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Conocimiento en vivo

Una experiencia desde la Transdisciplinariedad


Antonio Gómez Yepes y Domingo Adame
Índice

Presentación: Entre la luz y la obscuridad por Gustavo Avilés ..... 7


Introducción............................................................................... 9
¿Desde dónde y por qué hablamos?............................................. 15
Autoconocimiento...................................................................... 31
Conocerse a sí mismo.................................................................................. 33
Educar para la libertad................................................................................. 39
Niveles y calidad de las relaciones................................................................ 43
Comunicación ............................................................................................. 47
El logro de dar significado ............................................................................ 51
¿Qué es la verdad? ......................................................................................... 55
Valores humanos y Estados del Ser ................................................................ 59
¿Quién es un Ser espiritual? ......................................................................... 65
Reflexiones sobre la psique humana ............................................................. 69
Creatividad-creación ..................................................................................... 73
Vivir bien es un Arte o El alimento de las impresiones ................................ 77
Vivir y conocer .............................................................................................. 81
Sentido común ............................................................................................. 85
La Atención .................................................................................................. 97
Conocimiento en vivo ................................................................ 101
La era transdisciplinaria .............................................................................. 101
De la Premodernidad a la Cosmodernidad ................................................. 101
Transdisiplinariedad: ciencia y arte de tender puentes .............................. 106
Metodología transdisciplinaria .................................................................. 113
Epistémico y Epistemología compleja ........................................................ 116
Una nueva forma de contactar con la realidad ............................................ 118
Los tres principios ........................................................................................ 118
Principio Ontológico: niveles de realidad ................................................... 118
Principio Lógico: Tercero Incluido .............................................................. 123
Principio Epistemológico: Complejidad ..................................................... 125
Tercero Oculto .............................................................................................. 129
El Sujeto transdisciplinario ................................................................................................................ 133
Conocimiento del Sujeto ....................................................................... 133
La importancia de la objetividad personal .............................................. 137
Del Sujeto complejo al Sujeto transdisciplinario ..................................... 145
Trans-Sujeto .............................................................................................. 147
Propuestas de aplicación ........................................................... 151
Transdisciplinariedad y Educación ........................................................... 151
Educación Transdisciplinaria, Autoconocimiento
y Calidad del Ser ........................................................................................... 153
El conocimiento interior .......................................................................... 153
Algunos ejemplos de solución inoperantes .............................................. 155
Valores vigentes y posible transformación ................................................ 157
Conocer .................................................................................................... 159
¿Quién soy yo? .......................................................................................... 160
Ausencia de conocimiento y relación ser humano-naturaleza ................. 163
La Ciencia que depende del estado del Ser ............................................... 164
Hacia la Educación Transdisciplinaria ..................................................... 167
Visión de confrontación ........................................................................... 171
Aprender a comprender, aprender a ser .................................................... 173
La Universidad: de una visión disciplinaria
a otra transdisciplinaria ............................................................ 179
Estado actual de la Universidad .......................................................... 179
Las crisis de la Universidad ................................................................ 180
La Universidad disciplinaria .............................................................. 182
Visión transdisciplinaria de la Universidad ........................................ 183
Complejidad y Transdisciplinariedad ................................................. 185
Puentes transdisciplinarios en Salud, Arte y Comunidad .................. 191
La necesidad de la Metodología transdisciplinaria .............................. 191
Visión transdisciplinaria en Salud, Arte y Comunidad ........................ 199
Formación en Salud, Arte y Comunidad .............................................. 203
Transreduccionismo ........................................................................... 204
Visión transdisciplinaria en Salud, Arte y Ética ..................................... 207
Salud, Arte y Ética .................................................................................... 207
Realidad transdisciplinaria o transrealidad ............................................. 210
Teatro y cerebro ....................................................................................... 212
Recapitulación ......................................................................................... 212
Puentes transdiscipinarios desde las artes .............................................. 217
Artes en la Universidad ............................................................................ 217
Investigar en vivo ..................................................................................... 218
Arte: “lo ordinario transformado en extraordinario” ........................... 219
¿Cómo lograr una relación adecuada entre Ciencia y Arte? .................. 220
Entre Vida y Muerte: una Transética ...................................................... 223
Para no concluir: Hacia una convivencia pacífica y armónica entre
individuos y sociedades .............................................................................. 225
Bibliografía .................................................................................................. 232
Índice de nombres ....................................................................................... 242
Índice de conceptos ..................................................................................... 247
Entre la luz y la obscuridad
Gustavo Avilés
Fue un lunes por la tarde, no hace mucho tiempo, el Sol caía lentamente
en sus rojos intensos al unísono ascenso de los pálidos y lánguidos tonos
de la Luna, en esta fantástica sincronía entre lo descendente y lo ascen-
dente, entre la luz y la obscuridad. Cerca de esos momentos, después de
varios días de intentos interrumpidos, terminaba de leer este libro, Co-
nocimiento en vivo, sabiendo bien que esto de terminar es solo un modo
de decir. Un trabajo así como este tal vez se empiece a leer, pero nunca se
termina por su naturaleza propia, que es la vida.
Ante la premura de esta impresión en el intento de ver toda esta
luz, relaciono que seguramente los autores del libro bien conocen la obs-
curidad, habiendo transitado con tropiezos y pasos firmes entre la umbra
y la penumbra del deseo de ser, porque todo conocimiento parte de ella,
de la obscuridad, y por ella, en consecuencia, la manifestación de la luz.
Con cuidado menciono no estar hablando solamente de la luz
visible, y más en la dirección de la coexistencia entre la luz visible y la luz
no visible hacia la unidad del mundo, ahora escrita.
En insistente modestia y ligera elegancia, los autores aventuran el riesgo
en el intento de reconocer el significado de los significados, transportados
a la vida ordinaria del pensamiento, la emoción y los órganos en los que
suceden.
Sin anestesia alguna, se auto-ejecutan una intervención qui-
rúrgica abierta en canal al interior de cada uno. Libres de consideración
interna y con precisión de cirujano realizan finos cortes a los tejidos bi-
narios entre verdad y mentira, hurgando sigilosamente con misterio al-
químico el enjuague entre los líquidos y gases de la materia orgánica del
autoconocimiento.
He compartido experiencias de Conocimiento en vivo con
Antonio y Domingo, en el agudo borde entre el sí y el no, con especial

7
intensidad y velocidad ante el paradigma científico y espiritual, emoción
expresa en la mirada, sumada a la sonrisa y sorpresa de nuestra perentoria
existencia.
Aproximación al salto de espalda sin paracaídas, poniendo pie
en tierra firme con suavidad y buen temple, pisando otros territorios epis-
temológicos de nuevo riesgo y aventura entre la ética y la estética, en la
insistencia de la transformación de las cosas, porque decirlas es interio-
rizarlas solamente para poder expresar que estamos aquí, casa, puente,
pozo, puerta, ventana.
Los autores nos advierten de aquella luz externa que nos permite
ver al mundo exterior y en ello sobrevivir, afinando las cuerdas de aquella
luz interna que otorga visibilidad y nacimiento a la visión, permitiendo
despertar a nuestro sueño. Una sin la otra es la obscuridad.
Así el uno sin el otro.

8
Introducción
Iniciamos este libro pidiendo a las fuerzas que desde lo más alto pueden
influir en nosotros para que mantengan unida nuestra palabra, todo lo
que sea posible, al significado que deseamos aparezca en cada lector de
estas líneas.
Nuestro proyecto de contribuir a transformar la manera de co-
nocer y Ser,1 del que este libro es parte, surge como una respuesta al esta-
do de las sociedades humanas en el planeta y en particular en nuestro país,
México. Esta situación ha propiciado que Edgar Morin,2 Basarab Nico-
lescu3 y Pablo González Casanova,4 entre muchos otros intelectuales re-
conocidos por sus aportaciones al saber, consideren que la expectativa de
sobrevivencia del ser humano esté seriamente amenazada. Coincidimos
1 En este libro Ser será escrito con mayúscula, para indicar que se trata de una
calidad de humano a la que es posible acceder mediante un trabajo consciente.
2 Edgar Morin (1921, París). Filósofo y sociólogo francés de origen sefardí.
Uno de los humanistas contemporáneos más significativos. Impulsor del Pen-
samiento Complejo. Es autor, entre muchos otros libros, de seis volúmenes
de su magna obra El método. Junto con Lima de Freitas y Basarab Nicoles-
cu fue uno de los redactores de la Carta de la Transdisciplinariedad (1994).
3 Basarab Nicolescu. (1942, Ploiești). Físico rumano autor de El manifiesto de
la Transdisciplinariedad. Se inició en el campo de la física teórica en el Centro
Nacional de Investigación Científica del Laboratorio de Física Nuclear y de Al-
tas Energías (Laboratoire de Physique Nucléaire et de Hautes Énergies) de la
Universidad Pierre y Marie Curie (París), donde obtuvo el doctorado en 1972.
Es profesor en la Facultad de Estudios Europeos de la Universidad Babeș-Bolyai
(Cluj-Napoca). Fundó en 1987 el Centro Internacional de Investigaciones y Es-
tudios transdisciplinarios (CIRET, por sus siglas en francés) con sede en París.
4 Pablo González Casanova (Toluca, 1922). Sociólogo. Fue distinguido en 2003
por la UNESCO con el premio José Martí por su defensa de la identidad de los
pueblos indios de América Latina, fue rector de la Universidad Nacional Autó-
noma de México (1970-72) y del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
en Ciencias y Humanidades de la UNAM, entre muchas otras instituciones de
educación superior. Es autor de varios libros sobre democracia y universidad.

9
con esta visión y alentamos una revolución necesaria en la forma de hacer
ciencia, arte y política que habrá de devenir armónicamente, sin enfren-
tamientos.
En los planteamientos que haremos evitaremos confrontacio-
nes, competiciones5 y comparaciones. Esperamos poder construir junto
contigo, que lees este libro, una visión aplicable en cualquiera que sea la
actividad que desempeñamos, tanto en el ámbito social como individual.
Prescindiremos también de la muletilla que se expresa como “sin
lugar a dudas”, pues dudar es reconocer que todo está cambiando, que
todo es dinámico. El llamado que hacemos es a estar alertas, y una forma
de suspender la observación nace al perder el interés, sustituyéndolo por
certezas inamovibles. Si dudamos de lo que creemos saber podremos ac-
ceder al conocimiento, y así también surgirá el verdadero diálogo.
Nuestro escrito va dirigido a hombres y mujeres por igual, sin
hacer distinción de género como ocurre en otros idiomas. Esto no impli-
ca que defendamos el androcéntrismo pues, como Nicolescu, anhelamos
la feminización del mundo (2009a, 64-68).
Deseamos que este libro sea de utilidad especialmente a docentes
y agentes sociales que, con un genuino interés por transformar la realidad,
están intentando transitar más allá de los campos disciplinares para dar
el salto a la Transdisciplinariedad.6 De igual manera nuestra invitación

5 Utilizaremos “competición” en lugar de “competencia” para evitar confusiones


con la acepción que este último concepto tiene de aptitud.
6 En la actualidad en muchos ámbitos se emplea el prefijo “Trans” o “Post” apli-
cado a muy distintas expresiones: “Trans-sexual”, “Trans-genero” o “Post-moder-
no”, “Post-dramático”, por ejemplo. En el primer caso significa, por lo general,
un cambio de estado; en el segundo un desplazamiento temporal. Aquí, además
de su sentido de transgresión disciplinar, indica los principios metodológicos
transdisciplinarios de tránsito por diferentes niveles de realidad y de supera-
ción de la lógica binaria. Son estos principios los que marcan la diferencia entre
Transdisciplinariedad y “transdisciplina” como se suele decir en diversos ámbitos
académicos. La primera implica una estrategia metodología, la segunda designa a
una “nueva disciplina” dentro de la epistemología científica existente.

10
está abierta a todos los que investigan en vivo prescindiendo de dogmas
y formatos reduccionistas que, con afán de poseer “el  concepto”, pierden
contacto con el “sabor” de la experiencia.
Consideramos que el trabajo7 individual y en grupo son necesa-
rios y nuestro propósito es fomentarlo mediante proyectos en los que se
de vida a lo aquí plasmado. Es importante restablecer el valor pedagógico
y de apertura que la pregunta ejerce en muchas direcciones, su forma más
apreciable, única quizá con verdadero valor, surge del interés emocional
de acercarnos al hecho y atenderlo con la mejor de las herramientas que
disponemos: la atención.
El interés que genera y hace aparecer a la pregunta viva —esa que
trasciende a la razón, sin soslayarla— es un regalo intransferible. Recono-
cemos el inmenso valor que tiene el aprecio por la vida y al expresar aquí
nuestra inclinación por este fenómeno irreductible esperamos lograr el
necesario contagio que nos acerque a experimentar más de cerca sus atri-
butos, su magia, su sacralidad, su bendición.
La experiencia de vivir no consiste solamente en disfrutar nues-
tra existencia. Su fenomenología es evidente en el momento presente,
mantener el interés en ello es un trabajo, un obsequio que puede dejar de
requerir esfuerzo para ejercerse como una experiencia inefable, emplean-
do unificadamente razón, emoción y cuerpo.

Antecedentes y estructura del libro


Este libro es producto de una relación de casi tres lustros entre los autores,
a través de los cuales hemos alimentado una amistad basada en los prin-
cipios, valores y visiones que constituyen su contenido. En este sentido
es un testimonio de las experiencias vividas estos años, pero que incluye
muchas otras anteriores, vistas desde un presente dinámico y compartido.
7 En este libro aparecerá frecuentemente la palabra “trabajo”, la cual habrá de
entenderse en el sentido del esfuerzo que cada uno debe realizar para alcanzar
el autoconocimiento.

11
Una manera de responder al privilegio de estar vivos es no de-
sistir en el intento por alcanzar un estado de Ser para honrar nuestra hu-
mana condición. Ese estado solo se puede alcanzar a través de un proce-
so liberador, por eso cada uno de nosotros inició su reaprendizaje desde
hace muchos años a través de diferentes rutas, hasta que nuestros cami-
nos confluyeron de manera natural en un encuentro que hoy nos permite
convocar a más personas a formar parte de una comunidad cada vez más
extensa de “resurgidores de la esperanza”—según expresión de Basarab
Nicolescu—, de cara al desafío que enfrentamos como humanidad.
La transformación solo puede empezar por uno mismo. Es nece-
sario hacer el propio trabajo para dejar de estar esclavizados por aquello
que nos impide establecer relaciones de armonía con lo que estamos sien-
do, con los otros y con el entorno.
Hemos tenido oportunidad de participar en varias tareas colec-
tivas dentro de la Universidad Veracruzana: Maestría y Doctorado en Es-
tudios transdisciplinarios, Maestría en Salud, Arte y Comunidad —entre
otras—, pero ello no significa que lo que aquí expresamos tenga una pers-
pectiva institucional, este libro está hecho a título personal.
Nuestra mayor satisfacción es habernos reconocido uno en el
rostro del otro, lo cual ha permitido comprender y respetar nuestras di-
ferencias y corroborar que éstas —más que motivo de discordia o com-
petición— son un estímulo para aprender a conectar con la conciencia
universal.
Como el punto de partida para el Conocimiento en vivo es la pregun-
ta ¿Quién soy yo?, ofrecemos en el primer capítulo algunos testimonios
—cada uno en su propia voz— relacionados con la trayectoria seguida
para proponer una transformación en la manera de Ser y conocer. En los
capítulos dos y tres exponemos respectivamente, desde el autoconoci-
miento, el proceso mediante el cual entramos en contacto con la Trans-
disciplinariedad y, en el capítulo cuatro, hacemos algunas propuestas de

12
aplicación de esta estrategia metodológica que si bien están orientadas al
campo de la educación, pueden relacionarse, como ya se dijo, con muy
diversos ámbitos.
Como un apoyo al lector, que no necesariamente tiene que contar
con información sobre los personajes que mencionamos, indicamos a pie
de página algunas referencias sobre ellos.
Agradecemos a todas las personas que hicieron comentarios al ma-
nuscrito y en especial a Hilda Saray Gómez cuya atenta lectura nos ha
permitido elaborar un texto que, esperamos, comunique con mayor cla-
ridad su contenido.
!Gracias por acompañarnos! !Comenzamos el viaje!

13
La energía gastada en un trabajo interior activo se
transforma al instante en una nueva reserva; la
gastada en trabajo pasivo se pierde para siempre.

Aforismo de G.I Gurdjieff

14
¿Desde dónde y por qué hablamos?
Antonio
En 1964 me mudé de la ciudad de México a New York con objeto de in-
gresar en la “Gurdjieff Foundation” fui aprendiz de William Segal,8 autor
de Opening y muchos otros ensayos. El Sr. Segal, a su vez, fue discípulo
de G.I. Gurdjieff,9 creador de un sistema de enseñanzas conocido como El
Cuarto camino10 —que, a diferencia de los caminos del faquir, del monje
y del yogui, no exige que uno se retire del mundo, sino que se desempeñe
en la vida ordinaria—. En los 7 años de estancia en New York tuve como
principal actividad asistir a esos grupos de trabajo, con tres reuniones se-
manales y práctica de danzas sacras, que son una forma de transmisión de
conocimiento. Al regresar a la ciudad de México me integré al grupo que
dirigió Christopher Fremantle, orientado por la Sra. Eva Sultzer.
El propósito de estas enseñanzas es el desarrollo armonioso de las capa-
8 William Segal (1904-2000). Editor de revistas y artista autodidacta tuvo a su
cargo la dirección de los grupos de G. I. Gurdjieff en Nueva York.
9 George I. Gurdjieff (1866, Alexándropol, Armenia – 1949 Neuilly-sur-Seine,
Francia). Místico quien se autodenominaba como “un simple Maestro de Dan-
zas”. Sus enseñanzas son conocidas como “El Cuarto camino”.
10 “Una escuela del Cuarto camino no cuenta con forma definida, lo que signi-
fica —para decirlo propiamente—que no tiene ni dogma ni rito. Desaparece sin
cesar y sin cesar debe ser encontrada y reencontrada. No impone ningún renun-
ciamiento previo, pero demanda en el marco de la vida ordinaria un conjunto
de condiciones apropiadas con miras a un verdadero trabajo sobre sí mismo. Se
abre sobre una perspectiva de transformación profunda del ser, por el despertar
y el conocimiento de sí. Implica para el hombre una búsqueda sincera de la ver-
dad, la realización de su propia “nulidad”, el recurso del esfuerzo y del super-es-
fuerzo con miras al desarrollo de su poder de conciencia”. Además, el acento está
puesto sobre el hombre, sobre la búsqueda individual del conocimiento, sobre
el trabajo que debe hacer para conocerse con miras a transformarse y realizarse
(Tracol 1997, 494). Para mayor acercamiento a las enseñas de G. I. Gurdjie-
ff sugerimos la lectura de: Relatos de Belcebú a su Nieto (1976), Encuentros con
Hombre Notables (2003), Life is Real Only Then, When “I Am” (1975).

15
cidades humanas basadas en el conocimiento de uno mismo, se tiene un
apoyo importante en la práctica de introspección preconceptual o me-
ditación que permite una convivencia con la vida. Dirigí un grupo por
20 años hasta que me mudé a Xalapa, donde trabajo en forma transdis-
ciplinaria asuntos relacionados con la salud en una clínica que se llama
“Terapias Metabólicas”, dedicada a atender enfermedades autoinmunes y
otras como cáncer, retinosis pigmentaria, hernias de disco y fibromialgia.

Domingo
Desde niño he estado ligado con la enseñanza —mis padres fueron maes-
tros rurales—. Nací y crecí en Guerrero, estado de fuerte presencia in-
dígena marcado por violencia, pobreza e injusticia. Lo primero que ahí
aprendí fue a vivir una ruptura entre dos países, el México profundo y el
México imaginario como los llamó Guillermo Bonfil Batalla.11 Eso gene-
ró en mí una primera pregunta ¿Por qué esa separación?
El teatro me ofreció la oportunidad de investigar en vivo. La pri-
mera vez que tuve consciencia12 de ello fue cuando me inicié como pro-
fesional en ese ámbito. Paradójicamente fue entonces cuando comencé
a alejarme de la visión disciplinaria, sin imaginar siquiera que estaba ini-
ciando mi camino transdisciplinario. A partir de 2001 radico en Xalapa
donde soy académico en la Universidad Veracruzana.

11 Guillermo Bonfil Batalla (1935-1991, Ciudad de México). Etnólogo y an-


tropólogo mexicano egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Histo-
ria. Fue director del Instituto Nacional de Antropología e Historia y Director
General de Culturas Populares. Fundó el Museo Nacional de Culturas Popula-
res. Es autor de un profundo estudio sobre el “México profundo”.
12 En el idioma castellano en lo relativo a la moral se emplea el concepto “con-
ciencia” y en lo relativo a la vivencia experiencial “consciencia”. La palabra con-
ciencia puede utilizarse indistintamente, pero no al revés. Para mayor claridad
aquí se emplea el vocablo consciencia al hablar de la capacidad individual de
reconocerse a sí mismo.

16
Antonio
Hace quince años que radico en las inmediaciones de Xalapa y he diri-
gido a un grupo con el propósito de trasmitir prácticas y observaciones
tendientes a fomentar el conocimiento que no es acumulación de infor-
mación. He trabajado también en “tender puentes” con el saber académi-
co, actualmente esta relación me permite abordar temas para los que se
hizo necesario prescindir de una comunicación rígida. Esto es posible al
despertar el interés en un desarrollo de la atención capaz de establecer una
vivencia más allá de los conceptos puramente intelectuales, reconociendo
su importancia al involucrar cuerpo y emoción como herramientas indis-
pensables para pasar de la teoría a la vivencia experimentada.

Domingo
¿Cuáles son mis verdaderas preguntas? Sin conocerlas, sin saber quién
estoy siendo, sin identificar mi rostro, mi corazón, mi alma, sin sentir
mi cuerpo y sin saber para qué lo tengo, ni cómo se relaciona con
otros cuerpos, sin darme cuenta cómo me relaciono con todo y qué me
mantiene en relación ¿cómo puedo preguntar?
El valor de la pregunta está en relación a lo que quiero saber, por
eso una pregunta que no parte desde el fondo de mi Ser carece de valor
y me reduce. Busco, en el encuentro con otros seres humanos que se pre-
guntan sobre su estar siendo, la apertura hacia una consciencia plena y
cósmica.
Entonces me pregunto: ¿Quién soy? ¿Cómo me relaciono con la
realidad? ¿Cómo percibo? ¿Qué significa pensar? ¿Qué hago para darme
cuenta de lo que hago? ¿Qué humano soy? ¿Cómo me doy cuenta que co-
nozco? ¿Para qué me sirve conocer? ¿Qué hago para conocer y conocer-
me ¿Cómo me muestro ante los demás?¿Qué significa educarme? ¿Cómo
he sido educado? ¿Cómo educo? ¿Qué educación necesito? ¿Cómo vivo
la espiritualidad? ¿Estoy en contacto conmigo mismo? ¿Qué es Ser hu-

17
milde? ¿Vivo con humildad? ¿Qué significa ser auténtico? ¿Me conecto
con lo sagrado? ¿Cómo me comprometo con socialmente? ¿Qué hago
para cuidar a la madre Tierra? ¿Qué significa vivir? ¿Cómo se aprende el
arte de vivir?

Antonio
Mi objetivo ha sido responder a una necesidad reconociendo la impor-
tancia de las impresiones como una forma de alimento cuya influencia
es determinante en la calidad de vida; así como el hecho de que “no so-
mos”, sino “estamos siendo”, como axioma que corresponde en esencia al
reconocimiento vivo de nuestra condición cambiante: uno no se puede
conocer, se puede ir conociendo.
Al aceptar que los conceptos no son aquello que representan, la
calidad de las opiniones se reviste de humildad (de humus, tierra) con el
sentido de realista, constatando las variables que están fuera del alcance
de nuestras capacidades de manipulación.

Domingo
Una vez planteadas mis preguntas puedo caminar con ellas, no en espera
de respuestas, sino para estar siempre en movimiento, como en este ins-
tante en el cual, con palabras que intento sean vivas, comparto la emoción
que me produce dar nacimiento a este libro en el que ofrezco mi testimo-
nio de gratitud a queridos maestros, como Rodolfo Valencia y Basarab
Nicolescu, con quien descubrí que es posible transitar por distintos ni-
veles de realidad.

Antonio
La práctica del trabajo en el llamado Cuarto camino, que Gurdjieff gus-
taba de identificar como “estudios para el desarrollo armonioso del hom-
bre”, ha sido el motivo central de mi existencia desde mi juventud.

18
He efectuado diariamente por 40 años la introspección silencio-
sa cuya prioridad es desarrollar una relación con las sensaciones físicas del
cuerpo. Su realización consciente está obstruida por una actividad pseu-
do-intelectual, ocupando más espacio de lo que nos percatamos. Esto me
hace reconocer que solo el interés vivo que se siente por lo desconocido
permite estar en contacto con la experiencia, lo cual no sucede si ésta es
sustituida o, dicho de otro modo, si uno cambia el “sabor” por la etiqueta,
por el concepto.
Parto de la premisa que este es un asunto para vivirse, más que
para aprenderse. Así el enfoque está puesto en la práctica, lo que propicia
diálogos fructíferos cuando se posee un interés genuino. Nadie puede dar
lo que no tiene. La práctica de atención produce resultados equiparables
al desarrollo de un músculo que necesita permanente ejercicio.

Domingo
En 1979, a punto de concluir mis estudios en Literatura dramática y Tea-
tro en la Universidad Nacional Autónoma de México, fui invitado por mi
querido maestro Rodolfo Valencia13 para integrarme al Programa de Arte
Escénico Popular de la Secretaría de Educación Pública del cual él era di-
rector artístico. Me invitó igualmente a integrarme a su Laboratorio Tea-
tral Teatro 21 donde desarrollaba su investigación para un entrenamiento
actoral a partir de la bioenergética. Fue entonces que inicié el camino del
contacto conmigo mismo. En Arte Escénico se me encomendó dirigir a
un grupo de maestros bilingües de la Huasteca hidalguense y veracruzana
cuya lengua materna era el náhuatl. Para ellos sería su primera experiencia
teatral, para mí la primera de trabajar con indígenas y de intentar respon-
der aquella pregunta que surgiera en mi infancia.
13 Rodolfo Valencia (1925 Jiquilpan- 2006 Ciudad de México). Estudió Filo-
sofía y Letras, fue discípulo de Seki Sano y Jean Louis Barrault. Creador de un
método de entrenamiento actoral basado en la bioenergética. Impulsó varios
proyectos de Teatro popular en Cuba y México. Fue maestro de actuación y
dirección teatral en la Escuela nacional de Arte Teatral del Instituto Nacional
de Bellas Artes y de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su creación
emblemática fue “El hombre Prometeo” (1977) basada en la obra de Esquilo.

19
Fue así que comencé un proceso de reaprendizaje pues todas las
teorías, técnicas y métodos que había aprendido correspondían a un tipo
de teatro considerado “universal”: el dramático europeo. De no haber
sido por los seminarios de “Investigaciones Escénicas” a cargo del maestro
Ignacio Cristóbal Merino Lanzilotti14 y de “Teatro Náhuatl” impartido
por la doctora María Sten15 no habría tenido medios para comprender la
responsabilidad que estaba adquiriendo, pues se trataba de penetrar una
realidad que, aunque cercana, me resultaba distante.

Antonio
El vivir puede tener diferentes calidades, mismas que estarán siempre
en relación directa a la calidad de atención hacia uno mismo. Esto es un
asunto difícil de comunicar. La apertura de los sentidos se convierte gene-
ralmente en una experiencia que va cobrando importancia a medida que
se enriquece el diálogo, en el cual la importancia personal ocupa menos
espacio para dejar lugar a una comunicación de mucho mejor calidad.
El saber filosófico presocrático de Heráclito16 que planteaba “Es
de sabios reconocer que todo es uno”, o la idea central de Parménides17
que vislumbraba el eterno presente, son parte de un conocimiento previo

14 Ignacio Cristóbal Merino Lanzilotti (1942, Ciudad de México). Dramatur-


go y director. Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde
fue docente. Como resultado de su curso de Investigaciones escénicas surgió
“Las tandas del tlancualejo”, una revisión de la historia de México basada en el
Teatro de revista.
15 María Sten (1917-2007). Investigadora polaco-mexicana, dedicó su vida al
teatro, la academia y la investigación. Fue distinguida como Investigadora emé-
rita de la Asociación Mexicana de Investigación Teatral. Su obra más conocida
es Vida y muerte del teatro náhuatl.
16 Heráclito (535 a. C.-484 a. C.). filósofo griego. Conocido también como “El
Oscuro de Éfeso”.
17 Parménides (530 a. C.-el 515 a. C. Elea, Grecia). Escribió un poema filo-
sófico en verso épico del cual nos han llegado únicamente algunos fragmentos
conservados en citas de otros autores.

20
al ensimismamiento en una lógica, a partir del “logos”, que dio al traste
con una realidad mucho más rica que nuestra capacidad de representarla
cabalmente en el mundo racional, el cual existe únicamente en represen-
taciones y desconoce tanto la realidad emocional como la inteligencia
inherente a nuestra fisiología o, aun conociéndolas intelectualmente, re-
sulta difícil incorporarlas a las actividades cotidianas.
Empédocles18 sugirió una práctica con el membrete de “sentido
común” consistente en hacer uso de los cinco sentidos simultáneamente,
cosa que no ocurre en forma consciente y lograrlo implica un cambio en
el nivel de consciencia que, en la práctica, deja de ser un asunto intrincado
o indefinible y se convierte en una práctica enriquecedora. A esto podría
llamarlo: el Arte de vivir.

Domingo
Enfrentarse a los problemas culturales, políticos, sociales, económicos,
educativos de las comunidades indígenas —en particular de las comu-
nidades nahuas de la huasteca— y hablar desde su propia cosmovisión,
requería algo más que conocimientos teatrales. En ese momento me per-
caté de lo reduccionista de la formación disciplinaria y de lo pernicioso
de separar Sujeto19 y Objeto20 pues, según la formación como teatristas,
la realidad artística quedaba aparte de la que vivíamos cotidianamente.
En esta experiencia, en cambio, se trataba de algo muy diferente: crear,

18 Empédocles (495 a. C.- 430 a. C. Agrigento). Filósofo y político griego. Pos-


tuló la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elemen-
tos.
19 En todo el texto aparecerá la palabra Sujeto con mayúscula para indicar que
se refiere al Sujeto de conocimiento, especialmente al Sujeto transdisciplinario,
y no como elemento gramatical que se escribirá con minúscula.
20 Así también la palabra Objeto se escribirá con mayúscula para indicar que
nos referimos a aquello que puede ser captado y percibido en el acto de conoci-
miento, y no en sentido amplio a todo lo que pertenece al mundo exterior y es
independiente del pensamiento, que se escribirá con minúscula.

21
conocer, comprender, actuar y transformar formaban parte de una misma
realidad.
Todo estaba por hacerse y había que comenzar trabajando con
uno mismo, “investigar en vivo”, una investigación en la cual había que in-
volucrarse plenamente con cuerpo, mente, emoción y movimiento, como
en una danza que nos permite estar en armonía con el universo.
La pregunta guía a partir de entonces fue: ¿Cómo alcanzar a
través del teatro un estado de presencia/consciencia para un genuino en-
cuentro entre seres humanos? Casi treinta años después, con ayuda de
la Transdisciplinariedad y otras experiencias igualmente enriquecedoras
como la del Cuarto camino llegué a una respuesta: mediante la atención.
El trayecto ha sido arduo porque no había camino, parafraseando a Ma-
chado,21 “había que hacer camino al andar”.

Antonio
Dotar a las palabras de significado solo es posible cuando se tiene capa-
cidad de abrirse a la experiencia del momento en el que conviven lo que
soy, he sido y puedo Ser. Así, el conocimiento deja de ser un dato y se
convierte en experiencia.
Esta práctica de entrenamiento de la atención produce senti-
mientos religiosos, en el sentido de un aumento en la capacidad de rela-
ción desprovista de seguir algún culto.
Las pláticas, grupos y talleres que he dirigido han sido siempre
de forma gratuita y recomiendo como referencias diversas lecturas de

21 Antonio Machado (1875, Sevilla -1939, Colliure). Poeta español miembro


de la Generación del 98. Murió en el exilio. Obras más reconocidas: Abel Mar-
tín y Juan de Mairena.

22
autores como Ouspensky,22 Attar,23 Gurdjieff, Segal, Brook,24 Bohm25 y
Krishnamurti,26 entre otros.

22 Piotr D. Ouspensky (1878, Moscú- 1947). Científico ruso. Sistematizó y


difundió la obra de George I. Gurdjieff. Autor de Psicología de la posible evo-
lución del hombre. En esa obra habla de las siete categorías de hombre: Físico,
Emocional, Intelectual, con un Centro de gravedad permanente, con Unidad y
Conciencia de sí, con Conciencia Objetiva y con un Yo permanente y voluntad
libre (1998, 44-45).
23 Farid Udin Attar (1145-1221 Nishapur). Fue un célebre poeta y místico
persa autor de El lenguaje de los pájaros, escenificada contemporaneamente por
Peter Brook como La conferencia de los pájaros.
24 Peter Brook (1925, Londres). Director de cine, teatro y ópera. Fundó en
París el Centro Internacional de Investigaciones Teatrales. Es uno de los direc-
tores más influyentes del teatro contemporáneo. Dirigió el filme Encuentros
con obras notables basada en el libro de Gurdjieff. Es miembro del Centro
Internacional de Investigaciones y Estudios Transdisciplinarios (CIRET,
París). Autor de El espacio vacío, Hilos del tiempo (memorias) y La puerta
abierta, entre otros libros. En El espacio vacío, rm e apartado de Teatro
inmediato, da un claro ejemplo de la diferencia entre Conocimiento en vivo
y conocimiento in vitro en una de sus primeras experiencias como Director
teatral cuando dice que llegó al primer ensayo con un bosquejo del montaje
y que el contacto con los actores de carne y hueso le hizo darse cuenta que
lo que había preparado no funcionaba (1986).
25 David Bohm (1917, Pensilvania -1992, Londres). Físico estadouniden-
se. Realizó importantes contribuciones en los campos de la física teórica,
la filosofía y la neuropsicología. Sobre el Dialogo, Sobre la Creatividad,
Totalidad y el orden implicado y Ciencia Orden y Creatividad en colabora-
ción con F.D. Peat y Más allá del tiempo
26 Jiddu Krishnamurti (1895, Madanapalle, Andhra Pradesh, India –1986,
Ojai, California). Escritor y conferencista en materia filosófica y espiritual. Sus
principales temas incluían la revolución psicológica, el propósito de la medita-
ción, las relaciones humanas, la naturaleza de la mente y cómo llevar a cabo un
cambio positivo en la sociedad global. Entre sus obras más recomendables se
encuentran ¿Puede Cambiar La Humanidad? y El arte de vivir.

23
Domingo
Desde el punto en el que mi consciencia me permite, me doy cuenta que
vivo en una sociedad vulnerada y fragmentada, con injusticias por todos
conocidas que hay que tener presentes en la perspectiva de un proyecto de
sociedad donde cada ser humano sea valorado y no denigrado o destruido
como producto desechable. En este sentido son ejemplares para mí, y por
lo mismo me sirven de guía, los pueblos originarios —que pese a todo lo
que se ha hecho por aniquilarlos mantienen su dignidad—, nuestros más
creativos y genuinos artistas, científicos e intelectuales que no han sucum-
bido al canto de las sirenas de la mercantilización y ambición de poder, así
como las organizaciones civiles que plantean una genuina transformación
social.
Pero reconocer el problema es apenas una parte, tampoco basta
con vislumbrar una solución, su complejidad requiere ante todo de una
nueva manera de pensar y actuar que admita las contradicciones y tras-
cienda los binarismos para que comprensión y convivio sean prácticas
cotidianas.

Antonio
Creo que el fruto de mejor calidad que la emoción humana puede fomen-
tar es el agradecimiento. El amor irradia naturalmente de un Ser agrade-
cido, como el perfume lo hace de las flores. Este amor grande y verdade-
ro que no es sentimentalismo, ni posesión —sino resultado de convivir
con una realidad que incluye lo sagrado—, este amor al que me refiero es
el amor a la vida en su esencia, amor a la Conciencia universal también
nombrada Dios que está en todo, pues es sustrato de realidad.
Abrir el espacio necesario para percibir esta realidad es posible
en el humano con la vibración llamada interés que se siente por lo que
queremos tener más cerca y comprender. Comprender en su acepción de
alcanzar, semejante al deseo de “poder llegar a formar parte”.

24
Domingo
Llego a la Transdisciplinariedad desde el Teatro con información en Her-
menéutica, Semiótica y Pensamiento Complejo, con estas bases he podi-
do contrastar las diferencias entre esa estrategia y las de la metodología
científica.
He desarrollado desde 1989 una línea de creación e investiga-
ción en torno al Arte indígena y comunitario, una de las vertientes más
conectadas con las culturas originarias con un tipo de estructura donde
sus integrantes participan y/o determinan colectivamente el desarrollo
de todo el proceso de preparación, ejecución y recepción. Actualmente
colaboro con el Centro de las Artes Indígenas —ubicado en la región
totonaca de Papantla, Veracruz— porque comparto su intención de for-
talecer el patrimonio que poseen y de tomarlo como base para una per-
manente generación artística en diálogo e intercambio con creadores de
otras culturas del país y del mundo, y soy docente e investigador en la
Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana.

Antonio
Puedo referirme al agradecimiento viviéndolo. Traigo a mi consciencia
el hecho de que estoy vivo, lo cual genera en mí esa emoción, y puedo
convivir con la experiencia.
En este agradecimiento aparece el recuerdo de mi gran amigo
Robert, quien me ayudó a romper el cascarón en el que me encontraba
contenido y me acercó a vivir la vida como es: un recibir y ofrecer natural.
También en este momento mi acercamiento forma parte del
contacto con la realidad más íntima y produce una sensación de desper-
tar al agradecimiento por el recuerdo vivo de mi maestro, el Sr. William
Segal. Él me enseño, con su ejemplo, la grandeza de la sencillez, él me hizo
sentir el anhelo de libertad y me inculcó el amor al trabajo. En su libro
titulado Opening ofrece una guía para vivir el flujo del ahora en vivo, es

25
un testimonio de su logro, de su despertar, de su nivel de consciencia.
Domingo
En mi proceso de formación profesional y desempeño como docente e
investigador en los ámbitos del teatro comunitario y educación superior
en varias universidades del país he transitado por la uni, multi e inter-
disciplinariedad.
Complejidad y Transdisciplinariedad me llenaron de ánimo
para adentrarme en mi proceso de reaprendizaje. Todo comenzó con la
pregunta sobre mi Ser y mi hacer, sobre cómo me relacionaba con lo que
me concernía interna y externamente. Así, a partir de la integración de
saberes y de establecer una nueva relación conmigo mismo, con los otros
y con mi entorno siento que comencé a comprender y a Ser.

Antonio
La libertad como anhelo solo puede surgir cuando nos damos cuenta
—no intelectualmente, sino como una “vivencia”— que todos estamos
atados por amarres restrictivos. Esos amarres son evidentes para quien
los ve desde afuera y, con frecuencia, son desconocidos por quienes los
tiene puestos, porque generalmente usan la máscara de “los gustos” —en-
tre otras muchas máscaras— que a veces pueden aparecer como las capas
de las cebollas: quitas una y aparece otra. Dice el dicho: “Más fácil ver la
paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”. La única observación que nos
puede hacer crecer ocurre en uno, no criticando a otros.
Los caminos hacia esta realidad son muchos. Toman forma de
creencias religiosas o especialidades científicas, o esfuerzos en el deporte
o en la danza, o combinaciones de los anteriores. Una religión —camino
de tradición y creencia que renuncia al análisis racional— queda confron-
tada, en principio, con quien hace el camino del esfuerzo físico: como los
alpinistas, que en esfuerzos extenuantes y condiciones adversas logran co-
nexiones con su Ser íntimo de una manera semejante a la de los faquires; o

26
el bailarín quien, después de algunas horas de esfuerzo, abre espacio a una
experiencia que cobra un sabor nunca antes aparecido. Ese sabor puede
denominarse agradecimiento.

Domingo
Cuando me percaté que estaba viviendo mecánicamente, tanto en mi
labor profesional como en mis relaciones inter e intrapersonales, sentí
necesidad de un cambio en el modo de vincularme con la realidad. Fue
entonces que tuve oportunidad de leer El Manifiesto de la Transdiscipli-
nariedad, después ocurrió algo extraordinario: conocí a su autor, Basarab
Nicolescu, e inicié con él un vínculo que se ha convertido en una afectuo-
sa y estimulante amistad. Su manera diáfana, profunda, abierta y emotiva
de comunicar sus ideas me reveló a un ser humano inteligente, sensible,
dispuesto a transformar la realidad.
Entonces comprendí que había que ir más allá de la zona de resis-
tencia y Ser, no parecer, transdisciplinario. Encarnar y vivir en el presente
con la Transdisciplinariedad, comprender su metodología y dejar fluir las
emociones que nacían en mí.

Antonio
La meta de los distintos caminos tiene diferentes nombres: doctorado,
santidad, triunfo, éxtasis y puede tener más, lo que les hace formar parte
del mismo diamante al que unos llaman Dios, otros La Verdad, con una
buena variedad de sinónimos: Alá, Jehová, Shivaya, Conciencia univer-
sal, Gran Arquitecto del Universo y creo no exagerar si digo decenas de
otros nombres. La convivencia con esta experiencia recibe el nombre de
paraíso, Nirvana, cielo, corazón del hombre y muchos más.
Las historias, los escritos y las palabras son un acercamiento
equivalente a un menú; en cambio, “la comida” es práctica donde el de-
seo es insuficiente, se requieren diferentes esfuerzos que dependerán del

27
camino elegido.
Estos caminos, en mi percepción, buscan realizar el anhelo hu-
mano de reivindicación que se encuentra al pináculo de la montaña mí-
tica. Cuando se inician los diferentes caminos no se ven las semejanzas,
sobre todo quienes empiezan a subir, a ascender en lados opuestos de la
montaña. Lo único que tienen en común los “buscadores de altura” es su
intención de responder al llamado que sienten. Algunas veces el cami-
no se trunca porque la meta se pierde de vista, porque los líderes nublan
la vista de sus seguidores. ¿Sería por eso que el poeta Bob Dylan27 decía
“Don’t follow leaders”?
Creo que cuando la meta es el camino, la montaña como analo-
gía es muy limitada en alcance, porque podemos encontrar en el agrade-
cimiento a la vida el punto de realidad que posibilita la comunicación,
inalcanzable cuando las formas ocultan el fondo.
Tener fe solo en la razón es irracional, sin que eso justifique el
libertinaje verdaderamente irracional que da paso a ocurrencias y senti-
mentalismos. El rigor es necesario, tener constancia al investigar no es
rigidez.

Domingo
¿Cómo convertirse en investigador transdisciplinario? ¿Cómo evitar
manipular conciencias, exaltación del ego, destrucción espiritual,
cegueras y desprecio por la vida? Ni iglesia, lucha social ni ciencia positiva
—ámbitos con los cuales de una u otra forma he estado involucrado en
algún momento de mi existencia, pues crecí apegado al catolicismo, fui
seguidor del marxismo y en mis primeras pesquisas ejercí el paradigma
científico—, no fueron estos contextos los que me permitieron encontrar

27 Bob Dylan (1941, Duluth, Minnesota). Músico, cantante y poeta estadouni-


dense, considerado ampliamente como una de las figuras más prolíficas e influ-
yentes de su generación en la música popular del siglo XX y de comienzos del
siglo XXI. En 2016 le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura.

28
respuestas, más bien clausuraban las preguntas. He podido encontrarlas,
en cambio, en el autoconocimiento, en el equilibrio entre mi egocentris-
mo y altruismo, en el contacto con saberes ancestrales, en el afán por su-
perar límites disciplinares y en vivir unido con todo lo que existe. Situado
de esa manera siento la Verticalidad cósmica y consciente. Esto es para mi
tener “actitud transdisciplinaria”.
Veo al investigador transdisciplinario como aquel que reconoce
coexistencia de pluralidad compleja y unidad abierta del conocimiento,
que se basa en una ética para sí y para el prójimo. En Nicolescu y su pro-
puesta percibo confianza y fe en el futuro.

Antonio
El verdadero logro de conexión completa ocurre en el profundo interior
inexorable del momento presente, inaprensible por la palabra. Incom-
prensible, sí, aunque podemos acercarnos a él siempre y cuando no nos
conformemos con “leer el menú, sin saborear los alimentos”.
El verdadero acercamiento es reconocible cuando aparece la
emoción de agradecimiento que produce frutos de experiencias vivas,
muy diferentes a los del egoísmo inconsciente ocupado en buscar reivin-
dicaciones que difícilmente logran eco en el corazón. La honestidad es
un logro que implica dejar de vernos a través del espejo de nuestras justi-
ficaciones e ideas.

Domingo
Ahora que gracias a la Transdisciplinariedad y al trabajo realizado en
nuestro grupo xalapeño del Cuarto camino estoy ante un campo de
aprendizaje siempre abierto, me siento libre y unificado.
Llego a este momento con los conocimientos, comprensión y
energía acumulada durante todas las etapas anteriores de mi vida. Desde
los saberes y sabores que residen en mi cuerpo y con la afectividad que ha

29
florecido en mi alma puedo construir puentes, con quienes estén dispues-
tos a hacerlo, hacia el autoconocimiento, la creación artística, el convivio
comunitario y una nueva visión de la educación.
Me interesa contribuir a la formación de Trans-Sujetos a partir
de las enseñanzas de Valencia, Morin, Nicolescu, Gurdjieff y la sabiduría
milenaria que involucran los tres centros: cabeza, corazón y cuerpo, así
como silencio, respiración, movimiento, desidentificación y percepción
abierta.
Mis intenciones son alcanzar una convivencia honesta y profun-
da conmigo mismo, con los otros y con la Madre Tierra. Anhelo vivir
en una comunidad planetaria arraigada en los principios de los pueblos
originarios. Deseo contribuir a transformar la concepción del conoci-
miento, así como modificar la visión de las artes y del teatro para que
ayuden a una formación efectiva y afectiva de las personas. Todo esto re-
quiere de un reaprendizaje transdisciplinario para alcanzar la dimensión
de Trans-Sujeto.

Antonio y Domingo
Agradecemos a la vida por habernos dado el regalo de coincidir y com-
partir el interés por el Conocimiento en vivo y con esta misma emoción,
desde nuestro estar siendo, los invitamos a adentrarse en el libro.

30
Autoconocimiento28
Los programas de enseñanza existentes en los diferentes niveles educati-
vos soslayan la importancia fundamental que tiene relacionarse con uno
mismo, con la familia en sus diversas formas de organización y con la so-
ciedad. Los pocos intentos que se realizan carecen de amplitud y hondura
necesaria en una sociedad carente de visión ecológica profunda y comple-
ta indispensable para acompañar el crecimiento integral del individuo, a
fin de que el aspecto intelectual no sea motivo único de estudio.
El estado actual de las relaciones entre sociedades y personas es
resultado de la deshumanización que vivimos, por ello el autoconoci-
miento, visto como entrenamiento de la calidad de atención con objeto
de mejorar las técnicas de investigación interior, se convierte en una he-
rramienta para mejorar nuestra humana condición en beneficio propio y
de los diversos círculos de relaciones.
El discernimiento intelectual —con acumulación de informa-
ción como única forma de transmisión— es insostenible dada la impor-
tancia que tienen las emociones en nuestra existencia. La falta de interés y
las pasiones desbordadas son manifestaciones con las que uno debe con-
vivir para conocerlas en vivo, no a través de definiciones.
La búsqueda de verdad, como aspiración a ser libres, es un asun-
to que con frecuencia queda sesgado en función de intereses egoístas que
evaden la responsabilidad ética de rebasar definiciones y actitudes de
moda. Los valores humanos transcendentales, incluyendo lo espiritual,
se pierden de vista.

28 En este capítulo se presentan diversos textos escritos originalmente por An-


tonio Gómez Yepes y reelaborados para esta publicación con la participación de
Domingo Adame. Nuestra intención es establecer un diálogo directo con cada
lector invitándoles a compartir el “darnos cuenta” de nuestro “estar siendo” en
este mundo.

31
32
Conocerse a sí mismo
La vida, para algunos, es una fiesta; para otros una arena de lucha o un
infierno, un purgatorio o un sinsentido. Hay otras maneras de definir su
característica principal, como feliz o infeliz y sus múltiples variantes que
dependen del darse cuenta. Quizá para cada uno de nosotros será algo di-
ferente, mas coincidiremos con alguna de las caracterizaciones apuntadas.
Todos podemos probar cada una de esas formas de percibir y, por
tanto, de vivir. La cuestión es que, por lo general, desconocemos cómo sa-
lir cuando llega a convertirse en algo insufrible y si tenemos oportunidad
acudimos con un especialista o, en otros casos, simplemente no hacemos
nada.
El trabajo y la convivencia pueden brindar placer pero, ¿de qué
depende esto?, ¿puede ayudar alguna receta? La respuesta es no. Cada
uno tiene que investigar consigo mismo, aunque eso constituya apenas un
grano de arena en el infinito universo. Reconocemos cuan importante es
la recomendación hecha por algunos de los sabios de este planeta quienes
han señalado la necesidad de conocerse. Conócete a ti mismo está inscrito
a la entrada del templo de Delfos y, supuestamente, es idea central con-
vertida en lema por Sócrates.29 Darse cuenta de la importancia primordial
del autoconocimiento es en sí mismo un gran logro, porque la educación
y condicionamientos que hemos recibido pueden llevarnos a vivir equi-
vocadamente.
Conocerse a sí mismo es equiparable a conocer el universo, por-
que el hombre es un microcosmos, decía Pitágoras.30 Para acercarnos al
29 Sócrates (Entre 470/469 a. C. -399 a. C. Atenas, Antigua Grecia). Filósofo
clásico ateniense considerado uno de los más grandes, tanto de la filosofía oc-
cidental como universal. Junto con Platón y Aristóteles son considerados los
representantes fundamentales de la filosofía griega.
30 Pitágoras (569 a. C. – ca. 475 a. C.). Filósofo y matemático griego. Con-
tribuyó de manera significativa en el avance de la matemática helénica, la geo-
metría y la aritmética, derivadas particularmente de las relaciones numéricas, y
aplicadas, por ejemplo, a la teoría de pesos y medidas, a la teoría de la música o a

33
conocimiento de nuestro Ser habremos de usar las herramientas correctas
e indispensables. San Agustín31recomendaba: “Para llegar al conocimien-
to de la verdad hay muchos caminos: el primero es la humildad, el segun-
do es la humildad, el tercero es la humildad” (2011).
¿Cuál es el momento propicio para establecer contacto con uno
mismo?, ¿para irse conociendo? No hay otro que el momento presente.
Entre practicantes de yoga en la India el trabajo del autocono-
cimiento toma forma con la frase “Tat Tvam Asi”, que se traduce como
“Yo soy esto”, queriendo significar que lo observado y el observador son
una misma entidad, idea que se puede encontrar en diversos textos del
admirado Jiddu Krishnamurti.
Como decía Tomás de Kempis:32 el regreso a una convivencia
estrecha con nosotros mismos es lo que puede dar significado a la vida.
Otra de sus frases famosas es “El humilde conocimiento de ti mismo es un
camino más seguro hacia Dios que el camino de la ciencia” (2000). Qui-
zá una de las formas más comunes de escondernos se debe a que, en las
grandes cosas, los individuos se muestran como les conviene mostrarse, y
en las pequeñas se muestran como realmente son. Esta idea fue aportada
por Chamfort.33
La importancia primordial de conocerse se encuentra en muy
diversas culturas, así Lao Tsé34 señala: “El que conoce a su prójimo es eru-

la astronomía. Conocido por su “Teorema”, así como por Armonía de las esferas
y Afinación pitagórica.
31 San Agustín de Hipona (354, Tegaste-430, Hipona). Fue el máximo pensa-
dor del cristianismo del primer milenio y autor de Confesiones.
32 Tomás de Kempis (1380-1471). Su fama deriva porque, después de la Biblia,
su libro La Imitación de Cristo, publicado en 1471, es el que más se ha vendido.
33 Sébastien-Roch Nicolas (1741, Clermont- Ferrand, Francia-1794, París).
Moralista francés, firmó sus escritos con el pseudónimo de Nicolas de Cham-
fort. Fue elegido miembro de la Academia francesa en 1782.
34 Lao Tsé(604 a.C. - 531 a.C.). Personalidad china cuya existencia histórica
se debate. Se le considera uno de los filósofos más relevantes de esa civilización

34
dito, el que se conoce a sí mismo es sabio” (1999). Y tampoco podemos
olvidar a Galileo Galilei con su frase:35 “La mejor sabiduría que existe es
conocerse a sí mismo” (1968).
La observación necesaria para acercarse a una vivencia real de lo
que estamos siendo ha ser inmisericorde, y habrá que hacerla en cualquier
circunstancia, aun la más difícil.
Se requiere mucho esfuerzo para darnos cuenta de la semejanza
que tenemos con el río que, en esencia, nunca es el mismo. Esta metáfo-
ra es representativa de una realidad pocas veces apreciada. Es imposible
conocernos de una vez y para siempre. Apenas podemos conocernos en
el presente en relación directa a la capacidad de atención que hayamos
puesto en ello. Se trata de una experiencia viva que ocurre cuando existe
una riqueza de acontecimientos que solo una atención entrenada permite
reconocer.
Es con verdadero interés que se puede trascender la fuerza de las
opiniones, porque difícilmente vamos a dejar de hacer caso a aquello que
damos por conocido. La duda es una herramienta que nace en la emoción
y puede fructificar en una experiencia de plenitud.
La mejor ayuda para habitar en el presente es nuestro cuerpo el
cual, con un esfuerzo de atención, sin tensiones y con apertura hacia lo
que estamos siendo nos puede ayudar a vivir una experiencia inefable. Tu
mismo, lector, puedes constatarlo en este instante si haces a un lado el
libro y pones atención en tu cuerpo y tu respiración.
Algunas ocasiones hemos leído tres o más veces aquello que nos
interesa procurando entender con la emoción y quedarnos con el sabor

oriental. Se cree que pudo ser contemporáneo de Confucio.


