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MODULO 3.

Fisiología

Módulo 3. Fisiología

Nivel 1. Introducción

Nivel 2. Desarrollo del Tema


• 1. La membrana plasmática
• 2. Sistema nervioso
• 3. Sangre. Sistema inmunitario
• 4. Fisiología del sistema circulatorio
• 5. Fisiología del sistema respiratorio
• 6. Fisiología del sistema excretor
• 7. Fisiología del sistema digestivo
• 8. Fisiología hepática
• 9. Fisiología del sistema endocrino
• 10. Fisiología del sistema reproductor femenino y masculino
• 11. Fisiología de la piel
Nivel 3. Para Saber Más
• Bibliografía
Nivel 4. Autoevaluación
• Preguntas

RESPONSABLE:
Dra. Carmen M. Vázquez Cueto
Catedrática de Universidad, área de Fisiología. Universidad de Sevilla. España.

COLABORADORES:
Dr. Enrique Bayón Darkistade.
Catedrático de Escuela Universitaria. Universidad de León. España.
Dra. Mª Luisa Calonge Castrillo.
Catedrática de Universidad, área de Fisiología. Universidad de Sevilla. España.
Dra. Olimpia Carreras Sánchez.
Catedrática de Universidad, área de Fisiología. Universidad de Sevilla. España.
Dr. Alfonso Mate Barrero.
Profesor Titular de Universidad, área de Fisiología . Universidad de Sevilla. España.
Dr. Pedro Núñez Abades.
Catedrático de Universidad, área de Fisiología. Universidad de Sevilla. España.

© Cítese como “Vázquez C. y cols.”Fisiología””; En Postgrado en Toxicología -18". M. Repetto (ed.). CD-ROM. Ilustre Colegio Oficial de Químicos. Sevilla,
2018. © ISBN : 13: 978-84-695-3142-6. Depósito Legal: SE-1047-08 1
MODULO 3. Fisiología

Nivel 1. Introducción

Con este módulo se pretende introducir al alumno, de este Master en Toxicología, en la Fisiología y de esta forma,
conseguir un mejor entendimiento de los efectos de los tóxicos sobre el organismo humano. La Fisiología es la ciencia
que estudia las funciones del cuerpo humano con las diferentes partes que lo constituyen. Pero las diferentes funciones
del ser vivo necesitan una actividad coordinada de diversos tejidos y órganos para su regulación. Por tanto, la fisiología
trata del estudio de estas funciones, de su regulación, correlación e integración en un organismo que funcione sin
alteraciones. La regulación de todas estas funciones estabiliza el medio interno del organismo, o lo que es lo mismo,
mantiene la constancia del medio interno u homeostasia. Todo ello nos lleva a indicar que la Fisiología estudia la
homeostasia, o bien, la serie de procesos fisiológicos que nos llevan a ella, así como la capacidad de adaptación del
organismo vivo a las diferentes situaciones ambientales.

El módulo de Fisiología se ha diseñado en distintos capítulos, donde se explican los diferentes órganos y sistemas que
integran el organismo. Cada capítulo comenzará con algunas nociones de anatomía y morfología, para posteriormente
abordar la Fisiología del sistema, lo que facilitará su entendimiento así como resaltará la relación existente entre la
anatomía y la función de un determinado sistema. Hemos dedicado al hígado un solo capítulo, por su importancia en el
metabolismo celular y su implicación en la toxicidad. El hígado recibe aquellos productos absorbidos en el tubo digestivo
y a su vez extrae de la sangre los productos tóxicos. Todo ello, hace de este órgano uno de los más importantes en el
estudio del daño histológico y funcional de los tóxicos.

Por otro lado, nos gustaría resaltar que aunque la exposición del módulo se distribuya en sistemas, debe quedar bien
claro que las diferentes funciones de los sistemas son en realidad aspectos parciales de la unidad del organismo, es decir,
ninguna función particular tiene sentido con independencia de las demás, y que todo ser vivo constituye una unidad
anatómica y funcional indisoluble.

DESARROLLO DEL TEMA

· Capítulo 1.- La membrana plasmática


· Capítulo 2.- Sistema nervioso
· Capítulo 3.- Sangre. Sistema inmunitario
· Capítulo 4.- Fisiología del sistema circulatorio
· Capítulo 5.- Fisiología del sistema respiratorio
· Capítulo 6.- Fisiología del sistema excretor
· Capítulo 7.- Fisiología del sistema digestivo
· Capítulo 8.- Fisiología hepática
· Capítulo 9.- Fisiología del sistema endocrino
· Capítulo 10.- Fisiología del sistema reproductor femenino y masculino
· Capítulo 11.- Fisiología de la piel

RESPONSABLE:
Dra. Carmen M. Vázquez Cueto
Catedrática de Universidad en el área de Fisiología. Universidad de Sevilla

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Desarrollo del Tema

Capitulo 1: LA MEMBRANA PLASMÁTICA.

Autores : Maria Luisa Calonge Castrillo y Pedro Núñez Abades


Indice:

1.1 Introducción.
1.2. Composición de la membrana.
1.3. Estructura de la membrana.
1.4. Mecanismos de transporte de solutos.
1.5. Clasificación de los mecanismos generales de transporte de pequeñas moléculas.
1.5.1. Difusión simple.
1.5.2. Difusión facilitada.
1.5.2.1. Características y tipos de canales ionicos.
1.5.2.2. Canales de agua o acuoporinas.
1.5.3. Transporte activo.
1.6. Transporte de macromoléculas.
1.7. Potencial de membrana en reposo.
1.8. Potencial de acción.
1.9. Propagación del potencial de acción.
1.10. Neurotransmisión.
1.11. Neurotransmisores.
1.12. Efectos de los neurotransmisores en la membrana postsináptica.

1.1 Introducción

La composición del líquido intracelular es muy diferente a la del líquido extracelular. En la Figura 1.1 puede observarse
que las concentraciones de K+ y fosfato son más altas en el líquido intracelular, mientras que las de Na+, Cl- y Ca2+ son
mayores en el líquido extracelular. Esta asimetría iónica es fundamental para el adecuado funcionamiento de las células.
La membrana plasmática crea y mantiene esta desigual distribución de los iones, gracias a que presenta una
permeabilidad selectiva. La selectividad se manifiesta también en el paso de otras moléculas, las células deben captar
nutrientes y eliminar productos de deshecho del metabolismo.

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Además, la membrana plasmática puede realizar otras funciones, así: presenta receptores que permiten a la célula
responder a cambios en el medio extracelular. Tiene actividad enzimática, pudiendo catalizar reacciones. Interviene en
reacciones antigénicas y en procesos de comunicación celular.

1.2. Composición de la membrana

La membrana está formada por lípidos (aproximadamente 48%), proteínas (aproximadamente 48%) y glúcidos
(aproximadamente 4%).

Los lípidos se clasifican en fosfolípidos, glucolípidos y colesterol. Se caracterizan por ser sustancias anfipáticas, con una
cabeza hidrofílica y una cola hidrofóbica.

Las proteínas pueden ser de dos tipos. Las proteínas intrínsecas o integrales se insertan en la bicapa, pudiendo
atravesarla completamente (proteínas transmembranarias). Las proteínas extrínsecas o periféricas no se insertan en la
bicapa, pudiendo estar sobre la cara intracelular o sobre la extracelular (Figura 1.2).

Los glúcidos están unidos covalentemente a los lípidos o a las proteínas de la membrana, como glucolípidos o como
glucoproteínas.

1.3. Estructura de la membrana

En 1972, Singer y Nicholson propusieron el modelo del mosaico fluido para explicar la estructura de la membrana
plasmática (figura 1.2). Según este modelo, los lípidos, al ser sustancias anfipáticas se disponen en forma de bicapa,
con las cabezas hidrofílicas orientadas hacia el agua y las colas hidrofóbicas próximas entre sí, formando un medio
interior hidrofóbico. Esta bicapa lipídica proporciona la estructura básica de la membrana y sirve como barrera. En ella
se disponen las proteínas que median la mayoría de las funciones de la membrana (figura 1.3). Algunas son enzimas,
otras son transportadores o canales que median el transporte selectivo de moléculas hidrosolubles, otras son receptores
de señales extracelulares,…

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Una de las características de la membrana plasmática es su fluidez. Muchas de las proteínas flotan casi libremente y
difunden por la bicapa, de aquí el nombre de mosaico fluido. Esta movilidad de las proteínas es fundamental desde un
punto de vista funcional.

Otra característica, es su asimetría. Tanto los lípidos como las proteínas están dispuestos asimétricamente, pero esta
disposición no es al azar, viene determinada ya desde la síntesis de las membranas y tiene una finalidad fisiológica. La
asimetría de la membrana se manifiesta principalmente en la disposición del glicocalix, una cubierta glucídica que aparece
hacia el exterior de la membrana (Figura 1.2), y que es importante en procesos de reconocimiento celular.

1.4. Mecanismos de transporte de solutos.

La bicapa lipídica funciona como una barrera que controla el paso de moléculas a su través. Al ser el interior de la bicapa
hidrofóbico permite solo el paso de las sustancias liposolubles o de moléculas pequeñas sin carga. En la figura 1.4 se
muestra la permeabilidad relativa de una bicapa lipídica artificial a diferentes tipos de moléculas. Si se dejan tiempo
suficiente cualquier molécula podría difundir, sin embargo, la velocidad de difusión variaría enormemente dependiendo
de su tamaño y de su solubilidad. Así:

Moléculas pequeñas no polares, tales como el O2 y el CO2, se disuelven en la bicapa y la atraviesan rápidamente.

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Moléculas polares sin carga, difunden rápidamente a través de la bicapa si son pequeñas, como el agua, el etanol o el
glicerol. Pero difunden lentamente si son grandes, como la glucosa, los aminoácidos o los nucleótidos.
Sin embargo, la bicapa es muy impermeable a los iones y a las moléculas cargadas independientemente de su tamaño.
Puesto que las células necesitan captar nutrientes y liberar sustancias de deshecho, además de mover iones, necesitan
proteínas de transporte especializadas.

1.5. Clasificación de los mecanismos generales de transporte de pequeñas moléculas.

En la Figura 1.5 se representan los principales mecanismos de transporte a través de la membrana plasmática.

Estos son:

1.5.1. Difusión simple

Como hemos visto en el apartado anterior, las sustancias liposolubles y las moléculas pequeñas sin carga atraviesan la
membrana plasmática por difusión simple.

La fuerza principal de la que depende la difusión es el gradiente de concentración, es decir la diferencia de concentración
entre el interior y el exterior de la célula (Figura 1.6).

La velocidad con que un soluto difunde a través de una membrana viene dada por la ley de Fick:

V = P A (C2-C1)

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siendo: P: el coeficiente de permeabilidad; A: el área de la membrana y (C 2-C1): el gradiente de concentración.


Como el flujo (J) es la velocidad por unidad de área:

J = P (C2-C1)

Es decir, el flujo es mayor cuanto más permeable sea la sustancia y aumenta al aumentar la diferencia de concentración
(Figura 1.7). Cuando el gradiente de concentración es igual a cero, el flujo neto es cero.

1.5.2. Difusión facilitada

Para muchas moléculas de importancia fisiológica para la célula, como la glucosa o los aminoácidos, se observa que la
relación entre la velocidad de transporte y la diferencia de concentración no es lineal (como ocurre en la difusión simple),
sino que sigue una curva de saturación (tipo Michaelis-Menten) (Figura 1.8). Además, la velocidad de transporte de estas
moléculas hidrosolubles es mayor de lo que cabría esperar si atravesaran la bicapa por difusión simple (según la ley de
Fick). El transporte es altamente selectivo, es decir, permite el paso de un tipo determinado de sustrato, por ejemplo:
las células permiten el paso de la D-glucosa pero no de su análogo estructural: la L-glucosa. Por último, presenta
inhibición competitiva entre moléculas de estructura parecida, por ejemplo: la velocidad de transporte de D-glucosa es
menor en presencia de D-galactosa. Estas características llevaron a pensar en la existencia de proteínas, denominadas
en general permeasas, que presentes en la membrana plasmática ayudaban al transporte de los solutos.

Podemos diferenciar dos tipos de permeasas: transportadores y canales (Figura 1.5).


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Los transportadores son proteínas transmembranarias que unen el soluto en un lado de la membrana y lo liberan en el
otro lado mediante un cambio en su conformación. Permiten el paso solamente a las moléculas que encajan
perfectamente en su estructura, por lo que su unión es tan específica como la unión enzima-sustrato.
Los canales son proteínas transmembranarias que forman poros hidrofílicos a través de los cuales los solutos pasan por
difusón facilitada.

Existen transportadores para moléculas sin carga como la glucosa, pero también existen transportadores para iones. Del
mismo modo, existen canales para moléculas no cargadas, como el agua, si bien la mayoría de los canales son canales
iónicos.

Igual que en la difusión simple, este tipo de transporte es pasivo, esto es, se realiza a favor de gradiente. Cuando las
moléculas no tienen carga, el transporte se produce a favor de gradiente de concentración. Pero el transporte de
moléculas cargadas, además de estar afectado por el gradiente de concentración del ión, también se ve afectado por el
gradiente eléctrico, ya que a través de la membrana existe una diferencia de potencial. Por lo tanto, los iones se moverán
a favor de gradiente electroquímico, anulándose el flujo neto cuando este gradiente sea igual a cero.

1.5.2.1. Características y tipos de canales iónicos

Los canales iónicos tienen dos propiedades importantes que los diferencian de simples poros acuosos:

1. Son selectivos: permiten el paso de determinados iones.

2. Casi todos están regulados: pueden cambiar su conformación pasando de un estado cerrado a un
estado abierto.

En base a su regulación hay distintos tipos:

1. Canales regulados por voltaje: se abren al cambiar la diferencia de potencial a través de la membrana
2. Canales regulados por ligando: se abren por la unión de determinadas sustancias
3. Canales regulados mecánicamente: la deformación mecánica abre el canal
Existe un tipo de canales, los llamados canales de fuga de K +, que permanecen permanentemente
abiertos, y que son muy importantes para el establecimiento del potencial de membrana en reposo, como
veremos más adelante.

1.5.2.2. Canales de agua o acuoporinas

Existen canales de agua o acuoporinas en la membrana plasmática que explican la alta velocidad con la que se mueve
el agua a través de un medio hidrofóbico. El agua se mueve a favor de su gradiente de concentración, o lo que es lo
mismo desde donde hay una menor concentración de soluto a donde hay más concentración de soluto (Figura 1.9).
Clásicamente se habla de ósmosis y de gradiente osmótico. Se define la presión osmótica de una solución como la presión
necesaria para evitar el flujo neto de agua a través de una membrana que separa dicha solución de otra que contiene
agua pura. Cuando una membrana separa dos soluciones con distinta presión osmótica, el agua se moverá desde la que
tiene menor presión osmótica a la que la tiene mayor.

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1.5.3. Transporte activo.

Pero las células no pueden depender solamente del transporte pasivo. El transporte activo, contra gradiente de
concentración, es esencial para mantener la asimetría iónica y para importar moléculas a la célula que estén a menor
concentración fuera que dentro de la célula.

Las células pueden mover moléculas activamente mediante dos mecanismos:

1. TRANSPORTE ACTIVO 1º: las bombas iónicas o ATPasas son transportadores que mueven iones en contra de
gradiente electroquímico, para lo cual necesitan energía, que obtienen directamente de la hidrólisis del ATP. Es decir,
son proteínas con actividad enzimática, denominadas ATPasas (Figura 1.10.).

En el hombre se han descrito varias: Na +-K+-ATPasa, Ca2+-ATPasa, H+-ATPasa y H+-K+-ATPasa.

2. TRANSPORTE ACTIVO 2º: Los transportadores acoplan el movimiento de moléculas en contra de gradiente al
transporte de sodio a favor de gradiente. Es decir, el gradiente electroquímico de sodio generado por la Na +-K+-
ATPasa, proporciona la energía necesaria para mover la otra sustancia contra gradiente. Por ello, a estos
transportadores se les llama transportadores acoplados y al proceso transporte activo 2º, pues depende del transporte
activo 1º.

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Si el transportador mueve ambos solutos en el mismo sentido a través de la membrana, se denomina cotransportador.
Si el transportador las mueve en sentidos contrarios, se denomina intercambiador.
En la Figura 1.11 se recogen algunos ejemplos de cotransportadores y de intercambiadores.

Existe otro mecanismo de transporte activo, conocido como transporte activo 3º. Las moléculas se mueven en contra
de su gradiente de concentración acopladas a la entrada de H +, que se produce a favor de su gradiente
electroquímico, mantenido por el intercambiador Na+/H+ (transporte activo 2º). Este tipo de transporte es utilizado
por di- y tripéptidos y por ciertos fármacos, entre los que se incluyen los antibióticos betalactámicos, los inhibidores
de la enzima convertidora de angiotensina y los inhibidores de la trombina.

1.6. Transporte de macromoléculas

Por último, el movimiento de moléculas de gran tamaño, como las proteínas, se realiza mediante procesos de endocitosis
y exocitosis que, respectivamente implican la transferencia de sustancias hacia el interior o hacia el exterior de la célula
mediante la formación de vesículas y la fusión de éstas con la membrana plasmática (ver Figura 1.12). Las células utilizan
dos mecanismos para importar macromoléculas: la fagocitosis y la endocitosis y uno para segregarlas: la exocitosis. La
fagocitosis es un proceso en el cual una célula mediante la emisión de pseudópodos, engloba una bacteria u otra partícula
dentro de una gran vesícula, conocida como fagosoma, el cual se desprende de la membrana hacia el interior y se fusiona
con un lisosoma formando un fagolisosoma, cuyas enzimas degradan el material fagocitado (Figura 1.12). Es un proceso
regulado y realizado por un tipo especial de leucocitos denominados fagocitos. La endocitosis es un proceso mediante el
cual las células captan macromoléculas mediante la invaginación de la membrana plasmática y, posterior formación de
vesículas de tamaño más pequeño. Hay dos tipos: la constitutiva o pinocitosis, que ocurre continuamente y la regulada,
que requiere la presencia de receptores específicos. La endocitosis mediada por receptor ocurre en regiones de la
membrana celular conocidas como depresiones recubiertas de clatrina, en las que se acumulan los receptores con las
sustancias que van a ser endocitadas, formándose posteriormente la vesícula endocítica (Figura 1.12). Las moléculas de
clatrina se separan y reciclan a la membrana, los receptores se separan de los ligandos, que quedan en el interior de un
endosoma, desde donde se dirigen a los lisosomas. Los receptores también se reciclan a la membrana. La endocitosis
mediada por receptor transporta una gran variedad de sustancias al interior de las células, como hormonas proteícas,
factores de crecimiento, anticuerpos y proteínas plasmáticas que sirven para transportar hierro o colesterol en el plasma,
entre otros. Existe otro tipo de endocitosis regulada que se produce en regiones de membrana recubiertas por otra
proteína conocida como caveolina que sirven para concentrar e internalizar moléculas, contribuyendo a la endocitosis.
La exocitosis es el mecanismo opuesto a la endocitosis (Figura 1.12). Puede ser también constitutiva o regulada. Las
vesículas se fusionan con la membrana y vierten su contenido al exterior. Sirve para liberar proteínas o macromoléculas
sintetizadas por la célula al medio extracelular o para la inserción de las mismas en la membrana plasmática. Implica a
dos familias de proteínas: Rab, que contribuyen al anclaje de las proteínas a la membrana y SNARE, que facilitan la

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fusión. La exocitosis regulada es desencadena por un aumento de la concentración de Ca2+ intracelular. La mayoría de
las células sufren un ciclo endocítico-exocítico continuo y equilibrado que les sirve para reciclar los componentes de la
membrana.

1.7. Potencial de membrana en reposo:

Como consecuencia del trabajo realizado por los transportes activos y pasivos a través de la membrana (antes
mencionados), las concentraciones de iones y otros solutos se mantienen en un estado estacionario entre el medio intra-
y extracelular, en el que que se establece un potencial eléctrico a través de la membrana denominado potencial de
membrana en reposo (diferencia de potencial entre el medio intra y extracelular). La ecuación que nos permite calcular
el valor de la diferencia de potencial de membrana (Ei-Ee) al cual cada ión está en equilibrio (es decir, al que su flujo
neto a través de la membrana es cero), se puede calcular con la ecuación de Nernst. Esta ecuación simplificada para
temperaturas fisiológicas de 37º C es la siguiente:

Ei-Ee= (61/Z) log10 (Ce/Ci)

siendo Z es la carga del ión.

El potencial de membrana en reposo está determinado por los iones que pueden atravesar la membrana y que no están
en su estado de equilibrio debido a la acción de los sistemas de transporte. Generalmente, los iones que contribuyen a
establecer el potencial de membrana en reposo son el K+, el Na+ y el Cl-. Dicho potencial de membrana puede calcularse
con la ecuación de Goldman:

Ei-Ee= 61 log10 (PK+ [K+] e+ PNa+ [Na+] e + PCl- [Cl-] i / PK+ [K+] i+ PNa+ [Na+] i+ PCl- [Cl-]e)

donde PK+, PNa+, PCl-, representan la permeabilidad de la membrana para el potasio, el sodio y el cloro, respectivamente.
En esta ecuación puede eliminarse el componente de un ion que no tenga permeabilidad, o puede añadirse la contribución
de otros iones con permeabilidades distintas de cero. Se deduce de la fórmula que aquel ion que presente una mayor

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permeabilidad en la membrana tendrá una mayor influencia en el valor final del potencial de membrana en reposo. En
la mayoría de las células este papel está representado por el K+, obteniéndose unos valores cercanos a los -60mV.

1.8. Potencial de acción:

Las células excitables pueden generar cambios en el potencial de membrana, conocidos como potenciales de acción.
Entre ellas podemos citar las neuronas (un tipo de células del sistema nervioso) que como estudiaremos en el capítulo
2, presentan una morfología muy peculiar en la que encontramos zonas de la membrana que pueden generar impulsos
eléctricos o potenciales de acción, definidos como cambios bruscos y transitorios del potencial de membrana y que se
caracterizan por presentar las siguientes fases (ver figura 1.13A):

a) Fase de despolarización gradual hasta alcanzar el voltaje umbral.


b) Fase de despolarización rápida en la que se llega a un cambio en la polaridad de la membrana.
c) Fase de repolarización.
d) Fase de posthiperpolarización en la que el potencial se hace más negativo que el potencial de reposo.
e) Vuelta a las condiciones de reposo.

Los mecanismos responsables de este patrón regular de cambios en el potencial de membrana son cambios en las
conductancias de la membrana para los iones Na+ y K+ (Figura 1.13B). En la fase de despolarización la permeabilidad al
sodio aumenta y sobrepasa a la del potasio. En la fase de repolarización ocurre lo contrario, la permeabilidad para el
potasio excede a la del sodio. En el pico del potencial de acción el potencial de membrana se acerca al valor del potencial
de equilibrio del sodio (que se puede calcular con la ecuación de Nernst) y en la fase de repolarización el potencial de
membrana se acerca al potencial de equilibrio del potasio. Los mecanismos implicados en los cambios de permeabilidad
para el sodio y el potasio se deben a la presencia en la membrana de canales de sodio y potasio regulados por cambios
en el potencial de membrana de la célula (también llamados voltaje dependientes). Estos canales se abren cuando
detectan un cambio de una amplitud determinada (voltaje umbral) en el potencial de membrana. Generalmente, estos
canales se encuentran situados a lo largo de la membrana de una zona específica de la neurona llamada axón (ver
capítulo 2). No obstante, el lugar con una mayor densidad de estos canales voltaje dependientes es la del cono axónico
(o segmento inicial del axón, que describiremos en el capítulo 2). El fenómeno que desencadena la producción de un
potencial de acción en el segmento inicial es la llegada a esta zona de una despolarización, que debe poseer una amplitud

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suficiente para llegar al voltaje umbral y provocar la apertura de los canales de sodio implicados en dicho potencial de
acción.

1.9. Propagación del potencial de acción:

Una vez que en el cono axónico tiene lugar un potencial de acción, este se propaga conduciéndose sin decremento a
todo lo largo de la membrana que posea canales de sodio y potasio regulados por voltaje (Figura 1.14). Generalmente,
la dirección de propagación de los potenciales de acción en los axones es desde el cono axónico hacia los terminales
axónicos o extremos del axón. Cuando los axones están recubiertos por células de Schwann u oligodendrocitos (ver
células de la glia en el capítulo 2) decimos que el axón está recubierto de bandas de mielina o que el axón está
mielinizado. En estos casos, el axón solo presenta canales de sodio y potasio regulados por voltaje en las zonas
desprotegidas de bandas de mielina, conocidas como nódulos de Ranvier. Por tanto, solo se dan potenciales de acción,
y de forma secuencial, desde el cono axónico hacia el extremo axonal en los parches de membrana representados por
los nódulos de Ranvier, dando la impresión de que el potencial de acción viaja a saltos, y de ahí que se conozca con el
nombre de conducción saltatoria. En el caso de los axones no mielinizados (sin bandas de mielina) la conducción del
potencial de acción es punto a punto y por ello se conoce con el nombre de conducción continua. El mecanismo de
transmisión saltatoria es un mecanismo que permite la aceleración en la transmisión del potencial de acción a lo largo
de la membrana del axón.

1.10. Neurotransmisión

En el terminal axónico no hay canales de sodio y de potasio regulados por voltaje, pero sí canales de Ca 2+ regulados por
voltaje (Figura 1.15A). Por tanto, cuando llega el potencial de acción a dicho terminal axónico la despolarización de la
fase ascendente del mismo provoca la apertura de los canales de calcio (Figura 1.15B). La apertura de estos canales
permite la entrada de calcio hacia dentro del terminal axónico, produciéndose una subida en la concentración del calcio
intracelular. Esta subida en la concentración de calcio es la señal que desencadena la exocitosis regulada del contenido
de las vesículas sinápticas, presentes en el terminal axónico, hacia el espacio extracelular (Figura 1.15B).

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1.11. Neurotransmisores.

Las sustancias químicas liberadas por las vesículas del terminal axónico (también llamadas vesículas sinápticas) pueden
clasificarse en tres categorías químicas principales:

a) aminoácidos (p.ej. ácido glutámico, ácido aspártico, glicina, ácido gammaamino butírico…)
b) monoaminas (p.ej. acetil-colina, dopamina, noradrenalina, adrenalina, serotonina…)
c) polipéptidos (p.ej. opioides, sustancia P…).

1.12. Efectos de los neurotransmisores en la membrana postsináptica.

La membrana del soma y dendritas (ver capítulo 2) presentan receptores específicos para los neurotransmisores. La
unión del transmisor al receptor provoca la apertura o cierre de canales iónicos (regulados por ligando extracelular), lo
que conduce a una despolarización o hiperpolarización de la célula (Figura 1.15C). A modo de ejemplo, el incremento de
la conductancia al Na+, o al Ca2+, despolariza la membrana (hace su interior más positivo) y el aumento al K +, o al Cl-
hiperpolariza la membrana (hace su interior más negativo). Estos cambios en el potencial de membrana en respuesta a
neurotransmisores se denominan potenciales postsinápticos excitadores (Figura 1.16A) o inhibidores (Figura 1.16B),
respectivamente. La acción de múltiples aperturas o cierres de canales dependiente de ligando a lo largo de la membrana
de la célula produce múltiples cambios locales en el potencial de membrana, que se suman y se restan entre sí (ej: la
despolarización en el potencial de membrana debida a la apertura de canales dependientes de ligando contiguos entre
sí, se suman en una despolarización de amplitud mayor; Figura 1.16C). Este proceso que permite la suma y resta de los
efectos producidos en el potencial a lo largo de la membrana de la neurona se denomina sumación (espacial si se suma
el efecto simultáneo en zonas contiguas de la membrana, y temporal si se suma el efecto la liberación repetitiva de
neurotransmisores sobre una misma zona de la membrana). El cambio global en el potencial de membrana se propaga
con decremento por toda la membrana de la célula, es decir, con disminución de la amplitud en la modificación de dicho
potencial respecto del de reposo. Estos cambios de potencial pueden alcanzar el cono axónico, que recordemos es la
zona donde se puede generar el primer potencial de acción. Esto ocurre si a dicha zona llega una despolarización que
alcance el umbral de disparo. Por tanto, si se alcanza el voltaje umbral se abren los canales de sodio voltaje dependiente
desencadenándose un proceso todo o nada que da lugar a un potencial de acción. A continuación, este potencial de
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MODULO 3. Fisiología

acción se propagará por la membrana del axón dirigiéndose a los terminales axónicos, donde provocará la liberación de
neurotransmisores y por tanto la transmisión del impulso nervioso a las neuronas con las que hace contacto o sinapsis
(ver capítulo 2).

Autores : Maria Luisa Calonge Castrillo y Pedro Núñez Abades


Catedráticos de Universidad. Universidad de Sevilla.

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Capítulo 2.- SISTEMA NERVIOSO

Autor: Pedro Núñez Abades

El sistema nervioso controla todas las actividades del organismo. Una de las principales funciones del sistema nervioso
es la elaboración de información procedente de las entradas sensoriales para dar respuestas motoras adecuadas a cada
situación, lo que nos permite relacionarnos con nuestro entorno. En aquellas funciones en las que trabaja
cooperativamente con el sistema endocrino, el sistema nervioso ejerce un control mas rápido. Esta respuesta rápida
permite, a modo de ejemplo, las contracciones musculares que nos posibilitan el mantenimiento de la postura y el
movimiento.

El capitulo segundo del libro engloba 22 apartados dedicados a la fisiología del sistema nervioso. Creemos adecuado
situar el estudio del sistema nervioso al principio porque los conocimientos que aprenda el alumno en este capítulo le
permitirá comprender mejor la regulación de las demás funciones cuando éstas se expliquen posteriormente. El orden
de los apartados en los que se presenta el estudio del sistema nervioso se indica a continuación:

2.1. Estructura general del sistema nervioso:


2.2. Células del sistema nervioso:
2.3. Elementos de protección del Sistema nervioso central
2.4. Arco reflejo
2.4.1 Características de los componentes del arco reflejo
2.4.2. Circuitos neuronales que participan en los arcos reflejos
2.4.3 Organización funcional del sistema nervioso atendiendo a los tipos de arcos reflejos
2.5. Sensibilidad somatovisceral
2.6. Sensaciones térmicas
2.7. Sensaciones propioceptivas
2.8. Nocicepción
2.9. Vías somatoviscerales
2.10. Quimiorrecepción
2.10.1. Sentido del gusto
2.10.2. Sentido del olfato
2.11. Fotorrecepción
2.11.1. Retina:
2.11.2. Fisiología de la visión
2.11.3. Vías visuales
2.12. Fonorrecepción
2.12.1 Oído externo
2.12.2. Oído medio
2.12.3. Oído interno
2.12.4. Transmisión del sonido
2.12.5. Vía auditiva
2.13. Sentido del equilibrio. Aparato vestibular
2.13.1. Vía vestibular
2.14. Generalidades sobre el control del movimiento
2.15. Funciones motoras de la médula espinal
2.16. Funciones motoras troncoencefálicas

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2.17. Control cortical del movimiento


2.18. Ganglios basales
2.19. El cerebelo
2.20. Sistema nervioso vegetativo
2.20.1. Divisiones funcionales del sistema nervioso vegetativo
2.20.2 Control central del sistema nervioso vegetativo
2.21. Ritmos cerebrales
2.22. Funciones intelectuales del cerebro

2.1. Estructura general del sistema nervioso:

El sistema nervioso está organizado desde un punto de vista anatómico en dos divisiones: el sistema nervioso central
(SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP). En ambos casos existe una simetría bilateral, ya que el sistema nervioso
puede dividirse en dos mitades iguales trazando una línea imaginaria a través de la línea media. El SNC está constituido
por el encéfalo (o porción anterior o rostral) y la médula espinal (o porción posterior o caudal). El encéfalo consta del
cerebro o porción más rostral que está dividido por la mitad en dos hemisferios cerebrales (en los que distinguimos el
lóbulo frontal, temporal, parietal y occipital, Fig 2.2A), el cerebelo y el tronco cerebral (que a su vez se divide en bulbo
raquídeo, protuberancia y mesencéfalo, Fig. 2.2B) que se continúa con la médula espinal. El sistema nervioso periférico
está constituido por los nervios (conjunto de fibras nerviosas rodeadas por capas de tejido conectivo) que abandonan el
tronco del encéfalo (nervios craneales; ver nombres y funciones en la figura 2.3) y la médula espinal (nervios espinales,
Fig. 2.4) mediante los cuales se comunica el SNC con el cuerpo.

Figura 2.1: Esquema de la regulación que ejerce el SNC y el endocrino.

Comportamiento Aferencias Conservación


Memoria... sensoriales de la especie

Sistema Sistema
nervioso endocrino

Respiratorio Digestivo

Renal Depósitos
de carbohidratos,
Sistema Circulatorio
proteinas, grasas,
minerales

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Figura 2.2: Lóbulos del cerebro (A) e ilustración esquemática del SNC.
(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro) .

A B

Fig. 2.3: Pares craneales

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A Fig. 2.4: Nervios espinales (A) y


esquema de la médula espinal (B).
(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

2.2. Células del sistema nervioso:

En el sistema nervioso encontramos dos tipos de células: las neuronas y las células de la glia. Las neuronas constituyen
la unidad funcional básica del cerebro. Son células muy numerosas, (en recién nacidos el SNC posee más de un billón),
y de tamaño muy variado. Estas poseen una región central denominada cuerpo celular o soma del que parten numerosas
proyecciones (Fig. 2.5A). Dichas proyecciones se dividen en dos tipos: axones y dendritas. El axón, generalmente único,
es la zona especializada en la transmisión de la información a largas distancias. Este empieza en una zona del soma con
forma cónica o cono axónico que da lugar al segmento inicial del axón. Los axones pueden ser cortos y tener menos de
un milímetro o pueden ser muy extensos y llegar a medir más de un metro. A menudo se ramifican dando lugar a nuevos
axones que se denominan colaterales axónicas. En su porción terminal los axones terminan en una zona con forma de
disco (que recibe el nombre de terminal axónico o botón axónico) que es la zona especializada a través de la cual entra
en contacto con otra neurona, una unión conocida con el nombre de sinapsis. Una neurona que efectúa un contacto
sináptico con otra célula se dice que inerva dicha célula o que le provee inervación. En ocasiones los axones en su porción
terminal se ramifican dando lugar a numerosos botones, lo que le permite establecer numerosas sinapsis sobre zonas
contiguas de la misma neurona.

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Fig. 2.5: Esquema típico de una neurona (A), y dibujos de una neurona
bipolar (B) y una neurona pseudounipolar.
(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A B

Cono axónico

Neurona multipolar Neurona bipolar Neurona pseudounipolar

En la sinapsis distinguimos dos membranas: una presináptica (que pertenece al axón) y otra postsináptica (que
pertenece a la neurona inervada). Entre ambas membranas queda un espacio sináptico denominado hendidura o espacio
sináptico. En las sinapsis los impulsos nerviosos que viajan por el axón, provocan la secreción regulada de una señal
química o neurotransmisor (ver capítulo 1) desde la membrana presináptica a la hendidura sináptica. Dicho
neurotransmisor posee la capacidad de unirse a receptores específicos de naturaleza proteica que están presentes en la
membrana postsináptica, provocando en dicha membrana un cambio de su potencial de membrana.

Las neuronas se pueden clasificar atendiendo a la morfología de sus proyecciones en: a) unipolares si solo poseen una
prolongación en el soma que constituye el axón, b) pseudounipolares (Fig. 2.5B) si poseen una sola proyección que sale
del soma pero que se bifurca en dos axones que se dirigen al receptor sensorial y al SNC respectivamente, c) bipolares
si poseen dos prolongaciones, (una dendrita y un axón, Fig. 2.5B) y d) multipolares que poseen numerosas dendritas y
un axón (Fig. 2.5A).

Las neuronas se pueden también clasificar atendiendo a su función en a) neuronas sensoriales si conducen la información
procedente de los receptores sensoriales, b) neuronas motoras si hacen sinapsis con células musculares y que por tanto
provocan movimientos y, c) interneuronas que establecen sinapsis con otras neuronas estableciendo circuitos nerviosos.

Alternativamente, las neuronas pueden también clasificarse atendiendo a la forma del soma (piramidales, esféricas,
fusiformes…), atendiendo a la distribución espacial de las dendritas (estrelladas, polarizadas, etc…) o atendiendo al
neurotransmisor que liberan (colinérgicas, catecolaminergicas, dopaminergicas, etc…).

El segundo tipo de célula presente en el sistema nervioso es el de las células de la glia. La microglia está constituida por
un grupo de células de pequeño tamaño y con función fagocítica. Estas células eliminan desechos y estructuras lesionadas
del SNC y tienen la capacidad de movilizarse en caso de infección o de enfermedad hacia aquellas zonas infectadas o
lesionadas. La macroglia, por el contrario, es más diversa. Las células de la macroglia más grandes y abundantes son
los astrocitos. Tienen una forma estrellada y largas proyecciones, más o menos ramificadas. Entre sus funciones cabe
destacar los contactos que establecen con los vasos sanguíneos induciendo la formación de uniones estrechas en las

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células endoteliales, dando lugar a la estructura conocida como barrera hemato-encefálica. Los astrocitos además
envuelven las sinapsis limitando la difusión de los neurotransmisores fuera del espacio sináptico y participando
activamente en su destrucción. También participan en la eliminación de sustancias de desecho, incluidos el exceso de
iones potasio del medio extracelular y en el aporte al medio de sustancias nutritivas, como la glucosa, que pueden
capturar de los vasos sanguíneos. El segundo tipo de células de la macroglia lo constituyen las células ependimarias o
células que tapizan los ventrículos o cavidades del cerebro llenas de líquido cefalorraquídeo. Y por último, los
oligodendrocitos y células de Schwann especializadas en el aislamiento de los axones del SNC y SNP, respectivamente.
Proveen membrana que se enrolla alrededor de los axones recibiendo el nombre de bandas de mielina.

2.3. Elementos de protección del Sistema nervioso central

El sistema nervioso es un tejido muy blando y, por lo general, no sometido a renovación mitótica de las neuronas tras el
nacimiento del individuo. Para su protección se encuentra fuertemente protegido por los huesos del cráneo (que recubre
el cerebro) y la columna vertebral (que rodea a la médula espinal). Aparte de los huesos mencionados también está
protegido por unas membranas de tejido conectivo denominadas meninges. De fuera a adentro encontramos la
duramadre, que está separada del aracnoides por el espacio subdural, y la más interna o piamadre (Fig. 2.6A). El espacio
subaracnoideo contiene el líquido cefalo-raquídeo que se comunica a través de la cisterna magna (situada entre el bulbo
raquídeo y el cerebelo) con los ventrículos cerebrales. El líquido cefalo-raquídeo se forma por filtración y secreción en
los plexos coroideos, o conjunto de capilares situado en los ventrículos, desde donde fluye hasta el espacio subaracnoideo
para drenar en la circulación venosa a nivel del seno sagital venoso (Fig 2.6B). Se propone que la función de dicho líquido
es homeostática y amortiguadora de los posibles golpes que pueda sufrir el sistema nervioso central.

Fig. 2.6: Meninges (A) y circulación del líquido cefalorraquídeo (B).


(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A B

2.4. Arco reflejo

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MODULO 3. Fisiología

La unidad básica de funcionamiento del sistema nervioso se corresponde con el arco reflejo, entendido este como la
secuencia de sucesos mediante el cual el sistema nervioso responde a los estímulos o cambios detectables del medio
externo o del medio interno. Este se compone de cinco elementos, a saber: a) receptor sensorial o estructura que detecta
un cambio específico y responde cambiando su potencial de membrana, b) vía sensorial o aferente constituida por el
conjunto de estructuras por el que el impulso nervioso viaja desde el receptor al sistema nervioso central, c) centro
integrador o circuitos neuronales que procesan la información, d) vía motora o eferente constituida por las neuronas y
nervios que transmiten las instrucciones al efector y e) efector o ejecutor de la respuesta que puede ser músculo
esquelético, liso, cardíaco o glándulas.

El arco reflejo se puede clasificar según el número de sinapsis que la integran. Hablamos de arco reflejo monosináptico
si la neurona aferente hace contacto directo con la neurona eferente o motora. Decimos que un arco reflejo es
polisináptico si la neurona aferente hace sinapsis con interneuronas que a su vez hacen sinapsis con neuronas motoras.
Este último tipo es el más frecuente. Podemos clasificar los reflejos atendiendo al lugar por el que entran y salen los
impulsos a nivel medular o troncoencefálico en a) ipsilaterales si entran las aferencias sensoriales y salen las respuestas
motoras por el mismo hemicerebro (izquierdo o derecho), b) contralateral si el impulso entra por un lado y sale por el
otro y c) segmentario o intersegmentario si el conjunto de las neuronas implicadas en el arco reflejo están situado en el
mismo segmento o conjunto de segmentos del sistema nervioso, respectivamente. Si todo el circuito neuronal está
situado en la médula espinal hablamos arco reflejo medular. Por el contrario, si está incluido íntegramente en el tronco
de encéfalo o en el encéfalo, hablamos de arcos reflejos troncoencefálicos o encefálicos, respectivamente.

2.4.1 Características de los componentes del arco reflejo:

A continuación comentaremos algunas características de cada uno de los componentes de arco reflejo empezando por
los receptores sensoriales. Estos se caracterizan por ser estructuras especializadas que presentan un conjunto de
propiedades particulares. Por ejemplo, solo reaccionan ante un estímulo específico (o estímulo adecuado), es decir, solo
detectan un cambio en un tipo de señal (que a partir de aquí llamaremos estímulo sensorial). Cuando aparece o cambia
en intensidad dicho estímulo el receptor sensorial se estimula o se inhibe produciéndose en respuesta a dicho estímulo
un cambio en su potencial de membrana. Este fenómeno se conoce con el nombre de transducción sensorial. Los
receptores sensoriales se clasifican atendiendo a la naturaleza del estímulo sensorial en: a) mecanorreceptores si
detectan una deformación mecánica de sí misma (y que participan en la modalidad sensorial del tacto, audición, etc…),
b) termorreceptores si detectan cambios de temperatura, c) quimiorreceptores si detectan sustancias químicas (y que
participan en el gusto y olfato), d) fotorreceptores si detectan la luz y e) nociceptores si detectan lesiones en los tejidos.
El receptor sensorial transforma la energía del estímulo en energía electroquímica que se transmite hacia el sistema
nervioso central en forma de impulsos nerviosos (potenciales de acción). Los receptores sensoriales informan sobre la
modalidad sensorial, intensidad y duración del estímulo y localización en el cuerpo donde aparece el estímulo sensorial.
La energía del estímulo es transformada por el SNC en diferentes tipos de sensaciones o modalidades sensoriales (como
la visión, audición, tacto, olfato y gusto). Para que el estímulo pueda ser detectado éste debe de disponer de una
intensidad y duración mínima que son específicos para cada receptor sensorial y que se conocen con los términos de
umbrales de intensidad y duración. Dos son los mecanismos que permiten discriminar e informar sobre la intensidad del
estímulo: a) el aumento en la frecuencia de disparo de potenciales de acción en el receptor sensorial o neurona sensorial
de primer orden y b) en el incremento del número de receptores activados. A mayor intensidad del estímulo mayor
frecuencia de potenciales de acción y mayor número de receptores activados. Los receptores sensoriales informan de la
duración del estímulo enviando potenciales de acción durante todo el tiempo que está presente el estímulo (receptores
tónicos) o cuando aparece y desaparece el estímulo pero no cuando este permanece constante (receptores fásicos). Esta
capacidad de dejar de responder cuando el estímulo no cambia de intensidad se conoce con el nombre de adaptación del
receptor.

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Las vías nerviosas (tanto sensoriales como motoras) están constituidas tanto por los nervios del SNP como por los tractos
o vías que siguen los axones dentro del SNC. Dichas vías son específicas para cada modalidad o tipo sensorial. El SNC
logra establecer la localización del lugar de la sensación gracias a la exquisita organización de las aferencias sensoriales
en vías separadas para terminar sobre zonas diferenciadas del encéfalo. La especificidad de las vías neuronales (que
incluye nervios del SNP y tractos o grupos de axones que viajan por el SNC) en cada modalidad sensorial se conoce como
vía predeterminada. La estimulación de una determinada vía siempre es interpretada por el SNC como la modalidad
sensorial asociada a dicha vía. La organización ordenada espacialmente de las proyecciones que conducen la misma
modalidad sensorial recibe el término de proyección topográfica. Las fibras sensitivas se clasifican en mielinizadas (tipo
A) y no mielinizadas (tipo C o de conducción lenta). Dentro de las A se subclasifican atendiendo al diámetro del axón en
tipo alfa (los de mayor grosor y velocidad de conducción), beta, gamma y delta (los de menor velocidad de conducción
de entre las fibras mielinizadas).

2.4.2. Circuitos neuronales que participan en los arcos reflejos:

Las neuronas que participan en la elaboración de la información sensorial aferente están organizadas funcionalmente en
circuitos nerviosos constituidos desde unas pocas neuronas a millones de ellas. Estos circuitos procesan la información
y logran dar respuestas diferentes ante una misma entrada aferente atendiendo a la diferente disposición de las sinapsis
entre las neuronas que las constituyen. Así hablamos de circuitos en serie cuando la neurona presináptica estimula a
otra neurona y ésta a otra estableciendo una reacción en cadena. Los circuitos son divergentes cuando una neurona
presináptica produce la estimulación de un buen número de neuronas postsinápticas que va siendo cada vez mayor. De
esta forma se consigue la amplificación de la señal. Los circuitos son convergentes cuando varias neuronas presinápticas
hacen sinapsis con una misma neurona postsináptica. Es un circuito que permite la suma de información procedente de
distintas zonas. Un circuito es oscilante o reberverante si la neurona presenta colaterales axónicas que estimulan de
nuevo el inicio del circuito. Esta disposición permite que la información fluya de forma circular en el circuito y que por
ejemplo, retenga información. Este sustrato neural es un buen candidato para explicar la memoria a corto plazo.
Variaciones de estos circuitos simples permiten ir complicándolos hasta obtener otros muy diversos (con postdescarga
en paralelo, con descarga ulterior, alternantes, inhibitorios, etc…) que dan lugar a la complejidad que caracteriza al
sistema nervioso central.

2.4.3. Organización funcional del sistema nervioso atendiendo a los tipos de arcos reflejos:

Atendiendo al tipo de efector implicado en el arco reflejo podemos dividir funcionalmente el sistema nervioso en dos: a)
somático y b) autónomo (también llamado visceral). En el sistema nervioso somático la información que procede de los
receptores sensoriales se procesa a nivel central y tiene como efector a los músculos esqueléticos. Esta información
puede ser consciente (como es el caso de la visión o el dolor) o inconsciente (como en los ajustes motores que nos
permiten mantener la postura). Está integrada por zonas del cerebro relacionadas con funciones voluntarias. En el
sistema nervioso autónomo o visceral la información que procede de los receptores viscerales se procesa en el sistema
nervioso central y se transmite a los efectores, que en este caso son los músculos lisos, cardíacos y glándulas. Interviene,
por tanto, solo en funciones involuntarias.

2.5. Sensibilidad somatovisceral:

Por sensaciones somatoviscerales entendemos el conjunto de mecanismos nerviosos implicados en las sensaciones del
cuerpo, a excepción hecha de las sensaciones especiales como son la visión, la audición, el gusto, el olfato y el equilibrio.
Cuatro son las modalidades somáticas que recogeremos en este apartado, a) sensaciones táctiles mediadas por

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MODULO 3. Fisiología

mecanorreceptores, b) sensaciones térmicas mediadas por termorreceptores, c) sensaciones dolorosas mediadas por
nociceptores y d) sensaciones propioceptivas que informan sobre la actividad de los músculos, tendones y articulaciones.

Los receptores sensoriales implicados en las sensaciones táctiles son estructuras muy diversas que van desde
terminaciones nerviosas libres, a terminales nerviosos ramificados (como los corpúsculos de Ruffini), terminaciones
nerviosas expandidas (discos de Merkel), terminaciones nerviosas enrolladas a la base del pelo (órgano piloso terminal),
terminaciones nerviosas encapsuladas (corpúsculos de Meissner), o terminaciones nerviosas terminadas en punta
amielínica encapsulada (corpúsculo de Paccini) (ver resumen de las características de los receptores en la Fig. 2.7). En
el dibujo de la figura 2.8A se puede observar que no están distribuidos homogéneamente por la piel. Los más superficiales
son las terminaciones nerviosas libres y los discos de Merkel que pueden localizarse en la epidermis. Más profundamente,
situados en la dermis, encontramos los corpúsculos de Meissner y de Ruffini y el órgano piloso terminal. En la hipodermis
encontramos los corpúsculos de Pacini.

Fig. 2.7:

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Fig. 2.8: Dibujo de los receptores sensoriales de la piel (A) y


respuesta de los termorreceptores (B).
(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

Otras diferencias entre los receptores sensoriales mencionados hacen referencia a su capacidad de adaptación al estímulo
sensorial, estímulo sensorial adecuado y tipo de fibras sensoriales a través de las que se envía el impulso nervioso. Así
nos encontramos que las terminaciones nerviosas libres, corpúsculos de Merkel y corpúsculo de Ruffini son tónicos y por
tanto informan de forma continuada de la presencia del estímulo, mientras que los demás solo detectan cuando éste
aparece y de la velocidad con la que cambia dicho estímulo. Cuando el tejido queda deformado, dichos receptores dejan
de enviar información sobre el mismo. Las fibras de conducción más rápidas (tipo A beta) se utilizan para mandar los
impulsos nerviosos procedentes de los corpúsculos de Meissner, que son muy sensibles al movimiento de objetos sobre
la piel y a la vibraciones de baja frecuencia, los procedentes de los discos de Merkel, que informan sobre el tacto continuo,
y de los corpúsculos de Pacini, cuyo estímulo adecuado son los movimientos muy rápidos, presión y vibración. Entre los
más lentos tenemos a las terminaciones nerviosas libres cuyo estímulo es el tacto, presión y cosquilleo, y el órgano
piloso terminal que informa sobre el movimiento del pelo. (ver información resumida recogida en la Fig. 2.7).

2.6. Sensaciones térmicas

Los humanos tenemos la capacidad de percibir distintos grados de frío y de calor y que podrían resumirse en la percepción
de frío de congelación o dolor de frío, fresco, indiferente, templado, tibio, caliente y calor quemante. La detección de
estos tipos de sensación térmica se consigue con la ayuda de tres tipos diferentes de termorreceptores: a) de frío, b) de
calor y c) de dolor. Estos últimos se estimulan cuando se somete a la piel a temperaturas de frío o calor extremas. Todos
ellos se encuentran en la piel y se caracterizan por ser terminaciones nerviosas libres o terminaciones nerviosas
ramificadas mielínicas. En líneas generales son de conducción lenta tipo C o A delta. En estos receptores ocurre un
fenómeno conocido como fraccionamiento del rango por el cual cada uno de los receptores es sensible a un rango de
temperaturas (Fig. 2.8B). Por ejemplo, en temperaturas extremas, la información procede casi en exclusiva de los
nociceptores. Sin embargo, el fraccionamiento no es perfecto y existen solapamientos entre los rangos en los que
informan los receptores y de ahí que la percepción de temperatura sea el conjunto de la suma de información que aportan
los tres tipos de receptores sensoriales. Por ejemplo, a diez grados centígrados se estimulan los de frío dolor y receptores
de frío, mientras que a 35 grados informan los de frío y los de calor. Por tanto, una persona determina los diferentes

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MODULO 3. Fisiología

grados de sensaciones térmicas mediante las intensidades relativas de estimulación de los tres tipos de receptores
sensoriales implicados.

Otra característica de los termorreceptores (de frío y de calor, pero no de los nociceptores) es su fuerte carácter fásico-
tónico. Aunque mantiene un nivel basal de disparo de potenciales de acción a temperaturas constantes, sufren una
intensa estimulación antes los cambios de temperatura que disminuye rápidamente debido a la adaptación del receptor.

2.7. Sensaciones propioceptivas

El mantenimiento de la postura se consigue gracias a la acción coordinada de numerosos receptores sensoriales que
reciben el nombre de propioceptores. Dichos receptores sensoriales informan en todo momento de nuestra posición
estática (en reposo somos conscientes de la posición de las distintas partes de nuestro cuerpo y de estas entre sí) y de
nuestra posición cuando nos movemos (percepción consciente del movimiento de nuestro cuerpo o cinestesia). Esta labor
se lleva a cabo por un conjunto numeroso de receptores sensoriales que trabajan entre sí de forma cooperativa. Cabría
citar en primer lugar a los receptores táctiles de la piel de todo nuestro cuerpo. Con esta información tenemos la
percepción de la posición de toda la periferia de nuestro cuerpo. En segundo lugar encontramos a las terminaciones
nerviosas situadas en los ligamentos articulares. Entre ellos cabe citar los órganos tendinosos de Golgi, encargados de
informar sobre la posición de las articulaciones y su desplazamiento, los corpúsculos de Ruffini situados en las
articulaciones y que por tanto informan (debido a su rápida adaptación) de cuando éstas se mueven bruscamente, y los
corpúsculos de Pacini que situados alrededor de las articulaciones se estimulan cuando se realizan movimientos muy
rápidos de las mismas. En tercer lugar encontramos a los husos musculares. Estos receptores están constituidos por un
grupo especializado de fibras musculares situados en el vientre de los músculos que detectan preferentemente el grado
de estiramiento y contracción de los mismos y de las velocidades de acortamiento. Por tanto, informan en todo momento
sobre la longitud que presenta cada uno de los músculos esqueléticos de nuestro cuerpo.

2.8. Nocicepción

Cuando un tejido se lesiona el individuo sufre una sensación de dolor que le obliga a reaccionar de forma refleja e
involuntaria alejándose del estímulo que causa la lesión. Visto de esta manera el dolor es un mecanismo de protección
del cuerpo. Podemos distinguir distintos tipos de dolor fisiológico atendiendo al tipo de receptor implicado, su localización
o a través de la vía aferente por la que se envían los impulsos nerviosos. Distinguimos así: a) el dolor agudo (rápido o
punzante) que se percibe rápidamente (100 milisegundos tras la estimulación del receptor) por transmitirse por fibras
tipo A; b) dolor lento (crónico) que se percibe con un segundo de retraso sobre la estimulación del nociceptor y cuya
intensidad aumenta progresivamente y que se transmite por fibras tipo C; c) dolor somático procedente de la piel,
músculos, huesos, articulaciones y tejido conectivo; d) dolor visceral procedente de las vísceras y e) dolor referido en el
que la persona percibe el dolor en una zona del cuerpo muy alejada de los tejidos que causan el dolor. El dolor se percibe
como si se originase en una zona concreta de la piel cuyos nociceptores comparten las mismas vías que aquellas
procedentes de las vísceras (ejemplo de circuito convergente).

La mayor parte de los nociceptores son terminaciones nerviosas libres. El término nociceptor engloba a receptores
sensoriales que detectan estímulos mecánicos, y que por tanto son mecanosensibles (detectan el daño mecánico del
tejido), receptores termosensibles que detectan temperaturas muy frías o muy calientes, y quimiosensibles que
responden a toda una gama de estímulos químicos que pueden encontrarse en un tejido lesionado (bradiquinina,
serotonina, histamina, ácidos, enzimas proteolíticos, etc…).

2.9. Vías somatoviscerales

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MODULO 3. Fisiología

Los potenciales de acción procedentes de los receptores sensoriales son conducidos hacia la médula espinal y tronco del
encéfalo por axones aferentes incluidos en los nervios periféricos. Los que van a entrar a nivel de la médula espinal
discurren por los nervios espinales, los cuales abandonan en la cercanía de la médula espinal en la que entran por las
raíces dorsales (ver dibujo en Fig. 2.4B). La información que procede de la misma zona del cuerpo entra en un mismo
segmento o grupo de segmentos próximos de la médula espinal. Dicha organización segmentaria permite que los distintos
sistemas ascendentes conserven un orden espacial, denominado organización somatotópica de la vía, y que nos permite
distinguir a nivel de cada raíz dorsal el lugar de procedencia de las aferencias de origen cutáneo (organización conocida
con el término dermatoma). Una vez que la información sensorial alcanza la médula espinal por la raíces dorsales, los
axones pueden dirigirse a través de una de las dos siguientes vías sensoriales: a) vía del sistema de las columnas
dorsales o lemnisco lateral (Fig. 2.9A) y, b) vía del sistema anterolateral (Fig. 2.9B).

Fig. 2.9: Vía espinotalámica (A) y de las columnas dorsales (B).


(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A
A B

Las dos vías se caracterizan por establecer la última sinapsis en la corteza somato-sensitiva, donde finalmente se procesa
la información y se alcanza el grado de la conciencia de las mismas. En ambos casos la información se envía mediante
circuitos en serie donde encontraremos neuronas de primer, segundo y tercer orden que hacen referencia a los núcleos
donde hacen sinapsis los axones en su camino ascendente hacia la corteza.

La vía de las columnas dorsales transmite las sensaciones táctiles y de posición. En dicha vía la neuronas sensorial de
primer orden se extiende desde los receptores sensoriales hasta la médula espinal donde al ingresar, sus axones viajan
hacia el bulbo por la columna dorsal de la sustancia blanca de la médula espinal. Los axones ingresan en la médula
espinal por el mismo lado del cuerpo de donde procede la información y viaja en esa posición hasta alcanzar el bulbo,
constituyendo en sus inicios una vía ipsilateral. El soma de dichas neuronas de primer orden se encuentra situado en los
ganglios de las raíces dorsales de la médula espinal (el término ganglio se utiliza para las agrupaciones de somas en el
sistema nervioso periférico y el término núcleo para las agrupaciones de somas en el sistema nervioso central) y sus
axones cuando alcanzan el bulbo hacen sinapsis con las neuronas de segundo orden. Dichas neuronas de segundo orden
se localizan en el núcleo cuneiforme y núcleo gracilis. Los axones de estas neuronas cruzan hacia el lado contralateral a
nivel del bulbo penetrando en el lemnisco medial donde constituyen una vía de proyección que se dirige al tálamo. En el
tálamo hacen sinapsis en la neurona de tercer orden que a su vez proyecta sus axón sobre el área somatosensitiva de

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MODULO 3. Fisiología

la corteza cerebral (área somática sensorial I o SI). En su conjunto la vía es contralateral porque la información sensorial
de una parte del cuerpo termina alcanzando a la corteza contralateral.

La vía del sistema anterolateral transmite las sensaciones de dolor, temperatura, presión, tacto grueso, picor y cosquilleo.
En ella la neurona de primer orden se extiende desde los receptores sensoriales hasta la médula espinal donde su axón
hace sinapsis ipsilateralmente con la neurona sensorial de segundo orden que se sitúa en el asta dorsal. El axón de la
neurona de segundo orden cruza la línea media (decusa) a nivel de la médula espinal y asciende hacia el tronco del
encéfalo a través de las columnas anterior y lateral de la sustancia blanca de la médula espinal. Los axones en su viaje
ascendente hacen sinapsis en la formación reticular del tronco del encéfalo (constituyendo los tractos espino-reticular y
espino-mesencefálico) y en el tálamo (constituyendo la vía espinotalámica). Desde todas las regiones mencionadas salen
proyecciones a la corteza somática sensorial I y II (SI y SII). La información sensorial alcanza la corteza contralateral y
por tanto, se trata de una vía cruzada.

Si se comparan las dos vías, encontraremos que la vía de las columnas dorsales es una vía de conducción rápida y que
la información que alcanza la corteza posee un alto grado de orientación espacial con respecto a su origen (alta
somatotropía). Sin embargo, la vía del sistema antero-lateral es una vía de conducción lenta y de baja somatotropía
aunque transmite una mayor gama de modalidades sensoriales (temperatura, nocicepción, mecanorrecepción).

La corteza sensorial somática SI y SII se encuentra en ambos hemicerebros en la zona anterior de los lóbulos parietales.
La SI se encuentra en el giro postcentral de la corteza cerebral por delante de la SII. Cada hemicorteza recibe casi
exclusivamente información del lado contralateral. En ellas algunas zonas del cuerpo se encuentras sobre representadas
atendiendo a la superficie corporal (Fig. 2.10). Por ejemplo, los labios, cara, lengua y el pulgar ocupan cada una de ella
una superficie equivalente a la dedicada a procesar la información procedente del tronco del cuerpo o de las extremidades
inferiores, que por tanto se encuentran infla representadas con respecto a las primeras. La explicación la encontramos
en que los tamaños relativos de las áreas sensoriales somáticas son directamente proporcionales al número de receptores
sensitivos especializados que poseen cada zona del cuerpo, y no en la superficie de la misma.

Fig. 2.10: Somatotropía en la corteza sensorial somática SI.


(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

Corteza Sensorial
Somática SI

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2.10. Quimiorrecepción

Los sentidos “especiales” basados en la quimiorrecepción incluyen el gusto y el olfato. En ellos participan receptores
sensoriales muy sensibles que pueden diferenciar miles de sabores y olores diferentes. Dicha selectividad hay que
buscarla en los receptores de membrana que disponen las células receptoras sensoriales que son capaces de reconocer
moléculas con estructuras químicas muy específicas. Aunque ambos sentidos utilizan receptores sensoriales y vías
sensoriales específicas, las percepciones de gusto y olfato a menudo son el fruto del trabajo coordinado de ambos.
Igualmente, ambas vías sensoriales envían su información a aquellos circuitos neuronales implicados en desencadenar
estados emocionales lo que explicaría el que determinados sabores y olores puedan despertar respuestas emocionales y
recuerdos.

2.10.1. Sentido del gusto

Los órganos sensoriales del gusto son los botones gustativos localizados en la lengua y, en menor medida, en el paladar
blando, laringe y faringe. El botón gustativo está formado por tres tipos de células: a) células de sostén, b) células
basales y c) células receptoras propiamente dichas. El conjunto de las células de sostén y células basales forman una
especie de cápsula en cuyo interior encontraremos de 50 a 150 células receptoras que se encuentran en contacto directo
con la superficie de la lengua, a través de un poro situado en el centro del botón gustativo (Fig. 2.11A). Gracias a ellas,
se pueden reconocer estructuras químicas específicas que deben entrar en contacto directo con los receptores incluidos
en la membrana de las células quimiorreceptoras. Cuatro son los sabores primarios que detectan en su conjunto las
células receptoras (sabor dulce, salado, ácido y amargo). Cada botón gustativo engloba células quimiorreceptoras para
uno de los cuatro sabores primarios. A su vez, los botones gustativos se encuentran agrupados en repliegues de la
superficie de la lengua constituyendo estructuras que se denominan papilas gustativas. Las papilas gustativas de la punta
de la lengua detectan preferentemente el sabor dulce, y las de la base de la lengua el sabor amargo (Fig. 2.11.B). En
los extremos laterales de la lengua se detectan los sabores salado y ácido, mientras que el centro de la lengua es
relativamente insensible al gusto por su baja densidad de papilas gustativas.

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MODULO 3. Fisiología

Fig. 2.11: Botón gustativo (A), mapa de la lengua para los


sabores básicos (B) y vía gustativa (C).
(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A
C

La información sensorial del gusto procedente de los botones gustativos de la punta y laterales de la lengua viaja hacia
el cerebro a través del séptimo par craneal, mientras que la información procedente de la base de la lengua y cavidad
bucal lo hacen a través del noveno y décimo par craneal respectivamente. En los tres casos, los axones gustativos hacen
sinapsis en el núcleo gustativo localizado en la zona dorsal del bulbo raquídeo que constituyen la neurona de segundo
orden. Estas a su vez proyectan a la neurona de tercer orden situada en el tálamo que, a su vez, proyectan hacia las
regiones de la corteza cerebral que incluye la circunvolución postcentral (Fig. 2.11C).

2.10.2. Sentido del olfato

Los órganos sensoriales del olfato se encuentran localizados en el epitelio olfatorio que reviste la parte superior de las
fosas nasales situada sobre una fina capa de hueso denominada lámina cribosa (Fig. 2.12A). Este epitelio consta de
células basales y de sostén (que le dan el soporte estructural al epitelio) y de células receptoras olfatorias. Estas últimas
presentan numerosos cilios que quedan embebidos en una capa de moco. Es en este moco donde deben disolverse las
sustancias olorosas para poder interaccionar con los receptores de membrana presentes en la célula receptora. Aunque
se ha intentado establecer una lista de olores primarios y por tanto de células olfatorias funcionalmente independientes,
hoy en día se reconoce que dicha clasificación debe ser tan grande como familias de olores pueden diferenciarse. En
humanos, los perfumistas profesionales pueden llegar a distinguir hasta 100.000 olores diferentes.

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MODULO 3. Fisiología

Fig. 2.12: Epitelio y bulbo olfatorio (A) y vía olfatoria (B).


(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A B

Los axones de las células olfatorias penetran en la lámina cribosa en su viaje hacia el sistema nervioso central
constituyendo el nervio olfatorio o par craneal I. Nada más atravesar la lámina cribosa, los axones de la células olfatorias
se ramifican y hacen sinapsis con las neuronas de segundo orden. Estos se localizan en unas estructuras esféricas llamada
glomérulos olfatorios (Fig. 2.12A) que constituyen en su conjunto el bulbo olfatorio sobre el que se podría localizar un
verdadero mapa sensorial segregado y ordenado por olores. Los axones de estas a su vez, se ramifican y penetran en
muchas regiones del encéfalo, que a través del núcleo medial del tálamo terminan proyectando a la corteza olfatoria y a
la corteza orbito-frontal. También las vías centrales del olfato terminan enviando información a estructuras relacionadas
con el lóbulo temporal y con estructuras que desencadenan respuestas emocionales (Fig. 2.12B).

2.11. Fotorrecepción

La percepción visual nos presenta una imagen fotográfica única del mundo que nos rodea. No obstante, los objetos de
nuestro entorno presentan una riqueza de matices individuales, como la forma y el color, que son captados de forma
independiente por células situadas en la retina de cada ojo especializadas en la fotorrecepción. Para entender el proceso
de la percepción visual primero debemos conocer cual es la estructura del ojo y cómo ésta determina su función. El ojo
es una estructura compleja compuesta por tres capas (Fig. 2.13A). La más externa o capa fibrosa está formada por la
córnea (parte anterior del ojo y de naturaleza transparente) y la esclerótica (o parte posterior que le da forma al ojo y
que protege el interior del mismo). La capa media o estrato vascular está formada por la coroides (capa pigmentada y
muy vascularizada que aporta los nutrientes a la retina), por el cuerpo ciliar o conjunto de procesos ciliares donde sus
células secretan un líquido llamado humor acuoso, y por el iris o porción coloreada del globo ocular formada por fibras
musculares radiales y circulares que modifican el tamaño del orificio central del iris o pupila. La tercera capa o capa más
interna es la retina que ocupa todo el fondo del ojo, salvo aquella zona por donde abandona el nervio óptico. Es en la
retina donde se localizan los fotorreceptores. En el ojo existe también una estructura llamada cristalino, situada por
detrás de la pupila y el iris, que está unida al cuerpo ciliar por ligamentos suspensorios. Es una estructura transparente
y elástica que es capaz de enfocar una imagen en la retina.

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MODULO 3. Fisiología

Fig. 2.13: Corte de un ojo (A), circuito retiniano (B), Mezcla


de colores primarios (C) y vía visual (D).
(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A C

B D

En el globo ocular distinguimos una cavidad anterior situada delante del cristalino que está rellena de humor acuoso (Fig.
2.13A). Este es continuamente secretado por el epitelio de los procesos ciliares y se reabsorbe en el canal de Schlemm
(situado en el límite entre la córnea y el iris) drenando en la circulación venosa. La cavidad posterior situada entre el
cristalino y la retina se denomina cámara vítrea y contiene una sustancia gelatinosa que se denomina humor vítreo y
que presenta una tasa de renovación menor.

