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LESIÓN MEDULAR

¿QUÉ ES LA LESIÓN MEDULAR?

La lesión medular es una alteración de la medula espinal que modifica la fuerza muscular, la sensi-
bilidad y genera un cambio en todos los sistemas del organismo. La causa de esta alteración puede
estar debida a diferentes enfermedades o traumatismos. Pero además interfiere a nivel económico,
social y psicológico.

LA MÉDULA ESPINAL

Los nervios son estructuras similares a un cordón compuestos de muchas


fibras nerviosas. La médula espinal tiene muchas fibras nerviosas que
transportan mensajes entre el cerebro y las diferentes partes del cuerpo.
Los mensajes pueden ser relacionados con el movimiento, las sensación o
tacto… El cuerpo también tiene un sistema nervioso autonómico que con-
trola las actividades involuntarias del cuerpo como la presión sanguínea, la
temperatura corporal y el sudor.
La médula espinal puede ser comparada a un cable telefónico. Conecta la
oficina principal (el cerebro), con otras oficinas particulares (las partes del
cuerpo) por medio de líneas telefónicas (las fibras nerviosas).
Debido a que la médula espinal es una parte vital de nuestro sistema ner-
vioso, está rodeado y protegido por huesos llamados vértebras que coloca-
das una arriba de la otra forman la columna vertebral.
Las vértebras estan organizadas en secciones y enumeradas de arriba
hacia abajo de acuerdo con su ubicación a lo largo de la espina dorsal:
-Vértebra cervical (1-7) situada en el cuello
-Vértebra dorsal (1-12) parte superior de la espalda (unida a la caja torácica)
-Vértebra lumbar (1-5) parte inferior de la espalda
-Vértebra sacra (1-5) área de la cadera
-Vértebra coccígea (1-4 fusionadas) en el cóccix
La médula espinal también está organizada en segmentos que están iden-
tificados y enumerados de arriba hacia abajo. Cada segmento marca el
punto donde los nervios raquídeos salen de la médula para conectarse con
regiones específicas del cuerpo. Las ubicaciones de los segmentos de la
médula espinal no corresponden exactamente con la ubicación de las vér-
tebras, pero son aproximadamente equivalentes.
-Nervios raquídeos cervicales (C1 a C8) controlan las señales que van a la
parte de atrás de la cabeza, al cuello y los hombros, a los brazos y las
manos, y al diafragma.
-Nervios raquídeos dorsales (T1 a T12) controlan las señales que van a los
músculos torácicos, a ciertos músculos de la espalda y a partes del abdo-
men.
-Nervios raquídeos lumbares (L1 a L5) controlan las señales que van a par-
tes inferiores del abdomen y la espalda, a las nalgas, a algunas partes de
los órganos genitales externos y a partes de las piernas.
-Nervios raquídeos sacros (S1 a S5) controlan las señales que van a los muslos y a partes inferiores
de las piernas, a los pies, a la mayoría de los órganos genitales externos y al área alrededor del
ano.
El único nervio coccígeo de la médula espinal transmite la información sensitiva proveniente de la
piel de la región inferior de la espalda.

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LESIÓN MEDULAR

LA MÉDULA ESPINAL DESPUÉS DE LA LESIÓN

Una lesión de la médula espinal puede ocurrir debido a un traumatismo, una enfermedad o infección.
En la mayoría de las lesiones de la médula espinal, los huesos de la espalda o vértebras pellizcan
la médula espinal y puede inflamarse, desgarrar el cordón espinal y/o sus fibras nerviosas.
Después de una lesión en la médula espinal, todos los nervios por arriba del nivel de la lesión con-
tinúan funcionando normalmente. Pero por debajo del nivel de la lesión, los nervios no pueden enviar
mensajes entre el cerebro y las diferentes partes del cuerpo. Cada lesión de la médula espinal es
diferente y esta descrita por su nivel y por su tipo.

TIPOS Y CLASIFICACIÓN DE LA LESIÓN MEDULAR

LESIÓN PARCIAL O TOTAL


El tipo de lesión de la médula espinal es clasificada por el médico como parcial o total. Y la cantidad
y el tipo de mensajes que pueden pasar entre el cerebro y las diferentes partes del cuerpo puede de-
pender de como algunos nervios han sido dañados y otros no.
Algunas personas con una lesión parcial pueden tener mucha sensación pero poco movimiento.
Otros pueden tener algo de movimiento y muy poca sensación. Las lesiones parciales espinales, va-
rían de una persona a otra debido a que diferentes fibras nerviosas son dañadas en el cordón espinal
de cada persona.

