstos son los únicos textos del NT, donde se compara la alegría de un
pastor que encuentra a su oveja perdida, con la alegría que Dios siente por un pecador que
se convierte (Mt. 18,14; Lc. 15,7) y que se integra a la comunidad.
Tercero, se emplea la imagen del pastor para representar a Jesús como el Pastor-Mesías
prometido y esperado.
El resto del NT emplea tres veces la imagen del pastor para explicar la unicidad de Jesús
como Pastor en relación con su rebaño y a los otros pastores de su grey, y emplea una
sola vez esa imagen para referir a los responsables de las comunidades cristianas y sus
tareas.
Imágenes de Dios desde el contexto
El término pastor evoca entre los creyentes las cualidades de Dios como Pastor en la Biblia.
Dicha imagen de Dios como Pastor fue un producto religioso y cultural del APO y un
constructo teológico en la tradición profética del AT ante el típico estilo palaciego de su
empleo para la divinidad y los gobernantes.
La imagen es aquella que refleja a Dios acompañante, presente e identificado con el lado
del sector pobre y excluido de la sociedad.
Segundo, otra imagen es Dios como multiculturalizador, quien moviliza a la sociedad de
una concepción monocultural a una multicultural. La sociedad monocultural rechaza los
derechos culturales de otras culturas en su medio, y así las oprime por medio de prácticas
sociales y leyes que refuerzan ese tipo de sociedad.
En la región es necesario imaginar a Dios como pacificador, que reconcilia a personas y
sociedades violentadas por sectores internos y externos. Paradójicamente, es la imagen que
menos se retrata en la imaginería religiosa (pinturas), ya que las imágenes y los discursos
religiosos en la región mayormente conllevan violencia religiosa, de tipo guerrera, con
espadas y legitimando la destrucción de pueblos –que en ellas rechazan el evangelio.
Dios como mujer es necesario reinterpretar las imágenes recibidas en la tradición
judeocristiana, de manera que Dios pueda entenderse también como soberana, creadora,
madre, salvadora, sustentadora, pastora, proveedora, protectora, consoladora, sanadora,
jueza y así. De esta manera, la comprensión de Dios se enriquece y se abre a nuevos
conceptos correspondientes a toda la humanidad, particularmente al históricamente
excluido género femenino, pero que está haciendo fecundas y creativas reformulaciones a
temas cristianos (Tamayo, 2004).
TRINIDAD (LEONARDO BOFF)
La afirmación quizás más trascendental del cristianismo sea ésta: en el principio no está la
soledad del uno, sino la comunión de tres personas eternas: Padre, Hijo y Espíritu
Santo; en el primer principio rige la comunión. Esta comunión constituye la esencia de
Dios y a la vez la dinámica concreta de cada ser de la creación.
La Trinidad, que es la coexistencia y la convivencia del Padre con el Hijo y con el
Espíritu Santo, constituye la raíz y el prototipo de esta comunión universal.
Dificultades político-religiosas para la vivencia de la fe trinitaria
En el terreno de lo político, somos herederos de un inmemorial autoritarismo político y de
una histórica concentración del poder. En la familia es el padre el que detenta el poder;
hubo siglos de patriarcado que estableció relaciones desiguales en los lazos familiares y
parentales. «En el cielo sólo hay un único Dios y en la tierra un único señor, hijo de Dios,
Gengis Khan».
En el campo religioso se ha vivido un fenómeno semejante al político. Es notorio el
ejercicio centralizado del poder sagrado en la figura del Sumo Sacerdote o del Pontífice
Máximo. No es raro ver la acumulación del poder real y sacerdotal en una única figura.
se produce un doble fenómeno. La realidad socio-religiosa sirve de base para la
construcción del monoteísmo atrinitario y pretrinitario; y el monoteísmo sirve de
legitimación sagrada para formas centralizadoras del ejercicio de poder político y
religioso.
Por más que el dogma enseñe que el Dios verdadero es la comunión de tres divinas
personas, la experiencia común, expresada en el lenguaje, es de una concepción
monoteísta de Dios. Este predominio del monoteísmo lleva a que muchos cristianos tengan
una experiencia desintegrada del misterio trinitario. Cada persona divina es adorada como
Dios en sí misma, sin incluir simultáneamente las otras dos. Es una especie moderna de
triteísmo (doctrina que afirma la existencia de tres dioses).
