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Pavimentos
INDICE
INDICE........................................................................................................................................................................... 3
12 de diciembre de 2007
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
Por otra parte, existe una gran variedad de tipos de pavimento, con distintos materiales,
diferentes técnicas de colocación y numerosas opciones de mantenimiento, que hace algo
complejo su estudio. Para facilitar su análisis, los dividiremos en tres tipos básicos; continuos, de
baldosas y leñosos. Dentro de los primeros, analizaremos las soleras apoyadas directamente
sobre el suelo o sobre estructura horizontal, y los morteros y pinturas. En los segundos, los más
abundantes, estudiaremos, tanto las baldosas cerámicas como las de piedra o las de mortero. En
los terceros, en fin, analizaremos las tarimas y los parquets.
Como ha quedado dicho, los pavimentos pueden sufrir prácticamente todo tipo de lesiones, tanto
físicas como mecánicas como químicas, que quedan resumidas en el cuadro 9.1. Para su
estudio, las analizaremos en función del tipo de pavimento dentro de los tres grupos
mencionados.
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Pavimentos
Pavimentos continuos
Se refieren a las soleras y los acabados continuos rígidos aplicados sobre ellas o directamente
sobre estructuras horizontales, tanto interiores como exteriores.
Lesiones físicas
de capilaridad, cuando la solera esté situada directamente sobre el suelo, sin capa
drenante (encachado) ni un sistema general de drenaje adecuado, o sin una capa
impermeable,
La erosión física aparecerá en soleras exteriores cuando se haya producido filtración de agua y
el material sea susceptible de lixiviación o de heladicidad.
Lesiones mecánicas
Las provocadas por asiento del soporte, sea éste el propio terreno, sea un forjado o
losa con flecha excesiva; en estos casos la rotura se produce en la solera o en la
capa de mortero como consecuencia de la aparición de una tracción superior, debido
a:
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
a un descenso perimetral de la solera, bien por asiento del terreno, bien por falta de
apoyo en el borde al sufrir cargas superiores.
En ambos casos, la fisura suele ser lineal, perpendicular a la tracción, por lo que sigue la línea
de apoyo en el momento negativo, o sigue líneas perpendiculares a los bordes de la solera, en
los casos de asiento perimetral de la misma.
Las fisuras provocadas por asientos centrales o momentos positivos del forjado de apoyo,
suelen aparecer en el trasdós de la solera, por lo que no suelen salir al exterior.
Los desprendimientos se refieren a las capas de mortero aplicadas sobre forjados o losas, o de
pintura sobre soleras. En ambos casos falla la adherencia en la interfase, lo que puede deberse
a:
La erosión mecánica es prácticamente inevitable debida al uso, pero suele ser indicio de
insuficiente dureza superficial. Aparece, sobre todo, en los bordes de las juntas de dilatación, si
no están adecuadamente protegidos, o en las zonas de mayor tráfico y en aquellas donde se
pueden producir punzonamientos.
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Pavimentos
Lesiones químicas
Las más destacadas son las eflorescencias, la presencia de organismos y la erosión química.
Veamos.
Las sales solubles pueden estar presentes en el terreno soporte, si son arrastradas por
humedad capilar, en los áridos del hormigón o del mortero, o en algún aditivo de los mismos
(plastificantes, colorantes, endurecedores, etc.), también puede aparecer CO3Ca como
consecuencia de la reacción entre el OCa del cemento y el CO2 del ambiente. Las humedades
pueden ser cualquiera de las indicadas más arriba (Capilaridad, filtración o accidental).
Los vegetales suelen aparecer en forma de musgos o como plantas de cierto porte,
desde gramíneas hasta arbustos. Los primeros necesitan cierta porosidad y humedad
y las segundas aparecen en fisuras y juntas donde se puede acumular tierra y donde
pueden afianzar sus raíces. Los musgos no suelen suponer ningún problema y sólo
indican falta de mantenimiento. Las plantas, sin embargo, sin pueden ser dañinas a
partir del crecimiento de sus raíces, especialmente las de cierto porte, lo que facilita
la filtración del agua de lluvia y el desmoronamiento de los bordes de la fisura o junta
donde han aparecido.
