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Crónica de una muerte anunciada, de

Gabriel García Márquez

Andrea Imaginario
 
Especialista en artes, literatura e historia cultural
Crónica de una muerte anunciada  es una novela corta de Gabriel García Márquez,
publicada en 1981. Tomando elementos del realismo mágico y del relato policial, la
novela cuenta la muerte de Santiago Nasar a manos de los hermanos Vicario.

La obra está inspirada en un crimen real que tuvo lugar en Colombia. Desde la ficción,
Gabriel García Márquez logra construir una crónica, que destaca por el uso original y
creativo de recursos literarios y periodísticos.

Resumen de Crónica de una muerte anunciada


Crónica de una muerte anunciada relata la historia del asesinato de Santiago Nasar, un
joven de 21 años, con ascendencia árabe y católico, quien gobernaba la hacienda de su
difunto padre y estaba comprometido con Flora Miguel. A continuación, presentamos
un resumen cronológico de la historia.

El matrimonio de Bayardo San Román y Ángela Vicario


Bayardo San Román, hombre adinerado, profesional y talentoso, había llegado al
pueblo en busca de una esposa. Muy rápidamente se ganó la simpatía de los lugareños.
Entre ellos, se contaba a la familia Vicario que, dada su precaria situación económica, no
dudó en arreglar el matrimonio entre este y la joven Ángela Vicario. Pero Ángela
adversaba la idea de casarse sin amor.

La fiesta nupcial, celebrada un día domingo, fue un auténtico derroche, tanto así que
Santiago Nasar especulaba en tono juguetón sobre los costos económicos de aquella
exageración. En la noche de bodas, Bayardo San Román descubrió que su doncella no
era virgen. Sintiéndose deshonrado, le propinó una paliza y la devolvió a casa de sus
padres en plena madrugada.

La venganza de los gemelos Vicario


Cuando los gemelos Pedro y Pablo le preguntaron a su hermana Ángela quién había sido
el responsable de deshonrarla, esta acusó a Santiago Nasar. Para salvaguardar la honra
de su hermana, los gemelos Vicario decidieron asesinarlo. De inmediato, dispusieron de
sus cuchillos para matar cochinos y se se dirigieron al mercado a afilarlos.

Indiscretos, le contaron sus planes a todo el que encontraron. A las seis de la mañana, el
rumor ya se había esparcido, pero una serie de infelices casualidades, suposiciones,
prejuicios y omisiones impidió que llegara directamente a oídos de Santiago Nasar.

Aquella madrugada del lunes


En la mañana del lunes se esperaba la visita del Obispo al pueblo, quien llegaría en
buque para bendecir el matrimonio de Bayardo y Ángela. Santiago Nasar deseaba ir a
recibirlo, de modo que después de la fiesta, apenas descansó una hora y se puso una
ropa limpia acorde a la formalidad de la ocasión.

Si al principio la noticia del pueblo era la visita del obispo, en pocas horas la atención
fue redirigida a Santiago Nasar, a quien todos sabían que iban a matar, pero a quien
nadie había visto para advertirle. Cristo Bedoya, compañero de parranda de Santiago
Nasar durante aquella noche, se enteró del rumor tan pronto se separó de él. Salió a
buscarlo de inmediato pero su búsqueda fue infructuosa.

Los últimos instantes de Santiago Nasar


Inocente de lo que ocurría, Santiago Nasar pasó por casa de su novia Flora que, de
forma inusual, lo hizo entrar a casa, pese a las severas normas de su conservadora
familia. Flora se había enterado de todo y estaba indignada por la supuesta infidelidad
de Santiago, así que le devolvió sus cartas de amor, y deseó que lo mataran. Santiago no
entendía lo que ocurría. Fue Nahir Miguel, padre de Flora quien, luego de hablar con
ella, le advirtió a Santiago sobre la amenaza de los Vicario.

