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Material de La Materia Economía y Políticas Públicas 1
Material de La Materia Economía y Políticas Públicas 1
3er semestre
Índice
Presentación.................................................................................................................................................................................................... 2
1.1. Campo de acción de la economía ............................................................................................................................................................. 3
1.2. Determinantes de la producción................................................................................................................................................................ 4
Presentación
Esta asignatura tiene como propósito estudiar las relaciones fundamentales que se establecen entre la economía de un país y las políticas
públicas que se formulan y aplican. La problemática principal que se aborda gira en torno a la eficacia y oportunidad de las políticas
públicas frente a las necesidades del desarrollo económico del país y el bienestar de sus habitantes en sus diferentes aspectos: material,
cultural, espiritual, etcétera.
Mercado
laboral
Productividad
PIB del trabajo
Esfera de la
producción
Esfera del
intercambio
Distribución Finanzas
del ingreso públicas
Vinculación
al mercado
mundial
Cada una de estas dos esferas, la producción y la circulación, tienen su movimiento y leyes propias, que se han de estudiar de manera
específica. Asimismo, es necesario el análisis de sus relaciones y conexiones para descubrir la forma de sus influencias recíprocas (véanse
Engels, s/f y Pesenti, 1973).
La segunda fase de producción consiste en el proceso mediante el cual la fuerza de trabajo moldea y transforma la naturaleza a fin de
convertirla en una variada serie de mercancías o servicios cuyo propósito es la satisfacción de las necesidades sociales, llamado proceso
de trabajo, que al mismo tiempo que produce determinado stock de mercancías, también genera el valor pagado al obrero, así como el
valor excedente que pasa a manos del propietario de los medios de producción, el capitalista o empresario.
Este proceso laboral culmina cuando se termina de producir la masa de medios materiales elaborados para dar paso a su tercer y último
momento de la producción, que es el consumo en el mercado. Es el resultado del trabajo humano, su producto final, cuya diversidad de
mercancías y servicios produce la división social del trabajo. En términos generales, una sociedad estará más desarrollada cuanto más
diversificada se encuentre su división del trabajo.
En el primer nivel de análisis, la decisión sobre la magnitud del trabajo necesario socialmente considerado para la producción de
mercancías y de servicios queda en manos del capital individual, que se encuentra condicionada por la productividad del trabajo.
Globalmente considerada, la productividad se encuentra determinada por varios elementos, como aquellos donde el empresario tiene una
incidencia directa y otros que escapan a su esfera de decisión, pues son de índole general. Para el objeto de estudio aquí analizado, es
decir, para la relación de la economía con las políticas públicas, conviene desglosar lo siguiente:
Existe otro conjunto de elementos determinantes de la productividad que también cuentan con un rango individual de decisión. Son los
referidos a las características específicas de la fuerza de trabajo empleada por el capital individual, particularmente el grado medio de
destreza del obrero. De aquel depende elevarlo mediante la instrucción y capacitación necesarias, al nivel de destreza de la media
nacional (o internacional); también dependerá de la eficacia con que el capital individual haga la división interna del trabajo y distribuya las
labores entre los obreros, así como el lugar específico de éstos en el complejo maquinizado. Todo esto incide en las destrezas del obrero,
pero también en este aspecto influyen las decisiones de gobierno.
El grado medio de destreza de la fuerza de trabajo en un país también depende de las políticas que se instrumenten desde los órganos de
gobierno encargados del trabajo, como los ministerios del trabajo, secretarías, etcétera, encargados de la formulación de políticas
generales de capacitación, adiestramiento y, en general, de la instrucción a los trabajadores para el desempeño de sus funciones. Una
política laboral que mantenga salarios precarios para abaratar costos y atraer capitales tiene un impacto inmediato en el aseguramiento a
los empresarios de márgenes de ganancia mayores, pero al costo de mantener una fuerza laboral de escasa calificación y por lo tanto de
bajo rendimiento en la productividad del trabajo y de reducido consumo social.
Por otra parte, si al empresario individual le corresponde la organización del proceso de producción a su cargo, por el contrario,
corresponde a las entidades gubernamentales la organización y coordinación del proceso de producción a escala social. Sólo la
administración pública puede tener la visión de conjunto, los medios materiales y los recursos necesarios para estimular el desarrollo de la
división social del trabajo y para construir mecanismos e instrumentos que posibiliten cierta coordinación social de la producción en medio
de la competencia entre los capitales individuales. No hay peor política pública que la ausencia de políticas en este sentido.