En cuanto a los animales, suele tratarse de arácnidos o insectos que afianzan sus
nidos en fisuras, juntas o coqueras. Tampoco suponen ningún daño especial, sino
simplemente falta de mantenimiento.
La erosión química puede aparecer como consecuencia de usos industriales con productos
más o menos agresivos, desde los aceites de los coches, en garajes, hasta todo tipo de ácidos
en laboratorios y plantas industriales. Esos productos reaccionan, bien con los áridos de los
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
hormigones y morteros, bien con los aditivos y resinas endurecedores, o con los de las pinturas
superficiales, produciendo alteraciones de distintos tipos, especialmente arenización y costras
superficiales.
Pavimentos de baldosas
Son los más abundantes y variados, aunque los procesos patológicos en todos ellos resultan
muy similares, por lo que podemos estudiarlos conjuntamente y, si cabe, mencionar las
particularidades de los distintos materiales. Estudiemos los distintos procesos según su familia, y
en muchos casos, haremos referencia a las lesiones mencionadas para pavimentos continuos,
dada su similaridad.
Lesiones físicas
En efecto, la filtración es más fácil cuando las baldosas están colocadas “a hueso”, ya que la
lechada de relleno desaparece muy pronto y las uniones resultan unas aberturas muy
adecuadas para que el agua se filtre, por lo que no son nada recomendables en pavimentos
exteriores. Asimismo, la filtración será más abundante para un coeficiente de absorción mayor
y para una capacidad de succión alta, por lo que limitaremos ambos, además de exigir
suficiente pendiente en el pavimento para asegurar un buen drenaje y reducir el riesgo de
embalse.
La erosión física será también posible en pavimentos exteriores cuando existan humedades y
el material sea heladizo, tanto el de la baldosa como el mortero de juntas. Existen casos en que
la erosión meteorológica la sufre sólo la baldosa y viceversa. En este sentido, cabe recordar la
importancia de utilizar baldosas adecuadas para exteriores en función de las características
climáticas, cualquiera que sea el material.
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Pavimentos
Lesiones mecánicas
Aparecen también los tres tipos vistos en los pavimentos continuos; fisuras, desprendimientos y
erosión mecánica, aunque con algunas características específicas. Veamos.
Las fisuras pueden tener ahora tres orígenes; los asientos del soporte, las variaciones
dimensionales y defectos de agarre:
Los asientos, bien del terreno, si son exteriores, bien del forjado sobre el que se
reciben, suelen provocar roturas lineales debido al esfuerzo cortante, o al de tracción,
que generan. Suelen ser fisuras continuadas de unas baldosas a otras, aunque
buscan también la junta entre ellas como elemento más débil. Su geometría nos
indica el tipo de movimiento que se ha producido.
un fraguado desigual entre centro y borde, debido a una pérdida de agua en el borde
una vez colocada la baldosa, dificultando su correcto fraguado, con lo que el centro
presenta mayor resistencia, provocando una flexión inversa al paso de las cargas de
uso; ocurre más fácilmente con junta “a hueso” y con colocación “a tablero”,
una pérdida de resistencia del mortero de agarre debajo del borde como
consecuencia de la filtración de agua y su posterior lixiviación.
Estas últimas fisuras también puede estar provocadas por debilidad de la baldosa, que tiene
una resistencia a la flexión muy baja, tanto normal como “inversa”, que provoca la aparición de
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
flexión en la misma, tanto positiva como negativa, ante las cargas de servicio. En este sentido
cabe llamar la atención sobre la tendencia actual a colocar baldosas cerámicas de tamaño
cada vez mayor; aunque su resistencia a flexión sea buena, el tamaño dificulta la
homogeneidad de colocación de la pasta de agarre, por lo que son más susceptibles de sufrir
fisuras individuales por flexión.
