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Editada por

MARIANA MAZOVER
MENSAJE DE BIENVENIDA

Esta antología reúne textos surgidos de El Campamento de Verano del Atlético de Escritura
2022, una semana en la que entre textos, consignas y clases que ofrecí de forma gratuita, pude
acercarle a cientos de participantes la posibilidad de descubrirse como escritoras y escritores.

Más de 1700 atletas se inscribieron y salieron a cazar sus propias imágenes, a desarrollar su
voz propia, a experimentar la potencia de su escritura.

Pienso que el primer paso para dar a luz al escritor, a la escritora que nos habita, siempre es
asumir el deseo de escribir. Y de eso se trató este programa de entrenamiento.

De reconocernos en ese deseo, de habilitarnos el camino. De pensar que sí, que también eso
es para mí.

Y ahora aquí estamos: compartiendo eso que hicimos. Para muchxs de los autores y las
autoras incluidas en esta edición, esta será la primera vez en la que sus escrituras entren en
contacto con el mundo exterior.

Y esa es la idea: compartir la experiencia de escribir, compartir la experiencia de leernos.

¡Bienvenidos, bienvenidas!

¡Gracias por estar junto a nosotrxs para darle sentido a nuestra escritura!

Mariana Mazover
ESCRIBEN

Raquel Roldán

Varinia Cabero

Milagros Ramos

María Belén Estrella

Matías Seoane

Sol Lebenfisz

Paula Flores

Paula Zaurdo

Lara Schwieters

Lucía Citto

Mariela Rujelman

Florencia Riobó

Graciela Nieto

Carlos Senin
#1
Raquel Roldán
IG: @raquelroldan04
Después de la tormenta no siempre sale el sol
"En el espejo de un placard,
trato de reconocer mi propia
imagen"

Suena la campana que anuncia la medianoche, y ella Otro día fue un masaje mal hecho, y la pobre recibió
se encuentra con un arma en la mano y el cuerpo de un empujón.
su marido delante.
Otro día fue una comida fría, y el empujón pasó a ser
¿Qué ha hecho? ¿Acaso ha matado a su marido? una cachetada.
¿Es Marina un monstruo?
Otro día fue la valija para irse, y esa cachetada se
Todo comenzó años atrás cuando se enamoró de un convirtió en una paliza indescriptible.
apuesto y exitoso hombre, un pedacito de cielo. No
sólo era amable con ella, le encantaba repartir Se miró al espejo y no pudo reconocerse. Aquella piel
sonrisas por el barrio. Tenía una hilera larga de tan delicada y perfecta que tenía, ahora estaba rojiza
mujeres a sus pies, sin embargo había elegido a y repleta de moretones y cortaduras.
Marina, que suerte la de ella.

¡Qué mujer afortunada! Era el comentario entre las Pasaban los meses, y sentía que su vida era un
señoras adineradas del pueblo. infierno, ya no aguantaba más.

Era tal el amor, que enseguida se casaron. No podían Sábado de amigos. Él llegó borracho y como Marina
estar más felices. Ella era maestra, adoraba su no estaba esperándolo con agua y una aspirina, se
trabajo, pero él creía que no era necesario que molestó. Fue directo a la habitación donde ella
siguiera con su trabajo, ahora lo tenía todo, mejor que dormía, y comenzó a asfixiarla y a golpearla.
se quedara en casa, cómoda y tranquila.
Marina pensaba: Cuánto me ama, prefiere que me Por un instante la joven se rindió, pensó que ya había
quede en casa para no cansarme. vivido demasiado, está bien morir.

La pobre inexperta no se daba cuenta que no era así, Los golpes sonaban al unísono con los truenos que
recién le pareció raro cuando él empezó a decirle que se escuchaban fuera.
no usara esa pollera tan corta, parecía una
mujerzuela. Sus amigas le decían que la extrañaban, Marina volvió de sus pensamientos, y se dijo: morir
ella no iba a las cenas para quedarse con él. está bien, pero cuando el día me llegue, quiero irme
con dignidad.
Su corazón se iba rompiendo poco a poco, su alma se
llenaba de oscuridad y enojo. Pero le daba culpa, era Comenzó a inquietarse y a lanzar cachetadas y
una afortunada por tener un hombre que la cuidara y puñetazos al aire, entre tantas maniobras logró
la quisiera, no podía ser tan desagradecida. liberarse, corrió a la cocina, abrió un cajón y sacó el
Una noche salió a sacudir el mantel, y cayó un arma. Sí, lo mató. La tormenta se detuvo, era de
teléfono. Salió el hombre amable y exitoso, y le pegó noche, pero ella se imaginó el arcoíris.
un grito que hizo que se le erizara la piel. Luego de
rodillas pidiendo perdón. Pero en el final de ese arcoíris no había una vasija
con oro. Había rejas, policías e injusticia.
Perdonálo, él te salvó — pensaba Marina.
#2
Varinia Cabero
IG:@varicabero
Hoy conocí el amanecer