Se da, también, una religión del Dios-Hijo en los estratos modernos, Este cristocentrismo
se convierte en un cristomonismo, como si Cristo fuera todo y no fuera enviado de su
Padre y no tuviera el Espíritu para actualizar su mensaje y persona en la historia.
Se da, por último, la religión del Dios-Espíritu Santo, particularmente en los grupos
carismáticos, sea en medios populares o en sectores pudientes de la sociedad.
La desintegración de la experiencia trinitaria se debe a la pérdida de la memoria de la
perspectiva principal y esencial del misterio del Dios trino, que es la comunión entre
las divinas personas.
La perspectiva latinoamericana del misterio trinitario
Para el creyente cristiano se plantean, entonces, dos líneas de reflexión: la primera que
parte de la fe trinitaria, y considera las iluminaciones que de ella se derivan para la vida
personal y social; la segunda parte de la realidad personal y social, y se pregunta en qué
medida ella es imagen y semejanza de la Trinidad. en el caso latinoamericano, cuánto
debemos cambiar la realidad personal y social para que sea un sacramento de la santísima
Trinidad.
queremos que nuestra realidad nos pueda hablar de la Trinidad mediante su organización
igualitaria y comunional y nos permita, así, experimentar a las tres divinas personas.
Las dos manos del padre: el hijo y el espíritu santo
Hay dos caminos a tener siempre en consideración: el camino de la historia y el camino
de la palabra; ambos son expresiones de la revelación.
San Ireneo dijo esta frase de gran contenido teológico: «El Hijo y el Espíritu Santo son
las dos manos del Padre por las que nos toca, nos abraza y nos moldea a su imagen y
semejanza». Estas dos personas divinas fueron enviadas a la humanidad para que ésta fuese
injertada a la comunión trinitaria.
la Trinidad no se reveló como una doctrina, sino como una práctica: en las actitudes y
palabras de Cristo y en la acción del Espíritu en la historia y en la vida de las personas.
El texto más importante que comúnmente se cita para identificar la revelación del misterio
trinitario es aquel de Mt 28, 19: «Id, pues, haced discípulos míos a todos los pueblos,
bautizándolos en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Los exegetas son de
la opinión de que esta fórmula es tardía, pues recoge la experiencia bautismal de la
comunidad primitiva, en el tiempo en que fue escrito el evangelio de Mateo, hacia el año
85.
Es en Jesús donde vamos a encontrar la revelación del misterio trinitario. Empecemos por
la revelación del Padre. Sabemos por los evangelios que Jesús expresó su experiencia de
Dios, llamándolo siempre «Padre». Utiliza una expresión sacada del lenguaje de los niños,
Abbá, especialmente en sus oraciones a solas (cf. Le 3, 21-22; 5, 16; 6, 12; 11, 1-5; Me 14,
32-42, etc.)
En Jesús se revela también el Hijo, no tanto autodenominándose como tal (cf. Mt 11, 25-
27; Me 12, 1-9; 13-32), sino actuando como Hijo de Dios. Su práctica de vida revela una
autoridad que se sitúa en la esfera de lo divino. El texto que más directamente habla de la
Trinidad es aquel recogido por Mateo (11, 25-27), especialmente en la versión de Lucas
(10, 21-26):
Por último, se da la revelación del Espíritu Santo. Ella acontece en la propia vida de
Jesús. Él es el portador permanente del Espíritu. El Espíritu es aquella fuerza {dynamis) y
aquella autoridad(exousía) con que realiza milagros y gestos liberadores (Me 3, 20-30).
Explícitamente dice Jesús: «Si yo expulso demonios por el Espíritu de Dios, es señal de que
ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt 12, 28). No se trata de una doctrina elaborada,
sino de una conciencia de que Jesucristo, el Espíritu Santo y el Padre son igualmente Dios.
