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PROYECTO DE LEY

Iniciado en: Diputados Expediente Diputados: 1776-D-2017


Publicado en: Trámite Parlamentario N° 31 Fecha: 19/04/2017
CAPACITACION OBLIGATORIA EN LA TEMATICA GENERO Y VIOLENCIA CONTRA LAS
MUJERES, PARA TODAS LAS PERSONAS QUE INTEGRAN LOS TRES PODERES DEL
ESTADO - LEY MICAELA -.
FIRMANTES

FIRMANTE DISTRITO BLOQUE

RACH QUIROGA, ANALIA CHACO FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ

ALVAREZ RODRIGUEZ, MARIA BUENOS FRENTE PARA LA


CRISTINA AIRES VICTORIA - PJ

PEDRINI, JUAN MANUEL CHACO FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ

LOTTO, INES BEATRIZ FORMOSA FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ

GAILLARD, ANA CAROLINA ENTRE RIOS FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ

MENDOZA, SANDRA MARCELA CHACO FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ

MENDOZA, MAYRA SOLEDAD BUENOS FRENTE PARA LA


AIRES VICTORIA - PJ

ESTEVEZ, GABRIELA BEATRIZ CORDOBA FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ

MASIN, MARIA LUCILA CHACO FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ

MERCADO, VERONICA CATAMARCA FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ
FIRMANTE DISTRITO BLOQUE

CAROL, ANALUZ AILEN TIERRA DEL FRENTE PARA LA


FUEGO VICTORIA - PJ

GUERIN, MARIA ISABEL BUENOS FRENTE PARA LA


AIRES VICTORIA - PJ

CARMONA, GUILLERMO MENDOZA FRENTE PARA LA


RAMON VICTORIA - PJ

RAMOS, ALEJANDRO SANTA FE FRENTE PARA LA


VICTORIA - PJ

GIRO A COMISIONES EN DIPUTADOS

COMISIÓN

FAMILIA, MUJER, NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

PRESUPUESTO Y HACIENDA

TRÁMITE

CÁMARA MOVIMIENTO FECHA RESULTADO

Diputados SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DEL


DIPUTADO CARMONA (A SUS
ANTECEDENTES)

Diputados SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DEL


DIPUTADO RAMOS (A SUS
ANTECEDENTES)
“LEY MICAELA” DE CAPACITACION OBLIGATORIA EN GENERO PARA
TODAS LAS PERSONAS QUE INTEGRAN LOS TRES PODERES DEL
ESTADO

ARTICULO 1º: Establécese la capacitación obligatoria en la temática de género


y violencia contra las mujeres, para todas las personas que se desempeñen en
la función pública en todos sus niveles y jerarquías.

ARTICULO 2º: Las personas referidas en el artículo anterior, deben realizar las
capacitaciones en el modo y forma que establezcan los respectivos organismos
a los que pertenecen.

ARTICULO 3º: El Consejo Nacional de las Mujeres es la autoridad de aplicación


de la presente ley.

ARTICULO 4º: Las máximas autoridades de cada organismo son responsables


de garantizar la implementación de las capacitaciones, las que comienzan a
impartirse dentro del año de la entrada en vigor de la presente ley.

Para tal fin se podrán realizar adaptaciones de materiales y/o programas, o


desarrollar uno propio, debiendo regirse por la normativa, recomendaciones y
otras disposiciones que establecen al respecto los organismos de monitoreo de
las convenciones vinculadas a la temática de género y violencia contra las
mujeres firmadas por el país.

ARTICULO 5º: El Consejo Nacional de las Mujeres certificará la calidad de las


capacitaciones que proyecte cada organismo, que deberán ser enviadas dentro
de los seis (6) meses siguientes de la entrada en vigor de la presente ley,
pudiéndose realizar modificaciones y sugerencias para su mayor efectividad.

ARTICULO 6º: La capacitación de las máximas autoridades del Poder Ejecutivo,


Legislativo y Judicial estará a cargo del Consejo Nacional de las Mujeres.

ARTICULO 7º: El Consejo Nacional de las Mujeres debe desarrollar una página
web de acceso público desde donde la sociedad civil pueda monitorear el grado
de cumplimiento de cada uno de los poderes del Estado, ministerios y
organismos del Estado Nacional, Provincial y Municipal.
En la página se identificarán las/os responsables de cada organismo de cumplir
con las obligaciones aquí contenidas y el porcentaje de personas capacitadas,
desagregadas según su jerarquía.