Vino mi papá a despertarme muy entusiasmado. Fue una subida difícil para mí, pero ni me enteré.
Todavía está de noche y me dejó ropa abrigada a los Cuando me di cuenta, ya estábamos muy alto. Tan
pies de la cama. A veces tiene ocurrencias medio alto que desde acá se puede ver cómo se van
extrañas que a mí me divierten mucho. Me hizo tomar apagando las luces de cada uno de los barrios porque
un té rápido y salimos a caminar. El alumbrado de la cada vez está más clarito. Mientras íbamos subiendo
calle todavía está prendido y en el horizonte el cielo mi papá señalaba casas y me decía de quienes eran:
empieza a tener un color azulado. Arriba mío todavía “Esa es la casa de tu tía Emilce. Por allá viven tus
está negro y se ven estrellas. Es tan temprano que ni abuelos”. Yo me asombraba y luego reía de lo sucio
los perros del vecino se despertaron a ladrar. Mi papá que se veía el techo o de algo que había tirado en el
vive en la cuadra más alta de un barrio construido en patio por el viento de anoche.
el cerro. Tuvo que levantar un paredón muy alto para
evitar que la tierra se desmorone en nuestro patio, Llegamos a unas rocas formadas de sedimentos de
pero tenemos acceso privado al mirador de mi ciudad. fósiles marinos (no entendí mucho cuando me contó
que eran esos fósiles pero me sorprendieron igual).
Empezamos a trepar por la colina justo detrás de Nos sentamos resguardados del viento en un lugar
nuestra casa. El paredón todavía no está cerrado del con vista al mar. A la izquierda el barrio del
todo y hay unos ladrillos como obstáculos que aeropuerto, a la derecha el centro de la ciudad y al
saltamos y ya estamos en medio de la tierra. Hay que frente y en todo el horizonte el enorme mar turquesa.
subir un poco entre arena y unas matas con pinches Mientras él arma el mate yo me distraigo tratando de
hasta encontrar un camino. Cómo está amaneciendo agarrar una lagartija. Después de un montón de
algo ya se empieza a ver, pero papá puso en mi intentos fallidos voy en búsqueda de un mate para mí.
cabeza una linterna muy divertida que puedo elegir Me lo cebó con leche y mucha azúcar. A lo lejos
cuanto quiero que ilumine. Acomodo la luz a mi gusto empieza a verse el sol asomando por el mar. Yo
y salto los coirones. Él me mira desde arriba y sonríe. siempre lo había visto arriba con el cielo celeste. Pero
Ya está en el camino. Vamos caminando cada uno ahora está enorme y abajo. Saliendo del horizonte se
con su mochila en la espalda. La mía lleva un termo lo ve fuerte y brilloso. Hay unas nubes que de grises
con algo caliente, una botellita de agua y un pasaron a verse rojas, otras amarillas, otras rosadas.
sanguchito que pedí que me arme con jamón, queso y Se mezclan entre sí. De a poco los colores se hacen
manteca. Yo, además, agarré al Juanchi, mi peluche cada vez más fuertes y el cielo se tiñe de muchas
favorito. Le dije que papá nos iba a llevar de acuarelas asombrosas. Le doy un mordisco a mi
excursión y lo guardé. No le pregunté qué estamos sanguchito y papá me ceba otro mate.
yendo a ver, me divierto solo con ir caminando y
charlando. A veces hay que sortear un paso difícil,
pasa él primero y me estira la mano más allá para que
yo me agarre y pueda continuar.
#3
Milagros Ramos

IG: @wonderlandwings
Canasta de flores
Dalia

Sobre la mesada de mármol


la harina forma un círculo perfecto
las manos en el centro giran como
bailarinas de nado sincronizado
un solo anillo en la mano izquierda
que contrasta con la piel gruesa
y en la radio vuelven a pasar "Unchain melody"

la delgadez que deseaba a los 20,


la alcanzó a los 40
cuando el sueño era otro

Revolea con gracia


el pelo lacio con algún reflejo de color,
tararea con la voz
que supone afinada
mientras sube la temperatura del horno
le gustaría gritar
que alguien la ayude
pero en esa casa
ya no queda nadie

Jazmín

Pide que apague el cigarrillo


mientras caminamos por el medio de la plaza
mira con curiosidad algunas gotas de lluvia

de una mochila grande


saca un par de caramelos
que come como si fueran
un remedio

todo lo que cuenta


tiene tono de comedia

nunca la vi enojada

dice que prefiere la comida china


a la comida chatarra
pero siempre termina pidiendo
la misma hamburguesa
(sin jamón)

en invierno le gusta bailar charleston


pero los días de sol
Jazmín prefiere taparse
y dormir.
Azucena

Estira las sábanas hasta que quedan sin arrugas


y pone la almohada exactamente en el medio
le quedan dos minutos para salir

Se olvida la campera pero ya van dos cuadras


y ordena las prioridades

en la esquina hay un allanamiento


varios policías y personas esposadas

una bala atraviesa la calle y le pega


a la persona que está a su lado
agachada en el piso
mientras mira el cemento
Azucena
se preocupa porque otra vez
el tomate subió de precio
porque Ignacio todavía no la llamó
y seguro se fue sin comer
porque es 21 y va a tener que pagar
el mínimo de la tarjeta de crédito
antes de que la bloqueen
porque si sigue haciendo más calor
cada año ¿Dónde vamos a vivir?
por la bomba
que estalló en la mezquita en
Madrid
y porque la lluvia le está mojando
el uniforme.
#4
María Belén Estrella