35 Galileo Galilei, (1564, Pisa- 1642, Arcetri). Astrónomo, filósofo, ingenie-
ro, matemático y físico italiano, relacionado estrechamente con la Revolución
Científica. Eminente hombre del Renacimiento. Sus logros incluyen la mejora
del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del
movimiento y un apoyo determinante al copernicanismo.

35
de lo experenciado anidando en nuestra alma. ¡Qué difícil es percibir el
alma solo con lecturas! En este intento podemos plantear ¿por qué no
abrir una pregunta? Si creemos que ya lo sabemos todo quedaremos pa-
ralizados, será necesaria una pregunta viva, para que, en caso de aparecer
una respuesta, coincida con “el sabor” de lo que queremos “saber” en ese
preciso instante.
La pregunta que puede relacionarnos de una manera nueva con
lo que existe, solo aparece si dejamos de tener tanta confianza en “la loca
de la casa”, como llamaba Santa Teresa de Jesús36 al discurso interminable
de nuestros pensamientos.
Cuando nos damos cuenta que estamos presos y empezamos a
estudiar seriamente el asunto, sin conformarnos con lo primero que se le
ocurre a nuestra cabeza, se abre una posibilidad para dejar de reaccionar
automáticamente a los estímulos externos. Renunciamos entonces a te-
ner que justificarnos por aquello que nos disgusta, o a forzarnos para que
nos guste. Percatarnos de la situación en que nos encontramos, sin fusti-
garnos ni rasgarnos las vestiduras, es darnos cuenta cabal que no somos
iguales a la imagen que cada uno tiene de sí mismo.
Es poco lo que podemos hacer —excepto irnos conociendo, que
ya es mucho—. ¿Cómo estimar, más aún, amar lo que desconocemos?
Queremos muchas cosas sin saber qué es querer. ¿Podemos reconocer que
eso es parte de una esclavitud, una prisión hecha con paredes de deseos
carentes de materialidad, por más que nos empeñemos en inventársela?
¿Y qué hay de la apreciación de lo que ya se nos dio? Esta es una asignatura
que siempre dejamos pendiente, aunque sin ella no hay nada más, por eso
exige nuestra atención sin esperar retribución.
El viaje por las emociones ocurre cuando convivimos con lo que
estamos siendo, es como una semilla que brota, y puede llegar a florecer
36 Santa Teresa de Jesús o Teresa de Ávila, religiosa española (Gotarrendura
1515-Alba de Tormes 1582). Fundadora de las carmelitas descalzas. Mística y
escritora. Autora de El Castillo interior o Las moradas.

36
cuando nos mostramos ante nosotros mismos sin querer lo que no po-
seemos.
Alguien puede carecer de salud y querer remediarlo por diver-
sas cosas —el querer llega a convertirse en una enfermedad, todo se va
en querer cualquier cosa, pero siempre algo—. Unos piensan que desear
siempre lo que no se tiene es bueno ¿Tu qué crees?
Si por acaso renunciamos a desear o querer y damos gracias por
lo que ya tenemos —existencia, casa, comida, aire, vista… en fin, la lista
puede alargarse o recortarse— apreciaremos de otra manera nuestra vida
y podremos, inclusive, ser solidarios con quienes efectivamente requieren
algo. Solo cuando alguien está a punto de morir, en el momento ante-
rior a renacer, suele aparecer el valor de la vida. Por eso, en la perspectiva
transdisciplinaria el ser humano es visto como Homo sui trascedentalis —
una persona que ha nacido de nuevo, luego de que conscientemente deja
de vivir mecánicamente— y cuya potencialidad “está inscrita en nuestro
propio ser” (Nicolescu 2009a, 57). Se trata de un Sujeto que se reconoce
en su irreductibilidad y en su doble trascendencia interior y exterior, por
la cual accede a la libertad.
Creemos que al morir el cuerpo algo queda y es valioso, esto de-
penderá de cómo hayamos vivido y recibido lo que se nos está dando,
empezando por el aire que respiramos. De repente estamos aquí de otra
manera, escuchamos, vemos y, finalmente, aparece la más grande de las
maravillas para un Ser vivo, el agradecimiento.
¿Dónde nació la dificultad?, ¿por qué dejamos de disfrutar como
cuando sentimos el gozo de haber aprendido a andar?, ¿de qué depende
una relación sana, primero con nosotros y después con los demás?
Les compartiremos el secreto de nuestros antepasados con
La canción del nagual escrita por Don Juan Matus (maestro de Carlos
Castaneda):37

37 Carlos Castaneda (1925 Cajamarca, Perú-1998, Los Ángeles). Antropólogo

37
“Ya me di al poder que a mi destino rige
no me agarro ya de nada
para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos
para así poder ver.
No temo ya a nada
para así poder acordarme de mí.
Sereno y desprendido
me dejará el águila
pasar a la libertad”
( Castaneda1981).

y escritor peruano nacionalizado estadounidense, autor de Las Enseñanzas de


Don Juan entre otros muchos libros que describen su entrenamiento en un tipo
particular de nahualismo tradicional mesoamericano.

38
Educar para la libertad
La educación entendida como medio de “trasmitir” conocimiento re-
quiere de la palabra hablada y escrita que otorga acceso a muy diversas
fuentes bibliográficas. Actualmente se dispone de gran cantidad de in-
formación digital, sin embargo, los resultados visibles nos muestran un
alejamiento de la sabiduría, es decir de una comprensión cabal de nuestra
relación con nosotros mismos y con la sociedad. Esto se debe a que el
saber que podría ayudarnos a respetar nuestro cuerpo, convivir con emo-
ciones, recibir información técnica y humana —y que tradicionalmente
se trasmitía en forma de historias, leyendas, parábolas, cuentos o a través
de un maestro a un aprendiz— ha perdido terreno en nuestra sociedad. El
lugar de estas formas de educación lo ha venido a ocupar en gran medida
la enseñanza de datos sin sustancia y el entretenimiento electrónico que,
sin recato alguno, llega a convertirse en veneno para la psique. Es el caso
de la mayor parte de los juegos que proliferan en plataformas electrónicas
y de realidad virtual, fundamentados en la competición que implica da-
ñar o matar al adversario.
La educación la constituye cualquier información que recibimos
en nuestra etapa de formación tanto en escuela, casa y calle, ahí nos for-
mamos o deformamos, pues absorbemos todas las influencias.
Convivir con los entretenimientos electrónicos de moda requie-
re de mucha creatividad, porque no es prohibiendo como se logra alcan-
zar la calidad de atención necesaria para establecer una comunicación
constructiva orientada a la sabiduría.
En la educación se puede encontrar una fuente de energía viva,
un genuino intercambio entre humanos. Una educación verdadera fo-
mentaría el desarrollo del propio ser y de sus capacidades con una visión
abarcadora que nada tiene que ver con “disciplina”, sino con la ecuani-
midad, uno de los valores humanos indispensables para una convivencia
cabal.

39
La verdad os hará libres (san Juan 8:31-38), por eso una verda-
dera educación es fuerza liberadora, no opresora y una de sus manifesta-
ciones como solía decir Krishnamurti es la liberación del miedo (1994).
Quien tenga suerte de darse cuenta que uno no puede dar lo que
no tiene, podrá llegar a ser su propio amigo —calidad requerida para po-
der relacionarse—. Si uno se acuerda con cariño del maestro o maestra
que marcó un cambio en nuestra vida veremos que primero fue un amigo
que supo conectar con nosotros del modo que nos era necesario.
El maestro amigo es el único posible maestro y aprender es un
acto de humildad que solo aparece cuando se comprende que, efectiva-
mente, hay algo que vale la pena incorporar a nuestra existencia. Esto no
significa que habrá de venir de afuera, su incorporación puede hacerse
desde el interior.
Les compartimos esta historia contada por una chica con rela-
ción a un acto de educación que le dio su padre:
Ella recibió una orden “toma un libro, una manzana y una cobija
y sube al auto” —su propósito era revelarse, aunque sabía que era inútil—,
al entrar su padre al auto le dice: “estás insoportable, tu reproche a todo
hace imposible tratar contigo, así que vas a estar sola este día”. La dejó
a 10 kilómetros de su casa, en el campo. Regresar a su casa caminando
fue la primera opción que apareció en su mente, sin embargo el mero
pensamiento de confrontar a su padre la mantuvo ahí, pateando la tierra
y muy enojada. Ese enojo, sin público atendiendo al show, hizo que tal
movimiento emocional fuera pasajero, lo que siguió fue encontrar una
sombra bajo un árbol que, al poco tiempo, comenzó a apreciar —¡qué
hermoso y frondoso árbol!—. Del mismo modo apreció la luz del día y
el panorama que antes ignoró, la manzana le supo exquisita y estar sola le
permitió reconocer el cambio entre esa paz que ahora la embargaba y su
comportamiento anterior. Así pudo entender por qué estaba insoporta-
ble, no únicamente para su familia, sino también para ella misma. El con-

40
tacto con la soledad la dejó marcada, le encontró el gusto, y se convirtió
en una “buscadora de la verdad” —quizá sería mejor decir “en buscadora
honesta de la verdad”, porque hay una gran diferencia con esa exploración
que solo pretende adueñarse de piezas de información manipulables, sin
una motivación real de acercarse a comprender este movimiento abstrac-
to y subjetivo al que llamamos “verdad”—. Luego que su padre llegó a
buscarla regresaron a su hogar sin decir palabra, muy unidos, ella sola-
mente dijo: “Gracias papá”, el padre le dio un buen abrazo y un beso en
la mejilla diciendo: “te quiero mi amor”.
Carecemos de suficiente enseñanza emocional y ésta es una gran
privación. La posibilidad de hacerse amigo de uno mismo y tener humil-
dad suficiente para aprender, no es fácil. Ser muy inteligente puede re-
sultar un impedimento. La armonía ocupa espacios semejantes para las
partes que forman el conjunto: intelecto, emoción y cuerpo físico38. Pero
quien esté abierto a aprender lo hará hasta de una piedra y entre menos
receptivo o con dificultades para aprender sea el discípulo, más demanda
de calidad habrá para el maestro.

38 La búsqueda de esta armonía entre mente, emociones y cuerpo fue el asunto


tratado desde el libro de P.D. Ouspenski, Psicología de la posible Evolución del
Hombre (1998), misma que no puede darse como resultado de técnicas volun-
tariosas establecidas sobre la falsa premisa de que puedo hacer lo que quiera, de
que soy dueño de mí mismo.

41
Juzgue a los otros como a sí mismo y rara vez se equivocará.

Aforismo de G.I Gurdjieff

42
Niveles y calidad de las relaciones
Las relaciones existen en diferentes niveles. Una relación verdadera es
vertical, se compenetra en el tiempo, vive como un sentimiento religioso
que ocurre en la profundidad de la aceptación plena de los cambios y en
contacto con lo inamovible.
La palabra religión tuvo su origen en la palabra latina religare, de
ahí que en su origen el valor de ser religioso estuviera conectado directa-
mente con capacidad de relación. Las relaciones entre humanos y con la
naturaleza son un fenómeno complejo, rizomático.
La relación que nos permite transitar hacia nuestra sacralidad
empieza con aquella que nos es posible tener con lo que estamos siendo.
¿Qué nos mueve en nuestras relaciones? Es insuficiente responder
con frases ya hechas por tratarse de un fenómeno multidimensional,
mejor aún: es algo que acontece, como el río que aunque siempre está ahí,
sus aguas no son siempre las mismas.
La complejidad del acontecimiento permite reconocer que la
definición lineal es un engaño, entonces lo más conveniente es permane-
cer en contacto con la pregunta ¿qué es vivir un sentimiento religioso? Al
estar en relación con el cuerpo, con los sonidos, con las sensaciones, con
nuestra intención de saborear lo que existe sin el filtro de nuestros juicios
el sentimiento de Ser es registrado, lo importante en una realidad no
filtrada es quien registra, no lo registrado.
Si buscamos el silencio, este llega inesperadamente, no es nuestro
logro, somos el vehículo, sentimos cosquillitas en la coronilla… podemos
Ser uno con el todo, dejar de buscarlo está en uno mismo cuando, sin salir
del tiempo horizontal del transcurrir, entramos en el tiempo vertical del
estar aquí y disfrutamos el sabor de la vida que nos permite convivir con
los prójimos con otra calidad. Al regresar del silencio con la sensación de
Ser podrá existir un sufrimiento que nos permitimos, aunque hubiésemos
podido evitar. ¿Es el sufrimiento voluntario equivalente a pulir la piedra

43
para convertirla en brillante?
La vivencia —convivir estrechamente con lo que estoy siendo—
es posible como resultado que rebasa el deseo del ego o de nuestra capaci-
dad intelectual de definir, está en relación directa con nuestro Ser, que no
se define por la cantidad de información que poseemos. Cada uno es del
tamaño que sus límites le trazan.
Ser está relacionado con consciencia, o mejor dicho con auto-
consciencia y ésta depende de la calidad de atención.
Nivel de consciencia está relacionado con calidad de relación
que somos capaces de tener entre las partes que nos conforman, llámen-
se emoción, intelecto, cuerpo, incluyendo a las células y su inteligencia
excepcional que podrían considerarse, en términos justos, mucho más
eficientes que el intelecto humano. Así que la calidad que podemos tener
está dada por nuestro propio Ser que, en condiciones favorables, siempre
podrá transformarse.
La relación íntima con uno mismo —posible solamente con una
actitud realista donde primero somos observadores y luego observados—
requiere de un proceso que reconoce al intelecto tanto como al cuerpo en
su carácter de herramientas de saber. Actitud realista, entendida en el sen-
tido de humildad como se plantea en este libro. Para ello es fundamental
preguntarnos ¿quién soy yo?, o para ser más realistas ¿quién estoy siendo?
Esta pregunta la sugerimos como ejercicio para realizar todos los
días y podrá cobrar sentido si nos damos cuenta de a qué le estoy llaman-
do yo, si este yo es único, si tenemos un solo yo y está relacionado con
lo que percibimos, o es independiente; si soy todo lo que percibo o soy
más o menos de lo que percibo; si distorsiono con mi percepción y, final-
mente, si mis relaciones tienen algo que ver con mi salud física, mental y
emocional.
Las relaciones existen en distintos niveles: navegar en las rela-
ciones íntimas tiene siempre un rumbo incierto, además de flotar en la

44
superficie también tienen fondo y pueden existir permanentemente o de
manera efímera, o ser aniquiladas por la indiferencia o por las diferencias.
Así que la calidad de relación alcanzable esta dada por nuestro
Ser, misma que podrá acrecentarse en condiciones favorables, como las
del cariño que, en el terreno de lo divino, puede llamarse amor, sin con-
fundirlo con posesión.
Crear condiciones favorables para el crecimiento de nuestro Ser
es un trabajo que puede hacerse, preferentemente, en grupo. Las interac-
ciones entre sus miembros —para estar alertas de los autoengaños, apren-
der a diferenciar, no a juzgar, sentimiento de sentimentalismo, o discurso
vacío de palabra con contenido— se convierten en un diálogo construc-
tivo mientras no se dependa de formatos rígidos y el trabajo elimine la
competición que suele aparecer entre sus miembros por reconocimiento,
autoridad y todas esas debilidades en las que fácilmente caemos, víctimas
inconscientes de nuestra soberbia.
El autoconocimiento es base necesaria para edificar relaciones
que nos sean de utilidad en este viaje, aun en condiciones como las dadas
por nuestra sociedad industrial capitalista creadora de falsos valores de
aparente crecimiento: dinero, títulos, medallas, poder político, aparien-
cia física y otros.
Permitirse el cuestionamiento de una pseudo-evolución es privi-
legio de almas deseosas de transitar en los terrenos de nuestra semejanza
con lo divino, o quizá podríamos decir de quienes busca un espacio de
libertad. En esta actitud residen los cimientos de relaciones humanas que
pueden romper con las barreras de los miedos, de competición, de mani-
pulación o dominio. Los vínculos de cariño libre nos permiten intuir que
las relaciones pueden ser de alivio. ¡Una mano no se lava sola!, quizá esta
imagen ilustra la conveniencia del trabajo en equipo.
Nada más saludable en la vida que tener amigos, no cómplices;
tener pareja, no dominador/a o esclavo/a. La armonía, como resultado

45
de buenas relaciones, posee su contraparte en las relaciones de conflicto
que dañan cuerpo y alma.
El respetado Krishnamurti dedicó muchas de sus pláticas al
asunto de las relaciones de conflicto con uno mismo y nos hizo tomar
consciencia de su insidia, principalmente por querer ser lo que no somos,
también por desconocernos, por empeñarnos en inventarnos y no en
darnos cuenta de nuestro Ser verdadero. No hay mayor aspiración que
alcanzar la verdad y ésta hace su aparición en una relación de afecto con
uno mismo y con los otros.

46
Comunicación
La diferencia entre el nombre de una cosa y la cosa misma dificulta cual-
quier posibilidad de comunicación real. Esta diferencia puede persistir a
pesar de que se realicen grandes esfuerzos por describir el objeto o la cosa,
por ejemplo: por más que tratemos de describir un árbol y en nuestro
empeño por transmitir con exactitud refiramos en detalle sus partes —
tronco, corteza, raíces, hojas, etcétera— y sus atributos —colores, olores,
etcétera—, por más grande que sea ese afán, tanto que nos lleve a escribir
un libro con relación a dicho árbol, una cosa será su descripción y otra
el árbol.
Así, para empezar, tenemos el Ser. Es obvio que no estamos ha-
blando del cuerpo solamente, sino que incluimos los atributos que le son
inherentes, algunos invisibles, otros efímeros. Con Ser nos referimos a
una entidad dinámica, cambiante, en ella toman parte la atmósfera propia
y cualesquiera otra entidad de la que se puede estar consciente o no. Es
más que asociación de ideas o capacidad de inventiva: incluye todo lo que
estamos siendo.
Para acercarnos a nuestro Ser, el pensamiento que resulta de
asociaciones de ideas carece de capacidad de penetración necesaria para
ponerse en contacto con el fenómeno que le concierne. Si hay verdadero
interés, éste será un deseo emocional de compenetración. Su mejor aliado
es la atención, que deja de funcionar en el mismo instante en que se nom-
bra el suceso, pues en ese momento pasa a ser un concepto.
Nuestro Ser es un asunto que nos interesa y deseamos contactar
a través de una introspección libre de conceptos. Quizá sea un asunto al
que nos podemos acercar por partes.
Supongamos que tenemos un deseo de comunicarnos con nues-
tras células. En casi todos los deseos se manifiesta un yo que difícilmente
involucra mi Ser contradictorio —la emoción no siempre coincide con
los pensamientos asociativos, el cuerpo físico tiene a veces también sus

47
propias opiniones—. En otras palabras, nuestros deseos difícilmente co-
rresponden a todo nuestro Ser. Por eso es necesario conocernos a nosotros
mismos y esto será posible al establecer una relación íntima, libre de los
prejuicios de la imagen que nos hemos construido, pues el conocimiento
experimental implica una práctica bastante ardua y extensa, sin concesio-
nes, no necesariamente en tiempo lineal. Habrá que estar presente en las
manifestaciones de nuestro cambiante ego, a pesar de nuestro mecanismo
siempre listo para evitarnos el dolor de vernos como realmente estamos
siendo en un momento dado.
Quizá hay tanto yo en una célula como en el resultado de asocia-
ciones de ideas, o más bien de datos previamente instaurados en nuestra
psique que concluyen generalmente con un deseo. Es factible que haya
más yo en la célula, después de todo está más cerca de lo esencial y menos
expuesta al autoengaño. Aquí está involucrada una idea del yo que solo
incluye a una cabeza ocupada en asociaciones de datos informativos y de
otra índole, previamente instaurados en la psique sin dejar espacio a nada
más, como sería el darnos cuenta que veo, oigo, huelo, siento y vivo.
Quien es honesto lo consigue como resultado de un proceso que
busca respuesta a una pregunta, no a un comando egoísta capaz solamen-
te de identificar los obstáculos que impiden su cumplimiento.
Para que un deseo se cumpla es necesario:
• Que ese deseo exista verdaderamente en algo más de
nuestro Ser, y no sea solamente una necesidad por satisfacer.
• Trascender la idea prejuiciosa de que todos hablamos el
mismo lenguaje.
• Reconocer como una idea discriminatoria que ‘nuestra
inteligencia’ es superior a la de la célula (en este ejemplo).
• Desechar la idea de que, para comunicarnos, tenemos
que decir palabras.

48
Comunicarnos implica de fondo comunión, interacción, no
deseo de manipulación. Es necesario que haya comprensión entre seres
enteramente diferentes que actúan inteligentemente y viven relaciones
complejas e intensas, además de que actúan con responsabilidad.
¿Podemos establecer comunicación con nuestro Ser?, ¿existe
la intuición objetiva? Seguramente sí, mas eso no corresponde con
‘imaginación desatada’. Esta es un área de discernimiento donde la
introspección nos pone en contacto con la inteligencia que emana de
nuestro propio Ser.
Para establecer comunicación con nuestras células habremos de
darnos cuenta que somos de ellas, tanto como ellas son de nosotros, el
todo es resultado de interacción entre las partes. La realización de la co-
municación es realización del todo.
El proceso natural de acercamiento es en dos direcciones y puede
darse si respetamos las leyes que rigen el universo y si tenemos compren-
sión de ellas. Es evidente que la comunicación con las células, cuando hay
de por medio un trauma emocional psicológico —como la pérdida de
un ser querido en condiciones inesperadas— ocurre sin participación de
asociaciones intelectuales. Es igualmente necesario que exista una emo-
ción fuerte, de naturaleza totalmente diferente, para revertir el proceso
patológico. Algo que podríamos llamar “dicha plena”. ¿Cómo acercarnos
a ella? Es un proceso fuera del tiempo y fuera del yo. Es más bien un acon-
tecimiento siempre presente que el yo ego impide o, más sencillamente,
que yo no permito. Tal vez el camino sea una aceptación activa.

49
50
El logro de dar significado
El logro de dar significado consiste en permitirse reconocerlo. En el cen-
tro de los asuntos significativos está el hecho de estar vivos; dimensionar
su significado, sin embargo, dependerá en mucho de la capacidad de apre-
ciar este hecho.
Una vida sin sentido es aquella que solo es apreciada desde el
instinto de supervivencia. La tan aceptada idea de que el significado de-
pende de la trascendencia de nuestros actos está supeditada a una valora-
ción externa de los otros, que se dará en función de valores establecidos,
y donde solo será posible asignar calificación en manifestaciones materia-
les. Éste es un valor conectado únicamente con lo medible y deja fuera lo
nouménico.39
¿Los valores establecidos en la sociedad global de nuestro
tiempo son los correctos? Nos parece que buscar poder y dinero no puede
considerarse valor, como tampoco corresponde a la objetividad soslayar
los aspectos sutiles del Ser, imposibles de evaluar mecánicamente.
¿Sabemos con honestidad —no a “ciencia cierta” — qué es lo
correcto? Lo correcto empieza siendo algo que, de entrada, es inocuo
y, en seguida, lo que mejor beneficio produce para uno, para el grupo
cercano, el espacio circundante y lo contenido en éste (Objetos y/o Su-
jetos). Esto se logra colocándonos más allá de la capacidad discursiva,40
de los conocimientos y habilidad manipuladora. En ocasiones éstas ca-
racterísticas llegan a adquirir valor de atributos y suelen funcionar como
señuelos que inhiben una visión clara de lo realmente valioso, compren-
dido lo poético no solo como expresión literaria sino como forma de vivir

39 Causa hipotética de los fenómenos. Lo que no pertenece a una intuición


sensible.
40 Uno de los rasgos perjudiciales que el hombre encuentra en sí mismo, según
Ouspensky, es hablar en demasía. “Si uno se deja hablar sin resistir, no se puede
observar nada” (1998, 42).

51
y de relacionarnos.41
¿Sabemos qué es lo verdaderamente benéfico? Tal vez corresponda
con la consecución de lo que es valioso, en donde los verdaderos valores
dejan de estar ocultos.
El significado, entonces, estará en vivir de acuerdo a valores rea-
les42 y es en ello donde aparece el “verdadero logro”. Esto se consolida con
una descodificación nacida de la fuerza que existe sobre las emociones,
que son las que en realidad nos mueven; no se genera por una decisión
que podría respaldarse con fuerza de voluntad.
“Libre albedrío” y “voluntad” son quimeras, esta declaración está
respaldada por la práctica de auto-observación de nuestras manifestacio-
nes; así que para dejarlo establecido como punto de referencia cada uno
deberá hacer observación desapasionada de sí mismo. Más aún, su obser-
vación habrá de ser inmisericorde y, al mismo tiempo, sin tensiones fisio-
lógicas o emocionales. La observación de los pensamientos no es pensada,
se trata del ejercicio de una atención liberada de manipulación intelectual.
Esta observación solo puede darse en el momento presente y las
condiciones ideales son las que existen ahora, en este momento. Para lo-
grarlo se necesita romper con la inercia mecánica de asociaciones pseudo-
intelectuales que, en su mayoría, son de un nivel formativo de corto al-
cance y como respuesta a condiciones externas. Así que, necesariamente,
habrá que investigar en vivo.
El cuerpo físico y las emociones son variables eludidas por quie-
nes, en el uso de su mejor capacidad de razonamiento, simplemente las
ignoran, aunque implícitamente están presentes porque envidia, celos,
“afán de ser mejor” juegan un papel en el discurso que se expone.
41 “Vivir poéticamente es vivir para vivir y vivir para vivir es vivir poéticamente”
dice Edgar Morin (2003, 153-157).
42 En diversos apartados de este libro se toca el asunto de los valores y se intenta
dejar claro cuales son aquellos que corresponden a una actitud transdisciplinaria.

52
Quizá esta posibilidad de engañarnos a nosotros mismos puede
estar acompañada de citas en latín, así que no será por acumulación de
lecturas que nos posibilitara liberarnos experiencialmente de nuestra es-
clavitud virtual, construida con nuestras creencias e intenciones.
El asunto de dar significado está, en este caso, con relación a vivir
una existencia que reconoce la necesidad de una libertad que se añora
cuando se sabe ausente. Este logro se ve amenazado por nuestras creen-
cias, dogmas establecidos con carácter de absolutos, en algunos casos, y a
los que les asignamos sentido de verdad.
  El crecimiento de nuestra capacidad de trascender el conoci-
miento para llevarlo a una calidad de comprensión esta dado cuando re-
conocemos la diferencia entre lenguaje de emoción y de pensamiento, y
que el cuerpo físico está dotado de una inteligencia que la razón tiende a
ignorar.
Los valores que de manera inconsciente nos marcan tendencia
en nuestra vida no son sujeto de cambio sencillo. El cambio de valores
establecidos culturalmente rebasa la decisión del intelecto.
Supongamos que un individuo de cualquier sexo —y así apare-
cerá siempre en este libro, a menos que se especifique otra cosa— se da
cuenta en un momento de lucidez que lo importante no es tener sino Ser,
y que por esta visión efímera que resulta de un afortunado incidente, de-
cide —o más bien quisiera decidir— que es en función de su búsqueda
de una relación íntima con el Ser que vivirá a partir de ese momento. Aquí
tenemos el ejemplo de una decisión que puede tener gran variedad de
niveles de manifestación en el tiempo, y en cada uno de esos niveles estará
la semilla de lo que tal decisión habrá de significar en la realidad.
Es fácil de apreciar que el deseo puede existir por minutos —o
días si esa emoción es parte de una fuerza de decisión que se manifestó en
un nivel más incluyente que la mera idea—.
Nivel de Ser se podría entender como profundidad o intensidad

53
—intimidad— de relación con uno mismo, herramienta indispensable
de autoconocimiento.
Lo aquí expuesto corresponde a la metodología y “Trabajo” de
las enseñanzas de G. I. Gurdjieff, aunque coincide con otras de diferente
índole, es el caso de la Metodología transdisciplinaria (2009a), lo cual es
comprensible, ya que la relación de su autor con grupos de Gurdjieff está
ampliamente documentada (Nicolescu 1997, 336-372).
En lo referente a adoptar una Epistemología que incluya emo-
ción y cuerpo en la introducción de niveles de realidad —aunque la apor-
tación de Nicolescu es, en este caso, hacerlo explícito en términos com-
patibles con formatos académicos—, estos pueden reconocerse en los
diferentes niveles del Ser, sobre la idea del Tercero Oculto que se explicará
más adelante.

54
¿Qué es la verdad?
¿Interesante? Sí, esta pregunta puede resultar sugerente siempre que nos
interese genuinamente, porque nada es interesante per se, más bien por
nuestro afán.
La verdad es un concepto, las cosas —reiteramos— no son su
nombre o su definición. Si bien muchos pensamos que sabemos qué es y
podríamos decirlo con cierta seguridad, en seguida habría que aclarar que
tal opinión corresponde a nuestra percepción y discernimiento, pues a
falta de ello seríamos tomados por necios.
Tanto capacidad cognitiva como calidad de instrumentos para
medir una verdad, incluyendo a nuestros sentidos, será diferente en cada
receptor, y excepcionalmente habrá amplia coincidencia.
Así, nuestra verdad esta moldeada por los instrumentos de per-
cepción y también por la definición que de ella hacemos, solo comprensi-
ble con inteligencia y emoción.
Una verdad plana desprovista de emoción se vuelve un dato
muerto, y ante esta carencia pretendemos “enriquecerla”. Reconocemos
fácilmente que la imperfección de nuestros instrumentos es tal que nos
trasciende, esto es, que no podemos captarla en su totalidad y entra en
juego la imaginación que casi siempre posee una fascinación adictiva.
La atracción por lo imaginario que, salvo excepciones, es inca-
paz de “enriquecer la verdad”, constituye una desviación. Sin embargo
las metáforas y los mitos pueden resultar de una visión de trascendencia
lógica, más que imaginativa, así como la lógica clásica ha sido superada de
manera inimaginable por la física subatómica y cuántica.
Nuestra búsqueda de una mejor relación con la verdad tiene su
origen en nuestra realización directa, intuitiva y preconceptual. Ésta no
es resultado de conocer las definiciones, ni de pretender hacerlo a través
de modelos sofisticados, como generalmente sucede con el reduccionis-
mo científico.

55
El flujo y movimiento continuo de todo lo que es hace que las
definiciones, por naturaleza estáticas, nos desliguen de la verdad. Las de-
finiciones nos remiten siempre a un acontecimiento del pasado, cuando
éste puede haber ocurrido hace apenas un instante.
¿Cómo convivir con la verdad? Esta necesidad se abre como
una concepción diferente a “tener la verdad”. Convivir con ella exige
un interés que fluye conjuntamente con los acontecimientos y termina
cuando aparece en el cerebro asociativo una etiqueta, juicio o calificación
del evento con el que se tuvo contacto. El auténtico contacto significa
comunión, aunque sea por un breve instante. “Soy uno con lo observado”,
experiencia a la que Krishnamurti se refiere cuando menciona que
observador y observado son conceptuales, porque de hecho son una
misma cosa.43
La magia de lo que es “cobra vida” y la necesidad de definir pierde
vigencia, uno siente el placer de fluir. Es, de hecho, una experiencia que
nos acerca al anhelo común a muchos seres humanos que podría llamarse
anhelo de libertad. La fe en este anhelo solo puede darse con el interés en
el conocimiento de lo que estamos siendo, porque es en el presente cuando
podemos establecer contacto con una verdad mayor a tres dimensiones.
Es en el presente cuando podemos convivir con nuestra capa-
cidad de agradecer —forma de ser parte del universo sin deseo de po-

43 Antonio Gómez Yepes, quien tuvo oportunidad de conocer a Krishnamur-


ti, dice: Ésta declaración me intrigó cuando la leí por primera vez y se desvane-
ció cuando escuché al maestro en persona, hablando en un inglés educado, con
un acento que era combinación de Oxford, con el toque del acento peculiar de
los hindúes instruidos. Desapareció como intriga porque, en la invitación que
me hacía a establecer una relación íntima con lo que estaba siendo, decía: “es
muy importante tener una relación íntima con uno mismo”. Y lo decía con tal
vehemencia y con un movimiento corporal de tensión controlada de su tronco
que uno no podía menos que aceptar la invitación y, al hacerlo, se disolvían las
barreras trazadas y defendidas por nuestros prejuicios, los cuales son el gran
filtro de la verdad que nos rodea.

56
seer—.
De ahí nuestro afán de repetir lo tantas veces dicho y pocas veces
asimilado en el fondo: la verdad os hará libres. Por eso nada más gratifi-
cante para nuestro Ser que la verdad. Para que se manifieste es necesario
darnos cuenta que, aunque no podamos tenerla, sí podemos ser parte de
ella. La verdad es el rostro principal del Dios femenino. Y, puesto que
contactar con ella solo es posible a través del intermediario llamado silen-
cio, para “saborearla” habrá que practicar el silencio que no empieza en
una idea, sino en una entrega.44

44 Gurdjieff ha reservado un lugar importante a la meditación en el silencio


como un regreso a la fuente misma de todo conocimiento. Se trata aquí de una
práctica espiritual, donde la visión teórica indispensable no es arbitrariamente
separada de un contacto vivificante con la experiencia presente, tal como es vivi-
da y experimentada (Tracol 1997, 494).

57
La fe consciente es libertad. La fe emocional es esclavitud.
La fe mecánica es estupidez.

Aforismo de G.I Gurdjieff

58
Valores humanos y Estados del Ser
Los valores humanos supremos tienen importancia como una manifesta-
ción en nuestro Ser por lo cual se necesita espacio y tiempo dentro de uno
mismo. En nuestra cultura y por la forma de relacionarnos con el saber
parece que no hay lugar ni tiempo para disfrutar esos valores que pueden
encontrarse, por ejemplo, en muy diversas formas de arte.
En individuos capaces de relación consigo mismos puede exis-
tir una calidad necesaria para trascender la división que se manifiesta,
para empezar, como falta de aceptación y que crece, infelizmente, hasta
convertirse en odio y éste, como lo muestra la historia, produce acciones
donde lo humano desaparece como matar, el más grande de los pecados.
Pecado, palabra que en su origen significó errar al blanco es, en
efecto, el nombre que le damos al más ruin de los usos que podemos hacer
de nuestra limitada capacidad de elegir.
La competición —como parte de nuestra educación, tanto for-
mal como informal— es germen de división. Aprovechemos entonces
nuestras capacidades para influir en el ámbito de nuestro actuar,45 en el
terreno que nos toque trabajar, de manera que fomentemos comprensión
y colaboración y veamos al egoísmo como lo que es: una enfermedad muy
extendida. Al enfermo no se le odia, se le atiende de la mejor manera con
45 Los autores de este libro tenemos la suerte de vivir en un estado como Ve-
racruz, rico en cultura en sus diversas manifestaciones y con un entorno que
debemos preservar. Pero que ha sido víctima del mayor de los abusos por parte
de autoridades corruptas. No nos dejemos llevar por pasiones que enferman el
alma. Sin soberbia se puede influir adecuadamente; con el ejemplo de nuestro
comportamiento y nuestra acción podemos ayudar a entender lo que es sano y
conviene a la comunidad a corto, mediano y largo plazo. Dar preferencia a lo
que producen nuestros paisanos, a los servicios que ofrecen, a sus tiendas, sus
restaurantes, sería una forma de ser congruentes con nuestra solidaridad entre
veracruzanos, entre mexicanos, apoyando a las pequeñas empresas que dan em-
pleo a nuestra gente. Y esto podemos hacerlo cada uno en la entidad del país
donde viva.

59
esperanza que sane. En estos tiempos autocompasión y falta de energía
que se traducen en indolencia son también enfermedades muy extendidas.
La parte enferma de una persona, de una sociedad o del planeta
requiere mayor cuidado. No siempre es necesario amputar, como lo han
pretendido hacer quienes han dado pie a guerras civiles y otras manifes-
taciones lejanas a lo ideal en el ser humano. La salud de la sociedad se
pierde con el ocultamiento del problema, es necesario ventilarlo con in-
teligencia, con afecto y con alegría. Demos gracias por estar vivos y por la
oportunidad de servir.

Estados del Ser


En la transmisión del saber una limitante principal se establece porque
solo lo demostrable puede comunicarse adecuadamente.
La lógica moderna y el principio aristotélico de no contradic-
ción marcan reglas fundamentales de comunicación. No obstante ésta es
plana, carece de profundidad alcanzable si participa la emoción.
Una comunicación que rebasa linealidad y lógica moderna pue-
de tener mejor contenido y decir mucho más que un análisis concienzudo
del asunto. La comunicación del conocimiento relacionado con una vi-
sión del mundo donde confluyen diferentes niveles de consciencia solo es
posible en situación de empatía.
La convicción de que existen diferentes estados del Ser corres-
ponde una experiencia personal. René Guénon46 en su libro The Multiple
States of Being (1984), establece, dentro de los límites de la razón, el he-
cho de que el fenómeno de los niveles del ser existe y que el nivel depen-
derá de las variantes entre lo manifestado y no manifestado de aquello
que constituye el Ser.
  Ese principio filosófico de no contradicción fue planteado por
46 René Guénon, (1886, Blois – 1951, El Cairo). Matemático, masón, filósofo,
y esoterista francés conocido por su esfuerzo a favor de preservar y difundir las
tradiciones espirituales.

60
Aristóteles47 en su cuarto libro de metafísica (2010), donde lo propone
como una exigencia del pensamiento racional y establece, básicamente,
que una proposición no puede ser verdadera y falsa a la vez. Así se fue
tejiendo una forma limitada de entender un mundo que, como hemos ido
descubriendo, presenta situaciones que la exceden.
Uno de los ejemplos más dramáticos es el del mundo subatómi-
co estudiado por la física cuántica, ahí se acabó el mundo sencillo de esa
lógica, porque un átomo existe hasta que es observado y eso trasciende a
la lógica de “es o no es”. Un fotón que es partícula u onda, dependiendo
de cómo se vea, es otra realidad que excede lo aristotélico. Ahora que nos
libramos de las formas rígidas de conectarnos con ella podemos percibir
cuan importante es reconocer que nuestro Ser está sujeto a cambios no
necesariamente cíclicos. En un breve lapso podemos estar en diferentes
estadios de consciencia que podrán apreciarse como experiencias cons-
cientes por quien ha desarrollado una atención que lo hace capaz de in-
cluirse como observador. Éste es el requisito fundamental para un estudio
serio de cualquier cosa: en el momento que el observador deja de ser parte
de lo que observa el asunto en cuestión queda en una práctica insulsa, sin
contenido.
Una práctica a fondo es  aquella donde uno siente que el paraí-
so se acerca, y esto es posible cuando las emociones de los involucrados
entran en comunión. Así, se puede decir que hay conocimientos intrans-
feribles, a menos que el estado del Ser esté preparado para recibir la infor-
mación pertinente.
Muchas personas hablan de humildad y cada uno dice algo con
esta palabra, si bien las acepciones que se le dan asociadas con las expe-

47 Aristóteles (Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C.) Filósofo, lógico y científico


de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la
historia intelectual de Occidente.

61
riencias vividas de forma consciente son muy diferentes. En esta palabra
puede estar encerrada la idea de un Ser verdaderamente desarrollado
que reconoce las limitaciones tan grandes que existen en su capacidad
de hacer, reconoce la importancia de fluir con leyes inviolables, en otras
palabras es humilde. Así, un nivel desarrollado de Ser se manifestará con
humildad, esto es sin soberbia, sin odio, con la afirmación de que es mu-
cho lo que se desconoce, mucho lo incontrolable, mucho lo que hay que
hacer y poco lo que se puede. Con esta palabra como ejemplo sencillo
podemos apreciar que quien ha conocido en forma viva la experiencia de
ser consciente y estar despierto llevará lo escuchado al nivel de lo que ha
experimentado.
La experiencia sublime de amor puede ser llevada a los niveles de
lo experimentado —aunque con frecuencia se asocia palabra tan grande
con emociones tan pequeñas como aquella que se manifiesta en posesión
que convierte al ser amado en objeto—. Pensar que el amor puede servir
como justificación para hacer cualquier cosa es una barbaridad. Sin em-
bargo, quien nunca ha experimentado el amor —que implica una emo-
ción de entrega y agradecimiento sin límite— solo escuchará palabras sin
sentido, su percepción del amor será el que ha vivido.
  Existe un saber que depende del estado del Ser y éste puede cre-
cer hasta llegar a convertirse en una influencia positiva en el hogar, en el
pueblo, en el país, en el mundo. No hay que ser una persona famosa. La
mayor parte de los humanos con tal calidad que les permite alcanzar esa
dimensión en el sentido más completo son desconocidos, sin embargo
existen en todos los niveles sociales y culturales —que puedan expresarlo
verbalmente o no es irrelevante—. La importancia del nivel de Ser radica
en su capacidad de influir afectuosamente, coadyuvando al desarrollo de
las personas a su alrededor.
En las cofradías y en los talleres artesanales, en donde el maestro
se comprometía con sus aprendices, la enseñanza aventajaba habitual-

62
mente al entrenamiento manual hasta convertirse en una forma de creci-
miento. Se aprendía a establecer una relación afectiva y eficiente con las
herramientas, con el material, con el oficio, con los compañeros, con el
maestro, todo se constituía en  una forma de crecer en el área manifestada
del Ser. No era una actividad donde se esperaba hora de salida o época de
vacaciones. Ver el trabajo como una forma de estar bien, verdaderamente
bien con lo que uno hace es saludable, de otra manera uno corre hacia el
fin de semana, uno corre al fin de año, más bien uno corre hacia la muerte
a la que, paradójicamente, se le teme. A lo que hay que temer es a dejar de
vivir, no a la muerte.
  La calidad dependerá de lo que cada uno logre con el regalo de
la vida. El paso número uno es conocerse, no inventarse —ser “como uno
piensa” que debería de ser—. Se trata de descubrirse y Ser más lo que uno
es, o mejor aún lo que uno va siendo pues estamos en proceso permanente,
y al estar en contacto podremos alcanzar el nivel de conocimiento de lo
real que nos permitirá acceder a una comprensión sin palabras de la Con-
ciencia universal.

63
64
¿Quién es un Ser espiritual?
Un ser espiritual es aquella persona en quien las cosas del espíritu ocu-
pan un lugar inherente. Ahora, ¿cuáles son las cosas del espíritu? Todos
sabemos que lo espiritual es impalpable, está en el interior del Ser y se
manifiesta en acciones externas, en pensamientos y emociones. Una com-
prensión de este intangible se revelará de diferentes maneras.
¿Podemos reconocer las manifestaciones de lo espiritual? Siento
que los seres humanos estamos dotados de una percepción intuitiva
que permite darnos cuenta de ello, hay gran diferencia entre vivir
espiritualmente y pretender “Ser espiritual” —como dar limosna cuando
nos miran, o querer mostrarnos como buenas personas que hablamos
con tono suave y fingiendo una emoción, aunque maltratemos a nuestros
empleados y animales—, creemos que la falta de respeto por cualquier
persona o animal es una evidencia clara de que esa espiritualidad es falsa.
La llamamos “espíritu de ciclista”: pedalea o patea abajo y hace caravanas
arriba.
Lo espiritual, en vez de depender de los actos que uno realice a
los ojos de la gente, es obra de las emociones que habitan en el corazón.
Un ser con tal atributo empieza a reconocer lo sagrado de la vida en todas
sus revelaciones y esto no se relaciona con dogmas o cumplimiento de
formatos externos.
Si vivir fuera resultado de un accidente fortuito dejaría de ser
sagrado, sin importar cuánto esfuerzo se hiciera para darle ese carácter.
Resulta que estudiando las posibilidades de crear vida —tan sencilla
como la de una bacteria, digamos la E.coli, que se sabe está constituida
por carbón, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre: en las pro-
porciones exactas una combinación de estos elementos se coloca en un
envase, digamos, unos diez mil millones de veces se coloca en contenedo-
res con la mezcla en agua a 300o C … y las posibilidades de crear vida son
matemáticamente nulas, aun aumentando el número de contenedores y

65
dejándoles el tiempo de millones de años, siguen siendo nulas—.
¿Han visto cómo de las explosiones lo que se obtiene es
destrucción?, se nos dice que todo empezó con la gran explosión: el big
bang. Si la vida no puede crearse, una persona interesada en la verdad —
una de las características de un Ser espiritual— sentirá verdadera admira-
ción por el acontecimiento.
Somos incapaces de crear vida en el laboratorio en su manifes-
tación más elemental, así que un ser tan complejo como el humano, en el
que existe la posibilidad de consciencia, es solo una contingencia reitera-
damente desaprovechada, porque tener consciencia de vivir es más que
un acontecer mecánico o fortuito.
Un Ser espiritual se da cuenta del milagro de la vida, y su capa-
cidad de saborear los acontecimientos que la conforman lo convierten en
un Ser con agradecimiento, así, los atributos vitales hacen su aparición y
podrán desarrollarse si son atendidos adecuadamente. Un Ser espiritual
no es necesariamente jerarca de iglesia alguna, ni predicador —de esos
que brincan y gritan, tan de moda entre la gente de Estados Unidos y aquí
en México comienzan a pulular; de esos que en vez de crecer en el espíritu
crecen en su capacidad de entretener—. Un Ser espiritual es alguien que
posee una relación íntima consigo mismo y esa relación está acompañada
de acciones desempeñadas en la labor cotidiana.
Es innecesario ser un profesional del espíritu, pues está en cada
uno de nosotros, y darnos cuenta de ello es probablemente tarea que nos
acerca a esa gran verdad que incluye la vida y sus más sublimes manifes-
taciones. Darnos cuenta de lo que nos rodea, aunque solo sea de vez en
cuando: de los árboles, las plantas, los animales, en otras palabras de na-
turaleza, ¡ahí está la vida que, al observarse sin ningún tipo de prejuicios,
puede verse con los ojos del alma! Con esto queremos decir ver, sentir,
palpar y oler la vida sin la interferencia de nuestra mente pensante que se
autoerige en “traductora de la realidad” trastocándola al traducirla en pa-

66
labras, en conceptos que nunca lograrán esa calidad de la manifestación
original. Porque si vivir no es resultado de un accidente y a esos compues-
tos químicos fue necesario agregarles el tipo de energía que los convirtió
en un ente viviente, nuestra mejor función sería darnos cuenta. La energía
vital solo se puede percibir si nos damos cuenta, sin querer apoderarnos
del dato, resultado de especulaciones a veces inteligentes, mas aun así tor-
pes. Esto se convierte en un tipo de inteligencia carente de esa calidad
necesaria para contactar con la emoción que permite una apreciación sin-
cera y completa de la existencia.
Darse cuenta que la vida y todas sus manifestaciones son sagra-
das otorga calidad de espiritual —más allá de los datos que se acumulan
de información científica (física) o esotérica (metafísica), que lo único
que hacen es alejarnos de esa relación viva con nosotros mismos—.
Así, aunque estemos enfermos estaremos sanos en nuestro Ser
y, al revés, si eludimos contacto con el destello de lo espiritual, aunque
estemos sanos del cuerpo estaremos enfermos espiritualmente, porque la
salud completa incluye la salud del alma, esa que nos permite ser huma-
nos que, aunque insuficientemente, correspondemos al regalo de la vida.