Otro de los elementos que determinan la productividad del trabajo consiste en la calidad de las condiciones naturales. Cada país posee un
conjunto de recursos y entornos naturales que pueden alentar o inhibir la productividad del trabajo. La actuación unilateral de los
empresarios por lo regular tiende a la depredación de los recursos naturales y del medio ambiente. Sólo en aquellos países donde por el
grado de desarrollo alcanzado y la conciencia social en la preservación de la calidad del planeta, existen límites económicos, jurídicos y
sociales que impiden en cierto grado la depredación e incorporan a los costos de operación los costos de la degradación del medio
ambiente. Pero en este sentido, el Estado y sus instrumentos tienen la responsabilidad de preservar la calidad de las condiciones naturales,
pues requieren tanto de políticas de aplicación inmediata como de medidas públicas de mediano y largo aliento. Un país que carezca de
ellas estará condenado a la explotación intensiva de sus recursos naturales con el riesgo de acabar con ellos en tiempos relativamente
breves e incluso con aquellas condiciones naturales que por únicas o excepcionales posibilitan niveles de productividad del trabajo superior
a la media internacional. En casos extremos, además estará deteriorando la calidad del planeta.
El grado de desarrollo de la ciencia y de sus aplicaciones tecnológicas es otro de los factores que determinan la productividad del trabajo.
En el plano individual, hay decisiones que pueden alentar o inhibir la productividad cuando se compra equipo, sistemas, tecnología
innovativa o incremental en una empresa. Cuando los capitales existentes en un país llegan a constituir grandes monopolios con escalas de
acumulación gigantescas apoyados por sus filiales en diversos países, ellos solos pueden desarrollar investigación científica mediante la
construcción de sus propios laboratorios o centros de investigación. Por sí mismos estarán potenciando la fuerza productiva del capital y
tendrán el privilegio de conseguir una ganancia extraordinaria mientras tengan el monopolio de las aplicaciones productivas de la ciencia.
Las decisiones que también influyen de manera significativa en toda la esfera de la producción son las que toma la administración pública.
Inversiones derivadas de la política presupuestaria, convenios conjuntos con capitales privados, gobierno y universidades, políticas en
ciencia y tecnología o la llamada “investigación y desarrollo”, una educación universitaria que aliente tanto el desarrollo de las ciencias
como el de sus aplicaciones en la producción social y una educación básica que desde los inicios aliente la inventiva y la creatividad,
inciden en la fuerza de mayor aliento en la productividad del trabajo. El rezago o, incluso, abandono de esta función esencial nos hace
depender de los centros mundiales de desarrollo, nos somete a las decisiones y a los ritmos que ellos fijan, nos ancla en el subdesarrollo y
en la producción a costo elevados.
Por otra parte, la productividad del trabajo desempeña un papel fundamental en la economía: es el factor que determina el tiempo de
producción a escala global en un país. Cuanto más desarrollada se encuentra la productividad, menor será el tiempo de producción, y
viceversa. En consecuencia, el papel de los gobiernos nacionales, en este sentido, es crucial, aunque no siempre se toma en cuenta esta
función en la producción socialmente considerada, ya que no existen políticas que aborden el asunto. En el mejor de los casos se formulan
iniciativas que abordan el tema de manera parcial y no sistemática, pero que no coadyuvan en la optimización del tiempo de producción a
escala global.
Independientemente de las formas particulares en que el obrero despliega su actuar laboral, el proceso de trabajo se lleva a cabo con una
combinación específica entre la fuerza de trabajo y el conjunto de los medios materiales empleados, con arreglo de las condiciones
técnicas y sociales preexistentes en determinada época del desarrollo capitalista y de acuerdo con las peculiaridades de cada país.
Constituye formas específicas e históricamente determinadas de la extracción de excedente, que a su vez sientan las bases de los diversos
modos de existencia de la vida social, política y espiritual de los pueblos. Taylorismo, fordismo y la llamada automación, o época de la
computación digitalizada, son ejemplos de estas formas particulares de producir, que se sucedieron durante el siglo XX y comienzos del
siglo actual. 1
1 Sobre este tema se pueden consultar los trabajos de AGUIRRE (1988), CORIAT (1992), BOYER (1988), BRAVERMAN (1987) y LARA (2015).