IG: @belenestrella21
El escape

Era un pueblo chico donde no se vivían grandes Yo tenía terror a las alturas, pero estaba decidida a no
emociones. Lo que sí abundaba por esos pagos eran las perderme la aventura. Eran casi las 2 y cruzábamos las
historias de fenómenos paranormales: regularmente cinco, una detrás de la otra, la tétrica pasarela para llegar
recibíamos la visita de algún ser extraño. Una temporada al edificio. Habíamos decidido ir ahí después de un par
fue el uñudo, difícil de describir. Quienes se lo habían de deliberaciones. La excursión nocturna del fin de
encontrado no podían decir cómo era, sólo quedaba el semana tras el rastro de la famosa bruja, de resultados
testimonio de los arañazos que les dejaba… De ahí el escalofriantes, nos impulsaba a ir por más. Si esa bruja
nombre. Un verano se hizo popular el cuervo: personaje existía, en la estación habría alguna pista. No faltaban
siniestro que rondaba calles y plazas por las noches que los que ya contaban que la habían contactado allí.
alzaba vuelo cuando algún vecino lo descubría. Nadie
había podido ver su rostro… si es que tenía. Por esos Cuando llegamos me di cuenta de que nunca había
días se decía en el pueblo que había una bruja. Hubo entrado antes. Conocía sí los andenes porque alguna
quienes incluso se atrevieron a decir quién era. Juraban vez viajamos en tren, pero no por dentro. La puerta de
haberla visto en el cementerio. madera vieja se abrió casi sola apenas la tocamos. Una
ráfaga cálida y olores putrefactos nos alcanzaron como
Los viernes eran el peor día para ir a la escuela. El último un golpe. Entramos y el lugar era realmente un sitio
día de la semana, dos materias horriblemente aburridas y perfecto para visitas de seres de otro mundo: paredes
a finales de octubre con 30 grados. Nunca antes me oscurecidas por el tiempo y la humedad que dibujaba
había hecho la rata. Solíamos ir al colegio, pero en vez manchas fantasmagóricas, una escalera que se perdía
de entrar, nos volvíamos a casa. Ese viernes, en cambio, en la oscuridad -y que no íbamos a subir- telarañas por
decidimos que esta vez nos íbamos a ir a otro lado y sin todos lados, ruidos extraños y una atmósfera pesada que
avisar. Una idea arriesgada. Peligrosa. casi se podía tocar.

La estación de trenes era el lugar preferido para ratearse Ninguna hablaba y casi no nos movíamos. El silencio
de la escuela. Había algo misterioso que rondaba el viejo sólo se interrumpía por quejidos de la madera y el chillido
edificio que lo hacía particularmente atractivo para ir a de alguna rata que por suerte no apareció. Tampoco
esconderse allí. Era un lugar elegido -según habíamos apareció la bruja ni nada que mereciera la pena… De
escuchado- para ciertas prácticas esotéricas y repente…
prohibidas. Allí -nos habían contado- solían jugar al juego
de la copa para conectarse con las almas del más allá. Las cinco salimos disparadas, gritando incoherencias,
mientras nos rodeaba una nube densa y amenazante de
El propio edificio de la estación era tenebroso. Habían zumbidos: cientos de mosquitos, verdaderos huéspedes
pasado 20 años desde que partió el último tren, de la vieja estación. .
llevándose las esperanzas de progreso de ese pueblo
lejos del resto del mundo. La construcción de estilo inglés
resistía estoicamente los avatares del paso del tiempo.
Estaba deteriorado por fuera, pero sus paredes y
ventanas estaban intactas. No así la pasarela que había
que cruzar para llegar a ella. Cada madera crujía
lastimosamente con cada paso.
#5
Matías Seoane
Créame Seño

Se lo juro seño, todo eso es mentira. Martín es mi mejor Si sabía que se iba a armar tanto lío me hubiera
amigo, no le pegué como usted le dijo a mamá. aguantado la curiosidad de saber que hay debajo de ese
No, si le digo así va a decir que la trato de mentirosa y se bendito diente de metal que tiene Martín. Está muy
va a enojar peor. Es mentira lo que dice, pero cree que pegado y en cuanto empecé a tironear se arrepintió del
es verdad porque no vió lo que pasó adentro de la casita plan que teníamos. Pero yo no lo iba a dejar rendirse tan
de madera. No queríamos que nos vieran porque era fácil y seguí tirando, para algo somos mejores amigos.
secreto, pero teníamos que sacarnos la duda que nos Yo sabía que cuando se le pasara el susto otra vez iba a
tiene intrigados desde que nos hicimos amigos el primer querer saber qué tenía de especial ese diente como para
día de clase. que los otros chicos le pongan apodos. Algo especial
debe estar escondiendo como para que lo envolvieran en
Lo teníamos bien pensado; esperamos a que todo el metal brillante.
mundo dejara de jugar para ir a tomar la merienda y nos
escondimos en la casita sin que nadie nos viera. Sólo Él sólo quería saber. Y que dejen de decirle
queríamos saber qué es lo que nos están escondiendo MartínDientedeMetal. Cuando nos hicimos amigos yo no
porque a Martín lo cargan los otros chicos por eso. Pero sabía que no le gustaba el nombre, así que yo también le
él no puede hacerlo solo y me pidió ayuda para que me dije así a veces. También por eso lo quise ayudar en la
fije. Bueno, un poco fue idea mía también: Tengo mucha casita.
curiosidad por saber, pero no sabía que iba a salir
corriendo y llorando de la casita con tanto escándalo. Era mi único mejor amigo y ahora ya no podemos jugar
Seguro que fue por eso que la seño pensó que yo le juntos.
había pegado. Él se lo hubiera explicado enseguida si
hubiera podido parar de llorar. Bueno, yo también estaba
llorando pero es que lo vi llorar a él y me asusté mucho
porque pensé que lo había lastimado.

Y ahora no le puedo pedir que le diga a la seño la verdad


porque desde ese día ya no nos dejan jugar juntos.
Ahora la seño me mira medio raro y me dan ganas de
ponerme a llorar otra vez cuando me acuerdo de que
piensa que soy malo. Encima Martín era mi único amigo,
a los otros nenes no les gustaba mucho jugar conmigo
desde antes y menos ahora que todas las mamás se
andan contando que le pegué. Algunas de ellas también
me miran raro cuando salimos del jardín y mamá me
sube rápido en el coche.
#6
Sol Lebenfisz

IG: @asomafebo
Los Polvorines

En ese tiempo yo apenas me manejaba con algunas Pero lo que en principio me pareció que era la inercia del
líneas de colectivo, y nunca había viajado en tren. arranque, pronto se me reveló como un grave problema:
Fue el verano en el que me puse de novia, justo antes de la formación se movía en dirección contraria a Del Viso.
Iba hacia atrás. ¿Por qué? ¿A dónde nos llevaba?
cambiarme al colegio de mi amiga Sonia.