NIVEL DE LA LESIÓN (PARAPLEJÍA-TRETRAPLEJÍA)


El nivel es el punto más bajo, por debajo del cordón espinal, donde existe una disminución o ausencia
de sensación (nivel sensitivo) y movimiento (nivel motor).
Cuanto más alta sea la lesión o más cerca esté del cerebro, mayor es la pérdida de la función (sen-
sación y movimiento). Muy pocas partes y sistemas del cuerpo trabajan normalmente con una lesión
a un nivel alto.
Se dice que una persona tiene paraplejía cuando la lesión esta en el área dorsal, lumbar o sacra y
tetraplejía, cuando la lesión se localiza en el área cervical.

BREVE HISTORIA DEL TRATAMIENTO DE LA LESIÓN DE LA MÉDULA ESPINAL

Las referencias a las lesiones de la médula espinal y a su tratamiento se remontan a la antigüedad,


aunque eran pocas las posibilidades de recuperación de una lesión tan devastadora y en un principio
tan desconocida.
Ha medida que ha evolucionada la medicina y sus conocimientos en anatomía y fisiología ha mejo-
rado los posibles tratamientos y la supervivencia de los afectados.
El uso generalizado de antisépticos y a la esterilización de los procedimientos quirúrgicos a finales
del siglo diecinueve, disminuyo el riesgo de infección. Y el uso de las radiografías, a principios de la
década de 1920, les dio a los cirujanos un medio para localizar la lesión en forma precisa y también
para realizar diagnósticos y predicciones más acertadas sobre la evolución de las lesiones.
A mediados del siglo veinte, se estableció un método estándar para el tratamiento de las lesiones
de la médula espinal caracterizado por: la reposición de la columna, la sujeción en su lugar y la re-
habilitación de las discapacidades mediante el ejercicio.
Las unidades especializadas de Lesionados Medulares no comenzaron a funcionar hasta después
de la 2a Guerra Mundial y la instauración ha sido progresiva en los diversos países, unificándose los
métodos de cuidados, atendiendo al tipo de lesión y las complicaciones que de ella se derivaban.

EFECTOS SECUNDARIOS DE LA LESIÓN MEDULAR

Las personas que sobreviven una lesión de la médula espinal muy probablemente sufrirán compli-
caciones médicas como dolor crónico y disfunción de la vejiga o de los intestinos, así como una
mayor vulnerabilidad a sufrir problemas cardíacos y respiratorios. Una recuperación exitosa va a de-
pender de qué tan eficazmente se manejen estas afecciones crónicas en forma diaria.

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Respiración
Cualquier lesión de la médula espinal localizada en o por encima de los segmentos C3, C4 y C5
puede detener la respiración. Las personas con estas lesiones necesitan soporte respiratorio inme-
diato. Cuando estas lesiones se encuentran en el nivel C5 y por debajo del mismo, la función del dia-
fragma se conserva, pero la respiración tiende a ser rápida y superficial y las personas tienen
problemas para toser y eliminar las secreciones de los pulmones debido a la debilidad de los mús-
culos torácicos. Una vez mejorada la función pulmonar, un gran porcentaje de aquellas personas con
lesiones C4 pueden ser retiradas de la ventilación mecánica a las semanas siguientes de la lesión.

Neumonía
Las complicaciones respiratorias, principalmente a consecuencia de la neumonía, son la causa prin-
cipal de muerte entre las personas con lesión de la médula espinal. De hecho, la intubación aumenta
el riesgo de contraer neumonía asociada al respirador entre un 1 y un 3 por ciento por día de intu-
bación. Más del 25 por ciento de las muertes causadas por lesión de la médula espinal son el resul-
tado de la neumonía asociada al respirador.

Irregularidad de los latidos cardíacos y descenso de la presión arterial


Las lesiones de la médula espinal en la región cervical vienen a menudo acompañadas por inesta-
bilidad de la presión arterial y arritmias cardíacas. Las arritmias se presentan generalmente en las
primeras 2 semanas posteriores a la lesión y son más comunes y graves en las lesiones más serias.
El descenso de la presión arterial también se presenta debido a la pérdida de tono de los vasos san-
guíneos, los cuales se ensanchan y hacen que la sangre se concentre en las arterias pequeñas ale-
jadas del corazón.

Coágulos sanguíneos
Las personas con lesiones de la médula espinal tienen un riesgo 3 veces mayor que el normal de
contraer coágulos sanguíneos. El riesgo de sufrir coágulos es bajo durante las primeras 72 horas,
pero después se puede administrar un tratamiento anticoagulante como medida de prevención.