Los desprendimientos de las baldosas con respecto al soporte o a la capa de agarre, son una
de las lesiones más corrientes, especialmente en exteriores, e indican un fallo de adherencia
en cualquiera de las dos interfases. Veamos las diferentes opciones y sus causas directas e
indirectas:
Reducción del mortero de agarre, o de la capa de reparto, por compresión con las
cargas de uso, que produce un levantamiento de la baldosa con respecto a las
adyacentes; se trata del mismo defecto mencionado en el punto anterior por poder
provocar también fisuras individuales.
Cabe mencionar el hecho de que esta reducción de las capas de agarre o de reparto es más
fácil en los bordes escalonados del pavimento o en las juntas de dilatación estructural,
especialmente cuando no existe una pieza de protección de los mismos, bien sea un “bordillo”,
bien una pieza especialmente conformada de junta de dilatación con sendos angulares que
protegen la parte inferior de las mencionadas capas.
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Pavimentos
La erosión mecánica es también inevitable debida al uso, y suele ser indicio de insuficiente
dureza superficial de las baldosas. Aparece, sobre todo, en las zonas de mayor tráfico y en
aquellas donde se pueden producir punzonamientos. En locales de mayor tráfico es
recomendable el uso de baldosas en las que se pueda recuperar la imagen y textura de la cara
superior mediante una abrasión controlada (pulido) de lo contrario, una vez desgastadas, ya no
son recuperables y es preciso cambiarlas.
Un caso especial de este problema lo constituyen las baldosas cerámicas vidriadas, cuya capa
superior (el vidriado) acaba desgastándose, especialmente por sus bordes que, por el proceso
de cocción, resultan más elevados. Por ello no es recomendable su uso como pavimento,
debiendo utilizar baldosas de gres compacto o “porcelánico”, con una masa uniforme en todo
su espesor.
Lesiones químicas
Volvemos a considerar las mismas que para los continuos, es decir, eflorescencias, presencia
de organismos y erosión química. Veamos sus particularidades.
Para las eflorescencias, la presencia de sales solubles, como causa indirecta, puede darse en
las propias baldosas, en el mortero de agarre o, si existe, en la capa de reparto, mientras que
la causa directa será la presencia de cualquiera de las humedades vistas. Asimismo, también
puede aparecer CO3Ca como consecuencia de la reacción con el CO2, del OCa del cemento
utilizado en el mortero de agarre.
Los organismos que aparecen son los mismos mencionados para los pavimentos continuos, es
decir, hongos, vegetales o animales, con los mismos problemas indicados más arriba, a saber,
colonias de mohos y presencia de musgo, que denotan falta de limpieza y mantenimiento, y
crecimiento de plantas de cierto porte, que facilitan la filtración del agua de lluvia y el
desmoronamiento de los bordes de la fisura o junta donde han aparecido
También la erosión química puede aparecer como consecuencia de usos industriales, o incluso
en baños y cocinas domésticos, con los productos agresivos utilizados. Ahora esos productos
reaccionan, no sólo con los áridos de los morteros de agarre y de junta, sino además con las
propias baldosas cuando no son resistentes a ese tipo de productos, produciendo alteraciones
de toda clase, similares a las mencionadas en el capítulo correspondiente, a saber,
arenización, alveolización, costras, pátinas, etc. etc.
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
Pavimentos de madera
También aparecen los distintos tipos de lesiones mencionadas más arriba, aunque algunas de
ellas sean más importantes que otras. Por otra parte hay que tener en cuenta que el uso masivo
de este tipo de pavimentos es en interiores, por lo que no consideramos, en principio, aquellas
cuya cusa directa son los agentes meteorológicos.
