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Katherine Vásquez

Español 441

Ensayo #2

La posesión en Chac Mool de Carlos Fuentes

En el cuento llamado Chac Mool por Carlos Fuentes, se pueden analizar diferentes temas

de importancia que le dan significado a la historia. En este ensayo se analizará el tema de la

posesión. La posesión, comúnmente está relacionada con la posesión de bienes u objetos

materiales que alguien tiene bajo su nombre o su control. En este cuento se observan diferentes

tipos de posesión a lo largo de la historia comenzando con la posesión de cosas materiales, luego

bienes, e incluso personas. Esta posesión tiene diferentes objetivos dependiendo de quién es el

poseedor al momento. Filiberto que desde el principio es el poseedor de las estatuillas religiosas

lo hace con un fin de satisfacción propia, sin hacer conciencia de los resultados que puede tener a

su alrededor. Por otro lado, cuando el Chac Mool es el poseedor lo hace para demostrar su poder

y autoridad como dios. Analizar este tema de la posesión en el cuento es importante ya que la

posesión se puede observar de diferentes maneras y es lo que le da el significado a esta historia.

Un cambio de papeles en el cual el que está al mando cambia de una persona a otra. A lo largo de

la historia siempre hay uno en control que es el poseedor, pero mediante la historia avanza nos

damos cuenta de quién es el que posee el control en realidad.

Al principio de la historia conocemos a Filiberto, quien es el personaje principal del

cuento. Filiberto era un coleccionista que se caracterizaba él mismo como consumista, por el

hecho de siempre querer poseer estas estatuillas o ídolos bajo su poder. Uno de sus grandes

pasatiempos era buscar un Chac Mool para incluirlo en su colección. Filiberto buscaba un Chac
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Mool de piedra, barato, porque para él el único significado que tenía era de ser un cacharro de

adorno más y lo encontró. Su amigo Pepe le dijo donde vendían uno a un muy buen precio,

Filiberto sin pensarlo se dirigió al lugar para adquirirlo. Una vez que Filiberto tenía ya al Chac

Mool bajo su posesión decidió trasladarlo a su casa, e incluso agrega que el traslado le costó

mucho más que el Chac Mool en sí. Dando a entender que el Chac Mool no tenía ningún valor

monetario. Una vez que Filiberto tenía al Chac Mool en su casa decidió moverlo al sótano

mientras organizaba su cuarto de trofeos donde originalmente pensaba mantener a su nueva

adquisición. Pasaron los días, y Filiberto se sentía cada vez más orgulloso de tener al Chac Mool

bajo su poder, pero la satisfacción le duró muy poco cuando se dio cuenta del secreto que

rodeaba al Chac Mool. Este comenzó a tomar vida y poco a poco actuaba más humano y es aquí

cuando se muestra quien en realidad tiene el control.

El Chac Mool de acuerdo con Filiberto al principio era amigable y una buena compañía;

le contaba historias y era como un amigo. Cuando el Chac Mool se fue sintiendo más

independiente no aceptó la condición en la que se encontraba y decidió dar a conocer su poder y

autoridad como el ser místico que era. Poco a poco el Chac Mool se fue sintiendo con la

autoridad de poseer lo que a Filiberto le pertenecía; comenzando con cosas pequeñas como su

cama. Filiberto menciona que los primeros días el Chac Mool bajaba a dormir al sótano, pero

luego lo hacía en su cama hasta que lo despojó de su habitación que luego la convirtió en suya.

El Chac Mool incluso no dejaba que Filiberto se acercara a su recamara, lo agredía y lo

rasguñaba de los brazos si intentaba espiar dentro de la habitación. A Filiberto no le quedó otra

opción que quedarse en el sofá. Después de poseer su habitación el Chac Mool comenzó a tomar

parte de las otras pertenencias de Filiberto como la sala que día y noche pasaba inundada porque

así le placía a él tenerla. Comenzó a destruir todos los muebles de Filiberto ya que se sentía en
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control de todo. Destruyó lámparas, muebles, puertas, etc. Todo lo que estuviera a su alcance lo

destruyó porque él era su dueño ahora.

En este punto de la historia es cuando podemos observar ese cambio de papeles en el cual

al principio Filiberto era el que tenía posesión sobre sus objetos, bienes, y todo lo demás; y ahora

el Chac Mool es el que toma posesión de todo lo que le pertenecía a Filiberto y es él el que pasa

a tener el control sobre el hogar e incluso de Filiberto mismo. Después de que el Chac Mool

comenzó a tomar posesión sobre todos los bienes de Filiberto no se quedó conforme; y tomó a

Filiberto como su prisionero y servidor personal. Filiberto debía obedecer a todo lo que el Chac

Mool le ordenara y si no lo hacía lo agredía físicamente golpeándolo con sus brazos gruesos que

mantenía lleno de brazaletes pesados. Es entonces cuando Filiberto reconoce que es el prisionero

de su propia adquisición, incluso en su propio hogar. La idea original de Filiberto era diferente

que el poseería al Chac Mool como se posee cualquier juguete, que él sería su dueño, y no lo

contrario; pero también reconoció que el Chac Mool estaba acostumbrado a que se le obedeciera

y a Filiberto quien nunca debió estar al mando no le queda de otra más que doblegarse.

