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MÓDULO 9: PAVIMENTOS

Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

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Pavimentos

INDICE

INDICE........................................................................................................................................................................... 3

1. PATOLOGÍA Y REPARACIÓN DE PAVIMENTOS .................................................................................................. 4

1.1 Tipología de lesiones y sus causas ....................................................................................................................... 4


1.2 Diagnosis ............................................................................................................................................................. 15
1.3 Reparación .......................................................................................................................................................... 19
1.4 Medidas de prevención........................................................................................................................................ 27

12 de diciembre de 2007

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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

1. PATOLOGÍA Y REPARACIÓN DE PAVIMENTOS


Los pavimentos son los acabados superficiales con mayor riesgo de sufrir procesos patológicos,
dada su situación. En efecto, sufren continuamente acciones mecánicas y están sometidos a
posibles acciones químicas según el uso del local. Además, sobre todo en exteriores, sufren
acciones físicas (lluvia, helada, variaciones dimensionales, etc.) que los pueden dañar, y según el
soporte sobre el que están colocados, pueden sufrir nuevos tipos de acciones agresivas, tales
como movimientos (asientos y flechas) humedad capilar, organismos, etc. en definitiva, son un
tipo de acabado que conviene cuidar de forma especial, tanto en su diseño constructivo como en
su ejecución, por lo que resulta necesario el estudio de su patología posible.

Por otra parte, existe una gran variedad de tipos de pavimento, con distintos materiales,
diferentes técnicas de colocación y numerosas opciones de mantenimiento, que hace algo
complejo su estudio. Para facilitar su análisis, los dividiremos en tres tipos básicos; continuos, de
baldosas y leñosos. Dentro de los primeros, analizaremos las soleras apoyadas directamente
sobre el suelo o sobre estructura horizontal, y los morteros y pinturas. En los segundos, los más
abundantes, estudiaremos, tanto las baldosas cerámicas como las de piedra o las de mortero. En
los terceros, en fin, analizaremos las tarimas y los parquets.

1.1 Tipología de lesiones y sus causas

Como ha quedado dicho, los pavimentos pueden sufrir prácticamente todo tipo de lesiones, tanto
físicas como mecánicas como químicas, que quedan resumidas en el cuadro 9.1. Para su
estudio, las analizaremos en función del tipo de pavimento dentro de los tres grupos
mencionados.

Cuadro 1: Lesiones posibles en pavimentos

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Pavimentos

Pavimentos continuos

Se refieren a las soleras y los acabados continuos rígidos aplicados sobre ellas o directamente
sobre estructuras horizontales, tanto interiores como exteriores.

Lesiones físicas

Pueden sufrir, sobre todo, humedades y erosión.

Las humedades serán:

 de capilaridad, cuando la solera esté situada directamente sobre el suelo, sin capa
drenante (encachado) ni un sistema general de drenaje adecuado, o sin una capa
impermeable,

 de filtración, cuando sean exteriores y reciban directamente el agua de lluvia sin un


tratamiento específico, tanto en sus juntas de dilatación (sellado) como en su cara
exterior (protección impermeable) o se hayan fisurado y la filtración se produzca por
las fisuras, y

 accidentales, si discurre alguna tubería por el interior de la solera.

La erosión física aparecerá en soleras exteriores cuando se haya producido filtración de agua y
el material sea susceptible de lixiviación o de heladicidad.

Lesiones mecánicas

Lo primero que conviene recordar es que, aunque se piense en pavimentos continuos,


necesariamente tienen que interrumpir su dimensión de forma modular, ya que dadas sus
características (rigidez y coeficiente de dilatación) necesitan reducir las dimensiones para
suavizar las variaciones dimensionales, de lo contrario aparecen las necesarias fisuras por
retracción higrotérmica. En cualquier caso, además de las fisuras, debemos tener en cuenta
también los desprendimientos, en el caso de capas de mortero o de pintura, y la erosión
mecánica. Veamos.

Las fisuras pueden tener básicamente dos orígenes:

 Las provocadas por asiento del soporte, sea éste el propio terreno, sea un forjado o
losa con flecha excesiva; en estos casos la rotura se produce en la solera o en la
capa de mortero como consecuencia de la aparición de una tracción superior, debido
a:

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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 un momento negativo en el caso de forjados,

 a un descenso perimetral de la solera, bien por asiento del terreno, bien por falta de
apoyo en el borde al sufrir cargas superiores.

En ambos casos, la fisura suele ser lineal, perpendicular a la tracción, por lo que sigue la línea
de apoyo en el momento negativo, o sigue líneas perpendiculares a los bordes de la solera, en
los casos de asiento perimetral de la misma.

Las fisuras provocadas por asientos centrales o momentos positivos del forjado de apoyo,
suelen aparecer en el trasdós de la solera, por lo que no suelen salir al exterior.

Todas esas fisuras facilitan la filtración de agua de lluvia y el asentamiento de organismos.

 Las provocadas por variaciones dimensionales por cambios de humedad y


temperatura, especialmente durante la retracción. Dependen de la importancia de
dichas variaciones, lo que a su vez es función de la climatología y del coeficiente de
dilatación de los materiales componentes. También influye la existencia de armadura
en la solera, ya que la misma transmite las tensiones de tracción provocadas por la
contracción. Por ello veremos que la armadura debe interrumpirse donde marquemos
una junta; de lo contrario, no se interrumpirá la contracción en dichas marcas,
apareciendo la fisura cerca de ellas o en otra localización.

Los desprendimientos se refieren a las capas de mortero aplicadas sobre forjados o losas, o de
pintura sobre soleras. En ambos casos falla la adherencia en la interfase, lo que puede deberse
a:

 Falta de la adecuada preparación del soporte, según las indicaciones del


suministrador, con poca rugosidad o ausencia de un puente de adherencia química.

 Presencia de agua por filtración a través de fisuras, o por capilaridad, o accidental,


con lixiviación o helada,

 Esfuerzo rasante excesivo debido a la retracción del acabado, como consecuencia de


no tener las juntas de retracción suficientemente próximas.

La erosión mecánica es prácticamente inevitable debida al uso, pero suele ser indicio de
insuficiente dureza superficial. Aparece, sobre todo, en los bordes de las juntas de dilatación, si
no están adecuadamente protegidos, o en las zonas de mayor tráfico y en aquellas donde se
pueden producir punzonamientos.

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Pavimentos

Lesiones químicas

Las más destacadas son las eflorescencias, la presencia de organismos y la erosión química.
Veamos.

Las eflorescencias necesitan, como ha quedado indicado en el capítulo correspondiente, la


presencia de sales solubles en algún material, lo que constituye su causa indirecta, y la
existencia de una humedad, lo que supone la causa directa.

Las sales solubles pueden estar presentes en el terreno soporte, si son arrastradas por
humedad capilar, en los áridos del hormigón o del mortero, o en algún aditivo de los mismos
(plastificantes, colorantes, endurecedores, etc.), también puede aparecer CO3Ca como
consecuencia de la reacción entre el OCa del cemento y el CO2 del ambiente. Las humedades
pueden ser cualquiera de las indicadas más arriba (Capilaridad, filtración o accidental).

Los organismos que aparecen suelen ser hongos, vegetales o animales.