2.11.1. Retina

En la retina encontramos en primer lugar una porción no visual o epitelio pigmentario con células epiteliales cargadas de
melanina. Este pigmento absorbe los rayos luminosos dispersos lo que impide que se reflejen sobre el fondo del ojo y
que se diseminen por el interior del globo ocular. En la porción nerviosa de la retina encontramos a los fotorreceptores
o células especializadas en transformar la energía de los haces luminosos en potenciales receptores (modificaciones de
su potencial de membrana). Existen dos tipos de fotorreceptores: a) los conos, responsables de la visión de los colores
y b) los bastones, responsables de la visión en blanco y negro y de la visión en condiciones de poca iluminación. Para
que la luz alcance a los fotorreceptores, esta debe atravesar varias capas de neuronas que constituyen el circuito de
procesado de información sensorial previo a su envío al sistema nervioso central. En el centro de la retina encontramos
una de zona de un milímetro de diámetro que se denomina mácula lútea que presenta la mayor densidad de
fotorreceptores y por tanto permite una visión con mayor definición de la imagen. En el centro de la mácula encontramos
la fóvea formada exclusivamente por conos. Sobre la fóvea incide directamente la luz puesto que sobre ella no se
disponen capas de las células nerviosas anteriormente citadas. Existe también una zona en la retina donde no hay
fotorreceptores, denominada disco óptico, carente de fotorreceptores y que es el lugar por donde abandonan la retina
los axones que constituyen el nervio óptico y de ahí que podamos también llamarla punto ciego.

En la retina, además de conos y bastones, encontramos otros cinco tipos de células que constituyen circuitos nerviosos
locales (Fig. 2.13B). Los conos y bastones hacen sinapsis con las células bipolares y éstas a su vez con las ganglionares.
Las células horizontales y las interplexiformes o amacrinas establecen circuitos horizontales de información conectando
bipolares entre sí y ganglionares entre sí, en gran medida de carácter inhibitorio con el sentido de producir circuitos de

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MODULO 3. Fisiología

inhibición lateral que le darían contraste a la imagen. Por último, son los axones de las células ganglionares los que
transmiten la señal de salida desde la retina hasta el encéfalo constituyendo el nervio óptico.

2.11.2. Fisiología de la visión

La transducción del estímulo luminoso en cambios de potencial de membrana ocurre en los fotorreceptores, gracias a la
presencia en ellos de fotopigmentos o proteínas que cambian de configuración estructural cuando sobre ellas incide la
luz. Este cambio de conformación desencadena una cascada de mensajeros secundarios intracelulares que, en última
instancia, cierran un canal de sodio dependiente de GMP cíclico, lo cual conduce a una hiperpolarización que directamente
disminuye la liberación del neurotransmisor glutamato. En casi todas las células de la retina, que constituyen los circuitos
locales antes descritos, las señales eléctricas se transmiten por corrientes electrotónicas o potenciales graduados. Solo
las células ganglionares son capaces de transmitir la información sensorial mediante potenciales de acción.

Los bastones son células con una alta sensibilidad a la luz por poseer numerosos fotopigmentos y de ahí que podamos
considerarlas especializadas en la visión nocturna. No obstante, participan en circuitos de baja agudeza visual ya que
envían la información a través de circuitos convergentes en el que numerosos bastones establecen sinapsis con la misma
célula bipolar. Se suma así la señal que procede de muchos bastones y por tanto se aumenta la capacidad para detecta
la luz en ambiente de poca luminosidad.

Los conos son células de baja sensibilidad a la luz por poseer menor cantidad de fotopigmentos y de ahí, que no respondan
en condiciones de baja intensidad lumínica. Están especializadas en la visión en color gracias a que en la retina se
encuentran tres tipos de conos especializados cada uno en la visión de uno de los tres colores primarios (azul, verde y
rojo). Las distintas combinaciones que se obtienen de la estimulación de los conos que responden a los tres colores
primarios le permite a la retina detectar las distintas gradaciones cromáticas de los objetos (Fig. 2.13C). Por ejemplo,
una luz anaranjada estimula a los conos rojos en un 99%, a los verde en un 42% y no estimula a los azules. Con estos
valores el sistema nervioso percibe este conjunto de sensaciones como luz naranja. Cuando los tres tipos de conos se
estimulan por igual se percibe la luz como de color blanco. La ceguera para un color se caracteriza por la carencia de
uno de los tres tipos de conos, como es el caso del daltonismo. Por otra parte, los conos participan en circuitos de alta
agudeza visual por carecer o por presentar poca convergencia (muy pocos conos hacen sinapsis con una célula bipolar).

2.11.3. Vías visuales

Podemos dividir el campo visual de cada ojo en dos regiones, a) nasal o interna y b) temporal o externa. Para cada ojo,
los estímulos procedentes de la imagen nasal del campo visual se proyecta en la mitad temporal de la retina y los
estímulos procedentes de la imagen temporal del campo visual lo hace en la mitad nasal de la retina (Fig. 2.13D). Los
axones que viajan en el nervio óptico que sale de cada ojo se unen formando el denominado quiasma óptico. En él las
fibras que provienen de las retinas nasales se cruzan. Sin embargo, las fibras provenientes de las retinas temporales no
cruzan y se unen con los axones procedentes de las retinas nasales contralaterales formando la cintilla óptica o tracto
óptico que ingresa en el sistema nervioso central hasta hacer sinapsis con neuronas talámicas del núcleo geniculado
lateral. Estas neuronas terminan proyectando sobre la corteza visual primaria situada en el lóbulo occipital. En dicha
corteza visual se establece un mapa de la retina (organización retinotópica) con un mayor peso de la fóvea que de otras
zonas periféricas de la misma. La participación de la corteza visual primaria con áreas cercanas del lóbulo occipital que
constituyen la corteza visual secundaria, son las responsables de la percepción consciente de la forma y color de los
objetos. La cintilla ótica proyecta también al área pretectal del mesencéfalo (responsable de los movimientos reflejos de
los ojos y del reflejo pupilar que ajusta el tamaño de la pupila atendiendo a la intensidad de luz), y los tubérculos
cuadrigéminos superiores o colículos superiores del mesencéfalo (que controla el movimiento rápido de los ojos en
situaciones de orientación).
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2.12. Fonorecepción

Las células sensoriales mecanorreceptoras responsables de la transformación de la energía de las ondas sonoras en
señales eléctricas se encuentran situadas en el oído. Esta estructura responsable de la audición puede dividirse en tres
partes: a) oído externo, b) oído medio y c) oído interno.

2.12.1 Oído externo

El oído externo tiene como función el recoger las ondas sonoras y conducirla hacia el interior de la estructura (Fig. 2.14A).
Esta a su vez, está constituida por tres regiones. La más externa es el pabellón auditivo externo u oreja que dirige las
ondas sonoras hacia el orificio auditivo. Esta se continúa con el conducto auditivo externo, que no es más que un tubo
que transcurre desde la oreja al tímpano. Su epitelio es rico en pelos y glándulas sebáceas que secretan cerumen y cuya
función es la de evitar que entren cuerpos extraños y polvo en el oído. Al final del tubo encontramos el tímpano o
membrana timpánica, una estructura de tejido conectivo fibroso, semitransparente y con forma cónica.

Fig. 2.14: Esquema del oído (A), corte de la cóclea (B) y


transducción sensorial en una célula ciliada (C).
(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A B

2.12.2. Oído medio

Es una cavidad excavada en el hueso temporal y que se encuentra rellena de aire. En la pared anterior tiene una abertura
que se comunica con la trompa de Eustaquio que, a su vez, pone en continuidad el oído medio con la nasofaringe (Fig.
2.14A). La función de la trompa de Eustaquio es la de igualar la presión del aire a ambos lados del tímpano para garantizar
su libre vibración cuando esta lo hace al recibir las ondas sonoras. Normalmente se encuentra cerrada, pero puede al
abrirse durante la deglución, al bostezar, y en general, con la apertura de las mandíbulas, lo que permite la entrada de
aire atmosférico. En el oído medio encontramos una cadena de huesecillos que reciben los nombres de martillo, yunque
y estribo. Este último se sitúa sobre una membrana que recubre una abertura llamada ventana oval. Debajo de la ventana
oval se encuentra otra abertura (llamada ventana redonda) recubierta por la membrana timpánica secundaria. La función
del oído medio en general, y la de la cadena de huesecillos en particular, es la de transmitir y amplificar las vibraciones
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MODULO 3. Fisiología

que las ondas sonoras producen en el tímpano hacia la membrana que recubre la ventana oval. Existen además dos
músculos esqueléticos que se insertan en la cadena de huesecillos, llamados músculo tensor del tímpano y músculo de
estribo o estapedio, que mediante una contracción refleja amortiguan los movimientos de dicha cadena de huesecillos
ante las grandes vibraciones provocadas por ruidos fuertes y prolongados.

2.12.3. Oído interno

Vuelve a ser una cavidad situada en el interior del hueso temporal en la que se aloja la cóclea o caracol y el aparato
vestibular u órgano del equilibrio (Fig. 2.14A). La cóclea u órgano de la audición está formado por los laberintos óseo y
membranoso. El laberinto óseo está relleno de un líquido de composición similar al líquido cefalorraquídeo llamado
perilinfa. Este líquido rodea al laberinto membranoso que está revestido por un epitelio y, a su vez, está relleno de otro
líquido, de composición similar a los líquidos intracelulares, llamado endolinfa. Ambos compartimentos líquidos no se
comunican entre sí. La cóclea es una formación espiral dividida por el laberinto membranoso en dos compartimentos
llamados rampa vestibular o superior que se conecta con la membrana oval y la rampa timpánica o inferior que se
continúa con la ventana redonda (Fig. 2.14B). El compartimiento delimitado por el laberinto membranoso recibe el
nombre de rampa media. La rampa vestibular se conecta con la rampa timpánica al final de la cóclea a través del
helicotrema. La rampa vestibular y la rampa media se encuentran separadas por la membrana vestibular o membrana
de Reissner, mientras la rampa media y la timpánica están separadas por la membrana basilar sobre la cual se dispone
el órgano de Corti (Fig. 2.14.B).

En el órgano de Corti encontramos diversos tipos de células de sostén y las células ciliadas o células sensoriales
propiamente dichas. Estas presentan en sus extremos apicales estereocilios que se sitúan en contacto con una membrana
de carácter gelatinoso llamada membrana tectoria a la que permanecen fuertemente anclados (Fig. 2.14B). Ello permite
que cuando la membrana basilar vibra, toda la estructura que contiene el órgano de Corti vibre junta. Las células ciliadas
hacen en su base sinapsis con las fibras aferentes primarias cuyos somas se sitúan en el ganglio espiral y sus axones
forman el nervio coclear, que no es más que una rama del nervio auditivo o (VII par craneal).

2.12.4. Transmisión del sonido

Los sonidos que puede detectar el oído humano son aquellos con características tales como encontrarse entre 20 a
20.000 herzios de frecuencia y entre 0 a 140 decibelios de intensidad. Dichos sonidos penetran por el conducto auditivo
externo y terminan por hacer vibrar el tímpano que mueve a la cadena de huesecillos y estos, a su vez, a la membrana
de la ventana oval. Dicho movimiento provoca ondas de presión en la perilinfa que se transmite hacia la rampa timpánica
hasta disiparse al chocar con la membrana de la ventana redonda. Las ondas de presión producen también movimientos
en la rampa media y en su endolinfa que terminan afectando a la membrana basilar. Dicha membrana presenta una
diferente composición fibrilar, de tal forma que la membrana situada cerca de la ventana oval vibra más a alta frecuencia,
y la situada cerca del helicotrema vibra más a frecuencias bajas. Como consecuencia de la vibración de la membrana
basilar, los estereocilios de las células ciliadas se desplazan por el rozamiento con la membrana tectoria. Los estereocilios
son estructuras mecanorreceptoras por incluir en su membrana canales iónicos regulados por deformación mecánica y
de ahí, que el movimiento de los cilios provoque su apertura y por tanto, un cambio en la permeabilidad de la membrana
(Fig. 2.14C).

2.12.5. Vía auditiva

Los axones que viajan por el nervio auditivo ingresan en el sistema nervioso central y terminan haciendo sinapsis con
los núcleos cocleares dorsal y ventral del bulbo para terminar decusando y proyectando al núcleo olivar superior (Fig.
2.15A). Desde estos núcleos se proyecta al núcleo del lemnisco lateral y a los tubérculos cuadrigéminos inferiores que,
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MODULO 3. Fisiología

a su vez, envían axones a los núcleos talámicos del cuerpo geniculado medial. Desde esta última estructura se proyecta
a la corteza auditiva primaria situada en la circunvolución superior del lóbulo temporal. En esta corteza encontramos un
alto grado de orientación espacial de las aferencias respecto a la organización de los mecanorreceptores en el órgano de
Corti a lo largo de la membrana basilar. Decimos por ello que la representación en la corteza auditiva de la información
sensorial tiene un alto grado de tonotopía o mapa tonotópico, donde la escala de tonos se encuentra ordenada en el
espacio y siguiendo el mismo orden presente en la membrana basilar (Fig. 2.15B).

Fig. 2.15: Vía auditiva (A) y organización tonotópica en la


corteza auditiva (B). (Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A B

2.13. Sentido del equilibrio. Aparato vestibular

El aparato vestibular es el órgano encargado de detectar las sensaciones de equilibrio. Está constituido por un sistema
de conductos excavados en el hueso temporal y por cámaras membranosas llamadas laberinto membranoso. En el
laberinto membranoso distinguimos los tres conductos semicirculares y dos grandes cámaras llamadas utrículo y sáculo
(Fig. 2.16A). En el interior del utrículo y el sáculo hay una zona sensorial de unos dos milímetros de diámetro denominada
mácula. La mácula del utrículo está situada en el plano horizontal y desempeña un importante papel en la detección del
movimiento de la cabeza con respecto a la línea de fuerza marcada por la gravedad. La mácula del sáculo, sin embargo,
se encuentra situada en el plano vertical y por tanto, desempeñará su función cuando el cuerpo se sitúa en el plano
horizontal (cuando la persona está tumbada).

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Fig. 2.16: Aparato vestibular (A) y detalle de una ampolla vestibular (B).
(Tomado de Tortora y Derrickson. 2013. Principios de Anatomía y Fisiología.)

A B

Conductos
Semi-
circulares

Sobre las máculas encontramos una membrana gelatinosa en la que se dispones numerosos cristales de alta densidad
de carbonato cálcico o estatoconias. Esta membrana gelatinosa descansa sobre los estereocilios de numerosas células
ciliadas. Estas en su membrana basal hacen sinapsis con neuronas sensoriales de primer orden que envían sus axones
por la rama vestibular del nervio auditivo. Cuando la cabeza se desplaza, el peso de las estatoconias inclina los cilios en
la dirección de la gravedad provocando la apertura de canales en sus membranas y por tanto el cambio de permeabilidad
en sus membranas. Este cambio de permeabilidad provoca la despolarización de las células ciliadas y la liberación de
neurotransmisores que desencadenan potenciales de acción en la célula sensorial de primer orden. Entre las células
ciliadas encontramos células que solo responden al movimiento de la cabeza hacia delante, o hacia atrás o hacia los
lados y de ahí que el cerebro no solo esté informado del movimiento de la cabeza, sino además, de hacia donde se
mueve y con que velocidad. Con esta información del desplazamiento de la cabeza en una determinada dirección el
cerebro desencadena los ajustes motores necesarios para el mantenimiento de la postura.

Los tres conductos semicirculares de cada aparato vestibular se sitúan en los tres planos del espacio, perpendiculares
entre sí. En cada conducto semicircular distinguimos un engrosamiento denominado ampolla que está relleno de un
líquido o endolinfa. En cada ampolla encontramos una estructura sensorial llamada cresta acústica con numerosas células
ciliadas (Fig. 2.16B). Los cilios de dichas células se encuentran embebidos en una masa gelatinosa fijada a la parte
superior de la ampolla. Cuando la cabeza gira en un determinado plano, la inercia del líquido que rellena los canales
semicirculares y las ampollas se desplaza en el sentido contrario inclinando los cilios, que al deformarse provocan la
apertura de canales en su membrana y la despolarización de las mismas. Esta despolarización provoca la liberación de
neurotransmisores sobre las neuronas sensoriales de primer orden encargados de conducir al cerebro la información
sobre los cambios de aceleración, velocidad y dirección en la rotación de la cabeza en los tres planos del espacio.

En el equilibrio no solo interviene la información procedente del aparato vestibular que solo detecta la información del
movimiento de la cabeza. Además de esta información, el sistema nervioso central dispone de la información de los
propioceptores del cuello y de toda la información propioceptiva y exteroceptiva que informa sobre la posición en el
espacio de todas las zonas de nuestro cuerpo.

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MODULO 3. Fisiología

2.13.1. Vía vestibular

Los axones de las fibras vestibulares terminan principalmente estableciendo sinapsis sobre los núcleos vestibulares del
bulbo raquídeo y protuberancia, aunque algunos se dirigen directamente hacia el cerebelo. Desde los núcleos vestibulares
se establecen sinapsis con neuronas sensoriales de tercer orden situadas en el cerebelo, o con neuronas de la formación
reticular troncoencefálicas o con neuronas espinales a través de los haces vestibulospinales,. Las señales generadas en
los núcleos vestibulares o reticulares que se envían a la médula espinal provocando la facilitación o inhibición de muchos
músculos antigravitatorios, lo que permite, de forma automática desencadenar ajustes posturales que mantienen el
equilibrio. La información que se envía directamente al cerebelo es la procedente de los canales semicirculares, el cual
tras procesarla transmite órdenes motoras descendentes, que ante los cambios rápidos en la dirección, permiten realizar
los ajustes musculares necesarios para el mantenimiento del equilibrio.

2.14. Generalidades sobre el control del movimiento

Una vez conocidos los detalles de cómo se recoge la información sensorial procedente de los sistemas sensoriales
químico, visual, auditivo y somático, y cómo ésta se procesa en el sistema nervioso, podemos empezar a estudiar el
sistema motor y cómo en respuesta a las entradas sensoriales se desencadenan respuestas motoras que en definitiva
dan lugar a la conducta.

En nuestro cuerpo encontramos tres tipos de músculos, a) esquelético, b) cardíaco, y c) liso. El músculo cardíaco es el
músculo que forma el corazón y el músculo liso el que reviste las vísceras, vasos sanguíneos, tubo digestivo, etc. Ambos
tipos de músculos están bajo el control del sistema nervioso vegetativo, que estudiaremos más adelante. El músculo
esquelético forma la mayor parte de la masa muscular de nuestro cuerpo. Estos mediante su contracción tiran de los
tendones (por los cuales están unidos a los huesos) y permiten el desplazamiento de los mismos. También constituyen
la musculatura de la cara que nos permite la expresión facial o constituye el diafragma cuya contracción desencadena la
inspiración. El músculo esquelético está controlado por el sistema nervioso somático, el cual estudiaremos a continuación.
Es un sistema de control fuertemente jerarquizado. En primera instancia, el control de la musculatura del tronco y
extremidades corresponde a la médula espinal que incluye centro integradores básicos del movimiento. Estos centros
integradores se encuentran supeditados a otros presentes en el tronco del encéfalo que a su vez son modulados por la
corteza cerebral.

2.15. Funciones motoras de la médula espinal

La información sensorial que proviene de la piel, músculos y vísceras es conducida a la médula espinal por neuronas
sensoriales de primer orden cuyo soma se encuentra en los ganglios de las raíces dorsales. Las raíces ventrales de la
médula espinal contienen los axones motores que inervan los músculos. En la médula espinal existe una disposición muy
ordenada de los grupos de neuronas sensoriales y motoras situándose estas en el centro de la médula espinal,
constituyendo la sustancia gris de la misma. En las astas dorsales de la sustancia gris se sitúan los núcleos o conjuntos
de neuronas sensoriales y en las astas ventrales los núcleos motores o neuronas que inervan los músculos y que por
tanto desencadenan su contracción. La médula espinal también contiene vías ascendentes a través de las cuales la
información sensorial alcanza el encéfalo y vías descendentes que traen órdenes motoras desde el encéfalo a las neuronas
motoras. Estas vías ascendentes y descendentes se disponen en la periferia de la médula espinal constituyendo la
sustancia blanca de la misma.

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La médula espinal integra circuitos neuronales completos que pueden desencadenar actos motores reflejos complejos
como los que describiremos a continuación. El primero de ellos es el reflejo miotático (Fig. 2.17A). Como ya hemos
descrito, en el vientre de los músculos esqueléticos se encuentran propioceptores denominados husos musculares que
informan de la longitud de los músculos. Así, la descarga de potenciales de acción de las neuronas sensoriales de primer
orden aumenta a medida que aumenta la longitud del mismo y disminuye a medida que el músculo se acorta. Estas
neuronas sensoriales de velocidad de conducción alta (tipo alfa) efectúan sinapsis con las motoneuronas del asta ventral
que contraen dicho músculo constituyendo un arco reflejo monosináptico, puesto que sólo se interpone una sinapsis
entre las aferencias sensoriales primarias y la neurona motora. Este arco reflejo previene de un excesivo estiramiento
del músculo.

Fig. 2.17: reflejo miótatico (A) y reflejo miotático inverso


(B). (Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A B

Los husos musculares no son los únicos propioceptores que envían información a la médula espinal desde los músculos.
En los tendones situados en los extremos de los músculos se sitúan los órganos tendinosos de Golgi que informan del
grado de tensión que ejerce el músculo sobre el mismo cuando se contraen. Estos receptores sensoriales envían
información sensorial a la médula espinal donde hacen sinapsis con interneuronas inhibidoras de las neuronas motoras.
Por tanto, la excitación de los órganos tendinosos de Golgi, por una contracción excesiva de la musculatura, provoca
mediante un arco reflejo bisináptico la inhibición de las motoneuronas de dicho músculo y por tanto la relajación del
mismo (Fig. 2.17B). Nos encontramos de nuevo ante un reflejo protector de la musculatura cuyo circuito está totalmente
integrado en la médula espinal.

La médula espinal contiene también numerosos circuitos complejos implicados en numerosos reflejos como el reflejo de
flexión, que nos permite retirar una extremidad cuando a la médula espinal llega información propioceptiva o nociceptiva,
o el reflejo extensor cruzado que se utiliza para realizar los ajustes motores necesarios para compensar la carga adicional
impuesta por la retirada de una extremidad provocada por el reflejo flexor. Este último es un reflejo polisináptico que
incluye un amplio conjunto de interneuronas que envían la información al lado contralateral de la médula espinal. Por
último, la evidencia de que la sección completa de la médula espinal a nivel torácico en gato deja las patas traseras con
la capacidad de generar movimientos de marcha alternantes y coordinados como si el animal permaneciese intacto, nos
indica que en la médula espinal se integran generadores centrales de la marcha. No obstante, la evidencia de que dichos

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MODULO 3. Fisiología

patrones motores no se mantienen en el tiempo sin estimulación sensorial implica que estos generadores de patrones
motores están bajo el control de estructuras superiores que contribuyen al control motor.

2.16. Funciones motoras troncoencefálicas

El tronco del encéfalo es la estructura intermedia implicada en el control motor. En él encontramos núcleos puramente
motores donde se localizan los somas de las neuronas cuyos axones constituyen los nervios motores de los pares
craneales tercero (oculomotor), quinto (trigeminal), sexto (abducens), séptimo (facial), décimo (núcleo motor dorsal del
vago y duodécimo (hipogloso) que inervan la musculatura facial, faríngea, laríngea, lingual y los músculos extraoculares
responsables del movimiento de los ojos.

Desde el tronco del encéfalo salen numerosos tractos axonales descendentes que constituyen la vía ventromedial que
controlan los músculos proximales (músculos que mueven el hombro, codo, pelvis y rodilla) y axiales (responsables del
movimiento del tronco). Los tractos vestíbulospinales (que trabajan cooperativamente con los tectoespinales) permiten
mantener la cabeza equilibrada sobre los hombros cuando el cuerpo se mueve o se gira la cabeza en respuestas a
entradas sensoriales. Tiene su origen en los núcleos vestibulares del bulbo raquídeo, e integran la información sensorial
procedente de los aparatos vestibulares. El tracto tectospinal tiene su origen en el colículo superior del mesencéfalo, que
integra aferencias directas procedentes de la retina e indirectas desde la corteza visual, somatosensorial y auditiva. Es
por tanto una estructura que establece un mapa del mundo que nos rodea, imprescindible para que podamos hacer
movimientos de orientación que nos permitan girar nuestro cuerpo, la cabeza o los ojos al punto de la imagen que
queramos enfocar en nuestra fóvea. Los tractos reticuloespinales pontinos y bulbares tienen su origen en las formaciones
reticulares del tronco cerebral (Fig. 2.18A). La formación reticular es una compleja red de circuitos neuronales que
integran aferencias sensoriales y desencadenan respuestas motoras. El tracto reticular pontino desencadena reflejos
antigravitatorios a través de los circuitos presentes en la médula espinal, facilitando la contracción de los músculos
extensores de la extremidades inferiores y en humanos la excitación de los flexores de las extremidades superiores.
Desencadenan, por tanto, reflejos tendentes a mantener la verticalidad. El tracto reticuloespinal bulbar desempeña la
función antagonista dado que libera a los músculos antigravitatorio del control reflejo. En líneas generales, la vía
ventromedial, formada por los cuatro tractos mencionados, participan principalmente en el mantenimiento de la posición
y en determinados movimientos reflejos desencadenados en mayor medida por la aferencias sensoriales procedentes del
aparato vestibular.

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MODULO 3. Fisiología

Fig. 2.18: Tractos reticulospinales (A) y tracto corticospinal (B).


(Figuras modificadas de Bear y col., Neurociencia. Explorando el cerebro).

A B

El tronco del encéfalo participa también en el control de movimientos estereotipados subconscientes, como se pone de
manifiesto en los niños anencefálicos que carecen de estructuras encefálicas situadas por encima de la región
mesencefálica. En algunos casos esto niños se mantienen con vida algunos meses tras el nacimiento y son capaces de
ejecutar muchos patrones motores estereotipados relacionados con la alimentación, como son la succión, la expulsión
de la boca de alimentos desagradables y movimientos de las manos para llevarse los dedos a la boca. Estos niños
bostezan, ríen, lloran y hacen seguimientos de objetos con los ojos y la cabeza. Por tanto, el tronco del encéfalo incluye
todos los circuitos que generan estos patrones motores.

2.17. Control cortical del movimiento

El nivel superior del control del movimiento está constituido por la corteza motora, un área cuya estimulación eléctrica
débil produce la contracción muscular y cuya destrucción genera déficit motor. La corteza motora es un área situada en
el lóbulo frontal que se extiende por delante del surco central en la circunvolución precentral. De dicha área sale un
tracto motor o tracto corticoespinal que en su viaje descendente decusa a nivel de las pirámides del bulbo (y por ello
recibe el nombre de vía piramidal o vía lateral) en su camino hacia la médula espinal (Fig. 2.18B). Un diez por ciento de
los axones que se originan en la corteza motora no alcanza la médula espinal. Estos hacen sinapsis en el tronco del
encéfalo y constituyen el haz corticobulbar. Este haz provee de información a los núcleos motores e interneuronas del
tronco del encéfalo y ponen bajo su control a las neuronas que dan lugar a los tractos reticuloespinal pontino y bulbar.
Del 90% restantes que se dirigen a la médula espinal por el tracto corticoespinal entre un 10 a un 20% hacen sinapsis
sobre las motoneuronas espinales y el resto sobre las interneuronas que constituyen los circuitos neuronales motores de
la médula espinal.

En la corteza motora los músculos están representados de una forma organizada siguiendo mapas somatotópicos
parecidos a los ya descritos en las áreas sensoriales. Sin embargo, las zonas que ejecutan movimientos finos, como los
dedos o músculos de la lengua y cara, están controlados por neuronas que ocupan un porcentaje relativo mayor que las
neuronas que inervan músculos relacionados con movimientos más groseros. Nuevamente, las zonas que están inervadas
más densamente ocupan una mayor zona en la corteza motora.

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La corteza motora está organizada histológicamente en seis capas. La capa I es la más próxima a la piamadre. Las fibras
aferentes sensoriales terminan en las capas I a V mientras que las capas eferentes (que dan lugar a los tractos
corticobulbar y corticoespinal) se originan en las capas V y VII . Las fibras aferentes talámicas con información
somatosensorial hacen sinapsis en la capa IV, mientras que las procedentes de núcleos no específicos constituyendo
aferencias difusas terminan en la capa I. Las aferencias cerebelosas terminan en la capa IV. Además existe una
organización columnar donde todos los circuitos relacionados con la contracción de un mismo músculo se encuentran
agrupados en columnas de aproximadamente un milímetro de grosor. De ahí que microestimulaciones de zonas puntuales
de la corteza motora puedan provocar contracciones rápidas y bruscas de un solo músculo situado contralateralmente a
la zona estimulada. Un estímulo más intenso en la misma zona provoca a continuación el reclutamiento de músculos
adyacentes al primero, lo cual pone en evidencia el mapa motor somatotópico presente en dicha estructura. En resumen,
las neuronas de la corteza motora primaria controlan la fuerza y la longitud de los músculos y en consecuencia, la posición
y el movimiento de las articulaciones. Gracias a las conexiones que mantiene la corteza somatosensorial con la corteza
motora, ésta puede responder de forma directa a los estímulos sensoriales.

En la superficie media de los hemisferios, justo rostral a la corteza motora primaria, encontramos una corteza motora
suplementaria cuya estimulación produce movimientos cualitativamente diferentes a los originados en la corteza motora
primaria. Generan movimientos de mayor duración que perduran tras el cese de la estimulación sensorial y que presentan
un componente bilateral. Esta área está interconectada con la corteza motora primaria y con los ganglios basales y
podrían estar implicados en la participación de secuencia de movimientos y en la preparación de movimientos complejos.

2.18. Ganglios basales

Los ganglios basales están constituidos por los núcleos caudado y putamen (que forman el núcleo estriado), el globo
pálido y el subtálamo (Fig. 2.19A). La sustancia negra del mesencéfalo está conectada recíprocamente con los ganglios
basales y de ahí, que funcionalmente podamos incluirla como parte de los mismos. Se establece un circuito en el cual la
información circula desde la corteza (frontal, prefrontal y parietal) al estriado y de ahí al globo pálido que envía la
información al subtálamo y este de nuevo a la corteza, en especial, al área motora suplementaria. En líneas generales
podemos atribuir a los ganglios basales las funciones de ayudar a planificar y controlar patrones complejos de
movimientos musculares, mediante el control de la intensidad relativa de movimientos secuenciales o de la dirección de
los movimientos múltiples sucesivos. El estudio de enfermedades humanas como las enfermedades de Parkinson o Corea
de Hungtinton (caracterizadas por desordenes motores por afectaciones de los sustancia negra y ganglios basales,
respectivamente) ha respaldado este papel motor de los ganglios basales en la iniciación de los movimientos voluntarios.

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Fig. 2.19: Ganglios basales (A) y visión lateral (B) y dorsal (C) del cerebelo.
(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro, y Guyton y Hall, 2016. Tratado de fisiología médica).

A B

2.19. El cerebelo

El cerebelo se sitúa encima de la protuberancia a la cual permanece unida a través de unos gruesos tallos denominados
pedúnculos (Fig. 2.19B). La parte visible del cerebelo está constituida por una fina capa de corteza fuertemente plegada,
dividida en lóbulos, lo que permite un aumento notable de la superficie cerebelosa. Es en la corteza cerebelosa donde se
sitúan el mayor número de neuronas de esta estructura, a excepción hecha de las neuronas situadas en los núcleos
cerebelosos profundos. Estos últimos están situados entre la sustancia blanca del cerebelo constituyendo los núcleos de
relevo de las eferencias corticales hacia diversas estructuras del tronco del encéfalo. En el cerebelo distinguimos tres
zonas claramente diferenciadas (Fig. 2.19C): la región de la línea media que recibe el nombre de vermis, que separa a
los dos hemisferios cerebelosos laterales entre sí, y el lóbulo más caudal de la estructura denominado lóbulo
floculonodular. Estas tres divisiones anatómicas se corresponden con las tres divisiones funcionales del cerebelo. El lóbulo
floculonodular funcionalmente forma parte del sistema vestibular (denominado vestibulocerebelo), pues recibe las
aferencias de los canales semicirculares vestibulares. Tras procesar la información vestibular desencadena respuestas
motoras a través de los núcleos de la formación reticular troncoencefálica y médula espinal. El vermis envía eferencias
a las estructuras del tronco del encéfalo que dan lugar a las vías espinales descendentes ventromediales que controlan
la musculatura axial. A través de estas vías, el vermis desempeña la función de controlar y realizar las adaptaciones
correctoras en las actividades motoras del cuerpo (constituyendo por tanto el espinocerebelo). Para lograrlo el cerebelo
dispone de una copia de todas las vías sensoriales aferentes y de una copia de las órdenes motoras que provienen de la
corteza motora. El cerebelo compara la información de las dos, compara los movimientos reales que se están ejecutando,
y que conoce a través de la información sensorial periférica, con los movimientos que el sistema motor pretende. Cuando
la comparación entre las dos no es coincidente el vermis transmite de forma instantánea señales correctoras adecuadas
al sistema motor para aumentar o disminuir el grado de activación de los músculos implicados en el movimiento. Visto
desde este punto de vista, el vermis es una estructura controladora que elimina el error motor y, por si fuera poco, sus
circuitos neuronales cerebelosos tienen la capacidad de aprender a realizar movimientos futuros más intensos o más
suaves para lograr el objetivo deseado. Por último, los hemisferios cerebelosos se relacionan con las estructuras que
forman la vía lateral donde juega un papel central la corteza motora en el movimiento de las extremidades. Es en esta

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vía donde los hemisferios cerebelosos desempeñan papeles importantes en la planificación de las actividades motoras
secuenciales y en la rápida progresión de un movimiento al siguiente y constituyen, por tanto, el cerebrocerebelo.

2.20. Sistema nervioso vegetativo

El sistema nervioso vegetativo constituye, junto con el sistema nervioso somático, el conjunto de las eferencias del
sistema nervioso central. A diferencia con el sistema nervioso somático que solo controla a los músculos esqueléticos, el
sistema nervioso vegetativo controla cada uno de los tejidos, vísceras y músculos inervados por él. También difiere con
el primero en la localización de las neuronas motoras que inervan los órganos efectores. Las neuronas motoras
vegetativas se sitúan fuera del sistema nervioso central, en unas agrupaciones celulares que se denominan ganglios
vegetativos situados en el sistema nervioso periférico. Las neuronas de dichos ganglios se denominan neuronas
postganglionares. Estas a su vez, reciben aferencias sinápticas de neuronas llamadas preganglionares cuyos somas se
sitúan en la médula espinal y en el tronco del encéfalo. Por tanto, en el sistema nervioso vegetativo la transmisión de
órdenes desde el SNC hasta los efectores se realiza a través de una vía bisináptica, que contrasta con la vía directa
utilizada por el sistema nervioso somático.

2.20.1. Divisiones funcionales del sistema nervioso vegetativo

En el sistema nervioso vegetativo se reconocen dos divisiones funcionales diferentes: la división simpática (Fig. 2.20A)
y la división parasimpática (Fig. 2.20B) que poseen una estructura y neurotransmisores diferenciados. Los somas de las
neuronas preganglionares simpáticas se localizan en la sustancia gris intermedio-lateral del tercio medio de la médula
espinal de los segmentos torácicos y lumbares. Sin embargo, los somas preganglionares de la división parasimpática se
sitúan en el tronco cerebral y en los segmentos más caudales de la médula espinal o segmentos sacros. Ello permite una
segregación anatómica perfecta entre ambos sistemas. Tampoco comparten ambas divisiones los ganglios donde se
localizan los somas postganglionares. En el caso de la división simpática la mayoría de los ganglios constituyen la cadena
simpática que se sitúa próxima y en paralelo a la médula espinal. En la división parasimpática, por el contrario, los
ganglios se encuentran cerca de sus órganos diana o dentro de ellos.

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Fig. 2.20: Sistema nervioso vegetativo, división simpática (A)


y parasimpática (B). (Tomado de Ganong, 2017. Fisiología médica).
A B

El sistema nervioso vegetativo inerva el corazón, vasos sanguíneos, bronquios de los pulmones, glándulas secretoras
(salivares, sudoríparas, etc…). Regula las funciones digestivas y metabólicas del hígado, tubo gastrointestinal, páncreas,
riñón, y vejiga urinaria. Por último, participan en las respuestas sexuales de los genitales y órganos sexuales. Dado que
la mayoría de los órganos y vísceras presentan doble inervación por las dos divisiones vegetativas. Cuando esto ocurre
ambas divisiones ejercen una influencia recíproca (cuando la influencia de una de la divisiones es elevada, la influencia
de la otra es baja) y opuestas entre sí (a modo de ejemplo, la actividad simpática aumenta la frecuencia de los latidos
del corazón, mientras que la estimulación parasimpático la disminuye, o la estimulación simpática disminuye la motilidad
intestinal y la parasimpático la aumenta). No obstante, existen excepciones, como la doble inervación del pene donde la
estimulación parasimpática produce la erección y la estimulación simpática desencadena la eyaculación. Tampoco todos
los tejidos presentan doble inervación vegetativa. Por ejemplo, los vasos sanguíneos de la piel solo presentan inervación
simpática y las glándulas lacrimales solo inervación parasimpática.

El sistema nervioso vegetativo simpático desencadena las numerosas respuestas fisiológicas asociadas con el estrés que
contribuyen a proteger el cuerpo de los peligros que lo desencadenaron. Estas incluyen un aumento de la frecuencia
cardiaca y de la presión arterial, una disminución de las funciones digestivas y una movilización de las reservas de
glucosa, entre otras. Cuando pasa la situación de estrés biológico se activa la división parasimpática que revierte los
procesos fisiológicos, entre otros disminuye la frecuencia cardiaca, y la presión arterial, aumenta la motilidad del tracto
gastrointestinal y se deja de sudar.

Las divisiones simpáticas y parasimpáticas del sistema nervioso vegetativo también se diferencian en los
neurotransmisores que utilizan. En ambos casos el neurotransmisor utilizado en las neuronas preganglionares es la
acetilcolina. Las neuronas parasimpáticas postganglionares liberan acetilcolina, mientras que las neuronas de la mayor
parte de la división simpática utilizan noradrenalina. La acetilcolina parasimpática se caracteriza por tener un efecto muy
local sobre el órgano efector, mientras que el efecto de la noradrenalina simpática frecuentemente es más extenso, e
incluso puede pasar a la sangre. Este efecto de la noradrenalina se ve potenciado por la descarga de adrenalina a la
sangre en la médula adrenal por estimulación simpática. Esta adrenalina al pasar a la sangre desencadena toda una serie
de efectos simpáticos coordinados que abarcan a todo el organismo.

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MODULO 3. Fisiología

2.20.2 Control central del sistema nervioso vegetativo

En el tronco del encéfalo encontramos redes neuronales completas que participan en el control del sistema nervioso
vegetativo. Ello permite que algunas funciones vegetativas, como el control cardiovascular y respiratorio permanezcan
relativamente inalteradas en situaciones de deaferentación de estructuras superiores al tronco del encéfalo. En dichos
circuitos cabe destacar el papel desempeñado por el núcleo del tracto solitario, como integrador de la información
sensorial de los órganos de nuestro cuerpo que reenvía de forma ordenada a los núcleos vegetativos del tronco cerebral.

En el mayor nivel de jerarquía vegetativa nos encontramos al hipotálamo, una zona que recibe información sensorial del
cuerpo y de ahí que pueda anticipar alguna de sus necesidades y proporcionar coordinación en sus salidas eferentes
neuronales y hormonales. Sus conexiones con los núcleos del tronco del encéfalo y médula espinal, donde se sitúan las
neuronas preganglionares simpáticas y parasimpáticas, adquieren un papel clave para entender el control de las
funciones vegetativas. En el hipotálamo se reconocen núcleos y áreas implicados en funciones específicas vegetativas.
Así, la estimulación del hipotalámo posterior provoca un aumento de la presión arterial y dilatación pupilar, del núcleo
dorsomedial estimulación gastrointestinal y del núcleo perifornical hambre. El núcleo ventromedial desencadena la
sensación de saciedad, el cuerpo mamilar reflejos de alimentación y el área preóptica medial contracción vesical y
disminución de la frecuencia cardiaca y presión arterial. La estimulación de las áreas posteriores al área preóptica
estimula respuestas fisiológicas relacionadas con la regulación térmica como la estimulación de la sudoración y el jadeo
o del núcleo paraventricular respuestas relacionadas con la regulación del agua corporal. Otras zonas del hipotálamo
como el núcleo arqueado y la zona periventricular están más relacionadas con el control neuroendocrino y se discutirán
en el capítulo dedicado al mismo.

Desde el punto de vista fisiológico, podemos considerar al hipotálamo como el centro del sistema límbico con el que
forma un complejo entramado de conexiones (Fig. 2.21B). Entre las estructuras del cerebro basal que forman el sistema
límbico podemos citar el área paraolfatoria, epitálamo, núcleos anteriores del tálamo, porciones de los ganglios basales,
hipocampo y la amígdala. Las áreas mencionadas incluyen los centros de castigo y recompensa cuya estimulación provoca
reacciones de furia, agresividad, miedo, impulso sexual, grado de vigilancia y excitación, placer, euforia, etc,
encargándose la amígdala en seleccionar la conducta emocional apropiada para cada ocasión puntual. Rodeando a las
zonas subcorticales mencionadas encontramos la corteza límbica que forma una especie de anillo que rodea toda la
corteza cerebral (Figs. 2.21A y 2.21B). La función de la corteza límbica es la constituir, con el resto de la corteza cerebral
y con las estructuras subcorticales límbicas, áreas de asociación cerebral para el control de la conducta. A modo de
ejemplo, la corteza temporal anterior participa, en asociación con las vías sensoriales del gusto y el olfato, en
desencadenar respuestas emocionales en respuesta a las entradas sensoriales mencionadas. En su conjunto, el sistema
límbico tiene al hipotálamo como vía de salida, que a su vez proyecta al tronco cerebral para mediar las respuestas
vegetativas asociadas a las emociones.

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MODULO 3. Fisiología

A Fig. 2.21: Corteza límbica (A) y estructuras


límbicas (B). (Tomado de Ganong, 2017. Fisiología médica).

Neocorteza
Paleocorteza

2.21. Ritmos cerebrales

Todo en nuestro entorno es rítmico. Por ejemplo, la temperatura y la luz diurna varía a lo largo del día y de las estaciones.
Para sobrevivir en estas condiciones es preciso que nuestra conducta se adecue a los ritmos del entorno. El patrón
fisiológico rítmico más evidente es el ciclo vigilia sueño, un ejemplo de ritmo circadiano de 24 horas. Sin embargo existen
otros muchos en el organismo con ciclo mucho más cortos, como el patrón respiratorio, o más largos como el ciclo
menstrual. La presencia de ritmos con patrones fijos implican la existencia de relojes que los fijen y que, en muchos
casos, no son más que circuitos nerviosos presentes en el sistema nervioso central. Los mamíferos disponen de un par
de agrupaciones neuronales en el hipotálamo constituyendo los núcleos supraquiamáticos, que hacen la función de relojes
biológicos. Sus células presentan un patrón circadiano de actividad neural que incluso mantienen en condiciones aisladas
in vitro. Este núcleo envía información siguiendo un patrón de actividad circadiana a numerosas áreas del hipotálamo,
mesencéfalo y diencéfalo. Puesto que la conducta del individuo está sincronizada con el patrón luz-oscuridad el reloj
biológico, constituido por el núcleo supraquiasmático, se encuentra sincronizado con dicho ciclo de luz gracias a las
aferencias directas que recibe a través del tracto retinohipotalámico y que le provee de la información procedente de las
células ganglionares de la retina.

Durante un día normal los mamíferos desarrollan un patrón cíclico de conductas muy diferentes entre sí y que se
denominan estados de vigilia y sueño. Dentro de la fase de sueño, a su vez, se pueden definir dos estados denominados
sueño REM (de movimientos oculares rápidos o sueño paradójico) y sueño no REM que alternan entre sí siguiendo un
ritmo ultradiano (menor a 24 horas). Estos patrones se acompañan de un ciclo de excitabilidad nerviosa alta durante la
vigilia y baja durante el sueño no REM. Así la actividad simpática y el tono muscular es mayor durante la vigilia mientras
que durante el sueño no REM la actividad simpática disminuye conforme aumenta la actividad parasimpática. Por tanto,
durante el sueño no REM la presión arterial y la frecuencia cardiaca caen, los vasos sanguíneos se dilatan, la actividad
del tubo digestivo aumenta, la respiración y la función renal disminuyen, los músculos se encuentran en estado de
relajación completa y el metabolismo basal en su conjunto disminuye en un 30%. Es muy probable que en el tronco del
encéfalo exista una red neuronal osciladora que desencadena los ritmos de vigilia y sueño. En él debe jugar un papel
fundamental el sistema activador reticular ascendente (SARA) que mediante sus proyecciones hacia el tálamo lo excitan

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poderosamente y este, a su vez, excita a la corteza cerebral. Diversas agrupaciones neuronales aumentan sus tasas de
disparo en momentos previos al despertar. Entre ellas hay que incluir a las células del locus coeruleus, que contienen
noradrenalina, los núcleos del rafe que utilizan serotonina y a diversas áreas del tronco del encéfalo que utilizan
acetilcolina e histamina como neurotransmisores. Aun cuando no está claro el mecanismo que desencadena el sueño no
REM, si se ha demostrado que los conjuntos neuronales que utilizan noradrenalina, serotonina y acetilcolina antes
descritos sufren una disminución en sus tasas de descarga de potenciales de acción al inicio de dicha fase y una profunda
depresión durante la fase REM que a su vez, se caracteriza por brotes de actividad de neuronas colinérgicas de la
protuberancia. La red neuronal formada por el sistema activador reticular ascendentes junto con los núcleos mencionados
del tronco del encéfalo deben constituir un oscilador neuronal que bajo la influencia del núcleo supraquiasmático del
hipotálamo adapta los patrones conductuales de vigilia y sueño del individuo a los ciclos circardianos de luz y oscuridad.

2.22. Funciones intelectuales del cerebro

Sobre la corteza cerebral se ha establecido un mapa funcional en el que se divide su superficie en zonas sensoriales
primarias, zonas motoras primarias y zonas de asociación (Figs. 2.22A y 2.22.B). Hasta ahora hemos definido las cortezas
somatosensoriales SI y SII, y las cortezas visual, gustativa y auditiva donde termina la información sensorial procedentes
de los receptores sensoriales. En ellas se analizan por separado la información relacionada con una sensación particular.
Por ejemplo, la estimulación eléctrica puntual de alguna de ellas nos produce sensaciones simples de dolor o calor en
zonas muy concretas de la piel si estimulamos la corteza SI, o destellos luminosos si se estimula la corteza visual
primaria, o un sonido de una determinada frecuencia o intensidad tras estimulación de la corteza auditiva. Sin embargo,
para obtenerse patrones visuales complicados o para analizar sonidos complejos deben entrar en juego el conjunto de
grandes áreas corticales o de asociación situadas en los lóbulos parietales, occipitales y temporales conocidas como áreas
de interpretación somáticas, áreas de interpretación auditivas y áreas de interpretación visual que se extienden de 1 a
5 centímetros en todas direcciones alrededor de las zonas sensoriales primarias (Fig 2.22C). Por encima de todas ellas
encontramos un área de interpretación general o área de interpretación terciaria, más conocida como área de Wernicke,
situada en el lóbulo temporal que pone en relación los patrones sensoriales que abarcan más de una modalidad sensorial.
La pérdida de esta área conduce al individuo que lo sufre a un estado de demencia permanente.

Fig. 2.22: Zonas funcionales de la corteza cerebral.


(Tomado de Bear y col., 2016. Neurociencia. Explorando el cerebro).

A B

C D

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MODULO 3. Fisiología

El área de Wernicke presenta hasta el doble del tamaño en el lado izquierdo respecto del derecho en el 95% de los recién
nacidos. Ello probablemente determine que el hemisferio dominante para las funciones interpretativas y de regulación
motora sea el izquierdo en la mayoría de la población. Ello determina, entre otras cosas, que la mayoría de los humanos
seamos diestros o que el área del habla premotora (o área de Broca) localizada lateralmente en el área frontal intermedia,
sea casi siempre dominante en el lado izquierdo del cerebro.

Por delante de las áreas motoras encontramos las áreas prefrontales. Estas áreas participan en la regulación de ciertos
tipos de conductas, en especial en la elección del tipo de conducta adecuada para cada situación social, función que
realizan a través de sus conexiones con el sistema límbico. Otras funciones atribuidas a la corteza prefrontal es la de
aumentar en profundidad y abstracción los pensamientos como la capacidad de pronosticar y planear el futuro o
considerar las consecuencias de las acciones motoras antes de ejecutarlas, resolución de resolver problemas matemáticos
o de controlar nuestras actividades conforme a la moral.

La conducta es el fruto del trabajo cooperativo del sistema nervioso. Este trabajo cooperativo puede ponerse de
manifiesto en los ejemplos de conductas motoras “simples” desencadenadas por entradas sensoriales, como por ejemplo
al nombrar un objeto que aparece repentinamente en nuestro campo visual (Fig. 2.22D). En este ejemplo observaremos
como se activan de forma secuencial la corteza visual primaria, corteza visual secundaria, corteza asociativa parieto-
temporo-occipital, área de Wernicke, región de Broca de la hemicorteza izquierda, y por último el área correspondiente
a los músculos de la cara en la corteza motora. Es probable que el pensamiento, la conciencia y la memoria sean el fruto
cooperativo del conjunto de las redes neuronales presentes a lo largo de todo el sistema nervioso, en el que participan
de forma relevante la corteza cerebral, el tálamo y el sistema límbico junto a la formación reticular troncoencefálica. En
este esquema, las estructuras más caudales estarían implicadas en características simples y unitarias del pensamiento
dándole cada una de ellas su pincelada, mientras que la corteza cerebral se encargaría del modelado de los detalles y de
la interrelación de los múltiples matices que enriquecen los patrones conductuales. Estos se verían influenciados por las
experiencias previas guardadas en los almacenes de memoria, que probablemente se encuentren dispersos por todas
las áreas de asociación secundarias y terciarias de la corteza cerebral.

Autor: Pedro Núñez Abades


Catedrático de Universidad. Universidad de Sevilla.

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MODULO 3. Fisiología

CAPÍTULO 3.- SANGRE. SISTEMA INMUNITARIO

Autor: Alfonso Mate Barrero

1. PROPIEDADES GENERALES DE LA SANGRE


2. ELEMENTOS FORMES DE LA SANGRE
2.1. ERITROCITOS (HEMATÍES, GLÓBULOS ROJOS)
2.2. LEUCOCITOS (GLÓBULOS BLANCOS)
2.2.1. Neutrófilos
2.2.2. Eosinófilos
2.2.3. Basófilos
2.2.4. Monocitos
2.2.5. Linfocitos
2.3. TROMBOCITOS (PLAQUETAS)
3. HEMATOPOYESIS
3.1. MADURACIÓN DE LOS ERITROCITOS: ERITROPOYESIS
3.2. MADURACIÓN DE LOS LEUCOCITOS: LEUCOPOYESIS
3.3. MADURACIÓN DE LOS TROMBOCITOS: TROMBOPOYESIS
4. METABOLISMO DEL HIERRO
5. GRUPOS SANGUÍNEOS
5.1. SISTEMA AB0
5.1.1. Sustancias que componen el sistema
5.1.2. Anticuerpos del sistema AB0
5.1.3. Grupos y subgrupos del sistema AB0
5.1.4. Determinación del grupo AB0
5.2. SISTEMA Rh
5.2.1. Variantes antigénicas del sistema Rh
5.2.2. Anticuerpos del sistema Rh
5.2.3. Determinación del sistema Rh
5.2.4. Prueba de Coombs
6. HEMOSTASIA
6.1. FUNCIÓN DE LOS VASOS SANGUÍNEOS EN LA HEMOSTASIA
6.2. FUNCIÓN DE LAS PLAQUETAS
6.3. COAGULACIÓN SANGUÍNEA
6.3.1. Factores de la coagulación
6.3.2. Mecanismo de la coagulación
6.3.2.1. Vía intrínseca
6.3.2.2. Vía extrínseca
6.3.2.3. Vía común
6.3.3. Teoría actual de la coagulación
6.3.4. Inhibidores fisiológicos de la coagulación
6.3.4.1. Antitrombina III
6.3.4.2. Otros inhibidores
6.4. FIBRINÓLISIS
7. INFLAMACIÓN E INMUNIDAD
7.1. INMUNIDAD NATURAL

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MODULO 3. Fisiología

7.1.1. Fagocitos
7.1.2. Células agresoras naturales e interferones
7.1.3. Eosinófilos y mastocitos
7.1.4. Sistema del complemento
7.1.5. Proteínas de fase aguda
7.2. INMUNIDAD ADQUIRIDA
7.2.1. Ganglios linfáticos
7.2.2. Linfocitos B y anticuerpos
7.2.3. Linfocitos T e inmunidad celular
7.3. RECEPTORES TIPO TOLL Y TIPO NOD

1. PROPIEDADES GENERALES DE LA SANGRE

La sangre es un fluido que permite la comunicación vital entre los distintos tejidos de nuestro organismo contribuyendo
de este modo al mantenimiento de la homeostasia. Constituye aproximadamente un 8 % del peso corporal,
promediándose un valor de unos 5 L en un individuo adulto normal. De este volumen, denominado volemia, 1 L se
localiza en los pulmones, 3 L en la circulación venosa sistémica, y el resto se reparte entre el corazón, las arterias
sistémicas, las arteriolas y los capilares. La temperatura sanguínea es de unos 38 ºC, algo mayor que la corporal, y su
pH es ligeramente alcalino (7,4).

La sangre es un tipo especial de tejido conectivo formado por un componente líquido (el plasma) más los elementos
formes en suspensión: eritrocitos (hematíes, glóbulos rojos), leucocitos (glóbulos blancos) y trombocitos (plaquetas).
Estas células se forman en la médula ósea, se vierten al torrente circulatorio y se destruyen por el sistema fagocítico,
existiendo un equilibrio entre destrucción y formación en condiciones normales. La separación del plasma y los elementos
formes se realiza fácilmente por centrifugación de la sangre a baja velocidad. Después de este tratamiento, los hematíes,
más densos, quedan concentrados en la parte inferior del tubo, mientras que el plasma aparece por encima de estos
como un líquido de color amarillo claro. Entre los hematíes y el plasma se dispone una fina capa de leucocitos y plaquetas,
que constituye lo que se denomina estrato leucocitario (Figura 3.1).

El hematocrito se define como el porcentaje de sangre ocupado por los eritrocitos; su valor normal en el hombre es
45-50%, y en mujeres algo menor (40-45%). Por su parte, el plasma supone aproximadamente el 55% de la volemia,
y está formado por agua (90%), iones, proteínas (entre ellas albúmina, globulinas y fibrinógeno), gases y otras moléculas
orgánicas en tránsito (glucosa, hormonas, productos de excreción, etc.). Las proteínas plasmáticas constituyen un 7%
del volumen total de plasma. Entre ellas se encuentran la albúmina, globulinas (α, β, γ) y los factores de la coagulación.

Entre las numerosas funciones biológicas de la sangre podemos destacar las siguientes:

• Distribución de nutrientes desde el intestino a los tejidos.


• Intercambio de gases: transporte de oxígeno desde los pulmones hasta los tejidos y de dióxido de carbono en
sentido inverso, para su eliminación con la respiración.
• Transporte de productos de desecho del metabolismo hacia el riñón para su excreción.
• Transporte de hormonas desde las glándulas endocrinas hasta los tejidos diana.
• Regulación del pH mediante sistemas tamponadores.
• Función inmunológica mediante las acciones de los leucocitos, inmunoglobulinas y proteínas del complemento,
entre otros.
• Evita las hemorragias mediante el sistema de la hemostasia.

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MODULO 3. Fisiología

2. ELEMENTOS FORMES DE LA SANGRE

Como hemos dicho, los elementos formes de la sangre incluyen: eritrocitos, leucocitos (que se subdividen en cinco tipos
de células diferenciadas por su morfología y reacciones frente a diversos colorantes, como veremos más adelante), y
plaquetas, siendo los primeros los más numerosos con diferencia (Figura 3.2).

2.1. ERITROCITOS (HEMATÍES, GLÓBULOS ROJOS)

Los eritrocitos son, como hemos dicho, el tipo de célula más numerosa de la sangre. Su principal función es transportar
el oxígeno desde los pulmones a los tejidos por unión a la proteína hemoglobina. Los eritrocitos normales poseen forma
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MODULO 3. Fisiología

de disco bicóncavo de unos 7 µm de diámetro y 90 µm 3 de volumen promedio, siendo células que no poseen núcleo ni
mitocondrias (su metabolismo es, pues, anaerobio). Son muy finos y flexibles y pueden deformarse para circular a través
de los capilares, que poseen diámetros internos de 5-8 µm. Su forma les confiere una relación superficie/volumen
elevada, lo que permite una alta eficiencia en el intercambio de gases.

La tasa de hematocrito describe la proporción del volumen sanguíneo total que ocupan los eritrocitos. Este parámetro,
útil para el diagnóstico de ciertas anemias, se puede determinar por centrifugación de un pequeño volumen de sangre
en un tubo capilar, lo que permite la separación de los componentes celulares como se recoge en la Figura 3.1. Su valor
promedio en sangre venosa es de aproximadamente un 47 % (v/v) en hombres (entre 40 y 54% se consideran valores
normales) y 42% en mujeres (intervalo normal = 37-47 %). Por otro lado, la cantidad media de hemoglobina que
contienen los eritrocitos (parámetro que recibe el nombre de concentración corpuscular media de hemoglobina) es de
34 g/dL. Dicho de otra forma, y teniendo en cuenta el valor hematocrito, la sangre total de un adulto debe contener
entre 14 y 16 g/dL de hemoglobina. En el capítulo dedicado al sistema respiratorio se describen las características del
transporte de oxígeno por esta molécula.

2.2. LEUCOCITOS (GLÓBULOS BLANCOS)

De mayor tamaño y menos numerosos que los eritrocitos (Figura 3.2), los leucocitos son las únicas células nucleadas de
la sangre periférica en condiciones normales. Puesto que la mayor parte de sus funciones las ejercen en los tejidos, su
presencia en la sangre es solo temporal. Los leucocitos desempeñan una función esencial en la defensa del organismo
frente a las infecciones, y poseen ciertas propiedades que aumentan su eficacia como parte del sistema de defensa del
organismo. Así, son capaces de atravesar las paredes de los capilares y de penetrar en los tejidos, proceso que se conoce
con el nombre de diapédesis. Además, pueden ser atraídos por ciertas sustancias químicas liberadas por las bacterias o
por los tejidos inflamados; es lo que se denomina quimiotaxis. Ambos procesos los trataremos con más detalle en el
apartado dedicado al sistema inmunitario.

Existen distintos tipo de leucocitos en la sangre (Figura 3.3), pudiéndose clasificar en:

• Granulocitos (o leucocitos polimorfonucleares, llamados así porque su núcleo está dividido en lóbulos o
segmentos). Dentro de este grupo se encuentran los neutrófilos, eosinófilos y basófilos, cuyo nombre responde a
las diferentes propiedades de tinción de sus granulaciones citoplasmáticas.
• Agranulocitos (o leucocitos mononucleares). Se incluyen aquí los monocitos y los linfocitos.

A pesar de que todos los leucocitos participan en la defensa de los tejidos frente a los agentes productores de
enfermedades, cada tipo de célula va a desempeñar un papel característico en la protección del organismo.

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2.2.1. Neutrófilos

Son los leucocitos mayoritarios. Presentan un tamaño homogéneo, y contienen gránulos citoplasmáticos de color púrpura
que fijan tanto colorantes ácidos como básicos (de ahí el nombre de neutrófilos). Estos gránulos son de tres tipos:
azurófilos primarios, específicos secundarios, y terciarios; contienen enzimas como mieloperoxidasa, lisozima, fosfatasas
ácida y alcalina, ribonucleasa, óxido nítrico sintetasa, gelatinasa, etc. Su función principal es la defensa del organismo
frente a infecciones por bacterias y hongos, pudiendo actuar también frente a virus, parásitos, células en destrucción y
partículas en suspensión; esta función se realiza en los tejidos, por lo que su presencia en sangre periférica es temporal,
como hemos señalado. Una vez cumplida su función mueren y son fagocitados por los macrófagos.
La función defensiva de los neutrófilos se lleva a cabo mediante la quimiotaxis, fagocitosis de microorganismos y
complejos antígeno-anticuerpo, desgranulación (una vez formado el fagosoma, se vierte su contenido granular, que
facilita la destrucción del elemento fagocitado) y destrucción de antígenos por mecanismos bioquímicos oxidativos (anión
superóxido, peróxido de hidrógeno, radicales hidroxilo) y no oxidativos (mediados por otras enzimas granulares).

2.2.2. Eosinófilos

Contienen gránulos acidófilos, que se tiñen de color anaranjado con colorantes como la eosina y que contienen
ribonucleasa, mieloperoxidasa, catalasa, fosfatasa ácida, colagenasa, elastasa, fosfolipasa y otras enzimas. Los
eosinófilos, al igual que los neutrófilos, son células móviles con actividad fagocítica, aunque menor que estos. Tienen
receptores para las inmunoglobulinas IgG e IgE, por lo que ejercen una función importante en procesos alérgicos, así
como en infecciones por parásitos helmínticos. Participan en trastornos alérgicos gastrointestinales relacionados con la
sensibilización a la leche de vaca o de soja, entre otros. La intoxicación de mezclas de aceites vegetales con anilinas, las
reacciones alérgicas medicamentosas o la dermatitis atópica también suelen cursar con eosinofilia.
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2.2.3. Basófilos

Poseen granulaciones intensas que se tiñen de color violeta o azul oscuro con colorantes básicos como el azul de metileno,
con un alto contenido en histamina, heparina, peroxidasa, mucopolisacáridos y fosfatasa ácida. Cuando pasan a los
tejidos reciben el nombre de células cebadas o mastocitos, las cuales presentan algunas diferencias en la composición
de sus gránulos respecto de los basófilos.

Los basófilos intervienen en la respuesta inflamatoria, principalmente en respuesta de alergia o hipersensibilidad. Poseen
receptores para las IgE y para diversos neuropéptidos, y tras su activación se produce la desgranulación y liberación de
histamina, heparina y otras enzimas. El asma, la rinitis alérgica o la urticaria pigmentosa son condiciones donde los
basófilos y mastocitos participan y expresan moléculas de activación de procesos inflamatorios.

2.2.4. Monocitos

Son las células de mayor tamaño presentes en sangre periférica, presentando diversas formas. Su núcleo es ovalado o
en herradura, y el citoplasma es amplio, con granulaciones que contienen fosfatasa ácida, lisozima y peroxidasa. Se
generan, al igual que el resto, en la médula ósea, pasando a sangre y emigrando posteriormente a los tejidos, donde se
convierten en macrófagos o histiocitos, con importantes cambios en su estructura y metabolismo celular. Los macrófagos
pueden permanecer vivos durante meses, y en condiciones normales no retornan a la sangre. Dependiendo de su lugar
de maduración, desarrollan diferentes propiedades citoquímicas y morfológicas. Así, los situados en el hígado se
denominan células de Kupffer; en el pulmón, macrófagos alveolares; en la piel, células de Langerhans (son células
dendríticas); en la médula ósea, osteoclastos, y en el sistema nervioso central, células microgliales.

La función principal de los macrófagos es la fagocitosis, al igual que los neutrófilos. También desarrollan una respuesta
inflamatoria, mediante la secreción de sustancias como interferón, transferrina, activadores del plasminógeno, lisozimas,
etc. También contienen receptores para IgG.

2.2.5. Linfocitos

Los linfocitos representan el grupo de leucocitos más numeroso después de los neutrófilos, siendo su proporción mayor
en niños. Estos pueden ser de tamaño pequeño (mayoritarios, con el núcleo ocupando prácticamente todo el citoplasma),
o grandes, con tamaño variable y mayor proporción de citoplasma. En cualquier caso, hay dos tipos de linfocitos,
diferenciados por su contenido enzimático, receptores de superficie y antígenos de membrana: linfocitos B, formados en
tejido linfoide de ganglios linfáticos, amígdalas, bazo y médula ósea y que poseen una corta vida media (unas pocas
horas), y linfocitos T, formados en el timo y que pueden vivir más de 200 días.

Los linfocitos intervienen en la respuesta inmunitaria de diversas maneras, reconociendo los antígenos con ayuda de
otras células, como los macrófagos. Tras su activación por el antígeno, los linfocitos B producen las células plasmáticas
o plasmocitos, que sintetizan los anticuerpos (inmunoglobulinas).

2.3. TROMBOCITOS (PLAQUETAS)

Hablando en sentido estricto, las plaquetas no son células; son fragmentos celulares de forma irregular, formados en la
médula ósea a partir del citoplasma de grandes células poliploides llamadas megacariocitos. Las plaquetas desempeñan
un importante papel en el control de las hemorragias, como veremos más adelante, así como en el mantenimiento de la
integridad del endotelio vascular.
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3. HEMATOPOYESIS

Las células maduras de la sangre tienen una vida media relativamente breve en el torrente circulatorio, por lo que deben
renovarse continuamente. Esta renovación se produce mediante un proceso conocido en su conjunto como
hematopoyesis. A su vez, se habla de eritropoyesis, leucopoyesis y trombopoyesis para referirnos a la formación de
glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas, respectivamente.

Todas las células sanguíneas se generan a partir de una población común de células presentes en el tejido
hematopoyético de la médula ósea, que se denominan células madre hematopoyéticas pluripotenciales y que tienen la
posibilidad de diferenciarse tras una serie de divisiones celulares (Figura 3.4). Las células pluripotenciales, de origen en
el mesodermo embrionario, se encuentran principalmente en la médula ósea de la pelvis, las costillas, el esternón, las
vértebras, las clavículas, la escápula y el cráneo. Estas células proliferan para formar dos líneas celulares diferentes, las
células linfoides y las células mieloides. Las primeras migran hasta los ganglios linfáticos, el bazo y el timo, donde se
diferencian convirtiéndose en linfocitos. Las segundas permanecen dentro de la médula ósea para desarrollarse como
eritrocitos, granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos), monocitos, y megacariocitos (que originan las plaquetas
por fragmentación de su citoplasma, como hemos visto).

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3.1. MADURACIÓN DE LOS ERITROCITOS: ERITROPOYESIS

Las células progenitoras que originan los glóbulos rojos se denominan eritroblastos. Estos experimentan una serie de
divisiones celulares adicionales durante las cuales se sintetiza la hemoglobina. Por último, las células pierden sus núcleos
y se convierten en reticulocitos. El desarrollo desde un eritroblasto hasta un reticulocito requiere unos 5-7 días.

La mayoría de glóbulos rojos se libera a la sangre periférica como reticulocitos, los cuales alcanzan en 1-2 días su forma
madura. Durante esta transición pierden sus mitocondrias y ribosomas, dejando de sintetizar hemoglobina y de realizar
el metabolismo oxidativo. Los eritrocitos maduros cubren sus necesidades metabólicas a partir de la glucosa y la vía
glucolítica, produciendo grandes cantidades de 2,3-difosfoglicerato (2,3-DPG), el cual reduce la afinidad de la
hemoglobina por el oxígeno y por lo tanto facilita la liberación de este gas en los tejidos, como se expone en el apartado
dedicado al sistema respiratorio.

La vida media de un glóbulo rojo en sangre periférica es de aproximadamente 120 días, después de los cuales es
fagocitado por los macrófagos del bazo, hígado y ganglios linfáticos. La parte proteica de la hemoglobina se degrada
hasta sus aminoácidos constituyentes. El hierro del grupo hemo se almacena en el hígado como ferritina reutilizable
posteriormente, mientras que el resto del grupo hemo se degrada en dos pigmentos biliares, bilirrubina y biliverdina,
que finalmente se excretan al intestino a través de la bilis (previa conjugación con las sales biliares en el hígado). En
caso de destrucción excesiva de eritrocitos y consiguiente producción excesiva de bilirrubina, ésta se acumula en la
sangre en su forma no conjugada, lo que da un color amarillento a la piel (ictericia).