En la época del fordismo, que aproximadamente va de la década de 1920 hasta la de 1970 del siglo anterior, las sociedades desarrollaron
una división del trabajo teniendo como eje el impulso de la industria pesada, la electrificación, la metalurgia, los electrodomésticos y, en
general, la actividad industrial. En ese entonces la agricultura aún ocupaba un porcentaje importante de la fuerza mundial de trabajo y los
servicios una pequeña porción. Pero tras el agotamiento de esta forma de producir y el advenimiento de la producción computarizada,
particularmente desde fines de la década de 1980 del siglo XX, la estructura mundial de la ocupación tuvo un cambio esencial: los servicios
pasaron a ocupar el mayor porcentaje de la fuerza de trabajo ocupada, con 45.2 % de los trabajadores empleados, mientras que la industria
solamente empleaba 23.03 % (ver cuadro 1).
Las principales ramas industriales dejaron de ser el eje de la ocupación mundial de la fuerza de trabajo, ahora lo son las ramas asociadas
con la informática, la computación, las telecomunicaciones, así como los servicios en general. Para el caso de México la situación es
similar.
De acuerdo con las cifras del cuadro 2, que se construyen con base en la información oficial que emite el INEGI, para poder compararlas
con las cifras internacionales, la ocupación en nuestro país concentra menos fuerza de trabajo en el sector agropecuario que el promedio
mundial; en la industria también supera ligeramente el porcentaje de trabajadores, pero en los servicios la diferencia es muy grande, pues
rebasa la media mundial en 16.19 puntos porcentuales, al alcanzar 61.31 % de la fuerza de trabajo total empleada. Un cuarto de los
trabajadores con empleo permanente y subocupados está dedicado a las actividades industriales, mientras que casi dos tercios lo hacen en
el sector servicios.
Cuadro 2. México. Población ocupada por sector de actividad económica, 2014 (miles)
Aparentemente, este resultado da la idea de que México cuenta con un perfil laboral similar al de los países desarrollados, pues concentra
una gran cantidad de fuerza de trabajo en los servicios. Pero si desglosamos la ocupación laboral en dicho sector, veremos que es otra la
realidad.
El cuadro 3 muestra el desglose del sector servicios para el caso de México. Como se puede observar, el comercio tiene el volumen más
alto de ocupación de fuerza de trabajo, concentrando casi 30 % de los trabajadores de los servicios. Si a este grupo de trabajadores se le
suma el ocupado en servicios personales, emplean más de la mitad del total empleado (52.77 %). Pero si se desglosa todo el sector de
servicios por niveles de calificación, resultan tres niveles claramente diferenciados: los de trabajo calificado (las tres primeras ramas), los de
trabajo medianamente calificado (oficinistas y transportistas) y los trabajos que no requieren calificación.
Se desprende que el trabajo simple o trabajo que no requiere calificación alcanza 54.45 % del total empleado en los servicios; el de
mediana calificación, 21.45 %, y el trabajo calificado, 24.1 %, apenas un cuarto del total, por lo que el perfil dominante en este sector es el
trabajo no calificado.
Esta estructura tiene un impacto negativo en el desarrollo económico debido a que el trabajo simple es el que menores niveles de
productividad presenta. Asimismo, las actividades agropecuarias también cuentan con una densa cantidad de este tipo de trabajos y por lo
que respecta al sector industrial o llamado manufacturero, es lamentable que no exista información desglosada en estos reportes del
INEGI, pero ahí también existe una buena cantidad de ocupaciones que no requieren calificación, o una mínima. El resultado general es
que tan sólo en los servicios y el sector agropecuario, el trabajo no calificado asciende a 46.85 % del total del trabajadores empleados en el
país, que sin duda rebasa la mitad si se le agrega el trabajo simple o relativamente simple que existe en las ramas industriales.
Para el segundo semestre de 2014, la población total en nuestro país sumaba los 119,713,203 habitantes; de ellos, los que tienen 14 años
o más suman la cantidad de 88.95 millones. El INEGI hace dos grandes divisiones en este grupo: la población económicamente activa
(PEA) y la población no económicamente activa (PNEA). La primera comprende tanto a los trabajadores que cuentan con empleo como a
los desocupados. Para 2014 los primeros suman 49,545,200 y los desempleados 2,539,100 personas, que suman la cantidad de
52,084,300 habitantes. Cabe mencionar que la cantidad de fuerza de trabajo empleada tiene la limitante en la estadística oficial de incluir a
aquellas personas que laboraron al menos un día en un periodo determinado, con lo que existe un sobredimensionamiento del empleo.