Era febrero, supongo. Una de las chicas del colegio Ah, qué trampa el miedo.
nuevo nos había invitado a pasar el día en la quinta de
La inquietud se había agazapado pero no se había ido
su familia, en Del Viso. Todavía iba a todos lados con mis
del todo, y me saltó al cuello sin darme tiempo a meditar
mejores amigas; Sonia y Nati. Esto fue antes de que el
nada ni registrar lo obvio: que volvíamos a la estación
noviazgo se volviera demasiado absorbente.
anterior.

Mi casa estaba cerca de la estación del Belgrano Norte, Animada por ese miedo extraordinario que me
así que las chicas se quedaron a dormir y a la mañana embrutecía los músculos y el pensamiento, corrí hacia la
salimos. puerta del vagón, abriéndome paso entre unos pibes que
viajaban parados, y, antes de que el tren agarrara
Un viaje de más de una hora con ellas era como una velocidad, salté hacia el andén. Mi sombrero voló, y me
mandarina llena de gajos jugosos. Sabía que no nos raspé las dos rodillas al caer. “¡Salten, salten!”, les
íbamos a quedar sin tema de conversación, que nos gritaba a mis amigas mientras los pibes se reían, y ellas
íbamos a reír de todo, que éramos libres. Pero de alguna -las vi por la ventanilla-, también.
forma me sentía responsable por el viaje, quizás porque
habíamos salido desde mi casa, o porque era la más
grande. No sé. Iba atenta a los nombres, sabía que antes El tren siguió y en pocos segundos me encontré sola en
de Del Viso venía Alberti, y que era una de las últimas. el silencio de Los Polvorines al mediodía. Me senté,
llorando, y encendí un cigarrillo, como la heroína
En Los Polvorines el tren se detuvo durante un tiempo derrotada que creía ser. Entonces registré que había una
más largo que en las demás estaciones. Recuerdo la señora al lado que había sido testigo de todo. Me estaba
simpatía que me causó el nombre del lugar, y también hablando: “Enseguida viene el otro”, me dijo, y fue lo más
cómo, de pronto, me asaltó la inquietud: ¿Y si el tren se humillante porque sus palabras me trajeron de vuelta al
había roto? ¿Si nos quedábamos varadas ahí, en “Los mundo, y a la comprensión de mi idiotez. “Sí, ya sé.
Polvorines”? Odiaba admitirlo, pero tenía muy poca calle. Gracias”, le respondí, intentando templar la tensión que
Nunca había salido de la capital sin un adulto, y menos todavía me apretaba las sienes. Y después agregué, con
en transporte público. No tenía idea de dónde un despecho ridículo: “No me avisaron en la boletería
estábamos, sólo sabía que debíamos bajar en la estación que no iban todos hasta la cabecera”.
Del Viso y que la dueña de la quinta nos iba a estar
esperando. Las chicas seguían charlando y riéndose, y
aunque hice un comentario sobre la demora, no quise Cuando volvió a aparecer el tren, ya había fumado dos
ponerme pesada. Me concentré en observar el cigarrillos más, y, aunque había logrado dominar el
movimiento de la estación, los puestos de venta de orgullo, tenía preparada alguna palabra solemne para
comida, la gente que transitaba el andén. Era un poco justificarme con mis amigas.
como estar en un mundo paralelo: todo se veía familiar, y
a la vez extraño. Pero la atmósfera tranquila, cotidiana, Pero la sensación de humillación desapareció por
de la estación me hizo olvidar el estado de alarma. completo cuando vi los brazos de las chicas agitándose a
Adentro, la conversación seguía, infinita, como la vida y través de la ventanilla, saludando y señalando para que
como el sol, que estaba bien alto en nuestro cielo. supiera a qué vagón subir.

También me alivió saber que ellas en ningún momento


Me sacó de ese sopor la bocina del tren. Al fin, pensé;
habían pensado en saltar atrás mío. Es importante tener
todo en orden.
amigas sensatas.
#7
Paula Flores

IG: @pauli_flo
Rabanito

Era temprano. Antes de las 8:00 hs. ya caminaba junto Por fin había llegado el momento de la cosecha. Sacan
con su mamá y su hermana hacia el jardín de infantes. los rabanitos de la tierra, los sacuden y se los reparten
Cerecitas se llamaba. Funcionaba en una casa grande, para llevarlos a casa.
de esas antiguas. Varias habitaciones con pisos de
madera. Sus puertas daban a una galería con baldosas Estaba feliz por llegar con el fruto de la espera al hogar.
color claro. En el fondo un parquecito, cerca de la cocina. Momento para probar su sabor, para que esperar tanto
Toda adaptada a las necesidades de la infancia. sino.