Espasmos
Muchos de nuestros movimientos reflejos están controlados por la médula espinal pero son regula-
dos por el cerebro. Cuando la médula espinal es lesionada, la información proveniente del cerebro
ya no puede regular la actividad refleja. Los reflejos pueden volverse exagerados con el tiempo, cau-
sando espasticidad .
En algunas personas, los espasmos pueden ser tanto una molestia como una ayuda debido a que
éstos pueden tonificar músculos que de otra forma se atrofiarían. Algunas personas pueden hasta
aprender a usar la tonicidad aumentada en sus piernas para ayudarse a mover en la cama, subirse
y bajarse de la silla de ruedas y ponerse de pie.

Disreflexia autónoma
La disreflexia autónoma es una acción refleja potencialmente mortal que afecta principalmente a
aquellos con lesiones en el cuello o en la parte superior de la espalda. Ocurre cuando hay irritación,
dolor o estímulos al sistema nervioso por debajo del nivel de la lesión. Las áreas irritadas tratan de
enviar señales al cerebro pero debido a que las señales no pueden pasar, se presenta una acción
refleja sin que sea regulada por el cerebro. A diferencia de los espasmos que afectan los músculos,
la disreflexia autónoma puede afectar los sistemas orgánicos y vasculares controlados por el sistema
nervioso simpático.
Cualquier cosa que cause dolor o irritación puede desencadenar disreflexia autónoma: necesidad ur-
gente de orinar o de defecar, úlceras de presión, cortaduras, quemaduras, magulladuras (golpes),
quemaduras de sol, presión de cualquier tipo en el cuerpo, uñas encarnadas o ropa apretada. Por
ejemplo, la necesidad de orinar puede elevar la presión arterial o causar aceleración de los latidos
cardíacos que, sino se controlan, pueden causar un accidente cerebrovascular, convulsiones o la
muerte.
Síntomas como rubor o sudoración, dolor de martilleo en la cabeza, ansiedad, incremento repentino
de la presión arterial, cambios en la visión o carne de gallina en los brazos y las piernas pueden se-

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ñalar el inicio de la disreflexia autónoma.


El tratamiento debe ser rápido. Cambiar de posición, vaciar la vejiga o los intestinos y retirar o aflojar
la ropa apretada son solo unas cuantas de las cosas que se deben tratar de hacer para aliviar lo que
esté causando la irritación.

Úlceras por presión (o úlceras de decúbito)


Las úlceras por presión son áreas del tejido de la piel que se han abierto debido a la continua presión
ejercida sobre la piel. Las personas con paraplejía y tetraplejía son vulnerables a sufrir úlceras de
presión debido a que no pueden moverse con facilidad por sí mismas.
Los lugares que soportan el peso cuando alguien está sentado o recostado son áreas vulnerables.
Cuando estás áreas están presionadas contra una superficie durante un período largo de tiempo, la
piel se comprime y se reduce el flujo sanguíneo a ese lugar. Cuando el suministro sanguíneo está
bloqueado por mucho tiempo, la piel empezará a abrirse.
Debido a que la lesión de la médula espinal reduce o elimina la sensación por debajo del nivel de la
lesión, las personas pueden no darse cuenta de los signos normales que indican que se debe cam-
biar de posición, y deben ser cambiados de posición periódicamente por la persona que está a cargo
de su cuidado. Una buena nutrición e higiene, asi como los cambios posturales también puede ayu-
dar a prevenir las úlceras por presión.

Quemaduras
Las quemaduras son una complicación causada por la falta de sensibilidad y que se producen con
suma frecuencia.
Las zonas situadas por debajo del nivel lesional no perciben la excesiva temperatura de un foco de
calor próximo de modo que, al menor descuido, con escaso tiempo de exposición, se pueden pro-
ducir quemaduras de 1o, 2o o 3er grado que afectan respectivamente la epidermis, la dermis y el te-
jido muscular.

Dolor
Las personas que están paralizadas tienen con frecuencia lo que se llama dolor neurógeno , causado
por los daños a los nervios de la médula espinal. En algunos casos, el dolor o una sensación intensa
de ardor o picazón es constante debido a hipersensibilidad en algunas partes del cuerpo.
Otros lesionados medulares son también propensos a sufrir de dolor muscoloesquelético (relativo a
los músculos y el esqueleto) normal, como dolor de hombro debido al uso excesivo de las articula-
ciones del hombro por mover la silla de ruedas y al uso de los brazos para pasar de un lugar a otro.
Los tratamientos para el dolor crónico incluyen medicamentos, fisioterapeutas, masajes, estimulación
eléctrica espinal o cerebral y cirugía.

