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Idoc - Pub - Aporte Del Proceso Hoffman de La Quadrinidad A La Psicologia Fernan Makaroff
Idoc - Pub - Aporte Del Proceso Hoffman de La Quadrinidad A La Psicologia Fernan Makaroff
INDICE:
Página
1. INTRODUCCIÓN 2
2. OBJETIVOS 4
3. METODO 4
3.1. Tipo de estudio 4
3.2. Procedimiento y participantes 4
4. EL PROCESO HOFFMAN 5
4.1. Síndrome del amor negativo 5
4.2. Quadrinidad 7
4.3. La programación negativa 9
4.4. Objetivos 10
4.5. Visualización 15
4.6. Aspectos negativos del PHQ 17
5. INTEGRACIÓN TEORICA 19
5.1. Psicología evolutiva 19
5.2. Teoría psicoanalítica 26
2
8. CONCLUSIONES GENERALES 54
9. BIBLIOGRAFIA 57
1. INTRODUCCION
El Proceso se dicta en doce países; en América, Europa y Asia. En Argentina tiene lugar
en las afueras de Buenos Aires, en la localidad de Castelli. Su duración es de siete días y
medio, y consiste en una convivencia en un hotel estancia, con un número aproximado
de hasta veinticinco personas.
El curso tiene como objetivo central desarmar los aprendizajes negativos de la infancia,
que se repiten durante toda la vida en forma compulsiva, inconsciente e involuntaria,
limitando así el desarrollo evolutivo en la vida adulta. Esto incluye modelos de
conducta, reacciones, posturas, modos de relacionarse con otros y consigo mismo,
estados anímicos y creencias o valores. Se busca hacer conciente la matriz o molde de
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vida que se internaliza en la infancia y actúa como limitante y sabotea las acciones en el
presente (Thame, 1980).
Durante el transcurso de la semana no hay ningún tipo de conexión con el mundo
exterior, para asegurar que la persona no pierda el contacto consigo mismo y realice un
trabajo concentrado en sus vivencias y en su mundo interno. Esta estructura intensiva se
debe meramente a un acto de cuidado, ya que por su profundidad, carga emocional y su
relación directa al sistema familiar presente y pasado, resulta indispensable que el
individuo pueda primero elaborar y cerrar el trabajo interno realizado, para poder volver
a su hogar o a sus vínculos afectivos cercanos desde una posición de madurez,
equilibrio, responsabilidad y comprensión.
Las bases del trabajo apuntan a fundamentar la hipótesis implícita en el Síndrome del
Amor Negativo, concepto creado por Robert Hoffman en 1967, y el creador de esta
metodología. Se explicará cómo esas grabaciones de las primeras etapas de la vida
generan sufrimiento en el ser humano, dejándolo desconectado de su ser, limitando el
acceso pleno a su capacidad de perdón, compasión y amor incondicional, privilegiando
el intelecto y el “deber ser” sobre el “querer” y el “ser”. Hoffman (1974) denominó
“programación negativa” a ese conjunto de conductas, creencias, emociones, y modos
de ser aprendidos que se repiten durante la vida adulta de manera compulsiva,
inconsciente e involuntaria, formando parte de la personalidad.
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En este método la concepción del hombre está constituida por cuatro aspectos: cuerpo,
emoción, intelecto y espíritu, y necesitan ser reintegrados para recuperar el equilibrio
interno y la armonía (Sperber y Ortiz, 2006).
2. OBJETIVOS
3. MÉTODO
4. EL PROCESO HOFFMAN
Los ejes principales que resumen la estructura básica del curso son:
Hoffman (1984) explica que la ausencia de los padres biológicos y la falta de sustento y
amor (sin importar cuanto amor se haya recibido de los padres sustitutos) ha sido la
causa básica de la falta de habilidad, para relacionarse con amor, consigo mismo y con
los demás. Muchos tuvieron padres físicamente presentes, pero emocionalmente
ausentes: el resultado es el mismo. Como consecuencia, pasan su vida rechazándose y
armando situaciones en las que los rechazan los demás. Abandonados físicamente o no,
no recibieron amor de sus padres de una forma consistente. Por ello sienten que no
merecen amor. Así comenzó la falta de autoestima, junto con sentimientos de
invalidación y de incapacidad de amar - el flagelo de la salud mental -.
primero por uno mismo y después por los que están alrededor. La verdad básica de esta
definición es: "nadie puede dar amor si primero no lo tuvo”. Lo que normalmente
parece ser amor es solamente la pretensión de actuar amorosamente para recibir o
conseguir el amor de los demás. El verdadero amor sólo puede manifestarse cuando una
persona se acepta y se ama incondicionalmente. Sólo entonces es posible dar por dar,
sin preocuparse de lo que se reciba a cambio.
Uno de los principales problemas de muchos de los que han hecho trabajo terapéutico o
que han recorrido caminos alternativos de crecimiento personal, es que ciertas técnicas
y métodos que aparentemente producen cambios, en muchos casos el cambio es
temporal. Se centra la atención en la superficie y en los síntomas, evitando enfrentar la
verdadera causa del dolor, y así la raíz básica principal permanece intacta. Con el paso
del tiempo, aunque solucionado aparentemente lo que producía malestar, los problemas
reaparecen de nuevo, y con un gran impacto. Para que ocurra la transición real es
necesario trabajar la negatividad desde su raíz. Sólo entonces podrá ser reciclada y
convertirse en un comportamiento positivo en toda su plenitud.
4.2. Quadrinidad
El aspecto espiritual hace referencia a la parte esencial del ser humano, su naturaleza
primordial, auténtica e innatamente positiva y amorosa. Suele llamarse también su
potencial. El cerebro físico es el vehículo físico u órgano que hace posible la actividad
mental. La investigación científica todavía tiene que probar la existencia física de la
mente. El principio básico es que el alma-mente y la fuerza vital tienen energía
electromagnética que hace funcionar al cuerpo. Cuando ella se desconecta del cuerpo,
ocurre el fenómeno de la muerte corporal. Ya que en el nivel de la física cuántica nada
se pierde y todo se transforma, es importante saber qué es lo que ocurre con esta energía
mente-alma. Desde este enfoque, se considera que esta energía es parte de una fuerza
vital no física y espiritual mucho mayor, y por lo tanto es indestructible.
Urge que el componente espiritual de la mente, la parte más sabia y con más recursos,
sea utilizada para superar los problemas causados por la programación de la infancia. El
proceso de visualización es una de las formas que ayuda a la persona a contactarse con
esta parte perfecta de su ser, que permanece oculta. Cuando se reconoce como un ser
espiritual, el cuerpo y el cerebro físico podrán tornarse sus aliados y ayudar a llevar paz
a los otros dos aspectos de su mente: a las emociones perturbadas y al intelecto.
El ser espiritual o la parte esencial de todo individuo, es cubierta por los patrones de
negatividad de la programación de sus padres; desde la concepción en el útero de la
madre. La analogía que se puede usar es la de un perfecto e indestructible diamante
cubierto por tierra y escombros; esto representa al síndrome del Amor Negativo. Esta
esencia es su verdadera realidad, que nunca fue perdida. Sólo fue cubierta y velada a su
conciencia, y todo el trabajo realizado apunta a develarla y a permitir que se manifieste
e instale de nuevo en su vida. Para conseguir esto es necesario atacar al Síndrome del
Amor Negativo en sus cuatro niveles: Físico, Emocional, Intelectual y Espiritual. Sino
se realiza de esta manera, se obtendrá una resolución parcial y no total.
Nada falta en ningún ser humano. El Yo real está siempre presente. Desgraciadamente,
la gran mayoría de los padres no sabe como nutrir la esencia de sus hijos, a causa de su
propia programación. La esencia de ellos tampoco fue nutrida por sus padres. No
aprendieron a honrar, respetar y amarse a sí mismos, y por lo tanto jamás hubieran
podido darles lo que no tuvieron. Si ellos hubieran sido capaces de honrarse y amarse a
sí mismos, hubieran honrado a sus hijos, entonces éstos hubieran sido nutridos con amor
y alimentados con un profundo sentimiento de seguridad interna.
