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Trabajo Final de Integración para la Licenciatura de


Psicología de la Universidad de Palermo

Aporte del Proceso Hoffman de la Quadrinidad a la


Psicología

Nombre y Apellido: Fernán Makaroff

INDICE:

Página
1. INTRODUCCIÓN 2
2. OBJETIVOS 4
3. METODO 4
3.1. Tipo de estudio 4
3.2. Procedimiento y participantes 4
4. EL PROCESO HOFFMAN 5
4.1. Síndrome del amor negativo 5
4.2. Quadrinidad 7
4.3. La programación negativa 9
4.4. Objetivos 10
4.5. Visualización 15
4.6. Aspectos negativos del PHQ 17
5. INTEGRACIÓN TEORICA 19
5.1. Psicología evolutiva 19
5.2. Teoría psicoanalítica 26
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5.3. Terapia gestáltica 27


5.4. Inteligencia emocional 28
5.5. Psicología humanística 29
5.6. Amor incondicional 35
5.7. Psicoterapia holística 37
5.8. Síntesis del marco teórico y conclusiones 42
6. INVESTIGACIÓN 45
7. CASOS 47
7.1. Entrevista 1 47
7.2. Entrevista 2 49
7.3. Análisis 51
7.4. Conclusión 53

8. CONCLUSIONES GENERALES 54
9. BIBLIOGRAFIA 57

1. INTRODUCCION

El presente trabajo de integración final surge principalmente de la práctica


profesional realizada en el Instituto Hoffman. Dicha Institución ofrece como servicio
principal el Proceso Hoffman de la Quadrinidad; un método intensivo de
autoconocimiento y autotransformación.

El Proceso se dicta en doce países; en América, Europa y Asia. En Argentina tiene lugar
en las afueras de Buenos Aires, en la localidad de Castelli. Su duración es de siete días y
medio, y consiste en una convivencia en un hotel estancia, con un número aproximado
de hasta veinticinco personas.
El curso tiene como objetivo central desarmar los aprendizajes negativos de la infancia,
que se repiten durante toda la vida en forma compulsiva, inconsciente e involuntaria,
limitando así el desarrollo evolutivo en la vida adulta. Esto incluye modelos de
conducta, reacciones, posturas, modos de relacionarse con otros y consigo mismo,
estados anímicos y creencias o valores. Se busca hacer conciente la matriz o molde de
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vida que se internaliza en la infancia y actúa como limitante y sabotea las acciones en el
presente (Thame, 1980).
Durante el transcurso de la semana no hay ningún tipo de conexión con el mundo
exterior, para asegurar que la persona no pierda el contacto consigo mismo y realice un
trabajo concentrado en sus vivencias y en su mundo interno. Esta estructura intensiva se
debe meramente a un acto de cuidado, ya que por su profundidad, carga emocional y su
relación directa al sistema familiar presente y pasado, resulta indispensable que el
individuo pueda primero elaborar y cerrar el trabajo interno realizado, para poder volver
a su hogar o a sus vínculos afectivos cercanos desde una posición de madurez,
equilibrio, responsabilidad y comprensión.

El método Hoffman de la Quadrinidad brinda un recurso integrador de la persona, eficaz


para recuperar la vivencia del amor incondicional y el ejercicio pleno de la propia
autonomía. Enseña a desactivar la compulsión a reiterar patrones limitantes aprendidos
durante la infancia, y contribuye a cimentar el diseño de vida que se quiere encarar.
Esta matriz comienza a grabarse en el mundo emocional desde el momento de la
concepción hasta la pubertad, y consiste en una sucesión de imágenes, que configuran
una película que se activa compulsivamente a partir de la adolescencia. Funciona
inconscientemente como una visión del mundo indiscutible, en la que la realidad, las
relaciones y la vida en general son el resultado de las expectativas de nuestros padres. El
mundo de nuestra infancia determina la mirada que tenemos para con los demás y para
con nosotros mismos durante la adultez (Hoffman, 1974).

Las bases del trabajo apuntan a fundamentar la hipótesis implícita en el Síndrome del
Amor Negativo, concepto creado por Robert Hoffman en 1967, y el creador de esta
metodología. Se explicará cómo esas grabaciones de las primeras etapas de la vida
generan sufrimiento en el ser humano, dejándolo desconectado de su ser, limitando el
acceso pleno a su capacidad de perdón, compasión y amor incondicional, privilegiando
el intelecto y el “deber ser” sobre el “querer” y el “ser”. Hoffman (1974) denominó
“programación negativa” a ese conjunto de conductas, creencias, emociones, y modos
de ser aprendidos que se repiten durante la vida adulta de manera compulsiva,
inconsciente e involuntaria, formando parte de la personalidad.
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En este método la concepción del hombre está constituida por cuatro aspectos: cuerpo,
emoción, intelecto y espíritu, y necesitan ser reintegrados para recuperar el equilibrio
interno y la armonía (Sperber y Ortiz, 2006).

El curso integra distintos modelos y enfoques psicológicos; tomando principios básicos


del Psicoanálisis, el Humanismo, la Gestalt, la Psicología Evolutiva, la Psicología
Holística y la terapia sistémica. Se utilizan también conceptos de la Física Cuántica,
técnicas de visualización y diferentes trabajos corporales.

2. OBJETIVOS

El objetivo fundamental de este trabajo consiste en describir la importancia de una


metodología simple, veloz y profunda, para desactivar de raíz las causas del sufrimiento
emocional en las personas.

Constituyen objetivos específicos:

 Describir un método terapéutico que promueve la autonomía personal y el


desarrollo integral en todos los aspectos del ser humano.
 Evaluar la relevancia de promover el método Hoffman como una alternativa
altamente eficaz para el tratamiento de pacientes sin patologías avanzadas en el
marco de la psicología.

3. MÉTODO

3.1. Tipo de estudio: Descriptivo-Observacional, del tipo antes-después, en el que se


sigue a un grupo de personas durante una semana.

3.2. Procedimiento y participantes: se efectuó un seguimiento a un grupo de


participantes antes y después de la aplicación del método Hoffman de la Quadrinidad.
Se realizaron dos entrevistas personales, una semana antes de atravesar por la
experiencia y seis meses después. También se efectuó una observación del proceso de
transformación los primeros y últimos dos días durante el transcurso del curso.
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4. EL PROCESO HOFFMAN

Al ser el Proceso Hoffman de la Quadrinidad un recurso novedoso dentro del campo de


la psicología, se considera necesario explicar en detalle algunos conceptos y términos
básicos, propios del mismo, que constituyen la estructura de su metodología, para
aportar una visión esclarecedora y permitir una comprensión acerca de las bases de su
funcionamiento y de sus objetivos. Se explicará su relación con los distintos modelos
clásicos, así también como con otras terapias alternativas, para evidenciar las
similitudes y diferencias entre los enfoques ya existentes y el aporte particular de este
método de autoconocimiento y autotransformación.

Los ejes principales que resumen la estructura básica del curso son:

- El Síndrome del Amor Negativo


- La Cuadrinidad
- La Programación Negativa

4.1. Síndrome del Amor Negativo

Según Hoffman (1984) la causa de la deshumanidad consigo mismo, es parte de la


enfermedad llamada neurosis universal. Esencialmente desde un punto de vista amplio
el amor negativo no es más que un estado de sentirse indigno de ser amado.
Históricamente, el dolor y el conflicto causado por las actitudes, sentimientos y
comportamientos negativos, han originado infelicidad personal y errores sociales
incalculables. Estos comportamientos son obstáculos reales a la realización personal y al
equilibrio familiar y social. Por ello es imperativo poner al descubierto y desenraizar
las causas del amor negativo que provocan comportamientos devastadores y
destructivos.
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Es un concepto bien conocido y aceptado que los niños aprenden comportamientos


positivos y negativos por medio de la programación de sus padres. Todo ser humano
comparte el denominador común de haber nacido de un hombre y una mujer, un padre y
una madre. El niño depende totalmente de ellos con relación a la comida, a la
orientación, ayuda y amor. Son sus modelos y ejemplos. Desgraciadamente, la mayoría
de las personas tuvieron padres que expresaban o manifestaban programas y patrones
negativos. Al no conocer nada más, aprendieron y adoptaron estos programas y patrones
como propios. Cuando un individuo vivencia y se identifica con estas mentiras
adoptadas, olvida su verdadera y básica esencia: el amor.

Hoffman (1984) explica que la ausencia de los padres biológicos y la falta de sustento y
amor (sin importar cuanto amor se haya recibido de los padres sustitutos) ha sido la
causa básica de la falta de habilidad, para relacionarse con amor, consigo mismo y con
los demás. Muchos tuvieron padres físicamente presentes, pero emocionalmente
ausentes: el resultado es el mismo. Como consecuencia, pasan su vida rechazándose y
armando situaciones en las que los rechazan los demás. Abandonados físicamente o no,
no recibieron amor de sus padres de una forma consistente. Por ello sienten que no
merecen amor. Así comenzó la falta de autoestima, junto con sentimientos de
invalidación y de incapacidad de amar - el flagelo de la salud mental -.

Los problemas comienzan a germinar a partir del momento en que se es concebido. Si


los padres amaran, desearan, quisieran y criaran a sus hijos hasta la pubertad con un
flujo de amor consciente, no posesivo, no sofocante y con aprobación incondicional,
podrían ser evitados los efectos de la devastadora vivencia de sentirse indigno de ser
amado.
Es importante aclarar que los padres, que inconscientemente programan a sus hijos,
aunque sean la causa, no son culpables. Ellos también fueron programados por sus
padres; antes también lo fueron sus padres, y así sucesivamente. Todo ser humano es
culpable de sus comportamientos, y sin embargo ninguno tiene la culpa. Es una
circunstancia desdichada que pasa de generación en generación, internalizándose
inconsciente e involuntariamente.

La definición de Amor es siempre un enigma. Este autor considera la posibilidad de que


el Amor sea el fluir, la entrega, el fluir del corazón y del alma, en bondad emocional,
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primero por uno mismo y después por los que están alrededor. La verdad básica de esta
definición es: "nadie puede dar amor si primero no lo tuvo”. Lo que normalmente
parece ser amor es solamente la pretensión de actuar amorosamente para recibir o
conseguir el amor de los demás. El verdadero amor sólo puede manifestarse cuando una
persona se acepta y se ama incondicionalmente. Sólo entonces es posible dar por dar,
sin preocuparse de lo que se reciba a cambio.

El amor negativo es un hábito compulsivo que intercepta la capacidad de amar


libremente. Domina al hombre desde hace mucho tiempo, desde los comienzos de la
humanidad. Es muy común ver a personas que pasan la mayor parte de sus vidas
desarrollando un sofisticado método para evitar el verdadero dolor, que es la causa real
de su sufrimiento. Y tienen miedo de que, enfrentar la realidad de su dolor, sea
demasiado doloroso. En su lugar, han desarrollado una manera de vivir evitándolo,
escapándose de él e ignorándolo.

Uno de los principales problemas de muchos de los que han hecho trabajo terapéutico o
que han recorrido caminos alternativos de crecimiento personal, es que ciertas técnicas
y métodos que aparentemente producen cambios, en muchos casos el cambio es
temporal. Se centra la atención en la superficie y en los síntomas, evitando enfrentar la
verdadera causa del dolor, y así la raíz básica principal permanece intacta. Con el paso
del tiempo, aunque solucionado aparentemente lo que producía malestar, los problemas
reaparecen de nuevo, y con un gran impacto. Para que ocurra la transición real es
necesario trabajar la negatividad desde su raíz. Sólo entonces podrá ser reciclada y
convertirse en un comportamiento positivo en toda su plenitud.

4.2. Quadrinidad

En 1967, Robert Hoffman creó el término de Quadrinidad. Se refiere a los cuatro


aspectos del ser : físico, emocional, intelectual, espiritual.

Conforme a Hoffman (1974) el cuerpo físico contiene al cerebro físico y a la mente no


física, o fuerza vital. Los tres componentes de la mente son la trinidad, formada por el
emocional, intelectual y espiritual.
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El aspecto espiritual hace referencia a la parte esencial del ser humano, su naturaleza
primordial, auténtica e innatamente positiva y amorosa. Suele llamarse también su
potencial. El cerebro físico es el vehículo físico u órgano que hace posible la actividad
mental. La investigación científica todavía tiene que probar la existencia física de la
mente. El principio básico es que el alma-mente y la fuerza vital tienen energía
electromagnética que hace funcionar al cuerpo. Cuando ella se desconecta del cuerpo,
ocurre el fenómeno de la muerte corporal. Ya que en el nivel de la física cuántica nada
se pierde y todo se transforma, es importante saber qué es lo que ocurre con esta energía
mente-alma. Desde este enfoque, se considera que esta energía es parte de una fuerza
vital no física y espiritual mucho mayor, y por lo tanto es indestructible.
Urge que el componente espiritual de la mente, la parte más sabia y con más recursos,
sea utilizada para superar los problemas causados por la programación de la infancia. El
proceso de visualización es una de las formas que ayuda a la persona a contactarse con
esta parte perfecta de su ser, que permanece oculta. Cuando se reconoce como un ser
espiritual, el cuerpo y el cerebro físico podrán tornarse sus aliados y ayudar a llevar paz
a los otros dos aspectos de su mente: a las emociones perturbadas y al intelecto.

El ser espiritual o la parte esencial de todo individuo, es cubierta por los patrones de
negatividad de la programación de sus padres; desde la concepción en el útero de la
madre. La analogía que se puede usar es la de un perfecto e indestructible diamante
cubierto por tierra y escombros; esto representa al síndrome del Amor Negativo. Esta
esencia es su verdadera realidad, que nunca fue perdida. Sólo fue cubierta y velada a su
conciencia, y todo el trabajo realizado apunta a develarla y a permitir que se manifieste
e instale de nuevo en su vida. Para conseguir esto es necesario atacar al Síndrome del
Amor Negativo en sus cuatro niveles: Físico, Emocional, Intelectual y Espiritual. Sino
se realiza de esta manera, se obtendrá una resolución parcial y no total.