 Los hongos, en forma de colonias de mohos o simbiosis con algas constituyendo


líquenes. Aparecen los primeros en zonas porosas, húmedas y poco ventiladas,
mientras que los segundos necesitan aire y luz. No suelen ser dañinos y simplemente
las colonias de mohos indican falta de limpieza.

 Los vegetales suelen aparecer en forma de musgos o como plantas de cierto porte,
desde gramíneas hasta arbustos. Los primeros necesitan cierta porosidad y humedad
y las segundas aparecen en fisuras y juntas donde se puede acumular tierra y donde
pueden afianzar sus raíces. Los musgos no suelen suponer ningún problema y sólo
indican falta de mantenimiento. Las plantas, sin embargo, sin pueden ser dañinas a
partir del crecimiento de sus raíces, especialmente las de cierto porte, lo que facilita
la filtración del agua de lluvia y el desmoronamiento de los bordes de la fisura o junta
donde han aparecido.

 En cuanto a los animales, suele tratarse de arácnidos o insectos que afianzan sus
nidos en fisuras, juntas o coqueras. Tampoco suponen ningún daño especial, sino
simplemente falta de mantenimiento.

La erosión química puede aparecer como consecuencia de usos industriales con productos
más o menos agresivos, desde los aceites de los coches, en garajes, hasta todo tipo de ácidos
en laboratorios y plantas industriales. Esos productos reaccionan, bien con los áridos de los

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hormigones y morteros, bien con los aditivos y resinas endurecedores, o con los de las pinturas
superficiales, produciendo alteraciones de distintos tipos, especialmente arenización y costras
superficiales.

Pavimentos de baldosas

Son los más abundantes y variados, aunque los procesos patológicos en todos ellos resultan
muy similares, por lo que podemos estudiarlos conjuntamente y, si cabe, mencionar las
particularidades de los distintos materiales. Estudiemos los distintos procesos según su familia, y
en muchos casos, haremos referencia a las lesiones mencionadas para pavimentos continuos,
dada su similaridad.

Lesiones físicas

De nuevo debemos contemplar, sobre todo, humedades y erosión.

Las humedades serán también de capilaridad, de filtración o accidentales, por razones


similares a las indicadas en los pavimentos continuos. No obstante en las de filtración cabe
indicar la importancia que tiene el tipo de junta entre baldosas, además de su coeficiente de
absorción y su succión.

En efecto, la filtración es más fácil cuando las baldosas están colocadas “a hueso”, ya que la
lechada de relleno desaparece muy pronto y las uniones resultan unas aberturas muy
adecuadas para que el agua se filtre, por lo que no son nada recomendables en pavimentos
exteriores. Asimismo, la filtración será más abundante para un coeficiente de absorción mayor
y para una capacidad de succión alta, por lo que limitaremos ambos, además de exigir
suficiente pendiente en el pavimento para asegurar un buen drenaje y reducir el riesgo de
embalse.

La erosión física será también posible en pavimentos exteriores cuando existan humedades y
el material sea heladizo, tanto el de la baldosa como el mortero de juntas. Existen casos en que
la erosión meteorológica la sufre sólo la baldosa y viceversa. En este sentido, cabe recordar la
importancia de utilizar baldosas adecuadas para exteriores en función de las características
climáticas, cualquiera que sea el material.

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Pavimentos

Lesiones mecánicas

Aparecen también los tres tipos vistos en los pavimentos continuos; fisuras, desprendimientos y
erosión mecánica, aunque con algunas características específicas. Veamos.

Las fisuras pueden tener ahora tres orígenes; los asientos del soporte, las variaciones
dimensionales y defectos de agarre:

 Los asientos, bien del terreno, si son exteriores, bien del forjado sobre el que se
reciben, suelen provocar roturas lineales debido al esfuerzo cortante, o al de tracción,
que generan. Suelen ser fisuras continuadas de unas baldosas a otras, aunque
buscan también la junta entre ellas como elemento más débil. Su geometría nos
indica el tipo de movimiento que se ha producido.

La aparición de las provocadas por movimientos de los forjados depende de si se ha utilizado


capa de reparto, previa a la capa de agarre, en su colocación. Dicha capa de reparto, formada
normalmente por gravilla o arena, suele reducir la aparición de fisuras, por lo que era una
solución corriente en forjados antiguos, con gran flecha.

 Las variaciones dimensionales como consecuencia de cambios de humedad o


temperatura, provocan también roturas muy continuas y perpendiculares a la
dimensión más corta, que abren las juntas entre baldosas y, según su disposición,
rompen también las baldosas; esto ocurre cuando se han colocado a “matajunta” o en
“diamante” (a 45º respecto a las dimensiones principales).

 Los defectos de agarre provocan fisuras individuales por baldosas, normalmente


perpendiculares a sus lados. Son consecuencia de una mayor concentración de
mortero en el centro de la baldosa, lo que puede ocurrir por:

 un error de ejecución, colocando más cantidad de mortero en el centro,

 un fraguado desigual entre centro y borde, debido a una pérdida de agua en el borde
una vez colocada la baldosa, dificultando su correcto fraguado, con lo que el centro
presenta mayor resistencia, provocando una flexión inversa al paso de las cargas de
uso; ocurre más fácilmente con junta “a hueso” y con colocación “a tablero”,

 una pérdida de resistencia del mortero de agarre debajo del borde como
consecuencia de la filtración de agua y su posterior lixiviación.

Estas últimas fisuras también puede estar provocadas por debilidad de la baldosa, que tiene
una resistencia a la flexión muy baja, tanto normal como “inversa”, que provoca la aparición de

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flexión en la misma, tanto positiva como negativa, ante las cargas de servicio. En este sentido
cabe llamar la atención sobre la tendencia actual a colocar baldosas cerámicas de tamaño
cada vez mayor; aunque su resistencia a flexión sea buena, el tamaño dificulta la
homogeneidad de colocación de la pasta de agarre, por lo que son más susceptibles de sufrir
fisuras individuales por flexión.

Los desprendimientos de las baldosas con respecto al soporte o a la capa de agarre, son una
de las lesiones más corrientes, especialmente en exteriores, e indican un fallo de adherencia
en cualquiera de las dos interfases. Veamos las diferentes opciones y sus causas directas e
indirectas:

 Presencia de agua en cualquiera de las interfases, por filtración a través de fisuras, o


por capilaridad, si está apoyado directamente sobre el terreno, o accidental, con
lixiviación o helada; dicha agua puede arrastrar también sales solubles que al
recristalizar, sufren una dilatación y provocan el desprendimiento, de forma similar a
la helada,

 Esfuerzo rasante excesivo debido a:

 el dilatación-contracción del pavimento con respecto al soporte o a la pasta de


agarre, como consecuencia de sufrir una retracción higrotérmica y no tener las juntas
de dilatación suficientemente próximas,

 movimientos del soporte, especialmente flechas de forjados, que levantan las


baldosas en las zonas de descenso; la capa de reparto, como queda dicho, reduce
ese efecto.

 Reducción del mortero de agarre, o de la capa de reparto, por compresión con las
cargas de uso, que produce un levantamiento de la baldosa con respecto a las
adyacentes; se trata del mismo defecto mencionado en el punto anterior por poder
provocar también fisuras individuales.