67
Usted sólo tendrá verdadero sentido común el día en
que aprenda a diferenciar lo que será bueno o malo mañana
de lo que parece bueno o malo hoy.
Aforismo de G.I Gurdjieff

68
Reflexiones sobre la psique humana
En las enseñanzas de George I. Gurdjieff (ver nota 10) se enfatiza en qué
condición nos encontramos los seres humanos y se reconocen diferencias
por características genéticas y motivos de educación. El común denomi-
nador es que estamos en un nivel de consciencia que podría considerarse
como de dormidos, con relación a las posibilidades dadas.
  Para cualquier persona educada en Occidente es difícil aceptar
nuestra nulidad, dado que existe la creencia generalizada que disponemos
de voluntad, libre albedrío y conciencia plena, capacidades que se mani-
fiestan en “nuestro poder de decisión” y en un cabal “darnos cuenta” de
todo lo que nos sucede. Con frecuencia esta sobrevaloración es conside-
rada insuficiente y entonces aparece la  idea de autoestima. Hay muchos
criminales que sienten una gran importancia personal.
La teoría no ha sido más que una pobre manera de entender
un problema complejo el cual incluye el reconocimiento de dos tipos
de amor propio: uno que resulta del ego y otro que afirma la semejanza
que tenemos con Dios por estar hechos a su imagen y semejanza. ¿Cómo
lograr que esto deje de ser solo una teoría? Esa semejanza, por ejemplo,
debería notarse al convivir con ella no intelectualmente y por la hipnosis
creada por las falsas necesidades que nos hemos adjudicado, lo cual difi-
culta vivir en armonía cotidiana con nuestro Ser.
  Esta convicción relativa a nuestras capacidades como seres hu-
manos es aún mayor en personas del grupo donde el intelecto es prepon-
derante, o en el grupo en el que la imaginación ha tomado el control,
ambas manifestaciones mecánicas del ser dormido. Los seres dormidos
sueñan —y esto en Estados Unidos constituye un ideal muy deseable: “El
Sueño americano”—.
El enaltecimiento del sueño es visto como escape a un sistema
de racionalización que no pasa la más mínima prueba cuando se trata
de respetar las limitaciones de un Sujeto exclusivamente intelectual las

69
cuales son visibles para cualquier persona que tenga mínima capacidad
de introspección.
Por otra parte, hay grupos que cuentan con presencia de perso-
nas inconformes con los valores vigentes y con visión de que las cosas no
tienen por que ser inexorablemente como aparecen. En ellos se respira el
anhelo de corresponder mejor al regalo de estar vivos.
  En el momento de establecer un estudio en vivo de la verdadera
capacidad utilizada por la mayoría de los habitantes occidentales de este
planeta con cierta educación, se podría distinguir que nuestra deforma-
ción es tal que difícilmente guardamos una relación con nuestro cuerpo,
excepto en actividades donde el movimiento ocupa un punto central. En
ese caso la deficiencia de consciencia está en relación con las emociones y
al intelecto, observable en los intelectuales y en los creyentes, respectiva-
mente.
  De los atributos que nos asignamos se pueden establecer relacio-
nes no lineales entre intelecto, emoción y cuerpo, y de su unidad podrá
aparecer el espacio para un crecimiento como seres humanos  respetuosos
con sus semejantes y con el entorno.
  Esta visión se enraíza en las observaciones realizadas por dife-
rentes culturas, entre las que figuran  la maya y tolteca prehispánicas, la
del antiguo Egipto, así como las enseñanzas del taoísmo, el budismo, el
cristianismo, según se trasluce de las pocas declaraciones preservadas por
los grupos que las han “ajustado” a su propia perspectiva.
  En esas enseñanzas se encuentran valores comunes como los que
se refieren al respeto a la vida en todas sus manifestaciones —con formas,
en algunos casos, totalmente incomprensibles para nuestra cultura actual,
como sería el sacrificio de vida con el propósito de preservarla para los
demás—. Por ello es importante la relación entre todas las cosas: las del 
macrocosmos y del microcosmos, así como no imponer un juicio sobre
la realidad, pues ésta trasciende a los sentidos y a la capacidad humana de

70
conceptualizar y medir.
Salir de esta espiral de crítica a la razón desde la razón solo será
posible con el uso adecuado de nuestras capacidades, evitando el desequi-
librio provocado por una agitación que provoca alteraciones despropor-
cionadas. El valor que cada persona posee es de los factores emocionales
de mayor importancia.
  La realización de una existencia sin los condicionamiento a que
estamos sujetos ofrece también el reto de preparar a nuestros vástagos
como seres responsables —no solo sin condicionamientos, sino conside-
rando el respeto— para lo cual habrá que prescindir de soluciones que
emanan de juicios de valor y carecen del soporte que otorga la tradición
mística, pues el riesgo es formar personas desconectadas consigo mismas
y con gran capacidad destructiva. Además del respeto, en su más amplia
acepción, otro de los valores a tomar en cuenta es el amor al trabajo y al
esfuerzo, atributos que resultan de la acción, necesarios para un verdade-
ro desarrollo de las partes que nos conforman como seres humanos.
  El logro de esta capacidad se ha dado por diversos caminos: los
faquires tienen el camino del cuerpo, los monjes el camino de la fe y los
yoguis el camino de la introspección. Gurdjieff propuso El Cuarto cami-
no que corresponde al “trabajo” en la vida ordinaria.
Entre los buscadores del desarrollo interior están también los
practicantes del Zen que tienen como propósito principal la meditación,
práctica de observación integrada que comprende los incesantes movi-
mientos del intelecto —ese pseudo-intelecto que siempre se encuentra
en un monólogo interno y difícilmente rebasa la calidad de sueño—. En
esa práctica el monólogo baja de intensidad y se abre espacio para una
percepción directa.
  El trabajo en grupo es conveniente y hasta indispensable, su for-
taleza dependerá de la calidad de las aportaciones hechas por cada uno de
sus integrantes.

71
  Como todo en el universo que conocemos es un flujo, lo único
que nos toca hacer es seguir con empeño tratando de honrar los motivos
que dieron origen a nuestra vida: darnos cuenta le da energía, atenderla la
acaricia, amarla le permite florecer.

72
Creatividad-creación
Crear quizá sea una manifestación de la necesidad de trascender. La bús-
queda de lo nuevo está necesariamente apoyada en las herramientas de lo
ya conocido, de lo ya vivido, de lo aprendido.
Las creencias anquilosadas dificultan una formación de algo
verdaderamente nuevo que merecería, de alguna manera, el calificativo
sublime de creación.
Hablamos de creación como expresión de algo nuevo en el uni-
verso —y realmente con esta categoría solo podríamos incluir la forma-
ción del universo mismo, Uno que fue Dios, que ahora se manifiesta en
la multiplicidad de los cosmos, las galaxias, las estrellas, los planetas, los
satélites y la vida en el planeta Tierra incluyendo galaxias y otras entida-
des cósmicas que también rebosan vida en sí mismas—. La vida de la Tie-
rra (Gaia) y sobre la Tierra (biósfera) son una forma del macrocosmos
donde existimos.
Todo cuanto existe tuvo su origen —según consenso general
bien fuese con el big bang o por la creación amorosa de la divinidad. En
cualquiera de los casos solo hubo una fuente original que, necesariamen-
te, dejó en cada parte de todo lo creado la manifestación de lo mismo que
les dio origen, pues en Él estaba todo, era lo único, así que ahora está en
todo y todas las cosas.
¿Será posible para nosotros, los humanos, crear verdaderamente
o nuestra creación está condenada a una reproducción modificada con
la textura de nuestras opiniones y nuestros gustos que, finalmente, están
moldeados por insumos de educación, cultura, costumbres, amor y
desamor, golpes y caricias de la vida?
¿En dónde reside la posibilidad de crear? Los sonidos ya existen,
pero su combinación puede resultar nueva y así se crea —quizá en justicia
tendríamos que decir “se inventa”— una nueva melodía. Lo mismo
podemos decir de los colores y las palabras. Una creación limitada puede

73
considerarse el espasmo de los insumos recibidos; o, bien digeridos, el
resultado de un refinamiento de esos insumos que permiten manifestar
en la creación algo de la fuente que les dio origen.
Los ingredientes de una digestión que permita entregar un pro-
ducto aceptable están en cada uno de nosotros. ¿Cuáles son? La pre-
gunta emocional, de diferente calidad a aquella solamente racional, nos
puede conectar con nuestro Ser.
Ese Ser, anterior a las definiciones, anterior a las palabras, puede
contactarse cuando la pregunta es viva. Es un deseo de compenetrarse en
uno mismo, de establecer una relación íntima con nuestro Ser. En esta
relación es posible modular lo que hay, de acuerdo y en resonancia con lo
que estoy siendo. De este modo puedo dar origen a un producto nuevo,
porque estamos abiertos a contactar con la fuente.
Una percepción capaz de reconocer belleza será, en alguna me-
dida, capaz de “crearla”. Esta conjunción, como resultado de una intros-
pección silenciosa que facilita el flujo de esa parte de nuestro Ser anterior
a las palabras, nos permitirá tener acceso al insumo de lo divino, donde
está la posibilidad de creación: el contacto, por “sabor”, con la experiencia
de la vida.
Los resultantes de una deformación de los movimientos natu-
rales hacen su aparición en todos los órdenes —inclusive cuando se le
asigna la palabra “Arte” a expresiones que estragan el gusto por carecer
de una elaboración cuidadosa que no contribuyen a redimensionar lo
humano—. La creatividad también la pretende el político, con ideas
pseudo-novedosas, y encontramos éste propósito de parecer originales en
prácticamente todas las actividades humanas, bien sean manuales, arte-
sanales, culturales, artísticas, o científicas. Podemos decir que en todas las
actividades humanas se pretende crear y, en muchos casos, la mezcla de
los componentes puede ser innovadora, aunque esté muy lejos de ser una
analogía de la creación y sea, más bien, una manifestación de lo estropea-

74
do que está el “creador”. Un productor de falsas creaciones, de deforma-
ciones, puede llegar a tener éxito comercial, puede alcanzar popularidad y
aceptación, venderse caro, no obstante este mérito será insuficiente.
La existencia de obras de creación humana capaces de despertar
sentimientos análogos en todos los observadores que les permita rela-
cionarse con las emociones evocadas —a menos que estén dominados
por una ideología o creencia religiosa que les impida contactarlas— son
consideradas “obras de arte objetivo”, tal como lo señaló Gurdjieff. Al-
gunos ejemplos son: la Esfinge, la pirámide de Keops, las pirámides de
Teotihuacan, las pinturas de Vincent Van-Gogh,48 algunas catedrales y
obras de esculturas religiosas de oriente y prehispánicas en Mesoamérica.
La objetividad de estos trabajos son un testimonio de cómo, con nuestra
creatividad, se puede reflejar la obra de la verdadera creación.
Nuestra pretensión de ser creadores no debe erradicarse de tajo,
sirve a un propósito cósmico siempre que nuestra intención de crear sea
verdadera y esté desprovista de querer ganar admiración, sino de estimu-
lar una emoción semejante a la que dio origen a la obra, o sea, una profun-
da necesidad de comunicación.
Las manifestaciones artísticas subjetivas pueden evocar emocio-
nes que van desde la repugnancia al amor, dependiendo del observador
y lo observado, y es en este rango donde se encuentra la mayor parte de
artefactos considerados obras de arte.
Como decía Shakespeare:49 “The beauty is in the eye of the be-
holder” (La belleza está en el ojo de quien mira), así que la creación ocu-

48 Vincent Van-Gogh (1853, Zundert, Países Bajos, -1890, Auvers-sur-Oise,


Francia). Pintor neerlandés, de los principales exponentes del postimpresionis-
mo. Influyó ampliamente en el arte del siglo XX, especialmente entre los expre-
sionistas alemanes y los fauvistas como Derain, Vlaminck y Kees Van Dongen.
49 William Shakespeare (1564-1616, Stratford-upon-Avon, Reino Unido).
Dramaturgo, poeta y actor inglés. Es considerado el escritor más importante en
lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal.

75
rre cuando se consigue una resonancia en el observador a quien la obra le
comunica algo nuevo.
Para un buen observador todo será diferente cada vez y la crea-
ción se dará en su percepción. Para el ojo inocente todo es desconocido
y cuando el humano es como un niño las puertas del paraíso —en donde
todo es nuevo— se abren.

76
Vivir bien es un Arte o El alimento de las impresiones
Siempre podremos reconocer más fácilmente las actitudes en otras perso-
nas, pues en nosotros suceden, por lo general, sin testigo presencial. No
nos damos cuenta.
Sí, realmente es muy conveniente para nosotros estar presentes
en nuestras actitudes, y éstas podrán tener gran variedad, por ejemplo:
una actitud indolente de “no me importa”, con pequeñas y grandes va-
riantes como la de “no tengo ganas” que, antes de que crezca puede decir-
se que es “falta de entusiasmo”, después “depresión”, así esta actitud puede
convertirse en madre del deterioro de nuestra manera emocional de vivir.
Entre actitudes como entusiasmo, alegría, enojo o desconfianza,
la de agradecimiento —si tenemos suerte de experimentarla— será sana-
dora y ofrecerá un mejor apoyo emocional a nuestras adversidades, pues
nunca esta uno tan mal como para impedir que aparezca un rayito de luz
en forma de “gracias”, y entre más contenido tenga la palabra, mejor será
el efecto.
La pregunta que se puede formular quien se haya dado cuenta
lo que implica tener una actitud específica es ¿cómo cambiarla? Quien
se ha mantenido rígido cree que puede hacerlo cuando quiera. Eso es
imposible —uno ve que el entusiasmo lo da o lo quita aquello que nos
gusta, o nos disgusta—, cada uno de nosotros tiene sus disparadores, la
alegría viene y se va por los resultados que pronto pierden su dimensión.
Así aprendemos que son las circunstancias externas las que nos van cam-
biando. Entonces, si nos damos cuenta que nuestra conducta nos hace
daño y quisiéramos cambiarla tendríamos que hacer un profundo trabajo
personal.
Toda educación formal se enfoca a la acumulación de datos y
estos no ayudan en el mundo de las emociones. Existen varios métodos
y recetas para liberarse de las emociones destructivas —llamadas así por-
que tienen capacidad para dañar la salud y fomentar el deterioro—. Para

77
empezar cada uno ha de darse cuenta en que situación se encuentra, la
cual, por cierto, cambia a cada respiración. Algunas actitudes tienden a
repetirse más que otras y una manera de darse cuenta es cuando dejamos
de justificarnos. Si al mismo tiempo que observamos nuestras actitud, la
explicamos —que es igual a justificársela—, diremos: “pues claro que es-
toy enojado ¡y con mucha razón!” Este es el asunto, uno nunca se enoja
sin una “buena razón”. En estas justificaciones es donde una turbación
pasajera se puede convertir en actitud dañina e inmovilizadora.
Todos hemos conocido gente que siempre esta desconfiada o
enojada, los que miran por fuera de ellos el mal que se hace a otros —ver
“la paja en el ojo ajeno, no en el propio”—. Esto quizá sirva para aprender
cómo funcionan las actitudes.
Quizá podemos aprender a tomar ventaja de las pocas veces que
nos llega una emoción positiva, tomar ventaja sería retener esa actitud
positiva por más tiempo, aunque a veces le llamamos así a una euforia
que carece de profundidad —esas son “llamaradas de petate”—. Si no lo
has visto siempre hay oportunidad de verlo —en otros primero, porque
es más fácil— y después siempre será posible llegar a verlo en uno mismo:
como esas alegrías de vencer, de triunfar, hay que observar cuánto duran
y qué pasa transcurrido ese momento.
El asunto de sanar, cuando uno está enfermo, coincide con estar
en equilibrio en todas las funciones —las visibles del cuerpo y las invi-
sibles de la emoción— y se dificulta cuando hay una actitud temerosa,
pusilánime o cuando las actitudes son depresivas.
Lo que más ayuda a sanar y a tener una vida digna es la actitud
de agradecimiento, así que, aunque sea difícil llenar del todo las palabras
de su significado, fomentemos el tener presente que no pagamos nada por
esa facultad de ver, oír, caminar, saborear, respirar y entre más motivos
encontremos para sentirnos agradecidos será mejor para cada uno. Revi-
sémoslo a diario y digamos, o solo pensémoslo: “gracias”. Quizá un día,

78
por un instante, la palabra conectará con el corazón y aparecerá la reina
de las actitudes, aquella que hace distinguir por un momento el regalo de
la verdadera felicidad que llega junto a un agradecimiento verdadero, el
que nace del corazón. Esto en sí mismo puede sanarnos, y si ya estamos
sanos dará mejor calidad a nuestro día, a nuestra existencia entera.
En muchos experimentos objetivos se ha demostrado que emo-
ción y salud son como hermanos siameses, hay quien dice, con funda-
mentos científicos, que el sistema nervioso central y el sistema inmune
son una misma cosa, nuestro afán de comprender nos ha hecho minimi-
zar y distorsionar este sistema compuesto de ambos.50 Donde va uno va el
otro, y como “no y si” son parte de una misma cosa, así nuestra vida, que
no es un coche que se puede conocer separando sus partes.
“No solo de pan vive el hombre” y, sabiéndolo, habremos de bus-
car impresiones que ayuden a fomentar lo que nos alimenta el alma: la
música,51 la naturaleza, las relaciones solidarias y honestas, todos sabemos
lo que nos hace bien, aunque a veces preferimos ignorarlo y nos dañamos
con estímulos nocivos.

50 Ver: http://varinia.es/blog/2011/08/19/comunicaciones-entre-el-siste-
ma-nervioso-y-el-sistema-inmunologico/
51 En El Jinete de la Divina Providencia, obra del dramaturgo mexicano Óscar
Liera (1946-1990) uno de sus personajes explica la importancia de la música:
“Decía mi abuela que tenemos el equilibrio dentro de la oreja y que la gente que
oía música bonita nunca perdía el sentido, ni el rumbo” (2012, 435).

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80
Vivir y conocer
Del regalo de la vida cada uno toma lo que puede, no lo que quiere. Qui-
siéramos poder más, es decir disfrutarla a plenitud independientemente
de cuantas cosas se tengan o cuánto se pueda gastar.
En general se pone en duda que la calidad dependa del tener,
porque las más de las veces se ha tenido menos de lo que se desea. Aque-
llos que han tenido más, aunque nunca se hayan saciado, saben que es
cierto: tener más no hace disfrutar mejor la existencia, de hecho puede
ser lo contrario.
La forma en que percibimos al mundo, eso que se denomina
cognición, corresponde con esa calidad que conseguimos en nuestro arte
de vivir. La cognición, más que el conocimiento, está sujeta a intereses
que le dan forma a nuestra percepción del mundo, a emociones relaciona-
das, por ejemplo: con el miedo a perder el negocio, a no lograr el puesto,
a no ser querido y un larguísimo etcétera que incluye todas las emociones
que resultan de la insatisfacción por no tener lo que uno desea. Entonces,
el contacto con lo real que existe en el momento presente será pobre, el
arte de vivir será de una pésima calidad, la vida será un regalo mal apro-
vechado.
He aquí un panorama real que nos permite ver la conveniencia
de percibir con apertura y dar a la vida una calidad de obra de arte. ¿Por
dónde empezar? El estudio de las formas en que opera nuestro cerebro
puede ser el punto de partida, sin embargo la expresión de lo estéril que
es la racionalidad pura, sin el valor que le da la emoción, suele hacer su
aparición en una mente abierta.
Nacer y Vivir puede equipararse a un cuadro que se va a pintar:
los primeros brochazos son de demanda de alimento y comodidad, que
nunca es tan bien lograda como la que existía antes de salir del vientre
materno; los segundos esbozos son de necesidad de recibir amor, arrullo,
cariño; eventualmente aparece otra cosa que no es una demanda, porque

81
la madre ya se encuentra con un cuadro más elaborado, ella demanda, da
y siente afecto por un ser que solo sabe demandar. Hay quienes tienen una
vida en donde la demanda varía, sin que nunca llegue el agradecimiento:
pincelada maestra en el arte de vivir.
Las emociones de calidad de la madre por sus hijos son el inicio
que pueden crecer hasta reconocer el milagro de la existencia y sus atri-
butos, es ahí en donde se manifiesta la urgencia de conocerse a sí mismo
pues, para un observador atento de inmediato se percata de las limitacio-
nes que le impiden ser como quisiera.
Conocerse bien, formando parte de lo mismo que se quiere co-
nocer, puede hacerse desde diferentes perspectivas, empezando a tocar las
áreas sutiles que permiten darse cuenta que el observador forma parte en
la generación de lo conocido y aquí se abre un asunto que interesa cada
vez más a todas las disciplinas científicas.
Es un hecho experimentable por cualquier persona que la des-
cripción que hacemos de uno mismo no es nuestra conciencia. La ciencia
depende de palabras, esto es, de conceptos incapaces de comunicar mu-
chas cosas. Nadie puede experimentar sabores sin saborear, por mucho
que se le quieran explicar. Es importante reconocer las limitaciones de
nuestras formas de conocer. En la biología del conocer —asunto que ha
sido tratado por algunos personajes del mundo científico como Francisco
Varela52 y Humberto Maturana53 quienes han escrito libros al respecto,
tal como ellos mismos lo sienten, resultando un esfuerzo tautológico: ve-

52 Francisco Varela (1946, Santiago de Chile - 2001, París). Biólogo chileno,


investigador en el ámbito de las Neurociencias y Ciencias cognitivas. Junto con
Humberto Maturana introdujo el concepto de autopoiesis en la Biología y co-
fundaron el Mind and Life Institute, institución encargada de promover el diá-
logo entre la Ciencia y el Budismo.
53 Humberto Maturana (1928, Santiago de Chile). Biólogo, Premio Nacional
de Ciencias (1994). Fue académico del Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT) entre los años 1958 y 1960.

82
mos a la víbora comiéndose la cola— existe redundancia en los análisis de
una proposición donde el sujeto y el predicado son palabras en las que ya
existe una fisura que las separa de la realidad a representar.
La Epistemología enseña —o se supone que enseña, sería más
correcto decir— a dirigir nuestra atención hacia ciertos fenómenos y a
desechar otros. Es arduo cambiarla al gusto, esto lo sabe quien, aunque de
manera somera, se haya acercado a su propia naturaleza. Ese ser humano
habrá visto que las emociones eluden los dictados de la razón, y por más
esfuerzos concienzudos que haga dentro del ámbito creado con sus cole-
gas con objeto de acercarse al autoconocimiento no podrá hacerlo hasta
que lo haga, hacerlo no es pensarlo, es vivirlo. Este paso es decisivo: solo
podemos conocernos a nosotros mismos y, por lo tanto, al otro, viviéndo-
nos, esto es experimentándonos integralmente en nuestro cuerpo. Convertir
esa experiencia en conceptos comunicables es muy diferente a querer arri-
bar a ella mediante conceptos.
Subconsciente, Inconsciente y Consciente, son nombres de los
componentes —vistos desde el ángulo de las capacidades cognitivas—
que conforman un todo del que conocemos lo que entra en el ámbito
de lo consciente. Aquí viene, en nuestra salvación, el fantástico descubri-
miento de la Dra. Candace B. Pert54 (1999), ella descubrió que nuestro
cuerpo es nuestro subconsciente, es aquí en donde se abre una posibilidad
de ampliar la vivencia de uno mismo que, como hemos dilucidado, es
la única forma de conocernos, porque el cuerpo nos es accesible —aun-
que la capacidad cognitiva de incluirlo en nuestra percepción existe, esto
ocurrirá solo muy brevemente en relación directa al interés que genera el
hecho de reconocer que ignoramos quienes estamos siendo hasta que lo
experimentamos; una vez experimentado habrá que volver a ello nueva-

54 Candace B. Pert (1946, Nueva York-2013, Potomac). Neurocientífica y far-


macóloga estadounidense, descubridora del receptor opioide, lugares de unión
estereoespecíficos saturables para los opioides y drogas afines. Autora del best
seller Molecules of Emotion.

83
mente o cambiar la experiencia por un concepto y éste será el momento
en que dejaremos de convivir con nosotros mismos—, este fenómeno es
rápido y el momento presente no se congela.
Esto puede resultar desesperante para quien se ha entrenado en
acumular información y pasar a lo siguiente. Pasar a lo siguiente será un
acto mecánico que, en este caso, quiere decir que la amplitud de la percep-
ción de uno mismo habrá disminuido o desaparecido. Estaremos otra vez
en el mundo de la especulación que resulta de observar cualquier asunto
con una calidad insuficiente para vivir una experiencia más extensa.
En otras palabras, abrirnos a la realidad de la que formamos par-
te y somos constructores no es una labor realizable por el intelecto, el
requisito fundamental consiste en una honestidad capaz de evitar ser en-
gañados por un intelecto usurpador de una realidad mucho más grande
que su capacidad de concebirla.
Utilizamos palabras de grandes dimensiones como humildad y
amor que es difícil llenar de su significado. Estos valores no están a dispo-
sición del ego, motor emocional del intelecto e impulsor de una episte-
mología que actúa mecánicamente, por no estar la razón capacitada para
controlarla.

84
Sentido común
En la cultura que vivimos es inevitable concluir que los sentidos nos
engañan. Esta idea viene desde Platón55 y los discípulos de Aristóteles
establecieron la noción general de que los sentidos mienten, aunque ya
estaba implícita antes de que Platón y otros filósofos griegos posteriores
lo formularan claramente. Empédocles inicia sus poemas de enseñanza
diciendo que los sentidos harán que se extravié el camino, aparentemente
Parménides lo señaló del mismo modo con anterioridad.
El verdadero mensaje de estos dos filósofos no se entendió, nos
dice Peter Kingsley56 en sus libros; Ancient Philosophy, Mystery And Ma-
gic: Empédocles And Phytagorean Tradition (1995) y en su más reciente
libro In The Dark Places Of Wisdom (1999). Parménides y Empédocles
nos dicen que los sentidos no son confiables, por lo tanto tenemos que
encontrar la verdad por otros medios. Suena lógico, aunque, según Kings-
ley, ellos nunca dijeron tal cosa. Lo que dijeron es que nuestros sentidos tal
como los conocemos no son confiables, porque nunca fuimos enseñados a usarlos.
Empédocles, en lo particular, fue muy específico al hace notar
que nuestros sentidos estaban cerrados. Para él nosotros somos como
plantas, plantas humanas. Más bien solo somos semillas y no hemos creci-
do para ser realmente plantas, no nos hemos abierto y florecido. Tenemos
el potencial, aunque dormido, de ser seres humanos completos.
Kingsley dice: encuentro horroroso que después de 2,500 años
la situación es idéntica —aquellos que delinearon los cimientos de nues-
tra filosofía y disciplinas científicas dijeron que no somos humanos y es lo

55 Platón (427-347 a. C. Atenas o Egina). Fue un filósofo griego seguidor de


Sócrates y maestro de Aristóteles.
56 Peter Kingsley (1953-Reino Unido). Filósofo, autor de cuatro libros y nu-
merosos artículos entre otros: Ancient Philosophy, Mystery and Magic, In the
Dark Places of Wisdom, Reality y A Story Waiting to Pierce You. Su obra trata
en profundidad la labor filosófica y el contexto histórico de los presocráticos
Parménides y Empédocles.

85
mismo que aplica a la situación actual—. ¿Estamos los humanos incom-
pletos? (2003).
No solo estamos inacabados —según Empédocles entonces y
Kingsley ahora—, somos un proyecto aún sin comenzar. Hemos tenido
2,500 años de supuesto progreso y somos lo mismo en lo esencial. Em-
pédocles en sus poemas hace una crítica devastadora de la condición hu-
mana, de ninguna manera diferente a lo establecido por Gurdjieff (1975,
1976). En ambos casos, si se los lee superficialmente, encontraríamos
muy pocas esperanzas para la humanidad.
Sí, así es, nuestros sentidos no son confiables, ese es el principio.
Parménides y Empédocles, lo mismo que Gurdjieff, plantearon ejercicios,
técnicas de yoga, ejercicios de atención en actividades cotidianas y prác-
tica de meditación. Estas prácticas están señaladas en los textos griegos.
Esto es, desde los albores de nuestra civilización occidental y tienen el
propósito de enseñarnos cómo restablecer nuestros sentidos, cómo des-
pertar, cómo permitir que nuestros sentidos se abran como capullos.
Si los humanos no estamos terminados el cosmos también está
incompleto. Quizá sí, porque la idea de que meditar nos dará luz indivi-
dual, nos hará mejores, nos traerá paz o lo que sea, es incompleta. Para
aquellos griegos este trabajo de apertura era para el beneficio del cosmos
“sin esta labor consciente de algunos humanos el cosmos seguiría un ca-
mino irreversible de entropía” (Segal 1998).
El propósito no es obtener algo de este trabajo, ser congruentes
con el cosmos es por el cosmos, en las culturas chamánicas esto está implí-
cito. Nos hemos educado de una forma tan individualista y competitiva
que pensamos que lo que hagamos es para nosotros.
Es para el beneficio del cosmos y se puede lograr a través de los
sentidos, éstos son de una relevancia fundamental, el cuerpo y sus ener-
gías sutiles son una sola cosa y nuestro acceso a él, a esas energías, a la vida
misma —más que como una idea, sino como una vivencia de felicidad a la

86
que tenemos derecho— es asequible a través de los sentidos.
La cultura platónica se nos ha inculcado tan profundamente
pues esta filosofía ayudó a construir la Epistemología cristiana, y por in-
fluencia platónica el concepto de crecimiento o desarrollo personal —en
nivel de consciencia— no existe.
En este mundo de multiplicidad, si queremos encontrar unidad
emocional tendremos que buscar en otra parte, ir hacia nuestro interior,
trascender, entrar en otro nivel de realidad. El Uno está arriba y nosotros
estamos abajo, ya aquí estamos creando dualidad, al colocar el objetivo en
otro sitio y en otro tiempo, así es como nos quedamos por las ramas.
Empédocles y Parménides nos dicen que aunque aparentemente
estamos en un mundo en movimiento, un mundo que no carece de uni-
dad, si comenzamos a utilizar nuestros sentidos conscientemente llega-
remos a percibir quietud en medio del movimiento, sin alejarnos de él,
porque aun rehuyéndolo existe, si realmente estamos en él alcanzamos
total quietud. Esa quietud se registra a través de los sentidos. Es posible
comprender la unidad del mundo desde su pluralidad y multiplicidad
con una actitud de aceptación activa —porque la quietud exige una cali-
dad de atención que usa energía— se realiza a través de nuestro cuerpo.
Dice Kingsley que creemos que estamos orientados a los sentidos
porque nos gustan los carros rápidos y disfrutamos de un helado (2003).
El asunto —según explicaba Empédocles— es que evitamos el uso de los
sentidos, éstos nos usan a nosotros.
Los cambios sutiles que se requieren en nuestra consciencia para
detener el bombardeo de nuestros sentidos y dejar de vivir hipnotizados
necesitan de nuestra atención y que ésta se enfoque a lo que nos está lle-
gando. Semejante al “Ta’ wil” de la tradición islámica, que implica com-
prensión del fenómeno en sus fuentes; o los ejercicios del Taoismo, o las
prácticas de algunas áreas del Budismo como el Theravada.
Al advertir cómo Empédocles y Parménides explican las cosas

87
tan claramente, resulta difícil comprender cómo es que los considerados
eruditos los hayan traducido mal, según Kingsley; además han alterado
los textos griegos seguramente por la falta de un marco de referencia, in-
telectual o vivencial, mismo que les habría permitido encontrar sentido
en lo que esos maestros griegos nos están diciendo. Ese proceso de tra-
ducción incorrecta es increíblemente significativo, porque en las bases de
este malentendido se han establecido los fundamentos de nuestra cultura
occidental.
Kingsley nos cita un ejemplo de esas traducciones “adaptadas”:

Al mismo inicio de un poema de enseñanza esotérica, Empédo-


cles le dice a su alumno; “si tú presionas mis palabras por deba-
jo de tu densamente empaquetado diafragma, en otras palabras
si tú las respiras profundamente hacia tu vientre, entonces ellas
estarán contigo y crecerán y te cambiarán”. Esta descripción de
las palabras como si fueran semillas, —como en la parábola del
sembrador (Lucas 8 4-15) —, al presionarlas como se presiona
las semillas en la tierra, es una imagen perfectamente consistente
con la de la siembra en la tierra. Aunque el significado de estas
palabras es claro, una y otra vez se ha mal traducido a Empé-
docles diciendo “Si tú presionas mis palabras en tu apiñado ce-
rebro” —¡como si el cerebro no estuviera suficientemente lleno
de antemano!— Si se ha tenido alguna experiencia metafísica
se entiende que tienes que respirar las palabras de Empédocles
(Kingsley 2003, 190 y 523).

Tenemos que permitir ser transformados por la vivencia. Es necesario


aquietar nuestra mente para que las palabras queden abajo y germinen
convirtiéndose en otra forma de vivir.
En el budismo Theravada su práctica consiste en darse cuenta de

88
lo que pasa en el momento a través de los sentidos, el peso descansa en
lo que se hace. En la práctica de Gurdjieff, en cambio, se está abierto en
todas las circunstancias y a través de todos los sentidos, en coincidencia
con las enseñanzas de Empédocles. En estas enseñanzas está todo lo que
se necesita y hacen notar la verdad consistente de la acción, que provee
permanentemente todo lo necesario para nuestro desarrollo en las activi-
dades cotidianas haciendo posible llenarlas de significado.
Se empieza con los sentidos y nada hay que aprender, es un proce-
so orgánico que no ocupa ningún mantra o ninguna disciplina impuesta
desde afuera. Parménides y Empédocles hablaban de mêtis (algunas veces
traducido como sabiduría, aunque se trata de una energía viva que circula,
equiparable a bliss —palabra del idioma inglés que implica una sensación
física de bienestar espiritual—), una disposición de un darse cuenta muy
fluido que todos tenemos y que nos permite percibir todo lo que sucede
sin ningún esfuerzo. Ésta es la apertura simultánea de todos los sentidos,
éste es el origen del sentido común con el cual, al percatarnos, podemos
hacernos uno con la quietud infinita que nos rodea. Esta idea se convierte
en acción con el recuerdo emocional/intelectual/físico de uno mismo.
No se trata de un darse cuenta vacío. La conciencia no está ocu-
pada en etiquetar el fenómeno, lo cual sería equivalente a matar el ave de
un tiro, en vez de seguir su vuelo — colapsar el fenómeno con la conclu-
sión o descripción—.
La recomendación es de apertura que cuando se da a través de
todos los sentidos permite conectar con el silencio. Se trata de un acto de
humildad real: escuchar, sentir con el sentido del tacto, percibir olores; se
trata de una simple y completa presencia que es natural, aunque extraña.
Darnos cuenta de que nos damos cuenta, sabiéndonos sentados en la silla,
viendo y escuchando y sintiendo simultáneamente, es así como las impre-
siones se convierten en el alimento más importante de nuestro Ser y ese es
el trabajo requerido para poder digerir la sutileza de las impresiones. Ahí

89
radica el origen y significado verdadero del sentido común.
Aristóteles cambió el curso de estas observaciones en dirección
errónea, así nos lo hace notar Kingsley, señalando que Aristóteles orgu-
llosamente insistía en que, “por supuesto” nos damos cuenta de que nos
damos cuenta, “por supuesto” que percibimos que percibimos. Él no se
dio cuenta de lo raro que era estar en ese estado, él pensaba en vez de obser-
var. Él no vio que estaba durmiendo, y que el sueño se ha mantenido por
dos mil quinientos años (2003). Es tan sutil el cambio de darse cuenta a
no darse, como lo es el caer dormido, cosa que nunca es consciente.
Todas las civilizaciones surgen y existen por algunos cientos de
años y mueren. Sin embargo nosotros pensamos que somos diferentes,
que la nuestra llegó para quedarse. Kingsley nos dice que seguramente los
babilonios pensaban igual que algunos occidentales piensan sobre su ci-
vilización, así como los egipcios y los romanos. Sin embargo cada cultura
es un experimento. Las civilizaciones no suceden simplemente (2003).
Rumi57 nos dice que en el origen de todas las civilizaciones y
ciencias se encuentra la guía divina. Eventualmente rechazamos su reve-
lación y favorecemos la razón. Lo que se nos ha olvidado es que razón y
lógica son, en sí, regalos de los dioses y tienen un propósito sagrado. Rumi
también expresaba poéticamente la realización de quietud y unidad:
A través de la eternidad
La Belleza descubre su forma exquisita
En la soledad de la nada
coloca un espejo ante Su Rostro
y contempla Su propia belleza.
Él es el conocedor y lo conocido,
el observador y lo observado;
ningún ojo excepto el Suyo

57 Yalal ad-Din Muhammad  Rumi (1207 en Balj, actual Afganistán- 1273,


Konya). Místico, poeta y erudito religioso.

90
ha observado este Universo.
Cada cualidad Suya encuentra una expresión:
la Eternidad se vuelve el verde campo de Tiempo y Espacio;
amor, el jardín que da la vida, el jardín de este mundo.
Toda rama, hoja y fruto
revela un aspecto de su perfección:
los cipreses insinúan Su majestad,
las rosas dan nuevas de Su belleza ( 1997).

De igual manera Rumi trataba de mostrar la diferencia entre pensar y


hacer con el siguiente poema sobre los compradores de lo espiritual que
solo ven los escaparates.

Estos compradores de escaparate de lo espiritual


Que casualmente preguntan ¿Cuánto cuesta esto?
(para decir luego), ¡Oh solo estoy mirando!
Manejan cien productos y los dejan,
son sombras sin recursos. Se requiere amor y llanto en los ojos.
Pero entran en la tienda,
y toda su vida pasa de golpe en ese momento,
en esa tienda. ¿A dónde fuiste? “A ninguna parte”.
¿Qué tuviste de comer? «No mucho».
Incluso si usted no sabe lo que quiere,
compra algo, para ser parte del flujo de intercambio.
Inicia un proyecto enorme, absurdo,
como Noé.
No hace en lo absoluto ninguna diferencia
lo que la gente piense de ti 58 (1987).
58 These spiritual window-shoppers,
who idly ask, ‘How much is that?’ Oh, I’m just looking.
They handle a hundred items and put them down,

91
Empédocles decía cuando enseñaba a su discípulo Pausanias,59 “antes
de que puedas empezar a aprender Química, o Biología o Astronomía
o cualquier cosa tienes que aprender a darte cuenta de que respiras, tie-
nes que aprender a lograr una cierta calidad de atención y una calidad
de respeto” (Kingsley, 2003). La lógica y otras disciplinas científicas fue-
ron traídas a existir desde otro a este mundo como regalos divinos y con
ciertas advertencias, en su empaque: “Antes de hacer uso de esto, lea el
manual. Aprenda el sentido común, el que realmente es. Aprenda que todo
lo que se le da es para fines cósmicos” (ídem).
Quizá es erróneo hablar en términos de éxito o fracaso de nues-
tra cultura. Desconocemos si la calidad de conciencia que existió en el
inicio de nuestra civilización pueda aparecer al final de ella, para Kingsley
es obvio que estamos al final de un periodo de la historia del mundo y que
la oportunidad de florecer al convertirnos en humanos verdaderos está
vigente.60
Pasamos por un periodo de gigantesca transición de lo que ha

shadows with no capital.  What is spent is love and two eyes wet with weeping.
But these walk into a shop,
and their whole lives pass suddenly in that moment,
in that shop. Where did you go? “Nowhere”.
What did you have to eat? “Nothing much”.
Even if you don’t know what you want,
buy something, to be part of the exchanging flow.
Start a huge, foolish project,
like Noah.
It makes absolutely no difference
what people think of you.
59 Pausanias. Fue un viajero, geógrafo e historiador griego del siglo II.
60 En esto se observa una coincidencia con la epistemología de la complejidad
planteada por Edgar Morin, quien confía en el advenimiento de la “civilización
planetaria”, y en la propuesta de la “Cosmodernidad” de Basarab Nicolescu que
consiste en la conexión entre todo lo que existe.

92
sido la cultura occidental hacia algo nuevo. Se necesita hacer un cierto
inventario. Se requiere regresar a lo esencial. Lo esencial de cada civiliza-
ción necesita traerse conscientemente del pasado al presente por el bien
de nuestro futuro.
Nos dice Kingsley (2003), que el legado de nuestra cultura oc-
cidental, su más significativo legado, es una tradición que ahora necesita
ser revivida. El impulso espiritual que le dio existencia a nuestra cultura
occidental está presente en su interioridad, en su esencia, si ignoramos
esta realidad, quizá estamos condenados, caminaremos dormidos hacia
el futuro. Es necesario restablecer un propósito sagrado como parte de
nuestra cultura, si no lo hacemos podremos importar todas las otras tra-
diciones espirituales del mundo y será diferente, no podrá cumplir cabal-
mente con el propósito de salvar nuestra cultura y a nosotros.
Sartre expuso desde la segunda Postguerra una crisis existencial
del mundo moderno en su novela metafísica La Náusea (2003). En ella
ilustra la metafísica del absurdo del mundo equiparándole a la náusea;
una experiencia metafísica de esa libertad sin sentido, de ese libertinaje
inevitable y absurdo que se manifiesta como angustia. Frente a ese pano-
rama uno se puede preguntar ¿por qué en este proceso cósmico se espera
tanto de los humanos, cuando se percibe que los animales tienen sentidos
mucho más sensibles que los nuestros? ¿Qué de especial tienen los hu-
manos?
Coincidimos con Kingsley cuando señala que todo lo que exis-
te clama por una forma de calidad de conciencia que solo los humanos
pueden dar. Esto no quiere decir que somos superiores a la naturaleza,
solo que hay un increíble apuro de cierta cooperación. Si empezamos a
escuchar realmente podrá surgir un mejor estado de consciencia y, enton-
ces, nos daremos cuenta que percibimos, que somos. Comenzaremos a
convivir experiencialmente con nosotros mismos, a despertar.
Nuestro llamado es a estar aquí. Cuando podemos escuchar lo

93
que pájaros y árboles están diciendo y percibimos belleza en la naturaleza
estamos completando el círculo y regresando a nuestro mundo físico, al
origen, a través de nuestra propia consciencia.
Cada sonido es una oportunidad de estar consciente, todos lo
son, todas las emociones también. Nuestra retribución a todos esos rega-
los es con atención —a la que nos invitaban Empédocles y Parménides—
que permite ese acercamiento a una calidad de vida que podemos tener y
que puede crecer hasta convertirse en amor. Solo así los regalos divinos de
nuestros sentidos dejaran de ser nuestros esclavizadores para permitirnos
convivir, a través de ellos, con una verdad que nos devuelve el justo senti-
do de apreciación. Entonces podremos llenar la palabra gracias de su sig-
nificado profundo y sagrado. Emoción que resulta de apreciar lo divino
y sagrado a través de nuestros sentidos, trabajando ahora en comunión:
un sentido común que permite acercarnos a una percepción viva y real.
Ahora sí, lo que percibimos es real, aun sin saber nombrarlo.
Este crecimiento de nuestra capacidad de relación es el creci-
miento de nuestro sentido religioso, señal inequívoca de que el estado de
comunión nos convierte en una influencia de coherencia en el contexto
cósmico en el que estamos inmersos. La práctica del sentido común es un
acto de atención y no de razón.
El objetivo no es cambiar solo de mentalidad, el autoconoci-
miento es mucho más que las ideas pues incluye sentimientos, intuición
y capacidad de apreciación con respecto a las emociones. Esta es el área
que nos transforma más cabalmente en seres humanos y no únicamente
en personas mejor preparadas.
Tomar consciencia de nuestra fragmentación y sus consecuen-
cias puede ser un primer paso que tendrá que repetirse cada vez que de-
seemos detener la inercia de asociaciones mentales mecánicas. La ciencia
de la auto-observación requiere una férrea voluntad de persistencia y otra
cosa que puede estar relacionada con la verdadera fe. Lo que ésta pone en

94
relación es el hecho de que el universo y la verdad son mucho más grandes
que nosotros quienes, sin embargo, podemos tener una relación con lo
más grande sin necesidad de representarlo verbalmente.
Cada vez que uno siente gratitud ésta se convierte en una energía
sutil necesaria para convivir con uno mismo. Tomar contacto con las sen-
saciones y el sentimiento de nuestra existencia equivale a abrir ventanas
a las impresiones que llegan a convertirse en alimento para nuestro Ser.
Practicar el autoconocimiento, entonces, tiene el propósito de
desplegar la mente a los más grandes misterios que ocurren a cada mo-
mento, permitiendo una relación afectiva con el entorno que hace sen-
tir tiempo y espacio como infinitos. Esta experiencia enriquece nuestra
participación en el mundo al convertir nuestras diferentes actividades
en algo placentero. De este modo, sin tener que refugiarnos en doctrina
alguna, nuestras acciones pueden considerarse espirituales por simple y
directo apego a la experiencia más íntima con nuestro interior.

95
Recuérdese a sí mismo, siempre
y en todas partes.
Aforismo de G.I Gurdjieff

96
La Atención
La sutil presencia de la atención,61 esencia misma del Ser, ha sido insu-
ficientemente aquilatada. Ante la dificultad de encontrar compañía
ella misma ha tenido que ser su propio testigo. Mas, si somos capaces de
acompañarla, comenzaremos a disfrutar el gozo de un sabor nunca antes
experimentado, el sabor de nuestro propio Ser, esa calidad de sabor que
la vida ofrece cuando se le experimenta, que le proporciona emoción a
nuestras sensaciones físicas.
Ese sabor —quizá conocido antes de salir del vientre de nuestra
madre, antes de que todos los movimientos de vibraciones estuvieran en
colisión o discordes, cuando todo formaba parte de una unidad y la au-
sencia de miedos nos permitió sentir y vivir la experiencia de no depen-
der, de Ser— puede decirse que es un sabor de libertad.
Vivir esa experiencia se hace un camino muy deseado, más aún:
sentir ese deseo desata una cantidad de ideas que rebasan la razón. La
emoción, que no habla el idioma de la mente, quiere permanecer ahí —
mientras que en la vida cotidiana dispone de poco espacio, pues estamos
ocupados en especulaciones explicativas—.
La consciencia, por su parte, al darse cuenta de su cortedad —
aunque duda, porque su confianza está puesta en la razón y no en lo que
es— siente el impulso de moverse hacia su interior, hacia una profundi-
dad sin principio ni fin.
No se trata de avanzar horizontalmente, sino de interiorizarse en
un movimiento vertical.
61 Atención es palabra clave que implica reconocer los prejuicios. En este sentido
es muy importante la perspectiva hermenéutica propuesta por H. G. Gadamer
de poner entre paréntesis los prejuicios para poder acceder a la comprensión
(1988). En la Transdisciplinariedad la atención no se da, se recibe. La atención
está conectada con el movimiento entre Sujeto y Objeto. Es imposible formali-
zar lo transdisciplinario del ser humano: todo es fluidez.

97
Ser honesto con uno mismo, no permite aceptar las respuestas
que carecen del peso de todo nuestro Ser, ese peso que les da la realidad y
que se inicia en el cuerpo donde, cuando no esta obstruida, aflora nuestra
visión.
¿Quién nos enseñó, “a ver”? A ninguno de nosotros, nacidos y
“educados” en la cultura occidental, nos enseñaron “a ver”, sino a tomar
partido, a competir, a desconfiar, a ser “listos”, a no dejarnos engañar, nos
enseñaron ¡a manipular!
Nosotros somos como un carruaje en el que los caballos repre-
sentan a la emoción, el conductor al cerebro asociativo. ¿Y el pasajero?
La mayoría de ellos no sabe a dónde quiere ir. Con frecuencia, también,
las decisiones que le corresponden al conductor las toman los caballos,
mientras que el pasajero está dormido, si es que hay alguien en ese sitio.
Así que el conductor hace lo que se le ocurre, lo de siempre, o sea, nada.
Los humanos que vivimos en este siglo XXI —sin plena cons-
ciencia ni comunicación entre mente intelectual conceptualizadora y
emoción— vamos por un camino mal empedrado, lleno de baches, pero
sentimos que el conductor lleva un pasajero, y que éste no tiene que andar
dando muchas instrucciones, su sola presencia establece armonía. El con-
ductor reconoce una dirección, pero habiendo sido irresponsable desde
adolescente hasta ya joven adulto, necesita sentir verdaderamente la pre-
sencia del pasajero —metáfora no muy afortunada de consciencia— para
no seguir siendo indolente.
La presencia del pasajero es necesaria mientras permanecemos
en vigilia y al irnos a dormir habrá que hacerlo con todos los compo-
nentes del carruaje. Esto es lo que algunos quieren decir cuando hablan
de “nivel de consciencia”, que no es otra cosa que capacidad religiosa, o
sea, capacidad de relación con uno mismo y con todos y todo lo que nos
rodea.
Así, si cada uno de nosotros deja de estar ocupado en especu-

98
laciones o en asociaciones libres, habrá un nivel de atención en el que
dejaremos de ser dos —autor/lector— y podremos apreciar los cambios
de temperatura, de panoramas, de ideas, de emociones, lo que podría lla-
marse “una vida rica”.
El orden no depende de los dogmas o de las normas, es algo na-
tural, si dejo de ser víctima de la consideración interna que aparece gene-
ralmente en forma de importancia personal.
El orden cósmico es capaz de mantener al universo en equilibrio
y él mismo es quien mueve a nuestro universo, si lo podemos recibir. En
el afán de querer compenetrarnos con el deseo, vemos que todo lo que
podemos recibir de él está en este momento. Así, el deseo se convierte
en un interés por estar más presentes, por lo que puede aparecer como
un obstáculo para permanecer aquí. La investigación de este momento
requiere de una apertura sin conocimientos previos, sin conclusiones. Ve-
mos, entonces, que hay mucho que no hacer con el intelecto.
Una mente despierta, alerta, atenta al presente y prescindiendo
de conclusiones necesita de un cuerpo relajado, esto implica la posibili-
dad de tomar contacto con una emoción que solo se hace visible a una
mente capaz de investigar en vivo. En la vivencia no hay conclusiones,
sin embargo el acto de permitírnoslo requiere de una energía llamada Fe:

La luz le da forma
mi percepción le da vida,
la música lo acaricia,
mi silencio lo toca.

99
100
Conocimiento en vivo

La era transdisciplinaria

“Pontífices” significaba en sus orígenes “Los que


construyen puentes”.
La era transdisciplinaria será la era de los pontífices.62
Basarab Nicolescu, Théoremes Poétiques (1994, 115)

¿Qué significan las fronteras disciplinares y qué puentes pueden


tenderse entre ellas? ¿Cómo generar nuevas estrategias y abordajes para
restablecer los vínculos intra e interpersonales y construir la necesaria
comunidad planetaria? Puentes que unan diferentes campos del saber, o
sea disciplinas, y a los diferentes seres que componen una colectividad, es
decir culturas; puentes para un verdadero diálogo entre seres humanos,
puentes para alcanzar una dimensión poética de la existencia y vivir el
transculturalismo.
Para ello contamos con la estrategia transdisciplinaria que marca
una transgresión con la Epistemología de la ciencia moderna, caracteriza-
da por su racionalismo y binarismo. 
Para introducir la propuesta epistemológica del Conocimiento en
vivo revisaremos el camino seguido desde la Premodenidad hasta la Cos-
modernidad, o Era transdisciplinaria.