Cada litro de sangre contiene una media de 5 x 10 12 glóbulos rojos, cifra que se mantiene en cada individuo dentro de
unos límites estrechos para asegurar el transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los tejidos pero sin llegar a
impedir el flujo sanguíneo. La eritropoyesis está controlada por una hormona glucoproteica, la eritropoyetina, que es
secretada principalmente por los riñones en respuesta a una disminución de los niveles de O 2 en sangre (hipoxia). Esta
hormona actúa acelerando la diferenciación en eritroblastos de las células pluripotenciales de la médula. Además de
eritropoyetina, para la producción normal de glóbulos rojos son esenciales el hierro, el ácido fólico y la vitamina B 12. Esta
última se absorbe a través del intestino delgado en combinación con el factor intrínseco (secretado por las células de la
mucosa gástrica). El déficit de vitamina B12 o factor intrínseco en la dieta origina un tipo de anemia por falta de
maduración de eritrocitos denominada anemia perniciosa.

3.2. MADURACIÓN DE LOS LEUCOCITOS: LEUCOPOYESIS

Como dijimos anteriormente, los leucocitos se clasifican en granulocitos y agranulocitos. Al primer grupo pertenecen los
neutrófilos, eosinófilos y basófilos. Estos tres tipos de glóbulos blancos se forman a partir de mieloblastos que maduran
en menos de 10 días, condensando su núcleo y aumentando su contenido en gránulos específicos (Figura 3.4). La tasa
de producción de granulocitos (leucocitos polimorfonucleares), especialmente la de neutrófilos, aumenta notoriamente
durante los procesos infecciosos.

Por lo que respecta a los agranulocitos (monocitos y linfocitos), los monocitos se forman a partir de células de gran
tamaño, los monoblastos. Una vez que pasan a la sangre periférica, los monocitos maduros permanecen aquí unas pocas
horas para luego penetrar en los tejidos, donde se transforman en macrófagos como ya hemos dicho. Por su parte, el
primer precursor identificable de los linfocitos es el linfoblasto. Estas células sintetizan posteriormente, en el timo y
órganos linfoides periféricos (ganglios linfáticos, amígdalas, bazo y médula ósea), los receptores de superficie celular
que los distinguirán como linfocitos T o B. La leucopoyesis está regulada por diversos factores reguladores de colonias y
citocinas, las cuales intervienen en la respuesta inflamatoria de nuestro organismo

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3.3. MADURACIÓN DE LOS TROMBOCITOS: TROMBOPOYESIS

Las células progenitoras que originan las plaquetas se denominan megacarioblastos. Son unas células de 15-20 µm de
diámetro que a su vez dan lugar a otras células gigantes, los megacariocitos (35-150 µm de diámetro). Estas células, a
medida que maduran en la médula ósea, sufren invaginaciones de su membrana plasmática que acaban ramificándose
por todo el citoplasma, formándose las membranas de demarcación que darán lugar a las plaquetas. Aunque actualmente
no está claro qué factores controlan la producción de plaquetas, sí se sabe que la hormona trombopoyetina (factor TPO)
estimula la maduración de los megacariocitos y su transformación en plaquetas.

4. METABOLISMO DEL HIERRO

El hierro es un componente esencial para la síntesis de hemoglobina, mioglobina (proteína fijadora de oxígeno en el
músculo) y otras sustancias como citocromos, enzimas antioxidantes, etc. En condiciones normales, el contenido de
hierro del organismo se mantiene dentro de límites relativamente estrechos, lo cual se consigue sobre todo controlando
la absorción intestinal de este elemento.

Un individuo adulto contiene unos 4-5 g de hierro, de los cuales alrededor del 65 % se encuentra dentro de la
hemoglobina de los eritrocitos. Aproximadamente otro 5 % está contenido dentro de la mioglobina y las diferentes
enzimas, un 0,1% se transporta en el plasma sanguíneo combinado con la proteína transferrina, y el resto se almacena
en forma de ferritina, principalmente en el hígado pero también en el bazo e intestino. Una vez fagocitados los glóbulos
rojos por los macrófagos del bazo, hígado y ganglios linfáticos, gran parte del hierro derivado de la hemoglobina regresa
al plasma y se une a la transferrina, o bien se almacena en forma de ferritina. El hierro que está unido a la transferrina
del plasma viaja hasta el tejido eritropoyético de la médula ósea y se utiliza para la síntesis de hemoglobina en nuevos
eritrocitos, o bien se almacena dentro de la propia médula ósea.

Dado que el reciclado del hierro es tan eficaz (se pierden pequeñas cantidades con la descamación de células de los
epitelios digestivo y renal, y en menor medida a través del sudor), los adultos sólo necesitan ingerir cantidades
adicionales de este elemento en caso de pérdidas por hemorragia principalmente. Es por ello que las mujeres en edad
fértil requieren un mayor aporte de hierro en la dieta para compensar las pérdidas durante la menstruación (unos 2
mg/día frente a 1 en varones). Los niños y mujeres embarazadas también necesitan cantidades relativamente mayores
de hierro, debido a que su volumen circulatorio es mayor. Las fuentes dietéticas de hierro incluyen la carne
(específicamente la mioglobina del músculo), las verduras y la fruta.

La absorción intestinal de hierro se regula por las necesidades del organismo. Así, en caso de déficit o tras una
hemorragia, la capacidad de los enterocitos para absorber hierro aumenta. Sin embargo, una absorción excesiva de
hierro es tan indeseable como el déficit de este elemento, porque a niveles elevados puede ser tóxico para el organismo.
La hepcidina, péptido de síntesis hepática y mediador de la inmunidad natural, actúa como principal regulador de la
homeostasis del hierro.

5. GRUPOS SANGUÍNEOS

Los grupos sanguíneos eritrocitarios (o simplemente grupos sanguíneos), son componentes antigénicos (es decir, que
son reconocidos como extraños por otros organismos) presentes en la superficie de los eritrocitos; son de vital
importancia en la terapéutica transfusional, debido a que la incompatibilidad entre donante y receptor puede ocasionar
la muerte de éste último por aglutinación de la sangre y destrucción de sus glóbulos rojos (hemólisis).
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Los antígenos eritrocitarios también reciben el nombre de factores. Cuando varios factores están regulados por genes
relacionados entre sí forman un sistema. Los más importantes son el sistema AB0, formado por los factores A y B, y el
sistema Rh, formado por los factores D, C, E, c y e.

5.1. SISTEMA AB0

5.1.1. Sustancias que componen el sistema

El sistema AB0 se compone de los antígenos A y B como hemos dicho. Estos se encuentran en la membrana del eritrocito,
aunque a veces también aparecen en otras células y en secreciones (leucocitos, células epiteliales, saliva, líquido
amniótico, semen). Su densidad puede llegar hasta 10 6 / célula. Estructuralmente son glucoproteínas o glucolípidos
unidos a diferentes oligosacáridos, siendo estos últimos los responsables de las variaciones antigénicas.

5.1.2. Anticuerpos del sistema AB0

Inmediatamente después del nacimiento, un individuo tiene en la membrana de sus glóbulos rojos los antígenos (Ag)
que le corresponden según su dotación genética. En el plasma no existen anticuerpos (Ac) frente a los antígenos A y B,
pero enseguida se inicia la producción de Ac contra los Ag hemáticos que no posee (Ac naturales, que no atraviesan la
placenta). Parece ser que estos Ac se forman como respuesta a sustancias presentes en la membrana de ciertas bacterias
o en jugos vegetales.

Los Ac naturales del sistema AB0 son principalmente inmunoglobulinas de tipo IgM, y también se les llama aglutininas,
ya que, al unirse al eritrocito, lo aglutinan fácilmente en medio salino. Cuando los glóbulos rojos tipificados como A, B o
AB se transvasan a otra persona que no posee alguno de estos Ag, el sistema inmunocompetente de ésta se estimula
formando Ac contra el Ag desconocido, siendo en este caso principalmente Ac de tipo IgG (Ac inmunológicos, que sí
atraviesan la placenta). La existencia de Ac inmunológicos anti-A o anti-B puede ser causa de anemias hemolíticas en el
recién nacido. Una sangre con altos títulos de Ac naturales o inmunitarios no debe utilizarse para transfusiones.

5.1.3. Grupos y subgrupos del sistema AB0

El sistema AB0 se compone de 4 grupos diferentes: A, B, AB y 0. Cada grupo presenta en los eritrocitos el (los) Ag
correspondiente (s) a la denominación del mismo, y en el plasma el Ac contra el (los) Ag que no poseen los eritrocitos
(Figura 3.5).

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Existen algunas variaciones antigénicas que dan lugar a diferentes subgrupos (A1, A2, A3, Am, B3, etc.). De ellos, sólo los
subgruposA1, A2, A1B y A2B tienen interés, ya que los demás son poco frecuentes y de baja capacidad antigénica. El gen
A1 es dominante sobre A2, y los genes A y B son codominantes y dominantes sobre el 0.

5.1.4. Determinación del grupo AB0

La tipificación de la sangre con respecto al sistema AB0 es la más importante, debido a las graves consecuencias que
puede tener un error en su realización en caso de transfusiones. Los Ac naturales anti-A y anti-B son bastante potentes
y el riesgo de hemólisis es alto desde la primera transfusión, a diferencia de lo que ocurre con el sistema Rh, donde, al
no existir Ac naturales, es necesaria una exposición sensibilizante previa.

La determinación del grupo sanguíneo se puede hacer fácilmente mezclando en un portaobjetos un pequeño volumen de
sangre con sueros comerciales que contienen los anticuerpos específicos para cada grupo, observándose la reacción de
aglutinación característica en función del mismo (Figura 3.6). En laboratorios hematológicos de mayor envergadura se
usan autoanalizadores, que confirman el grupo detectando los Ac del plasma al mismo tiempo que los Ag eritrocitarios.

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5.2. SISTEMA Rh

5.2.1. Variantes antigénicas del sistema Rh

El estudio del factor Rh es bastante posterior al conocimiento del sistema AB0. Es un sistema muy complejo, debido a la
gran variedad de sustancias que lo componen, y constituye, después del AB0, el principal factor a considerar en caso de
incompatibilidad hemática.

Una sangre se considera Rh positiva (cosa que ocurre en el 85% de la población) cuando posee el antígeno D, y Rh
negativa si no lo posee. También existen los Ag C, E, c y e. La composición y proceso de formación de estos Ag no se
conoce del todo.

En algunos de estos Ag se han encontrado variaciones antigénicas, lo cual complica aún más el polimorfismo del sistema.
La variación de mayor interés es el Ag Du, también llamado Rh positivo débil, que puede dar lugar a “falsos Rh negativos”
en las determinaciones rutinarias de este grupo.

5.2.2. Anticuerpos del sistema Rh

En el sistema Rh hay dos diferencias importantes en la formación de anticuerpos con respecto al sistema AB0: por un
lado, la capacidad antigénica de los factores A y B es similar, mientras que en el sistema Rh es el factor D el único con
alto poder inmunógeno; por otro lado, en el sistema Rh no existen Ac naturales, sólo inmunológicos (en su mayoría anti-
D). Estos son generalmente de tipo IgG, por lo que atraviesan la placenta de forma activa.

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Tomando conjuntamente los sistemas AB0 y Rh, y a efectos de buscar la compatibilidad total en las transfusiones,
podemos considerar donante universal la sangre tipificada como 0 negativo, con bajo título de anti-A y anti-B. Del mismo
modo, receptor universal es la sangre AB positiva.

5.2.3. Determinación del sistema Rh

En la determinación rutinaria sólo se investiga el Ag D. Las técnicas y reactivos son similares a los del sistema AB0, salvo
que es imprescindible mezclar muy bien de sangre y anti-D durante 2 minutos a 40 ºC para favorecer la aglutinación.
Por otro lado, si se pretende detectar todos los Ag del sistema o alguno débil (como Du), es conveniente utilizar sangre
extraída en el mismo día.

5.2.4. Prueba de Coombs

Ante un antígeno D dudoso, o para asegurar un Rh negativo, se debe aplicar una técnica de detección del Ag Du, siendo
la más utilizada la prueba de la antiglobulina (PAG), también llamada prueba de Coombs. Esta prueba se basa en
potenciar la capacidad de aglutinación entre el Ag Du y el Ac anti-D por medio de la antiglobulina humana.

Una persona con sangre Du (positiva en la prueba de Coombs) se considera Rh + cuando actúa como donante, ya que,
aunque el Ag es débil existe un mínimo riesgo de sensibilizar a un receptor Rh -, formándose anti-D. Sin embargo,
cuando actúa como receptor, es preferible considerarlo Rh -, ya que, si el Du es muy débil, podría sintetizar anti-D al
recibir sangre Rh + (con Ag D).

Para realizar la prueba, se prepara una suspensión de eritrocitos por centrifugación a partir de la sangre en la que
queremos detectar el Ag Du, la cual se mezcla con el suero anti-D y se incuba a 37 ºC durante 30-60 minutos,
consiguiéndose (si existe Ag Du) la unión Ag-Ac pero no la aglutinación. Posteriormente se eliminan, mediante lavado,
las globulinas libres que no se hayan unido al Ag Du, y se añade el suero antiglobulina humana (suero que reacciona
contra cualquier tipo de globulinas humanas; de ahí la importancia de los lavados, ya que si las antiglobulinas se
consumieran en las Ig libres, no se unirían a los Ac unidos a los eritrocitos, dando lugar a falsos negativos). Se mezcla
suavemente durante 1 ó 2 minutos a temperatura ambiente. Si la suspensión permanece homogénea, la prueba es
negativa, mientras que si es positiva se observará la aglutinación de los eritrocitos.

En esta prueba conviene hacer controles positivos y negativos. A veces se observan falsos positivos por contaminación
bacteriana en la solución de lavado (solución salina), en los eritrocitos o en los reactivos. También pueden darse falsos
negativos por defecto de lavado o incubación ineficaz (tiempo y temperatura inapropiados).

6. HEMOSTASIA

La hemostasia (hemo = sangre; stasis = parada) es un mecanismo de defensa del organismo cuya función principal es
prevenir la pérdida de sangre desde el interior de los vasos sanguíneos (arterias, venas o capilares). También se encarga
de mantener la integridad de la pared de los vasos y de restablecer la circulación sanguínea cuando estos están
obstruidos.

En la hemostasia intervienen factores tisulares (vasos y factores tisulares de la coagulación), trombocitarios (plaquetas
y factores plaquetarios de la coagulación), y humorales (factores plasmáticos y activadores e inhibidores de la
coagulación y de la fibrinólisis). En condiciones fisiológicas, existe un equilibrio dinámico entre estos procesos, que si se
rompe dará lugar a la producción de hemorragia o trombosis.

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Tradicionalmente, la hemostasia se divide en tres etapas interrelacionadas entre sí: hemostasia primaria (que incluye el
espasmo vascular y formación del tapón plaquetario), coagulación y fibrinólisis (Figura 3.7).

6.1. FUNCIÓN DE LOS VASOS SANGUÍNEOS EN LA HEMOSTASIA

El endotelio vascular (capa más interna de los vasos sanguíneos), según la situación, puede presentar propiedades
procoagulantes y anticoagulantes, permitiendo así mantener un equilibrio. La lesión del endotelio vascular pone en
marcha el mecanismo hemostático, produciéndose en primer lugar una vasoconstricción local por estimulación simpática
directa. De este modo se estrecha la pared del vaso y se reduce la pérdida de sangre. Por otro lado, la lesión endotelial
pone en contacto la sangre con la capa subendotelial, que es altamente trombogénica (es decir, estimulante de la
hemostasia). Continúa una vasoconstricción de origen no nervioso, sino químico, con liberación de ciertas sustancias de
las plaquetas (serotonina, ADP y tromboxano A2). Las células endoteliales liberan simultáneamente prostaciclina
(prostaglandina I2), sustancia vasodilatadora que modula el potente efecto vasoconstrictor del tromboxano A 2.

6.2. FUNCIÓN DE LAS PLAQUETAS

La respuesta vasoconstrictora que acabamos de describir es breve y no está demostrada su relevancia para la
hemostasia, por lo que para prevenir una pérdida de sangre se deben poner en marcha mecanismos adicionales. Por el
contrario, las plaquetas sí tienen un papel crítico en todas las fases del proceso hemostático, desde el mantenimiento de
la integridad de la pared vascular hasta la retracción final del coágulo.

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La activación de las plaquetas tras la lesión del endotelio origina un proceso que culmina con la formación del trombo
plaquetario. Este proceso se divide clásicamente en las siguientes etapas:

• Adhesión. En condiciones normales, las plaquetas no interaccionan con el endotelio, pero la lesión de éste hace
que las plaquetas se adhieran, por medio de glucoproteínas de membrana, a las fibras de colágeno subendoteliales
en la pared vascular dañada. Esto provoca cambios morfológicos y funcionales en las plaquetas, como ahora
veremos.
• Activación/secreción. La activación plaquetaria puede ocurrir por exposición del colágeno del subendotelio o por
medio de la trombina, como se menciona más adelante. En cualquier caso, se produce un cambio en su forma, de
discoidea a esférica con seudópodos, favoreciéndose así el contacto entre plaquetas. Además, tiene lugar la
liberación del contenido de los gránulos, lo cual facilita la agregación plaquetaria.
• Agregación. La liberación de sustancias como ADP, serotonina ó factor von Willebrand de los gránulos
plaquetarios, junto con otras sustancias como adrenalina o trombina, induce la formación de un trombo plaquetario
que en principio es inestable, siendo un proceso reversible. Pero si el estímulo continúa, tendrá lugar la agregación
irreversible, con formación de fibrina y, por tanto, de un trombo estable. Por otro lado, las plaquetas también
intervienen en la fase plasmática de la coagulación produciendo el factor 3 plaquetario (fp3), el cual forma parte
del complejo protrombinasa, que permite la formación de trombina a partir de protrombina (ver Figura 3.8).

6.3. COAGULACIÓN SANGUÍNEA

La coagulación es un proceso que incluye una serie de reacciones conducentes a la transformación de una proteína
soluble, el fibrinógeno, en otra insoluble, la fibrina, que forma la base del coágulo sanguíneo. En estas reacciones
intervienen tanto factores plasmáticos como plaquetarios: factores de la coagulación, que son proteínas a excepción del
calcio; fosfolípido plaquetario 3 (fp3); tromboplastina tisular (factor tisular).

Ahora bien, la coagulación es un proceso más amplio, puesto que, además de las reacciones procoagulantes, conducentes
como hemos dicho a la formación de fibrina, también hay reacciones anticoagulantes, que controlan la producción de
factores e impiden que se produzca una coagulación generalizada, y reacciones fibrinolíticas, encargadas de eliminar la
fibrina cuando ésta ya no se necesita.

6.3.1. Factores de la coagulación

Los factores de la coagulación se designan con números romanos en orden creciente según su descubrimiento (Tabla
3.1). Casi todos son glucoproteínas que circulan inactivas en el plasma (cimógenos), y tras su activación se transforman
en enzimas con actividad serinproteasa (esto es, rompen enlaces de serina). Es esta proteólisis lo que activa a los
factores de naturaleza proteica, con la excepción del factor XII (que también puede activarse por el contacto con una
superficie) y del factor III o tromboplastina tisular (que no es un cimógeno inactivo del plasma sanguíneo).

6.3.2. Mecanismo de la coagulación

El proceso de la coagulación consiste, como hemos visto, en una serie de reacciones enzimáticas en cascada que culmina
con la transformación del fibrinógeno en fibrina. Podemos dividir este proceso en tres vías (Figura 3.8): vía intrínseca,
vía extrínseca y vía común. La vía común se inicia tras la activación del FX, y hay que señalar que las vías no son
independientes, ya que hay enzimas de una vía que pueden activar sustratos de la otra. De este modo, el mecanismo
en cascada se amplía con estas reacciones cruzadas entre vías y la activación por retroalimentación.

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6.3.2.1. Vía intrínseca

La vía intrínseca comienza con la interacción de los factores de contacto (FXII, FXI, FIX, precalicreína y cininógeno de
elevado peso molecular) con la capa subendotelial vascular (colágeno y membrana basal). Se dice, pues, que esta vía
se activa por un “traumatismo sanguíneo” o por exposición de la sangre al colágeno del subendotelio del vaso lesionado.
La vía intrínseca no parece tener mucha importancia en el inicio de la coagulación (es mucho más lenta que la extrínseca,
los tiempos de activación son de 1 a 6 minutos frente a los 15 segundos de ésta), pero desempeña un papel fundamental
en el crecimiento y mantenimiento del coágulo.

6.3.2.2. Vía extrínseca

La activación de la vía extrínseca requiere un factor no plasmático (de ahí su nombre) que es la tromboplastina tisular
(factor III), liberada del endotelio vascular lesionado. La tromboplastina tisular forma entonces un complejo con FVIIa,
en presencia de Ca, que transforma FX en FXa. (El FVII, de igual modo, pasa a FVIIa por medio del factor tisular y el
Ca).

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6.3.2.3. Vía común

El FX se puede activar a FXa por vía intrínseca o extrínseca, como hemos visto, pero siempre es necesario que esté unido
a una superficie lipídica (por medio de puentes de Ca), ya sean los fosfolípidos tisulares que componen la tromboplastina
tisular o los fosfolípidos adicionales liberados de las plaquetas (fp3).

El FXa, junto con FV, fosfolípidos y Ca, forma el complejo protrombinasa, que cataliza la conversión de protrombina en
trombina. La trombina actúa a varios niveles en el proceso de la hemostasia:

• Transforma el fibrinógeno en fibrina.


• Potencia la actividad de los cofactores FV y FVIII (acelera por tanto la vía intrínseca de la coagulación).
• Libera ADP de las plaquetas, estabilizando el trombo plaquetario.
• Interviene en la síntesis de prostaglandinas.
• Activa al FXIII.

A su vez, la actividad de la trombina está modulada, entre otros, por la antitrombina III y la α2-macroglobulina. La
trombina hidroliza ciertos enlaces del fibrinógeno, liberando monómeros de fibrina. A continuación, estos monómeros de
fibrina polimerizan de manera reversible por medio de enlaces de hidrógeno, formando fibrina soluble. Finalmente, el
FXIIIa (estabilizador de fibrina) facilita la sustitución de los puentes de hidrógeno por enlaces covalentes, dando lugar a
un coágulo de fibrina estable e insoluble, y además facilita la adherencia del coágulo a la superficie vascular.

6.3.3. Teoría actual de la coagulación

La interpretación del proceso de coagulación publicada por MacFarlane en 1964 (Cascada de MacFarlane) y descrita en
el apartado anterior ha sido de gran utilidad durante muchos años para empezar a entender el complejo problema de la
formación del trombo. Como hemos visto, según MacFarlane habría dos vías, la extrínseca y la intrínseca, que convergen
para activar el factor X y continuar conjuntamente el proceso de transformación de la protrombina en trombina y, a
través de la trombina, del fibrinógeno, en fibrina. Sin embargo, existen evidencias más recientes que sugieren que el
inicio de la coagulación, en condiciones fisiológicas, se produce a través de la vía del factor tisular, lo cual asegura que
la actividad procoagulante se limite a la zona de exposición (esto es, en la zona del daño vascular).

El complejo formado por el factor tisular y el factor VII participa en la activación del factor IX, por lo que las dos vías de
la coagulación, intrínseca y extrínseca, van unidas casi desde el inicio del proceso. Además, el proceso completo no se
realiza de forma continua, sino que son precisas tres fases consecutivas: fase de iniciación o inicial, fase de amplificación
y fase de propagación Figura 3.9). En las dos últimas participan activamente las plaquetas y la trombina.

• En la fase inicial, el complejo factor tisular-factor VII, de forma directa pero también indirectamente a través del
factor IX, activa al factor X; se generan así pequeñas cantidades de trombina, aún insuficientes para completar el
proceso de formación de la fibrina.
• En la fase de amplificación, la trombina formada en la fase de iniciación, junto con el calcio y los fosfolípidos
ácidos plaquetarios, participa activamente en un proceso de retroalimentación para la activación de los factores
XI, IX, VIII y V y, de forma especial, para acelerar el proceso de activación plaquetaria.
• En la fase de propagación, la amplificación del proceso por mecanismos de retroalimentación entre trombina y
plaquetas permiten activar grandes cantidades del factor X y formar el complejo protrombinasa para convertir la
protrombina en trombina y, a expensas de ésta, el fibrinógeno en fibrina. El proceso final, siempre en la superficie
de la plaqueta, se acelera para generar de forma explosiva grandes cantidades de trombina y fibrina.

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MODULO 3. Fisiología

Fig. 3.9. Fases de la coagulación según la nueva cascada. a: activado; FLa: fosfolípidos ácidos; FT: factor tisular. Tomado
de http://www.revespcardiol.org/es/la-nueva-cascada-coagulacion-su/articulo/13113924.

La nueva cascada de la coagulación presenta la formación de fibrina como resultado conjunto de dos procesos:
coagulación (representado por la trombina) y actividad de la plaqueta, que mutuamente se complementan. La inhibición
profunda y combinada de ambos procesos conduce necesariamente a hemorragias severas. Sin embargo, la
combinación de fármacos inhibidores de ambos procesos en dosis correspondientes al nivel inferior del rango
terapéutico puede conseguir un efecto antitrombótico efectivo sin riesgo de hemorragias. La terapia más utilizada en
la prevención crónica de procesos trombóticos consiste en la inhibición de la protrombina mediante fármacos que actúan
contra la vitamina K, como warfarina o acenocumarol.

6.3.4. Inhibidores fisiológicos de la coagulación

La formación del coágulo de fibrina se limita a la zona del vaso dañado, pero la circulación obviamente continúa por los
vasos no afectados. Es muy importante el mantenimiento de un equilibrio entre los mecanismos activadores e inhibidores
de la coagulación. El flujo normal sanguíneo diluye continuamente los factores activados, que son depurados por el
hígado. Los coágulos no se forman en un vaso en el que no tenga lugar la vasoconstricción y activación de factores.
Además, la producción de trombina en exceso ejerce un efecto de retroalimentación (feedback) sobre los cofactores V y
VIII.

Los inhibidores bioquímicos son proteínas plasmáticas que neutralizan los factores activados de la coagulación. El
inhibidor más importante es la antitrombina III, cuya actividad se complementa con la de otros sistemas anticoagulantes.

6.3.4.1. Antitrombina III

La antitrombina III se denomina también cofactor de la heparina. Es una glucoproteína de 56 kDa formada por una sola
cadena polipeptídica. Se une a la trombina inactivándola, proceso que es enormemente acelerado por la heparina.

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También inactiva los factores FXIIa, FXIa, FIXa y FXa, así como a calicreína, plasmina y al FVIIa unido a la tromboplastina
tisular.

6.3.4.2. Otros inhibidores

• Glucoproteínas α2-macroglobulina (inhibe a calicreína y plasmina) y α1-antitripsina (inhibe a tripsina,


quimotripsina y plasmina).
• Sistema proteína C / proteína S. Actúa sobre los factores Va y VIIIa. La proteína C es activada en la superficie
del endotelio vascular por un complejo que forma la trombina con la proteína endotelial trombomodulina. A
continuación, la proteína C se une a los fosfolípidos de la membrana plaquetaria por medio de la proteína S.

6.4. FIBRINÓLISIS

La fibrinólisis es el proceso por el cual se destruye el coágulo de fibrina, una vez que éste ha cumplido su misión
hemostática. Constituye por tanto la fase final de la hemostasia, y se puede dividir en dos etapas:

• Formación de plasmina a partir de plasminógeno.


• Degradación de la fibrina por la plasmina.

El plasminógeno es una b-globulina de 90 kDa sintetizada en el hígado, con una vida media de 9 días. La formación de
plasmina a partir de plasminógeno es un proceso irreversible, y los activadores de este proceso se encuentran en tejidos
(corazón, riñón), sangre (células endoteliales, FXIIa, calicreína), orina (urocinasa), e incluso una enzima bacteriana
(estreptocinasa).

La plasmina es una enzima proteolítica que degrada, además de la fibrina, los factores de la coagulación FV, FVII, FVIII
y fibrinógeno. La hidrólisis de la fibrina produce lo que se conoce como productos de degradación de fibrina (PDF), que
actúan inhibiendo la polimerización de los monómeros de fibrina, la agregación plaquetaria iniciada por ADP, y también
pueden actuar como antitrombina.

La fibrinólisis, al igual que ocurre en la coagulación, es un fenómeno localizado en la superficie del coágulo y regulado
por un sistema inhibidor que actúa sobre los activadores del plasminógeno y sobre la plasmina. Entre las sustancias
inhibidoras se encuentran: α2-antiplasmina, α2-macroglobulina y α1-antitripsina.

7. INFLAMACIÓN E INMUNIDAD

Nuestro organismo dispone de dos estrategias básicas para defenderse frente a infecciones; en primer lugar se emplean
barreras pasivas para impedir la penetración de los microorganismos, pero si estos vencen dicha barrera, se inician
mecanismos de defensa activa frente a los agresores, que comprenden la identificación, neutralización o destrucción y
eliminación de los restos. Estas funciones las lleva a cabo el sistema inmunitario o sistema inmune, cuyas acciones se
suelen dividir en un sistema inmune natural y un sistema inmune adaptativo o adquirido.

El sistema inmunitario es una red compleja de órganos, células y proteínas circulantes, los cuales están conectados entre
sí a través de los vasos sanguíneos y linfáticos. Los principales órganos implicados son la médula ósea, el timo, el bazo,
los ganglios linfáticos y los tejidos linfoides asociados con los epitelios que revisten el intestino y las vías respiratorias
(como las placas de Peyer y las amígdalas). Colectivamente se conocen como órganos linfoides (Figura 3.10). Las células
del sistema inmune incluyen los leucocitos, mastocitos (procedentes, como ya hemos visto, de los basófilos) y diversas
células accesorias, de las cuales unas tienen función fagocítica (están diseminadas por los pulmones, hígado, bazo,
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MODULO 3. Fisiología

riñones, etc.), y otras actúan como células presentadoras de antígenos. Finalmente, las principales proteínas del sistema
inmune son los anticuerpos y las proteínas del sistema complemento.

Ahora bien, ¿cómo reconoce el sistema inmune “lo propio” y “lo extraño”? En la actualidad, se sabe que las células del
organismo poseen marcadores de superficie que las identifican como propias (al igual que ocurre, como ya hemos visto,
con ciertas proteínas de los eritrocitos que determinan el grupo sanguíneo). Las células de los microorganismos invasores
que no posean estos marcadores serán clasificadas como no propias o extrañas. Dicho de otra forma, las células del
sistema inmune reconocen materiales ajenos o extraños gracias a sus moléculas de superficie, los denominados
antígenos. El reconocimiento puede ser relativamente inespecífico (es la respuesta típica del sistema inmune natural) o
muy específico, interacción característica de los anticuerpos secretados por las células del sistema inmune adquirido,
que reaccionan frente a un antígeno concreto.

7.1. INMUNIDAD NATURAL

El sistema inmune natural lo constituyen los mecanismos innatos de defensa, cuya actividad prácticamente no varía con
la edad o durante las infecciones. Estos mecanismos incluyen la acción de diferentes células (fagocitos, células agresoras
naturales -natural killer, NK-, mastocitos -células cebadas- y eosinófilos) y proteínas (proteínas del complemento, de
fase aguda e interferones).

7.1.1. Fagocitos

Los principales fagocitos del sistema inmune natural son los neutrófilos y macrófagos. Los neutrófilos forman la primera
línea de defensa activa frente a las infecciones. Tienen la capacidad de alcanzar los tejidos desde la sangre mediante un
proceso denominado diapédesis, y posteriormente fagocitan las bacterias y las destruyen gracias al contenido enzimático
de sus gránulos citoplasmáticos. Por su parte, los macrófagos se forman a partir de los monocitos sanguíneos, como ya
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hemos visto. Contienen un elevado número de lisosomas y vesículas fagocíticas que almacenan los restos de materiales
ingeridos. Los macrófagos, junto con los monocitos y las células dendríticas (células que operan en la interfase entre la
inmunidad natural y la adquirida) constituyen el denominado sistema fagocítico mononuclear. Aunque originalmente se
pensaba que estas células compartían un progenitor común en la médula ósea, en la actualidad se sabe que presentan
una elevada heterogeneidad no solo en relación con su origen, sino también en términos de fenotipo, localización,
capacidad proliferativa y función. Colectivamente se conocen como células presentadoras de antígenos, y expresan
moléculas del denominado complejo mayor (o principal) de histocompatibilidad (MHC, Major Histocompatibility Complex),
un conjunto de proteínas de superficie celular que identifican las células propias del organismo. Como veremos más
adelante, el MHC es esencial para el funcionamiento de la inmunidad adquirida; en humanos se conoce también como
complejo HLA (Human Leukocyte Antigen).

7.1.2. Células agresoras naturales e interferones

Las células agresoras (o citolíticas) naturales (también conocidas como células NK, por el término anglosajón natural
killer) son linfocitos de gran tamaño que actúan destruyendo las células de nuestro organismo que han sido infectadas
por un virus, antes de que éste tenga tiempo de reproducirse e infectar a las células vecinas (cabe recordar que los virus
carecen de capacidad para reproducirse por sí mismos, y deben utilizan la maquinaria genética de las células que invaden
para hacer copias de sí mismos). También pueden controlar ciertos tumores.

Las células NK suponen hasta un 15% de los linfocitos circulantes, y también se localizan en hígado, cavidad peritoneal
y placenta. Parece ser que reconocen las células infectadas a partir de marcadores de la superficie celular que han sido
modificados. Tras su activación por citocinas (moléculas de señalización) como interleucina-2 (IL-2), IL-12 o interferón
gamma (IFN-γ), se transforman en células LAK (lymphokine-activated killer cells) y liberan su contenido granular
(citosinas, quimiocinas, factor estimulador de colonias de granulocitos y macrófagos, etc.) por exocitosis en la célula
diana, induciendo la apoptosis (muerte celular programada) de ésta e impidiendo consecuentemente la replicación del
virus.

Los interferones son proteínas secretadas por las células cuando éstas son infectadas por un virus. Tienen la propiedad
de unirse a los receptores de las células vecinas, induciendo una disminución de su síntesis proteica. De este modo, la
célula infectada queda rodeada de un grupo de células que no pueden replicar el virus, impidiéndose la diseminación de
la infección.

7.1.3. Eosinófilos y mastocitos

Los eosinófilos secretan proteínas capaces de atravesar las membranas biológicas y enzimas de degradación. Su función
defensiva es especialmente importante en infecciones por parásitos helmínticos (gusanos), como ya hemos señalado.
Estos microorganismos son demasiado grandes para ser fagocitados por una sola célula, por lo que deben ser atacados
extracelularmente. El ataque se favorece cuando la membrana del parásito se recubre de anticuerpos del tipo IgE, ya
que los eosinófilos poseen receptores que reconocen dichos anticuerpos.

Los eosinófilos son atraídos hasta los lugares de infección o inflamación por unos mediadores inflamatorios liberados por
mastocitos, las interleucinas. Esta acción de atracción de células del sistema inmune se denomina quimiotaxis.

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7.1.4. Sistema del complemento

El complemento es un sistema muy sofisticado constituido por unas 25 glucoproteínas plasmáticas relacionadas con el
control de las infecciones, en especial aquellas causadas por bacterias y hongos. Al igual que los factores de la
coagulación, las proteínas del complemento son una serie de enzimas que se activan “en cascada”, bien por un anticuerpo
(activación del complemento por la vía clásica), por polisacáridos de la superficie del microorganismo (vía alternativa),
o por la vía de las lectinas (una variante de la vía clásica que no requiere la presencia de anticuerpos). Los principales
componentes de este sistema son 11 proteínas, nombradas desde C1 a C9, B y D. En condiciones normales, todas se
encuentran en el plasma en forma inactiva (precursores enzimáticos). Una vez activadas, ejercen numerosas funciones
defensivas de interés dentro el sistema inmune: acción quimiotáctica de leucocitos, facilitan la fagocitosis (es lo que se
denomina opsonización), inducen la lisis celular, estimulan la liberación de histamina por los mastocitos y basófilos (la
histamina es una sustancia proinflamatoria, ya que produce vasodilatación y aumento de la permeabilidad vascular), etc.
Recientemente se ha sugerido que el sistema del complemento también actúa reforzando y dirigiendo la respuesta
inmune adaptativa, y también ayuda a eliminar células apoptóticas.

7.1.5. Proteínas de fase aguda

Estas proteínas, de síntesis hepática, se encuentran en condiciones normales en el plasma, pero su concentración en el
plasma aumenta notablemente durante una infección; se incluye en este grupo la proteína C reactiva, que ejerce una
acción opsonizante tras su unión a la superficie de los microorganismos invasores. Tanto el complemento como los
anticuerpos opsonizan microorganismos extraños, gracias a unos receptores que se encuentran en la membrana de los
fagocitos y que les permiten reconocer las partículas opsonizadas.

7.2. INMUNIDAD ADQUIRIDA

Tras padecer una enfermedad, nuestro organismo puede adquirir resistencia frente al agente causante de dicha
enfermedad durante muchos años, incluso toda la vida. Los mecanismos de resistencia del sistema inmune son
específicos para cada microorganismo. Estas características son propias del sistema inmune adaptativo, diferenciándose
así de la respuesta del sistema inmune natural (la cual es inespecífica y no posee “memoria”).

Las células del sistema inmune adquirido son los linfocitos. Existen dos clases principales de linfocitos, los linfocitos B y
los linfocitos T. Los primeros son responsables de la inmunidad humoral, maduran principalmente en la médula ósea y
ganglios linfáticos y secretan anticuerpos (inmunoglobulinas); los segundos son responsables de la inmunidad mediada
por células, maduran en el timo y secretan moléculas de señalización conocidas como citocinas, así como sustancias
citotóxicas.

Según la teoría de la selección clonal, cada especie animal genera inicialmente una gran diversidad de linfocitos B y T de
manera aleatoria. Más adelante, la estimulación de los linfocitos se realizará por antígenos que se unen de manera
selectiva a sus receptores de superficie, iniciándose una proliferación mitótica que culmina con la formación de un clon
específico de linfocitos (conjunto de linfocitos originado a partir de una misma célula). Algunos de los linfocitos del clon
continúan proliferando y llevan a cabo su función inmunológica específica, mientras que otros permanecen en el tejido
linfoide como células de memoria, capaces de responder a una situación similar en el futuro.

Casi todas las macromoléculas, especialmente las de naturaleza proteica y muchos polisacáridos, tienen capacidad de
actuar como antígenos. Las regiones concretas de la molécula antigénica que se combinan con un anticuerpo o con un
receptor de membrana de un linfocito se denominan determinantes antigénicos o epítopos. Las respuestas que conllevan
la producción de numerosos anticuerpos producidos por varios clones de células B (que es el caso más frecuente) se
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denominan policlonales; cuando la respuesta al antígeno está mediada por un solo clon de linfocitos B o T, se habla de
respuesta monoclonal.

A pesar de la capacidad potencial de un antígeno para estimular muchos clones diferentes, no toda la población de
linfocitos interviene en la respuesta, sino solo una pequeña fracción; para ello, los linfocitos participantes deben ser
puestos en contacto con el antígeno de manera apropiada, y de ello se encargan las células presentadoras de antígeno
mencionadas con anterioridad. Estas células se localizan normalmente en los órganos linfoides secundarios por los que
también recirculan los linfocitos B y T.

7.2.1. Ganglios linfáticos

Los ganglios linfáticos se concentran en el organismo en las zonas de ramificación de los vasos linfáticos, especialmente
en regiones como cuello, axilas, ingle, mediastino y cavidad abdominal. Poseen una cápsula externa por debajo de la
cual se extiende el seno subcapsular, que está irrigado por los vasos linfáticos aferentes (Figura 3.11). Por debajo del
seno subcapsular se extiende la corteza, que se organiza en folículos primarios (los cuales contienen los linfocitos B) y
folículos secundarios (donde, según parece, se almacenan las células B llamadas “de memoria”. El espacio entre folículos
se conoce como paracorteza, y está poblado de linfocitos T, linfocitos B, células plasmáticas y células presentadoras de
antígenos. En el centro de la glándula se extiende la médula, que contiene linfocitos B secretores de anticuerpos,
macrófagos y también linfocitos T. La disposición de los ganglios linfáticos permite que el vaso linfático aferente atraviese
el tejido hasta el vaso linfático eferente, de modo que los antígenos puedan entrar en contacto con las células inmunes
apropiadas.

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La distinción entre linfocitos B y T solo es posible, desde el punto de vista morfológico, tras su activación por un antígeno.
Sin embargo, sí son muy diferentes en lo que respecta a las proteínas receptoras ancladas en su membrana plasmática,
que constituyen lo que se denomina marcadores de superficie. Así, el marcador CD3 es específico de células T; CD4 y
CD8 son propios de subpoblaciones de linfocitos T, etc. Las siglas CD provienen del término anglosajón Cluster of
Differentiation (también conocidos colectivamente como HLDA, Human Leukocyte Differentiation Antigens), habiéndose
descrito hasta la fecha más de 350 moléculas del sistema CD en humanos.

7.2.2. Linfocitos B y anticuerpos

Los linfocitos B se renuevan constantemente por nuestro organismo a lo largo de la vida, aunque su producción disminuye
con la edad. Además de los linfocitos B convencionales, se ha descrito una subpoblación, CD5+ (Lyt-1), que parece
provenir de un precursor diferente en la médula ósea. En cualquier caso, una vez estimulados por los antígenos, los
linfocitos B sufren algunos cambios estructurales y se transforman en células plasmáticas, productoras de anticuerpos
que después son secretados al plasma. Como hemos señalado, la producción de un determinado anticuerpo es específica
para cada antígeno, ya que los anticuerpos tienen la misma especificidad que el receptor del antígeno del linfocito B. Las
respuestas de los linfocitos B dependen de las señales enviadas por los linfocitos T colaboradores, como se menciona
más adelante.

Todos los anticuerpos son globulinas (inmunoglobulinas) que poseen la misma estructura básica: dos cadenas ligeras,
idénticas entre sí, y dos cadenas pesadas, también idénticas entre sí y unidas mediante enlaces covalentes (puentes
disulfuro) y no covalentes, de tal forma que la molécula tiene forma de “Y” (Figura 3.12).

Los dominios de unión al antígeno (regiones variables o fracción Fab -fragment antigen binding) están formados por una
cadena pesada y una ligera y se localizan en ambos extremos superiores de la Y (extremo amino), de modo que cada
molécula de anticuerpo posee dos sitios idénticos de unión al antígeno. La gran variabilidad de esta parte de la molécula
permite que un anticuerpo distinga un antígeno de otro, es decir, determina la especificidad del anticuerpo. El resto de
la estructura del anticuerpo se conoce como región o fracción constante o cristalizable (Fc), la cual sirve para que el
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sistema inmune reconozca las partículas que han sido recubiertas de anticuerpos y éstas sean fagocitadas. Por otro lado,
la región variable de las inmunoglobulinas puede comportarse a su vez como antígeno, y se le denomina idiotipo (el
anticuerpo que la reconoce sería un anti-idiotipo).

Se han identificado cinco clases de inmunoglobulinas (Ig): IgA, IgD, IgE, IgG e IgM. Sus principales propiedades son:

• La IgA es la inmunoglobulina más frecuente en secreciones seromucosas como la saliva y la bilis. También se
identifica en el calostro (la leche secretada durante la primera semana de lactancia) y en secreciones de los
tractos respiratorio y genitourinario.
• La IgD actúa como receptor de superficie de los linfocitos B, coexpresándose junto con la IgM.
• La IgE se une a los basófilos circulantes y a los mastocitos tisulares, facilitando la respuesta inflamatoria ya
mencionada (desgranulación y liberación de histamina) frente a un antígeno.
• La IgG es la inmunoglobulina más abundante del plasma (70-75% del total de Ig). Es una molécula
relativamente sencilla capaz de atravesar la placenta, lo que permite suministrar al feto anticuerpos recién
producidos para protegerlo en el útero y durante algunos meses después del parto.
• La IgM es el primer anticuerpo que se produce durante el desarrollo y durante la respuesta inmune primaria. Es
generalmente un pentámero, por lo que posee 10 sitios de unión al antígeno. Activa el sistema del complemento.

Los linfocitos B inmaduros (localizados en la médula ósea) solo expresan IgM como moléculas de superficie en su
membrana; posteriormente aparecen IgD y receptores para componentes del sistema del complemento y para
fragmentos Fc de IgG, y viajan a los tejidos linfoides secundarios hasta que localizan a su antígeno con la ayuda de los
linfocitos T colaboradores específicos. Cuando esto ocurre, se acumulan en los folículos de los ganglios linfáticos formando
centros germinales, donde se transforman en células plasmáticas, como ya se ha comentado. Estas células secretan
grandes cantidades de Ig, o bien permanecen como células de memoria para contribuir a la inmunidad a largo plazo (es
decir, a las respuestas secundarias al antígeno). Por otro lado, a pesar de que los anticuerpos pueden agruparse en las
cinco clases principales mencionadas, el número de moléculas de anticuerpos diferentes es inmenso. Así, se calcula que
podrían existir unos 1015 tipos de anticuerpos en el organismo, número que en principio es suficiente para garantizar
que el organismo pueda responder frente a cualquier antígeno potencial. Además, durante la proliferación clonal normal
se producen mutaciones genéticas que generan gran diversidad de anticuerpos adicionales, lo que explicaría que, después
de la exposición inicial, la respuesta inmune frente a un antígeno concreto aumente con el tiempo.

Cuando un organismo se expone por primera vez a un agente infeccioso, el sistema inmune natural actúa en su defensa.
Si la infección es grave, las células B empiezan a producir anticuerpos de tipo IgM inicialmente, alcanzando valores
máximos tras una semana aproximadamente (Figura 3.13). Este anticuerpo es capaz de activar el sistema del
complemento, lo cual incrementa la respuesta inmune natural frente al agresor. A medida que la enfermedad progresa,
comienza la producción de anticuerpos tipo IgG (que alcanza un máximo a las 2 semanas). Este patrón de secreción de
anticuerpos recibe el nombre de respuesta primaria. Posteriormente, si el organismo vuelve a sufrir una infección
producida por el mismo microorganismo, la respuesta inmune, llamada respuesta secundaria, es mucho más rápida. En
ella, los niveles de IgG se elevan rápidamente por encima de los observados durante la respuesta primaria, y el aumento
persiste durante un período más prolongado. Esto se debe se debe a la mencionada acción de células B de memoria
específicas, que de hecho responden a niveles insignificantes de antígeno una vez que están preparadas. Esta función
de memoria del sistema inmune adaptativo es la que permite a nuestro organismo quedar inmunizado (de forma natural
o artificial, mediante la vacunación) frente a enfermedades específicas, como, por ejemplo, la poliomielitis, el sarampión
o la viruela, entre otras.

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7.2.3. Linfocitos T e inmunidad celular

Como se ha comentado, las células precursoras de los linfocitos T migran desde etapas muy tempranas hacia el timo,
donde sufren un proceso de reorganización genética en un microambiente especializado para adquirir receptores de
superficie específicos de cada célula: CD44, CD25, complejo CD3:TCR, proteínas correceptoras CD4-CD8, etc.

La respuesta inmune de los linfocitos T frente a los antígenos no consiste en la secreción de anticuerpos. En lugar de
ello, secretan citocinas (linfocinas, interleucinas) y moléculas citotóxicas en las células vecinas. Algunas de estas citocinas
tienen la propiedad de estimular los linfocitos B para que sinteticen anticuerpos. Por ello, los linfocitos que las secretan
se denominan linfocitos T colaboradores (T helper, TH). Por su parte, los que secretan sustancias citotóxicas para destruir
las células diana se conocen como linfocitos T citotóxicos o células efectoras.

A diferencia de los linfocitos B, que responden a los antígenos circulantes, las células T responden a células cuya
estructura química se ha alterado, como una célula tumoral o una célula infectada por un virus. El receptor de los
linfocitos T posee dos componentes: una parte que reconoce marcadores celulares específicos, y otra que explora el
complejo mayor de histocompatibilidad (MHC) en busca de un antígeno extraño. Los patógenos que se replican en
vesículas intracelulares (como lisosomas o endosomas) son detectados por linfocitos T H que se distinguen por la presencia
del marcador de superficie CD4 (linfocitos T CD4+); estos linfocitos (que se pueden subdividir en varias poblaciones
funcionales como TH1, TH2 y TH17) reconocen al antígeno asociado con moléculas de Clase I del MHC, y se encargan a
su vez de secretar citocinas que activan a otras células del sistema inmune, los macrófagos y los linfocitos B (Figuras
3.14-3.15).

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Los linfocitos T citotóxicos, por su parte, reconocen células infectadas por virus y bacterias que se replican el citoplasma.
Se distinguen por la presencia del marcador de superficie CD8 (linfocitos T CD8+) y reconocen al antígeno en asociación
con moléculas de Clase I del MHC.

Además de los linfocitos TH y T citotóxicos, hay evidencias experimentales que sugieren la presencia de un mecanismo
de supresión activa mediado por una subpoblación de células T CD4+ reguladoras o supresoras (linfocitos T R), que
ejercerían un mecanismo de retroalimentación negativa sobre los linfocitos T “convencionales”. Estas células TR son
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fundamentales para mantener la autotolerancia inmunológica (es decir, para que no se produzca una respuesta excesiva
que resulte inmunopatológica para el propio organismo); además, restringen la intensidad de la respuesta inmune en el
sitio de la infección, a un grado suficiente para contenerla pero que permita la persistencia del microorganismo para
asegurar el mantenimiento de las células T de memoria. La mayoría de linfocitos T R expresa también el marcador CD25
(son, por tanto, linfocitos T CD25+ CD4+), y se han descrito varios tipos que incluyen células reguladoras naturales y
otras que son inducibles bajo ciertas condiciones.

7.3. RECEPTORES TIPO TOLL Y TIPO NOD

Como hemos visto, la respuesta inmunitaria adquirida o adaptativa no funciona de manera independiente, sino que está
muy controlada por una combinación de señales proporcionadas por el sistema inmunitario natural: Dicho de otro modo,
el sistema inmune natural, que detecta la presencia y la naturaleza de la infección, proporciona la primera línea de
defensa, y a su vez controla el inicio y las características de la subsiguiente respuesta inmunitaria adaptativa.

Recientemente se han caracterizado diversos receptores que se conocen colectivamente como receptores de
reconocimiento de patrones (PRR, Patern Recognition Receptors). Dichos factores son relevantes en la iniciación de vías
de señalización proinflamatorias reguladas por diversos factores de transcripción, en el desarrollo de moléculas
marcadoras CD, o en la diferenciación de linfocitos TH, entre otros aspectos. Entre estos receptores se encuentran los
receptores tipo Toll (TLR, Toll-like receptors), de los que ya se han descrito decenas de subtipos y ligandos (como por
ejemplo el lipopolisacárido, LPS); y los receptores tipo NOD (NLR, Nod-like receptors), que son proteínas citosólicas con
diversos dominios de unión y que promueven la activación de caspasas inflamatorias y del receptor nuclear kappa B (NF-
κB), entre otros.

Autor: Alfonso Mate Barrero


Profesor Titular de Universidad. Universidad de Sevilla

CAPÍTULO 4. FISIOLOGIA DEL SISTEMA CIRCULATORIO

Autor: Mª Luisa Calonge

1. INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES
1.1. FUNCIONES DEL SISTEMA CIRCULATORIO
1.2. ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA CIRCULATORIO
1.3. ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA CARDIOVASCULAR
1.4. CIRCULACIONES PULMONAR Y SISTÉMICA O GENERAL
2. EL CORAZÓN
2.1. ESTRUCTURA DEL CORAZÓN
2.1.1. Esqueleto del corazón
2.1.2. Estructura de la cubierta del corazón
2.1.3. Estructura de la pared del corazón
2.1.4. Cavidades o cámaras cardiacas
2.1.5. Válvulas cardiacas
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MODULO 3. Fisiología

2.2. ORIGEN Y TRANSMISIÓN DEL IMPULSO CARDIACO


2.2.1. Conducción del potencial de acción por el corazón
2.3. ACOPLAMIENTO EXCITACIÓN-CONTRACCIÓN EN EL MÚSCULO CARDIACO
2.4. ELECTROCARDIOGRAMA
2.5. CICLO CARDIACO
2.5.1. Fase de llenado ventricular
2.5.2. Contracción isovolumétrica
2.5.3. Periodo de expulsión o vaciamiento
2.5.4. Relajación isovolumétrica
2.5.5. CICLO AURICULAR
2.5.6. FONOCARDIOGRAMA
2.5.7. RELACIÓN ENTRE EL ECG Y EL CICLO CARDIACO.
2.6. GASTO CARDIACO
2.7. REGULACIÓN DEL GASTO CARDIACO
2.7.1. Regulación de la frecuencia cardiaca
2.7.2. Regulación del volumen sistólico
2.7.3. Regulación Intrínseca: Mecanismo de Frank-Starling
2.7.4. Regulación Extrínseca: nerviosa, hormonal y por otros factores
químicos.
3. VASOS SANGUÍNEOS Y CIRCULACIÓN
3.1. ESTRUCTURA DE LOS VASOS SANGUÍNEOS
3.2. CLASIFICACIÓN FUNCIONAL DE LOS VASOS SANGUÍNEOS
3.3. HEMODINÁMICA: RELACIÓN ENTRE FLUJO SANGUÍNEO Y PRESIÓN EN EL SISTEMA
CIRCULATORIO
3.3.1. Tipos de flujo en el sistema circulatorio
3.3.2. Relación entre flujo, presión y resistencia.
3.3.3. Resistencia al flujo en la circulación
3.3.4. Variaciones de la presión sanguínea a distintos niveles del sistema
circulatorio
3.4. CIRCULACIÓN ARTERIAL
3.5. CIRCULACIÓN VENOSA
3.6. MICROCIRCULACIÓN E INTERCAMBIO DE LÍQUIDOS TISULARES
4. CIRCULACIÓN LINFÁTICA
5. REGULACIÓN DEL FLUJO SANGUÍNEO
5.1. Mecanismos intrínsecos o autorreguladores
5.1.1. Teoría miogénica
5.1.2. Teoría metabólica
5.1.3. Regulación local por sustancias vasoactivas
5.2. Mecanismos extrínsecos: nerviosa y hormonal
5.2.1. Regulación nerviosa de los vasos sanguíneos
5.2.2. Regulación hormonal de los vasos sanguíneos
6. REGULACIÓN DE LA PRESIÓN ARTERIAL
6.1. Mecanismos a corto plazo
6.2. Mecanismos a medio plazo
6.3. Mecanismos a largo plazo

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MODULO 3. Fisiología

1. INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES.

Los organismos unicelulares carecen de sistema circulatorio, cubren sus necesidades metabólicas tomándolas
directamente del medio que los rodea mediante un proceso de difusión. Este es un proceso pasivo que no requiere
energía, y por lo tanto es más “barato”. Sin embargo, es un proceso extraordinariamente lento cuando la
distancia a recorrer es grande, y en consecuencia es insuficiente para que en los organismos pluricelulares, donde
las células se encuentran a cierta distancia del medio externo, pueda realizarse un intercambio adecuado. Por
ello, los organismos pluricelulares han tenido que desarrollar un sistema de transporte más rápido, el llamado
transporte convectivo, llevado a cabo por el sistema circulatorio. Es un transporte que sí requiere energía,
proporcionada por una bomba, el corazón, pero asegura la distribución rápida de sustancias por el organismo.
Dentro de este sistema, el transporte por difusión se conserva cuando las moléculas tienen que recorrer
distancias cortas, por ejemplo el oxígeno pasa de los alvéolos a la sangre, a través de las delgadas paredes de
los capilares, mediante difusión. Por último, desde los capilares a las células la difusión es de nuevo el principal
mecanismo de transporte (Figura 4.1).

1.1. FUNCIONES DEL SISTEMA CIRCULATORIO.

La primera y principal es el transporte rápido de oxígeno y sustancias nutritivas a todas las células del
organismo y la eliminación del dióxido de carbono y sustancias de desecho producidas por las células como
consecuencia de su metabolismo.

Además tiene una función reguladora, ya que transporta hormonas desde las células endocrinas a las
distintas células del organismo, e incluso segrega algunas hormonas (ejemplo: Factor natriurético auricular).
También interviene en la regulación de la temperatura corporal y en la reproducción.

1.2. ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA CIRCULATORIO.

El sistema circulatorio consta de dos divisiones: el sistema circulatorio sanguíneo o sistema


cardiovascular y el sistema circulatorio linfático. El sistema cardiovascular está formado por el corazón y

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MODULO 3. Fisiología

los vasos sanguíneos y el sistema linfático por los vasos linfáticos y los tejidos linfoides como el bazo, el
timo, las amígdalas y los ganglios linfáticos (Figura 4.2).

1.3. ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA CARDIOVASCULAR.

El sistema cardiovascular está formado por una bomba encargada de impulsar la sangre: el corazón y por
un sistema de tubos que distribuyen la sangre por todas las células: los vasos sanguíneos. Podemos decir
que el corazón está formado por dos bombas: el lado o bomba derecha impulsa la sangre a los pulmones y
el lado o bomba izquierda la envía al resto del organismo. Cada una está formada por dos cavidades: las
aurículas y los ventrículos. Estas dos bombas forman con sus vasos respectivos dos circuitos en serie: la
circulación pulmonar y la circulación sistémica o general.

La sangre sale del corazón por las arterias y vuelve por las venas. Las arterias se ramifican hasta formar las
arteriolas, que vuelven a ramificarse para dar lugar a los vasos de menor diámetro: los capilares, donde
tiene lugar el intercambio de gases y nutrientes entre la sangre y los tejidos. Los capilares convergen en
vénulas, que transportan la sangre a través de venas de tamaño progresivamente mayor hasta el corazón.

La característica más importante de la circulación en el hombre (tanto de la pulmonar como de la sistémica)


es que constituye un circuito cerrado o continuo, por lo tanto, el mismo volumen de sangre que sale del
corazón debe circular por cada una de las subdivisiones de la circulación y debe regresar al corazón.

Otra característica es que la sangre es obligada a seguir una ruta circular en un determinado sentido, debido
a la presencia de válvulas en el corazón y en los vasos, que evitan el retroceso.

1.4. CIRCULACIONES PULMONAR Y SISTÉMICA O GENERAL (Figura 4.3).

La sangre desoxigenada procedente de los tejidos vuelve a la aurícula derecha y es bombeada por el
ventrículo derecho a través de las arterias pulmonares a los pulmones, donde se oxigena en los capilares
pulmonares. Luego vuelve por las venas pulmonares a la aurícula izquierda y al ventrículo izquierdo que la
bombea al resto del organismo. El trayecto de la sangre desde el corazón (ventrículo derecho), a través de
los pulmones, y de vuelta al corazón (aurícula izquierda) completa un circuito: la circulación pulmonar.

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MODULO 3. Fisiología

La sangre que desde la aurícula izquierda pasa al ventrículo izquierdo es vehiculizada por una arteria: la aorta.
La aorta asciende durante una corta distancia, hace un giro en forma de U (cayado aórtico) y desciende a
través de las cavidades torácicas y abdominal. Las ramas arteriales de la aorta proporcionan sangre oxigenada
a todos los sistemas del organismo, por lo que se denomina circulación general o sistémica. En los
capilares se intercambia el oxígeno por dióxido de carbono, y la sangre desoxigenada vuelve por dos grandes
venas a la aurícula derecha: venas cava superior e inferior. Así se completa la circulación sistémica o general.

2. EL CORAZÓN.
2.1. ESTRUCTURA DEL CORAZÓN (Figura 4.4).

El corazón tiene el tamaño aproximado de un puño, forma cónica y está divido en cuatro cavidades: dos
superiores: aurículas y dos inferiores: ventrículos. En el hombre adulto pesa aproximadamente 300 g y se
localiza en la zona media del tórax. El borde inferior, denominado ápice del corazón descansa sobre el
diafragma y está dirigido hacia la izquierda. El borde superior se denomina base, debido a que es ancho y
plano como la base de una pirámide.

2.1.1. Esqueleto del corazón.

Entre las aurículas y los ventrículos hay una capa de tejido conjuntivo denso, llamada esqueleto fibroso del
corazón (Figura 4.5). Los haces de células musculares miocárdicas de las aurículas se anclan al borde superior
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MODULO 3. Fisiología

de este esqueleto fibroso, mientras que las de los ventrículos se anclan al borde inferior, formando dos
miocardios separados tanto estructural como funcionalmente, ya que el esqueleto aísla eléctricamente el
músculo auricular del ventricular. El tejido conjuntivo de este esqueleto forma anillos que sirven también de
anclaje para las válvulas cardiacas.

2.1.2. Estructura de la cubierta del corazón.

El corazón está recubierto por un saco fibroso duro denominado pericardio que sirve de protección e impide
la sobredistensión del corazón (Figura 4.6). El pericardio consta de dos partes: una fibrosa, dura e inelástica
y otra serosa formada por dos hojas: la hoja parietal, la cual reviste interiormente el pericardio fibroso, y la
hoja visceral o epicardio, que se adhiere a la cara externa del corazón. Entre las hojas parietal y visceral
existe un espacio, el espacio pericárdico que contiene un líquido lubrificante, el líquido pericárdico.

2.1.3. Estructura de la pared del corazón.

La pared del corazón (Figura 4.6) presenta tres capas: la más externa es el epicardio u hoja visceral del
pericardio seroso. La intermedia, es la más gruesa, constituye la masa muscular contráctil de la pared cardiaca
y recibe el nombre de miocardio (Figura 4.6). Está formado por células cortas, ramificadas y unidas entre sí
por discos intercalados en los que aparecen desmosomas, que dan fuerza mecánica, y uniones comunicantes
o “gap” (Figura 4.7). Las uniones gap hacen que todas las células se comporten como una unidad o sincitio
funcional, ya que los potenciales de acción que se originan en cualquiera de ellas se transmiten rápidamente
a todas las demás, permitiendo que todo el miocardio se contraiga prácticamente a la vez. En el corazón
existen dos miocardios: el miocardio auricular y el miocardio ventricular, separados por el esqueleto fibroso,
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MODULO 3. Fisiología

que los aísla. Otra característica importante del miocardio es su automaticidad, es decir es capaz de generar
su ritmo contráctil. La capa más interna es el endocardio, una capa de tejido endotelial que recubre el interior
del corazón y de los vasos (Figura 4.6).

2.1.4. Cavidades o cámaras cardiacas.

El interior del corazón está dividido en cuatro compartimentos o cámaras: dos aurículas y dos ventrículos
(Figura 4.4). Las aurículas son cavidades receptoras, reciben la sangre del sistema venoso y la envían a los
ventrículos. Al no tener que realizar mucha fuerza tienen una pared muy delgada. Los ventrículos proporcionan
la fuerza necesaria para bombear la sangre a través del sistema arterial a la circulación pulmonar y a la
circulación sistémica. Las paredes de los ventrículos son mucho más gruesas que las de las aurículas, siendo
la de mayor grosor la del ventrículo izquierdo (ya que tiene que realizar un trabajo mayor, para bombear la
sangre a la circulación sistémica, mientras que el derecho bombea a la pulmonar). La aurícula y el ventrículo
derechos están separados de las cavidades izquierdas, por una pared muscular o tabique. En condiciones
normales, este tabique evita que se mezcle la sangre de los dos lados del corazón.

2.1.5. Válvulas cardiacas.

Evitan el flujo retrógrado de la sangre, o lo que es igual aseguran el flujo de sangre en una sola dirección. Se
abren y se cierran en respuesta a los cambios de presión que se producen cuando el corazón se contrae y se
relaja. Están ancladas en los anillos del esqueleto fibroso del corazón (Figura 4.8a).

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Las válvulas auriculoventriculares separan las cavidades auriculares de las ventriculares. La válvula
localizada entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho presenta tres valvas o cazoletas denominándose
válvula tricúspide. La localizada entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo tiene dos valvas o
cazoletas por lo que se denomina válvula bicúspide o mitral (recuerda la mitra de los obispos).

La apertura y cierre de las válvulas se produce como consecuencia de las diferencias de presión existentes
entre aurículas y ventrículos. Cuando la presión en las aurículas supera la de los ventrículos las válvulas se
abren, cuando los ventrículos se contraen elevándose su presión se cierran. Para evitar que las valvas se
vuelvan hacia las aurículas, se contraen los músculos papilares situados en el interior de los ventrículos y
conectados con las valvas mediante unos fuertes filamentos tendinosos, denominados cuerdas tendinosas
(Figura 4.8 b).

Las válvulas semilunares se encuentran en el origen de la arteria pulmonar y de la aorta. Estas válvulas se
abren durante la contracción de los ventrículos permitiendo que la sangre penetre en las circulaciones
pulmonar y general. Cuando los ventrículos se relajan las válvulas se cierran evitando el flujo retrógrado de
la sangre.

2.2. ORIGEN Y TRANSMISIÓN DEL IMPULSO CARDIACO.

En el corazón durante el desarrollo embrionario algunas fibras musculares pierden su capacidad de contraerse
y se especializan, algunas en la generación rítmica de los impulsos cardiacos (células marcapasos) y otras en
la conducción de dichos impulsos.

Cuando este sistema funciona adecuadamente permite que:

1. las aurículas se contraigan antes que los ventrículos, para que los ventrículos se llenen
adecuadamente
2. todo el miocardio ventricular se contraiga simultáneamente, lo que es esencial para el desarrollo
de una presión eficaz.

La contracción rítmica del corazón es mantenida por señales excitadoras generadas dentro del propio corazón.
Es decir, el corazón es capaz de originar su propio latido, incluso después de sacarlo del organismo si se
mantiene en condiciones adecuadas. Esta propiedad del corazón es conocida como automatismo cardiaco.
Muchas regiones del corazón son capaces de originar potenciales de acción. Sin embargo, en un corazón
normal, sólo una región es capaz de mostrar su actividad eléctrica espontánea, actuando como marcapasos.
Esta región es el nódulo senoauricular o NSA, localizado en la aurícula derecha, cerca de la desembocadura
de la vena cava superior (Figura 4.9).

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Las células del NSA sufren despolarizaciones espontáneas lentas que se denominan potenciales marcapasos
(Figura 4.10). Estos potenciales son debidos a un aumento lento de la conductancia al sodio, que produce una
despolarización lenta y cuando alcanza el nivel umbral desencadena el potencial de acción. El ascenso rápido
del potencial de acción se debe a un aumento de la permeabilidad al calcio (no al sodio, como ocurre en otros
potenciales de acción). La pendiente de los potenciales marcapasos es uno de los principales determinantes de
la frecuencia cardiaca (60-100 latidos/minuto).

Otras regiones del corazón pueden también producir potenciales marcapasos (ejemplo: nódulo
auriculoventricular, células del haz de His o fibras de Purkinje). Sin embargo, la velocidad de despolarización
espontánea de estas células es más lenta, por lo que son estimuladas por potenciales procedentes del NSA
antes de que puedan estimularse a sí mismas. Si se impide que los potenciales del NSA alcancen estas zonas,
generarán potenciales a su propia frecuencia (menor). Ocasionalmente otras fibras del miocardio pueden
desarrollar una autoexcitabilidad anormal constituyendo lo que se conoce como un foco o marcapasos ectópico,
produciendo latidos adicionales o marcando el ritmo cardiaco durante un corto periodo de tiempo, pueden
deberse al consumo de determinados fármacos o sustancias como la cafeína o la nicotina.

2.2.1. Conducción del potencial de acción por el corazón.

Los potenciales de acción que se generan en el NSA se propagan a las células del miocardio auricular a través
de las uniones comunicantes o gap, pero debido al esqueleto fibroso que separa el miocardio auricular del
ventricular el impulso no puede pasar directamente de las aurículas a los ventrículos. Para ello, es necesario
un tejido especial de conducción, formado por células miocárdicas modificadas. Estas células forman el
nódulo auriculoventricular (NAV), el haz de His y las fibras de Purkinje (Figura 4.9).

