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Ecuador

RIBLA
REVISTA DE INTERPRETACIÓN
BÍBLICA LATINOAMERICANA

Nº 26

La palabra se hizo india

QUITO, ECUADOR

1997
DIEGO IRARRÁZAVAL

INTERACCIÓN ANDINA
CON LA PALABRA DE DIOS

Indíg enas y mestizos andinos interactú anconDios: desde esta experiencia de amar
y conocer a Dios, se lleva a cabola lectu ra de la palabra. Hay lectu ras u nilaterales
y otras qu e sonplu ri-dimensionales. Recojotestimonios de la recepció ny reconstru c-
ció nandina de la bu ena nu eva.

Andeanindig enou s and mestizopeople interact with God: based onth is experience
of loving and knowing God, one carries ou t one’s reading of th e Word. Some reading s
are u nilateral and oth ers h ave more th anone dimension. I bring tog eth er witnesses
toth e Andeanreceptionand reconstru ctionof th e Good News.

Enlos círcu los bíblicos nos h abíamos acostu mbradoa partir de la realidad (de
modoespecial, de la problemática social y personal) y , enrelació na esta `objetiv i-
dad´, se meditaba y reflex ionaba la palabra. A este esqu ema contex tu al se le está su -
mandou nesqu ema qu e podemos llamar interaccional. Nosó lola realidad actu al del
pu eblotiene qu e ser v incu lada conla palabra interpelante. Ésta v a dirig ida a, y es
v iv ida por, su jetos concretos. Vale decir, la palabra interactú a conu na comu nidad
qu e tiene su caminar, sensibilidad, cu ltu ra, relig iosidad, g énero, proy ectode v ida.
Por consig u iente, h ay qu e tomar encu enta tantocontex tos comoreceptores-actores,
enla comu nicació nsalv adora h ech a por Dios.
Eneste sentido, está irru mpiendola lectu ra bíblica h ech a por marg inados u r-
banos, por la mu jer, por la ju v entu d, por afro-americanos, por comu nidades indias,
por el mu ltifacéticopu eblode los pobres qu e escu ch any caminanconDios. Enlas
líneas sig u ientes, consideroa u node estos su jetos qu e interactú anconla palabra.
Los cong lomerados h u manos llamados indios son- enel h oy de América La-
tina - entidades milenarias y a la v ez innov adoras. Se trata de larg as h istorias de
oprobio, resistencia, integ ració n; enestos contex tos el Ev ang elioh a sidoacog ido
por los pu eblos orig inarios y éstos h anh ech osu s re-lectu ras. Sonademás entidades
nu ev as y a qu e reformu lansu s identidades debidoal contactoconotras realidades y
enespecial debidoa su pecu liar inserció nenla civ ilizació nmoderna; por esotene-
mos relectu ras de la palabra tantoindias comomestizas comodesde la modernidad
andina. Me refieroa g randes poblaciones indias-mestizas, qu e se au tocomprenden
comocató licas, y qu e formanparte de sociedades plu riétnicas. (Otrotipode análi-
sis cabe enel casode g ru pos nativ os conreciente ev ang elizació n, principalmente
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por parte de ig lesias ev ang élicas y nu ev os mov imientos relig iosos, y qu e su elente-
ner menos v íncu los conla sociedad env olv ente.)
Enel mu ndode h oy la comu nicació ndominante es a trav és de imág enes, y lo
v erbal es só lou naspecto. Asimismoocu rre enlas tradiciones indíg enas v ig entes,
donde h ay u nmosaicode sig nos y de canales de comu nicació n. Tenemos pu es esta
doble motiv ació npara considerar la palabra de Dios comomensaje plu ridimensio-
nal. Lamentablemente, mu ch as instancias eclesiales continú anacentu andola procla-
mació nv erbal y la asimilació nmental del mensaje; de esta manera nos incomu nica-
mos conpoblaciones qu e v iv ensu fe de modoh olístico. Es admirable la capacidad
indíg ena-mestiza de asu mir integ ralmente la presencia del Dios qu e se manifiesta en
la creació n, h istoria, h u manidad, enfin, entodo.
Esta fe h olística (qu e requ iere de u na ev ang elizació nnosó lov erbal) es rese-
ñ ada enla primera parte de este ensay o. Lu eg o, enla seg u nda parte, afirmamos u na
lectu ra andina plu ridimensional, a pesar de postu ras u nilaterales y fu ndamentalistas.
La tercera parte su bray a có mola palabra es relev ante y config u ra la fe de cada pu e-
blo, y - eneste caso- la fe de poblaciones andinas.
Eneste trabajorecojoaportes qu e danpersonas y comu nidades indíg enas. In-
tentoreseñ ar su s modos de recibir y poner enpráctica la palabra de v ida. Nopreten-
doni me cabe ser su portav oz. Só lodoy u na interpretació n; reú nomateriales y los
dev u elv oa comu nidades qu e sondiscípu las del Señ or y ev ang elizadoras de su s se-
mejantes y de qu ienes somos acog idos por ellas. A ellas cada día les ag radezcopo-
der ser u nacompañ ante, u naprendiz, u ncolaborador.

