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Pero no un árbol maldito, Para que apague las sedes Hace siglos que la Madre
sin flores, frutos ni cantos; de mis descarnados labios; ha tendido su regazo:
sino el árbol de mi Cuenca, para que llene de lágrimas por recibirle a mi cuerpo
mi capulí tan morlaco, mis tristes ojos vaciados; y anonadarle en sus brazos.
millonario de armonías y, calándome esta frágil
que alegren el camposanto: vestidura de mi barro,
los trinos de los pilluelos lave del polvo mis huesos
y la risa de los pájaros… y los dejes inmaculados:
Cuando se vengan los niños que llueva sobre mi tierra
a jugar bajo mi árbol, copiosa lluvia de mi árbol
les dé miel de sus frutos —lágrimas de la alborada,
para endulzarles los labios, gotas del nocturno llanto
y, para endulzar su vida, que los ojos de las nubes
la rica miel de sus cantos. sobre sus frondas lloraron—.
Rima consonante: cuando coinciden todos Rima asonante: tan solo riman los sonidos
los sonidos a partir de la última sílaba vocálicos a partir de la última vocal tónica
tónica de dos o más versos, es decir, se de los versos. El énfasis se hace
repiten las vocales y las consonantes de la únicamente en la repetición de las vocales,
última palabra. las consonantes pueden variar.
3) En un diccionario, busca el significado de las palabras resaltadas en el poema. Une con líneas como
corresponda.
umbroso Tiempo de amanecer o rayar el día.
vacuo
Cuencano.