Los potenciales se propagan por el miocardio auricular muy rápidamente (velocidad de 0,8-1 m/sg) y alcanzan
el nódulo auriculoventricular, localizado en la parte inferior del tabique interauricular. Sin embargo, cuando

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MODULO 3. Fisiología

alcanzan el nódulo auriculoventricular la velocidad se enlentece de forma considerable (velocidad 0,03 a 0,05
m/sg). Este retraso explica la demora de tiempo que existe entre la estimulación de las aurículas y de los
ventrículos, y asegura que la contracción auricular se produzca antes que la ventricular. Desde aquí el impulso
se propaga por el haz auriculoventricular o haz de His que atraviesa el esqueleto fibroso y continúa
descendiendo por el tabique interventricular. Este haz auriculoventricular se divide en dos ramas, derecha e
izquierda, y se continúa con las fibras de Purkinje situadas en el interior del miocardio ventricular. La velocidad
vuelve a aumentar en el haz auriculoventricular y alcanza un valor máximo en las fibras de Purkinje (5m/sg),
lo que permite que todo el miocardio ventricular se contraiga a la vez.

2.3. ACOPLAMIENTO EXCITACIÓN-CONTRACCIÓN EN EL MÚSCULO CARDIACO.

Los potenciales de acción generados en las células del NSA se propagan a las células del miocardio. Los
potenciales de acción del miocardio se caracterizan por presentar una meseta (Figura 4.11), es decir tienen
una repolarización más lenta, manteniéndose la despolarización unos 150 msg en el miocardio auricular y unos
300 msg en el miocardio ventricular. La meseta es consecuencia de una entrada de calcio debida a la presencia
de canales de calcio sensibles a voltaje. Luego el potencial vuelve a su nivel de reposo por la salida de potasio
a través de canales de potasio sensibles a voltaje.

Los potenciales de acción descritos anteriormente desencadenan la contracción de las células del miocardio
(Figura 4.12). Durante la meseta del potencial de acción se abren canales de calcio sensibles a voltaje y el
calcio difunde al interior del sarcoplasma a favor de gradiente electroquímico. Este calcio estimula la apertura
de canales de calcio dependientes de calcio presentes en la membrana del retículo sarcoplasmático,
aumentando la concentración citosólica de calcio, que desencadena la contracción muscular. Luego el calcio es
expulsado por un intercambiador Na+-Ca2 presente en la membrana plasmática o bombeado al retículo por una
ATPasa de calcio. Esta disminución de los niveles de calcio desencadena la relajación del músculo.

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Debido a la presencia de uniones gap todo el miocardio se comporta como un sincitio, es decir todas las células
se contraen a la vez, como si fueran una sola célula. En realidad hay dos sincitios, uno auricular y otro
ventricular, separados por el esqueleto fibroso. Otra característica importante de la contracción del miocardio
es que no se puede tetanizar, esto es debido a la larga duración de los potenciales en meseta, que presentan,
por tanto, periodos refractarios largos (Figura 4.13). El corazón no puede volver a estimularse hasta que se ha
relajado de su contracción anterior, de este modo se impide la sumación de contracciones y se asegura la acción
rítmica de bombeo.

2.3. ELECTROCARDIOGRAMA.

Es un registro gráfico de la actividad eléctrica del corazón obtenido colocando un par de electrodos en la
superficie del organismo. El cuerpo es un buen conductor de la electricidad porque los líquidos tisulares poseen
una concentración elevada de iones que se mueven generando una corriente eléctrica en respuesta a
diferencias de potencial.

El dispositivo utilizado para el registro se denomina electrocardiógrafo, variando la posición de los electrodos
de registro puede obtenerse un cuadro más completo de los acontecimientos eléctricos.

Cada ciclo cardiaco produce tres ondas del ECG, denominadas P, QRS y T (Figura 4.14). Estas ondas no son
potenciales de acción, sino consecuencia de la diferencia de potencial entre dos regiones de la superficie del
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corazón, producida por la suma de todos los potenciales de acción de numerosas células miocárdicas. Así la
onda P es consecuencia de la despolarización auricular, la QRS de la despolarización ventricular y la onda T
de la repolarización ventricular.

2.5. CICLO CARDIACO.

Cuando hablamos del ciclo cardiaco nos referimos al patrón repetido de contracción y relajación del corazón.
Consta de dos fases principales: la diástole, durante la cual las cavidades se relajan y se llenan de sangre, y
la sístole, durante la cual se contraen y expulsan la sangre. A una frecuencia cardiaca de 70 latidos por minuto,
cada ciclo dura 0,8 segundos, de ellos 0,5 se invierten en la diástole y 0,3 en la sístole.

El corazón bombea la sangre en dos pasos: las aurículas derecha e izquierda se contraen casi simultáneamente
(sístole auricular) y 0,1-0,2 sg después se contraen los ventrículos (sístole ventricular).

Empezaremos a estudiar el ciclo durante la diástole ventricular (Figura 4.15):

2.5.1. Fase de llenado ventricular.

Tras la apertura de la válvula auriculo-ventricular (D) y durante el tiempo en el que están relajadas tanto
las aurículas como los ventrículos, la sangre fluye pasivamente desde las grandes venas a través de las
válvulas auriculoventriculares abiertas hacia los ventrículos. Hay una fase inicial de llenado rápido, en la cual
la pared ventricular está recuperándose elásticamente de la sístole anterior y succiona la sangre dentro del
ventrículo. Los ventrículos se llenan en un 80% aproximadamente antes de que se contraigan las aurículas.
La contracción auricular añade el 20% restante del volumen telediastólico. El volumen de sangre que hay
en el ventrículo al final de la diástole se denomina volumen diastólico final o telediastólico, y en el adulto
humano es aproximadamente 120 ml.

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2.5.2. Contracción isovolumétrica.

Cuando los ventrículos inician su contracción, aumenta la presión intraventricular bruscamente. Tan pronto
como la presión ventricular se eleva por encima de la presión en la aurícula se cierren las válvulas
auriculoventriculares. En este momento los ventrículos constituyen una cámara cerrada, ya que la presión
ventricular no se ha elevado lo suficiente para abrir las válvulas semilunares. En consecuencia la presión
aumenta pero el volumen no cambia, por lo que este periodo recibe el nombre de contracción isovolumétrica.

2.5.3. Periodo de expulsión o vaciamiento.

Cuando la presión ventricular supera la presión en la aorta (aproximadamente 80mmHg) se abre la válvula
aórtica y empieza la expulsión de sangre. Al principio la sangre sale del ventrículo más rápidamente de lo
que puede escapar de las arterias, como resultado debe acomodarse por distensión de las grandes arterias
elásticas, y esto hace que la presión arterial alcance su valor máximo o valor sistólico (aproximadamente
120 mmHg). Cuando la sístole se hace más débil y la velocidad de expulsión disminuye, la velocidad a la
cual la sangre fluye por las arterias empieza a exceder a la velocidad de expulsión y la presión arterial
empieza a caer. Tras la contracción el ventrículo empieza a relajarse disminuyendo su presión, al caer por
debajo de la presión aórtica se cierra la válvula aórtica.

En la sístole ventricular, los ventrículos expulsan el 65-70% de la sangre que contenían al final de la diástole.
Este volumen de sangre se denomina volumen sistólico y representa aproximadamente 70 ml en el adulto
en reposo. El volumen de sangre que permanece en el ventrículo después de la sístole (50-60 ml) es el
volumen residual o telesistólico. La proporción de sangre expulsada durante la sístole se conoce como
fracción de eyección.

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2.5.4. Relajación isovolumétrica.

Con las válvulas semilunares cerradas los ventrículos se convierten otra vez en una cámara cerrada. La
relajación del músculo ventricular hace que la presión ventricular caiga rápidamente pero el volumen no
cambia.

Cuando la presión ventricular cae por debajo de la presión auricular las válvulas auriculoventriculares se
abren y empieza el llenado del ventrículo. Las aurículas se han llenado durante la sístole ventricular.

En la circulación pulmonar ocurren acontecimientos similares, pero las presiones son más bajas. La presión
máxima que se produce en la sístole del ventrículo derecho es de 25 mmHg, descendiendo a un mínimo de
8 mmHg en la diástole.

2.5.5. CICLO AURICULAR. (Figura 4.15)

Durante el ciclo cardiaco también se producen cambios de presión en las aurículas que se transmiten a las
venas del tórax y cuello, ya que están comunicados directamente. Se pueden registrar tres ondas de presión:

Onda a: aumento de presión debida a la contracción auricular.


Onda c: se produce cuando se cierra la válvula auriculoventricular.
Onda v: debida al llenado auricular.

2.5.6. FONOCARDIOGRAMA. (Figura 4.15)

El cierre de las válvulas cardiacas produce sonidos que pueden oírse con un estetoscopio. El primer tono lo
produce el cierre de las válvulas auriculoventriculares durante la sístole ventricular. El segundo tono lo produce
el cierre de las válvulas semilunares cuando los ventrículos se relajan al comienzo de la diástole. El tercero es
producido por el flujo turbulento de la sangre al caer a un ventrículo parcialmente lleno de sangre.

2.5.7. RELACIÓN ENTRE EL ECG Y EL CICLO CARDIACO. (Figura 4.15)

La onda P, consecuencia de la despolarización auricular, se produce al inicio de la contracción auricular, que


coincide con la última fase de llenado ventricular. La onda QRS es consecuencia de la despolarización
ventricular, por lo tanto, ocurre al principio de la sístole. La repolarización de los ventrículos, indicada por la
onda T, ocurre al mismo tiempo que la relajación o diástole ventricular.

2.6. GASTO CARDIACO.

El gasto cardiaco es el volumen de sangre expulsado por cada ventrículo en un minuto. Es el producto de la
frecuencia cardiaca (latidos/min) por el volumen sistólico.

Gasto cardiaco = volumen sistólico x frecuencia cardiaca


(ml/min) (ml/latido) (latidos/min)

La frecuencia cardiaca media en un adulto en reposo es aproximadamente de 70 latidos/min y el volumen


sistólico medio (volumen de sangre expulsado en cada latido o sístole) es de 70 a 80 ml/latido. El producto nos
da un gasto cardiaco medio de 5.000 ml/min.

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MODULO 3. Fisiología

El gasto cardiaco varía continuamente de acuerdo con las necesidades de oxígeno de los tejidos. Por ejemplo
disminuye durante el sueño y aumenta después de una comida copiosa, en estados de excitación o miedo, o
de forma considerable durante el ejercicio.

El retorno venoso es el volumen de sangre que regresa al corazón desde los vasos cada minuto y está
estrechamente relacionado con el gasto cardiaco. Para que el sistema circulatorio, como circuito cerrado que
es, funcione con eficacia es esencial que, excepto para alteraciones muy transitorias, el corazón pueda bombear
un volumen equivalente al que recibe, es decir el gasto cardiaco debe ser igual al retorno venoso, y viceversa
a lo largo de cualquier periodo de tiempo significativo.

2.7. REGULACIÓN DEL GASTO CARDIACO.

Puesto que el gasto cardiaco está determinado por la frecuencia y el volumen sistólico, puede regularse
modificando cualquiera de estas variables (esquema 4.1).

2.7.1. REGULACIÓN DE LA FRECUENCIA CARDIACA.

A pesar de que el músculo cardiaco se caracteriza por una ritmicidad propia, está inervado por nervios
autónomos simpáticos y parasimpáticos que influyen en la frecuencia cardiaca (Figura 4.14). Los cambios en
la frecuencia cardíaca se conocen como efectos cronotrópicos.

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MODULO 3. Fisiología

Las fibras nerviosas simpáticas mediante la liberación de nor-adrenalina incrementan la frecuencia de


despolarización espontánea del potencial marcapasos, (Figura 4.16) ya que estimulan la apertura de los
canales de Na+ y de Ca2+ localizados en la membrana plasmática de las células del NSA (efecto cronotrópico
positivo).

Las fibras nerviosas parasimpáticas mediante la liberación de acetilcolina, disminuyen la frecuencia de


descarga de potenciales marcapasos, mediante la apertura de canales de K + en las células marcapasos, lo
que provoca una hiperpolarización del potencial de estas células (efecto cronotrópico negativo).

El ritmo final establecido por el NSA en cada momento depende del efecto neto de estas influencias
antagonistas.

La actividad de la inervación autónoma del corazón está coordinada por el centro de control cardiaco localizado
en el bulbo raquídeo del tronco encefálico, que está influido por áreas cerebrales superiores y por estímulos
sensitivos de retroalimentación procedentes de los receptores de presión o barorreceptores, localizados en la
aorta y arterias carótidas (ver reflejo barorreceptor) (Figura 4.15).

2.7.2. REGULACIÓN DEL VOLUMEN SISTÓLICO.

El volumen sistólico es regulado principalmente por dos factores opuestos: la energía con la que los miocitos
se contraen y la presión arterial contra la cual tienen que impulsar la sangre. Una contracción enérgica produce
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MODULO 3. Fisiología

un mayor volumen sistólico, mientras que una alta presión arterial se opone a la eyección y reduce el volumen
sistólico. La energía de contracción del corazón está regulada por dos procesos. 1. Si aumenta el estiramiento
de las células durante la diástole, aumenta su energía de contracción. Esta es una regulación intrínseca que
se manifiesta en corazones aislados, sin regulación nerviosa ni hormonal. 2. La fuerza innata con la que el
corazón se contrae, a una longitud determinada, o contractilidad, que puede ser regulada por mecanismos
extrínsecos: nerviosos, hormonales o químicos.

2.7.2.1. Regulación intrínseca: mecanismo de Frank-Starling.

A medida que la sangre regresa al corazón en diástole, el ventrículo empieza a llenarse y la presión
intraventricular aumenta. Esto distiende las fibras miocárdicas, sometiéndolas a un grado de tensión conocido
como precarga. Un aumento de la presión de llenado, distiende las fibras miocárdicas y aumenta la fuerza de
contracción (Figura 4.17).

Este efecto es consecuencia de la capacidad del músculo cardiaco para responder a un mayor estiramiento
con una contracción más enérgica. A medida que el músculo cardiaco se estira, la disposición de los filamentos
de actina y miosina es tal, que durante la contracción, puede aumentar el número de interacciones (puentes
cruzados) entre los mismos, y por lo tanto, aumenta la fuerza de contracción desarrollada por el músculo
(Figura 4.18).

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MODULO 3. Fisiología

La ley de Frank-Starling dice que la energía de contracción del ventrículo depende de la longitud inicial de las
fibras musculares que forman sus paredes. Esto significa que durante la sístole el ventrículo expulsará el
volumen de sangre que se introduce en esta cavidad durante la diástole. En consecuencia, el corazón ajusta
automáticamente su gasto cardiaco para que se corresponda con el retorno venoso.

La función más importante del mecanismo de Frank-Starling es ajustar los gastos cardiacos de los dos
ventrículos. Las cavidades derechas e izquierdas del corazón están dispuestas en serie, cualquier desequilibrio
prolongado entre sus gastos cardiacos tendría consecuencias catastróficas, ya que la distribución de sangre
entre la circulación pulmonar y la sistémica se alteraría.

Otra consecuencia del mecanismo de Frank-Starling es que, dentro de un rango fisiológico, la presión arterial
no modifica el gasto cardiaco. Para poder expulsar la sangre, la presión ventricular debe ser superior a la
presión arterial, por lo tanto la presión arterial representa una impedancia frente a la expulsión de sangre por
el ventrículo, llamada poscarga, contra la que tiene que trabajar el corazón cuando se contrae. En
consecuencia, cuando aumenta la presión arterial, disminuye el volumen sistólico, pero esta disminución es
transitoria, ya que un corazón sano puede compensar el efecto del aumento de la poscarga mediante un latido
más intenso (consecuencia de la ley de Frank-Starling).

2.7.2.1.1. Control del llenado ventricular.

Debido al mecanismo de Frank-Starling cualquier factor que afecte al volumen diastólico final también
afecta al gasto cardiaco. Uno de estos es el retorno venoso, es decir la cantidad de sangre que vuelve
por las venas al corazón, y por lo tanto los factores que modifican el retorno venoso afectan al gasto
cardiaco.

El retorno venoso depende del volumen total de sangre y de la presión venosa, que es la fuerza motriz
que empuja la sangre hacia el corazón.

Además el retorno venoso está facilitado por: 1. la actividad nerviosa simpática, que estimula la
contracción del músculo liso de las paredes de las venas. 2. el bombeo ejercido por el músculo esquelético
que al contraerse comprime las venas. 3. la diferencia de presión entre las cavidades torácicas y
abdominal, que facilita el retorno del flujo venoso al corazón (ver esquema 1).

2.7.2.2. Regulación extrínseca del volumen sistólico.

2.7.2.2.1. Regulación nerviosa (Figura 4.15).

Para una longitud determinada de las fibras cardiacas, el volumen sistólico depende de la contractilidad
o fuerza de contracción. Un sinónimo de contractilidad es estado inotrópico, el cual puede ser regulado
por factores nerviosos, hormonales y químicos. El agente inotrópico positivo más importante es la
noradrenalina liberada por las terminaciones simpáticas. La nor-adrenalina se une a receptores ß1 de los
miocitos, aumentando la permeabilidad al calcio durante la meseta del potencial y la concentración
intracelular de calcio, lo que genera una mayor fuerza de contracción. Además la bomba de calcio del
retículo se acelera, acortándose la duración de la sístole. El efecto de la nor-adrenalina, por lo tanto es
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MODULO 3. Fisiología

producir una contracción más fuerte y más corta. El acortamiento de la sístole ayuda a preservar la
duración de la diástole, ya que la nor-adrenalina aumenta la frecuencia cardiaca.

Las terminaciones parasimpáticas en el corazón inervan el sistema de conducción y el músculo auricular,


pero el músculo ventricular apenas recibe inervación vagal. El neurotransmisor parasimpático, la
acetilcolina, se une a receptores muscarínicos y ejerce un efecto inotrópico negativo sobre la
contractilidad auricular. Ya que son pocas las fibras parasimpáticas que inervan el músculo ventricular,
se cree que su efecto sobre el volumen sistólico es muy pequeño.

2.7.2.2.2. Regulación hormonal.

La médula adrenal libera adrenalina y noradrenalina en una proporción 4:1. La adrenalina tiene efectos
sobre el corazón similares a la nor-adrenalina. Los agentes simpaticomiméticos como la dopamina tienen
también efectos parecidos. La angiotensina, tiene efectos ionotrópicos positivos. Asimismo, la tiroxina a
largo plazo.

2.7.2.2.3. Otros factores químicos

Existen otras sustancias químicas que si bien no son factores reguladores pueden modificar la
contractilidad del corazón, y en consecuencia el volumen sistólico. Por ejemplo, el calcio aumenta la
contractilidad. Sustancias como la digoxina, la cafeína y la teofilina, aumentan la liberación de calcio, y
en consecuencia la fuerza de contracción. Por otro lado, la hiperkalemia, la acidosis, la hipoxia, la
acetilcolina y sus agonistas, los barbitúricos y muchos anestésicos, disminuyen la contractilidad del
corazón.

3. VASOS SANGUÍNEOS Y CIRCULACIÓN:

3.1. ESTRUCTURA DE LOS VASOS SANGUÍNEOS.

Las paredes de los vasos sanguíneos de mayor calibre constan de tres capas (Figura 4.19):

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MODULO 3. Fisiología

1. La túnica íntima, en contacto directo con la sangre, consta de una capa de células endoteliales planas
que recubren una fina capa de tejido conectivo. Esta capa endotelial es la principal barrera para las proteínas
plasmáticas y segrega muchos productos vasoactivos, pero mecánicamente es débil.

2. La túnica media proporciona fuerza mecánica y poder contráctil. Consta de una capa circular de músculo
liso que contiene fibras de elastina y de colágeno y está limitada a cada lado por una capa de tejido elástico.
El músculo liso está inervado por fibras nerviosas simpáticas.

3. La túnica adventicia es una capa de tejido conectivo que sirve para anclar el vaso sanguíneo en su sitio.

La pared de las arterias es más gruesa y más elástica que la de las venas, esto les permite resistir las altas
presiones con las que la sangre sale del corazón e impulsar la sangre durante la diástole, mientras retroceden
elásticamente. Las venas tienen paredes mucho más delgadas y distensibles. Los capilares solo presentan la
capa endotelial, lo que les permite realizar el intercambio de gases y nutrientes.

3.2. CLASIFICACIÓN FUNCIONAL DE LOS VASOS SANGUÍNEOS.

Los distintos tipos de vasos sanguíneos además de conducir la sangre están especializados en alguna función
y presentan una estructura adaptada a la misma.

Las arterias son los principales vasos de distribución y pueden subdividirse en dos grupos:

Arterias elásticas. Son las arterias de mayor diámetro (aorta, arteria pulmonar y sus ramas principales).
Sus paredes son muy elásticas, ya que poseen una gran cantidad de elastina (una proteína muy extensible)
en la túnica media. Gracias a su elasticidad estas arterias pueden expandirse y recibir el volumen de sangre
que sale del corazón durante la sístole, y durante la diástole el retroceso elástico de su pared empuja la sangre
hacia el resto de la circulación, transformando el flujo discontinuo de la sangre a la salida del corazón en un
flujo continuo en los vasos más distales (Figura 4.20).

Arterias musculares. La túnica media presenta una mayor proporción de músculo liso que las anteriores y
su grosor, en comparación con el diámetro de la luz es también mayor. Esto les confiere una gran resistencia
frente al colapso que podría producirse en los ángulos cerrados, como en las articulaciones.

Las arteriolas son los vasos de resistencia responsables de regular el flujo sanguíneo a través de lechos
vasculares concretos. Tienen las paredes más gruesas de todos los vasos en relación con el diámetro de la
luz. Sus paredes musculares tienen una rica inervación nerviosa, capaz de modificar su diámetro. Debido a
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MODULO 3. Fisiología

su pequeño diámetro y número limitado constituyen la principal resistencia al flujo sanguíneo en la circulación
sistémica.

Las arteriolas terminales o metaarteriolas tienen otra función: pueden contraerse con tal fuerza que cese el
flujo sanguíneo a los capilares, y así regulan el número de capilares funcionales. Presentan poco inervación
nerviosa, estando controladas principalmente por el metabolismo local.

Los capilares son los vasos de menor diámetro y de pared muy fina, ya que son los vasos de intercambio.
Su pared consta de una sola capa de células endoteliales. Aunque los capilares son extraordinariamente
estrechos, la totalidad de los capilares ofrece una moderada resistencia al flujo. Esto es debido a que la sección
total o sección suma de todos los capilares es muy grande.

Las venas y las vénulas son vasos de capacitancia actuando como reservorios variables de sangre. La
estructura de su pared es similar a la de las arterias, pero es mucho más fina en comparación con el diámetro
del vaso, por lo que las venas son mucho más distensibles que las arterias, pudiendo albergar un gran volumen
de sangre. Además muchas venas están inervadas por fibras nerviosas capaces de desencadenar una
venocostricción que desplaza la sangre hacia el corazón y al sistema arterial. Las venas de mayor calibre
poseen válvulas a lo largo de su recorrido, que evitan el flujo retrógrado de la sangre.

En algunos tejidos, sobre todo en la piel se observan algunas conexiones directas entre las arteriolas y las
vénulas, estos vasos especiales conocidos como anastomosis arteriovenosas, poseen paredes musculares
relativamente gruesas inervadas por fibras nerviosas simpáticas. Cuando estos vasos se abren la sangre pasa
de las arteriolas a las vénulas sin pasar por los capilares. Son importantes en la termorregulación.

3.3. HEMODINÁMICA: RELACIÓN ENTRE FLUJO SANGUÍNEO Y PRESIÓN EN EL SISTEMA


CIRCULATORIO.

Podemos definir el flujo sanguíneo como el volumen de sangre que atraviesa una determina sección en la
unidad de tiempo. El flujo sanguíneo total a un determinado nivel del sistema circulatorio es igual al gasto
cardiaco.

La velocidad media del flujo sanguíneo representa el tiempo necesario para atravesar la distancia entre dos
puntos y es igual al flujo divido por el área o sección. Por lo tanto, si tenemos en cuenta que el sistema
circulatorio es un sistema cerrado, y que por cualquier sección transversal completa (sección suma) pasa el
mismo volumen de sangre en la unidad de tiempo, la velocidad varía inversamente con el área de la sección
(Figura 4.21). Así cuanto mayor es la sección suma menor es la velocidad, de modo que la velocidad en las
arterias y en las grandes venas es mucho mayor que en los capilares, ya que estos poseen una sección total
mayor. Esta lenta velocidad en los capilares es muy importante ya que favorece el intercambio.

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3.3.1. Tipos de flujo en el sistema circulatorio.

El flujo sanguíneo no es uniforme a través del diámetro del vaso, la capa de líquido próxima a la pared del vaso
tiene tendencia a adherirse a la misma, y la capa siguiente tiene tendencia a adherirse a la anterior, y así
sucesivamente, por lo que la velocidad de flujo es mayor en la parte central del vaso y menor cerca de la pared
(Figura 4.22).

Este tipo de flujo en el que unas capas se deslizan sobre otras se denomina flujo laminar. Esta situación es la que
se da normalmente en los vasos sanguíneos. Si este patrón uniforme se rompe se forman remolinos, produciéndose
un flujo turbulento. Este tipo de flujo turbulento se da en los ventrículos y en la aorta y arteria pulmonar durante
la sístole ventricular. Cuando el flujo es turbulento se producen vibraciones que pueden auscultarse con un
estetoscopio.

En los capilares, los glóbulos rojos se deforman adoptando un perfil similar a los paracaídas y además deben
organizarse en fila para poder pasar (Figura 4.23).

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3.3.2. Relación entre flujo, presión y resistencia.

La fuerza motriz para el movimiento de la sangre es el gradiente de presión entre dos puntos. Por lo tanto, el flujo
sanguíneo a través de una determinada región del sistema circulatorio se debe a la diferencia de presión entre el
lado arterial y el lado venoso. La resistencia opuesta por los vasos sanguíneos al flujo se conoce como resistencia
vascular, siendo la fórmula que los relaciona:

Por lo tanto, el flujo sanguíneo aumenta si aumenta la diferencia de presión o si disminuye la resistencia vascular.
Para la circulación sistémica, la fuerza dinámica para el flujo sanguíneo es la diferencia entre la presión arterial
media y la presión en la aurícula derecha, la llamada presión venosa central (PVC) y la resistencia es la resistencia
periférica total (RPT). Ya que PVC es aproximadamente igual a 0:

En el ser humano la resistencia en el circuito sistémico o resistencia periférica total es mucho mayor que la
resistencia en el circuito pulmonar, por lo que se requiere una mayor presión para mover el gasto cardiaco a través
de la circulación sistémica.

3.3.3. Resistencia al flujo en la circulación.

La resistencia que ofrece un vaso sanguíneo al flujo de sangre se expresa mediante la ley de Poiseuille, que afirma
que la resistencia es inversamente proporcional a la cuarta potencia del radio del vaso y directamente proporcional
a la viscosidad de la sangre y a lo longitud.

Por lo tanto, el factor que influye principalmente en la resistencia es el radio. Si un vaso duplica el radio, la resistencia
disminuirá 16 veces. Como el flujo es inversamente proporcional a la resistencia, es directamente proporcional a la
cuarta potencia del radio y, por lo tanto, al duplicar el radio del vaso el flujo aumentaría 16 veces.

En el sistema circulatorio hay elementos en serie y otros en paralelo (Figura 4.24).

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Si están en serie la resistencia total es la suma de las resistencias individuales:

Si están en paralelo, lo que se suman son las conductancias (para un mismo gradiente de presión se produce un
flujo mayor). Como la resistencia es inversa de la conductancia:

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A pesar de que los capilares son los vasos de menor diámetro al ser tan numerosos, la resistencia que ofrecen al
flujo es menor que la de las arteriolas, que como ya hemos indicado son los vasos de mayor resistencia de la
circulación. La mayor parte de las arteriolas se encuentran en un estado de constricción tónica, debido a la actividad
de los nervios simpáticos que las inervan. Puesto que la capacidad de un vaso para transportar sangre depende de
la cuarta potencia del radio, pueden lograrse importantes cambios del flujo sanguíneo con una pequeña variación
del radio de las arteriolas. Este mecanismo es importante para regular la distribución del gasto cardiaco entre los
diferentes lechos vasculares.

La resistencia y el flujo sanguíneo dependen también de la viscosidad de la sangre. La viscosidad aparente de la


sangre es 2,5 veces la del agua, debido a la presencia de proteínas plasmáticas y de glóbulos rojos. La viscosidad
depende del hematocrito, cuanto mayor es, mayor es la viscosidad de la sangre. El aumento de la viscosidad tiene
efectos significativos sobre el trabajo del corazón necesario para bombear un determinado volumen de sangre y
puede dar lugar a un aumento significativo de la presión arterial.

3.3.4. Variaciones de la presión sanguínea a distintos niveles del sistema circulatorio. (Figura 4.25)

A medida que la sangre va circulando a través de los vasos sanguíneos, su presión cae progresivamente desde un
valor medio de 100 mmHg en la aorta hasta un valor medio de 0 mmHg en la aurícula derecha. Esta pérdida de
presión es debida a la fricción, perdiéndose energía en forma de calor, y por lo tanto es proporcional a la resistencia
vascular en cada segmento.

En la aorta y grandes arterias la presión arterial prácticamente no varía porque la resistencia es casi nula. Luego en
las arterias pequeñas la resistencia aumenta y la presión cae hasta aproximadamente 85 mmHg al principio de las
arteriolas.

La mayor disminución de presión en el circuito sistémico se produce a medida que la sangre atraviesa las arteriolas
ya que son la principal fuente de resistencia vascular. Cuando la sangre entra en los capilares tiene una presión de
aprox. 30 mmHg y en estos disminuye unos 20 mmHg, alcanzando el sistema venoso con una presión de 10 mm
Hg y disminuyendo hasta 0 mmHg en la aurícula derecha.

3.4. CIRCULACIÓN ARTERIAL.

Durante la sístole ventricular la presión en las arterias aumenta rápidamente ya que la tasa a la cual la sangre es
bombeada por el corazón es mayor que la tasa a la cual puede distribuirse. Como consecuencia la presión aumenta
hasta alcanzar su valor máximo o sistólico y las arterias se distienden (Figura 4.26).

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A medida que el ventrículo se relaja el flujo en la aorta empieza a disminuir, la sangre es enviada a la periferia y
disminuye la presión arterial. Hay un ligero aumento debido al cierre de la válvula aórtica, conocido como onda
dicrótica, para luego seguir disminuyendo hasta alcanzar el valor mínimo o diastólico.

El desplazamiento de la onda de presión en las arterias da lugar al pulso, que puede palparse en distintas regiones
del cuerpo.

En un adulto joven, sano y en reposo, la presión sistólica es de unos 120 mmHg mientras que la presión
diastólica es de unos 80 mmHg. La diferencia entre ambas se conoce como presión de pulso y tiene un valor
aproximado de 40 mmHg. Muchos factores influyen en la presión arterial, incluso en reposo. Por ejemplo, la presión
arterial aumenta con la edad, debido principalmente a la disminución de elasticidad de las arterias causada, en
general, por la arteriosclerosis.

La presión arterial media es el promedio ponderado de la presión arterial durante todo el ciclo cardiaco. Como la
presión arterial está durante un tiempo relativamente mayor cerca de la presión diastólica que de la sistólica, la
presión (P) arterial media no es la media aritmética sino que debe calcularse mediante la siguiente expresión:

Presión arterial media= P diastólica + 1/3 P de pulso = P diastólica + (P sistólica - P diastólica) / 3

Si aplicamos la ecuación del flujo a la circulación sistémica, como la presión venosa central está muy próxima a cero
y el flujo a través de la circulación es igual al gasto cardiaco:

Presión arterial media = gasto cardiaco x resistencia periférica total

Por lo tanto, cualquier factor que modifique el gasto cardiaco o la resistencia periférica total afecta a la presión
arterial.

3.5. CIRCULACIÓN VENOSA.

Las venas contienen aproximadamente 2/3 partes del volumen total de sangre que hay en la circulación, por lo que
se dice que las venas actúan como reservorios de sangre y se denominan vasos de capacitancia (Figura 4.27).

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Las paredes de las venas son relativamente delgadas y contienen muy poco tejido elástico, por lo que la sangre
puede acumularse en las venas simplemente distendiéndolas. El sistema nervioso puede controlar el grado de
contracción del músculo liso de las venas y de esta forma modificar el volumen de sangre que vuelve al corazón.
Durante los periodos de actividad en los que el gasto cardiaco es alto, el tono de las venas está aumentado,
favoreciéndose el retorno venoso.

A pesar del gran volumen de sangre que hay en las venas, la presión venosa media es muy baja, siendo suficiente
para hacer volver la sangre al corazón ya que las venas apenas ofrecen resistencia.

Cuando un individuo se pone de pie la presión aumenta en todos los vasos situados por debajo del corazón y
disminuye en todos los vasos situados por encima del corazón como consecuencia de la gravedad. En consecuencia,
las venas de las extremidades inferiores se distienden y acumulan sangre. Dado que la gravedad afecta tanto a las
arterias como a las venas, la diferencia de presión entre las arterias y las venas no cambia, manteniéndose la fuerza
motriz para el flujo sanguíneo.

El retorno venoso se ve favorecido por algunos factores, como por ejemplo la bomba muscular. Cuando los músculos
se contraen, comprimen las venas, empujando la sangre (Figura 4.28).

Puesto que las grandes venas de las extremidades contienen válvulas, la sangre se desplaza hacia el corazón.
También la respiración favorece el retorno venoso, durante la inspiración, la disminución de la presión intratorácica
expande las venas del tórax favoreciendo el retorno venoso. Además, se produce un aumento de la presión de las
venas abdominales a causa de la compresión del contenido abdominal, desplazándose la sangre del abdomen al
tórax. La situación se invierte durante la espiración. Este mecanismo se conoce como bomba toraco-lumbar o
respiratoria (Figura 4.29).

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3.6. MICROCIRCULACIÓN E INTERCAMBIO DE LÍQUIDOS TISULARES.

El propósito fundamental del sistema cardiovascular es llevado a cabo a través de las delgadas paredes de los
capilares. La pared de los capilares consta de una sola capa de células endoteliales a través de la cual se realiza el
intercambio de nutrientes y sustancias de desecho entre el plasma y el líquido intersticial. Existen tres tipos de
capilares de acuerdo con su estructura y su distinta permeabilidad (Figura 4.30).

Los capilares continuos presentan uniones intercelulares, llamadas hendiduras, por las que pueden pasar el líquido
y moléculas pequeñas. En las hendiduras hay uniones estrechas que unen las células pero no sellan el capilar. Están
presentes en el músculo, piel, pulmón, tejido adiposo, tejido conjuntivo y sistema nervioso.

Los capilares fenestrados presentan células endoteliales atravesadas por poros o pequeñas ventanas por las que
pueden pasar sustancias. Son, por tanto, más permeables al agua y las sustancias hidrosolubles, y se localizan en

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MODULO 3. Fisiología

tejidos especializados en el intercambio, como el glomérulo y los túbulos renales, la mucosa intestinal,...

Los capilares discontinuos o sinusoides presentan hendiduras intercelulares muy abiertas, de forma que todas
las sustancias disueltas en el plasma, incluso las proteínas plasmáticas pueden atravesarlos. Están presentes en
tejidos donde incluso los glóbulos deben migrar entre la sangre y el tejido, como el bazo, hígado, hueso,...

El intercambio entre la sangre y los tejidos circundantes es completamente pasivo, sin gasto de energía. El
movimiento de fluido se produce a favor de los gradientes de presión generados por el corazón. El intercambio de
metabolitos se produce principalmente por difusión a favor de gradiente de concentración. Las sustancias
liposolubles, como el oxígeno y el dióxido de carbono, difunden fácilmente a través de la pared de los capilares. Las
sustancias hidrosolubles, como los electrolitos o la glucosa pasan por las uniones entre las células endoteliales. Las
sustancias de bajo peso molecular difunden más fácilmente que las de alto peso molecular, como las proteínas.
Aunque el paso de proteínas desde el plasma al líquido intersticial es lento, es muy importante, ya que por ejemplo,
ayuda al movimiento de las inmunoglobulinas en la defensa del organismo contra las infecciones.

El movimiento de fluido a través de la pared capilar depende de cuatro factores, conocidos como las fuerzas de
Starling (Figura 4.31):

1. La presión hidrostática dentro del capilar (Pc): es debida a la presión de la sangre y empuja el líquido fuera del
capilar.
2. La presión hidrostática en el líquido intersticial (Pi): empuja el líquido hacia el interior del capilar. Sin embargo,
es ligeramente negativa durante la hidratación normal del espacio intersticial, por lo que es una fuerza de filtración.
3. La presión coloidosmótica o presión oncótica (c) del plasma: es la presión osmótica ejercida por las proteínas
plasmáticas, ya que éstas no difunden fácilmente a través de la membrana capilar. Tiende a retener el líquido en
el capilar.

4. La presión coloidosmótica o presión oncótica del líquido intersticial ( i): ejercida por pequeñas cantidades de
proteínas plasmáticas que pueden atravesar los capilares y están presentes en el líquido intersticial. Es una fuerza
de filtración.

La presión neta de filtración se puede calcular:

Pf = (Pc - c) - (Pi - i)

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MODULO 3. Fisiología

La ecuación de Starling nos dice que la velocidad de filtración depende de la presión neta de filtración y de la
permeabilidad de la pared capilar.

Vf = K Pf = K (Pc - c) - (Pi - i)

Si la presión neta de filtración es positiva, se favorece la filtración de líquido desde el interior del capilar al líquido
intersticial. Al contrario si es negativa, se favorece la reabsorción desde el intersticio al capilar. Normalmente, se
produce una filtración neta de fluido fuera de la circulación, que es devuelto mediante el drenaje linfático.
De todas las fuerzas de Starling es la presión hidrostática capilar la que puede ser regulada por el sistema nervioso,
por factores hormonales e incluso por mecanismos locales. Una vasoconstricción de las arteriolas, aumenta su
resistencia, disminuyendo la presión hidrostática capilar y, por lo tanto la filtración. Una venoconstricción, aumenta
la presión venosa, aumentando la presión hidrostática capilar y la filtración.

4. CIRCULACIÓN LINFÁTICA.

En la mayoría de los capilares hay una filtración neta de líquido (alrededor de 20 l/día pasan al espacio intersticial).
Si el exceso de líquido no se eliminara, se acumularía en los tejidos. En algunos estados patológicos puede producirse
acumulación, que recibe el nombre de edema. En condiciones normales, el exceso de líquido abandona el espacio
intersticial mediante un proceso de drenaje realizado por los vasos linfáticos. La linfa formada tiene una composición
muy parecida al plasma pero su contenido en proteínas es menor. Los capilares linfáticos son tubos ciegos y
presentan una pared muy permeable que permite la entrada del líquido intersticial y de las proteínas en él disueltas
(Figura 4.32).

Los capilares convergen en vasos linfáticos cada vez de mayor tamaño. Los vasos linfáticos presentan válvulas que
evitan el flujo retrógrado de la linfa. Además sus paredes se contraen favoreciendo la circulación linfática, que
también es ayudada por la compresión externa. Finalmente los grandes conductos linfáticos vacían su contenido en
las venas (Figura 4.33).

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5. REGULACIÓN DEL FLUJO SANGUINEO.

El flujo sanguíneo se regula modificando el radio de los vasos, principalmente de las arteriolas, metaarteriolas y
esfínteres precapilares. Normalmente los vasos tienen un tono contráctil en reposo, que puede aumentarse,
vasoconstricción o disminuirse, vasodilatación (Figura 4.34). Mediante estos dos procesos se controla la resistencia
vascular.

La regulación puede llevarse a cabo mediante mecanismos intrínsecos y extrínsecos.

5.1. Mecanismos intrínsecos o autorreguladores.

Dentro de ciertos límites (70 < Presión arterial < 170 mmHg), los cambios de presión arterial apenas modifican el
flujo sanguíneo. Inicialmente, cuando la presión arterial cambia el flujo sanguíneo lo hace en el mismo sentido, pero
luego recupera su valor inicial (Figura 4.35).

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Esta estabilidad relativa del flujo sanguíneo es consecuencia de mecanismos autorreguladores, y se explica mediante
dos teorías.

5.1.1. Teoría miogénica.

El aumento de la presión dentro de un vaso produce una distensión del mismo que responde contrayéndose
(respuesta miógena). Esto disminuye el radio del vaso, aumenta su resistencia y vuelve el flujo sanguíneo a su valor
inicial.

5.1.2. Teoría metabólica.

El aumento inicial del flujo, aumenta la concentración de oxígeno y nutrientes, aumentando la fuerza de contracción
del músculo (Figura 4.36).

Cuando aumenta el metabolismo, la disminución de la concentración de oxígeno produce una vasodilatación local
que favorece el flujo sanguíneo. Por otro lado, como consecuencia del metabolismo aumenta la concentración de
sustancias químicas de desecho, muchas de las cuales son vasodilatadoras (dióxido de carbono, ácido láctico, iones
potasio, productos de degradación del ATP) (Figura 4.36).

5.1.3. Regulación local por sustancias vasoactivas.

Las células endoteliales de los vasos sanguíneos sintetizan sustancias capaces de producir vasodilatación o
vasoconstricción local. Entre las sustancias vasodilatadoras la más importante es el óxido nítrico, entre las
vasoconstrictoras, la endotelina.

5.2. Mecanismos extrínsecos.

El objetivo de esta regulación es satisfacer las necesidades del organismo como un todo, regular la presión arterial
y mantener un flujo sanguíneo adecuado a órganos vitales como el corazón o el cerebro.

5.2.1. Regulación nerviosa de los vasos sanguíneos.

Las fibras nerviosas aferentes transmiten información sobre la presión medida por los barorreceptores y los
receptores de volumen del corazón hasta el núcleo del tracto solitario. Las fibras que parten de este núcleo se
proyectan hasta el bulbo raquídeo ventrolateral rostral, desde donde otras neuronas envían axones a las neuronas
preganglionares simpáticas de la médula espinal. Las neuronas del núcleo del tracto solitario también envían axones
a las neuronas cardiovagales del bulbo raquídeo. Las fibras vagales inervan principalmente el corazón, mientras que
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las fibras simpáticas también inervan los vasos sanguíneos y la médula adrenal. Sobre esta organización se
superponen las proyecciones procedentes del hipotálamo y de la corteza cerebral que se dirigen al bulbo raquídeo
(Figura 4.37).

Los nervios autónomos que inervan los vasos sanguíneos pueden clasificarse en tres grupos:

1. Fibras vasoconstrictoras simpáticas


2. Fibras vasodilatadoras simpáticas
3. Fibras vasodilatadoras parasimpáticas

Las fibras vasoconstrictoras simpáticas manifiestan una actividad tónica que contribuye a mantener el tono
contráctil en reposo de los vasos sanguíneos. La noradrenalina liberada en las terminaciones posganglionares se
une a receptores α-adrenérgicos del músculo liso de los vasos produciendo su contracción. Si se reduce la liberación
de noradrenalina en las terminaciones simpáticas las arteriolas se dilatan. Si la estimulación simpática aumenta, las
arteriolas se contraen.

La adrenalina liberada por la médula adrenal tras la estimulación simpática, circula por la sangre y se une a
receptores α- y β2-adrenérgicos, si bien tiene mayor afinidad por los receptores β 2-adrenérgicos y produce
vasodilatación, por lo que el efecto final depende del tipo de receptores que predominen en cada tejido. En general
predominan los receptores α, excepto en el músculo esquelético, cardiaco e hígado, donde predominan los
receptores β2-adrenérgicos. De esta forma, se favorece el flujo de sangre a estos tejidos, a la vez que disminuye al
resto de lugares. Esta regulación es muy importante en la respuesta de lucha o huida ante una situación estresante,
ya que aumenta el flujo hacia el corazón, los músculos esqueléticos y el hígado (tejidos activos durante la reacción
de huida). Además de disminuir el flujo en los tejidos menos esenciales, una vasoconstricción generalizada favorece
el aumento de presión arterial, que es la fuerza para el flujo sanguíneo.

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Las fibras vasodilatadoras simpáticas son colinérgicas, e inervan principalmente las glándulas sudoríparas
humanas aumentando la sudoración.

Las fibras vasodilatadoras parasimpáticas inervan principalmente el tejido eréctil genital mediante la liberación
de acetilcolina.

5.2.2. Control hormonal del flujo sanguíneo. (Figura 4.38)

La adrenalina y la nor-adrenalina son segregadas por la médula adrenal en respuesta a una estimulación simpática,
si bien un 80% es adrenalina. Como hemos explicado en el apartado anterior, se unen a receptores adrenérgicos α
y β. La interacción con receptores α-adrenérgicos produce vasoconstricción, mientras que su interacción con
receptores β-adrenérgicos produce vasodilatación. La nor-adrenalina tiene mucha mayor afinidad por los receptores
α por lo que normalmente produce vasoconstricción. Sin embargo, la adrenalina, a concentraciones fisiológicas, se
une principalmente a los receptores β presentes en el músculo esquelético, corazón e hígado, produciendo
vasodilatación.

La vasopresina u hormona antidiurética produce vasoconstricción en muchos tejidos ayudando a mantener la presión
arterial. Sin embargo, en los vasos cerebrales y coronarios, la ADH produce vasodilatación, consiguiéndose una
redistribución de la sangre a órganos vitales.

La angiotensina II produce vasoconstricción.

El péptido natriurético auricular produce un ligero efecto vasodilatador.

6. REGULACIÓN DE LA PRESIÓN ARTERIAL (Esquema 4.2).

La regulación de la presión arterial es necesaria para asegurar un flujo sanguíneo adecuado. Los mecanismos
principales en la regulación cardiovascular son aquellos que ajustan la resistencia periférica total y el gasto cardiaco,
de tal forma que se mantenga el gradiente de presión requerido para el flujo de la sangre, ya que: Presión arterial
= RPT x GC. Así, si disminuye la resistencia periférica total puede ser compensada por un aumento del gasto
cardiaco, y viceversa.

Hay otros procesos reguladores que afectan a la capacidad de los vasos y al volumen de sangre o volemia. La
capacidad de los vasos depende principalmente del tono de las venas, mientras que la volemia es afectada
principalmente por la filtración capilar, la excreción renal y la ingesta de agua.

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En la regulación de la presión arterial intervienen mecanismos a corto, medio y largo plazo.

6.1. Mecanismos a corto plazo: incluyen mecanismos de regulación muy rápidos llevados a cabo por el sistema
nervioso. La actividad del corazón y el tono de los vasos sanguíneos están regulados por el sistema nervioso
autónomo. Las principales regiones del SNC que participan en el control cardiovascular son el hipotálamo y el bulbo
raquídeo. La información aferente sobre las presiones dentro del sistema circulatorio la proporcionan dos grupos de
receptores: los barorreceptores, localizados en la arteria aorta y en la carótida, y los receptores de volumen,
localizados en las paredes cardiacas y de la arteria pulmonar. Las fibras aferentes de estos receptores transmiten
información hasta el tronco cerebral sobre la presión arterial y la presión venosa central. Esta información, junto
con la que proporcionan los quimiorreceptores, y señales de centros superiores se utiliza para iniciar las respuestas
cardiovasculares apropiadas, a través de las vías eferentes simpáticas y parasimpáticas.

6.1.1. Reflejo barorreceptor (Figura 4.38).

Los barorreceptores localizados en el cayado aórtico y en los senos carotídeos son mecanorreceptores capaces de
detectar el grado de estiramiento de la pared de los vasos y, por lo tanto monitorizan la presión arterial.

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Estos receptores tienen un tono basal de descarga a los valores normales de presión arterial, aumentando su
frecuencia cuando aumenta la presión. Esta información aferente se transmite al tronco cerebral y desencadena una
inhibición de la actividad simpática al corazón y a los vasos y una estimulación parasimpática. Como consecuencia
disminuye el gasto cardiaco y se produce una vasodilatación, que hace disminuir la resistencia periférica. El efecto
neto es una disminución de la presión arterial que compensa el aumento inicial. Cuando se produce una disminución
de la presión arterial, disminuye la frecuencia de descarga de los barorreceptores, y se produce la respuesta
contraria, para aumentar la presión arterial. Estos cambios constituyen el reflejo barorreceptor (Esquema 4.3).

Los barorreceptores son reguladores de la presión arterial a corto plazo, y tienen una función muy importante en el
ajuste continúo de la presión arterial a lo largo de la actividad diaria normal, por ejemplo: al ponerse de pie.

6.1.2. Receptores cardiacos y pulmonares.

En las paredes de las aurículas y de la arteria pulmonar hay receptores de estiramiento, que responden a cambios
de la presión venosa central y a la distensión cardiaca y son estimulados cuando aumenta el retorno venoso. Dicha
estimulación desencadena un aumento reflejo de la frecuencia cardiaca y de la contractilidad, mediado por el
simpático. La activación de este reflejo reduce rápidamente la distensión cardiaca inicial.

También hay receptores de volumen en el ventrículo, cuya activación produce bradicardia refleja y vasodilatación,
como respuesta a un aumento del volumen telediastólico. No está clara la función de este reflejo, se ha sugerido
que podría ayudar al reflejo barorreceptor en la regulación de la presión arterial.

6.1.3. Reflejo quimiorreceptor (esquema 4.4).

En estrecha relación con el sistema de regulación de los barorreceptores, existe un reflejo quimiorreceptor, que
funciona de forma similar, pero en vez de responder a estímulos de distensión responde a estímulos químicos.
Aunque los quimiorreceptores intervienen principalmente en el control de la respiración, también desempeñan un
papel importante en el aumento reflejo de la presión arterial durante la hipoxia, o la hipercapnia, produciendo una
vasoconstricción refleja en los vasos de resistencia y en las grandes venas esplácnicas. La vasoconstricción de las
arteriolas y la movilización de la sangre del circuito esplácnico aumentan la presión arterial y la cantidad de oxígeno
transportado a los tejidos, en especial al cerebro. Este reflejo quimiorreceptor es especialmente potente a presiones
arteriales bajas, donde el reflejo barorreceptor es relativamente inactivo.

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6.2. Mecanismos a medio plazo.

Los principales mecanismos son hormonales, e incluyen el control reflejo de la secreción de hormona antidiurética
(ADH) o vasopresina, el sistema renina-angiotensina-aldosterona, y el péptido natriurético auricular (Figura 4.39).
Estas hormonas regulan el tono contráctil de los vasos y el volumen total de sangre, modificando el gasto cardiaco
y la presión arterial.

Una disminución de la presión arterial estimula la secreción de renina en las células yuxtaglomerulares del riñón. La
renina es un enzima que transforma una proteína plasmática, el angiotensinógeno, en angiotensina I, la cual es
transformada en angiotensina II, por un enzima de conversión localizado principalmente en el pulmón. La
angiotensina II produce vasoconstricción de los vasos sanguíneos y aumenta la reabsorción de sodio en el riñón.
Además estimula la secreción de aldosterona en la corteza suprarrenal. La aldosterona estimula la retención renal
de sodio y agua, aumentando la volemia y la presión arterial.

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La ADH es segregada por la neurohipófisis bajo el control hipotalámico cuando aumenta la osmolaridad del plasma.
La ADH produce vasoconstricción a altas concentraciones, pero su acción principal es a nivel renal, donde aumenta
la reabsorción de agua, aumentando la volemia y la presión arterial.

El péptido natriurético auricular se libera a la sangre desde los miocitos auriculares cuando la aurícula se distiende.
Favorece la eliminación de sal y agua en los riñones, disminuyendo la volemia y la presión arterial.

6.3. Mecanismos a largo plazo.

La regulación a largo plazo de la presión arterial es llevada a cabo por los riñones, que modifican la eliminación de
sal y agua. Tienen que transcurrir varias horas para que este mecanismo sea eficaz, desarrollando, en ocasiones
una ganancia de retroalimentación en el control de la presión arterial igual a infinito. Esto quiere decir que puede
normalizar completamente la presión arterial.

El mecanismo es muy sencillo, un aumento de la presión arterial de unos pocos mm de Hg, puede duplicar la diuresis
(diuresis de presión), doblando igualmente la pérdida de sodio (natriuresis de presión). La disminución de la volemia
devuelve la presión arterial a su valor inicial.

Autor: Mª Luisa Calonge


Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla

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MODULO 3. Fisiología

Capítulo 5.- FISIOLOGÍA DEL SISTEMA RESPIRATORIO

Autores: Alfonso Mate Barrero y Carmen María Vázquez Cueto

1. INTRODUCCIÓN
2. ESTRUCTURA DEL SISTEMA RESPIRATORIO
3. ESTRUCTURA DE LA CAVIDAD TORÁCICA
4. MECANISMO DE LA VENTILACIÓN PULMONAR
4.1. VOLÚMENES Y CAPACIDADES PULMONARES
5. PROPIEDADES FÍSICAS DE LOS PULMONES
5.1. DISTENSIBILIDAD
5.2. ELASTICIDAD
5.3. TENSIÓN SUPERFICIAL
6. INTERCAMBIO DE GASES EN LOS PULMONES
7. TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE
7.1. TRANSPORTE DE OXÍGENO POR LA HEMOGLOBINA
7.2. MIOGLOBINA
7.3. TRANSPORTE DE DIÓXIDO DE CARBONO
8. VENTILACIÓN Y EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE
9. INTERCAMBIO DE GASES EN LOS TEJIDOS
10. REGULACIÓN DE LA VENTILACIÓN
10.1. QUIMIORRECEPTORES
10.2. EFECTO DE LOS RECEPTORES PULMONARES SOBRE LA VENTILACIÓN

1. INTRODUCCIÓN

Las funciones del sistema respiratorio incluyen la distribución de aire y el intercambio gaseoso para aportar el oxígeno y
eliminar el dióxido de carbono de las células del organismo; en definitiva, la purificación de la sangre para el posterior
intercambio de gases con los tejidos. Para llevar a cabo estas funciones se requiere el funcionamiento perfecto de dos
sistemas, el sistema respiratorio y el sistema circulatorio. Dentro del sistema respiratorio, todas sus estructuras, a
excepción de los alvéolos, funcionan como conductores del aire; de ahí el nombre de zona de conducción. Por el contrario,
únicamente los alvéolos y los pequeños conductillos que se abren a ellos son los que funcionan como intercambiadores
de gases, constituyendo lo que se denomina zona respiratoria.

2. ESTRUCTURA DEL SISTEMA RESPIRATORIO

El sistema respiratorio podemos dividirlo en dos partes, tracto superior y tracto inferior. Los órganos del tracto
respiratorio superior se localizan fuera de la cavidad torácica, mientras que los del tracto inferior se localizan
prácticamente dentro de la cavidad torácica (Fig. 5.1).

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MODULO 3. Fisiología

El tracto respiratorio superior consta de nariz, faringe (nasofaringe, orofaringe y laringofaringe) y laringe. El inferior está
formado por la tráquea, el árbol bronquial y los pulmones (Fig.5.1). Además, existen una serie de estructuras accesorias
que conjuntamente constituyen el soporte del suministro de aire necesario para la vida, como es la cavidad oral, la caja
costal y el diafragma.

El aire es conducido por la nariz (boca), faringe, laringe, tráquea, árbol bronquial hasta los alvéolos, donde tiene lugar
el intercambio de gases. Por ello hablamos de zona conductora, que conduce el aire, y zona respiratoria, donde tiene
lugar el intercambio de gases. La tráquea en su extremo inferior se divide en dos bronquios principales, el derecho y el
izquierdo. Al igual que la tráquea, estos bronquios presentan anillos cartilaginosos tapizados por una mucosa ciliada.
Cada bronquio principal entra en el pulmón y se divide en bronquios más pequeños llamados bronquios secundarios.
Estos continúan ramificándose formando los bronquios terciarios y bronquiolos, formando el llamado árbol bronquial (Fig.
5.2). Los bronquiolos se subdividen en tubos cada vez más pequeños dando lugar a los bronquiolos terminales y
posteriormente bronquiolos respiratorios, que a su vez se dividen en conductos alveolares que terminan en sacos
alveolares con los alvéolos (Fig. 5.2). Llamamos unidad respiratoria al lugar donde se realiza el intercambio de gases y
corresponde a los bronquiolos respiratorios, conductos alveolares, sacos alveolares y alvéolos.

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MODULO 3. Fisiología

La estructura de los bronquios secundarios y terciarios y de los bronquiolos muestra diferencias con respecto a la de los
bronquios principales. Los anillos cartilaginosos se hacen irregulares y desaparecen por completo en los pequeños
bronquiolos, de forma que ya en los conductos alveolares, sacos alveolares y alvéolos sólo existe la capa de células que
tapiza el interior de estas estructuras.

La zona conductora, además de conducir el aire hasta la zona respiratoria, presenta otras funciones especiales como son
el calentamiento, humidificación, filtración y limpieza del aire. Además, la zona conductora posee una capa protectora
de moco que, ayudada por los cilios que recubren las células epiteliales de la mucosa respiratoria, realizan una perfecta
purificación. El resultado es el movimiento de moco desde la profundidad de los bronquios hacia la faringe, arrastrando
irritantes, polvo, insectos, microorganismo, etc. A esto se le da el nombre de actividad mucociliar, que puede afectarse
paralizando el movimiento ciliar y como consecuencia la acumulación de moco.

3. ESTRUCTURA DE LA CAVIDAD TORÁCICA

La cavidad torácica está formada por una cavidad pleural derecha e izquierda y una parte central denominada mediastino
(Fig. 5.3). Las tres cavidades están totalmente separadas, con lo cual el mediastino está totalmente separado de la
cavidad pleural derecha, donde está el pulmón derecho, y de la izquierda donde se localiza el pulmón izquierdo. Los
pulmones son los únicos órganos de la cavidad torácica no situados en el mediastino. Los ubicados en el mediastino son
el corazón, la tráquea, los bronquios derecho e izquierdo, el esófago, el timo, algunos vasos sanguíneos como la arteria
aorta y la vena cava superior, el conducto torácico y otros vasos linfáticos, ganglios linfáticos y nervios como el frénico
y el vago.

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MODULO 3. Fisiología

La pleura, membrana que rodea a los pulmones, está compuesta por la pleura parietal y la visceral (Fig. 5.3). La pleura
parietal es la que tapiza interiormente la cavidad torácica, y está firmemente adherida a la superficie interna de las
costillas y a la cara superior del diafragma, así como a las diferentes zonas del mediastino. La pleura visceral tapiza los
pulmones, y cada pulmón está encerrado en un saco pleural independiente. Los pulmones ocupan normalmente la
cavidad torácica, de forma que la pleura visceral que cubre a cada pulmón empuja sobre la pleura parietal que reviste la
pared torácica. Por tanto, en condiciones normales no existe nada o casi nada de espacio entre las pleuras viscerales y
parietales. Sin embrago, si existe un espacio potencial denominado intrapleural, que puede convertirse en un espacio
real cuando ambas pleuras se separan, principalmente en el colapso pulmonar.

4. MECANISMO DE LA VENTILACIÓN PULMONAR

La fisiología respiratoria incluye determinados procesos relacionados entre sí: ventilación pulmonar, intercambio de
gases en los pulmones y los tejidos, transporte de gases por la sangre y regulación de la respiración.

La ventilación es el proceso mecánico que desplaza el aire hacia dentro y hacia fuera de los pulmones. Dado que la
concentración de oxígeno es mayor en los pulmones que en la sangre, el oxígeno difunde desde los pulmones a la
sangre. Por el contrario, ya que la concentración de dióxido de carbono es mayor en la sangre que en los pulmones,
difunde en esa dirección.

El movimiento del aire hacia el interior y el exterior de los pulmones tiene lugar debido a las diferencias de presiones
que se establecen por cambios en los volúmenes de la cavidad torácica, debidas a contracciones y relajaciones
musculares producidas durante la ventilación pulmonar.

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MODULO 3. Fisiología

La ventilación pulmonar consta de dos fases, la inspiración (entrada de aire) y la espiración (expulsión de aire), ambas
acompañadas por cambios en los volúmenes del tórax y los pulmones. Para entender esta mecánica es importante
comprender la ley de Boyle, que indica que, a temperatura constante, el volumen de un gas es inversamente proporcional
a su presión. (Fig. 5.4).

Entre las dos pleuras existe el espacio intrapleural, el cual presenta la presión intrapleural, que siempre es negativa, es
decir subatmosférica, por debajo de 760 mm de Hg que corresponde a la presión atmosférica. En situación de reposo, la
presión intrapleural es de 756 mm de Hg, y se indica como –4 mm de Hg con respecto a la atmosférica. Además, en el
interior de los alvéolos, o en la zona respiratoria, existe la llamada presión intraalveolar o presión intrapulmonar de 760
mm de Hg (Fig. 5.5).

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MODULO 3. Fisiología

Durante la inspiración se contraen el diafragma y los músculos intercostales externos, como consecuencia el diafragma
se aplana y se elevan las costillas, aumentando el volumen de la caja torácica. Este aumento de volumen, según la ley
de Boyle, hace disminuir la presión intrapleural a 754 mm de Hg (-6 mm de Hg) y la intraalveolar a 757 mm de Hg (-3
mm de Hg), con lo cual el aire entra en los pulmones. A medida que el tórax aumenta, atrae a los pulmones hacia sus
paredes debido a la cohesión existente entre la pleura pulmonar y la torácica. Con ello, los pulmones se expanden y las
presiones disminuyen obligando al aire a entrar en los pulmones. Por tanto, los pulmones se adaptan al volumen que
adquiere el tórax.

La espiración es un proceso pasivo, ya que es la vuelta a la normalidad de los músculos anteriormente citados. Disminuye
el volumen de la caja torácica, el de los pulmones y las presiones aumentan, siendo la presión intrapleural menos
negativa, 757 mm de Hg (-1 mm de Hg) y la presión intraalveolar más positiva de 763 mm de Hg. Ya que la presión
intraalveolar es mayor que la atmosférica, el aire se ve obligado a salir de los pulmones. Cuando existe una espiración
forzada, la contracción de los músculos abdominales e intercostales internos pueden aumentar aún más la presión
intraalveolar, pudiendo alcanzar valores de +20 o +30 mm de Hg por encima de la presión atmosférica.

4.1. VOLÚMENES Y CAPACIDADES PULMONARES

Los volúmenes de aire que se mueven dentro y fuera de los pulmones y el remanente que queda en ellos tienen una
gran importancia, ya que de ello dependerá el buen intercambio de gases entre el aire alveolar y la sangre capilar que
riega el alvéolo.

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MODULO 3. Fisiología

En la Fig. 5.6 se muestra un ejemplo de un espirograma. El espirograma es el registro gráfico de los cambios que se
producen en los volúmenes pulmonares durante la respiración, medidos mediante un espirómetro, aparato usado para
medir el volumen de aire intercambiado en cada respiración. Definimos volumen corriente, VC, el volumen de aire que
entra y sale de los pulmones en una respiración normal, y corresponde en un adulto a 500 mL. Volumen de reserva
inspiratoria (VRI), al volumen inspirado en una inspiración forzada, y equivale aproximadamente a 3300 mL. Volumen
de reserva espiratoria (VRE) al volumen de aire expulsado en una espiración forzada, y equivale en un adulto
aproximadamente a 1200 mL. Sin embargo, y a pesar de que se lleve a cabo una espiración forzada, nunca se elimina
todo el aire de los pulmones. Llamamos volumen residual (VR), al volumen de aire que queda atrapado en los pulmones
después de una espiración forzada, y equivale a 1200 mL.

Las capacidades pulmonares se obtienen al sumar dos o más volúmenes pulmonares. Por tanto tenemos la capacidad
vital (CV) que es la suma del VC, VRI y VRE; la capacidad inspiratoria (CI) suma del VC y VRI; la capacidad residual
funcional (CRF) suma de VRE y VR, y la capacidad pulmonar total (CPT) suma de los cuatro volúmenes citados.

Sin embargo, a pesar de que hemos definido el VC como el volumen de aire que entra y sale de los pulmones en una
respiración normal, eso no equivale a que en cada respiración se intercambien 500 mL de aire, ya que parte de este aire
queda retenido en el llamado espacio muerto anatómico, o zona de conducción de aire donde no tiene lugar el intercambio
de gases con la sangre. El volumen de aire que ocupa el espacio muerto anatómico equivale a 150 mL, por tanto,
únicamente 350 mL entran en los alvéolos para realizar el intercambio de gases, y a ello se le llama ventilación alveolar.
La ventilación alveolar se define como el volumen de aire inspirado que realiza el intercambio de gases con la sangre.
En aquellas enfermedades donde aumenta el espacio muerto anatómico, como en el enfisema, disminuye la ventilación
alveolar afectándose el intercambio de gases. La espirometría es una prueba útil para el diagnóstico de las enfermedades
pulmonares y según los resultados obtenidos estas enfermedades pueden clasificarse en restrictivas o en obstructivas.
En las restrictivas, como por ejemplo la fibrosis pulmonar, la CV está restringida, ya que se disminuye la capacidad de
expansibilidad pulmonar. Por el contrario, en las obstructivas la CV no cambia, ya que no existe daño en el tejido
pulmonar.

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MODULO 3. Fisiología

5. PROPIEDADES FÍSICAS DE LOS PULMONES

Para que tenga lugar la inspiración es necesario que los pulmones puedan expandirse, es decir que presenten una buena
expansibilidad o distensibilidad. Para que tenga lugar la espiración, igualmente los pulmones deben presentar una gran
elasticidad, volviendo al volumen en posición de reposo. Esta tendencia a la retracción también está favorecida por las
fuerzas de tensión superficial en el interior de los alvéolos.

5.1. DISTENSIBILIDAD

Llamamos distensibilidad a la modificación del volumen pulmonar por cada unidad de cambio de la presión
transpulmonar, definiéndose la presión transpulmonar como la diferencia entre la presión intraalveolar y la intrapleural.
Dicho de otra forma, una presión transpulmonar dada producirá una expansión mayor o menor del pulmón según su
distensibilidad.

La distensibilidad de los pulmones disminuye por factores que llevan a una resistencia a la expansión. Así, la infiltración
del tejido pulmonar por proteínas del tejido conjuntivo en la fibrosis pulmonar, conduce a una disminución en la
distensibilidad pulmonar.

5.2. ELASTICIDAD

Este término implica la tendencia de una estructura a volver a su tamaño original tras haberse distendido. Debida al gran
contenido de proteínas elásticas, los pulmones presentan gran elasticidad. Ya que los pulmones están normalmente
ajustados a la pared torácica, permanecen continuamente en estado de tensión elástica, la cual aumenta durante la
inspiración, cuando los pulmones se distienden, y disminuye por la retracción elástica durante la espiración.

5.3. TENSIÓN SUPERFICIAL

Las fuerzas que actúan contra la distensión son la resistencia elástica y la tensión superficial que ejerce el líquido existente
en los alvéolos. Esta tensión superficial genera una fuerza con dirección interna, que aumenta la presión en el interior
del alvéolo e intenta cerrarlo. Según la ley de Laplace, la presión generada es directamente proporcional a la tensión
superficial e inversamente proporcional al radio del alvéolo. Por tanto, a igual tensión superficial, la presión en el alvéolo
pequeño es mayor que en el alvéolo grande. Sin embargo, esto no es así por la presencia del tensioactivo existente en
el líquido alveolar denominado palmitoil lecitina, producido por las células alveolares tipo II, que actúa disminuyendo la
tensión superficial en los alvéolos. Además, la capacidad tensioactiva aumenta a medida que los alvéolos son más
pequeños, por ejemplo durante la espiración, impidiendo el colapso de los alvéolos como sería de esperar por la ley de
Laplace. Incluso en la espiración forzada, los alvéolos permanecen abiertos quedando en el interior de los pulmones un
volumen residual de aire. El hecho de que los alvéolos no se colapsen en la espiración hace posible que la tensión
superficial, que hay que superar en la siguiente inspiración para su expansión, sea menor.

6. INTERCAMBIO DE GASES EN LOS PULMONES

El intercambio de gases tiene lugar en la llamada membrana respiratoria o alvéolo-capilar por mecanismo de difusión.
Según la ley de Dalton, la presión total que ejerce una mezcla de gases, como el aire, es igual a la suma de las presiones
a que da lugar, de forma independiente, cada uno de los gases de la mezcla, denominada presión parcial del gas en
concreto. La presión parcial de un gas es igual al producto de la presión total por la fracción de ese gas en la mezcla.