Santiago Nasar salió hacia su casa. La fatalidad del destino lo hizo salir por la puerta
principal, cosa que nunca hacía, donde lo esperaban los gemelos Vicario. Así, a la puerta
de la casa de su madre, Santiago Nasar fue asesinado a cuchilladas de manera brutal.
Los gemelos se entregaron a las autoridades bajo el alegato de defensa del honor.
Pasaron tres años bajo prisión.

Un reencuentro inesperado
No volvió a saberse de Bayardo San Román, pues él se había marchado. Tampoco se
supo más sobre Ángela Vicario, ya que su madre trataba de sepultarla en el olvido. Sin
embargo, el narrador logró reencontrarse con su prima Ángela más de 20 años después,
quien le contó detalles sobre su suerte en aquellos años.

Finalmente supo que, tras aquel abandono, Ángela acabó por enamorarse de Bayardo
San Román. A lo largo de más de dos décadas, le escribió cartas incansablemente
rogando por su regreso, hasta que un día, ya vencido por el paso del tiempo, Bayardo
volvió a ella para quedarse.

Análisis de Crónica de una muerte anunciada

Fotograma de la película Crónica de una muerte anunciada, de Francesco Rosi.

En Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez sorprendió a sus lectores
con un relato literario que mezcla elementos de la crónica periodística, la novela policial
y el realismo mágico.

Llaman la atención varios aspectos: primero, la ruptura de la linealidad temporal, pues


el autor comienza anunciando el fin del relato. Segundo, el papel del narrador, que a
veces describe los hechos con la objetividad de un investigador, y ocasionalmente
aparece involucrado como un testigo más de aquel episodio. Tercero, la construcción
de una especie de personaje colectivo, el pueblo que, por diversas razones, se muestra
incapaz de detener un anuncio público y notorio.
Ruptura de la linealidad temporal
La ruptura de la linealidad temporal se produce desde el principio, cuando el narrador
anuncia lo que será un hecho inevitable: el asesinato de Santiago Nasar. A través de este
recurso, el narrador logra mantener al espectador en vilo ante las preguntas sobre cómo
y por qué se desarrollaron los hechos.

De este modo, queda muy claro que la importancia de la historia no reside en la muerte
de Santiago Nasar en sí, sino en las circunstancias, los acontecimientos que lo
provocaron y su significado. Quizá, pudo haber sido cualquier otro, y no Santiago Nasar.
Lo que salta a todas luces es que nadie lo evitó.

Este aspecto resulta fundamental: se trata del sacrificio de un hombre, probablemente


inocente, pero en todo caso, sometido a una condena desproporcionada, que pudo
haber sido evitado por cualquiera en el pueblo. Las razones para ello son varias.

Vemos en el relato dos fuerzas contrapuestas: por un lado, la responsabilidad colectiva


sobre la violencia. Por el otro, la fatalidad del destino. ¿Vence una sobre la otra o acaso
se alimentan?

El papel del narrador


El narrador juega con los elementos del relato periodístico de investigación, al mismo
tiempo que se ofrece como "testigo" participante en los hechos. En efecto, el narrador
es también primo de los Vicario, quien decidió reconstruir los hechos en torno al
asesinato de Santiago Nasar.

Para ello, expone los datos de su investigación, obtenidos por la lectura de informes y a
través de entrevistas a los involucrados. Por eso, sabe aquello que le cuentan los
personajes, y también aquello que puede testimoniar.

De este modo, el narrador rompe los límites entre realidad y ficción, así como entre la
crónica y el testimonio. Como personaje incorporado en aquel prejuicioso pueblo, el
narrador es también parte del colectivo que nada pudo hacer por salvar a Santiago
Nasar. Ni siquiera pudo "limpiar" su memoria.