Sin embargo, incluso en esta valoración oficial, habrá que considerar el monto total de trabajadores que laboran en la economía informal,
los cuales están incluidos en la cantidad de fuerza de trabajo empleada, pero tienen la característica de que no cuentan con un empleo que
les garantiza las prestaciones sociales y contractuales de aquellos trabajos que son permanentes. En otras palabras, constituyen la masa
de trabajadores subempleados, que representa 57.85 % de la población ocupada. Véase INEGI (2014B).
Reuniendo las cifras, la estructura del empleo en México para el segundo trimestre de 2014 se puede ver en el cuadro 4.
Sin embargo, las cifras registradas por el Instituto Mexicano del Seguro Social respecto a los afiliados, cuestionan la validez de los
resultados de la medición del empleo permanente, ya que para el periodo considerado (junio de 2014) el total de trabajadores asegurados
era de 16,928,515, de los cuales 14,558,766 eran permanentes y 2,369,749 eran eventuales. Por lo que se refiere a los afiliados al ISSSTE,
el promedio del año 2014 es de 2,783,012, cifra que sumada a las del IMSS, se acerca a la de los trabajadores ocupados de manera
permanente. Por lo tanto, de esos 20.9 millones de trabajadores, habría que descontar el número de eventuales, por lo que la suma del
desempleo y el subempleo rebasa 60 % de la población económicamente activa, alcanzando 65.25 % (33,984,010 trabajadores). 2
2 IMSS (2015). Para la información del ISSSTE, véase INEGI (2014). Cuadro 10.24
Al cierre de 2014, en general estos 49.5 millones de trabajadores crearon una producción global llamada Producto Interno Bruto (PIB) con
un valor de 17.91 billones de pesos a precios de mercado, distribuido de la siguiente forma:
Nuevamente, se puede observar el peso mayoritario del sector servicios en la producción nacional, el segundo orden de las actividades
industriales y el reducido papel del sector agropecuario en la creación de riqueza. Cabe mencionar, además, que la recaudación tributaria
por impuesto a los productos es mayor al valor de la producción de las actividades primarias.
El valor del Producto Interno Bruto (PIB), y su variación porcentual anual, constituyen uno de
los principales indicadores con el que se mide el desempeño global de la actividad económica
y es la base para la identificación de la actividad cíclica de esta última. Sin embargo, no es del
todo exacto este indicador, pues al incluir el pago que los diversos ramos de la economía
hacen al erario, se altera la medición real de la producción de la riqueza nacional. La resta de
los impuestos a los productos nos arroja el valor agregado bruto a precios básicos, que
constituye un indicador más confiable. Pero aún presenta otro problema de medición: las Producto Interno Bruto
actividades comerciales en sentido estricto no generan riqueza, pues su fin estriba en Fuente: http://bit.ly/20Siq5k
Todo el comercio se alimenta de la apropiación de una parte de la ganancia generada en esa esfera y no es exacto decir que genera nuevo
valor, y lo mismo podríamos decir de otras actividades incluidas en el sector servicios.
Por otra parte, de la medición del PIB también escapan todas aquellas actividades productivas que no pasan por el mercado, como el
trabajo doméstico y grandes segmentos de la economía informal. Permite valorar el crecimiento, pero no el desarrollo económico, pues
constituye un indicador que no posibilita evaluar el desarrollo de forma integral, pues escapa a él el impacto social y ambiental así como la
calidad de vida de la población. 3
El PIB es un instrumento generalmente aceptado como uno de los mejores que la estadística ha desarrollado tanto nacional como
internacionalmente, pero al cual habrá que acompañarlo de otros instrumentos de medición del desempeño económico.
La gráfica 1 muestra la evolución del PIB desde 1994 hasta 2014 y en ella se pueden apreciar los últimos tres ciclos económicos: el de la
crisis a partir de principios de 1995 hasta fines de 2000; el de la crisis de 2001 hasta 2007 y el de la crisis en 2008 hasta el momento actual.