Lesiones físicas
Tenemos que considerar, básicamente, las humedades, que pueden ser también de
capilaridad, de filtración o accidentales, por la influencia que tienen en las variaciones
dimensionales de la madera, especialmente en el sentido perpendicular a las fibras. En
cualquiera de los casos, la presencia de humedad provoca un hinchamiento de la madera que
acaba produciendo alabeos de sus tablas y desprendimientos por levantamiento de las
mismas.
Lesiones mecánicas
Aquí sí parecen los tres tipos vistos en los pavimentos anteriores; fisuras, desprendimientos y
erosión mecánica. Veamos las características específicas de estos pavimentos.
Las fisuras suelen presentarse por abertura entre tablas, y son consecuencia de la contracción
del pavimento por excesivo secado del mismo, o por no haber dejado previstas juntas de
dilatación, especialmente perimetrales. También influye el tipo de anclaje, ya que uno
excesivamente rígido facilita la aparición de las fisuras al intentar contraerse. Los pavimentos
flotantes no deberían presentar este tipo de lesiones.
Los desprendimientos de tablas, son una de las consecuencias que hemos apuntado por la
presencia de humedades. No obstante, también hay que tener en cuenta la posible influencia
del sistema de anclaje, clavado, pegado o flotante, que ofrecen distintas resistencias al
esfuerzo rasante provocado por la dilatación-contracción del pavimento.
La erosión mecánica es también inevitable y suele ser indicio de su antigüedad, en función del
uso y de la dureza de la madera empleada. No obstante, en la madera ha sido tradicional
recuperar su imagen y textura mediante el “acuchillado” superficial, para lo que resulta
necesario disponer de espesor suficiente, teniendo en cuenta que se suelen perder unos 2 mm
por cada acuchillado.
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Pavimentos
Lesiones químicas
Las eflorescencias sólo aparecerán cuando existan sales solubles en algún material situado en
el trasdós del pavimento (arena, mortero, etc.) y exista algún tipo de humedad capilar.
Los organismos, sin embargo, sí que resultan una de las lesiones más importantes en este tipo
de pavimentos, tanto por su posibilidad, como por el daño que pueden ocasionar. Necesitan,
normalmente una humedad mínima y una temperatura adecuada, y son los mismos que se ven
en las estructuras de madera, a saber,
insectos xilófagos, y
hogos de pudrición.
Aunque se hayan visto en el curso de estructuras de madera, enumeremos los tipos más
corrientes:
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
Entran en el edificio desde el subsuelo donde tienen sus nidos y son capaces de perforar
morteros de cal y yeso. Empiezan por las plantas bajas y van subiendo por los elementos
leñosos verticales, con galerías paralelas a las fibras, o por conductos externos que ellas
mismas fabrican, hasta alcanzar las siguientes plantas para seguir alimentándose.
Pudrición parda, producida por la acción conjunta de una serie heterogénea de hongos
interiores. Aparece con frecuencia en maderas en contacto con el suelo, conociéndose
también como “madera pasmada”.
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Pavimentos
1.2 Diagnosis
Veamos los datos más importantes a tomar, en función del tipo de pavimento y de los síntomas
detectados.
De pavimentos continuos
Para las lesiones físicas (humedades y erosión meteorológica) habrá que conocer:
Para lesiones mecánicas (fisuras, desprendimientos y erosión mecánica) serán necesarios los
siguientes datos:
Para las lesiones químicas (eflorescencias, organismos o erosión química) deberemos llevar a
cabo una serie de ensayos químicos sobre probetas extraídas de la muestra, que podemos
agrupar en:
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
De pavimentos de baldosas
En cuanto a las fisuras, el “mapa” de las mismas nos permitirá distinguir entre las
individuales, afectando a baldosas sueltas, y las continuas, afectando al conjunto.
En las segundas, comprobaremos si rompe baldosas o sólo las separa, así como la
existencia de juntas de dilatación y distancia entre las mismas.
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Pavimentos
Según la forma de la fisura, necesitaremos comprobar las flechas del forjado soporte,
especialmente las negativas, o los posibles asientos del terreno, si se trata de planta baja.