Por ejemplo, el texto de 2 Cor 13, 14, utilizado en nuestras liturgias eucarísticas: «La gracia
del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos
vosotros».
los cristianos, leemos el Antiguo Testamento. Descubrimos en él señales del misterio
trinitario en la personificación de la Palabra de Dios (Sal119, 89; 147, 15 ss; Sab 16, 12), de
la sabiduría (cf. Prov 1, 20-23; 8; 9, 1-6; Job 28; Eclo 24; Sab 16, 12) y la hipostatización
del Espíritu Santo.
La razón humana y el misterio de la trinidad
La primera cuestión que surgió fue: ¿cómo compaginar la fe en un solo Dios, como
atestigua todo el Antiguo Testamento, con la fe en la Trinidad, como se profesa en el
Nuevo Testamento? En el intento de contestar a este interrogante surgieron las primeras
herejías, que son formas erróneas de entender el misterio.
El modalismo afirma: solamente puede existir un único Dios, que habita en una luz
inaccesible. Pero, enseñan los modalistas, cuando ese Dios se revela a los humanos, aparece
bajo tres modos distintos (de ahí la expresión «modalismo»). Con el modalismo nos
quedamos en el monoteísmo.
El subordinacionismo dice: solamente el Padre es plenamente Dios. El Hijo y el Espíritu
Santo son subordinados a él; pueden ser las criaturas más excelsas y cercanas del Padre,
pero no tienen la misma naturaleza del Padre.
El triteísmo afirma que existen tres personas divinas, pero totalmente autónomas e
independientes entre sí. Por eso existen, dicen, tres dioses.
palabras ejes
Naturaleza o esencia o sustancia: con esta expresión se quiere indicar lo que une en Dios
y es igual en cada una de las personas.
Persona o hipóstasis: es lo que distingue en Dios, es decir, las personas del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo. Por «persona» entendemos la individualidad concreta, que existe en sí,
pero siempre abierta a las otras personas.
Con el término procesiones se designa la manera y el orden según el cual una persona
«procede» de la otra. Es una expresión técnica para indicar la comunión dentro de un cierto
orden de comprensión lógica. Existen dos procesiones: la generación del Hijo y la
espiración del Espíritu Santo.
Relaciones: son las conexiones que existen entre las personas divinas. El Padre con
relación al Hijo
Perijóresis, circuminsesión: como la filología de las palabras ya lo insinúa, estas
expresiones quieren significar la radical coexistencia, cohabitación e interpenetración que
existe entre las tres personas divinas a causa de las relaciones entre ellas.
Misiones: designan la presencia de las personas divinas en la historia. Se trata de una auto
comunicación de la persona a alguien distinto de ella. Hay dos misiones conocidas: la del
Hijo que se encarnó para divinizarnos y las del Espíritu Santo que habita en nosotros para
unificar a todo y conducir toda la creación al reino de la Trinidad.
Formas de sistematización
Los griegos parten de la persona del Padre. Él es fuente y origen de toda divinidad.
Los latinos parten de la única naturaleza divina. En el credo subrayan la primera parte del
versículo inicial: «Creo en un solo Dios...». Ese Dios es un espíritu absoluto y perfectísimo.
Muchos teólogos modernos parten de las relaciones entre las personas divinas. El dato
primero de la revelación neotestamentaria afirma que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
una concepción liberadora de la trinidad
¿Qué significa decir que Dios es comunión y por eso es Trinidad? Hay que observar
que sólo las personas pueden estar en comunión. Estar en comunión implica estar uno en
la presencia del otro en radical reciprocidad; implica abrirse una persona a las otras y
autoentregarse sin reservas. Decir que Dios es comunión significa afirmar que el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo están siempre juntos, emergiendo juntos y siempre volcados unos
para los otros.
La vida es la esencia de Dios. Y la vida es comunión dada y recibida. Y este tipo de
comunión es el amor. La comunión y el amor son la esencia del Dios-Trinidad. El misterio
trinitario invita a adoptar formas sociales en las que se valoren todas las relaciones entre las
personas e instituciones, de forma igualitaria, fraterna, acogedora de las diversidades.
Como muy bien lo formularon cristianos de las comunidades eclesiales de base: la
santísima Trinidad es la mejor comunidad.