De la Premodernidad a la Cosmodernidad
Durante la Premodernidad —periodo que se ubica desde las primeras so-
ciedades hasta antes de aparecer la ciencia moderna— los seres humanos
vivían en conexión con el cosmos, sin tener consciencia de su Ser-Sujetos
y asumían su destino personal unido al destino del mundo (Berman,

62 Todas las traducciones de los Teoremas Poéticos son nuestras.

101
2001). Su realidad era “predisciplinaria”.
El surgimiento de la Modernidad está fechado en el siglo XV con
el Renacimiento y Humanismo que dio origen a la ciencia moderna sus-
tentada en tres postulados que llevaron ley y orden en el plano de la razón
a grado extremo: 1) existencia de leyes universales de carácter matemáti-
co; 2) experimentación como medio para descubrir esas leyes y 3) repro-
ductividad perfecta de los datos experimentales (Nicolescu 2009a, 16).
Dicha Revolución Científica significó un sentimiento de reifi-
cación total: la percepción de un universo mecánico e indiferente, leyes
de la naturaleza que actuaban de forma autónoma, fuera de la mente y
del pensamiento (Berman 2001). En la Modernidad la metáfora de “el
mundo como máquina” se convirtió en paradigma (Capra 2006, 39) y la
razón produjo una racionalización que dio inicio al desencantamiento
del mundo.
Bajo el paradigma científico-positivista se instituyó el concepto
de disciplina, el cual remite a una categoría organizacional al interior del
conocimiento científico que establece división y especialización del cam-
po de trabajo y responde a la diversidad de dominios que recubren las
ciencias. Se vive una realidad “disciplinaria”. A lo largo de la Modernidad
se mantuvieron, y en cierta medida persisten, entre otras, las fronteras
establecidas que separan los discursos científicos de los artísticos.
El universo disciplinario parcelado se encuentra hoy día en plena
expansión ¡Más de 8,000 disciplinas! afirma Nicolescu (2011a, 27). Esto
quiere decir que quien es experto en una disciplina es algo o mucho igno-
rante en 7,999. “El big bang disciplinario corresponde a las necesidades
de una tecnociencia sin freno, sin valores, sin otra finalidad que la eficacia
por la eficacia” (2009a, 32).
Por su parte, la Posmodernidad plantea una comprensión y re-
presentación del mundo despojada de ideas emancipadoras y de progreso,
del culto a la razón, de verdades y normas absolutas, así como de posicio-

102
nes totalitarias y nostálgicas, se vive una realidad posdisciplinaria. En el
terreno del arte se propone una libertad formal con énfasis en el signifi-
cante y un discurso al que se le restituye su carácter de acontecimiento.
La Posmodernidad se despliega entonces alrededor de precep-
tos como: declinación, crítica y rechazo de los ideales éticos, de conoci-
miento y progreso social de la Modernidad. Se reconocen otras formas de
racionalidad, no solo científica; en política hay un retorno a posiciones
conservadoras de economía monetarista; un despliegue tecnológico ha-
cia la cibernética y la robótica; y en el arte se manifiesta la imposibilidad
de contar con normas estéticas universalmente válidas propiciando el
eclecticismo. Todo esto habla de una desintegración del mundo tradi-
cional monolítico y unidireccional que hace aparecer a la Posmoderni-
dad como un discurso de múltiples lecturas sin aspiración a un consenso
unitario. En consecuencia se exacerba el individualismo y para validar el
saber se recurre a parámetros eficientistas y economicistas predominantes
en el mercado global.
El predominio del Sujeto sobre el Objeto en la Posmodernidad
mantiene la parcelación —e introduce la mercantilización— del saber,
que no permite comprender la realidad multidimensional.
No obstante, en esta etapa —y ante la insatisfacción de enfrentar
las diversas problemáticas del “mundo real” solo disciplinariamente—
aparecieron, hacia mediados del siglo XX, la multidisciplinariedad y la
interdisciplinariedad.
La multidisciplinariedad (también conocida como pluridiscipli-
nariedad), señala Nicolescu, concierne al estudio de un objeto o práctica
desde una sola y misma disciplina por muchas disciplinas a la vez. Así,
por ejemplo, una obra de Shakespeare puede ser estudiada o realizada
por varias disciplinas a la vez: historia del teatro, literatura, historia del
espectáculo, sociología, historia de Europa, Psicología, Danza, Música,
Multimedia, etcétera, y aclara el físico rumano-francés: el objeto saldrá

103
enriquecido del cruce de diversas disciplinas. El conocimiento del objeto
en su propia disciplina es profundizado por un aporte multidisciplinario
fecundo. La investigación multidisciplinaria aporta un plus a la disciplina
en cuestión, mas ese plus está al servicio exclusivo de esta misma discipli-
na (2009a, 37).
La interdisciplinariedad tiene una pretensión distinta: “concier-
ne en tres grados a la transferencia de métodos de una disciplina a otra”
aclara Nicolescu (ídem). Así, en el caso del teatro, estos tres grados serían:
1) de aplicación. Por ejemplo los métodos del teatro transferidos
a la Psicología y Medicina conducen a nuevos tratamientos terapéuticos
como “Drama-terapia”, “Risa-terapia”, etcétera.
2) epistemológico. La transferencia de métodos de la lingüísti-
ca en el campo semiótico ha propiciado significativos análisis, como dan
cuenta las aportaciones de Tadeusz Kowzan (1992) y Erika Fischer-Lich-
te (1999) en cuanto al signo teatral.
3) generación de nuevas disciplinas. Por ejemplo, la transferencia
de métodos del teatro en el campo de la danza dio origen a la danza-teatro.
Del mismo modo que la multi, la interdisciplinariedad desbor-
da las disciplinas, sin embargo su finalidad queda inscrita en la investiga-
ción disciplinaria e, inclusive, contribuye al aumento de disciplinas. La
Transdisciplinariedad, en cambio, pretende sentar las bases de un nuevo
paradigma científico y, a diferencia de la investigaciones de carácter dis-
ciplinario que conciernen en la mayoría de los casos a un solo nivel de
realidad, propone transitar libremente por diferentes niveles que —en el
plano social— son: el individual, de comunidades geográficas o históricas
(familia, nación), planetario, de comunidades en el ciber-espacio-tiempo
y el cósmico (Nicolescu 2009b, 52). Esto es posible por la “actitud trans-
disciplinaria” basada en el rigor, apertura y tolerancia que da por resul-
tado la Verticalidad cósmica y consciente —no solo la verticalidad que
otorga la ley de gravedad. Con esta verticalidad los proyectos podrán ser

104
viables y sostenibles.
Después de ese recorrido por las distintas etapas de la humani-
dad se observa que: en la Premodernidad el Sujeto permanece inmerso en
el Objeto; en la Modernidad Sujeto y Objeto están totalmente separados,
mientras que en la Posmodernidad el Sujeto está más presente en compa-
ración con el Objeto, mientras que en la Transdisciplinariedad el Sujeto
y el Objeto están unidos por el Tercero Oculto, por eso es Cosmoderna
(Nicolescu 2014) y aspira al “Rencantamiento del mundo”.63
Para quienes vivimos en Latinoamérica y hemos intentando
conciliar —según Ruy Pérez Tamayo64— “los tres antecedentes de nues-
tra cultura: griego, judío e indígena mesoamericano” (2012, 16), nos es
más accesible comprender y asumir lo que significa la Cosmodernidad:
que toda entidad en el universo se define por su relación con otras enti-
dades.65 Por lo tanto el imperativo ético de nuestra era es la unión entre
todos y con todo (Nicolescu 2014, 213). La alquimia cosmoderna puede

63 Resulta interesante cómo en el ámbito de la “Estética de lo performativo”


Erika Fischer-Lichte hace alusión también a la urgencia del “Reencantamien-
to”:
“Nos hemos acostumbrado a entender que el uso de pares conceptuales anti-
téticos es garantía de un proceder racional que se corresponde con el desen-
cantamiento del mundo llevado a cabo por la Ilustración, y a que ese proceder
es el que mejor describe aquél proceso. Consecuentemente es oportuno para
entender el proyecto de una Estética de lo performativo —que desintegra pre-
cisamente tales dicotomías y que, en vez de proceder argumentalmente con un
`lo uno o lo otro´, lo hace con `tanto uno como lo otro´— como una tentativa
de “reencantamiento del mundo”, como una intención de volver liminares las
fronteras establecidas en el siglo dieciocho” (2011, 404 -405).
64 Ruy Pérez Tamayo (1924, Tampico, Tamaulipas). Médico patólogo e inmu-
nólogo, investigador, divulgador de la ciencia y académico mexicano. Es miem-
bro de la Academia Mexicana de la Lengua y de El Colegio Nacional. Fue Pre-
mio Nacional de Ciencias y Artes en 1974.
65 Cfr. Nicolescu, 2014. El autor retoma el concepto de “Cosmodernidad” del
libro de Christian Moraru cosmodernism: American Narrative, late Globaliza-
tion, and the New Cultural Imaginary (2011).

105
entonces transformar, cual diosa Tlazoltéotl, 66 la inmundicia en oro.

Transdisciplinariedad: ciencia y arte de tender puentes


La Transdisciplinariedad es complementaria al enfoque disciplinario,
hace brotar de la relación entre disciplinas nuevos datos que las articulan
entre sí y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y de la realidad. Sin
buscar el dominio de muchas disciplinas, se interesa por abrirlas a aquello
que las atraviesa y excede, es decir a reconocer lo que tienen en común y
ve las diferencias como contradicción superable.
La Transdisciplinariedad puede reconocerse como “Ciencia y
Arte de tender puentes” para una mejor comprensión entre personas y
una mejor relación con la naturaleza.
Hasta ahora el mayor problema del conocimiento ha sido su
parcelación disciplinaria que ha producido múltiples deformaciones. Por
eso, en la perspectiva de una transformación en la manera de conocer y
ante la emergencia del Sujeto transdisciplinario es urgente modificar ese
enfoque y, en el marco del diálogo de saberes, prepararnos para un nuevo
nacimiento.
La Transdisciplinariedad es una propuesta epistemológica en
cuyos principios se vislumbra el advenimiento de un ser humano capaz
de contender con todo aquello que está entre, a través y más allá de lo
que se ha considerado como realidad. Para comprenderla en su amplia
dimensión revisaremos lo que Basarab Nicolescu, su más vehemente im-
pulsor, plantea como respuesta al estado actual de la humanidad: primero
hace un recorrido desde los antecedentes de su propuesta metodológica
de investigación transdisciplinaria, hasta llegar a sus tres principios fun-
damentales67 que son: Niveles de realidad (ontológico), Tercero Incluido

66 Diosa del panteón azteca, devoradora de las inmundicias, considerada tam-


bién patrona de los médicos y las parteras.
67 Basarab Nicolescu ha llamado “axiomas” o “postulados” lo que para nosotros
son principios fundamentales.

106
(lógico) y Complejidad (epistemológico). En El Manifiesto de la Trans-
disciplinariedad hace la contextualización de esta perspectiva y explica su
amplio campo de aplicación. En su edificación, dice, se encuentran las
dos grandes revoluciones del siglo XX: cuántica e informática que han
modificado el rostro del mundo aunque, paradójicamente, hoy, a pesar
del crecimiento sin precedente del conocimiento en la historia humana,
conocemos más sobre lo que hacemos y comprendemos menos quiénes
somos (2009a, 13). Por eso nuestro reto es trabajar por el autoconoci-
miento, más aún cuando por el desarrollo de la tecnociencia se corre el
riesgo de la destrucción espiritual de la especie, cuando puede ser usada
a su favor.
La “actitud transdisciplinaria” implica capacidad individual o social
de mantener una orientación constante ante cualquier situación de la
vida. Si esto se hace en los niveles de realidad se garantiza una efectividad
de nuestra acción en el mundo y en la vida colectiva, en tanto que si se
hace en los niveles de percepción se garantiza una afectividad que asegura
la unión entre uno y otro. Se armonizan así Sujeto y Objeto, espacio ex-
terior de la efectividad y espacio interior de la afectividad.
Es precisamente debido a la falta de este acuerdo que se ha produ-
cido, según Nicolescu, “la disolución de la sociabilidad, la degradación
de los lazos sociales, políticos e internacionales, la violencia creciente en
las megalópolis, el refugio de los jóvenes en el capullo de las drogas y de
las sectas, y las masacres perpetuadas sin cesar” (2009a, 65). La alterna-
tiva entonces es la feminización del mundo, “lo que podría dar vida a los
nexos sociales que tan cruelmente faltan hoy día” por el predominio de
la visión masculina, cuya manifestación más evidente y más extrema es
la aparición, en todos los niveles de la vida social, del culto a la persona-
lidad.68
68 “La manifestación más evidente y más extrema de la masculinización de
nuestro mundo es la aparición a todos los niveles de la vida social del culto de
la personalidad.La máscara deviene más importante que el rostro. El desacuer-

107
Estar a favor o en contra de una posición —que aviva diferencias,
más que semejanzas— es una trampa en la que nos hacen caer posiciones
dogmáticas y totalitarias y que se pueden evitar uniendo el pensamiento
a la propia experiencia de vida. De este modo “Un verdadero diálogo no
puede ser sino transdisciplinario, fundado sobre las pasarelas que unen,
en su naturaleza profunda, los seres y las cosas” (2009a, 68).
La ciencia moderna, desde Galileo, entronizó a la física clásica y a
sus conceptos claves: continuidad,69 causalidad local y determinismo. Esta
visión se alteró con la mecánica cuántica de Max Planck70 para quien la
energía tenía una estructura discreta y discontinua; apareció por lo tanto
un nuevo tipo de causalidad denominada global en el nivel de lo cuántico,
nivel de lo infinitamente pequeño y lo infinitamente breve. Otra noción
clave es la de no-separabilidad que indica que dos objetos que interactúan
permanecen unidos aun y cuando se encuentren en “galaxias” diferentes
(2009a, 21). De este modo, el determinismo resultaba insostenible ante la
ampliación de campos de verdad y de realidad. En su lugar se comenzó a
hablar de “aleatorio cuántico” y de “indeterminismo”.
Rigor, apertura y tolerancia son los tres rasgos fundamentales de
la actitud transdisciplinaria. Rigor exige precisión del lenguaje en la ar-
gumentación fundada sobre el conocimiento vivo, interior y exterior. Es
do constante entre la vida individual y social produce múltiples personalidades
de un solo y mismo ser. Las contradicciones y los conflictos entre las diferen-
tes personalidades de una sola y misma persona conducen a la disolución del
Ser interior, quien no se reconoce más que en sus múltiples máscaras. En estas
condiciones, ¿cómo puede uno imaginar un nexo social viable? Cuando una
persona habla a otra, ¿podemos saber cuáles son las máscaras que se hablan?”
(Nicolescu 2009a, 64-68).
69 Todo fenómeno físico obedece a una cadena continua de causas y efectos:
dos puntos separados por una distancia en tiempo y espacio están unidos por
una cadena de causas y efectos (Nicolescu 2009a, 17).
70 Max Planck (1858-1947) Físico-matemático alemán considerado como el
fundador de la teoría cuántica y galardonado con el Premio Nobel de Física en
1918.

108
resultado de una permanente investigación. Apertura es aceptación de lo
desconocido, lo inesperado y lo impredecible. Tolerancia resulta de acep-
tar la existencia de ideas contrarias a los principios fundamentales de la
Transdisciplinariedad (2009a, 87-89).
Como ya se indicó, uno de los pilares de la Transdisciplinariedad
es el de niveles de realidad al que se agrega el de niveles de percepción,
ambos complementarios, pues hay un riesgo si se reconoce únicamente
parte del tinglado de esta metodología, esto es, si se reconocen unos y se
pasan por alto otros.
Esta dificultad es inherente al funcionamiento de nuestro cere-
bro, según nos muestra el estudio realizado por MacLean71 (1990) donde
describe al subsistema del neocórtex (neopallium) que sirve a las funcio-
nes “intelectuales” (1990, 5), orientado primordialmente al mundo externo.
La introspección necesaria para mantener un equilibrio entre
Objeto transdisciplinario y Sujeto transdisciplinario (ver diagrama de la
pag. 211) no es un asunto que suceda en forma inercial con el formato de
la Epistemología vigente que dificulta la comunicación entre los expertos
de diferentes disciplinas, porque su formación va creando cotos de poder
donde no se tolera intromisión alguna de neófitos en el asunto. Las dife-
rentes jergas disciplinarias van creando un mundo víctima de incomuni-
cación, la Torre de Babel es una muy buena metáfora de nuestra realidad
actual, estamos, de hecho, “babelizados”.
El extremo de esta babelización es apreciable cuando, por ejem-
plo, un especialista en virus de la influenza descalifica la opinión de los
biólogos moleculares o de quienes están investigando en Biología sisté-

71 Paul MacLean (1913 –2007). Médico norteamericano y neurocientífico


hizo contribuciones significativas en los campos de la psicología y la psiquiatría.
Su teoría evolutiva del cerebro triúnico propone que el cerebro humano es en
realidad tres cerebros en uno: el reptiliano o instintivo, el límbico, donde se al-
macena recuerdos y emociones y el neocórtex correspondiente a la razón. Cada
uno tiene sus propias lógicas de funcionamiento.

109
mica. El problema aumenta considerablemente cuando un humanista y
un investigador en ciencia, denominada dura,  tratan de comunicarse se-
riamente en un asunto que parecería común.
Los asuntos de beneficio común ¿tienen algo que ver con noso-
tros, los humanos? Un físico cuántico se planteó como tema de reflexión
la pregunta profunda y válida de ¿qué es la vida? Erwin Schödinger72 se
comprometió en un asunto de biólogos, ¿se trató de una impertinencia?
Si el asunto es de interés humano no importa la disciplina en la cual uno
esté entrenado. La respuesta que cada uno dé a esta cuestión dependerá de
su experiencia y de su comprensión, que no son la misma cosa. Se puede
conocer mucho, estar tan informado como una enciclopedia y compren-
der poco; por otro lado, sin tener muchos datos se puede lograr una com-
prensión importante.
Para quien comprende sin el saber teórico correspondiente pu-
diera resultar difícil comunicar la experiencia de su comprensión, sobre
todo si el interlocutor desprecia opiniones de quien desconoce los con-
ceptos con que se identifica el asunto en cuestión. Así, tender puentes en-
tre diferentes saberes es un asunto de relevancia para preservar al género
humano.
De cara a este problema han aparecido alternativas que preten-
den constituirse en puentes de comunicación. La problemática no se ha
resuelto, en gran medida, por soberbia humana y por un afán de com-
petición que parece no tener fin, así que la solución para tender puentes
empieza, como ya expusimos, desde el autoconocimiento y al reconocer

72 Erwin Schödinger (1887, Erdberg-1961, Viena). Físico que realizó impor-


tantes contribuciones en los campos de la mecánica cuántica y la termodiná-
mica. Recibió el Premio Nobel de Física en 1933 por haber desarrollado la
ecuación de Schrödinger. Tras mantener una larga correspondencia con Albert
Einstein propuso el experimento mental del gato de Schrödinger que mostraba
las paradojas e interrogantes de la física cuántica.

110
el valor relativo de los conceptos, esto es, establecer una semántica menos
totalitaria.
Los expertos en economía hablan un lenguaje muy diferente al
de los especialistas en la psique humana que es, inclusive, ajeno al de los
filósofos quienes, generalmente, tampoco se interesan en Biología o en
Química, el asunto queda claro: la comunicación entre especialistas se
circunscribe al campo de su propia área de saber. De hecho, en un foro
de expertos en Medicina difícilmente se permitirá opinar a un ingeniero
electrónico. Este es solo un ejemplo de lo que sucede en todos los foros
de especialistas.
La situación, pues, es un “fruto” que no habla bien del “árbol”
que lo produce. La convicción que algunos tenemos es que hay necesidad
de una visión capaz de mirar al interior de las diferentes disciplinas, pero
también a través e inclusive más allá de ellas. Así es como surge la llamada
visión transdisciplinaria, que si bien puede considerarse un nuevo para-
digma es más que eso.
La visión transdisciplinaria se apoya en un sistema que integra
las partes sin descomponer el problema en fragmentos manejables para
su manipulación, este procedimiento revela el reduccionismo para hacer
ciencia. Aunque reconocemos las significativas contribuciones que ésta
ha hecho a la humanidad.
La estrategia propuesta por la Transdisciplinariedad inicia con el
reconocimiento de lo que la “cultura” ha hecho de nosotros. La relación
entre los diferentes campos del saber es un asunto complejo, porque parte
de nuestra cultura nos ha hecho muy difícil —a veces imposible— estar
abiertos para compartir y nos ha convertido en seres aislados que preten-
den implantar su visión y asumir una conducta hegemónica, cuando el
propósito tendría que ser el conocimiento dinámico de la realidad.
Entonces, el acceso a la Transdisciplinariedad empieza con la
aceptación de nuestras limitaciones que han hecho fracasar tantos inten-

111
tos interdisciplinarios y multidisciplinarios.
Cuando se inicia cualquier proyecto es necesario conocer los in-
gredientes que lo conforman: ¿cómo es que actúan en su relación con
otros? Uno de los ingredientes más desconocidos es el de nosotros mis-
mos que nos asumimos como algo conocido, cuando lo ignoramos casi
por completo. Esta visión corta persiste en quienes nunca ha tomado en
serio la recomendación de los sabios de todas las culturas quienes señalan
el conocimiento de uno mismo como una meta que marca la diferencia en-
tre saber y comprender, entre ser conocedor y ser sabio.
Las decisiones tomadas por quienes desde el poder y en cual-
quier nivel de autoridad responden exclusivamente a intereses económi-
cos resultan, en la mayoría de los casos, inadecuadas, porque el problema
requiere de una comprensión más amplia que una visión de “especialista”.
La Transdisciplinariedad aparece entonces como puente para
unir lo que la ciencia moderna separó: sobre todo al Sujeto del Objeto;
para ligar lo opuesto, acercar lo distante, superar lo contradictorio y en-
lazar lo antagónico.
Es un deseo profundo que para el bien del género humano todo
lo que fue separado sea comprendido como componente del amplio cam-
po de producción de saber.

112
Metodología Transdisciplinaria
El estudio y práctica de la Metodología transdisciplinaria emerge como
una respuesta  al estado actual de la sociedad y el conocimiento, ámbitos
separados cuando tendrían que estar entrelazados.
La Metodología transdisciplinaria atiende aspectos soslayados por
las disciplinas en cuanto a la relación Sujeto/Objeto, por ello puede servir
a cualquier profesionista interesado no en el dominio de todas las disci-
plinas sino en trascender los límites de su especialización. No se opone al
pensamiento disciplinario pues integra ambas metodologías y ofrece he-
rramientas para hacer un uso adecuado de los conocimientos disponibles,
con el propósito fundamental de servicio a la humanidad.
En la Metodología transdisciplinaria duda y ambivalencia to-
man un sitio preponderante y la verdad se reconoce como inalcanzable
a través de una sola disciplina, sin puente entre ellas. Por ello la Transdis-
ciplinariedad está entre, a través y más allá de las disciplinas y nos invita a
pasar del nivel de discernimiento informativo a un nivel de comprensión,
donde el Sujeto empieza a reaparecer porque en ese nivel se unen cono-
cimiento y Ser.
El propósito no debería ser inventar leyes para gobernar al mun-
do, más bien de descubrirlas, pues si entendemos por mundo todo lo
que está fuera y es independiente de nosotros estaremos excluyendo las
variables que marcan una diferencia entre vivir la vida o transcurrir sim-
plemente. El Sujeto tiene que hacerse uno con el Objeto sin conformarse
con el entendimiento previamente adquirido.
Es indispensable tratar de compensar el desequilibrio entre el de-
sarrollo exterior e interior del Ser por su propio bien y para restablecer
condiciones humanas en el planeta. Así, el camino transdisciplinario
surge como una alternativa para lograrlo. El concepto de desarrollo in-
terior incluye aspectos subjetivos tales como: sensaciones, percepciones,
imágenes, deseos, propósitos, pensamientos, emociones y otras impresio-

113
nes del ámbito de la intuición, generalmente ignoradas o explícitamente
eliminadas de cualquier consideración que pretende objetividad. Esto
corresponde a la tradición científica vigente, que lejos de haber sido erra-
dicada continúa en su pretensión por encontrar todas las soluciones para
dominar la naturaleza.
Sin embargo, durante el siglo XX ocurrió una transformación sus-
tancial de las concepciones de ciencia y conocimiento cuando, al sueño
einsteiniano de un universo que obedece a una ley determinista se opu-
sieron, primero, la mecánica cuántica y, después, la complejidad física del
caos organizador (Morin 1999, 45-83); cuando a la certeza del positi-
vismo lógico se enfrentaron todas las incertidumbres positivas y lógicas.
El paradigma que dominó los saberes científicos desde el surgimien-
to de la ciencia moderna fue confrontado por modelos, enfoques y pos-
tulados no reduccionistas para estar en concordancia con un universo
donde existen y se hacen explícitas las inconsistencias, contradicciones,
antinomias y paradojas pues el problema crucial era y sigue siendo gene-
rar una nueva manera de mirar al mundo y, por ende, a nosotros mismos:
una visión capaz de retener los lazos, interacciones e implicaciones mu-
tuas, los fenómenos multidimensionales, las realidades a la vez solidarias
y conflictivas.
Esta nueva manera de ver y entender el mundo implicó poner en
crisis antiguos pensamientos, conceptos, técnicas y valores compartidos,
avalados y utilizados por comunidades científicas. Una nueva epistemolo-
gía se gestaba con la Teoría General de Sistemas, la Cibernética, el Cons-
tructivismo y Construccionismo, las Ciencias de la Cognición y más tar-
de el Pensamiento Complejo y la Transdisciplinariedad que irrumpieron
para generar una nueva concepción del ser humano, una nueva manera de
entender la realidad y el conocimiento mismo.
Esta naciente Epistemología empezó a generar una nueva ma-
nera de conocer el conocer del conocimiento (Morin 2006a). Lo que en el

114
paradigma de la Modernidad se tradujo en una anomalía, en una contra-
dicción y en un signo de error del pensamiento, en el paradigma emergen-
te se vio como una crisis, una bifurcación, como posibilidad de nuevos
caminos. Por ejemplo la unidireccionalidad causa/efecto se confrontó
con la circularidad que propone que el efecto retroactúa sobre la causa.
El concepto de retroalimentación surgió como una unidad de interacción
en un sistema donde el observador es un Sujeto participante en el proceso
del que antes era ajeno, en aras de objetividad.
Un paradigma científico se conforma constantemente —y en su
construcción convergen todas las áreas disciplinarias— de modo que las
sucesivas transiciones de un paradigma a otro es el patrón del desarrollo
usual de la ciencia madura. El fracaso de las reglas existentes, dice Khun73
(2006), es lo que sirve de preludio a la búsqueda de otras nuevas. La teo-
ría nueva es una respuesta directa a la crisis, síntoma que demuestra la
inconmensurabilidad de dicho paradigma. De manera que las anomalías
inherentes son el preludio y la crisis es condición previa, necesaria para el
nacimiento de nuevas teorías.
Hablar sobre aquello que se investiga revela la manera de cono-
cer del que describe, en este caso, los nuestros; por ende, la coyuntura
de un nuevo paradigma nos sitúa dentro de él para, desde ahí, invitar al
lector a involucrarse activamente en esta construcción del hacer haciendo.
De inicio, percibimos cómo el nuevo paradigma construye con-
juntamente un mayor compromiso en la enunciación de los postulados.
Poco a poco, desde esta posición, el saber transita entre interacciones y
cogniciones que se influyen recursivamente. Hoffman lo expresó con
claridad: “La Epistemología de este pasaje es circular, no lineal. Es mul-
tifacética y, por tanto, sistémica. No coloca una parte sobre otra, por lo

73 Thomas Khun (1922 Cincinnati – 1996, Cambridge). Físico, historiador y


filósofo de la ciencia. Conocido por su contribución al cambio de orientación
de la filosofía y la sociología científica en la década de 1960. Su obra más desta-
cada es: La estructura de las revoluciones científicas.

115
que no es dualista. No hace fragmentos de la ecología y por tanto es ho-
lista. Relaciona al espectador de un periodo con el espectador de otro, y
por tanto es recurrente. Y es evolutiva porque pone en relieve un cambio
hacia una mayor complejidad entre estos distintos tiempos” (1990: 323).

Epistémico y Epistemología compleja


Paul Mac Lean acuñó el concepto epistémico para tratar explícitamente lo
subjetivo. Su estudio utilizó todos los campos de conocimiento que refle-
jaban la condición humana, fundamentalmente en las ciencias relaciona-
das con la Psicología, el cerebro y sus funciones, donde la Biología mole-
cular ha aportado novedades tan importantes como el planteamiento de
la Dra. Candace B. Pert (1999), quien encontró que muchos péptidos re-
ceptores —que se consideraba estaban confinados en el cerebro— fueron
encontrados en células del sistema inmune. La implicación fundamental
es haber encontrado evidencia de la inteligencia innata de nuestro sistema
inmune en el cuerpo.
Los campos epistémico y epistemológico son idénticos para MacLean,
quien nos señala que la diferencia es solo en el punto de vista.
Lo epistémico representa el punto de vista subjetivo y su acerca-
miento es de adentro hacia fuera, mientras que la Epistemología repre-
senta el punto de vista del acercamiento científico de afuera hacia aden-
tro. Las dos son inseparables, nos dice MacLean, mientras lo epistémico
es nuclear a lo epistemológico, la Epistemología envuelve a lo epistémico.
Entonces podrá nombrarse epistémico al conjunto de conocimientos de
las distintas disciplinas que involucran al Sujeto. Con este planteamiento
MacLean se convirtió en precursor del enfoque que incorpora al Sujeto.
En el prólogo de su libro (1990) hace referencia a que en Protágoras74
Platón (1994) nos recuerda las dos famosas inscripciones en el templo de

74 Protágoras (485 a. C.-411 a. C. Abdera). Sofista griego experto en retórica.


Se dedicó a promover el correcto uso de las palabras u ortoepía.

116
Apolo en Delfos: “Conócete a ti Mismo” y “Nada en Exceso”.
La Epistemología compleja es una Epistemología de amplio ran-
go —más allá del sentido estricto que la ve como estudio del conjunto de
reglas metodológicas o condiciones que determinan lo científico— que
abarca desde una crítica a la racionalidad moderna hasta a las Ciencias
cognitivas y, por lo mismo, constituye una metodología basada en el re-
conocimiento del Sujeto y del contexto.
Si en la transrealidad o realidad transdisciplinaria (Nicolescu 2014,
210) Sujeto y Objeto están interconectados y es posibile transitar por di-
versos niveles de realidad preguntamos: ¿Cómo conocerla? Y como res-
puesta brota: con una estrategia metodológica de igual capacidad a la de
la ciencia moderna, con una eficiente organización del saber, solo que, a
diferencia de ella, éste conocimiento será en vivo, no in vitro.
La Metodología transdisciplinaria aclara que, pese a la crisis que
hoy amenaza nuestra supervivencia hay esperanza de salir adelante en
tanto seamos capaces de un nuevo nacimiento para colocar la dignidad
humana por encima de todas las cosas. Se requiere para ello una evolu-
ción del conocimiento en todos los campos: Ciencia, Técnica, Educa-
ción, Arte y una comprensión abierta de la realidad que, por lo tanto, se
convierte en transrealidad.
En el Seminario ofrecido por Basarab Nicolescu en Xalapa, en
febrero de 2015 en la Universidad Veracruzana, tuvimos ocasión de en-
trar en “El valle del Asombro”75 y conocer a profundidad y de manera
directa el enfoque de dicha metodología con sus tres principios funda-
mentales: Ontológico o de niveles de realidad; Lógico que, diferente al
aristotélico del tercero excluido, plantea la lógica del Tercero Incluido; y
Epistemológico, por el cual la complejidad y no el reduccionismo a ul-
tranza —porque aun en ésta propuesta hay reduccionismo, o más preci-

75 Recomendamos la lectura de Farid Udin Attar, La conferencia de los pájaros


(1978).

117
samente trans-reduccionismo— se convierte en herramienta de análisis
pertinente.
Las ideas que conforman esta metodología desarrollada por
Nicolescu se aquilatarán mejor si, como sugirió, podemos escuchar sin
juzgar, empezando a tomar consciencia de los procesos epistemológicos
enquistados en nuestra psique y que nos hacen juzgar mecánicamente
todo cuanto aparece, evitando la necesaria relación a nivel de comunión
con el saber.
En los principios que conforman esta metodología se pueden
encontrar los elementos que permiten reconocer que el conocimiento
precisa del autoconocimiento, pues el rigor de una investigación en vivo
nos obliga a estar en un nivel de atención que no puede aparecer automá-
ticamente, con solo acumular datos.

Una nueva forma de contactar con la realidad.


Los tres principios76
Principio Ontológico: niveles de realidad
Para explicar el principio Ontológico hay que distinguir, primero, qué se
entiende por real y qué por realidad: “real es lo que es. No se le puede
agregar nada más —si se le agrega deja de ser real, se convierte en reali-
dad—. La realidad77 es lo que resiste a nuestras experiencias, representa-
ciones, descripciones, imágenes y hasta nuestras formulaciones matemá-
ticas, es accesible a nuestro conocimiento” (Nicolescu 2011, 16).
Otra importante distinción es entre niveles de realidad del Objeto en
correspondencia con los distintos niveles de realidad del Sujeto también
identificados como niveles de percepción. Esta es una situación evidente
pues el mundo atómico posee diferentes formas de manifestarse a las del

76 Para tener mayor claridad en cuanto al modo de manifestación de los tres


principios y del Tercero Oculto sugerimos remitirse al diagrama de la página
211.
77 Las cursivas son nuestras.

118
mundo macro, aunque existen excepciones como la superconductividad.
La diferencia de niveles también está entre lo material y lo nouménico, así
mismo existen diferentes niveles de percepción en un solo nivel de reali-
dad, dependiendo tanto de las capacidades adquiridas como de la propia
sensibilidad.
La realidad reducida al Sujeto ha engendrado las sociedades tradi-
cionales, que han sido barridas por la Modernidad. La realidad reducida
al Objeto conduce a sistemas totalitarios. La realidad reducida a lo sa-
grado conduce a los fanatismos y a los integrismos religiosos (Nicolescu
2009a, 56). Una sociedad viable requiere la unión equilibrada de Sujeto,
Objeto y Tercero Oculto las tres caras de la transrealidad.
Nivel de realidad, dice Nicolescu, es un sistema que es invariable se-
gún ciertas leyes y donde hay una discontinuidad entre las leyes y concep-
tos generales como los de continuidad, causalidad y determinismo de la
ciencia moderna (2009a, 23).
En esta visión transdisciplinaria para que Sujeto y Objeto pue-
dan comunicarse tienen que atravesar la zona de no Resistencia, que
corresponde al Tercero Oculto. Esta zona de no Resistencia significa que
nuestro conocimiento es limitado, es decir, nuestros órganos de los senti-
dos están limitados por el número de conexiones de células.
En la Transdisciplinariedad no hay jerarquías entre ciencias, dis-
ciplinas, culturas, religiones. Todas están situadas en el mismo rango.
La intercomunicación, al mismo tiempo, de un nivel de realidad
del Objeto con otro nivel de realidad del Sujeto, puede producir como
resultado al Tercero Oculto en una lógica de tiempo y movimiento; el Ter-
cero Incluido debe estar en todo momento implicado, sin embargo solo
aparecen en otro nivel de realidad.
Las leyes de la física que estudian al átomo difieren de las leyes de
la física del mundo visible, y siempre queda una duda ¿de qué manera las
leyes de lo más pequeño influyen en el mundo macro, éste que podemos

119
detectar con nuestros sentidos? En el misterioso mundo del átomo estu-
diado por la física cuántica encontramos que lo más pequeño que existe
no se puede definir como un corpúsculo ni como una onda.
La dualidad onda-corpúsculo, también llamada onda-partícula,
resolvió una paradoja aparente, demostrando que luz y materia pueden
poseer a la vez propiedades de partícula y propiedades ondulatorias: el
quantum.
De acuerdo con la física clásica existen diferencias entre onda y
partícula. Una partícula ocupa un lugar en el espacio y posee masa, mien-
tras que una onda se extiende en el espacio caracterizándose por tener una
velocidad definida y masa nula.
Actualmente se considera que la dualidad onda-partícula es un
concepto de la mecánica cuántica, según el cual no hay diferencias fun-
damentales entre partículas y ondas pues una y otra pueden comportarse
indistintamente. En cambio, de acuerdo al axioma del tercero excluido
—del que se hablará en el siguiente principio Lógico— no cabe que algo
pueda ser ambas cosas, finalmente se piensa que el observador tiene que
ver con el asunto: si lo ve como partícula o corpúsculo eso será, si lo ve
como onda, o sea sin materia y ocupando espacio, así será.
Esta paradoja existirá mientras ignoremos, como propone el
doctor en física Amit Goswami, que: “El universo existe como un poten-
cial sin forma en una miríada de posibles ramificaciones en el dominio de
lo trascendente y se manifiesta solamente cuando es observado por seres
conscientes” (1995, 141). Esta declaración se encuentra en su libro “The
Self Aware Universe” (El universo que se reconoce a sí mismo), el título
es muy atractivo porque nos sugiere un universo consciente, que es parte
central de convicciones místicas, así que está dando un gran paso para
reconciliar física y religión —sin que esto se refiera a ninguna religión en
particular.
Amit Goswami, connotado físico, extrapola con esta declara-

120
ción aquella famosa paradoja de Schödinger, en la que un gato dentro de
una caja está sujeto a la eventualidad de que un sistema que arranca con
el movimiento de una partícula mataría al gato, no obstante las posibili-
dades de que esto suceda son del 50%, así que el gato, desde el punto de
vista de las probabilidades y según perspectiva de la mecánica cuántica
está vivo y muerto, y solo estará vivo o muerto cuando un individuo cons-
ciente abra la caja. La duda quedará resuelta y la pregunta será colapsada
con una verdad constatable.
Así, dice Goswami, la caja del universo es abierta por los seres
conscientes. Él rechaza una contradicción entre los mitos creados por
humanos —encontrados en el libro del Génesis de tradición Judío/Cris-
tiana, en los Vedas de tradición hindú y en otras muchas tradiciones reli-
giosas que señalan que el cosmos fue creado para el beneficio del huma-
no— y la visión de la física cuántica. Mas bien los encuentra compatibles.
Nos recuerda que muchos de los malos entendidos son resul-
tado de que tendemos a olvidar lo dicho por Albert Einstein78 a Wer-
ner Heisenberg:79 lo que vemos depende de las teorías que usemos para
interpretar nuestras observaciones (http://www-personal.umich.edu/~-
sanders/214/other/news/Holton.html).
Estas declaraciones parecen devolvernos lo que Copérnico80
78 Albert Einstein (1879, Ulm–1955, Princeton). Físico alemán de origen ju-
dío, nacionalizado suizo y estadounidense. Es considerado como el científico
más conocido y popular del siglo XX. Conocido por: Teoría de la relatividad
que engloba a la teoría de la relatividad general y a la teoría de la relatividad
especial, Movimiento browniano, Efecto fotoeléctrico. Premio Nobel de Física
(1921).
79 Werner Heisenberg (1901, Wurzburgo –1976, Múnich). Físico alemán.
Conocido sobre todo por formular el principio de incertidumbre, una contri-
bución fundamental al desarrollo de la teoría cuántica fue galardonado con el
Premio Nobel de Física en 1932.
80 Copérnico (1473, Toruń–1543, Frombork). Astrónomo del Renacimiento
que formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar, concebida en primera ins-
tancia por Aristarco de Samos. Su libro De revolutionibus orbium coelestium sue-

121
nos quitó cuando nos descubrió que no somos el centro del universo y se
empezó a ver la salida y la puesta de sol con otros ojos. Solo que ahora,
además de los humanos, todos los seres vivos resultamos beneficiados de
esta visión cósmica —pues es de suponerse que en los miles de millones
de posibilidades de vida consciente en este maravilloso universo que se
expande, habrá algunos seres conscientes como receptores que pudieran
colapsar esta realidad inconmensurable—.
Los niveles de realidad están separados por abismos cualitativos
que solo pueden salvarse gracias a la consciencia. El primero de ellos es el
que aparece entre “nada” y materia inanimada. ¿Por qué existe algo, más
bien que nada? Desde el punto de vista estadístico las posibilidades de
que “algo” exista son exorbitantemente mínimas.
El segundo abismo corresponde al que se despliega entre materia
viva y lo inerte. ¿Cómo puede explicarse el misterio de la vida? Por azar
es prácticamente imposible ¿átomos que forman moléculas que química-
mente la crean a partir de lo inerte? Impensable.
Un tercer abismo corresponde al despertar de la autoconscien-
cia, darnos cuenta de nuestro Ser le da nacimiento. ¿Cuándo y cómo
surge esta capacidad? ¿Cómo puede adquirir consciencia de sí mismo un
conjunto de sangre, carne y huesos? Hay más: los niveles de darse cuenta
son una realidad que dificultan la comunicación en los términos del dis-
curso verbal o escrito. Así que la realidad en vida dependerá del nivel de
consciencia.
Los niveles de Realidad —a los que corresponden potencial-
mente los niveles de Percepción— pueden ser concebidos como incon-
mensurables si, al mismo tiempo, aceptamos, por ejemplo, expansión del
universo y lógica dual de la coexistencia de partícula y onda en el nivel
subatómico.
le ser considerado como el punto inicial o fundador de la astronomía moderna,
además de ser una pieza clave en lo que se llamó la Revolución Científica en la
época del Renacimiento.

122
De acuerdo a la “hipótesis de trabajo” de Oppenheim81 y Putnam82
(1958, 3-36), definida por los universos de discurso para diferentes ramas
de las ciencias éstos se pueden presentar en una jerarquía de niveles, a saber:
6. Grupos sociales
5. (Multicelular) entidades vivientes
4. Células
3. Moléculas
2. Átomos
1. Partículas elementales

Además de estos niveles de realidad, también aludimos a la necesidad de


incorporar en nuestra Epistemología al Sujeto en su totalidad, incluyen-
do su cuerpo y emociones, a lo sagrado del mundo de lo noúmenico: al
amor.
La verdad, como absoluto, no existe, solo dentro de coordena-
das definidas —que es conveniente mantener tan amplias como sea posi-
ble— donde se muestra que está hecha de relaciones y movimientos, más
que de definiciones estáticas por naturaleza y que no son lo representado.

Principio Lógico: Tercero Incluido


La lógica dual aristotélica es incapaz de abarcar las características cono-
cidas del mundo atómico por lo que Basarab Nicolescu plantea, como
segundo principio fundamental de su metodología, el uso de la lógica del

81 Paul Oppenheim (1885, Frankfurt am Main-1977, New Jersey). Científico


y filósofo. Gran amigo de Albert Einstein. Publicó con Hempel y Grelling so-
bre filosofía de la ciencia. Es cofundador del Esquema Hempel-Oppenheim, un
modelo deductivo-nomológico.
82 Hilary Putnam (1926, Chicago-2016, Arlington). Filósofo, matemático e
informático teórico estadounidense. Hizo aportaciones destacadas a la filosofía
de la mente, la filosofía del lenguaje, la filosofía de la ciencia y el pragmatismo.

123
Tercero Incluido83 ahora llamada Lógica de Lupasco84-Nicolescu.
En la lógica del Tercero Incluido hay tensión, no contradicción85,
de ahí su complejidad —que incluye simplicidad—. Por eso la lógica del
Tercero Incluido contiene al tercero excluido en situaciones relativamente
simples, no complejas, donde la exclusión ha mostrado, como con el ra-
cismo, sus graves consecuencias, y por un proceso iterativo86 es capaz de
describir la coherencia entre niveles de realidad.
La coexistencia de los mundos cuántico y macrofísico, como hemos

83 El Tercero Incluido une los opuestos A-no A, se ubica en el campo de la lógica,


el Tercero Oculto une Sujeto-Objeto y es a-lógico.
84 Stephan Lupasco (1900, Bucarest-1988, París). Filósofo rumano-francés au-
tor de la lógica dinámica de lo contradictorio fundada en la noción del Tercero
Incluido.
85 “Se perciben los grandes peligros de malentendidos engendrados por la con-
fusión bastante corriente entre el axioma del tercero excluido y el axioma de
no-contradicción. La lógica del Tercero Incluido es no-contradictoria, en el sen-
tido en que el axioma de no-contradicción es perfectamente respetado, a con-
dición de que se ensanche la noción de “verdadero” y “falso” de tal manera que
las reglas de implicación lógica conciernen ya no dos términos (A y no-A) sino
tres términos (A, no-A y T), coexistiendo en el mismo momento del tiempo.
Es una lógica formal, del mismo tenor que toda otra lógica formal: sus reglas
se expresan por un formalismo matemático relativamente simple. Así se com-
prueba por qué la lógica del Tercero Incluido no es simplemente una metáfora
para un adorno arbitrario de la lógica clásica, permitiendo algunas incursiones
aventureras y pasajeras en el dominio de la complejidad. La lógica del Tercero
Incluido es una lógica de la complejidad e incluso quizá su lógica privilegiada, en
la medida en que ella permite atravesar, de una manera coherente, los diferentes
campos del conocimiento” (Nicolescu 2009 a, 29). Y aclara Nicolescu que la
lógica del Tercero Incluido es una lógica Transcategorial “Si la compatibilidad
entre niveles de realidad y Tercero Incluido está fuera de duda, por el contrario,
su unión en una lógica no podrá realizarse en los tipos de lógica conocidos. A
pesar de los esfuerzos hechos el problema sigue abierto” (2009b, 59).
86 Significa el acto de repetir un proceso con la intención de alcanzar una meta
deseada, objetivo o resultado.

124
visto en el apartado anterior, ha permitido transformar lo que se conside-
raba como pares contradictorios mutuamente excluyentes, por ejemplo:
la reversibilidad del tiempo en la microfísica y su irreversibilidad en la
macrofísica. Su unión es uno de los aspectos originados por la conviven-
cia de diferentes niveles de realidad.
Al colocar frente a frente las dos lógicas se observa que los pares
contradictorios mutuamente excluyentes no son tales:

En otros términos, en su acción, la lógica del Tercero Incluido


induce una estructura abierta de la unidad de niveles de realidad. Esta es-
tructura tiene consecuencias considerables para la teoría del conocimien-
to porque indica que es imposible una teoría completa, cerrada.

Principio Epistemológico: Complejidad


La Epistemología que da soporte a esta metodología constituye su tercer
principio: el de complejidad, pues es en los tejidos que componen nues-
tra realidad donde encontraremos la posibilidad de contactar en vivo con
el conocimiento y de trascender el saber para alcanzar un mejor nivel de
entendimiento.

125
La Complejidad, dice Nicolescu, es el tercer factor que da el golpe de
gracia a la visión clásica del mundo (2009a, 31). Señala que las teorías
existentes excluyen las nociones de niveles de realidad y Zona de no-resis-
tencia, las únicas con las que encuentra compatibilidad, son las de Edgar
Morin. Entraremos en ellas y en las de otros pensadores para responder
dos preguntas: ¿cómo logra la Complejidad dar el golpe de gracia a la vi-
sión clásica del mundo? y ¿qué aspectos son compatibles con la Transdis-
ciplinariedad?
La visión clásica del mundo, basada en el pensamiento aristoté-
lico y teología cristiana, se transformó sustancialmente durante los siglos
XVI y XVII; posteriormente, la noción de un universo orgánico, vivien-
te y espiritual fue remplazada por la de un mundo como máquina. De
acuerdo con Berman (2001), en Occidente predominó hasta antes de la
Revolución Científica la visión de un “mundo encantado”, el cosmos era
un lugar de pertenencia, de participación directa, donde el individuo no
era un observador alienado.
Desde el siglo XVI racionalización, cuantificación abstracta y
fragmentación fueron los pilares sobre los que se asentó la visión cienti-
fica y del universo. Como rasgo característico se estableció la separación
del Sujeto que conoce, del Objeto por conocer. Así, la mente cartesiana
fue concebida como un espejo de lo real. Conocer algo, en esa perspec-
tiva, implicaba subdividirlo, cuantificarlo y recombinarlo: preguntarse
únicamente “cómo”, sin adentrarse en el esclarecimiento del “por qué”.
La actividad de la persona como ente pensante —su esencia,
de acuerdo con Descartes87— es puramente mecánica. La mente posee
un método que se confronta con el mundo como objeto separado. En
el paradigma cartesiano mente, como substancia pensante (res cogitante),

87 René Descartes (1596, La Haye en Touraine, Turena – 1650, Estocolmo,


Suecia). Filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la
geometría analítica y filosofía moderna, así como uno de los epígonos con luz
propia en el umbral de la Revolución Científica.

126
corresponde a una categoría independiente del cuerpo como substancia
extendida (res extensa). La escisión mente-cuerpo era verdadera para Des-
cartes en toda percepción y conducta. El modelo de ciencia que se originó
después del Renacimiento generó el desarrollo científico y tecnológico de
los últimos siglos, bajo esta era ocurrió el gran desarrollo de la tecnolo-
gía y de las ciencias aplicadas que fecundó un modelo de civilización con
grandes contradicciones, inseparables del sistema social y político creado
desde la revolución industrial.
Lo que hace que la racionalidad clásica falle ante los aspectos
complejos del mundo físico y ante la Complejidad propia del mundo vi-
viente, explica Morin (2001), reside en el pensamiento simplificante,
desdoblado en el marco soberano de los tres postulados de la lógica iden-
titaria clásica: disyunción/reducción/unidimensionalidad. Precisamente
eso produjo un pensamiento reductor que oculta las solidaridades, inte-
rretroacciones, sistemas, organizaciones, totalidades dando lugar a con-
cepciones parceladas y mutiladas de lo real.
El conocimiento complejo es creado o más bien procesado, por
el Sujeto que asume esa posibilidad sin un plan preconcebido, conside-
rando la contingencia de nuevas formas de observación de un objeto de-
terminado; en cambio, el conocimiento simple se transmite de manera
lineal, objetiva, estructurada, aislada e independiente de toda subjetivi-
dad existente en el nivel de percepción. En consecuencia el pensamiento
complejo establece una relación o nexo estrecho entre Sujeto cognoscen-
te y Objeto por conocer y propone una construcción dinámica y activa
de la realidad.
El “golpe de gracia” que da la Epistemología compleja mantiene
abierta la problemática de la verdad y considera como su ámbito cual-
quier conocimiento, incluyendo el no científico, al igual que el error, la
ilusión o ignorancia.
El pensamiento clásico sostiene una realidad unidimensional,

127
simple. La estructura de niveles de realidad es una estructura compleja.
Cada nivel es lo que es porque todos los niveles existen al mismo tiem-
po. La Complejidad descubre una realidad multidimensional, en la Física
Cuántica muestra su pertinencia:
Por ejemplo, según la teoría de las supercuerdas en la física de las
partículas, las interacciones físicas aparecen como muy simples, uni-
ficadas, y se someten a algunos principios generales si se describen
en un espacio-tiempo multidimensional y en una energía fabulo-
sa, que corresponde a la masa llamada de Planck. La Complejidad
surge en el momento del paso a nuestro mundo caracterizado fa-
talmente por cuatro dimensiones y por energías accesibles mucho
más pequeñas. Las teorías unificadas son muy poderosas en el nivel
de los principios generales y son bastante pobres en la descripción
de la Complejidad de nuestro propio nivel. Algunos resultados
matemáticos rigurosos indican incluso que este paso de una única
y misma interacción unificada a las cuatro interacciones físicas co-
nocidas es extremadamente difícil o imposible. Así, se quedan sin
respuesta una cantidad de preguntas matemáticas y experimentales
de extraordinaria complejidad. En la física contemporánea, la com-
plejidad matemática y la complejidad experimental son inseparables
(Nicolescu, 2009a, 32-33).
Nicolescu nos invita a distinguir entre Complejidad horizontal que co-
rresponde a un solo nivel de realidad —significado horizontal: discipli-
nar— y Complejidad vertical en varios niveles de realidad —significado
vertical: poesía, física cuántica— el significado de significados surge de la
relación Sujeto, Objeto y Tercero Oculto.
En El Manifiesto se afirma que la Complejidad social es muestra
evidente de su pertinencia en todos los campos del saber. Esto fue ocul-
tado por el paradigma de simplicidad basado en el ideal de una sociedad
justa, fundada sobre una ideología científica, de este modo “la creación

128
del hombre nuevo se derrumbó bajo el peso de una Complejidad multi-
dimensional” (Nicolescu 2009a, 34). ¿Cómo se puede soñar en una ar-
monía social fundada sobre el aniquilamiento del Ser interior? Por eso,
en toda su obra, Edgar Morin insiste que el conocimiento de lo complejo
contiene una política de civilización y en este sentido el modelo transdis-
ciplinario de realidad tiene consecuencias importantes.
Complejidad y Transdisciplinariedad comparten su incomple-
tud, su carácter de sistemas abiertos, sus nuevas maneras de conectar las
cosas y ponerlas en contexto, su intención de combinar inocencia con ex-
periencia, de plantear la revolución del Sujeto y una nueva ética : Autoética88
en Morin. La Transdisciplinariedad es una metodología para comprender
la realidad; la Complejidad una estrategia para actuar en el mundo real.

Tercero Oculto
El Tercero Oculto es esencial para unir los niveles espiritual, psíquico, bio-
lógico y físico del Sujeto con los niveles de realidad del Objeto presentes
en la naturaleza y en la sociedad. Así, el conocer se transforma en com-
prensión, o sea, el encuentro del conocer y el Ser que da sentido a la ver-

88 La autoética es en primer lugar una ética de sí a sí, que desemboca natural-


mente en una ética para el prójimo. El Sujeto, sin poder dejar de ser egocéntrico,
debe elaborar un metapunto de vista que le permita objetivarse, considerarse a
sí mismo y actuar pacientemente sobre sí mismo: largo trabajo de aprendizaje y
enraizamiento de la reflexividad. Para ello se hace necesario rehabilitar la intros-
pección. El trabajo de introspección es extremadamente difícil, pues encuentra
innumerables trampas debidas a la complejidad interior de la mente, a sus zo-
nas ciegas y carencias que nos hace indulgentes con nuestros propios errores y
tan severos para con los de los otros, a los mecanismos de autojustificación, a
la self-deception, es decir a la buena mala fe o a la mala buena fe, a la memoria
y al olvido selectivos, a la creencia en pseudo- recuerdos, a nuestra tendencia a
la autojustificación que le traslada siempre al prójimo el error o la falta, al odio
que ciega, a la sentimentalidad que idealiza, al resentimiento injusto (se odia a
aquellos que se ha herido) (Morin 2006b ,101-103).

