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POR: CEGUIR
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) tiene una historia muy antigua en nuestro
país, se fundó en el año 1929 con el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR)
y posteriormente, en 1946 cambió su nombre a PRI. Tras muchos años de estar en el
poder pierde la hegemonía en las elecciones presidenciales en el año 2000 cuando
Vicente Fox Quezada se proclama ganador.
Pero la nueva vivencia no fue muy grata ya que el presidente no cumplió con las
expectativas de una población mexicana abatida por la situación económica y social del
país. Fue cuando en un último intento, el pueblo mexicano volvió a confiar en un
personaje aun más prometedor (AMLO) que perdió las elecciones presidenciales en un
panorama de total incertidumbre.
Es así como de 1934 a 1956 el valor de la producción medida a precios de 1950 pasó
de cerca de 17 millones de pesos a casi 59 millones, con un crecimiento promedio
anual del 10%, la agricultura creció más del 250% en veinte años.
Tal fue la bonanza de este periodo que comúnmente se le llama el “milagro mexicano”
siendo ampliamente aceptado y apoyado por los empresarios mexicanos.
Toda esta bonanza, derivada tanto del conflicto bélico como de las políticas adoptadas
por el gobierno, trajo consigo la famosa inflación. La punta de lanza del concepto de
desarrollo estabilizador es precisamente el control inflacionario. Durante el mandato de
Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) se implementó una política basada en los siguientes
aspectos:
Para poner fin a la espiral inflacionaria, el gobierno utilizó las siguientes políticas:
Fomento a la industria
Moderar el gasto público
Equilibrio presupuestal basado en mayor utilización del crédito externo
Fijación de la paridad cambiaria (Se implementa un tipo de cambio fijo en 12.50 pesos)
En el año de 1958 la silla presidencial es ocupada por Adolfo López Mateos, con un
panorama económico nada favorecedor y con la obligación de implementar políticas
económicas que corrigieran el rumbo de la economía. El presidente sabía que debía
centrar su atención en mantener el valor interno y externo de la moneda, para lo que
fomentó la sustitución de importaciones y trató de ampliar las exportaciones hacia el
mercado latinoamericano, de la misma manera, fomentó el turismo internacional.
A partir del año de 1960 el gobierno comienza a tener una fuerte participación en la
economía a través del aumento de organismos del sector paraestatal que a finales del
sexenio se aproximaron a 250. Con una política industrial que se orientó principalmente
hacia las industrias básicas de servicios, una política agraria enfocada a la producción
de alimentos básicos y equilibrio en la balanza de pagos.
El periodo de desarrollo estabilizador se caracterizó por un fuerte impulso a las
actividades industriales dejando de lado el sector agropecuario y continuando con la
política adoptada en el modelo de sustitución de importaciones ya que hay que
recordar que predominaba el deseo de que México se convirtiera en un país
industrializado a la par de las potencias mundiales.
Se implementó una nueva política fiscal que afectaba a los impuestos indirectos,
recaudatorios y dejando de lado al impuesto sobre la renta para evitar fuga de
capitales. Lo anterior logró que se incrementara el PIB nacional, el consumo y la
inversión privada. Sin embargo, ocasionó un incremento en la inflación. Para
contrarrestar el efecto inflacionario se implementó un programa de 14 puntos para
estabilizar la economía.
Modelo Neoliberal
Este modelo tiene entre sus premisas fundamentales: la reducción del gasto público,
combate a la inflación, estabilidad financiera y el fortalecimiento del ahorro interno.
Durante este periodo, se pretendió “adelgazar” el estado, esto debido a la gran
participación del estado en la economía por lo que muchas empresas nacionales
fueron vendidas con la creencia de que con esta medida se haría más eficiente la
economía mexicana, se trata de regresar a un escenario clásico donde predomine la
economía de mercado dejando de lado las premisas keynesianas de la intervención del
estado en la economía.
De la misma manera, se deja de aplicar la teoría de la sustitución de importaciones
dando paso a la economía abierta en nuestro país, prueba de ello es la firma del
Tratado de Libre Comercio con América del Norte, con ello se debilita la industria
mexicana dándole prioridad a las actividades creadoras de dividas.
Imaginemos un escenario donde esta un grupo de niños jugando fútbol y en uno de los
equipos está un niño que es mucho más pequeño que los demás, a los grandulones no
les interesa la edad del niño, de igual forma llegarán con la misma fuerza e ímpetu a
las jugadas lastimando al niño. Este ejemplo nos ayuda a entender la situación de
México en el TLCAN, no se puede hablar de competitividad entre países que no tienen
igualdad de circunstancias.
Conclusión
Como podemos ver, la historia de la economía mexicana ha tenido altibajos, nuestro
país siempre se ha visto beneficiado por las circunstancias imperantes en el extranjero
y así seguirá siendo indudablemente. Por otro lado, existe un fenómeno muy peligroso
que amenaza con frenar toda posibilidad de crecimiento y desarrollo económico y no
me estoy refiriendo a la corrupción, sino a los “amiguismos”, es decir, grupos de
personas que están en el poder y que sólo le dan oportunidad de “escalar” a sus
conocidos sin evaluar si la persona que ocupa un cargo público es la más capacitada
para ocuparlo. Se deja de lado la posibilidad de existencia a la democracia y
simplemente se rota el poder favoreciendo a unos pocos y haciendo más grande la
brecha entre ricos y pobres en nuestro país.
Este problema de los “amiguismos” no es de un solo partido político, es de toda una
clase social que se aprovecha de una sociedad cada vez más ignorante y dormida que
únicamente se preocupa por la novela de la noche o del partido del fin de semana.
El futuro del país no debe centrarse en que partido ocupará el poder en las próximas
elecciones presidenciales, sino si la persona que se sentará en esa silla es la más
capacitada, con un carácter que le permita imponer su autoridad y que inspire respeto,
una persona que sea disciplinada con su trabajo, cosa que ha faltado en algunos
partidos políticos. Si estás características nos puede ofrecer el PRI, pues bienvenido
sea este partido de nuevo a la silla presidencial, de otra manera, pobres de nosotros.