Cada ciclo tiene sus respectivas fases de crisis, estancamiento, reanimación media, prosperidad, auge y nuevamente crisis. La medición
del PIB por su variación porcentual permite apreciar el momento, o la fase, en que se encuentra la actividad económica y es un importante
instrumento de previsión. Acompañado de otros indicadores que tienen una estrecha relación con la producción total anual, como la
Formación Bruta de Capital Fijo y otras, permite hacer dichas previsiones de manera más objetiva.
1994
Inversión en
Inversión
Año maquinaria y
La formación bruta de capital B(FBCF) registra los montos de capital fija bruta
equipo
invertidos en la ampliación de los medios materiales, tangibles e 2000 0.24 0.77
intangibles, de la producción y nos indica la escala de la acumulación 2001 0.13 -0.50
2002 -0.15 -0.72
de capital en un país. Es una variable mucho más exacta que el PIB 2003 0.29 0.62
en la medición del grado de desarrollo económico de un país. En la 2004 0.67 1.24
2005 0.90 1.29
estadística oficial se compone de la inversión en el sector de la 2006 0.45 0.56
construcción no residencial y la que se hace en maquinaria y equipo 2007 0.56 0.01
2008 -0.41 -0.78
(ver cuadro 6 y gráfica 2).
2009 -0.23 0.63
2010 0.28 0.71
2011 0.68 1.28
2012 -0.02 0.09
2013 0.02 0.53
2014 0.39 0.58
Variación porcentual anual
Fuente: Cámara de Diputados (2015).
De esta información, en
la que se recoge el
espectro de los dos
últimos ciclos, se puede
observar cómo es que
cae la inversión en
capital fijo desde el año
2000 y se mantiene
durante toda la fase de
estancamiento en 2001 y
Fuente: Cámara de Diputados (2015). 2002.
Para el año siguiente ya presenta signos positivos, los cuales se mantienen hasta mediados de 2008, para caer de manera estrepitosa en
el segundo semestre de dicho año. Es hasta 2010 que se reanima la economía, pero por la gravedad y alcances globales de la crisis
mundial, la formación de capital vuelve a caer en 2012 y también está cayendo a fines de 2015. En este comportamiento de la acumulación
de capital se observan dos elementos más: que así como aumenta aproximadamente un punto porcentual más la inversión en maquinaria y
equipo con respecto al total de inversión fija bruta, así también cae con mayor profundidad en las épocas de crisis y estancamiento. El otro
aspecto a destacar, el más importante, consiste en la reducida escala de la acumulación de capital, que en lo que va del siglo XXI no
rebasa 1.5 % de crecimiento en las fases de mayor creación de riqueza: el auge. De igual manera, en una perspectiva histórica, desde el
advenimiento de las políticas neoliberales la tendencia de largo plazo de la Formación Bruta de Capital Fijo es descendente, lo que
confirma que hay un lento, pero persistente proceso de desacumulación de capital.
Una vez que por el Producto Interno Bruto se identifica la masa general de riqueza o el ingreso creado en el país durante un año, ahora se
ve la manera en que se distribuye entre la población. Del Anuario estadístico de los Estados Unidos Mexicanos, con base en el cuadro
13.4, se puede hacer un estudio comparativo entre 2003 y 2013, es decir, en un periodo de 10 años, de los cinco grandes segmentos en
que se distribuye la riqueza creada (véase cuadro 7).
Después de 10 años los trabajadores asalariados percibieron 2.62 % menos y los empresarios ganaron 3.85% más, al concentrar 68 % del
ingreso nacional. Por su parte, el gobierno federal disminuyó en casi medio punto porcentual su recaudación, y los subsidios pasaron de
0.35 a 1.11 % del PIB, beneficiándose principalmente los empresarios. Estos datos reflejan una gran desigualdad y confirman que del total
de los países de la OECD, México es el país que ocupa el último lugar en la participación de los salarios en el ingreso total y donde se
reporta el mayor número de horas trabajadas. 4
4
Véase OIT (2010, p.25) y OECD (2014)
Para el año 2005, quienes vivían con hasta tres salarios mínimos sumaban 23,944,416 personas, es decir, era 57.78 % del total, mientras
que 10 años más tarde alcanzaron la cifra de 29,387,060, es decir, 59% del total ocupado. Si a ellos se le suma la cantidad de personas
que declararon no recibir ingresos, en 2005 suman 66.86 %, mientras que para 2015 representan 65.9 % de la población ocupada,
empleada y subempleada. Aparentemente hubo una reducción de 0.96 % en los estratos más pobres, pero aumentó de manera
considerable la cifra de No especificados.