Nada falta en ningún ser humano. El Yo real está siempre presente. Desgraciadamente,
la gran mayoría de los padres no sabe como nutrir la esencia de sus hijos, a causa de su
propia programación. La esencia de ellos tampoco fue nutrida por sus padres. No
aprendieron a honrar, respetar y amarse a sí mismos, y por lo tanto jamás hubieran
podido darles lo que no tuvieron. Si ellos hubieran sido capaces de honrarse y amarse a
sí mismos, hubieran honrado a sus hijos, entonces éstos hubieran sido nutridos con amor
y alimentados con un profundo sentimiento de seguridad interna.
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4.3. La programación negativa

Hoffman (1974) explica que los padres y padres sustitutos son modelos de cómo se debe
ser. Cuando un niño no recibe su aceptación incondicional por aquello que es, comienza
a sentirse indigno de ser amado, e intenta hacer lo posible para conseguir su amor. Esto
ocurre en un nivel emocional y físico, mucho antes de que el intelecto entre en
actividad: comienza en el útero y llega hasta la pubertad. Ese sentimiento de rechazo
ocurre en especial cuando los padres no le prestan atención, o tienen una actitud
negativa hacia él, por no gustarles el modo en que se comporta. El niño reproduce su
comportamiento, tal como lo percibe, en actitudes y sentimientos negativos hacia él
mismo o hacia otros, desde muy temprana edad, desconectándose de su verdadera
identidad por enfocar la atención en las expectativas y mandatos de sus padres.

Todo niño depende de su madre y de su padre para todas las necesidades. Si ellos lo
traicionan al no tener cubiertas sus necesidades amorosas y emocionales, cuando se
vuelve adulto queda preso entre querer o necesitar de ellos y estar resentido con ellos.
Si nunca aprende a confiar en ellos, o si ellos no tenían confianza en él, entonces nunca
aprendió a confiar en él mismo ni en los demás.

La mayoría de las personas pasan sus vidas buscando inconscientemente los padres
amorosos y dignos de confianza que precisaban y querían, pero que nunca tuvieron.
Este conflicto destruye las relaciones. Aún cuando una parte del individuo desea amar o
abrirse emocionalmente, con la voluntad no es suficiente, porque la lealtad de un hijo a
repetir lo que aprendió de los seres que más ama es más poderosa, y lo que vence al
final son las programaciones automáticas de la infancia. Como no conoce nada mejor,
acepta sin opción el sistema familiar e internaliza la programación y las negatividades
de sus padres, por causa del Amor Negativo. Cuando retoma viejas escenas familiares
en su vida actual vuelve a encontrarse con rechazo, infelicidad, soledad e inseguridad.

Básicamente, la programación negativa es el conjunto de todas las emociones,


conductas, creencias, reacciones, posturas y modos de ser, aprendidas de los padres de
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la infancia por imitación o rebeldía, que se repiten en forma inconsciente, compulsiva e


involuntaria durante toda la vida. Hoffman (1984) sostiene que toda la programación
básica ocurre antes de la pubertad (edad de la madurez biológica: primera menstruación
en las mujeres, primera eyaculación en los hombres); el adulto en el que nos
transformamos después de la pubertad actúa automáticamente según su modelo
aprendido en la infancia.

Esta programación tiene un amplio alcance y está tan instalada desde los primeros
meses de vida en la psique, en el comportamiento, en los sentimientos y pensamientos,
en el cuerpo y en el lenguaje, que comúnmente se la llama “la personalidad”,
asumiéndola como propia. Limita el crecimiento en todas las áreas y es la causa del
sufrimiento emocional, espiritual y físico (somatizaciones y desequilibrios funcionales)
en el ser humano.

4.4. Objetivos

Conforme a Hoffman (1984), la programación sucede de muchas maneras sutiles y no


tan sutiles. Es fundamental para lograr la integración y el perdón que, en el momento
apropiado, el participante esté dispuesto a sacar la venda de defensividades y tener una
experiencia de la verdad de cómo adoptó los patrones y programas de sus padres. Desde
ese momento, conociendo que esos patrones no son él mismo, que esta programación no
fue genéticamente determinada, podrá aprender cómo sacársela. Por eso, el primer paso
para librarse de ella es revivir su niño/a del pasado. Este es el comienzo del camino de
autoconocimiento.

Desde un nivel intelectual es sencillo entender que los padres tienen la culpa y que a su
vez nadie es culpable, pues como se explicó, estos modelos se transmiten de generación
en generación. El intelecto entiende este concepto en un plano superficial, pero no
puede modificar el comportamiento emocional negativo. Su alcance es limitado y por
eso se trabaja desde el plano emocional, pues por allí se internalizan los sentimientos,
las conductas negativas, y toda la programación básica desde el nacimiento (cuando el
intelecto aún no operaba) hasta la pubertad, y allí está todavía todo lo que produce
sufrimiento en el presente. Sólo así se puede ser verdaderamente consciente, y en
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profundidad, de cómo uno se transformó en el adulto que es, comprendiendo sus


sentimientos y conductas disfuncionales.

El sistema familiar de la infancia crea un conjunto de mentiras, simulacros, patrones y


programas de amor negativo, que muchas veces permanece inconsciente, sin que la
persona tenga registro alguno de ello. El motivo por el cual muchas veces permanece en
el inconsciente se debe a un mecanismo de supervivencia y adaptación al medio
presente en la raza humana, cuya función consiste en proteger a la psique de la conexión
con dolores profundos y vivencias traumáticas de la niñez, cuando aún no está lo
suficientemente madura para hacerlo. Si se mantuviera la conciencia y la conexión con
vivencias tan intensas en el estado común de vigilia, cuando la mente no está todavía
preparada para soportarlas, sin una contención, un acompañamiento y un trabajo
terapéutico permanente y especializado, resultaría muy difícil sostener una estabilidad
emocional que permita funcionar en forma equilibrada en las diferentes áreas y
aumentaría considerablemente el riesgo de sufrir colapsos, descompensaciones, o
trastornos en los niveles físico y mental. Este mecanismo de protección es inherente a
todos los seres humanos y denota una sabiduría e inteligencia innata de la especie. Para
que el individuo pueda conectarse abierta y directamente con estas emociones, es
necesario un ambiente facilitador, con profesionales y medios que permitan una
contención adecuada y sostenida.

Para lograr la transformación, es necesario que la persona experimente la interacción en


su familia entera y que pueda ver cómo le enseñaron a ser en el mundo. Esta manera de
actuar forma el sistema de comportamiento, creencias, rasgos y patrones de Amor
Negativo de su familia. La forma en que su madre y su padre se relacionaban el uno con
el otro y cómo él se volvió a su manera de relacionarnos consigo mismo y con los
demás. La manera de amar y de vivir de ellos se volvió la suya propia a través de la
adopción. Los conflictos de su madre y padre se volvieron sus conflictos. Los defectos
de ellos se volvieron sus defectos. La ceguera de ellos se volvió su ceguera.
Cuando en las relaciones amorosas uno manifiesta rasgos negativos iguales a los de sus
padres, o proyecta el comportamiento materno y paterno, los está reproduciendo. Esto
recrea el sistema familiar y el horror del Síndrome del Amor Negativo. La proyección
en los padres, los compañeros, las figuras de autoridad, los amigos o en los profesores,
es conocida como transferencia, concepto conocido y usado en la línea psicoanalítica y
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en otras ramas de la psicología. Produce resistencia, conflicto y rechazo (y/o crea


situaciones de rechazo), y es uno de los mayores obstáculos al crecimiento.

Antes de poder borrar estos comportamientos, sentimientos y actitudes negativamente


programadas, se debe romper la dependencia y la necesidad psicológica hacia los padres
de la infancia. Cuando desde el nivel más profundo de su ser, el individuo aprende a
perdonarles emocionalmente, en vez de intelectualmente, puede entonces perdonarse a
sí mismo y encontrar la paz. Para alcanzar esta meta tan deseada, debe llegar a un
profundo estado de compasión, perdón, comprensión sin condena y aceptación de los
niños que sus padres fueron un día. Al alcanzar esto, estará verdaderamente libre para
aceptar, perdonar y amar a los adultos en los que ellos se transformaron. Haciéndolo,
podrá liberarse de esta matriz y encontrar dentro de sí mismo autoaceptación,
autoperdón y amor incondicional.

Para desactivar el conjunto de patrones y modelos aprendidos con los cuales un


individuo está identificado, es indispensable primero que sea capaz de verlos, con
conciencia y aceptación, activo y operando en él ; presente en todas las áreas de su
vida; limitando su alegría, su capacidad de disfrute y su paz; saboteando sus proyectos y
sus vínculos; provocándose enfermedades y somatizaciones; generándose estados de
ansiedad, depresión, desgano, tristeza y soledad; rechazándose, rechazando a otros o
armando para que lo rechacen; y sobre todo, limitando el amor por sí mismo y por todo
lo que lo rodea. Este paso fundamental para expandir la conciencia es lo que se hace el
primer día en el Proceso y es el comienzo de la transformación.
Aunque necesaria para empezar a abrir el mundo emocional, la conciencia sola no
genera grandes cambios. Sin embargo, cuánto más uno se atreva a ver y más registro
tenga de su programación y de cómo lo perjudica, más podrá sanar cuando llegue el
momento de hacerlo y mayor será la alegría, la paz, la conexión y la libertad que
experimente.

Según Hoffman (1984) la meta del Proceso de la Quadrinidad es la liberación del


comportamiento programado compulsivo, autodestructivo, que se basa en el amor
negativo. Este comportamiento usa y abusa del ser humano. Una vez libres de esa
programación negativa, surge el libre albedrío, la elección de un comportamiento
apropiado para cada persona.
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Se comienza aislando, atacando y destruyendo el síndrome del amor negativo, la causa


de la angustia emocional. Al comprender la dinámica del por qué el individuo hace esto
consigo mismo puede dejar de hacerlo. Para erradicar el problema es necesario aislar la
causa y después encontrar la solución.

A nivel general, los resultados del Proceso de la Quadrinidad incluyen la reducción de


las maneras inadecuadas de responder a las situaciones, la reducción del estrés, del
enojo, de la ansiedad y de la depresión, y a la vez, un aumento de la capacidad de sentir
amor y alegría.

Es importante observar que el trabajo de este proceso no erradica un determinado


comportamiento o una determinada emoción. Elimina la necesidad de usar ese
comportamiento o emoción en forma compulsiva y automática, y da la posibilidad
entonces de escoger la respuesta o alternativa más adecuada según las circunstancias
particulares y el libre albedrío. Existe una gran diferencia entre usar un rasgo y que un
rasgo use a una persona.

La solución que se busca es la integración de los cuatro aspectos del ser, o sea, de la
Quadrinidad; intelecto, emoción, cuerpo y espíritu. Para que esto ocurra, es necesario
encontrar total autoaceptación, total autoperdón, y total reconocimiento del propio valor
y amor incondicional por uno mismo, llegar a una comprensión sin condena por los
padres biológicos y sustitutos; tener compasión por la infancia que ellos vivieron;
perdón por lo que ellos hicieron y también por lo que les hicieron a ellos; aceptarlos
totalmente como son y como ellos fueron; y poder amarlos incondicionalmente sin
expectativas irreales. Solamente entonces una persona está libre para poder amar
totalmente.
De esta manera se armoniza el mundo interno y se crean las condiciones para la
transformación. Al discriminarse de las identidades aprendidas se recupera la conexión
con quien se es realmente, el ser auténtico, libre de los límites impuestos. Se instala una
forma de vida mucho más flexible, más espontánea; se recupera y cultiva el amor
profundo hacia los padres, base fundamental y motor del amor a uno mismo y a todo lo
creado; se limpia el canal emocional, se elimina el conflicto interno del intelecto-
emociòn o “debo-quiero”, obteniendo paz interior; se afirma la reconexión y el cuidado
del cuerpo; se afirma la autoestima; y se superan los deseos de venganza y
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autodestrucción. No existe una meta o una realización más valiosa en la vida que
encontrar el amor incondicional y acabar con el diálogo interno de la mente.

El trabajo terapéutico del Proceso Hoffman consiste en guiar, comprender, ayudar,


contener y motivar a que el individuo desarme sus emociones y conductas negativas, a
través de una metodología totalmente estructurada, día tras día, y un seguimiento
permanente por parte de los profesionales para asegurar que cada objetivo se cumpla y
permita avanzar hacia el siguiente.

Cada objetivo está sincronizado con el anterior y con el siguiente, y todos tienen como
meta asegurar un cambio profundo y sostenido. En esencia, se puede afirmar que estos
apuntan a:

- Hacerse consciente de la propia programación negativa, acusar después, y perdonar,


por último, a los padres de la infancia. Para ello es necesario poder visualizar y
experimentar sus limitaciones, vivencias y sufrimientos cuando eran niños, para
despertar en uno mismo una profunda compasión y comprender su comportamiento,
sin juzgarlos ni condenarlos.

- Conectarse con el propio niño interior, para comprender y experimentar, desde sus
vivencias y limitaciones, las vivencias y limitaciones en el presente de la vida
adulta.

- Desactivar los mecanismos adictivos a repetir conductas indeseadas. Depresiones,


actos destructivos, resistencias o sabotajes a los cambios. Desactivar promesas
inconscientes sadomasoquistas. “no merezco ir más allá, estar mejor”.

- Integrar el sentir, pensar y hacer. Desarmar las peleas internas. Instalar el silencio y
la paz que permiten una conexión y comunicación fluida con uno mismo y con los
otros.

- Establecer una comunicación de los idiomas y recursos de las cuatro áreas: emoción,
intelecto, espíritu y cuerpo. Para realmente elegir cómo responder en cada situación
y ejercer el libre albedrío con responsabilidad tanto en aciertos como en errores y
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fomentar el crecimiento permanente, en forma fácil, rápida y sin esfuerzo


(naturalmente).

- Lograr una conexión profunda con la parte espiritual, innatamente positiva e


incondicionalmente amorosa, para instalarla en la vida y guiar los pensamientos,
emociones, acciones y decisiones desde el Ser, y no desde la programación o desde
los condicionamientos adquiridos.

4.5. Visualización

La visualización es un recurso muy poderoso, usado en diferentes terapias para provocar


sanación, cambio de paradigmas y crear concientemente una nueva visión sobre las
propias limitaciones, una visión ampliada que expande la percepción y da lugar a una
nueva alternativa positiva, abriendo el canal emocional y posibilitando así la
transformación interior y el consecuente cambio exterior en los diferentes niveles de
interacción.
En el Proceso cumple una función clave para llegar al cumplimiento de sus objetivos y
se considera importante explicar cómo opera en los planos subconscientes y
emocionales, generando conciencia, sanación e integración en la persona.

Conforme a Cavallier (1980), la visualización es un proceso de reactivación de


experiencias sensoriales y emocionales que permite poner los recursos acumulados al
servicio de proyectos futuros. Las técnicas de visualización tienen sus orígenes
múltiples: las encontramos en Oriente, con prácticas como el yoga y el zen, y en
Occidente, en la oración contemplativa.