Cabe mencionar el hecho de que esta reducción de las capas de agarre o de reparto es más
fácil en los bordes escalonados del pavimento o en las juntas de dilatación estructural,
especialmente cuando no existe una pieza de protección de los mismos, bien sea un “bordillo”,
bien una pieza especialmente conformada de junta de dilatación con sendos angulares que
protegen la parte inferior de las mencionadas capas.

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Pavimentos

La erosión mecánica es también inevitable debida al uso, y suele ser indicio de insuficiente
dureza superficial de las baldosas. Aparece, sobre todo, en las zonas de mayor tráfico y en
aquellas donde se pueden producir punzonamientos. En locales de mayor tráfico es
recomendable el uso de baldosas en las que se pueda recuperar la imagen y textura de la cara
superior mediante una abrasión controlada (pulido) de lo contrario, una vez desgastadas, ya no
son recuperables y es preciso cambiarlas.

Un caso especial de este problema lo constituyen las baldosas cerámicas vidriadas, cuya capa
superior (el vidriado) acaba desgastándose, especialmente por sus bordes que, por el proceso
de cocción, resultan más elevados. Por ello no es recomendable su uso como pavimento,
debiendo utilizar baldosas de gres compacto o “porcelánico”, con una masa uniforme en todo
su espesor.

Lesiones químicas

Volvemos a considerar las mismas que para los continuos, es decir, eflorescencias, presencia
de organismos y erosión química. Veamos sus particularidades.

Para las eflorescencias, la presencia de sales solubles, como causa indirecta, puede darse en
las propias baldosas, en el mortero de agarre o, si existe, en la capa de reparto, mientras que
la causa directa será la presencia de cualquiera de las humedades vistas. Asimismo, también
puede aparecer CO3Ca como consecuencia de la reacción con el CO2, del OCa del cemento
utilizado en el mortero de agarre.

Los organismos que aparecen son los mismos mencionados para los pavimentos continuos, es
decir, hongos, vegetales o animales, con los mismos problemas indicados más arriba, a saber,
colonias de mohos y presencia de musgo, que denotan falta de limpieza y mantenimiento, y
crecimiento de plantas de cierto porte, que facilitan la filtración del agua de lluvia y el
desmoronamiento de los bordes de la fisura o junta donde han aparecido

También la erosión química puede aparecer como consecuencia de usos industriales, o incluso
en baños y cocinas domésticos, con los productos agresivos utilizados. Ahora esos productos
reaccionan, no sólo con los áridos de los morteros de agarre y de junta, sino además con las
propias baldosas cuando no son resistentes a ese tipo de productos, produciendo alteraciones
de toda clase, similares a las mencionadas en el capítulo correspondiente, a saber,
arenización, alveolización, costras, pátinas, etc. etc.

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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

Pavimentos de madera

También aparecen los distintos tipos de lesiones mencionadas más arriba, aunque algunas de
ellas sean más importantes que otras. Por otra parte hay que tener en cuenta que el uso masivo
de este tipo de pavimentos es en interiores, por lo que no consideramos, en principio, aquellas
cuya cusa directa son los agentes meteorológicos.

Lesiones físicas

Tenemos que considerar, básicamente, las humedades, que pueden ser también de
capilaridad, de filtración o accidentales, por la influencia que tienen en las variaciones
dimensionales de la madera, especialmente en el sentido perpendicular a las fibras. En
cualquiera de los casos, la presencia de humedad provoca un hinchamiento de la madera que
acaba produciendo alabeos de sus tablas y desprendimientos por levantamiento de las
mismas.

Lesiones mecánicas

Aquí sí parecen los tres tipos vistos en los pavimentos anteriores; fisuras, desprendimientos y
erosión mecánica. Veamos las características específicas de estos pavimentos.

Las fisuras suelen presentarse por abertura entre tablas, y son consecuencia de la contracción
del pavimento por excesivo secado del mismo, o por no haber dejado previstas juntas de
dilatación, especialmente perimetrales. También influye el tipo de anclaje, ya que uno
excesivamente rígido facilita la aparición de las fisuras al intentar contraerse. Los pavimentos
flotantes no deberían presentar este tipo de lesiones.

Los desprendimientos de tablas, son una de las consecuencias que hemos apuntado por la
presencia de humedades. No obstante, también hay que tener en cuenta la posible influencia
del sistema de anclaje, clavado, pegado o flotante, que ofrecen distintas resistencias al
esfuerzo rasante provocado por la dilatación-contracción del pavimento.

La erosión mecánica es también inevitable y suele ser indicio de su antigüedad, en función del
uso y de la dureza de la madera empleada. No obstante, en la madera ha sido tradicional
recuperar su imagen y textura mediante el “acuchillado” superficial, para lo que resulta
necesario disponer de espesor suficiente, teniendo en cuenta que se suelen perder unos 2 mm
por cada acuchillado.

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Pavimentos

Lesiones químicas

En este caso, la lesión más importante es la presencia de organismos xilófagos, y en contados


casos, eflorescencias y erosión química.

Las eflorescencias sólo aparecerán cuando existan sales solubles en algún material situado en
el trasdós del pavimento (arena, mortero, etc.) y exista algún tipo de humedad capilar.

La erosión química necesita la caída de productos agresivos sobre el pavimento, lo que no


suele ser corriente dado el tipo de locales donde se usa la madera.

Los organismos, sin embargo, sí que resultan una de las lesiones más importantes en este tipo
de pavimentos, tanto por su posibilidad, como por el daño que pueden ocasionar. Necesitan,
normalmente una humedad mínima y una temperatura adecuada, y son los mismos que se ven
en las estructuras de madera, a saber,

 insectos xilófagos, y

 hogos de pudrición.

Aunque se hayan visto en el curso de estructuras de madera, enumeremos los tipos más
corrientes:

 Los insectos xilófagos, se pueden agrupar en coleópteros e isópteros:

 Los coleópteros no suelen ser corrientes en los pavimentos, quizás por su


localización en el edificio, pero no se pueden olvidar en un diagnóstico, comprobando
la presencia de los orificios de salida. Usan la madera para depositar en ella sus
huevos, con el objeto de que las larvas se alimenten, lo que provoca las galerías
paralelas a las fibras, que reducen la masa de material y, sobre todo, la resistencia
mecánica. Distinguimos tres tipos de familias; cerambícidos, aeróbidos y líctidos,
conocidos vulgarmente como carcomas y polillas.

 Los isópteros, por el contrario, sí atacan de un modo especial los pavimentos de


madera en su camino ascendente desde sus nidos bajo tierra. Son las conocidas
termitas, con una organización parecida a las hormigas (hormigas blancas). En
España se han encontrado dos variantes: la termita subterránea (reticulitermes
lucifugus) y la termita de madera seca (criptotermes brevis). La primera, en toda la
península y Baleares y la segunda en las Islas Canarias.

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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

Entran en el edificio desde el subsuelo donde tienen sus nidos y son capaces de perforar
morteros de cal y yeso. Empiezan por las plantas bajas y van subiendo por los elementos
leñosos verticales, con galerías paralelas a las fibras, o por conductos externos que ellas
mismas fabrican, hasta alcanzar las siguientes plantas para seguir alimentándose.

Al no poder recibir la luz directamente, las termitas pueden destruir un pavimento de


madera sin que aparezcan síntomas evidentes, hasta que cede a las pisadas.