Por su parte, el segmento de la población que recibe más de cinco salarios mínimos se redujo de 10.1 % a 6.82 %, lo que indica que la
pobreza crece mientras que el pico de la pirámide de los de mayor ingreso se está reduciendo.
Otro tipo de indicadores que permiten elaborar un cuadro más completo sobre el reparto de la riqueza en nuestro país. Por la información
que proporciona la OCDE, México ocupa el tercer lugar del grupo de estos países en la tasa de ahorro neto como porcentaje del PIB,
apenas superado por Corea del Sur y Noruega; asimismo, ocupa el primer lugar al valorarse el porcentaje de ganancias netas (excedente
neto de operación y trabajo) de las corporaciones no financieras, pero por el contrario, ocupa el último lugar en el consumo final por
hogares e individual per cápita. 5
5
OECD (2014)
Ya que se estudiaste la esfera de la producción de los bienes y servicios ahora estudiarás la del intercambio. En este proceso no solamente
circula la gran masa de mercancías y de servicios creados, formando su mercado particular, sino además una serie de formas variadas que
asume la riqueza creada, el capital, cada una de las cuales conforma un mercado singular, con dinámicas propias, aunque mutuamente
correlacionadas. Es decir, el sistema bancario, el mercado de deuda, el sistema monetario, el mercado accionario, el sistema financiero en
general, las reservas, etcétera, que en su conjunto integran la circulación del capital.
Además estudiarás los aspectos vinculados con los determinantes y componentes del intercambio, así como el tipo de cambio, los diversos
regímenes cambiarios y su forma de operación.
En el proceso del intercambio no solamente circula la gran masa de mercancías y de servicios creados, formando su mercado particular,
sino además una variada serie de formas que asume la riqueza creada, el capital, cada una de las cuales conforma un mercado singular,
con dinámicas propias, aunque mutuamente correlacionadas, es decir, el sistema bancario, al mercado de deuda, al sistema monetario, al
mercado accionario, al sistema financiero en general, las reservas, etc. que en su conjunto integran la circulación del capital.
Lo que pareciera ser una valoración sencilla de las magnitudes de capital existente tanto en la esfera de la producción como en la de la
circulación, es decir, que la suma de valores creados en la producción fuese igual a la suma de los valores que se mueven en su
distribución o circulación a escala social, no es así por diversas razones, entre las que conviene destacar las siguientes:
Primera. Material
Si el tiempo de producción lo determina la productividad (del trabajo y de los sistemas maquinizados y digitales), en el intercambio es por el
contrario, el tiempo de circulación está determinado por el volumen y eficacia de los medios de comunicación y de transporte existentes en
un país. De manera general, este último es más prolongado que el tiempo de producción.
Por otra parte, como no todo el capital excedente producido (llamado ganancia, ahorro, remanente, excedente neto, etcétera, de acuerdo
con la visión teórica que se mantenga) puede ser absorbido en el siguiente ciclo de la producción debido a los momentos de crisis y
estancamiento donde por lo regular los empresarios aguardan mejores tiempos para volcarlos como inversión productiva, además, cada
ciclo productivo, por lo regular, genera una masa acrecentada de riqueza; todos estos capitales se encuentran en una lucha encarnizada
por sobrevivir y crecer en proporciones cada vez mayores en medio de la férrea competencia entre ellos, y por último, debido a que cada
época de desarrollo capitalista va acumulando una masa creciente de capital que se mueve en la esfera financiera, al no poder ser
absorbido por la producción debido a su enorme escala de acumulación, en la esfera del intercambio o de la circulación existirá una masa
mucho mayor de capital en forma de dinero que da como resultado la existencia de magnitudes desiguales en cada una de estas dos
esferas.
Segunda. Economía
El capital, en forma de dinero, genera un nuevo proceso relativamente autónomo cuyo fin consiste en la creación de dinero a través del
mismo, o en términos más exactos, producir capital por medio de capital en su forma dineraria, prestándolo.