Las distintas personas
El Padre, misterio insondable
El Padre es invisible porque es un misterio abismal. El Padre es aquel que eternamente es,
aun cuando no hubiera ninguna criatura. Él es Padre no porque creó, sino porque
«generó» al Hijo en el Espíritu Santo. Cuando nos referimos al Padre, indicamos al
último horizonte de todo, a aquel que todo lo origina y todo lo contiene. Solamente a partir
de él es posible entender algo del Hijo y del Espíritu Santo.
El Hijo, misterio de comunicación y de liberación integral
El Hijo es la expresión absoluta del Padre. Todo lo que es comunicable del misterio logra
forma concreta en la persona del Hijo. El es la imagen visible del Padre insondable (cf. Col
1, 15). Por eso él es la comunicación suprema. Ese Hijo eterno fue enviado por el Padre y
se encarnó por la fuerza del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo, motor de la creación hacia el reino de la Trinidad


el Espíritu Santo es, por excelencia, la unión entre las personas divinas. Todas están
volcadas unas hacia las otras, pero es en la persona del Espíritu Santo en la que vemos
mejor esta característica de toda perijóresis. Lo que el Espíritu es en la Trinidad inmanente,
se muestra en la Trinidad económica (en la historia). Por eso él es la fuerza de unión en
todos los seres.
Sacramentos de la trinidad en la historia
En primer lugar, la persona humana es vista como una gran parábola del misterio
trinitario. Cada persona es un misterio abismal. Pero este misterio se comunica mediante la
luz de la inteligencia y se abre a los demás en amor y entrega mediante la voluntad.
Otro símbolo de la Trinidad es la familia humana. La unidad psicológica de la persona
está estructurada tríadicamente. El hombre se abre a la mujer y viceversa; esta relación no
se queda en una contemplación narcisista entre dos, sino que se muestra fecunda por el hijo
que nace.
Por último, la propia sociedad humana se presenta como una referencia simbólica al
misterio trinitario. Toda sociedad se construye en la articulación de tres fuerzas que son
siempre simultáneas: la económica, la política y la cultural.
Las personas divinas, aun distintas, están eternamente juntas, y juntas actúan dentro y fuera
del círculo trinitario. En conclusión, reconocemos la insufiencia de nuestros conceptos y
expresiones humanas para significar el misterio del Padre, del hijo y del Espíritu
Santo.
DIOS, LA TRINIDAD Y LATINOAMÉRICA HOY (LEOPOLDO CERVANTES)
El ensayo muestra cómo desde la religiosidad popular puede advertirse la influencia de la
doctrina cristiana sobre la Trinidad, entendida ésta como un factor ideológico y
cultural capaz de producir y reforzar comportamientos relacionados con los estereotipos de
masculinidad dominante y patriarcal. El ensayo busca un diálogo entre la tradición
reformada y la teología latinoamericana de la liberación, a fin de exponer sus puntos
de contacto en la recuperación de una visión sobre la Trinidad cristiana que permita
una mayor pluralidad e interacción en las iglesias, además de que éstas, a partir de su fe
trinitaria, sean capaces de incorporar la tolerancia y el respeto entre los seres humanos, y
así denunciar y superar la manipulación de los símbolos religiosos o doctrinales. En esta
búsqueda se pone especial énfasis en los trabajos de J. Moltmann y L. Boff, entre otros.
Introducción: ¿Dios o la Trinidad? La fe trinitaria en un contexto religioso popular
lo religioso se reinventa cíclicamente. En este contexto, la Santísima Trinidad está lejos de
ser desconocida en México y América Latina. Basta con visitar un mercado popular para
encontrarla a cada paso: un sinfín de locales exhiben reproducciones de una pintura naïve,
kitsch, donde se ve a los tres integrantes de la Trinidad cristiana.
La descristianización de las sociedades latinoamericanas se ha visto aderezada con la
creciente constatación de que el rechazo a las religiones instituidas conduce a millones de
personas hacia los brazos del “ateísmo práctico”, esto es, una descreencia sistemática en las
verdades oficiales del catolicismo, lo cual, sin duda, se ve atenuado por la incesante
búsqueda de sentido que se canaliza en sincretismos psicológico-religiosos de sospechosa
superficialidad.