Con la visualización se reactiva, en primer lugar, la experiencia de una vivencia


sensorial y emocional pasada, y se amplifican las sensaciones positivas para que sean
las dominantes. Es análogo a una proyección cinematográfica de películas del pasado
para poder anticipar los actos futuros. Esta proyección no solamente influye en la espera
del futuro, sino también en la realización del proyecto. Hacemos visualización sin
saberlo, de manera inconsciente. Desgraciadamente solemos proyectar más películas de
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fracaso que de éxito, y obtenemos resultados negativos o mediocres cuando hubieran


podido ser buenos. Esta es la razón por la que hay que actuar sobre las películas de
nuestro pasado practicando ejercicios de visualización. Es probable que quizás sea más
conveniente el término “sensorialización”, ya que no se trata tan sólo de imágenes
visuales, sino de reactivar todo tipo de percepciones almacenadas.
En otro nivel podemos hablar de “simbolización”, pues los recuerdos y los conceptos
suelen estar archivados en la memoria en forma de imágenes metafóricas o simbólicas.
Antes de cualquier acto, creamos una imagen anticipada del acto que vamos a realizar
utilizando las informaciones de las experiencias sensoriales vividas en el pasado. El
sentimiento que sentimos en el momento de hacer la visualización será determinante
para el resultado del acto que vamos a realizar.

El enfoque de las técnicas de visualización tiene más que ver con un acompañamiento
que con procesos directivos de intervención. En este sentido, el material utilizado para
permitir que el sujeto progrese en su crecimiento pertenece de hecho al sujeto. El
material simbólico que se emplee para la reactivación de vivencias sensoriales pertenece
asimismo al sujeto, no es impuesto por el terapeuta. La terapia de la visualización
consiste en proponer vías y opciones, en aportar la protección necesaria para que la
persona acepte llevar a cabo la exploración de su pasado. El terapeuta utiliza el material
simbólico descubierto para devolvérselo “positivamente” al sujeto. Podemos comparar
al terapeuta con un guía de montaña que evalúa los medios logísticos que permitan que
su cliente alcance el destino que se había fijado.

La visualización permite entrar en relación con los elementos reprimidos del


subconsciente. En un nivel psicológico, toma en consideración la vivencia emocional,
las emociones no expresadas y los resentimientos, con el fin de conseguir el perdón. El
perdón es un don que uno se hace a sí mismo, y mediante el perdón se puede conseguir
la reconciliación tanto con las figuras paternas como con otras personas. En un primer
tiempo se trabaja con la disolución de las defensas que la persona ha puesto en
funcionamiento. Se trata de procesos psicológicos para evitar el sufrimiento y de pautas
y actitudes psicológicas que compensan las carencias y los desequilibrios provocados
por antiguas heridas. Con la visualización puede ponerse en cuestión todo este complejo
sistema y la persona puede desaprender, puede desensibilizarse respecto a
comportamientos y acontecimientos vividos como traumáticos. Al renunciar a este
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comportamiento va a poder elegir el acceso a nuevas decisiones más apropiadas para su


vida actual.

Las técnicas de visualización pueden actuar, por último, en el nivel espiritual, tomando
como objetivo la reunificación de la persona. Se trata de que acepte sus límites, tenga
una visión más ecuánime de sí mismo, descubra su autenticidad, se sienta pertenecer,
ame y se deje amar.

4.6. Aspectos negativos del Proceso Hoffman de la Quadrinidad

Al enfrentar el desafío de integrar los cambios a la vida diaria, es natural que las cosas
no se den de manera tan fluida como se desearía. Es importante comprender que muchas
de las personas que llegan a este proceso no habían realizado anteriormente ningún
trabajo de transformación, así como tampoco experimentado un contacto emocional
profundo consigo mismos, y en el transcurso de una semana se desarman patrones de
comportamiento que existían desde el inicio de sus vidas. Esto no significa que los
hayan desarmado en su totalidad, sino que han llegado a su origen, a su raíz, y a partir
de ese momento pueden recién comprender que no existe falla alguna en ellos ni en
ninguna otra persona, y así comenzar un camino de autotransformación y
autocrecimiento con técnicas específicas para seguir desarmando todo aquello que no
pertenece a su verdadera naturaleza y obstaculiza la realización de sus deseos y
aspiraciones más elevadas.

De todas maneras, independientemente del recorrido personal, Hoffman (1974) señala


algunos de los posibles obstáculos post proceso que puede encontrar el individuo:

 Desilusión por la transición: bajar de una experiencia pico

 Dolor: es posible que ahora se puedan experimentar pérdidas no vividas


anteriormente ("No tuve infancia"). Puede parecer depresión, pero es
conveniente primero explorar el tema del dolor.

 Depresión abandónica: tener resistencias a activarse plenamente, a la plena


activación del propio ser.
18

 Separación de los compañeros del Proceso y pérdidas por terminar viejas


amistades o relaciones que ya no son apropiadas.

 Enfrentar cambios importantes o transiciones. Después del Proceso, aunque uno


esté instalado en una posición diferente, debe reestructurar (si así lo desea) todo
aquello que había construido desde su programación o su personalidad anterior;
decisiones equivocadas, relaciones negativas basadas en la dependencia, la
necesidad, el sometimiento o la manipulación, el desamor y la venganza, y todas
las modalidades disfuncionales sostenidas durante años con sus posteriores
consecuencias. Esto puede producir estados de estrés, desesperación, o
sentimientos de culpa y frustración. El cambio tiene un tiempo natural, gradual,
y una maduración progresiva.

 Aislarse en vez de relacionarse con los demás.

 Ponerse en el rol del héroe de la familia, psicoanalizando a todos, o señalando lo


que se percibe como sus errores.

 Sentirse manipulado por el sistema familiar o por una pareja que intenta sabotear
los cambios personales.

Es importante señalar que el Proceso Hoffman no trabaja con patologías avanzadas, ya


que la psique necesita de un funcionamiento normal para poder realizar el trabajo y
lograr los objetivos propuestos. El Instituto Hoffman evalúa a los potenciales
solicitantes para descartar la existencia de trastornos psicológicos importantes,
incluyendo esquizofrenia, desorden maníaco-depresivo no-controlado, y abuso actual de
sustancias, usando un cuestionario de evaluación de salud. Si los encuestados responden
afirmativamente a preguntas relacionadas con medicamentos psicotrópicos, trastorno
psiquiátrico importante, internación para cuidado psiquiátrico, o historia previa de
medicación para problemas emocionales, es necesario que sus terapeutas firmen una
autorización antes de poder ser inscriptos en el curso. En caso de no existir terapeuta,
los profesionales del instituto evalúan cada situación en particular mediante entrevistas
y seguimientos personalizados., informándole al interesado si es adecuado o no ingresar
en ese momento y bajo esas condiciones.
19

5. INTEGRACION TEORICA

Se realizó un análisis de las principales teorías, de sus metodologías y técnicas, para


determinar cuáles de ellas intervienen en el trabajo terapéutico del curso y cómo se
integran en sus objetivos durante la semana. Se investigaron a su vez las herramientas y
técnicas utilizadas en el Proceso para determinar el origen de donde provienen sus
conceptos fundamentales y estructurales.

El trabajo consistió en analizar y fundamentar la estructura operante del Método


Hoffman, observando, estudiando, e integrándolo con las distintas terapias y modelos
vistos durante la Licenciatura en Psicología, utilizando también otros enfoques
alternativos de fuentes diversas, que forman parte del trabajo de autoconocimiento y
autotransformación. Estos se utilizan durante el curso con una estructura
predeterminada, basada en los cambios que el individuo atraviesa día por día y a su
capacidad para asimilar y realizar cada objetivo, de acuerdo a la apertura emocional que
gradualmente vaya adquiriendo.

Los modelos teóricos que se utilizan, junto con las herramientas propias del método,
permiten, usados en forma integrada, un cambio profundo a nivel emocional, mental y
espiritual.

Se describirán los conceptos claves de los diferentes modelos psicológicos que forman
la estructura básica del Proceso Hoffman de la Quadrinidad (PHQ) y los distintos
enfoques que el método toma, integra, y aplica en sus diferentes técnicas y objetivos
durante la semana.

5.1. Psicología Evolutiva

Si bien la denominación “programación negativa” para designar el conjunto de patrones


negativos aprendidos en la infancia es propia del método Hoffman, desde hace ya varias
20

décadas numerosos autores han expuesto de diferentes formas las consecuencias


traumáticas que originan en la niñez los sentimientos de rechazo, indiferencia, abandono
emocional y físico y otras conductas negativas. Como se explicó, estas pautas de
conducta tienen sus orígenes mucho tiempo atrás y son transmitidas a nivel familiar de
generación en generación. Distintos profesionales han explicado los procesos por los
cuales los padres programan a sus hijos, generando consecuencias múltiples y
provocando graves daños psíquicos.

Brazelton y Cramer (1993), señalan que toda crianza contiene fantasmas de distintos
tipos y todo profesional que evalúe una relación progenitor-niño debe tener mucho
cuidado para determinar qué hay de “normal” o de “anómalo” en esas proyecciones. La
norma es que los progenitores restablezcan viejos lazos con su pasado a través de sus
hijos. El amor de los padres es posible sólo debido a que tiene sus raíces en vínculos
anteriores; la empatía y la armonización con un recién nacido, por ejemplo, se ve
fortalecida por el reconocimiento de estados o sentimientos afectuosos familiares
pertenecientes a relaciones previas.

Conforme a Bowlby (1989), la presencia de la madre o del padre produce en el niño


sentimientos primitivos y turbulentos no despertados por otras personas. Gran parte de
las conductas negativas del niño son aprendidas por sus padres, puesto que todos los
padres cometen errores. Algunos son producto de la ignorancia, pero son más los que
proceden de problemas emocionales inconscientes que datan de sus propias infancias.

La característica central del concepto de la educación de los niños es la provisión por


parte de ambos progenitores de una base segura a partir de la cual un niño o un
adolescente pueda hacer salidas al mundo exterior y a la cual pueda regresar sabiendo
con certeza que será bien recibido, alimentado física y emocionalmente, reconfortado si
se siente afligido y tranquilizado si está asustado. Esencialmente, este rol consiste en ser
accesible, estar preparado para responder activamente sólo cuando es necesario. Cuanto
más confían en que su base es segura y en que está preparada para responder, más lo
dan por sentado. Se demuestra que los más estables emocionalmente y los que
aprovechan mejor sus oportunidades frente al mundo exterior sol los que tienen padres
que, si bien fomentan la autonomía de sus hijos, no son menos accesibles y sensibles
cuando se recurre a ellos.
21

En su teoría del apego, el autor explica las consecuencias trágicas de la falta de un


apoyo incondicional, seguro y sostenido en la niñez. Para ello, describe tres pautas de
apego que están bien identificadas junto a las circunstancias familiares que las
favorecen:

Apego seguro: el individuo confía en que sus padres o figuras parentales serán
accesibles, sensibles y colaboradores si él se encuentra en una situación adversa o
atemorizante. Con esta seguridad, se atreve a hacer sus exploraciones del mundo. Esta
pauta es favorecida por el progenitor cuando se muestra fácilmente accesible y sensible
a las señales de su hijo y amorosamente disponible cuando éste busca protección y/o
consuelo.

Apego ansioso resistente: el individuo está inseguro de si su progenitor será accesible o


sensible o si lo ayudará cuando lo necesite. A causa de esta incertidumbre, siempre tiene
tendencia a la separación ansiosa, es propenso al aferramiento y a la dependencia
emocional y se muestra ansioso ante la exploración del mundo. Esta pauta se ve
favorecida cuando el progenitor se muestra accesible y colaborador en algunas
ocasiones y en otras no y por las amenazas de abandono utilizadas como medio de
control.

Apego ansioso elusivo: el individuo no confía en que cuando busque cuidados recibirá
una respuesta servicial sino que, por el contrario, espera ser rechazado. Cuando en un
grado notorio ese individuo intenta vivir su vida sin el amor y el apoyo de otras
personas, intenta volverse emocionalmente autosuficiente y con posterioridad puede ser
diagnosticado como narcisista o como poseedor de un falso sí-mismo. Esta pauta, en la
que el conflicto está más oculto, es el resultado del constante rechazo por parte de la
madre.

La teoría del apego considera la tendencia a establecer lazos emocionales íntimos con
individuos determinados como un componente básico de la naturaleza humana, presente
en forma embrionaria en el neonato y que prosigue a lo largo de la vida adulta, hasta la
vejez. Durante la infancia, los lazos se establecen con los padres (o padres sustitutos), a
los que se recurre en busca de protección, consuelo y apoyo. Inicialmente, los únicos
22

medios de comunicación entre el niño y la madre se dan a través de la expresión


emocional y de la conducta que la acompaña. Aunque posteriormente complementada
por el diálogo, la comunicación mediada emocionalmente persiste, sin embargo, como
la característica principal de las relaciones íntimas a lo largo de la vida.

A medida que el niño crece, la pauta que haya adquirido se convierte cada vez más en
una característica del niño mismo, lo que significa que tiende a imponerla en sus nuevas
relaciones: con un maestro, con una madre adoptiva, con sus amigos o con un terapeuta.
Los resultados de este proceso de internalización son evidentes en un estudio
provisional que muestra que la pauta de apego característica de la pareja madre-hijo en
los primeros años, puede predecir el modo en que el niño se comportará en un grupo
infantil o adolescente en sus años siguientes.

Todos los detalles que se manifiestan en las pautas de comportamiento son aprendidos,
empezando desde la propia infancia del futuro padre y el modo en que sus progenitores
lo trataron a él y a sus hermanos. Existen indicios de que la pauta de apego que un niño
no dañado en el momento del nacimiento desarrolla con su madre es el producto de
cómo lo ha tratado ella, y es más probable que, de manera similar, la pauta que
desarrolle con su padre sea el producto de cómo lo ha tratado éste.

Bowlby (1989) señala ciertos patrones de conducta de los progenitores que pueden
afectar gravemente la estabilidad emocional del niño. Algunos acontecimientos
importantes durante la infancia que pueden desencadenar consecuencias en el desarrollo
de la personalidad son:

- un niño que puede no haber sido deseado por uno o ambos progenitores;

- un niño puede pertenecer al otro sexo que se esperaba. en una familia en la que los
padres han puesto su corazón;

- un niño puede haberse convertido en el chivo expiatorio de la familia, a veces como


resultado de una tragedia familiar que, con mayor o menor plausibilidad, siempre se
le atribuyó a él;
23

- un niño puede haber sido el blanco de malos tratos físicos más o menos serios por
parte de un progenitor, o de un progenitor adoptivo;

- un niño puede haber sido víctima de abusos sexuales por parte de uno de los padres
o ambos, de un progenitor adoptivo o de un hermano o hermana mayor durante un
período corto o prolongado.