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Hoffman (1974) explica que los padres y padres sustitutos son modelos de cómo se debe
ser. Cuando un niño no recibe su aceptación incondicional por aquello que es, comienza
a sentirse indigno de ser amado, e intenta hacer lo posible para conseguir su amor. Esto
ocurre en un nivel emocional y físico, mucho antes de que el intelecto entre en
actividad: comienza en el útero y llega hasta la pubertad. Ese sentimiento de rechazo
ocurre en especial cuando los padres no le prestan atención, o tienen una actitud
negativa hacia él, por no gustarles el modo en que se comporta. El niño reproduce su
comportamiento, tal como lo percibe, en actitudes y sentimientos negativos hacia él
mismo o hacia otros, desde muy temprana edad, desconectándose de su verdadera
identidad por enfocar la atención en las expectativas y mandatos de sus padres.
Todo niño depende de su madre y de su padre para todas las necesidades. Si ellos lo
traicionan al no tener cubiertas sus necesidades amorosas y emocionales, cuando se
vuelve adulto queda preso entre querer o necesitar de ellos y estar resentido con ellos.
Si nunca aprende a confiar en ellos, o si ellos no tenían confianza en él, entonces nunca
aprendió a confiar en él mismo ni en los demás.
La mayoría de las personas pasan sus vidas buscando inconscientemente los padres
amorosos y dignos de confianza que precisaban y querían, pero que nunca tuvieron.
Este conflicto destruye las relaciones. Aún cuando una parte del individuo desea amar o
abrirse emocionalmente, con la voluntad no es suficiente, porque la lealtad de un hijo a
repetir lo que aprendió de los seres que más ama es más poderosa, y lo que vence al
final son las programaciones automáticas de la infancia. Como no conoce nada mejor,
acepta sin opción el sistema familiar e internaliza la programación y las negatividades
de sus padres, por causa del Amor Negativo. Cuando retoma viejas escenas familiares
en su vida actual vuelve a encontrarse con rechazo, infelicidad, soledad e inseguridad.
Esta programación tiene un amplio alcance y está tan instalada desde los primeros
meses de vida en la psique, en el comportamiento, en los sentimientos y pensamientos,
en el cuerpo y en el lenguaje, que comúnmente se la llama “la personalidad”,
asumiéndola como propia. Limita el crecimiento en todas las áreas y es la causa del
sufrimiento emocional, espiritual y físico (somatizaciones y desequilibrios funcionales)
en el ser humano.
4.4. Objetivos
Desde un nivel intelectual es sencillo entender que los padres tienen la culpa y que a su
vez nadie es culpable, pues como se explicó, estos modelos se transmiten de generación
en generación. El intelecto entiende este concepto en un plano superficial, pero no
puede modificar el comportamiento emocional negativo. Su alcance es limitado y por
eso se trabaja desde el plano emocional, pues por allí se internalizan los sentimientos,
las conductas negativas, y toda la programación básica desde el nacimiento (cuando el
intelecto aún no operaba) hasta la pubertad, y allí está todavía todo lo que produce
sufrimiento en el presente. Sólo así se puede ser verdaderamente consciente, y en
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La solución que se busca es la integración de los cuatro aspectos del ser, o sea, de la
Quadrinidad; intelecto, emoción, cuerpo y espíritu. Para que esto ocurra, es necesario
encontrar total autoaceptación, total autoperdón, y total reconocimiento del propio valor
y amor incondicional por uno mismo, llegar a una comprensión sin condena por los
padres biológicos y sustitutos; tener compasión por la infancia que ellos vivieron;
perdón por lo que ellos hicieron y también por lo que les hicieron a ellos; aceptarlos
totalmente como son y como ellos fueron; y poder amarlos incondicionalmente sin
expectativas irreales. Solamente entonces una persona está libre para poder amar
totalmente.
De esta manera se armoniza el mundo interno y se crean las condiciones para la
transformación. Al discriminarse de las identidades aprendidas se recupera la conexión
con quien se es realmente, el ser auténtico, libre de los límites impuestos. Se instala una
forma de vida mucho más flexible, más espontánea; se recupera y cultiva el amor
profundo hacia los padres, base fundamental y motor del amor a uno mismo y a todo lo
creado; se limpia el canal emocional, se elimina el conflicto interno del intelecto-
emociòn o “debo-quiero”, obteniendo paz interior; se afirma la reconexión y el cuidado
del cuerpo; se afirma la autoestima; y se superan los deseos de venganza y
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autodestrucción. No existe una meta o una realización más valiosa en la vida que
encontrar el amor incondicional y acabar con el diálogo interno de la mente.
Cada objetivo está sincronizado con el anterior y con el siguiente, y todos tienen como
meta asegurar un cambio profundo y sostenido. En esencia, se puede afirmar que estos
apuntan a:
- Conectarse con el propio niño interior, para comprender y experimentar, desde sus
vivencias y limitaciones, las vivencias y limitaciones en el presente de la vida
adulta.
- Integrar el sentir, pensar y hacer. Desarmar las peleas internas. Instalar el silencio y
la paz que permiten una conexión y comunicación fluida con uno mismo y con los
otros.
- Establecer una comunicación de los idiomas y recursos de las cuatro áreas: emoción,
intelecto, espíritu y cuerpo. Para realmente elegir cómo responder en cada situación
y ejercer el libre albedrío con responsabilidad tanto en aciertos como en errores y
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4.5. Visualización
El enfoque de las técnicas de visualización tiene más que ver con un acompañamiento
que con procesos directivos de intervención. En este sentido, el material utilizado para
permitir que el sujeto progrese en su crecimiento pertenece de hecho al sujeto. El
material simbólico que se emplee para la reactivación de vivencias sensoriales pertenece
asimismo al sujeto, no es impuesto por el terapeuta. La terapia de la visualización
consiste en proponer vías y opciones, en aportar la protección necesaria para que la
persona acepte llevar a cabo la exploración de su pasado. El terapeuta utiliza el material
simbólico descubierto para devolvérselo “positivamente” al sujeto. Podemos comparar
al terapeuta con un guía de montaña que evalúa los medios logísticos que permitan que
su cliente alcance el destino que se había fijado.
Las técnicas de visualización pueden actuar, por último, en el nivel espiritual, tomando
como objetivo la reunificación de la persona. Se trata de que acepte sus límites, tenga
una visión más ecuánime de sí mismo, descubra su autenticidad, se sienta pertenecer,
ame y se deje amar.
Al enfrentar el desafío de integrar los cambios a la vida diaria, es natural que las cosas
no se den de manera tan fluida como se desearía. Es importante comprender que muchas
de las personas que llegan a este proceso no habían realizado anteriormente ningún
trabajo de transformación, así como tampoco experimentado un contacto emocional
profundo consigo mismos, y en el transcurso de una semana se desarman patrones de
comportamiento que existían desde el inicio de sus vidas. Esto no significa que los
hayan desarmado en su totalidad, sino que han llegado a su origen, a su raíz, y a partir
de ese momento pueden recién comprender que no existe falla alguna en ellos ni en
ninguna otra persona, y así comenzar un camino de autotransformación y
autocrecimiento con técnicas específicas para seguir desarmando todo aquello que no
pertenece a su verdadera naturaleza y obstaculiza la realización de sus deseos y
aspiraciones más elevadas.
Sentirse manipulado por el sistema familiar o por una pareja que intenta sabotear
los cambios personales.
5. INTEGRACION TEORICA
Los modelos teóricos que se utilizan, junto con las herramientas propias del método,
permiten, usados en forma integrada, un cambio profundo a nivel emocional, mental y
espiritual.
Se describirán los conceptos claves de los diferentes modelos psicológicos que forman
la estructura básica del Proceso Hoffman de la Quadrinidad (PHQ) y los distintos
enfoques que el método toma, integra, y aplica en sus diferentes técnicas y objetivos
durante la semana.