129
ticalidad humana en el mundo, actitud que aquí entendemos como una
vigilia permanente.
Entre los niveles de realidad por una parte y los niveles de per-
cepción, por otra, existe un “espacio o zona de absoluta transparencia”,
zona de “no resistencia” como espacio de interrelación y cultivo de un vi-
vir entre los universos del Sujeto y el Objeto transdisciplinario. Esta zona
de “no resistencia”, o del Tercero Oculto, corresponde a “lo sagrado” en el
proceso del vivir y el conocer (Nicolescu 2009a, 43-44).
La división ternaria Sujeto, Objeto, Tercero Oculto es diferente
a la partición binaria Sujeto-Objeto de la Metafísica moderna.
Lo “sagrado” puede nacer de lo cotidiano cuando el respeto
a lo que existe es resultado de un acto libre. El Tercero Oculto aparece
solamente mediante la investigación interior, con rigor afectuoso. Este
trabajo se realiza en diferentes momentos y no exclusivamente en los con-
siderados “oportunos” pues entre más inadecuados sean, más pertinentes
serán para poder reconocernos de forma honesta en el constante proceso de
desenmascararnos.
En el campo científico es importante recordar lo que Einstein
dijo con relación a su sentimiento religioso:
un asombro que extasía de la armonía de la ley natural, que reve-
la una inteligencia de tal superioridad que, comparado con ella,
todo el pensamiento sistémico y la actuación de los seres huma-
nos es totalmente un insignificante reflejo. La experiencia más
hermosa que tenemos a nuestro alcance es el misterio. Es la emo-
ción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y de la
verdadera ciencia.Saber que lo que nos es impenetrable a noso-
tros realmente existe, y se manifiesta a sí mismo en la más grande
de las sabidurías y en la más radiante de las bellezas que nuestras
adormiladas facultades pueden comprender solo en sus formas
más primitivas— este conocimiento, este sentimiento, está en el

130
centro de la verdadera religiosidad. En este sentido y solo en este
sentido, pertenezco al grupo de hombres devotamente religiosos
(Einstein, 2000: 10-11).

En esta investigación interior la pregunta, como lo ha expresado


William Segal es: ¿Quién soy yo? Cuando veo mi cara, o de otra persona,
uno se pregunta qué hay detrás de ella. ¿Cuál es ese yo? Nosotros cambia-
mos: en un momento me gusta, en otro me disgusta. Eso es lo que busco,
encontrar qué hay bajo esa superficie, lo que no está sujeto a cambio a
cada momento (1998).

Desarrollar la capacidad de detectar el Tercero Oculto


La Transdisciplinariedad se distingue notablemente de la multi o inter-
disciplinariedad por pretender involucrar más al Sujeto en su relación
con el Objeto —el asunto de estudio o, inclusive, otra persona—.
Esta relación es mudable, aun entre los mismos Sujeto/Objeto:
si ocurre en diferente tiempo/espacio no será, en esencia, el mismo Sujeto
pues siempre estará sometido a cambios fisiológicos y psíquicos que ocu-
rren a cada momento. El Objeto podrá tener pocos cambios, sobre todo si
se trata de algo material, mas al considerar que en todo Objeto se cumple
la Segunda Ley de la Termodinámica —o sea que la cantidad de entropía
tiende a incrementarse en el universo— éste tampoco será el mismo.
Por tener valor subjetivo y pertenecer al mundo nouménico el
Tercero Oculto es un factor que interviene en la posibilidad  de transitar
por diferentes niveles de realidad. Su manifestación en vivo está relacio-
nada con el reconocimiento y comprensión de la calidad de sagrado.
¿Cómo desarrollar esta capacidad de percibir al Tercero Oculto?
La Metodología transdisciplinaria postula una Epistemología que
involucra mente, emoción y cuerpo, también el estudio del fenómeno en
vivo y no in vitro. La investigación ha de hacerse en el momento en que

131
confluyen, según la ley general de relatividad, todos los momentos del
tiempo —y éste es ahora y su lugar es aquí—. En nosotros, humanos,
la atención es capaz de incluir, aunque en nuestra educación actual ha
sido entrenada solo con razonamientos lineales. Esto es, tiende a docu-
mentarse con información conceptual, usada para establecer silogismos
u otras formas de extrapolación necesariamente abstractas en las que el
panorama de totalidad es ininteligible para una atención común. Llegar a
una calidad de atención más incluyente en cada uno de sus estadios es un
logro que se obtiene con algo más que acumulando información.
Estas aparentes limitantes en el acceso a la experiencia en vivo del
Tercero Oculto pueden constituirse en una forma de verdadero desarro-
llo de la totalidad del Ser.
Los tres cerebros de los que dispone el ser humano (ver nota 71)
tienen una pobre comunicación entre sí, como lo plantea McLean (1990).
Esta comunicación no puede controlarla un cerebro cuya función intelec-
tual  se desempeña según la forma racional en que hemos recibido nuestro
conocimiento, pues no es así como se puede lograr cabal comprensión.
Por lo tanto, además de apertura hacia nuevas formas de saber y
hacer, es necesario transformar nuestra manera de conocer y hacer, por ello
es importante la Metodología transdisciplinaria.

132
El Sujeto transdisciplinario
Conocimiento del Sujeto
Las ideas que limitan el acceso al saber, algunas veces denominado ho-
lístico —mismo que necesariamente se manifiesta de forma sistémi-
ca— tienen suficiente sustentación. Sin embargo, como planteaba David
Bohm (2003, 122), no existe ningún fenómeno que pueda comprender-
se cabalmente fuera del contexto en el que existe, y más extensamente,
fuera del universo en el que se manifiesta. Por ello, a pesar de los avan-
ces tecnológicos de los que “hacemos uso” quizá valdría la pena revisar
esta apreciación, pues existe una alta posibilidad de que algunos de esos
“logros” estén creando dependencias en detrimento de nuestro planeta:
como resulta del uso indiscriminado del automóvil y tantos abusos que
se cometen al contaminar ríos, mares y atmosfera en perjuicio de nuestra
salud, con los hornos de microondas o teléfonos celulares. Se puede decir
que sus consecuencias son generalmente negativas en la calidad de vida
del planeta y sus habitantes.
Necesitamos una Ontología que dé cuenta de nosotros, pues la
que corresponde al orden cósmico, bello, verdadero y justo relega al hu-
mano, cuando es en nosotros donde esto se hace explícito.
Podemos constatar el deterioro del Ser en una gran falta de con-
sideración por los semejantes. La falta de civilidad y solidaridad, la au-
sencia de valores y de ética que se manifiesta en el comportamiento de
los individuos es generalizada. Este comportamiento siempre tenderá a
justificarse y siempre se culpará a los otros o a las circunstancias, hacien-
do uso de violencia retórica —como si esto eximiera al acusador de toda
culpa—. Es frecuente conocer casos de gente que se siente ofendida y es
incapaz de reconocer su propia acción ofensiva.
La confrontación no resuelve, es una clara manifestación del
daño que causa una visión solamente dual que enfrenta, entre otras cosas,
verdad y falsedad, bueno y malo, desconociendo los grises y los cambios,
como sucede con las apreciaciones fundamentalistas de cualquier tipo. Es

133
tan evidente el daño que se causa al pretender resolver por confrontación
que solo tomando consciencia de ello puede llegar a convertirse en una
invitación muy potente para superarla.
Empezar a darnos cuenta de nuestra situación y tomar en serio
la pregunta ¿Quién soy yo? es de relevancia, ya que esta pregunta requiere
de investigación en vivo donde aparece la necesidad de un rigor sutil e in-
terior. Las exigencias de rigor siempre fueron aplicables al cumplimiento
de demandas creadas fuera de nosotros, desde el exterior.
Si logramos una observación rigurosa de nuestro Ser podremos
conocer nuestras limitaciones y vivir de manera diferente. La relación
con uno mismo cobrará otro nivel y al reconocer como carencias falta
de voluntad y consciencia de Ser que se creía poseer, podremos tener una
perspectiva que nos permitirá salir de nuestro encierro.
La manera de alcanzar mejor comprensión de uno mismo, de los
problemas del mundo y de la relación vida-muerte es situándonos en dis-
tintos niveles de realidad. Lo que es posible con un crecimiento sensible y
una percepción intrínseca de nuestro estar siendo.
Una herramienta transdisciplinaria fundamental, insistimos, es
el cultivo de la atención y la aceptación de las limitaciones de nuestra ca-
pacidad enunciativa, bien resumida con lo dicho por Alfred Korzybski89:
el mapa no es el territorio que pretende representar (2000). El recono-
cimiento de esta limitación permite apreciar la gran riqueza que puede
aportar si reconocemos en las metáforas, en los cuentos, las alegorías y las
parábolas, sugerencias que amplíen nuestra capacidad de relación.
La emergencia del Sujeto transdisciplinario requiere de un arduo
trabajo. Cuando es dado por hecho olvidamos que no hay medición y
objetividad posibles en la Metodología científica disponible a la com-
prensión sin que medie la transformación subjetiva del “software”, o sea
89 Alfred Korzybski (1879 Varsovia-1950 Lakeville, Connecticut). Es conoci-
do sobre todo por desarrollar la teoría de la semántica general.

134
del proceso mental que no ocurre completamente en el confinamiento
del cerebro.
En los procesos subjetivos de acondicionamiento informativo
participan partes del cerebro que analizan detalles de funcionamiento
relacionados con reptiles, mamíferos tempranos y mamíferos evoluciona-
dos, como indicó MacLean.
Al conocerse el funcionamiento del cerebro se destaparon pre-
guntas verdaderamente inquietantes relativas al desempeño del sistema
límbico humano, una parte del cerebro anterior —prosencéfalo-porción
anterior, parte del cerebro que se desarrolla de la parte anterior del tubo
neural—. El sistema límbico, descendiente de los mamíferos tempranos,
presenta evidencia, junto con otras consideraciones de obstáculos insal-
vables, para no depositar confianza absoluta en creencias intelectuales y
científicas. Confianza que es esencial para otorgar sentido a la búsqueda
del significado de la vida.
Restablecer el equilibrio entre lo externo y lo interno es resul-
tado de un interés que difícilmente se mantiene cuando la inercia nos
coloca en una percepción lineal, donde sobrevaloramos nuestras capaci-
dades disponibles. La realidad, para ser completamente real, ha de incluir
lo ilusorio.
Parménides escogió la palabra “irremediable”, en vez de alguna
otra, para evocar la condición humana. En griego esta palabra es amêcha-
nia que literalmente significa “sin ardid”. Era usada para describir gente
que había sido engañada y atrapada ingenuamente, privándola de todos
sus recursos en una situación “sin remedio”.
Parménides, nos dice Kingsley (2003) se refería así a la falta de
mêtis, de una calidad de atención interior y exterior que incluye el uso de
todos los sentidos con una presencia completa, sin permitir a la mente
divagar en ningún sentido.
Una metodología como la transdisciplinaria que implica una

135
relación entre Sujeto y Objeto es necesaria siempre en el momento pre-
sente, cuando la realidad se manifiesta, éste es un acontecimiento que ne-
cesita de mêtis de “recordarse a uno mismo”.
Comprender que este mundo es una ilusión o una decepción es
insuficiente. Apreciarlo de diferente manera dependerá de una nueva cali-
dad de atención incluyente equivalente a un nuevo nivel de consciencia.
El reaprendizaje solo es posible después de sacrificar lo conoci-
do y conectarse con la realidad con una clase de mêtis que cuesta trabajo
desarrollar. Los ejercicios de atención son un camino, aunque hay otros,
pero hay que tener en cuenta que, con la repetición mecánica dependien-
te del pensamiento, es imposible lograr esa calidad.
Superar el binarismo con la lógica del Tercero Incluido —uno de
los principios de la Metodología transdisciplinaria como ya se expuso—
sucede como un acto donde interviene algo más que lo racional. No basta
con pensar que se comprendió solo porque se puso un nombre a la cosa y
se puede hablar de ella.
Conocerse a sí mismo es aprender a convivir con lo que somos
con una calidad de mêtis. Es necesario que nuestro cuerpo recupere una
conciencia que le permita convivir, digamos, con su caminar de un cuarto
a otro, con los movimientos de las manos, de la boca, con las sensacio-
nes y emociones que tienen velocidades de actuación muy por encima
del instrumento que se pretende usar para su vigilancia. En la vigilancia
epistemológica el observador es lo observado, su origen es cognitivo.
El uso simultáneo de los sentidos requiere de práctica y de sacri-
ficar el espacio que generalmente ocupa la opinión —juicios en función
de datos previamente instaurados en la psique con calidad de axiomas o
dogmas—. La urgencia de hacer lo que sigue nos inhabilita para conse-
guir profundidad y convivir con la riqueza del presente. Admitir en el
Sujeto observador la posibilidad de percibir en diferentes niveles es una
invitación a rechazar las conclusiones prematuras:

136
El surgimiento de al menos dos niveles de realidad diferentes en
el estudio de los sistemas naturales es un acontecimiento capital
en la historia del conocimiento. Puede llevarnos a repensar nues-
tra vida individual y social, a dar una nueva lectura a los conoci-
mientos antiguos, a explorar de otra manera el conocimiento de
nosotros mismos aquí y ahora
(Nicolescu 2009a, 24).

La importancia de la objetividad personal


El concepto ver usado como alusión de todas  las impresiones que somos ca-
paces de recibir es usado en los escritos de Meister Eckhart90 (1998) en los
que se plantea el “misterio de ver” como camino para el crecimiento del Ser.
Para lograr maestría de ver no hay atajos ni fórmulas o recetas
que funcionen —sin negar que estas intenciones en forma de ejercicios
o prácticas tienen su propio valor—. El estudioso del “arte de ver” tiene
que resolver el misterio por sí mismo aquí y ahora, único lugar y tiempo
en que lo puede hacer con el interés emocional e intelectual de explorar
quién es el que ve. Solo cuando esta pregunta existe sin palabras el miste-
rio se irá develando.
El comienzo pudiera ser desechar, por falso, lo que llamamos yo y
mío. El ego y su colección de posesiones definen un territorio equivalente
al de una celda en una prisión. Al desidentificarse  de estas referencias se
empieza a ser humano en posesión de una sensibilidad que permite reco-
nocer lo real. Según Eckhart, aquí se puede empezar a realizar el papel
asignado a los humanos (1998). Es como limpiarse los ojos de “la visión”

90 Meister Eckhart (1260-1328, Turingia). Dominico alemán, conocido por su


obra como teólogo y filósofo y por sus escritos que dieron forma a una especie de
misticismo especulativo, que más tarde sería conocido como mística renana. Es
llamado Meister en reconocimiento a los títulos académicos obtenidos durante
su estancia en la Universidad de París. Fue maestro de teología en París y ocupó
varios cargos de gobierno en su Orden.

137
para ver el cosmos, las estrellas en el cielo y, aquí en la tierra, lo divino y lo
humano, ver abarca la amplitud de esta relación.
El potencial del ser humano es muy alto. Abrir los ojos de la per-
cepción y liberarla de sus ocultas ataduras es el camino que aquí se pro-
pone. Es el camino del conocimiento, gnosis, donde el acto de pensar y el
acto de Ser son uno y lo mismo. Nuestras erróneas representaciones, nos
plantea Gurdjieff en Relatos de Belcebú a su nieto (1976), giran alrededor
de una identificación con una realidad inculcada por una educación de-
ficiente. Sin percatarnos de esto nos aferramos a una visión errónea y li-
mitada por nuestras formas habituales de aprender y recibir impresiones.
Al meditar profundamente uno entra en contacto con el soporte
de la inteligencia. Esta mente alta es chispa del alma, donde los pensa-
mientos  carecen de objeto. Conviviendo con uno mismo en este paraje
de libertad se es testigo del proceso de creación que se despliega en cada
momento de nuestra vida.
Ver es camino de liberación, un camino siempre por hacerse. En
ese momento el pensamiento se abre a un potencial infinito y nos per-
mite saborear otra forma de existir. La diligencia  que esta tarea requiere
es extrema. Esto hace aparecer la importancia primordial de la atención.
El trabajo de ver y el ver del trabajo requieren desenmascarar los
impedimentos de una atención libre. La visión esta probablemente plaga-
da de negaciones. Cuando un carterista ve a un sabio ve su cartera, no al
sabio. El camino es, en parte, negar la negación develando cuan ridículos
son nuestros apegos constituidos en preferencias, deseos o inclinaciones.
Soltar el yo y mío para permitirnos solamente Ser. Descubrir que “no soy
lo que se piensa en mí que soy” aparece al ver. Repetir esta afirmación
durante toda la existencia define el camino.
Para poder soltar se requiere una nueva manera de pensar y un
nuevo lenguaje que permita darnos cuenta y comprender aquello que pre-
cisamos liberar. Se dice que solo sucede, lo cierto es que se necesita de un

138
gran rigor el cual solo funciona y se manifiesta cuando se aplica sin forzar.
Uno debe colocarse en el flujo, estar de acuerdo con él y así aparecerá en
cada momento  desde lo no-manifiesto. La demanda de un espacio libre
en nuestro interior es grande. El ver ocurre en plena libertad, sin auto-
imagen y conviviendo sin tapujos con la existencia. Una vez despojado del
ego —liberación que no ocurre de una vez y para siempre— aparecen las
primeras impresiones de ver. La vida, entonces, puede disfrutarse como se
presenta, en plena libertad, objetivo  de todas las verdaderas enseñanzas.
Depositar confianza en soltar y abrirse resulta de la mente supe-
rior, del numen. “Dios es un tesoro escondido que desea ser encontrado”.
El descubrimiento del misterio coincide con dejar que los límites y los
bloqueos se desvanezcan. La verdadera presencia aparece cuando las fal-
sas convicciones dejan de aprisionarnos y los sinsentidos quedan expues-
tos. El verdadero conocimiento está vivo, es. Así sabremos quiénes somos y
a qué servimos.
  Lo mismo que en la vigilia, cuando dormimos podemos hacerlo
en diferentes niveles, esto es, podemos alcanzar el séptimo sueño y lograr
un verdadero descanso. En algunos casos no se logra el estado de sueño
verdaderamente reparador y quedamos en un sueño superficial, en ese
sueño superficial se tienen algunas conexiones con la mente consciente,
es por esto que los sueños son fácilmente recordados.
En una noche pasamos generalmente por diferentes niveles de
sueño y estos dependen de factores fisicoquímicos y psíquicos, así que las
variantes en las profundidades del sueño son muchas y lo más deseable es
un sueño verdaderamente profundo que se caracteriza por una completa
desconexión de la consciencia de Ser. Esta consciencia trascendental de
Ser existe en diferentes niveles y resulta esencial en el estudio de la psique
humana. Nuestra existencia ocurre en diferentes niveles de consciencia,
es importante dejar claro que el nivel en el que los humanos existimos es
limitado con relación a sus posibilidades, a este estado se le puede consi-

139
derar de “dormidos”, o para no ser drásticos de “semidormidos”.
Para trabajar con ese estado se hace necesario reconocerlo y eso
solo es posible a través de experiencias que involucren la relación entre
mente conceptualizadora, emoción y cuerpo físico. Mientras más inter-
cambios existan entre estas partes mayor será el grado de consciencia. Se
trata entonces de permitir el libre flujo de las energías que lo constituyen.
Después de estar “semidormidos” se considera que un estado
más consciente radica en darnos cuenta que nos damos cuenta, ¿de qué?
de las impresiones multisensoriales y de nuestra existencia en forma viva,
esto es diferente de un saber puramente teórico el cual, para que sea real,
tendrá que producir un “sabor”. En esto reside un mejor nivel de contacto
con la vida.
Podemos observar que el principal obstáculo para el flujo entre
emoción, intelecto y cuerpo se debe a un incesante parloteo de la mente.
A esta interminable evacuación de opiniones le decimos “yo pienso”, y
asumimos que hay algo en nosotros capaz de elegir los pensamientos que
habrán de aparecer en nuestro cerebro. Al eliminar el obstáculo, aunque
sea en forma parcial, el acto será menos mecánico y se manifestará estan-
do más despiertos.
Así que el desarrollo del potencial humano, o en otras palabras
la posibilidad del crecimiento del Ser, está relacionado con qué tanto po-
demos dejar de ser mecánicos, lo que se puede entender —según expresa
Maurice Nicoll91 en sus “Comentarios Psicológicos a Las Enseñanzas de
Gurdjieff y Ouspensky” 92— como manera de dejar de actuar siguiendo
los mismos hábitos de comportamiento.
Asumimos que las personas actúan concientemente, sin perca-
tarse que su hacer es mecánico, sin embargo Nicoll agrega que alguien

91 Maurice Nicoll (1884 – 1953). Psiquiatra británico. Conocido por sus


Comentarios psicológicos sobre la enseñanza de Gurdjieff y Ouspensky, colección
de varios volúmenes de charlas que dio a sus grupos de estudio.
92 http://espapdf.com/autor/maurice-nicoll/

140
que miente bajo condiciones específicas, lo hace mecánicamente y no de-
liberadamente. Se puede decir, entonces, que su mecanismo actúa en esas
condiciones siempre del mismo modo.
Cualquier cosa que hacemos o decimos, cualquier modo de com-
portarnos, de pensar, de sentir, es mecánico. Esto no es nada halagador,
pero es verdadero, aunque solo para quien lo ha constatado y solo es posi-
ble cambiarlo trabajando con uno mismo, si se tiene el deseo de despertar.
De otra manera vivir, como han dicho los poetas, será como un
sueño, nuestra vivencia será superficial y mecánica.
Cuando podemos explorar, en vez de afirmar, los pensamientos
pasan de contradictorios a armoniosos. Esto sucede en un nivel de cons-
ciencia en el que nos damos cuenta que nos damos cuenta.
Las implicaciones de estas ideas solo serán de utilidad si las con-
sideramos como experiencia viva, sin usarlas para  enjuiciar a otras perso-
nas. Enjuiciar a los otros resultaría de esa mecanicidad que nos domina
como víctimas inconscientes.
La calidad de observación necesaria para apreciar nuestra propia
mecanicidad requiere de una atención equivalente al deseo de tenerla, su
entrenamiento es un asunto que implica dedicación y, fundamentalmen-
te, de una energía capaz de generar el interés.
Asumirnos como seres conscientes, dueños de nuestros actos y
pensamientos, será una forma de alucinación o calidad de consciencia
oculta mientras actuemos en función de informaciones establecidas cul-
turalmente —ese camaleón que incluye todo lo que somos y que  no es in-
nato— y que llegan a tomar forma de convicciones. Nuestras expectativas
acerca de quienes nos rodean podrán modularse al comprender nuestra
propia mecanicidad.
“Una máquina de escribir nunca podrá comportarse como una
computadora”, se trata de una metáfora que puede ilustrar cómo alguien
interesado en acumular posesiones desconoce lo innecesario que es hacer-

141
lo. Quejarnos porque una ropa no es de la talla que nos ajusta es equiva-
lente a lamentarse del comportamiento de la gente que no corresponde a
nuestras expectativas.
Mientras sigamos dando por hecho que somos seres conscien-
tes, dueños de nosotros mismos, seguiremos incapacitados para advertir
nuestras actitudes fijas, las cuales solo son reconocidas en un ámbito re-
ducido; porque desconocemos nuestros hábitos emocionales, como tam-
bién los mentales. ¿Cómo podría generarse el interés en ser conscientes si
pensamos que ya lo somos?
Quienes se han preparado como científicos están, en su mayoría,
perfectamente seguros de que su mente y emociones están totalmente li-
beradas de la mecanicidad. De igual manera, aquellos que asumen la reli-
gión como centro de su vida, o por lo menos consideran como verdad he-
chos alejados de la “verdad científica”, por estar hipnotizados con la idea
de salvación, serán, sin reconocerlo, igualmente mecánicos. Así pues, por
lo general, se considera de mente abierta tanto a los intelectuales como a
los religiosos. Sin embargo, esta aparente libertad se asume sin corrobora-
ción experimental alguna y el desconocimiento de la verdadera situación
preserva confusión y “esclavitud”.
Incluir al Sujeto en el Objeto puede iniciar sin asumir lo que, de
hecho, se desconoce profundamente. Esta observación aguda, íntegra e
inmisericorde —decía Don Juan— puede ser la herramienta indispensa-
ble para que el intelecto ocupe el lugar que en justicia le corresponde. Es
inapropiado ponerlo en su sitio especulando o haciendo uso de discursos
inteligentes que reconocen la falta afuera, nunca en el interior de uno
mismo.
Nuestra mecanicidad disminuye en relación directa al acto de
recordarnos a nosotros mismos. Las máquinas se ignoran a sí mismas, no
son conscientes. Ser más es Ser más conscientes, es estar menos dormidos.
La idea expresada por Basarab Nicolescu al hablar de “zona de

142
no resistencia” en la relación Sujeto-Objeto evoca en uno la posibilidad
de una percepción distinta de nosotros y del mundo, pues sabemos que
no todos los animales —los humanos formamos parte de ellos como ma-
míferos que somos— somos capaces de distinguir lo que hacemos del
mismo modo. Aún entre semejantes la apreciación varía mucho depen-
diendo, entre otras cosas, de la calidad de atención.
En nuestra propia experiencia observamos la inmediatez con
que las opiniones expresadas en explicaciones o asociaciones narrativas,
en gestos, en tensiones y, en ocasiones, en diferentes manifestaciones
emocionales, cobran el aspecto de resistencias.
Algunas enseñanzas de prácticas de introspección invitan a ex-
perimentar una recepción de impresiones sin que sean perturbadas por
ninguna clase de impedimentos. O sea que invitan a percibir a través de
todos los sentidos, por conducto del ejercicio de lo que Parménides deno-
minaba mêtis, es decir, una calidad de atención o nivel de consciencia que
permite a los sentidos acceder a la experiencia sin interferirse. También
Krishnamurti insistió en casi todas sus conferencias en la importancia de
una percepción fluida, para lo cual recomendaba establecer una relación
íntima con uno mismo.
Quien práctica el Zen, por ejemplo, tiene como precepto básico
olvidarse de sí mismo y solo estar sentado, ejercicio que al realizarse en
extenso remite a la actitud de un eterno aprendiz, dotado de una mente
fresca y que no se identifica con las asociaciones que aparecen automáti-
camente en su aparato pensante o cerebro operativo.
Decía MacLean que cuando un psicoanalista le pide a su pacien-
te acostarse, un cocodrilo y un caballo se tumbarán al mismo tiempo que
el paciente en su diván. Este científico, construyó un modelo neurológi-
co al que llamó “cerebro triuno” (1990), el cual coincide bastante en su
radiografía de la mente humana con algo que ya enseñaba Pitágoras en
el siglo VI a.C. La manifestación predominante da sentido a la clasifica-

143
ción que hacía la escuela pitagórica de tres clases de persona: instintivas,
anímicas o pasionales e intelectuales. Ninguna de éstas es mejor que las
otras, sino que cada una posee limitaciones muy diferentes, todas perfec-
tamente superables mediante el despertar que puede llegar a manifestarse
en un estado de convivencia armónica, respetuosa y pacífica en nuestras
relaciones, porque todo lo que llamamos problema, cuando lo vemos en
su extrema sencillez es una dificultad en las relaciones para con nosotros
mismos, con los demás y con el entorno.
A título de ejemplo: las reacciones de miedo o rabia se originan
en la mente reactiva o subconsciente y operan desde la parte más primi-
tiva del cerebro, llamada paleoencéfalo o cerebro reptil. Ahí funciona el
instinto de conservación que nos genera mucha angustia y una perma-
nente necesidad de defendernos desde la disyuntiva de huir o pelear. Esto
obedece a programas traumáticos instalados, sobretodo en la infancia, en
nuestra mente subconsciente.
En la experiencia vivencial nuestra percepción se afinará en un
espacio de silencio, donde no hay resistencia. Sin embargo, al nombrar-
la, introducimos un ruido que interfiere y que, finalmente, sustituye al
silencio. Si lo que es permanece tal como es percibido ocurre un cambio en
la percepción. La atención necesaria para permitir esa apertura no pue-
de llamarse mi atención, sino que es la atención: yo solo soy el canal que
permite su actualización. Esta práctica religiosa, en el sentido original de
la palabra religión —re-ligar—, permite hacer uso del conocimiento, en
vez de ser usados por él al limitar nuestra intención en función de “lo que
sabemos”.
Existir en la “zona de no resistencia” permite entonces una apre-
ciación del hecho de estar vivos que rebasa el ámbito de lo narrable. Es
una experiencia de sabor, de color, de integridad que hace degustar la vida
en otro nivel de realidad.

144
En las enseñanzas de Gurdjieff,93 la forma en que se entrena al
Ser para aprender a inquirir en directo y sin mediación explicativa por
parte del intelecto depende de la capacidad de desidentificarse, sin ser víc-
tima de consideraciones internas —importancia personal o ego—, aten-
diendo a las manifestaciones del Ser-cuerpo, esto es, reconociendo qué
tensiones aparecen en diferentes partes de nuestro organismo en distintas
circunstancias, qué emociones se asoman, qué pensamientos nos invaden.
Esta práctica de “recordarse a sí mismo” o “estar conviviendo con lo que
en mí se manifiesta” es una vivencia esencial en el autoconocimiento que
se convierte en experimentación de un Ser que se observa y se deja fluir.

Del Sujeto complejo al Sujeto transdisciplinario


Uno de los mayores retos que nos heredó el siglo XX es concebir la histo-
ria como algo que se construye con sujetos, sabiendo que no hay un solo
Sujeto sino una multiplicidad por eso, como señala Zemelman:94 “el Su-
jeto construye, pero ¿quién?, ¿el qué sabe?, ¿el erudito?, ¿el especialista?
No, el que construye es el que tiene necesidad de construir, y quien tiene
necesidad de construir es el que tiene necesidad de realidad, porque tiene
necesidad de Ser Sujeto” (2000, 27)
El Sujeto, entonces, se convierte en Objeto del mismo proceso
de construcción del conocimiento, este cambio en el paradigma científi-
co implica también transformar una lógica civilizatoria sobre la que fue
construida la ciencia moderna, a saber, el Antropocentrismo, posición
filosófica, cuyo argumento es que todos los seres y material terrestre per-

93 ¿Qué es entonces lo que permite que la influencia del maestro se perpetúe


una vez que él ha desaparecido? No es tanto una “ortodoxia”, sino una forma
de percepción heredada de él y que debería reflejarse en todas las cosas, tanto
en el corazón de las experiencias más íntimas, como en el nivel de la existencia
cotidiana (Tracol 1997, 495).
94 Hugo Zemelman (1931, Concepción, Chile- 2013, Pátzcuaro, México).
académico, maestro, pensador, sociólogo y epistemólogo latinoamericano.
Autor de: Los Horizontes de la Razón; Necesidad de Conciencia, Un modo de
construir conocimiento; El Ángel de la Historia, entre otros libros.

145
manecen subordinados a las necesidades del hombre. La ciencia moderna
trabajó bajo la clave del antropocentrismo —y aún más del androcentris-
mo—. Habría que abandonar la idea de que el ser humano es el centro ex-
clusivo y todos los demás seres están subordinados a él tal como propone
Leonardo Boff95(2002). Quitar al hombre del centro de todo, en otras pa-
labras, descentrar el antropocentrismo y reconocer que es el planeta al que
hay que situar como centro, es un principio del paradigma complejo.
Este nuevo planteamiento integra al Sujeto —el que conoce— y
al Objeto —lo que hay por conocer—. Es así que el conocimiento del cono-
cimiento enfrenta la paradoja de no ser su propio Objeto, porque procede
de un Sujeto. Se trata de reintegrar, según Edgar Morin “el gran olvidado
de las ciencias y de la mayoría de las epistemologías el Sujeto del conoci-
miento” (2006:31). Se trata también de reincorporar la relación Sujeto/
Objeto para entonces estar en posibilidad de introducir el Sujeto del co-
nocimiento como Objeto de conocimiento y considerar objetivamente lo
subjetivo que hay en él. La auto-reflexión y el auto-examen adquieren en-
tonces categoría de imprescindibles para, críticamente, considerar nues-
tro lugar, nuestra posición, nuestra persona en la multiplicidad compleja
de ser Sujeto/Objeto.
El Sujeto transdisciplinario por su parte está situado entre lo infi-
nitamente grande, lo infinitamente pequeño y lo infinitamente complejo
y/o consciente.
Por eso es importante contactar con nuestro espacio interior,
estando ahí seguiremos el hilo de nuestro destino, sin desear el lugar del
otro96, como nos enseñan los sabios totonacas en su bellísima explicación

95 Leonardo Boff (1938.Concórdia, Brasil). Teólogo, ex-sacerdote francisca-


no, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño.
96 Encontrar nuestro lugar en el mundo es la única búsqueda que tiene sentido
según Nicolescu: “Cada ser tiene su lugar y puede ser feliz si guarda su propio lu-
gar. No hay un lugar más degradante que otro, un lugar más envidiable que otro.
El sólo lugar que nos conviene es nuestro propio lugar, y es único, en la medida

146
del origen de la vida, que dice que en la mesa de la creación —donde
comienza la vida— moran las abuelas que tejen nuestro destino, mismo
que colocan en nuestro ombligo.97 Así, para quien se extravía siempre
es posible reencontrarse si se reconecta con su centro y con la fuente
generadora.

Trans-Sujeto
Ser Trans-Sujeto implica tener una actitud que nos permite vivir distintos
niveles de realidad y nos encamina hacia el trans-vivir.
Dejar de pensar de manera lineal y racional conduce a descartar
el afán de dominar la naturaleza y a distanciarse de los antagonismos.
Como Trans-Sujeto cada uno asume plenamente su autonomía
espiritual, individual y social. Hasta ahora la libertad ha sido entendida
como un derecho que se nos concede socialmente, sin embargo vivimos
sometidos a un número muy reducido de elecciones que es necesario am-
pliar acorde a nuestras necesidades interiores. Es preciso aceptar que la
libertad es transgresión y, por lo tanto, implica estar alerta de los riesgos
que se corren, los cuales solo se pueden enfrentar mediante la autoética
(ver nota 88).
Ser Trans-Sujeto es sentirse libre de aceptar o rechazar todas las
dependencias culturales y sociales que nos preceden. Esto solo es posi-
ble por la consciencia, que nos afirma como Trans-Sujetos en permanente
alerta con uno mismo, constantes en todo aquello que despierta nuestro
interés, abiertos de pensamiento, corazón e intención y tolerantes, inclu-

en que cada ser humano es único. Pero encontrar nuestro propio lugar, por con-
formidad entre nuestro ser interior y nuestro ser exterior, es un proceso extrema-
damente difícil, que una sociedad fundada solamente sobre la efectividad vuelve
prácticamente imposible. Siempre queremos el lugar del otro” (2009a, 70) .
97 Ver Domingo Francisco Velasco (2014, 121-126) A la luz del padre sol. Kx-
makgashkgakganat kintlatikan chichiné. Guiones de teatro comunitario totonaca
(1982-2011).

147
sive, a aquello que podemos considerar inaceptable, no para aceptarlo,
sino para comprenderlo.
La introspección forma parte del proceso de reaprendizaje. Ha-
brá que estar conscientes de las dificultades para alcanzarla. Practicar el
auto-examen permanente permite comprender nuestras propias debili-
dades o faltas y las de los otros. Si hay un lugar para cada Sujeto el lugar del
Trans-Sujeto está más allá de cualquier lugar, no de un lugar físico, sino de
un espacio espiritual-afectivo-cognitivo donde podemos sentirnos “có-
modamente dentro de nuestros zapatos”.
La efectividad por sí sola es insuficiente para sentirse pleno. Lo
efectivo se manifiesta en realizar acciones de acuerdo a lo propuesto y es-
perado. Lo afectivo en hacer las cosas con verdad y sentido poético, con-
siste en emplear conscientemente los medios de los que disponemos para
alcanzar un objetivo, tomando en cuenta que los medios pueden ser cada
vez más sofisticados y los objetivos cada vez más numerosos. La efectividad
es premiada, la afectividad solo produce satisfacción al hacer lo deseado.
Ser Trans-Sujeto conduce a percibir y a darnos cuenta con
todos los sentidos que la realidad es múltiple, pues si no percibimos no
somos y nada existe.
Sentir la Verticalidad cósmica y consciente nos hace Trans-
Sujeto. En ella está incluida nuestra relación con la tierra, con los elemen-
tos de la naturaleza, con los miembros del universo, con el cosmos. Así
fue diseñada la geometría cósmica de los antiguos mexicanos y de otras
culturas milenarias. Para Ser Trans-Sujeto es necesario volver a nacer.
Uno “no se hace” Trans-Sujeto. No hay guía o escuela para ello. Tampoco
bastan voluntad o propósito. Es necesario disponerse a nacer de nuevo, es
preciso experimentar la muerte como señal inequívoca del acabamiento
de un estado de organización bio-antropo-social para que emerja otro.
Ya no se trata de esperar la llegada del “hombre nuevo” que sería
el resultado de una sociedad igualitaria y próspera, sino de ser hombres y

148
mujeres que, en silencio, tomamos la decisión de dejar de vivir simple y
mecánicamente para iniciar el camino del trans-vivir.

149
La transdisciplinariedad es una tentativa para
hallar un equilibrio entre el saber y el ser.

Teorema poético de B. Nicolescu

150
Propuestas de aplicación

Transdisciplinariedad y Educación
En el tránsito a la Transdisciplinariedad las estructuras que establecen los
pasos deseables en la relación profesor-alumno tienen que manifestarse a
fin de estimular la creatividad, que no es un proceso lineal continuo, sino
equiparable al fenómeno del salto cuántico.
Es necesario trascender esa dicotomía extraordinariamente limi-
tante que separa mente, cuerpo y emociones obligando a hacer elecciones
entre dos polos de una forma simplista, ignorando su relación dinámica.
Así, los postulados que dan soporte a la Epistemología que nos
ocupa muestran su pertinencia, sobre todo la lógica del Tercero Incluido
realza su importancia ya que permite reconocer la convivencia de aspec-
tos aparentemente incompatibles o diferentes en forma simultánea, como
dijo el poeta,  “el sí que forma parte del no”, la felicidad en la desdicha o
viceversa.
La parte de sí...
La parte de sí que hay en el no
y la parte de no que hay en el sí
se separan a veces de sus cauces
y se unen en otro
que ya no es sí ni no.
Por ese cauce corre el río
de los cristales más despiertos.
De: Poesía Vertical VIII – 45.- Roberto Juarroz

Los procesos mentales y emocionales capaces de acceder a


la creatividad sobrepasan los límites celosamente resguardados de un
sistema de encadenamiento secuencial determinado.
La comprensión resulta no solo de tener el dato o la mera opi-

151
nión —doxa— atribuyéndole calidad de conocimiento verdadero y fun-
damentado —episteme—, incluye al Sujeto, parte vital de la relación con
el Objeto. Esta consideración es central en la Metodología transdiscipli-
naria, pues es en nosotros, individuos, donde suceden millones de acon-
tecimientos de relación mientras estamos vivos. Algunos de estos eventos
dinámicos son pertinentes e influyen en el resultado de toda investiga-
ción. Es insostenible excluir los aspectos subjetivos que forman parte de
lo que estamos siendo en un momento dado: emociones, preferencias,
prejuicios, intereses, el ego o importancia personal, todos ellos están pre-
sentes y la opción aceptada —implícita, nunca explícitamente— es igno-
rarlos. Al soslayar inconscientemente el efecto de esos aspectos subjetivos
nos privamos de alcanzar un conocimiento de nosotros mismos.

152
Educación Transdisciplinaria, Autoconocimiento y
Calidad del Ser98
La apreciación de nuestras carencias, dadas las costumbres epistémicas
dominantes, provoca respuestas de diferente envergadura a la situación
detectada, ya sea en cuanto al bienestar personal o concernientes al grupo
social del que formamos parte. Dilemas en un sistema de investigación
soportado por teorías que esconden valores, más que por realidades cons-
tatadas en forma directa por la experiencia rigurosa y reflexiva —sobre
todo en el ámbito del estudio de la vida y sus manifestaciones psíquicas,
sociales y físicas: violencia, inequidad, preponderancia y prerrogativas al
capital, no al trabajador, insuficiencias en los programas de estudio, injus-
ticias a diestra y siniestra, etcétera.
¿Por qué en medio de tanto “progreso” y “eficacia” ocurre esto?
¿Qué sucede con el respeto a la persona? Es evidente que la posesión de
bienes y poder no se traduce en felicidad o verdadera satisfacción,99 cuan-
do estos deberían ser, como nosotros proponemos, el objetivo central de
la educación del Sujeto.

El conocimiento interior
Nuestro interés es seguir explorando con detenimiento las condiciones
deseables o propicias para mantener nuestra investigación suficientemen-
te abierta, pues deseamos aportar elementos para fortalecer las relaciones
interpersonales en el contexto social en el cual vivimos.
La investigación que se interesa en el autoconocimiento y evo-
lución del ser humano podría haber sido descalificada en épocas pasadas

98 Este apartado es una versión reelaborada por los autores de este libro de
un texto con el mismo nombre, publicado en Adame, Vargas Madrazo, Yepes
(2016).
99 Valdría la pena reflexionar al respecto sobre la intención de sustituir el PIB
(Producto Interno Bruto) por el BNB (Bienestar Nacional Bruto) como fue
propuesto en el reino de Bután. (http://www.bhutanstudies.org.bt)

153
por “esotérica” o “mística” —y actualmente ser vista como parte de la New
Eage—, sin considerar que hace referencia a la introspección, al cultivo
sobre aquello sutil e intangible que vive en nuestra experiencia y es central
para todo lo que se revela exteriormente en nuestro pensar y actuar. Si se
practica con atención y actitud contemplativa es posible alcanzar tal cali-
dad de observación que el yo dejará de interferir como elemento ilusorio
que usurpa al Ser en su totalidad.
El camino del estudio interior100 sin estar ligado a ideología re-
ligiosa o espiritual alguna, es una vigilancia epistémica esencial que des-
pierta poco interés en la mayoría de personas, porque implica un trabajo y
un rigor poco atractivo en general, ya que vivimos en un mundo utilitario
con visión corta. Es mucho más fácil exaltarse y enarbolar banderas, pues
al identificarnos con ello nos sentimos protegidos y, en consecuencia,
nacen los fundamentalismos de cualquier denominación. Por eso la prác-
tica de convivencia interior, según nuestra propuesta, es transnacional
y transreligiosa.
La Modernidad produjo una cultura racionalista que llegó a
confundir lo “sagrado” con “creencia en una determinada religión”, de ahí
que lo rechazara. Sin embargo, “sagrado” es lo que religa es, como dice
Eliade, aquello que da consciencia de existir en el mundo (cfr. Nicolescu
2009b, 60). Por eso la Transdisciplinariedad al unir Sujeto, Objeto y Ter-
cero Oculto considera lo “sagrado” como parte de una nueva manera de
Ser, donde la razón es incluida.

100 Más que estudio es el cultivo de una relación con el Ser desde la atención,
misma que es sujeto de desarrollo, sin la mediación del intelecto en lo posible.
Es necesario practicar diariamente y con frecuencia la desaparición del yo ego
para poder convivir con todas las impresiones que se reciban en el momento.

154
Algunos ejemplos de solución inoperantes
Dice Pascal101: “Los discursos de humildad son una fuente de orgullo en
el vanidoso y de humildad en el humilde. Y en los discursos sobre el es-
cepticismo los creyentes seguirán creyendo. Pocos son los humanos que
hablan humildemente de humildad, castamente de castidad, pocos du-
bitativamente de escepticismo. Somos solamente falsedad, duplicidad,
contradicción, nos escondemos tanto como nos engañamos a nosotros
mismos” (2008, 377).
El sentido de urgencia nos hace sentir y pensar, o pensar y sen-
tir que “tenemos que hacer algo” y esto acaba convirtiéndose en buenas
intenciones, pues aparece nuevamente el pensamiento dual que busca
resolver en confrontación, sin haber creado el espacio necesario para la
manifestación ecuánime de una tercera influencia que una los contrarios,
por eso dice Nicolescu: “El loco acepta las contradicciones sin compren-
derlas, mientras que el sabio acepta a los contradictorios teniendo a la
vez la visión encarnada de su unidad. Se comprende así por qué la visión
contradictoria es percibida con frecuencia como un pensamiento deses-
tabilizador” (1994, 45).
En este sentido el pensamiento dual, expuesto en forma de opo-
sición, hace planteamientos como los siguientes: “Voy a dejar de desear
y necesitar”. Esta conducta es casi natural en nuestros tiempos donde el
autoconocimiento esta desatendido. Al hacer un trabajo tranquilo, en la
entraña de los procesos de vivir y conocer, resulta evidente que se soslaya
la relación con uno mismo, que somos ciegos ante nuestros sistemas de
valores y creencias los cuales determinan nuestro pensar sobrevalorando
nuestras verdaderas capacidades haciéndonos esclavos de nuestros hábi-
tos mentales. Un seguidor de la ruta de investigación interior, que se nu-
tre por un “estar en conocimiento”, indaga activamente y está en uso de
101 Blaise Pascal (1623-1662), intelectual francés que, frente al racionalismo,
emprendió la formulación de una filosofía de signo cristiano en la que sobresa-
len sus reflexiones sobre la condición humana.

155
herramientas de un “Ser-en-conocer activado” pues en su estudio ha re-
conocido la fuerza de sus deseos y de sus miedos y admite por experiencia
propia que la búsqueda de libertad no es para uno sino de uno.
Así también cuando decimos: “Quiero emprender el no hacer”.
Si nos detenemos en nuestra investigación con un rigor que proviene
desde la honestidad, podemos reconocer las limitaciones que operan en
nosotros como resultado de la interferencia de los deseos asociados a pa-
trones con los que estamos identificados y aparecen a cada instante. De
este modo, cuando decimos, o más bien se dice en nosotros: “voy a cambiar
el mundo”, en realidad lo que se está expresando es: “no acepto las cosas
como son”, “no me gustan”, lo cual, nuevamente, es resultado del pensa-
miento dual de confrontación entre nuestro ideal y lo que percibimos
como inadecuado.
En correspondencia con esta situación, nuestro pensamiento y
acción nacidas de un ego asumido como “totalidad del ser” son tales que,
en la investigación exterior de la Ciencia, la Técnica y aún del Arte se
plantea “conquistar naturaleza y mundo”, no pertenecer a ellos ni hacer
parte integral de algo mucho más grande, sino ser uno quien domine,
quien proyecte lo que “se necesita y se debe hacer”. Para quien desde la
introspección pre y post-conceptual estudia su interior, la experiencia de
pertenencia y de unidad lo convierten en un servidor. Alguien que sirve
a algo más grande, sin sentirse conquistador de nada o, en todo caso, de
algo que tiene muy poco valor con relación al valor de la vida misma. El
reconocimiento honesto de esa situación transforma desde el fondo nues-
tra intención de plantearnos “investigar y cambiar el mundo”, para dar
origen a una actitud de servicio y presencia como cualidad fundamental
de nuestra relación de conocimiento hacia nosotros mismos y hacia el
cosmos.
Otro ejemplo al respecto es cuando, con pensamiento escépti-
co, se declara “estamos acabando con la vida en el planeta” y se concluye

156
que eso se resuelve “con acciones ecológicas y/o sustentables”, o sea, con
otra manifestación más del pensamiento dual en el que está ausente toda
visión interior. En nuestra experiencia, la inviabilidad de estas respuestas
se origina en función de los valores vigentes que desconocemos en noso-
tros y en los que se sostiene una red de dificultades que experimentamos
como individuos y como humanidad, pues al no ser reconocidos sus con-
secuencias indeseadas brotan en nuestra propia acción. Esos valores solo
aparecerán como herramientas vivas para un pensar y hacer, respetuoso
y viable, apreciando la vida desde la experiencia de lo que estamos siendo
en unidad: “¿Cuál es verdaderamente la luz que nos ayuda a ver? La luz
física nos ayuda a ver los objetos exteriores para sobrevivir. La luz interior
ilumina la visión y nos hace vivir” (Nicolescu 1994, 64).

Valores vigentes y posible transformación


Los valores —esas creaciones culturales que a veces aparecen como fuer-
zas o deseos ocultos, casi invisibles para el intelecto— operan desde su
ignorada existencia y determinan de manera automática aquello que pro-
curamos y en lo que nos involucramos. Esta ausencia “aparente” o especie
de invisibilidad, hace que los valores no sean establecidos por el método
científico y por el pensamiento en general ni tampoco sean resultado de
una decisión personal, antes bien se crean y consolidan en el entorno, en
la convivencia y en la educación formal e informal.
Los valores pueden estar relacionados con el aspecto moral y
ético que es uno de los significados de conciencia. En Occidente que-
daron marcados por el catolicismo con el premio del paraíso y el castigo
del infierno. El aspecto moral de la conciencia es central en esta región
del mundo, mientras que en Oriente su aspecto más sobresaliente es el
relativo a una convivencia experiencial con el cuerpo, esta relación existe
en diferentes intensidades o niveles. Los niveles de consciencia, en cuanto
qué tanto de nuestro existir está en un plano del que nos damos cuenta,

157
influyen de manera determinante en los valores que se establecen en la
psique del individuo.
¿Es posible entonces gestar el cambio que hará aparecer al poder
y al dinero como lo que realmente son en el contexto de la vida en el
planeta por el corto periodo de nuestra existencia física tal y como es
conocida? Los valores no se establecen racionalmente, son más que esto,
el raciocinio no es, por sí solo, capaz de cambiar lo que somos, solo puede
encubrirlo.
La crudeza con que Søren Kierkegaard102 expuso la posibilidad
del ser humano: “De lo mejor que el humano es capaz de darse cuenta es
de su nulidad” (2004, 110-111) coincide con el planteamiento de He-
gel103 cuando expone: “La consciencia de la vida, de su ser allí y de su ac-
ción es solamente el dolor en relación con este ser allí y esta acción, ya que
solo encuentra aquí la consciencia de su contrario como la consciencia de
la esencia y de la propia nulidad” (1966, 82). Es poco probable atender
con creatividad y perspectiva transformadora un problema con el cual
nos identificamos. Los valores establecidos con los que interactuamos
en el mundo nos llevan instantáneamente a determinar una crisis como
“problema”, calificando dicho estado de cosas como “negativo” y que por
lo tanto debe “resolverse o erradicarse”. Todo esto lo hacemos sin darnos
cuenta que procedemos así por identificación cultural con patrones inte-
lectuales inconscientes. De modo que una de las vías para ir hacia otros
espacios de saber, más allá de identificar problemas y plantear nuestras so-
luciones, consiste en suspender las reacciones mecánicas del pensamiento

102 Søren Kierkegaard (1813–1855, Copenhague). Filósofo y teólogo danés.


Se le considera el padre del Existencialismo por centrar su filosofía en el indivi-
duo y la subjetividad, en la libertad y la responsabilidad, en la desesperación y la
angustia. Fue critico del hegelianismo.
103 Friederich Hegel (1770, Stuttgart–1831, Berlín). Filósofo alemán. Obras
notables: Fenomenología del espíritu, Ciencia de la lógica, Enciclopedia de las cien-
cias filosóficas, Elementos de la filosofía del derecho.