Por último, también puede ser útil conocer el coeficiente de dilatación potencial de las
baldosas y del conjunto baldosa-mortero de agarre.
Con respecto a los desprendimientos, habrá que comprobar las diversas causas
posibles de la pérdida de adherencia, bien entre baldosa y mortero de agarre, bien
entre éste y el soporte, en función de la forma de desprenderse. Para ello debemos:
Para las lesiones químicas (eflorescencias, organismos o erosión química) deberemos llevar a
cabo los mismos ensayos químicos mencionados en pavimentos continuos, es decir:
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
De pavimentos de madera
La comprobación de las lesiones físicas (en este caso, sólo humedades) será parcialmente
similar a la enunciada en los pavimentos continuos, es decir:
Para comprobar las lesiones mecánicas (fisuras, desprendimientos y erosión mecánica) serán
necesarios datos específicos para este tipo de pavimentos, a saber:
En los casos de fisuras, se tratará de separaciones entre tablas, por lo que habrá que
comprobar la existencia de juntas de dilatación, especialmente en su encuentro con
las paredes, pero también intermedias si se trata de superficies grandes (superiores a
60 m2). También será importante conocer el sistema de unión (clavado, pegado,
flotante.
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Pavimentos
Conocer el alcance del ataque, para lo que disponemos de distintos medios; desde
semidestructivos, obteniendo probetas y analizándolas química y mecánicamente,
hasta ensayos no destructivos, con ultrasonidos, perforaciones, radiografías, etc.
En los casos de termitas, será importante descubrir la situación del nido, haciendo un
seguimiento inverso de las mismas, lo que no siempre es posible.
1.3 Reparación
La reparación deberá preocuparse primero por eliminar la causa para, a continuación, reparar la
lesión. Para ello atenderemos a los resultados de la toma de datos indicada en el apartado de
diagnóstico. Veamos las actuaciones más adecuadas en función del tipo de pavimento y de la
lesión aparecida, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones nos encontramos con varias
lesiones simultáneas, lo que nos obligará a tenerlas en consideración todas ellas a la hora de
decidir la actuación pertinente.
En pavimentos continuos
Lesiones físicas
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
En cuanto a la erosión física, en función del tipo de humedad que la provoque, y una vez
resuelta esta, deberemos sanear y consolidar superficialmente con productos endurecedores,
teniendo en cuenta que dicha erosión irá acompañada de la mecánica, donde indicaremos los
tipos de productos adecuados.
Lesiones mecánicas
Que se produzcan por retracción, lo que sería indicio de excesiva distancia entre
juntas de dilatación propias, por lo que deberemos introducirlas en las zonas donde
han aparecido las roturas, asegurando que se interrumpe la armadura, si la hay. Sin
embargo, va a resultar muy difícil eliminar la fisura que ya ha aparecido, a menos que
incorporemos una nueva capa encima, que puede ser:
Que se produzcan por asientos del terreno o del encachado soporte, tanto centrales
como (sobre todo) perimetrales a cada pieza separada por juntas de dilatación. En
estos casos la reparación total resulta también muy difícil, por lo que tendremos que
optar por la demolición y refacción, según prevención.
En cualquiera de los dos casos, se puede optar por instrumentar las fisuras para conocer su
movimiento, y si están estabilizadas y su dimensión es asumible según el uso del local, dejar la
solera como está.
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Pavimentos
Lesiones químicas
Las eflorescencias, causadas por algún tipo de humedad, nos obligarán a resolver estas según
lo indicado más arriba, y a la limpieza necesaria.
La presencia de organismos exigirá también una limpieza profunda de los mismos y, además
de reducir al máximo las humedades que les ayudan, podemos aplicar pinturas bactericidas
complementadas con endurecedores superficiales.
