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Cuando se estudia el comportamiento termodinámico de sistemas naturales

complejos, una clasificación de los sistemas como aislados, cerrados y abiertos

(o el dominio de validez de las distintas regiones termodinámicas: en el equilibrio,

cerca del equilibrio, lineal lejos del equilibrio y no lineal lejos del equilibrio) pueden

ser « prudentemente» abordadas en términos relativos. Seguidamente considerare-

mos el caso de los Oxisoles.

Los Oxisoles se asocian generalmente a superficies geomorfológicas muy

antiguas y estables (o sedimentos derivados de ellas), que bajo climas tropicales

húmedos o ecuatoriales poseen una alteración capaz de extraer casi todos los

productos de meteorización solubles (VAN W AMBEKE el al., 1983). Estos suelos

son pues el resultado de la concentración de arcillas caoliníticas, cuarzo y

sesquióxidos de hierro y aluminio (YOUNG, 1976). En algunos casos, los procesos

de alteración sobre ciertas rocas, pueden terminar por eliminar toda la sílice,

dejando un residuo de sesquióxidos cristalinos y/o amorfos - Ferralitas o Alitas,

de la clasificación francesa (DUCHAUFOUR, 1977) -. La secuencia de alteración

en estos ambientes sería fersialización -+ ferruginización -+ ferralización

(DUCHAliFOUR, 1977). Se trata de una hidrólisis total en medio neutro o poco

ácido y exento de compuestos orgánicos, que produce la liberación de la

mayoría de los constituyentes de los minerales alterables. Paralelamente, en los

estadios finales, el suelo sufre un proceso de haploidización de sus horizontes y

pérdida de la estructura macromorfológica.

Por otro lado, VAN W AMBEKE el al. (1983) señalan que el horizonte óxico

es uno de los pocos cuyos materiales pueden retener las propiedades de diagnós-

tico, aún cuando estos hallan sido movilizados por la erosión y depositados

en otro lugar tras su transporte. Así pues, desde un enfoque termodinámico,

los Oxisoles muy alterados presentan los siguientes aspectos de interés:

1. El agotamiento de las reservas minerales alterables - o lo que es lo mismo,


de la energm libre - imposibilita, en gran medida, las reacciones químicas

necesarias para continuar los procesos edafogenéticos.

2. El proceso de haploidización - pérdida de las estructuras macromorfo-

lógicas - induce a una progresiva isotropía u homogeneización de los

pedones (aunque no necesariamente a escala de microagregados). Se trata pues de

un incremento de la entropía estructural del sistema.

3. La disminución de la diversidad mineralógica, según transcurre el

proceso de edafogénesis, tiene como resultado final la formación de unos pocos

minerales en balance metaestable con el ambiente (o lo que es lo mismo de baja

SISTEMOLOGIA y TERMODINÁMICA EN EDAFOGENESIS. I 377

energía libre). En otras palabras, también a nivel mineralógico, se genera un

incremento de entropía y un descenso de F.

4. Los mecanismos de erosión y transporte apenas afectan a los procesos

de edafogénesis y horizonación de los sedimentos en los nuevos lugares de

depósito, a pesar de los insumos de energía que representan. Desde un punto

de vista termodinámico, este hecho puede interpretarse como un acercamiento

paulatino al estado de equilibrio termodinámico y, en consecuencia, como la

progresiva pérdida de posibilidades para una futura evolución neguentrópica

(procesos de auto organización) que responda a cambios ambientales no porta-

dores de energía libre a los procesos edafogenéticos.

La constatación de un incremento progresivo de la entropía estructural

de los suelos, al sobrepasarse un determinado umbral en el estado de la alteración

de sus materiales constituyentes, puede realizarse utilizando el índice de

entropía derivado de la teoría de la información (SHANNON & WEAVER, 1949),

a nivel de especies mineralógicas, horizontes edáficos, etc. En otras palabras,

el tránsito: Fersialización --+ Ferrugínización --+ Ferralización, o el que a


menudo es equivalente: Alfisoles --+ Ultisoles --+ Oxisoles, conlleva un incremento

de la entropía del sistema. Por lo tanto, los suelos progresan hacia un estado de

equilibrio u otro estacionario tan próximo a aquel como sea posible. Esta

interpretación contrasta con la opinión de otros autores como SMECK

el al. (1983) cuando afirman que en la evolución de los suelos, se puede alcanzar

un estado estacionario pero no el de equilibrio. En nuestra opinión, la interpreta-

ción termodinámica de los procesos edafogenéticos no puede ser tan simple.

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