 En cuanto a los hongos de pudrición, aparecen en zonas puntuales donde se


concentra la humedad (> 20%) durante algún tiempo, buena temperatura (entre 20º y
25ºC) y poca ventilación. Entonces el ataque suele ser agresivo hasta la destrucción
del elemento, ya que la colonia se alimenta de la madera (fibra y xilamen). Podemos
distinguir varios tipos:

 Hongos cromógenos, que sólo afectan al color de la madera en su superficie (gris o


pardo) pero no la destruye, por lo que se puede recuperar con una limpieza
superficial. Los más conocidos son Aerobasisium pullulans y Sclerophoma pityuphila.

 Hongos de pudrición, propiamente dicha, que sí degeneran mecánicamente la


madera afectada, dejándola inservible, alimentándose de la celulosa o de la lignina,
según el tipo:

 Pudrición blanca (Polyporus borealis) que se alimenta de la lignina, quedando la


celulosa, que aporta el color, pero sin la resistencia suficiente, aunque sí cierta
elasticidad; se la conoce también como “pudrición fibrosa”.

 Pudrición parda, los más abundantes (Polyborus sulphureus, Coniophora cerebella,


Corsilus versicolor, etc.) que atacan principalmente a la celulosa, dejando un residuo de
lignina y hemicelulosa, que se disgrega fácilmente cuarteándose; por ello se la conoce
como “pudrición cúbica”.

En general, el ataque es visible cuando la madera ha perdido entre el 10% y el 20% de su


peso, lo que implica una pérdida de resistencia superior al 90%.

 Pudrición parda, producida por la acción conjunta de una serie heterogénea de hongos
interiores. Aparece con frecuencia en maderas en contacto con el suelo, conociéndose
también como “madera pasmada”.

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Pavimentos

1.2 Diagnosis

Veamos los datos más importantes a tomar, en función del tipo de pavimento y de los síntomas
detectados.

De pavimentos continuos

Para las lesiones físicas (humedades y erosión meteorológica) habrá que conocer:

 La existencia de drenaje previo, o capa impermeable inferior, en los casos de


humedades de capilaridad.

 Las características higroscópicas del material, comprobando su coeficiente de


absorción y su capacidad de succión, especialmente en el caso de humedades de
filtración en pavimentos exteriores, a partir de probetas que podamos extraer (catas).

 La presencia de tuberías que puedan provocar humedades accidentales.

Para lesiones mecánicas (fisuras, desprendimientos y erosión mecánica) serán necesarios los
siguientes datos:

 Si aparecen fisuras, habrá que levantar el correspondiente “mapa” para entender


mejor el proceso, comprobando, además, la existencia de juntas de dilatación y
profundidad del corte, así como interrupción de la armadura, si la hay. También
puede ser útil conocer el coeficiente de dilatación potencial a partir de probetas
extraídas del pavimento, así como el posible asiento del terreno o del encachado
soporte.

 Si se trata de desprendimientos de capas de mortero o de pintura, deberemos hacer


ensayos de arrancamiento de la capa desprendida en zonas aleatorias, con un
promedio de un ensayo por cada 40 m2, además del módulo de elasticidad de la
misma, junto con la existencia de juntas de retracción propias.

 Si el problema es una erosión por abrasión o punzonamiento, haremos ensayos de


resistencia a compresión y de desgaste sobre probetas extraídas del propio
pavimento.

Para las lesiones químicas (eflorescencias, organismos o erosión química) deberemos llevar a
cabo una serie de ensayos químicos sobre probetas extraídas de la muestra, que podemos
agrupar en:

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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 Tipo de sal eflorescida, junto con eflorescibilidad de áridos y pastas. En caso de no


obtener resultados satisfactorios, habrá que determinar la eflorescibilidad de los
materiales que componen el soporte del pavimento.

 La presencia de organismos es una comprobación simplemente organoléptica, que


indica falta de mantenimiento y, por tanto, lleva a su inmediata eliminación.

 La erosión química implica análisis de la pátina o costra aparecida para conocer su


origen.

De pavimentos de baldosas

La comprobación de las lesiones físicas (humedades y erosión meteorológica) será similar a la


enunciada en los pavimentos continuos, es decir:

 Existencia de drenaje previo, o capa impermeable inferior, en los casos de


humedades de capilaridad aparecida en pavimentos de planta baja apoyados
directamente sobre el suelo, lo que no suele ser muy común.

 Características higroscópicas de la baldosa y del material de agarre y de junta,


comprobando su coeficiente de absorción y su capacidad de succión, en los casos de
humedades de filtración en pavimentos exteriores.

 Presencia de tuberías embutidas bajo el pavimento, especialmente de calefacción,


que puedan provocar humedades accidentales, lo que suele ser bastante corriente en
edificaciones de la segunda mitad del siglo XX.

La comprobación de las lesiones mecánicas (fisuras, desprendimientos y erosión mecánica)


será también similar a lo indicado para los pavimentos continuos, aunque teniendo en cuenta
algunos aspectos específicos:

 En cuanto a las fisuras, el “mapa” de las mismas nos permitirá distinguir entre las
individuales, afectando a baldosas sueltas, y las continuas, afectando al conjunto.

 En las primeras, habrá que comprobar las características mecánicas y sistema de


colocación del mortero de agarre, además de la resistencia a flexión (positiva e
inversa) de las baldosas, obteniendo el número suficiente de ensayos según norma
UNE.

 En las segundas, comprobaremos si rompe baldosas o sólo las separa, así como la
existencia de juntas de dilatación y distancia entre las mismas.

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Pavimentos

Según la forma de la fisura, necesitaremos comprobar las flechas del forjado soporte,
especialmente las negativas, o los posibles asientos del terreno, si se trata de planta baja.

Por último, también puede ser útil conocer el coeficiente de dilatación potencial de las
baldosas y del conjunto baldosa-mortero de agarre.

 Con respecto a los desprendimientos, habrá que comprobar las diversas causas
posibles de la pérdida de adherencia, bien entre baldosa y mortero de agarre, bien
entre éste y el soporte, en función de la forma de desprenderse. Para ello debemos:

 Hacer ensayos de arrancamiento de la baldosa en zonas aleatorias, con un promedio


de un ensayo por cada 40 m2,

 Comprobar la existencia de esfuerzo rasante, en función de los coeficientes de


dilatación y distancia entre juntas del punto anterior,

 Comprobar la posibilidad de compresibilidad del mortero de agarre o de la capa de


reparto, con los datos mencionados en el punto anterior para la fisuración individual
de baldosas.

 Con la erosión mecánica, deberemos hacer ensayos de resistencia a compresión y


de desgaste de baldosas extraídas del propio pavimento, en número suficiente según
UNE.

Para las lesiones químicas (eflorescencias, organismos o erosión química) deberemos llevar a
cabo los mismos ensayos químicos mencionados en pavimentos continuos, es decir:

 Tipo de sal eflorescida, junto con eflorescibilidad de baldosas, áridos y pastas,


buscando también la posible eflorescibilidad de los materiales que componen el
soporte del pavimento, en caso de no obtener resultados satisfactorios con la
anterior.

 La presencia de organismos es también una comprobación organoléptica, como en


los continuos, que indica falta de mantenimiento y necesita su inmediata eliminación.

 La erosión química implica, asimismo, análisis de la pátina o costra aparecida para


conocer su origen, así como la composición petrofísica de la baldosa, en caso de
lixiviación o arenización.