Brazelton y Cramer (1993), señalan que toda crianza contiene fantasmas de distintos
tipos y todo profesional que evalúe una relación progenitor-niño debe tener mucho
cuidado para determinar qué hay de “normal” o de “anómalo” en esas proyecciones. La
norma es que los progenitores restablezcan viejos lazos con su pasado a través de sus
hijos. El amor de los padres es posible sólo debido a que tiene sus raíces en vínculos
anteriores; la empatía y la armonización con un recién nacido, por ejemplo, se ve
fortalecida por el reconocimiento de estados o sentimientos afectuosos familiares
pertenecientes a relaciones previas.
Apego seguro: el individuo confía en que sus padres o figuras parentales serán
accesibles, sensibles y colaboradores si él se encuentra en una situación adversa o
atemorizante. Con esta seguridad, se atreve a hacer sus exploraciones del mundo. Esta
pauta es favorecida por el progenitor cuando se muestra fácilmente accesible y sensible
a las señales de su hijo y amorosamente disponible cuando éste busca protección y/o
consuelo.
Apego ansioso elusivo: el individuo no confía en que cuando busque cuidados recibirá
una respuesta servicial sino que, por el contrario, espera ser rechazado. Cuando en un
grado notorio ese individuo intenta vivir su vida sin el amor y el apoyo de otras
personas, intenta volverse emocionalmente autosuficiente y con posterioridad puede ser
diagnosticado como narcisista o como poseedor de un falso sí-mismo. Esta pauta, en la
que el conflicto está más oculto, es el resultado del constante rechazo por parte de la
madre.
La teoría del apego considera la tendencia a establecer lazos emocionales íntimos con
individuos determinados como un componente básico de la naturaleza humana, presente
en forma embrionaria en el neonato y que prosigue a lo largo de la vida adulta, hasta la
vejez. Durante la infancia, los lazos se establecen con los padres (o padres sustitutos), a
los que se recurre en busca de protección, consuelo y apoyo. Inicialmente, los únicos
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A medida que el niño crece, la pauta que haya adquirido se convierte cada vez más en
una característica del niño mismo, lo que significa que tiende a imponerla en sus nuevas
relaciones: con un maestro, con una madre adoptiva, con sus amigos o con un terapeuta.
Los resultados de este proceso de internalización son evidentes en un estudio
provisional que muestra que la pauta de apego característica de la pareja madre-hijo en
los primeros años, puede predecir el modo en que el niño se comportará en un grupo
infantil o adolescente en sus años siguientes.
Todos los detalles que se manifiestan en las pautas de comportamiento son aprendidos,
empezando desde la propia infancia del futuro padre y el modo en que sus progenitores
lo trataron a él y a sus hermanos. Existen indicios de que la pauta de apego que un niño
no dañado en el momento del nacimiento desarrolla con su madre es el producto de
cómo lo ha tratado ella, y es más probable que, de manera similar, la pauta que
desarrolle con su padre sea el producto de cómo lo ha tratado éste.
Bowlby (1989) señala ciertos patrones de conducta de los progenitores que pueden
afectar gravemente la estabilidad emocional del niño. Algunos acontecimientos
importantes durante la infancia que pueden desencadenar consecuencias en el desarrollo
de la personalidad son:
- un niño que puede no haber sido deseado por uno o ambos progenitores;
- un niño puede pertenecer al otro sexo que se esperaba. en una familia en la que los
padres han puesto su corazón;
- un niño puede haber sido el blanco de malos tratos físicos más o menos serios por
parte de un progenitor, o de un progenitor adoptivo;
- un niño puede haber sido víctima de abusos sexuales por parte de uno de los padres
o ambos, de un progenitor adoptivo o de un hermano o hermana mayor durante un
período corto o prolongado.
Las clases de experiencias que una persona tiene, en especial durante su infancia,
afectan en gran medida tanto a sus expectativas de hallar o no más adelante una base
personal segura, como al grado de capacidad que posee para iniciar y mantener una
relación mutuamente gratificante cuando tenga oportunidad para ello. En sentido
inverso, la naturaleza de las expectativas que una persona tiene, así como el grado de
capacidad que aporta, desempeñan un importante papel para determinar las clases de
personas con las cuales se asocia, y también cómo dichas personas la tratan. Debido a
estas interacciones, cualquier patrón que se establezca primeramente tiende a persistir.
Este es un principal motivo de que el patrón de relaciones familiares que una persona
experimenta durante su infancia sea de tan crucial importancia para el desarrollo de la
personalidad.
Illingworth (1993) señala también que los problemas de conducta tienen sus orígenes
antes del nacimiento y, a menudo, antes de la concepción. Se remontan hasta la niñez y
personalidad de sus padres, a la clase de vida familiar que hayan tenido, y a la cantidad
de amor y seguridad que hayan experimentado. Un niño que nació sin ser deseado
puede crecer siendo incapaz de dar o recibir afecto para sí mismo. Siempre que se
encuentra uno con un niño que es rechazado y poco amado por sus padres, se encuentra
con que su madre o su padre tuvieron una niñez poco dichosa. El rechazo, la infelicidad,
y la falta de amor en la vida de un niño, es muy probable que afecten a su siguiente
generación.
Las actitudes de los padres son la cristalización de las experiencias que han vivido. Un
niño que recibió palizas y castigos de sus padres, les dará el mismo trato a sus hijos
cuando crezca. Los padres estuvieron afectados por la clase social en la que crecieron,
por la personalidad y actitudes de sus padres, y por el amor y la seguridad o la falta de
ellos que experimentaron cuando eran niños.
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Es fundamental que los padres no sólo amen a sus hijos, sino que se lo demuestren y
traten de asegurarse de que lo sientan. Los niños, como los adultos, necesitan amor todo
el tiempo. Los padres pueden mostrar amor con la expresión de su cara, el tono de su
voz, y el entendimiento de las necesidades de su hijo. El cuidado duradero del niño está
hecho en base a cientos de atenciones, cientos de ocasiones donde la tolerancia y el
entendimiento deben demostrarse; por eso algunos niños en cuanto crecen muestran
poco amor por sus padres, pues todo lo que han visto en su casa son críticas constantes,
discusiones, regaños y castigos, denigraciones, desaprobaciones y menosprecio.
Cavallier (1980) sostiene que para crecer, el niño necesita de un amor no posesivo sino
liberador, un amor que favorezca su crecimiento para que pueda llevar a cabo su
cometido.
Un niño no deseado, que no llega en un buen momento o que no es cómo se esperaba,
tomará decisiones u opciones que se corresponden con los sentimientos de culpabilidad,
de desgarro o de rechazo que experimenta. De forma análoga, si los padres se
encuentran en conflicto, el niño, hundido en la inseguridad, tomará muy pronto la
responsabilidad de su vida, o mejor, de su supervivencia..
El niño vive situaciones permanentes de rechazo, muchas veces por el simple hecho de
que su madre debe ir a trabajar y no tiene tiempo para él, o porque está ocupada con
sus cosas o atendiendo a su hermanito. Aunque estas son justificaciones válidas, el niño,
en su mundo interno, no lo comprende, y lo vive como “me rechazan, no soy
suficientemente bueno o importante para ella”, en un nivel plenamente emocional. Si
la madre no está suficientemente disponible para manejar esta crisis en la que se
mezclan el miedo ante el abandono, la cólera y los celos, el niño va a tomar decisiones
que se reactivarán más tarde cuando tenga que enfrentarse con otras rupturas. Para
empezar, tal vez se enfurruñe o juegue de forma frenética y ausente al tiempo para
evitar sentir la cólera que tiene hacia su madre. Si esto no fuera suficiente, pasará a la
agitación hasta que alguien se ocupe de él. Si sigue sin estar satisfecho de los signos de
reconocimiento, tal vez llegue a herirse con mayor o menor severidad o a enfermarse
para que lo atiendan.