Ante este trasfondo resulta casi impensable que los devotos católicos se encomienden a la
Trinidad en situaciones desfavorables. A lo más que se llega en relación con algún
integrante de la Trinidad es a invocar al Sagrado Corazón de Jesús. En el ambiente
protestante, la situación no es muy distinta, pues, aunque oficialmente la creencia en la
Trinidad aparece como primer artículo de fe, se practica una cierta selectividad en relación
con las personas que la integran y en esa “competencia” quien sale perdiendo es el Padre,
mientras que las figuras del Hijo y el Espíritu tienen una notoria ventaja en la piedad de las
personas.
la creencia en la imagen predominantemente masculina de la Trinidad no puede competir
con la maternidad de la Virgen María (en sus diferentes advocaciones), sobre todo porque
ella ha contribuido a conformar la identidad de buena parte de los pueblos latinoamericanos
1. La enseñanza de la Trinidad desde la herencia misionera
1.1 La relación entre las personas de la Trinidad
Con la imposición del cristianismo en el imperio, lo que fue doctrina apologética en un
contexto de persecución se convirtió en una muy útil legitimación del poder político de un
único gobernante universal.
La revelación bíblica de una verdadera Trinidad de personas, en semejante contexto, se vio
sometida a la necesidad de clarificación frente a diversas herejías que, de un modo u otro,
tendían a eliminar la pluralidad de personas y a subrayar la unicidad de Dios como
sustancia suprema. Tanto el arrianismo como el sabelianismo pueden ser interpretados
desde este punto de vista como dos intentos de afirmar la unicidad de Dios a costa de la
divinidad de Jesucristo en el primer caso y de la realidad de las personas en el segundo.
Según Pannenberg, la teología de la Reforma se atuvo en lo fundamental a los conceptos
escolásticos sobre la unicidad de Dios, con lo que la doctrina revelada de la Trinidad, a
pesar de la revalorización de la Escritura, no pudo ser formulada en verdadera coherencia
sistemática con la idea de una única esencia divina.
La Biblia enseña que aun cuando Dios es uno, existe en tres personas llamadas Padre, Hijo
y Espíritu Santo. Éstas no son tres personas en el sentido corriente de la Palabra; no son
tampoco tres individuos, sino más bien tres modos o formas de existencia del Divino Ser.
El verdadero misterio de la Trinidad consiste en el hecho de que cada una de las tres
personas posee la suma total de la esencia divina, y que ésta no existe aparte de, o fuera de
tales Personas. Ninguna de ellas es subordinada en cuanto a su ser a la otra, aunque en
orden de su existencia el Padre es primero, el Hijo es segundo y el Espíritu Santo tercero.
Lo cierto de todo es que ni Cristo ni sus discípulos, hasta el siglo IV, creyeron en la
Trinidad. Para ellos “Dios no era un Dios de confusión sino de paz” (1 Co 14.33). El
Dios Trino es un Dios confuso que trae discordias y disputas. En la Biblia no existe la
palabra Trinidad, y tampoco se encuentra ningún texto canónico que diga que el Padre,
el Hijo, y el Espíritu Santo son un solo Dios. El único texto que podría probar esa
creencia trinitaria es 1 Jn 5.7, texto que fue interpolado siglos después, y en
consecuencia se le reconoce como espurio por los eruditos bíblicos.
1.2 ¿Doctrina o práctica?: algunos problemas en la comprensión de la Trinidad
Conclusión: vivir y creer en la Trinidad aquí y ahora
Si se analizan las ideas y prácticas religiosas populares sobre la Trinidad y se llevan al
debate ético y teológico, el conflicto en las apreciaciones aflorará de inmediato, pues el
desfase que siempre ha existido entre la teología y la fe popular lejos de resolverse en una
buena cercanía, ha complicado la transmisión de las posibilidades espirituales de este tipo
de fe que fue capaz de transformar el monoteísmo semítico, con toda su carga
ideológica y política, en una manera de pensar y vivir a Dios como una cadena de
intuiciones que privilegian la comunión y el diálogo continuo, cara a cara. Los diversos
rostros de la Trinidad aún son susceptibles de reinterpretarse y vivirse de formas inéditas
ante los cambios que se viven hoy.