Anualmente, el Consejo Nacional de las Mujeres debe publicar en esta página


web un informe sobre el cumplimiento de lo aquí dispuesto, incluyendo la nómina
de altas autoridades del país que se han capacitado.

En la página web de inicio se debe publicar una reseña biográfica de la vida de


Micaela García y su compromiso social, así como las acciones del Estado
vinculadas a la causa penal por su femicidio.

ARTICULO 8º: Las personas que no realicen las capacitaciones serán intimadas
en forma fehaciente por la autoridad que corresponda de acuerdo al organismo
de que se trate. El incumplimiento de dicha intimación será considerado falta
grave y dará lugar a la sanción disciplinaria respectiva. Sin perjuicio de las otras
sanciones que pudieran corresponder, el Consejo Nacional de las Mujeres podrá
hacer pública la negativa a participar en la capacitación en la página web de
monitoreo de la presente ley.

ARTICULO 9º: Los gastos que demande la presente Ley se tomarán de los
créditos que correspondan a las partidas presupuestarias de los organismos
públicos de que se trate.

ARTICULO 10º: Invítese a la Ciudad de Buenos Aires y a las provincias a adherir


a la presente ley.

ARTICULO 11º: Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.

FUNDAMENTOS

Señor presidente:

El presente proyecto de ley lleva el nombre de Micaela García, víctima de un


brutal femicidio; en reconocimiento por su lucha militante por los derechos de las
mujeres y de los más vulnerables. Como bien se dijo: “El Estado es responsable
del feminicio de Micaela como de cada uno de los femicidios que nos están
desangrando, por no prevenirlos, por llegar tarde” (Mariana Carbajal, “Estamos
de duelo”, Página 12, 08/04/2017).

En este contexto, el presente proyecto de ley tiene por objetivo capacitar y


sensibilizar a quienes integran los diferentes estamentos del Estado; entendido
no como una mera elección de preferencia personal sino a los fines de dar
cumplimiento a un deber que asumió nuestro país al firmar la Convención
Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer
(“Belém do Pará”).

Esta Convención establece en su artículo 8c que los Estados parte


fomentarán “la educación y capacitación del personal en la administración
de justicia, policial y demás funcionarios encargados de la aplicación de la
ley, así como del personal a cuyo cargo esté la aplicación de las políticas
de prevención, sanción y eliminación de la violencia contra la mujer”. En
igual sentido, la Recomendación General Nº19 del Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer señala que “es
indispensable que se capacite a los funcionarios judiciales, los agentes del
orden público y otros funcionarios públicos para que apliquen la
Convención”.

Las recomendaciones a los Estados han continuado en esta línea. El informe


particular para Argentina Nº 6 de la CEDAW (2010) en el párrafo 16, insta:

“al Estado parte a que vele por que la judicatura, incluidos jueces, abogados,
fiscales y defensores públicos, conozca los derechos de la mujer y las
obligaciones del Estado parte con arreglo a la Convención, y alienta a este a que
imparta capacitación sobre cuestiones de género a todos los miembros del
sistema de justicia, entre ellos los organismos encargados de hacer cumplir la
ley, y a que vigile los resultados de esa labor.”

Por su parte el MESECVI, Mecanismo de Seguimiento de la Convención de


Belém do Pará, en el Informe final de Argentina (2012) recomienda al Estado
el desarrollo de planes de formación continuos sobre violencia contra las
mujeres y derechos de las mujeres en el marco de la Convención de Belém
do Pará, destinados a legisladores/as, operadores/as de justicia
(jueces/zas, fiscales/as, funcionarios/as legales, comisarios/as de familia)
y otros/as funcionarios/as públicos/as, operadores/as de salud,
educadores/as, fuerzas militares y policiales, organizaciones sociales y
comunitarias de mujeres, centros de atención especializados en violencia
y otras públicos similares.

Finalmente, el Segundo Informe de Seguimiento a la Implementación de las


Recomendaciones del Comité de Expertas del MESECVI (2014) insta a los
Estados Partes a implementar capacitación permanente con contenidos
educativos en violencia contra las mujeres dentro de los planes de
formación de servidores públicos. En este punto el reto radica en que “esta
capacitación no se limite a talleres o actividades esporádicos que no
responden a un programa permanente, o que sean proyectos cuya vigencia
es temporal o parcial”.

Además de estas normas y recomendaciones que se refieren concretamente a


nuestro país, debe considerarse que varios Estados han sido objeto de condenas
internacionales por la falta de diligencia en la prevención de los asesinatos de
mujeres por razones de género (femicidios), y en especial los fallos de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos han dispuesto la obligación de realizar
programas de capacitación.