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A medida que el niño crece, va acumulando éstas y cientos de situaciones más, (que en
la mayoría de los casos pasan desapercibidas e inconscientes por sus progenitores), y las
sigue llevando en su interior hasta que una situación externa de las características de su
clima familiar vivido tenga lugar en el presente y las reactive. De modo que cuando se
presenta una ruptura en su vida, una pérdida importante, la reacción frente al estrés tiene
un efecto regresivo. Vuelve a entrar en contacto con la amplia gama de situaciones
similares que han tenido lugar desde su nacimiento.
El niño podría, de tanto en cuanto, descargar las emociones asociadas a las pruebas que
se le presentan, pero decide no hacerlo y reprimir sus emociones, generalmente por
miedo al rechazo, al castigo o al abandono. De esta manera se encuentra ante una
situación sin salida. Si expresa sus verdaderas necesidades, muestra su cólera y su
autenticidad, es rechazado; si reprime sus emociones es amado, pero está negando su
verdadera naturaleza.
Illingworth (1993) comparte que el niño tiene una necesidad de amor y seguridad
permanentes, y después de su primer año de vida, todavía es mayor. Sus demandas de
amor y seguridad son mayores cuando está enfermo, cansado o adolorido por alguna
caída. Tiene una necesidad constante de asegurarse de que sus padres lo quieren. Le
gusta sentirse querido como persona que es y le gusta saber que tiene un sitio en ese
hogar. Necesita amor sobre todo cuando está enfadado, irritable, o llorón, y cuando se
ha portado mal y se ha equivocado. Pero lamentablemente los padres en esos momentos
es cuando menos amor le demuestran. Asimila entonces patrones negativos y de
rechazo, que aparecen inconcientemente frente a situaciones similares a las que
experimentó o frente a personas con características similares a las de sus padres.
Con el fin de explicar la tendencia de las pautas de apego a convertirse cada vez más en
una característica del niño, señala Bowlby (1989), se recurre al concepto de que los
modelos operantes que un niño construye de su madre y de su padre, junto con los
modelos complementarios de sí mismo en interacción con cada uno, son construidos
durante los primeros años de su vida y, según se postula, pronto se establecen como
estructuras cognitivas influyentes. Las pruebas demuestran que, una vez construidos,
estos modelos tienden a persistir y se los da por sentado en grado tal que llegan a operar
a nivel inconsciente. Aunque gran parte de la experiencia clínica está basada en el
estudio de las pautas de conductas observadas en niños, estudios recientes de corte
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transversal con adultos jóvenes muestran que las pautas del apego y los rasgos de la
personalidad característicos de cada una prevalecen, y es probable que se encuentren
permanentemente presentes.
Bowlby (1995) concluye con que el reconocimiento de que una causa principal de los
errores parentales consiste en que los sentimientos que albergan hacia sus hijos se hallan
alterados por conflictos inconscientes que proceden de su propia niñez, quizá no se ha
incorporado aún al pensamiento contemporáneo. No sólo es algo que altera y alarma a
los padres, muchos de los cuales suponen que las dificultades familiares residen en
cualquier otro lugar que no sean sus propias mentes, sino que también es desconcertante
para los profesionales descubrir que un número tan grande de los problemas con los que
se enfrentan residen en un dominio aparentemente intangible, acerca del cual no poseen
conocimientos, careciendo asimismo de la preparación necesaria para prestar ayuda.
Los conflictos internos son divisiones en la unidad del yo, batallas sobre quienes somos,
sobre lo que vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer. Cuando existen nos imposibilitan
abordar los problemas con facilidad. El cambio se presenta cuando uno llega a ser lo
que es, no cuando trata de ser lo que no es. Llegar a ser lo que somos es estar
conscientes de nosotros mismos. El cambio se origina cuando somos completamente
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nosotros. Disponemos para tal fin de aquello con lo que podemos entrar en contacto en
este momento: nuestros movimientos, gestos, forma de hablar, sentimientos,
expresiones y nuestra interacción con la realidad.
que también tiene una enorme importancia para el destino personal. La vida emocional
es un ámbito que, al igual que las matemáticas y la lectura, puede manejarse con mayor
o menor destreza y requiere un singular conjunto de habilidades. Y saber hasta qué
punto una persona es experta en ellas es fundamental para comprender por qué triunfa
en la vida, mientras otra con igual capacidad intelectual acaba en un callejón sin salida:
la aptitud emocional es una meta-habilidad y determina lo bien que podemos utilizar
cualquier otro talento, incluido el intelecto puro. Las pruebas demuestran que las
personas emocionalmente expertas – las que conocen y manejan bien sus propios
sentimientos e interpretan y se enfrentan con eficacia a los sentimientos de los demás –
cuentan con ventajas en cualquier aspecto de la vida, ya sea en las relaciones amorosas e
íntimas, o en elegir las reglas tácitas que gobiernan el éxito en la política organizativa.
Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas también tienen más
probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos
mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner
cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad
de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad.
El autodominio es ser capaces de soportar y dirigir conscientemente las tormentas
emocionales a las que nos someten las circunstancias inesperadas de la vida. El objetivo
es el equilibrio, no la supresión emocional: cada sentimiento tiene su valor y su
significado. Una vida sin pasión sería un aburrido páramos de neutralidad, aislado y
separado de la riqueza de la vida misma. Mantener bajo control nuestras emociones
perturbadoras es la clave para el bienestar emocional; los extremos – emociones que
crecen con demasiada intensidad o durante demasiado tiempo – socavan nuestra
estabilidad.
autoconfianza. Sostiene que para el niño es una necesidad central ser amado y
reconocido, no sólo por sus padres sino también por su entorno. Cuando un niño
experimenta “atenciones incondicionalmente positivas” por parte de sus padres no hay
motivo para que rechace las percepciones o experiencias propias y construya un sistema
de reconocimiento propio. Si no recibe esta atención y reconocimiento, tiene que
orientarse cada vez más en los valores de los otros. Esto conduce rápidamente a que el
comportamiento del niño esté influido en mayor medida por las valoraciones de otros
que por su propia valoración.
Sucede con frecuencia que los padres hacen que su amor, calor y dedicación, así como
su respeto, dependan de los comportamientos de su hijo, y el niño no tiene más remedio
que ignorar sus propias experiencias para poder recibir estas atenciones. Si no quiere
perder el amor de los padres tiene que aceptar las experiencias que él no ha hecho y
negar las hechas por él mismo ante la conciencia. El resultado es que su autoconcepto
muestra elementos “extraños”, es decir, que no son resultados de sus propias
valoraciones y experiencias.
5.5.1. Autorrealización
Rogers (1980) aporta también una mirada positiva del hombre, explicando que la
naturaleza humana se considera en el fondo y con profundidad positiva, tanto en lo
referente al desarrollo individual como en la confrontación constructiva y creativa en
relaciones con otros seres humanos y con el mundo. Sostiene que toda elección
realizada por los seres humanos es expresión de la búsqueda de autorrealización, de
desarrollo total. Esta aspiración a la completitud personal es una característica de la
existencia humana. El autor concibe la autorrealización más bien como un proceso. El
hombre debe atravesar una maraña de máscaras de defensa antes de descubrir al extraño
que ha vivido tras ellas, al extraño: “él mismo”. Un hombre que sigue este proceso es
una persona que desarrolla confianza en su propio organismo, que hace valoraciones a
partir de sí mismo, que ve su vida como un cambio constante que fluye, en el que
descubre permanentemente nuevos aspectos de su ver en la corriente de su experiencia.
Desde la visión del PHQ, cuando una individuo logra integrarse y dirigir sus
pensamientos, emociones y acciones desde su Ser y no desde sus condicionamientos
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aprendidos, comienza por primera vez a ser él mismo, en un sentido real y no filosófico.
Empieza a ver la vida desde la pureza y la ingenuidad; aparecen sensaciones de
apreciación por todo cuanto existe y por cada persona, pues comprende el origen de su
sufrimiento; se siente digno de amor y ama sin esperar nada a cambio; recupera el
juego, la espontaneidad y la alegría incondicional que tenía de niño y perdió al
transformarse en adulto; comprende en un nivel profundo que el dolor y la miseria del
mundo son sólo consecuencia de los comportamientos, creencias y emociones
aprendidas; sus sentidos se agudizan, su percepción se amplía y su corazón se abre.