Estos dos procesos de intercambio: el de mercancías y servicios, por un lado, y de dinero, por el otro, están condicionados por un
fenómeno de naturaleza económico-social: los precios. El valor que encierra cada mercancía requiere para su realización en el consumo de
una forma de expresión socialmente aceptada. Por su forma material, ninguna mercancía revela por sí misma el tiempo de trabajo que se
empleó para su elaboración, para ello se requiere del sistema de precios, es decir, que en principio la sociedad delegue en una mercancía
particular las funciones de medida de valores y de equivalente general para que pueda llevarse a cabo el intercambio. Anteriormente se
usaba el oro y la plata, y más recientemente, el papel moneda, que entre otros elementos, tiene su respaldo de valor en dichos metales.
Pero como la producción fluctúa de acuerdo con las distintas fases del ciclo económico, está condicionada también por la dinámica de la
economía mundial y, en el sistema capitalista, se rige por el llamado “espíritu de libre empresa”, depende de las decisiones individuales de
cada empresario y se mueve en el marco de la competencia entre los capitales, entonces sucede que de manera periódica se produce más
de lo que la sociedad es capaz de consumir, es decir, que se generan momentos de sobreproducción de mercancías y de servicios que se
resuelven en la competencia, es decir, en el proceso confrontado de la oferta frente a la demanda. Lo que produce una fluctuación
constante entre el alza o la baja de los precios, que requiere a su vez de un ajuste constante de la cantidad global de dinero que existe en
la circulación.
6
BANCO DE MÉXICO (2015, p. 272)
El precio que se tiene que pagar por adquirir dinero en forma de préstamo por un tiempo determinado se llama interés. Lo pagan quienes
hacen uso del dinero y lo gana quien se desprende de él para prestarlo. La tasa de interés es el pivote en torno del cual gira el movimiento
de los diversos capitales en los mercados que integran la circulación del capital en su forma dineraria. Bancos públicos y de inversión,
aseguradoras, mercado de deuda, de bonos, de acciones, derivados, etcétera, se mueven con arreglo de las fluctuaciones de las tasas de
interés. Por ello, en la fijación de las políticas públicas este elemento juega un papel fundamental.
El límite máximo de las tasas de interés es la ganancia o excedente producido, mientras que su límite mínimo puede descender a cualquier
grado, casi cero. Sus variaciones dentro de estos puntos extremos dependerán de la evolución de margen de excedente producido, pero
también del grado de desarrollo de la producción capitalista, manteniéndose en una relación inversa con respecto a este último.
Independientemente de lo anterior, también existe una tendencia a la reducción de las tasas de interés en la medida en que el desarrollo
del sistema crediticio concentra grandes sumas de capital de todos los sectores de la sociedad o bien, aumenta cuando de un país se
retiran grandes masas de capital.
En la historia reciente han existido dos formas básicas de tipos de cambio: el fijo, que predominó hasta la crisis del sistema monetario
internacional en la década de 1970 del siglo anterior, y el flexible, que surgió de dicha crisis y que impera hasta la fecha. Bajo el primer
régimen, el tipo de cambio dependía del monto de las reservas en oro y del saldo de la balanza de pagos. Bajo el segundo, ya son varios
factores los que intervienen en la fijación del tipo de cambio, como el volumen de la producción del país, sus reservas, la balanza comercial,
el déficit, los flujos de capital a y desde el exterior, el volumen de la deuda, etcétera. En suma, dependen del comportamiento general de la
economía y de la forma específica de su inserción en la economía mundial.
En términos generales, los impuestos son de cinco tipos: el que se fija por las actividades productivas a las empresas y trabajadores,
llamado impuesto sobre la renta; al consumo, a la propiedad, los específicos y los derivados del intercambio comercial con otros países.
El cuadro muestra las finanzas públicas del gobierno federal de 2014. El endeudamiento se compone de dos elementos: el endeudamiento
interno, de 347.8 mil millones de pesos, y el endeudamiento externo, de 197.2 miles de millones de pesos, que suman 544.99 mil millones
de pesos.
Cuadro 10. México. Ingresos del sector público presupuestario (millones de pesos)
Entre las actividades generales a cargo del gobierno federal que tienen una incidencia directa en el desarrollo económico, está la fijación de
las principales tasas de interés que marcan los ritmos del movimiento del capital financiero en general, la intervención para regular el tipo
de cambio, la gestión en el intercambio mundial, la acumulación de reservas, el control de la inflación, y en la esfera de la producción, el
control del precio de la fuerza de trabajo, la intervención que tiene en el desarrollo de la productividad del trabajo analizada líneas arriba y
ciertos niveles de gestión que inciden en el proceso de acumulación de capital a escala global.