Tenía puesto su pintor, cuadrillé celeste como el cielo de No pasó mucho cuando apareció en la cocina otra vez.
aquella mañana. Su nombre, bordado del lado izquierdo
de su pecho, cerca del corazón, color azul. Ese día colgó
su abrigo en la percha que también llevaba su nombre.
— Mamá, ¿y los rabanitos? ¿Los vamos a preparar para
La seño los acompañó hacia el fondo, ese lugar poco
la cena?
habitado. Aprenderían de la tierra haciendo huerta.
Llevaban unos recipientes con agua, algunos — Pero hija no te van a gustar!
instrumentos de jardinería y las manos listas para
empezar. — Es que son para comer

Se arrodilló sobre la tierra, la señorita volcó agua justo en — Los preparamos igual, si quieres.
el espacio frente a ella, la removió un poco para que se
ablandara y le dio una palita. No pudo esperar. La
curiosidad iba más rápido. Sus manitos regordetas
comenzaron a jugar con la tierra, la amasó apretando un En esa familia nadie comía rabanitos. La verdad, para un
poco y soltando, la frotó entre sus palmas. Sus manos paladar tan pequeño de tres o cuatro años ese picante es
fueron como garritas intentando coger un puñado, casi demasiado.
barro. Lo soltó y, poco a poco, volteó para ver sus
palmas. Las observó, ennegrecidas. Se podían distinguir Con un poco de desazón se retiró de la cocina sin decir
cada uno de sus pliegues como caminos de hormigas. mucho más.
Frotó alguno con su dedo índice como queriendo
¿Por qué no cerecita, lenta y dulce?
limpiarlo o borrarlo. Pronto oye la voz de la maestra cada
vez más cerca hasta que levanta su mirada y vuelve a
¿Rabanito porque crece rápido?
escuchar la explicación con atención.
Tal vez mermelada.
Hace un surco y unos agujeritos, la seño pasa y le da
unas semillitas para que ponga en cada huequito con
distancia. Ponen un poco de tierra por encima, unas
palmaditas y listo…. Por hoy.

Día tras día al volver al jardín aprovechaba cualquier


oportunidad para espiar la huertita que habían hecho,
con ansias de ver algo nuevo, algún cambio, algo que
brotara de la tierra.

Lo extraño del rabanito es que lo colorido del fruto crece


bajo la tierra. No se ve hasta que estuviera listo para
cosechar. Así que… ¡para adentro otra vez a cultivar
paciencia!
#8
Paula Zaurdo

IG: @paulazaurdo
Fruta Marginal
El portón era de doble hoja, tan alto que las enormes y Mi abuela decidía todas estas cualidades y las aplicaba
filosas púas de las puntas de arriba parecían pinchar el de manera tan precisa, constante y sistemática que,
cielo. Pesado, implicaba mucha fuerza empujar una de aunque no fueran ciertas, el mundo empezaba a verlas
sus hojas para poder entrar y recorrer el camino de como tales. Había decidido también que mi tía (su
piedras, que alguna vez había sido la huella de las perfecta hija) y mi mamá (la negra de mierda, el desecho,
ruedas por las que avanzaban los vehículos. que su único y despreciable hijo varón había podido
conseguir para casarse) en vez de mandarnos al colegio
Luego de que alguna de las adultas, o a veces entre dos, en San Miguel, donde vivíamos, nos mandaran al jardín
empujaban para lograr abrir una de las hojas de aquel más top de Bella Vista, el pueblo vecino, porque San
portón de hierro macizo, el camino se veía larguísimo Miguel era de grasas y Bella Vista era un pueblo católico,
mientras se perdía chiquito a lo lejos, terminando en la del opus, militares retirados y rugbiers, todo lo que
descuidada y despintada casona antigua del fondo alguien de bien puede aspirar para sus nietas.
convertida ahora en jardín de infantes. Me recuerdo
avanzando por ese camino de piedras con la sensación También había decidido que, aunque mi mamá no
de que algo tiraba de mi espalda invitándome a manejaba, antes de ir al jardín almorzaríamos en su
retroceder con fuerza, resistiéndome a avanzar, casa, en Bella Vista por supuesto, y de ahí las 4 niñas
haciéndome aquella caminata pesada y dolorosa. Paso a seríamos llevadas por ella al jardín, el “Play and say”,
paso atravesaba los pastizales apenas mantenidos, porque el estatus de un jardín, claro, como lo de casi
algunos pasos más y sentía como el tirón de la espalda todas las cosas, lo marca el idioma de su nombre, nos
hacía que se me hunda el pecho, otro paso e aseguraba un futuro de vacaciones en Miami, donde
inevitablemente el labio inferior me temblequeaba hasta podríamos pedir “one coke please” y que el mozo sepa
que el puchero se me hacía indisimulable, un paso más y que nosotros no somos latinoamericanos promedios, por
aparecía la pileta enorme, descuidada, llena de sapos y eso él está atendiendo un bar donde nosotros
siempre podrida a la izquierda. vacacionamos y aún, sabiendo que hablamos el mismo
idioma, marcaremos la diferencia practicando lo que
Aún hoy no logro descubrir de dónde venía la angustia. aprendimos en el colegio, porque para pedir “una
cocacola” nos íbamos a Pinamar.
Quizás tenía que ver con separarme de mi madre.
Alguna vez, luego de que el puchero gane la batalla por En fin, luego de estos almuerzos donde mi abuela
apoderarse de mi boca y mis ojos explotaran en desplegaba sus dotes culinarios asistida por su sirvienta
lágrimas, me di vuelta y vi su imagen borrosa junto a mi “Mary”, nos obligaba a comer fruta, a “Sole” manzana y a
tía y mi abuela, en ese instante supe que ella también mí una mandarina y con ella la primer lección clara de las
quería salir corriendo a mi rescate, como si aquel tirón de cosas que se deben y las que no, de como un mínimo
la espalda fuera una atracción que nos imantaba. Entre detalle te hace “gente bien”, de cómo, lo que tocás, lo
mis tres y cuatro años pasé mucho tiempo enojada con que comés, te define.
ella por no haberlo hecho, por no venir corriendo a
rescatarme, como si aquello fuera una triste premonición La mandarina se la hacía pelar a Mary en un plato que
de su abandono años después. Pero creo que también era solo para mandarinas con un cuchillo también
tenía que ver con que, no conformes con hacerme exclusivo para tal acción, porque la cáscara “tiene un olor
“empezar el jardín” habían tenido la horrible idea de que espantoso” y luego, por si algo de ese olor me había
antes almorcemos juntas con mi prima, la malvada, quedado en las manos , me llevaba al baño de arriba, y
perfecta, linda y flaca Soledad, la que hacía todo bien, se me las refregaba con una esponja vegetal tan reseca que
peinaba mejor, tenía mejor pelo (lacio por supuesto) y se sentía como virulana, lo hacía presionando con fuerza
hasta de alguna forma, con tan solo 4 años, ya había y con movimientos rápidos, casi hasta hacerme sangrar,
logrado comer de forma tan correcta, la misma comida y primero con jabón de glicerina y después perfumado,
cantidad que nos daban a las dos, como para que su porque, no importaba lo que haya hecho , no importaba
organismo lo asimile perfectamente y lograr el cuerpo, que haya comido mandarina lo que importaba, decía, era
que mi abuela , ya por ese entonces, le pronosticaba de que no se me refuerce mi olor a pobre con el que dejaba
ideal. esa fruta marginal.
#9
Lara Schwieters