Siente una profunda compasión por sus padres, vivos o muertos, y deja de reaccionar
mecánicamente cuando lo agreden o rechazan, ellos o terceros, pudiendo ejercer su
libertad plena. Comienza a vivir con dignidad y a disfrutar de todo aquello que antes no
percibía. Puede dar la sensación de que se transforma de nuevo en niño, pero con una
madurez, una conciencia y una responsabilidad sobre sus acciones y sobre sus estados
anímicos desconocida hasta entonces. Recupera, básicamente, el poder interior, el
potencial oculto y la autonomía para dejar de estar a merced de las circunstancias y de
las personas.
Maslow (1954) describe a los individuos que presentan características similares a las
mencionadas como “autorrealizadas”, espontáneas en su conducta y en su vida interior,
pensamientos e impulsos. Explica que la conducta de estas personas está marcada por la
sencillez y la naturalidad. Esto no significa una conducta no convencional permanente.
Su falta de convencionalismos no es superficial, sino esencial o interna. Son sus
pensamientos y su conciencia los que se muestran no convencionales, espontáneos y
naturales de una manera poco habitual. Reconociendo en apariencia que las personas del
mundo en que viven no podrían entender o aceptar esto, y puesto que no tienen ningún
deseo de herirles o de pelearse con ellos por cada nimiedad, pasarán por todas las
ceremonias y rituales convencionales, restándoles importancia, con buen humor y con la
mayor gracia posible.
Su facilidad de penetrar la realidad, su capacidad de aceptación y su espontaneidad
implican que tienen más conciencia de sus propios impulsos, deseos, opiniones y
reacciones subjetivas, en general. La vida motivacional de la gente autorrealizada es
diferente de las personas corrientes, no sólo desde el punto de vista cuantitativo, sino
también cualitativo. No dependen del mundo real para sus satisfacciones principales, ni
de otras personas, ni de la cultura, medios y fines, en general, ni de satisfacciones
32
discrepancias de la imagen ideal, sin sentir verdadera preocupación. Así como los niños
miran al mundo con ojos grandes e inocentes, ni críticos ni exigentes, simplemente
percibiendo y observando lo que sea, sin discutirlo o exigir que sea de otro modo, así
tienden estas personas a ver la naturaleza humana en sí mismos y en los demás. Esto se
puede decir, de otra manera, que ven la realidad con más nitidez; ven la naturaleza
humana como es y no como ellos preferirían que fuera. Sus ojos ven lo que está ante
ellos sin ser dislocados por gafas de otro cristal que distorsionen, desfiguren o cambien
el color de la realidad.
El primer nivel de aceptación y el más evidente es el así llamado nivel animal. Las
personas autorrealizadas tienden s ser mejores animales, más naturales en sus apetitos y
se divierten sin lamentarse, avergonzarse, ni disculparse. Disfrutan la vida sexual sin
inhibiciones innecesarias y así con todos los impulsos relativamente fisioloógicos. Son
capaces de aceptarse a sí mismos, no sólo en esos niveles inferiores, sino también en
todos los niveles, por ejemplo, en el amor, la seguridad, la pertenencia, el respeto propio
y el honor. Todos ellos se aceptan sin cuestionar si merecen la pena, simplemente
porque se inclinan a aceptar la obra de la naturaleza en vez de discutir con ella por no
haber creado las cosas según un modelo diferente. Esto se nota en una relativa falta de
enfado y aversión, que se aprecia en la persona media y especialmente en los neuróticos.
Estrechamente relacionado con la aceptación propia y ajena aparece:
- su falta de autodefensa
- su aversión por tales artificialidades en los demás
Las personas autorrealizadas tienen la maravillosa capacidad de apreciar una y otra vez,
con frescura e ingenuidad, los bienes fundamentales de la vida, con emoción, placer,
asombro e incluso éxtasis. Así para tal persona, cualquier puesta del sol puede ser tan
hermosa como la primera, cualquier flor puede tener un encanto arrebatador, aún
después de haber contemplado un millón de flores.
Tienen un profundo sentido de identificación, simpatía y cariño por los seres humanos
en general. Sienten la afinidad y la vinculación como si todas las personas fueran
miembros de una sola familia. Perdonan los errores de otros con mucha más facilidad y
poseen un deseo auténtico de ayudar a la raza humana. Mantienen relaciones
interpersonales más hondas y profundas que los demás adultos. Tienen una capacidad de
fusión, mayor amor, identificación más perfecta, más capacidad de eliminar las
fronteras del ego de lo que otras personas considerarían posible. Tienden a ser amables,
o por lo menos pacientes, con casi todo el mundo. Aman en un sentido muy real, aunque
especial, y sienten simpatía por toda la humanidad.
Parece probable que se deba elaborar una psicología muy diferente de la motivación
para las personas autorrealizadas o “sanas”, como la metamotivación o motivación por
crecimiento, y no por deficiencia. Tal vez, el concepto corriente de motivación se
debería aplicar sólo a los no autorrealizados. Estas personas sanas no luchan en el
sentido normal, sino que más bien se desarrollan. Intentan crecer hacia la perfección y
desarrollarse cada vez más plenamente, con su estilo propio. La motivación de las
personas corrientes es una lucha por la gratificación de las necesidades básicas de que
carecen. Las personas sanas, aunque no carecen de dichas gratificaciones, tienen
impulsos. Trabajan, prueban y son ambiciosos, incluso en un sentido poco habitual. Para
ellos la motivación es simplemente crecimiento del carácter, expresión del carácter,
madurez y desarrollo. En una palabra: autorrealización.
Por último, es necesario aclarar que estas personas están lejos de ser perfectas. Todos
ellos muestran fallos. Pueden ser aburridos, testarudos, e irritantes. De ningún modo
están libres de vanidad superficial, de orgullo, de parcialidad para sus propias
realizaciones, para su familia, amigos e hijos. Pueden tener explosiones de carácter de
vez en cuando.
35
Como se explicó, y para simplificar lo expuesto hasta aquí, se puede afirmar que el
objetivo final del método Hoffman es la integración de los cuatro aspectos, y la
consecuencia natural de esta integración consiste en recuperar la vivencia del amor
incondicional, oculto tras la programación negativa. Amor incondicional significa no
poner ningún tipo de condiciones para amarse a uno mismo o para amar a los demás. No
requiere ser de determinada manera o hacer determinadas cosas; es una entrega total,
desinteresada, y el acto natural más puro y elevado de la naturaleza humana; la causa
más noble.
Lamentablemente, muy difícilmente se la encuentra activa y operando en un ser
humano, debido por supuesto, una vez más, a que los padres no la ejercen ni la
ejercieron con ellos mismos ni con sus hijos cuando éstos eran pequeños. Siempre les
han puesto condiciones para recibir su amor, ya sea porque el niño debía portarse bien,
hacer lo que ellos esperaban o deseaban que hiciera, llenar sus expectativas, parecerse a
ellos, ir a la escuela, sacarse buenas notas, o simplemente porque tenía que ser “buen
niño”, sino corría el riesgo de perderlo.
Según este autor, todos los intentos de amar están condenados al fracaso, a menos que el
individuo procure, del modo más activo, desarrollar su personalidad total, en forma de
36
Fromm (1995), explica que el amor es un poder activo en el hombre; un poder que
atraviesa las barreras que lo separan de sus semejantes y lo une a los demás; el amor lo
capacita para superar su sentimiento de aislamiento y separatividad, y no obstante le
permite ser él mismo, mantener su integridad.