1. ¿Cómo nos relacionamos con Dios?


La interacció nconla rev elació ncristiana tiene comotransfondoy su stentoto-
da la tray ectoria h u mana y espiritu al de u npu eblo. Gracias a h ondas y renov adas
pau tas comu nitarias y relig iosas, a sabidu rías y proy ectos precisos de h u manizació n,
los pu eblos orig inarios tienensu s modos y condiciones para acog er el mensaje. És-
ta es u na realidad distinta a la v iv ida por su jetos socio-cu ltu rales emerg entes, como
ocu rre enlas ciu dades, consu s potencialidades h u manas perotambiénconsu v u l-
nerabilidad ante modelos impu estos. Pu es bien, v eamos có moes la relació nentre la
palabra y la població nindíg ena-mestiza. Pong amos atenció na testimonios locales,
y lu eg ov eamos g randes intu iciones enla h ermenéu tica andina.
Profesionales mestizos, enel altiplanodel Perú , ex plicancó moes la palabra1 .
Una primera cu estió nes si la palabra de Dios se h a h ech ocomoellos/ellas. Por u na
parte afirmanqu e ella es para todos, sinex clu siones. A la v ez, afirmanqu e la pala-
bra de Dios está presente “ennosotros”, “v iv a entre nosotros”, “dentrode nu estra
cu ltu ra”, “identificada connosotros”, “presente entodas partes”; y , “nos identifica-
mos conJesú s”, “las comu nidades andinas conocena Jesú s”, “Jesu cristotenía más
comprensió nconlos pobres y h ablaba enqu ech u a”, “para nosotros es v ida”; y u na
persona opina categ ó ricamente: “por ser qu ech u as, tenemos qu e decir qu e la pala-
bra de Dios se h a h ech oru na (= h u manidad indíg ena)”. Tambiénse su bray a qu e la

1 Una selecció nde cu arenta maestros/as enla edu cació npú blica h a respondido, enenerode l9 9 7 , a dos cu estio-
nes: “¿Có mola palabra de Dios se h ace ru na y jak i (= g ente, enlos idiomas qu ech u a y ay mara) y mestiza?”; y ,
“¿Qu é dice Dios, enu na fiesta, a la població nandina?”.
62 DIEGO IRARRÁZABAL, Interpretació nandina conla palabra de Dios