La erosión química, una vez conocida su naturaleza gracias a los análisis correspondientes,
exigirá las operaciones habituales de:
saneado superficial,
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
En pavimentos de baldosas
Lesiones físicas
Para la erosión física, una vez resuelta la humedad que la provoca, tenemos varias opciones
en función del alcance de la lesión:
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Pavimentos
Lesiones mecánicas
Las individuales nos obligarán a reponer las baldosas afectadas, sustituyéndolas por
unas nuevas de características similares (si existen) asegurando su correcta
colocación para evitar asientos, y su resistencia a flexión. A continuación debemos
llevar a cabo un pulido general en caso de tratarse de baldosas de materiales
pétreos.
Los desprendimientos, también habrá que tratarlos en función de las causas posibles:
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
La erosión mecánica, que es la consecuencia más directa del uso, debe repararse en tres
situaciones diferentes:
sustituyendo el pavimento por otro nuevo, cuando sea necesario por nueva imagen o
cambio de uso.
Cuando la baldosa tiene una capa superior excesivamente fina para ser recuperada,
como es el caso de la cerámica vidriada, que acaba desgastándose; en este caso no
hay más remedio que sustituir el pavimento por otro nuevo.
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Pavimentos
Lesiones químicas
Las eflorescencias nos obligarán a resolver, en primer lugar, la humedad que la provoca y,
posteriormente, a la limpieza necesaria. Si se trata de una humedad de filtración, deberemos
recurrir a una hidrofugación o impermeabilización superficial con la suficiente dureza.
Los organismos implicarán también una limpieza de los existentes (plantas, musgos y mohos)
eliminando especialmente las raíces de las gramíneas y plantas de porte que se hayan
asentado en fisuras y juntas, y posible aplicación posterior de productos fungicidas para
prevenir nuevos asentamientos.
La erosión química, una vez realizados los análisis de pátinas y costras para conocer su origen,
deberá combatirse con:
sustitución del pavimento por otro más resistente a las agresiones químicas
previsibles.
En pavimentos de madera
Lesiones físicas
Las humedades más corrientes en estos casos serán de capilaridad (muy pocas veces) y las
accidentales. También pueden darse las de filtración, pero serán debidas a algún problema
ajeno al pavimento. En cualquiera de los casos, si la afección es general, habrá que levantar y
volver a ejecutar todo el pavimento. Si es puntual, estudiaremos la posibilidad de rehacer el
pavimento de forma parcial. Si se trata de tuberías ocultas bajo el pavimento, habrá que
sustituirlas y, si es posible, eliminarlas. La ejecución del nuevo pavimento deberá seguir las
pautas indicadas en prevención.
Lesiones mecánicas
Las fisuras, como aberturas entre tablas, son muy corrientes en este tipo de pavimentos,
debido a la variabilidad dimensional como consecuencia de los cambios de humedad. Sólo en
caso de aberturas exageradas vale la pena intervenir. Entonces podremos optar por:
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
Sustituir el pavimento completo por otro con sistema de sujeción distinto al existente,
que podrá ser pegado o flotante.
Los desprendimientos se deberán, normalmente, a humedades, por lo que, una vez resueltas
ésas, se deberá proceder a:
Sustituir el pavimento por otro, en los casos en que no haya espesor suficiente, bien
por antigüedad, bien por tratarse de tarimas modernas contrachapadas, con poco
espesor de capa de huella.
En muchos casos de intervención en tarimas sobre rastreles muy gastadas, puede tratar de
aprovecharse el material eliminando el machihembrado, reduciendo el espesor y el tamaño de las
tablas y rehaciendo el pavimento, colocando ahora las tablas pegadas sobre solera de mortero.
Lesiones químicas
Si existen eflorescencias, habrá que eliminar, en primer lugar, la humedad que la provoca para,
a continuación, proceder a su acuchillado que elimine la capa superior afectada por la
eflorescencia. Si no se puede acuchillar por falta de espesor, intentar la limpieza con
disolventes o sustituir.