La envidia, los celos, la ambición, todo tipo de avidez, son pasiones; el amor es una
acción, la práctica de un poder humano, que sólo puede realizarse en la libertad y jamás
como resultado de una compulsión. En el sentido más general, puede describirse el
carácter activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir. El
malentendido más común es creer que dar significa renunciar a algo, privarse de algo,
sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa
receptiva, experimenta de esa manera el acto de dar. El carácter mercantil está dispuesto
a dar, pero sólo a cambio de recibir; para él dar sin recibir significa una estafa. La gente
cuya orientación principal no es productiva, vive el dar como un empobrecimiento, por
lo que se niega generalmente a hacerlo. Para el carácter productivo, dar posee un
significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de potencia. En el acto
mismo de dar, se experimenta fuerza, riqueza, poder. Y estas experiencias de vitalidad y
potencia llenan de dicha el alma. Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea
una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de la vitalidad misma.
Cuando una persona da de esta manera, no da con el fin de recibir; dar es de por sí una
dicha exquisita.
Conforme a Fromm (1995), la madre ama al recién nacido porque es su hijo, no porque
el niño satisfaga alguna condición específica ni porque llene sus aspiraciones
particulares (naturalmente, esto es un “tipo ideal” y no significa que todos los padres
37
amen de esa forma). El amor incondicional corresponde a uno de los anhelos más
profundos, no sólo del niño, sino de todo ser humano. Que nos amen por los propios
méritos, porque uno se lo merece, siempre crea dudas; “[…] quizá no complací a la
persona que quiero que me ame, quizás eso, quizás aquello, siempre existe el temor de
que el amor desaparezca”. Además el amor “merecido” siempre deja un amargo
sentimiento de no ser amado por uno mismo, de que sólo se nos ama cuando somos
complacientes, de que, en último análisis no se nos ama, sino que se nos usa. Se nos
ama porque se espera algo a cambio; que seamos alguien, que hagamos tal cosa o tal
otra, o que no hagamos eso que molesta, que seamos buenos, etc. Su principio es “te
amo porque llenas mis aspiraciones, porque cumples con tu deber, porque eres como yo
quiero”. El aspecto negativo consiste en el hecho mismo de que el amor tiene que
ganarse, de que puede perderse si uno no hace lo que de uno se espera.
Si una persona ama sólo a otra y es indiferente con el resto de sus semejantes, su amor
no es amor, sino una relación simbiótica, o un egotismo ampliado. En realidad, llegan a
creer que el hecho de que no amen sino a una determinada persona prueba la intensidad
de su amor. Esto constituye una falacia. Como no comprenden que el amor es un poder
interno, creen que lo único necesario es encontrar un objeto adecuado y que después
todo viene solo. En el amor incondicional, en cambio, si se ama realmente a una
persona, se ama a todas las personas, se ama al mundo, se ama la vida. Si alguien puede
decirle a otra persona “te amo”, debe poder decir: “amo a todos en ti, a través de ti amo
al mundo, en ti me amo también a mí mismo”.
La integración de todos los aspectos del ser humano es el resultado final del trabajo
realizado en la semana. El método difiere de una terapia convencional, entre otros
aspectos, por tener como premisa básica para comprender el sufrimiento humano y
posibilitar una verdadera transformación, la existencia y el reconocimiento vivencial (no
intelectual) de una fuerza interna, sabia y amorosa, oculta detrás de la personalidad, de
las apariencias, de los comportamientos negativos y de las emociones programadas.
Como se explicó, a esta fuerza o energía primordial se la llama Ser espiritual o esencia,
y es, en pocas palabras, el yo real en el sentido más profundo. La diferencia con otros
38
Esta visión integrada del ser humano recibe el nombre de “holística”. La palabra
holística deriva del vocablo “holos”, que significa “completo, entero”. Desde esta
visión, todos los aspectos de la persona están interconectados entre sí, y las
enfermedades físicas y traumatismos son consecuencia de desequilibrios existentes
primero en otros niveles o planos más sutiles.
Según López Blanco (1995) la holística es una filosofía, una manera de mirar al ser
humano según una determinada escala de valores que consiste en entenderlo como una
unidad de cuerpo, mente, energía, espíritu, vínculos, medio ambiente, cultura e historia
personal. La mirada holística de la salud intenta promover en las personas el reequilibrio
de las dimensiones emocionales, sociales, físicas y espirituales.
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En cada ser humano, todos sus aspectos tienden hacia la unidad, a la integración de sus
partes en un todo armónico. Hay una sincronización armónica entre todos los planos del
individuo.
El profesional que aplica este método posee una mirada integral del cuerpo, la mente, el
espíritu, el medio ambiente y el entorno social. Esta forma de tratamiento se propone
acompañar a la persona en un camino de autointegración y coherencia que le permita el
despliegue de sus aptitudes, la puesta en acto de sus potenciales, la posibilidad de
hacerse dueño y responsable de su destino y de alcanzar satisfacción y bienestar en su
vida.
Según López Blanco (1995), esta teoría de la condición humana le reconoce al hombre
las siguientes cualidades o características:
Los desequilibrios que afectan al hombre estarían relacionados con obstáculos para
ejercer plenamente estas cualidades esenciales.
Para Wilber (1986) la Psicología Holística es una corriente psicológica científica que
estudia la mente y la conducta humana, así como sus procesos afectivos en la relación
socio-cultural, etológica y ambiental del individuo mediante un método analítico-
sintético y holístico. Es un sistema abierto donde cualquier nueva técnica e
investigación tienen lugar, pues acepta la existencia de procesos mentales múltiples,
conscientes y subconscientes. Las motivaciones son las causas de la vida y la Psicología
de las motivaciones son la piedra fundamental de la Psicología Holística. Esta busca
fortalecer el Yo, armonizando y equlibrando la mente, cuerpo y espíritu del individuo y
a éste con la sociedad y el medioambiente que lo rodea. La integración y adaptación es
un fin en sí mismo.
Esta corriente psicológica surge en los años 60´ como una alternativa de unificar e
integrar los conocimientos de las psicologías tradicionales de occidente con la sabiduría
de los grandes maestros de oriente. No excluye a las corrientes psicológicas conocidas
como el conductismo, el psicoanálisis y la psicología humanista. Estos modelos
42
Este enfoque terapéutico apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de
bienestar y salud psicológica, dando importancia a las modificaciones de los estados de
conciencia, más allá de los límites del ego y la personalidad. Conecta lo psicológico con
lo espiritual, en la búsqueda de la autorealización y la autotrascendencia.
Se pudo observar cómo desde muy temprana edad se asumen características de los
padres independientemente de la voluntad o elección del niño, ya que la internalización
de estas conductas y emociones negativas se produce desde los comienzos de vida,
cuando el intelecto aún no se ha desarrollado. La identificación inconsciente de tales
patrones es inevitable, ya que el niño es un perfecto imitador, tanto de lo positivo como
de lo negativo. El problema surge cuando comienza a identificarse con ellos y a creer
que forman parte de su verdadera naturaleza. Esto sucede desde muy pequeño, y a
medida que pasa el tiempo y crece, se convence (porque lo convencen) más de que hay
algo negativo en él o de que está fallado. Se analizó este punto desde la psicología
evolutiva, con autores como Bowlby y Cavallier, que explicaron en detalle el proceso de
internalización que tiene lugar en el niño en relación con sus padres y sus posteriores
consecuencias psicológicas, haciendo hincapié en la carencia afectiva, el rechazo y el
abandono emocional. A su vez, se describieron y explicaron los diferentes tipos de
apego observados en la interacción del niño con sus progenitores que conducen a
comportamientos inadecuados con otros pares y figuras de autoridad y que persisten en
la adultez como patrones de conducta recurrentes.
La teoría psicoanalítica se usó ilustrativamente para corroborar la base teórica del PHQ,
referente al origen de la programación negativa, mostrando como las conductas
disfuncionales en la adultez tienen lugar gracias a huellas mnémicas o situaciones
traumáticas de la niñez, y que sólo esas impresiones y sucesos comandan la posterior
contracción de la enfermedad. De no haber existido tales situaciones, la reacción frente
a traumas posteriores habría sucedido por caminos normales. Por eso todo el trabajo del
Proceso apunta a facilitar el acceso a la raíz de los conflictos emocionales y
psicológicos actuales.