Así, en el caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. Del 16 de


noviembre de 2009, la Corte IDH ordenó a México continuar “… implementando
programas y cursos permanentes de educación y capacitación en: i) derechos
humanos y género; ii) perspectiva de género para la debida diligencia en la
conducción de averiguaciones previas y procesos judiciales relacionados con
discriminación, violencia y homicidios de mujeres por razones de género, y iii)
superación de estereotipos sobre el rol social de las mujeres. “Asimismo refirió
que los programas y cursos estarán destinados a policías, fiscales, jueces,
militares, funcionarios encargados de la atención y asistencia legal a víctimas del
delito y a cualquier funcionario público, tanto a nivel local como federal, que
participe directa o indirectamente en la prevención, investigación,
procesamiento, sanción y reparación.”
En el caso también contra México, Fernández Ortega del 30 de agosto de 2010,
el tribunal dispuso “que el Estado continúe implementando programas y cursos
permanentes de capacitación sobre investigación diligente en casos de violencia
sexual contra las mujeres, que incluyan una perspectiva de género y etnicidad.
Dichos cursos deberán impartirse a los funcionarios federales y del estado de
Guerrero, particularmente a integrantes del Ministerio Público, del Poder Judicial,
de la Policía así como a personal del sector salud con competencia en este tipo
de casos y que por motivo de sus funciones constituyan la línea de atención
primaria a mujeres víctimas de violencia. En el mismo sentido: Caso Rosendo
Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2010, párr. 246.”

En el caso Masacres de El Mozote y lugares aledaños Vs. El Salvador, del


25 de octubre de 2012, dijo que “este Tribunal considera importante fortalecer
las capacidades institucionales del Estado mediante la capacitación de los
integrantes de la Fuerza Armada de la República de El Salvador sobre los
principios y normas de protección de los derechos humanos y sobre los límites
a los cuales deben estar sometidas. Para ello, el Estado debe implementar, en
un plazo de un año contado a partir de la notificación de la presente Sentencia y
con la respectiva disposición presupuestaria, un programa o curso permanente
y obligatorio sobre derechos humanos, incluyendo la perspectiva de género y
niñez, dirigido a todos los niveles jerárquicos de la Fuerza Armada de la
República de El Salvador.”

En el caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile del 24 de febrero de 2012, el Tribunal
ordena que el Estado continúe implementando programas y cursos permanentes
de educación y capacitación en: i) derechos humanos, orientación sexual y no
discriminación; ii) protección de los derechos de la comunidad LGBTI, y iii)
discriminación, superación de estereotipos de género en contra de la población
LGTBI. Los cursos deben estar dirigidos a funcionarios públicos a nivel regional
y nacional, y particularmente a funcionarios judiciales de todas las áreas y
escalafones de la rama judicial.

En el fallo Artavia Murillo y otros (Fecundación in vitro) Vs. Costa Rica del 28
noviembre de 2012, la Corte ordenó que el Estado implemente programas y
cursos permanentes de educación y capacitación en derechos humanos,
derechos reproductivos y no discriminación, dirigidos a funcionarios judiciales de
todas las áreas y escalafones de la rama judicial.

Por último, más recientemente, en el caso Espinoza Gonzáles Vs. Perú del 20
de noviembre de 2014. La Corte recordó que la capacitación, como sistema de
formación continua, se debe extender durante un lapso importante para cumplir
sus objetivos. De igual modo y a la luz de la jurisprudencia de este Tribunal,
advierte que una capacitación con perspectiva de género implica no solo un
aprendizaje de las normas, sino debe generar que todos los funcionarios
reconozcan la existencia de discriminación contra la mujer y las
afectaciones que generan en éstas las ideas y valoraciones estereotipadas
en lo que respecta al alcance y contenido de los derechos humanos.

En definitiva, de lo expuesto se colige que según los casos y temas la Corte IDH
ha ordenado que los países realicen capacitaciones sobre perspectiva de género
a personas de diferentes sectores del Estado. Esta formación debiera ser
obligatoria, no limitada a lo normativo y lograr un aprendizaje que produzca
cambios culturales que impacten en la vida de las mujeres. Para ello, los
organismos especializados recomiendan la sostenibilidad de la capacitación y el
seguimiento de sus resultados.

En efecto, en estos años, los organismos de monitoreo de las convenciones


vinculadas a los derechos de las mujeres, han afinado la mirada sobre las
políticas en torno a la capacitación, exigiendo planes de formación continuos,
destinados a funcionarias/os públicas/os y otros e informes de medición
cuantitativa y cualitativa de su impacto.