Las clases de experiencias que una persona tiene, en especial durante su infancia,
afectan en gran medida tanto a sus expectativas de hallar o no más adelante una base
personal segura, como al grado de capacidad que posee para iniciar y mantener una
relación mutuamente gratificante cuando tenga oportunidad para ello. En sentido
inverso, la naturaleza de las expectativas que una persona tiene, así como el grado de
capacidad que aporta, desempeñan un importante papel para determinar las clases de
personas con las cuales se asocia, y también cómo dichas personas la tratan. Debido a
estas interacciones, cualquier patrón que se establezca primeramente tiende a persistir.
Este es un principal motivo de que el patrón de relaciones familiares que una persona
experimenta durante su infancia sea de tan crucial importancia para el desarrollo de la
personalidad.

Illingworth (1993) señala también que los problemas de conducta tienen sus orígenes
antes del nacimiento y, a menudo, antes de la concepción. Se remontan hasta la niñez y
personalidad de sus padres, a la clase de vida familiar que hayan tenido, y a la cantidad
de amor y seguridad que hayan experimentado. Un niño que nació sin ser deseado
puede crecer siendo incapaz de dar o recibir afecto para sí mismo. Siempre que se
encuentra uno con un niño que es rechazado y poco amado por sus padres, se encuentra
con que su madre o su padre tuvieron una niñez poco dichosa. El rechazo, la infelicidad,
y la falta de amor en la vida de un niño, es muy probable que afecten a su siguiente
generación.
Las actitudes de los padres son la cristalización de las experiencias que han vivido. Un
niño que recibió palizas y castigos de sus padres, les dará el mismo trato a sus hijos
cuando crezca. Los padres estuvieron afectados por la clase social en la que crecieron,
por la personalidad y actitudes de sus padres, y por el amor y la seguridad o la falta de
ellos que experimentaron cuando eran niños.
24

Es fundamental que los padres no sólo amen a sus hijos, sino que se lo demuestren y
traten de asegurarse de que lo sientan. Los niños, como los adultos, necesitan amor todo
el tiempo. Los padres pueden mostrar amor con la expresión de su cara, el tono de su
voz, y el entendimiento de las necesidades de su hijo. El cuidado duradero del niño está
hecho en base a cientos de atenciones, cientos de ocasiones donde la tolerancia y el
entendimiento deben demostrarse; por eso algunos niños en cuanto crecen muestran
poco amor por sus padres, pues todo lo que han visto en su casa son críticas constantes,
discusiones, regaños y castigos, denigraciones, desaprobaciones y menosprecio.

Cavallier (1980) sostiene que para crecer, el niño necesita de un amor no posesivo sino
liberador, un amor que favorezca su crecimiento para que pueda llevar a cabo su
cometido.
Un niño no deseado, que no llega en un buen momento o que no es cómo se esperaba,
tomará decisiones u opciones que se corresponden con los sentimientos de culpabilidad,
de desgarro o de rechazo que experimenta. De forma análoga, si los padres se
encuentran en conflicto, el niño, hundido en la inseguridad, tomará muy pronto la
responsabilidad de su vida, o mejor, de su supervivencia..

El niño vive situaciones permanentes de rechazo, muchas veces por el simple hecho de
que su madre debe ir a trabajar y no tiene tiempo para él, o porque está ocupada con
sus cosas o atendiendo a su hermanito. Aunque estas son justificaciones válidas, el niño,
en su mundo interno, no lo comprende, y lo vive como “me rechazan, no soy
suficientemente bueno o importante para ella”, en un nivel plenamente emocional. Si
la madre no está suficientemente disponible para manejar esta crisis en la que se
mezclan el miedo ante el abandono, la cólera y los celos, el niño va a tomar decisiones
que se reactivarán más tarde cuando tenga que enfrentarse con otras rupturas. Para
empezar, tal vez se enfurruñe o juegue de forma frenética y ausente al tiempo para
evitar sentir la cólera que tiene hacia su madre. Si esto no fuera suficiente, pasará a la
agitación hasta que alguien se ocupe de él. Si sigue sin estar satisfecho de los signos de
reconocimiento, tal vez llegue a herirse con mayor o menor severidad o a enfermarse
para que lo atiendan.
25

A medida que el niño crece, va acumulando éstas y cientos de situaciones más, (que en
la mayoría de los casos pasan desapercibidas e inconscientes por sus progenitores), y las
sigue llevando en su interior hasta que una situación externa de las características de su
clima familiar vivido tenga lugar en el presente y las reactive. De modo que cuando se
presenta una ruptura en su vida, una pérdida importante, la reacción frente al estrés tiene
un efecto regresivo. Vuelve a entrar en contacto con la amplia gama de situaciones
similares que han tenido lugar desde su nacimiento.
El niño podría, de tanto en cuanto, descargar las emociones asociadas a las pruebas que
se le presentan, pero decide no hacerlo y reprimir sus emociones, generalmente por
miedo al rechazo, al castigo o al abandono. De esta manera se encuentra ante una
situación sin salida. Si expresa sus verdaderas necesidades, muestra su cólera y su
autenticidad, es rechazado; si reprime sus emociones es amado, pero está negando su
verdadera naturaleza.

Illingworth (1993) comparte que el niño tiene una necesidad de amor y seguridad
permanentes, y después de su primer año de vida, todavía es mayor. Sus demandas de
amor y seguridad son mayores cuando está enfermo, cansado o adolorido por alguna
caída. Tiene una necesidad constante de asegurarse de que sus padres lo quieren. Le
gusta sentirse querido como persona que es y le gusta saber que tiene un sitio en ese
hogar. Necesita amor sobre todo cuando está enfadado, irritable, o llorón, y cuando se
ha portado mal y se ha equivocado. Pero lamentablemente los padres en esos momentos
es cuando menos amor le demuestran. Asimila entonces patrones negativos y de
rechazo, que aparecen inconcientemente frente a situaciones similares a las que
experimentó o frente a personas con características similares a las de sus padres.

Con el fin de explicar la tendencia de las pautas de apego a convertirse cada vez más en
una característica del niño, señala Bowlby (1989), se recurre al concepto de que los
modelos operantes que un niño construye de su madre y de su padre, junto con los
modelos complementarios de sí mismo en interacción con cada uno, son construidos
durante los primeros años de su vida y, según se postula, pronto se establecen como
estructuras cognitivas influyentes. Las pruebas demuestran que, una vez construidos,
estos modelos tienden a persistir y se los da por sentado en grado tal que llegan a operar
a nivel inconsciente. Aunque gran parte de la experiencia clínica está basada en el
estudio de las pautas de conductas observadas en niños, estudios recientes de corte
26

transversal con adultos jóvenes muestran que las pautas del apego y los rasgos de la
personalidad característicos de cada una prevalecen, y es probable que se encuentren
permanentemente presentes.

Bowlby (1995) concluye con que el reconocimiento de que una causa principal de los
errores parentales consiste en que los sentimientos que albergan hacia sus hijos se hallan
alterados por conflictos inconscientes que proceden de su propia niñez, quizá no se ha
incorporado aún al pensamiento contemporáneo. No sólo es algo que altera y alarma a
los padres, muchos de los cuales suponen que las dificultades familiares residen en
cualquier otro lugar que no sean sus propias mentes, sino que también es desconcertante
para los profesionales descubrir que un número tan grande de los problemas con los que
se enfrentan residen en un dominio aparentemente intangible, acerca del cual no poseen
conocimientos, careciendo asimismo de la preparación necesaria para prestar ayuda.

5.2. La teoría psicoanalítica

En el Psicoanálisis se encuentra también material sobre las influencias negativas


conscientes e inconscientes de los padres hacia sus hijos en la infancia y el consecuente
desarrollo de diferentes tipos de trastornos y patologías en la vida adulta. No se
consideró importante para esta TFI explicar las distintas técnicas psicoanalíticas y los
conceptos específicos de este enfoque, ya que el PHQ toma sólo sus bases para ayudar a
entender el origen de la programación negativa y del sufrimiento emocional, y generar
así la conciencia necesaria para poder realizar el trabajo de autoconocimiento y
autotransformación posterior.

Freud (1910) explica que la exploración psicoanalítica reconduce a los síntomas de


vivencias traumáticas. El trabajo de análisis requerido para el radical esclarecimiento y
la curación definitiva de una caso clínico nunca se detiene en las vivencias de la época
en que se contrajo la enfermedad o padecimiento, sino que se remonta siempre hasta la
pubertad y la primera infancia del enfermo, para tropezar allí, sólo allí, con las primeras
impresiones y sucesos que comandaron la posterior contracción de la enfermedad.
Únicamente las vivencias de la infancia explican la susceptibilidad para posteriores
27

traumas, y sólo descubriendo y haciendo conscientes estas huellas mnémicas por lo


común olvidadas conseguimos el poder para eliminar los síntomas.
Las reprimidas mociones de deseo de la infancia son las que han prestado su poder a la
formación de síntoma, sin lo cual la reacción frente a traumas posteriores habría
discurrido por caminos normales.

5.3. Terapia Gestáltica

Al igual que en el PHQ, en la terapia gestáltica la conciencia, la conexión con uno


mismo y con las emociones, y la interacción de ese todo individual con el medio
ambiente son factores fundamentales para facilitar el cambio. Según Latner (1994)
cuando la persona está fuera del contacto pierde la capacidad de resolver los problemas
de su vida y de encontrar las satisfacciones que necesita. El estar consciente del presente
y el estar totalmente en él asegura que el yo está funcionando como pensaba hacerlo. Al
ampliarse la conciencia el yo se aproxima más a la plenitud y suficiencia. En la terapia
gestalt esta aproximación del yo se hace prestando atención a cómo el individuo está
realmente viviendo su vida. Cómo funciona en el mundo y cómo puede funcionar más a
tono con su naturaleza. Es un estudio cuya finalidad consiste en aumentar la
comprensión acerca de las propias limitaciones y después hacer un enfoque
experimental cuidadoso que permita cambiar el funcionamiento interno para hacerlo
más satisfactorio.

Latner (1994) explica que el objetivo de la terapia es el de lograr suficiente integración


para llevar a cabo los procesos del desarrollo de uno mismo. Se enfoca la incapacidad
de la persona para enfrentarse a las circunstancias de la vida y descubrir los recursos del
propio yo que permitan desarrollar las nuevas soluciones que necesita para enfrentarse a
las demandas de sus necesidades y del ambiente.

Los conflictos internos son divisiones en la unidad del yo, batallas sobre quienes somos,
sobre lo que vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer. Cuando existen nos imposibilitan
abordar los problemas con facilidad. El cambio se presenta cuando uno llega a ser lo
que es, no cuando trata de ser lo que no es. Llegar a ser lo que somos es estar
conscientes de nosotros mismos. El cambio se origina cuando somos completamente
28

nosotros. Disponemos para tal fin de aquello con lo que podemos entrar en contacto en
este momento: nuestros movimientos, gestos, forma de hablar, sentimientos,
expresiones y nuestra interacción con la realidad.

5.4. Inteligencia Emocional

Lamentablemente, en esta era de avance tecnológico y científico-técnico, se ha


desestimado en gran medida la importancia que tiene el conocer y manejar las propias
emociones, como así también la utilidad y los grandes beneficios que trae el aplicar en
la vida cotidiana este conocimiento.
Parte de este desconocimiento se debe al uso desmedido del intelecto y a la creencia
inconsciente de que éste posee los recursos necesarios para solucionar todos los
problemas que se presenten en la vida.

Aunque el concepto de inteligencia emocional no es desconocido dentro del campo de


la psicología, se le ha dado mucha menos relevancia de la que merece en la práctica
cotidiana y pocos son los profesionales que conocen y dominan este recurso. Se puede
decir, desde esta postura, que el Proceso Hoffman está estructurado con la finalidad de
desarrollar la inteligencia emocional en las personas, y brindar a su vez, herramientas
permanentes para que éstas puedan continuar este desarrollo en forma autónoma. El
conocimiento de la inteligencia emocional constituye un elemente de carácter
trascendente para lograr un crecimiento coherente y equilibrado en todas las áreas de la
vida, así también como en la realización de los objetivos personales. No se lo considera
un saber opcional o beneficioso sólo para aquellos que comparten un punto de vista o
una línea teórica en común, ya que las emociones son inherentes a la naturaleza humana
y el aprender a operar sobre ellas constituye una tarea indispensable para todos aquellos
que deseen mejorar su calidad de vida y encontrar paz interior.

Según Goldberg (1995) la inteligencia académica no ofrece prácticamente ninguna


preparación para los trastornos – o las oportunidades – que acarrea la vida. Sin embargo,
aunque un CI elevado no es garantía de prosperidad, prestigio ni felicidad en la vida, las
escuelas y la cultura se concentran en las habilidades académicas e ignoran la
inteligencia emocional, un conjunto de rasgos – que algunos podrían llamar carácter –
29

que también tiene una enorme importancia para el destino personal. La vida emocional
es un ámbito que, al igual que las matemáticas y la lectura, puede manejarse con mayor
o menor destreza y requiere un singular conjunto de habilidades. Y saber hasta qué
punto una persona es experta en ellas es fundamental para comprender por qué triunfa
en la vida, mientras otra con igual capacidad intelectual acaba en un callejón sin salida:
la aptitud emocional es una meta-habilidad y determina lo bien que podemos utilizar
cualquier otro talento, incluido el intelecto puro. Las pruebas demuestran que las
personas emocionalmente expertas – las que conocen y manejan bien sus propios
sentimientos e interpretan y se enfrentan con eficacia a los sentimientos de los demás –
cuentan con ventajas en cualquier aspecto de la vida, ya sea en las relaciones amorosas e
íntimas, o en elegir las reglas tácitas que gobiernan el éxito en la política organizativa.

Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas también tienen más
probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos
mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner
cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad
de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad.
El autodominio es ser capaces de soportar y dirigir conscientemente las tormentas
emocionales a las que nos someten las circunstancias inesperadas de la vida. El objetivo
es el equilibrio, no la supresión emocional: cada sentimiento tiene su valor y su
significado. Una vida sin pasión sería un aburrido páramos de neutralidad, aislado y
separado de la riqueza de la vida misma. Mantener bajo control nuestras emociones
perturbadoras es la clave para el bienestar emocional; los extremos – emociones que
crecen con demasiada intensidad o durante demasiado tiempo – socavan nuestra
estabilidad.