Con respecto a la terapia guestáltica, se pudo observar cómo intervienen sus conceptos
fundamentales en el trabajo de autoconocimiento y autotransformación realizado en la
semana, tomando como principios claves el estar conciente del propio yo, la
incapacidad de la persona para resolver las situaciones de su vida, y el cambio en su
funcionamiento interno, tomando como herramientas para lograr tales fines los
movimientos, gestos, forma de hablar, sentimientos, expresiones y la interacción con la
44
realidad. De esta manera se logra suficiente integración para llevar a cabo los procesos
de desarrollo por uno mismo y se accede a los recursos del propio yo, que permiten
nuevas soluciones para enfrentarse a las demandas de sus necesidades y del ambiente.
La visión positiva de la naturaleza humana, base del trabajo realizado en el PHQ, fue
analizada desde la Psicología Humanística, con Rogers como autor principal. El mismo
explicó que toda elección realizada por los seres humanos es expresión de la búsqueda
de autorrealización y de desarrollo total, y que esta aspiración a la completitud personal
es una característica de la existencia humana. Coincidió en que una persona que se
embarca en el proceso de autorrealización desarrolla confianza en su propio organismo,
hace valoraciones a partir de sí mismo, y ve su vida como un cambio constante que
fluye, descubriendo permanentemente nuevos aspectos de su ver en el transcurso de su
experiencia. Por su parte, Maslow explicó el concepto de “autorrealización” y sus
alcances en la práctica cotidiana, señalando las principales características de las
personas que poseen dicho estado evolutivo en sus respuestas emocionales, su forma de
reaccionar frente a las situaciones y su modo de interactuar con los demás. Esta
descripción permitió ejemplificar con bastante similitud los resultados obtenidos luego
de la intervención del Proceso y del uso posterior de sus técnicas, arrojando a la luz las
45
enormes ventajas que trae el trabajo interno sobre las emociones negativas, las creencias
falsas, las reacciones inadecuadas y las modalidades compulsivas aprendidas.
6. INVESTIGACIÓN
Esta investigación tiene como propósito brindar un soporte empírico a la información
brindada y corroborar el alcance del Método Hoffman de la Quadrinidad. Fue realizada
por dos psicólogos reconocidos de la Universidad de California y evaluó los cambios
positivos mediante diferentes variables en personas que realizaron el PHQ, realizando
un seguimiento durante el transcurso de un año para determinar los efectos a corto y
largo plazo después de atravesar por la experiencia.
Levenson y Yancura (2006) explican que en el presente estudio se buscó evaluar los
efectos de este curso de educación emocional sobre los síntomas de salud mental, salud
y funcionamiento físicos, e índices de bienestar más allá de la reducción de síntomas. La
hipótesis era que la depresión y otros síntomas de salud mental disminuirían y que los
indicadores de salud mental positiva aumentarían al comparar a un grupo de
participantes del PHQ con un grupo de control. También se esperaba que la salud y el
bienestar calificados por los propios participantes aumentarían en el grupo del PHQ.
Además, se exploró si estos cambios eran mediados por aumentos en el perdón y en la
espiritualidad.
La espiritualidad, que puede ser definida como religiosidad sin el contexto de la religión
formal, ha sido reconocida recientemente como una fuente de bienestar emocional. Se
ha documentado bastante bien una relación entre la participación religiosa y la salud
mental y física. Sin embargo, se ha estudiado menos la relación entre las experiencias
espirituales y los resultados emocionales positivos, aunque algunos profesionales han
sugerido que la experiencia espiritual está asociada a la felicidad. Hasta donde se sabe,
nadie ha examinado cómo se pueden producir los cambios en la espiritualidad, y si estos
cambios pueden causar una reducción de síntomas y emocionalidad positiva.
47
7. CASUISTICA
A fin de aportar datos específicos que clarifiquen los efectos producidos por la
intervención del método, se realizaron dos entrevistas personales a participantes del
PHQ, una semana antes de atravesar por la experiencia y seis meses después. Fueron
evaluadas las distintas áreas de interacción y los cambios registrados en los niveles
psíquico, emocional, perceptivo, físico y espiritual.
7.1. Entrevista 1.
Lucas, 23 años, Capital Federal.
L: Y....se abrió mucho más lo emocional, pude abrirme y decir lo que sentía, lo cual fue
muy liberador, sobre todo con la familia, porque siempre hay cosas ocultas. Con los
amigos también pero en menor medida, porque uno ya tiende a ser más uno mismo.
Pero también mejoró en todos los aspectos. Con la pareja pude permitirme, a diferencia
de otras veces, conocer a la persona desde una total posición de apertura sin adjudicarle
cosas y sin entrar en transferencia con ella. Pude mostrarme tal cual soy y aceptar a la
otra persona tal cual es, sin un montón de interrupciones que habían estado en mis
parejas anteriores.
A: Básicamente entonces pudiste conectarte emocionalmente con los demás....y eso te
permitió mejorar tus relaciones.
L: Sí, y conmigo mismo. Dejé de depender de lo que me daban o no para sentirme bien.
A: Entiendo. ¿Cómo cambió tu proyecto de vida después de Hoffman?
L: Y...cambió en un aspecto de decisión. Antes era mucho más inseguro, y eso me
jugaba en contra a la hora de tener que aceptar un trabajo o una oportunidad, y así
dejaba pasar muchas cosas por no sentirme capaz. Ahora tengo más confianza en mí y
más seguridad.
A: ¿Y los cambios que lograste con el Proceso, sentís que se mantuvieron o
aumentaron?
L: Y, es por épocas. A veces uno está mal y ve negativo todo. Pero a nivel general se
amplio, mejoró. Sobre la base de lo que obtuve agregué más cosas y logré una
ampliación de la conciencia. Pero sí necesitaba que esté esa base. Si no está la confianza
en uno mismo y en sus potenciales no se pueden agregar otras cosas, información
nueva.
A: ¿Cómo era tu visión y tu actitud frente a la vida y cómo es ahora?
L: Era una visión bastante temerosa y desesperanzada. Pensaba que me iba a ir mal
siempre, o no lo pensaba pero tenía miedo de que me pudiera ir mal, incluso cuando me
estaba yendo bien, con lo cual no podía ni siquiera reconocer las cosas buenas de mi
vida, que cualquier otra persona veía. Ahora es más fácil porque me siento mucho más
conforme y satisfecho, ya que no necesito que se dé nada en especial para estar bien en
este momento. No significa que no tenga ambiciones, quiero obtener cosas y tengo
metas, pero eso no quiere decir que voy a estar bien sólo cuando lleguen
A: Para terminar... ¿Cómo cambió tu visión de las personas y del sufrimiento humano?
L: Cambió mucho. Yo antes creía que las personas como eran ya estaban dadas y que
esa era la verdad. Ahora entiendo por qué las personas son como son, con las cosas
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buenas y malas, sé como no tomarme demasiado personal las cosas malas incluso
cuando me afectan, porque conozco la naturaleza de sus males.
7.2. Entrevista 2.
Juan, 29 años, Capital Federal.
quiero crecer en la empresa. Antes iba cuatro horas nada más, y después iba a cama
solar y a bailar. Quería irme a Ibiza para tomar pastillas de éxtasis y estar con muchas
mujeres, iba al gimnasio y lo que más me importaba era mi imagen y pasarla bien. Las
drogas me servían para eso. Decidí empezar una carrera que se llama couseling, porque
al hacer Hoffman se despertó la conciencia de que lo que yo quiero es darle a los demás
lo que yo descubrí; autoconocimiento, autoestima, y amor. Descubrí que lo que más
quiero en la vida es que todo el mundo descubra esto y lo sienta.
A: ¿Y con el tema de las drogas?
J: Y....no tengo necesidad de tomarlas porque me siento bien. Antes tomaba drogas para
sentirme bien y deshinibirme, y ahora estoy bien conmigo mismo, no tengo tanta
timidez, puedo estar con gente, me siento cómodo, tengo contacto emocional conmigo y
si no me siento bien se por qué. El Proceso me dió una sensación de amor y bienestar
que hace que no necesite de nada para estar bien.