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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

De pavimentos de madera

La comprobación de las lesiones físicas (en este caso, sólo humedades) será parcialmente
similar a la enunciada en los pavimentos continuos, es decir:

 Existencia de drenaje previo, o capa impermeable inferior, en humedades de


capilaridad, en los casos de pavimentos de planta baja apoyados directamente sobre
el suelo, lo que no suele ser muy común.

 Presencia de tuberías embutidas bajo el pavimento, también de calefacción, que


puedan provocar humedades accidentales, lo que suele ser bastante corriente en
edificaciones de la segunda mitad del siglo XX.

Para comprobar las lesiones mecánicas (fisuras, desprendimientos y erosión mecánica) serán
necesarios datos específicos para este tipo de pavimentos, a saber:

 En los casos de fisuras, se tratará de separaciones entre tablas, por lo que habrá que
comprobar la existencia de juntas de dilatación, especialmente en su encuentro con
las paredes, pero también intermedias si se trata de superficies grandes (superiores a
60 m2). También será importante conocer el sistema de unión (clavado, pegado,
flotante.

 En los casos de desprendimientos de tablas, podemos hacer ensayos de


arrancamiento de las mismas, pero será fundamentales los datos de sistema de
unión indicados en el punto anterior.

 En los casos de erosión por abrasión, comprobaremos, sobre todo la posibilidad de


acuchillado para recuperar la imagen original.

La comprobación de las lesiones químicas en este caso (eflorescencias y organismos) será


específica en los pavimentos de madera, veamos:

 En cuanto a las eflorescencias, debemos identificar el tipo de sal eflorescida, junto


con la posible eflorescibilidad de los materiales de agarre o de los que componen el
soporte del pavimento.

 En cuanto a los organismos la comprobación debe perseguir:

 Identificar el tipo de organismo (insecto u hongo) mediante ensayo de crecimiento del


mismo, que lleva un tiempo mínimo.

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Pavimentos

 Conocer el alcance del ataque, para lo que disponemos de distintos medios; desde
semidestructivos, obteniendo probetas y analizándolas química y mecánicamente,
hasta ensayos no destructivos, con ultrasonidos, perforaciones, radiografías, etc.

En los casos de termitas, será importante descubrir la situación del nido, haciendo un
seguimiento inverso de las mismas, lo que no siempre es posible.

1.3 Reparación

La reparación deberá preocuparse primero por eliminar la causa para, a continuación, reparar la
lesión. Para ello atenderemos a los resultados de la toma de datos indicada en el apartado de
diagnóstico. Veamos las actuaciones más adecuadas en función del tipo de pavimento y de la
lesión aparecida, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones nos encontramos con varias
lesiones simultáneas, lo que nos obligará a tenerlas en consideración todas ellas a la hora de
decidir la actuación pertinente.

En pavimentos continuos

Lesiones físicas

Si se trata de humedades, en función de su procedencia, podemos llevar a cabo las siguientes


actuaciones:

 Si son de capilaridad, tenemos varias alternativas que debemos analizar en función


de viabilidad y coste:

 introducir un drenaje mediante la ejecución de pozos drenantes (activos o pasivos)


para evitar su demolición, si es posible,

 impregnar desde la superficie con líquidos hidrofugantes en masa, normalmente


mineralizadores, asegurando que se obstruyen o sellan previamente todas las
posibles aberturas (juntas, fisuras, coqueras, etc.)

 demoler y volver a ejecutar según prevención.

 Si son de filtración, en pavimentos exteriores, y en función de su coeficiente de


absorción, así como de las vías de penetración, podremos aplicar pinturas
impermeabilizantes superficiales, que deben tener la dureza suficiente según su uso,
así como sellar adecuadamente todas las juntas de dilatación y fisuras.

19
Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 Si se trata de humedades accidentales, con tuberías discurriendo por el interior de la


solera, no habrá más remedio que demoler para sustituir o remover la tubería, y
ejecutar de nuevo según prevención.

En cuanto a la erosión física, en función del tipo de humedad que la provoque, y una vez
resuelta esta, deberemos sanear y consolidar superficialmente con productos endurecedores,
teniendo en cuenta que dicha erosión irá acompañada de la mecánica, donde indicaremos los
tipos de productos adecuados.

Lesiones mecánicas

Si aparecen fisuras, podemos considerar dos casos:

 Que se produzcan por retracción, lo que sería indicio de excesiva distancia entre
juntas de dilatación propias, por lo que deberemos introducirlas en las zonas donde
han aparecido las roturas, asegurando que se interrumpe la armadura, si la hay. Sin
embargo, va a resultar muy difícil eliminar la fisura que ya ha aparecido, a menos que
incorporemos una nueva capa encima, que puede ser:

 nueva solera armada de espesor mínimo (7 cm) conectada a la existente, si hay


altura para ello, asegurando que se introducen las juntas de dilatación necesarias
según prevención,

 capa de mortero autonivelante, respetando las juntas de dilatación existentes y las


nuevas, previa preparación del soporte para asegurar una adherencia adecuada,

 demolición y refacción, según prevención.

 Que se produzcan por asientos del terreno o del encachado soporte, tanto centrales
como (sobre todo) perimetrales a cada pieza separada por juntas de dilatación. En
estos casos la reparación total resulta también muy difícil, por lo que tendremos que
optar por la demolición y refacción, según prevención.

En cualquiera de los dos casos, se puede optar por instrumentar las fisuras para conocer su
movimiento, y si están estabilizadas y su dimensión es asumible según el uso del local, dejar la
solera como está.

Si se trata de desprendimientos de capas de mortero o de pintura, en función de los resultados


de los ensayos de arrancamiento, así como del módulo de elasticidad, procederemos a:

 Demoler todo el pavimento desprendido y rehacer según prevención.

20
Pavimentos

 Demoler parcialmente, hasta juntas de retracción, y rehacer según prevención.

Si el problema es una erosión por abrasión o punzonamiento, y en función de su resistencia a


compresión y al desgaste, así como del alcance de la erosión, decidiremos:

 Demoler puntualmente en un espesor mínimo de 5 cm, sólo si se trata de


punzonamientos localizados y las resistencias mecánicas son adecuadas, y reponer
la parte saneada con morteros de resinas con dureza equivalente, interponiendo los
puentes de adherencia necesarios.

 Sanear superficialmente todo el pavimento y aplicar una capa endurecedora de


resinas epoxídicas o de poliuretano, lo que podemos hacer con maquinaria
automática específica o mediante morteros autonivelantes. En cualquier caso
debemos respetar las juntas de dilatación, tanto existentes como las nuevas que
sean necesarias, Interponiendo las piezas conformadas para juntas indicadas en
prevención.

 Si las resistencias mecánicas son insuficientes y la erosión es muy llamativa,


tenemos otras dos opciones:

 demoler todo el pavimento y rehacer según prevención,

 nueva solera armada de espesor mínimo (7 cm) conectada a la existente, si hay


altura para ello, asegurando que se introducen las juntas de dilatación necesarias
según prevención.

Lesiones químicas

Las eflorescencias, causadas por algún tipo de humedad, nos obligarán a resolver estas según
lo indicado más arriba, y a la limpieza necesaria.

La presencia de organismos exigirá también una limpieza profunda de los mismos y, además
de reducir al máximo las humedades que les ayudan, podemos aplicar pinturas bactericidas
complementadas con endurecedores superficiales.