5.5. Psicología Humanística

Rogers (1980), en la obra compilada de Quitmann (1989) de Psicología Humanística,


probablemente el más importante autor de la línea humanística y creador del sistema de
abordaje terapéutico no directivo centrado en el cliente, describe como las limitaciones
y actitudes negativas experimentadas en la infancia perjudican el desarrollo de la
personalidad normal e impiden la formación de la autovaloración positiva y la
30

autoconfianza. Sostiene que para el niño es una necesidad central ser amado y
reconocido, no sólo por sus padres sino también por su entorno. Cuando un niño
experimenta “atenciones incondicionalmente positivas” por parte de sus padres no hay
motivo para que rechace las percepciones o experiencias propias y construya un sistema
de reconocimiento propio. Si no recibe esta atención y reconocimiento, tiene que
orientarse cada vez más en los valores de los otros. Esto conduce rápidamente a que el
comportamiento del niño esté influido en mayor medida por las valoraciones de otros
que por su propia valoración.
Sucede con frecuencia que los padres hacen que su amor, calor y dedicación, así como
su respeto, dependan de los comportamientos de su hijo, y el niño no tiene más remedio
que ignorar sus propias experiencias para poder recibir estas atenciones. Si no quiere
perder el amor de los padres tiene que aceptar las experiencias que él no ha hecho y
negar las hechas por él mismo ante la conciencia. El resultado es que su autoconcepto
muestra elementos “extraños”, es decir, que no son resultados de sus propias
valoraciones y experiencias.

5.5.1. Autorrealización

Rogers (1980) aporta también una mirada positiva del hombre, explicando que la
naturaleza humana se considera en el fondo y con profundidad positiva, tanto en lo
referente al desarrollo individual como en la confrontación constructiva y creativa en
relaciones con otros seres humanos y con el mundo. Sostiene que toda elección
realizada por los seres humanos es expresión de la búsqueda de autorrealización, de
desarrollo total. Esta aspiración a la completitud personal es una característica de la
existencia humana. El autor concibe la autorrealización más bien como un proceso. El
hombre debe atravesar una maraña de máscaras de defensa antes de descubrir al extraño
que ha vivido tras ellas, al extraño: “él mismo”. Un hombre que sigue este proceso es
una persona que desarrolla confianza en su propio organismo, que hace valoraciones a
partir de sí mismo, que ve su vida como un cambio constante que fluye, en el que
descubre permanentemente nuevos aspectos de su ver en la corriente de su experiencia.

Desde la visión del PHQ, cuando una individuo logra integrarse y dirigir sus
pensamientos, emociones y acciones desde su Ser y no desde sus condicionamientos
31

aprendidos, comienza por primera vez a ser él mismo, en un sentido real y no filosófico.
Empieza a ver la vida desde la pureza y la ingenuidad; aparecen sensaciones de
apreciación por todo cuanto existe y por cada persona, pues comprende el origen de su
sufrimiento; se siente digno de amor y ama sin esperar nada a cambio; recupera el
juego, la espontaneidad y la alegría incondicional que tenía de niño y perdió al
transformarse en adulto; comprende en un nivel profundo que el dolor y la miseria del
mundo son sólo consecuencia de los comportamientos, creencias y emociones
aprendidas; sus sentidos se agudizan, su percepción se amplía y su corazón se abre.
Siente una profunda compasión por sus padres, vivos o muertos, y deja de reaccionar
mecánicamente cuando lo agreden o rechazan, ellos o terceros, pudiendo ejercer su
libertad plena. Comienza a vivir con dignidad y a disfrutar de todo aquello que antes no
percibía. Puede dar la sensación de que se transforma de nuevo en niño, pero con una
madurez, una conciencia y una responsabilidad sobre sus acciones y sobre sus estados
anímicos desconocida hasta entonces. Recupera, básicamente, el poder interior, el
potencial oculto y la autonomía para dejar de estar a merced de las circunstancias y de
las personas.

Maslow (1954) describe a los individuos que presentan características similares a las
mencionadas como “autorrealizadas”, espontáneas en su conducta y en su vida interior,
pensamientos e impulsos. Explica que la conducta de estas personas está marcada por la
sencillez y la naturalidad. Esto no significa una conducta no convencional permanente.
Su falta de convencionalismos no es superficial, sino esencial o interna. Son sus
pensamientos y su conciencia los que se muestran no convencionales, espontáneos y
naturales de una manera poco habitual. Reconociendo en apariencia que las personas del
mundo en que viven no podrían entender o aceptar esto, y puesto que no tienen ningún
deseo de herirles o de pelearse con ellos por cada nimiedad, pasarán por todas las
ceremonias y rituales convencionales, restándoles importancia, con buen humor y con la
mayor gracia posible.
Su facilidad de penetrar la realidad, su capacidad de aceptación y su espontaneidad
implican que tienen más conciencia de sus propios impulsos, deseos, opiniones y
reacciones subjetivas, en general. La vida motivacional de la gente autorrealizada es
diferente de las personas corrientes, no sólo desde el punto de vista cuantitativo, sino
también cualitativo. No dependen del mundo real para sus satisfacciones principales, ni
de otras personas, ni de la cultura, medios y fines, en general, ni de satisfacciones
32

extrínsecas. Más bien dependen, para su propio desarrollo y crecimiento continuo, de su


propia potencialidad y recursos latentes.
La autonomía también significa decisión propia, autogobierno, ser un agente activo,
responsable, autodisciplinado y resuelto, en vez de ser un juguete, o estar “determinado”
irremediablemente por los demás o por la cultura. Toman sus propias decisiones, llegan
a sus propias conclusiones, toman la iniciativa, y son totalmente responsables de sí
mismos y de su destino.
Estas personas pueden enseñarle a uno a ver como muy enfermo, anormal o débil, lo
que humanamente se toma como normal. Por ejemplo, que muchos no tomen sus
propias decisiones, sino que deciden por ellos los vendedores, los publicitarios, los
padres, los medios, la televisión, los periódicos, etc. Son instrumentos movidos por
otros y no por sí mismos.

Poseen una habilidad poco corriente para detectar lo falso y lo deshonesto de la


personalidad y, en general, para juzgar a las personas correcta y eficazmente. Distinguen
lo concreto y lo ideográfico de lo genérico., lo abstracto y lo categorizado, con mucha
más facilidad que la mayoría. La consecuencia es que viven más en el mundo real de la
naturaleza que en el conjunto de conceptos, abstracciones, expectativas, creencias y
estereotipos (fabricados por el hombre, y que la mayoría de la gente confunde con el
mundo). Por tanto, son mucho más proclives a percibir lo que existe, y no confundirlo
con sus propios deseos, esperanzas, miedos, ansiedades, sus propias teorías y creencias
o las de su grupo cultural.

Su relación con lo desconocido es ciertamente admirable. Estos individuos no se sienten


amenazados por lo desconocido, siendo en eso muy diferentes del promedio de las
personas. Lo aceptan, están cómodos con ello y, a menudo, se sienten incluso más
atraídos por ello que por lo familiar. No sólo toleran lo ambiguo y lo desestructurado: es
que les gusta. Así es que la duda, la provisionalidad, la incertidumbre, con su
consiguiente necesidad de suspender una decisión (lo cual es para la mayoría una
tortura), puede ser para algunos un reto agradablemente estimulante y un punto álgido
de la vida.

Las personas autorrealizadas se aceptan a sí mismas incondicionalmente. Aceptan su


propia naturaleza de una manera estoica, con todos sus inconvenientes, con todas sus
33

discrepancias de la imagen ideal, sin sentir verdadera preocupación. Así como los niños
miran al mundo con ojos grandes e inocentes, ni críticos ni exigentes, simplemente
percibiendo y observando lo que sea, sin discutirlo o exigir que sea de otro modo, así
tienden estas personas a ver la naturaleza humana en sí mismos y en los demás. Esto se
puede decir, de otra manera, que ven la realidad con más nitidez; ven la naturaleza
humana como es y no como ellos preferirían que fuera. Sus ojos ven lo que está ante
ellos sin ser dislocados por gafas de otro cristal que distorsionen, desfiguren o cambien
el color de la realidad.

El primer nivel de aceptación y el más evidente es el así llamado nivel animal. Las
personas autorrealizadas tienden s ser mejores animales, más naturales en sus apetitos y
se divierten sin lamentarse, avergonzarse, ni disculparse. Disfrutan la vida sexual sin
inhibiciones innecesarias y así con todos los impulsos relativamente fisioloógicos. Son
capaces de aceptarse a sí mismos, no sólo en esos niveles inferiores, sino también en
todos los niveles, por ejemplo, en el amor, la seguridad, la pertenencia, el respeto propio
y el honor. Todos ellos se aceptan sin cuestionar si merecen la pena, simplemente
porque se inclinan a aceptar la obra de la naturaleza en vez de discutir con ella por no
haber creado las cosas según un modelo diferente. Esto se nota en una relativa falta de
enfado y aversión, que se aprecia en la persona media y especialmente en los neuróticos.
Estrechamente relacionado con la aceptación propia y ajena aparece:
- su falta de autodefensa
- su aversión por tales artificialidades en los demás

La hipocresía, el engaño, la fachada, el aspecto, jugar un juego, intentar impresionar de


manera convencional, todo eso está ausente en ellos mismos hasta un grado muy poco
corriente. Esto no significa una falta absoluta de culpa, verguenza, tristeza, ansiedad o
autodefensa. Es una falta de culpa innecesaria o neurótica (porque es irreal), y lo mismo
con los demás aspectos.
Con frecuencia, están por encima de disputas, permanecen tranquilos e imperturbables
ante todo lo que en otros produce confusión. Les resulta fácil estar distantes y
reservados, y también tranquilos y serenos. Por lo tanto, pueden tomar las desgracias
personales sin reaccionar violentamente como las personas normales. Pueden mantener
la dignidad incluso en situaciones y circunstancias ominosas.
34

Las personas autorrealizadas tienen la maravillosa capacidad de apreciar una y otra vez,
con frescura e ingenuidad, los bienes fundamentales de la vida, con emoción, placer,
asombro e incluso éxtasis. Así para tal persona, cualquier puesta del sol puede ser tan
hermosa como la primera, cualquier flor puede tener un encanto arrebatador, aún
después de haber contemplado un millón de flores.

Tienen un profundo sentido de identificación, simpatía y cariño por los seres humanos
en general. Sienten la afinidad y la vinculación como si todas las personas fueran
miembros de una sola familia. Perdonan los errores de otros con mucha más facilidad y
poseen un deseo auténtico de ayudar a la raza humana. Mantienen relaciones
interpersonales más hondas y profundas que los demás adultos. Tienen una capacidad de
fusión, mayor amor, identificación más perfecta, más capacidad de eliminar las
fronteras del ego de lo que otras personas considerarían posible. Tienden a ser amables,
o por lo menos pacientes, con casi todo el mundo. Aman en un sentido muy real, aunque
especial, y sienten simpatía por toda la humanidad.

Parece probable que se deba elaborar una psicología muy diferente de la motivación
para las personas autorrealizadas o “sanas”, como la metamotivación o motivación por
crecimiento, y no por deficiencia. Tal vez, el concepto corriente de motivación se
debería aplicar sólo a los no autorrealizados. Estas personas sanas no luchan en el
sentido normal, sino que más bien se desarrollan. Intentan crecer hacia la perfección y
desarrollarse cada vez más plenamente, con su estilo propio. La motivación de las
personas corrientes es una lucha por la gratificación de las necesidades básicas de que
carecen. Las personas sanas, aunque no carecen de dichas gratificaciones, tienen
impulsos. Trabajan, prueban y son ambiciosos, incluso en un sentido poco habitual. Para
ellos la motivación es simplemente crecimiento del carácter, expresión del carácter,
madurez y desarrollo. En una palabra: autorrealización.

Por último, es necesario aclarar que estas personas están lejos de ser perfectas. Todos
ellos muestran fallos. Pueden ser aburridos, testarudos, e irritantes. De ningún modo
están libres de vanidad superficial, de orgullo, de parcialidad para sus propias
realizaciones, para su familia, amigos e hijos. Pueden tener explosiones de carácter de
vez en cuando.
35

En ocasiones, son capaces de una crueldad inesperada y extraordinaria. Hay que


recordar que son personas muy fuertes. Esto les facilita mostrar una frialdad quirúrgica
cuando se necesita, como puede pasar si alguien los engaña, los estafa o los maltrata.
Incluso su bondad les puede llevar a cometer errores, como implicarse demasiado con
personas neuróticas, aburridas o desgraciadas y luego lamentarlo, o dando más de lo que
deberían, de forma que algunas veces dan pie a los parásitos y psicópatas.

5.6. Amor incondicional

Como se explicó, y para simplificar lo expuesto hasta aquí, se puede afirmar que el
objetivo final del método Hoffman es la integración de los cuatro aspectos, y la
consecuencia natural de esta integración consiste en recuperar la vivencia del amor
incondicional, oculto tras la programación negativa. Amor incondicional significa no
poner ningún tipo de condiciones para amarse a uno mismo o para amar a los demás. No
requiere ser de determinada manera o hacer determinadas cosas; es una entrega total,
desinteresada, y el acto natural más puro y elevado de la naturaleza humana; la causa
más noble.
Lamentablemente, muy difícilmente se la encuentra activa y operando en un ser
humano, debido por supuesto, una vez más, a que los padres no la ejercen ni la
ejercieron con ellos mismos ni con sus hijos cuando éstos eran pequeños. Siempre les
han puesto condiciones para recibir su amor, ya sea porque el niño debía portarse bien,
hacer lo que ellos esperaban o deseaban que hiciera, llenar sus expectativas, parecerse a
ellos, ir a la escuela, sacarse buenas notas, o simplemente porque tenía que ser “buen
niño”, sino corría el riesgo de perderlo.

Para comprender este concepto fundamental y su ejercicio pleno en la vida cotidiana


desde el enfoque del PHQ, Fromm (1995), que explica en forma clara el significado del
término “amor incondicional”, se centró en desmentir y desenmascarar lo que
comúnmente se le denomina “amor”, señalando las principales razones que impiden que
el factor incondicional se manifieste entre los vínculos familiares y sociales.

Según este autor, todos los intentos de amar están condenados al fracaso, a menos que el
individuo procure, del modo más activo, desarrollar su personalidad total, en forma de
36

alcanzar una orientación productiva; y de que la satisfacción en el amor individual no


puede lograrse sin la capacidad de amar al prójimo, sin humildad, coraje, fe y disciplina.
La mayoría de las personas están sedientas de amor; ven innumerables películas basadas
en historias de amor felices, escuchan centenares de canciones triviales que hablan del
amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que aprender acerca del amor.
Esa peculiar actitud se basa en varias premisas que, individualmente tienden a
sustentarla. Para la mayoría, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser
amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el
problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor.