Problemas intestinales y de la vejiga


La mayoría de las lesiones de la médula
espinal afectan las funciones de los in-
testinos y de la vejiga porque los nervios
que controlan los órganos quedan des-
conectados de la información prove-
niente del cerebro. Sin la coordinación
del cerebro, los músculos de la vejiga y
de la uretra no pueden trabajar juntos
eficazmente y la micción (evacuación de
la orina) se vuelve anormal.
La vejiga se puede vaciar repentina-
mente sin advertencia previa o tener un
almacenamiento excesivo sin que haya
liberación de orina. En ciertos casos, la
vejiga libera la orina pero esta queda re-
tenida en los riñones debido a que no
puede pasar por el esfínter uretral. La

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mayoría de las personas con lesiones de la médula espinal usan cateterismo intermitente, sonda per-
manente para vaciar la vejiga o colectores.
La función intestinal se ve afectada en forma similar. El músculo del esfínter anal puede mantenerse
tenso, por lo que la defecación ocurre como acción refleja cuando el intestino está lleno. O el músculo
puede estar relajado permanentemente, lo cuál se llama “intestino flácido” y da como resultado una
incapacidad para defecar. Esto requiere de intentos más frecuentes de vaciar los intestinos y ex-
tracción manual de las heces para prevenir la acumulación de heces endurecidas en el recto.

Función sexual y reproductiva


La lesión de la médula espinal tiene un mayor impacto en la función sexual y reproductiva de los hom-
bres que en la de las mujeres. La mayoría de las mujeres con lesión de la médula espinal siguen
siendo fértiles y pueden concebir y tener niños. Aún aquellas con lesión grave pueden retener la fun-
ción orgásmica, aunque muchas pierden alguna o toda la capacidad de alcanzar satisfacción.
Según el nivel de la lesión, los hombres pueden tener problemas con la erección y la eyaculación, y
la mayoría verá afectada su fertilidad debido a la disminución de la movilidad del esperma. Los tra-
tamientos para los hombres incluyen la estimulación eléctrica o vibratoria y el uso de medicamentos
como sildenafil (Viagra). Muchas parejas también necesitan tratamientos de fertilidad asistida para
permitir que los hombres con lesión de la médula espinal puedan convertirse en padres.

Una vez que alguien ha sobrevivido la lesión y ha empezado el proceso psicológico y fisiológico de
sobrellevar la naturaleza de su situación, la preocupación siguiente será cómo vivir con las discapa-
cidades.

ALGUNAS CIFRAS SOBRE LA LESIÓN MEDULAR

Incidencia
Reflejada por los números de casos por año y millón de habitantes y es variable en los países des-
arrollados con una oscilación entre 12 y 53 casos año / millón de habitantes.
Se estima el número de muertos entre 6 y 23 casos por millón de habitantes y por año.
El aumento geométrico de los accidentes de tráfico (causantes del 45-52 % de lesiones medulares)
ha triplicado sus casos en la década de los 80, alcanzando el máximo en 1990.

Etiologia y edad
Globalmente todos los estudios son coincidentes en atribuir a la causa traumática, un mayor porcen-
taje de lesiones medulares (70-80%) que a la causa médica (20-30%). Por esta razón la mayoría de
los trabajos de bibliografía se realizan con lesionados medulares traumáticos.
La lesión medular traumática es más frecuente en personas jóvenes. Más de la mitad de todas las
lesiones medulares se dan en edades comprendidas entre 15 y 35 años.
Las 3/4 partes de los lesionados medulares por accidentes de tráfico o debidas al deporte tienen
menos de 40 años.
La media de edad de las lesiones médicas es de 42 años (la causa tumoral y vascular es la más fre-
cuente a partir de 50 años). Por encima de los 70 años la causa de lesión más frecuente son las ca-
ídas casuales.

Sexo
El predominio es notable en hombres sobre las mujeres con una relación de 4/1 a excepción de los
mayores de 50 años en que la proporción se reduce a 2/1 fundamentalmente a expensas de las le-
siones no traumáticas.

Nivel de la lesión
El mayor número de lesiones se da a nivel dorsal (42,7%) seguido del nivel cervical (38,5%) y lum-
bosacro (17,8%).
Los niveles más frecuentes son C5-C6 (20,7%) y D12-L1 (18%), ambos corresponden a zonas de
máxima movilidad de la columna vertebral, siendo las más vulnerables.

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ASOCIACIÓN DE LESIONADOS MEDULARES Y GRANDES MINUSVALIDOS

Prevalencia
Es el número de lesionados medulares por millones de habitantes que en España encontramos cifras
variables que oscilan entre 270 y 380 por millón de habitantes. La diferencia, tal vez sea debida a
que la población de afectos de lesión medular, cada vez tiene una mayor supervivencia gracias a las
mejoras en recogida y atención en unidades especializadas, cada vez en mayor número.
En EEUU, The Nacional Spinal Cord Injury Statistical Center publica una prevalencia de 750 lesio-
nados por millón de habitantes.

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