La erosión química, una vez conocida su naturaleza gracias a los análisis correspondientes,
exigirá las operaciones habituales de:

 saneado superficial,

 solución de la humedad que las provocaba (normalmente de filtración)

21
Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 recuperación de la superficie del pavimento por cualquiera de los sistemas vistos en


la erosión mecánica, aplicando una capa endurecedora de resinas epoxídicas o de
poliuretano.

En pavimentos de baldosas

Lesiones físicas

Para las humedades, en función de su procedencia, y de forma similar a lo planteado en


pavimentos continuos, podemos llevar a cabo las siguientes actuaciones:

 Si son de capilaridad, sólo en pavimentos de plantas bajas o exteriores, en función de


viabilidad y coste podremos:

 introducir un drenaje mediante la ejecución de pozos drenantes (activos o pasivos)

 demoler y volver a ejecutar según prevención.

 Si son de filtración, también en pavimentos exteriores, y en función de sus


características físicas, así como de las vías de penetración, podremos aplicar
hidrofugantes superficiales, que se deben renovar periódicamente, así como sellar
adecuadamente todas las juntas de dilatación y fisuras.

 Si se trata de humedades accidentales, con tuberías discurriendo por debajo de las


baldosas, no habrá más remedio que demoler para sustituir o remover la tubería, y
ejecutar de nuevo según prevención.

Para la erosión física, una vez resuelta la humedad que la provoca, tenemos varias opciones
en función del alcance de la lesión:

 Si es puntual, con pocas baldosas afectadas, se deben reponer éstas.

 Si es general, en función de la importancia, podremos:

 demoler y volver a ejecutar según prevención.

 sanear y aplicar productos endurecedores superficiales a base de resinas

22
Pavimentos

Lesiones mecánicas

Las fisuras, debemos tratarlas en función del tipo de que se trate:

 Las individuales nos obligarán a reponer las baldosas afectadas, sustituyéndolas por
unas nuevas de características similares (si existen) asegurando su correcta
colocación para evitar asientos, y su resistencia a flexión. A continuación debemos
llevar a cabo un pulido general en caso de tratarse de baldosas de materiales
pétreos.

 Las continuas las trataremos en función de su origen:

 Si son debidas a retracción, estudiaremos la posibilidad de introducir nuevas juntas


de dilatación, lo que probablemente nos obligará a levantar filas enteras donde vayan
a localizarse y reponerlas introduciendo piezas conformadas especiales para
materializarlas según prevención, además de reponer las baldosas que se hayan
roto.

 Si son debidas a flechas del forjado soporte, analizaremos la necesidad de reforzar


dicho forjado para reducir las flechas, así como la conveniencia de introducir juntas
de dilatación coincidentes con las zonas de momento negativo, lo que haremos
siguiendo las pautas indicadas en el punto anterior, reponiendo también las baldosas
rotas.

 Si se trata de asientos del terreno en planta baja, deberemos demoler y consolidar


antes de rehacer el pavimento según prevención.

Los desprendimientos, también habrá que tratarlos en función de las causas posibles:

 Si se trata de una simple pérdida de adherencia, bien entre baldosa y mortero de


agarre, bien entre éste y el soporte, y en función del alcance,

 repondremos puntualmente las baldosas afectadas, asegurando su correcta


colocación según prevención, y procederemos a un pulido general para igualar, si son
baldosas de materiales pétreos,

 levantaremos y reharemos todo el pavimento, según prevención.

 Si se trata de un esfuerzo rasante, por dilatación, también actuaremos en función de


la causa del mismo, es decir:

23
Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 si es debido a dilataciones, habrá que introducir las juntas correspondientes, según


hemos indicado más arriba, rehaciendo las baldosas desprendidas,

 si se deben a flechas de forjado, la actuación será también similar a la indicada más


arriba, teniendo en cuenta que en este caso las baldosas más afectadas serán las
localizadas en la zona de flecha positiva, por levantamiento,

 si la causa es un asiento del pavimento en plantas bajas, habrá que demoler y


rehacer una vez resuelto el asiento.

 Si nos encontramos con desprendimientos puntuales en baldosas de bordes,


incluidos los de las juntas de dilatación, comprobaremos la ejecución de los mismos
y, probablemente, tendremos que rehacerlos según prevención, asegurando:

 que existe una pieza especial de borde, en los libres,

 que se utilizan piezas específicas de junta, sujetando las baldosas adyacentes.

La erosión mecánica, que es la consecuencia más directa del uso, debe repararse en tres
situaciones diferentes:

 Cuando ha transcurrido un tiempo importante, provocando gran desgaste, lo que se


suele llevar a cabo:

 puliendo el pavimento para recuperar su imagen, lo que exige espesor suficiente de


la baldosa con las mismas características (piedra, terrazo con huella de más de 1 cm)

 sustituyendo el pavimento por otro nuevo, cuando sea necesario por nueva imagen o
cambio de uso.

 Cuando la dureza superficial de la baldosa es insuficiente para el uso al que está


destinada; entonces se puede:

 sustituir el pavimento por otro nuevo, cumpliendo las condiciones de prevención,

 aplicar un endurecedor superficial como los mencionados más arriba.

 Cuando la baldosa tiene una capa superior excesivamente fina para ser recuperada,
como es el caso de la cerámica vidriada, que acaba desgastándose; en este caso no
hay más remedio que sustituir el pavimento por otro nuevo.

24
Pavimentos

Lesiones químicas

Las eflorescencias nos obligarán a resolver, en primer lugar, la humedad que la provoca y,
posteriormente, a la limpieza necesaria. Si se trata de una humedad de filtración, deberemos
recurrir a una hidrofugación o impermeabilización superficial con la suficiente dureza.

Los organismos implicarán también una limpieza de los existentes (plantas, musgos y mohos)
eliminando especialmente las raíces de las gramíneas y plantas de porte que se hayan
asentado en fisuras y juntas, y posible aplicación posterior de productos fungicidas para
prevenir nuevos asentamientos.

La erosión química, una vez realizados los análisis de pátinas y costras para conocer su origen,
deberá combatirse con:

 saneado y protección superficial, como la erosión física, o

 sustitución del pavimento por otro más resistente a las agresiones químicas
previsibles.

En pavimentos de madera

Lesiones físicas

Las humedades más corrientes en estos casos serán de capilaridad (muy pocas veces) y las
accidentales. También pueden darse las de filtración, pero serán debidas a algún problema
ajeno al pavimento. En cualquiera de los casos, si la afección es general, habrá que levantar y
volver a ejecutar todo el pavimento. Si es puntual, estudiaremos la posibilidad de rehacer el
pavimento de forma parcial. Si se trata de tuberías ocultas bajo el pavimento, habrá que
sustituirlas y, si es posible, eliminarlas. La ejecución del nuevo pavimento deberá seguir las
pautas indicadas en prevención.

Lesiones mecánicas

Las fisuras, como aberturas entre tablas, son muy corrientes en este tipo de pavimentos,
debido a la variabilidad dimensional como consecuencia de los cambios de humedad. Sólo en
caso de aberturas exageradas vale la pena intervenir. Entonces podremos optar por:

 Introducir juntas de dilatación si no existen, especialmente en su encuentro con las


paredes, o intermedias si se trata de superficies grandes (superiores a 60 m2)
abriendo separaciones entre tablas y sellando.