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MODULO 3. Fisiología

Así la presión parcial de oxígeno (PO2) de la atmósfera sería el producto de su fracción en la atmósfera (21%) por la
presión atmosférica, 760 mm de Hg, que equivale a 159 mm de Hg. Dado que el nitrógeno constituye el 78% de la
atmósfera, su presión parcial sería 593 mm de Hg, constituyendo ambos gases el 99% de la presión total de 760 mm de
Hg.

Sin embargo, y debido a diferentes razones, la PO2 en el aire alveolar es menor igualándose a 100 mm de Hg. La PO2 en
la sangre en el extremo arterial del capilar pulmonar es de 40 mm de Hg y en el extremo venoso de 100 mm de Hg. En
cuanto al CO2, su presión parcial (PCO2) es de 40 mm de Hg en la sangre arterial y de 46 mm de Hg en la sangre venosa.
En el aire alveolar es de 40 mm de Hg.

La membrana respiratoria es aquella a través de la cual se intercambian los gases entre el aire de los alvéolos y la sangre
del capilar pulmonar. A su vez está compuesta por varias capas (Fig. 5.7):

1.- capa del líquido tensioactivo


2.- epitelio alveolar
3.- membrana basal alveolar
4.- espacio intersticial que separa el alvéolo del capilar
5.- membrana basal capilar y
6.- endotelio capilar.

Pero a pesar de este número de capas, la membrana respiratoria presenta un espesor muy pequeño de 0,6 µm para que
se dé una mayor difusión de gases. Los factores que afectan la velocidad de difusión de un gas entre un medio gaseoso

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MODULO 3. Fisiología

(aire) y un medio líquido (sangre) son la solubilidad del gas en el líquido, la superficie y el grosor de la membrana que
separa ambos medios, y el gradiente de presiones parciales de los gases entre el alvéolo y la sangre del capilar pulmonar.
Para una misma superficie, que aproximadamente es de 60-80 m2, y grosor de 0,6 µm, la velocidad de difusión del gas
se restringe a su solubilidad y al gradiente de presiones. La solubilidad del CO 2 es unas 20 veces mayor que la del O2,
sin embargo la velocidad de difusión es sólo 2,3 veces mayor que la del O 2. Esto se debe a que la diferencia en solubilidad
queda compensada por los gradientes de presión, que para el O2 es de 60 mm de Hg y para el CO2 de 6 mm de Hg.

7. TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE

Una de las grandes funciones de la sangre es el transporte del oxígeno inspirado desde los pulmones a todos los tejidos,
así como el transporte en sentido inverso del dióxido de carbono producido por el metabolismo celular, para su
eliminación durante la espiración.

7.1. TRANSPORTE DE OXÍGENO POR LA HEMOGLOBINA

La solubilidad del oxígeno en plasma sanguíneo es muy baja (0,3 mL de O2 por cada 100 mL de sangre arterial). De
hecho, si éste fuera el único medio de transporte de oxígeno a los tejidos, el corazón necesitaría bombear sangre a una
velocidad superior a 80 litros/minuto para ajustar el transporte de este gas a los requerimientos del organismo (unos
250 mL/min en reposo). Sin embargo, la sangre es capaz de satisfacer las demandas de oxígeno manteniendo un gasto
cardíaco de unos 5 L/min, gracias a la acción transportadora de la hemoglobina. En realidad, el O2 disuelto en plasma
supone sólo un 1,5-3% del total circulante. El 97-98,5% restante se transporta unido a la hemoglobina, lo que supone
unos 20 mL de O2 por cada 100 mL de sangre arterial.

La molécula de hemoglobina consta de una parte proteica (globina) formada por cuatro cadenas polipeptídicas, y de
cuatro grupos hemo, un pigmento nitrogenado que contiene en su parte central un ión ferroso (Fe 2+) que es quien en
último extremo se une a una molécula de oxígeno (Fig. 5.8). Por consiguiente, cada molécula de hemoglobina puede
combinarse con hasta cuatro moléculas de oxígeno para formar la denominada oxihemoglobina. Cuanto más O2 tiene la
hemoglobina, con más facilidad capta otra molécula de O2, ya que cambia la conformación de la proteína y los sitios de
unión del O2 se hacen más accesibles. Se dice que la hemoglobina está saturada al 100% cuando está unida a las 4
moléculas de O2. Por otro lado, cuando la oxihemoglobina se disocia para liberar todo su oxígeno en los tejidos, la
hemoglobina se convierte en desoxihemoglobina o hemoglobina reducida.

La capacidad de reacción de la hemoglobina con el oxígeno depende de la PO 2 y de la afinidad entre ambos elementos.
La PO2 elevada favorece la unión, mientras la PO2 baja facilita la desunión de la hemoglobina con el oxígeno. En los
capilares pulmonares, donde la PO2 es de 100 mm de Hg, se forma la oxihemoglobina. Cuando la PO2 es baja (como en
los capilares que irrigan las células metabólicamente activas con PO2 40 mm de Hg), el oxígeno se libera a partir de la
oxihemoglobina y es capaz de difundir a favor de su gradiente de concentración a través del espacio intersticial hasta las
células.

La hemoglobina saturada con oxígeno es de color rojo brillante, mientras que la hemoglobina reducida tiene un color
más oscuro (de ahí que la sangre venosa sea más oscura que la arterial). Cuando la cantidad de desoxihemoglobina
supera un límite, la piel y mucosas adoptan una coloración azulada; es un proceso conocido como cianosis.

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MODULO 3. Fisiología

Como hemos señalado, la facilidad con que la hemoglobina acepta una molécula de oxígeno depende del número de
sitios de unión que ya estén ocupados por otras moléculas de oxígeno, existiendo una cooperación entre los sitios de
unión (es decir, la ocupación de uno de los cuatro sitios facilita la unión de una segunda molécula de oxígeno, y así
sucesivamente). Como consecuencia, la cantidad de oxígeno unido a la hemoglobina aumenta siguiendo una curva
sigmoide a medida que aumenta la PO2 (Fig. 5.9).

Este fenómeno se conoce como curva de disociación de la oxihemoglobina. La naturaleza de esta curva es significativa
desde un punto de vista fisiológico, porque a medida que la PO 2 disminuye desde 100 mm Hg (el valor en la sangre
arterial) hasta unos 60 mm Hg, la saturación de la hemoglobina sólo disminuye en un 10 %. En cambio, si la PO2
disminuye por debajo de este valor, la curva se vuelve relativamente pronunciada y pequeños cambios de la PO 2 provocan
grandes cambios en el grado de saturación de la hemoglobina, lo que permite la cesión del O2 a los tejidos. En el adulto,
la hemoglobina en sangre arterial con una PO2 de 100 mm de Hg, está saturada en un 97 %, mientras que en sangre
venosa normal la saturación es de aproximadamente un 75 %, con una PO 2 de 40 mm de Hg. Dicho de otra forma, la
sangre que alcanza los tejidos tiene 20 mL de oxígeno por cada 100 mL de sangre, mientras que la sangre que sale de
los tejidos contiene 15,5 mL de oxígeno por cada 100 mL de sangre. Esto significa que en los tejidos se aporta el 22%
de oxígeno, es decir, 4,5 mL por cada 100 mL de sangre.

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MODULO 3. Fisiología

En la Fig. 5.9 se muestra el grado de saturación de la hemoglobina como variable dependiente sólo de la de la PO 2. En
realidad, la posición de la curva de disociación varía en función de la temperatura, el pH sanguíneo, la presión parcial de
dióxido de carbono (PCO2) y la concentración de ciertos metabolitos como el 2,3-difosfoglicerato (2,3-DPG). Así, un
aumento de PCO2 o una disminución del pH producen un desplazamiento de la curva hacia la derecha (es lo que se
denomina efecto Bohr), es decir, la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno disminuye a medida que aumenta la PCO 2.
Por lo tanto, en los tejidos, donde la PCO2 es relativamente elevada, la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno es
menor que en los pulmones, lo que facilita la cesión de oxígeno a los tejidos metabólicamente activos. Por el contrario,
en los pulmones, a medida que disminuye la PCO 2 de la sangre capilar pulmonar, el efecto Bohr actúa aumentando la
afinidad de la hemoglobina por el oxígeno, lo cual facilita la captación de oxígeno.

Por lo que respecta a la temperatura, a medida que aumenta ésta disminuye la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno
(la curva de disociación de la hemoglobina se desplaza hacia la derecha). Esto permite que durante un ejercicio muscular
intenso se ceda oxígeno más fácilmente a los tejidos activos. En cuanto al 2,3-DPG, este metabolito se produce en los
eritrocitos durante la glucólisis, y tiene la propiedad de unirse firmemente a la hemoglobina disminuyendo su afinidad
por el oxígeno. La concentración de 2,3-DPG puede aumentar en caso de anemia o cuando se vive a altitudes elevadas
(situación en la que la PO2 del aire inspirado es significativamente inferior), constituyendo pues un mecanismo importante
de adaptación a la hipoxia, ya que se libera mayor cantidad de oxígeno a los tejidos. El monóxido de carbono (CO) es
otro gas capaz de unirse a la hemoglobina (formando carboxihemoglobina), con una afinidad muy superior a la del
oxígeno, lo que significa que una intoxicación con este gas puede ser letal a una concentración del 0,1 %, por
impedimento del transporte de oxígeno. El tratamiento de los pacientes que experimentan una intoxicación por CO
requiere un medio para superar la elevada afinidad de la hemoglobina por el CO, lo que se logra haciéndoles respirar
una mezcla de gases que contiene un 95 % de O2 -para desplazar el CO de sus sitios de unión a la hemoglobina- y un 5
% de CO2 -que aumenta la ventilación pulmonar por estimulación del centro respiratorio.

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7.2. MIOGLOBINA

La mioglobina es una proteína fijadora de oxígeno presente en el músculo cardíaco y esquelético y que tiene una afinidad
mucho mayor por el oxígeno que la hemoglobina de los eritrocitos, estando saturada ya en un 50 % a una PO2 de
únicamente 1 mm Hg (Fig. 5.10).

Es probable que la mioglobina actúe como una reserva de oxígeno en situaciones en las que la demanda de este gas en
el músculo es mayor de lo que le llega a través de la sangre. El oxígeno no se libera de esta proteína en cantidades
significativas hasta que la PO2 disminuye por debajo de 5 mm Hg, situación que puede presentarse en los músculos
esqueléticos durante el ejercicio intenso y también durante la sístole cardiaca, cuando se interrumpe temporalmente la
circulación de los capilares. Durante los períodos de hipoxia tisular aguda, puede utilizarse el oxígeno unido a la
mioglobina, con el objetivo de mantener la producción de ATP mitocondrial hasta que se restaura la circulación local. Por
otra parte, en los mamíferos marinos la mioglobina es capaz de albergar hasta el 50 % del oxígeno, por lo que esta
molécula constituye una fuente relevante de suministro de oxígeno durante la inmersión, una situación de anaerobiosis
relativa.

7.3. TRANSPORTE DE DIÓXIDO DE CARBONO

El dióxido de carbono (CO2), cuya concentración en sangre arterial es más del doble que la de O2, es transportado en
tres formas diferentes: como gas disuelto, como bicarbonato y como compuestos carbamínicos (que resultan de su
reacción con grupos amino libres de las proteínas).

Debido a su elevada solubilidad, entre un 5 y un 7 % del CO 2 sanguíneo total se encuentra en solución, equivalente a
unos 3 mL de CO2 por cada 100 mL de sangre (cantidad muy superior al 1,5 % de O2 disuelto en sangre arterial).
Además, el CO2 producido por el metabolismo tisular también se combina con agua para formar ácido carbónico, en un

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equilibrio catalizado por la enzima anhidrasa carbónica de los eritrocitos. Este ácido se disocia a continuación dando lugar
a hidrogeniones (H+) e iones bicarbonato (HCO3-):

Anhidrasa carbónica
CO2 + H2O ============= H2CO3 == H+ + HCO3-

Los iones hidrógeno son neutralizados principalmente por la hemoglobina, permitiendo que en la sangre se transporten
grandes cantidades de CO2 en forma de bicarbonato (hasta un 70 % del total), sin que su pH disminuya
significativamente. Por último, un 30 % aproximadamente del CO 2 se combina con grupos amino de la hemoglobina y
proteínas plasmáticas.

Como consecuencia de la reacción de la formación de bicarbonato en los eritrocitos, por la acción de la anhidrasa
carbónica, y el atrapamiento de los iones hidrógeno por la hemoglobina, el bicarbonato difunde hacia fuera de los
eritrocitos, y para compensar esta salida de carga negativa entran aniones Cl - al interior de estas células. Este proceso
se denomina desviación o desplazamiento de cloruro, y es el responsable de que la cantidad de Cl - en el interior de los
glóbulos rojos sea mayor en la sangre venosa que en la arterial. (Fig. 5.11).

Estas reacciones químicas, que son reversibles, ocurren en el sentido que hemos visto en los tejidos, donde la producción
de CO2 es alta. Sin embargo, en los capilares pulmonares, el equilibrio se desplaza hacia la izquierda, el HCO3- entra en
los eritrocitos y el CO2 producido pasa al plasma y después al interior de los alvéolos para su eliminación en la espiración.
Asimismo, los aniones Cl- salen desde el interior de los eritrocitos al plasma (desplazamiento inverso de cloruro). (Fig.
5.12).

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MODULO 3. Fisiología

Cuando la sangre alcanza los capilares pulmonares, la desoxihemoglobina se convierte en oxihemoglobina con afinidad
hacia los iones hidrógeno menor que la desoxihemoglobina, con lo cual los iones hidrógeno se liberan y entran en el
glóbulo rojo. Esta situación atrae los iones bicarbonato desde el plasma, y de nuevo se produce la reacción inversa dando
lugar a ácido carbónico y posteriormente, por la acción de la anhidrasa carbónica, H 2O y CO2 que se elimina por la
espiración. Todo esto hace que la ventilación normal mantenga casi constante los niveles de CO2, ácido carbónico, H+ y
bicarbonato en las arterias generales, efecto que es necesario para mantener el equilibrio ácido-básico de la sangre,
como explicaremos a continuación.

8. VENTILACIÓN Y EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE

La acidosis implica un pH arterial inferior a 7,35 y la alcalosis un pH arterial superior a 7,45. Cada una de estas
alteraciones tiene dos aspectos: respiratorio y metabólico. El componente respiratorio está regulado por el sistema
respiratorio, mientras que el metabólico lo está por los riñones. La actuación de los riñones en el equilibrio ácido-base
se trata en el Capítulo 6, Fisiología del sistema excretor.

En la hipoventilación, la ventilación es insuficiente para eliminar el CO 2, con lo cual aparece la acidosis respiratoria debido
al exceso de ácido carbónico en la sangre. En la hiperventilación, se elimina demasiado CO 2, disminuyendo la PCO2 en
sangre y apareciendo una alcalosis.

Las modificaciones del pH sanguíneo por alteraciones en el sistema respiratorio o metabólico, pueden en parte
compensarse por un cambio de actuación del otro componente. Así, una persona con acidosis metabólica hiperventilará
para eliminar el exceso de CO2. De la misma forma, la alcalosis metabólica se compensa disminuyendo la ventilación
pulmonar y reteniendo más CO2. Hay que recordar que los cambios en CO2 van acompañados con cambios en el mismo
sentido de H+. Este proceso se explica más adelante, en el apartado dedicado a la regulación de la respiración.

9. INTERCAMBIO DE GASES EN LOS TEJIDOS

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MODULO 3. Fisiología

El intercambio de gases en los tejidos tiene lugar cuando la sangre arterial atraviesa los capilares tisulares y las células.
La PO2 en sangre arterial es de 100 mm de Hg, y en los tejidos de 40 mm de Hg. Tal como explicamos anteriormente,
el oxígeno difunde según su gradiente de presión desde una zona de mayor a una de menor presión, pasando a los
tejidos. A medida que el oxígeno difunde fuera de la sangre arterial, desciende la PO 2 de la sangre (efecto Bohr),
acelerando la disociación de la oxihemoglobina para liberar más oxígeno al plasma y difundirlo a las células. Por ello, la
sangre venosa tiene menos oxígeno que la arterial con una PO2 de 40 mm de Hg.

El intercambio de CO2 entre tejidos y sangre es en sentido opuesto. El catabolismo celular produce grandes cantidades
de CO2, que hace aumentar la PCO2 en los tejidos, siendo mayor que en la sangre arterial. Por ello, este gradiente hace
difundir CO2 desde los tejidos a la sangre, incrementándose la PCO2 desde su nivel arterial, 40 mm de Hg, a su nivel en
sangre venosa de 46 mm de Hg (Fig. 5.13). Un descenso en la PO2 hace aumentar la captación de CO2, y este efecto es
conocido como efecto Haldane.

10. REGULACIÓN DE LA VENTILACIÓN

La respiración es un proceso automático y rítmico que se ajusta continua e inconscientemente a nuestras necesidades
diarias, tales como el ejercicio o el habla. No obstante, tanto la frecuencia como la amplitud de la respiración se pueden
controlar voluntariamente (de hecho, un aspecto importante que deben tener en cuenta los cantantes profesionales es
“aprender a respirar”). Aunque también podemos dejar de respirar voluntariamente, sólo podemos hacerlo con una
duración limitada (por el aumento de la Pp CO 2 en sangre arterial), ya que finalmente el Sistema Nervioso Autónomo
suprime al Sistema Nervioso Somático (voluntario) y ello nos obliga a respirar aunque no lo deseemos.

Son varios los mecanismos que intervienen para mantener relativamente constante la PO 2, la PCO2 y el pH de la sangre.
Los principales centros integradores que controlan los nervios que inervan a los músculos inspiratorios y espiratorios se
localizan dentro del tronco del encéfalo, y juntos se llaman centros respiratorios. Éstos constituyen el centro de ritmicidad
y controlan la respiración automática.

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MODULO 3. Fisiología

Este centro del ritmo está formado por una agrupación mal delimitada de neuronas situadas en la formación reticular del
bulbo raquídeo (Fig. 5.14). De hecho, más que de centro respiratorio, en la actualidad se habla de la existencia de un
generador del ritmo respiratorio central, que posee diversas redes neuronales.

Existen neuronas reguladoras inspiratorias o I, que se estimulan en la inspiración, y neuronas espiratorias o E,


estimuladas en la espiración, y a su vez estos dos grupos de neuronas se encuentran interconectados. Las neuronas I se
proyectan sobre neuronas motoras medulares que inervan los músculos inspiratorios y las estimulan. La espiración es
un proceso pasivo que tiene lugar cuando se inhiben las neuronas I, probablemente por acción de las neuronas E.

Las neuronas I se sitúan principalmente en el grupo respiratorio dorsal (GRD) y regulan la actividad de los nervios
frénicos que inervan el diafragma, mediante la descarga fásica de potenciales de acción repetitivos y de frecuencia
creciente. Las espiratorias se sitúan en el grupo respiratorio ventral (GRV); esta zona recibe impulsos desde el GRD y,
aunque en ella se encuentran neuronas I y E, las señales del GRV regulan principalmente las neuronas motoras que
inervan los músculos rectos abdominales y los intercostales internos durante una espiración forzada. La actividad de las
neuronas I y E varía de forma recíproca para dar lugar a un patrón rítmico de respiración. En los últimos años ha adquirido
especial relevancia, como la zona celular concreta de génesis del ritmo respiratorio, una red neuronal específica del GRV
conocida como complejo pre-Bötzinger (preBötC).

La actividad del centro del ritmo en el bulbo raquídeo está influida por centros localizados en la protuberancia, el centro
apneúsico, que parece que induce la respiración estimulando las neuronas I del bulbo; y el centro neumotáxico, que
antagoniza el centro apneúsico y por tanto inhibe la respiración. Ambos centros se agrupan a menudo bajo el nombre
de grupo respiratorio pontino.

Por lo que respecta al control voluntario de la respiración, no se conocen con exactitud las vías implicadas. Parece ser
que las señales se originan en la corteza motora, llegando directamente o a través del GRP a los centros respiratorios.
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También pueden llegar señales desde el hipotálamo y el sistema límbico (de hecho, es de sobra conocido que emociones
como el miedo, la risa, el llanto o la ansiedad alteran el ritmo respiratorio).

10.1. QUIMIORRECEPTORES

La información que llega al área de ritmicidad proviene de sensores distribuidos por el organismo, así como de otros
centros de control. Entre los sensores tenemos a los quimiorreceptores. Los quimiorreceptores son receptores sensibles
a la composición química de la sangre. Existen dos grupos, que responden a cambios en la PCO2, PO2 y pH sanguíneo y
son los quimiorreceptores centrales y los periféricos. Los primeros están situados en el bulbo raquídeo y los segundos
en los cuerpos aórticos, en el cayado de la aorta y cuerpos carotídeos, en la ramificación de la arteria carótida interna y
externa (Fig. 5.15).

Estos cuerpos aórticos y carotídeos no deben confundirse con los senos aórticos y carotídeos, igualmente localizados en
estas arterias, ya que estos senos contienen receptores para el control de la presión sanguínea.

Como hemos indicado anteriormente, los quimiorreceptores responden a cambios en la PCO 2, PO2 y pH de la sangre
arterial, manteniendo estos valores dentro de su normalidad. Los receptores más sensibles a los cambios en la PCO 2
arterial son los centrales, localizados en la zona ventral del bulbo raquídeo, en la proximidad de la zona de salida de los
pares craneales IX y X. Estas neuronas receptoras están separadas anatómicamente de las neuronas del centro de control
respiratorio del bulbo, pero presentan comunicación sináptica con ellas. Un aumento en la PCO2 produce una disminución
en el pH, pero los protones no pueden atravesar la barrera hematoencefálica, pero el CO 2 sí. Por tanto, el CO2 llega al
líquido cefalorraquídeo, se une con agua y forma ácido carbónico, disminuyendo el pH del líquido cefalorraquídeo,

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estimulando directamente los quimiorreceptores del bulbo que mandan señales al centro respiratorio, cuyo efecto es
estimular la frecuencia y profundidad de la ventilación (Fig. 5. 16).

Los quimiorreceptores centrales son los responsables del 70-80% del incremento de la ventilación, en respuesta a
aumentos en la PCO2 en sangre arterial. Sin embargo, esta respuesta tarda algunos minutos, por lo que la respuesta
inmediata se debe a la presencia de los quimiorreceptores periféricos. Los quimiorreceptores centrales sólo responden a
cambios en la PCO2 y pH de la sangre arterial

Los cuerpos carotídeos y aórticos responden a cambios en las PCO 2, PO2 y en el pH de la sangre arterial. Sin embargo,
estos receptores no se estimulan directamente por el CO 2 de la sangre, sino por el incremento en la concentración de
protones. La estimulación de estos receptores hace estimular unas fibras sensitivas que llegan al bulbo raquídeo
aumentando la ventilación. Los cuerpos aórticos mandan información a través del nervio vago (X), y los cuerpos
carotídeos a través del nervio glosofaríngeo (IX). En cuanto a los cambios en la PO 2, sólo los cuerpos carotídeos se
estimulan directamente por disminución de la misma, pero a valores por debajo de 70 mm de Hg, ya que cambios en la
PO2 entre 100 y 70 mm de Hg no modifica significativamente la saturación de oxígeno por la hemoglobina, no alterándose
la ventilación. Por ello, ya que estos valores de PO 2 no suelen existir a nivel del mar, es por lo que el factor que regula
principalmente la respiración son los cambios en PCO 2 en la sangre arterial, más que las modificaciones en PO2.

En condiciones normales, la PO2 puede modificar la respiración de forma indirecta, ya que modifica la sensibilidad de los
quimiorreceptores a cambios en la PCO2. La sensibilidad a la PCO2 aumenta a PO2 baja, y disminuye a PO2 alta.

10.2. EFECTO DE LOS RECEPTORES PULMONARES SOBRE LA VENTILACIÓN

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Los pulmones contienen varios tipos de receptores que influyen en los centros de control respiratorio alterando la
ventilación. Entre ellos tenemos las fibras C amielínicas (o receptores J o yuxtacapilares, situados en el parénquima
pulmonar en contacto estrecho con los capilares de las paredes de los alvéolos), neuronas sensitivas de los pulmones
que pueden estimularse por la capsaicina, sustancia química existente en la pimienta que produce la sensación de ardor.
Estos receptores producen inicialmente apnea (suspensión transitoria de la respiración), seguida de una respiración
rápida y superficial cuando la persona toma la pimienta. Las fibras C amielínicas también se estimulan por la histamina
y la bradicinina que se liberan como respuesta a los agentes lesivos.

Otros receptores pulmonares son los de irritación o de adaptación rápida, localizados, al igual que los anteriores, en las
grandes vías aéreas principalmente, y constituidos por terminaciones nerviosas libres que se estimulan por el humo del
tabaco o en respuesta a partículas inhaladas (polvo, histamina, amoniaco, etc.), desencadenando el reflejo de la tos,
broncoconstricción y secreción de moco. Además, estos receptores se estimulan de forma directa al aumentar la cantidad
del líquido existente en el tejido intersticial pulmonar.

Por último tenemos los receptores de distensión pulmonar (receptores de estiramiento o de adaptación lenta), que dan
lugar al reflejo de insuflación de Hering-Breuer, que consiste en el cese de la inspiración, prolongación del tiempo
espiratorio y descenso de la frecuencia respiratoria. Este mecanismo es útil para impedir una distensión excesiva de los
pulmones, es decir, es un mecanismo protector más que regulador. Todos los receptores estudiados actúan a través de
las fibras sensitivas de los nervios vagos, llegando a los centros respiratorios y modificando la respiración.

Autores: Alfonso Mate Barrero1 y Carmen María Vázquez Cueto2


1. Profesor Titular de Universidad. Universidad de Sevilla.
2. Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla

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Capítulo 6.- FISIOLOGÍA DEL SISTEMA EXCRETOR

Autor: Carmen María Vázquez Cueto

1.- Introducción
2.- Estructura de los riñones
3.- Unidad funcional del riñón: la nefrona
4.- Vasos sanguíneos renales
5.- Aparato yuxtaglomerular
6.- Procesos en la formación de la orina
6.1.- Filtración glomerular. Factores que intervienen en su regulación
6.2.- Reabsorción tubular
6.3.- Secreción tubular
6.4. Excreción
7.- Aclaramiento plasmático renal
8.- Regulación del volumen plasmático y del volumen de la orina
9.- Regulación de la excreción de sodio y potasio
10.- Composición de la orina
11.- Regulación renal del equilibrio ácido-base

Introducción

El sistema excretor está formado por dos riñones, dos uréteres, una vejiga urinaria y una uretra (Fig. 6.1). Los órganos
principales son los riñones, ya que son los que filtran la sangre y producen la orina, eliminando productos de desechos
del metabolismo celular. Además, mediante el proceso de formación de la orina los riñones regulan: 1) el volumen
plasmático, y de este modo contribuyen de forma significativa al control de la presión arterial; 2) la concentración
plasmática de electrolitos como Na+, K+, H+, HCO3- y otros; 3) el pH plasmático y 4) la presión oncótica de la sangre.
Por otro lado, los riñones actúan como órgano endocrino, ya que producen la renina, la eritropoyetina, activan la vitamina
D y segregan sustancias vasoactivas entre ellas prostaglandinas (PGE), prostaciclinas (PGI), tromboxano, endotelina y
óxido nítrico.

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ESTRUCTURA DE LOS RIÑONES

Los riñones se sitúan a ambos lados de la columna vertebral por debajo del diafragma y el hígado. Cada riñón adulto
pesa unos 160 g con 12-13 cm de longitud y 5-7 cm de anchura. Un corte coronal del riñón muestra dos áreas bien
diferenciadas (Fig. 6.2).

Una más externa, la corteza, de color marrón rojizo, y otra más profunda, la médula, que es de color más claro. La
médula está formada por una docena o más de estructuras llamadas las pirámides renales que a su vez están separadas
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por las columnas renales. La base de cada pirámide mira hacia el exterior y la parte estrecha, llamada papila renal, lo
hace hacia la parte interna o hilio. Cada papila renal o punta de la pirámide se proyecta en una estructura llamada cáliz
menor. Varios cálices menores se unen para formar un cáliz mayor, y varios cálices mayores se reúnen para formar la
pelvis renal, con forma de embudo, que conduce la orina formada hacia el uréter y la vejiga. La vejiga urinaria (Fig. 6.1)
es una bolsa de almacenamiento de orina y su forma la determina la cantidad de orina existente en ella. Si está vacía
tiene forma piramidal, y a medida que se llena se vuelve ovoidea. La vejiga se vacía por la parte inferior mediante la
uretra, que en las mujeres mide 4 cm de largo abriéndose entre los labios menores. En los varones, la uretra mide 20
cm de longitud y desemboca en la punta del pene, desde donde puede eliminarse orina o semen.

UNIDAD FUNCIONAL DEL RIÑÓN: LA NEFRONA

La unidad funcional del riñón es la nefrona, responsable de la formación de la orina (Fig. 6.3). Cada riñón contiene más
de un millón de nefronas. La nefrona es una estructura microscópica formada por:

• El corpúsculo renal y
• los túbulos renales.

El corpúsculo renal está a su vez formado por la cápsula de Bowman ó glomerular y el glomérulo, red de capilares
mediante el cual filtra el plasma formando el filtrado glomerular. La cápsula glomerular es una estructura con forma de
copa que constituye el origen de la nefrona. Está formada por dos capas de células epiteliales, una interna visceral que
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envuelve a los capilares glomerulares y una externa parietal. El espacio entre estas dos capas es continuo con la luz de
los túbulos renales, que recibe el filtrado glomerular

Los túbulos renales está compuesto por el túbulo contorneado proximal, asa de Henle, túbulo distal y túbulo colector.
Varios túbulos distales desembocan en un túbulo colector. El corpúsculo renal junto con el túbulo contorneado proximal
se localizan en la corteza renal. El líquido tubular pasa al asa de Henle, y es transportado a la médula renal por la rama
descendente del asa, y regresará a la corteza por la rama ascendente. De nuevo en la corteza, el túbulo vuelve a
retorcerse para formar el túbulo contorneado distal, que termina cuando desemboca en un túbulo colector.

Según la localización de la nefrona podemos hablar de nefronas corticales, cuyo corpúsculo renal se localiza en la corteza
y yuxtamedulares, las cuales tienen el corpúsculo renal cerca de la unión córtico-medular, caracterizándose por presentar
asas de Henle muy profundas que penetran en la médula renal (Fig. 6.4).

VASOS SANGUÍNEOS RENALES

La función fisiológica del riñón implica que deben ser órganos muy vascularizados (Fig. 6.5). Cada minuto fluyen a través
de los riñones 1200 ml de sangre, lo que supone que aproximadamente una quinta parte de toda la sangre que bombea
el corazón en un minuto se dirige hacia los riñones. La sangre llega al riñón a través de la arteria renal, que se divide en
arterias segmentarias que darán origen a las arterias interlobulares, que penetran entre las pirámides de la médula renal
extendiéndose hacia la corteza. Estas arterias interlobulares forman unos arcos por encima de las bases de las pirámides
formando las arterias arcuatas, de las cuales parten las arterias interlobulillares que penetran en la corteza. Las ramas
de estas arterias interlobulillares forman las arteriolas aferentes que se ramifican en redes capilares formando los
glomérulos. La sangre que abandona los glomérulos lo hace a través de la arteriola eferente que suministra la sangre a
otra red de capilares que son los llamados capilares peritubulares, que rodean a los túbulos renales. Una parte de la
circulación peritubular componen los vasos rectos, que se dirigen hacia la médula y vuelven irrigando el asa de Henle y
los túbulos colectores. La sangre retorna a la vena renal por las venas interlobulillares, venas arcuatas y venas
interlobulares. Esta disposición de los vasos sanguíneos en el riñón es peculiar, ya que es la única del cuerpo en la que
un lecho capilar (el glomérulo) se vacía por una arteriola en lugar de una vénula, y se suministra a un segundo lecho
capilar, los capilares peritubulares.
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APARATO YUXTAGLOMERULAR

El aparato yuxtaglomerular es la región de cada nefrona en la que la arteriola aferente entra en contacto con la última
porción de la rama ascendente gruesa del asa de Henle (Fig.6.6).

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En esta zona el asa presenta las llamadas células de la mácula densa y la arteriola aferente las células granulares ó
yuxtaglomerulares, que segregan la enzima renina a la sangre. La renina cataliza la conversión de angiotensinógeno,
proteína plasmática, en angiotensina I, polipéptido de 10 aminoácidos. Esta Angiotensina I es muy inestable y se
transforma en angiotensina II, polipéptido de 8 aminoácidos, por acción de la enzima convertidora de la angiotensina
(ECA). Esta transformación ocurre principalmente cuando la sangre pasa por los capilares pulmonares, donde se
encuentra la mayor parte de la ECA. La angiotensina II además de ser un potente vasoconstrictor, estimula la secreción
de aldosterona por la corteza adrenal. Por todo ello, la secreción de renina pone en marcha el sistema renina-
angiotensina-aldosterona, uno de los sistemas vasoconstrictores más potentes del organismo.

PROCESOS EN LA FORMACIÓN DE LA ORINA

Las nefronas forman la orina mediante cuatro procesos (Fig.6.7):

1.- Filtración: movimiento del agua y solutos desde el plasma situado en el interior de los glomérulos
hacia el espacio capsular de la cápsula de Bowman.
2.- Reabsorción: movimiento de agua y solutos desde los túbulos hacia la sangre peritubular.
3.- Secreción: movimiento de sustancias desde la sangre peritubular hasta los túbulos.
4.- Excreción: movimiento de sustancias desde la luz de los túbulos al exterior del cuerpo.

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La filtración se lleva a cabo en el corpúsculo renal a medida que el líquido se mueve desde los capilares glomerulares
hacia la cápsula de Bowman. La reabsorción y secreción se produce en los túbulos renales intercambiándose materiales
entre la luz de los túbulos y los capilares peritubulares. El filtrado que queda en la luz tubular al final de la nefrona se
excretará como orina. La cantidad de cualquier sustancia excretada en la orina es igual a la cantidad filtrada menos la
reabsorbida más la secretada. Esta excreción nos indica el manejo de esa sustancia durante su paso por la nefrona.

FILTRACIÓN GLOMERULAR. FACTORES QUE INTERVIENEN EN SU REGULACIÓN

La filtración es el primer paso en el procesado de la sangre y tiene lugar a través de la membrana cápsuloglomerular
(Fig.6.8).

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Esta membrana está compuesta por:

1) el endotelio de los capilares glomerulares, el cual presenta grandes poros llamados fenestraciones,
de ahí el nombre de endotelio fenestrado. Como resultado, los capilares glomerulares son mucho más
permeables que cualquier otro capilar del organismo
2) la membrana basal formada por una capa fina de glucoproteínas situada por fuera de las células
endoteliales y
3) la capa interna visceral de la cápsula glomerular, la cual está formada por unas células particulares
llamadas podocitos. Estos podocitos presentan una forma análoga a la de un pulpo con un cuerpo y
varios brazos gruesos. Cada brazo posee miles de extensiones citoplasmáticas llamadas pedicelos, que
se entrecruzan envolviendo a los capilares sanguíneos.

El líquido que atraviesa la membrana cápsuloglomerular y penetra en el espacio capsular ó de Bowman recibe el nombre
de ultrafiltrado glomerular. Este ultrafiltrado contiene agua, pequeños solutos y una pequeña cantidad de proteínas
plasmáticas, que logran atravesar la membrana gracias a su bajo peso molecular ( aproximado de 10 KDa) y a su carga
positiva ó neutra, ya que aquellas con carga negativa son repelidas por la capa de glucoproteínas con carga negativa.
No atraviesan la membrana cápsuloglomerular ni las células sanguíneas, ni proteínas, ni sustancias de elevado peso
molecular.

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El ultrafiltrado glomerular se forma a presión, mediante un proceso similar a la formación de líquido tisular por otros
lechos vasculares en respuesta a las fuerzas de Starling (ver Fisiología del Sistema Circulatorio). Las presiones que
intervienen son (Fig.6.9.):

1) la presión hidrostática del capilar glomerular (PHG), que tiende a producir la filtración desde el capilar
al espacio capsular (55 mm Hg).
2) la presión oncótica del capilar glomerular (G), debida a la presencia de las proteínas plasmáticas,
que se opone a la filtración de líquido hacia el espacio capsular (30 mm Hg)
3) la presión hidrostática de la cápsula de Bowman (PHCB), que igualmente impide la filtración hacia el
espacio capsular (15 mm Hg) y
4) la presión oncótica de la cápsula de Bowman (CB), que es prácticamente cero, ya que pocas
proteínas atraviesan la membrana cápsuloglomerular.

Todas las fuerzas de oposición se restan de la presión hidrostática capilar glomerular, obteniendo una
presión neta de filtración (PNF) de 10 mm Hg /Fig.6.9.).

Llamamos tasa de filtración glomerular (TFG) al volumen de filtrado que producen ambos riñones por minuto, y equivale
a 125 ml o 180 litros al día. Teniendo en cuenta que al día se elimina un volumen de orina de 1,5-2 litros, esto indica
que aproximadamente el 99% del filtrado es devuelto al sistema vascular a su paso por los túbulos renales. Esta TFG no
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sólo depende de la PNF, explicada anteriormente, sino también del llamado coeficiente de filtración (Kf) equivalente a
12,5 mL/min/mm Hg, el cual a su vez depende de la superficie de los capilares glomerulares y de la permeabilidad de la
membrana cápsuloglomerular. Debido a que los capilares glomerulares son muy permeables y tienen una superficie
extensa, esta pequeña presión neta de filtración de 10 mm de Hg produce un volumen de filtrado muy grande equivalente
a 180 litros al día.

Varios son los factores implicados en la regulación del TFG. Entre ellos tenemos:

1) Flujo sanguíneo renal. Un aumento del mismo, aumenta la presión hidrostática en los capilares glomerulares
aumentando la TFG. Al contrario, una disminución en el flujo sanguíneo renal, disminuiría la TFG. De ahí la necesidad
de existir una estrecha regulación del flujo sanguíneo renal, ya que cualquier variación modifica la TFG (Fig.6.10).
2) Arteriola aferente. La contracción disminuye el flujo sanguíneo renal y por tanto la TFG. Una dilatación en la
arteriola aferente , aumenta la TGF.
3) Arteriola eferente. Una contracción, aumenta la presión hidrostática del capilar y aumenta la TFG. Pero si la
contracción es excesiva, al aumentar la TFG aumenta la presión oncótica del plasma, dando como resultado una
disminución en la TFG a pesar de estar aumentada la presión hidrostática en los capilares glomerulares.
4) Sistema nervioso simpático. Una estimulación contrae las arteriolas aferentes y disminuye la TFG, y puede llegar a
disminuir el volumen de orina a un valor de cero, siendo ésta una respuesta adaptativa que ayuda a conservar el
volumen de líquidos en el organismo.
5) Presión arterial. Un aumento en la presión arterial hace aumentar el flujo sanguíneo renal y como consecuencia
aumentar la TFG, aumenta la producción de orina y de esa forma retroalimentar negativamente el aumento en la
presión arterial.

Se ha podido comprobar que la TFG permanece relativamente constante a pesar de las variaciones en la presión arterial
media, dentro de unos límites entre 70 y 180 mm de Hg. Esta capacidad de los riñones de modificar ligeramente la TFG
a pesar de grandes cambios en la presión arterial se le denomina autorregulación renal, haciendo posible que la TFG
quede autorregulada (Fig.6.10).

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Dos son los mecanismos implicados en esta autorregulación renal:

1) Mecanismo miogénico. Este efecto de las arteriolas aferentes es parecido a la autorregulación de


otras arteriolas de la circulación sistémica. Si la presión arterial aumenta cabría esperar un aumento en
el flujo sanguíneo renal y en la TFG. Sin embargo, este aumento en la presión arterial hace distender las
paredes de la arteriola aferente, obteniéndose como respuesta una contracción de la musculatura lisa de
la arteriola aferente, que conlleva a una contracción de la misma con una disminución en el flujo
sanguíneo renal y en la TFG. A la inversa, cuando la presión arterial disminuye hay menos distensión en
el músculo de la pared arteriolar, por lo que se relaja más aumentando el flujo sanguíneo renal y la TFG.
Por lo cual este mecanismo miogénico normaliza el flujo sanguíneo renal y la TFG dentro de unos cambios
de presión arterial entre 70 y 180 mm de Hg.

2) Retroalimentación tubuloglomerular. Es un mecanismo de retroinhibición entre las arteriolas aferentes


y el volumen y contenido de NaCl del líquido del filtrado. Un aumento en la TFG produce un incremento
de fluido y NaCl tubular que es detectado por la mácula densa, la cual manda una señal paracrina
liberando sustancias vasoconstrictoras que producen la contracción de las arteriolas aferentes y la
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reducción de la TFG (Fig.6.11). Por el contrario, si disminuye el volumen y contenido de NaCl del líquido
filtrado, esto es detectado por la mácula densa liberando sustancias vasodilatadoras que relajan las
arteriolas aferentes, mientras se estimula la liberación de renina que contrae la arteriola eferente, todo
ello aumentando la TFG (Fig.6.12).

La TFG además se encuentra sometida a un control nervioso y a un control hormonal. El control nervioso se realiza por
fibras simpáticas del sistema nervioso autónomo que liberan noradrenalina. Esta catecolamina produce vasoconstricción

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a través de la activación de los receptores α 1-adrenérgicos, que abundan principalmente en las fibras musculares lisas
de las arteriolas aferentes. Ante una determinada estimulación simpática se contrae predominantemente la arteriola
aferente disminuyendo el flujo sanguíneo y la TFG. En cuanto al control hormonal, y entre las más importantes, tenemos
la angiotensina II, potente vasoconstrictor de la arteriola eferente, preferentemente, y las prostaglandinas y NO como
vasodilatadores.

REABSORCIÓN Y SECRECIÓN TUBULAR

Gran parte del volumen de agua y solutos filtrados por el glomérulo son reabsorbidos en el túbulo renal. Si no fuera así,
y teniendo en cuenta la TFG normal, el volumen diario de orina excretada podría llegar a ser de 160 litros en lugar del
litro y medio ó dos litros habituales.

En las células tubulares, como en otras, el transporte de sustancias puede realizarse por mecanismos activos o pasivos.
En el primer caso el proceso consume energía, mientras que en el segundo no y el transporte se realiza por la existencia
de un gradiente de concentración o electroquímico. Podría ser que la creación de este gradiente precisara anteriormente
un transporte activo. Así, la reabsorción activa de sodio por las células del túbulo renal crea un gradiente osmótico que,
induce la reabsorción pasiva de agua y urea. Por lo cual, por uno u otro mecanismo, la mayor parte de agua y sustancias
disueltas que se filtran por el glomérulo son reabsorbidas pasando a los capilares peritubulares y de esta forma de nuevo
al torrente sanguíneo. De la misma forma que existe la capacidad de reabsorber, los túbulos renales son también capaces
de secretar pasando elementos desde la sangre a la luz tubular.

Mediante estas funciones, las cuales a su vez están reguladas por diversos mecanismos, el riñón produce una orina con
un pH que puede oscilar entre 5 y 8 y con una densidad entre 1.010 y 1.030. Estos parámetros, así como la concentración
de los diferentes solutos variarán en función de las necesidades del organismo en un determinado momento.

REABSORCIÓN EN EL TÚBULO PROXIMAL

En el túbulo proximal se reabsorbe del 65-70% del filtrado glomerular. Esta gran reabsorción se debe, en parte, a que
las células epiteliales de las paredes del túbulo presentan unas microvellosidades hacia la luz de los túbulos que hacen
aumentar la superficie de absorción.

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MODULO 3. Fisiología

En primer lugar, la reabsorción activa de sodio desde la luz de los túbulos a los capilares peritubulares, hace que a
medida que el sodio se acumula en el espacio intersticial, éste se torne positivo con respecto al líquido del túbulo, y es
éste gradiente eléctrico lo que hace estimular la difusión de iones negativos desde el filtrado al líquido intersticial. Por
tanto, la atracción que existe entre las cargas positivas y negativas estimulan el transporte de cloruro, fosfato,
bicarbonato y otros iones negativos fuera del túbulo. A medida que aumenta la concentración de iones en la sangre
peritubular, la sangre se hace hipertónica con respecto al líquido tubular, por lo que el agua difunde hacia la sangre
peritubular por el proceso de ósmosis. La pérdida de volumen desde la luz aumenta la concentración de solutos como el
potasio, calcio y urea en el líquido tubular, forzando el paso de estos componentes a la sangre (Fig.6.13).

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MODULO 3. Fisiología

Además, en los túbulos proximales se reabsorben nutrientes como la glucosa por el cotransportador de glucosa acoplado
al sodio (SGLT) y aminoácidos, igualmente por mecanismos activos acoplado al sodio (Fig.6.14). Estos cotransportadores
mueven los sustratos en contra de gradiente de concentración, aprovechando el gradiente electroquímico del sodio
creado en la membrana basolateral por la bomba Na+-K+-ATPasa. Por lo general, toda la glucosa y aminoácidos filtrados
en el glomérulo vuelven a la circulación gracias a estos mecanismos, impidiendo sus pérdidas por orina. Por tanto y
según todo estos procesos, el líquido que abandona el túbulo proximal es isotónico con la sangre y su contenido reducido
en un 65 o 70%.

ASA DE HENLE

El asa de Henle tiene como función, por sus características específicas, el crear un intersticio medular con una
osmolaridad creciente a medida que nos acercamos a la papila renal. En las nefronas yuxtamedulares, el asa de Henle y
sus vasos rectos participan en un proceso especial de transporte que se denomina mecanismo de contracorriente. Este
mecanismo presenta como función mantener una concentración de solutos muy alta a nivel medular. Para explicar esto
hay que indicar que la histología, la permeabilidad y la capacidad de transporte de ambas ramas de Henle, la descendente
y la ascendente son muy diferentes. De tal forma que la rama ascendente es impermeable al agua pero actúa
reabsorbiendo activamente sodio y cloruro desde el filtrado hacia el líquido intersticial, gracias a la presencia de
cotransportadores de Na+/K+/Cl- (Fig.6.15).

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MODULO 3. Fisiología

Ya que este segmento grueso del asa de Henle es impermeable al agua, esto hace que el líquido que va subiendo hacia
la corteza tenga disminuida su osmolaridad, mientras que aumenta la osmolaridad en el líquido intersticial. Por el
contrario, el asa descendente es permeable al agua e impermeable al sodio. Ya que el líquido intersticial de alrededor es
hipertónico respecto al filtrado, el agua difunde osmóticamente hacia el espacio intersticial, de forma que a medida que
descendemos hacia la médula aumenta la osmolaridad del filtrado. Además, la urea penetra en la rama descendente
aumentando aún más la concentración de solutos del líquido tubular. Dada que la sal está continuamente saliendo desde
la rama ascendente hacia el líquido intersticial, se eleva mucho la osmolaridad en la región medular y este mecanismo
recibe el nombre de mecanismo multiplicador de contracorriente. En todo este mecanismo, cuenta un papel muy
importante los vasos rectos con su propio mecanismo de contracorriente, ayudando a mantener la osmolaridad del líquido
intersticial medular. Por tanto, el asa de Henle reabsorbe alrededor del 15% del agua filtrada, entre el 20-30% del Na+
y el K+, el 35% del Cl-, entre el 10-20% del bicarbonato, y una cantidad variable de calcio y magnesio filtrados. Por todo
ello, cuando el líquido tubular entra en el asa de Henle es isotónico con una osmolaridad aproximada de 300 mOsm, y
cuando lo abandona y entra en el túbulo distal es hipotónico con 100 mOsm.

TÚBULO DISTAL Y TÚBULO COLECTOR

El túbulo distal en su porción inicial reabsorbe alrededor del 10-15% del agua filtrada y el 5% del sodio y cloruro filtrados.
La reabsorción de sodio y cloruro se produce por el cotransportador Na+-Cl- existente en las membranas apicales de las
células epiteliales. Esta porción inicial del túbulo distal es además el lugar de actuación de la parathormona (hormona
paratiroidea), la cual actúa estimulando la reabsorción del calcio. Esta reabsorción dependerá de las necesidades
corporales. Por otro lado, el resto del túbulo distal y el túbulo colector presentan dos tipos diferentes de células, las
células principales que reabsorben sodio y secretan potasio, y las células intercaladas que reabsorben bicarbonato y
potasio y secretan protones. Todos estos procedimientos varían en función de las necesidades corporales (Fig.6.16). La
aldosterona, hormona secretada en la corteza adrenal, aumenta esta actividad, incrementando la reabsorción de sodio

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MODULO 3. Fisiología

a la vez que produce la secreción de potasio y protones en la región posterior del túbulo distal y en la región cortical del
túbulo colector.

El resto del túbulo colector es impermeable al agua y su permeabilidad depende de una hormona sintetizada en el
hipotálamo y liberada en la neurohipófisis, la hormona antidiurética (ADH) o vasopresina. Esta hormona, impide la
pérdida de agua por orina aumentando la reabsorción tubular de la misma, al estimular la inserción de las acuaporinas
(AQP), canales de agua, concretamente la AQP-2, a las membranas de las células del túbulo colector. La actuación de la
ADH hace que la orina se elimine hasta con una osmolaridad de 1200 mOsm/L (orina concentrada), evitando de esa
forma la deshidratación del organismo y controlando el volumen de orina así como el volumen de plasma (Fig.6.17).

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MODULO 3. Fisiología

La ausencia de ADH hace aumentar la eliminación de agua por orina (orina diluida) y crear una orina hipotónica, que
puede llegar a tener un valor de 65 mOsm/L.

SECRECIÓN TUBULAR

Además de la reabsorción, las células tubulares también participan en la secreción de ciertas sustancias. Los túbulos
distales y colectores segregan potasio y protones, y esta acción la incrementa la aldosterona. Además, muchos
compuestos orgánicos se secretan, incluyendo metabolitos producidos en el cuerpo, sustancias extrañas introducidas en
el organismo o xenobióticos. En este proceso actúan transportadores como son los transportadores de aniones orgánicos
(OAT) responsables de la excreción de solutos orgánicos y considerados ejemplo de transporte activo terciario (ver
apartado Mecanismos de transporte de sustratos). Estos OAT pueden transportar una gran variedad de aniones
endógenos y exógenos como las sales biliares, el salicilato de la aspirina, la sacarina o el benzoato, usado como
conservante en las bebidas gaseosas. Por ello:

EXCRECIÓN

La producción de orina es el resultado de todos los procesos que tienen lugar en el riñón. La excreción de una sustancia
nos indica cómo el riñón trató a esa sustancia, ó el manejo renal de esa sustancia, dependiendo de su filtración
glomerular, reabsorción y/o secreción tubular de la misma.

Excreción= filtración - reabsorción+ secreción

ACLARAMIENTO PLASMÁTICO RENAL

Se define como el volumen de plasma que queda libre totalmente de una sustancia por minuto. Se expresa por ml/min.
Recibe también el nombre de depuración renal de una sustancia.

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MODULO 3. Fisiología

La ecuación utilizada para determina el aclaración renal de una sustancia es la siguiente:

Aclaramiento (ml/min) = (Vo x So)/Sp

donde

Vo es volumen de orina (ml/min)


So concentración de la sustancia en la orina (mg/ml)
Sp concentración de la sustancia en el plasma (mg/ml)

Si una sustancia filtrada no se reabsorbe ni se segrega por los túbulos, la cantidad excretada en la orina por minuto será
igual a la cantidad filtrada en los glomérulos por minuto, indicando la TFG.

Cantidad filtrada en el glomérulo por minuto (mg/min) = TFG (ml/min) x Sp (mg/ml)


Cantidad excretada en la orina = Vo (ml/min) x So (mg/ml)

TFG x Sp = Vo x So, de aquí

TFG= (Vo x So)/Sp

Por tanto, podemos calcular la TFG determinando el aclaramiento renal de una sustancia con estas características, como
son la inulina y el manitol, que previamente habrían de ser inyectadas. En clínica, para determinar la TFG se usa la
creatinina, sustancia endógena que se produce como producto de desecho de la creatina muscular. Hay que recordar
que la TFG equivale a 120-125 ml/min.

Si la sustancia se filtra y algo se reabsorbe, su aclaramiento plasmático es menor que la TFG. Si se filtra y además se
segrega, su aclaramiento es superior a la TFG. Una sustancia con aclaramiento plasmático de cero indica que no se filtra
o que todo lo que se filtra se reabsorbe, como la glucosa.

Por todo lo indicado anteriormente, para conocer la manipulación ó manejo renal de una sustancia lo que hay que hacer
es determinar su aclaramiento renal.

Supongamos que determinamos el aclaramiento plasmático de la urea. Empleando la fórmula antes descrita y sabiendo
que:

Vo = 2 ml/min
[Urea]o = 7,5 mg/ ml
[Urea]p = 0,2 mg/ ml

Aclaramiento de urea = (2 x 7,5)/0,2= 75 ml/min

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MODULO 3. Fisiología

Estos cálculos nos muestran que el aclaramiento de urea es menor que el aclaramiento de creatinina (aproximadamente
el valor de la TFG, 120 ml/min), indicando que aunque 120 ml del filtrado plasmático entran por minuto en las nefronas,
únicamente se aclara la cantidad de urea contenida en 75 ml. Por lo cual, la urea, a pesar de ser un producto de desecho,
parte de ella es reabsorbida en los riñones.

También, es posible medir el flujo plasmático renal, determinando el aclaramiento renal de una sustancia que quede
totalmente aclarada del plasma, o dicho de otra forma, el valor máximo de aclaramiento de una sustancia nos indica el
flujo plasmático renal. Para ello se usa el ácido para-aminohipúrico (PAH), que se filtra y posteriormente se segrega
aclarándose casi totalmente del plasma.

[PAH]o x Vo = 5,85 mg/min


[PAH]p = 0,01 mg/ml

Si aplicamos la fórmula para la determinación del aclaramiento plasmástico obtenemos un valor de 585 ml/min. Sin
embargo a los riñones llega una mayor cantidad de plasma, aproximadamente 650 ml/min. Esto nos indica, que el uso
de este compuesto no es bueno para medir el flujo plasmático renal, ya que no queda totalmente aclarado del plasma,
únicamente un 90%. De los 650 ml/min de plasma que llegan a los riñones, únicamente son filtrados 120 ml/min (TFG).
Llamamos fracción de filtración la cantidad de flujo plasmático renal que se convierte en TFG, aproximadamente un 20%.

REGULACIÓN DEL VOLUMEN PLASMÁTICO Y DEL VOLUMEN DE LA ORINA

Los factores que principalmente actúan regulando el volumen plasmático y urinario son la ADH, la aldosterona y los
llamados péptidos natriuréticos, siendo el de mayor importancia el llamado péptido natriurético auricular (PNA)
(Fig.6.18).

La ADH, como explicamos anteriormente, juega un papel primordial en la regulación del volumen urinario y
consecuentemente del volumen plasmático (Fig.6.17). En función del estado de hidratación del individuo, el riñón
mediante la actuación de la ADH es capaz de eliminar orina más ó menos concentrada, es decir, la misma cantidad de
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MODULO 3. Fisiología

soluto en una mayor o menor cantidad de agua. Por tanto, la ADH reduce la pérdida de agua por el organismo,
controlando el volumen urinario y el volumen plasmático.

La aldosterona, también ayuda a conservar el agua y a mantener el volumen plasmático, ya que al aumentar la
reabsorción de sodio en el túbulo distal y colector, produce un desequilibrio osmótico que lleva a una mayor reabsorción
de agua. Dado que la aldosterona actúa en los túbulos distales y primera porción de los colectores, y la ADH en los
túbulos colectores, ambas hormonas han de trabajar conjuntamente para mantener la homeostasia del contenido de
líquido en el organismo.

El PNA es una hormona segregada por las fibras musculares especializadas de la pared auricular del corazón, en respuesta
al estiramiento de las paredes por aumento del volumen sanguíneo. Responde de forma opuesta a la aldosterona,
favoreciendo la excreción de sodio y agua estimulando la natriuresis (pérdida de sodio por vía urinaria) y la diuresis y
disminuyendo el volumen de sangre. Además, el PNA suprime la liberación de ADH y aldosterona reforzando el efecto
natriurético y diurético del mismo. Por otro lado, el PNA aumenta la TFG mediante la dilatación de las arteriolas aferentes.

Junto con el PNA existe otro péptido natriurético denominado BNP, péptido natriurético cerebral, conocido actualmente
como marcador biológico de la insuficiencia cardiaca, el cual se sintetiza en el ventrículo con el aumento de la dilatación
y presión ventricular. Parece realizar igualmente un efecto natriurético y diurético

REGULACIÓN DE LA EXCRECIÓN DE SODIO Y POTASIO

Aproximadamente el 90% del sodio filtrado es reabsorbido en la porción inicial de las nefronas, antes de que el líquido
llegue al túbulo distal. Pero a pesar de ello, la cantidad que llega al túbulo distal es bastante elevada. En ausencia de
aldosterona, sólo se reabsorbe el 80% del sodio que llega al túbulo distal, siendo el resto eliminado por orina, que
constituye el 2% de lo filtrado. Por el contrario, cuando la aldosterona actúa en el túbulo distal y túbulo colector cortical,
prácticamente todo el sodio que llega al túbulo distal es reabsorbido, no eliminándose nada por orina. La aldosterona, al
actuar reteniendo sodio contribuye a aumentar el volumen y la presión sanguínea. El PNA también regula la excreción
de sodio principalmente suprimiendo el efecto de la aldosterona (Fig.6.19).

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MODULO 3. Fisiología

El potasio es reabsorbido y secretado. Aproximadamente el 90% del potasio filtrado se reabsorbe principalmente en el
túbulo proximal y el resto, en el túbulo colector cortical. En ausencia de aldosterona no se secreta potasio. Sin embargo,
en presencia de aldosterona se estimula la secreción de potasio en el túbulo distal y más en el cortical colector, siendo
ésta la única forma de secreción de potasio en la orina. Si la secreción de aldosterona es máxima, se puede secretar en
la orina hasta 50 veces más potasio del que se filtró originalmente en los glomérulos.

COMPOSICIÓN DE LA ORINA

La orina presenta un pH que oscila entre 4,6 y 8. Se compone en un 95% de agua, en la que van disueltas varios tipos
de sustancias, entre ellas:

• Desechos nitrogenados del catabolismo proteico, urea, el soluto más abundante en la orina, ácido úrico, amoniaco
y creatinina.
• Electrólitos, sobre todo iones sodio, potasio, amonio, cloro, bicarbonato, fosfato y sulfato. Los tipos y cantidades
de los minerales varían con la dieta y otros factores.
• Toxinas, durante una enfermedad se eliminan las toxinas bacterianas por la orina.
• Pigmentos, derivados de los productos de la rotura de viejos hematíes en el hígado y otros lugares. Diferentes
alimentos y fármacos pueden contener ó ser convertidos en pigmentos, que son aclarados del plasma por los
riñones apareciendo en la orina.
• Hormonas
• Elementos no normales de excreción como azúcar, células sanguíneas, albúmina y cálculos.

REGULACIÓN RENAL DEL EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE

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Los riñones contribuyen a regular el pH sanguíneo excretando protones por la orina y reabsorbiendo bicarbonato. La
mayor parte de la secreción de protones ocurre en la pared del túbulo proximal en intercambio con la reabsorción de
sodio, realizado a través de un intercambiador o “antiporter” sodio/protón.

Ante una orina ácida (Fig.6.20) el HCO3- reacciona con el exceso de H+ para formar ácido carbónico, el cual mediante la
anhidrasa carbónica, enzima localizada en el túbulo proximal cercana a la membrana luminal de la célula, se convierte
en CO2 y H2O. El CO2 difunde al interior de la célula tubular y en el citoplasma tiene lugar la misma reacción a la inversa,
se une con agua y mediante la anhidrasa carbónica produce ácido carbónico que se convierte en bicarbonato, pasando
el bicarbonato a sangre. El protón formado a la misma vez del bicarbonato, puede pasar a sangre. En condiciones de
acidosis, pH sanguíneo ácido, la mayoría de los protones pasan al filtrado para ayudar a la reabsorción de bicarbonato
que a su vez anula la acidosis sanguínea.

Ante una alcalosis, aumento de pH sanguíneo, se segregan menos protones al filtrado, por lo cual como la reabsorción
de bicarbonato requiere la presencia de protones, se reabsorbe igualmente menos bicarbonato. Esto tiene como
consecuencia la excreción urinaria de bicarbonato que ayuda de esa forma a compensar la alcalosis. Mediante estos dos
mecanismos citados anteriormente, se compensan parcialmente los trastornos del equilibrio ácido-base producidos por
problemas respiratorios, acidosis y alcalosis respiratorias. Las acidosis y alcalosis metabólicas pueden compensarse,
parcialmente, de forma análoga mediante modificación de la ventilación. Sin embrago, cuando una persona presenta un
pH sanguíneo inferior a 7,35 (intervalo normal oscila entre 7,35 y 7,45), el pH de la orina casi siempre cae por debajo
de 5,5, pero la nefrona no puede producir un pH urinario inferior a 4,5. Por ello, con el fin de excretar más protones,
este ácido debe quedar amortiguado. Existen dos sistemas tampones, los fosfatos y el amoniaco, que actúan
amortiguando el exceso de protones según las siguientes ecuaciones:

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MODULO 3. Fisiología

de esta forma, pueden eliminarse cantidades de protones cuando existe una acidosis excesiva, evitando la eliminación
de protones libres por la orina y la consecuente bajada del pH urinario.

Autor: Carmen María Vázquez Cueto

Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla

Capítulo 7.- FISIOLOGÍA DEL SISTEMA DIGESTIVO

Autor: Dra. Olimpia Carreras Sánchez

1. Introducción
2. Funciones del Sistema Digestivo
3. Organización del Sistema Digestivo
3.1. Estructura del tubo digestivo
4. Cavidad oral
4.1. Dientes y masticación
4.2. Saliva
5. Faringe
6. Esófago y deglución
7. Estómago
7.1. Estructura del estómago
7.2. Funciones del estómago
7.2.1. Función motora
7.2.2. Función digestiva
7.2.3. Función absortiva
7.2.4. Función hematopoyética
7.2.5. Función protectora
7.3. Regulación de la secreción gástrica
8. Páncreas exocrino
8.1. Estructura del páncreas exocrino
8.2. Funciones del páncreas exocrino
8.3. Regulación de la secreción pancreática

9. Intestino delgado
9.1. Estructura del intestino delgado
9.2. Funciones del intestino delgado
9.2.1. Función motora
9.2.2. Función digestiva
9.2.3. Función absortiva
10. Digestión y absorción de nutrientes
10.1. Digestión y absorción de hidratos de carbono
10.2. Digestión y absorción de proteínas
10.3. Digestión y absorción de grasas

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MODULO 3. Fisiología

11. Intestino grueso


11.1. Estructura del intestino grueso
11.2. Funciones del intestino grueso
11.2.1. Función absortiva
11.2.2. Función motora

1. Introducción

El tubo digestivo es uno de los sitios más importantes de absorción de nutrientes y tóxicos. Muchos tóxicos ambientales
entran en la cadena alimentaria y se absorben junto con los alimentos. La absorción de nutrientes y de tóxicos tiene
lugar a lo largo de todo el tubo digestivo, incluso en la boca y el recto. En éste capítulo se estudiará la anatomía y la
fisiología de los distintos segmentos del tubo digestivo, incluyendo la motilidad, la secreción y los procesos de digestión
y absorción de diferentes nutrientes y tóxicos.

2. FUNCIONES DEL SISTEMA DIGESTIVO

Las funciones del sistema digestivo se pueden resumir en cuatro procesos básicos (Figura 7.1):

1. Digestión: Es la transformación química y mecánica de sustancias complejas e insolubles en sustancias simples y


solubles en agua capaces de ser absorbidas por el organismo.

2. Absorción: Desplazamiento de sustancias desde la luz gastrointestinal al líquido extracelular (LEC).

3. Motilidad: Es el paso de sustancias a lo largo del tracto gastrointestinal (TGI) provocado por contracciones
musculares.

4. Secreción: Desplazamiento de material de las células hacia la luz gastrointestinal.

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MODULO 3. Fisiología

PARED L.I.

SANGRE
SANGRE
INGESTA
ALIMENTO
COMIDA
SECRECIÓ
SECRECIÓN
N
DIGESTIÓ
DIGESTIÓN
N
ABSORCIÓ
ABSORCIÓN
N

MOTILIDA
MOTILIDAD
D

FIGURA 7.1. Funciones del sistema digestivo (Imagen modificada de


Silverthorn, 2014) . L.I. Líquido intersticial .

Destacan otras funciones no menos importantes del Sistema Digestivo como:

5. Inmunidad: El intestino posee un tejido linfoide organizado y otro difuso. El tejido linfoide organizado o sistema
inmune intestinal o GALT (siglas en inglés) está representado por las placas de Peyer (un agregado de tejido linfoide).
El tejido linfoide difuso está constituido por los linfocitos intraepiteliales y los linfocitos de la lámina propia de la mucosa
gastrointestinal.

6. Balance hídrico-salino: En condiciones normales el balance de agua y electrolitos es muy eficaz, de forma que se
pierden por heces solo una pequeña cantidad de líquido al día. Sin embargo, en situaciones de vómitos o diarreas se
puede convertir en una urgencia.

7. Hormonas: El sistema digestivo comparte con el sistema endocrino aspectos fisiológicos muy importantes, como es
la producción de hormonas, denominadas con el término general hormonas gastrointestinales, entre ellas la
Gastrina, Pancreocimina-Colecistocinina (PZ-CCK), Secretina, Péptido inhibidor gástrico (GIP), Péptido
intestinal vasoactivo (VIP), Motilina, Somatostatina, que intervienen en la regulación de diferentes funciones.

3.-ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA DIGESTIVO

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3.1. ESTRUCTURA DEL TUBO DIGESTIVO

Los principales órganos del sistema digestivo forman un tubo abierto en sus dos extremos que se conoce como tubo
digestivo o tracto gastrointestinal (TGI) (Figura 7.2).

Sistema Digestivo

boca

faring
faringe
EES
eEES

EEI

píloro

-ciego -duodeno
-colon ascendente -yeyuno
-colon transverso -íleon
-colon descendente
-colon sigmoideo

esfínter anal interno y


esfínter ileocecal externo
Figura 7.2. Anatomía del sistema
Figura 7.2. Estructura digestivo
del sistema digestivo (Imagen modificada de
http://stadrians.weebly.com/anatomy.html).

Este está dividido en: cavidad oral (boca y faringe), esófago, estómago, intestino delgado, intestino grueso,
separados por esfínteres (esofágico superior (EES) e inferior (EEI) o cardias, píloro, ileocecal, anal interno
y externo). Además, el sistema digestivo también incluye otra serie de órganos asociados, como glándulas salivales,
hígado, vesícula biliar y páncreas.

La pared del tracto gastrointestinal tiene 4 capas (Figura 7.3): (de fuera hacia adentro)

1. Capa serosa: formada por tejido conectivo, que continua con el peritoneo y su función es la unión y protección
del sistema gastrointestinal.

2. La capa muscular, compuesta por fibras de músculo liso dispuestas longitudinalmente en la parte externa y
circularmente en la parte interna, y que alberga el Plexo mientérico de Auerbach, una de las dos redes más
importantes del sistema nervioso entérico y que se encarga del control de los movimientos gastrointestinales. En el
caso del estómago existen tres capas musculares (longitudinal, circular y oblicua).

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MODULO 3. Fisiología

3. La capa submucosa, formada por tejido conjuntivo laxo, con fibras de elastina, y que contiene la mayor parte
de los vasos sanguíneos y nerviosos, así como el Plexo submucoso o de Meissner, la segunda red nerviosa del
sistema nervioso entérico, que controla la secreción y el flujo sanguíneo local.

4. La capa mucosa, que está en contacto con la luz del tubo digestivo. A su vez se divide en una capa muscular, la
muscular de la mucosa o muscularis mucosae, constituida por músculo liso; la lámina propia, una lámina de
tejido muscular rico en fibras de colágeno y elastina y muy rica en glándulas, capilares, vasos y ganglios linfáticos,
y finalmente un epitelio especializado, en íntimo contacto con el contenido intestinal, y cuya función es la absorción
y defensa.