palabra está presente ensu s comportamientos socio-cu ltu rales y relig iosos, denomi-
nados: ritos, ceremonias, costu mbres, oraciones, fiestas, creencias. Estos acentos
nos condu cena u na seg u nda cu estió n.
¿Qu é dice Dios, enu na fiesta, a la població nandina? La g ranmay oría de es-
tos profesionales mestizos entiende qu e, ensu celebració nh u mana, Dios está pre-
sente: “enla aleg ría de la comu nidad”, “celebrar todos u nidos”, “fe, enla fiesta”,
“bailamos por fe”, “celebramos confe enDios y sinh acer el mal”, “celebrar la pa-
labra”. Además, u na porció n sig nificativ a le atribu y e a Dios u nos mensajes para
ellos/as: ay u da mu tu a, solidaridad, compartir, estar u nidos, nopecar, orar, v iv ir en
comu nidad, transmitir la fe a los demás.
Enresu men, llama la atenció n(enlas respu estas a la primera cu estió n), qu e
la palabra es u bicada dentrode la h u manidad indíg ena y mu y especialmente ensu s
propias formas de ex presió ncu ltu ral y relig iosa. Al respecto, implícitamente mu es-
tranu ndesacu erdoconmu ch a práctica eclesial enesta reg ió n. Nosó loenla época
colonial, tambiénh oy ex iste discriminació ny descalificació ndel modode ser espe-
cíficamente andino. Encu antoal seg u ndopu nto: mensaje de Dios encontex tos de
fiesta, los testimonios tambiénsonimpactantes. Los profesionales mestizos v enla
comu nicació nde y conDios a trav és del h olísticoleng u aje festiv o(y nosolamente
lov erbal y conceptu al) acompañ adodel leng u aje del compromiso(enel sentidode
solidaridad, de responsabilidad h u mana del crey ente). Nocabe du da qu e éstas son
opiniones de alg u na g ente profesional; ella está encondiciones de plantear qu e la
palabra de Dios es así. La g ente comú nu sa otras ex presiones (por ejemplo, bendi-
ció nde Dios), peroenel fondodice lomismo: presencia div ina enla h u manidad,
natu raleza, cu ltu ra, h istoria de su s comu nidades indíg enas y mestizas.
Éstos y otros testimonios anotanu nas g randes intu iciones. Me atrev oa llamar-
los enu nciados de u na h ermenéu tica andina. Metodoló g icamente, se trata del contac-
torecíprocoentre la palabra y las comu nidades, conrasg os particu lares; v ale decir,
ellas al h ablar de su relació nconDios ex plicitanrasg os de g énero, étnicos, raciales,
cu ltu rales, sociales, ecoló g icos, y tantomás. Las intu iciones sonlas sig u ientes. l -
Todonos h abla de Dios, y Dios nos h abla enJesu cristoqu e v iv e ennosotros. Encon-
tramos pu es la palabra enla v ida cotidiana, la creació n, la intimidad h u mana, y los
mensajes cristianos. 2 - La interacció nentre la comu nidad crey ente y Dios es a tra-
v és de sig nos y especialmente de fiestas. Es decir, se trata de u ndiálog osimbó licoy
celebrativ o. Por eso, la palabra además de ser escu ch ada y leída, es contemplada,
danzada, acog ida enel corazó n, h ech a eficaz enla h istoria h u mana. 3 - La asocia-
ció ncomu nal - y , enella, u nas personas cu alificadas - recibe, da testimonio, enseñ a,
y principalmente celebra la palabra. La familia, la comu nidad tradicional y los nu e-
v os org anismos y liderazg os andinos sonespacios y su jetos concretos de la palabra
dada a la ig lesia. La ig lesia, eneste contex toy consensibilidad andina, es portadora
de la palabra incu ltu rada. 4 - Enconclu sió n, la palabra es apreciada, nocomocosa
v aliosa, sinocomorelació nv erdadera conel Dios qu e da v ida a su pu eblo.
Lofu ndamental es estar conDios, y caminar consu Espíritu enesta tierra sa-
g rada, au nqu e llena de obstácu los y retos. Ung ranobstácu loes el encierroenalg o
u nilateral, y u ninmensodesafíoes qu e la lectu ra bíblica andina sea plu ridimensio-
nal. Locru cial es qu e nu estra relació nconDios - encu alqu ier modalidad, y también
enla realidad de los pobres - requ iere fidelidad a Dios comoes y comose nos ma-
nifiesta, su perandonu estras elaboraciones de losag rado.
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2. Lo unilateral y lo pluridimensional
Unas postu ras parciales, presentes enla població nandina, le encu brensu v i-
sió nbíblica. Soncomollav es qu e le cierranpu ertas y qu e le encierran. Sonv arias
clases de llav es, confu nciones distintas, peroconla misma dinámica u nilateral. Re-
calcotres: ser sedu cidopor u nleng u aje oficial, cu ltiv ar u na esencia indíg ena, y ad-
h esió na tex tos de u na manera fu ndamentalista. La primera postu ra cau sa may ores
estrag os qu e las otras (au nqu e su ele h aber más pánicoante los fu ndamentalistas cris-
tianos). Veamos las tres postu ras.
Ser sedu cidopor el prog resoindiv idu al y material constitu y e la más intensa
emoció ny la may or esclav itu d para la g ente andina. Esta postu ra conllev a u na lec-
tu ra relig iosa, y enciertos casos u na manipu lació nde pasajes bíblicos. Mu ch as per-
sonas establecenalianzas conimág enes sag radas a qu ienes les atribu y ensu prospe-
ridad monetaria (y noinclu y enla ética de administrar este mu ndopara el bienestar
comú n). Ciertos tex tos, comopor ejemploel de los talentos, sonretorcidos para le-
g itimar el tener más dandola espalda a los demás. Me parece qu e ésta es la proble-
mática principal: asimilar ing enu amente el leng u aje del mercadototal. Hasta la sal-
v ació nes redu cida a u nprog resou nidimensional.
Una postu ra minoritaria perollamativ a es la reiv indicació nde lopropiamen-
te indíg ena, seg reg adodel restode la realidad contemporanea. Se trata de u nesen-
cialismoindianista. Arg u menta u na esencia india, sobretodoentérminsocu ltu rales
y relig iosos. Alg u nos rech azanel contactoconel cristianismo, diciendoqu e es des-
tru ctor, comoh a ocu rridoensig los pasados. Otros planteanu na comparació nentre
loau tó ctonoy locristiano. Por ejemplo, se inv enta la disy u ntiv a: relig ió nindia, ola
cristiana, comosi fu erandos u niv ersos incomu nicados. Los h ech os mu estranqu e el
cristianismoandinoes u na simbiosis, al reu nir elementos sinconfu ndirlos. Uncaso
notable es la relació nindíg ena conlas cru ces. Encu antoa la Biblia, alg u nos lleg an
al ex tremode calificarla comoinstru mentodel occidente cristiano. Sonv oces aisla-
das e insig nificantes. Loqu e sí es bastante comú nes la contraposició nentre ser in-
díg ena, por u nlado, y mu ndooccidental y cristiano, por otrolado. Aqu í h ay dos
equ ív ocos: loindíg ena es seg reg adode otras cu ltu ras y de la h istoria comú n, y , al
llamadooccidente se le h ace du eñ odel cristianismo.
Por otra parte tenemos las postu ras fu ndamentalistas, y a sea de caracter ev an-
g élicoobienlas del campocató lico. Unos tex tos bíblicos sonaplicados a los asu n-
tos de cada día. Enel fondose bu sca seg u ridad e identidad enmediode u na socie-
dad secu larizada qu e marg ina a las may orias. Me parece qu e ellas nog eneranesta
postu ra. Se trata principalmente de líderes relig iosos qu e difu ndenperspectiv as u ni-
laterales e intolerantes. Qu ienes acu dena estos círcu los cristianos noparecenpreo-
cu pados por u na lectu ra fu ndamentalista de la palabra, sinoqu e más bienles intere-
sa sobrev iv ir, ser sanados, encontrar apoy oh u mano, y desarrollar u na mística coti-
diana.
Eng eneral, ser u nilateral noes u na opció nrealista. Tantoaqu í comoenotras
partes del continente amerindio, se constata loqu e bienapu nta José Serech : “los
g ru pos étnicos cada v ez más estanafirmandoy au todefiniendosu identidad enme-
diode la g lobalizació n”2 . El ser indíg ena está siendoconstru ídode modoplu ridi-