Fromm (1995), explica que el amor es un poder activo en el hombre; un poder que
atraviesa las barreras que lo separan de sus semejantes y lo une a los demás; el amor lo
capacita para superar su sentimiento de aislamiento y separatividad, y no obstante le
permite ser él mismo, mantener su integridad.
La envidia, los celos, la ambición, todo tipo de avidez, son pasiones; el amor es una
acción, la práctica de un poder humano, que sólo puede realizarse en la libertad y jamás
como resultado de una compulsión. En el sentido más general, puede describirse el
carácter activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir. El
malentendido más común es creer que dar significa renunciar a algo, privarse de algo,
sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa
receptiva, experimenta de esa manera el acto de dar. El carácter mercantil está dispuesto
a dar, pero sólo a cambio de recibir; para él dar sin recibir significa una estafa. La gente
cuya orientación principal no es productiva, vive el dar como un empobrecimiento, por
lo que se niega generalmente a hacerlo. Para el carácter productivo, dar posee un
significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de potencia. En el acto
mismo de dar, se experimenta fuerza, riqueza, poder. Y estas experiencias de vitalidad y
potencia llenan de dicha el alma. Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea
una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de la vitalidad misma.
Cuando una persona da de esta manera, no da con el fin de recibir; dar es de por sí una
dicha exquisita.

Conforme a Fromm (1995), la madre ama al recién nacido porque es su hijo, no porque
el niño satisfaga alguna condición específica ni porque llene sus aspiraciones
particulares (naturalmente, esto es un “tipo ideal” y no significa que todos los padres
37

amen de esa forma). El amor incondicional corresponde a uno de los anhelos más
profundos, no sólo del niño, sino de todo ser humano. Que nos amen por los propios
méritos, porque uno se lo merece, siempre crea dudas; “[…] quizá no complací a la
persona que quiero que me ame, quizás eso, quizás aquello, siempre existe el temor de
que el amor desaparezca”. Además el amor “merecido” siempre deja un amargo
sentimiento de no ser amado por uno mismo, de que sólo se nos ama cuando somos
complacientes, de que, en último análisis no se nos ama, sino que se nos usa. Se nos
ama porque se espera algo a cambio; que seamos alguien, que hagamos tal cosa o tal
otra, o que no hagamos eso que molesta, que seamos buenos, etc. Su principio es “te
amo porque llenas mis aspiraciones, porque cumples con tu deber, porque eres como yo
quiero”. El aspecto negativo consiste en el hecho mismo de que el amor tiene que
ganarse, de que puede perderse si uno no hace lo que de uno se espera.

Si una persona ama sólo a otra y es indiferente con el resto de sus semejantes, su amor
no es amor, sino una relación simbiótica, o un egotismo ampliado. En realidad, llegan a
creer que el hecho de que no amen sino a una determinada persona prueba la intensidad
de su amor. Esto constituye una falacia. Como no comprenden que el amor es un poder
interno, creen que lo único necesario es encontrar un objeto adecuado y que después
todo viene solo. En el amor incondicional, en cambio, si se ama realmente a una
persona, se ama a todas las personas, se ama al mundo, se ama la vida. Si alguien puede
decirle a otra persona “te amo”, debe poder decir: “amo a todos en ti, a través de ti amo
al mundo, en ti me amo también a mí mismo”.

5.7. Psicoterapia Holística

La integración de todos los aspectos del ser humano es el resultado final del trabajo
realizado en la semana. El método difiere de una terapia convencional, entre otros
aspectos, por tener como premisa básica para comprender el sufrimiento humano y
posibilitar una verdadera transformación, la existencia y el reconocimiento vivencial (no
intelectual) de una fuerza interna, sabia y amorosa, oculta detrás de la personalidad, de
las apariencias, de los comportamientos negativos y de las emociones programadas.
Como se explicó, a esta fuerza o energía primordial se la llama Ser espiritual o esencia,
y es, en pocas palabras, el yo real en el sentido más profundo. La diferencia con otros
38

enfoques es que el método Hoffman no toma en cuenta las creencias ni la orientación


religiosa de la persona, no exige compartir una determinada teoría o hipótesis particular
para generar el cambio, ya que opera en el plano emocional. Tampoco es requisito
reconocer la existencia de una parte positiva, sabia, e incondicionalmente amorosa
inherente a la raza humana, que permanece oculta más allá del inconsciente.
Simplemente otorga una herramienta efectiva para experimentarlo. Es un método
universal, que opera sobre las causas más primitivas del sufrimiento en el hombre para
desactivarlas y acceder a su verdadero potencial.

La mayoría de las personas de Occidente viven instaladas en sus mentes; su actividad


mental es permanente, día tras día, minuto a minuto, y desconocen por completo la
experiencia de la paz, la alegría, y el silencio interno que sobreviene cuando los
pensamientos se interrumpen a raíz de una conexión emocional o espiritual profunda.
Han pasado su vida privilegiando al intelecto y al “pensar”, dando un lugar y una
importancia secundaria a los sentimientos y a las emociones, y olvidando casi por
completo la parte espiritual o intuitiva, que irónicamente es la más importante, pues es
el único aspecto que no está programado ni condicionado por las vivencias y situaciones
negativas que se atraviesan durante el crecimiento, y es allí donde residen los recursos
necesarios para superar cualquier dificultad.
Por eso se habla de desintegración; no hay coherencia ni armonía en el funcionamiento
integral de todas las áreas, ni conocimiento de las verdaderas posibilidades que se
generan cuando estas coexisten en una unidad integrada.

Esta visión integrada del ser humano recibe el nombre de “holística”. La palabra
holística deriva del vocablo “holos”, que significa “completo, entero”. Desde esta
visión, todos los aspectos de la persona están interconectados entre sí, y las
enfermedades físicas y traumatismos son consecuencia de desequilibrios existentes
primero en otros niveles o planos más sutiles.

Según López Blanco (1995) la holística es una filosofía, una manera de mirar al ser
humano según una determinada escala de valores que consiste en entenderlo como una
unidad de cuerpo, mente, energía, espíritu, vínculos, medio ambiente, cultura e historia
personal. La mirada holística de la salud intenta promover en las personas el reequilibrio
de las dimensiones emocionales, sociales, físicas y espirituales.
39

Desde esta mirada se pueden reconocer en el ser humano tres dimensiones


fundamentales en interacción:

- La dimensión del cuerpo: representa lo concreto, la materia. Es la sede de las


funciones y acciones vitales, de las sensaciones y de las emociones.
- La dimensión de la mente: representa a lo abstracto. Es el plano de las ideas, la sede
de las facultades intelectuales.
- La dimensión del espíritu: representa lo sutil, el nexo con lo trascendente. Es la sede
de los sentimientos y pensamientos elevados que conectan al individuo con su
propia esencia y el sentido último de su vida.

Las tres dimensiones coexisten, se interrelacionan, se afectan y se movilizan


sincrónicamente.

Conforme a López Blanco (1995), el cuerpo comunica mensajes que refieren a la


personalidad como totalidad. Sus distintas maneras de expresarse pueden llegar a poner
en evidencia el mayor o menor grado de coherencia interna del individuo.
La cultura occidental posee una mirada dicotómica respecto de la realidad. Los nacidos
y criados en ella reciben esta influencia e internalizan, entre otras cosas, una tendencia a
separar los sentimientos, sensaciones y emociones de los actos y de los pensamientos.
En la mayoría de los casos el resultado es que “el sentir” queda tapado por el “pensar”.
El ser humano inmerso en esta cultura se violenta a sí mismo con acciones que lo alejan
de sus más profundos deseos y necesidades. En muchos casos éstos últimos no son ni
siquiera registrados, y cuando se los registra, puede que no se los acepte ni atienda. Los
síntomas del cuerpo llama la atención acerca de este alejamiento del sujeto con respecto
a sus propios valores, principios, deseos y necesidades. Constituyen una conducta
manifiesta de desencuentro personal.

El ser humano es responsable de su propia salud y bienestar, y debe tener conocimiento


de que:

- El cuerpo se expresa a través de un lenguaje sencillo de aprender, un “lenguaje


niño”
40

- El registro consciente de los mensajes que el propio cuerpo emite, favorece y


promueve el autoconocimiento.
- Ese conocimiento o saber acerca de uno mismo facilita procesos de cambio y
sanación.
- La toma de conciencia de lo que el cuerpo expresa promueve el autoconocimiento y
la autocuración.

En cada ser humano, todos sus aspectos tienden hacia la unidad, a la integración de sus
partes en un todo armónico. Hay una sincronización armónica entre todos los planos del
individuo.

La Psicoterapia Holística acompaña al ser humano en su propio camino de


autoconocimiento y prevención, y en el cuidado de su persona. Lo estimula a conectarse
con valores trascendentales y a mejorar la relación consigo mismo, con su medio
ambiente y con su entorno vincular.
Promueve el despertar de los potenciales que todo ser humano posee en su interior,
favoreciendo su despliegue, desarrollo y expresión para que la persona puede resolver
por sí misma problemáticas básicas de vida.

El profesional que aplica este método posee una mirada integral del cuerpo, la mente, el
espíritu, el medio ambiente y el entorno social. Esta forma de tratamiento se propone
acompañar a la persona en un camino de autointegración y coherencia que le permita el
despliegue de sus aptitudes, la puesta en acto de sus potenciales, la posibilidad de
hacerse dueño y responsable de su destino y de alcanzar satisfacción y bienestar en su
vida.

Según López Blanco (1995), esta teoría de la condición humana le reconoce al hombre
las siguientes cualidades o características:

- Ser libre, capaz de elegir y tomar sus propias decisiones.


- Ser responsable de sus actos
- Ser creativo, poseer capacidad de cambio
- Tener posibilidades de evolucionar hacia estadios de mayor integración de sus
aspectos internos entre sí y con relación al entorno.
41

- Estar inmerso en un proceso de evolución por etapas que alternan el equilibrio, el


desequilibrio y su resolución, ofreciendo cada ciclo una oportunidad para el
crecimiento personal.
- Poseer sabiduría, disponible para la conciencia, acerca de sí mismo.
- Contar con la posibilidad de autocurarse.

Los desequilibrios que afectan al hombre estarían relacionados con obstáculos para
ejercer plenamente estas cualidades esenciales.

A lo largo de sus distintas etapas evolutivas, los condicionamientos internos separan al


ser humano de su esencia: incorpora formas de percibir, sentir, pensar y comportarse
que lo alejan de sí. Es indispensable para el crecimiento personal emprender un camino
de retorno al propio centro. Para hacerlo, el individuo tendrá que abrirse y arriesgarse a
la exploración, cuestionamiento y experiencia de su realidad, buscar caminos diferentes
para la resolución de sus conflictos, soportar sus equivocaciones registrando y
valorando el aprendizaje que puede extraer del error, respetar sus propios tiempos y
procesos, e intentar conocerse cada vez más para asumir la plena responsabilidad sobre
sus actos.

Para Wilber (1986) la Psicología Holística es una corriente psicológica científica que
estudia la mente y la conducta humana, así como sus procesos afectivos en la relación
socio-cultural, etológica y ambiental del individuo mediante un método analítico-
sintético y holístico. Es un sistema abierto donde cualquier nueva técnica e
investigación tienen lugar, pues acepta la existencia de procesos mentales múltiples,
conscientes y subconscientes. Las motivaciones son las causas de la vida y la Psicología
de las motivaciones son la piedra fundamental de la Psicología Holística. Esta busca
fortalecer el Yo, armonizando y equlibrando la mente, cuerpo y espíritu del individuo y
a éste con la sociedad y el medioambiente que lo rodea. La integración y adaptación es
un fin en sí mismo.

Esta corriente psicológica surge en los años 60´ como una alternativa de unificar e
integrar los conocimientos de las psicologías tradicionales de occidente con la sabiduría
de los grandes maestros de oriente. No excluye a las corrientes psicológicas conocidas
como el conductismo, el psicoanálisis y la psicología humanista. Estos modelos
42

terapéuticos tienen como objetivo principal la adaptación del individuo a su medio


ambiente, no admiten la posibilidad de un desarrollo psicológico más elevado (en
especial las dos primeras que son más reduccionistas). Son los psicólogos humanistas
quienes mejor abordaron las dimensiones de lo humano y lo relacionado a la salud a
través de una mirada más entera del hombre.

Este enfoque terapéutico apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de
bienestar y salud psicológica, dando importancia a las modificaciones de los estados de
conciencia, más allá de los límites del ego y la personalidad. Conecta lo psicológico con
lo espiritual, en la búsqueda de la autorealización y la autotrascendencia.

Según Wilber (1986) la autotrascendencia se puede definir como: “el estado de


conciencia en donde el sentido de identidad se expande más allá de las definiciones
ordinarias y autoimagen de la personalidad individual”. Esto encamina al hombre hacia
una óptima salud mental, ya que se exploran estados de desarrollo personal que se
extienden más allá del ego individual, hasta incluir amplios aspectos del género
humano, naturaleza o cosmos.
43

5.8. Síntesis del marco teórico y conclusiones.

Se pudo observar cómo desde muy temprana edad se asumen características de los
padres independientemente de la voluntad o elección del niño, ya que la internalización
de estas conductas y emociones negativas se produce desde los comienzos de vida,
cuando el intelecto aún no se ha desarrollado. La identificación inconsciente de tales
patrones es inevitable, ya que el niño es un perfecto imitador, tanto de lo positivo como
de lo negativo. El problema surge cuando comienza a identificarse con ellos y a creer
que forman parte de su verdadera naturaleza. Esto sucede desde muy pequeño, y a
medida que pasa el tiempo y crece, se convence (porque lo convencen) más de que hay
algo negativo en él o de que está fallado. Se analizó este punto desde la psicología
evolutiva, con autores como Bowlby y Cavallier, que explicaron en detalle el proceso de
internalización que tiene lugar en el niño en relación con sus padres y sus posteriores
consecuencias psicológicas, haciendo hincapié en la carencia afectiva, el rechazo y el
abandono emocional. A su vez, se describieron y explicaron los diferentes tipos de
apego observados en la interacción del niño con sus progenitores que conducen a
comportamientos inadecuados con otros pares y figuras de autoridad y que persisten en
la adultez como patrones de conducta recurrentes.

La teoría psicoanalítica se usó ilustrativamente para corroborar la base teórica del PHQ,
referente al origen de la programación negativa, mostrando como las conductas
disfuncionales en la adultez tienen lugar gracias a huellas mnémicas o situaciones
traumáticas de la niñez, y que sólo esas impresiones y sucesos comandan la posterior
contracción de la enfermedad. De no haber existido tales situaciones, la reacción frente
a traumas posteriores habría sucedido por caminos normales. Por eso todo el trabajo del
Proceso apunta a facilitar el acceso a la raíz de los conflictos emocionales y
psicológicos actuales.