Chac Mool se convirtió en el poseedor de Filiberto, observaba cada movimiento que

hacía y siempre lo mantenía vigilado para que no se escapara. Lo mandaba todos los días a una

fuente pública a llenar baldes de agua luego que cortaron los servicios de casa. Lo vigilaba cada

viaje desde la azotea y lo amenazaba que si intentaba huir lo fulminaría con sus rayos letales.

Filiberto se sentía desesperado atrapado en un mundo que él mismo había creado. Ya no le

importaba nada ni sus cosas materiales, ni su casa ni nada, lo único que quería era escapar de ese

tormento en el que le Chac Mool lo tenía. Una tarde en la que Filiberto merodeaba por la casa se

dio cuenta que el Chac Mool salía por las noches a buscar animales como perros, gatos, ratas,
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para sacrificarlos y obtener su sangre para seguir viviendo. Filiberto había planeado todo en su

cabeza, aprovecharía la caza nocturna del Chac Mool para escapar.

Una noche así lo hizo, mientras el Chac Mool hacia su caza habitual fuera del hogar

Filiberto tomó los últimos cuatrocientos pesos que le quedaban para escapar. Se dirigiría a la

Pensión Müller, un lugar muy lejos de donde estaba el Chac Mool; ahí podría quedarse y

despejarse de todo lo vivido con el Chac Mool. A Filiberto no le importó dejar su casa, ni sus

objetos valiosos, lo único que le importaba era huir del Chac Mool. “Que se adueñe de todo el

Chac Mool” (p. 494), dijo pensando que él no duraría mucho sin sus baldes de agua. Filiberto

llegó a la Pensión Müller esa misma noche, pero la mañana siguiente amaneció muerto. Un

amigo muy cercano a él es el que se encargó de reconocerlo y trasladar su cuerpo. Su muerte se

les hacía muy misteriosa a toda la gente que lo conocía ya que Filiberto murió ahogado, nadando

en el mar y todos sabían que Filiberto era un excelente nadador y por eso se les hacía increíble

que hubiera muerto de esa forma tan ridícula.

Al día siguiente su amigo junto con la funeraria viajaban con el cuerpo hasta la casa de

Filiberto para prepararlo para el velorio. El amigo, sabía que Filiberto vivía solo en la gran casa

que sus padres le habían heredado y por esa razón no hayo un mejor lugar donde despedirlo que

en su propio hogar, que era tan importante para Filiberto. Llegando a la casa, el amigo intentó

abrir la puerta de la casa de Filiberto cuando estaba a punto de introducir la llave alguien salió a

recibirlo. Era un indio grotesco con un aspecto horrible traía bata de día, maquillaje mal

aplicado, y un olor a loción barata que era insoportable; sin mencionar el cabello

extremadamente negro que parecía recién pintado. El amigo de Filiberto se sorprendió mucho y

rápido procedió a disculparse por la molestia, no sabía que había alguien más viviendo en la casa
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de Filiberto. El indio no lo dejó terminar de hablar y le dijo que no importaba que él estaba al

tanto de todo y que les dijera a los hombres que llevaran el cadáver de Filiberto a su sótano.

La historia termina aquí en cuanto nos damos cuenta de que ese indio grotesco era el

Chac Mool y que luego de que Filiberto muriera él obtuvo una figura completamente humana. Al

tener el cadáver de Filiberto en el sótano es cuando se cumple el cambio de roles que se ejerció

en un principio. Solo que ahora el Chac Mool es el que posee la casa, los bienes, objetos de

Filiberto e incluso posee a Filiberto, en el que ahora es su sótano. Justo como Filiberto había

hecho con el Chac Mool en un principio. Chac Mool es el que queda gobernando todo y todo

queda bajo su control esto, para demostrar que no hay que subestimar la autoridad y poder de un

dios indígena y que hay que guardarles el respeto y lugar que se merece como el dios que es.

Para finalizar, como se menciona al principio del ensayo este trabajo está basado en el

tema de la posesión. La posesión desde diferentes ángulos, pero siempre siendo parte del mismo

tema de poseer algo o alguien. En el cuento Chac Mool la posesión es un tema muy importante

que vale la pena analizar ya que se encuentra en la historia desde el principio hasta el final.

Como pudimos analizar primero Filiberto es el que lleva este papel de poseedor y luego el

cambia a ser el poseído por el Chac Mool. Esto se debe a que Filiberto cometió un error al querer

ridiculizar estos objetos tan sagrados por diferentes sociedades indígenas. Como consecuencia

sufrió un castigo que terminó quitándole la vida. Estos dioses querían darle una lección a

Filiberto y mostrarle su poder que no eran simples “estatuillas” como él las llamaba, que podía

tener bajo su estante, sino que eran figuras sagradas y religiosas que tenían autoridad, así como

poder. Por el hecho de que Filiberto quería poseer estas figuras místicas y sagradas le vino como

consecuencia una tortura terrible que lo llevo a su muerte. La acción de Filiberto fue un claro
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ejemplo de una falta de respeto ante estas figuras y estatuas de dioses sagrados que no

pertenecían en su colección de trofeos personales.

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Obra citada

Fuentes, Carlos. “Chac Mool”, Los días enmascarados. Chang-Rodríguez, Raquel y Malva E.

Filer. Voces de Hispanoamérica: Antología literaria. Quinta edición. New York: Heinle

& Heinle, 2017, pp. 488-494.