El personaje colectivo
La responsabilidad colectiva se puede descomponer en varios aspectos. Primero, la
cultura del honor, la cual reclama sangre sacrificial para restablecer el orden perdido.
Esta cultura se ata directamente al prejuicio, que consume a todos y cada uno de los
personajes de la novela.
La sangre sacrificial se concreta en dos aspectos: primero, la sangre que supuestamente
certifica la virginidad de una mujer, la cual Bayardo San Román espera obtener en la
noche de bodas. Segundo, simbólicamente la ausencia de esta sangre es reclamada por
los gemelos Vicario cuando se proponen acuchillar a Santiago Nasar.

El prejuicio es colectivo. La novia del menor de los hermanos, Prudencia Cotes, es la


clara representación de ello. Para este personaje, solo es un hombre digno quien es
capaz de vengar la «deshonra» de una mujer. Se trata, pues, de una sociedad patriarcal
que le ha asignado a los hombres el dominio y el control sobre los cuerpos de las
mujeres, usando la sangre como moneda de cambio.

Junto a esto, encontramos el rumor, que no es otra cosa que un silencio ruidoso y
cómplice, que hace de la persona señalada una víctima, pues para esta apenas hay
silencio. Se esconden la sinceridad, la voluntad de bien y la proclamación de la verdad.
Así, el silencio se presenta en la novela como un arma fatal. El silencio es la otra cara de
la violencia que conduce a Santiago a la muerte. El silencio no es otra cosa que un
pecado de omisión del personaje colectivo.

«La fatalidad nos hace invisibles»


El juez que investiga el caso no demora en concluir: «Dadme un prejuicio y moveré el
mundo», y eso mueve los hilos del destino en la novela. No los dioses, ni el oráculo. Son
los prejuicios los que determinan el destino fatal, y sus armas son el rumor y la omisión.

Si bien es cierto que la mayor parte de los personajes no hace nada por evitar la muerte
de Santiago, algunos lo intentan, aunque sus esfuerzos resultan insuficientes. Lo intenta
el alcalde Lázaro Aponte cuando le quita los cuchillos a los gemelos, pero no prevee que
pueden buscar otros. Lo hace Cristo Bedoya cuando busca a Santiago, pero Próspera
Arango le pide auxilio para su padre convaleciente.

Como si de una tragedia griega se tratase, el joven Santiago Nasar sucumbe ante la
desgracia del destino. Es invisible ante los ojos de cualquier que quiera ayudarlo. Todo
parece ocultarlo a la vista de la gente. Nadie lo ve a tiempo, ni él ve los signos de las
casualidades fatales.

Santiago es entregado en sacrificio y, finalmente, su sangre derramada, quizá la de un


inocente, hace que el orden sea restablecido. Por ende, la muerte de Santiago Nasar no
es el fruto de un acto individual. Es la huella en sangre de una cultura.

Personajes de Crónica de una muerte anunciada


Personajes principales
1.- Santiago Nasar: Santiago era un hombre físicamente muy apuesto, esbelto,
pálido, parpados árabes, pelo rizo.
Con un espíritu alegre, entusiasta, soñador, amable, formal, y con un gran
porvenir. Este hombre era considerado muy inteligente y hábil para los negocios.

2.-Bayardo San Román: Era físicamente muy atractivo, alto, esbelto, cintura


angosta, ojos "dorados", piel soleada, cabello claro.
Era todo un galán, muy bien vestido, y se caracteriza por ser atento con las
mujeres, además es muy amable y excelente conversador.

3.-Ángela Vicario: Físicamente bella, un poco desvalida, delicada, frágil.


Aire desamparado, no es virgen, pobre de espíritu, educada.

4.-Pedro Vicario: sentimental y autoritario, su carácter es un poco agresivo,


impulsivo bastante machista, soberbio
Físicamente de contextura gruesa, aspecto descuidado, alto.

5.-Pablo: Es imaginativo, pero cuando su hermano regresa del servicio militar, se


vuelve completamente dependiente de él, tímido e indeciso, soberbio.
Físicamente de contextura gruesa, aspecto descuidado, alto.

6.-Plácida Linero:  Era una mujer pacífica y tranquila, podía interpretar los
sueños ajenos.
Físicamente era delgada, pálida, trigueña.

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