2 J. Serech , enTex tos AK´ Ku tan, Globalizació ny diversidad cu ltu ral, Cobán(Gu atemala), l9 9 6 , p.l0 7 .
64 DIEGO IRARRÁZABAL, Interpretació nandina conla palabra de Dios

mensional. Otra manera de decir estoes qu e emerg enu na serie de mestizajes, sinol-
v idar raíces y proy ectos indíg enas (au nqu e alg u nos sectores sí optanpor u na acu l-
tu ració nqu e descarta elementos orig inarios). Entérminos de la v iv encia cristiana, y
en modo especial, de la lectu ra bíblica, h ay u na opció n plu ridimensional. Anoto
u nas señ ales.
El mensaje cristianoes recibidopor la població nandina para v iv ir la pascu a
tantoh istó ricamente comorelacionándonos conla natu raleza y locorporal. Al res-
pecto, u na clara señ al es la manera plu ridimensional de encarar la mu erte: concreen-
cias cristianas, y conla simbolog ía de reu nirse conlos antepasados y renacer enla
madre tierra; la lectu ra bíblica (cu andola h ay ) v a acompañ ada y complementa la pa-
labra de personas indíg enas sabias. Por otra parte, se afianzanu nas relaciones pri-
marias (enla familia y la comu nidad campesina y el barriou rbano), y a la v ez se
constru y enrelaciones conotros sectores socio-cu ltu rales; estoimplica, por ejemplo,
reprodu cir ritos au tó ctonos y a la v ez participar enritu ales mu lticu ltu rales. Encu an-
toal modode escu ch ar la palabra, la g ente andina la siente entérminos de su iden-
tidad (“dentrode nu estra cu ltu ra”) y tambiénentérminos de la h u manidad (“es pa-
ra todos”).

