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1)EL ÁRBOL DE MI AUTOESTIMA: 

  
En el primer ejercicios de autoestima debemos dibujar un árbol que ocupe todo un 
folio. Este árbol debe incluir raíces, tronco y copa. En las raíces el 
adolescente debe escribir las cualidades, habilidades y capacidades que cree 
tener. En el tronco, las cosas positivas que hace. Y en la copa, los éxitos o 
triunfos que ha conseguido a lo largo de su vida. Debe ser un trabajo que 
realice el propio adolescente, aunque nosotros estemos con él para acompañarle 
y animándole a que descubra por sí mismo cuáles son esas cualidades. 
 
 
2) Hay una carta para ti. (autoestima) 
Cada alumno escribe tres virtudes y tres defectos que crea tener en una hoja de papel,
que guardará en un sobre. El sobre irá pasando por todos los compañeros, que
habrán de sumar otras tres cualidades, pero no defectos. Cada alumno leerá todo lo
bueno que los demás piensan de él. “El objetivo es que lleguen a entender que todos
somos distintos y, si bien todos tenemos defectos, también tenemos muchas
cualidades que el resto aprecia”, argumenta Tarrés. 
 
 
1) Para trabajar auto-concepto 
La dinámica tiene dos partes, en primer lugar se les entrega a los alumnos un folio
donde ponga 20 veces “yo soy…”, a nivel individual tendrán que completar las frases,
explicándoles que tendrán que poner solo características positivas suyas (cualidades,
logros, destrezas, conocimientos, capacidades…). La segunda parte de la tarea es en
parejas: tendrán que ”venderse” a ellos mismos, uno hará el papel de vendedor y otro
de comprador, para después cambiar los papeles. El vendedor tiene que exponer las
razones por las que al comprador le conviene adquirirle. Finalmente, en asamblea, se
comentan las dificultades que han tenido a la hora de desarrollar la dinámica y se hace
una reflexión sobre lo aprendido. 
 
 
2) La silla de los mensajes bonitos 
Todos los participantes del juego deberán pasar por la silla. En cada turno, el resto 
se va colocando, de uno en uno, frente a la persona sentada, a la que deben 
decir una cosa que les guste de él o ella, algo que les haga sentir bien cuando 
está a su lado, una habilidad… Un mensaje por vuelta y persona y tantas vueltas 
como el grupo decida. No todo el mundo está preparado emocionalmente para 
recibir mensajes bonitos pero esta práctica no solo romperá esa resistencia, sino 
que favorece la mejora del autoconcepto. 

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