25
Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 Sustituir el pavimento completo por otro con sistema de sujeción distinto al existente,
que podrá ser pegado o flotante.

Los desprendimientos se deberán, normalmente, a humedades, por lo que, una vez resueltas
ésas, se deberá proceder a:

 Volver a sujetar las tablas de forma puntual, o

 Sustituir el pavimento por otro nuevo.

La erosión por abrasión es también inevitable, debido a tratarse de un material relativamente


blando, pero fácilmente recuperable por acuchillado. Por ello nuestra actuación podrá ser:

 Acuchillar y volver a proteger con barnices duros (poliuretanos) si tenemos espesor


suficiente de tabla, teniendo en cuenta que se mantenga suficiente machihembrado
en los casos de tarimas con este sistema de unión entre las tablas,

 Sustituir el pavimento por otro, en los casos en que no haya espesor suficiente, bien
por antigüedad, bien por tratarse de tarimas modernas contrachapadas, con poco
espesor de capa de huella.

En muchos casos de intervención en tarimas sobre rastreles muy gastadas, puede tratar de
aprovecharse el material eliminando el machihembrado, reduciendo el espesor y el tamaño de las
tablas y rehaciendo el pavimento, colocando ahora las tablas pegadas sobre solera de mortero.

Lesiones químicas

Si existen eflorescencias, habrá que eliminar, en primer lugar, la humedad que la provoca para,
a continuación, proceder a su acuchillado que elimine la capa superior afectada por la
eflorescencia. Si no se puede acuchillar por falta de espesor, intentar la limpieza con
disolventes o sustituir.

Si hay presencia o ataque de organismos, en función del alcance de dicho ataque podremos:

 Si es un ataque de xilófagos, una vez que se han resueltos los posibles problemas de
humedad que facilitaban la presencia de los organismos,

 si hay presencia de termitas, tenemos que dar los siguientes pasos:

 tratar de eliminar el acceso de las mismas al edificio, lo que resulta inseguro, por no
saber exactamente la localización del nido, pero debemos incorporar una barrera

26
Pavimentos

química mediante insecticidas-termicidas en la cimentación perimetral así como en


las bases de los muros o pilares de arranque del edificio,

 tratamiento superficial de toda la zona del pavimento no atacado, como prevención,


con productos similares, y acuchillado y barnizado posterior,

 sustitución de todos los elementos atacados.

 si tenemos insectos larvarios (coleópteros) tratar el pavimento con productos


fungicidas orgánicos por inyección, en las zonas atacadas, y por superficie en el
resto, para posteriormente acuchillar y barnizar.

 Si es un ataque de hongos, una vez resueltos, también, los posibles problemas de


humedad,

 sustitución de los elementos no recuperables,

 aplicación de productos fungicidas en disolvente orgánico, que deberá hacerse en


profundidad (por inyección) en los elementos atacados pero recuperables, y
superficial en los no atacados, y

 acuchillado y barnizado.

1.4 Medidas de prevención

A la vista de los procesos patológicos que pueden sufrir los pavimentos, podemos establecer las
medidas de prevención adecuadas para evitar que aparezcan. Para ello seguiremos el mismo
modelo de los puntos anteriores en función del tipo de pavimento, recordando las posibles
lesiones a evitar, procurando resolverlas todas de forma simultánea.

Pavimentos continuos

Soleras

Para asegurar la ausencia de humedades,

 Asegurar un sistema de drenaje previo, de acuerdo con el CTE (DB-HS1) al estar


normalmente apoyadas sobre el terreno, que podrá ser:

 drenaje activo, si existe nivel freático que le pueda afectar,

 drenaje pasivo mediante,

27
Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 red de zanjas o tubos drenantes, para evitar encharcamientos en exteriores,

 encachado, para evitar capilaridad en interiores, que puede complementarse con lámina
de polietileno de un mínimo de 800 galgas.

 Evitar humedades de filtración en la masa del hormigón, especialmente en exteriores,


asegurando un coeficiente de absorción inferior al 3%,

 obteniendo compacidad suficiente en la masa del hormigón,

 mediante productos superficiales impermeabilizantes,

 sellando las juntas de dilatación en exteriores.

 Impedir la colocación de tuberías con agua a presión en la masa de la solera, para


evitar posibles humedades accidentales.

Impidiendo la capilaridad, por un lado, la filtración en exteriores, por otro, y la presencia de


tuberías, podremos evitar asimismo la erosión física, la erosión química y la presencia de
organismos, si se lleva a cabo, además, el necesario mantenimiento (limpieza).

Por otra parte, para evitar fisuras,

 Asegurar la compactación del terreno soporte con un Proctor modificado del 98%

 Ejecutar correctamente el encachado, terminado con capa de arena uniforme

 Dar el espesor suficiente, en función de la existencia de armado, según el siguiente


criterio, para una armadura en malla de Ø del 8 cada 15 cm:

 solera armada: 15 cm para peatones, 20 cm para garajes, 25 cm para industria,

 solera en masa: 20 cm para peatones, 30 cm para garajes, 35 cm para industria.

 Si se ejecuta la solera interior en dos fases, una al principio de la obra y otra al final,
asegurar las siguientes condiciones en la segunda capa:

 espesor no inferior a 7 cm,

 armado según punto anterior,

 conexión a la solera base con Ø de 12 cada m2.

 Introducir juntas de dilatación en función de la situación (exterior o interior) y de las


condiciones climáticas, con los siguientes criterios:

 en interior, cada 4 m, en ambas direcciones,

28
Pavimentos

 en exterior, cada 4 m, en clima suave, y cada 3 m en climas extremos, en ambas


direcciones,

 asegurar la interrupción de la armadura en la junta,

 corte del 50% del espesor.

Por último, para evitar la erosión mecánica al máximo,

 Resistencia a compresión mínima del hormigón de 250 Kp/cm2.

 Dureza superficial obtenida mediante:

 áridos especiales,

 resinas endurecedoras incorporadas en la masa,

 pinturas endurecedoras aplicadas a posteriori.

Se debe limitar el desgaste lineal máximo, con abrasivo de arena y recorrido de 1.000 m, según
UNE 7015, a 1,2 mm en zonas de peatones, 1 mm en garajes, y 0,8 mm en pavimentos
industriales.

Morteros y pinturas

Para evitar la presencia de fisuras,

 Asegurar una resistencia a compresión en el elemento soporte, superior a 250


kp/cm2.

 En el caso de losas y forjados, limitar su flecha activa 5 mm.

 Dar el espesor adecuado según el suministrador, o introducir malla de armado.

 Exigir un módulo de elasticidad máximo de 3.000 Mpa, en morteros, y 2.000 Mpa, en


pinturas.

 Introducir juntas de dilatación en función del soporte, de la situación (exterior o


interior) y de las condiciones climáticas, con los siguientes criterios:

 en interior, cada 3 m, en ambas direcciones,

 en exterior, cada 3 m, en clima suave, y cada 2 m en climas extremos, en ambas


direcciones,

 en la coincidencia con líneas de momento flector negativo,

29
Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 respetar las juntas de dilatación y las constructivas del soporte.

Para evitar los desprendimientos,

 Asegurar la compatibilidad química con el soporte,

 Preparar la superficie del soporte (limpieza y humedad adecuadas)

 Curado adecuado según instrucciones del suministrador,

 Evitar la presencia de humedades (las fisuras facilitan la filtración).