3. Palabra de pueblos originarios


La interacció nsig nifica reciprocidad y descu brimientode realidades nu ev as.
La bu ena lectu ra bíblica interpela y transforma toda la v iv encia de la població nan-
dina, indíg ena-mestiza. Y, desde ella, se escu ch a y entiende la palabra. Al respecto
v ale despejar u nmalentendido. Loindíg ena noes u na preparació npara el ev ang e-
lio, ni v ale definirlocomou na especie de Antig u oTestamento. PabloRiach ard lodi-
ce tajantemente: “noestoy de acu erdocu andose dice qu e la tradició nindíg ena es
comoel Antig u oTestamentopara la comprensió ndel Nu ev oTestamento... La tradi-
ció ncu ltu ral y relig iosa indíg ena debe ser la matriz de lectu ra y comprensió ndel
Antig u oy Nu ev oTestamento”3 . Así ocu rre - seg ú nmi particu lar ex periencia y los
testimonios de otras personas eneste mu ndoandino- enla medida enqu e las comu -
nidades tienenu neficaz acompañ amientoev ang elizador. Ellas descu brenla sig nifi-
cació n, para ellas, del Dios del pu ebloju díoy de la rev elació nenJesu cristo, a tra-
v és de su ig lesia. Noes alg osu perpu esto, ni paralelo. Su Dios, conocidodesde h a-
ce milenios, es reconocidoenel Dios qu e les mu estra la lectu ra y celebració nde pa-
sajes bíblicos; y , su identidad comoandinos es fortalecida (y nopu esta entre parén-
tesis y menos aú ndescalificada) por la palabra cristiana.
Pu es bien, para la població nandina ¿qu é es la Bu ena Nu ev a, “poder de Dios
para salv ar a todoel qu e cree”? (Rm. l,l6 ). Tenemos presente la doctrina pau lina
(salv ació npara ju díos y g entiles, es decir, incu ltu rada y u niv ersal) y la misió nde la
ig lesia a lolarg ode los sig los (encada pu eblo, u na v iv encia au ténticamente cató li-
ca, sindiscriminaciones). Ex istenincontables testimonios andinos, de acog er dich o
poder de salv ació n; solamente retomodos testimonios ejemplares. Unoes contem-
poraneo, el otroprov iene de los comienzos de la cristianizació nenlos Andes; y a sa-
bemos qu e estos y otros h itos mu estranla constante interacció nentre la presencia
amorosa de Dios y esta població ncrey ente.