Figura 7.3. Características histológicas del sistema digestivo (Tomado de Tortora, 2013).

La regulación del Sistema Digestivo se lleva a cabo mediante un control nervioso y otro hormonal (Figura 7.4). El
control nervioso lo realiza el Sistema Nervioso entérico o intrínseco representado por los plexos nerviosos,
mientéricos y submucoso y que puede actuar de manera independiente del SNC, y del Sistema Nervioso extrínseco
a través del sistema nervioso vegetativo: Sistema Nervioso Simpático y Sistema Nervioso Parasimpático. La
estimulación de las fibras simpáticas, en general, inhiben la actividad del tubo gastrointestinal. Con excepción de la
boca y faringe, el resto del tubo gastrointestinal está inervado por el vago (nervio por excelencia del sistema nervioso
parasimpático). Una estimulación del sistema nervioso parasimpático proporciona un aumento de la actividad del
sistema gastrointestinal, por lo que, los efectos del parasimpático son básicamente opuestos a los del sistema nervioso
simpático.

Las hormonas gastrointestinales son las responsables de la regulación hormonal y son de extrema importancia en el
control de las secreciones gastrointestinales y en la motilidad de ciertas regiones del tubo digestivo. Entre las hormonas
implicadas están la Gastrina, Pancreocimina-Colecistocinina (PZ-CCK), Secretina, Péptido inhibidor gástrico
(GIP), Péptido intestinal vasoactivo (VIP), Motilina, Somatostatina (Tabla 7.I).
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Tabla 7.I. Hormonas gastrointestinales (+: Estimula) (-: Inhibe)

HORMONAS LUGAR ÓRGANOS DIANA ACCIONES


GASTROINTESTINALES PRODUCCIÓN FISIOLÓGICAS
Gastrina Estómago Estómago:
Duodeno +Producción de HCl
Glándulas exocrinas +Motilidad gástrica
Células musculares
Secretina Duodeno Páncreas:Conductos +Secreción H2O y
CO3H-
Hígado: Conductos
+Secreción H2O y
Estómago: Células CO3H-
musculares
- Motilidad gástrica

Pancreocimina- Duodeno Páncreas: Acinos +Secreción de


enzimas
Colecistocinina Vesícula biliar
+Contracción
(PZ-CCK) Estómago: Células vesícula biliar
musculares
-Motilidad gástrica

Somatostatina Estómago, duodeno Estómago:


yeyuno, y páncreas Glándulas
-Secreción gástrica
Células musculares
-Motilidad gástrica

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Péptido inhibidor Duodeno y yeyuno Estómago: -Secreción gástrica


gástrico (GIP) Glándulas exocrinas
y Cel. Musculares - Motilidad gástrica

Duodeno: Glándulas +Secreción moco


Brunner

Péptido intestinal Duodeno Vasos sanguíneos +Flujo sanguíneo


vasoactivo (VIP) Esplacnicos Intestinal

Páncreas: +Secreción H2O y


Conductos CO3H-

Estómago: -Secreción gástrica


Glándulas exocrina

Enteroglucagon Páncreas Páncreas -Secreción


pancreática
Intestino delgado Intestino delgado
-Motilidad intestinal

4.- CAVIDAD ORAL (Figura 7.5)

La cavidad oral o boca está formada por los siguientes elementos: los labios, que rodean el orificio de la boca y forman
el límite anterior de la cavidad oral, los carrillos o mejillas (paredes laterales), la lengua y sus músculos (suelo) y los
paladares duro y blando (techo).

En el interior de la boca nos encontramos con los dientes, encías, paladar, lengua y glándulas salivales. A
continuación pasaremos a describir algunas de estas estructuras.

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MODULO 3. Fisiología

Figura 7.5. Cavidad oral (Tomado del Instituto Nacional del


Cáncer (https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones).

4.1. Dientes (Figura 7.6):

Los dientes son estructuras duras que se encuentran uniformemente repartidos entre los arcos maxilar superior e
inferior. Existen 20 deciduos, o dientes de leche, que aparecen precozmente en el niño, y más adelante son reemplazados
por 32 dientes permanentes.

Cada diente se encuentra suspendido por tejido conectivo denso (ligamento periodontal), en un orificio de maxilares
(hueso), que recibe el nombre de alveolo dentario. El diente está dividido en corona, cuello y raíz. La corona es la
parte expuesta del diente, la cual está recubierta de esmalte, y justo debajo de éste se encuentra la dentina, una
sustancia que es más dura que el hueso, y que recibe el nombre de cemento en la raíz. La encía rodea la base del
diente. La raíz del diente con sus vasos sanguíneos y nervios o pulpa dentinaria se introduce en el maxilar y suministra
circulación y sensibilidad al diente, el cual descansa en una cavidad en el hueso. El maxilar contiene todos los dientes y
proporciona estabilidad y movilidad a la boca y a los dientes en la masticación. El hueso maxilar inferior se denomina
mandíbula y el superior se llama maxilar.

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LIGAMENTO
PERIODONTAL

Figura 7.6 Morfología del diente (Modificado de la página http://mundodent.es/blog/anatomia-


diente-humano).

La función de los dientes es la masticación. Los dientes anteriores (incisivos) permiten una acción de corte y los
posteriores (molares) una acción de molienda. Gran parte del proceso de masticación se lleva a cabo por el reflejo de
la masticación que básicamente consiste en que el bolo alimenticio origina una inhibición refleja de los músculos de la
masticación, esto hace que el maxilar inferior caiga. Esta caída hace que se inicie un reflejo de tracción de los músculos
mandibulares originando una contracción rebote que eleva la mandíbula, produciendo el cierre de los dientes,
comprimiendo al bolo alimenticio contra la mucosa de la boca, originando nuevamente la inhibición de los músculos de
la masticación y consiguiendo la repetición del proceso una y otra vez. La masticación favorece la digestión porque
las enzimas digestivas actúan en la superficie de los alimentos.

4.2. Saliva (Figuras 7.7.A. y 7.7.B):

En el hombre se segregan entre 1 y 1,5 l/día. Es una solución compuesta de agua (99.5%) y de una mezcla de soluciones
orgánicas e inorgánicas (0.05%), entre los que se encuentran iones (Na +, K+, Cl-, CO3H- y PO4H-), agentes
antibacterianos (lisozimas), mucina y enzimas, principalmente ptialina o α-amilasa salival y la lipasa lingual.
La acción digestiva de la ptialina es favorable a pH salival (6.0-7.4).

La saliva ayuda a la formación del bolo alimenticio (alimento y saliva), lubrica los alimentos para favorecer la deglución,
facilita el habla, facilita la limpieza dental, participa en la digestión, es antibacteriana y amortiguadora del pH. La saliva
es segregada por glándulas situadas en la boca. Estas glándulas son: parótidas, submaxilares, sublinguales, y
glándulas bucales pequeñas. Las parótidas son las glándulas salivales más grandes, y su secreción acuosa carece de
mucina, por esto se le denomina serosa, pero contiene ptialina (α-amilasa). Las submaxilares y sublinguales son
mixtas, segregan una saliva más viscosa que contienen secreción serosa (ptilalina) y mucosa (mucina). Las
glándulas bucales pequeñas segregan solo moco.

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MODULO 3. Fisiología

Parótidas

Sublinguales
Submandibulares

Figura 7.7. A. Glándulas salivares Figura 7.7.B. Secreción de saliva


(Imagen modificada de en una célula tubuloacinar
http://www.rematanzas.sld.cu.htm) (Tomada de Pocock y Richards, 2002).

Una glándula salival mixta consta de células acinares serosas o acinos, que poseen gránulos de zimógenos que
contienen amilasa salival. Las células acinares mucosas segregan mucina. Cada glándula vierte sus secreciones en la
boca a través de un único conducto de gran tamaño.

En las células acinares se elabora una secreción primaria que es isotónica con el plasma porque presenta prácticamente
la misma composición electrolítica, y los valores de los iones sodio, potasio y cloruro son cercanos a las concentraciones
plasmáticas.

Los conductos excretores modifican la secreción primaria al extraer sodio y cloruro y añadir potasio y bicarbonato a la
saliva, por lo que la saliva se hace hipotónica.

La estimulación de las glándulas salivales por el sistema nervioso parasimpático, por liberar acetilcolina, aumenta el
flujo sanguíneo por la vasodilatación de los vasos de la glándula, y como consecuencia aumenta la secreción salival. Las
fibras parasimpáticas preganglionares acceden a través de la rama de los nervios faciales y glosofaríngeos y hacen
sinapsis con neuronas postganglionares de las glándulas salivales. La estimulación parasimpática aumenta la síntesis y
secreción de amilasa y mucinas, el flujo sanguíneo, el metabolismo glandular y su crecimiento. La estimulación simpática
contrae los vasos sanguíneos con la consiguiente reducción del flujo sanguíneo salival. Las fibras simpáticas proceden
del ganglio cervical.

Además estímulos químicos, mecánicos, olfativos y visuales inician una serie de reflejos por impulsos aferentes que a
través del centro del tallo cerebral envían eferentes a las glándulas estimulándolas.

5. FARINGE

Es una estructura tubular que participa en la respiración y en la deglución, pues por ésta estructura deben pasar el aire
y los alimentos antes de llegar al pulmón o al estómago. Existen tres divisiones anatómicas:

- Nasofaringe, localizada por detrás de la nariz.


- Bucofaringe, localizada por detrás de la boca.
- Laringofaringe, que comunica con la laringe y con el esófago.

6. ESÓFAGO

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MODULO 3. Fisiología

Porción del tubo digestivo que conecta la faringe con el estómago. Es un tubo muscular que mide 25-35 cm de longitud.
Antes de desembocar en el estómago, el esófago atraviesa el diafragma a través de una abertura denominada hiato
esofágico.

La luz de la porción inicial y terminal del esófago está ligeramente estrechada debida a un engrosamiento de las fibras
musculares circulares de su pared. Estas porciones son:

-Esfínter esofágico superior (EES), que evita el reflujo del esófago a la faringe.
-Esfínter esofágico inferior (EEI), que evita que el contenido del estómago regurgite al esófago.

La secreción esofágica es de naturaleza mucosa (mucus) producida por glándulas mucosas unicelulares localizadas en la
pared de la mucosa. El esófago tiene un papel importante en la deglución, ayudando a conducir el alimento desde la
faringe por el esófago al estómago. Además de impedir el reflujo del contenido del estómago al esófago. No presenta
acción digestiva ni absortiva. El reflejo de la deglución consta de tres fases, que básicamente consiste en (Figura 7.8):

-Fase oral: Paso de alimento desde la boca a la orofaringe. La lengua empuja el bolo alimenticio contra el paladar blando
y la zona posterior de la boca, siendo este el estímulo para desencadenar el reflejo de la deglución.

-Fase faríngea: Paso de alimento de la faringe al esófago, donde se relaja el EES y la epiglotis se cierra, para evitar el
paso del alimento al sistema respiratorio.

-Fase esofágica: Paso de alimento desde el esófago hacia el cardias. El alimento se mueve hacia abajo por acción de
las ondas peristálticas y la gravedad.

El EES se relaja y la La comida se mueve


La lengua empuja el bolo hacia epiglotis se cierra para por el esófago hacia
el paladar blando iniciando el evitar el paso del material abajo propulsada por
reflejo al sistema respiratorio las ondas peristálticas y
por la gravedad.

Paladar Paladar
blando duro

Bolo

Lengua

Epiglotis Epiglotis

Figura 7.8. Reflejo de la deglución (Tomado de Silverthorn, 2014) .

7. ESTÓMAGO

7.1. ESTRUCTURA DEL ESTÓMAGO

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MODULO 3. Fisiología

El estómago se divide en varias secciones: (Figura 7.9)

- cardias o esfínter esofágico inferior (EEI), esfínter que une el esófago con el estómago.
- cuerpo, parte central del estómago. La porción superior se denomina fondo o fundus.
- incisura angular, que separa anatómicamente el cuerpo de la región pilórica y
- la región pilórica, que a su vez se divide en antro pilórico y canal pilórico o píloro. El antro pilórico es la zona
donde se reduce el tamaño del estómago antes de llegar a su salida. El píloro es un esfínter muscular potente, que
desemboca en la primera porción del duodeno, denominada, bulbo duodenal.

Diafragma Esófago

Epitelio

Fondo
Lámina Mucosa
propia
Cuerpo
Antro Muscular
mucosa
Submucosa
Piloro
Muscular

Serosa

Figura 7.9. Estructura del estómago (Tomado de Silverthorn, 2014).

Microscópicamente, las células que revisten los pliegues situados en la mucosa segregan varios productos al estómago;
estas células son formaciones tubulares muy profundas que se denominan glándulas gástricas exocrinas. Las
glándulas gástricas se dividen en: (Figura 7.10)

- oxínticas o gástricas, que se localizan en el cuerpo y fondo del estómago y producen moco y
bicarbonato (células mucosa del cuello), pepsinógeno (células mucosas del cuello y células
peptídicas o principales), ClH y factor intrínseco (células oxínticas o parietales), histamina,
serotonina (células ECL) y hormonas como gastrina, somatostatina, y glucagón (células endocrinas
y paracrinas), y

- pilóricas, localizadas en la porción antral del estómago, que segregan moco, pepsinógeno y gastrina.

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MODULO 3. Fisiología

Luz estómago
Células Secreción Estímulo Función

Moco Irritación Barrera


Células mucosa física
mucosa Secretado Neutraliza
el cuello Bicarbonato
con moco ácido
ClH Acetilcolina. Activa pepsina
Célula
parietal gastrina, Para absorción
FI histamina de vit. B12
ECL Acetilcolina. Secreción ClH
Histamina
gastrina,
Células Pepsinógeno Acetilcolina, Digiere proteínas
principales Lipasa g. ácido Digiere grasas
Somatostatina Ácido Inhibe
Celulas D secreción ClH
estómago
Acetilcolina.
Células G Gastrina Peptidos, Secreción ClH
aminoácidos

Figura 7.10. Glándulas gástricas (Tomado de Silverthorn, 2014).

7.2. FUNCIONES DEL ESTÓMAGO

El estómago es un órgano especializado y sus funciones son:

7.2.1. Función motora

Almacenamiento de los alimentos, de la saliva y de sus propias secreciones.

Mezcla homogénea de los alimentos.

Producción del quimo (sustancia semilíquida formada por la mezcla de los alimentos con las secreciones gástricas).

Vaciamiento gástrico, que consiste en impulsar el contenido gástrico del estómago al intestino. Depende de factores
nerviosos y hormonales procedentes del estómago y del intestino.

Los factores procedentes del estómago son producidos por la llegada del alimento al estómago. Se incluyen:

-Factores nerviosos: Que provocan distensión de la pared del estómago, y

-Factores hormonales: Por la liberación de la gastrina.

Estos factores hacen aumentar la fuerza del bombeo pilórico y disminuyen el tono del píloro, favoreciendo el
vaciamiento gástrico.

Los factores procedentes del intestino son provocados por la llegada del alimento al duodeno. Se incluyen:

- Factores nerviosos, como el reflejo enterogástrico iniciado por múltiples reflejos nerviosos que nacen en el
duodeno y llegan al estómago, para retrasar o disminuir el vaciamiento.

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MODULO 3. Fisiología

- Factores hormonales, por la liberación de hormonas tales como la secretina, pancreocimina-colecistocinina


(PZ-CCK), enterogastrona y polipéptido inhibidor gástrico (GIP).

Estos factores disminuyen la actividad del bombeo pilórico y aumentan el tono del esfínter pilórico, para
retrasar o inhibir el vaciamiento gástrico.

7.2.2. Función digestiva:

Las secreciones exocrinas de las células gástricas, junto a cantidades grandes de agua (2-4 litros/día) forman una
solución muy ácida que se conoce como jugo gástrico. La secreción gástrica es de 2 litros/día, con una secreción de
500 ml por la noche. Está constituida en su mayoría por agua (99%), sustancias inorgánicas, enzimas proteolíticas
(pepsina), pequeñas cantidades de otras enzimas (lipasa, amilasa y gelatinasa), moco y factor intrínseco.

- Secreción gástrica y su regulación: El HCl se produce en las células parietales de las glándulas oxínticas
(Figuras 7. 11).

Luz gástrica

Célula parietal

Liquido
intersticial Capilar

sangre

Figura 7.11. Secreción de ácido gástrico por una célula parietal (Imagen modificada de
http://droualb.faculty.mjc.edu/Course%20Materials/Physiology%20101)

La secreción de ácido está mediada por una H+/K+-ATPasa, denominada bomba de protones, que intercambia H+
del citosol por K+ de los canalículos secretores. El H+ procede de la disociación del ácido carbónico originándose
cantidades equivalentes de HCO3-. El HCO3- pasa a la sangre en intercambio con Cl- . El H+ junto con los Cl- que alcanza
los canalículos secretores forma el ácido clorhídrico (HCl). Actualmente la terapia antiulcerosa se basa en la inhibición de
la bomba de protones. ´

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MODULO 3. Fisiología

SNE
Desde el nervio vago
C.Parietal
Receptor M3
Acetilcolina

Histamina
Receptor H2
Histamina

Receptor CCKB
Gastrina
C. ECL
Luz Gastrina
antro Espacio intersticial

Figura 7.12. Regulación nerviosa y hormonal de la secreción gástrica.Ach: acetilcolina; SNE:


Sistema nervioso entérico; C. ECL: Celula enterocromafín (Imagen modififcada de Boron &
Boulpaep: Medical Physiology, 2012).

En la regulación de la secreción ácida gástrica se han identificado en la membrana basolateral de la célula parietal, al
menos, tres tipos de receptores, un receptor para la acetilcolina (muscarínico), uno para la histamina (H2 de la
histamina) y un tercero para gastrina y PZ-CCK (Figura 7.12). Cuando la gastrina y la acetilcolina se unen a sus
receptores específicos, aumentan los niveles de calcio citoplasmáticos. La unión de la histamina a su receptor provoca el
aumento de AMPc. Ambos segundos mensajeros (calcio y AMPc), son necesarios para la secreción ácida.

Existe un cuarto tipo de receptor en la célula parietal, receptor para las prostaglandinas. Estas inhiben la secreción
gástrica ácida porque bloquean la producción de AMPc.

- Secreción de pepsina. La pepsina es una enzima proteolítica muy potente que actúa a un pH muy ácido (1.8-3.5).
Se libera en forma de precursores inactivos, denominados pepsinógenos. Los pepsinógenos se activan a pepsina en
presencia de un pH ácido. Como resultado de la activación de la pepsina en condiciones de acidez, la pepsina totalmente
activa es capaz de catalizar la hidrólisis de los enlaces peptídicos en la proteína ingerida.

- Secreción de lipasa gástrica (tributirasa) que actúa sobre una tributirina contenida en la grasa de la mantequilla.

-Secreción de amilasa gástrica, que presenta muy poca función sobre almidones.
-Secreción de gelatinasa, que actúa sobre proteoglicanos de la carne.

- Secreción de moco, cuyas funciones son protección de la glándula, lubrificación de los alimentos para ser
transportados y soporte a la secreción gástrica de bicarbonato.

- Secreción de bicarbonato: El bicarbonato se produce en la mucosa gástrica fúndica, en el antro y en la primera


porción del duodeno. La secreción de bicarbonato por el estómago es de un 10% la capacidad de secreción ácida gástrica.

7.2.3. Función absortiva:

Casi todos los productos de la digestión se absorben a través de la pared del intestino delgado. Las únicas sustancias
que se ingieren frecuentemente y que pueden absorberse a través de la pared del estómago son el alcohol y los
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MODULO 3. Fisiología

antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como la aspirina. La absorción se debe a la liposolubilidad de estas moléculas.
El paso del alcohol y de los AINE a través de la mucosa gástrica provoca lesiones en la mucosa que pueden ser
importantes si se consumen a dosis elevadas.

7.2.4. Función hematopoyética:

Libera factor intrínseco, necesario para la absorción de vitamina B12 por el íleon.

7.2.5. Función protectora:

Mediante el mantenimiento de una barrera mucosa intacta.

Barrera mucosa gástrica: Son los mecanismos que presenta la pared del estómago frente a la acción del ácido y de
la pepsina. Actualmente estos mecanismos son: secreción de moco, secreción de bicarbonato, secreción de moco-
bicarbonato, flujo sanguíneo de la mucosa, capacidad regenerativa de las células y mecanismos de citoprotección
mediados por prostaglandinas.

7.3. REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN GÁSTRICA

En la secreción gástrica se pueden estudiar, con fines exclusivamente didácticos, tres fases:

a) Fase cefálica: Se realiza casi exclusivamente por mecanismos nerviosos. Tiene lugar antes que los alimentos sean
digeridos. El olor y sabor de los alimentos, detectados por quimiorreceptores, la masticación y deglución de los alimentos,
mediados por mecanorreceptores inician reflejos vago-vagales que aumentan la secreción de ácido, pepsinógeno y
gastrina. Las señales nerviosas se producen en la corteza, en los centros del apetito de la amígdala o del hipotálamo y
llegan al estómago a través del vago. La secreción gástrica en esta fase supone un 10% de la secreción gástrica normal
durante una comida.

b) Fase gástrica: Comienza con la llegada de alimentos al estómago, esta produce distensión de la pared gástrica,
apareciendo reflejos largos y cortos que liberan acetilcolina sobre las células oxínticas y peptídicas y células G (se
localizan en el antro gástrico y son productoras de gastrina). Se produce HCl, pepsinógeno, y gastrina
respectivamente. La liberación de gastrina es mayor en esta fase que en la fase cefálica, ya que el alimento está presente
en el estómago. La gastrina produce, por tanto, secreción ácida gástrica. Esta respuesta es inhibida cuando el pH gástrico
es aproximadamente de 2, de forma que la acidez gástrica se autorregula. La fase gástrica produce alrededor del 60%
de jugo gástrico segregado en respuesta a una comida normal y supone la mayor parte de la secreción.

c) Fase intestinal: Cuando el alimento pasa al intestino se produce un aumento de la secreción gástrica. Esta secreción
representa un 10% del volumen segregado al día. Los mecanismos reguladores están mediados por hormonas. Algunos
autores denominan a la hormona responsable de este control, gastrina intestinal o gastrina entérica, esta hormona
es liberada por las células G del duodeno proximal en respuesta a estímulos químicos. Otras hormonas que participan
en el control de la secreción gástrica a nivel intestinal son la secretina y la enterooxintina.

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8. PÁNCREAS EXOCRINO

8.1. Estructura del páncreas exocrino

Morfológicamente, el páncreas es un órgano de <100g de peso localizado en la región epigástrica, que está constituido
por tres porciones: cabeza, cuerpo y cola (Figura 7.13). Es una glándula mixta constituida por una porción exocrina y
otra endocrina. En este capítulo nos referiremos a la porción exocrina del páncreas.

Páncreas Células de los islotes pancreáticos


Conducto biliar Conducto pancreático o Wirsung productoras de hormonas
Cuerpo Cola
Cabeza

Esfínter Oddi Duodeno


Ampolla Vater
Células ductales
secretoras de
bicarbonato

Células acinares
secretoras de
enzimas digestivas

Acinos pancreáticos

Figura 7.13. Anatomía del páncreas exocrino y endocrino (Tomado de Silverthorn, 2014).

Microscópicamente, el páncreas exocrino está formado por los acinos pancreáticos, que son células secretoras que se
unen formando racimos. Estos, se disponen alrededor de un canalículo donde son vertidas las secreciones. Los canalículos
drenan en conductos más grandes hasta terminar en un conducto colector que discurre por todo el páncreas y que se
denomina, conducto de Wirsung. Este conducto desemboca en el colédoco (la porción terminal del conducto biliar).
Del colédoco la secreción continúa hasta la ampolla de Vater y ésta finalmente llega al duodeno a través de un orificio
denominado esfínter de Oddi, que regula en parte la llegada del contenido biliar y pancreático al duodeno.

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MODULO 3. Fisiología

8.2. Funciones del páncreas exocrino

La función principal del páncreas exocrino es la producción y secreción del jugo pancreático. Este es un líquido incoloro,
viscoso e isotónico con el plasma. El páncreas libera unos 1.2 l/día de secreción exocrina. Las secreciones primordiales
del páncreas exocrino son la producción y secreción de agua y bicarbonato (secreción hidroelectrolítica) y de enzimas
(secreción enzimática). Las funciones del páncreas, son por tanto, neutralizar la acidez del estómago a través de
componente hidroelectrolítico (pH=8) y la digestión de los nutrientes mediante las enzimas pancreáticas que actúan a
un pH básico.

Las principales enzimas pancreáticas presentan actividad proteolítica (actúan sobre proteínas), lipolíticas (actúan
sobre lípidos), amilolíticas (actúan sobre almidones) y nucleolíticas (actúan sobre ácidos nucleicos) TABLA 7.II.

ENZIMAS SUSTRATOS PRODUCTOS


Proteolíticas
Endopeptidasas
Tripsina Proteínas Péptidos

Quimotripsina Proteínas Péptidos

Elastasa Elastina Péptidos

Exopeptidasas
Carboxipeptidasas A, B Proteínas Aminoácidos

Aminopeptidasas
Proteínas Aminoácidos
Lipolíticas
Lipasa pancreática Triglicéridos Ácidos grasos, Diglicéridos,
Monoglicéridos
Colesterol esterasa Ésteres de colesterol Colesterol y AG
Fosfolipasa A2 Fosfolípidos Ácidos grasos y
lisofosfolípidos
Amilolíticas
Amilasa pancreática Polisacáridos Maltosa, Maltotriosa, y
αdextrinas límites
Nucleolíticas
Ribonucleasa RNA Oligorribonucleóticos
Desoxirribonucleasa DNA Desoxirribonucleóticos

Tabla 7.II. Enzimas del jugo pancreático.

Las enzimas pancreáticas se producen en el páncreas en forma de precursores inactivos y solamente se activan en luz
intestinal (duodeno) por acción de la enzima enterocinasa. Este enzima se libera en respuesta a la llegada de quimo
gástrico al duodeno. Así la tripsina se libera en forma de tripsinógeno inactivo, que se activa a su paso por el duodeno
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en tripsina activa, por la acción de la enterocinasa. El precursor de la quimotripsina es el quimotripsinógeno, que


se activa por la acción de la tripsina, y el precursor de la carboxipeptidasa, es la procarboxipeptidasa y se activa
por acción de la quimotripsina.

Cuando éste mecanismo de control falla, las enzimas pancreáticas se activan en el interior del páncreas y se produce un
proceso denominado autodigestión del páncreas.

8.3. Regulación de la secreción pancreática

La regulación de la secreción pancreática se lleva a cabo mediante mecanismos nerviosos y hormonales.

Los primeros se llevan a cabo mediante el neurotransmisor vagal, acetilcolina que produce liberación de enzimas
pancreáticas y poca secreción de agua y bicarbonato, mientras que el sistema nervioso simpático inhibe la secreción
pancreática.

Los mecanismos hormonales son los más importantes. Se llevan a cabo por las siguientes hormonas:

-Gastrina: Hormona que se libera en el antro gástrico en respuesta a la llegada de alimento al estómago. La respuesta
a nivel pancreático es estimular la secreción enzimática.

-Pancreocimina-colecistocinina (PZ-CCK): Hormona que se libera en la mucosa duodenal en respuesta a la grasa


del quimo. Esta hormona actúa sobre el páncreas provocando la liberación de una secreción muy rica en enzimas.

-Secretina: Hormona que se produce en la pared del duodeno en forma de prosecretina, en respuesta a un quimo
fundamentalmente ácido. En presencia de un pH duodenal igual o menor que 4 se transforma en secretina. Esta se vierte
a sangre y actúa en las células pancreáticas induciendo una secreción muy rica en bicarbonato.

La importancia de la secretina radica en dos puntos fundamentales, neutralizar el exceso de ácido existente en el duodeno
y proporcionar el medio básico adecuado para la actuación de las enzimas pancreáticas.

-Somatostatina: Hormona secretada por el estómago y el páncreas, cuya función principal es inhibir la secreción
pancreática.

9. INTESTINO DELGADO (Figura 7.14)

9.1. Estructura del intestino delgado

Morfológicamente, el intestino delgado es un tubo de 6-7 m de longitud, dividido en tres secciones: duodeno, yeyuno
e íleon en proporción 1:4:7. El duodeno tiene sólo unos 25 cm de longitud. La capacidad de absorción en el duodeno es
muy escasa, sin embargo, recibe secreciones del páncreas, del hígado, y del quimo gástrico.

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Vellosidades

Submucosa
M esenterio
Mucosa
Cripta

Plexo
Intestino delgado mientérico

Muscular Plexo submucoso


Serosa Villi Placas de Peyer

Figura 7.14. Anatomía del intestino delgado (Tomado de Silverthorn, 2014).

El duodeno se conecta con el yeyuno a través del denominado ángulo de Treitz. El yeyuno mide de 2-2,5 m y el íleon
de 3-3,5 m. No existen diferencias macroscópicas entre el yeyuno y el íleon. El íleon conecta con el intestino grueso a
través de la válvula ileocecal.

Microscópicamente, la mucosa del intestino delgado contiene numerosos pliegues de gran tamaño denominados válvulas
conniventes o pliegues de Kerkring. Estas válvulas aumentan la superficie de absorción casi en tres veces y a su vez
están constituidas por proyecciones digitiformes denominadas vellosidades intestinales (Figura 7.15). En el interior
de las vellosidades, se encuentra el estroma donde en su interior reside un sistema arteriovenoso que oxigena y recoge
los nutrientes hidrosolubles, y un vaso quilífero central (linfático), que recoge los nutrientes liposolubles. Las vellosidades
están limitadas por una capa de células epiteliales cilíndricas, denominadas células absorbentes o enterocitos, y en
su borde intestinal están presentes multitud de microvellosidades, denominándose ésta membrana “membrana del
borde en cepillo” (BBM) o membrana apical. La combinación de válvulas conniventes, vellosidades y
microvellosidades aumentan extraordinariamente (unas 600 veces) la superficie para la absorción y también la eficacia
y la rapidez de la transferencia de nutrientes desde la luz intestinal hasta los líquidos corporales. En la base de las
vellosidades de todo el intestino delgado se encuentran glándulas de tipo tubular, denominadas criptas de Lieberkühn,
constituidas por células epiteliales que secretan líquido isotónico (sin enzimas); células regenerativas que dan
lugar a células epiteliales que migran; células enteroendocrinas secretoras de hormonas, entre ellas la CCK (cuando
llega al duodeno grasas y proteínas) y la Secretina (cuando llega a duodeno HCL); y células de Paneth (base de
criptas) con función fagocítica.

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Membrana borde en
cepillo
Microvilli

Célula
absortiva

Célula absortiva:
transporta nutrientes
e iones
Capilares: transporta
la mayoría de los
Células de Globet: nutrientes absorbidos
secreta moco
Capilar linfático:
transporta lípidos a
la linfa

Cripta

Figura 7.15. Estructura microscópica intestino delgado (Tomada de Silverthorn, 2014).

9.2. Funciones del intestino delgado

9.2.1. Función motora (Figura 7.16):

En la función motora destaca la conducción de los alimentos desde el estómago hasta el intestino grueso. Para ello
se deben producir una serie de movimientos que se clasifican en:

• contracciones de mezcla o contracciones de segmentación


• contracciones de propulsión o peristaltismo.

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Contracciones peristálticas Segmento


Contracción Bolo receptor

Tiempo cero

Dirección del movimiento


Bolo en movimiento

Segundos más tarde

Contracciones de segmentación responsable del mezclado

Figura 7.16. Función motora del intestino delgado (Tomada de Silverthorn, 2014).

Las contracciones de mezcla o segmentación se producen por contracciones concéntricas localizadas, espaciadas a
lo largo de la pared y producidas por contracción de los músculos de la capa circular del intestino. Estas contracciones
de segmentación suelen fraccionar el quimo dos o tres veces por minuto, facilitando la mezcla de las secreciones con el
contenido sólido.

Las contracciones de propulsión se basan en movimientos peristálticos, en los que se produce contracción de la capa
de músculo longitudinal del intestino.

9.2.2. Función digestiva:

La digestión es el proceso mediante el cual los componentes alimentarios, hidratos de carbono, proteínas y grasas,
son divididos en sustancias más simples. Aunque la digestión empieza en la boca y continúa en el estómago, el sitio
principal es el intestino delgado ya que en él participan enzimas pancreáticas y de las microvellosidades.

Secreción intestinal:

El intestino segrega entre 1.5-2 l/día de jugo intestinal. La secreción intestinal procede fundamentalmente de las células
de las criptas de Lieberkühn, que producen gran cantidad de bicarbonato con un efecto protector de la mucosa intestinal.
Además existen mucinas segregadas por las células caliciformes que también producen moco para lubrificar y proteger
a la mucosa intestinal de las lesiones mecánicas producidas por el paso de los alimentos, actuando como una barrera
física ante la entrada de microorganimos.

Las glándulas de Brunner, localizadas en la submucosa del duodeno, que producen gran cantidad de moco y
bicarbonato. La secreción intestinal también está constituida por enzimas, entre ellas, la enterocinasa y la amilasa
intestinal. La membrana del borde en cepillo de los enterocitos de la mucosa intestinal contienen además: peptidasas,
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disacaridasas y lipasas intestinales. Las disacaridasas se nombran atendiendo al sustrato sobre el que actúen: la
sacarasa que actúa sobre la sacarosa, la maltasa sobre la maltosa, y la lactasa sobre la lactosa (TABLA 7.III).

ENZIMAS SUSTRATOS PRODUCTOS


Peptidasas Péptidos Aminoácidos

Sacarasa Sacarosa Glucosa + Fructosa

Maltasa Maltosa 2 Glucosa

Maltasa Maltotriosa Glucosa

Isomaltasa α-dextrinas limites Glucosa, Maltasa y


Oligosacáridos

Lactasa Lactosa Glucosa + Galactosa

Lipasa Triglicéridos Monoglicéridos, Ácidos


grasos

Tabla 7.III: Enzimas de la membrana apical del enterocito.

En la superficie de las microvellosidades se finaliza, por tanto, la hidrólisis de los alimentos, antes de tener lugar la
absorción intestinal.

9.2.3. Función absortiva

La absorción es el proceso mediante el cual los productos digeridos atraviesan la mucosa intestinal y pasan al torrente
circulatorio y a la linfa. La absorción de tóxicos ocurre por los mismos mecanismos de absorción que los nutrientes. La
velocidad de absorción del tóxico dependerá de la vía de administración del tóxico. Los mecanismos de absorción son
muy diversos pero se pueden agrupar en dos tipos:

Difusión:

El paso de sustancias se realiza a favor de gradiente de concentración entre un lado y otro de la membrana y no consume
energía. Se rige por la primera ley de difusión de Fick, donde se establece que:

J= K A (C1-C2)/ d

Donde:

J= Tasa neta de difusión en moles o gramos por unidad de tiempo.


K= Coeficiente de difusión del soluto.
A= Área de la membrana
C1-C2: Diferencia de concentración entre ambos lados de la membrana.
d: Espesor de la membrana.
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La permeabilidad de las membranas a las moléculas liposolubles es proporcional a su solubilidad en el interior de la


bicapa lipídica de la membrana.

Transporte facilitado y transporte activo:

Determinadas sustancias entran o salen de las células por medio de transportadores o canales específicos que
corresponden a proteínas intrínsecas de la membrana plasmática. El paso mediante dichas proteínas se denomina
transporte mediado por proteínas o simplemente transporte mediado. Los sistemas de transporte mediado incluyen
procesos de transporte facilitado y transporte activo. Los dos sistemas presentan en común las siguientes
características:

1. Es un transporte más rápido.


2. La velocidad de transporte se comporta según una cinética de saturación, lo que significa que a mayor concentración
mayor velocidad de transporte, hasta que se alcanza una concentración a partir de la cual, la velocidad no aumenta
más (saturación).
3. La proteína transportadora presenta especificidad química.
4. Las moléculas estructuralmente semejantes pueden competir en el transporte.
5. El transporte puede quedar inhibido por compuestos sin relación estructural con los sustratos transportados.

La diferencia fundamental entre los dos procesos es que en el transporte activo el paso de sustancias se realiza ayudado
por una proteína de membrana, en contra de gradiente de concentración y/o eléctrico y consume energía en su desarrollo,
mientras que el transporte facilitado tiende a equilibrar una sustancia a través de la membrana.

La absorción y distribución de tóxicos están influenciadas por las propiedades de la propia sustancia química y por
las barreras biológicas por las que tiene que penetrar la sustancia, como la membrana celular, que en el caso de las
sustancias hidrosolubles como agua, iones, glucosa, urea, es prácticamente impermeable. Muchas de estas sustancias
atraviesan las membranas a través de poros o canales. Las sustancias liposolubles como el alcohol, el oxígeno y el
dióxido de carbono que penetran por la membrana con facilidad. Las sustancias no polares (no cargadas) se disuelven
bien mientras que las polares penetran mal. A nivel de estómago los ácidos débiles se absorben bien, los ácidos fuertes
y bases débiles no se absorben, y las bases fuertes se acumulan. En general, los ácidos se absorben mal y las bases
bien, a nivel intestinal.

10. DIGESTIÓN Y ABSORCIÓN DE NUTRIENTES

10.1. DIGESTIÓN Y ABSORCIÓN DE HIDRATOS DE CARBONO (Figuras 7.17 y 7.18)

Los hidratos de carbono se ingieren con la dieta en forma de polisacáridos (almidón y sacarosa). Para ser absorbidos
tienen que ser hidrolizados hasta monosacáridos. El almidón es hidrolizado en primer lugar, por la acción de la ptialina
(enzima α-amilasa) contenida en la saliva. Los productos obtenidos por la acción de la ptialina son la maltosa,
maltotriosa y α-dextrinas límite. Esta enzima sigue actuando en el estómago hasta que el ácido del estómago (ClH)
la inactiva. Posteriormente actúa la amilasa pancreática y la amilasa intestinal, dando como productos resultantes
maltosa, maltotriosa y α-dextrinas límite, que a través de las disacaridasas intestinales, finalizan la digestión,
dando lugar a productos terminales de la digestión de hidratos de carbono que son la glucosa, fructosa y galactosa.

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Polímeros de glucosa
Se digiere a
Almidón, gucógeno

Disacáridos
Amilasa
Maltosa Sacarosa Lactosa

Maltasa Sacarasa Lactasa

2 glucosa 1 glucosa + 1 glucosa +


1 fructosa 1 galactosa

Monosacáridos

Figura 7.17. Digestión de hidratos de carbono (Tomado de Silverthorn, 2014).

La glucosa y galactosa, se absorben finalmente en la membrana apical del enterocito por un mecanismo de
transporte activo secundario acoplado a Na+ mediante un cotransportador Na+Glu (SGLT1). La fructosa
atraviesa la membrana apical del enterocito por un mecanismo de difusión facilitada mediante un transportador
GLUT5. Los monosacáridos atraviesan la membrana basolateral por difusión facilitada mediante un transportador
GLUT2. También puede producirse transporte PARACELULAR a través de las uniones intercelulares. Desde el
intestino, los monosacáridos llegan al hígado por la vena porta y allí se almacenan en forma de glucógeno, o son
enviados a la circulación. Un hecho curioso es que los enterocitos no usan la glucosa que absorben para su propio
metabolismo, si no que utilizan el aminoácido glutamina como principal fuente de energía, con lo que se consigue que la
glucosa pase sin modificaciones al torrente sanguíneo.

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MODULO 3. Fisiología

Glucosa o galactosa
Fructosa

Luz intestinal

SGLT1
GLUT2

Na+ GLUT5

Mucosa K+
intestinal

Capilar

Figura 7.18. Absorción intestinal de hidratos de carbono (Tomado de Silverthorn, 2014).

10.2. DIGESTIÓN Y ABSORCIÓN DE PROTEÍNAS (Figuras 7.19 y 7.20)

Las proteínas ingresan en el organismo a través de la dieta y deben ser hidrolizadas hasta aminoácidos para ser
absorbidas por el epitelio intestinal. El primer lugar donde son hidrolizadas las proteínas es en el estómago, a través de
la enzima pepsina que las transforma en polipéptidos. A continuación los polipéptidos son atacados por enzimas
proteolíticas pancreáticas, denominadas endopeptidasas, como la tripsina, quimotripsina o elastasas, que rompen
los polipéptidos en oligopéptidos. Estos se transforman finalmente en dipéptidos y aminoácidos por la acción de las
exopeptidasas, dos isoenzimas de la carboxipeptidasa pancreática, y por las peptidasas intestinales.

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MODULO 3. Fisiología

Estructura de un péptido
Amino Aminoácidos Carboxilo
terminal terminal

Endopeptidasas

2 péptidos más pequeños

Exopeptidasas
Amino Carboxi
peptidasas peptidasas

Aminoácidos Aminoácidos

Péptidos

Figura 7.19. Digestión de proteínas (Tomado de Silverthorn, 2014).

Los productos resultantes, aminoácidos, dipeptidos y tripeptidos, se absorben por los enterocitos. En la membrana apical
del enterocito se reabsorben los tripéptidos y dipéptidos (7%) por un transporte activo terciario acoplado a H+,
mediante el cotransportador tri-dipéptidos-H+. Los aminoácidos (30%) por transporte activo secundario
acoplado a Na+ mediante un cotransportador aminoácidos-Na+. En el enterocito existen peptidasas que hidrolizan
los pequeños oligopeptidos hasta aminoácidos, y estos atraviesan la membrana basolateral por diferentes mecanismos
y algunos experimentan difusión simple. Finalmente los aminoácidos llegan por la vena porta al hígado. Si no son
captados por los hepatocitos, circulan por el organismo hasta llegar a las células que los necesiten.

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LUZ ENTEROCITO SANGRE


Pepsina y proteasas INTESTINAL
pancreáticas Na+
AMINOÁCIDOS Aa

H+ Aa (90%)
Peptidasas
PROTEINAS Di, Tri citosólicas
Peptidos Péptidos
(10%)

OLIGO
PEPTIDOS Aminopeptidasas

Figura 7.20.Absorción intestinal de proteínas.

10.3. DIGESTIÓN Y ABSORCIÓN DE GRASAS (Figuras 7.21, 7.22, 7.23)

Los lípidos que ingresan con la dieta lo hacen en forma de triglicéridos (90%), colesterol y fosfolípidos. Los lípidos
son de gran tamaño y deben de ser divididos en moléculas más pequeñas. En el organismo esta acción se lleva a cabo
por las sales biliares secretadas por el hígado que actúan emulsionando las grasas hasta moléculas más pequeñas que
son, posteriormente, atacadas por las enzimas lipolíticas.

Triglicéridos
Lipasa junto con
colipasa

Monoglicérido
Ácidos grasos
libres

Figura 7.21. Digestión de lípidos (Tomado de Silverthorn, 2014).

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Sales biliares con lípidos


para hacer la emulsión

Sal biliar Sal


+ glóbulo biliar
grasa
Lado hidrofílico

Agua Lado
hidrófobo
Las micelas contienen sales biliares, fosfolípidos, ácidos grasos, colesterol, mono
y diglicéridos

Sal
biliar

Ácidos grasos Colesterol


Sal
biliar

Monoglicérido Fosfolípidos Diglicérido

Figura 7.22. Formación de micelas (Tomado de Silverthorn, 2014).

Sobre la grasa emulsionada actúan las enzimas lipolíticas, para triglicéridos las lipasas lingual, gástrica y la
más importante la lipasa pancreática junto con la colipasa; para los fosfolípidos, la fosfolipasa A2 y para el
colesterol la colesterolesterasa, dando lugar a ácidos grasos, monoglicéridos, lisofosfolípidos y colesterol.

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Grandes Sales Sales biliares hepáticas actúan


glóbulos biliares sobre glóbulos de grasa
grasa
Emulsión

Lipasa y SB
colipasa recicladas
Micelas
Luz
intestinal

RE liso

Triglicéridos + colesterol + proteína


Enterocito Quilomicron
Aparato
Golgi

L.I.
Capilar
Linfa
hacia la
cava

Figura 7.23. Absorción de lípidos (Tomado de Silverthorn, 2014).

Los ácidos grasos de cadena corta atraviesan fácilmente el epitelio intestinal y llegan a sangre. Desde la sangre por la
vena porta pasan al hígado y luego a la circulación sistémica. El resto son conducidos hacia la superficie del epitelio
intestinal formando micelas con las sales biliares. Posteriormente se separan las sales biliares de las moléculas de
grasas y la sal biliar se dirige hacia la vena porta y al hígado. Los ácidos grasos, monoglicéridos, colesterol y
lisofosfolípidos penetran en el enterocito. En el citosol, los ácidos grasos forman un complejo con la proteína intestinal
que une ácidos grasos (I-FABP) que incrementa la solubilidad de éstas moléculas y protege contra la acción detergente
de las mismas. El retículo endoplásmico liso (REL) capta lípidos, y gracias a unas enzimas que existen en la membrana
del REL se produce, en el interior del retículo, la resíntesis de lípidos que junto con proteínas forman los quilomicrones,
que son transportados a la linfa y finalmente llegan al conducto torácico drenando en la circulación sistémica.

11. INTESTINO GRUESO (Figura 7.24)

11.1. Estructura del intestino grueso

Microscópicamente su estructura es similar a la del intestino delgado a excepción que la capa muscular longitudinal que
queda reducida a una cintilla muscular.

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MODULO 3. Fisiología

Glándulas
Colon transverso intestinales

Colon
ascendente Colon
descendente
Recto

Ciego
Válvula ileocecal
Apéndice Colon
sigmoideo
Esfínter
Recto anal
interno
Esfínter
anal
Ano externo

Figura 7.24. Estructura del intestino grueso (Tomado de Silverthorn, 2014).

11.2. Funciones del intestino grueso

Las funciones del intestino grueso radican en la absorción de agua y electrolitos, en la parte proximal del colon, y en la
formación y excreción de las heces, en el colon distal.

11.2.1. Función absortiva

La principal función del intestino grueso es la absorción de agua y electrolitos. Esta absorción se realiza en el
segmento proximal del colon. El contenido del intestino grueso en el ciego es prácticamente líquido mientras que en el
colon descendente y en el sigmoideo es semisólido debido fundamentalmente a la absorción de agua que se produce a
estos niveles.
Por último, el interior del colon está habitado por numerosas bacterias que sintetizan vitamina K y vitamina B 12, que son
necesarias para el organismo.

11.2.2. Función motora

Movimientos de mezcla. Haustros.

Las contracciones combinadas de los músculos longitudinales y circulares del colon hacen que el intestino grueso se
abombe en forma de saculaciones denominadas haustros. Estos haustros hacen que el contenido del intestino grueso
se ordene y se enrolle lentamente. En consecuencia la materia fecal queda expuesta a la superficie del intestino grueso,
lo que permite la absorción de líquidos y de sustancias disueltas.
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MODULO 3. Fisiología

Movimientos en masa

La propulsión a partir del colon transverso y hasta el sigmoideo se realiza por los movimientos en masa. Estos
movimientos en masa logran forzar las heces hacia el recto iniciando el reflejo de la defecación, mediante la cual los
productos no digeridos ni absorbidos son eliminados mediante un proceso de excreción.

El reflejo de la defecación (Figura 25) comienza por la llegada de materias fecales al recto. Esto origina una onda
peristáltica que se inicia en el colon descendente, que viaja hasta el sigmoideo y al recto. En el recto se encuentran dos
tipos de esfínteres: el esfínter anal interno (formado por músculo liso) y el esfínter anal externo (músculo estriado).
La llegada de materia fecal al recto hace que se relaje el esfínter anal interno. Si se relaja de forma voluntaria el esfínter
anal externo se produce la defecación. Este reflejo de la defecación se refuerza con el reflejo parasimpático de la
defecación.
Este reflejo se inicia cuando se estimulan las terminaciones nerviosas del recto y se mandan señales hacia la médula
espinal para luego vuelvan hacia el colon descendente, sigmoideo, recto y ano a través de fibras nerviosas
parasimpáticas. Estas señales aumentan la intensidad de las ondas peristálticas y relajan el esfínter anal interno,
vaciando de esta manera, si el esfínter anal externo está relajado, el intestino grueso.

Corteza cerebral
(control consciente)

Fibras sensitivas
informa de la
distensión del
recto
Neurona motora Inervación Parasimpática del
voluntaria hacia el esfínter anal interno
esfínter anal externo

Colon
sigmoideo

Recto Esfínter anal interno


(músc. Liso)

Esfínter anal externo


(control voluntario)

Figura 7.25. Reflejo de la defecación (Tomado de Pocock y Richards, 2002).

Autor: Dra. Olimpia Carreras Sánchez


Catedrática de Universidad . Universidad de Sevilla

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MODULO 3. Fisiología

CAPÍTULO 8: FISIOLOGÍA HEPÁTICA

Autor: J. Enrique Bayón Darkistade

8.1. INTRODUCCIÓN
8.2. LA UNIDAD FUNCIONAL, EL LOBULILLO HEPÁTICO
8.3. BILIS
8.3.1. FORMACIÓN DE LA BILIS
8.3.2 REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN BILIAR.
8.4. FUNCIONES METABÓLICAS
8.4.1. METABOLISMO DE LOS COMPONENTES DE LA BILIS.
8.4.2. METABOLISMO DEL GRUPO EMO: eliminación de bilirrubina.
8.4.3. MECANISMOS DE DESTOXIFICACIÓN HEPÁTICA.
8.5. INMUNOLOGÍA HEPÁTICA.
8.1. INTRODUCCIÓN

El hígado es el órgano más grande del cuerpo humano, representando alrededor del 2,5% del peso de un adulto. Su
tamaño, y la importancia de sus funciones hacen que tenga un gran aporte sanguíneo; unos 1.450 ml de sangre por
minuto, es decir, la cuarta parte del gasto cardiaco, van a pasar por el hígado. Las funciones del hígado comienzan en el
periodo intrauterino, donde durante buena parte es el principal órgano hematopoyético, potencialidad que puede
recuperar en el adulto bajo determinadas circunstancias. En el periodo adulto las funciones del hígado son variadas,
habiéndose definido en el más de 500 funciones vitales que, básicamente, las podemos dividir en tres grupos:

1- Funciones vasculares para almacenamiento y depuración de la sangre.


2- Funciones metabólicas, relacionadas con la mayor parte de los sistemas.
3- Funciones secretoras y excretoras concretadas en la formación de la bilis.

A pesar de la aparente diversidad de funciones, el hígado es un órgano definido y estas funciones se encuentran
altamente imbricadas, lo que se pone de manifiesto en caso de situaciones patológicas, donde se observa que se alteran
de manera simultánea, aunque en proporciones diferentes, todas las funciones hepáticas.

Anatómicamente el hígado está formado por cuatro lóbulos:

· Hepático derecho.
· Hepático izquierdo.
· Cuadrado.
· Caudado.

Cada lóbulo está dividido en lobulillos, unidos unos a otros por estructuras vasculares y fibrosas que, en conjunto, forman
una cubierta que se denomina cápsula de Glisson, y que es una prolongación de la cápsula fibrosa que envuelve todo el
órgano.

La circulación hepática es particular, y de esta peculiaridad deriva la estructura íntima de la glándula y su funcionalidad.
Posee un aporte sanguíneo doble; por lado, recibe la mayor parte de la sangre del tubo digestivo a través de la vena
porta hepática, y por otro, también tiene riego arterial a través de la arteria hepática. Mediante la circulación arterial, el
hígado recibe la sangre oxigenada, mientras que la mayor parte de las sustancias procedentes de la digestión, excepto
los quilomicrones, lo hacen a través del sistema porta. La sangre aferente se distribuye por unos capilares especializados,
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MODULO 3. Fisiología

los sinusoides hepáticos, y posteriormente drena a través del sistema de la vena hepática. Los vasos sanguíneos del
hígado pueden, gracias a este sistema, almacenar grandes cantidades de sangre y, junto al bazo, actúan a modo de
reservorio, pudiendo cederlo al sistema circulatorio general en función de las necesidades.

8.2. LA UNIDAD FUNCIONAL, EL LOBULILLO HEPÁTICO.

La unidad funcional básica del hígado es el lobulillo hepático. El hígado humano contiene entre 50.000 y 100.000 de
estas unidades que poseen una estructura troncocónica de varios milímetros de longitud y entre 0,8 y 2 mm de anchura
(Fig. 8.1).

Figura 8.1. Estructura funcional hepática: el lobulillo

El centro de este prisma esta recorrido por una rama de la vena hepática, la vena central o interlobulillar. Los hepatocitos
se disponen alrededor de esta vena y, en los vértices que forma la unión de los lobulillos, se sitúan los denominados
espacios porta, por los que circula, además de una rama de la vena porta, las ramas de la arteria hepática y los canales
interlobulillares que, posteriormente, desembocaran en el conducto hepático. Las ramas de la vena porta conectan con
la vena central a través de los sinusoides. El endotelio de estos sinusoides se encuentra altamente fenestrado, lo que le
hace muy permeable y permite que el plasma sanguíneo este en íntimo contacto con los hepatocitos en el denominado
Espacio de Disse.

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Figura 8.2. Microfotografía y esquema superpuesto de la zonación en el acino hepático: 1: periportal, 2: intermedia, 3:
perivenosa. Las flechas rojas indican el sentido del flujo.
(El esquema superpuesto está modificado del original de Frevert U. et al. (2015) PLoS Biology)
En https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hepatic_structure2.svg)

Esta estructura permite diferenciar tres zonas (Fig. 8.2):

Zona 1 o periportal, próxima a los vasos terminales portales y arteriales.


Zona 2 o intermedia.
Zona 3 o perivenosa, situada alrededor de los vasos terminales eferentes.

En la zona 1, los hepatocitos están expuesto a una sangre con una elevada presión parcial de oxígeno y una gran
concentración de solutos. Por el contrario, los de la zona 3 se encuentran bañados por una sangre con una menor
concentración tanto de oxígeno como nutrientes. Este gradiente relacionado con la situación en el lobulillo, hace que las
células del parénquima exhiban diferencias tanto en el contenido como la distribución de organelas y de las enzimas
implicadas en diferentes vías metabólicas. Los hepatocitos situados en esta zona periportal presentan un número elevado
de mitocondrias y un gran desarrollo del aparato de Golgi; por el contrario, los hepatocitos de la zona perivenosa
presentan un gran desarrollo del retículo endoplásmico liso y menor desarrollo de Golgi y mitocondrias. Funcionalmente,
en los hepatocitos periportales predomina el metabolismo oxidativo energético, la gluconeogénesis o la síntesis de urea,
mientras que en los hepatocitos perivenosos predominan los mecanismos de detoxificación de xenobióticos, la captación
de glucosa o la cetogénesis.

El hígado está formado por diversos tipos celulares, algunos de ellos exclusivos de este órgano, entre los que caben
destacar:

· Hepatocitos
· Células de Kutffer
· Células de Ito

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· Células endoteliales.
· Células ductales.

Los hepatocitos o células parenquimáticas hepáticas son, con diferencia, las más características; representan el 80% del
volumen total del hígado siendo, en número, sesenta de cada cien células hepáticas, a lo que se une que su volumen
celular es mayor que las del resto de tipos celulares. Son células altamente polarizadas existiendo una zona basal, en
contacto con el sinusoide, una zona lateral, en contacto con los hepatocitos adyacentes, y una zona canalicular que
forma, con la conjunción de las células adyacentes (dos o tres), los canalículos biliares. Estos canalículos biliares
siguen un sentido opuesto al circulatorio y convergen para formar el conducto biliar. Este tipo celular es el responsable
de la mayor parte de las funcione hepáticas que se desarrollan en este capítulo.

Las células de Kutffer son macrófagos tisulares específicos del hígado que se sitúan en las paredes de los sinusoides y
que son capaces de fagocitar bacterias y otras células ajenas a la sangre. Junto con los macrófagos del bazo son los
principales responsables de la destrucción de los glóbulos rojos envejecidos o alterados.

En el espacio de Disse, entre el parénquima hepático y la pared endotelial del sinusoide, se sitúan las células de Ito, o
células acumuladoras de grasa, que, entre otras funciones, juegan un papel fundamental en el metabolismo de la
vitamina A.

Las células endoteliales no son simples componentes estructurales del sistema circulatorio hepático; entro otras cosas
presentan en la superficie externa una enzima, la lipasa hepática que hidroliza los fosfolípidos de las lipoproteínas y
origina fragmentos que pasaran al interior de los hepatocitos.

Las células que forman los dúctulos son los encargados de formar una de las fracciones que conforman la bilis.

8.3. BILIS

Una de las principales funciones del hígado es la secreción de bilis. El hígado produce entre 600 y 1.200 ml diarios. Dos
son las funciones que podemos destacar de esta secreción:

1- funciones digestivas
2- eliminación de distintas sustancias lipofílicas.

La bilis no posee enzimas digestivas, y sin embargo su intervención es decisiva en la digestión de las grasas. Gracias a
su composición rica en colesterol, lecitina y, sobre todo, sales biliares, es capaz de emulsionar las partículas de grasa de
la dieta hasta partículas suficientemente pequeñas para ser degradadas por las lipasas pancreáticas.

En la bilis, y tras un previo metabolismo hepático, se excretan numerosos compuestos lipofílicos, entre los que cabe
destacar la bilirrubina. Los propios ácidos biliares pueden ser considerados una salida catabólica del “exceso” de esteroles
–colesterol y hormonas esteroideas-, que igualmente es secretado en bilis. Numerosos metabolitos de xenobióticos
lipofílicos son también eliminados por esta vía tras su trasformación por los sistemas detoxificadores hepáticos.

8.3.1. FORMACIÓN DE LA BILIS

8.3.1.1. Fracción dependiente de los ácidos biliares.

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Uno de los componentes de la bilis, los ácidos biliares, son reabsorbidos en casi su totalidad en el íleon (95%),
estableciéndose lo que se denomina “circulación enterohepática de los ácidos biliares”. Estas sales son conducidas de
nuevo al hígado; mayoritariamente vía circulación portal y, secundariamente, vía circulación sistémica a través de la
arteria hepática. Es este tráfico continuo de sales biliares hepatocito-canalículo-intestino-porta hepática-hepatocito, el
principal mecanismo que promueve la formación de la bilis canalicular.

Existe una relación lineal entre flujo de bilis y la tasa de secreción de ácidos biliares. Este flujo canalicular relacionado
con la secreción de ácidos biliares se conoce como fracción dependiente de los ácidos biliares (FDAB) (Fig. 8.3).

Figura 8.3. Mecanismos de formación de la bilis. Fracción dependiente e independiente de los ácidos biliares.

En este mecanismo intervienen la ATPasa Na+/K+, el cotransportador Na+/ácidos biliares, y el transportador canalicular
de sales biliares. La bomba de sodio/potasio crea un gradiente negativo de Na + y, gracias a él, se cotransporta una
molécula de ácido biliar con cada sodio que entra a favor de gradiente. El transportador canalicular de ácidos biliares
transporta, de forma activa, las sales biliares al interior del canalículo biliar.

Los fosfolípidos y el colesterol forman parte del FDAB, y su transporte está regulado por una red compleja de proteínas
de la familia de las Casete de Unión a ATP (ABC) y transportadoras de solutos.

Los motores bioquímicos encargados de mantener la recirculación enterohepática de los ácidos biliares son la secreción
canalicular y la absorción intestinal, ambos, mecanismos de transporte activo.

8.3.1.2. Fracción independiente.

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No toda la bilis canalicular depende de la secreción de ácidos biliares. Si observamos la figura 8.2, vemos que la
extrapolación de la recta de regresión para una secreción nula de ácidos biliares, nos indica que existe un flujo biliar
teórico sin ácidos biliares, lo que se conoce como fracción de secreción independiente de los ácidos biliares (FIAB).
Esta fracción parece depender de la secreción activa de moléculas de bicarbonato al canalículo biliar. Este bicarbonato
es producido en el propio hepatocito por la acción de la anhidrasa carbónica, mientras que el pH intracelular se regula
mediante el intercambio de Na+/H+ en la membrana basolateral.

La bilis canalicular producida por ambos mecanismos se modifica según va pasando por el sistema de conductos biliares,
bien por procesos de secreción activa relacionados con la salida de CO 3H-, o de reabsorción. Este componente ductular
puede llegar a representar hasta un 40% del flujo biliar total. EL sistema de conductos también es capaz de concentrar
la bilis por reabsorción activa de electrolitos, acompañados de un arrastre osmótico de agua. En la vesícula biliar se
reabsorben agua y diferentes electrolitos, excepto bicarbonato, concentrándose la bilis entre cinco y veinte veces.

8.3.2 REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN BILIAR.

La secreción de bilis está regulada por mecanismos tanto nerviosos como endocrinos. La estimulación parasimpática a
través del X par craneal, el nervio Vago, estimula la producción de bilis, induce contracción de la vesícula biliar y la
relajación del esfínter de Oddi, dando como resultado un aumento tanto de la producción como de la secreción de bilis
en el duodeno. La estimulación simpática, por el contrario, inhibe tanto la producción de bilis como la contracción de la
vesícula biliar.

La regulación endocrina la realizan, fundamentalmente, dos hormonas: la secretina y la colecistocinina-pancreocimina


(CCK-PZ). Ambas hormonas inducen la secreción biliar, pero actúan a distintos niveles. La secretina, cuya liberación se
estimula por la llegada de un quimo de características ácidas, induce la secreción de bicarbonato por las células de los
dúctulos biliares. La CCK-PZ se libera como consecuencia de la llegada de un quimo graso al duodeno, y provoca la
contracción de la vesícula biliar y la relajación del esfínter de Oddi.

Hay otras hormonas que parecen estimular la secreción biliar, pero con una acción indirecta sobre las propiedades del
propio quimo, que induce la acción de las dos hormonas ya mencionadas. Por ejemplo, la gastrina aumenta la secreción
biliar, pero lo hace por el aumento de acidez del quimo que induce el aumento de la acción de la secretina. Otras
sustancias de características no hormonales que influyen en el flujo biliar son los denominados coleréticos, de los cuales
los más importantes son las propias sales biliares, y que aumentan la secreción dependiente de los ácidos biliares. Por
otro lado, existen sustancias que, si bien no aumentan la producción en sí de bilis, aumentan el flujo al provocar tanto
la contracción de la vesícula biliar como la relajación del esfínter de Oddi, y son los denominados colagogos.

8.4. FUNCIONES METABÓLICAS

El hígado recoge a través de la circulación portal un gran número de compuestos nutritivos, y representa una especie de
estación intercambiadora de las distintas fuentes energéticas hacia los tejidos periféricos. Procesa y asimila los nutrientes
durante los periodos de digestión, y en los periodos de ayuno interviene en el procesamiento metabólico para
proporcionar estos recurso -glucosa, ácidos grasos, cuerpos cetónicos- a las diferentes células del organismo. El exceso
de nutrientes es almacenado en el hígado en forma de glucógeno formado a partir de los distintos principios inmediatos.

Metabolismo de los hidratos de carbono

El hígado regula los niveles de glucosa a través de dos mecanismos:

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· Almacenamiento en forma de glucógeno.


· Síntesis de novo.

La digestión de los hidratos de carbono hace aumentar los niveles de glucosa en hígado. El metabolismo de la glucosa
está regulado endocrinamente; en presencia de insulina, la glucosa penetra en el hepatocito y se acumula en forma de
glucógeno por la actividad del enzima glucógeno sintetasa. En situación de ayuno, por los niveles elevados de glucagón
y bajos de insulina, o de estrés, por la acción del propio glucagón junto con la adrenalina y la estimulación simpática, se
induce la actividad del enzima glucógeno fosforilasa, que transforma el glucógeno hepático en glucosa que es aportada
a la circulación sistémica.

Durante periodos de ayuno el hígado acelera la gluconeogénesis, es decir, la formación de glucosa a partir de compuesto
como el lactato, glicerol o ciertos aminoácidos como la alanina.

Metabolismo proteico.

El hígado es esencial en el procesamiento de las proteínas, encargándose de la síntesis de las proteínas plasmáticas –
incluidas numerosos factores responsables de la hemostasia: coagulación y fibrinólisis-, desaminación de aminoácidos,
interconversión y síntesis de aminoácidos no esenciales y, por último, la formación de urea, único mecanismo de
eliminación del nitrógeno amínico que no podemos utilizar los seres humanos.

8.4.1. METABOLISMO DE LOS COMPONENTES DE LA BILIS.

8.4.1.1. METABOLISMO DEL COLESTEROL y ácidos biliares.

Desde que en 1783 se descubrió el colesterol en los cálculos biliares, el estudio de esta molécula ha ido revelando
paulatinamente su enorme importancia en los seres vivos. Más del 85% del colesterol humano se encuentra en las
membranas plasmáticas celulares, y de su relación molar con las moléculas de fosfolípidos depende la fluidez y
funcionalidad de estas. Además de esta función estructural, no se ha de olvidar su papel como precursor de compuestos
tan importantes como las hormonas esteroides ácidos biliares o la vitamina D.

Si bien todas las células nucleadas sintetizan colesterol de novo a partir de acetil-CoA, la mayor parte del que utilizan
procede de la dieta. Las células del epitelio intestinal captan el colesterol libre de los alimentos junto con triglicéridos y
otros lípidos, y los envían a la linfa en forma de asociaciones macromoleculares con un núcleo de triglicéridos y ésteres
de colesterol estabilizadas por una monocapa de fosfolípidos, colesterol libre y dos tipos de apoproteínas, la apoB48 y el
grupo de las apoA. Estas asociaciones son un tipo especial de lipoproteínas conocidas como quilomicrones. Su contenido
en colesterol libre es muy bajo, pero en la linfa se les adicionan nuevas moléculas de colesterol y, una vez en el plasma,
captan ávidamente colesterol libre y pierden fosfolípidos, mientras el enzima lipoproteína lipasa hidroliza los triglicéridos
del núcleo. Cuando llegan al hígado, los quilomicrones son más pequeños, con menor contenido de triglicéridos y
fosfolípidos y más colesterol, y se les da el nombre de remanentes de quilomicrones, que son captados rápidamente por
las células hepáticas al ser reconocidos por los receptores de LDL, y los receptores de remanentes. El colesterol contenido
en los remanentes de quilomicrones es metabolizado y reenviado desde el hígado a través del plasma sanguíneo en
forma de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) hacia todas las células del organismo, donde cumplirá diferentes
funciones estructurales o biosintéticas.

Además del colesterol que accede al hígado en los remanentes de quilomicrones, el hígado también lo recibe mediante
la captura de otras lipoproteínas circulantes: las de densidad intermedia o IDL las de baja densidad o LDL y las de alta
densidad o HDL. El hígado es el único órgano capaz de eliminar el colesterol, bien sea como “colesterol biliar”, o
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transformado en sales biliares que se secretan como componentes de la bilis. En condiciones fisiológicas, la salida y el
aporte de colesterol están en equilibrio.

El hepatocito es capaz de mantener entre límites muy estrictos el contenido de colesterol libre, potencialmente citotóxico,
mientras que se permiten fluctuaciones muy amplias del colesterol esterificado. El equilibrio se mantiene en primer lugar
mediante la regulación de la síntesis de colesterol y, en segundo lugar, por la expresión de los receptores de lipoproteínas
plasmáticas. Por otra parte, cuando los niveles de colesterol son demasiado altos, se activa su esterificación con un ácido
graso de cadena larga. El colesterol esterificado se considera "inerte", y puede almacenarse en el citosol en forma de
pequeñas gotas. Otro sistema de regulación es su eliminación a través de la bilis, bien directamente o bien transformado
en sales biliares, proceso realizado únicamente por los hepatocitos.

Una vez realizados estos procesos, el colesterol tanto libre como esterificado se combina con otros lípidos y con proteínas
específicas para formar unos complejos macromoleculares llamados lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) que son
secretados al torrente sanguíneo. También tiene lugar un proceso común a todos los tipos celulares por el cual el
colesterol de la membrana es cedido a aceptores extracelulares como la albúmina o ciertas lipoproteínas (HDL). Todos
estos procesos están altamente imbricados y se esquematizan en la figura 8.4.

Figura 8.4. Circulación sistémica del colesterol. Papel central del hígado en la homeostasis general. AB: ácidos biliares,
AG: ácidos grasos, C7 H: colesterol 7 alfa hidroxilasa , CET: colesterol ester transferasa, Col: colesterol, EC: ésteres
de colesterol. FL: fosfatidil colina, LPL: lipoproteín lipasa, MG: monoglicérido, TG: triglicérido.