158
y abrirnos hacia el estado de pregunta. Pero todo esto resulta casi impo-
sible si nos presentamos ante el mundo desde un “yo pienso, yo resuelvo”,
ya que cada vez que se expresa la primera persona en singular, implícita
o explícitamente estamos afirmando que sabemos quienes somos, y tal
circunstancia inhibe la aparición de la pregunta viva que abrirá espacio a
una posible solución, misma que se manifestará en otro nivel de realidad.

Conocer
¿Por qué involucrar al Sujeto en la vida cotidiana de cualquier persona:
investigador, obrero, campesino, científico, artista, lo que sea? La
aceptación de que no sé quién soy es necesariamente el principio y el fin
de un entrenamiento de la atención que puede evolucionar a diferentes
niveles los cuales, en su demostración, resultan lo que uno menos imagina:
nadie puede prefigurar a cabalidad lo desconocido. Lo imaginado nunca
será experiencia vivida, la imaginación es incapaz de producir el sabor de
lo que nunca se ha probado.
Los caminos de conocimiento externo e interno aquí esbozados
no son antagónicos, sino complementarios. Para quien se interesa en ex-
perienciar el regalo de la vida como ser humano, las carencias existentes
en el pensamiento cartesiano racional se hacen evidentes.
El “conocerse” a sí mismo es muy diferente a “explicarse”. Cono-
cerme en función de mis emociones empieza con la pregunta ¿quién es
ese yo? implícito en el adjetivo posesivo en primera persona. La pregunta
es ¿quién dice mis?, ¿quién es ese dueño analizador?, ¿es el intelecto usur-
pando una autoridad que pudiera ser incompatible? El silencio no aparece
con más ruido, con más pensar que no procura un espacio donde los con-
ceptos son prescindibles. Es así que Nicolescu propone “No confundir
rigor y definición exacta. Un exceso de definiciones exactas mata el rigor.
Por ello el conocimiento poético es más riguroso que el conocimiento
científico” (1994, 137).

159
Involucrar al Sujeto en el estudio en vivo, es un asunto que solo
puede ocurrir en este momento. Se requiere de una calidad de atención
desautomatizada. El entrenamiento es arduo, riguroso y suele tomar años
de honesta dedicación. El cambio de nivel necesario en nuestra capacidad
de ver prescinde de instrumentos externos perfeccionados, tampoco re-
sulta de una aceptación dogmática o exaltada, sino de constatar objetiva
y persistentemente que mi mejor integración con el todo depende de la
capacidad de liberarme de mí mismo, ese conjunto de pequeños yoes que
se desconocen entre sí.
La ciencia sin religiosidad es ciega, omite al Sujeto, no obstante,
religiosidad sin ciencia es también ciega: todo reside en el Sujeto.

¿Quién soy yo?


Es inevitable darse cuenta de la importancia que tiene saber quién soy yo,
conocerse es una invitación recurrente en diferentes culturas. En el estu-
dio de este fenómeno en constante cambio es donde se puede establecer
la poderosa fuerza que tienen las definiciones y el daño que pueden causar
a una investigación “viva”, misma que solo puede ocurrir cuando nos per-
mitimos fluir y desprender de una forma anquilosada de “la verdad”.
El fluir está directamente relacionado con nuestra capacidad implíci-
ta de aceptación, pues en el momento en que resistimos dejamos de fluir.
¿El deseo de trascender es un estado del pensamiento asociativo-
mecánico, un acto del libre albedrío, o es acaso un regalo de orden
superior? Quien ha estudiado un poco sus propias características lo sabe.
Aquí hablamos de una libertad que corresponde a vivir en presencia de la
propia vida, a reconocernos en todos y en todo. Aquí empieza el camino.
Camino que se hace al andar.
La Ciencia y el Arte que dependen del estado del Ser es trans-
disciplinaria y su metodología resulta adecuada si se aplica en vivo, como
sugiere su autor.

160
La transformación correspondiente a un crecimiento del Ser
ocurre paulatinamente, sin producirla desde mi voluntad de “hacer”.
¿Qué me corresponde, qué me toca hacer o no hacer? En diferentes tradi-
ciones se usa la metáfora: “preparar el terreno”, porque se considera que la
siembra solo prosperará en un terreno apto. Conocer el terreno se logra al
convivir con lo que estoy siendo, y si en este proceso lo que se ve no causa
dolor y hasta terror es que la vista no se ha abierto lo suficiente. “Ver el
interior” produce resultados incomprensibles con la lógica dual, aunque
sí con la lógica fluida,104 (De Bono,105 1996) y del Tercero Incluido.
La dedicación y el rigor se han de ejercer sin forzar, pues denomi-
nar o evaluar para enjuiciar interrumpe la observación, cerrando puertas
a la percepción incluyente y privándonos de vivir el momento presente a
plenitud.
Con una atención entrenada la conjugación de la primera per-
sona en singular puede empezar a ser un plural universal. Este trabajo
deberá tener tal consistencia que permita desarrollar una capacidad de
consciencia y convivencia con la experiencia de estar vivo, imposible de
obtener con una subjetividad sustentada en una emocionalidad reactiva e
inmadura, o en juicios que toman permanentemente forma de adjetivos
que sustituyen la visión fundada en genuino interés y apreciación directa
por una evaluación previamente calificada. Por ejemplo, cuando decimos
a alguien: “mira qué bonito”, en vez de decir solamente: mira, o mejor
104 En la percepción no existe el juego de la verdad como en las matemáticas…
en la percepción, toda verdad es circular o provisional…en esta verdad no hay
nada de esa maravillosa certeza que encontramos en la lógica corriente, que no
es otra cosa que una “verdad de creencia enmascarada”. La percepción se funda-
menta en la lógica fluida. El agua fluye. El agua no es definitiva ni de consisten-
cia dura, sino que se adapta al recipiente en que se vierte (De Bono, 1996).
105 Edward De Bono (1933). Prolífico escritor y psicólogo. Acuñó el térmi-
no «pensamiento lateral» en su libros “The use of Lateral Thinking” (1967),
“Lateral Thinking” (1970) y posteriormente lo desarrolló en Seis sombreros para
pensar (1985).

161
aún, invitar a/o compartir el mirar.
La vida, como experiencia irreductible, puede llegar a apreciar-
se objetivamente por un Ser despierto que reconoce las tonalidades de
grises que conforman una realidad no compuesta solamente de blancos y
negros. La lógica del Tercero Incluido corresponde a la realidad de mejor
manera que aquella dualista del “tercero excluido”. Cuando la relación
con lo que existe va más allá de los prejuicios o de los juicios los bordes
se esfuman.
La herramienta principal de que disponemos como seres huma-
nos es la atención (ver pp. 97-99) y aquí nuevamente se hace presente
William Segal quien nos recuerda que a través de ella podemos descubrir
un mundo en nuestro interior (1987). Así, en cualquier actividad huma-
na donde la apliquemos será posible experimentar el amor, pues, como
dice el Rig Veda: “En el principio surgió el amor” (anónimo, 2005), y en
el Nuevo Testamento se afirma: “Dios es amor, y el que habita en el amor
habita en Dios, y Dios en él”.106 Podemos, en fin, trabajar cotidianamente
para una apertura a la realidad sin las barreras de la importancia personal,
o los miedos y deseos que existen mientras el ego ejerce su dominio en
nuestras vidas.
La investigación con todo el Ser de lo que estoy siendo cobra sen-
tido si nos abrimos a la realidad con el ejercicio de una atención cada vez
menos afectada por las interferencias de los deseos y los miedos que se
actualizan al buscar reconocimiento, sin tratar de llenar el hueco de falta
de consciencia con banderas que impiden convivir con el interés, que es
la forma que toma una pregunta capaz de generar el cambio. La pregunta
aparece en forma de interés y se convierte en avenida a una experiencia
plena de la vida cuando deja de formularse con palabras: así como cuando
estamos interesados en un sabor, no le preguntamos a nuestro bocado o
a nuestro trago ¿a qué sabes?, sino que lo hacemos con atención y nos res-

106 San Juan 4.16, La biblia latinoamericana (1997).

162
ponde de la misma manera, con un sabor que fue detectado a cabalidad
porque el interés tuvo espacio.
Las respuestas que se constituyen por experiencia viva son el ali-
mento más nutritivo del ser humano. Es imposible vivir un solo momen-
to sin impresiones, la calidad de este alimento esencial involucra salud del
alma y hace posible abrirse hasta encontrar la confluencia del momento
eterno en nuestro devenir.

Ausencia de conocimiento y relación ser humano-naturaleza


Dice Nicolescu, “la historia humana puede definirse como un proceso de
disminución progresiva de la conciencia, en favor del aumento de poder
del hombre sobre la Naturaleza. Esta entropía evolutiva es el fundamento
de la autodestrucción” (1994, 200).
En general, por conocimiento, se entiende acumulación de in-
formación y se llama inteligencia a la capacidad de discernir mediante su
empleo. Esta concepción es muy diferente a la que Edgar Morin plantea
desde la complejidad “no hay conocimiento sin el conocimiento del co-
nocimiento” (Morin 2006a, 34), donde están implicadas y actualizadas
las relaciones entre ser humano, sociedad, vida y mundo.
Mediante el enfoque reduccionista, la declaración de opiniones
y las necesidades psicológicas del poseedor de “saber” se han producido
resultados destructivos, pues las fuerzas que rigen tanto el comporta-
miento del individuo como de la sociedad carecen de afecto. Esa forma
de relacionarse con la vida, con escasa calidad de consciencia y afecto solo
puede producir lo que está a la vista.
Si observamos lo que sucede en nuestro entorno es fácil distin-
guir el comportamiento del hombre con respecto a la naturaleza —y aquí
es importante remarcar que se trata sobre todo del género masculino,
pues en la Modernidad se instauró el paradigma antropocéntrico que en
realidad se convirtió en androcéntrico—, se trata de un juego perverso,

163
binario, de destruir para luego reconstruir, como si la Tierra y la humani-
dad pudieran aguantar ad eternum tanta agresión. La lista de tales emba-
tes es extensa, señal que los logros científico-tecnológicos poco han ser-
vido para ofrecer una vida en correspondencia con los ideales ancestrales
de convivencia y respeto, sustentados en la confirmación de lo sagrado.
¿Puede esto llamarse conocimiento? No, desde una perspectiva
compleja y transdisciplinaria que forma parte de las fuerzas —aún
precarias— que contribuyen a evitar el reino de la entropía en el universo.
La contraparte a la destrucción maquinal es endeble, hace falta más traba-
jo consciente en el planeta.107 Por eso se hace necesario evitar el conflicto
con lo que estamos siendo y descubrir caminos de aportación honesta y
rigurosa, en sentido transdisciplinario, para beneficio de nuestra “Madre
Tierra”.

La Ciencia que depende del estado del Ser


El panorama antes descrito revela una imagen directamente relacionada
con una comprensión parcial y con un comportamiento desligado del
Ser, totalmente pragmático.108
El cambio de valores se puede realizar con las herramientas de
las que dispone el intelecto unido a un todo en el que también existen
emoción, cuerpo y relación. El puro intelecto plantea soluciones que no
consideran al Tercero Oculto y son planteamientos de confrontación, el

107 Si bien a partir de la llamada “nueva era” (New Eage) comenzaron a prolife-
rar acciones a favor de una nueva relación con la naturaleza y entre humanos su
perspectiva no deja de estar anclada en la visión dualista de la realidad.
108 Al utilizar esta palabra, nos queremos referir a aquella forma de estar en
el mundo que se aleja de lo sagrado, que busca “lo mundano” en el sentido de
aquello que no pertenece a lo que está “religado” como parte del entramado del
vivir. A este vivir en la pregunta corporizada de lo que estoy siendo lo llamamos
una vida en la espiritualidad.

164
encuentro con la consciencia aparece solamente al convivir experiencial-
mente con la existencia, o sea, incluyendo más de lo que estoy siendo.
La capacidad de autoconocerse es diferente a la que nos habilita
para desempeñar una tarea, esta capacidad no llega de un día para otro, ni
se materializa en experiencias vividas al incorporar el concepto al lengua-
je. Cada vez es más frecuente incluir en conversaciones inteligentes tales
asuntos ontológicos. El camino del autoconocimiento es una Ciencia y
un Arte para el cual las fórmulas o recetas son insuficientes.
Establecer relación con uno mismo —y a través de ello con el
Universo— es un fenómeno comprensible cuando vemos que la luz de
todas las estrellas y el panorama del que forman parte entra a través del
ojo, de nuestro pequeño ojo. Se comprende, también, al percatarnos que
cada célula está en conexión con el universo entero, lo que ofrece una
comprensión de la diferenciación celular y de todos los fenómenos in-
herentes a la vida como una representación de orden superior: una cohe-
rencia tal que no se asocia con alguna constricción es una coherencia en
todas las direcciones, hacia arriba, hacia abajo y también en lo horizontal,
es decir hacia la encarnación y el entramado de nuestra particularidad e
historicidad.
Lo sagrado permite el encuentro entre el movimiento ascenden-
te y descendente de información y consciencia a través de los niveles de
realidad y niveles de percepción, tal como sostiene Nicolescu “a los flujos
de información que atraviesan, de una manera coherente, los diferentes
niveles de realidad corresponde un flujo de conciencia que atraviesa,
de una manera coherente los diferentes niveles de percepción” (2009a,
44). Dicho encuentro es condición irremplazable de nuestra libertad y
de nuestra responsabilidad. En este sentido, lo sagrado se revela como la
fuente última de nuestros valores.
La libertad con coherencia es un atributo que nos permite una
conexión con la Conciencia universal en forma humilde. Así es posible

165
afirmar: “la conozco, mas permanece como un misterio”. Para relacionar-
nos con esta energía resulta esencial estar presente, presencia que ha de
incluir más partes de nuestro Ser. De este modo será posible preservar al
género humano, que ha crecido en tecnología pero ha perdido —y mu-
cho— en su capacidad de vivir armoniosamente con su entorno, inclu-
yendo a sus congéneres, hacia quienes ha dejado de mostrar la antes tan
apreciada solidaridad.
La manifestación de la presencia es un valor personal que ningu-
na máquina puede medir, no hay contador capaz de evaluar estos resul-
tados, éste es el gran contraste con los logros cuantificables. Sin embargo
la frase bíblica de “por sus frutos los conoceréis, ¿acaso se recogen uvas
de los espinos o higos de los abrojos?”109 pudiera cundir y así, la ciencia
—controladora de la verdad y que funciona como respaldo implícito de
decisiones que como humanidad nos tiene donde estamos— reconocería
en su seno la necesidad de dejar de inventar conceptos manifestados con
nuevas palabras, para iniciar el acercamiento al Autoconocimiento, parte
esencial del retorno a una Calidad de Ser que no tenemos, aunque enga-
ñosamente nos atribuimos. Es desde esta condición que podremos abrir-
nos para conocer el mundo.
¿Cómo plantear afectuosa y coherentemente al mundo de la
ciencia este estado de cosas? Para nosotros una respuesta es: atendiendo
a la necesidad de una educación transdisciplinaria a través de un proceso
de auto-descubrimiento, indispensable para cada ser humano, donde se
deja de interferir y se permite que el orden de la no resistencia se mani-
fieste. Una educación que puede permitir el enriquecimiento de quienes
se desempeñan como docentes o investigadores al franquear las barreras
epistémicas reduccionistas.
En el contacto con el presente está el secreto de la creatividad,
del vivir pleno, en una coherencia afirmada y tendiente hacia la libertad.

109 Mateo 7.16, La Biblia latinoamericana (1997).

166
Dicha coherencia crea orden de manera natural, es prescindible pre-pro-
gramar el desarrollo del individuo con recomendaciones explícitas, estas
resultan innecesarias.
La educación sin trabajo interior solo produce más de lo mismo,
a pesar de las banderas que se enarbolen: justicia, libertad, amor, diálogo,
nuevo paradigma, etcétera.

Hacia la Educación Transdisciplinaria


Como humanidad nos encontramos en un periodo definitivo para nues-
tra supervivencia. Se ha producido una separación irreductible entre las
enormes capacidades científico-tecnológicas con respecto a la calidad de
pensamiento y acción del ser humano, ocasionando graves consecuen-
cias para nuestro vivir y entorno. Tal como aquí hemos expresado, esta
circunstancia tiene su origen en nuestros hábitos de pensamiento que
asignan un lugar privilegiado y dominante al intelecto, asumiendo que
nuestro ego posee el control sobre lo que pensamos. La formación de cada
individuo donde intervienen familia, comunidad, medios de comuni-
cación y educación formal reproduce esas costumbres racionalmente y,
sobre todo, de manera inconsciente.
Los resultados de esa educación muestra personas que desean
ser triunfadoras, tener éxito, poseer el control de la realidad y acumular
bienes. Existen disfraces que ocultan la verdad de fondo —y solo en raras
ocasiones aparece un profesor o investigador que cuestiona los dogmas,
por más establecidos que estén, para dinamizar el comportamiento para-
lizante y endémico de la especie humana—. Por eso la educación del siglo
XXI, como propuso Jaques Delors110 tendría que sustentarse en cuatro
pilares si aspiramos a transformar nuestra condición presente: Aprender
a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser (Ni-

110 Jacques Delors (1925, París). Político y humanista francés. Fue presidente
de la Comisión Europea entre 1985 y 1995.

167
colescu 2009a, 93).
La sociedad moderna ha generado sistemas educativos a los
cuales se ha delegado la responsabilidad de formar a los niños y jóvenes
asumiendo que el saber debe crearse en centros especializados basados
en modelos explicativos y teorías e información que deben transmitirse
de la forma más “efectiva” a los estudiantes. Paralelamente se asume que
los más destacados estudiantes deben continuar en un proceso riguroso
de súper-especialización hasta convertirse en académicos de carrera, res-
ponsables del “conocimiento pertinente” para guiar los destinos de una
humanidad ignorante y receptiva. En el sistema educativo es pauta que
estos universitarios súper-especializados sean encargados de generar el
conocimiento de frontera que iluminará el camino de los docentes quie-
nes, a su vez, se encargarán de transmitirlo a los estudiantes en procesos
formativos.
A pesar de que el modelo de súper-especialización se acepta
como un cierto dogma de formación “apropiada” para ser buenos ciuda-
danos, desde una perspectiva abierta y transdisciplinaria podemos perca-
tarnos que existe un universo de experiencias y fuentes de conocimiento,
sobre todo de sabiduría, que resultan indispensables para complementar,
profundizar y enriquecer nuestro proceso cotidiano de Ser y conocer.
Existen también innumerables fuentes de información, patro-
nes y modelos deformadores para el desarrollo y florecimiento humano
como los video-juegos, la mercadotecnia del consumismo, las drogas y
toda clase de adicciones, una avalancha de fuentes de “entretenimiento”
como celulares, TV, centros comerciales, etcétera. En muchos aspectos
este sistema de formación y deformación de seres humanos promueve un ale-
jamiento del cuidado, atención, actitud contemplativa y autoconocimiento.
Desde el punto de vista reduccionista de la educación se asume
que el aprendizaje es una cualidad de la mente racional, un proceso cere-
bral que requiere una especie de entrenamiento en gimnasia intelectual,

168
es decir que al estar recibiendo durante años modelos explicativos y teo-
rías cada vez más especializadas y específicas dominaremos este arte de
practicar autónomamente el pensamiento racional-positivo especializado.
En este texto hemos presentado, desde una perspectiva transdis-
ciplinaria del autoconocimiento, lo que consideramos tarea central para
el pensar y el vivir del ser humano. Al observar con interés lo que acontece
en nuestra época percibimos que, como sociedad, hemos sido endebles
para proponer procesos de educación que permitan constituirnos como
seres integrales, donde nuestro estar, conocer y actuar en el mundo parta
de nuestra calidad como seres humanos. Esta profunda carencia del Suje-
to para recibir y transmitir la “educación” es resultado de un conocimiento
radicalmente fragmentado que cree saber más acerca de cada vez menos.
¿Cómo poder ayudar al “otro”?, ¿cuál es el rol del “maestro”? La
relación en que se empuja, o dicho de otra manera, se fuerza o pretende
manipular, es insostenible. En cambio, si la relación es equilibrada uno se
abre al otro para que, sin excederse, obtenga libremente lo que requiere.
Esto sucede sin pedir mucho y de mala manera: el que fuerza las relaciones
estropea su flujo natural. Educar es un arte sutil y amoroso que nadie puede
“comprar”, sino que habrá de practicarse cuidadosa y permanentemente
por quienes se comprometan con la tarea de acompañar en su formación
a Sujetos creadores de futuros sustentables y de un presente vivo.
Una relación sana y creativa es vista como un palo con dos pun-
tas, una “buena” y una “mala”: el que quiere “ayudar” habrá de conservar
para sí el extremo “malo”, a fin de que su interlocutor tenga acceso al
extremo “bueno”. Inadmisible exigir al otro que haga aquello que aún no
puede hacer. Es imposible enseñar al otro a interesarse en aquello para lo
cual requiere exigirse.
El material indispensable para construir un camino de creci-
miento lo constituyen tanto un deseo ecuánime y persistente como la
capacidad de abrir espacios para lo nuevo, tal como ocurre cuando se per-

169
cibe algo con la diáfana frescura de un niño. El intelecto profusamente
informado debe aprender a discriminar y librarse de excesos, sin dejar por
ello de agradecer el esfuerzo de algunos intelectuales por dejar su huella.
No existen conclusiones definitivas en este movimiento de recepción de
impresiones, lo que resulta claro es que poner el intelecto al servicio del Ser
es muy diferente a ser esclavo del intelecto.
La forma parcial de abordar los procesos educativos y de apren-
dizaje ha generado toda clase de deformaciones al desatender muchas de
las cualidades y dimensiones fundamentales del ser humano y de la vida.
Una persona con capacidad de relación amplia es quien se expe-
rimenta a sí misma a través de una constante y cuidadosa educación trans-
disciplinaria, como Sujeto que trasciende a los conceptos aparentemente
opuestos de objetividad y subjetividad.
A la reinserción del ser humano en el proceso de conocer y estar
en el mundo se denomina “actitud transdisciplinaria” y desde ella afirma-
mos que para educar al Sujeto Transdisciplinario se precisa de todo aque-
llo que le permita atender rigurosamente su Autoconocimiento y cultivo
de su Calidad de Ser, a esto le llamamos “Educación Transdisciplinaria”.
En un proyecto educativo con carácter transdisciplinario uno de
sus objetivos centrales tendría que ser la transformación personal. Es de
suponerse que, si se comprende cabalmente este objetivo, los interesados
habrán registrado de alguna manera la necesidad de un cambio. La trans-
formación personal deseable sería en el sentido de lograr una armonía
interior que se manifieste en acciones eficientes en los trabajos que se em-
prendan, trascendiendo formas dogmáticas de saber incompatibles con
un enfoque transdisciplinario.
Reaprendizaje, más que un cambio de conceptos o jerga, es la
aceptación de que los símbolos son más de lo que pretenden representar;
por ello, para transmitir saber tendremos que valernos de sistemas experi-
mentales con participación de los sentidos.

170
En cuanto al diálogo profundo, se trata de trascender la calidad
de conversación cotidiana —lo que implica reconocer, aunque solo sea
en forma implícita, que nuestras pláticas adolecen de calidad para comu-
nicar suficientemente—. Con frecuencia se detecta en los intercambios
verbales un afán de competición que impregnan el diálogo, el objetivo
de fondo se obscurece y pasa a primer plano el querer mostrar nuestra
importancia personal. Para dialogar verdaderamente hay que poner entre
paréntesis aquello que creemos saber (ver nota 61).
Una relación sana consigo mismo habrá de proyectarse en ac-
ciones comunitarias, que podrán servir adecuadamente si la educación se
deja de ver como acumulación de información. Se requieren programas
que respondan a las necesidades de seres humanos conscientes y, por tan-
to, felices, capaces de influir en su entorno con coherencia entre su Ser y
su hacer.
La urgencia de relaciones limpias y constructivas es grande. Los
programas tendrán que responder a ellas, así como a la demanda de crea-
tividad, que es una anhelo asociado a transformar el camino que nos pre-
cede, porque está destruyendo la biósfera y se detecta en nuestra sociedad
una calidad de vida muy pobre, a pesar de los cada vez más abundantes
satisfactores externos disponibles.
Ser más está necesariamente alejado de acumular, es mucho lo
que necesitamos abandonar. La transformación personal habrá de darse
siendo más lo que en esencia somos, mediante una investigación sin inter-
ferencias sutiles o burdas que nacen de nuestra especulación.

Visión de confrontación
En la lógica dual: si “no es mi idea”, si no se conforma a “mi opinión”, si
no “lo entiendo” prevalece una confrontación. En cuanto se escucha una
idea diferente se le ve como opuesta y aparece el conflicto. ¿Es deseable
incluir al Tercero Incluido? ¿Cómo hacerlo?

171
Tenemos que comprender racionalmente que la razón, como
instrumento de conocimiento, es poco confiable, lo cual necesariamente
habrá de formar parte del autoconocimiento si estamos interesados en
una nueva manera de comprender la realidad, que incluye la admisión de
diferentes niveles de percepción.
Identificarse con opiniones generadas automáticamente en cada
individuo ocupa un espacio considerable que no deja lugar para terminar
con el binarismo. Tiene establecido un dominio completo —al que se le de-
nomina mecanicidad— sobre la forma de relacionarse con el conocimiento.
Es necesario escuchar y desidentificarse de opiniones que se ge-
neran en nosotros en función de informaciones previamente instauradas,
a través de las cuales se filtra todo lo que se recibe como impresión o como
dato. La observación tiene que ocurrir en el aquí/ahora vivo.
En un ambiente de confrontación que se genera en defensa de los 
“puntos de vista” individuales la expectativa de crecimiento armónico por
solidaridad es nula. Solo puede trabajar en el autoconocimiento aquel que
verdaderamente lo desea, sea por intuición o por un análisis racional objetivo.
La conclusión de que la razón no soy yo es un ingrediente necesa-
rio para preguntar ¿Quién soy yo? desde un verdadero interés.
Basarab Nicolescu habla de Conocimiento en vivo y no in Vitro
para mostrar las diferencias entre el conocimiento disciplinario (in Vitro)
y el transdisciplinario (en Vivo). El conocimiento in Vitro corresponde al
mundo externo, el de los objetos. El Conocimiento en vivo, transdiscipli-
nario, estudia la correspondencia entre el mundo externo del Objeto y
el interno del Sujeto. El disciplinario es el de una inteligencia analítica,
orientado predominantemente hacia el poder y la posesión, se basa en
una lógica binaria e implica omisión de valores; el transdisciplinario, en
cambio, es el nuevo tipo de inteligencia que resulta de armonizar mente,
sentimientos y cuerpo físico, está orientado hacia el asombro y el compar-
tir, se basa en una lógica que incluye al Tercero Incluido, con inserción de

172
valores y está permanentemente abierto a lo nuevo.
En congruencia con lo anterior reiteramos que ambos conoci-
mientos son complementarios. Ambas metodologías tienen bases cien-
tíficas. Solo que, si aspiramos a una forma de conocer verdaderamente
diferente, se requiere de una Educación transdisciplinaria.

Aprender a comprender, aprender a ser


El nivel de comprensión sugerido al mencionar que el aprendizaje de-
bería incluir emoción y cuerpo implica una relación Sujeto-Objeto de
diferente calidad a la que solo es explica los mecanismos que producen
la función. Esto implica una posibilidad de reportar fenómenos funcio-
nalmente definibles. Así es como las ciencias trabajan, con explicaciones
reducidas a partir de fundamentos irreductibles como son las fuerzas fí-
sicas reconocidas —gravedad, electromagnetismo fuerte y débil—, y del
mundo subatómico.
La experiencia implica un papel cognitivo que va más allá de
explicar funciones como qué diferencia hay entre estar dormido o des-
pierto, cómo reaccionar, categorizar y discriminar sobre estímulos del
ambiente, de qué manera integrar información al sistema cognitivo. Es
posible explicar también sobre el foco de atención, sobre el control del
comportamiento y los aspectos mecánicos del mismo, aunque hay más.
Darse cuenta implica tomar consciencia, y poder reportar verbalmente el
suceso es un hecho conceptual comunicable, pero ¿Por qué ocurre?
Existen en el oído interno minúsculas células especializadas conocidas
como células de pelo, responsables de convertir las ondas de vibración de
sonido en señales eléctricas que el cerebro puede interpretar. Así se pue-
den explicar funciones, no experiencia. Se podrá explicar la naturaleza
del sonido, los mecanismos que nos permiten procesar sonidos con gran
precisión —desde el susurro más suave al rugido de un motor a reacción,
de un silbido agudo a un ruido sordo—; la audición en la comunicación

173
humana, lo que sucede cuando el mecanismo de audición ha sido alterado o
dañado, las formas como cambia el procesamiento del sonido, etcétera.
La “brecha” explicativa sobre consciencia fue revisada por cien-
tíficos a través de la obra de Nagel111 (1974) y Crick112 y Koch (Crick,
1994, Crick y Koch, 1998). Muchos argumentarían que el reconocimien-
to sincero de lo que no entendemos ha desempeñado un papel impor-
tante en el fomento de una increíble ola de investigación que aún nos
envuelve. ¿Cómo se representan las tres teorías para explicar la brecha?
La teoría de orden superior de consciencia —Higher Order
Theory (HOT) —trata de explicar las propiedades distintivas en cuanto
a obtención de alguna relación entre el estado consciente de que se trate y
una representación de orden superior de algún tipo —ya sea una percep-
ción de orden superior de ese estado, o una de mayor pensamiento, orden
o creencia acerca de él—. Las propiedades más difíciles de explicar son las
que participan en una consciencia fenomenal, tipo de estado que posee
una dimensión subjetiva, que “siente”.
Esa distancia entre explicación y lo que pretende explicar es
aceptada por algunos, como David J. Chalmers113 y negada por otros,
como Ned Block.114
Hay espacio para que una misma y única idea expresada por di-

111 Thomas Nagel (1937, Belgrado). Filósofo estadounidense, actualmente


profesor de Filosofía y Derecho en la Universidad de Nueva York (NYU). Sus
trabajos se han centrado en Filosofía de la mente, Filosofía política y Ética.
112 Francis Crick (1916- 2004). Fue un físico, biólogo molecular y neurocien-
tífico británico, conocido sobre todo por ser uno de los dos descubridores de la
estructura molecular del ADN en 1953, junto con James D. Watson.
113 David J. Chalmers (1966 – Sydney, Australia). Filósofo analítico australia-
no, especializado en filosofía de la mente y filosofía del lenguaje. Es uno de los
representantes más importantes del dualismo de propiedades.
114 Ned Block (1942, Chicago). Conocido por sus trabajos sobre filosofía de
la percepción. Autor de Conciousness, Function and Representation.

174
ferentes personas pueda resonar en el mismo interlocutor de diferentes
maneras. Podemos ver que, en un caso, la idea puede sonar como algo
real; mientras que en otro se oirá como algo sin valor, o incluso cuando se
tenga la sensación de que es una mentira, puede tener lugar.
Esta diferencia al percibir emocionalmente una misma idea co-
rresponde con el modo en que el enunciador es capaz de llenar su palabra
con el significado que le atañe, porque el símbolo siempre se cumple por
una palabra con significado que está ampliamente relacionada con el nivel
de comprensión del hablante sobre su tema. Cuando además de declarar el expo-
nente es capaz de situar su idea en un contexto, el nivel de conocimiento mejorará si
éste es lo suficientemente amplio como para incluir al propio enunciador —asunto
subjetivo de consciencia—. La sustancia de la idea será comunicada en otro nivel.
El conocimiento básico y simple está constituido solo por lo que uno cree
saber y cuando alcanza un importante nivel de contexto pueden cambiar los niveles
y convertirse en algo más sustancial, logrando un nivel de entendimiento que tendrá
un “sabor”. Con ello saber intelectual y emoción estarán en conexión. Esto es lo que
proponemos al intentar aprender a comprender la Metodología transdisciplinaria.
La comprensión tiene niveles, la capacidad de conectar con un nivel de
percepción que corresponda a una mejor integración en el Sujeto de mente, emo-
ciones y cuerpo será posible en el momento en que todos los tiempos concurran.
Para trascender el conocimiento dogmático es necesario crecer hasta un nivel donde
se perciba al “Tercero Oculto”, o sea el aspecto sagrado escondido en todas nuestras
relaciones. La relación llevada a un nivel que toca nuestras emociones, que vive en
nuestro cuerpo, puede ser llamada “felicidad”.
Esta idea puede ser matemáticamente conocida con ayuda de
Minkowski,115 quien fue uno de los profesores de matemáticas del joven Albert
Einstein:

115 Hermann Minkowski (1864 -1909). Matemático ruso de origen lituano


que desarrolló la teoría geométrica de los números. Ganador del Premio de ma-
temáticas de la Academia de Ciencias Francesa (1883).

175
LA INVARIABLE
FUNDAMENTAL
ESPACIO - TIEMPO

LAS VARIABLES
ESPACIO TIEMPO

PERSPECTIVA DE MUCHO
ESPACIO Y POCO TIEMPO PERSPECTIVA DE MUCHO TIEMPO
Y POCO ESPACIO

Gari Sukab116 lo muestra en su libro, La danza de los maestros de


Wuli (1999, 173) y podemos observar cómo explorar matemáticamente
espacio y tiempo era, a la vez, algo revolucionario y fascinante. El diagra-
ma muestra la relación matemática del pasado, presente y futuro. De una
gran cantidad de información en él contenida lo más llamativo es que
todo el pasado y todo el futuro se conoce y cumple para cada individuo
siempre en un solo punto: ahora. Por otra parte, el ahora de cada indivi-
duo está específicamente localizado y nunca se puede encontrar en otro
lugar que aquí (siempre donde el observador se encuentre).
Esta misma idea de un “momento actual” en el cual nuestra rela-
ción con la realidad puede ocurrir es similar a lo que se busca al meditar.
También Krishnamurti en su diálogo con David Bohm (1996) propuso
que los problemas de nuestra sociedad se deben al hecho de que la inte-
116 Gari Sukab (1942, Port Arthur, Texas). Maestro espiritual americano, autor
de cuatro New York Times Best Sellers consecutivos. En su libro El asiento del
alma discute la transformación de la conciencia humana. Su primer libro: The
Dancing Wuli Masters (1979), ganó el Premio Nacional del Libro en Estados
Unidos.

176
racción con el presente es superficial, las soluciones se buscan en el plano
horizontal, es decir, en el futuro. Al recordar el milagro de la mariposa
que surgió del gusano tenemos que reconocer que este tipo de proceso
solo se produce cuando deja de haber interferencia con el desarrollo na-
tural, en este caso de mutación, lo que implica una forma de morir antes
de renacer a la vida.
La forma más profunda de saber es una experiencia que solo
está disponible en el presente. Esta experiencia es necesario vivirla cons-
cientemente cada vez otorgando “voz” a otras partes de nuestro Ser. La
fragmentación interfiere con esta integración. Esto es fácil de distinguir
cuando se practica la observación de uno mismo que se convierte en he-
rramienta para acercarnos a una unificación, inalcanzable de una vez por
todas; solo se puede ver cuando se hace un “trabajo” permanente. Uno
constata que la verticalidad del momento nos puede desconectar de nues-
tra percepción normal del tiempo, esta experiencia se relaciona con el saber
silencioso que ha de hallarse personalmente, nadie puede hacerlo por uno.
Nuestra hambre de significado requiere satisfacerse incluyendo
ideas, sentimientos y sensaciones en el camino para la realización de lo
sagrado. La verdadera tolerancia, que es una emoción más que una idea,
puede tener diferentes niveles. ¿Es posible desarrollar nuestras emociones
hacia mayor apertura y tolerancia?
El autoconocimiento hace posible llevar a cabo una investiga-
ción transdisciplinaria. Se trata de una experiencia que puede conectarse
al infinito en el silencio. La enseñanza de los maestros que han informa-
do acerca de un verdadero contacto con la propia existencia está abierta
y para desarrollarse precisa de un grupo, pues un individuo en solitario
difícilmente llegará a la apertura necesaria para darse cuenta, al mismo
tiempo, de sus límites y posibilidades.
La Transdisciplinariedad, tal como es vista y presentada por
Basarab Nicolescu es un diseño de rutas para unir ciencia y verdadera

177
emoción religiosa —sin estar necesariamente relacionada con ninguna
religión—.
El “músculo” para ponerse en marcha con el fin de empezar se
llama atención, una especie que no depende solo de la inteligencia. El
principio es necesariamente el interés, que está más en el ámbito de las
emociones, el enigma es cómo este interés puede llegar a convertirse en
sentimiento y experimentar un área desconocida del Ser; porque si se tra-
ta de llegar a alguna experiencia conocida, la investigación será errónea
pues estará viciada de entrada.
Aprender a Ser es un asunto estrechamente relacionado con una
comprensión más profunda que permita empatía necesaria frente a la in-
tención de comunicar o hacer. Es el reconocimiento implícito de nuestro
potencial para un mayor nivel de consciencia el que permite aparecer los
verdaderos valores humanos como parte esencial de uno mismo.
Una vez que reconocemos la miríada de posibilidades que se
abren al relacionar información y experimentación en vivo, las caracterís-
ticas intrínsecas del Objeto establecen una relación de diferentes calida-
des que permiten conciliar los aparentes opuestos.
La Epistemología Transdisciplinaria incluye más de lo que existe
en cada uno de nosotros. El resultado de su aplicación real y completa
hará surgir necesariamente mejores seres humanos, primero para sí mis-
mos, y lo que deriva naturalmente de su influencia, más allá de todas las
relaciones, incluyendo nuestro entorno.

178
La Universidad: de una visión disciplinaria a otra transdisciplinaria
Estado actual de la Universidad
¿Cómo definir hoy a la Universidad? ¿Hay una sola Universidad? El
primer problema es que no hay una sola definición para su estado actual,
su esencia o universalidad han dejado de ser operacionales en un mundo
que vive transformaciones a una velocidad cada vez más acelerada, con
problemas sociales y políticos cada vez más agudos y donde el concepto
de “ser humano” ha sido vaciado del sentido que alguna vez tuvo, para
convertirse en un elemento más de la economía y la tecnociencia.
Hay también grandes desigualdades entre las universidades del
norte y las del sur, entre las universidades públicas y las privadas y al in-
terior de éstas. Las características de cada sociedad determinan su estilo
de educación, sin embargo el paradigma moderno domina en todas las
prácticas educativas.
La Universidad, institución fuertemente clásica y tradicional
con más de nueve siglos de existencia, se enfrenta a cambios vertigino-
sos marcados por la globalización, diversidad cultural, tecnologías de la
información y comunicación. Esta situación se plantea en un marco de
desigualdad.
Frente a este panorama es pertinente cuestionar si la Universidad
está cumpliendo con los propósitos educativos de estimular convivencia
social y  potenciar creatividad mediante la transmisión y generación de
conocimientos. ¿La humanidad vive mejor gracias a la Universidad?
Es difícil saber qué parte de los beneficios obtenidos correspon-
den a su acción, así como su parte de responsabilidad en los grandes fra-
casos, lo cierto es que participa de ambos. Hay que decir también que el
potencial humano que contiene no ha sido desplegado adecuadamente
debido, sobre todo, a su rígida estructura institucional y con intereses po-
líticos, y a su respuesta acrítica a las demandas externas. Por lo tanto, sus
crisis se originan dentro y fuera de ella.

179
Las crisis de la Universidad
Boaventura de Sousa117 hizo un análisis de la universidad pública, espe-
cialmente en Latinoamérica, e identificó tres crisis: pérdida de hegemo-
nía, debido a las contradicciones entre las funciones tradicionales y las
que en el siglo XX le fueron atribuidas; pérdida de legitimidad, por dejar
de ser una institución consensual enfrentada a una contradicción entre
jerarquización de saberes especializados y las exigencias sociales y políti-
cas de democratización e igualdad de oportunidades; y, finalmente, crisis
institucional por la contradicción entre reivindicación de autonomía y la
presión creciente por someterla a criterios de eficacia y productividad de
carácter empresarial o responsabilidad social (2010).
El ser de la universidad al nivel de sustancia, de principios: el ni-
vel de episteme, y su función social como bien público se revelan hoy más
que nunca antagónicos. Por ello se viene reconociendo en Latinoamérica,
por lo menos desde hace dos décadas, la necesidad de su transformación.
La perspectiva globalizadora y neoliberal promovió una expan-
sión del mercado educacional y buscó imponer un paradigma empresarial
que condujo a su mercantilización. Se incentivó la creación del “mercado
universitario” obligando a la consecución de recursos propios.
En consecuencia, los problemas se agudizaron: una aceleración
sin precedentes de los saberes parcelarios, desorientación de la universi-
dad, privación de sentido, rechazo a compartir los conocimientos, fal-
ta de tolerancia, pensamiento único, separación entre ciencia y cultura
(cuyo origen se remonta por lo menos a tres siglos) y marginalización en
las decisiones sobre la sociedad.
La cultura massmediática y telemática desplazó en gran medida

117 Boaventura de Sousa Santos (1940, Coímbra,). Doctor en Sociología del


derecho por la Universidad de Yale y catedrático de Sociología en la Universi-
dad de Coímbra. Ha publicado trabajos sobre la globalización, sociología del
derecho, epistemología, democracia y derechos humanos. También es poeta.

180
a la cultura académica y universitaria. Los profesores se convirtieron en
objetos de evaluación y la excelencia académica exigió silencio crítico. La
eficacia apareció como objetivo, en menoscabo de creatividad y pensa-
miento abierto. En suma, “las universidades siguen los dictados de una
educación simplista, profesionalizante y de una cultura empresarial”
como afirma Arturo Guillaumín (2009, 111).
Frente a esa visión, desde el propio pensamiento académico se
comenzó a hablar de cambio de mentalidad, de estructura institucional y
de orientación sustentable. Es precisamente desde este enfoque que nos
hacemos dos grandes preguntas ¿Cómo puede responder la universidad
a los desafíos del siglo XXI? ¿Qué reformas necesita a fin de ofrecer una
formación integral y abierta para vincular efectividad y afectividad, co-
nectar al estudiante universitario con la complejidad del mundo, contri-
buir a una genuina transformación social y hacer de ella un espacio de
cultura, arte, espiritualidad y vida?
Desde un pensamiento reductor en extremo se ha planteado la
posibilidad de cerrar la universidad si no responde a su razón de ser. Si “su
razón de ser” es generar conocimiento resulta prácticamente imposible
que esto ocurra; ahora que, si acorde a la visón neoliberal y globalizadora
se la intenta convertir en un “mercado de créditos” inevitablemente habrá
de desaparecer, tal como existe actualmente, y en su lugar tendrá que sur-
gir una nueva organización basada en el conocimiento del conocimiento y au-
tonomía espiritual, así como en el vínculo con la sociedad y en la creatividad.
Hay que tener presente, como bien lo recuerdan Morin y Nico-
lescu, el mayor riesgo que se corre: la destrucción de nuestro planeta y, en
consecuencia, de la humanidad. Por eso la Universidad debe ofrecer una
respuesta a la altura de las circunstancias.

181
La Universidad disciplinaria
Fragmentación disciplinar y división de problemáticas sistémicas sostiene
la superficialidad teórica y condicionan fuertemente el desarrollo social
de los países. La organización disciplinaria tiene un correlato en la géne-
sis de las universidades modernas en el siglo XIX (Morin 1999). En este
sentido las disciplinas tienen un devenir histórico inscrito en la historia
de la sociedad; poseen, además, una dimensión epistemológica y paradig-
mática cercana al entendimiento de las formas de organización del cono-
cimiento disciplinar y sus procesos de clausura y apertura (Morin, 1999).
La noción de disciplina, en este contexto, puede definirse como
una categoría organizadora dentro del saber científico, instituyendo en
éste división y especialización. La organización en numerosas disciplinas
ha estimulado modelos curriculares e investigativos disociados, impidien-
do cada vez más una integración metodológica y epistemológica.
El saber universitario ha sido predominantemente disciplinar
“cuya autonomía impuso un proceso de producción relativamente des-
contextualizado en relación a las necesidades cotidianas de las socieda-
des. Siguiendo la lógica de este proceso, los investigadores determinan
los problemas científicos a resolver, definen su relevancia y establecen las
metodologías y los ritmos de pesquisa… La universidad produce conoci-
miento que la sociedad aplica o no, una alternativa que, por más relevante
socialmente, es indiferente o irrelevante para el conocimiento produci-
do” (de Sousa 2010, 41).

Alternativas al paradigma disciplinario


Por ejemplo en Brasil, Ubiratán de Ambrosio118 ha planteado que son
urgentes nuevos modelos o caminos para enfrentar la vida con una nueva
organización universitaria y propuso el acercamiento transdisciplinario

118 Ubiratán De Ambrosio (1932, São Paulo). Miembro del Centre Interna-
tional de Recherches et Études Transdisciplinaires (CIRET). Matemático, de-
dicado a la educación e historia de la matemática. Es uno de los pioneros en el
estudio de la etnomatemática.

182
para un cambio real (1997).
La coyuntura de un cambio para la Universidad ofrece a todos
sus miembros la posibilidad de situarse dentro del mismo cambio. Este
espacio emergente construye un mayor compromiso en la enunciación de
los postulados. Poco a poco, desde esta posición, el conocimiento va tran-
sitando entre interacciones y cogniciones que se influyen mutuamente:
“las interacciones humanas son complejas y no obedecen a las artificiales
fronteras de las disciplinas… no se trata de un problema menor. Tiene
alcances evidentes… desde frustraciones personales, hasta el daño a la na-
turaleza, la desigualdad y la exclusión social... No estamos preparando
a las nuevas generaciones para pensar la complejidad del mundo y sus
problemas. Menos para actuar” (Guillaumín 2009, 111).
Entre una globalización uniformadora y una fragmentación mu-
tilante, emerge una zona intermedia, solo posible de concebir desde una
perspectiva compleja y transdisciplinaria de construir universidad.

Visión transdisciplinaria de la Universidad


Desde distintos ámbitos se proponen, desde hace algunas décadas, nue-
vas miradas para entender y transformar el rol de la Universidad en las so-
ciedades contemporáneas. Tanto desde el punto de vista social, político,
cultural y económico, como desde la creciente complejidad del mundo
real. La función del saber es clave en términos de transformación y en
términos de ciudadanía y responsabilidad social.
La Universidad, como institución que produce conocimientos
y forma opinión y tendencias tiene una responsabilidad social incuestio-
nable. Quizá su tarea prioritaria sea hoy pensarse a sí misma elucidando
las condiciones de construcción del saber, la formación de profesionales y
su concepción de la humana condición para conocer y actuar. Desde esta
perspectiva la Universidad adquiere una tarea urgente: con relación a los
modos de producción del saber se debe poner énfasis en el qué, el cómo y

183
el para qué conocer.
La hiper-especialización y compartimentación disciplinaria im-
piden el acceso a conocimientos más amplios y relacionados. Por ello la
sola enseñanza disciplinaria resulta cada vez más inadecuada haciendo
imprescindible una cooperación entre las diferentes disciplinas, entre los
diversos centros de producción de cultura y de conocimiento, entre los
diferentes saberes científico, artístico y espiritual.
Bajo esa lógica, los profesores e investigadores universitarios ten-
drán que interesarse en la parte de saber y en los conocimientos necesa-
rios para ir más allá de su especialidad. La investigación y enseñanza en
ciencias y humanidades responde en la actualidad a criterios de eficacia
técnica y de rentabilidad económica, sin ofrecer una mirada crítica sobre
el saber, condición indispensable para una toma de distancia necesaria y
para otorgar sentido a la tarea del conocimiento.
La Universidad, como espacio donde los conocimientos se gene-
ran y transforman, deberá de mirarse críticamente para detectar su propio
estancamiento. Es necesario que recupere su capacidad de regeneración,
a fin de evitar un riesgo mayor: el estancamiento mental y emocional de
las nuevas generaciones.
Las disciplinas académicas aisladas son inadecuadas para tratar
los más amplios problemas individuales y sociales. La fragmentación de
las disciplinas produce inercia y, en el mejor de los casos, responde sola-
mente a una parte de la demanda, aquella para la que fuimos formados
disciplinariamente.
Mientras se soslayen los medios para contender con la realidad
compleja seguiremos reducidos a una mínima expresión de nuestro po-
tencial humano. Esa realidad compleja es más que actividad y subsisten-
cia cotidiana, o la del mundo que nos presentan los programas de tele-
visión, los mercados financieros, los gobiernos corruptos, dictatoriales o
pseudos-democráticos, o de los crímenes insensatos: contiene también las

184
pequeñas acciones solidarias, afectivas, creativas, espirituales y de todo lo
infinitamente pequeño o infinitamente grande que escapa a los órganos
de nuestros sentidos.
¿Cómo hacer para que ciencia, prácticas artísticas, saberes
humanísticos, conocimientos y técnicas tradicionales, productos todos
de la inteligencia e imaginación del género humano estén a disposición y
a favor de nosotros mismos?
Si el propósito de la cultura universitaria es elevar el espíritu,
para lograrlo se requiere vincular todos los saberes y reconocer que solo
desde la dimensión humana el conocimiento estará al servicio de la pro-
pia humanidad. Una mejor comprensión del mundo requiere superar
la disyunción radical de los saberes entre las disciplinas y establecer un
puente entre ellas. La Universidad del siglo XXI habrá de formar per-
sonas que se coloquen entre, a través y más allá de su disciplina, de su
cultura, de su nación, de la política y de la religión.

Complejidad y Transdisciplinariedad
Complejidad y Metodología transdisciplinaria constituyen una vía perti-
nente para la transformación universitaria.
En el campo educativo la Transdisciplinariedad está llamada a
desempeñar un papel central, antes que otra cosa por imaginar la revo-
lución de la inteligencia con base en el equilibrio entre inteligencia ana-
lítica, sentimientos y cuerpo. Así, un nuevo tipo de educación habrá de
considerar todas las dimensiones del ser humano.
En diversos puntos del planeta la Transdisciplinariedad está
ocupando ya un lugar en la educación universitaria: desde Sudáfrica119

119 El Programa Doctoral Transdisciplinario en Sustentabilidad en la Univer-


sidad Stellenbosch en Sudáfrica que inició en 2010.