IG: @laraschwieters
Una hipótesis del movimiento del aire
“Unos ojos en blanco
que solo pueden ver
lo que desapareció”*.

Y entonces ella elige cerrar los ojos y dejar ese cuerpo Vuelve a cerrar los ojos.
inmóvil, preso de esa cama agobiante.
Ahora está de pie en la escalera del Club Social. Los Y entonces solo queda el vals.
taquitos color crema hacen juego con el vestido floreado
que su madre le diseñó para su primer baile. La música se expande en remolinos y envuelve cada
átomo de su piel.
Al pie de la escalera la espera su padre con reloj de
leontina. Ella debe bajar lentamente, colocar su mano Vuelve a mirar y ahora solo hay montañas.
con guantecito de encaje blanco sobre la de su padre y
caminar así hasta la pista. Ese es el protocolo del baile El vals se cuela en sus entrañas y resuena sordamente.
de presentación en sociedad.
El viento fresco barre los perfumes densos y los aplausos
Y entonces comienza el vals. Las jóvenes despliegan sus repetidos.
pasos ensayados durante semanas con la ilusión de
brillar esa noche. El sol se esconde. Las nubes estallan milímetro a
milímetro con matices ocre, rosa y naranja.
Con cada movimiento, el aire trae un perfume aún más
empalagoso que las miradas de las hermanas, tías y Ella elige sentarse entre las piedras rojizas y contemplar
primas que aplauden el ritual de pasaje. el cielo. Quedarse allí hasta que llegue la noche.

*el epígrafe corresponde a un fragmento del poema Un espécimen adulto de Santiago Venturini
#10
Lucía Citto

@luciacitto
Hija única

Muebles de juguete, inflables, juego de living para mi Se podrá entender también por qué esta niña, o sea yo,
Barbie Sirena. Córdoba capital, Revista Condorito al usa expresiones como “corroboración empírica” y
costado de mi cama. Mi mamá duerme la siesta. Yo “pensamiento lógico- deductivo”. Y entender también, en
juego en el baño de la habitación del hotel, pongo a flotar ese marco, la fascinación por la «Barbie Sirena
en la bañera esos muebles comprados en la juguetería -original-un-ojo-de-la-cara» y los muebles inflables que
de la peatonal antes del almuerzo. Casi no pude comer la flotan en la bañera. Lo de la flotación no es un hecho
milanesa con papas fritas, tanta era la emoción y las azaroso, ya que la muñeca en cuestión es una sirena, un
ansias por jugar con mi «Barbie Sirena original-un ojo de ser acuático, mitológico y perfectamente compatible con
la cara» había escuchado decir a mamá a su prima un living a escala montado en la bañera del hotel.
Marta. Hechas las aclaraciones pertinentes, vuelvo a lo
importante.
Mientras recuerdo esa frase, trato de entender porque las
tías viejas se llaman con nombres así: Marta, por Estoy sola en un cuarto de hotel en pleno centro de la
ejemplo. Cuando de pronto me golpea un sentimiento: mi capital con mi mamá muerta. Ya no puedo jugar más.
mamá no está durmiendo la siesta, mi mamá se murió. Debería haberme quedado leyendo la revista en la cama
Mi mamá está muerta. Lo sé. Aunque es una certeza que de al lado, así podría haberla vigilado. Pero no. Preferí la
me sube por las tripas; la mente, desde algún rincón del adrenalina de lo nuevo. Como siempre.
lóbulo izquierdo-la parte racional, el pensamiento lógico y
deductivo- me pide corroboración empírica. En puntas de pie, con la sutileza que sólo da el espanto,
me acerco al borde de su cama. Está muy quieta. Su
Es que yo funciono en registro de hija única, criada entre pecho no se mueve. Se ha sacado los anteojos para
grandes. Duermo en el cuarto que había sido el dormir más cómoda, siempre lo hace. Sólo que esta vez
consultorio de mi abuelo médico, con paredes noto algo diferente, algo que todavía no puedo precisar.
recubiertas por enormes bibliotecas que van del piso al Rodeo la cama hasta llegar al otro costado y es ahí
techo sin escalas; libros no sólo de medicina, sino cuando me doy cuenta. La cuenca de su ojo izquierdo
novelas, policiales principalmente, en varios idiomas, está vacía. Ella ya lo había dicho a su prima y a quién
además de español, francés e inglés-muy a la moda- quisiera escuchar: «Barbie Sirena-un-ojo-de-la cara-».
aunque también italiano, la lengua madre de esos Me acerco a la mesa de luz, levanto el auricular del
inmigrantes favorecidos por los frutos de la Pampa teléfono negro.
Gringa.
— Con Recepción, por favor —digo mientras me siento a
El olor a moho que desprende el papel de los libros su lado y le pongo los anteojos para que no me dé tanta
viejos vive pegado a mi nariz, coloniza-casi- los otros impresión.
sentidos. Vivir al lado de la biblioteca del pueblo me
posibilita ciertos hábitos lectores que tienen más que ver
con la voracidad que con el entretenimiento. Mi principal
compañía son las novelas de Agatha Christie, pero
cualquier novela policial y de misterio sirve cuando ya
devoré todo lo anterior. Sí, devoro. Como las polillas.
En ese contexto, se podrá entender por qué una niña
como yo, de apenas 10 años, se aburre con la Revista
Condorito comprada a las apuradas en la terminal del
pueblo, antes de la salida del ómnibus, por una madre
que toma una pastilla-la verde- y duerme las tres horas
de viaje.
#11
Mariela Rujelman