Con respecto a la terapia guestáltica, se pudo observar cómo intervienen sus conceptos
fundamentales en el trabajo de autoconocimiento y autotransformación realizado en la
semana, tomando como principios claves el estar conciente del propio yo, la
incapacidad de la persona para resolver las situaciones de su vida, y el cambio en su
funcionamiento interno, tomando como herramientas para lograr tales fines los
movimientos, gestos, forma de hablar, sentimientos, expresiones y la interacción con la
44

realidad. De esta manera se logra suficiente integración para llevar a cabo los procesos
de desarrollo por uno mismo y se accede a los recursos del propio yo, que permiten
nuevas soluciones para enfrentarse a las demandas de sus necesidades y del ambiente.

Otro concepto importante que se abordó fue el de inteligencia emocional. Como se


mencionó, parte importante de los objetivos del PHQ es desarrollar la inteligencia
emocional para funcionar en forma equilibrada, tanto internamente como en los
aspectos laborales, sociales y familiares. Goldberg explicó como el aprender a operar
sobre el conjunto de rasgos emocionales es de vital importancia para construir la propia
realidad en consonancia con los deseos internos, dominar hábitos mentales y vencer
patrones de conducta arraigados. Se señaló que este recurso no se enseña en las escuelas
y universidades, quienes concentran su atención en las habilidades académicas y en el
desarrollo intelectual, a pesar de que éstos no brindan recursos reales para alcanzar la
prosperidad o el bienestar ni ofrecen preparación alguna para las oportunidades o los
trastornos que presenta la vida. Se explicó como las personas emocionalmente expertas,
que conocen y manejan bien sus sentimientos y enfrentan con eficacia los sentimientos
de los demás, cuentan con ventajas en cualquier aspecto de la vida, tanto en las
relaciones amorosas e íntimas como en las reglas que gobiernan el éxito en la política
organizativa.

La visión positiva de la naturaleza humana, base del trabajo realizado en el PHQ, fue
analizada desde la Psicología Humanística, con Rogers como autor principal. El mismo
explicó que toda elección realizada por los seres humanos es expresión de la búsqueda
de autorrealización y de desarrollo total, y que esta aspiración a la completitud personal
es una característica de la existencia humana. Coincidió en que una persona que se
embarca en el proceso de autorrealización desarrolla confianza en su propio organismo,
hace valoraciones a partir de sí mismo, y ve su vida como un cambio constante que
fluye, descubriendo permanentemente nuevos aspectos de su ver en el transcurso de su
experiencia. Por su parte, Maslow explicó el concepto de “autorrealización” y sus
alcances en la práctica cotidiana, señalando las principales características de las
personas que poseen dicho estado evolutivo en sus respuestas emocionales, su forma de
reaccionar frente a las situaciones y su modo de interactuar con los demás. Esta
descripción permitió ejemplificar con bastante similitud los resultados obtenidos luego
de la intervención del Proceso y del uso posterior de sus técnicas, arrojando a la luz las
45

enormes ventajas que trae el trabajo interno sobre las emociones negativas, las creencias
falsas, las reacciones inadecuadas y las modalidades compulsivas aprendidas.

Fromm se centró en desenmascarar las creencias sociales relacionadas al térmno


“amor” y a su ejercicio cotidiano, explicando por qué el verdadero amor es
incondicional y describiendo las circunstancias favorables que se necesitan para que
éste se manifieste en forma natural. Dicho propósito constituye una de las metas claves
del trabajo realizado en el Proceso Hoffman y surge como consecuencia directa de
operar sobre la programación negativa y los condicionamientos adquiridos.

Por último, se explicó que el enfoque de Quadrinidad (cuerpo, emoción, intelecto,


espíritu) recibe el nombre de “holístico”, proveniente del término “holos”, que significa
“completo, entero”. Según expuso López Blanco, la holística es una manera de mirar al
ser humano según una determinada escala de valores, que consiste en entenderlo como
una unidad de cuerpo, mente, energía, espíritu, vínculos, medio ambiente, cultura e
historia personal. Promueve el despertar de los potenciales que todo ser humano posee
en su interior, favoreciendo su despliegue, desarrollo y expresión para que la persona
puede resolver por sí misma problemáticas básicas de vida. Desde la visión de
Quadrinidad, este despertar corresponde al reconocimiento vivencial del ser espiritual,
experiencia que surge como consecuencia de la integración entre el intelecto y las
emociones, que normalmente están disociados. Una vez integrados, sobreviene un
estado de paz y silencio interno, posibilitando el acceso al propio potencial y a la
verdadera identidad del ser humano.
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6. INVESTIGACIÓN
Esta investigación tiene como propósito brindar un soporte empírico a la información
brindada y corroborar el alcance del Método Hoffman de la Quadrinidad. Fue realizada
por dos psicólogos reconocidos de la Universidad de California y evaluó los cambios
positivos mediante diferentes variables en personas que realizaron el PHQ, realizando
un seguimiento durante el transcurso de un año para determinar los efectos a corto y
largo plazo después de atravesar por la experiencia.

Levenson y Yancura (2006) explican que en el presente estudio se buscó evaluar los
efectos de este curso de educación emocional sobre los síntomas de salud mental, salud
y funcionamiento físicos, e índices de bienestar más allá de la reducción de síntomas. La
hipótesis era que la depresión y otros síntomas de salud mental disminuirían y que los
indicadores de salud mental positiva aumentarían al comparar a un grupo de
participantes del PHQ con un grupo de control. También se esperaba que la salud y el
bienestar calificados por los propios participantes aumentarían en el grupo del PHQ.
Además, se exploró si estos cambios eran mediados por aumentos en el perdón y en la
espiritualidad.

Se ha definido el perdón como "el reemplazo de emociones negativas rencorosas por


emociones positivas, orientadas hacia el otro". Su efecto en el funcionamiento
psicológico y físico ha sido también un tema de interés reciente para los psicólogos. A
pesar del entusiasmo alrededor de esta idea, son sorprendentemente pocos los buenos
estudios empíricos que han establecido una relación entre el perdón y los resultados de
salud mental.

La espiritualidad, que puede ser definida como religiosidad sin el contexto de la religión
formal, ha sido reconocida recientemente como una fuente de bienestar emocional. Se
ha documentado bastante bien una relación entre la participación religiosa y la salud
mental y física. Sin embargo, se ha estudiado menos la relación entre las experiencias
espirituales y los resultados emocionales positivos, aunque algunos profesionales han
sugerido que la experiencia espiritual está asociada a la felicidad. Hasta donde se sabe,
nadie ha examinado cómo se pueden producir los cambios en la espiritualidad, y si estos
cambios pueden causar una reducción de síntomas y emocionalidad positiva.
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6.1. Cambio emocional positivo: efectos mediadores del perdón y de la


espiritualidad

Según Levenson y Yancura (2006), se evaluó la eficacia de un programa de educación


emocional que busca reducir la transmisión intergeneracional de patrones negativos de
interacción mediante el aumento del perdón y de la espiritualidad. Fueron examinados
la reducción de síntomas psicológicos y el aumento de resultados psicológicos positivos
en el transcurso de un año como los mediadores de este cambio. Inicialmente, la
muestra la conformaban 99 participantes y 47 controles en lista de espera. La
comparación de las puntuaciones iniciales (Tiempo 1) con una semana luego del
Proceso Hoffman de la Quadrinidad (Tiempo 2), mostró grandes reducciones en afecto
negativo (síntomas depresivos) y aumentos tanto en resultados positivos (maestría,
empatía, inteligencia emocional, satisfacción en la vida, perdón, y experiencia
espiritual) como en salud y bienestar. En el transcurso de un año, la mayor parte de estas
mejorías se mantuvieron, en comparación con el grupo de control. Más aún, los
aumentos en perdón y espiritualidad mediaron el efecto de la participación en el curso
sobre los síntomas de depresión.

En investigaciones futuras debería intentarse reproducir estos hallazgos, tanto con el


PHQ como con otras intervenciones. Desde un punto de vista de la psicología positiva,
estos resultados son muy alentadores. Sería interesante determinar si la psicoterapia
también resulta en aumentos en resultados positivos tales como perdón e inteligencia
emocional. Los psicólogos positivos deberían explorar las relaciones entre aumentos en
el perdón y en la experiencia espiritual y disminuciones en síntomas de salud mental.
Aquellos interesados en las relaciones entre la participación religiosa y la salud física y
mental deberían explorar también los efectos de la experiencia espiritual.
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7. CASUISTICA

A fin de aportar datos específicos que clarifiquen los efectos producidos por la
intervención del método, se realizaron dos entrevistas personales a participantes del
PHQ, una semana antes de atravesar por la experiencia y seis meses después. Fueron
evaluadas las distintas áreas de interacción y los cambios registrados en los niveles
psíquico, emocional, perceptivo, físico y espiritual.

7.1. Entrevista 1.
Lucas, 23 años, Capital Federal.

A: ¿Cómo era tu vida antes del Proceso?


L: En muchos sentidos me sentía incompleto, vacío, e incapaz de realizar determinadas
cosas. Tenía mucha inseguridad, baja autoestima, me costaba valerme por mí mismo
para trabajar, estudiar y me costaba relacionarme con los demás por eso.

A: ¿Y con tu familia como era la relación?


L: Bastante supérflua. Nos llevábamos bien pero no era muy profundo. Había cosas que
no se hablaban, costaba mucho hacerse escuchar y había muchos secretos que yo
después los pude ir averiguando, en especial la expresión de amor con los demás.
A: ¿Por qué llegaste al proceso? ¿Qué te hizo tomar la decisión?
L: La necesidad de cambiar y mejorar. No me cerraban las cosas como eran, sabía que
no me alcanzaba como estaba pero no sabía exactamente por qué. No había cosas por
delante que yo sintiera que me iban a completar, ni estudiar, ponerme de novio, o
trabajar, porque eran cosas que no me habían funcionado antes tampoco. Estaba
insatisfecho a nivel general.
A: ¿Y después del Proceso que cambió con respecto a la insatisfacción?
L: Cambió totalmente, porque luego me di cuenta de que no necesitaba nada para
sentirme satisfecho, nada que pudiera venir de afuera. Ni trabajo, ni terminar una
carrera, ni conocer a alguien, ni nada de eso. El Proceso no es que me explicó como
lograrlo, sino que me hizo acordar de que yo no necesitaba nada, como si yo me hubiera
olvidado en algún momento de eso.
A: ¿Y qué cambios hubo en la interacción con tu familia y amigos?
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L: Y....se abrió mucho más lo emocional, pude abrirme y decir lo que sentía, lo cual fue
muy liberador, sobre todo con la familia, porque siempre hay cosas ocultas. Con los
amigos también pero en menor medida, porque uno ya tiende a ser más uno mismo.
Pero también mejoró en todos los aspectos. Con la pareja pude permitirme, a diferencia
de otras veces, conocer a la persona desde una total posición de apertura sin adjudicarle
cosas y sin entrar en transferencia con ella. Pude mostrarme tal cual soy y aceptar a la
otra persona tal cual es, sin un montón de interrupciones que habían estado en mis
parejas anteriores.
A: Básicamente entonces pudiste conectarte emocionalmente con los demás....y eso te
permitió mejorar tus relaciones.
L: Sí, y conmigo mismo. Dejé de depender de lo que me daban o no para sentirme bien.
A: Entiendo. ¿Cómo cambió tu proyecto de vida después de Hoffman?
L: Y...cambió en un aspecto de decisión. Antes era mucho más inseguro, y eso me
jugaba en contra a la hora de tener que aceptar un trabajo o una oportunidad, y así
dejaba pasar muchas cosas por no sentirme capaz. Ahora tengo más confianza en mí y
más seguridad.
A: ¿Y los cambios que lograste con el Proceso, sentís que se mantuvieron o
aumentaron?
L: Y, es por épocas. A veces uno está mal y ve negativo todo. Pero a nivel general se
amplio, mejoró. Sobre la base de lo que obtuve agregué más cosas y logré una
ampliación de la conciencia. Pero sí necesitaba que esté esa base. Si no está la confianza
en uno mismo y en sus potenciales no se pueden agregar otras cosas, información
nueva.
A: ¿Cómo era tu visión y tu actitud frente a la vida y cómo es ahora?
L: Era una visión bastante temerosa y desesperanzada. Pensaba que me iba a ir mal
siempre, o no lo pensaba pero tenía miedo de que me pudiera ir mal, incluso cuando me
estaba yendo bien, con lo cual no podía ni siquiera reconocer las cosas buenas de mi
vida, que cualquier otra persona veía. Ahora es más fácil porque me siento mucho más
conforme y satisfecho, ya que no necesito que se dé nada en especial para estar bien en
este momento. No significa que no tenga ambiciones, quiero obtener cosas y tengo
metas, pero eso no quiere decir que voy a estar bien sólo cuando lleguen
A: Para terminar... ¿Cómo cambió tu visión de las personas y del sufrimiento humano?
L: Cambió mucho. Yo antes creía que las personas como eran ya estaban dadas y que
esa era la verdad. Ahora entiendo por qué las personas son como son, con las cosas
50

buenas y malas, sé como no tomarme demasiado personal las cosas malas incluso
cuando me afectan, porque conozco la naturaleza de sus males.

7.2. Entrevista 2.
Juan, 29 años, Capital Federal.

A: ¿Juan...por qué decidiste hacer el Proceso Hoffman?