Síntesis de colesterol.

El colesterol se sintetiza en el retículo endoplásmico a partir de una molécula de dos carbonos, el acetato, activado como
acetil-CoA. La ruta biosintética de colesterol puede dividirse en tres fases: una primera en la que se sintetiza mevalonato
a partir de acetil-CoA, una segunda que comprende la transformación de mevalonato en escualeno y una tercera que

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culmina con la formación de colesterol. Hasta la síntesis de colesterol tienen lugar más de veinte reacciones, catalizadas
por diferentes enzimas.

La etapa limitante de la vía es la síntesis de mevalonato, catalizada por el enzima hidroximetilglutaril-CoA reductasa
(HMGCoA reductasa), que se localiza en el retículo endoplásmico liso. La importancia metabólica del colesterol se pone
de manifiesto en la múltiple regulación de la actividad de este enzima: por un lado presenta una regulación transcripcional
mediada por un factor de transcripción que responde a esteroles, y que se conoce como SREBP, al que se añade un
control postranscripcional a distintos niveles -cambios en la traducción del mRNA, estabilidad del mensajero y estabilidad
de la proteína-, que se completa con una regulación a través de fosforilación y que, por último presenta un ritmo
circadiano. Todo ello le convierte en uno de los enzimas más estrechamente regulados que se conocen.

El mantenimiento de la homeostasis del colesterol hepático no se debe exclusivamente a la regulación de su síntesis sino
también a la de su entrada y salida junto al control de los destinos de los almacenes celulares de colesterol. De hecho,
tanto el control de la síntesis de los receptores de LDL como el de la transformación de colesterol en ácidos biliares
parecen estar conectados con el de la biosíntesis de colesterol en un sistema complejo.

El hígado es capaz de regular activamente la cantidad de colesterol en sus propias células, en el plasma y en todo el
organismo. Para ello es necesario un estrecho control de su entrada y salida, de su síntesis y de sus transformaciones
metabólicas. El colesterol esterificado puede almacenarse en forma de gotas en el interior de las células, resultando así
inerte para éstas. Para ello, el colesterol libre se esterifica con un ácido graso de cadena larga, esta reacción es catalizada
por la acilCoA:colesterol aciltransferasa (ACAT) que esterifica el colesterol procedente de lipoproteínas plasmáticas.

En el mantenimiento de la relación entre el colesterol libre y el colesterol esterificado celular, interviene un grupo de
enzimas encargados de hidrolizar los ésteres de colesterol para liberar colesterol libre y ácido graso, que se conocen
como colesterol éster hidrolasas o CEH.

Catabolismo del colesterol: síntesis de ácidos biliares.

La eliminación de colesterol es una tarea exclusiva del hígado y se produce a través de la secreción biliar como ácidos
biliares (40 % del total) y directamente como colesterol libre biliar (60 %), acompañado de una considerable cantidad
de fosfolípidos. Otras vías no hepáticas de eliminación de colesterol incluyen su transformación en hormonas esteroideas,
descamación de células epiteliales del intestino o secreción pancreática, pero son, cuantitativamente, poco importantes.

Los ácidos biliares primarios se sintetizan en el hígado a partir de colesterol libre y son secretados al intestino conjugados
con taurina o glicina formando sales biliares, aumentando con ello su poder emulsionante, de gran importancia en la
digestión de las grasas.

La serie de reacciones que transforman el colesterol en ácidos biliares está catalizada por enzimas localizados en citosol,
mitocondrias, retículo endoplásmico y peroxisomas. Todos los enzimas responsables de la hidroxilación del anillo
esteroideo están localizados en el retículo endoplásmico y son oxidorreductasas de la familia del citocromo P450. La
reacción inicial es la hidroxilación del colesterol en el carbono siete para formar 7 -hidroxicolesterol y es la etapa
limitante del proceso, catalizada por el sistema enzimático colesterol-7 -hidroxilasa (7 -hidroxilasa), que se expresa
exclusivamente en hepatocitos. La principal vía de regulación es la inhibición a nivel transcripcional del enzima por los
ácidos biliares procedentes de la circulación enterohepática, aunque también influyen los niveles de hormonas tiroideas,
corticoadrenales, pancreáticas y sexuales.

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8.4.2. METABOLISMO DEL GRUPO HEMO: eliminación de bilirrubina.

Ya hemos comentado la importancia del hígado como regulador sanguíneo, pero no solamente actuando, como ya hemos
mencionado, de reservorio para paliar las necesidades de aumento del volumen de sangre circulante, sino que sus
funciones van más allá, siendo fundamental en los mecanismos de hemostasia y coagulación y, sobre todo, en la
destrucción de los eritrocitos y el metabolismo de los residuos de sus componentes: metabolismo y degradación del
grupo hemo, reutilización del hierro y reciclado de los aminoácidos. Las células de Kutffer son, junto a los macrófagos
del bazo y de la médula ósea, los responsables de la renovación de los glóbulos rojos senescentes.

La bilirrubina es el producto final de la degradación del grupo hemo en los mamíferos; hemoglobina, mioglobina y los
citocromos hepáticos se sintetizan, en condiciones fisiológicas, al mismo ritmo que se forma bilirrubina. El equilibrio entre
producción y el aclaramiento hepático de bilirrubina hace que se observen unas concentraciones plasmáticas
relativamente bajas; en condiciones normales, entre 5,1 y 17,1 mmol/l (0,3 a 1,0 mg/100 ml). La bilirrubina producida
tiene que ser captada en el hígado por los hepatocitos, conjugada en su interior y, posteriormente secretado a bilis.

La principal fuente de bilirrubina en humanos la constituye el grupo prostético de la hemoglobina, representando el 70%
del total del pigmento excretado. Por otra parte, todas las células del organismo contienen cantidades variables de hemo
en forma de hemoproteínas esenciales para el metabolismo aeróbico, entre las que se encuentran los citocromos
microsómicos y mitocondriales, pero exceptuando los hemoproteínas hepáticas, la contribución de estos grupos hemo,
como la mioglobina, es insignificante.

Hay que distinguir entre el metabolismo del hemo procedente de la hemoglobina y el procedente del hemo hepático. En
el primer caso, el hemo de la hemoglobina es liberado en el interior de las células del sistema retículo endotelial, que
secuestran los eritrocitos al final de su ciclo vital; este papel también puede ser adoptado por las células sinusoidales
hepáticas en algunos casos. En caso de que la liberación de la hemoglobina acontezca en el plasma, bien por hemólisis
o por que sea administrado endovenósamente, es captada por las células parenquimáticas hepáticas que lo convertirán
en el pigmento biliar Los hepatocitos también son los responsables de la captación de la fracción del hemo de la
hemoglobina unida a haptoglobina, metahemoglobina, methemalbúmina, hemina y hemopepxina; esta fracción de
bilirrubina formada en las células parenquimáticas hepáticas, no es excretada en directamente en bilis, sino que primero
pasa a plasma.

Una vez que la hemoglobina es catabolizada, el anillo de ferroprotoporfirina es roto a nivel del puente -meteno. La
oxidación es catalizada por la enzima hemo oxigenasa, cuya actividad es máxima en los tejidos en los que se produce la
degradación del hemo, siendo máxima en el bazo y menor en otros órganos como el hígado. La reacción catalizada por
esta enzima requiere O2 y NADPH, que provienen de la actividad NADPH-citocromo P-450 reductasa. Un aspecto
importante, con alto potencial terapéutico, es la necesidad de hierro para la unión a la enzima, y protoporfirinas que
contienen estaño o zinc no pueden ser degradadas y actúan como inhibidores competitivos El átomo de carbono perdido
es eliminado durante la respiración en forma de CO, y el producto formado es la biliverdina.

La biliverdina representa el producto final del catabolismo del hemo en muchos animales, pero en el ser humano
representa solamente un paso intermedio. Una enzima citosólica, la NADPH-biliverdin reductasa es la responsable de la
reducción del puente meteno central, formándose bilirrubina. El producto final es un ácido tricarboxílico tetrapirrólico
sustituido asimétricamente, con inusuales propiedades, como son su alto coeficiente de partición lípido/agua y su
resistencia a la eliminación hepatobiliar como tal.

La bilirrubina antes de su conjugación es muy poco soluble en soluciones acuosas a pH fisiológico, y para circular por el
plasma necesita unirse a albúmina. Esta unión previene su potencial toxicidad celular, que parece ser causada por el
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ligando libre. Numerosos xenobióticos compiten con la bilirrubina por la unión a albúmina, habiéndose observado este
desplazamiento en sulfonamidas, antiinflamatorios no esteroideos, analgésicos, antibióticos, medios de contraste,
diuréticos e incluso aditivos alimentarios. Dado que el riesgo de daño cerebral causado por la bilirrubina no se correlaciona
con la concentración de bilirrubina total, sino con la fracción libre, es importante tener estos datos en cuenta a la hora
de prescribir fármacos de estos grupos a mujeres embarazadas y lactantes. Paradójicamente, la infusión de albúmina a
individuos hiperbilirrubinémicos incrementa la concentración plasmática de bilirrubina, pero es debido al incremento de
la transferencia de la bilirrubina de los tejidos que es, de este modo, liberada a la circulación sanguínea gracias a la unión
a albúmina, constituyendo una buena estrategia terapéutica.

La bilirrubina atraviesa la membrana sinusoidal del hepatocito tras disociarse de la albúmina en el espacio de Disse. La
captación hepática de bilirrubina es un proceso saturable y se realiza en contra de un gradiente de concentración, aunque
aún no se determinado la proteína responsable, sabemos que hay dos sistemas implicados, aparte de la difusión pasiva
que se observa a altas concentraciones in vitro. En el caso de los conjugados que provienen de la recirculación
enterohepática de la bilirrubina, los responsables del transporte de monoglucurónido como diglucuronido de bilirrubina
(BMG y BDG) son OATP1B1 y OATP1B3.

Una vez en el interior del hepatocito la bilirrubina se distribuye ampliamente dentro del hepatocito, incluyendo una
pequeña fracción libre en el citosol, unida a un ligandina y otras proteínas solubles, y en las membranas intracelulares.
La conjugación de la bilirrubina, como otros sustratos endo- o xeno-bióticos, es catalizada por un miembro de la familia
de enzimas microsómicas, las uridindifosfoglucuronosido glucuronosiltransferasas (UGT), la bilirrubin-UGT (UGT1A1).

A pesar de que se ha encontrado un transporte para bilirrubina no conjugada en vesículas canaliculares, la pequeña
cantidad, de bilirrubina libre en bilis (1%) nos indica que la bilirrubina necesita ser conjugada previamente a su extrusión
en bilis. Los conjugados de bilirrubina son excretados activamente a la bilis canalicular por un miembro de la familia de
las proteinas ABC (acrónimo de “ATP binding casette”) con alta homología con las proteínas responsable del fenómeno
de multiresistencia a drogas (“Multidrug-resistance Related Protein”), que en la actualidad se denomina MRP2, aunque
no se descarta la implicación de otros sistemas de transporte.

De lo expuesto hasta ahora podemos resumir que la excreción hepática de bilirrubina se desarrolla en cuatro pasos
interrelacionados (Fig. 8.5)

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Figura 8.5. Metabolismo hepático de la bilirrubina UGT1A1: conjuga la bilirrubina con ácido glucurónico; BMC:
monoconjugado; BDC: diconjugado.

A: captación hepática de la bilirrubina circulante.


B: tránsito y almacenamiento celular.
C: conjugación.
D: secreción biliar.

Aumentos drásticos en la formación, o alteraciones en cualquiera de esos procesos, pueden conducir a estados
hiperbilirrubinémicos. Algunas enfermedades hepáticas afectan a varios procesos, pero existen algunos defectos
genéticos hereditarios que alteran solo uno de los pasos de la transferencia de bilirrubina entre el plasma y la bilis.

El metabolismo del grupo hemo está íntimamente unido al metabolismo del hierro. El hígado, por una parte, representa
el principal almacén, y por otra es responsable de la síntesis de las proteínas que lo transportarán a través del sistema
circulatorio, la transferrina, así como las que servirán de depósito en el propio hepatocito, ferritina y hemosiderina. Dada
la toxicidad del exceso de hierro para el organismo, el hígado interviene en su neutralización sintetizando varias
proteínas, como la hemopepsina que se une a los grupos hemo libre en sangre, y la haptoglobina, que se une a la
hemoglobina libre, y que facilitará su rápida captación hepática.

8.4.3. MECANISMOS DE DESTOXICACIÓN HEPÁTICA.

Los animales, incluyendo el hombre están expuestos a una gran variedad de compuestos tóxicos tanto endógenos como
exógenos. Muchos de estos compuestos son sustancias lipofílicas, que deben ser convertidos a sustancias polares para

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ser excretados en bilis y orina. Las estrategias más frecuentes para la introducción de grupos polares son la oxidación
metabólica y la reducción, y constituyen el primer paso en la detoxificación de xenobióticos. También existen, aunque
es una minoría, fármacos que no sufren transformación y son excretados sin modificar.

Salvo algunas excepciones, las enzimas que catalizan las reacciones de oxidoreducción de xenobióticos están
concentradas en el hígado (tabla 1).

Si exceptuamos su papel en la destoxificación, estas enzimas tienen pocas cosas en común. Difieren tanto en complejidad
como en distribución subcelular. Mientras que algunas de ellas atacan compuestos con determinados grupos funcionales,
otras, en cambio, catalizan la oxidación de numerosos compuestos sin relación estructural ni funcional. Algunos de estos
mecanismos son comunes a los del metabolismo de compuestos fisiológicos, mientras que otros, al menos
aparentemente, solamente actúan con compuestos exógenos.

EL termino destoxificación se utiliza aquí en sentido amplio; aunque las reacciones redox suelen dar como resultado la
aparición de compuestos más polares que son eliminados con más facilidad, esto no siempre es cierto, y algunos
xenobióticos pueden ver retardada su eliminación e, incluso, producir intermediarios más reactivos. Esto último nos
advierte que las consecuencias fisiológicas de estas reacciones deben de ser evaluadas para cada grupo o grupos de
compuestos con grupos funcionales semejantes.

El tiempo de actividad de muchos fármacos introducidos en el organismo está limitado por su conversión en metabolitos
inactivos. Sin la presencia de determinados sistemas enzimáticos localizados en el hígado, que convierten los fármacos
liposolubles (no polares) en sustancias hidrosolubles (polares), ciertos agentes farmacológicos actuarían en el organismo
durante mucho tiempo, ya que la no solubilidad en agua, determina que no puedan eliminarse por la orina. Por otra
parte, la acumulación excesiva de sustancias no polares produce lesiones, de gravedad variable.

La biotransformación de un compuesto liposoluble comprende dos fases:

· Metabolismo de fase I.
· Metabolismo de fase II.

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Figura 8.6. Fases de destoxicación de fármacos y otros xenobióticos.

En la fase I las enzimas microsómicas producen los cambios necesarios para que cualquier sustancia no polar se
transforme en una sustancia más polar (metabolito). Durante ese proceso se pueden producir metabolitos reactivos con
potencial hepatotóxico. Las reacciones bioquímicas de la fase I son de tipo oxidación, reducción e hidrólisis. La más
importante es la oxidación, que se realiza mediante la acción de un sistema enzimático microsómico oxidativo u oxidasas
de función mixta, conocido con las siglas MFO (mixed-function oxidase system), localizadas en las membranas del retículo
endoplásmico o de las mitocondrias. El MFO está integrado por tres elementos: una hemoproteína (citocromo P450), una
flavoproteína (citocromo-NADPH c-reductasa) y un lípido (fosfatidilcolina). El componente más importante es el citocromo
P450, la oxidasa terminal del sistema de la MFO que participa en la oxigenación de endobióticos (esteroides y
prostaglandinas) y xenobióticos (medicamentos, plaguicidas y otros contaminantes medioambientales). Se trata de una
hemoproteína, cuyo grupo prostético es la protoporfirina IX. Contiene un átomo de hierro que puede estar en dos formas:
Fe2+ o Fe3+. El P450 proporciona el nicho molecular apropiado al que se unen el sustrato y el oxígeno, y sobre el que
tiene lugar la reacción de oxidación, actuando como aceptor de electrones de una gran variedad de reacciones de
oxidación. Desde hace tiempo se conoce que existen múltiples formas de P450 (isoenzimas) que difieren en sus
propiedades enzimáticas (catalíticas, electroforéticas, inmunológicas etc…) y en su respuesta a la administración de
inductores (barbituratos, 3-metilcolantreno, etc…), lo que explica la variedad de sustratos que biotransforma. Distintos
estudios de purificación y caracterización han demostrado que hay, al menos, catorce formas distintas de proteína P450.
Las diferentes propiedades catalíticas de las distintas isoenzimas justifica que la actividad total no refleje necesariamente
la actividad específica para un determinado sustrato.
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MODULO 3. Fisiología

La fase II consiste en la conjugación de moléculas orgánicas que ya contienen grupos polares. La mayoría de las
sustancias liposolubles no poseen estos grupos y deben ser transformadas por el MFO. Las sustancias que ya los poseen
pueden ser conjugadas directamente. Esta segunda fase es fundamental para evitar la toxicidad de los metabolitos
activos producidos por la acción del MFO. Los productos de esta segunda fase pueden ser eliminados a través de la bilis
y, al igual que el resto de los componentes ya estudiados en este capítulo, como bilirrubina o ácidos biliares, ser captados
en el intestino y, al hacerse por transformación bacteriana más polares, ser eliminados vía renal. Algunos autores
describen una Fase III, en la que estarían implicados los diferentes transportadores.

Hay muchos factores que influyen en el metabolismo hepático de los fármacos, como edad, sexo, excreción biliar,
circulación enterohepática, flora intestinal, estado nutricional y ciertas hormonas. Algunas sustancias como el ácido para-
amino-salicílico (PAS), usado en el tratamiento de la tuberculosis, son capaces de inhibir la acción del MFO al competir
con el citocromo P450. Las enfermedades agudas o crónicas del hígado producen un descenso de la actividad del MFO
por la destrucción de sus componentes, en particular del citocromo P450.

8.5. INMUNOLOGÍA HEPÁTICA.

Hasta hace poco tiempo no se ha considerado al hígado como un órgano de importancia inmunológica. Dejando aparte
el papel del hígado como fuente de todo tipo de células hematopoyéticas durante el estadio fetal, el hígado adulto es
inmunológicamente complejo, responsable de la producción de proteínas de fase aguda, componentes del Complemento,
citoquinas y quimiocinas, y contiene una rica y diversa población de células inmunes residentes.

Incluso en un individuo sano, el hígado está sometido a un flujo constante tanto de restos de bacterias comensales,
como de derivados de la dieta con potencial inflamatorio. El hígado debe estar preparado tanto para tolerar
inmunológicamente estas moléculas, como estar listo para responder a un peligro. El hígado sano está constantemente
sometido a cambios metabólicos que, combinados con la exposición a productos microbianos, causan un persistente
estado de inflamación controlada. Un fallo en la respuesta a estímulos perniciosos o a la regulación de la inflamación
pueden terminar en una infección crónica, autoinmunidad o crecimientos tumorales que, en el hígado se asocian con
patologías inflamatorias crónicas y ruptura de la homeostasis tisular que pueden ir evolucionando en fibrosis, cirrosis y
terminar causando un fallo hepático.

El 80% del flujo sanguíneo hepático proviene del intestino a través de la circulación portal. Este flujo sanguíneo de baja
presión contiene numerosos antígenos y otro tipo de moléculas derivadas de la microflora bacteriana. Es tan importante
tolerar este tipo de sustancias como de alertar de una posible infección, o una colonización por células tumorales.

En 1898, Von Kupffer observando los sinusoides hepáticos, describió unas “células estrelladas con prolongaciones que
se fijaban en el endotelio y fagocitaban eritrocitos y contenían hierro”. Ahora las conocemos como células de Kupffer
(KCs), y son los macrófagos residentes del hígado. Se sitúan en la superficie de las células endoteliales y emiten
prolongaciones y pseudópodos que se extienden hacia la luz y entre las células endoteliales. Estas células forman el
núcleo central de la defensa inmunológica del hígado. Junto con los hepatocitos, presentan receptores de reconocimiento
de patrones (RPR) se unen a patrones moleculares asociados a microorganismos (PAMP) y a patrones moleculares
asociados a daños (DAMP), que se encuentran en altas concentraciones en la sangre que llega a través de la vena porta.
Una vez reconocidos, estos DAMPs y PAMPs son fagocitados y degradados, sin la producción de los mediadores
inflamatorios que acompañan normalmente la señalización RPR. Esta destoxificación de la sangre proveniente del
intestino, protege al resto del organismo de una activación inmune excesiva. (Fig. 8.7.)

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Figura 8.7. Mecanismos implicados en la inducción de la respuesta inflamatoria.

Los macrófagos son la llave en la detección de las moléculas provenientes de la flora microbiana y la producción de
mediadores inflamatorios. Las KCs representan más del 90% de la población total de macrófagos del organismo y
constituyen casi una tercera parte de las células no parenquimáticas del hígado. Están equipadas con una gran batería
de RPRs, receptores del complemento y receptores Fc, a través de cuya activación responden con actividad fagocítica y
producción de citoquinas inflamatorias. Juegan un papel esencial en la regulación inmune, reparación tisular y
regeneración hepática, al mismo tiempo que son capaces de responder a citoquinas, receptores tipo Toll, RIG y NOD.

Existen diversas poblaciones de células inmunes tanto mieloides como linfoides en el hígado sano. La población de células
dendríticas (DC) incluye tanto mieloides como plasmocitoide. Aunque son descritas como fenotípicamente inmaduras,
pueden estimular una fuerte respuesta de células T. Se han encontrado células supresoras de origen mieloide (MDSC)
que se expanden durante enfermedades hepáticas crónicas, y que se caracterizan por su capacidad para suprimir la
activación de linfocitos T, a través de la producción de moléculas IL10 inmunosupresoras, TGF y arginasa. Dentro de las
células linfoides, encontramos en el hígado células NK. NKT, y diversas células de la serie T que son potentes productores
de citoquinas e influencian tanto la respuesta innata como adaptativa del hígado, que es especialmente rico en CD8+,
células T activadas y células T de memoria. Aunque en menor medida, también encontramos linfocitos de la serie B, que
representan aproximadamente un 8% de la población linfoide total.

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Las poblaciones celulares no hematopoyéticas juegan también un papel determinante en la inmunidad tanto local como
sistémica. Tanto las células endoteliales sinusoidales hepáticas (LSECs), como los hepatocitos y las células esteladas,
expresan un amplio rango de RPRs. Las LSECs actúan como una plataforma de adhesión de varias poblaciones de células
inmunes, como células de Kupffer, células linfoides o células dendríticas hepáticas. Por otra parte, LSECs realizan otras
importantes funciones inmunes, sirviendo de células centinela en la detección de infecciones microbianas mediante la
activación del PPR, y como célula presentadora de antígenos. Las LSECs pueden capturar mediante macropicnocitosis,
agentes infecciosos o tumorales, procesarlos, y presentar sus antígenos a linfocitos T CD8+ y activando su conversión en
células de memoria que viajarán a distintos órganos y tejidos linfoides, lo que proveerá de protección cuando se
reencuentre este antígeno en posteriores infecciones. La función inmunitaria de las LSECs complementa los mecanismos
de activación inmune, ejerciendo una acción de vigilancia y control de microorganismos potencialmente infecciosos,
mientras preservan la integridad del hígado como un órgano metabólico.

Autor: J. Enrique Bayón Darkistade


Catedrático de Escuela Universitaria. Universidad de León

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Capítulo 9.- FISIOLOGÍA DEL SISTEMA ENDOCRINO

Autor: Carmen María Vázquez Cueto

1.- Introducción
2.- Mecanismos de acción hormonal
3.- Control hipotalámico de la adenohipófisis
4.- Epífisis
5.- Hormona del crecimiento
6.- Hormonas tiroideas
7.- Glándulas suprarrenales
8.- Corteza adrenal
9.- Médula adrenal
10.- Reacción de alarma
11.- Páncreas: insulina y glucagón
12.- Regulación endocrina del balance calcio/fósforo
13.- Hormona antidiurética
14.- Regulación autocrina y paracrina

Introducción

Las hormonas son moléculas biológicamente activas secretadas a la sangre tradicionalmente por las glándulas
endocrinas. Estas glándulas endocrinas se encuentran ampliamente repartidas por el cuerpo formando órganos
perfectamente definidos (Fig. 9.1). Sin embargo, hay que decir que existen células endocrinas, igualmente productoras
de hormonas, repartidas por los órganos, como son el corazón, hígado, timo, tejido adiposo, riñones, piel, estómago,
intestino delgado y placenta, que pueden también considerarse glándulas endocrinas al ser productores de hormonas.

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Las hormonas secretadas por las diferentes glándulas endocrinas presentan variaciones en su estructura química.
Podemos clasificarla en:

1.- Aminas: se llaman así porque conservan un grupo amino. Proceden de los aminoácidos tirosina y triptófano. Son las
secretadas por la médula suprarrenal, glándula tiroides y pineal.
2.- Péptidos y proteínas: los péptidos son hormonas con generalmente menos de 100 aminoácidos como la ADH,
oxitocina y somatostatina. Las proteínas son hormonas con más de 100 aminoácidos como la hormona del crecimiento,
la prolactina, calcitonina, insulina, glucagón y hormona paratiroidea. También en este grupo se incluyen las hormonas
formadas por péptidos y uno o más grupo hidrato de carbono, como la hormona luteinizante (LH) y la estimulante de
folículo (FSH).
3.- Esteroides: aquellas con estructura esteroidea que provienen de la molécula de colesterol. Tenemos la
testosterona, estradiol, progesterona y cortisol. Todas son liposolubles y pueden atravesar bien la membrana
liposoluble de las células dianas.

Según la estructura que presenten las hormonas podemos hablar de hormonas lipofílicas ó apolares, insolubles en agua,
y polares ó no lipofílicas, solubles en agua. Las lipofílicas pueden atravesar bien la membrana celular y penetrar en el
interior de la célula diana, uniéndose a sus receptores. Se consideran lipofílicas las esteroideas y las tiroideas, que aunque
no siendo éstas últimas esteroideas, forman moléculas pequeñas apolares. Por el contrario, las hormonas polares no
pueden atravesar la bicapa lipídica de la membrana, por lo que se unen a sus receptores localizados en la membrana de
la célula. Son hormonas polares las peptídicas/proteicas, las catecolaminas y la melatonina.

MECANISMOS DE ACCIÓN HORMONAL

Podemos diferenciar dos mecanismos de acción hormonal:

1.- Hormonas que se unen a proteínas receptoras localizadas en el interior de las células

Es el caso de las hormonas lipofílicas, las cuales atraviesan bien la membrana celular y penetran en las células uniéndose
a sus receptores localizados en el interior celular (Fig. 9.2).
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En primer lugar estas hormonas, esteroideas y tiroideas, circulan por sangre transportadas por proteínas plasmáticas,
de las cuales, deben quedar liberada para atravesar la membrana e introducirse en el interior de la célula, donde se unen
a los receptores localizados en el citosol o en el núcleo. El complejo hormona-receptor actúa como un factor de
transcripción, alterando la expresión genética, uniéndose al ADN y activando o reprimiendo uno o más genes. Los genes
activados producen ARNm nuevo que dirige la síntesis de nueva proteína. Esta nueva proteína modifica la actividad
celular y produce la respuesta típica de esa hormona. Este mecanismo de actuación de una hormona sobre la actividad
génica de una célula recibe el nombre de efecto genómico (Fig. 9.2. paso 2).

Por otro lado, existen hormonas esteroideas, incluyendo los estrógenos y la aldosterona, que cuentan con receptores de
membrana asociados a vías de transducción de señales, al igual que las hormonas peptídicas hidrosolubles (Fig.9.2.
paso2a). Estos receptores permiten a las hormonas esteroideas producir efectos no genómicos mucho más rápidos que
los producidos por el efecto genómico que son más lentos.

2.- Hormonas que se unen a proteínas receptoras de membrana

Las hormonas polares no pueden atravesar la membrana de las células dianas, por lo que tienen que unirse a receptores
de la membrana celular. El complejo hormona-receptor inicia la respuesta celular por medio de un sistema de
transducción de señales. Si consideramos a las hormonas como mensajeros, primeros de las glándulas endocrinas, los
mediadores intracelulares del efecto hormonal se pueden llamar segundos mensajeros. Estos segundos mensajeros son
componentes de los mecanismos de transducción de señal, ya que las señales extracelulares (hormonas) se transducen
en señales intracelulares (segundos mensajeros). Por tanto, la unión de las hormonas a sus proteínas receptoras de
memebrana, activan proteínas específicas de la membrana plasmática dando lugar a segundos mensajeros que son los
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MODULO 3. Fisiología

que hacen producir los efectos de las hormonas (Fig.9.3.). Este mecanismo de respuesta es rápido, dado que los sistemas
de segundos mensajeros modifican proteínas ya existentes. Los cambios producidos por las hormonas incluyen la
apertura o cierre de canales de membrana y la modulación de enzimas o proteínas transportadoras.

Según la proteína específica de membrana activada podemos distinguir sistemas de segundos mensajeros que implican
la activación de: 1) la adenilato ciclasa; 2) la fosfolipasa C y 3) la tirosina quinasa. Como ejemplo, a continuación
resumiremos la forma de actuar del sistema adenilato ciclasa-AMP cíclico.

Sistema de segundo mensajero adenilato ciclasa-AMP cíclico

Los efectos de muchas hormonas peptídicas/proteicas se producen a través de este sistema (Fig. 9.4).

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MODULO 3. Fisiología

La unión de la hormona a su receptor da lugar a la disociación de una subunidad del complejo de proteínas G, la cual se
desplaza a través de la membrana hasta alcanzar la enzima adenilato ciclasa, activándola y produciendo AMPc y dos
fosfatos inorgánicos a partir de ATP. Este AMPc activa enzimas del citoplasma denominadas proteincinasas, las cuales a
su vez catalizan la fosforilación (unión de grupos fosfatos) de diferentes proteínas en la célula diana, responsables de los
efectos específicos de la hormona.

Al igual que ocurre con cualquier molécula con actividad biológica, el AMPc debe inactivarse de forma rápida para que
actúe de forma eficaz como segundo mensajero en la acción hormonal. Esta inactivación se realiza por la fosfodiesterasa,
enzima existente en las células dianas que induce la hidrólisis del AMPc.

Además del AMPc, la guanosina monofosfato cíclico (GMPc) actúa como segundo mensajero en ciertos casos. A veces es
importante la interacción entre el AMPc y el GMPc dando lugar a efectos que pueden ser antagónicos ó complementarios.

Sistema de segundo mensajero tirosina quinasa

Es la forma de actuar de la insulina y de otros factores de crecimiento como el factor de crecimiento epidérmico (EGF),
el factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF), y los factores de crecimiento tipo insulínico (IGF).
En el caso de la insulina se sabe que la proteína receptora se encuentra en la membrana plasmática y es en sí misma
una proteína llamada tirosina quinasa, que actúa añadiendo grupos fosfatos a las proteínas y de forma específica, al
aminoácido tirosina existente en las proteínas.
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El receptor de la insulina está formado por dos unidades que se unen entre sí, se dimerizan cuando la insulina se une a
ellos formando la enzima tirosina quinasa activa (Fig. 9.5).

Posteriormente, esta tirosina quinasa activa fosforila otras proteínas que actúan como moléculas señalizadoras, algunas
en sí mismas son tipo quinasa que inducen la fosforilación y activación de otros sistemas de segundos mensajeros,
realizando los efectos específicos de las hormonas.

HIPÓFISIS

La hipófisis ó glándula pituitaria se encuentra en el diencéfalo y está unida al hipotálamo por una estructura similar
a un tallo llamado infundíbulo (Fig. 9.6).

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La hipófisis se divide estructural y funcionalmente en un lóbulo anterior ó adenohipófisis y un lóbulo posterior llamado
neurohipófisis.

Actualmente, las células de la adenohipófisis suelen clasificarse, en función de su secreción, en cinco tipos, que producirán
cinco tipos diferentes de hormonas. Estas son las siguientes:

1.- Somatotrofas, responsables de la secreción de la hormona del crecimiento ó somatotropina (GH)


2.- Corticotrofas, secretan la hormona estimulante de la corteza adrenal ó corticotropina (ACTH), y la hormona
estimulante de los melanocitos (MSH)
3.- Tirotrofas: secretan la hormona estimulante del tiroides ó tirotropina (TSH)
4.- Lactotrofas: secretan la prolactina (PRL)
5.- Gonadotrofas: secretan la hormona luteinizante ó lutropina (LH) y la hormona estimulante de los folículos (FSH).
Ambas hormonas se denominan conjuntamente como gonadotropinas.

La hipófisis posterior ó neurohipófisis sirve como lugar de almacenamiento y liberación de dos hormonas sintetizadas en
el hipotálamo, que son la hormona antidiurética o arginina vasopresina (ADH-AVP) y la oxitocina (Fig. 9.6). La primera,
es sintetizada por los cuerpos celulares de las neuronas localizadas en los núcleos supraópticos, y desciende por sus
axones hasta llegar a la neurohipófisis. La vasopresina es sintetizada por neuronas localizadas en los núcleos
paraventriculares, e igualmente desciende por los axones a la neurohipófisis. Las neuronas localizadas en ambos núcleos
reciben el nombre de neurohormonas por secretar hormonas. Estas neuronas unen el hipotálamo con la hipófisis
formando el tallo hipotálamo-hipofisario.

La liberación de ADH y oxitocina a la sangre está controlada por estimulación nerviosa a través de reflejos
neuroendocrinos. Por ejemplo, la secreción de ADH se estimula por las neuronas osmorreceptoras del hipotálamo, en
respuesta a un incremento en la osmolaridad sanguínea.

CONTROL HIPOTALÁMICO DE LA ADENOHIPÓFISIS

Las hormonas secretadas por la adenohipófisis a su vez están controladas por hormonas secretadas por el hipotálamo,
que pueden ser de inhibición ó de liberación. Estas hormonas producidas por las neuronas hipotalámicas se transportan
hasta los axones localizados en la eminencia media (base del hipotálamo) (Fig. 9.7).

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MODULO 3. Fisiología

De allí se vierten a capilares sanguíneos que drenan a vénulas situadas en el tallo hipofisario, cuya sangre a su vez llega
a un segundo lecho capilar existente en la adenohipófisis. Por lo cual, existe una unión vascular entre el hipotálamo y la
hipófisis anterior denominado sistema porta hipotálamo-hipofisario. Las neuronas del hipotálamo secretan las hormonas
reguladoras de las hormonas adenohipofisarias hacia el sistema porta hipotálamo-hipofisario. Estas hormonas
hipotalámicas reguladoras son:

1.- Hormona liberadora de tirotropina ó TRH, que estimula la secreción de la TSH


2.- Hormona liberadora de corticotropina o CRH, que estimula la secreción de ACTH
3.- Hormona liberadora de gonadotropinas o GnRH, que estimula la secreción de ambas
gonadotropinas FSH y LH.
4.- Hormona liberadora de hormona del crecimiento o GHRH.
5.- Hormona liberadora de prolactina o PRH.

La presencia de la PRH está muy discutida y algunos textos prefieren hablar de factores de liberación
de la prolactina, entre los que se encuentran la TRH, la oxitocina o la ADH.

Además, existen dos hormonas hipotalámicas inhibidoras llamadas la GHIH o somatostatina, hormona inhibidora de la
GH, y la PIH, hormona inhibidora de la PRL ó dopamina.

Mediante mecanismos de retroalimentación negativa, el hipotálamo ajusta las secreciones de la adenohipófisis y ésta a
su vez la de sus glándulas dianas, que afectarán la actividad de sus tejidos dianas. Por ejemplo, la secreción de CRH y
ACTH queda inhibida por el incremento en la secreción de cortisol por parte de la corteza adrenal(Fig. 9.8), y la secreción
de TRH y TSH queda inhibida por la secreción de hormonas tiroideas por el tiroides. Estas relaciones de retroalimentación
negativa quedan demostrada por la extirpación de las glándulas dianas. Así, la extirpación del tiroides produce un
incremento patológico en la secreción de TRH por el hipotálamo y de TSH por la adenohipófisis. Además, se ha

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MODULO 3. Fisiología

demostrado un asa de retroalimentación entre la adenohipófisis y el hipotálamo, así una hormona trófica concreta (ACTH
o TSH) inhibe la secreción de su hormona de liberación hipotalámica (CRH o TRH) (Fig. 9.8).

Esta relación hipotálamo-hipófisis-glándulas endocrinas hace posible que el hipotálamo, órgano nervioso y endocrino, a
través de sus hormonas liberadoras e inhibidoras, traduce impulsos nerviosos a una secreción hormonal por parte de las
glándulas endocrinas.

Por tanto, el hipotálamo enlaza el sistema nervioso con el sistema endocrino, y une las actividades de estos dos grandes
sistemas. Ya que el hipotálamo recibe estímulos nerviosos procedentes de centros cerebrales superiores, esto implica
que el eje hipófisis-glándulas endocrinas está influido por las emociones y en definitiva por la mente. Por ello, el estado
del cuerpo puede influir en los procesos mentales, y el estado de la mente afectar el comportamiento corporal, existiendo
relaciones psicosomáticas, la mente influye sobre el cuerpo, y somatopsíquicas, el cuerpo influye en la mente. Un ejemplo
de ello es la estimulación del eje hipofisario-suprarrenal por el estrés psicológico, como explicaremos posteriormente. La
influencia de los centros cerebrales superiores produce ritmos circadianos en la secreción de muchas hormonas de la
adenohipófisis. Por ejemplo, la secreción de GH es mayor durante el sueño que en la vigilia.

EPÍFISIS

La epífisis o glándula pineal, es una pequeña estructura con forma de piña situada en la región diencefálica del encéfalo
correspondiente al tercer ventrículo (Fig. 9.9).

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MODULO 3. Fisiología

Esta glándula se encuentra inervada por el sistema nervioso simpático procedente del ganglio cervical superior. La
hormona principal segregada es la melatonina, cuya producción y secreción está estimulada por la actividad del núcleo
supraquiasmático, situado en el hipotálamo, a su vez estimula las neuronas simpáticas de la glándula pineal. Se conoce
que la función principal de la glándula pineal es mantener el reloj biológico del cuerpo o ritmo circadiano, mediado por
el núcleo supraquiasmático.

La actividad circadiana del núcleo es automática, pero para su actividad en el ciclo día/noche es necesaria su
sincronización por las modificaciones ambientales de luz/oscuridad. Parece ser que las señales visuales recibidas por la
epífisis le permiten determinar los ciclos de día/noche. La oscuridad aumenta la actividad del núcleo y de la melatonina,
alcanzando su nivel máximo hacia mitad de la noche. Por el contrario, durante el día disminuye la actividad del núcleo y
de aquí, la secreción de melatonina. Por otro lado y junto al papel de la melatonina en el ciclo sueño/vigilia y en el reloj
biológico del cuerpo, la melatonina parece ser un potente antioxidante, además de relacionarse

.H)on la función sexual, el inicio de la pubertad y la presión en los meses más oscuros del invierno.

HORMONA DEL CRECIMIENTO (GH)

La GH ó somatotropina es producida como indicamos anteriormente por las células somatotrofas situadas en la
adenohipófisis. Sobre el metabolismo presenta acciones directas e indirectas (Fig. 9.10).

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MODULO 3. Fisiología

Directas sobre el metabolismo de hidratos de carbono y lípidos, ya que actúa sobre la mayoría de los tejidos del cuerpo
disminuyendo la utilización de la glucosa, lo que hace aumentar los niveles de glucosa en sangre, siendo por tanto una
hormona hiperglucemiante con efectos opuestos a la insulina. Por ello es una hormona diabetógena. Por otro lado, es
una hormona lipolítica, estimulando el catabolismo de las grasas y la liberación de ácidos grasos del tejido adiposo
durante los periodos de ayuno. Este aumento en la concentración plasmática de ácidos grasos, induce en muchos tejidos,
a una disminución en la glucólisis con disminución en la utilización de la glucosa, que lleva al aumento de glucosa en
sangre comentado anteriormente.

Por el contrario, sobre el metabolismo de proteínas actúa de forma indirecta, ya que la GH produce en diferentes tejidos
(hígado, músculo esquelético, cartílago, huesos y otros) los llamados factores de crecimiento similares a la insulina (IGFs,
insulin-like growth factors) ó somatomedinas, que actúan sobre el metabolismo de las proteínas de la misma forma a
cómo actúa la insulina. En el cartílago, los IGFs estimulan la división y crecimiento celular. Además, estimulan el
crecimiento del hueso, actuando sobre la placa epifisaria. Sobre el músculo y otros órganos, los IGFs aumentan el
anabolismo proteico incrementando el transporte de aminoácidos a las células. Gracias a estos efectos de los IGFs, la
GH aumenta la velocidad de crecimiento del esqueleto y de los músculos durante la niñez y la adolescencia. En los
adultos, la GH y los IGFs ayudan a mantener la masa muscular y los huesos y a la reparación tisular en caso de heridas.

La secreción de GH se inhibe por la hormona hipotalámica GHIH o somatostatina y se estimula por otra hormona GHRH.
Además, la secreción de GH se estimula por un aumento en la concentración plasmática de aminoácidos y por un ayuno
prolongado con bajos niveles de glucosa en plasma. Otros factores que regulan la secreción de GH son, el estrés y el
sueño que la estimulan, y la obesidad que la inhiben.

HORMONAS TIROIDEAS

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MODULO 3. Fisiología

Las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) son secretadas por las glándulas tiroides, cuyos lóbulos se
encuentran a cada lado de la tráquea y unidos en la parte anterior por una masa medial de tejido tiroideo llamado istmo.
El tiroides es la más grande de las células endocrinas con un peso de 20 a 25 g (Fig. 9.11).

Estructuralmente, el tiroides está formado por numerosas estructuras esféricas y huecas llamadas folículos tiroideos,
cuyas paredes están formadas por un epitelio cuboideo simple formado por células foliculares, encargadas de sintetizar
hormonas tiroideas, y parafoliculares o células C que secretan la hormona calcitonina. En el interior de los folículos existe
una sustancia llamada coloide (Fig. 9.12).

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MODULO 3. Fisiología

Los folículos tiroideos acumulan de forma activa yoduro (I-) desde la sangre y lo segregan al coloide, donde se oxida a
yodo y se une a aminoácidos como la tirosina en el interior de una proteína denominada tiroglobulina. La unión de un
átomo de yodo a una tirosina forma la monoyodotirosina (MIT), y la unión de dos yodos a la diyodotirosina (DIT).
Posteriormente, tiene lugar en el coloide el acoplamiento de ambas moléculas, donde la unión de una molécula de MIT
con DIT da lugar a la triyodotironina o T3, y la unión de dos moléculas de DIT da lugar a la tetrayodotironina o tiroxina
(T4). Por tanto, nos encontramos que la T3 y T4 están unidas a la tiroglobulina. Cuando se libera TSH, las células foliculares
captan un pequeño volumen de coloide por pinocitosis liberando la T 3 y T4 a la sangre. Las hormonas tiroideas se
transportan por sangre unidas a proteínas plasmáticas. El tiroides libera más T 4 que T3, pero la T3 presenta mas acción
que la T4.

Mediante la activación de genes, las hormonas tiroideas estimulan la lipólisis y la oxidación de los ácidos grasos libres,
lo que contribuye al papel calorigénico de las hormonas tiroideas. Actúan consumiendo oxígeno y produciendo calor, de
ahí su importancia en la termogénesis, control de la temperatura corporal y del metabolismo basal, ya que incrementan
la tasa de la respiración celular en la mayor parte de los tejidos del cuerpo. Aumentan la tasa de utilización de glucosa
por las células periféricas. Además, aumentan la síntesis de proteínas, facilitan la maduración del sistema nervioso e
intervienen en el crecimiento esquelético junto con la GH y la insulina. Una deficiencia en las hormonas tiroideas durante
el desarrollo fetal, la infancia o la niñez causa retardo mental grave e impide el crecimiento óseo. Por último, las hormonas
tiroideas y el sistema nervioso simpático comparten una serie de efectos, incluyendo el aumento del metabolismo basal,
el aumento en frecuencia cardiaca y respiratoria y la excitación del sistema nervioso central, todo ello debido a que
actúan aumentando la síntesis de beta-receptores para la adrenalina y nor-adrenalina.

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MODULO 3. Fisiología

La secreción de hormonas tiroideas viene regulada por la TSH que es segregada por la adenohipófisis, a su vez bajo
control de la hormona hipotalámica TRH. Las hormonas tiroideas circulantes influyen también en la tasa de secreción de
la TSH y TRH, por medio de sus efectos de retroalimentación negativa. Un aumento ó descenso de hormonas tiroideas
regula de forma negativa la eliminación de TSH y de TRH por parte de sus tejidos secretores.

GLÁNDULAS SUPRARRENALES

Las glándulas adrenales ó suprarrenales son órganos situados en la parte superior de cada riñón. La porción exterior de
la glándula recibe el nombre de corteza adrenal, y la parte interior se llama médula adrenal (Fig. 9.13).

La corteza y la médula adrenal presentan estructura y funciones diferentes. La médula adrenal segrega hormonas
catecolaminas, como la adrenalina y nor-adrenalina, a la sangre, en respuesta a la estimulación por las fibras nerviosas
simpáticas preganglionares que la inervan. Por el contrario, la corteza adrenal no recibe inervación nerviosa y su
estimulación, por la hormona adenohipofisaria ACTH, segrega los llamados corticosteroides.

CORTEZA ADRENAL

Está compuesta de tres capas diferentes de células secretoras que de fuera hacia dentro son (Fig. 9.13): la capa
glomerular o glomerulosa que segrega mineralocorticoides, la capa fascicular o fasciculada, de mayor tamaño, que
segrega glucocorticoides y la interna, que es la capa reticular, que segrega parte de glucocorticoides y corticoides
sexuales, que complementan a las hormonas sexuales segregadas por las gónadas. Todas estas hormonas reciben el
nombre de corticoides, porque se segregan en la corteza y todas presentan estructura esteroidea, ya que provienen del
colesterol.

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MODULO 3. Fisiología

Dentro de los mineralocorticoides el más potente es la aldosterona, cuya función se explicó en la fisiología del sistema
excretor (Capítulo 6). Como comentamos previamente, la aldosterona actúa reabsorbiendo sodio a nivel renal, aunque
también a nivel del intestino y glándulas, y con ello aumenta la reabsorción renal de agua, a la vez que incrementa la
secreción de potasio y protones. Por tanto, la aldosterona es importante para aumentar el volumen y presión sanguínea,
así como para regular el equilibrio electrolítico y el pH de la sangre.

Diversos factores controlan la secreción de aldosterona por la corteza y entre ellos tenemos:

1.- La concentración de iones potasio en el líquido extracelular. Un aumento de estos iones estimula la
secreción de aldosterona
2.- La concentración de sodio en el líquido extracelular. Una disminución del mismo estimula la
secreción de aldosterona
3.- El sistema renina-angiotensina, cuya estimulación aumenta la secreción de aldosterona, y por
último
4.- La ACTH, cuyo aumento incrementa la secreción de aldosterona.

Los principales glucocorticoides que segrega la corteza son el cortisol ó hidrocortisona, junto con la cortisona y la
corticosterona. Los efectos del cortisol son, principalmente, sobre el metabolismo. Tiene efecto lipolítico, con la liberación
consiguiente de ácidos grasos y efecto proteolítico en los músculos, aunque a nivel hepático estimula la síntesis de
enzimas (proteínas) y estimula la gluconeogénesis o nueva formación de glucosa a partir de los aminoácidos obtenidos
como consecuencia de la degradación de proteínas. Por todo ello, el cortisol es una hormona hiperglucemiante, ya que
promueve la nueva formación de glucosa e inhibe la utilización de la misma por los tejidos. Además, una elevada
concentración de glucocorticoides en sangre disminuye la respuesta inmunitaria y actúa como antiinflamatorio, de ahí su
uso en medicina en el tratamiento de enfermedades inflamatorias y para suprimir la respuesta inmunitaria. Por último,
el cortisol es muy importante en el llamado “síndrome general de adaptación” o “reacción de alarma”, en respuesta al
estrés o agresión, que podría ser un ayuno prolongado o un ejercicio prolongado. Ante esta situación, se produce un
aumento rápido en la secreción de cortisol.

La secreción de glucocorticoides, principalmente cortisol, está regulada por la hormona adehipofisaria ACTH, que a su
vez está bajo control de la hormona hipotalámica CRH (Fig. 9.8). Un aumento de cortisol, por mecanismo de inhibición
negativa, disminuye los niveles de ACTH y CRH. De la misma forma, una disminución de cortisol estimula la secreción
de ACTH y CRH por sus respectivos órganos.

Las hormonas sexuales producidas por la corteza adrenal son andrógenos, pero se segregan cantidades pequeñas, por
lo que no son suficientes para dar características masculinas a las mujeres, pero contribuye a algunas características
sexuales femeninas como el crecimiento del vello pubiano.

MÉDULA ADRENAL

La región interna de la glándula suprarrenal es un ganglio simpático modificado del sistema nervioso autónomo. Se
desarrolla a partir del mismo tejido embrionario que los otros ganglios linfáticos pero sus células, que carecen de axones,
forman cúmulos alrededor de los vasos sanguíneos. En lugar de liberar un neurotransmisor, las células de la médula
adrenal secretan hormonas, y se les da el nombre de células cromafines. Estas células están inervadas por fibras
simpáticas preganglionares, de forma que cuando se activa el sistema nervioso simpático, como ocurre en la respuesta
al estrés, las células cromafines segregan sus hormonas adrenalina y noradrenalina, en una proporción de
aproximadamente 4 a 1. Por tanto, los efectos de estas hormonas son los mismos que tienen lugar tras la estimulación
del sistema nervioso simpático, excepto que la duración de su efecto es de aproximadamente 10 veces mayor. Estas
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hormonas aumentan el gasto y frecuencia cardiaca, incrementan la frecuencia respiratoria y elevan la tasa metabólica.
Entre los efectos metabólicos tenemos un aumento de la glucosa sanguínea, ya que estimulan la glucogenólisis hepática,
y un incremento en la concentración sanguínea de ácidos grasos, debido a la estimulación de la lipólisis.

REACCIÓN DE ALARMA

Las catecolaminas junto con el cortisol participan en la llamada “respuesta al estrés” o “reacción de alarma”, que consiste
en la respuesta que tiene lugar en el organismo ante una situación de estrés (Fig. 9.14).

En situaciones de estrés se produce estimulación del hipotálamo que hace estimular a las neuronas simpáticas
preganglionares, que a su vez estimulan a las células cromafines a secretar adrenalina y noradrenalina. Además, se
libera CRH que en la adenohipófisis aumenta la producción de ACTH y cortisol. Todo ello hace posible que aumente la
actividad cardiaca, la actividad respiratoria, los niveles de glucosa en sangre, la contracción de determinados lechos
vasculares, para desplazar la sangre a aquellas zonas más implicadas en la respuesta (cerebro y músculo esquelético),
se produzca dilatación de pupilas, y en general se inhiban aquellos sistemas no implicados en la respuesta, como el
digestivo (se inhibe la motilidad del tracto gastrointestinal), urinario y reproductor.

PÁNCREAS: INSULINA Y GLUCAGÓN

El páncreas es una glándula alargada de aproximadamente 100 g de peso que se divide en tres partes, cabeza, cuerpo
y cola. El páncreas está compuesto de tejido exocrino y endocrino. La porción exocrina y sus funciones se han explicado
en la fisiología del sistema digestivo (Capítulo 7). El páncreas endocrino está formado por grupos de células diseminadas
llamadas islotes pancreáticos o de Langerhans, siendo estas estructuras más abundantes en el cuerpo y la cola del
páncreas. Las células que componen los islotes segregan hormonas, entre las cuales tenemos la célula alfa o A que
segrega el glucagón, la célula beta o B que segrega la insulina, la célula delta o D que segrega somatostatina y la célula

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F o PP que segrega polipéptido pancreático. De todas ellas, la que se encuentra en una mayor abundancia (60%) son las
células beta productoras de insulina.

GLUCAGÓN

El glucagón, segregado por las células alfa, actúa aumentando los niveles de glucosa en sangre, estimulando la
glucogenólisis y la gluconeogénesis a partir de ácidos grasos y aminoácidos en el hígado. Aumenta la lipólisis, con la
consiguiente liberación de ácidos grasos y cuerpos cetónicos a la sangre, a la vez que estimula la proteogénesis. Todo
ello hace que el glucagón aporte sustratos energéticos al organismo durante el ayuno, al disminuir la concentración de
glucosa en sangre.

La secreción de glucagón está controlada por los niveles de glucosa en sangre, así una disminución de los mismos, ó
bien el ayuno ó ejercicio estimulan su secreción por las células alfa (Fig.9.15).

INSULINA

La insulina segregada por las células beta es una hormona hipoglucemiante que baja los niveles de glucosa en sangre,
oponiéndose a las hormonas hiperglucemiantes glucagón, cortisol, adrenalina y GH. Este efecto lo realiza estimulando la
glucogenogénesis y la glucólisis en el hígado y músculo esquelético. Disminuye la lipolisis y estimula la lipogénesis en
tejido adiposo y la proteogénesis en el músculo. Por tanto, la insulina tiende a favorecer el movimiento de glucosa, ácidos
grasos y proteínas de la sangre a los tejidos, facilitando la formación de moléculas de reserva energética, principalmente
glucógeno y grasas tras la ingestión del alimento. Estos efectos son antagónicos al glucagón y normalmente la secreción
de glucagón disminuye cuando aumenta la de insulina. Por el contrario, en el ayuno disminuye la secreción de insulina y
aumenta la de glucagón.

La secreción de insulina está controlada fundamentalmente por los niveles de glucosa en sangre, estimulando su
secreción el aumento de glucosa (Fig. 9.15).

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SOMATOSTATINA

Secretada por las células delta, parece que su papel principal radica en regular las otras hormonas de los islotes
pancreáticos. Inhibe la secreción de glucagón, insulina y polipétido pancreático, así como la de GH.

REGULACIÓN ENDOCRINA DEL BALANCE CALCIO/FÓSFORO

La regulación endocrina del balance de calcio/fósforo en el organismo se lleva a cabo por tres hormonas: la
parathormona, la calcitonina y la vitamina D hormona.

La parathormona u hormona paratiroidea (PTH) es la hormona segregada por las glándulas paratiroides, las cuales se
localizan en las superficies posteriores de los lóbulos laterales de la glándula tiroidea (Fig. 9.16).

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MODULO 3. Fisiología

Estas glándulas se encuentran en número de cuatro y cada una de ellas es una estructura pequeña de color marrón-
amarillenta. Las glándulas paratiroideas contienen dos clases de células epiteliales, las más numerosas llamadas células
principales productoras de PTH, y las células oxífilas las cuales se desconocen su función. La PTH, es la hormona más
importante para el control de las concentraciones de calcio en sangre. Aumenta los niveles de calcio en sangre actuando
sobre el hueso estimulando su resorción, y aumentando la reabsorción renal de calcio. Además, indirectamente estimula
la absorción intestinal de calcio ya que ayuda a la formación de la vitamina D en el riñón. También, produce
hipofosfatemia con hiperfosfaturia, ya que aumenta la resorción ósea y disminuye la reabsorción renal de fosfato.

La calcitonina es una hormona producida por las células parafoliculares ó células C de la glándula tiroides. Sus efectos
sobre la homeostasia del calcio son opuestos a los de la PTH, ya que es una hormona hipocalcemiante. Actúa estimulando
el depósito de calcio en el hueso y por tanto la formación del mismo, a la vez que inhibe la destrucción del hueso.
Además, sobre el riñón estimula la eliminación de calcio por la orina. Existe una sustancia llamada miacalcina que es un
extracto de calcitonina derivado del salmón utilizado para el tratamiento de la osteoporosis, debido a ser 10 veces más
potente que la calcitonina humana.

La vitamina D hormona o 1,25-dihidroxivitamina D3 o calcitriol o también llamada la forma activa de la vitamina D,


comienza su formación en la piel, donde se produce vitamina D3 a partir de una molécula precursora, la cual actúa como
una prohormona. Esta vitamina D3, una vez transformada en el hígado, se convierte en 25-hidroxivitamina D3, que por
acción de una enzima existente en el riñón, se transforma en calcitriol, siendo esta enzima activada por la presencia de
PTH. Esta hormona actúa aumentando las concentraciones de calcio y fosfato en sangre, ya que estimula la absorción
intestinal de calcio y fosfato, la resorción ósea, y la reabsorción renal de ambos disminuyendo su excreción en la orina.
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MODULO 3. Fisiología

La secreción de PTH, calcitonina y calcitriol se controla por los niveles de calcio en sangre. Concentraciones bajas de
calcio estimulan la secreción de PTH y calcitriol e inhiben la de calcitonina, corrigiendo los niveles sanguíneos de calcio.
Por el contrario, una concentración alta de calcio inhibe la secreción de PTH y calcitriol y estimula la de calcitonina, dando
como consecuencia una disminución en la calcemia (Fig. 9.17).

OXITOCINA

Es una hormona sintetizada por los cuerpos neuronales del núcleo paraventricular hipotalámico, que se
transporta en vesículas secretoras por el axón y se libera en la neurohipófisis (Fig.9.6). Tiene un papel
importante durante y después del parto actuando sobre el útero y las mamas. Durante el parto, la oxitocina
estimula la contracción de las células del músculo liso del útero ayudando al parto. Posterior al parto, la
oxitocina estimula la eyección de leche de las glándulas mamarias en respuesta al estímulo mecánico de la
succión del lactante.

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MODULO 3. Fisiología

HORMONA ANTIDIURÉTICA

También denominada arginina vasopresina (AVP). Es sintetizada por el núcleo supraóptico del hipotálamo. Su liberación
se produce por la llegada de un potencial de acción a la neurona, viajando por los axones y liberándose en la
neurohipófisis (Fig.9.6). Actúa principalmente sobre el riñón, concretamente en los túbulos colectores insertando las
acuaporinas (AQP) ó canales de agua, principalmente la AQP-2 en la membrana epitelial para aumentar la reabsorción
renal de agua. De esta forma aumenta el volumen del líquido extracelular, la volemia, el retorno venoso, el gasto cardíaco
y la presión arterial, así como disminuye la osmolaridad de los líquidos corporales.

Los elementos que actúan controlando la secreción de ADH son:

1.- La osmolaridad del líquido extracelular, cuyo aumento es detectado por osmorreceptores localizados en el
hipotálamo que estimulan la liberación de ADH
2.- La volemia, ya que una disminución estimula igualmente el hipotálamo aumentando la liberación de ADH y
3.- La presión arterial, puesto que una bajada estimula los barorreceptores que a su vez mandan señales al hipotálamo
incrementando la liberación de ADH.

Como ya comentamos en la fisiología del sistema excretor (Capítulo 6), la ADH junto con la aldosterona y el PNA están
implicados en el control hídrico y salino del organismo.

REGULACIÓN AUTOCRINA Y PARACRINA

Muchas moléculas reguladoras producidas en el organismo actúan en los propios órganos que la producen. Si dichas
moléculas se producen y actúan en el mismo tejido de un órgano, hablamos de reguladores autocrinos (entre ellos las
citoquinas). Por el contrario, si estas moléculas se producen en un tejido y regulan un tejido diferente del mismo órgano,
hablamos de reguladores paracrinos (óxido nítrico). Entre los reguladores autocrinos podemos nombrar al grupo de las
prostaglandinas, las cuales a su vez forman parte de la familia denominada eicosanoides, derivadas del ácido
araquidónico. Las prostaglandinas se producen en casi todos los órganos, y están implicadas en multitud de funciones
reguladoras. Las prostaglandinas presentan muchas acciones, muchas de ellas antagónicas en algunos tejidos. Entre
ellas podemos citar los efectos sobre el sistema inmunitario, ya que favorecen aspectos del proceso inflamatorio, con
dolor y fiebre; son importantes en la ovulación, así como están implicadas en el parto prematuro y en otras respuestas
del aparato reproductor; el tracto gastrointestinal produce prostaglandinas que parecen inhibir las secreciones gástricas
y la motilidad intestinal; algunas prostaglandinas producen contracción y otras dilatación de los vasos sanguíneos y del
músculo liso bronquial, contribuyendo a la broncoconstricción que tiene lugar en el asma. También están implicadas en
la coagulación sanguínea. En el sistema excretor se sintetizan en la médula renal, produciendo vasodilatación y aumento
del flujo renal con incremento en la excreción urinaria de agua y electrolitos.

Autor: Carmen María Vázquez Cueto


Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla

© Cítese como “Vázquez C. y cols.”Fisiología””; En Postgrado en Toxicología -18". M. Repetto (ed.). CD-ROM. Ilustre Colegio Oficial de Químicos. Sevilla,
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MODULO 3. Fisiología

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MODULO 3. Fisiología

Capítulo 10. Fisiología del sistema reproductor femenino y masculino.

Autor: Dra. Olimpia Carreras Sánchez

1. Introducción
2. Sistema reproductor femenino
2.1. Morfología funcional del ovario
2.2. Funciones del ovario
2.2.1. Esteroidogénesis
2.2.2. Oogénesis
2.3. Ovulación
2.4. Eje hipotálamo-hipófisis-ovario
2.5. Ciclo menstrual
3. Sistema reproductor masculino
3.1. Morfología funcional de los testículos
3.2. Funciones de los testículos
3.2.1. Espermatogénesis
3.2.2. Esteroidogénesis
3.3. Secreción y metabolismo de los andrógenos
3.4. Acciones biológicas de los andrógenos
4. Procreación
5. Fertilización o fecundación

Introducción

Los órganos del sistema reproductor, en ambos sexos, están adaptados para asegurar la supervivencia de los individuos
y la de toda la especie. Como consecuencia de la actividad reproductora normal, se producen hormonas que permiten el
desarrollo de los caracteres sexuales. La capacidad reproductora en los seres humanos aparece en la pubertad. El sistema
reproductor masculino se encarga de sintetizar, transferir e introducir el esperma maduro en el tracto reproductor
femenino, donde se producirá la fertilización. En éste capítulo se estudiará la anatomía y fisiología de sistema reproductor
masculino y femenino, incluyendo los sistemas de regulación hormonal que permiten las acciones fisiológicas normales
de estos sistemas. Se estudia también algunos aspectos relacionados con el sistema reproductor como la procreación y
la fecundación.

2. SISTEMA REPRODUCTOR FEMENINO

2.1. MORFOLOGÍA FUNCIONAL DEL OVARIO (Figura 10.1)

Los ovarios son los lugares donde se desarrollan y maduran los óvulos (gametos femeninos). Los ovarios son los
órganos sexuales esenciales de la mujer que segregan estrógenos, hormona femenina que actúa sobre múltiples
tejidos u órganos, influyen sobre el sistema cardiovascular, el funcionamiento renal, la estructura del esqueleto y sobre
la síntesis hepática de las proteínas.

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Fimbrias Trompa Falopio


Cavidad uterina Ovario

Epitelio
superficial
Teca Tejido
Lámina basal Endometrio Miometrio conectivo
Células
granulosa Útero

Cavidad uterina
Folículo secundario Canal cervical
Folículo maduro Cuello
Folículo roto Vagina

Arteria
Vena
Ovocito
ovulado Folículo primario
Cuerpo lúteo Cuerpo lúteo
en regresión

Arteria uterina

Figura 10.1. Estructuras órganos reproductores femeninos (Tomado de Silverthorn, 2014).

Cada ovario está recubierto por extensiones de la trompa de Falopio, denominada fimbrias. Los óvulos liberados del
ovario son impulsados al interior de las trompas. La luz de cada una de las trompas comunica con el útero o matriz.
Los ovarios, trompa de Falopio y útero se encuentran situados en la pelvis.

El útero consta de tres capas: la capa externa o perimetrio (tejido conectivo), la capa media o miometro (tejido
muscular) y la interna o endometrio (epitelio escamosos estratificado no queratinizado). Una capa del endometrio es
la que se desprende durante la menstruación.

El útero se estrecha para formar el cuello y posteriormente se abre a la vagina (Figura 10.1, 10.2). Entre la vagina y el
útero existe una capa de moco cervical. La vagina, el útero y las trompas de Falopio, constituyen los órganos sexuales
accesorios de la mujer.

La abertura vaginal y la uretra están cubiertas de los labios menores internos y los labios mayores externos. El
clítoris es una pequeña estructura localizada en el borde anterior de los labios menores.

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MODULO 3. Fisiología

a)

Clítoris
Uretra

Labios Vagina
menores
Himen
Labios (estirado)
mayores
b) Ovario Ano
Trompa
Falopio
Útero

Cuello
uterino
Vejiga
Recto
Vagina
Clítoris
Labios menores Labios mayores Ano

Figura 10.2. Órganos reproductores femeninos : a) genitales externos y b) corte de la pelvis


(Tomado de Silverthorn, 2014).

2.2. FUNCIONES DEL OVARIO

Durante la vida fetal no está bien establecida, aunque durante la vida adulta presenta dos funciones primordiales:

a) Esteroidogénesis: la producción de hormonas esteroideas responsable de la aparición de los caracteres sexuales


primarios y secundarios en la hembra.

b) Oogénesis: En el ovario están presentes y se desarrollan las células germinales u oocitos.

2.2.1. Esteroidogénesis

El ovario es el lugar donde ocurre principalmente la síntesis de esteroides sexuales. En menor proporción también se
producen en corteza suprarrenal, y en la placenta de la mujer embarazada y en las suprarrenales del feto. El precursor
de estas hormonas esteroideas es el colesterol. Una vez sintetizadas las hormonas estas se deben transportar por la
sangre unida a un transportador, solamente una pequeña proporción permanece en forma libre, pudiendo atravesar las
membranas por difusión y unirse a un receptor intracitoplasmático, poniendo en marcha el mecanismo de acción
hormonal.

Los esteroides que se producen son: estrógenos, gestágenos (progesterona) y andrógenos.

Estrógenos

Las acciones de los estrógenos se pueden resumir en dos estadios:


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1. Durante la pubertad: Los estrógenos

1.1. Favorecen la maduración de los genitales.


1.2 Aumentan la actividad mitótica del endometrio y miometrio del útero.
1.3. Favorecen la aparición del vello axilar y pubiano.
1.4. Aumentan el desarrollo mamario inicial.
1.5. Aumentan el tejido adiposo subcutáneo sobre todo en muslos y caderas.
1.6. Aumentan la maduración ósea.

2. Durante la madurez: Los estrógenos

2.1. Mantienen las características alcanzadas durante el desarrollo.


2.2. Aumentan el contenido corporal de agua, electrolitos y proteínas.
2.3. Producen efecto protector frente a infecciones.
2.4. Desarrollo mamario.
2.5. Distribución de grasa corporal en caderas, muslos y mamas.
2.6. Aumenta el grosor y la retención de agua en la piel.
2.7. En el hueso, produce mineralización ósea.

Gestágenos

1. Bloquean el crecimiento del endometrio y estimulan las secreciones endometriales y mamarias.


2. Estimulan el crecimiento y desarrollo mamario.
3. Preparan la anidación del óvulo fecundado.

Andrógenos

Los andrógenos, además de ser convertidos en testosterona y dihidrotestosterona (DTH), son transformados en
estrógenos. Esta fuente de estrógenos es muy importante durante la menopausia. Las acciones biológicas de los
andrógenos son anabolizantes.

2.2.2. Oogénesis (Figuras 10.3, 10.4)

Durante la vida prenatal (4-5ª semana de gestación) las células germinativas maduras emigran hacia la gónada en
desarrollo, continúan dividendose por mitosis transformándose en oogonias u ovogonias (diploides). Hacia el final
de la gestación, las oogonias inician una mitosis, en cuyo momento reciben el nombre de oocitos u ovocito primarios,
que son diploides. Los ovocitos primarios se rodean de una capa de células epiteliales planas precursoras de la granulosa,
que derivan del epitelio superficial del ovario, denominándose folículos primordiales. Algunos folículos primordiales
o primarios serán estimulados a crecer todavía más y desarrollarán algunas cavidades llenas de líquido denominadas
vesículas. En este momento se denominan folículos secundarios. El crecimiento de uno de estos folículos irá
acompañado de la fusión de vesículas para formar una única cavidad de líquido denominado antro. En ésta fase al
folículo se le denomina folículo maduro o de De Graaf.