IG: @marielarujelman
Direcciones

Empecé el recorrido de a poquito, a paso lento y Después me asomé en puntas de pie para ver qué
mirando para todos lados. Me dejé llevar, quería había del otro lado, pero no alcanzaba con mi metro
perderme, estaba disfrutando el sol suave y la piel cincuenta.
calentita. Me saqué los lentes oscuros, a pesar de A veces los caminos me llevan al lugar deseado y
que los rayos me enceguecían preferí entrecerrar los otras el lugar de llegada me desilusiona al ser
ojos. grandes mis expectativas.

Escuché a poca distancia voces infantiles y a la vez Perderme y reencontrarme, eso me había propuesto.
gritos de adultos, no se encontraban unos con otros. El recorrido que empecé despacio se fue acelerando,
Para no escucharlos me puse los auriculares y se convirtió en un desafío. El zigzagueo lo transité
busqué en Spotify algo que acompañara esta observando las montañas nevadas que sobresalían
caminata, puse Jorge Drexler y canté para mí, sin del paisaje.
dejar que se escuche pero haciendo la mímica con los
labios. Todo era hermoso, salvo el hambre que le ganó al
misterio y así llegué al final de este laberinto.
Jugué a caminar con los ojos cerrados tocando las
ligustrinas, tanteando. Me gustó la sensación que me
generaba el contacto con esas hojas gruesas.
#12
Florencia Riobó

IG: @origamifest
La hora de la merienda

A la hora de la merienda traen mate cocido y galletitas "Es hora de ir al patio de juegos", dijo la maestra
de vainilla. Por supuesto, sólo como las galletitas. clausurando la hora de la merienda.

El nene que se sienta a mi lado, en cambio, empieza "No terminé", dijo el nene sentado a mi lado en la
un ritual que observo de reojo. mesa.

Parte las galletitas con paciencia y va sumergiendo "Bueno Gustavo quédate en la sala mientras nosotros
los trozos en el mate cocido. No los come, los deja vamos afuera" respondió la maestra.
flotando.
"Pero quiero que una nena se quede conmigo"
Yo había visto a personas mojar medialunas en café
con leche y comer inmediatamente esa masa "¿Quién querés que se quede?"
embebida que dejaba migas flotando sobre el líquido.
Si bien aquella me parecía una práctica repugnante Crucé los dedos para que no me eligiera.
no se igualaba con lo que estaba a punto de ver. "Mariana"

El nene con su guardapolvo cuadrillé azul y blanco y Uff. Un gran alivio se dispersó por mi cuerpo.
su corbatín escondido debajo de la servilleta que le Mariana se acercó a la mesa, tomó la cuchara y
colgaba del cuello continuaba sumergiendo pedazos empezó a darle de comer en la boca.
de galletitas y las empujaba hacia el fondo con una Salí con el estómago revuelto y me prometí nunca
cuchara. más sentarme cerca de Gustavo.

Al cabo de un rato se había formado en la taza una


pasta densa, amarilla, de textura heterogénea, a
punto de desbordar.
#13
Graciela Nieto

IG: @gramnieto
Un cielo tan azul
A Moni, ojos de cielo

Ahora estamos en el patio del jardín. Nos


Seguramente nos pusieron en fila para cantar o
acomodaron mirando todos para adelante. Al frente
decirnos algo. Mi hermana tiene tres años y yo cinco.
hay una señora muy alta y flaca con un rodete que
Es nuestro primer día en el jardín de infantes. Siento
nos dice que es la directora y que vamos a escuchar
la nuca tirante por la cola alta que mamá nos hizo
el himno y a cantarlo.
esta mañana. Siempre me duele cuando me peina,
pero no le digo nada; sería peor. Sos mantequita,
La miro a mi hermana y veo que está llorando: dos
diría. Mi pelo es rubio y el de Carla pelirrojo, como
ríos le cruzan las mejillas pecosas. No hace ruido. Me
una muñeca de Sarah Kay.
dan ganas de llorar a mí también y no sé por qué.
Suena en el tocadiscos y los libres del mundo
Hoy es un día distinto porque no estamos en patas
responden… busco su mano pequeña y nos
por el campo, trepadas a los árboles o haciendo
quedamos así.
casitas con ladrillos, sino que nos pusieron
guardapolvos cuadrillé rosa sin mucha explicación.
“No debo llorar” me digo mientras retumba en mi
Hoy empiezan el jardín, nos dijeron. Yo haré solo un
cabeza la voz de mi abuela sos la más grande, tenés
año y Carla los tres.
que dar el ejemplo. Esta vez es distinto: Cuando
jugamos en el campo, por ejemplo, yo, que le tengo
Salimos de casa con papá al volante y mamá al lado.
miedo a las víboras, le digo a Carla que vaya
Ella tiene un vestido con flores chiquitas que me
adelante. O a veces le hago alguna broma pesada y
encanta y que usa en ocasiones especiales. El
creo que cuando duerma se olvidará. Cosas de
camino de tierra hasta llegar a la ruta es bastante
chicos.
largo. Hoy está muy embarrado. A papá le costó
bastante esquivar los pozos llenos de agua y en un
Ved en trono, a la noble igualdad. Las maestras
momento el auto hizo un trompo peligroso.
cantan alto con voz finita.
-Hay muñeca-, dijo papá tocándose el brazo a la
altura del reloj.
Miro el cielo azul, tan azul como los ojos de mi
hermanita mientras busco una nube de lluvia que nos
Yo me concentré en buscar alguna nube
permita llorar amparadas por las gotas del cielo.
(cumulonimbus, les decía papá, que admiraba a
Rázquin y sabía cuándo iba a llover por la forma de
Ayer llovió todo lo que había; no hay ninguna nube.
las nubes y el comportamiento de los animales) pero
Abro grandes los ojos y la tirantez del peinado me
el cielo estaba bien azul, como los ojos de mi
llega a la garganta.
hermana que iba en silencio mirando por la ventanilla
opuesta. Desde la mañana que estaba callada; tomó
la leche y no quiso el pan con manteca y azúcar que
la abuela nos sirvió al levantarnos.
#14
Carlos Senin