En el intercambio, las acciones del gobierno federal tienen una gran influencia en el tiempo de circulación en general, pues aún tiene un
gran peso su participación en el desarrollo de los medios de comunicación y de transporte. Por ejemplo, para 2015 se estima concluir con
una inversión total en infraestructura carretera de 88.5 mil millones de pesos, de los cuales 72.7 % correrá a cargo del sector público,
mientras que 27.3% restante lo hará el sector privado7. En particular, México cuenta con un atraso significativo en este sector de la
economía, pues por ejemplo, la antigüedad promedio del transporte carretero de carga (tractocamiones y camiones de redilas) era de casi
17 años para 2012.
En el desarrollo de las telecomunicaciones el gobierno federal también tiene un papel significativo, pues el papel del Estado, al ser quien
tiene a cargo importantes elementos de la infraestructura material, como la banda ancha y la concesión de las frecuencias, o la
comunicación satelital, ha sido determinante en el impulso de los nuevos medios de comunicación y de transporte acordes con la revolución
digital.
7
GOBIERNO DE LA REPÚBLICA (2015: 492)
Desde la primera crisis general del mismo en la década de 1970 siglo XX se ha visto cómo se han concentrado colosales masas de capital
financiero que rebasan con creces las dimensiones de la producción material y de servicios, conduciendo a la financierización de la
economía mundial; cómo es que se ha integrado a escala planetaria el capital financiero mismo y las principales ramas de la producción
hasta dar origen, incluso, a procesos mundiales de trabajo; la manera en que se han abierto, prácticamente, las fronteras de todos los
países a los flujos de la exportación de capitales tanto en sus formas productivas (inversión extranjera directa, por ejemplo), como en las
especulativas y parasitarias, y cómo la concentración y la centralización del capitalismo mundial ha producido una nueva forma de
existencia del desarrollo capitalista con base en la formación de los bloques económicos.
La incorporación al Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) desde hace veinte años ha alentado la expansión de las
exportaciones manufactureras y, en general, potenciado el intercambio comercial con los países del bloque, principalmente, sin embargo,
entre sus aspectos negativos se puede mencionar que sólo han salido beneficiadas las ramas automotriz, electrónica, textil y de la
confección, que son las de mejor desempeño en las exportaciones. De acuerdo con Alvarez (2001), si se mide el impacto positivo en las
importaciones, las que más impulso recibieron con el acuerdo comercial, fueron las maquiladoras. Por lo que se refiere a la inversión de
capitales procedentes del exterior, particularmente la inversión extranjera se ha acuñado principalmente como inversión de cartera,
mientras que la inversión extranjera directa tiene como característica peculiar que se ha empleado para adquirir empresas ya existentes,
tanto públicas como privadas. 8
Se ha fortalecido en la economía mexicana un pequeño sector de empresas cuyos vínculos con el intercambio mundial son muy sólidos,
pero a costa del rezago del resto del mercado interior e incluso del lento proceso de desacumulación de capital referido líneas arriba, que
no hace sino confirmar la destrucción progresiva de importantes cadenas productivas nacionales que habían antes de la apertura comercial
de la década de 1980.
Todo ello ha acentuado la importancia del intercambio exterior en la producción y en la generación del excedente, pero también ha puesto
de relieve su lado contrario, esto es, las políticas proteccionistas para no sucumbir ante la gran fuerza del capitalismo mundial con el
consiguiente debilitamiento del mercado interior y la prolongación y profundización del subdesarrollo. La combinación de estas dos formas
de correlación entre la economía mundial y la mexicana constituye un asunto de vital importancia para el desarrollo de esta última, que
variará, por un lado, de acuerdo con la manera en que las diversas clases sociales se confrontan tanto en el momento de la producción
mercantil y de servicios, como en el del reparto del excedente producido, y por otro lado, en función de la coyuntura económica y política
mundiales.
8
Véase Huerta (2014)
Cierre de la unidad
Al cierre de esta unidad identificaste las condiciones actuales de la economía mexicana, sus características y problemáticas, así como las
repercusiones sociales de las mismas con el objeto de poder contrastarlas posteriormente con las políticas públicas para valorar su
eficacia y objetividad.
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