Para evitar la erosión por abrasión o punzonamiento,

 Limitar el desgaste lineal máximo, con abrasivo de arena y recorrido de 1.000 m,


según UNE 7015, a 1,2 mm en zonas de peatones, 1 mm en garajes, y 0,8 mm en
pavimentos industriales.

 Incorporar piezas conformadas de protección en las juntas de dilatación para reforzar


sus bordes, con tres variantes:

 pletina embutida en el centro,

 doble angular invertido,

 chapa superior protectora

En cuanto a las lesiones químicas, impidiendo las humedades, en general, podremos evitar
tanto la erosión química, como la presencia de organismos, todo ello complementado con el
necesario mantenimiento (limpieza). Para las eflorescencias, además, habrá que confirmar el
uso de productos “no eflorescibles”.

En pavimentos de baldosas

Para evitar la presencia de humedades,

 Asegurar un sistema de drenaje previo, de acuerdo con el CTE (DB-HS1) para evitar
humedades de capilaridad, si se trata de un pavimento apoyado directamente sobre
el terreno, que podrá ser, al igual que en el caso anterior, activo o pasivo,

 Evitar humedades de filtración en los pavimentos exteriores, mediante el uso de


baldosas con un coeficiente de absorción inferior al 3%, y con mortero hidrófugo para
el rejuntado, además de sellar las juntas de dilatación.

30
Pavimentos

 Impedir la colocación de tuberías con agua a presión debajo del pavimento, para
evitar posibles humedades accidentales.

Para evitar la erosión física, hay que exigir el uso de baldosas no heladizas y con el coeficiente
de absorción inferior al 3%, ya visto para las humedades de filtración.

Para evitar la aparición de fisuras,

 Las individuales, asegurar su correcta colocación para evitar asientos, y su


resistencia a flexión, especialmente la flexión inversa, según el siguiente criterio:

 para espesores inferiores a 10 mm, 300 Kp/cm2

 para espesores entre 10 mm y 40 mm, 200 Kp/cm2

 para espesores superiores a 40 mm, 100 Kp/cm2

 Las continuas,

 introducir juntas de dilatación, con piezas conformadas especiales, a distancias


máximas en ambas direcciones, según su situación:

 en interiores, cada 5 m,

 en exteriores de clima suave, cada 4 m,

 en exteriores de clima extremo, cada 3 m;

Además,

 en el perímetro,

 en la coincidencia con líneas de momento flector negativo,

 cuando existan juntas de dilatación o discontinuidad del soporte.

 limitar la flecha activa de los forjados de apoyo a 9 mm;

 ejecución de solera previa en pavimentos sobre el terreno;

 evitar colocación “a matajunta” en pavimentos exteriores.

Para evitar los desprendimientos, además de la introducción de las necesarias juntas de


retracción y la limitación de la flecha activa del forjado soporte, ya mencionadas para que no
aparezcan esfuerzos raspantes,

31
Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

 Asegurar su apoyo uniforme en todo el dorso y confirmar que la baldosa se coloca


antes del inicio de fraguado del mortero de agarre.

 Asegurar una resistencia mínima a compresión del mortero de agarre, según el uso,
de:

 con tráfico rodado, 120 Kp/cm2,

 con tráfico intenso de personas, 100 Kp/cm2,

 con tráfico normal de personas, 80 Kp/cm2;

 Colocación de perfil de protección y sellado en juntas de dilatación;

 Colocación de piezas especiales “autoprotegidas” en bordes perimetrales.

Para evitar la erosión mecánica,

 Exigir una dureza superficial Mohs mínima para las baldosas, según su uso, de 3, si
es un local privado interior, 4 si se trata de un local público interior, y 6, si se trata de
un pavimento exterior.

 En caso de durezas inferiores, asegurar que la baldosa, y el pavimento en su


conjunto, admite un pulido periódico para recuperar su aspecto, para lo cual se tendrá
en cuenta:

 es posible el uso de piedra natural,

 si se trata de una pieza prefabricada (terrazo o baldose hidráulica) necesitaremos una


capa de huella de un espesor no inferior a 15 mm,

 si se trata de baldosa cerámica, no se deben utilizar piezas vidriadas, ya que su


desgaste no es recuperable, lo que limita las posibilidades a baldosas de gres
compacto, o porcelánico

 Se deben cumplir las exigencias de “resbaladicidad” incluidas en el CTE, DB-SU,


Sección SU 1, Seguridad frente al riesgo de caídas, tablas 1.1 y 1.2

32
Pavimentos

Resistencia al deslizamiento Rd Clase

Rd ≤ 15 0

15 < Rd ≤35 1

35< Rd ≤45 2

Rd > 45 3

Tabla 1: Clasificación de los suelos según su resbaladicidad

En este sentido, el CTE recuerda que “El valor de resistencia al deslizamiento Rd se determina
mediante el ensayo del péndulo descrito en el Anejo A de la norma UNE-ENV 12633:2003
empleando la escala C en probetas sin desgaste acelerado”.

Tabla 2: Clase exigible a los suelos en función de su localización

En cuanto a las lesiones químicas, al igual que en los casos anteriores, si conseguimos que no
aparezcan los distintos tipos de humedades, podremos evitar tanto la erosión química, como la
presencia de organismos, todo ello complementado con el necesario mantenimiento (limpieza).
Para las eflorescencias, además, habrá que confirmar tanto las propias baldosas como el
mortero de agarre, son “no eflorescibles”, lo que exigirá los correspondientes controles previos.

33
Patología y reparación de fachadas y acabados interiores

En pavimentos de madera

Para los efectos de las humedades,

 Limitar el contenido de humedad de la madera al 15%.

 Limitar la humedad del soporte al 6% antes de su colocación, especialmente en


suelos pegados.

 Colocar preferentemente en época climática “intermedia” (ni seca ni húmeda).

 Impedir la colocación de tuberías con agua a presión debajo del pavimento, para
evitar posibles humedades accidentales.

Para reducir al máximo las aberturas entre tablas,

 Utilizar madera estabilizada.

 Limitar la flecha activa del forjado soporte a 10 mm, especialmente en tarimas


pegadas.

 Dejar juntas de dilatación en todo el perímetro, e intermedias cada 6 m en ambas


direcciones, especialmente si se coloca en época seca.

Los desprendimientos, se verán reducidos si se evitan las humedades, según lo indicado más
arriba.

La erosión por abrasión es prácticamente inevitable, por lo que debemos asegurar una capa de
huella con espesor no inferior a 4 mm, para permitir, por lo menos, un acuchillado posterior a
su ejecución.

También las eflorescencias, se evitarán con la ausencia de humedades, además de no utilizar


productos eflorescibles en el soporte.

Para evitar la presencia o el ataque de organismos,

 Evitar las humedades, según indicaciones en puntos anteriores.

 Tratar la madera con productos insecticidas y fungicidas, en función de los


organismos previsibles en la zona y de la situación definitiva de la madera según los
siguientes criterios:

 para elementos que queden vistos y aireados,

 con tratamientos por inmersión rápida,

34
Pavimentos

 con pulverización mediante aerosol,

 por pincelado;

 para elementos que queden en situación más o menos oculta,

 con tratamientos por inmersión prolongada,

 con doble vacío,

 por impregnación a presión en autoclave.

35

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