IG: @carlos.senin
El hijo que juega

Nino quería una emoción nueva, algo que realmente repelidos, sonrisas falsas que no disimulaban serlo,
cambiara su vida. Él hizo siempre lo correcto. Su miradas vacías, whiskies baratos y caros, hielos
padre, don Giovani, italiano de Italia le había redondos y cuadrados, en fin, un universo en el cual
mostrado el camino y Nino lo siguió. Tenía unos Nino vivió dos meses. Para el primero de marzo ya
cuarenta y tantos y se sentía bien o normal. Era había perdido todo. Todo era: sus dos casas, su auto,
verano y estaba en Mar del Plata; se había instalado su tractor, su campo, sus ahorros legales e ilegales,
en el Hotel Provincial para pasar el verano. Su padre su relación con su ex y sus hijos, varios amigos, sus
siempre le dejó hacer lo que quisiese, confiando en el cadenitas y relojes, su ropa de sky, la de golf, la de
hijo que había tallado, de madera noble y recta. Lo tenis, su colección de discos de Julio Iglesias de
dejó tirarse en paracaídas, viajar colgado en tren, todos los países del mundo, el piano alemán de su ex
esquiar, ahorrar en pesos, irse a Uruguay en suegro, el seguro médico, el color de la piel, la salud
catamarán y muchas otras cosas que creyó que eran en general. En fin, yo lo conocí ese primero de marzo,
necesarias para que Nino creyera que tenía una vida en el que él jugo su última apuesta al cero: yo estaba
completa e interesante: hasta se había casado, tenido en la misma mesa, seguí su intuición y puse mi ficha
hijos y separado en un lapso de 23 años. Nino al mismo número. Perdimos y al cruzarnos nuestras
sucumbió a la libertad inventada por su padre sin miradas perdedoras nos sentimos amigos.
cuestionamientos. ¿Quién se puede quejar de un
padre que muestra y ofrece un abanico de vivencias Vi que se iba y lo acompañé. Lo invité a tomar algo a
disímiles, divertidas y sin muchas preocupaciones? la rambla y me contó su historia. Lo que me
Yo quizás sí, pero Nino y muchos de ustedes sorprendió era que Nino estaba feliz, muy feliz por la
seguramente que no. tarea cumplida: en estos dos meses fui yo, haciendo
lo único que mi padre no quería que haga, me dijo
Nino creció y vivió copiando la vida de su padre, sin exultante. Se ve que este vicio estaba en nuestra
saberlo, homenajeando su existencia sin parar. Pero sangre y no quería que me entere, viejo loco. Antes
un día su padre murió. Su faro y su ancla. Su luz, su de irse me pidió plata prestada, una gran suma; obvio
peaje y su camino. Nino se había separado hace un que le dije que sí y le hice un cheque mientras le
año y no tuvo quién lo contenga. Y no dudo en hacer explicaba las condiciones del préstamo. Sabía que
lo único que tenía prohibido. Nino, perdido de más me lo iba a reintegrar, se notaba que era de madera
quiso saber cómo era un casino. Entrando, recordaba noble y recta, como don Giovani, que siempre me
las palabras de su padre: hijo, compráte una moto, devolvió todo lo que le presté, en esta misma mesa,
juntáte con la peor escoria del planeta, sé un fanático en este mismo casino.
religioso, realízate un tatuaje de un dragón cagando
en la vereda de Casa Tía, haz lo que quieras con tu
vidita, pero nunca vayas a un casino. Años después
se atrevió a cuestionarlo, pero como su padre estaba
muerto tuvo que cuestionarse a sí mismo: ¿Por qué
no? Se preguntó y respondió.

La primera impresión no lo impresionó, pero decidió


observar: máquinas tragamonedas, ruletas, mesas de
póker, mesas de punto y banca, gente caminando,
sentada, agachada juntando fichas del piso
alfombrado, camareros, camareras, música
instrumental por los parlantes, un grupo de música en
vivo en la parte sur del edificio, cascadas artificiales,
restaurantes muy baratos, tragos gratis, vendedores
de drogas disfrazados de personas de seguridad,
prostitutas disfrazadas de casi prostitutas, emociones
diversas al jugar, al ganar y sobre todo al perder,
amigos ocasionales, un ambiente donde el tiempo no
pasaba, ni para atrás ni para adelante, una atmósfera
donde el dolor de la muerte y la soledad eran
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