J: Porque había tenido unas experiencias personales, espirituales, y no entendía que
hacer con ellas. Entonces fui a una entrevista con la directora del Proceso y me dijo que
esto me podía ayudar a integrar esas experiencias a la vida cotidiana y darles un sentido.
Yo sentía que había un misterio en la vida que no podía revelar, había algo más. Y ella
me dijo que esto servía para lo que yo estaba buscando.
A: ¿Y cómo te definís vos antes del Proceso y ahora?
J: Antes me sentía muy desconectado de mí mismo, tenía mucha tristeza, muchos
sentimientos que ni siquiera sabía que los tenía, un vacío muy grande. Era soberbio,
creía que era mejor que todos, pero en realidad estaba triste y no era consciente de cuán
triste estaba. Después del Proceso pude atravesar esa tristeza, sentirla, descubrí que
había montañas y montañas de tristeza que yo ni tenía idea, y pude sanarlo. Ahora
puedo hablar de eso como alguien que la experimenta desde afuera y antes ni podía
mantener un diálogo. Ahora siento que estoy en un camino constante de ser cada vez
más yo mismo y que va creciendo, y eso ya es un motivo de alegría y entusiasmo.
A: ¿A nivel social y familiar que cambios sentiste?
J: Fundamentalmente encontré que yo amo, que yo amo a todos, que tengo amor
incondicional en mi interior hacia cualquiera, sin importar nada. A veces ese amor
incondicional se opaca o se restringe, pero con las técnicas del proceso uno puede
recuperarlo, porque en el fondo siempre está. Con mis padres sentí una gran compasión,
un gran amor, un gran perdón, mucho conocimiento sobre cómo había sido en realidad
mi infancia y una comprensión también sobre la infancia de ellos y su vida. Hay una
conexión con ellos y con mi familia más profunda, mucho menos intelectual y más
emocional.
A: ¿Y los cambios a nivel laboral?
J: Y ahora tengo una sensación de poder, de energía, de entusiasmo. Soy más
responsable con el trabajo. Yo trabajo con mi familia y ahora tengo más proyectos,
51

quiero crecer en la empresa. Antes iba cuatro horas nada más, y después iba a cama
solar y a bailar. Quería irme a Ibiza para tomar pastillas de éxtasis y estar con muchas
mujeres, iba al gimnasio y lo que más me importaba era mi imagen y pasarla bien. Las
drogas me servían para eso. Decidí empezar una carrera que se llama couseling, porque
al hacer Hoffman se despertó la conciencia de que lo que yo quiero es darle a los demás
lo que yo descubrí; autoconocimiento, autoestima, y amor. Descubrí que lo que más
quiero en la vida es que todo el mundo descubra esto y lo sienta.
A: ¿Y con el tema de las drogas?
J: Y....no tengo necesidad de tomarlas porque me siento bien. Antes tomaba drogas para
sentirme bien y deshinibirme, y ahora estoy bien conmigo mismo, no tengo tanta
timidez, puedo estar con gente, me siento cómodo, tengo contacto emocional conmigo y
si no me siento bien se por qué. El Proceso me dió una sensación de amor y bienestar
que hace que no necesite de nada para estar bien.
A: ¿Y los cambios sentís que se sostuvieron o aumentaron?
J: Primero fue un cambio radical de 180 grados, hasta el punto que cuando volví del
Proceso yo estaba de novio y al principio nos costaba encontrarnos porque yo era otro,
era más yo mismo. Los cambios fueron para siempre y cada vez se van profundizando
más.
A: ¿Y tu visión de la vida?
J: Y....antes yo tenía un esquema mental en el cual yo era superior, era el más feliz y la
gente era inferior y no sabía nada. Después del Proceso tomé conciencia de que todos
somos uno, una misma energía, no hay superiores e inferiores, que lo único que quiere
el ser humano es amor y todo lo que hace es para eso, y que cuando tenemos amor
tenemos todo.
A: ¿Y con vos mismo que cambió?
J: Y...yo sentí que desperté de un largo sueño. Fue como un renacimiento. Empecé a ser
quien yo siempre había sido pero no sabía que era, no era consciente. O sea que antes de
hacer Hoffman era como una especie de robot que repetía patrones de mi papá y mi
mamá y después empecé a ser yo mismo y profundizar cada vez más en mí. Cada vez
puedo ser más yo mismo, estar en mi centro, y no ser estos patrones inculcados e
introyectados por mis padres.
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7.3. Análisis

Primera entrevista: Lucas -23 años

Experimentó cambios importantes a nivel emocional, espiritual, familiar y social. Como


bien explicó Fromm en el desarrollo del marco teórico y como ya se mencionó
constituye un objetivo básico del PHQ, la experiencia del amor incondicional fue el
resultado del trabajo de limpieza emocional que Lucas realizó sobre la programación de
sus padres, y lo pone de manifiesto al señalar el no necesitar de nada externo ni
depender de lo que le den otros para sentirse satisfecho. Tomando el concepto de que el
ser humano está compuesto por cuatro partes, el amor incondicional es producto de la
reconexión con el ser espiritual, con la verdadera identidad. Como citó Fromm (1995):
”esto constituye el anhelo más profundo de todo ser humano”.

El motivo que llevó al entrevistado a realizar el curso (la necesidad de cambiar y


mejorar), es un ejemplo de que la aspiración a la completitud personal es una
característica de la existencia humana, y de que todos los actos de los seres humanos
son expresiones de la búsqueda de autorrealización y de desarrollo total, según explicó
Rogers (1990). También la autoconfianza que Lucas manifiesta haber recuperado
constituye un concepto clave en la teoría rogeriana y una clara consecuencia del
conocimiento de los propios recursos y del propio potencial.

Afirmó haber ampliado su conciencia, lo cual le permitió operar sobre su programación


negativa y registrar cuánto ésta lo limitaba en sus relaciones afectivas y en el propio
contacto. Esta interrupción del contacto, la apertura de conciencia y el registro de las
propias limitaciones, ejes básicos de la terapia gestáltica, pueden verse con claridad
operando en la primera etapa deautotransformación, que consiste en la desidentificación
de los rasgos negativos aprendidos.

Su desconexión emocional, a causa del rechazo y el abandono emocional, conceptos


abordados desde la Psicología Evolutiva, fue el punto clave en donde se enfocó su
trabajo interior, y la posterior conexión resultó el factor determinante para sostener el
bienestar individual y mejorar los vínculos afectivos familiares
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Segunda entrevista: Juan- 29 años.

La búsqueda del sentido o de lo trascendente fue lo que impulsó a Juan a tomar el curso.
Según Lopez Blanco (1995) esta búsqueda pertenece al aspecto espiritual en el enfoque
holístico, que es la sede de los sentimientos y pensamientos elevados que conectan al
individuo con su propia esencia y el sentido último de su vida.

También los logros de Juan, referidos a su reconexión emocional y en el inicio de su


camino de realización personal, denotan la comprensión del funcionamiento de los
condicionamientos transmitidos en la niñez y del posterior trabajo sobre los modelos de
conducta adquiridos. El proceso necesario que tuvo que atravesar, sintiendo y
conectándose profundamente con su tristeza, sus sentimientos de inferioridad y sus
miedos, le permitió el acceso a sus verdaderas capacidades y a desarrollar su
inteligencia emocional. El aprender a operar sobre sus propias emociones, superando
aquellas que le socavavan el bienestar, lo introdujo en un camino de ser cada vez más
auténtico y lograr mayor bienestar. “Esto es motivo suficiente de alegría y entusiasmo”,
afirmaba Juan.

Como señaló Goldberg (1995) “mantener bajo control las emociones perturbadoras es la
clave para el bienestar emocional. El objetivo es el equilibrio, no la supresión
emocional”. Este principio se observa en el entrevistado cuando hace referencia a haber
negado durante años sus emociones negativas, disfrazadas con actitudes de
superioridad, desprecio y rechazo. El equilibrio sobreviene cuando la persona se atreve
a lidiar con lo más negado, permitiendo que salga a la superficie bajo circunstancias
adecuadas, para luego desidentificarse y devolverlo a su origen, reconectándose así con
su naturaleza primordial.

Recuperar su amor incondicional fue un logro clave que lo llevó a conocer su misión en
la vida; el de ayudar a los demás a conocerse a sí mismos y a elevar su autoestima.
Afirma que ama a todos, que tiene amor incondicional en su interior hacia cualquiera,
sin importar nada. Este logro le permitió empezar una carrera afín con sus deseos más
profundos. Fromm (1995) señalaba que esta experiencia significa verdadera
comprensión de que el amor es un poder interno y activo en el hombre y de que, en el
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carácter incondicional, al amar realmente a una persona (a sí mismo), se ama a todas las
personas, se ama al mundo y se ama la vida.

7.4. Conclusión

Se puede observar que, independientemente de las diferencias personales entre los


entrevistados, los cambios generaldos por la intervención del Proceso son similares en
lo referente a la expansión de la conciencia, la alegría, la visión profunda de la vida y el
bienestar personal. También coincidieron en los sentimientos de comprensión y
compasión hacia las personas y un positivismo que abarca todas las áreas, impulsado
por el conocimiento sobre los propios recursos y el descubrimiento del potencial
interior. Hubo más conexión emocional y mayor contacto a nivel familiar. Los vínculos
sociales y familiares mejoraron en ambos casos, siendo más profundas y menos
conflictivos.

Un cambio clave fue el descubrimiento del propio yo y la sensación que comparten


ambos de seguridad y autonomía. El no necesitar de nada exterior para sentirse
satisfechos fue uno de los logros más evidentes, permitiendo que las relaciones con los
demás se produzcan en forma más natural y fluída y no estén condicionadas por las
expectativas personales.
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8. CONCLUSIONES GENERALES
El presente trabajo de integración final tuvo como objetivo principal ilustrar los aportes
de esta metodología intensiva para reducir los patrones de comportamiento negativos y
compulsivos que están presentes en todo ser humano. Para ello fue necesario explicar
las bases de su funcionamiento, integrándolo con diferentes enfoques y terapias, de los
cuales el Proceso Hoffman toma sus conceptos fundamentales y los lleva a la acción.

Pero el propósito original tenía un alcance más amplio: mostrar una alternativa diferente
en el ámbito educativo y en el de las ciencias de la salud mental capaz de desarmar de
raíz las causas del sufrimiento emocional en las personas en un tiempo sumamente
corto. Esta cualidad puede produir escepticismo acerca de su verdadero alcance, muchas
veces por creencias culturales que niegan ser posible un cambio profundo en siete días.
Igualmente, se consideró relevante este aporte, y más aún después de haber conocido
otras líneas teóricas que, aunque efectivas, requieren de mucho más tiempo para lograr
resultados profundos y sostenidos.

Los estudios y casos presentados se utilizaron para exponer con mayor precisión los
resultados del PHQ y permitieron mostrar las diferentes variables que interaccionan y se
modifican a raíz de su intervención. Se resaltaron también la importancia de las
variables relativas a la experiencia espiritual, al autoconocimiento y al perdón, que
normalmente no se evalúan y son ejes básicos para recuperar el bienestar psicológico y
el equilibrio emocional.

El uso del PHQ es generalizado. Se realiza 30 veces por año en cinco lugares en los
Estados Unidos, y en 14 países más. Más de 50.000 personas han completado este
Proceso desde 1967. Sin embargo, nunca antes había sido evaluado formalmente con
estudios de resultados y un grupo de control.

Otra característica fundamental que se tuvo en cuenta y formó parte importante de los
objetivos del proyecto fue el de dar a conocer una herramienta que, además de
promover el desarrollo emocional y espiritual, otorga recursos para realizarlo en forma
autónoma. Para ello se enseñan técnicas individuales que ayudan a sostener y
profundizar el cambio y motivan a continuar el trabajo interno sobre la programación
negativa, evolucionando tanto como se desee. El poseer este recurso es de gran ayuda en
situaciones de crisis y permite superar muchas dificultades; tomar una decisión acertada
en momentos de incertidumbre, superar bloqueos internos, y librarse de estados de
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ánimo negativos sin necesidad de un terapeuta, así como también resolver rápidamente
problemas afectivos y enfrentamientos generados en la interacción con otros que
normalmente podrían tardar semanas o meses.

Debido a esta característica, se podría cuestionar si el PHQ es una terapia, ya que


promueve la autonomía y la no dependencia. Así mismo, es frecuente necesitar de una
guía externa post proceso, hasta lograr asimilar, comprender y llevar a la vida cotidiana
los cambios realizados, sobre todo si la historia personal o la situación presente es de
gravedad.

En el desarrollo del trabajo se describieron las características esenciales de los modelos


convencionales que intervienen en el PHQ y de los alternativos u holísticos, enfatizando
que éstos últimos consideran la naturaleza del hombre positiva y que lo que impide esta
experiencia son las limitaciones aprendidas en la infancia y los condicionamientos
adquiridos. A su vez, se pudo analizar como los modelos clásicos cumplen también una
importante función en la estructura del curso, sirviendo como base fundamental y
necesaria para realizar el trabajo de autoconocimiento y autotransformación.

Los ejes básicos que se trataron a lo largo del presente TFI fueron: la educación
inconsciente de los padres y la transmisión de patrones de conducta generacionales, las
necesidades físicas y emocionales del niño, las consecuencias del abandono y del
rechazo emocional en la infancia, la visión integrada del ser humano compuesta por
cuatro partes; emoción, intelecto, espíritu y cuerpo; las pautas claves para desactivar los
mecanismos compulsivos adquiridos; la inteligencia emocional; el amor incondicional;
la autorrealización, la conciencia y la espiritualidad.

Desde una perspectiva terapéutica, se puede afirmar que el concepto más relevante para
comprender el origen de los trastornos y desequilibrios emocionales y generar la
conciencia que facilita el posterior trabajo de transformación y autoconocimiento, es el
de programación negativa. Cómo esta limita el desarrollo emocional y espiritual en el
hombre, generando somatizaciones y enfermedades físicas, dejándolo inconsciente
acerca de su verdadera naturaleza y manteniéndolo alejado de sus posibilidades y
capacidades reales.
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Rara vez los padres transmiten a sus hijos que son seres puros y amorosos, que no
importa lo que hagan o cuantas veces se equivoquen porque no hay nada malo en ellos,
y que no deben sentirse culpables por sus equivocaciones, ya que sólo son aprendizajes
negativos transmitidos de generación en generación.
Si el común de los padres tuviera esta actitud de responsabilidad, conciencia, y
comprensión sobre sus propios errores, en vez de adjudicárselos a sus hijos llevándolos
a consultas con profesionales cuando en realidad sólo están transmitiendo lo que
aprendieron en sus hogares, éstos crecerían con confianza y una seguridad plena en sí
mismos, con más conciencia sobre la naturaleza de su personalidad y de la de los
demás, con responsabilidad, equilibrio, armonía interna, y libres de culpa y sentimientos
de autodestrucción o venganza en su adultez.

La gran mayoría de las personas vive identificada con su programación, creyendo que
sus defectos son verdaderamente propios o que las conductas y actitudes negativas de
otros son inherentes a ellos, concluyendo así que hay cosas que nunca podrán cambiar.
Esta creencia posiblemente sea la causa más importante y más antigua del sufrimiento
en el ser humano. Aunque en diferentes modalidades e intensidad, mantiene al hombre
alejado de sus recursos reales y de su verdadera identidad, que no puede ni está
condicionada por las experiencias vividas y que espera ser descubierta para
experimentar armonía, coherencia, paz, bienestar y sanación a nivel individual,
posibilitando así el cambio natural en todas las áreas de la vida.
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9. BIBLIOGRAFIA

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