En el Segundo Informe de Seguimiento a la Implementación de las


Recomendaciones del Comité de Expertas del MESECVI, se recomienda
específicamente: “que estos programas de capacitación deben contar con los
mecanismos de institucionalización, efectividad y seguimiento necesarios para
lograr cambios sostenibles. El reto continúa siendo, como lo señaló el Comité de
Expertas desde 2012, que esta capacitación no se limite a talleres o actividades
esporádicas que no responden a un programa permanente, o que sean
proyectos cuya vigencia es temporal o parcial. El Comité estima que además de
impartir la capacitación a un número creciente de funcionarias y funcionarios
públicos, los países deben medir los posibles cambios que se generan a partir
de los cursos impartidos. Los datos presentados sobre el monitoreo y
evaluaciones de la capacitación no permiten conocer el número total de personas
capacitadas a nivel nacional, salvo en procesos concretos, ni el impacto de esas
capacitaciones en los conocimientos o actitudes de las y los funcionarios del
Estado o los efectos en la provisión de servicios a las víctimas de violencia.”

Finalmente, nuestro país cuenta con una ley de Protección integral a las mujeres
(ley 26.485), en donde las acciones vinculadas a la capacitación ya están
mencionadas en cabeza de cada uno de los Poderes del Estado y Ministerios.

Desde la perspectiva práctica, cabe destacar que en nuestro país, pese a la


contundencia y claridad de las obligaciones y recomendaciones internacionales
para que se capacite en temas de género a las personas que cumplen funciones
en el Estado, sólo ha habido esfuerzos esporádicos y espasmódicos que no
satisfacen los recaudos arriba expuestos.

Una experiencia en nuestro país que resultó muy interesante al punto de ser
mencionada por los organismos internacionales, fue la capacitación en género
organizada por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación bajo la dirección de la Ministra Carmen María Argibay. En 2010, un
grupo de personas especialmente entrenadas comenzó a realizar réplica
de los talleres en sus propios ámbitos empleando un material elaborado
por dicha oficina y validado por el Sistema de Naciones Unidas en
Argentina. El material tenía por objeto que quienes se desempeñan en la
Justicia adquirieran las herramientas conceptuales que les permitiera, por
un lado, mejorar las relaciones interpersonales, ajustándolas a los
estándares internacionales de igualdad y no discriminación, y por el otro,
dar una respuesta acorde con el programa constitucional y los tratados
internacionales firmados por nuestro país a quienes se presentan al
sistema de Justicia.

Según el informe de gestión elaborado por dicha oficina en 2015, la capacitación


llegó a cerca de 30.000 integrantes del sistema judicial, al tiempo que originó la
formación de Oficinas locales en varias de las provincias argentinas.

Este sistema de capacitación fue compartido con seis países de la región y más
recientemente compartido con todos los países pertenecientes a la Cumbre
Judicial Iberoamericana. No obstante lo cual, no ha tenido en nuestro país la
fuerza para implementarse como una verdadera política de estado,
fundamentalmente por la dificultad de convocar a esos talleres a las
máximas autoridades judiciales, muchas de las cuales eran y son
reticentes a concurrir a los talleres que se organizan.

Resulta importante aclarar que estos materiales, también fueron utilizados para
la capacitación de personal legislativo, fuerzas de seguridad, docentes,
abogadas/os de la matrícula, y por lo tanto podrían constituir una base sobre la
que los organismos podrían trabajar, haciendo algunas adaptaciones. En este
sentido, por un convenio de colaboración firmado en 2015 entre la Oficina de la
Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y el Consejo Nacional de
Coordinación de Políticas Sociales que se encuentra vigente, estos materiales
pueden ser utilizados, pues allí se dispuso que las partes firmantes cooperarán
compartiendo los programas que desarrollen, en especial los recursos que
contribuyan a la incorporación de la perspectiva de género en el diseño y/o
ejecución de políticas en los respectivos ámbitos de competencia de cada una
de las partes, con miras a optimizar la labor de capacitación y sensibilización en
la temática a través de la complementariedad.

Por otro lado, en otros poderes del Estado también se han realizado grandes
esfuerzos pero siquiera han tenido este grado de planificación y organización.

Mientras tanto, los femicidios en los últimos años han ido en aumento, tal como
lo muestran los datos que anualmente muestra la Asociación Civil La Casa del
Encuentro, como más recientemente el Registro de Femicidios de la Oficina de
la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Algunos de ellos,
evitables, si hubiera existido una eficiente intervención de los agentes del Estado,
en sus distintos niveles y jerarquías.

