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Andrea Imaginario
Especialista en artes, literatura e historia cultural
Crónica de una muerte anunciada es una novela corta de Gabriel García Márquez,
publicada en 1981. Tomando elementos del realismo mágico y del relato policial, la
novela cuenta la muerte de Santiago Nasar a manos de los hermanos Vicario.
La obra está inspirada en un crimen real que tuvo lugar en Colombia. Desde la ficción,
Gabriel García Márquez logra construir una crónica, que destaca por el uso original y
creativo de recursos literarios y periodísticos.
La fiesta nupcial, celebrada un día domingo, fue un auténtico derroche, tanto así que
Santiago Nasar especulaba en tono juguetón sobre los costos económicos de aquella
exageración. En la noche de bodas, Bayardo San Román descubrió que su doncella no
era virgen. Sintiéndose deshonrado, le propinó una paliza y la devolvió a casa de sus
padres en plena madrugada.
Indiscretos, le contaron sus planes a todo el que encontraron. A las seis de la mañana, el
rumor ya se había esparcido, pero una serie de infelices casualidades, suposiciones,
prejuicios y omisiones impidió que llegara directamente a oídos de Santiago Nasar.
Si al principio la noticia del pueblo era la visita del obispo, en pocas horas la atención
fue redirigida a Santiago Nasar, a quien todos sabían que iban a matar, pero a quien
nadie había visto para advertirle. Cristo Bedoya, compañero de parranda de Santiago
Nasar durante aquella noche, se enteró del rumor tan pronto se separó de él. Salió a
buscarlo de inmediato pero su búsqueda fue infructuosa.
Santiago Nasar salió hacia su casa. La fatalidad del destino lo hizo salir por la puerta
principal, cosa que nunca hacía, donde lo esperaban los gemelos Vicario. Así, a la puerta
de la casa de su madre, Santiago Nasar fue asesinado a cuchilladas de manera brutal.
Los gemelos se entregaron a las autoridades bajo el alegato de defensa del honor.
Pasaron tres años bajo prisión.
Un reencuentro inesperado
No volvió a saberse de Bayardo San Román, pues él se había marchado. Tampoco se
supo más sobre Ángela Vicario, ya que su madre trataba de sepultarla en el olvido. Sin
embargo, el narrador logró reencontrarse con su prima Ángela más de 20 años después,
quien le contó detalles sobre su suerte en aquellos años.
Finalmente supo que, tras aquel abandono, Ángela acabó por enamorarse de Bayardo
San Román. A lo largo de más de dos décadas, le escribió cartas incansablemente
rogando por su regreso, hasta que un día, ya vencido por el paso del tiempo, Bayardo
volvió a ella para quedarse.
En Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez sorprendió a sus lectores
con un relato literario que mezcla elementos de la crónica periodística, la novela policial
y el realismo mágico.
De este modo, queda muy claro que la importancia de la historia no reside en la muerte
de Santiago Nasar en sí, sino en las circunstancias, los acontecimientos que lo
provocaron y su significado. Quizá, pudo haber sido cualquier otro, y no Santiago Nasar.
Lo que salta a todas luces es que nadie lo evitó.
Para ello, expone los datos de su investigación, obtenidos por la lectura de informes y a
través de entrevistas a los involucrados. Por eso, sabe aquello que le cuentan los
personajes, y también aquello que puede testimoniar.
De este modo, el narrador rompe los límites entre realidad y ficción, así como entre la
crónica y el testimonio. Como personaje incorporado en aquel prejuicioso pueblo, el
narrador es también parte del colectivo que nada pudo hacer por salvar a Santiago
Nasar. Ni siquiera pudo "limpiar" su memoria.
El personaje colectivo
La responsabilidad colectiva se puede descomponer en varios aspectos. Primero, la
cultura del honor, la cual reclama sangre sacrificial para restablecer el orden perdido.
Esta cultura se ata directamente al prejuicio, que consume a todos y cada uno de los
personajes de la novela.
La sangre sacrificial se concreta en dos aspectos: primero, la sangre que supuestamente
certifica la virginidad de una mujer, la cual Bayardo San Román espera obtener en la
noche de bodas. Segundo, simbólicamente la ausencia de esta sangre es reclamada por
los gemelos Vicario cuando se proponen acuchillar a Santiago Nasar.
Junto a esto, encontramos el rumor, que no es otra cosa que un silencio ruidoso y
cómplice, que hace de la persona señalada una víctima, pues para esta apenas hay
silencio. Se esconden la sinceridad, la voluntad de bien y la proclamación de la verdad.
Así, el silencio se presenta en la novela como un arma fatal. El silencio es la otra cara de
la violencia que conduce a Santiago a la muerte. El silencio no es otra cosa que un
pecado de omisión del personaje colectivo.
Si bien es cierto que la mayor parte de los personajes no hace nada por evitar la muerte
de Santiago, algunos lo intentan, aunque sus esfuerzos resultan insuficientes. Lo intenta
el alcalde Lázaro Aponte cuando le quita los cuchillos a los gemelos, pero no prevee que
pueden buscar otros. Lo hace Cristo Bedoya cuando busca a Santiago, pero Próspera
Arango le pide auxilio para su padre convaleciente.
Como si de una tragedia griega se tratase, el joven Santiago Nasar sucumbe ante la
desgracia del destino. Es invisible ante los ojos de cualquier que quiera ayudarlo. Todo
parece ocultarlo a la vista de la gente. Nadie lo ve a tiempo, ni él ve los signos de las
casualidades fatales.
6.-Plácida Linero: Era una mujer pacífica y tranquila, podía interpretar los
sueños ajenos.
Físicamente era delgada, pálida, trigueña.