Si hay presencia o ataque de organismos, en función del alcance de dicho ataque podremos:
Si es un ataque de xilófagos, una vez que se han resueltos los posibles problemas de
humedad que facilitaban la presencia de los organismos,
tratar de eliminar el acceso de las mismas al edificio, lo que resulta inseguro, por no
saber exactamente la localización del nido, pero debemos incorporar una barrera
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Pavimentos
acuchillado y barnizado.
A la vista de los procesos patológicos que pueden sufrir los pavimentos, podemos establecer las
medidas de prevención adecuadas para evitar que aparezcan. Para ello seguiremos el mismo
modelo de los puntos anteriores en función del tipo de pavimento, recordando las posibles
lesiones a evitar, procurando resolverlas todas de forma simultánea.
Pavimentos continuos
Soleras
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
encachado, para evitar capilaridad en interiores, que puede complementarse con lámina
de polietileno de un mínimo de 800 galgas.
Asegurar la compactación del terreno soporte con un Proctor modificado del 98%
Si se ejecuta la solera interior en dos fases, una al principio de la obra y otra al final,
asegurar las siguientes condiciones en la segunda capa:
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Pavimentos
áridos especiales,
Se debe limitar el desgaste lineal máximo, con abrasivo de arena y recorrido de 1.000 m, según
UNE 7015, a 1,2 mm en zonas de peatones, 1 mm en garajes, y 0,8 mm en pavimentos
industriales.
Morteros y pinturas
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
En cuanto a las lesiones químicas, impidiendo las humedades, en general, podremos evitar
tanto la erosión química, como la presencia de organismos, todo ello complementado con el
necesario mantenimiento (limpieza). Para las eflorescencias, además, habrá que confirmar el
uso de productos “no eflorescibles”.
En pavimentos de baldosas
Asegurar un sistema de drenaje previo, de acuerdo con el CTE (DB-HS1) para evitar
humedades de capilaridad, si se trata de un pavimento apoyado directamente sobre
el terreno, que podrá ser, al igual que en el caso anterior, activo o pasivo,
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Pavimentos
Impedir la colocación de tuberías con agua a presión debajo del pavimento, para
evitar posibles humedades accidentales.
Para evitar la erosión física, hay que exigir el uso de baldosas no heladizas y con el coeficiente
de absorción inferior al 3%, ya visto para las humedades de filtración.
Las continuas,
en interiores, cada 5 m,
Además,
en el perímetro,
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
Asegurar una resistencia mínima a compresión del mortero de agarre, según el uso,
de:
Exigir una dureza superficial Mohs mínima para las baldosas, según su uso, de 3, si
es un local privado interior, 4 si se trata de un local público interior, y 6, si se trata de
un pavimento exterior.
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Pavimentos
Rd ≤ 15 0
15 < Rd ≤35 1
35< Rd ≤45 2
Rd > 45 3
En este sentido, el CTE recuerda que “El valor de resistencia al deslizamiento Rd se determina
mediante el ensayo del péndulo descrito en el Anejo A de la norma UNE-ENV 12633:2003
empleando la escala C en probetas sin desgaste acelerado”.
En cuanto a las lesiones químicas, al igual que en los casos anteriores, si conseguimos que no
aparezcan los distintos tipos de humedades, podremos evitar tanto la erosión química, como la
presencia de organismos, todo ello complementado con el necesario mantenimiento (limpieza).
Para las eflorescencias, además, habrá que confirmar tanto las propias baldosas como el
mortero de agarre, son “no eflorescibles”, lo que exigirá los correspondientes controles previos.
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Patología y reparación de fachadas y acabados interiores
En pavimentos de madera
Impedir la colocación de tuberías con agua a presión debajo del pavimento, para
evitar posibles humedades accidentales.
Los desprendimientos, se verán reducidos si se evitan las humedades, según lo indicado más
arriba.
La erosión por abrasión es prácticamente inevitable, por lo que debemos asegurar una capa de
huella con espesor no inferior a 4 mm, para permitir, por lo menos, un acuchillado posterior a
su ejecución.
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Pavimentos
por pincelado;
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