185
a Rumania,120 pasando por Francia121 y Portugal; desde México122 a Esta-
dos Unidos123; de China124 a Brasil125, pasando por Cuba126, Costa Rica127,
Chile128, Uruguay129, Colombia130 y Venezuela,131 entre otros. Si bien la

120 El curso doctoral “Transdisciplinariedad” en la Facultad de Estudios Eu-


ropeos de la Universidad Babeş–Bolyai, Cluj–Napoca, Rumania, coordinado
por Basarab Nicolescu.
121 Centre International de Recherches et Études Transdisciplinaires (CI-
RET, Paris). En varias universidades francesas se han presentado diversas tesis
doctorales con enfoque transdisciplinario.
122 Programa de Maestría en Estudios Transdisciplinarios para la Sustenta-
bilidad y una nueva maestría en Salud, Arte y Comunidad en la Universidad
Veracruzana. También existen programas académicos en la Universidad Au-
tónoma Metropolitana, el CINVESTAV del Instituto Politécnico Nacioanal
y el Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM donde se desarrollan
proyectos transdisciplinarios.
123 Programa Doctoral Transdisciplinario en la Texas Tech University sede
de The ATLAS (The Academmy of Transdisciplinary Learning and Advanced
Studies).
124 En la Universidad de Xi´an Jiatong en Suzhou, China se desarrollan desde
2012 Conferencias bianuales con temas tramsdisciplinarios.
125 En Vitoria, Brasil se celebró el II Congreso Mundial de Transdisciplinarie-
dad en 2005.
126 Académicos de la Universidad de la Habana han dado el paso de la inter a
la transdisciplinariedad.
127 En 2010 la Universidad de Costa Rica fue sede del IV Congreso Interna-
cional sobre Transdisciplinariedad, Complejidad y Ecoformación.
128 En la Universidad Austral de Valdivia existe un Centro Transdisciplinario
de Estudios Ambientales y Desarrollo Humano Sostenible y en la Facultad de
Educación de la Universidad de Concepción se creo a fines de 2016 un Grupo
de Investigaciones Transdisciplinarias bajo la dirección de Daniel Neyra.
129 En Uruguay, Luis Carrizo impulsa la Transdisciplinariedad en el Centro
Latinoamericano de Economía Humana.
130 En la Universidad Simón Bolivar de Barranquilla se celebró en 2012 el V
Congreso Internacional sobre Transdisciplinariedad, Complejidad y Ecofor-
mación.
131 Desde hace varios años se han desarrollado proyectos en el campo educa-
tivo como el de Miriam A. Carmona Rodríguez: Transdisciplinariedad: Una

186
experiencia ha enseñado que ante un cambio de esta magnitud —pasar de
la disciplinariedad a la trandisciplinariedad— es necesario proceder con
cautela, por lo tanto será conveniente implementar gradual y pragmática-
mente su metodología, así como partir de situaciones eco-psico-sociales
concretas haciéndolas objeto de un análisis dialógico transdisciplinar. Las
universidades deben propiciar que cada estudiante viva esa experiencia y
desarrolle de forma real y comprometida, a través de su formación educa-
tiva, habilidades de aprendizaje multi, inter y transdisciplinarias que les
permita crear en su trayectoria profesional estrategias para la resolución
de problemas complejos. En síntesis, la universidad habrá de responder
creativamente tanto a las demandas del mercado laboral como a las ne-
cesidades sociales, a las del propio conocimiento y a las nuevas formas
de relación. Para cumplir mejor con su misión habrá de adaptarse a la era
cibernética que, como dice Nicolescu debe ser una zona franca:
Se podrá transferir al ciber-espacio-tiempo todas las tareas me-
cánicas de la enseñanza, operando así una verdadera liberación
de los docentes, permitiéndoles concentrarse sobre la creativi-
dad, el diálogo y la interacción con los estudiantes. Aprender a
aprender podría ser la misión del docente de mañana —a pensar,
a crear, a religar. Remplazar el saber por la comprehensión, la po-
sesión rígida de saberes por la capacidad de religar y de invención
(2009a, 63).

Será deseable que las universidades cuenten con un programa


permanente de formación de docentes orientado a alcanzar la actitud
trandisciplinaria, es decir: a vivir la Verticalidad cósmica y consciente im-
pulsada por la Metodología transdisciplinaria.
Una nueva cultura transdisciplinar requiere un cambio de siste-

propuesta para la Educación Superior en Venezuela.

187
ma de referencia, condición previa para una transformación de las men-
talidades:

1. Dejar de considerar un problema como si dependiera de un solo nivel


de realidad y situarlo en el campo simultáneo de distintos niveles de rea-
lidad,
2 - Renunciar a encontrar solución para un problema en términos de
“verdadero” y “falso” de la lógica binaria. La solución de un problema solo
puede encontrarse por la conciliación temporal de los contrarios, religán-
dolos en otro nivel de realidad donde las contradicciones se manifiestan,
3 - Reconocer la complejidad intrínseca del problema, es decir la imposi-
bilidad de la descomposición del problema en partes simples, fundamen-
tales y
4 - Remplazar la noción de “fundamento” por la de coherencia en este
mundo multidimensional y multireferencial.
Sería deseable crear en cada universidad Talleres de Investigación
Transdisciplinaria que integren a investigadores de distintas disciplinas.
Se procuraría, sobre proyectos específicos, introducir de forma progre-
siva a investigadores o creadores exteriores a la Universidad, incluyendo
a científicos, tecnólogos, humanistas, músicos, poetas y artistas de alto
nivel, trabajando sobre diferentes medios y utilizando las nuevas tecnolo-
gías, con el objetivo de fundar el diálogo universitario entre las diferentes
visiones culturales, incluyendo la experiencia interior. Se trataría de vivir
una práctica más amplia de relación con el mundo con la naturaleza y con
los otros.
La Universidad tendrá que convertirse en un espacio para de-
batir la Nueva ética universitaria. Esto requiere repensar la ética para las
universidades en general y Latinoamericanas en particular; una ética que
deje de colocar los principios utilitarios y pragmáticos por encima de las
necesidades sociales y de los sentimientos humanos.

188
Transitar, en suma, como plantea Boaventura de Sousa Santos
del conocimiento universitario al pluriuniversitario. O sea contextual,
transdisciplinar, dialógico y que establece puentes entre ciencia y socie-
dad al aplicarse en ámbitos no mercantiles y solidarios (2010).
¿Cómo podrá la Universidad superar sus dos grandes presiones: la
hiperprivatizadora de mercantilización del conocimiento y la hiperpública
que demanda un espacio público mucho más amplio?
Según De Sousa depende del proyecto de país. En México el
neoliberalismo devastó la idea de proyecto nacional (que no quiere decir
el “nacionalista” creado por el siglo XX, después de la Revolución Mexi-
cana), es necesario rehacerlo y rehacer a la Universidad. En un proceso
circular Nación y Universidad se estarán reinventando simultáneamente.
¿Cómo establecer una relación activa, permanente, sistémica y
significativa con todo lo que vivimos? Una relación para desplegar todo el
potencial mental, emocional, físico y espiritual que poseemos.
El poeta Michel Camus con su mirada vertical vislumbró que la
Universidad Transdisciplinaria surgirá de la multidisciplinaria y propuso
como base de este proceso la experiencia interior: la agriculture de l’âme,
que solo vive en la autocreación y autotransformación orientada hacia el
autoconocimiento, tanto por parte de los docentes como de los estudian-
tes quienes deben considerarse unificadamente. No se trata de una ciencia
de la educación, sino de un arte de vivir, de crear, de transformar y de
renacer juntos de otra manera (1997).
El espíritu de investigación solo puede florecer abriéndose a la
verticalidad de niveles, por ello será necesario trabajar sobre métodos
destinados al despertar y aceptación de niveles de toda naturaleza: per-
cepción, realidad, complejidad, lenguaje, sentidos, silencio, intensidad y
otros. Reintroducir en todos los ámbitos de la enseñanza las dimensiones
de la vida y, en la medida de lo posible, del amor. Que la universidad satis-
faga los apetitos fundamentales de los estudiantes: disfrute físico, psíqui-

189
co, pasión por la investigación y deseo de auto-transformación.
La Universidad habrá de colocarse a favor de las demandas socia-
les y orientarse a servir a sus diferentes sectores, por ello la autoética y el
sentido de comunidad habrán de estar en la plataforma de una formación
universitaria integral, basada en principios sustentables. De este modo
será posible una genuina transformación social.
¿Cómo reformar a la institución si no se reforman antes las
mentalidades? Y ¿Cómo reformar las mentalidades sin reformar la
institución? No hay respuesta lógica a esta contradicción dice Edgar
Morin, quien agrega que la vida es capaz de aportar soluciones a problemas
lógicamente insolubles (2011, 151).
Una universidad donde efectividad y afectividad caminen jun-
tas —como uno de sus principios fundamentales— permitirá a los seres
humanos y al planeta entero la oportunidad de manifestarse en todo su
esplendor.

190
Puentes Transdisciplinarios en Salud, Arte y
Comunidad132
La necesidad de la Metodología transdisciplinaria133
La Transdisciplinariedad, como metodología a implementar en la Maes-
tría Internacional en Salud, Arte y Comunidad de la Universidad Vera-
cruzana, ofrece diferencias importantes con relación a la multi e interdis-
ciplinariedad que ameritan considerarse.
La multi e interdisciplinariedad promueve un cientificismo, en
parte importante. La razón de una ansiedad por respuestas termina con la
verdadera indagación que siempre tiene en la “realidad” un lugar para el
enigma, para lo desconocido. La multi e interdisciplinariedad se ha usado
como herramienta pedagógica en distintos países, Cuba entre otros, y su
aplicación implica un avance sobre la fragmentación del conocimiento a
ultranza, ahora, sin embargo, se divulga la Metodología transdisciplina-
ria como una importante alternativa (Pérez Matos 2008).
En los ejemplos de proyectos multi e interdisciplinarios —por
fuerza de lo establecido a la luz de la física newtoniana y el positivismo
materialista con metodología reduccionista— está vedado el sitio para
el pensamiento complejo. La filosofía aristotélica del tercero excluido da
132 Los autores han participado conjuntamente en diversos proyectos académi-
cos universitarios. Los textos que aquí se incluyen son parte de esa colaboración
para el proyecto de Maestría Internacional Salud, Arte y Comunidad, de la Uni-
versidad Veracruzana, así como para el Congreso Internacional de la Asociación
Mexicana de Investigación Teatral “Ética, Arte y Comunidad” celebrado en la Uni-
versidad Autónoma de Sinaloa en 2015.
133 Con intención de mostrar de qué manera la Metodología transdisciplinaria
puede ser aplicada en un ámbito formativo presentamos el siguiente texto que
busca delinear la orientación epistémica de la Maestría Internacional en Salud,
Arte y Comunidad de la Universidad Veracruzana que el 14 de diciembre de
2016 fue aprobada por el H. Consejo Universitario y cuyo inicio está previsto
para agosto de 2017. Se trata de un programa de doble titulación con la Uni-
versidad de Nantes, Francia y con la participación de la Universidad de Bamako
en Malí.

191
marco a esta forma de integración de las disciplinas.
Los estudios realizados multi e interdisciplinariamente en el
campo de las ciencias134 responden, mayoritariamente, a los intereses he-
gemónicos de la industria que ha sido capaz de incidir en la creación de
programas de estudio de acuerdo a sus intereses, como es el caso de la Me-
dicina. De éste modo se han ignorado propuestas como las de M. Georges
Lakhovsky,135 quien en los años 30 del siglo anterior trató exitosamente
enfermedades que a la fecha continúan sin ser atendidas adecuadamente,
como es el caso del cáncer.
Cada vez es más reconocido que las relaciones para una vida sa-
ludable dependen de la interacción de los componentes que conforman
el sistema complejo llamado ser humano; por ello es necesario incluir to-
das las variables posibles, pues el origen de la pérdida de coherencia es de
distintos tipos, los insumos de este sistema-vida son diversos y uno de los
factores de riesgo es el estrés físico o psicológico que incluye lo emotivo.
Solo cuando la salud es conceptualizada como el desempeño ar-
monioso y coherente de todos nuestros componentes los insumos que
permiten mantener o recuperar esta operatividad son valorados en su jus-
ta dimensión.
Un ejemplo ilustrativo en el campo de la salud es el de la epi-
genética. Esta joven disciplina de frontera estudia los procesos bioquí-
micos que regulan la actividad de los genes y responden a la influencia
del ambiente, los alimentos y las impresiones que registran cambios en
fracciones de segundo, dificultando o inhibiendo al determinismo el cual

134 En el campo de las artes, sin embargo, ha permitido a los creadores mo-
dificar su perspectiva como consta en el libro Límite y Emergencia de Claudia
Cabrera (2016).
135 M. Georges Lakhovsky (1870, Minsk– 1942, Nueva York). Fue un científi-
co, inventor, escritor y filósofo ruso. Conocido principalmente por sus aportes
en el área de la Medicina y Biología. Creador del Oscilador de ondas múltiples
(MWO Multiple Wave Oscillator).

192
facilita la respuesta de confrontación que consiste en buscar el antídoto
idóneo para el problema, sin consideración de los cambios.
Una de las más reconocidas científicas del mundo es la genetista
Mae-Wan Ho136 quien abordó en una entrevista el tema de la epigenética,
una de cuyas preguntas y respuestas aquí reproducimos:
Pregunta: A la luz de los fenómenos considerados en el ámbito
de la genética ¿Los medios de comunicación y muchas voces de
líderes científicos crean una revolución conceptual altamente
rentable, pero falsa, en torno al determinismo genético?
Respuesta: Sí. Los partidarios del control y ganancias invariable-
mente favorecen las cosas que pueden apropiarse y venderse con
fines de lucro. También favorecen el status quo, sobre todo la idea
de que la vida es una lotería genética y los que tienen éxito son los
que tienen los mejores genes, y por lo tanto tienen un derecho
casi divino para gobernar.
La nueva genética y de hecho la nueva ciencia del organismo
planteada en mis libros enfatiza el proceso, la causalidad circular
y requieren de la participación activa del individuo en la confor-
mación de su propio desarrollo y evolución (2014).
Esta visión desafía por completo el paradigma que ha dominado cien-
cia y sociedad desde la Modernidad y se explica de la siguiente manera:
en cuanto a los alcances para las políticas sociales se posee gran cantidad
de conocimientos sobre cómo la privación social, el estrés psicológico,
y las toxinas ambientales pueden tener efectos graves sobre los adultos,
los niños, los que están por nacer mientras que, por otro lado, el enri-

136 Mae-Wan-Ho. (1941 - 2016, Hong Kong). Genetista conocida por sus
puntos de vista críticos sobre la ingeniería genética y el neodarwinismo. Fue
autora o co-autora de varias publicaciones, incluyendo 10 libros, como El arco
iris y el gusano, la Física de Organismos (1993, 1998), Ingeniería genética: ¿sueño
o pesadilla? (1998, 1999), Vivir con el genoma fluido (2003) y Vida del arco iris
H2O (2012).

193
quecimiento social, los ambientes acogedores, los ejercicios cognitivos y
físicos, así como las técnicas de reducción del estrés de la mente-cuerpo
pueden tener efectos benéficos en lactantes, niños y adultos por igual. Las
implicaciones en las intervenciones apropiadas para la salud, la educación
y la sociedad son muy claras.
La necesidad de abordar los problemas de salud en la comuni-
dad con una visión comprensiva y compasiva de las variables que en ella
inciden nace de los resultados obtenidos en programas que pretenden in-
fructuosamente incidir en la salud y del lugar que la iatrogenia137 ocupa
entre las causas de muerte, los datos conocidos ubican a la iatrogenia en
Estados Unidos en el tercer sitio de causa de muerte, ¿es la iatrogenia un
error individual? Esta pregunta también se la han planteado un equipo
de médicos integrado por el Dr. Eduardo Vázquez-Valdés de Servicios de
Salud del Estado de Puebla, el Dr. Eduardo Vázquez-Rossainz, así como
la Dra. María del Carmen Barradas-Guevara de la Universidad Popular
Autónoma del Estado de Puebla, quienes resumen su investigación de la
siguiente manera:
Se ha considerado que la iatrogenia es una situación generada
por la acción errónea de un individuo. Sin embargo, los autores
proponemos que ésta se acepte como una omisión colectiva de
naturaleza muy compleja, en la que los elementos de gasto social,
la formación de todos los profesionales de la Medicina, la capa-
citación a los administradores e incluso la educación al público,
son elementos generadores de posibles problemas resultantes
de la acción requerida para tratar alguna enfermedad médica o
quirúrgica, considerando la participación del médico sólo como
parte de todo un sistema. Se recomienda la detección preventiva
de los errores latentes y el estudio de los cometidos, incluyendo
la diferencia en la calidad de la atención, y a partir de ello estable-

137 Daño a la salud causado o provocado por un acto médico.

194
cer las medidas necesarias para su prevención (2003).
En el ámbito de la salud mental son muchas las publicaciones
que ponen en evidencia los riesgos del uso de antidepresivos y ansiolí-
ticos así como los pobres resultados que ofrecen. Ante esto, la denomi-
nada “prevención cuaternaria” —conjunto de actividades sanitarias que
atenúan o evitan las consecuencias de las intervenciones innecesarias o
excesivas del sistema sanitario— sería una opción. Sobre este tema los
psiquiatras Alberto Ortiz Lobo y Vicente Ibáñez Rojo publicaron un ar-
ticulo desprovisto de conflicto de interés que hace evidente la magnitud
del problema en el ámbito de la salud mental, en donde los fármacos, más
que resolver la situación, la complican (2011). La bibliografía que así lo
demuestra es amplia y el programa de Maestría de Salud, Arte y Comu-
nidad de la Universidad Veracruzana se puede convertir en una forma de
aplicación de la prevención cuaternaria.
Cuando lo que se pretende es incidir en las formas en que gru-
pos e individuos se relacionan con su propia existencia es evidente que
las actividades denominadas sanitarias quedan acotadas para su puesta
en práctica con una metodología que frena la influencia deseada en as-
pectos que resultan promotores de la neguentropía.138 Es en el terreno
de la cultura donde se incluyen valores, formas de vida e impresiones. La
UNESCO ha planteado en distintos foros la necesidad de terminar con
parcelas de saber aisladas del resto de las disciplinas.
La visión transdisciplinaria de salud/enfermedad pretende tras-
cender la visión dualista que incluye temas tales como la relación entre
sujetos —medico/enfermo— de una manera más humana, sin convertir

138 La neguentropía se puede definir como la tendencia natural de que un sis-


tema se modifique según su estructura y se plasme en los niveles que poseen
los subsistemas dentro del mismo. Por ejemplo: las plantas y su fruto, ya que
dependen los dos para lograr el método de neguentropía. http://teoriageneral-
delsistemajsu.blogspot.mx/2011/04/entropia-y-neguentropia.html

195
en Objeto al Sujeto de atención.
Derivado de lo anterior, consideramos que la Maestría en Salud,
Arte y Comunidad podrá coadyuvar a restablecer coherencia y armonía,
proporcionando una calidad de contenido esencial para la recuperación
de la salud en su sentido más amplio, vinculando saberes científicos y ar-
tísticos, académicos y tradicionales.
Para establecer un diálogo fructífero entre Salud y Arte que
contribuya a restablecer los vínculos intra e interpersonales y a construir
la comunidad planetaria es urgente tender puentes que unan efectiva y
afectivamente las artes con las ciencias, las artes con la tradición, las artes
con la espiritualidad y, en suma, las artes con la sociedad en sus múltiples
maneras de existir. Para ello es pertinente la estrategia transdisciplinaria y
transcultural que marca un quiebre con la visión excluyente de la Episte-
mología de la ciencia positiva.
En la actualidad observamos tres problemas básicos en la forma-
ción, investigación y creación artística: el primero concierne al régimen
de experiencia en el que se sitúa el arte y que conduce a una parálisis crea-
tiva al responder a los intereses del mercado; el segundo, muy ligado con
el primero, está en relación a la falta de espacios en las instituciones de
educación superior que propicien la investigación-creación y, tercero: el
aislamiento con otras áreas de saber —la relación con la tecnología digital
es aún incipiente, sobre todo en países como México—.
Ante tal situación es conveniente inquirir ¿cuáles son las alter-
nativas posibles?, ¿cuál es el papel de la universidad en el ámbito de la
formación, la investigación y la creación ante los desafíos del presente?,
¿qué campos constituyen los nuevos objetos de estudio de la investiga-
ción artística?, ¿qué función tienen las artes en la sociedad actual? Tales
interrogantes adquieren preeminencia en tanto que incitan a la reflexión
sobre el modo de conocer y consumar el hecho artístico, cuestionamiento
que excede al ámbito académico o al disciplinar, pues va más allá de los

196
saberes legitimados y compartimentados.
En una primera aproximación para responder a estas pregun-
tas podemos decir que si partimos del hecho que las artes constituyen la
práctica que nos hace ser humanos, pues como dice Edgar Morin: “El ser
humano es humano porque es plena y totalmente viviente, siendo plena
y totalmente cultural” (2002: 483), entonces el arte es el mejor espacio
para Ser plenamente vivientes y totalmente culturales. En este sentido,
responder a las nuevas condiciones culturales consiste en situarse más allá
de todos los determinismos que conducen las artes a la mercantilización,
a convertirse en un instrumento para la enajenación y el sometimiento de
las personas o a erigir a los artistas y a su público en una clase privilegiada.
Situar a las artes como una de las orillas del puente que une la
salud con lo humano, trasciende cualquier modelo o periodo histórico,
así como la producción de obras de arte que aspiran a formar parte de los
museos o espacios legitimados por la burocracia cultural, implica el acto
creativo y de comunión que existe en toda persona, en la utilización efec-
tiva y afectiva que se hace con todas las técnicas y tecnologías generadas
en los diversos campos, en un acto de profundo compromiso ecológico y
sistémico hacia un estar en conexión del humano consigo mismo, con la
comunidad y con el planeta.
El arte, como medio de expresión del Ser humano puede existir
en un plano horizontal, o sea en un mismo nivel de realidad donde res-
pondemos a la sucesión de acontecimientos, las más de las veces de mane-
ra inercial; en cambio, si tomamos consciencia de quienes estamos siendo
y de las relaciones que establecemos con todo aquello que percibimos
podremos tener la experiencia de la Verticalidad cósmica y consciente,
es decir la experiencia de transitar simultáneamente a través de diferentes
niveles de realidad. De este modo será posible la unión del Sujeto con el
Objeto por la emergencia del Tercero Oculto.
Las artes que se generan desde, por y para la comunidad impli-

197
can mantener la equidad, la proporcionalidad y la Verticalidad cósmica y
consciente. Solo así se podrán generar proyectos de investigación en vivo
que involucren cuerpo-mente-emoción-movimiento. Así, Rito y arte, por
ejemplo, encuentran su punto de contacto en los procesos para la sana-
ción individual y colectiva posibilitando la transformación de los partici-
pantes y la del entorno a través del manejo de distintas energías. Además,
es importante considerar los cambios que se pueden operar en el ámbito
de las relaciones entre los profesionales de la salud y las personas que re-
quieren sus servicios con la mediación de las artes, ejemplos a este respec-
to se encuentran en diversas partes del mundo: Risa-terapia en Francia y
Estados Unidos, Danza-terapia en Argentina, Drama-terapia en Israel, el
empleo del Koteba (teatro comunitario de Malí) en el Hospital Psiquiá-
trico de Bamako y el Transteatro como el que se desarrolla en México.139
El “alimento” de las impresiones es fundamental en la vida, en
este proceso el arte juega un papel primordial, lo mismo que el medio
donde uno se desenvuelve, por ello la comunidad es el espacio donde se
alcanza la plena realización del Ser.
Pocos programas que tienen como objetivo incidir favorable-
mente en las comunidades ha tenido éxito —lo frecuente es la justifica-
ción y los resultados muy parciales en relación con los objetivos— a pesar
de las muchas teorías, libros y acciones desarrolladas en este ámbito.
En la formación transdisciplinaria el autoconocimiento es parte
de la metodología que pone acento en la relación del Sujeto con el Obje-
to. Es parte de esta formación abordar las situaciones con una perspectiva
que trascienda la dualidad que, en estos casos, termina en confrontación.
De ahí que en el lenguaje cotidiano se hable de “vencer a la en-
fermedad” de “exterminar al mal” y otras formas de conflicto que solo
crean uno nuevo. Nicolescu señala en sus Teoremas Poéticos (1994) que
139 El Transteatro desarrollado por el Taller de Investigación Teatral de la
UNAM dirigido por Nicolás Núñez y en las experiencias del Centro de las
Artes Indígenas Totonaca en la zona de El Tajín, Vearcruz.

198
esta dualidad es el suicidio de la sociedad y de sus componentes.
Las muchas facetas que conforman el complejo estado de las co-
munidades puede comprenderse mejor por quien ha recibido una prepa-
ración que atiende a los aspectos nouménicos del individuo. En el caso de
la Maestría Internacional en Salud, Arte y Comunidad, la Metodología
transdisciplinaria elegida para su instrumentación puede contribuir a esa
comprensión.

Visión transdisciplinaria en Salud, Arte y Comunidad

No se trata de hablar...
No se trata de hablar,
ni tampoco de callar:
se trata de abrir algo
entre la palabra y el silencio.
Quizá cuando transcurra todo,
también la palabra y el silencio,
quede esa zona abierta
como una esperanza hacia atrás.
Y tal vez ese signo invertido
constituya un toque de atención
para este mutismo ilimitado
donde palpablemente nos hundimos.

Roberto Juarroz
(http://amediavoz.com/juarroz.htm#NO SE TRATA DE
HABLAR...)

Originalmente, Ciencia, Arte y Religión estuvieron unidos. El


abismo que hoy las separa produce efectos dañinos en la generación del
orden y conciencia de la humanidad.

199
La Transdisciplinariedad es una forma de responder a la disper-
sión y al abandono de la calidad de humanos que se ha recrudecido en
nuestra época, y lo hace con rigor afectivo, esto es considerando los co-
nocimientos actuales y, por otro lado, reconociendo que se precisa de una
metodología que atienda más cabalmente los varios aspectos soslayados
con formatos materialistas/reduccionistas que, en busca de eficiencia,
han minimizado o desconocido la importancia de cultivar nuestro Ser.
La pretensión del conocimiento válido y objetivo tiene como
carencia principal su desconocimiento del Ser y su propósito de ordenar
al mundo de una manera artificiosa, de acuerdo a leyes que hasta muy
recientemente tenían que estar necesariamente dentro de los parámetros
de la lógica aristotélica. Desconoce los límites de la razón, que es indis-
pensable considerar para edificar algo más que una torre de naipes.
Creencia justificada, verdad y prueba son los únicos requisitos
del saber según lo planteado por algunos filósofos quienes no atienden
aspectos que pueden resultar determinantes para lograr una adecuada
comprensión del asunto, cualesquiera que éste sea. Tampoco se logra un
avance significativo con Aristóteles y sus disciplinas demostrativas —
pues también ahí se soslayan aspectos del saber relativos a sabores, co-
lores, capacidad de apreciación personal— y de la estética trascendental,
finalmente rescatada por Kant.140
La salud, considerada como falta de enfermedad con síntomas
que producen dolores, es un asunto en movimiento; su disección analítica
es totalmente insuficiente, así que de acuerdo a la Metodología transdis-
ciplinaria es conveniente conocerla en vivo, en las tensiones y relaciones

140 Immanuel Kant (1724 –1804, Prusia). Filósofo de la Ilustración conoci-


do por el concepto del imperativo categórico, creador de la teoría del idealis-
mo trascendental y el noúmeno. Contribuyó a la distinción analítico-sintética.
Creo la expresión Sapere aude y propuso el concepto de la nebulosa protosolar.
Primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealis-
mo alemán.

200
de los que se componen los momentos que conforman nuestra existencia.
Esta observación, referente a los momentos que componen
nuestra vida, es una invitación a retirarle el peso asignado a las restriccio-
nes creadas por teorías inoperantes que pretenden, por ejemplo, negarle
al arte su capacidad de incidir en la salud.
El todo que nos constituye opera con tal cantidad de compo-
nentes que ningún estudioso del proteoma141 humano puede aventurarse
a conjeturar cuántas son las proteínas que producimos y cuáles son sus
funciones.
A pesar de esta realidad que sirve para mostrar el tamaño de
nuestra ignorancia, algunos agoreros cientificistas ya aplauden el éxito
que, según ellos, seguramente vendrá en unos cuantos años con el com-
pleto desciframiento de la cantidad y actividad de todas las proteínas
que nuestros cuerpos producen de manera automática, algo semejante al
mapa del genoma. Sin embargo, las variantes que aparecen como resulta-
do de la epigenética —esencia del cambio— que incluyen variables más
allá de la capacidad de cosificarlas, harían más plausible aprender a ser
humildes, si es que esto fuese posible, y reconocer que la vida es más que
un fenómeno. La vida es un hecho, un milagro que traemos puesto y con
el cual no hemos aprendido a convivir suficientemente. Es, en esencia, un
enigma.
Por otra parte, las significaciones imaginarias sociales que le dan
sentido a una sociedad solo existen al instituirse, es decir, cuando los su-
jetos que conforman el colectivo social las viven, creen en ellas, se adhie-
ren a ellas. Las formas sociales, las significaciones imaginarias no preexisten al
instituirse, ni perduran cuando ese colectivo dejó de otorgarles valor y sentido.
En estos tiempos en que se busca trascender las formas aprendi-
das bajo la Epistemología moderna es inadmisible definir el arte de una

141 Totalidad de proteínas codificadas por un genoma.

201
sola manera. Para Nietzsche,142quien fue el primero en cuestionar dicha
Epistemología, el arte es el único fundamento posible de una auténtica
exploración metafísica, es clave de la filosofía y con esta proposición se
construye el primer pilar para fundamentar una metafísica del artista.
Frente a la verdad lógico-racional que el filósofo consideró parcial, pro-
puso una contienda contra la verdad universal como error (2006). Sí, es
un error, solo que las contiendas nunca han resuelto nada.
El asunto del arte en la comunidad toma cuerpo en el Sujeto.
Quienes sigan el proyecto epistemológico transdisciplinario que esta
Maestría Internacional en Salud Arte y Comunidad (MISAC) propone
podrán encarnar seguramente su capacidad de formar parte integral de la
comunidad y de incidir en su salud teniendo presente el sentido del arte,
sin pretensión de convertirse en “artistas”, según la visión hegemónica.
Este es el reto, la creatividad que permitirá instrumentar proce-
sos artísticos en la MISAC solo aparecerá cuando los principios de salud
incluyan una relación saludable con la enfermedad.
El arte, como experiencia compartida, será benéfico cuando pro-
mueva la solidaridad, el flujo abierto de energía para liberar tensiones,
fuera de consideraciones morales. Cuando por artista se entienda una
persona que ha cultivado verdaderamente su relación consigo mismo y
permitido la explicitación de valores sin anteponer su importancia personal
y el utilitarismo, entrada a la corrupción y al robo.
En el sistema de Hegel el arte, mas que tener connotación “moral”,
significa que pertenecemos al absoluto. Arte, religión y filosofía comparten
esa sabiduría suprema, aunque en distinto plano.
Tenemos entre todos una relación mucho más próxima de lo que
podemos percibir.
142 Friedrich Nietzsche (1844, Röcken-1900, Weimar). Filósofo, poeta, músi-
co y filólogo alemán. Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la
filosofía occidental, mediante la genealogía de los conceptos que las integran,
basada en el análisis de las actitudes morales hacia la vida.

202
Formación en Salud, Arte y Comunidad
Los valores que nos mueven de manera habitual son los que se han insti-
tuido, sin que por ello sean los deseables. Tenemos frente a nosotros una
sociedad consumista que por lo general vive para responder a lo que el
mercado ofrece. Consideramos que esto puede revertirse al desarrollar
nuestro Ser ejerciendo una influencia en nosotros mismos para recuperar
valores acordes al supremo valor de la existencia.
Cuando se tiene intención de abandonar la búsqueda de objeti-
vidad apoyados en una metodología reduccionista que descarta todo lo
relativo al Sujeto, es necesario atender la formación y cultivo de la calidad
en todo lo que uno es y, en este caso, dejamos de considerarnos meramen-
te como mecanismo receptor y procesador de datos.
Es urgente trascender la dicotomía limitante que separa mente,
cuerpo y emociones conduciendo a hacer elecciones entre polos opues-
tos, ignorando su relación dinámica.
La visión dualista de los fenómenos contempla acción/reacción
como los únicos componentes de una relación. Al aparecer un tercer
elemento es como podemos tener acceso a otro nivel de realidad —por
ejemplo la confrontación salud vs. enfermedad en un nivel, cambiaría al
considerar el factor felicidad, concepto ambiguo con el queremos decir:
aceptación plena de lo que somos y de lo que la vida nos ofrece.
Los postulados que dan soporte a la Epistemología transdiscipli-
naria muestran su pertinencia en la relación salud-enfermedad, como el
Tercero Incluido que permite reconocer la convivencia en forma simultá-
nea de aspectos aparentemente incompatibles o diferentes.
Esta posibilidad lógica liberadora implica aceptar el dualismo ló-
gico aristotélico, sin negar lo evidente del mundo macro en su cotidiani-
dad, así como trascender nuestras formas limitadas de tratar de resolver
permanentemente, colocados en un mismo y único nivel, situaciones que
existen en diferentes niveles de realidad. Un ejemplo: el fenómeno que se

203
manifiesta como dolor no solo está en los tejidos dañados o inflamados,
pues es posible comprender mejor este asunto en las interacciones mo-
leculares que son sustrato, o ir más adentro aún, escudriñando en los
cambios que genera el fenómeno a nivel atómico; o más afuera, porque
el umbral de dolor es diferente en distintas personas. Esta forma más am-
plia de análisis está aconteciendo en el mundo de la Nueva biología que,
de este modo, recupera en parte lo que había perdido: “el bios”, “vida” en
griego. Así es como podemos ejemplificar la importancia del reconoci-
miento de diferentes niveles de realidad. Con este procedimiento la vida
estudiada por la Biología deja de ser un concepto muerto y mana como
un enigma con el que se establece una relación en vivo.
La calidad de visión que prioriza una relación constante y diná-
mica de los elementos que conforman a los diferentes entes trasciende esa
visión mecanicista que ignora la dinámica de los sistemas abiertos, a los
cuales la neguentropía (ver nota 138) les aporta posibilidad de mantener
la vida, de este modo se renuncia a conclusiones con carácter determinis-
ta que pretenden resolverse con explicaciones que son, por definición,
estáticas.

Transreduccionismo
La pretensión de trascender al reduccionismo es irreal, es importante que
la materialidad no excluya a lo noúmenico. El holismo pide que todas
las variables pertinentes queden incluidas, esta demanda nos paralizaría;
ahora bien, si en nuestra metodología dejamos de establecer conclusiones
finales y en su lugar abrimos espacio a la pregunta podremos tener acce-
so a una interacción más cabal Sujeto-Objeto. Esto mientras la pregunta
se mantenga como interés, al ejercer una calidad de atención que, como
hemos dicho, va a requerir de intensa práctica pues no aparece fortuita-
mente y tampoco sirve si permanece únicamente como “idea”.
El planteamiento epistemológico de la Transdisciplinariedad es

204
el transreduccionismo, en el que se mantienen los valores de rigor cientí-
fico y se reconoce el reduccionismo en cada uno de los niveles de reali-
dad, apareciendo un antireduccionismo con el planteamiento del Tercero
Oculto —lo sagrado que puede percibirse—. Al permitir una relación
entre lo racionalizable y lo racional, reconociendo la existencia de una
realidad inaprehensible racionalmente, se logra interacción entre niveles
de realidad. Así es como se tiene acceso a una adecuada convivencia con
el ámbito de lo no racionalizable, que deja de ser sustituido por deter-
minismos anacrónicos —por su limitante falsedad con pretensión de
verdad—. Entonces es posible convivir con la incertidumbre que obliga
a una vigilancia atenta de los hechos, insustituibles por ningún modelo.
Las entidades completamente determinadas son equivalentes a
estatuas, estas definiciones fijas, propias del pensamiento dicotómico, ig-
noran una realidad en las cuales las partes que componen a una entidad
viva se comunican, se interpenetran, se catalizan, se mezclan, creando una
multitud de posibilidades. Esto quedó evidenciado al descubrirse cómo
un gen puede tener muchas funciones y, además, conceder viabilidad a
diferentes productos (proteínas), no a uno solo como se consideró hasta
hace poco tiempo y como muchos comerciantes de la ciencia aún postu-
lan como “realidad científica”.
Esta forma destructiva que anula la dimensión de lo desconoci-
do es curable cuando una pregunta es capaz de hacernos reflexionar sobre
el regalo que es estar vivos, y trascender la tan favorecida incredulidad
sobre lo no cuantificable, que es una forma de permanecer ajeno a una
realidad eminente pues es mucho más fácil ignorarla, despreciarla o bur-
larse ella. Alcanzar la hierofanía —manifestación de lo sagrado— es efí-
mero, porque la experiencia, como todo lo nouménico, es inasequible a
la mente intelectual.
En el ámbito donde la subjetividad es rechazada no es posible
un acercamiento a la experiencia inefable de convivir con la vida en vivo.

205
“Aquí/ahora”, es tarde, porque se trata de un concepto que difiere de esa
frágil apertura necesaria para formar parte del movimiento. El asunto es
de simultaneidad entre experimentación y manifestación que requiere un
espacio equiparable al silencio.
En la intención de preparar a quienes deseen formarse en el
ámbito de la creatividad, en beneficio de la salud comunitaria, estamos
entrando en un terreno novedoso al atender con rigor transdisciplinario
la formación de personas que sentirán el placer de conocer y de servir.
Ahora bien, quienes tengan oportunidad de participar en este proyecto
como académicos, deberán poseer la humildad de aceptar el reto de estar
siempre reaprendiendo y dialogando, para alcanzar el nivel de integra-
ción que se ha de comunicar con el ejemplo.

206
Visión transdisciplinaria en Salud, Arte y Ética
En la Metodología transdisciplinaria, hemos dicho, se investiga en vivo
no in vitro. Este estudio en vivo permite, de alguna manera, encarnar el
conocimiento y alcanzar el nivel de comprensión. Compartir cómo expe-
rimentamos la relación Salud, Arte y Ética desde una visión transdiscipli-
naria requiere de toda la honestidad a nuestro alcance.

Salud, Arte y Ética 


En nosotros, humanos, los acontecimientos vitales suceden en unidad, en
tanto que las especialidades pierden de vista la complejidad. El tejido que
conforma una realidad estudiada en materias separadas impide disfrutar
el sabor que resulta de un entendimiento que produce satisfacción.
Los especialistas tienden a conformar cotos cerrados a los extra-
ños, esto es consecuencia de una extrema división del saber que se amplía
por la proliferación explosiva de diferentes disciplinas —alrededor de 8,
000, como lo refiere Nicolescu, y siguen aumentando—. Esta propaga-
ción tiene consecuencias que van más allá de solo dificultar una comu-
nicación eficiente entre diferentes aspectos del saber, sea este científico,
artístico o empírico, sin clasificación puntual.
La integración de diferentes disciplinas recusa modelos reduc-
cionistas que el positivismo ha usado eficientemente, pues la tecnología
ha logrado implementar muchas ventajas, por ejemplo televisión, com-
putadoras, teléfonos inteligentes y tantos otros. Sin embargo, la preten-
dida objetividad en el mundo científico ha marginado el desarrollo de la
ahora popularizada  inteligencia emocional. Este concepto cobró vigen-
cia con Goleman143 quien considera que está integrada por un conjunto
de habilidades, entre las que destacan autocontrol, entusiasmo, empatía,
perseverancia y capacidad para motivarse a uno mismo. Para Goleman

143 Daniel Goleman (1946, Stockton, California). Psicólogo. Adquirió fama


mundial a partir de la publicación de su libro Emotional Intelligence en 1995.

207
hay tres facetas diferentes de la inteligencia emocional que son: capacidad
de expresar las quejas en forma de críticas positivas, creación de un clima
que valore la diversidad sin convertirla en una fuente de fricción, y el he-
cho de saber establecer diferentes redes (1996).
El aspecto humano que manifiesta la inteligencia emocional y
que incluye aspectos espirituales o sagrados de nuestro Ser está sujeto a
cambios, sin depender exclusivamente de la información intelectual. La
pregunta que podemos hacer es, ¿cuál sería la fuente de cultivo de esta
inteligencia? Y respondemos: una de tal calidad que permita contactar
con lo sagrado en las relaciones con la naturaleza, con las personas, con
las cosas y con las actividades que realizamos.
En lo planteado hasta ahora por la inteligencia emocional se su-
prime el reconocimiento del papel que juega apreciar y disfrutar lo que
existe, que constituye una importante influencia para la salud física y
emocional.
Con respecto a la ética: si nos damos cuenta que la elección que
distingue entre bueno y malo se intercambia con frecuencia en el mo-
mento de decidir por “lo que me conviene o no”, la pregunta es, ¿cómo y
por qué se hizo esa elección? Evitemos conformarnos con una respuesta
automática, este es un asunto al que hay que acercarse con apertura y ade-
cuada calidad de atención.
Adoptar una ética que corresponda a los intereses del grupo del
que formamos parte es un asunto complejo y no solo tiene que ver con la
razón, pues ésta carece de la velocidad que tienen las emociones. El libre
albedrío —del que se supone disponemos— es muy cuestionable. No se
trata de una ética inmanente que se manifiesta, aunque sería deseable,
pues correspondería básicamente a la vida y se habría podido expresar por
disponer de un ámbito de libertad poco aprovechado. Desconocemos las
limitaciones que nos aprisionan y estas pueden llegar a apreciarse como
ideales, convicciones, necesidades en varias formas, incluyendo la sobre-

208
valorada ambición, los miedos y las fobias. 
Existen otras limitantes  que todos tenemos en común, sin em-
bargo el aire y el alimento son indispensables, mas las impresiones son
vitales pues sin ellas es imposible subsistir un solo segundo.
La ética fue marginada de las relaciones humanas en la Moder-
nidad,  por la ciencia positivista que priorizó una racionalidad técnica
y científica utilitarista promotora del poder, del dinero y de la produc-
ción eficiente.
Es imposible enseñar la ética. Se recibe aquello considerado ne-
cesario. Inútil que el maestro, el artista, el comunicador puedan forzar
para aceptar lo que, a su juicio, consideran “debería ser”. Solo se puede
entregar lo que se nos pide. La poca comunicación entre Psicología y Filo-
sofía, debido a la separación disciplinaria, deja el asunto de la Ética en un
repaso de lo moralmente deseable, sin vigencia, y que difícilmente incide
de forma efectiva en el comportamiento del individuo. Por otra parte, es
imposible enseñar sin apertura para convivir con la enseñanza expuesta.
La Psicología puede aportar elementos para fomentar esta acti-
tud que permita reconocer lo que es deseable para individuo y comuni-
dad, pues la calidad de ética favorable es transferible con el ejemplo en
vivo.
El artista, en su obra, nos da a conocer con frecuencia parte de
su biografía.  Él se refleja de alguna manera al poner su interés y atención
en ella. Cuando el arte se usa con fines predefinidos —y por tanto limi-
tados, como es el caso de quien establece como objetivo del “arte-terapia”
lograr  el desarrollo de  la autoestima, lo cual no es transdisciplinario—
anula la riqueza que se puede alcanzar al acotar la prodigalidad de la vida
con formas reduccionistas. 
El concepto de autoestima, como objetivo coadyuvante en la
salud, ha sido deficientemente aplicado pues  se trata de un asunto rela-
cionado con ensalzar al ego, que se encuentra en posesión completa de

209
los momentos que van marcando nuestra existencia. Hitler144 tenía una
buena dosis de autoestima —mas esa nefasta forma de esclavitud no se
reconoce a sí misma como tal, son conceptos en ocasiones muy peligrosos
que se ponen de moda, enarbolados con “buenas intenciones”—. 
La comprensión, que es otro nivel del saber,  sin ser resultado de
explicaciones —como se manifiesta a través del arte: poesía, pintura, tea-
tro, música, danza, cine— se abre a la posibilidad de una comunicación
que puede alcanzar el nivel de comunión. Este sería el objetivo de quien
pretenda comunicar eficientemente.
En el arte se puede encontrar una verdadera comunicación que
logre empatía y, por lo tanto, elevado nivel de comunión. Esto ocurriría
al incidir en la contraparte, los receptores, que dejan de ser ajenos cuando
la relación adquiere tal calidad que borra toda distancia entre observado
y observador. La apertura a una realidad más grande que nuestra capaci-
dad de hablar invita y anuncia el nacimiento de una “nueva actitud”, de
una ética basada en la belleza, el amor, la imaginación y la creatividad sin
definiciones. La calidad de inmanente le otorga carácter de autenticidad.

Realidad transdisciplinaria o transrealidad


Para comprender la realidad transdisciplinaria o transrealidad reproduci-
mos el diagrama elaborado por Nicolescu:

144 Adolfo Hitler (1889, Braunau am Inn-1945, Berlin).

210
En este diagrama de relación entre el Sujeto y el Objeto elaborado por
Nicolescu podemos identificar, en su proximidad, que el punto X los hace
uno y semeja al símbolo del infinito. Esto no es casual.
La relación aquí diagramada señala en el punto X el encuentro
entre el Sujeto y el Objeto mediante el Tercero Oculto, solo detectable en
la zona de no resistencia —o zona de absoluta transparencia, donde todo
fluye—. Esta emergencia de lo sagrado es la gran diferencia entre una vida
en estado de conciencia equiparable a “estar dormidos” y otra que ofrece
la posibilidad de despertar al milagro de existir, acontecimiento alcanza-
ble con una apertura que habrá de cultivarse en la relación consciente con
nuestra vida, relación biológica que podrá devenir espiritual.
En cualquier disciplina científica, el individuo queda soslayado,
procurando  un racionalismo que, en búsqueda de objetividad, ha igno-

211
rado esta variable que constituye la persona. La búsqueda de objetividad
—que cobra sentido en el Sujeto— hace evidente su contradicción de
origen. Ese carácter de aporía le será intrínseco, mientras se prescinda de
la lógica del Tercero Incluido. 
El llamado para incluir al Sujeto hace evidente la inminencia de
conocerse a uno mismo. De este modo podemos llegar a establecer nues-
tras verdaderas capacidades, generalmente sobrevaloradas, lo cual  sola-
mente es posible con una actitud y una calidad de observación sin conce-
siones que nos capacite para enfrentar nuestro egoísmo, miedos, envidias,
y otras emociones y actitudes que, automáticamente, hemos aprendido a
justificar, no a reconocer.

Teatro y cerebro
Peter Brook dice que “encontró que el más grande misterio para el teatro,
el más grande misterio frente al que nos encontramos, es justamente el ce-
rebro145, nuestro cerebro, este cerebro que no conocemos…” (en Jiménez,
2014). Una declaración difícil de aceptar plenamente sería que no nos
conocemos, no obstante, limitando el asunto al cerebro, es más aceptable.
El arte de Brook reconoce que sin el público la presentación  no
logra su cometido. Esto quiere decir que si somos capaces de disfrutar la
vida, tenemos que encontrar la forma de comunicarlo.
Para que el arte incida de alguna manera en el público habrá de
captar su interés y aportarle impresiones capaces de generar una emo-
ción que lo conecte con la vida. Las impresiones, como ya fue dicho, son
el alimento del que es imposible prescindir un segundo. Por eso afirma

145 Un ejemplo del interés de Peter Brook sobre el funcionamiento del cerebro
es su trilogía integrada por: “Soy un fenómeno” (1988, basada en “Una memo-
ria prodigiosa” del doctor Alexander Romanovich) “El hombre que…” (1993,
basada en “El hombre que confundió a su mujer con su sombrero” del neurólo-
go Oliver Sacks), y “El valle del asombro” (2014, que retoma el viaje narrado por
Farid Udin Attar en La conferencia de los pájaros).

212
Brook:“La gente con cualquier enfermedad agradece el interés, desde el
cariño. Sin amor no puedes hacer nada”. Y cuando le preguntan: ¿Le inte-
resa el teatro actual? Responde: “Dicho así, en general, no. Es como si me
pregunta si me interesa la comida. La comida abarca todas las cosas, pero
me interesa si me dan algo bueno. Es lo mismo con el teatro. Me interesa
cuando hay una buena experiencia. Pero no me interesa el teatro como
forma, como profesión. El teatro es comida. Cuando la gente me pregun-
ta cuál será el futuro del teatro yo le contesto que ¿cuál será el futuro de
la comida?” (ídem).
Que todas las impresiones son comida, está comprobado, tanto
que, en efecto, la muerte ahora se establece solo con la muerte encefálica
—no el corazón detenido o falta de pulso—, se declara con la “muerte
cerebral”, o sea, cuando el alimento de las impresiones se ha suspendido.

Recapitulación 
El aumento de disciplinas se convierte en un impedimento de comuni-
cación por su efecto de babelización, en parte porque los conceptos son
elaboraciones teóricas que se ofrecen como hechos o realidades univer-
salmente aceptadas, sin serlo. La comunicación entre especialistas de di-
ferentes disciplinas es pobre y en ocasiones imposible. Su principal con-
secuencia es que al tomar decisiones en todos los niveles se sacrifican las
aportaciones de experiencias y conocimientos  pertinentes y, por tanto, se
fomentan situaciones caóticas en muchos ámbitos de la convivencia  en-
tre individuos y países. La solución es distinta a la que dieron Leibniz146 y

146 Gottfried Wilhelm Leibniz (Leipzig 1646–Hannover, 1716). Filósofo, ló-


gico, matemático, jurista, bibliotecario y político alemán. Fue uno de los grandes
pensadores de los siglos XVII y XVIII. Ocupa un lugar igualmente importante
tanto en la historia de la filosofía como en la de la matemática. Inventó el cálculo
infinitesimal, sin conocer trabajo alguno de Newton, y su notación es la que se
emplea desde entonces. También inventó el sistema binario, fundamento virtual
de todas las arquitecturas de las computadoras actuales.

213
John Wilkins,147 quienes diseñaron lenguajes artificiales con esperanza de
fomentar una mejor comunicación entre diferentes.
La Metodología transdisciplinaria ofrece una importante op-
ción de relación entre disciplinas sin pretender crear una nueva especia-
lidad, sino una actitud que se reconoce por darle el mismo valor al fondo
que a la forma; a la esencia y a la textura; a la tolerancia, el rigor y a las
contradicciones que, usualmente, se resuelven con un cambio de nivel que
nos permite apreciar esos aparentes opuestos como partes de un mismo
palo (ver Nicolescu “Un palo siempre tiene dos extremos” 2009a, 25-30).
Siendo el libre albedrío una pura ilusión, el autoconocimiento
como camino hacia la actitud transdisciplinaria es un reto de mayor di-
mensión a lo estimado a priori. En este empeño de convivir consciente-
mente con lo que uno está siendo es donde reside la posibilidad de un
cambio de valores para una actuación solidaria y afectuosa.
Si llegamos a percatarnos de lo sagrado de la vida, estaremos en
mejores posibilidades de coadyuvar a su limpia manifestación; podremos
influir en la recuperación de la salud —que en pocas ocasiones es sufi-
cientemente aquilatada, hasta que se pierde—. De ahí que muchas de
las personas que desarrollan una sensibilidad humana capaz de sentir un
agradecimiento orgánico, es porque lo adquirieron cuando estaban a
punto de perder la existencia.
Pretender encontrar los fundamentos del arte —y su capacidad
de incidir transdisciplinariamente en la Salud, en las Ciencias neurobio-
lógicas, filosóficas y psicológicas o en la Neuroestética— es una tarea que
solo se logrará entretejiendo con la complejidad inherente a la vida y sus

147 John Wilkins (1614 - 1672). Religioso y naturalista inglés, además de pri-


mer secretario de la prestigiosa “Royal Society” y autor de varios ensayos. Fue
autor de la primera lengua sintética (“lengua artificial filosófica de uso univer-
sal”). Sugerimos consultar el libro de Jaap Maat: Philosophical languages in the
seventeenth century: Dalgarno, Wilkins, Leibniz. Dordretch: Kluwer. 2004.

214
diferentes niveles, desde la experiencia de tratar de recuperar la salud sin
ocultar los síntomas. Las premisas son: el orden es natural, la energía es
necesaria para restablecer el orden cuando éste se ha perdido, la realidad
existe en diferentes niveles, las explicaciones racionalistas y “cosificado-
ras” están limitadas para incidir de manera efectiva y afectiva en la pro-
ducción de un cambio.
Incidir en la salud creando condiciones que propicien flujos li-
bres de información, energía y corrección de problemas metabólicos se
puede lograr cuando terminamos de ser reactivos de forma elemental.
¿Atacar a la enfermedad?, ¿recuperar la salud con guerras?, ¿las terapias
son armas? Es necesario darnos cuenta que la vida es un regalo que solo
florece cuando es apreciada.
El poderoso arte es capaz de incidir en esa dirección, sin olvidar
que nadie puede otorgar lo que no tiene y que la alegría o cualquier otra
emoción, más que enseñarse, se contagia.
Lo real es la vida. Ésta es lo verdaderamente real. La relación con
nuestra vida es biológica, lo metafísico escapa a nuestra creación, es un
resultado en cuanto supera la distinción entre Sujeto/Objeto. Tal conoci-
miento depende del estado del Ser, es una intuición alcanzable por el ar-
tista, quizá por eso Nietzsche sustituyó al filósofo. Por ello, en la práctica
del Arte de vivir se podría encontrar la comprensión de lo vital.
La  ética  que  resulta del autodescubrimiento proviene  de una
convivencia consciente con la propia existencia y  puede  dar  pie a una
creatividad que permitirá, primero, incidir en la salud de uno mismo para
después compartir eso que disfrutamos.