Es por ello que más allá de la adopción de otras medidas que deben
implementarse, muchas de las cuales están contempladas en el Plan Nacional
de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra
las mujeres (2017-2019) elaborado por el Consejo Nacional de las Mujeres, urge
involucrar a todas las personas que integran los poderes del Estado, y en sus
distintos estamentos en capacitaciones en perspectiva de género, de modo de
lograr prontamente intervenciones más eficientes y al mismo tiempo comenzar a
resquebrajar las estructuras patriarcales, que reproducen a través de la impericia
y/o violencia institucional, la violencia contra las mujeres.

En este contexto, el presente proyecto de ley propone una medida tan básica
que resulta incuestionable: que todos los servidoras/es públicas/os conozcan la
Constitución, en particular, lo que a través de las convenciones internacionales
sobre los derechos de las mujeres incorporadas a ella constituyen obligaciones
de idéntica jerarquía. En efecto, a través de la incorporación de la Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
(CEDAW) a nuestra carta magna, el contenido y obligaciones allí contenidas
debieran ser conocidos por todos. Para ello, y tal como lo expresa la Corte IDH
no resulta suficiente transmitir el contenido normativo sino fundamentalmente
proporcionar las herramientas que permitan visualizar las desigualdades
estructurales de las mujeres, de modo de generar una práctica transformadora.

Se propone también, en cabeza de las máximas autoridades, la obligación de


poner a disposición de todas las personas bajo su órbita de incumbencia las
capacitaciones en género que cumplan con las observaciones internacionales
mencionadas más arriba. Son ellas las que deben bregar porque cada uno de
los integrantes de la institución se comporte de acuerdo al marco constitucional
vigente, que en nuestro país implica actuar con perspectiva de género.

Por otro lado, resulta necesario generar mecanismos de monitoreo y


seguimiento, tal como lo han sugerido los organismos especializados en la
materia, y en este punto la sociedad civil puede implicarse para verificar el
cumplimiento de las obligaciones de capacitación. Se propone entonces el
monitoreo social a partir de una página web disponible a la ciudadanía,
desde la cual se pueda, además de identificarse a la máxima autoridad
responsable, asentarse el porcentaje de personal de la institución
capacitados/as, discriminados por su jerarquía.

A su vez, se propone que el Consejo Nacional de las Mujeres, en tanto constituye


el organismo rector de las políticas públicas en materia de prevención, sanción
y erradicación de la violencia contra las mujeres, que sea la autoridad de
aplicación de la presente ley, fundamentalmente a través de: a) la certificación
de la calidad de las capacitaciones que diagrame cada organismo, b) la
capacitación de las máximas autoridades, a su vez responsables de
implementar las capacitaciones dentro de sus respectivas áreas de
incumbencia y c) el monitoreo de la ejecución de la presente ley a través
de informes y seguimiento en una página web.

Cada organismo dispondrá de parte de su partida presupuestaria para el


cumplimiento de lo propuesto en esta ley. En este punto, en especial si se
establece un sistema de complementariedad con otros organismos del Estado y
la asunción de las más alta autoridades de la responsabilidad a través de un
sistema de réplicas, el costo de estas capacitaciones debiera ser totalmente
accesible a cualquiera de los organismos.

Asimismo, en la página web se deberá publicar la biografía de Micaela García,


así como las acciones del Estado vinculadas a la causa penal por su femicidio,
como una forma de reconocimiento expreso de su trayectoria, a través del
recuerdo de su historia de vida de fuerte compromiso social y militante mediante
diversas acciones que en su corta vida ha logrado en favor de los que menos
tienen.

Por último, cabe destacar que el presente proyecto de ley ha sido elaborado por
un grupo de docentes, académicas, investigadoras y/o funcionarias
comprometidas con las cuestiones y problemáticas de género. Por orden
alfabético:

Flora Acselrad

Marina Andrino

María Braga Beatove

Sibila Camps

Genoveva Cardinalli

Andrea Casaball

Julieta Casas

Norma Graciela Chiapparrone

Fabio Frontelli

Virginia Guardia

Lorena Guzzetti
Marisa Herrera

Eleonora Lamm

Alejandra Lauria

Eduardo Llugdar

Nidia Marsero

María Menendez

Paola Muratorio

Carolina Patrón

Amilcar Paz

Felicitas Rossi

Cecilia Urcola

Marieta Urueña Russo

Susana Yappert

Por estas razones, solicitamos a las/os señoras diputadas y señores diputados


la aprobación del presente proyecto.

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