La paternidad cariñosa del Dios-Padre, la compañía histórica del Hijo y la presencia
renovadora del Espíritu serán una realidad siempre y cuando los cristianos, hombres
y mujeres, abran los ojos a la novedad siempre en movimiento del Dios uno, vivo y
verdadero, manifestado en una serie de historias humanas concretas, para hacer plena su
oferta de salvación y dignificación. El discurso y la práctica de Jesús de Nazaret se
nutrieron y fueron el resultado de su experiencia de la paternidad de Dios, de quien alcanzó
su aprobación (“complacencia”, según la clásica versión Reina-Valera, Mt 3.17). Esta
legitimación celestial de la obra de Jesús introdujo al mundo la posibilidad de relacionarse
con Dios de otra manera, más cercana, en el marco de las nuevas condiciones propiciadas
por la cercanía del Reino de Dios. En Jesús, la realidad y el simbolismo de la paternidad
divina alcanza su grandeza insuperable y rompe todas las expectativas, adquiriendo una
intensidad y una ternura que asombrarán y alimentarán para siempre a toda experiencia
religiosa. En Jesús, la vivencia del Padre —la vivencia del Abbá— constituye el núcleo
más íntimo y original de su personalidad. De ella, como de un centro vital, mana para Él
una confianza sin límites que aún hoy hace inconfundible su figura. Confianza que, por otra
parte, supo contagiar a los demás.25 El gran estudioso del tema del Abbá, Joachim
Jeremias, destacó muy bien las resonancias infantiles (ligadas al requisito indispensable
para entrar al Reino de Dios: “ser como niños”, Mc 10.13-16) del habla para dirigirse a
Dios como “papá, papito”, como forma de apego al progenitor, pero con una dosis enorme
de audacia y radicalidad por la confianza adquirida con la divinidad, algo impensable en
otras épocas. Los nuevos tiempos exigían formas distintas de afectividad paterna. Jesús
muestra muchas veces el júbilo por esta nueva cercanía y la expresa en un canto que resume
muy bien su experiencia: “¡Padre, tú gobiernas en el cielo y en la tierra! Te doy gracias
porque no mostraste estas cosas a los que conocen mucho y son sabios. En cambio, las
mostraste a gente humilde y sencilla. Y todo, Padre, porque tú así lo has querido”. Y dijo a
los que estaban allí: “Mi Padre me ha dado todo, y es el único que me conoce, porque soy
su Hijo. Nadie conoce a mi Padre tan bien como yo. Por eso quiero hablarles a otros acerca
de mi Padre, para que ellos también puedan conocerlo” (Mt 11.25-27, Traducción en
Lenguaje Actual). Tanto esta afirmación como las que aparecen en el Sermón del Monte, en
especial en 5.38-48, sobre el cuidado que Dios tiene por su creación, subrayan que Jesús
entregó este símbolo a sus discípulos, es decir, a aquellos que deseaban dirigirse a Dios con
espíritu sincero y espontáneo, más allá de cualquier fórmula. Y aun cuando él les enseña a
orar de una manera distinta, como una nueva fórmula, la idea que transmite es que “Dios
queda definitivamente revelado como paternidad entrañable, como esa fuente de confianza
y ternura que alimentaba el misterio de Jesús y que se abre en adelante para todo
hombre”.26 Torres Queiruga llama la atención hacia el hecho de que ni siquiera las mejores
traducciones actuales logran transmitir la radicalidad de Jesús al llamar “papá” a Dios, pues
a lo mucho se llega a traducir como “padre querido”. ¡Eso nos habla claramente del
atrevimiento con que Jesús desveló el nuevo rostro de Dios para la humanidad! Lejos de
cualquier tipo de sentimentalismo, Jesús coloca la paternidad de Dios como el umbral de la
superación de las formas externas de la religión, sometidas a formalismos y solemnidades
que, en vez de acercar la figura de Dios, la han alejado sin remedio para muchas personas.
Sin banalizar la paternidad divina, Jesús la ubica como la más sólida posibilidad de
comunión y familiaridad con el Creador. Y advierte que experimentar a Dios como Padre
es algo muy serio, que debe restringirse muy bien: “No le digan padre a nadie, porque el
único padre que ustedes tienen es Dios, que está en el cielo” (Mt 23.9).