215
La palabra viva: relámpago que atraviesa en un
solo instante todos los niveles de realidad.

Teorema poético de B. Nicolescu

216
Puentes transdiscipinarios desde las artes
Los puentes transdisciplinarios que se pueden tender desde las artes ha-
brán de conectar todo aquello que la perspectiva disciplinaria ha separa-
do: unas artes de otras, las artes de la comunidad, las artes de la espiritua-
lidad, las artes de las humanidades, las artes de las ciencias, las artes de las
técnicas. El reto mayor es cómo establecer una conexión de manera que
no sean solo puentes multi o interdisciplinarios los que se sigan constru-
yendo para mantener el predominio disciplinario.

Artes en la Universidad
En la formación universitaria se ha privilegiado la fragmentación disci-
plinaria de los saberes, con consecuencias nocivas para los profesionistas,
pues el resultado son personas escindidas y con gran dificultad para rela-
cionarse con todo aquello que es ajeno a “su dominio”.
El mundo en que vivimos está compuesto de sistemas no-linea-
les: todo está relacionado con todo. Es necesario unificar las dos cultu-
ras artificialmente antagónicas: cultura científica y cultura artística. La
visión transdisciplinaria puede ofrecer un concepto activo y abierto de
la naturaleza y del Ser humano reconciliando los diferentes campos del
saber.
Cualquier cambio, para ser significativo, habrá de partir de una
comprensión profunda de quien lo emprende y de aquello que se pre-
tende cambiar. Por eso, hablar de acciones para contribuir a cambiar el
estado en que se encuentran las artes implica hablar, primero, de cam-
biar el modo como nos vemos a nosotros mismos y cómo entendemos el
conocimiento. De lo primero ya se presentó un extenso capítulo sobre
Autoconocimiento, sobre lo segundo expusimos en el capítulo anterior
nuestra visión acerca de la educación transdisciplinaria, sin embargo no
está de más hacer nuevas preguntas, intentar respuestas y hacer una inte-
gración distinta de todo el proceso con respecto a las artes: ¿Qué lugar

217
ocupan la enseñanza, investigación y práctica de las artes en el ámbito
de las políticas educativas y científicas nacionales y en el seno de las
universidades? ¿Cuál ha sido su papel en la generación del saber y en la
transformación social? Las respuestas serán múltiples y distintas, según el
contexto, sin embargo, a partir de vincular y crear espacios que surjan del
esfuerzo comprometido de quienes están dedicados a esta actividad será
posible ampliar el acceso al disfrute y práctica del arte como experiencia
de saber y crecimiento humano.
La separación y el aislamiento de otras áreas del saber son las
principales características en la enseñanza e investigación de las artes —
aunque habría que decir de la investigación en general—. Esto es resul-
tado de nuestra manera de acercarnos al conocimiento y a la realidad,
producto a su vez de una visión racionalista-positivista.
Podríamos mejorar considerablemente si nos interesaramos por
abrir nuestro acto cognoscitivo y, por lo tanto, nuestra práctica de vida
o, por lo menos, podríamos percatarnos de las formas limitadas y rígidas
como nos conducimos. Esto implica un reaprendizaje transdisciplinario
reflexivo y pausado. Conocernos como Sujetos colocados en el centro de
nosotros mismos puede conducir a reconocer la investigación como vehí-
culo para la transformación y sustentabilidad humana.

Investigar en vivo
¿Quién investiga? Aquél que al hacerlo se “da cuenta” que se encuentra en
el terreno donde puede aprender a conocer y a Ser, espacio desde donde
puede comunicarse efectiva y afectivamente con los otros. El sentido de
la vida tiene por objetivo encontrar el lugar donde cada “Ser-Sujeto” des-
pliega todo su potencial.
¿Por qué investigar en vivo siguiendo un camino cuya única segu-
ridad que ofrece es una pregunta? Si existe interés de estar unido con todo
lo viviente ese puede ser el inicio del camino donde descubriremos que es

218
posible vivir, pensar y Ser en relación.
Arte, Ciencia y Cultura fueron artificialmente separadas en los
ámbitos académicos de la Modernidad, cuando en realidad están unidas.
Quien las separó es quien puede volver a unirlas: un Trans-Sujeto que ha
tomado consciencia de su relación con el mundo.
Si las artes del siglo XXI se orientan, por un lado, hacia la ruptu-
ra de las fronteras y, por otro, hacia la espectacularidad tecno-cibernética,
a la universidad le toca jugar un papel transformador con respecto a com-
prender y representar persona, sociedad y mundo. Es urgente establecer
una relación más fructífera entre ciencia, arte y espiritualidad al interior
de la universidad para su consiguiente repercusión social.

Arte “lo ordinario transformado en extraordinario”


El concepto Arte se acuñó al entrar el Renacimiento y, desde entonces, es
posible observar tres etapas en la relación Arte-Ciencia. Al inicio ocupan
territorios vecinos; después, a partir del siglo XVIII, separó racionalidad
científica de la determinación estética del arte y finalmente, a partir de
la segunda mitad del siglo XIX, con el surgimiento del Arte moderno
y el desarrollo tecnológico marcó su completa autonomía. A estas hay
que agregar la etapa posmoderna, a mediados del siglo XX, donde las
estrategias de búsqueda en ciencias y artes dejaron de ser irreconciliables
(Oyarzun, 2010).
El pensamiento simplificante en el arte sostiene la visión discipli-
naria que, a su vez, genera una visión elitista y del artista soberbio. En esa
perspectiva luce el artista, no el objeto creado, diferente al postulado de
los totonacos para quienes “artista es quien hace lucir las cosas” (Varios
2009). Todas las cosas que se hacen con corazón son arte. Por lo tanto,
del diálogo entre Ciencia y Arte resultaría beneficiada la cultura contem-
poránea.
Al observar el estado del arte en lo que va del presente siglo per-

219
cibimos un cambio radical respecto de aquello que lo caracterizó durante
la mayor parte del siglo XX. El mundo tecnológico ha desplazado a las
artes en los últimos treinta años. La cultura tecnológica carece de “proble-
mas reales”, en tanto que, por los problemas “reales” de los países (margi-
nación, exclusión, desempleo, racismo, analfabetismo, criminalidad) las
prácticas artísticas parecen perfectamente prescindibles. Solo se mantie-
nen como un legado simbólico del siglo XIX en los lugares controlados
por las poderosas burocracias culturales (De Azúa 2011). Ante esto se
requiere conceder otro rango a las prácticas artísticas a fin de que sean
espacios donde se mantenga la consciencia despierta.

¿Cómo lograr una relación adecuada entre Ciencia y Arte?


Ciencia y Arte no son exclusivos de personas superdotadas. Hay que te-
ner presente, con Gardner148 (1983), que todos poseemos inteligencias
múltiples.
La universidad, por lo tanto, habrá de fomentar el espíritu ar-
tístico y científico en espacios contiguos y con énfasis en la abstracción,
pues como señala Luis Porter: “Mientras el académico civilizado “pien-
sa” y sistematiza conscientemente sus ideas por medio de signos abs-
tractos (símbolos), los primitivos [sic] “bailan” y “cantan” sus ideas. (…)
estas diferencias pueden servirnos en nuestro intento de relacionar a la
educación con la vida y el amor, en la búsqueda de una más adecuada
pedagogía para esos jóvenes estudiantes que quisiéramos ver bailando y
cantando su tema alrededor del salón, en lugar de sentarse a estudiarlo
en el estático pupitre. Buscamos una educación que privilegie el cora-
zón por encima de la razón” (321-322).

148 Howard Gardner (1943, Scranton). Psicólogo, investigador y profesor de


la Universidad de Harvard, conocido en el ámbito científico por sus investi-
gaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la
teoría de las inteligencias múltiples, la que lo hizo acreedor al Premio Príncipe
de Asturias de Ciencias Sociales.

220
La unión del saber natural y del arte creativo es de verdades que
no deben ni tienen que entrar en conflicto, pues solo son estrategias dife-
rentes. Por otra parte, hoy se reconoce que el arte contiene componentes
reflexivos y discursivos, en tanto que la ciencia da cabida a la imaginación
y a lo aleatorio, integrando ambas un campo general de saber transdisci-
plinario.
Las urgencias que según Basarab Nicolescu (2009a) nos demanda el pre-
sente son:
1. La feminización del mundo
2. La relación entre diferentes campos de conocimiento y entre di
ferentes seres que componen una colectividad.
3. La unión entre Efectividad y Afectividad
4. Un verdadero diálogo entre los seres
5. La dimensión poética de la existencia
6. Un transculturalismo que, como señalara Michel Camus: se abra
a la trascendencia del sentido más allá del lenguaje y sea transreligioso,
planetario y abierto a todas las diferencias (Camus, 1998).
Por lo tanto, la construcción de puentes implica un permanente
ejercicio de cuidado, de acompañamiento afectivo y creativo, sobre todo
participativo, donde el principio de inclusión y las prácticas multi-expe-
rienciales propias del arte, estén presentes. Habrá que recuperar el senti-
do de un Conocimiento en vivo a partir de la diversidad y convergencia
entre las diferentes prácticas artísticas de distintas culturas; para ello será
necesario redimensionar cuerpo, sensibilidad e imaginación a fin de acer-
car los ámbitos de Salud, Arte y Comunidad.
La Transdisciplinariedad implica una actitud ética de apertura
y diálogo, por eso puede tender puentes hacia el equilibrio físico, emo-
cional e intelectual del Sujeto, puentes consigo mismo, con los otros y
con la naturaleza para reconstruir, desde la honestidad y el compromiso
aquellos lazos sociales, ambientales, culturales y afectivos que coloquen

221
a las personas dentro de un entramado de relaciones fundamentales para
comprender y fomentar su cuidado integral.
Así, por ejemplo, será posible vincular el campo de la salud con
prácticas de carácter ritual a fin de mantener equidad y verticalidad —
donde rito y arte encuentran su punto de contacto en los procesos para
una sanación individual y colectiva—, posibilitando la transformación de
los participantes y del entorno con el manejo de distintas energías.
¿Cómo tender puentes entre medicina científica y medicinas
tradicionales? ¿Entre salud y comunidad?, ¿entre espiritualidad y co-
munidad?, ¿entre las formas modernas de representación y aquellas que
tienen su fuente en las culturas originarias? En el caso de México —y de
Veracruz en particular— se puede partir del ejemplo del Centro de las
Artes Indígenas de la comunidad totonaca (de tutu: tres y naku: corazón).
La comunidad de artistas totonacos (“artista” para los totonacos
es “quien hace lucir las cosas”) está constituida por músicos, danzantes,
artesanos, representadores, médicos tradicionales, escritores, pintores,
videoastas, etcétera.
Para los totonacos todos los elementos que existen en el mundo
tienen vida, comenzando por sus dioses quienes dotaron al ser humano
de todo lo necesario para vivir. Danzas, música y teatro forman parte de
su cosmovisión religiosa. El ejemplo más significativo es la ceremonia ri-
tual de “Los Voladores”, de origen precolombino y consagrada al Padre Sol.
La distribución territorial del Centro de Artes Indígenas es una
muestra de cómo se tienden puentes. En el centro de la gran plaza donde
se encuentran sus instalaciones está colocado el mástil para la ceremonia
de comunión con la divinidad —Voladores—, contiguo a ese espacio esta
la casa de los Abuelos, guardianes de la sabiduría ancestral y, alrededor de ésta,
se encuentran las “casas” donde se practican y enseñan las diferentes artes.
Con toda esa vasta riqueza el puente entre espiritualidad, mate-
rialidad y conocimiento permite el reencuentro de las personas con los sa-

222
beres de comunitarios y de la naturaleza. Se abre un espacio de comunión
y creación compartida entre el ser humano y el cosmos.

Entre Vida y Muerte: una Transética


Al revisar el sitio que la muerte ocupa en el contexto actual de nuestra
sociedad es urgente plantearse construir un puente con la vida.
El tema de la muerte ha acompañado a la humanidad desde sus
orígenes. El periodo llamado “Renacimiento” estuvo caracterizado, para-
dójicamente, —debido a los afanes de conquista de las otrora potencias
europeas— por violencia, esclavitud, destrucción, y explotación de Amé-
rica y África. Después, la occidentalización del mundo a partir del Siglo
XIX mostró una nueva fase y el Siglo XX —si bien permitió la expansión
de las ideas y de las religiones propició, sobre todo, la mundialización de
las guerras: “la humanidad unida en la muerte”, llamó Edgar Morin a la
Primera Guerra Mundial (1993, 17-20). Y de ella habría de desprenderse
una gran secuela: Segunda Guerra Mundial, Guerra fría, Guerra de des-
trucción del medio ambiente, Guerra por el petróleo y, en México, “Gue-
rra contra el crimen organizado” que en el periodo 2006-2012 arrojó más
de 50,000 muertes, solo por mencionar algunas conflagraciones. Se trata
de una máquina de terror sin fronteras, la cual revela que seguimos estan-
do en la edad de hierro planetaria, Morin dixit.
Ante este estado de devastación urge tender un puente entre vida
y muerte. El arte transdisciplinario y transcultural puede lograrlo en la
medida que considera el interior y exterior de cada persona.
Solo reconociéndonos cada uno como Sujetos colocados en el
centro de nuestro propio mundo será posible darnos cuenta de la vida, de
la muerte y de las acciones que llevamos a cabo en el tránsito de una a otra.
Por lo tanto, para Ser Trans-Sujeto hay que estar dispuesto a na-
cer de nuevo poniendo fin a un estado de organización bio-antropo-social

223
para ceder paso a otro. Esto es lo que puede otorgarnos otra “calidad”149
y solo se alcanza trabajando para vivir la vida en diferentes niveles de
realidad, de esa manera se pueden “suspender” los prejuicios y construir
verdaderos puentes, verdaderos diálogos.
Vivir es sentirse parte de la naturaleza en una conexión que
siempre estará regenerándose; morir, en cambio, significa pasar a través
de algo que nunca se habrá de repetir: la muerte, como aniquilamiento
y transformación que “mata el universo egocéntrico del Sujeto viviente y
restituye sus componentes al universo físico” (Morin 2002, 458).
Solo hay un Arte que vale la pena de vivir: el Arte de vivir.

149 En este libro se emplea el concepto de “calidad” siguiendo a Peter Brook


“La verdadera calidad es una realidad objetiva, está regida por leyes exactas: cada
fenómeno se eleva y declina, grado por grado, según una escala natural de valo-
res. Encontramos una ilustración concreta de esto en la música: el paso sonoro
de una nota a otra transforma su calidad. Cuando un sonido alcanza el punto
más alto de una octava, la nota inicial se produce para comenzar una octava más
alta. La nota es la misma, pero colocada en otro nivel, engendra un sentimiento
distinto (1997, 90-97).

224
Para no concluir: Hacia una convivencia pacífica y armónica
entre individuos y sociedades
¿Cómo llamar a nuestra cultura “de progreso y crecimiento” caracterizada
por el deseo de tener más y de aumentar sin límites la producción
económica?: ¿Paradigma ignominioso?, ¿Sociedad con valores deseables? La res-
puesta, cuando menos, es incierta. Lo que sí podemos afirmar es que se
trata de ideas y valores establecidos que, en muchos casos, están metidos
hasta la médula de los huesos. Es “para lo que se vive”, es “lo que vale la
pena”. Sí, para algunos “es lo único que vale la pena”.
Quizá es tiempo de cuestionar seriamente si el crecimiento del que
se habla es posible por siempre, que la economía de un país tiene que estar
siempre en crecimiento. ¿Qué queremos decir realmente con “progreso”?
El progreso sigue siendo el valor máximo y se mide en crecimien-
to económico, sin cuestionar a costa de qué se da. El asunto, aceptado im-
plícita y explícitamente en nuestra escala de valores es que se necesita más,
siempre más. Es fácil percatarnos que este afán se relaciona directamente
con los programas para producir más: engordar pollos y reses más rápido,
producir granos transgénicos y todo lo que sirva para ganar, el asunto es
alcanzar el llamado “progreso” que, visto desde otro ángulo, parece una
carrera al desfiladero.
El crecimiento económico de un país, de una compañía, de una
cuenta personal, es un “signo de progreso”. Sin embargo, se nos ha olvi-
dado lo que implica esa capacidad de progresar. Tanto se nos ha olvidado
que, a nivel mundial, el deterioro del medio ambiente está a la vista y
que decir de las relaciones entre sociedades y personas. Hoy poca gente
ignora que el calentamiento de nuestro planeta se debe, en mucho, a que
la capacidad de la Tierra para recuperarse de los abusos cometidos por los
humanos parece haber sido rebasada.
El calentamiento se debe fundamentalmente a la producción de
bióxido de carbono, éste es ahora mayor al que nuestra vida vegetal y el

225
planeta pueden convertir nuevamente en oxigeno respirable para el reino
animal del que formamos parte. El reino vegetal existente en nuestra casa
—el planeta Tierra— está siendo devastado por la obsesión de crecer, de
tener más, aunque para muchos se trata de cómo sobrevivir.
El bióxido de carbono está asociado en mucho a la quema de com-
bustibles, principalmente de petróleo, que se usan en transportes de todo
tipo y en fábricas donde se necesita esa energía en los procesos productivos.
Así, el problema de la Tierra que se manifiesta en su biósfera
se debe a un crecimiento que cada día demanda más petróleo. Estados
Unidos es uno de los principales contaminadores del mundo y el petróleo
que obtiene en sus territorios le es insuficiente para abastecer sus cada vez
más grandes requerimientos. México es uno de sus proveedores y ahora
parece que se le exige que entregue más del que puede extraer. Estas ne-
cesidades de combustible le son esenciales a los vecinos del norte, porque
ellos no se quisieron comprometer —como el resto de los países del mun-
do— a disminuir la contaminación por producción de bióxido de carbo-
no. Su compromiso es con el crecimiento económico, para lo que tienen
que ser “competitivos”. Éste es otro de los valores máximos de nuestra
cultura. Ser competitivo implica, principalmente, mantener costos bajos,
no gastar en tratar el agua que se deshecha —aunque contamine ríos y
mantos freáticos—, desatender  el daño al planeta y sus habitantes: lo
importante es producir mucho y barato, así como pagar bajos salarios,
pues esto forma parte de los ahorros necesarios para ser competitivo y
tener utilidades.
Respetados científicos han señalado que los problemas del pla-
neta son de tal magnitud que, para algunos, el daño es irreversible; para
otros, es el último llamado. Aunque para muchos es un asunto que no nos
atañe, es, dicen, cosa del futuro.
 Se pregona que “ahora es cuando”: ahora es cuando extraer todo
el petróleo que se pueda para seguirlo dilapidando. ¿A qué obedece tal

226
propuesta? ¿Qué importa que no sea renovable?, ¿que cada día valga más?
Se usa mal, porque resulta que el petróleo es un bien con aplicaciones
importantes en plásticos, telas y materiales; pero cuando se quema para
producir calor es como prender fuego cada vez con un billete de la más
alta denominación. Estamos acelerando el calentamiento global: sí, a
mayor consumo de petróleo más calentamiento, menos futuro y mayor
deterioro.
Si no lo vemos es quizá por la ceguera causada por cupiditas:
“Radix malorum est cupiditas”150(Wallace 1996, 265). Puede que existan
otras fuentes de maldad y desconsideración, pero cupiditas es campeona.
Sin embargo, el asunto de fondo es el desconocimiento de qué tanto po-
demos nosotros, los humanos, incidir en nuestra forma de sentir, de pen-
sar, en síntesis: de Ser. Parece que si este instrumento de acción en el mun-
do actuara sin consideración de sus fetiches de moda como el progreso,
el crecimiento y la competitividad, podría revertirse en mucho, o quizá
del todo, el problema del planeta. Estas son soluciones que apelan a que
tomemos conciencia que, con razón y convicción, debemos establecer ac-
ciones para salvar al planeta de la influencia nefasta de actitudes humanas
que pululan devastando lo que se presenta a su paso. Eso sería una forma
de corresponder a los “valores supremos” de nuestra humana condición.
Si el planteamiento del problema fuese correcto parecería que
todo lo que se necesita es voluntad y acciones firmes para resolverlo, o sea
que sería un problema de solución sencilla aunque, desafortunadamente,
es más complejo. Las acciones necesarias implican un rompimiento con
el afán de competición que está fuertemente inserto en nuestra cultura.
¿Cómo cambiar esto?
La ética y la competitividad se encuentran divorciadas en mu-
chos ámbitos y parecen imposibilitadas para influir una en la otra. El cre-
cimiento personal —necesario para comprender el beneficio profundo

150 “La raíz de toda maldad es la avaricia”.

227
de lo que es favorable para la sana convivencia— puede unirlas.
¿Existe la competición ética? Dicho de otra manera ¿es posible
que competir sea bueno? Parece una pregunta absurda en nuestro tiem-
po: se nos ha enseñado hasta el cansancio que hay que ser el mejor y es-
tar por encima de todos, para eso son los concursos, las competiciones.
Todos “se preparan mucho” porque quieren ser “los mejores”. ¿Es ética
esta forma de motivar?¿Qué significa verdaderamente triunfar? Hay mu-
cha gente que puede tener una vida miserable y ser admirada por quien
admira el oropel. Las posesiones materiales no aportan satisfacción per-
manente, pues lo que viene de afuera es un asunto sin valor verdadero. El
mejor argumento atañe a la convivencia armoniosa, en donde lo justo y
generoso predominan, porque eso redunda en el verdadero éxito. En esto
reside la diferencia entre vivir en la dimensión horizontal —trabajar para
tener más— y en la vertical —trabajar para Ser más— que el Conocimien-
to en vivo propicia.
Cuando la realidad se vive en el nivel de una voluntad sin con-
ciencia, los hechos se desenvuelven en el nivel primario de las asociacio-
nes mentales más elementales: soñar despiertos. Ahí está ausente la magia
de la vida, lo sagrado, la capacidad de apreciar. El ruido es tal que no se
percibe el canto de los pájaros, el sonido de la fuente, el contacto con los
otros, insumos, estos, que generan agradecimiento y cuando crecen hacen
aparecer el verdadero Amor —con mayúscula, como en este libro se ha
escrito, porque acerca a Dios, con la connotación que para cada uno tenga
esta noción—.
“Por sus frutos los conocemos” y no hay nadie que, como fruto
de su sometimiento, tenga como premio otra cosa que no sea el caos in-
terior, el cual se hace evidente en sus gestos y actitudes, en sus arrugas, en
su falta de alegría verdadera, en su escasa calidad de vida y en su limitada
posibilidad de disfrutar.
Ser libres es sentirnos con suficiente libertad para hacer uso de

228
ella, no enarbolarla como bandera. Así podremos jugar en todos los jue-
gos que deseemos —aun en los de competición— sin dejar de Ser lo que
somos, elegir y actuar pensando en el beneficio que, para el grupo en el
cual vivimos, significa el servicio que podrá obtener. La desesperación y la
violencia son una amenaza que no se resuelve confrontando. El beneficio
deriva de una educación en donde lo sagrado no llega por dogma, ni por
axioma.
El cambio de cultura y de conciencia en las sociedades humanas
se hace evidente al observar como la pandemia del miedo cunde, bien
abastecida por la fuerza de información irresponsable —frecuentemente
incompleta, falseada y manipulada— que nos mantiene atemorizados.
Así, la aspiración a ser libres se reduce al mínimo, pues el miedo de poder
sufrir un atentado es una fuerza que mina la salud y con miedo no hay
libertad completa.
La Transdisciplinariedad, afirmamos, es un camino para enfren-
tar la relación con el mundo y con todo lo viviente  desde la raíz, es decir,
comenzando en el Sujeto. Un Sujeto capaz de traspasar los valores tan
enraizados de la actual cultura que le impiden exhalar su perfume.
Nuestro mundo es maravilloso por infinitas cosas: su color azul,
los prodigios de la naturaleza; las flores—su simetría, tonos y aromas que,
si los percibimos bien, nos dejan pasmados— pero tenemos prisa pues,
decimos, no hay tiempo para cursilerías, y claro, perdemos contacto con
él si dejamos de convivir con la vida que es el milagro de milagros —a falta
de mejor manera de nombrar lo indecible, de comunicar lo incomunica-
ble—.
El movimiento evita que las descripciones correspondan con lo
descrito. Nuestra posibilidad de establecer valores con el poder de mover
nuestras decisiones reside en la apreciación viva, acontecimiento que solo
puede ocurrir en éste momento y en el único lugar posible: nuestro cuer-
po. Hacernos conscientes, en primer plano, de nuestra existencia no es un

229
lujo sino una necesidad, si deseamos estar despiertos. Quizá esa justa as-
piración sólo puede emerger cuando convivimos con nuestra obscuridad.
Servir a lo más alto es una forma de tocar lo inefable es, de algu-
na manera, la intención de vivir alineados con los designios del universo.

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A
Adame, Domingo 8, 16, 17, 19, 21, 24-31, 147
Agustín, san 34
Aristóteles 21, 33, 61, 85, 90, 200
Attar, Farid Udin 23, 117, 212

B
Barradas-Guevara, María del Carmen 194
Berman, Morris 101, 102, 126,
Block, Ned 174
Boff, Leonardo 146, 174
Bohm, David 23, 133, 174, 176
Bonfil Batalla, Guillermo 16
B. Pert, Candace 83,116
Brook, Peter 23, 212, 213, 224

C
Camus, Michel 189, 221
Capra, Fritjof 102
Castaneda, Carlos 38
Chalmers, David J. 174
Chamfort Nicolas de (Sébastien-Roch Nicolas) 34
Copérnico 121
Crick, Francis 174
Cuba 19, 186, 191

D
De Ambosio, Ubiratán 182
De Bono, Edward 161
De Jesús, Teresa santa 36
Delors, Jaques 167
De Kempis, Tomás 34
Descartes 126, 127

241
Dylan, Bob 28

E
Eckhart, Meister 137
Einstein, Albert 11, 114, 121, 123, 130, 131, 175
Empédocles 21, 85-89, 92, 94
Estados Unidos 66, 69, 176, 186, 194, 198, 226

F
Fremantle, Christopher 15

G
Gardner, Howard 220
Galilei, Galileo 35, 108
Goleman, Daniel 207
Gómez Yepes, Antonio 15, 17, 18, 20, 22, 24-27, 29, 30, 31, 56
González Casanova, Pablo 9
Goswami, Amit 120,121
Guénon, René 60
Guillaumín, Arturo 181, 183
Gurdjieff, George.I. 15, 18, 23, 29, 54, 57, 69, 71, 75, 86, 89, 140, 145

H
Hegel, Friederich 158, 202
Heisenberg, Werner 121
Heráclito 20
Hitler, Adolfo 210

I
Ibáñez, Vicente 195

242
J
Juan, san 40, 162
Juarroz, Roberto 151, 199

K
Kant, Immanuel 200
Khun, Thomas 115
Kierkegaard, Søren 158,
Kingsley, Peter 85, 86 - 88, 90, 92, 93, 135
Koch, Christof 174
Korzybski, Alfred 134
Krishnamurti, Jiddu 23, 34, 40, 46, 56, 143, 176

L
Lakhovsky, M. Georges 192
Lao Tsé 34
Leibniz, Gottfried Wilhelm 213

M
Machado, Antonio 22
MacLean, Paul 109, 116, 135, 143
Maturana, Humberto 82
Matus, Juan 37
Merino Lanzilotti, Cristóbal 20
México 9, 15, 16, 19, 20, 66, 145, 186, 189, 196, 198, 222, 223, 226,
Minkowski, Hermann 175, 244
Morin, Edgar 9, 29, 52, 92, 114, 126, 127, 129, 146, 163, 181, 182, 190,
197, 223, 224

243
N
Nagel, Thomas 174
Nicoll, Maurice 140
Nicolescu, Basarab 9, 10, 12, 18, 27, 29, 37, 54, 92, 101-108,117-119,
123, 124, 126, 128-130, 137, 142, 146, 154, 155, 157, 159, 163, 165,
172, 177, 181, 186, 187, 198, 207, 214, 221
Nietzsche, Friedrich 202, 215
Núñez, Nicolás 198

O
Oppenheim, Paul 123
Ortiz Lobo, Alberto 195, 214
Ouspensky, Piotr D. 23, 51, 140
Oyarzun, Pablo 219, 241, 245

P
Parménides 20, 85 - 87, 89, 94, 135, 143
Pausanias 92
Peat, David F. 23
Pérez Matos, Nuria Esther 191
Pérez Tamayo, Ruy 105
Pitágoras 33, 143
Planck, Max 108, 218
Platón33, 85, 87, 116
Protágoras 116, 238
Porter, Luis 220
Putnam, Hilary 123

R
Rumi 90, 91

S
Schödinger, Erwin 110, 120
Segal, William 15, 23, 25, 86, 131, 162

244
Shakespeare, William 75, 103
Sócrates 33, 85
Sousa, Boaventura de 182, 189
Sten, María 20
Sultzer, Eva 15
Sukab,Gari 176

T
Tlazoltéotl 106
Tracol, Henry 18, 57, 145

V
Valencia, Rodolfo 18, 19
Van-Gogh, Vincent 75
Varela, Francisco 82
Vázquez-Rossainz, Eduardo 194
Vázquez-Valdés, Eduardo 194
Veracruz 12, 16, 19, 25, 59, 117, 186, 191, 195, 222

W
Wilkins, John 214

Z
Zemelman, Hugo 145

245
Índice de conceptos

A
Acontecimiento 35, 43, 49, 56, 66, 103, 136, 137, 152, 197, 207, 211,
229
Actitud 29, 31, 44, 45, 47, 52, 77-79, 87, 104, 107, 108, 130, 142,
143,147,154, 156, 168, 170, 187, 202, 209, 210, 212, 214, 221, 227, 228
-realista 44
-transdisciplinaria 29, 52, 104, 107, 108, 170 ,214
Afectividad 29, 107, 148, 181, 190, 221
Agradecimiento 24, 25, 27-29, 37, 62, 66, 77-79, 82, 214, 228
Alma 17, 29, 36, 45, 46, 59, 66, 67, 79, 109, 138, 163, 176
Amor 24, 25, 41, 45, 62, 69, 71, 73, 75, 81, 84, 91, 94, 123, 162,167,
169,189, 210, 213, 220, 228
Antireduccionismo 205
Apertura 11, 17, 20, 35, 81, 86, 89, 99, 104, 108, 109, 132, 144, 162,
177, 182, 206, 208, 210, 211, 221
Arte 7, 9, 10, 12, 17-21, 23 - 25, 27, 30, 36, 39, 41, 44, 46,47,
49, 53, 56, 57, 59, 60 - 62,70, 71, 73-75, 77, 79, 81, 82, 84, 87,
91-93, 97, 102, 103, 105, 106, 109, 111, 115, 117, 120, 126,
127,129, 130, 135, 137, 138, 140, 144 -146, 148, 151-
154, 156, 159, 160, 164-166, 169, 172, 176-179, 181,
184, 186, 188, 189, 191, 194-199, 201-210,212 -215, 224, 226
_ de ver 137
_de vivir 18, 21, 23, 81, 82
_objetivo 75
Artista 15, 24, 159, 188, 197, 202
Atención 11, 17, 19, 20, 22, 31, 35, 36, 39, 44, 47, 52, 61, 83, 86, 87, 92,
94, 97, 99, 118, 132, 134-136, 138, 141, 143, 144, 154, 159, 160-162,
168, 173, 178, 194, 196, 199, 204, 208, 209
Autoconocimiento 7, 11, 13, 28, 29, 31, 33, 34, 45, 54, 83, 94,95, 107,
110, 118, 145, 153, 155, 165, 166, 168-170, 172, 177, 189, 198, 214, 217

246
Biología 82, 92, 109, 111, 116, 192, 204

C
Calidad 9, 18, 20, 24, 29, 39, 40, 41, 43-45, 53, 59, 62, 63, 67, 71, 74,
79, 81, 82, 84, 87, 92 - 94, 97, 104, 130-133, 135, 136, 141, 143, 148,
152-154, 160, 163, 166, 167, 169 - 171, 173, 177, 178, 187, 189, 194,
196-198, 200, 203, 204, 208 - 210, 212, 222, 224, 228
_de atención 20, 31, 39, 44, 87, 92, 132, 135, 136, 143, 160,
204, 208
_de axiomas o dogmas 136
_de comprensión 53
_de conciencia 92,93
_de conocimiento 152
_de contenido 196
_de conversación 171
_de espiritual 67
_de ética 209
_de humanos 200
_de inmanente 210
_de la madre 82
_de la manifestación 67
_de las opiniones 18
_de Mêtis 136
_de obra de arte 81
_de observación 141, 154, 212
_de pensamiento 167
_de relación 44, 45
_de respeto 92
_de sagrado 131
_de ser (es) 166, 170
_de sueño 71
_de vida 18, 94, 133, 171, 228
_de visión 204
Causalidad 108, 119, 193
_circular 193
_denominada global 108

247
_local 108
Célula 44, 47-49, 116, 119, 123, 133, 165, 168, 173
Cerebro 5, 56, 81, 88, 98, 109, 116, 132, 135, 140, 143, 144, 173, 212
_anterior 135
_asociativo 56, 98
_operativo 143
_reptil 144
_triuno 143
Ciber- espacio- tiempo 104, 187
Cibernética 103, 114, 187, 219
Ciencia 3-5, 10, 23, 28, 34, 51 , 70, 82, 60, 94, 101, 102, 105, 106, 108,
110-112, 114, 115, 117, 119, 123, 127, 130, 145, 146, 156, 158, 160,
164-166, 177, 180, 185, 189, 193, 196, 199, 200, 205, 209, 219, 220, 221
_moderna 101, 102, 108, 112, 114, 117, 119, 145, 146
nueva_ 193
_positiva o positivista 28, 196
Coexistencia 7, 29, 122, 124
Complejidad 4, 24, 26, 43, 92, 107, 114, 116, 117, 124 - 129, 163, 181,
183, 185, 186, 188, 189, 207, 215
Comprender 4, 12, 20, 21, 24, 26, 27, 41, 79, 87, 88, 103, 105, 106, 110,
112, 129, 130, 133, 136, 138, 141, 148, 155, 172, 173, 175, 204, 210,
219, 222, 227
Comprensión 24, 29,39, 49, 53, 59, 63, 65, 87, 97, 102, 106, 110, 112,
113, 117, 131, 132, 134, 151, 164, 165 , 173, 175, 178, 185, 199, 200 ,
207, 210, 215, 217
Comunidad 12, 30, 59, 101, 167, 186, 190, 191, 194, 195, 196, 197,
198, 199, 202, 203, 209, 217, 221, 222
Contexto 28, 85, 94, 117, 129, 133, 153, 158, 175, 182, 218, 223
Conciencia 12, 15, 16, 23, 24, 27, 28, 63, 69, 82, 89, 92, 93, 136, 145,
157, 163, 165, 176, 199, 211, 227, 228, 229
_universal 12, 24, 27, 63, 165
Confrontación 133, 134, 155, 156, 164, 171, 172, 193, 198, 203
Conocimiento 7, 10-13, 15-18, 20-23, 28-31, 33, 34, 39, 45, 48, 51, 53,
54, 56, 57, 60, 61, 63, 69, 81, 83, 94, 95, 99, 101-104, 106-108, 110-114,
116-119, 124, 125, 127, 129, 131-134, 137-139, 142, 144-146, 152, 153,
155, 156, 159, 162-165, 168-170, 172-175, 177, 178-185, 187, 189, 191,
193, 198, 200, 204, 207, 208, 213 - 215, 217, 218, 221, 222, 227, 228

248
_de uno mismo 16, 112
_del conocimiento 146, 163, 181
_del sujeto 4, 117, 133
-en vivo 1, 3, 7, 12, 23, 30, 101, 172, 221, 228
-in vitro 1, 3, 7, 12, 23, 30, 101, 172, 221, 228
Consciencia 16, 17, 21, 22, 24, 25, 44, 46, 60, 61, 66, 69, 70, 87, 93, 94,
97, 98, 101, 118, 122, 134, 136, 139, 140, 141, 143, 147, 154, 157, 158,
161 - 163, 165, 173-175, 178, 197, 219, 220
Continuidad 118, 119
Contradicción 60, 106, 108, 114, 115, 121, 124, 127, 155, 180, 188,190,
221, 214
Cosmodernidad 3, 92, 101, 105
Creatividad 3, 23, 39, 73-75, 151, 158, 166, 171, 179, 181, 187, 202,
206, 210, 215
Cuerpo 11, 17, 18, 21, 29, 30, 35, 37, 39, 41, 43, 44, 46, 47, 52-54, 67,70,
71, 78, 83, 86, 87, 98, 99, 116, 123, 127, 131, 136, 140, 145, 151, 157,
164, 173, 175, 185, 194, 198, 201, 202, 203, 221, 229

D
Danza 15, 22, 26, 103, 104, 176, 198, 210, 222
Determinismo 108, 119, 192, 193, 197, 205
Diálogo 10, 19,20, 23, 25, 31, 45, 82, 101, 106, 108, 167, 171, 176, 187,
188, 196, 219, 221, 224
_de saberes 10
Dios 24, 27, 34, 57, 69, 73, 139, 162, 228
Disciplina 11, 39, 89, 102, 103, 104, 110, 113, 182, 185, 192, 211
Dogma (s) 11, 15, 53, 65, 99, 136, 167, 168, 229

E
Educación 4, 9, 13, 17, 19, 26, 29, 33, 39,40, 59, 69, 70, 73, 77, 117, 132,
138, 151, 153, 157, 166 - 171, 173, 179-182, 185 - 187, 189, 194, 196,
217, 220, 229
Efectividad 107, 147, 148, 181, 190, 221
Ego 28, 44, 48, 49, 69, 84, 137, 139, 145, 152, 154, 156, 162, 167, 209
Emoción 7, 8, 11, 17, 18, 20, 21, 23-25, 27, 29, 30, 31, 35, 36, 39, 40, 41,

249
44, 47, 49, 52-55, 60, 62, 65, 67, 70, 71, 74, 75, 77
Enfermedad (es) 16, 37, 59, 60, 192, 194, 195, 198, 200, 202, 203, 213,
215
Entropía 131
Epigenética 192, 193, 201
Episteme 152, 180
Epistémico 116
Epistemología 11, 54, 83, 84, 87, 92
Espacio 19, 20, 23, 24, 26, 41, 45, 48, 51, 59, 70, 71, 91, 95, 97, 104,
107, 108, 120, 128, 130, 131, 136, 139, 144, 148, 155, 158, 159, 163,
169, 172, 174-176, 181, 183, 184, 187-189, 196-198, 204, 206, 218, 220,
222, 223
Esperanza 12, 60, 86, 117, 199, 214
Espíritu 8, 17, 23, 28, 31, 57, 60, 65-67, 89, 91, 93, 95, 107, 126, 129,
147, 148, 154, 158, 164, 176, 181, 184, 185, 189, 196, 208, 211, 217,
219, 220, 222
Espiritual 8, 17, 23, 28, 31, 57, 60, 65-67, 89, 91, 93, 95, 107, 126, 147,
148, 154, 164, 176, 181, 184, 185, 189, 196, 208, 211, 217,219, 222
Espiritualidad 17, 65, 164, 181, 196, 217, 219, 222
Ética 8, 19, 29, 31, 129, 133, 207, 209, 210, 215, 221, 227, 228
Auto_ 129, 147, 190
Trans_ 5, 223
Experimentación 102, 154, 178, 206

F
Felicidad 79,86,151,153, 174, 188, 175, 191, 203

G
Grupo 11,15 - 17, 19, 22, 29, 45, 51, 54, 69, 70, 71, 123, 131, 140, 153,
177, 186, 195, 208, 229

H
Hermenéutica 25, 97
Hierofanía 205

250
Holismo 204
Holista 116
Holístico 133
Humildad 17, 18, 34, 40, 41, 44, 61, 62, 84, 89, 155, 206

I
Importancia personal 20, 69, 99, 145, 152, 162, 171, 202
Impresión 7, 18, 75, 77, 79, 89, 95, 137, 138, 139, 140, 143, 154, 163,
170, 172, 192, 195, 198, 209, 212
Impresiones 18, 77, 79, 89, 95, 137 - 139, 140, 143, 154, 163, 170, 192,
195, 198, 209, 212, 213
Incertidumbre 114, 121 ,205
Intelecto 41, 44, 53, 69-71, 84, 99, 140, 142, 145, 154, 157, 159, 164,
167, 170
Inteligencia 20, 44, 48, 49, 53, 55, 60, 67, 116, 130, 138, 163, 172, 178,
185, 207, 208, 220
_emocional 207, 208
In vitro 23, 117, 132, 172, 207
Intención 25, 28, 30, 31, 43, 53, 75, 105, 124, 129, 137, 144, 148, 155,
156, 178, 191, 203, 206, 210, 230
Interdisciplinariedad 26, 103, 104, 131, 191
Interés 10, 11, 17, 19, 24, 29, 30, 31, 35, 36, 47, 55, 56, 66, 81 - 83,
99,105, 106,110-113, 135, 137, 141, 142, 148, 152-154, 159, 161-163,
169, 170, 172, 178, 179, 184, 192, 195, 196, 204, 208, 209
Introspección 16, 18, 47, 49, 70, 71, 74, 109, 129, 143, 148, 154, 156

L
Leyes universales 102
Libertad 25, 26, 37-39, 45, 53, 56, 93, 97, 103, 138, 139, 142, 147, 156,
158, 160, 165, 166, 167, 208, 228, 229
Literatura 19, 28, 75, 103
Lógica 10, 13, 20, 23, 31, 52, 55, 60, 61, 90, 92, 101, 106, 109, 114, 117,
119, 123-125, 127, 136, 145, 151, 157, 158, 161-163, 167, 172, 182,
184, 188, 190, 200, 203, 211, 212, 214, 215, 220
_binaria 10, 172, 188

251
M
Mecanicidad 141, 142, 172
Medicina 104, 111, 192, 194, 222
Meditación 16, 23, 57, 71, 86
Mente 21, 23, 40, 66, 81, 88, 95, 97, 98, 102, 123, 126, 127, 129, 131,
135, 138-140, 142-144, 151, 168, 172, 174, 175, 194, 198, 203, 205
Metafísica 61, 67, 88, 93, 130, 202
Modernidad 92, 101-103, 105, 115, 119, 154, 163, 193, 209, 219
Muerte 20, 63, 134, 148, 194, 213, 223, 224
Multidisciplinariedad 103
Música 28, 33, 79, 99, 103, 210, 222, 224

N
Neoliberalismo 189
Nivel (es) 3, 10, 18, 21, 25, 31, 43, 44, 52-54, 60, 62, 63, 69, 87, 98, 99,
104, 106-109, 112, 113, 117-119, 122-131, 134, 136, 137, 139, 140,
141, 143, 144, 145, 147, 157, 159, 160, 165, 172, 173, 175, 177, 178,
180, 188, 189, 195, 197, 203 - 207, 210, 213 - 215, 224, 225, 228
_de percepción 127, 175
_de realidad 87, 104, 119, 128 , 144, 159, 188, 197 , 203
Nouménico 51 , 119, 123, 131, 199, 204, 205
Nuevo nacimiento 106, 117

O
Ontología 133
Ontológico (s) 106, 117, 118, 165

P
Paradigma 8, 28, 102, 104, 111, 114, 115, 126, 128, 145, 146, 163, 167,
179, 180, 182, 193, 225
_Científico 8, 28, 104, 115, 145
_Científico-positivista 102
_de la Modernidad 115
_emergente 115

252
Nuevo_ 104, 111, 115, 167
Pecado 59
Percepción 28, 30, 44, 55, 62, 65, 71, 74, 76, 81, 83, 84, 94, 99, 102, 107,
109, 118, 119, 122,127, 130, 134, 138, 143 - 145, 161, 165, 172, 174,
175, 177, 189
Pintura 75, 210
Pluralidad compleja 29
Poética (dimensión) 221
Poético (s) 51, 148, 159
Positivismo 114, 191, 204
Posmodernidad 102, 103, 105
Preconceptual 16, 55
Pregunta 11, 12, 14 -16, 19, 22, 25, 30, 35, 36, 38, 48, 54, 56, 66, 68, 80,
86, 89, 93, 94, 96, 98, 100, 103, 119, 122, 130, 137, 147, 148, 150, 157-
159, 163, 166, 174
Premodernidad 101,105
Puentes 17, 29, 101, 106, 110, 189, 191, 196, 217, 221, 222, 224

R
Racional 20, 26, 61, 74, 105, 132, 136, 147, 159, 168, 169, 172, 202
Racionalidad 81, 103, 117, 209, 219
Razón 11, 28, 53, 60, 71, 78, 83, 84, 90, 94, 97, 102, 109, 145, 154, 172,
181, 182, 191, 200, 208, 227
Realidad 10, 17, 18, 20, 21, 24, 26-28, 35, 39, 43, 52-54, 61, 66, 70,83,
84, 87, 93, 98, 102 - 104, 106, 107, 208, 109, 111, 114, 117, 118,122-
131, 134, 136, 137, 138, 144, 145, 147, 148, 156, 159, 162, 163 - 165,
167, 172, 176, 184, 188, 189, 197, 176, 184, 188, 189, 197, 201, 203-
205, 207, 210, 215, 218, 219, 224, 228
Reduccionismo 55, 111, 117, 118, 204, 205
Relación 11, 17, 18, 20, 22, 26, 35, 37, 39, 40, 43, 44, 46, 48, 53-56, 59,
63, 66, 69, 70, 74, 83, 94, 98, 105, 106, 111, 112, 118, 127, 128, 130,
134, 136, 138-140, 142, 143, 146, 148, 151, 152, 154, 156-158,162, 164,
169, 170, 173-175, 176, 178, 182, 187-189, 191, 195, 196, 198, 202,203
- 205, 207, 210, 211, 214, 215, 219, 220, 221, 229
_íntima 44, 48, 53, 56, 66, 74, 143
Religare 43

253
Religión 26, 43, 120, 142, 144, 154, 178, 185, 199, 202
Reproductividad 102
Rigor 28, 104, 108, 118, 130, 134, 139, 154, 156, 159, 161, 200, 205,
214
Rito 15, 198, 222

S
Sabiduría 39, 89, 168, 202, 222
Sabio 35, 112, 138, 155
Sabor 11, 19, 27, 36, 43, 74, 90, 144, 159, 162, 163, 175, 207
Sagrado 17, 24, 65, 90, 93, 94, 119, 123, 130, 131, 154, 164, 165, 175,
177, 205, 208, 211, 214, 228, 229
Salud 12, 16, 37, 49, 60, 67, 77, 79, 133, 163, 186, 191, 192, 194-202,
205-209, 214, 215, 215, 221, 222, 229
Semiótica 25
Significado 7, 9, 22, 34, 51, 53, 78, 84, 89, 90, 94, 128, 135, 175, 177
Silencio 26, 35, 44, 55, 72, 109, 112, 119, 135, 137, 145, 152, 158
Sujeto 21, 30, 37, 53, 61, 69, 83, 97, 103, 105-107, 109, 112, 113, 115-
119, 121, 123, 124, 126-131, 133, 134, 136, 142, 143, 145-148,152,153,
154, 159, 160, 169, 170, 172, 173, 175, 196-198, 202-204, 208, 211,
212, 215, 218, 219, 221, 223, 224, 229
_transdisciplinario 21, 106, 109, 134, 145, 146, 170

T
Teatro 16, 19, 20, 22, 23, 25, 26, 30, 104, 147
Tecnociencia 102, 107, 179
Tercero Incluido 106, 117, 119, 123-125, 136, 151, 161, 162, 171, 172,
203, 212
Tercero Oculto 54, 105, 118, 119, 124, 128, 129 - 132, 154, 164, 175,
197, 205, 211
Tiempo 7, 23, 40, 43, 48, 49, 51, 53, 59, 66, 78, 87, 91, 95, 104, 108,
119, 122, 124, 125, 128, 131, 132, 137, 143, 176, 177, 187, 205, 225,
228, 229
Tolerancia 104, 108, 109, 177, 180, 214
Trabajo 7, 9, 11, 12, 15, 16, 18, 25, 28, 34, 45, 54, 63, 71, 77, 86, 89, 102,

254
123, 129, 130, 134, 136, 138, 154, 155, 161, 164, 167, 171, 213
Tradición 26, 71, 87, 93, 114, 121, 196
Transculturalismo 101, 221
Transdisciplinaria 16, 29, 37, 52, 54, 101, 104, 106-108, 111, 113, 117,
119, 131, 132, 134, 135, 136, 152, 153, 160, 164, 166-170, 173, 175,
177, 178, 179, 183, 185-187, 188, 189, 191, 195, 196, 198-200, 203,
207, 210, 214, 217
Educación_ 153, 166, 167, 170, 173, 217
Epistemología_ 178, 203
Era_ 101
Estrategia_ 101, 196
Investigación_ 106, 188
Metodología_ 54, 113, 131, 132, 136, 152, 175, 185, 187,
191, 199, 200 ,207, 214
Perspectiva_ 37, 169
Universidad_ 189
Visión_ 111, 119, 183, 195, 199, 207, 217
Transdisciplinariedad 9, 109, 200
Manifiesto de la_ 105
_ y educación 151
Transdisciplinario 16, 21, 27-30, 90, 106, 108, 109, 113, 129, 130, 133,
134, 145, 146, 164, 170, 172, 182, 185, 186, 202, 206, 209, 218, 221, 223
Investigador _28, 29
Objeto _ 109, 30
Reaprendizaje _ 30, 218
Rigor _ 206
Sujeto _ 21, 106, 109, 133, 134, 145, 146, 170
Transdisciplinarios 9, 10, 23
Estudios _ 9, 12, 23, 186
Puentes _ 191, 217
Transreduccionismo 205, 209
Trans-Sujeto 30, 147, 148, 219, 223

U
Universo 22, 27, 33, 49, 56, 72, 73, 91, 95, 99, 102, 105, 114, 120-122,
126, 130, 131, 133, 148, 164, 165, 168, 224, 230

255
Universidad 9, 12, 16, 19, 25, 117, 137, 174, 179 - 181, 183 - 191, 194
- 196, 217, 219, 220
Utilitarismo 202

V
Valor 11, 17, 37, 43, 51, 72, 81, 111, 131, 137, 156, 166, 175, 201, 203,
225, 228
Verdad 7, 15, 27, 31, 34, 40, 46, 53, 55-57, 66, 85, 89, 97, 108, 113,
121,123, 127, 133, 142, 148, 160, 166, 200, 202, 205
Verticalidad 29, 104, 130, 148, 177, 187, 189, 197, 198, 222
_cósmica y consciente 29, 104, 148, 187, 197, 198
Vida 7, 11, 15, 16, 18, 20, 29 ,30, 33, 37, 40, 43, 45, 51, 53 ,56, 63, 65-67,
70-72, 74, 78, 81, 82, 91, 94, 97, 99, 107, 108, 110, 113, 122, 133, 134,
137, 138, 140, 142, 144, 147, 153, 156-159, 162-165, 170, 171, 177,
181, 182, 189, 190, 192, 193, 195, 198, 201-205, 208, 209, 211, 212,
214, 215, 218, 220, 222-225, 228, 229
Vigilia 98, 13, 139

Z
Zona de no resistencia 119, 142, 211

256

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