3 PabloRich ard, “Teolog ía india y biblia cristiana”, enTeolog ia india mayense, Méx ico: CENAMI, l9 9 3 , p.4 0 l.
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Hace diez añ os, enCarabu co(Boliv ia), cató licos ay maras h ang estadou na
confesió nde fe andina. Mu estransu fiel apropiació nde la Bu ena Nu ev a de salv a-
ció n, para ellos y encada pu eblo. Consig nopartes de esta confesió n: “Creoqu e Dios
h a creadola tierra, los cerros, el lag o... Creoenla u nidad de nu estras comu nidades...
enla lu ch a contra el h ambre... enla sanidad de los enfermos... Creoenel ofreci-
mientode Jesu cristopor todos, y enla misa para los produ ctos... CreoenMaría qu e
es madre de todos, así comoloes la Pach amama... Creoqu e Dios se manifiesta de
distintas maneras, encada pu eblo... enqu e toda oració nes escu ch ada por Dios, por-
qu e enel v iene la v ida eterna, para todos los pu eblos...Creoqu e el Espíritu Santoh a
v enidopara liberar a la h u manidad del demonio.”4 Es ev idente la calidad de esta res-
pu esta a la rev elació naqu í y ah ora; ella prov iene ciertamente de u na só lida y mile-
naria fe indíg ena, perotambiénde u nrenov ador y eficaz acompañ amientoev ang e-
lizador. El tex totransmite comola palabra lleg a a ser relev ante para pu eblos orig i-
narios de los Andes.
Otrotestimoniode la recepció ny reconstru cció nandina de la Bu ena Nu ev a
es dado, du rante sig los, enel cu ltoa la Mamita de Copacabana, enlas riberas del la-
g oaltiplánico. Pu ede considerarse el comportamientode la g ente indíg ena y mesti-
za eneste santu ariomariano, qu e demu estra su respu esta incu ltu rada y plu rirrelig io-
sa a la presencia del Dios encarnado. Eneste ensay oprefieroconsiderar la h istoria
orig inal, qu e nos lleg a g racias a u ncronista ag u stinonacidoenAy acu ch oenl6 l8 ;
AlonsoRamos Gav iláncopió u na manifestació ndel au tor de la imag ende esta v ir-
g en. Pong amos atenció na este impactante testimoniode h ace u nos cu atrocientos
añ os.
Dice FranciscoTitoYu panqu i: “despu és de aprender alg ocomoh acer talla-
dos... andu v imos mirandolas Ig lesias... y ole rog aba a Dios y a la Virg en, y nos en-
comendábamos para qu e esta estatu a saliera bien... (y cu enta qu e el obisponole
au toriza h acer imág enes)... y y osalí diciendoJesú s y Santa María, qu e me proteja
Dios... y me dijeronqu e los natu rales (indios) nosoncapaces de h acer imág enes...
y lu eg ome caí mediodesmay adoy estaba asu stado... lu eg ofu i a la Ig lesia para su -
plicar misericordia a Nu estroSeñ or, pidiendoenmi oració npermisopara h acer es-
ta bu ena obra... (y lu eg ode mu ch as dificu ltades, la imag ende María es aceptada
por el pu eblode Copacabana) y pu simos la Virg enal pie del cerro, y la llev amos
enprocesió n... y el padre le dijosu misa.”5 Vemos qu e la confrontació nconla ins-
titu ció ncató lica es resu elta por el indíg ena TitoYu panqu i, acu diendodirectamente
a Dios. Cabe recalcar qu e esta representació nde María tiene rasg os mestizos. La
relació ndel artista andinoconsu Dios le au toriza para ex presar la fe, node modo
colonizador sinode modoandino. Tambiénes notable como, a pesar del caracter
androcéntricode la cristianizació n, la població nandina afirma el rostromaternode
Dios. Eneste casode Copacabana nose ex plicita la relació nconel tex tobíblico,
y a qu e la catequ esis colonial priv ileg ia la relació nconlas imág enes. Peroaqu í co-
moentantas otras ocasiones, a la població nandina, el mesaje de Dios le lleg a a tra-
v és de íconos.

4 CredoAymara, elaboradoenCarabu co, Boliv ia, pu blicadoenFe y Pu ebloIV/l8 (l9 8 7 ), pág . 2 7 (el tex tollev a
esta anotació n: “reflex ió nenCarabu co... só lotiene sig nificació npara qu ienes participaronallí”; es decir, nov ale
traspasarloartificialmente a otra realidad).
5 A. Ramos G., Historia de Nu estra Señ ora de Copacabana, La Paz, l9 7 6 (primera pu blicació nenLima, l6 2 l),
pág s. l2 4 -l2 6 .
66 DIEGO IRARRÁZABAL, Interpretació nandina conla palabra de Dios

A modode conclu sió n, constatamos qu e la nu ev a lectu ra de la Biblia prov ie-


ne de su jetos qu e interactú anconDios. Se trata de comu nidades consu identidad
crey ente, g énero, rasg os étnicos, h istoria; de comu nidades atentas al contex toy a su
responsabilidad de renov ar cielos y tierra. A pesar de factores u nilaterales, la pobla-
ció nandina log ra h acer lectu ras plu ridimensionales de la presencia de Dios. A finde
cu entas, la palabra está dirig ida a ella comoa todos los pu eblos del u niv erso. He in-
sistidoenqu e noes mera comu nicació nv erbal, noes só lou na lectu ra conojos y oí-
dos; y a qu e la comu nidad andina escu ch a, v e, y actú a porqu e ama a su Dios. Desde
u na ex periencia de Dios conocidoy amado, se llev a a cabola lectu ra de la palabra;
y allí nonos qu edamos; porqu e esta lectu ra nos remite de nu ev oal Dios amado. Así
ocu rre cu andoh ay interacció n.

Dieg oIrarrá zaval


Apartado2 9 5
Pu no
Peru

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