CLASE:LA DOCTRINA DE DIOS UNO Y TRINO
Como es presentado Dios en la biblia
1) Dios es entendido como un Dios único en el sentido monoteísta¿uno en sentido
singular?, o es varón y mujer pues son una unidad. (hermafrodita)
2) Dios es presentado como espíritu incorpóreo y sin imagen
3) Dios es presentado como un Dios moral del lado de los débiles
4) Dios es entendido como soberano controla la creación y el mundo
5) Dios es presentado como creador del universo
6) Redentor de la humanidad Sustentador de su obra en el mundo
7) Dios es presentado en revelación constante por medio de su espíritu

Nombres de Dios
Dios es indecible no podemos hablar todo de Dios o abarcar la totalidad de su ser, sus
nombres no se refieren a su esencia sino sus operaciones.
1) Expresando la relación de Dios con el mundo y la humanidad
 El: fuerte y poderoso
 Elohim: el que posee plenitud de poder
 Adonay: el señor, soberano, juez
2) Perfecciones internas de Dios
 Shaday: el omnipotente
 Elihom: el altísimo
 Kadosh: el santo
3) El nombre propio y esencial de Dios (Yahvé él es o él está)
Severino Croatto sugieren que la mejor traducción es yo soy el que estoy contigo en
la situación de adversidad. Antes de Yahvé se conocía como nombre de Dios el
Shaday.
Nombres de Dios en el nuevo testamento
Se utilizan los nombres del antiguo testamento, pero con base en la septuaginta donde
sobresale Padre con el sentido de una paternidad universal, padre de todos.
Dios en la teología
Dios es entendido como un ser viviente pero incognoscible es decir que no se le puede
conocer del todo, no existe un discurso que explique la totalidad de Dios.
Dios es increado, libre, independiente y autosuficiente con voluntad y deseos.
Dios es explicado a través de imágenes como padre, juez, anciano, hombre ¿representan
estas imágenes a Dios? ¿o son imágenes surgidas en una sociedad patriarcal? Paul Riquer el
lenguaje de Dios es simbólico, se diferencia el símbolo de lo representado.
Por mucho tiempo predominó el monoteísmo sustentado para las comunidades judías las
cuales no podían tener un discurso de un Dios único que es padre, hijo y espíritu santo, por
otro lado, los gnósticos afirmaban que el pueblo solo adoraba al ser que fue creado, por lo
tanto, no era objetivo.
Dios es revelado en la economía de la salvación según la tradición judeo cristiana como
padre en el antiguo testamento, como hijo en el nuevo testamento y como espíritu santo en
nuestros días acuñado en el siglo IV por San Agustín.
¿Cómo Dios redime al mundo?
En el antiguo testamento Dios aparece como el creador, en el nuevo testamento es
entendido como el padre de Jesucristo y a su vez envía el espíritu santo.
Atributos de Dios en la teología
1) La absoluta per sección de Dios: conocer en su amor, justicia y misericordia en sí
mismo no se compara con los humanos
2) Infinitud de Dios: es infinito en cada percepción
3) La simplicidad de Dios: es espíritu, no es compuesto no es divisible
4) La unicidad de Dios: es uno solo
5) La verdad de Dios: ontológico lógica y moral Dios verdadero y moral porque es
veraz y fiel
6) La bondad de Dios: en esencia en sí y en relación con todos(santidad)
7) La hermosura de Dios: reúne en si todos los atributos que se refiere a belleza
Ideas trinitarias de Dios en el antiguo testamento
La doctrina trinitaria es pos bíblica, es decir después de conformada la biblia
Primer caso: El bautismo de Jesús, se ve la imagen trinitaria y en la formula bautismal en la
gran comisión, en la muerte de Cristo, en el discurso de Pedro y en el discurso de Pablo
La doctrina de la trinidad discute si hay una triplicidad en Dios
Subordinación Dios subordinado al Padre
Modalismo aspectos de un mismo Dios
Triteismo tres seres separados de distinta sustancia.

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