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Folículo maduro o de
De Graaf
Células
Oocito Folículo
granulosas
secundario Folículo
primario

Vena
Arteria

Oocito
ovulado
Estroma

Folículo Cuerpo Regresión


roto lúteo cuerpo lúteo

Figura 10.3. Fases del desarrollo del folículo ovárico (Tomado de Silverthorn, 2014).

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Figura 10.4. Folículos ováricos (Tomado de Tortora, 2013).

A medida que se desarrolla el folículo, el ovocito primario produce la primera división meiótica, produciéndose el
ovocito secundario (haploide), que comienza su actividad meiótica pero se detiene hasta que se alcanza la madurez
sexual (pubertad), momento en que se reinicia el proceso de ovogénesis por acción hormonal. Un poco antes que la
mujer ovule concluye la primera meiosis y se genera un ovocito secundario y un cuerpo polar. Este ovocito secundario
es expulsado del ovario (ovulación). Si se produce fecundación, el ovocito secundario continúa la segunda meiosis hasta
el final, formándose un ovocito haploide maduro y un cuerpo polar que involuciona. Si no hay fecundación, el ovocito
secundario es eliminado durante la menstruación. El ovocito, que no ha sido fecundado, está contenido en un folículo de
De Graaf. Las células granulosas que rodean al ovocito se denominan corona radiada. Entre el ovocito y la corona
radiada existe una capa de proteínas y polisacáridos, que recibe el nombre de zona pelúcida. Esta zona es importante
porque es una barrera a la capacidad de un espermatozoide para penetrar al ovocito y fecundarlo.

Alcanzada la madurez, el folículo queda rodeado de dos capas de tejido conectivo, que se denominan teca interna, rica
en vasos sanguíneos y productoras de estrógenos, y teca externa, más fibrosa, que se fusiona con el estroma ovárico.

Durante la vida fértil de la mujer, sólo entre 400 y 500 ovocitos, experimentarán la secuencia completa, que culmina en

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la ovulación. Los millones restantes desaparecerán mediante un proceso denominado atresia, esta se debe a una
apoptosis o muerte celular programada por una interrelación entre hormonas y reguladores paracrinos.

2.3. Ovulación

Aproximadamente, a mitad del ciclo ovárico (10-14 días), el folículo protegido de la atresia y que ha evolucionado a
folículo de De Graaf, se romperá, por la acción de la dotación hormonal adecuada, y expulsará al ovocito a la trompa de
Falopio, en un proceso que se denomina ovulación. Este ovocito si no se fecunda degenerará en un par de días.
Posteriormente, el folículo vacío se convierte en el cuerpo lúteo (cuerpo amarillo). Hacia el final del ciclo el cuerpo lúteo
involuciona a cuerpo albicans o cuerpo blanquecino no funcionante (Figura 10.3).

2.4. Eje hipotálamo- hipófisis-ovario

El término significa la relación hormonal que existe entre el hipotálamo, la adenohipófisis y el ovario. La adenohipófisis
produce dos hormonas gonadotropas, la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículo estimulante (FSH). La
secreción de ambas hormonas está bajo el control de una hormona hipotalámica, que es la hormona liberadora de
gonadotropinas (GnRH), y de la retroalimentación de hormonas segregadas por los ovarios.

La actuación de estas hormonas es diferente, mientras que la secreción de FSH es ligeramente mayor a la de LH, durante
la primera fase del ciclo menstrual, la secreción de LH supera a la de FSH inmediatamente antes de la ovulación.

Estas interacciones complejas provocan un patrón de secreción hormonal que regula las fases del ciclo menstrual.

2.5. Ciclo menstrual o ciclo sexual femenino (Figura 10.5)

Consiste en la preparación de una célula germinal y su entorno para la reproducción y, cuando la fecundación no ocurra,
se va a completar con la degeneración del óvulo y la descamación del endometrio para volver a empezar de nuevo el
ciclo. Dura aproximadamente 28 días, en la mujer normal, durante los años reproductores comprendidos entre la
menarquia (11-14 años), que es la primera regla, y la menopausia (45-50 años) o desaparición de la misma.

El ciclo menstrual desde el punto de vista fisiológico se divide en tres fases:

1. Fase folicular, comienza con el inicio de la hemorragia menstrual y dura aproximadamente 15 días.
2. Fase ovulatoria, que dura sólo de 1-3 días.
3. Fase lútea, dura 13-14 días y finaliza al comenzar una nueva menstruación.

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MODULO 3. Fisiología

FASES CICLO FASE FOLICULAR OVULACIÓN FASE LÚTEA


OVÁRICO
GONADOTRO
LH
HORMONA

PICASS

FSH
OVÁRICO
CICLO

Folículo cuerpo lúteo Cuerpo


Teca Formación
primario Antro Ovulación maduro albicans
cuerpo lúteo
PROGESTERONA
HORMONA
OVÁRICAS

ESTRÓGENOS INHIBINA
UTERINO
CICLO

FASE FASE SECRETORIA


MENSTRUACIÓN
TEMPERATURA

PROLIFERATIVA
CORPORAL
BASAL

36.7 ºC

36.4 ºC

DÍAS 28 7 14 21 28

Figura 10.5. El ciclo menstrual (Tomado de Silverthorn, 2014).

1. Fase folicular: (Figuras 10.3, 10.4, 10.5, 10.6)

Durante la fase folicular crecen algunos de los folículos primordiales, formando vesículas y convirtiéndose en folículos
secundarios. Hacia el final de la fase folicular, un folículo de un ovario alcanza la madurez y se convierte en un folículo
de De Graaf. A medida que crece el folículo, las células de la granulosa segregan una cantidad creciente de estradiol
(estrógeno), que alcanza su máxima concentración aproximadamente el día 12 del ciclo, dos días antes de la
ovulación. El ovario responde a la LH y la FSH, produciendo además del estradiol otras hormonas como progesterona,
inhibina y activina que regulan la producción hormonal de la hipófisis. La función de la activina es contraria a la de la
inhibina. Esta inhibe a la FSH mientras que la activina estimula la producción de FSH. Actualmente se ha descrito otra
hormona que se produce en los folículos en la primera parte del ciclo ovárico denominada hormona antimulleriana
(AMH), que actúa como freno para que no se desarrollen al mismo tiempo demasiados folículos. La determinación de

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esta hormona es un método novedoso para medir la reserva ovárica, que se define como la cantidad de ovocitos (óvulos)
que le quedan a la mujer y la calidad de los mismos.

Fase folicular temprana Fase folicular tardía y Fase lútea temprana Fase lútea tardía
ovulación
Hipotálamo GnRH
GnRH GnRH GnRH

Adenohipófisis

FSH LH FSH LH FSH LH


FSH LH
Folículo Cuerpo
Folículo Células Células lúteo Nuevos Regresión
folículos Cuerpo
Células Células granulosas teca comienzan su lúteo
Secreta desarrollo
granulosas teca
Inhibina Andrógenos Estrógenos
Andrógenos Progesterona Estrógenos
Inhibina Progesterona
Estrógenos Estrógenos P rogesterona

Estímulo
Centro
integrador
Vía eferente
Respuesta tisular

Figura 10.6. Regulación hormonal del ciclo menstrual (Tomado de Silverthorn, 2014).

Durante los días que le siguen a la hemorragia menstrual, se incrementan los niveles de FSH y LH. El aumento de la
FSH precede al de LH.

El crecimiento de los folículos primordiales y la secreción de estradiol cada mes son estimulados y dependen de la FSH.
La cantidad de FSH segregada al inicio de la fase folicular es más elevada que la segregada al final de la fase folicular.
La FSH y el estradiol estimulan la producción de receptores de FSH en los folículos. Hacia el final de la fase folicular la
FSH y el estradiol también estimulan la producción de receptores de LH en el folículo de De Graaf. Esto es importante
porque prepara al folículo de De Graaf para el siguiente acontecimiento importante del ciclo.

El aumento rápido de los estrógenos, de la fase folicular actúa sobre el hipotálamo para liberar GnRH. Además, el
estradiol aumenta la capacidad de la hipófisis para producir más LH. Como resultado de ésta retroalimentación o
retroactivación del estradiol sobre la hipófisis, existe un aumento en la secreción de LH en la fase folicular
tardía que culmina con un pico de LH. El pico de LH comienza a las 24 h antes de la ovulación y alcanza un máximo
unas 16 h antes de la ovulación. Este pico de LH es el que desencadena la ovulación. Como la GnRH estimula tanto
la LH como la FSH, también aparece un pico simultáneo y de menor secreción de FSH.

2. Fase ovulatoria: (Figuras 10.3, 10. 4, 10.5, 10.6)

La fase ovulatoria se caracteriza por un pico muy elevado, pero pasajero, de la concentración plasmática de LH y otro
un poco menor de FSH. Estas variaciones de gonadotropinas está precedida por el pico en "diente de sierra" de estradiol

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MODULO 3. Fisiología

en la fase folicular tardía, así como por un aumento de los pulsos de GnRH. Al mismo tiempo, el contenido plasmático
de progesterona asciende ligeramente. El conjunto de todos estos cambios sugiere que tanto el ovario como el
hipotálamo contribuyen a los picos ovulatorios de LH y FSH.

El pico de LH hace que la pared del folículo de De Graaf se rompa aproximadamente el día 14. En el curso de la
ovulación, un ovocito secundario, detenido en la división meiótica, se libera por el ovario y es arrastrado a la
trompa uterina.

Por tanto, la ovulación se desencadena por un pico de LH, y éste se produce por un aumento de la secreción de estradiol
que tiene lugar mientras crece el folículo. De esta forma el folículo de De Graaf no se ovula normalmente hasta que
alcanza un tamaño y un grado de madurez adecuados.

3. Fase luteínica: (Figuras 10.3, 10. 4, 10.5, 10.6)

Después de la ovulación, el folículo se convierte en el cuerpo lúteo por la acción de la LH. El cuerpo lúteo segrega
progesterona, alcanzando unos niveles máximos durante esta fase (10 veces la progesterona plasmática). Los niveles
de progesterona y estradiol ejercen durante esta fase un efecto de retroalimentación inhibidor sobre la secreción de FSH
y LH. Además el cuerpo lúteo produce otra hormona, denominada inhibina, que inhibe la acción y liberación de FSH,
haciendo que se retrase el desarrollo de otros folículos, con lo que no se produce ovulación en éste ciclo. Al final de la
fase luteínica, el cuerpo lúteo sufre una regresión dejando de funcionar, por lo que van a disminuir los
estrógenos, la progesterona y la inhibina. La degradación del cuerpo lúteo o luteolisis parece ser que es debido a la
acción de una prostaglandina (PGF2α). Aunque aún no se conoce con exactitud el mecanismo de retracción se sabe que
conforme va madurando el cuerpo lúteo la PGF2α induce en las células luteínicas la expresión de sus propios receptores,
además disminuye la progesterona, aumenta la endotelina 1 y quimiocinas dando lugar a la regresión lútea. Cuando los
niveles de esteroides ováricos son altos se produce retroinbición de la LH, haciendo que ésta permanezca en valores
bajos y por tanto, se produzca la autodestrucción del cuerpo lúteo.

Al disminuir la función del cuerpo lúteo, como hemos comentado anteriormente, disminuyen las hormonas estrógenos y
progesterona, hacia el final del ciclo ovárico. Cuando se suprimen los niveles de los esteroides ováricos, se inicia la
menstruación y comienza un nuevo ciclo ovárico.

Desde el punto de vista estructural el endometrio del útero durante el ciclo ovárico presenta una serie de cambios.
Según los cambios endometriales, podemos distinguir tres tipos de fases (Figura 10.5):

1. Fase proliferativa: Ocurre en la fase folicular, por acción de los estrógenos segregados por los
folículos desarrollan el crecimiento (proliferación) del endometrio. En ésta fase el estradiol también
prepara la fase siguiente del ciclo, produciendo proteínas receptoras de progesterona.
2. Fase secretora: Ocurre en la fase luteínica. En éste periodo se produce progesterona, que favorece
el desarrollo de la glándulas uterina. Por acción del estradiol conjuntamente con la progesterona el
endometrio se prepara para aceptar y nutrir al embrión, en caso de que se produzca la fecundación.

3. Fase menstrual: Al final de la fase luteínica se produce la caída de las hormonas, provocando la
menstruación.

3. SISTEMA REPRODUCTOR MASCULINO

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El sistema reproductor masculino consta de órganos esenciales o gónadas para la producción de los gametos y
órganos accesorios, cuya misión es de soporte en el proceso reproductor.

3.1. MORFOLOGÍA FUNCIONAL DE LOS TESTÍCULOS (Figuras 10.7, 10.8)

Los testículos son órganos pares, ovoideos, encapsulados, que miden de 4-5 cm de longitud y pesan de 10-15 g. Los
testículos se encuentran suspendidos en el saco escrotal. Aproximadamente al sexto mes de vida fetal, los testículos
descienden desde la cavidad abdominal al escroto a través del conducto inguinal. Este hecho es importante para la
producción de los espermatozoides, ya que necesitan una temperatura óptima por debajo de la temperatura corporal (2-
3 ºC).

Uréter
Vejiga
urinaria

Vesículas
seminales
Glándula
prostática Vías
Uretra deferentes
Abertura conducto
Glándula eyaculador
bulbouretrales
Cuerpo
Cuerpo cavernoso
esponjoso

Cuerpo
cavernoso

Pene Cuerpo
Testículo
esponjoso
Glande
Prepucio Escroto Uretra

Figura 10.7. Anatomía de los órganos reproductores masculinos (Tomado de Silverthorn, 2014).

El 80% de los testículos están formados por los túbulos seminíferos, el 20% restante corresponde a tejido conjuntivo,
que contiene las células intersticiales o de Leydig. Los túbulos seminíferos forman una masa de asas contorneadas que
desembocan en un sistema de conductos que acaban vertiendo su contenido en el epidídimo, lugar de maduración,
almacenamiento y movilidad de los espermatozoides. A partir de ahí son transportados por el conducto deferente y el
conducto eyaculador hasta el pene para su emisión.

Cada túbulo está rodeado por células germinales inmaduras o espermatogonias y por células de Sertoli o
sustentaculares, que tiene forma cilíndrica, que se extiende desde la membrana basal hasta la luz del túbulo. Las dos
funciones más importantes de las células de Sertoli son:

a) Proporcionar el apoyo mecánico y protector a las células germinales en el desarrollo.

b) Participar en la liberación de espermatozoides maduros hacia la luz de los conductos seminíferos.

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FUNCIONES DE LOS TESTÍCULOS

Los testículos realizan dos funciones primordiales: la espermatogénesis y la esteroidogénesis.

1. Espermatogénesis: Es la producción de espermatozoides (esperma), gametos o células reproductoras


masculinas.
2. Esteroidogénesis: Es la producción y secreción de hormonas, principalmente de testosterona.

3.2.1. Espermatogénesis: (Figura 10.8)

La espermatogénesis se divide en tres fases: la mitosis, o fase de replicación celular; la meiosis o fase de división
reduccional y la espermiogénesis o fase de diferenciación celular. La espermatogénesis comienza justo antes de la
pubertad por la influencia de hormonas, como las gonadotropinas, y continúa durante toda la vida, aunque disminuye
en la senectud.

e) Cabeza Acrosoma
contiene
enzimas
Cuerpo
Núcleo
Vejiga urinaria
Conducto Uréter Recto
deferente
Vesícula Centriolos
Conducto seminal
eyaculador
Próstata Espiral
Pene Uretra mitocondrial
Glándula Cola
bulbouretral Microtúbulos
Epìdidimo Espermatide Espermatozoides
Cabeza del Testículo s
Espermatocito
epìdidimo secundario
Escroto Célula
Espermatocito Sertoli
primario
Espermatogonia
Tubos
seminíferos Célula
Epìdidimo Sertoli Célula
Leydig
Célula
Leydig
Conducto Espermatogonia
deferente

Figura 10.8. Anatomía de los órganos reproductores masculinos: a) vista lateral, b) testículo, c) corte
del testículo, d) desarrollo del espermatozoide, e) espermatozoide (Tomado de Silverthorn, 2014).

Los túbulos seminíferos contienen gran número de células epiteliales germinales denominadas espermatogonias,
localizadas en dos o tres capas a lo largo de la superficie externa del túbulo. En ésta primera fase, las espermatogonias
migran hacia el centro del túbulo, entre las células de Sertoli. Estas células son muy grandes, y rodean a las
espermatogonias en desarrollo, hasta la luz central del túbulo.

Cada espermatogonia que penetra en la capa de células de Sertoli se modifica progresivamente y aumenta de tamaño
para formar un espermatocitos primario grande. Cada espermatocito primario se divide para formar dos
espermatocitos secundarios (Figura 10.8). Al cabo de unos pocos días, estos esperrmatocitos se dividen para formar
espermátides, que finalmente son modificadas y convertidas en espermatozoides (esperma o espermiogénesis),
que son liberados a la luz de los conductos seminíferos. Las células de Sertoli proporcionan una corriente líquida que
expulsa los espermatozoides fuera del túbulo, hasta la retetestis (conglomerado de túbulos que regulan el tránsito de
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los espermatozoides hasta la cabeza del epidídimo) y el epidídimo, siendo a su paso por esta estructura cuando adquieren
movilidad propia. Aunque en el eyaculado, ya son móviles y anatómicamente completos, el esperma debe sufrir un
proceso complejo, denominado capacitación, antes de que sean capaces de fertilizar al óvulo. Por lo general, la
capacitación sucede en el esperma, después de que se ha introducido en la vagina de la mujer.

Durante la fase de modificación de espermatocito a espermátide los 46 cromosomas (23 pares de cromosomas) se
dividen de manera que 23 cromosomas van a una espermátide y 23 a la otra. Esto también, hace que se dividan los
genes cromosómicos, de manera que sólo la mitad del material genético del feto es proporcionado por el padre, mientras
que la otra mitad procede del ovocito de la madre.

El control de la espermatogénesis se lleva a cabo por dos hormonas hipofisarias, LH y FSH (Figura 10.9). Los efectos
de la LH son mediados por la testosterona sintetizada en las células de Leydig. Por tanto, la FSH y la testosterona son
las hormonas que, durante la pubertad, actúan directamente sobre las células de Sertoli, para iniciar la
espermatogénesis. Sin embargo, es solo la testosterona la que mantiene la producción de espermatozoides maduros.

Cuando los túbulos seminíferos fracasan en la producción de espermatozoides, la secreción de FSH por la adenohipófisis
aumenta notablemente. A la inversa cuando la espermatogénesis es muy rápida, la secreción de FSH disminuye. Se cree
que la causa de este efecto de retroalimentación negativa sobre la hipófisis es la secreción de una hormona denominada
inhibina (glucoproteína) por las células de Sertoli. Esta hormona inhibe la secreción de FSH por la adenohipófisis y
posiblemente tenga un ligero efecto sobre el hipotálamo inhibiendo la secreción de GnRH.

En cada espermatogonia, uno de los 23 pares de cromosomas transporta la información genética que determina el sexo
del descendiente. Este par está compuesto por un cromosoma X, denominado femenino, y un cromosoma Y, denominado
masculino, y que se dirige a una espermátide convirtiéndose en un espermatozoide masculino, mientras que el
cromosoma X va a otra espermátide, que se convierte el espermatozoide femenino. El sexo de la descendencia viene
determinado por el espermatozoide que fecunde al óvulo.

El espermatozoide está constituido por cabeza, zona intermedia y una larga cola (Figura 10.8). La cabeza, es un
paquete de cromatina condensada cubierto por un acrosoma y una cápsula (o cabeza) acrosómica. El acrosoma contiene
enzimas hidrolíticas que se liberan durante el proceso de capacitación. Las enzimas son inactivas hasta que contacta la
cabeza del espermatozoide con el huevo. A lo largo de éste proceso las enzimas rompen el moco cervical, permitiendo
al esperma pasar hacia el útero y las trompas uterina. Si al penetrar el semen hay un óvulo en el tracto reproductor
femenino, las enzimas hidrolíticas permitirán que las células espermáticas digieran y penetren a través de la cobertura
externa del huevo e inicien la fertilización. La zona intermedia cilíndrica se caracteriza por una disposición helicoidal de
la mitocondria en torno a un cuerpo central. Esta cubierta mitocondrial proporciona la energía necesaria para que el
espermatozoide se mueva. La cola está formada por microtúbulos, con la típica apariencia de flagelos móviles. El esperma
es empujado por el movimiento flagelar de la cola.

3.2.2. Esteroidogénesis

La testosterona, principal hormona masculina es un esteroide. El precursor de éste esteroide es el colesterol. Las
mitocondrias de las gónadas, ovarios y testículos, así como las de la corteza suprarrenal, tienen la enzima necesaria para
transformar el colesterol en pregnenolona, siendo éste esteroide el precursor de los demás.

En el testículo, la pregnenolona es convertida en testosterona por varias enzimas. Además de testosterona se producen
androstenodiona, y a partir de ambos andrógenos, se producen, aunque de manera minoritaria, estradiol y estrona

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MODULO 3. Fisiología

(estrógenos). La progesterona y la 17-OH-progesterona también se segregan por los testículos, aunque aún se
desconoce la acción en el varón.

En la séptima semana de vida fetal, las células de Leydig comienzan a producir testosterona. En ésta etapa es importante
la liberación de testosterona, porque ésta induce a la diferenciación de los órganos sexuales internos y externos del
varón. Durante éste periodo, para inducir la estimulación y la consiguiente producción hormonal, es necesaria la actuación
de las gonadotropinas coriónicas, CGH, que presenta una estructura similar a la hormona luteinizante LH, que es
responsable de la activación de las células de Leydig (Figura 10.9).

GnRH Centro
Hipotálamo
integrador
Vía eferente
Efector
Respuesta tisular
Adenohipófisis FSH LH

Células de
Espermatogonia Leydig
Inhibina
Espermatocito
Testosterona (T)

Testículos Célula
2º mensajeros Sertoli
Caracteres
secundarios
Productos
Célula celulares
Sertoli

Proteína enlazante
andrógeno (ABP) ABP T

Figura 10.9. Control hormonal de la espermatogenia (Tomado de Silverthorn, 2014).

Después del nacimiento, las células de Leydig siguen actuando durante unos meses, para luego cesar su actividad, hasta
que son reactivadas en la pubertad, hecho que coincide con un aumento de la hormona liberadora de gonadotropinas
(GnRH) y de gonadotropinas hipofisarias (FSH y LH).

Esta meseta se mantiene hasta los 50 años. Durante las últimas décadas de la vida los niveles de testosterona disminuyen
progresivamente, por lo que aumenta la liberación de LH, por un mecanismo de retroalimentación negativo produciendo
una disminución de la libido y de los espermatozoides, aunque hay espermatogénesis.

La regulación de la secreción de testosterona se debe a LH, que depende a su vez de GnRH. La LH estimula la secreción
de testosterona en las células intersticiales de Leydig. En la membrana de las células de Leydig hay receptores para la
LH, de manera que la unión de ésta hormona a su receptor provoca la síntesis y secreción de testosterona por las células
de Leydig.

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El ritmo de síntesis y secreción de testosterona está controlado por los niveles de LH en sangre, que a su vez es controlada
recíprocamente por la acción de los esteroides sexuales sobre el hipotálamo y la hipófisis. Así cuando aumentan las
concentraciones de testosterona en plasma, disminuyen los niveles de LH, y cuando disminuyen los niveles de esteroides
gonadales, aumenta la LH. Por lo que se establece un sistema de retroalimentación negativa, de tal manera que los
niveles de testosterona permanecen casi constantes, a pesar de que la LH se produce de manera pulsátil. En conclusión
la secreción de LH está controlada por dos sistemas:

- Por la acción compleja de los esteroides gonadales.


- Por neuronas que secretan GnRH.

FSH, que se estimula también por el control de la GnRH, estimula las células de sostén de Sertoli (testículos), haciendo
que la testosterona actúe sobre la espermatogénesis. La secreción de FSH se inhibe por testosterona, dihidrotestosterona
(DHT) e inhibina (por retroalimentación negativa) y se estimula por activina, cuya significación fisiológica parece ser que
favorece la espermatogénesis.

3.3. Secreción y metabolismo de los andrógenos

Gran parte de la acción androgénica de la testosterona se produce por la reducción de ésta a dihidrotestosterona DTH
en los tejidos de destino. Además la testosterona y la androstenodiona circulantes son las principales fuentes de estradiol
y estrona, respectivamente en el varón. La potencia relativa de los andrógenos es
DHT>testosterona>androstenodiona>DHEA.

La testosterona y la DTH circulan en su mayor parte unidas a proteínas plasmáticas para ser transportadas por la sangre.
Una proteína de mayor afinidad es la globulina ligadora de esteroides sexuales (SSBG, TeBG), que se sintetiza en el
hígado y su producción disminuye con la acción de la testosterona y aumenta con los efectos de los estrógenos. La
testosterona ligada a la SSBG es de un 30%, el 68% unida a la albúmina y el 2% restante en forma libre.

El metabolismo hepático de los andrógenos produce derivados biológicamente inactivos que pueden ser excretados por
el riñón, como los 17-cetosteroides androsterona y etiocolanolona. Estos, se conjugan formándose sulfatos y glucurónidos
que son hidrosolubles y excretados en la orina.

3.4. Acciones biológicas de los andrógenos

Los andrógenos, como todas las hormonas esteroideas, atraviesan la membrana celular y se unen a receptores
intracitoplasmáticos en las células diana. El complejo hormona-receptor entra en el núcleo y activa al DNA para la
transcripción de la información genética al mRNA, que la trasladará desde el núcleo hasta el citoplasma para poner en
marcha la síntesis de una serie de enzimas, cuya acción será la expresión biológica de la actividad de los andrógenos.

Las acciones se pueden clasificar en tres periodos:

1. Durante la vida fetal.


2. Durante la pubertad.
3. Durante la madurez.

1. Durante la vida fetal, los andrógenos median la diferenciación de los genitales masculinos y de los órganos
sexuales externos, así como el descenso de los testículos.

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2. Durante la pubertad, aumenta la actividad androgénica. Estos producen desarrollo y maduración de los órganos
sexuales internos y externos del varón, así producen el crecimiento del pene, escroto, estimulan el crecimiento y la
secreción de los epidídimos y de las glándulas accesorias.

La testosterona también es responsable de la espermatogénesis, así como de la aparición de los caracteres sexuales
secundarios: cambios en la cantidad y distribución del vello corporal, aumento en las secreciones de las glándulas
sebáceas, desarrollo laríngeo y engrosamiento de las cuerdas vocales con agravamiento de la voz, desarrollo muscular
y aumento de la síntesis de proteínas, aumento del crecimiento del hueso en longitud, y cambios psicológicos, como
aumento de la libido y potencia sexual, así como actitudes de comportamiento y conductas más agresivas.

3. Durante la madurez, los andrógenos mantienen los cambios ocurridos durante la pubertad.

4. PROCREACIÓN

La reproducción requiere de una serie de comportamientos diseñados para la correcta unión del óvulo con el
espermatozoide. La fertilización interna requiere de conductas de interacción y de adaptación de los genitales. En la
mujer la vagina representa el receptáculo para los espermatozoides y el pene del hombre es el órgano que coloca los
espermatozoides en la vagina.

En el acto sexual también llamado cúpula o coito existen cuatro fases: Excitación, meseta, orgasmo y
resolución. La excitación se consigue mediante estímulos eróticos y preparan a los genitales para la cópula. En el
varón la excitación incluye la erección del pene (el pene se vuelve rígido y aumenta su tamaño). En la mujer la excitación
consiste en la erección del clítoris y la lubricación de la vagina. La erección supone, además, un estado de vasocongestión
en los miembros.

En la fase de meseta se intensifica la excitación hasta llegar al orgasmo o climax. En ambos sexos el orgasmo es una
serie de contracciones musculares que en la mujer son en el útero y en la pared de la vagina, y en el hombre esas
contracciones producen la eyaculación del semen del pene. Además estos acontecimientos se acompañan de
sensaciones de placer, aumento de la presión arterial, frecuencia cardíaca y frecuencia respiratoria.

La resolución consiste en el retorno de las funciones a su normalidad.

5. FERTILIZACIÓN O FECUNDACIÓN

El óvulo recién ovulado liberado del folículo roto es arrastrado hacia la trompa de Falopio por los cilios en movimiento.
A su vez los espermatozoides depositados en la vagina tienen que terminar su maduración, proceso que se denomina
capacitación, en el cual el espermatozoide puede viajar rápidamente y fertilizar al óvulo. Normalmente la capacitación
se produce en el tracto reproductor femenino.

La fecundación de un óvulo por un espermatozoide es fruto del azar y de sustancias químicas producidas por el óvulo,
y se produce en la parte distal (en el tercio externo) de la trompa de Falopio. El óvulo puede ser fecundado
solamente en las 12-24h posteriores a la ovulación. Los espermatozoides se mantienen viable en condiciones adecuadas
de temperatura (37-37.5ºC) y del grado de acidez ambiental (pH 7-7.5). Más del 99% de los espermatozoides de la

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MODULO 3. Fisiología

eyaculación mueren en la vagina antes de llegar a las trompas de Falopio debido a la acidez que presenta la vagina.
Tras introducirse en el cuerpo de la mujer el esperma suele seguir siendo fértil entre 48 y 72h, pero solo en las
condiciones ideales, es decir, cuando la temperatura y el pH son óptimos, y esto ocurre durante los días de la ovulación,
por los cambios hormonales que se producen en este periodo, aunque pueden llegar a vivir en el tracto reproductor
femenino hasta 5 o 6 días, no siendo esto lo habitual.

En una eyaculación se liberan millones de espermatozoides y solo unos 100 llegan hasta la trompa de Falopio. Para
fertilizar al óvulo el espermatozoide debe atravesar la corona radiada y la zona pelúcida del óvulo. Para ello el
espermatozoide capacitado libera una serie de enzimas del acrosoma de la cabeza, proceso que se conoce como reacción
acrosómica. Las enzimas disuelven células y zona pelúcida permitiendo que el espermatozoide encuentre su camino
hacia el óvulo.

El primer espermatozoide que llega al óvulo se une a receptores de membrana del ovocito y se fusiona con esta. El
núcleo del espermatozoide penetra en el citoplasma del óvulo. La fusión de las membranas del ovocito y del
espermatozoide genera una señal haciendo que el núcleo del ovocito complete la división meiótica. Finalmente los núcleos
del óvulo y del espermatozoide se fusionan para formar el núcleo del cigoto. Una vez formado el cigoto comienza la
mitosis y el avance de este lentamente por las trompas de Falopio, por acción de la progesterona, hasta el útero. Cuando
el embrión llega al útero lo hace en forma de blastocito. La implantación del blastocito se produce en el endometrio
del útero y normalmente en unos 7 días después de la fecundación.

Autor: Dra. Olimpia Carreras Sánchez


Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla.

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MODULO 3. Fisiología

Capítulo 11. Fisiología de la Piel

Autor: Alfonso Mate Barrero

1. INTRODUCCIÓN
2. EPIDERMIS
3. UNIÓN DERMOEPIDÉRMICA
4. DERMIS
4.1. DERMIS PAPILAR
4.2. DERMIS RETICULAR
4.3. CRECIMIENTO Y REPARACIÓN DE LA DERMIS
5. ANEJOS CUTÁNEOS
5.1. PELO
5.2. UÑAS
5.3. GLÁNDULAS CUTÁNEAS
5.3.1. Glándulas sudoríparas
5.3.2. Glándulas sebáceas
5.3.3. Glándulas ceruminosas
6. FUNCIONES DE LA PIEL
6.1. PROTECCIÓN
6.2. SENSIBILIDAD
6.3. SÍNTESIS DE VITAMINA D (FUNCIÓN ENDOCRINA)
6.4. EXCRECIÓN
6.5. INMUNIDAD
6.6. REGULACIÓN DE LA TEMPERATURA CORPORAL

1. INTRODUCCIÓN

El sistema tegumentario (piel + órganos accesorios) constituye el límite entre el cuerpo y el medio externo, y supone
aproximadamente el 15% del peso de nuestro organismo. Es un órgano estratificado, en constante renovación, y formado
por dos capas bien diferenciadas: epidermis y dermis (Figura 11.1).

La epidermis es un epitelio de tipo escamoso (plano) estratificado queratinizado, de origen ectodérmico, que contiene
pelos y uñas y que está formado por distintos tipos de células (queratinocitos, melanocitos, células de Langerhans y
células de Merkel). En la dermis, derivada del mesodermo embrionario, las células forman tejido conectivo de tipo laxo
y denso irregular; en ella se encuentran terminaciones nerviosas (corpúsculos de Pacini, corpúsculos de Meissner, que
recogen información sensorial sobre el tacto, presión, vibración, etc.), vasos sanguíneos y linfáticos, fibras musculares
lisas y estriadas y los anejos cutáneos (glándulas sudoríparas, glándulas sebáceas y folículos pilosos). Debajo de la
dermis se encuentra la hipodermis, formada por un tejido conectivo laxo rico en grasa, el tejido adiposo subcutáneo. La
hipodermis, que no se considera parte de la piel, constituye un aislante térmico y amortiguador de golpes.

La piel ejerce numerosas funciones esenciales para nuestro organismo, como veremos más adelante: protección,
impermeabilidad relativa al medio externo, termorregulación, función inmunológica, metabólica, excretora y sensorial.

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MODULO 3. Fisiología

2. EPIDERMIS

La epidermis está formada como hemos dicho por varios tipos de células epiteliales. Las más importantes y numerosas
(más del 90%) son los queratinocitos, cuyo nombre se debe a su alto contenido en una proteína fibrosa, la queratina.
Los melanocitos aportan color a la piel y sirven para filtrar la luz ultravioleta. Por tanto, su proporción es variable
interindividualmente en función del grado de coloración de la piel. Las células de Langerhans son un tipo de células
dendríticas que intervienen en la defensa inmune, actuando de manera sinérgica junto otro tipo de leucocitos, los
linfocitos T cooperadores (ver apartado dedicado al sistema inmunitario -Capítulo 3). El origen de las células de
Langerhans es medular, pero migran a la epidermis profunda en las primeras etapas de la vida. Finalmente, las células
de Merkel, muy escasas, actúan como receptores sensitivos; cuando se agrupan con los discos pilosos que están por
debajo de esta capa forman los corpúsculos táctiles.

Las células de la epidermis están en continua regeneración, de manera que van evolucionando desde las capas más
internas hacia la superficie, en un proceso que puede durar unos 35 días en condiciones normales. Existen en la epidermis
hasta cinco capas o estratos, diferenciados por sus características estructurales y funcionales (Figura 11.2).

• Estrato córneo. La capa córnea es la más superficial de la epidermis. Está formada por queratinocitos escamosos
(planos) en continua renovación, de los cuales los más externos están muertos y se van desprendiendo de la piel.
Estas células anucleadas se mantienen unidas por estructuras especializadas denominadas desmosomas, los cuales
les permiten soportar el continuo desgaste al que están sometidas. La capa córnea se llama a veces zona de
barrera de la piel, pues evita la pérdida de agua y la protege frente a las agresiones ambientales (ya sean de tipo
físico, químico o biológico).
• Estrato lúcido (capa clara). Los queratinocitos de esta capa carecen de núcleo, están íntimamente agrupados
y contienen una sustancia lipoproteica de tipo gel blando precursora de la queratina, la eleidina. Esta capa falta en
la piel fina (presente, por ejemplo, en los brazos), pero es muy evidente en cortes de la piel gruesa de las plantas
de los pies o de las palmas de las manos (piel gruesa).
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• Estrato granuloso. El proceso de queratinización comienza en el estrato granuloso de la piel. Las células,
aplanadas y aún nucleadas, están distribuidas en una lámina de tres a cinco capas de profundidad y están llenas
de unos gránulos que contienen queratohialina, sustancia necesaria para la formación de queratina. Como sucede
con el estrato lúcido, esta capa de la epidermis puede faltar en algunas zonas de la piel.
• Estrato espinoso. Está formado por ocho a diez capas de células de forma irregular, con desmosomas muy
destacados. Vistos al microscopio, estos desmosomas dan a la capa un aspecto espinoso, de ahí su nombre. Las
células de esta capa epidérmica tienen un alto grado de expresión del ARN que codifica para la síntesis de la
queratina. Esta capa también contiene células de Langerhans que, además de por su contorno irregular y ausencia
de tonofilamentos, pueden diferenciarse por la presencia de los llamados gránulos de Birbeck (gránulos
vermiformes); como se describe en el Capítulo 3, son células presentadoras de antígenos.
• Estrato basal. El estrato basal o germinativo está constituido por una sola capa única de células cilíndricas que
se apoyan en una membrana basal y se asientan en la epidermis, siendo las únicas células epidérmicas (junto con
los queratinocitos situados en los planos más basales del estrato espinoso) que se dividen. Desde aquí se van
desplazando hacia las otras capas superiores hasta que finalmente mueren y se desprenden de la superficie
cutánea. En esta capa se encuentran también los melanocitos (que también pueden residir en las porciones más
superficiales de la dermis y que sintetizan melanina a partir de tirosina, en una reacción catalizada por la enzima
tirosinasa y estimulada por la luz ultravioleta) y las células de Merkel (especialmente abundantes en las yemas de
los dedos, en la mucosa bucal y en la base de los folículos pilosos, y cuya actividad parece estar relacionada con
el sistema neuroendocrino difuso).

El crecimiento y desarrollo de los queratinocitos se estimula por factores como el factor de crecimiento epidérmico (EGF,
Epidermal Growth Factor) y la interleucina 1 alfa (IL-1α). Por el contrario, el factor de crecimiento transformante (TGF,
Transforming Growth Factor) suprime la proliferación y diferenciación de estas células cutáneas.
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3. UNIÓN DERMOEPIDÉRMICA

La zona de contacto entre la epidermis y la dermis forma una unión especializada que solamente es visible al microscopio
electrónico. Esta unión proporciona apoyo mecánico a la epidermis y sirve como barrera parcial para el paso de algunas
células y grandes moléculas.

4. DERMIS

La dermis o corion está formada por una capa papilar fina y una capa reticular más gruesa. Es una capa mucho más
gruesa que la epidermis, pudiendo superar los 4 mm en las plantas de los pies y en las palmas de las manos, y siendo
también esta capa más gruesa en las superficies dorsales que en las ventrales, por lo general. La dermis confiere la
resistencia mecánica a la piel (es decir, protege frente a la lesión mecánica y la compresión), y constituye una zona de
almacenamiento de agua y electrólitos. Una red especializada de nervios y terminaciones nerviosas actúa también a este
nivel, procesando informaciones sensitivas referentes al dolor, la presión, el tacto y la temperatura. A diversos niveles
de la dermis, existen fibras musculares, folículos pilosos, glándulas sudoríparas y sebáceas y numerosos vasos
sanguíneos y linfáticos (Figura 11.1). La elevada irrigación sanguínea de la dermis desempeña un papel fundamental en
la regulación de la temperatura corporal, como veremos más adelante.

4.1 DERMIS PAPILAR

La fina capa superficial de la dermis forma unas protuberancias denominadas papilas o crestas dérmicas que se proyectan
en la epidermis (Figura 11.3). Entre la superficie esculpida de la dermis papilar y el estrato basal de la epidermis se
encuentra la mencionada unión dermoepidérmica. La capa papilar está formada esencialmente por tejido conectivo laxo
y fibras de colágeno y elastina. La fina capa epidérmica de la piel se invagina e interdigita estrechamente a las papilas
dérmicas a través de las crestas epidérmicas, especialmente en las yemas de los dedos. Los rebordes y surcos alternados,
que forman parte de asas, curvas, arcos y remolinos denominados dermatoglifos, se desarrollan durante la etapa fetal y
mantienen un patrón único para cada individuo, lo que permite su identificación por medio de la dactiloscopia.

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4.2. DERMIS RETICULAR

El grueso de la dermis forma una retícula o red de fibras de colágeno fuertemente entrelazadas, lo que confiere a la piel
su resistencia mecánica; también hay fibras elásticas que permiten que la piel sea distensible, y la matriz extracelular
es rica en proteoglucanos como el dermatán sulfato. A este nivel se encuentran las fibras musculares esqueléticas y
lisas. Las primeras permiten una amplia variedad de expresiones en la cara. Por otro lado, las fibras de músculo liso,
mucho más numerosas, intervienen en la piloerección característica en estados de hiperactividad adrenérgica o exceso
de frío, así como en la contracción testicular y de la areola pezoniana. Además de células musculares y fibroblastos,
también se encuentran en esta capa células cebadas, linfocitos, macrófagos y adipocitos (en las zonas más profundas),
así como millones de terminaciones nerviosas que actúan como receptores sensoriales, formando los corpúsculos de
Pacini, que son mecanorreceptores que detectan la presión profunda y, posiblemente, vibración; corpúsculos de Meissner,
receptores táctiles y de presión leve; o corpúsculos de Ruffini y Krause, variantes de los anteriores y que podrían actuar
como termorreceptores, aunque aún no está clara su función (Figura 11.4). Algunos de estos receptores también pueden
localizarse en la capa papilar de la dermis.

4.3. CRECIMIENTO Y REPARACIÓN DE LA DERMIS

A diferencia de la epidermis, la dermis no se descama y se regenera a sí misma de una forma continuada. Durante la
cicatrización de las heridas se produce una rápida regeneración del tejido conectivo dérmico; los fibroblastos de la dermis
se reproducen con rapidez y empiezan a formar una masa extraordinariamente densa de nuevas fibras de tejido
conectivo. Si esta masa no es sustituida posteriormente por tejido normal, quedará una cicatriz fibrosa.

Si las fibras elásticas de la dermis se distienden en exceso, por ejemplo por el rápido aumento del volumen del vientre
durante el embarazo o como consecuencia de una gran obesidad, estas fibras se debilitan y terminan por romperse,
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MODULO 3. Fisiología

formando las características estrías. Cuando éstas cicatrizan aparecen brillantes y de un color blanco plateado.

5. ANEJOS CUTÁNEOS

5.1 PELO

Los pelos son finas estructuras queratinizadas que se desarrollan durante la etapa fetal a partir de una invaginación de
la epidermis hacia la dermis que da lugar a un pequeño tubo, el folículo piloso. Muchos meses antes del nacimiento, los
folículos pilosos comienzan a desarrollarse por casi toda la piel, formando el pelo suave (lanugo) que posteriormente se
pierde para ser sustituido por pelo fuerte. El crecimiento del pelo de sustitución se produce en primer lugar en cuero
cabelludo, párpados y cejas. El pelo axilar y púbico, que se desarrolla en la pubertad, se denomina pelo terminal. Sólo
algunas zonas de la piel carecen de pelo, en especial las palmas de las manos y las plantas de los pies. Tampoco hay
pelo en los labios, los pezones y algunas zonas de los genitales.

El cabello humano consiste en el tallo piloso, que se proyecta desde la superficie de la piel, y la raíz, que es la terminación
ensanchada del folículo piloso y que forma, junto con la papila dérmica, lo que se llama el bulbo del pelo. La pared del
folículo consta de dos capas principales: una vaina dérmica externa de la raíz, donde se inserta el músculo erector del
pelo, y una vaina epitelial de la raíz, que a su vez se subdivide en capas externas e internas (Figura 11.5).

El estrato germinal se desarrolla en la capa más interna del folículo, formando en el fondo de éste un racimo de células
en forma de gorro denominado matriz germinal. Mientras permanezcan vivas las células de la matriz germinal, el pelo
se regenerará, aunque se corte, depile o elimine de cualquier otra forma.

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MODULO 3. Fisiología

A medida que las células se multiplican y producen queratina para reforzar la estructura, son empujadas por el folículo
a través de la superficie de la piel como tallo piloso. Cada cabello tiene tres capas:

• la médula en el centro, que es blanda y está formada por células grandes y totalmente queratinizadas;
• la corteza, que rodea a la médula y es la parte principal del cabello, estando formada por células más
compactas;
• la cutícula, que es el plano externo más duro que protege al tallo piloso, y que consiste en células intensamente
queratinizadas que se disponen envolviendo la corteza como escamas.

La melanina es el pigmento responsable del color del pelo, y también le confiere fuerza; el cabello gris o blanco propios
de las personas de edad avanzada es consecuencia de la disminución de melanina (por déficit de la enzima tirosinasa
antes mencionada). Además, las glándulas sebáceas asociadas al folículo piloso secretan el sebo, una sustancia lipídica
que lubrica el pelo e impide que se quede seco y frágil.

Los períodos de crecimiento capilar se alternan con períodos de reposo. Por término medio, el pelo de la cabeza crece
aproximadamente 1 cm al mes, mientras que el del cuerpo lo hace más lentamente. El crecimiento del pelo transcurre
en ciclos de tres fases sucesivas: fase anágena (periodo de crecimiento), fase catágena (un breve lapso en el que el
cabello no crece, sino que incluso involuciona), y fase telógena (periodo de reposo en el que el pelo viejo se desprende,
si bien la raíz se conserva). Poco después, el folículo piloso forma un pelo nuevo que inicia su ciclo de crecimiento. Parece
ser que el pelo de la cabeza puede permanecer en fase anágena entre dos y seis años antes de morir y desprenderse,
mientras que el periodo de vida de un pelo axilar no suele superar los cuatro meses. Lo habitual es que nuevos pelos
sustituyan a los perdidos, aunque en determinadas situaciones sobreviene la calvicie o alopecia masculina. Para que ello
ocurra, se deben heredar los genes de la alopecia, y además ha de estar presente la hormona sexual masculina
testosterona.

5.2 UÑAS

Como el cabello, las uñas son un tipo de piel modificada; se encargan de proteger los extremos sensibles de los dedos y
proporcionar apoyo. Aunque no son necesarias para la vida, sin las uñas nos sería muy difícil realizar tareas sencillas
como desatar un nudo. Las uñas pueden ser indicadoras de la salud general de una persona, y las enfermedades suelen
afectar su crecimiento.

Las uñas están formadas por células epidérmicas muy queratinizadas. La parte visible de la uña, que tiene un color
rosado por la red de diminutos vasos sanguíneos en la dermis subyacente, se denomina cuerpo ungueal. La zona
blanquecina en forma de media luna en la base de la uña se denomina lúnula. El resto, es decir, la raíz, está en un surco
escondido bajo un pliegue de piel denominado cutícula (Figura 11.6).

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MODULO 3. Fisiología

Bajo la uña se encuentra una capa de epitelio denominada lecho ungueal, de color rosado, que mantiene el crecimiento
de la uña. Las uñas de las manos crecen por término medio alrededor de 0,5 mm por semana. Las de los pies crecen
algo más lentamente, y tanto unas como otras lo hacen más rápidamente en verano que en invierno.

5.3 GLÁNDULAS CUTÁNEAS

Existen tres tipos de glándulas cutáneas: sudoríparas, sebáceas y ceruminosas.

5.3.1 Glándulas sudoríparas

Las glándulas cutáneas más numerosas son las sudoríparas. Según su, localización y tipo de secreción pueden dividirse
en dos grupos, ecrinas y apocrinas.

Las glándulas sudoríparas ecrinas, de tipo tubular espiral simple son con mucho las más numerosas (3-4 millones),
estando diseminadas por toda la superficie corporal a excepción de los labios, el conducto auditivo, el glande del pene y
los lechos ungueales. Son muy pequeñas, con una porción secretora de menos de 0,4 mm de diámetro (Figura 11.7).

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MODULO 3. Fisiología

Su secreción es un líquido acuoso y transparente, con alto contenido en sales, amoníaco, ácido úrico, urea y otros
desechos denominado transpiración o sudor. Además de eliminar los desechos, el sudor sirve para mantener una
temperatura global constante en el organismo. Si bien los conductos de las glándulas ecrinas atraviesan la dermis y la
epidermis hasta abrirse en la superficie cutánea, la verdadera porción secretora se localiza en el tejido subcutáneo.

Las glándulas sudoríparas apocrinas están situadas en la capa subcutánea de la piel de la axila, la areola del pezón y la
piel pigmentada que rodea el ano. Son mucho más grandes que las glándulas ecrinas, y suelen tener unidades secretoras
que alcanzan los 5 mm de diámetro o más. Están conectadas con los folículos pilosos, y producen una secreción más
viscosa, coloreada y olorosa que las ecrinas (este olor se debe normalmente a la contaminación y descomposición de la
secreción glandular por parte de las bacterias cutáneas). Existen también glándulas sudoríparas apocrinas modificadas
que constituyen las glándulas ceruminosas, mencionadas más adelante, y las glándulas de Moll en los párpados.

5.3.2. Glándulas sebáceas

Las glándulas sebáceas segregan el sebo, una sustancia grasa que mantiene el pelo flexible y la piel suave y dúctil. Actúa
pues como una crema protectora natural que evita una excesiva pérdida de agua en la epidermis. Dado que el sebo es
rico en sustancias químicas de actividad antimicótica (triglicéridos, ceras, ácidos grasos y colesterol), también contribuye
a disminuir las infecciones por hongos en la superficie cutánea.

Las glándulas sebáceas se localizan en la dermis e hipodermis, extendiéndose por todo el cuerpo a excepción de las
palmas de las manos y plantas y zona lateral de los pies (zonas carentes de vello); casi siempre se asocian con los
folículos pilosos (Figura 11.8), aunque algunas se abren directamente en la superficie cutánea. La secreción sebácea
aumenta durante la adolescencia, estimulada por las mayores concentraciones de hormonas sexuales en la sangre. La
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MODULO 3. Fisiología

hiperactividad de estas glándulas con la consiguiente acumulación de sebo y obstrucción e infección de los conductos
sebáceos contribuye a la formación de los comedones característicos del acné.

5.3.3. Glándulas ceruminosas

Las glándulas ceruminosas son una variedad especial de las glándulas sudoríparas apocrinas. Sus conductos excretores
se abren en la superficie libre de la piel en el conducto auditivo externo o confluyen con las glándulas sebáceas en el
cuello de los folículos pilosos de esta zona. Las secreciones mezcladas de las glándulas sebáceas y ceruminosas forman
una sustancia cérea oscura, denominada cerumen, que protege la piel del conducto auditivo frente a la deshidratación.

6. FUNCIONES DE LA PIEL

Aunque ya hemos comentado algunas de las funciones de la piel, su comprensión nos resultará más fácil una vez que
hemos descrito sus características estructurales. Las funciones de la piel son fundamentales para mantener la
homeostasis, y comprenden procesos tan distintos como la protección, la sensibilidad, la síntesis de importantes
sustancias químicas y hormonas (como la vitamina D), la excreción, la inmunidad y la regulación de la temperatura.
También tiene la piel cierto interés farmacológico, ya que sustancias como las hormonas sexuales y corticoides, la nicotina
o la nitroglicerina pueden absorberse a través de ella.

6.1. PROTECCIÓN

Las células epiteliales escamosas estratificadas y queratinizadas que recubren la epidermis, convierten a la piel en una
barrera formidable. Protege a los tejidos subyacentes de la invasión por innumerables tipos de microorganismos, impide
la entrada de la mayoría de las sustancias químicas nocivas y disminuye la lesión mecánica de las estructuras subyacentes
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MODULO 3. Fisiología

por los continuos traumatismos menores a los que está expuesto el organismo. Además, la piel también nos protege de
la deshidratación producida por la pérdida de los líquidos corporales internos y de la entrada no deseada de líquidos
procedentes del medio externo. La melanina, como ya se ha mencionado, ejerce una valiosa acción protectora frente a
los efectos nocivos de la radiación solar ultravioleta (aunque insuficiente si la exposición es excesiva, como todo el mundo
debería saber).

6.2. SENSIBILIDAD

La distribución difusa de los millones de receptores sensoriales somáticos que se hallan en la piel permite que ésta actúe
como un sofisticado órgano sensorial que recubre por completo la superficie corporal, detectando como se ha mencionado
estímulos de presión, vibración, tacto, temperatura y dolor. Cuando estos receptores son activados por sus estímulos
respectivos, posibilitan que el organismo responda a los cambios que ocurren tanto en el ambiente externo como en el
interno.

6.3.SÍNTESIS DE VITAMINA D (FUNCIÓN ENDOCRINA)

El primer paso de la síntesis de vitamina D consiste en la exposición de la piel a la luz ultravioleta. Cuando esto ocurre,
se produce la formación de colecalciferol (vitamina D3) a partir del 7-dehidrocolesterol (una sustancia presente
normalmente en la piel). La vitamina D, una vez metabolizada en el hígado, forma el 1,25-dihidroxicolecalciferol,
sustancia activa que tiene importantes efectos endocrinos, en concreto aumenta la absorción intestinal de calcio y fosfato
y regula la reabsorción y depósito de hueso.

6.4. EXCRECIÓN

Mediante la regulación del volumen y el contenido químico del sudor, el organismo puede modificar la cantidad de
determinados productos de desecho que se excretan, como ácido úrico, amoníaco y urea. En la mayoría de las
situaciones, la piel sólo desempeña un papel menor en la excreción global de los desechos corporales, pero su importancia
aumenta en ciertos estados patológicos.

6.5. INMUNIDAD

En la piel se hallan células especializadas que se fijan y destruyen microorganismos patógenos y desempeñan un papel
destacado en la inmunidad. Además, las células de Langerhans actúan como señalamos anteriormente junto con las
células T cooperadoras para desencadenar reacciones inmunitarias útiles en determinadas enfermedades (ver apartado
dedicado a la sangre y sistema inmune –Capítulo 3).

6.6. REGULACIÓN DE LA TEMPERATURA CORPORAL

A pesar de las considerables variaciones de la temperatura ambiental, nuestra temperatura corporal se mantiene dentro
de unos límites muy estrechos, oscilando en menos de 1 ºC a lo largo del día. Esta homeostasis térmica es de vital
importancia, puesto que la tasa de actividad enzimática intracelular es muy sensible a los cambios de temperatura. Como
es lógico, para mantener una temperatura constante, el organismo tiene que equilibrar la cantidad de calor que produce
con la que pierde.

El organismo genera calor como consecuencia del metabolismo celular, de modo que los tejidos metabólicamente más
activos (los músculos y el hígado) son los que producen mayor cantidad de calor. Cuando el organismo necesita conservar
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MODULO 3. Fisiología

calor, los vasos sanguíneos dérmicos se contraen, conservando la mayor parte de la sangre caliente circulante en el
interior del cuerpo. Por el contrario, si hay que aumentar la pérdida de calor, tiene lugar una vasodilatación en los vasos
sanguíneos cutáneos, aumentando el aporte de sangre caliente desde los tejidos profundos a la piel. El calor transmitido
de este modo a la epidermis se puede eliminar al exterior a través de los procesos físicos de evaporación (proceso en el
que intervienen las glándulas sudoríparas).

Autor: Alfonso Mate Barrero


Profesor Titular de Universidad. Universidad de Sevilla

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MODULO 3. Fisiología

Nivel 3. PARA SABER MAS

Libros

• Alberts B. (2016) Biología molecular de la célula. 6ª ed. Ed. Omega.


• Arias I. M. y cols. (2011). The Liver Biology And Pathobiology 5ª edición. John Wiley & Sons, USA.
• Barret KE, Boitano S, Barman SM, Brooks HL. (2016) Ganong: fisiología Médica. 25ª ed. Ed. McGraw-Hill.
• Barrett KE. (2007) Fisiología gastrointestinal. Ed. McGraw-Hill.
• Bayón, J.E. Pascolo, L., Tiribelli, C. (2003) Metabolismo y alteraciones de la bilirrubina, en Conceptos Actuales
en Hepatología. Masson Doyma, Barcelona
• Bear MF, Connors BW, Paradiso MA. (2016) Neurociencia: la exploración del cerebro. 4ª ed. Ed. Lippincott
Williams and Wilkins.
• Boron WF, Boulpaep EL. (2017) Fisiología médica. 3ª ed. Ed. Elsevier.
• Costanzo LS. (2015) Fisiología. 6ª ed. Ed. Wolters Kluwer.
• Eaton DC., Pooler JP. (2006) Fisiología Renal de Vander. [Recurso electrónico]. 6ª ed. Ed. Mc Graw-Hill.
• Fox, SI. (2014). Fisiología Humana. 13ª ed. Ed. McGraw Hill/ Interamericana.
• Gartner LP, Hiatt JL. (2008) Texto Atlas de Histología. 3ª ed. McGraw-Hill Interamericana Editores.
• Gil, A (2010)., Bases fisiológicas y bioquímicas de la nutrición. En Gil, A. Tratado de Nutrición Tomo I. Médica
Panamericana, Madrid.
• Guyton AC, Hall JE. (2016) Tratado de Fisiología Médica, 13ª ed., Ed. Elsevier.
• Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM, Siegelbaum SA, Hudspeth A.J (2012) Principles of Neural Science. 5ª ed.
Ed. McGraw-Hill.
• Levick JR. (2003) An Introduction to Cardiovascular Physiology. 4ª ed. Ed. Oxford University Press.
• Levitzky MG. (2008) Fisiología Pulmonar. 7ªed. Ed. Mc-Graw-Hill.
• Melmed S., Polonsky K.S., Larsen P.R., Kronenberg H.M. (2017) Williams Tratado de Endocrinología. 13ªed.
Ed. Elsevier.
• Pocock G, Richards CD. (2005) Fisiologia Humana: la base de la medicina (2ª ed.) Ed. Masson.
• Rhoades RA, Tanner GA (2012) Fisiología Médica. 4ªed. Ed. Lippincott William & Wilkins.
• Ruiz Argüelles GJ. (2009) Fundamentos de Hematología. 4ªed. Ed. Medica Panamericana.
• Silverthorn DU. (2014) Fisiología Humana. Un enfoque integrado. 6ª ed. Ed. Médica Panamericana.
• Stanfield CL. (2011) Principios de Fisiología Humana. 4ª ed. Ed. Pearson.
• Thibodeau GA, Patton KT. (2013) Anatomía y Fisiología. 8ª ed. Ed. Elsevier.
• Tortora GJ, Derrickson B. (2013) Principios de anatomía y fisiología. 13ª ed. Ed. Médica- Panamericana; China
• Tresguerres JAF. (2010) Fisiología Humana. 4ª ed. McGraw-Hill Interamericana Editores.
• Wheater´s Histología Funcional. [Recurso electrónico] 6ª ed. Ed. Elsevier.
Young B, Heath JW. (2014)

Direcciones de internet

• http://www.le.ac.uk/pathology/teach/va/anatomy/case1/frmst1.html. Anatomía y Fisiología de los distintos


sistemas del cuerpo humano.
• https://www.getbodysmart.com/index.htm. Tutoriales y cuestionarios sobre Anatomía y Fisiología Humana.
• http://www.albertosanagustin.com. Contiene videos con explicaciones muy sencillas de Fisiología.
• http://biomodel.uah.es/biomodel-misc/anim/memb/difusion.html. Animaciones sobre los mecanismos de
transporte a través de la membrana
• http://www.sumanasinc.com/webcontent/animations/content/endocytosis.html. Animación sobre endocitosis
mediada por receptor
• http://www.nernstgoldman.physiology.arizona.edu/. Simulador sobre la producción del potencial de equilibrio y
el potencial de membrana
• http://www.biology-pages.info/S/Synapses.html. Fisiología de la sinapsis
• https://www.psicoactiva.com/atlas/cerebro.htm. Atlas de la anatomía del cerebro
• http://www.sumanasinc.com/webcontent/animations/content/muscle.html. Animación sobre la contracción del
músculo esquelético

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• http://www.uninet.edu/tratado/c0801i.html. Página de UNINET (Red Universitaria de Servicios Telemáticos


Integrados para Comunidades Virtuales de Usuarios) con información sobre inmunidad e inmunodeficiencias.
• http://science.nhmccd.edu/biol/ap2.html. Fisiología cardiovascular
• http://library.med.utah.edu/kw/pharm/hyper_heart1.html. Estudio del ciclo cardiaco, relacionando los cambios
de presión y volumen, con el cierre y apertura de las válvulas, con el ECG y con los ruidos cardiacos.
• https://www.saludigestivo.es/conozca-su-aparato-digestivo/#general. Información sobre el aparato digestivo y
patologías de la Fundación Española del Aparato Digestivo
• http://www.wesapiens.org. Repositorio de material didáctico en general, incluyendo contenido interactivo de
Ciencias de la Vida (Anatomía, Histología, Fisiología, Inmunología, Bioquímica y Biología Molecular,
Farmacología, etc.).
• https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4050641/pdf/nihms-593309.pdf. Metabolismo energético del
hígado.
• http://www.revespcardiol.org/es/doble-inhibicion-del-colesterol-papel/articulo/13113743/. Regulación del
colesterol.
• https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4615692/pdf/nihms723977.pdf. Metabolismo de los ácidos
biliares.
• https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fphys.2015.00363/full. Metabolismo de fármacos.
• https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1744165X0900105X#fig1. Metabolismo de la bilirrubina.
• https://www.nature.com/articles/cmi20163.pdf. Inmunología del hígado.

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MODULO 3. Fisiología

AUTOEVALUACIÓN

RESPONSABLE:
Dra. Carmen M. Vázquez Cueto
Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla.
COLABORADORES:
Dr. Enrique Bayón Darkistade.
Catedrático de Escuela Universitaria. Universidad de León.
Dra. Mª Luisa Calonge Castrillo.
Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla.
Dra. Olimpia Carreras Sánchez.
Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla.
Dr. Alfonso Mate Barrero.
Profesora Titular de Universidad. Universidad de Sevilla
Dr. Pedro Núñez Abades.
Catedrático de Universidad. Universidad de Sevilla

Capítulo 1.- La membrana plasmática

1.1 El potencial eléctrico de membrana en reposo lo determina principalmente el potencial de difusión de:
a) potasio
b) sodio
c) cloruro

1.2 Durante el potencial de acción la permeabilidad al Na+:


a) no cambia
b) aumenta mucho respecto a la del K+
c) es igual a la del K+

Capítulo 2.- Sistema Nervioso


2.1 El huso muscular:
a) participa en el reflejo miotático inverso
b) es un nociceptor
c) informa de la longitud del músculo

2.2 El Sistema Nervioso Parasimpático:


a) produce efectos más generalizados que el simpático
b) no inerva los vasos sanguíneos de la piel
c) libera acetilcolina al torrente circulatorio

Capítulo 3.- Sangre. Sistema inmunitario


Las células plasmáticas:
a) liberan inmunoglobulinas
b) son linfocitos T estimulados
c) intervienen en la inmunidad natural

Capítulo 4.- Fisiología del sistema circulatorio


El gasto cardiaco es el volumen de sangre expulsado por:
a) el corazón en un minuto
b) cada ventrículo en una sístole
c) cada ventrículo en un minuto

Capítulo 5.- Fisiología del sistema respiratorio


5.1. La espiración forzada se produce por:
a) relajación pasiva del diafragma
b) contracción de los músculos intercostales externos

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MODULO 3. Fisiología

c) contracción de los músculos rectos abdominales

5.2 Los quimiorreceptores centrales:


a) se localizan en el bulbo raquídeo
b) responden a cambios en la presión parcial de O2
c) inducen una disminución de la frecuencia respiratoria

Capítulo 6.- Fisiología del Sistema Excretor


6.1 La glucosa y los aminoácidos filtrados en el riñón son reabsorbidos principalmente en el:
a) túbulo contorneado proximal
b) asa de Henle
c) túbulo contorneado distal

6.2 Es hiperosmótico respecto al plasma, el líquido que circula por el:


a) túbulo contorneado proximal
b) asa gruesa ascendente de Henle
c) túbulo colector en presencia de ADH

6.3 La contracción de la arteriola aferente produce:


a) aumento del flujo sanguíneo renal
b) disminución en la tasa de filtración glomerular
c) estimulación del sistema nervioso simpático

Capítulo 7.- Fisiología del sistema digestivo


7.1 La lipasa pancreática:
a) actúa a un pH ácido sobre los triglicéridos
b) junto con la colipasa actúa sobre triglicéridos dando ácidos grasos y monoglicéridos
c) hidroliza los triglicéridos en ácidos grasos y lisofosfolípidos

7.2 La pancreocimina-colecistocinina (PZ-CCK):


a) favorece la secreción enzimática del páncreas
b) estimula la motilidad gástrica
c) se produce en el páncreas y actúa en los acinos pancreáticos

7.3 Se realiza la absorción del monosacarido:


a) glucosa en la membrana apical por el transportador GLUT 5 y en la basolateral por GLUT2
b) fructosa en la membrana apical por el transportador SGLT1 y en la basolateral por GLUT5
c) glucosa en la membrana apical por el transportador SGLT 1 y en la basolateral por GLUT2

Capítulo 8.- Fisiología hepática


8.1 Los mecanismos de detoxificación de xenobióticos tienen lugar en hepatocitos con un alto desarrollo del retículo endoplásmic
liso, y están situados en:
a) zona 1 o PERIPORTAL
b) zona 2 o INTERMEDIA
c) zona 3 o PERIVENOSA

8.2 En la Fase I del metabolismo de fármacos/xenobióticos se producen cambios tendentes a:


a) que una sustancia apolar se transforme o otra más polar
b) que una sustancia polar se transforme en otra más apolar
c) unir la sustancia a albúmina para ser transportada al REL

Capítulo 9.- Fisiología del Sistema endocrino


9.1 El hipotálamo secreta:
a) tirotropina (TSH)
b) corticotropina (ACTH)

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c) somatostatina (GHIH)

9.2 Las hormonas tiroideas estimulan:


a) el metabolismo basal
b) la excreción de sodio
c) la reabsorción intestinal de calcio

9.3 La médula adrenal sintetiza:


a) cortisol
b) adrenalina
c) glucagón

Capítulo 10.- Fisiología del sistema reproductor femenino y masculino


10.1 Durante la ovulación:
a) el ovario y el hipotálamo contribuyen a los picos ovulatorios de LH y FSH
b) el pico de FSH coincide con la disminución de estrógenos
c) la progesterona comienza a disminuir

10.2 El aumento de testosterona:


a) produce retroalimentación positiva sobre adenohipofisis para producir FSH y LH
b) durante la pubertad, actúa directamente sobre las células de Sertoli, para iniciar la espermatogénesis.
c) estimula la secreción de LH hipofisaria y de GnRH hipotalámica

Capítulo 11.- Fisiología de la piel


11.1 La epidermis:
a) se origina a partir del mesodermo embrionario
b) contiene queratinocitos y melanocitos en su estrato basal
c) es donde se localizan los corpúsculos sensoriales de Pacini

11.2 El cabello humano:


a) consta de cutícula, corteza y médula
b) no contiene queratinocitos pero sí melanocitos
c) alterna periodos de crecimiento y reposo de 6 meses cada uno

Respuestas correctas: 1.1 a, 1.2. b, 2.1. c, 2.2 b, 3 a, 4 c, 4.1 c, 5.2 a, 6.1 a, 6.2 c, 6.3 b, 7.1 b, 7.2 a, 7.3 c, 8.1 c,
8.2 a, 9.1 c, 9.2 a, 9.3b, 10.1 a, 10.2 b, 11.1 b, 11.2 a

RESPONSABLE:
Dra. Carmen M. Vázquez Cueto
Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla
COLABORADORES:
Dr. Enrique Bayón Darkistade.
Catedrático de Escuela Universitaria. Universidad de León.
Dra. Mª Luisa Calonge Castrillo.
Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla.
Dra. Olimpia Carreras Sánchez.
Catedrática de Universidad. Universidad de Sevilla
Dr. Alfonso Mate Barrero.
Profesor Titular de Universidad. Universidad de Sevilla.
Dr. Pedro Núñez Abades.
Catedrático de Universidad. Universidad de Sevilla.

© Cítese como “Vázquez C. y cols.”Fisiología””; En Postgrado en Toxicología -18". M. Repetto (ed.). CD-ROM. Ilustre Colegio Oficial de Químicos. Sevilla,
2018. © ISBN : 13: 978-84-695-3142-6. Depósito Legal: SE-1047-08 262

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