A: ¿Y los cambios sentís que se sostuvieron o aumentaron?
J: Primero fue un cambio radical de 180 grados, hasta el punto que cuando volví del
Proceso yo estaba de novio y al principio nos costaba encontrarnos porque yo era otro,
era más yo mismo. Los cambios fueron para siempre y cada vez se van profundizando
más.
A: ¿Y tu visión de la vida?
J: Y....antes yo tenía un esquema mental en el cual yo era superior, era el más feliz y la
gente era inferior y no sabía nada. Después del Proceso tomé conciencia de que todos
somos uno, una misma energía, no hay superiores e inferiores, que lo único que quiere
el ser humano es amor y todo lo que hace es para eso, y que cuando tenemos amor
tenemos todo.
A: ¿Y con vos mismo que cambió?
J: Y...yo sentí que desperté de un largo sueño. Fue como un renacimiento. Empecé a ser
quien yo siempre había sido pero no sabía que era, no era consciente. O sea que antes de
hacer Hoffman era como una especie de robot que repetía patrones de mi papá y mi
mamá y después empecé a ser yo mismo y profundizar cada vez más en mí. Cada vez
puedo ser más yo mismo, estar en mi centro, y no ser estos patrones inculcados e
introyectados por mis padres.
52
7.3. Análisis
La búsqueda del sentido o de lo trascendente fue lo que impulsó a Juan a tomar el curso.
Según Lopez Blanco (1995) esta búsqueda pertenece al aspecto espiritual en el enfoque
holístico, que es la sede de los sentimientos y pensamientos elevados que conectan al
individuo con su propia esencia y el sentido último de su vida.
Como señaló Goldberg (1995) “mantener bajo control las emociones perturbadoras es la
clave para el bienestar emocional. El objetivo es el equilibrio, no la supresión
emocional”. Este principio se observa en el entrevistado cuando hace referencia a haber
negado durante años sus emociones negativas, disfrazadas con actitudes de
superioridad, desprecio y rechazo. El equilibrio sobreviene cuando la persona se atreve
a lidiar con lo más negado, permitiendo que salga a la superficie bajo circunstancias
adecuadas, para luego desidentificarse y devolverlo a su origen, reconectándose así con
su naturaleza primordial.
Recuperar su amor incondicional fue un logro clave que lo llevó a conocer su misión en
la vida; el de ayudar a los demás a conocerse a sí mismos y a elevar su autoestima.
Afirma que ama a todos, que tiene amor incondicional en su interior hacia cualquiera,
sin importar nada. Este logro le permitió empezar una carrera afín con sus deseos más
profundos. Fromm (1995) señalaba que esta experiencia significa verdadera
comprensión de que el amor es un poder interno y activo en el hombre y de que, en el
54
carácter incondicional, al amar realmente a una persona (a sí mismo), se ama a todas las
personas, se ama al mundo y se ama la vida.
7.4. Conclusión
8. CONCLUSIONES GENERALES
El presente trabajo de integración final tuvo como objetivo principal ilustrar los aportes
de esta metodología intensiva para reducir los patrones de comportamiento negativos y
compulsivos que están presentes en todo ser humano. Para ello fue necesario explicar
las bases de su funcionamiento, integrándolo con diferentes enfoques y terapias, de los
cuales el Proceso Hoffman toma sus conceptos fundamentales y los lleva a la acción.
Pero el propósito original tenía un alcance más amplio: mostrar una alternativa diferente
en el ámbito educativo y en el de las ciencias de la salud mental capaz de desarmar de
raíz las causas del sufrimiento emocional en las personas en un tiempo sumamente
corto. Esta cualidad puede produir escepticismo acerca de su verdadero alcance, muchas
veces por creencias culturales que niegan ser posible un cambio profundo en siete días.
Igualmente, se consideró relevante este aporte, y más aún después de haber conocido
otras líneas teóricas que, aunque efectivas, requieren de mucho más tiempo para lograr
resultados profundos y sostenidos.
Los estudios y casos presentados se utilizaron para exponer con mayor precisión los
resultados del PHQ y permitieron mostrar las diferentes variables que interaccionan y se
modifican a raíz de su intervención. Se resaltaron también la importancia de las
variables relativas a la experiencia espiritual, al autoconocimiento y al perdón, que
normalmente no se evalúan y son ejes básicos para recuperar el bienestar psicológico y
el equilibrio emocional.
El uso del PHQ es generalizado. Se realiza 30 veces por año en cinco lugares en los
Estados Unidos, y en 14 países más. Más de 50.000 personas han completado este
Proceso desde 1967. Sin embargo, nunca antes había sido evaluado formalmente con
estudios de resultados y un grupo de control.
Otra característica fundamental que se tuvo en cuenta y formó parte importante de los
objetivos del proyecto fue el de dar a conocer una herramienta que, además de
promover el desarrollo emocional y espiritual, otorga recursos para realizarlo en forma
autónoma. Para ello se enseñan técnicas individuales que ayudan a sostener y
profundizar el cambio y motivan a continuar el trabajo interno sobre la programación
negativa, evolucionando tanto como se desee. El poseer este recurso es de gran ayuda en
situaciones de crisis y permite superar muchas dificultades; tomar una decisión acertada
en momentos de incertidumbre, superar bloqueos internos, y librarse de estados de
56
ánimo negativos sin necesidad de un terapeuta, así como también resolver rápidamente
problemas afectivos y enfrentamientos generados en la interacción con otros que
normalmente podrían tardar semanas o meses.
Los ejes básicos que se trataron a lo largo del presente TFI fueron: la educación
inconsciente de los padres y la transmisión de patrones de conducta generacionales, las
necesidades físicas y emocionales del niño, las consecuencias del abandono y del
rechazo emocional en la infancia, la visión integrada del ser humano compuesta por
cuatro partes; emoción, intelecto, espíritu y cuerpo; las pautas claves para desactivar los
mecanismos compulsivos adquiridos; la inteligencia emocional; el amor incondicional;
la autorrealización, la conciencia y la espiritualidad.
Desde una perspectiva terapéutica, se puede afirmar que el concepto más relevante para
comprender el origen de los trastornos y desequilibrios emocionales y generar la
conciencia que facilita el posterior trabajo de transformación y autoconocimiento, es el
de programación negativa. Cómo esta limita el desarrollo emocional y espiritual en el
hombre, generando somatizaciones y enfermedades físicas, dejándolo inconsciente
acerca de su verdadera naturaleza y manteniéndolo alejado de sus posibilidades y
capacidades reales.
57
Rara vez los padres transmiten a sus hijos que son seres puros y amorosos, que no
importa lo que hagan o cuantas veces se equivoquen porque no hay nada malo en ellos,
y que no deben sentirse culpables por sus equivocaciones, ya que sólo son aprendizajes
negativos transmitidos de generación en generación.
Si el común de los padres tuviera esta actitud de responsabilidad, conciencia, y
comprensión sobre sus propios errores, en vez de adjudicárselos a sus hijos llevándolos
a consultas con profesionales cuando en realidad sólo están transmitiendo lo que
aprendieron en sus hogares, éstos crecerían con confianza y una seguridad plena en sí
mismos, con más conciencia sobre la naturaleza de su personalidad y de la de los
demás, con responsabilidad, equilibrio, armonía interna, y libres de culpa y sentimientos
de autodestrucción o venganza en su adultez.
La gran mayoría de las personas vive identificada con su programación, creyendo que
sus defectos son verdaderamente propios o que las conductas y actitudes negativas de
otros son inherentes a ellos, concluyendo así que hay cosas que nunca podrán cambiar.
Esta creencia posiblemente sea la causa más importante y más antigua del sufrimiento
en el ser humano. Aunque en diferentes modalidades e intensidad, mantiene al hombre
alejado de sus recursos reales y de su verdadera identidad, que no puede ni está
condicionada por las experiencias vividas y que espera ser descubierta para
experimentar armonía, coherencia, paz, bienestar y sanación a nivel individual,
posibilitando así el cambio natural en todas las áreas de la vida.
58
9. BIBLIOGRAFIA